ISSN 1989-4716
REFLEPSIONES Revista de Psicología
Nº 24 Noviembre 2010
DIRECTORA Dª. Amelia Catalán Borja Psicóloga
REDACTOR JEFE
Sumario
Página
PUBLICADO EN EL BLOG REFLEPSIONES
D. Luis Aparicio Sanz Psicólogo
Síndrome de Diógenes COMITÉ DE REDACCIÓN Dª. Amparo Puig Ricart Psicóloga Dª. Beatriz Sarrión Soro Psicóloga D. Juan José Calvo Cases Médico
INFORMACIÓN Esta revista pretende recoger noticias, comentarios, artículos, etc., relacionados con la psicología, intentando informar tanto a profesionales, como a pacientes y público en general. La mayoría del contenido corresponde a entradas publicadas en el blog Reflepsiones. Para cualquier tema relacionado con esta publicación puede dirigirse al siguiente correo electrónico: reflepsiones@gmail.com
Luis Aparicio Sanz
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Dislexia evolutiva Amelia Catalán Borja
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El duelo Amparo Puig Ricart
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Cómo dar una orden Beatriz Sarrión Soro
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Breve definición de los trastornos disociativos Amparo Puig Ricart
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AVISO La información contenida en esta revista no reemplaza a la relación con su médico o profesional sanitario.
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Duelo infantil Alfredo Soler Jiménez
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OPINIONES
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Inteligencia emocional Manu Amozarrain
ISSN 1989-4716
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SOBRE LOS AUTORES
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PUBLICADO EN EL BLOG REFLEPSIONES
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Síndrome de Diógenes Luis Aparicio Sanz
Este síndrome debe su nombre al filósofo griego Diógenes de Sínope (412-323 a.C.), fundador de la escuela filosófica cínica, que era representado siempre viviendo dentro de un tonel, lo que expresaba gráficamente su ideología que despreciaba todos los bienes materiales, pretendiendo ajustar la existencia al mínimo vital (Saiz, Lozano, Burguillo y Botillo, 2003). Definición Aunque el síndrome de Diógenes “no está reconocido en los manuales diagnósticos internacionales como entidad diagnóstica y además puede aparecer en distintas enfermedades psiquiátricas y neurológicas” (Lera, Hernández y Leal, 2008; Carrato y Martínez, 2010), según Pantoja (2006), “es un trastorno específico que se presenta en algunas personas solitarias, de edad avanzada y que afecta a sujetos de todos los estratos sociales”, que se caracteriza por:
Una conducta de aislamiento voluntario, con ruptura de las relaciones sociales y una inobservancia de las normas convencionales.
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Una conducta de autonegligencia con abandono de la higiene (tanto personal como ambiental), como de la alimentación y la salud (la mayor parte presentan estados nutricionales deficientes y/o enfermedades somáticas relevantes).
Con tendencia a acumular compulsivamente grandes cantidades de basura en sus domicilios y vivir voluntariamente en condiciones de pobreza extrema a pesar de poseer medios económicos para llevar mejores condiciones de vida.
Que se presenta en personas de edad senil que en su mayoría (73,3%) no presentan trastornos psiquiátricos mayores o diferentes del propio síndrome. Si bien en todos los casos se observa la presencia de ciertos rasgos y/o conjunto de rasgos de carácter o personalidad específicos o frecuentes (sujetos dominantes, independientes, poco sociables, obstinados, inestables, solitarios), rasgos que algunos autores consideran como premórbidos o predisponentes de la enfermedad.
Que rechazan todo tipo de ayudas (tanto sociales como familiares) o se resisten a ser sacados de sus domicilios.
Y que muestran rechazo activo a cambiar de vida o de conducta, con tendencia a volver a su forma de vida cuando son dados de alta de una institución sanitaria y/o social o se descuida su vigilancia.
Etiología A pesar de que no está claramente definida (Saiz, Lozano, Burguillo y Botillo, 2003), Stumpf y Rocha (2010) señalan que las principales hipótesis etiológicas del síndrome de Diógenes son las siguientes:
Representaría la “fase final” de un trastorno de la personalidad.
Sería una manifestación de demencia del lóbulo frontal.
Sería la fase final del subtipo hoarding (acaparamiento) del TOC (trastorno obsesivo-compulsivo).
Sería una fase final común a diferentes trastornos psiquiátricos, especialmente aquellos asociados al coleccionismo.
El síndrome sería precipitado por estresores biológicos, psicológicos y sociales, asociados con la edad, en individuos con rasgos de personalidad predisponentes.
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Formas clínicas Las tres formas clínicas más representativas de este síndrome son (Gómez-Feria, 2008):
El tipo primario asociado a un trastorno de la personalidad.
El tipo secundario asociado a una demencia.
El tipo secundario asociado a otros trastornos mentales (por ejemplo, esquizofrenia, trastorno obsesivo-compulsivo, dependencia al alcohol).
