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Tabla 3. Los símbolos usados en comparación con Forman (1972), las ortografías tagala y española, y el AFI

1.3.3.1. Las transcripciones

No existe ortografía oficial para el CT49. Por razones de simplicidad en la presentación en este estudio, los ejemplos gramaticales se presentan siguiendo la ortografía tagala en cuanto a {ng}, {ny} y {ts}, española {ch}, y el modelo presentado en Forman (1972) para textos en el chabacano de Zamboanga en cuanto a las vocales, la acentuación y los marcadores TMA. Los ejemplos presentados en la sección de fonología y pronunciación siguen el modelo AFI. Como veremos en la sección de fonología, el inventario fonémico se corresponde cercanamente con la ortografía del modelo seleccionado. La Tabla 3 presenta las diferencias entre los símbolos usados en diversos sistemas de transcripción.

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Símbolo usado Forman (1972) Ortografía tagala Ortografía española Símbolo AFI

ch ts ch

ng ŋ

ng ng ny ny ny ni / ñ ’

q ts c ts ts

ŋ / ng ɲ / nj ʡ / Tabla 3. Los símbolos usados en comparación con Forman (1972), las ortografías tagala y española, y el AFI.

Las transcripciones intentan reproducir el material original según ha sido observado, pero es evidente que al procesarse la representación del material obtiene un grado de abstracción. Un cambio introducido a propósito es el cambio de nombres propios, que hemos aplicado con el fin de proteger la privacidad de los informantes. Por consiguiente, la mayoría de los nombres propios de personas que ocurren en los ejemplos no corresponden con los nombres originales. Naturalmente, hemos introducido nombres que se usan en la comunidad de hablantes. Otro cambio está relacionado con las variaciones en la pronunciación o en algunas formas gramaticales. No hemos querido impedir la variación ni introducir un nivel de abstracción muy alto, porque es posible que en el material presentado haya aspectos de variación en los que no hemos podido profundizar en este momento. Por ello, las vocales átonas no han sido unificadas en las transcripciones, lo que ejemplifica la variación en la pronunciación. En cuanto a las formas gramaticales, por ejemplo, el verbo asé ‘hacer’ ocurre en varias formas: hasé, asé, sé. Generalmente este tipo de variación no produce dificultades a la hora de análisis, pero no siempre es así. Por ejemplo, en cuanto a asé, ocasionalmente existen dudas si estamos ante un caso de la forma marcada por aspecto perfectivo con a- o simplemente es una forma no marcada por aspecto que no tiene la /h/ inicial.

49 Proporcionaremos más datos sobre la ortografía en el capítulo siguiente.

Aunque el material presenta grados variados de mezcla de códigos y cambios de idioma, hemos decidido presentar todo el material según las reglas de transcripción desarrolladas según la fonología del CT. Sería difícil aplicar divisiones entre préstamos incorporados y adaptados al léxico del CT y préstamos no incorporados, lo que motiva descartar ortografías diferentes para elementos provenientes de diferentes idiomas. Esto, sin duda, es problemático para los elementos que ocurren en inglés en forma no adaptada, ya que no distinguimos entre las diferentes cualidades vocálicas del inglés fuera del sistema de cinco vocales del CT. En general los elementos del inglés se presentan incorporados, pero cuando no es así, no se emplea cursiva para diferenciar el elemento inglés de la transcripción. La pronunciación del inglés filipino se acerca a la pronunciación americana general, y dependiendo de los hablantes, con diferentes grados de acercamiento hacia la pronunciación del tagalo y otras lenguas filipinas (Tayao 2004).

1.3.3.2. Observaciones sobre las ortografías

Hemos recolectado muestras de escritura de tres fuentes diferentes. El primero y el más importante es el libro Bahra que contiene textos en CT e inglés. Otras dos fuentes son los escritos de los informantes que se dividen en dos grupos según la edad: el de los menores de 20 años y el de las personas mayores de 40. La tendencia principal que observamos es que las personas mayores siguen la ortografía española según sus conocimientos de la misma, manteniendo, no obstante, la ortografía de los elementos tagalos según el origen de las palabras. Los jóvenes, por su parte, escriben siguiendo principalmente la ortografía tagala. La motivación para la variación está relacionada con la enseñanza del español en las escuelas y su uso en general: la generación de hoy no tiene acceso a textos escritos con la ortografía española. Reproducimos aquí dos muestras cortas con sus traducciones correspondientes, aunque el estudio profundo de las preferencias ortográficas queda por realizar. El primer texto muestra preferencia por una ortografía española por el uso de las letras {c} y {ñ} en {cañaduci} ’caña de azúcar’; {q} en {quel} ’el/aquel’; {v} en {buscavida} ’trabajo’