Epidemiología Las personas con síndrome de Diógenes ingresadas en hospitales oscilan entre el 0,44 y el 0,5 por mil habitantes/año (Pantoja, 2006). Lo que significa, en España, el 1,7 por mil de los ingresos hospitalarios de mayores de 65 años (Lera, Hernández y Leal, 2008; Pantoja, 2006). Tratamiento El tratamiento abarca distintas áreas (Saiz, Lozano, Burguillo y Botillo, 2003):
Ingreso en un hospital general donde se suministran cuidados médicos básicos de alimentación e higiene y se recupera el estado físico saludable.
Descartar patología psiquiátrica y, si existe, tratarla adecuadamente.
Es necesario en muchos casos el apoyo por parte de servicios sociales, y la institucionalización de algunos pacientes.
Referencias bibliográficas: Carrato, E. y Martínez, R. (2010). Síndrome de Diógenes: a propósito de un caso. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 30(107), 489-495. Obtenido el 4 de noviembre de 2010, de http://www.documentacion.aen.es/pdf/revista-aen/2010/Revista-107/107.489sindrome_diogenes.pdf Gómez-Feria, I. (2008). Formas clínicas del síndrome de Diógenes. A propósito de tres casos. Psiquiatría Biológica, 15(3), 97-99. Obtenido el 4 de noviembre de 2010, de REFLEPSIONES
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http://www.doyma.es/revistas/ctl_servlet?_f=7016&articuloid=13120442&revista id=46 Lera, G., Hernández, M. y Leal, C. (2008). Síndrome de Diógenes: a propósito de un caso. Psiquiatría Biológica, 15(4), 140-143. Obtenido el 4 de noviembre de 2010, de http://www.doyma.es/revistas/ctl_servlet?_f=7016&articuloid=13125763&revista id=46 Pantoja, J.A. (2006). Intervención del trabajador social en personas afectadas por el Síndrome de Diógenes. Acciones e Investigaciones Sociales, (Extraordinario 1), 435-436. Obtenido el 4 de noviembre de 2010, de http://dialnet.unirioja.es/servlet/dcfichero_articulo?codigo=2002423&orden=867 15 Saiz, D., Lozano, M.C., Burguillo, F. y Botillo, C. (2003). El síndrome de Diógenes: a propósito de dos casos. Psiquiatria.com, 7(5). Obtenido el 4 de noviembre de 2010, de http://www.bibliopsiquis.com/bibliopsiquis/bitstream/10401/863/1/PSIQUIATRIA COM_2003_7_5_10.pdf Stumpf, B.P. y Rocha, F.L. (2010). Síndrome de Diógenes. Jornal Brasileiro de Psiquiatria, 59(2), 156-159. Obtenido el 4 de noviembre de 2010, de http://www.scielo.br/pdf/jbpsiq/v59n2/a12v59n2.pdf Fotografía: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Gerome_-_Diogenes.jpg
Citar como: Aparicio, L. (2010). Síndrome de Diógenes. Reflepsiones [Revista electrónica], (24), 4-7. Disponible en: http://stores.lulu.com/reflepsiones [Consulta: FECHA DE CONSULTA].
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Dislexia evolutiva Amelia Catalán Borja En la dislexia evolutiva se agrupa a aquellos niños que “sin ninguna razón aparente” presentan dificultades especiales en el aprendizaje de la lectura, es decir, contando con una inteligencia normal, ambiente socioeconómico favorable al aprendizaje, buena escolaridad, etc. Y que obtienen en los test de lectura puntuaciones correspondientes a las de los niños que cronológicamente son dos o más años menores que ellos. Por otra parte, su retraso suele ser específico para el área del lenguaje. En actividades como razonamiento, cálculo numérico, etc., que no exigen uso del lenguaje, su ejecución puede ser incluso superior a la media. Esta es otra característica que los diferencia de los niños con problemas de lectura no disléxicos, ya que estos suelen ir retrasados en todas las materias. Existen datos obtenidos a nivel neuroanatómico que parecen confirmar la hipótesis de que existen diferencias en las asimetrías hemisféricas respecto a los sujetos normales. Por otra parte se han descubierto importantes anormalidades en la formación de la corteza cerebral de estos sujetos. Si esto es así, si las dislexias evolutivas también serían consecuencia de disfunción cerebral, no es descabellado postular que también aquí se encontrarán los mismos subtipos que en las dislexias adquiridas. En tal caso los tipos de dislexia del desarrollo serían exactamente los mismos que los producidos por lesión cerebral. La cuestión parece clara: Puesto que habrá niños que tengan mayores dificultades con la ruta fonológica, su ejecución será similar a la de los disléxicos adquiridos fonológicos. Aquellos niños que tengan, en cambio, dificultades con la ruta léxica tendrán una ejecución similar con la de los disléxicos superficiales. Contrariamente, otros autores no creen que se pueda trazar un paralelismo entre ambos tipos de trastornos y afirman que pueden ser muy diferentes ya que una es una lesión de un componente de un sistema ya formado y en la de desarrollo el déficit en el funcionamiento viene dado por no haberse terminado de completar el sistema, y la
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diferencia viene dada porque en las adquiridas es de tipo del todo o nada, y en la evolutiva el desarrollo de los procesos se produce de forma interactiva y además depende de factores externos tales como los métodos de enseñanza. Tipos de dislexias evolutivas Independientemente de si existen o no los mismos subtipos que las adquiridas, lo que sí está claro es que los disléxicos evolutivos tampoco forman un grupo homogéneo. Puesto que los componentes que intervienen en la lectura son muchos las razones del fracaso de estos sujetos también pueden ser diferentes. Si no consiguen leer es porque alguno de los componentes no funciona correctamente, bien porque todavía no se ha desarrollado o porque se ha desarrollado de manera anormal. Tipos de déficits que se han encontrado en cada uno de los procesos que componen el sistema de lectura: Déficit en los procesos perceptivos: Al igual que ocurría con los disléxicos adquiridos, se han encontrado ciertas anomalías en el control oculomotor de los niños disléxicos (movimientos saccádicos más cortos, fijaciones más largas, mayor número de regresiones). Aunque sigue sin estar claro si esas anomalías son la causa o el resultado de las dificultades lectoras. Tampoco el déficit radica en el almacenamiento de la memoria icónica, ya que los disléxicos consiguen retener en este almacén tanto tiempo como los normales. El déficit en el proceso de análisis visual se ha mantenido bastante tiempo como el responsable de las alteraciones de los disléxicos evolutivos debido a que estos niños tienden a confundir las letras que poseen rasgos muy similares, hasta tal punto que con bastante frecuencia se ha tomado esta característica como principal síntoma definitorio de la dislexia, casi todo el material de recuperación de la dislexia nos muestra que la mayoría de los ejercicios que se utilizan son de tipo perceptivo. Son muchos los trabajos experimentales que han puesto de manifiesto que el problema de los niños disléxicos es lingüístico más que perceptivo. Se comprobó, que los sujetos que leían las palabras haciendo inversiones en sus letras, las deletreaban en orden correcto, lo que indica que el fallo no es perceptivo sino más central, posiblemente conocen las palabras por sus rasgos visuales globales (etapa logográfica), y cuando se encuentran con alguna palabra que puede tener una forma más o menos parecida con otra de la que poseen representación léxica la identifican enseguida con ella. De ahí que este problema sea mucho más abundante en los niños que están aprendiendo a leer por el método global.
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Déficit en el reconocimiento de palabras: Como en la dislexia adquirida, también en la evolutiva se ha comprobado que es en el procesamiento léxico en el que se encuentran las mayores diferencias entre los niños disléxicos y los sujetos normales. En unos casos las dificultades se pueden producir por incapacidad de hacer uso de la ruta fonológica; en otros casos de la ruta visual, y en otros por las dificultades en ambas rutas y ciertamente en función de cuál es la ruta que no está funcionando de manera adecuada el trastorno tendrá cierta similitud con los subtipos de las dislexias adquiridas.
Dislexia fonológica si lee con dificultad las pseudopalabras (y además las confunden con palabras similares visualmente ejemplo: “cime” donde pone “cine”) y no tienen dificultad para leer las palabras familiares.
Errores derivativos y cambios en las palabras funcionales.
Hay otros casos que concuerdan con las dislexias superficiales ya que no tenían dificultades para leer pseudopalabras y fallan con las palabras irregulares, las cuales regularizaban como si se ajustasen a las reglas grafema-fonema.
Dislexia semántica: niños que leían la mayoría de palabras irregulares y sin embargo no son capaces de señalar el dibujo que correspondía a cada palabra.
En la dislexia profunda no se han encontrado demasiados casos de tipo evolutivo. Déficit en el procesamiento sintáctico: Varios estudios han demostrado que, al menos, algunos niños disléxicos poseen menor capacidad para retener información en la memoria a corto plazo o memoria operativa que los lectores normales. Este déficit implica que los sujetos tendrán dificultades para relacionar entre sí las palabras y formar la correspondiente estructura sintáctica, ya que al rebasar la memoria operativa se pueden olvidar algunas palabras sin haber terminado aún su procesamiento. Pero aún teniendo una memoria operativa normal, estos niños pueden tener mayores dificultades, al realizar el procesamiento sintáctico (y también el semántico), debido a que están más tiempo detenidos en el reconocimiento de las palabras, y ello implica que durante más tiempo tienen su memoria ocupada y por tanto entorpeciendo otros
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problemas de comprensión que también hacen uso de este almacén de limitada duración. Algunos niños también tienen problemas en la capacidad de usar adecuadamente las claves sintácticas o en la habilidad para “segmentar los constituyentes” en los lugares correspondientes y su principal problema radica en la incapacidad de organizar coherentemente las palabras, a pesar de tener una inteligencia normal y unos procesos de reconocimiento de palabras en perfecto estado. Déficit en el procesamiento semántico: Las dificultades en este proceso pueden tener dos causas fundamentalmente: a) Porque el sujeto no es capaz de organizar los conceptos del texto en una estructura coherente, y se ha comprobado que algunos lectores retrasados tienen dificultades en construir la estructura semántica de un texto porque son incapaces de distinguir las partes importantes del texto de las partes secundarias. b) Porque son incapaces de integrar esa estructura en sus conocimientos. Otros sujetos carecen de unos conocimientos que les ayuden a construir la estructura y les permitan integrar esa estructura en su memoria. La comprensión de un texto por sencillo que sea, requiere un conocimiento complejo del mundo y un amplio rango de experiencias, y muchas veces los lectores son incapaces de comprender un párrafo o texto porque no poseen los conocimientos necesarios para su comprensión. En repetidas ocasiones se ha comprobado que los lectores retrasados poseen menos conocimientos generales que los lectores normales, aunque lo cierto es que no se sabe si esto es la causa o la consecuencia de la dificultad lectora. Probablemente en algunos casos sea causa y consecuencia, ya que el niño, obviamente, no puede comprender los textos que se le presentan porque no posee los conocimientos adecuados, y eso le aleja de la lectura y con ello de la mejor fuente de adquisición de conocimientos. Fotografía: http://www.flickr.com/photos/aidanmorgan/3537327425/
Citar como: Catalán, A. (2010). Dislexia evolutiva. Reflepsiones [Revista electrónica], (24), 8-11. Disponible en: http://stores.lulu.com/reflepsiones [Consulta: FECHA DE CONSULTA].
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El duelo Amparo Puig Ricart
El duelo es la adaptación que se da en el tiempo, que incluye el restablecimiento del equilibrio personal y familiar truncado con la muerte de una persona querida. Se caracteriza por el sufrimiento que provoca la muerte del ser querido y por pensamientos, emociones y comportamientos que aparecen como consecuencia de la pérdida. El duelo es un proceso adaptativo que permite a la persona prepararse para continuar su vida sin la presencia física de la persona querida y pretende armonizar el vínculo que se tenía con aquélla con la vida que transcurre en el presente. En la mayoría de los casos no son necesarios fármacos para sobrellevar el dolor pero, si el sufrimiento es tan excesivo que nos impide continuar con nuestra rutina o se alarga demasiado en el tiempo, es recomendable dejarse guiar y aconsejar por profesionales. Es muy complicado establecer a partir de qué duración el duelo puede considerarse como patológico pero se estima que a partir de los dos años que son los más complicados sería esperable que apareciera una reducción progresiva del dolor emocional. Aunque cada persona es única y el tiempo de adaptación será variable.
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Las manifestaciones del proceso de duelo suelen ser muy variables: atesorar objetos del fallecido, soñar con el ser querido, llamarle en voz alta, sensación de presencia del fallecido, culpa, confusión, incredulidad… Entre los comportamientos que se suelen producir en los primeros momentos encontramos la negación de la situación (la persona permanece tranquila e insensible o por el contrario se muestra excitada y exaltada), el culpabilizar a la persona fallecida (“¿por qué me has hecho esto?”), en otros casos se puede sentir un cierto desahogo (por ejemplo, en el caso de que la persona hubiera estado enferma y sufriendo) o alivio por el ser querido (“al menos ha dejado de sufrir”). Además de todo esto la persona se repliega en su preocupación y ya nada le resulta gratificante por lo que cualquier acción le supone un gran esfuerzo y por tanto es arrinconada, de momento. Se pueden dar alteraciones del sueño y, como se ha comentado antes, soñar con la persona fallecida e incluso tener la sensación de que se ve a la persona o que se escucha su voz. Una situación muy frecuente, en el caso de que la persona haya muerto a causa de una enfermedad, es el miedo a contraer esa misma enfermedad e incluso llegar a percibir algunos síntomas similares a los que tenía el fallecido. Pueden aparecer sentimientos de culpabilidad por no haber hecho todo lo posible, dudas por la adecuación o no de los tratamientos médicos que recibió el fallecido, sentimientos desagradables por haberse mostrado poco amable con él, por los deseos de que la persona efectivamente falleciera (el cuidado prolongado de una persona enferma provoca un gran agotamiento) y la culpabilidad por seguir vivo. Un caso especial en el que suelen hacer acto de presencia los sentimientos de culpabilidad es el que ocurre en las personas que han enviudado y que comienzan una nueva relación. En algunas ocasiones este acontecimiento se suele vivir con una sensación de traición o deslealtad para con la persona fallecida. Y además de esto, en el caso de que hayan hijos, estos pueden ver a la nueva persona como la usurpadora del puesto que le correspondía al progenitor fallecido. De manera general, podemos decir que el duelo a lo largo del tiempo evoluciona en diferentes etapas que de manera general podemos describir de la siguiente manera: al inicio, los recuerdos y la imagen del fallecido invaden por completo la mente de la persona que vive de manera dolorosa y predominan los recuerdos negativos y de sufrimiento pero, con el paso del tiempo, estas reminiscencias se van alternando con recuerdos agradables y con el reajuste de las actividades cotidianas. Aunque, REFLEPSIONES
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debemos ser conscientes que habrá periodos de agudización del dolor en fechas especiales como las navidades o los cumpleaños en las que se hace más patente la ausencia. Enclaustrada en un principio en su casa, la persona va recuperando paulatinamente las ganas de vivir, de relacionarse, de motivarse por realizar actividades, de salir, etc. Cuando al final de la vida, la mayoría de los hombres miren hacia atrás, descubrirán que han vivido ad interim. Se sorprenderán al ver que aquello que han dejado escurrirse sin apreciarlo, ni disfrutarlo, fue precisamente su vida. Schopenhauer Fotografía: http://www.flickr.com/photos/22746515@N02/4101974109/
Citar como: Puig, A. (2010). El duelo. Reflepsiones [Revista electrónica], (24), 12-14. Disponible en: http://stores.lulu.com/reflepsiones [Consulta: FECHA DE CONSULTA].
Blog: http://medicablogs.diariomedico.com/reflepsiones/ Revista: http://stores.lulu.com/reflepsiones
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Cómo dar una orden Beatriz Sarrión Soro La dinámica habitual cuando un niño se niega a obedecer es la siguiente: Los padres avisan al niño de que debe cumplir la orden. El niño sigue sin obedecer, por lo que, el padre le riñe todavía más. De esta forma, el niño desafía la autoridad repetidas veces antes de llegar a obedecer. Esa espiral continúa, hasta que el niño se enfada más y los padres se vuelven más punitivos. Al final de este ciclo, los padres suelen están enfadados por la conducta negativista y desafiante y el niño está resentido por los frecuentes castigos. A la hora de realizar una petición a nuestros hijos, debemos tener en cuenta que las instrucciones deben ser concretas y estar expresadas en forma de afirmación más que como petición o favor. Un ejemplo de una petición adecuada sería “recoge tu cuarto” en vez de “¿quieres recoger el cuarto?”. Existen distintos estilos a la hora de establecer una orden. El uso de cada uno de estos estilos va a provocar, resultados diferentes. Vamos a enumerar las cuatro formas básicas de dar una orden:
ÓRDENES ALFA: Son instrucciones específicas, concisas, directas, enunciadas con tono firme y decidido, que describen con claridad conductas viables en el niño. Esta sería la forma de dar órdenes más adecuada y que produce mejores resultados.
ÓRDENES BETA: Son vagas, contradictorias, inconsistentes, etc. Por ejemplo, “pórtate bien”, que no aclara cuál es la conducta deseada.
ÓRDENES DÉBILES: Propias del estilo sobreprotector que facilitan las negativas. Ejemplo, ¿me ayudarías a poner la mesa?
ÓRDENES AGRESIVAS: Que provocan rebeldía. Ejemplo, ¡No se te ocurra salir hasta que no esté ordenada tu habitación!
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En resumen, para formular una petición de forma adecuada, es importante dar las órdenes de forma clara y concisa y con un tono de voz firme y decidido. Para conseguir resultados, es importante describir bien las conductas que queremos conseguir. Por ejemplo, en vez de “compórtate”, usar “aquí debes estar en silencio y no te separes de mi lado”. Por otro lado, es importante no acostumbrarse a levantar la voz para pedir las cosas. El hecho de aumentar el tono de voz, provoca rechazo y hace que los niños se acostumbren a ignorar las peticiones que realizamos en un tono de voz normal. Normalmente, los padres se cansan de estar todo el día repitiendo lo mismo y los niños están resentidos por los continuos gritos y castigos. En lugar de eso, podemos establecer consecuencias para cuando nuestros hijos no obedezcan a nuestras peticiones.
Citar como: Sarrión, B. (2010). Cómo dar una orden. Reflepsiones [Revista electrónica], (24), 15-17. Disponible en: http://stores.lulu.com/reflepsiones [Consulta: FECHA DE CONSULTA].
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Breve definición de los trastornos disociativos Amparo Puig Ricart La disociación consta de la fragmentación psicológica y el distanciamiento experiencial. Con fragmentación nos referimos a errores en el sentido de la identidad personal que en casos normales tendría que ser aprehensible al individuo e integrarse en su “yo”. Existen ocasiones en que esta información no es accesible conscientemente pero afecta al comportamiento. Esto sucede, por ejemplo, cuando hemos tenido una experiencia muy desagradable con una persona pero no lo recordamos y sin embargo, sentimos un rechazo “inexplicable” a acercarnos a ella (amnesia disociativa). Por otro lado, con distanciamiento experiencial nos referimos a experimentar partes del “yo” como la sensación, la emoción o la conducta de una forma distanciada. En cuanto al origen de estos fenómenos, distinguimos aquellos que se originan en procesos neurológicos y aquellos que se originan ante acontecimientos que generan altos niveles de estrés. Trastorno de despersonalización: En el proceso de despersonalización la persona no siente como suyos los movimientos, emociones, sensaciones, piensa que no es del todo real o que se encuentra fuera de su propio cuerpo, además suele conllevar sensaciones de irrealidad respecto al entorno (las cosas no parecen reales). Por último, normalmente, está presente un suceso que precipita todo esto (consumo de drogas, acontecimientos muy traumáticos como abusos en la infancia, etc.). Amnesia disociativa: Se trata de la incapacidad para recordar información personal relevante. Afecta básicamente a la memoria episódica (recuerdos personales). La amnesia puede ser global, cuando se olvida gran parte de información personal; localizada, cuando se limita a un período concreto de tiempo y selectiva, cuando sólo se recuerdan ciertos detalles de una situación y no se recuerdan otros. Se da como
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respuesta a acontecimientos altamente estresantes y/o traumáticos. Por otro lado, la amnesia puede ser retrógrada a anterógrada. En el primero de los casos, no se recuerdan contenidos que estaban almacenados en la memoria previamente al episodio amnésico y en el segundo de los casos no se recuerdan acontecimientos sucedidos después de la amnesia (en este último caso la etiología amnésica suele ser neurológica y no se trata de un trastorno disociativo). Se puede dar una recuperación de lo olvidado aunque esta recuperación puede ser de sucesos verdaderos o falsos. Además existen evidencias de que es posible implantar recuerdos falsos. Esto nos da una idea de la ductilidad de los procesos de la memoria. Fuga disociativa: Es típico de este trastorno que la persona deje su lugar de trabajo, su ciudad o su casa y marche a otro lugar. Durante este período se da una confusión de la identidad, es decir, la persona no sabe realmente quién es. Hace unos años se creía que la persona adquiría una nueva personalidad pero ahora se sabe que lo más común es la confusión de la identidad. Se trata de una versión de la amnesia generalizada. Trastorno disociativo de identidad o personalidad múltiple: Se define como la presencia de una o más identidades en una misma persona con maneras de pensar, actuar y sentir diferenciadas. Este trastorno incluye como condición la amnesia, de manera que una personalidad no recuerda lo que hizo la otra. En el origen de este problema se suelen encontrar acontecimientos traumáticos en la infancia y fallos en el establecimiento de apego seguro con los padres (los niños con estilos de apego seguro, son capaces de ver a sus cuidadores como una base de seguridad cuando están angustiados). Fotografía: http://www.flickr.com/photos/outofluck/4455971212/
Citar como: Puig, A. (2010). Breve definición de los trastornos disociativos. Reflepsiones [Revista electrónica], (24), 18-19. Disponible en: http://stores.lulu.com/reflepsiones [Consulta: FECHA DE CONSULTA].
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Duelo infantil Alfredo Soler Jiménez
La muerte de una persona cercana y querida, es un acontecimiento doloroso difícil de aceptar. El duelo ante la pérdida es una necesidad psicológica. Trabajar con la pena, enfrentarse a los sentimientos de coraje y desesperanza, y adaptarse a la pérdida emocional e intelectualmente, ayuda a la persona a retomar el control de su vida y sobreponerse. En el caso de los niños, el proceso de duelo requiere una especial atención. Muchas veces por intentar protegerlos del hecho doloroso se les aparta de la situación. Sin embargo el niño requiere que el hecho de la muerte le sea explicado abierta y claramente, siempre con un lenguaje adecuado y comprensible. Explicarle al niño lo sucedido lo antes posible es lo más recomendable, pues el niño percibe que los adultos están tristes y necesita saber el porqué de ese dolor. Sea cual sea la causa de la muerte, hay que explicársela al niño y en el caso de que la muerte sea fruto de una enfermedad, tener especial atención en hacerle ver al niño que las personas sólo mueren cuando están “muy, muy, muy enfermas”, ya que el niño podría coger miedo a morir por cualquier enfermedad sin importancia. Esto es fundamental para adquirir una relación de normalidad ante las enfermedades.
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Hay que explicarles claramente que todas las personas mueren, que forma parte del proceso vital. Los niños, quizás por la influencia de series y dibujos animados donde ven como un personaje muere y vuelve a la vida de una forma natural, ven la muerte como un proceso reversible. Por esta razón, pueden pensar que el fallecido va a volver a despertar en cualquier momento y volver a llevar una vida normal. Por eso el lenguaje usado con ellos debe ser directo y claro. Decirles “el papá se ha ido”, “ha desaparecido”, “le hemos perdido” o “se ha marchado de viaje” puede llevar a interpretaciones erróneas por parte del niño. Por eso es mejor no evitar decirles “el papá ha muerto”, explicándoles en qué consiste la muerte. Pueden usarse ejemplos de la vida cotidiana en que la muerte está presente, como la muerte de animales de compañía. Se debe observar el comportamiento de los niños tras la pérdida, ya que todavía no son capaces de verbalizar sus sentimientos. Los niños pueden tener reacciones de rabia y enfado, sentirse confusos y negar lo ocurrido, conductas de regresión o que indiquen inseguridad (como chuparse el dedo, mojar la cama…), realizar conductas de imitación y un miedo exagerado a la muerte del padre o madre superviviente. Es bueno permitir que el niño participe de las ceremonias (religiosas o no) que se produzcan, siempre que se prevea que no se va a producir un desgarro excesivamente dramático o pérdida de control por parte del adulto. El adulto debe intentar manifestar su dolor abiertamente pero de una forma tranquila ante el niño. Esto le ayudará a comprender qué es la muerte y a iniciar mejor el proceso de duelo. Fotografía: http://www.flickr.com/photos/42dreams/400161277/
Citar como: Soler, A. (2010). Duelo infantil. Reflepsiones [Revista electrónica], (24), 20-21. Disponible en: http://stores.lulu.com/reflepsiones [Consulta: FECHA DE CONSULTA].
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OPINIONES
En esta sección se publican, cuando se considera oportuno, algunos de los comentarios que los lectores realizan en el blog Reflepsiones o que se reciben por correo electrónico. Dirección de correo electrónico donde puede enviar su opinión: reflepsiones@gmail.com
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Inteligencia emocional Manu Amozarrain ¿Qué es la Inteligencia Emocional? Desde un punto de vista general, la inteligencia emocional abarca las capacidades de reconocer tus propias emociones, y detectar las de los otros, para desarrollar relaciones a la vez armoniosas y fructíferas contigo mismo y con tu entorno. ¿Por qué se habla hoy en día de Inteligencia Emocional? Los sentimientos en ciertos círculos han sido percibidos durante mucho tiempo como un defecto o una debilidad. ¡Hasta el punto de olvidar que las emociones han sido esenciales para la supervivencia de la especie humana! Por ejemplo, el miedo sirve para protegerse de la agresión, huir del peligro. Al mismo tiempo, la cólera sirve para reaccionar y movilizar la energía en ciertas situaciones, por ejemplo en situaciones de injusticia. Es el control de las emociones lo que ha permitido a los hombres vivir en grupo y mantener relaciones interpersonales esenciales a la hora de sobrevivir. La Inteligencia Emocional no se reduce tan solo a la personalidad Estudios científicos recientes han puesto en evidencia correspondencias estrechas entre Inteligencia Emocional y personalidad. Es importante señalar la diferencia entre estos dos aspectos. La expresión emocional es una aptitud específica que puede desarrollarse por el aprendizaje, mientras que la dimensión extraversión/introversión es la línea de personalidad profundamente anclada en el comportamiento general. Así, la Inteligencia Emocional resulta un aprendizaje permanente (es evolutiva), mientras que la personalidad es más estructurada (por lo tanto más “fija”'), de la misma manera que ciertos rasgos de la inteligencia clásica. REFLEPSIONES
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DESARROLLA TU INTELIGENCIA EMOCIONAL CONCIENCIA EMOCIONAL
a) Identifica los ansiedad...).
Es la capacidad de percibir tus propios sentimientos, de distinguir los unos de los otros y de nombrarlos de una manera precisa.
problemas
para
combatirlos
mejor
(cansancio,
estrés,
b) Identifica tus límites para fijarte objetivos alcanzables. c) Ten conciencia de tus propios ritmos. d) Estate atento a los demás.
AUTO-REGULACIÓN
Es la capacidad de la persona para dominar sus emociones en situaciones estresantes y expresar sus sentimientos de manera apropiada, según el contexto o las personas presentes.
a) Aprende a relajarte, a soltarte de nuevo. El estrés puede ser combatido de manera sencilla. b) Aprende a gestionar el tiempo en el trabajo, y organizarte mejor. c) Aprende a sentirte bien con tu cuerpo: ten una vida sana, come equilibrado y no te olvides de hacer deporte. d) Evacua la ansiedad por la respiración adoptando una postura adecuada. e) Analiza tu cólera para dominarla mejor.
AUTO MOTIVACIÓN
Es tu capacidad para orientar tus propias emociones hacia la búsqueda de tus objetivos.
a) Recuerda los errores del pasado y acepta tus responsabilidades. b) Encuentra aspectos positivos en cada dificultad de la vida. c) Ten actitudes apropiadas para cada situación. d) Entregarte a los demás y a las nuevas experiencias.
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AUTOESTIMA
Es tu capacidad para apreciarte de un modo incondicional, independientemente de tus éxitos o fracasos.
a) Ten conciencia de tus fuerzas y cualidades para aceptarte mejor. b) Aprende a no desconfiar de los demás: muestra su individualidad. c) Hacer elecciones: saber renunciar cuando un proyecto o un objetivo es demasiado ambicioso.
EMPATÍA
Es tu capacidad para posicionarte realmente en el lugar del otro para comprender su estado tanto personal como emocional.
a) Escucha a los demás (evita centrarte en ti mismo). b) Estate activo a nivel de comunicación, ayudar a los demás a exprimirse, aconsejarles e incluso criticarles, pero siempre con tacto y de manera constructiva. c) No caigas en un exceso de fusión emocional con el otro.
EXPRESIÓN EMOCIONAL
Es tu capacidad para expresar tus sentimientos de manera adecuada en el marco de tus relaciones con los demás.
a) Lleva una vida social alegre para favorecer tu expresión emocional. b) La comunicación pasa tanto por las palabras como por las expresiones y por los gestos que nos acompañan. c) Vive los sentimientos que expresas.
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ASERTIVIDAD
Es tu capacidad para comunicarte e imponerte sin agresividad inútil. La asertividad permite encontrar fácilmente su sitio en el seno de un grupo y de trasmitir más eficazmente opiniones o sentimientos a los miembros del equipo.
a) Ser uno mismo, tener confianza en sí mismo. b) Ser honrado y franco, respetar al otro en todas las circunstancias. c) Saber criticar a los demás y aceptar las críticas. d) Saber oponerse con tacto (sin ser rebelde).
RESUELVE CONFLICTOS
Es tu capacidad para anticipar las causas de probables de conflicto en el seno de un grupo y de tranquilizar las tensiones latentes.
a) Estate atento a los demás, desarrolla tu observación y fomenta el diálogo para prevenir los conflictos. b) Resuelve un conflicto en tu entorno de influencia.
Fotografía: http://www.flickr.com/photos/jurvetson/35367331/
Citar como: Amozarrain, M. (2010). Inteligencia emocional. Reflepsiones [Revista electrónica], (24), 23-26. Disponible en: http://stores.lulu.com/reflepsiones [Consulta: FECHA DE CONSULTA].
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SOBRE LOS AUTORES
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Sobre los autores Alfredo Soler Jiménez
Licenciado en Psicología. Máster en Psicología Clínica. Diploma de postgrado en Gerontología Social.
Amelia Catalán Borja
Licenciada en Psicología. Máster en Psicología Clínica y Jurídica. Máster en Psicología Clínica y de la Salud. Especialista Universitario en Hipnosis Clínica. Experta en Técnicas Gerontológicas. Postgrado en Intervención Psicopedagógica en Contextos Escolares. Postgrado en Intervención Social con Menores (Reconocido por la Conselleria de Benestar Social de la Generalitat Valenciana). Ponente del personal sanitario del Servei Valencià de Salut en la Comunidad Valenciana. Directora del Centre de Psicologia Clínica i Formativa de Valencia (CPCiF). Tutora externa del módulo “Practicum en Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico” de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia. Colaboradora activa del Centro de Psicología Especializada (C.P.E.). Miembro investigador en la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia.
Amparo Puig Ricart
Licenciada en Psicología. Máster en Psicología Clínica y Jurídica. Máster en Psicología Clínica. Psicóloga del Centre de Psicologia Clínica i Formativa (CPCiF). Profesora del Máster de Psicología Clínica del área infanto-juvenil (CPCiF). Profesora del Máster de Psicología Clínica del área de trastornos de ansiedad (CPCiF).
Beatriz Sarrión Soro
Licenciada en Psicología. Máster en Psicología Clínica. Colaboradora del Centre de Psicologia Clínica i Formativa (CPCiF).
Luis Aparicio Sanz
Licenciado en Psicología, Especialidad Clínica. Máster en Psicología Clínica y Jurídica. Especialista Universitario en Hipnosis Clínica. Experto Universitario en Estadística Aplicada a las Ciencias de la Salud. Profesor del Máster de Psicología Clínica del área de técnicas de relajación e hipnosis (CPCiF). Profesor del Curso de Experto en Hipnosis Aplicada en las Terapias Psicológicas (CPCiF).
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INFORMACIÓN Esta revista pretende recoger noticias, comentarios, artículos, etc., relacionados con la psicología, intentando informar tanto a profesionales, como a pacientes y público en general. La mayoría del contenido de esta revista corresponde a entradas publicadas en el blog Reflepsiones. Parte de una propuesta realizada por el Centre de Psicologia Clínica i Formativa (ValenciaEspaña) a los profesionales que, de una u otra forma, colaboran con dicho centro, para que aporten información y reflexiones sobre los temas psicológicos que consideren oportunos, siendo todos sus autores profesionales del ámbito sanitario o de la psicología. Los artículos y opiniones escritas en esta revista, y sus derechos, pertenecen a los autores que las han publicado. Para cualquier tema relacionado con esta publicación puede dirigirse al responsable escribiendo al siguiente correo electrónico:
Luis Aparicio Sanz (reflepsiones@gmail.com)
AVISO La información contenida en esta revista no reemplaza a la relación con su médico o profesional sanitario.
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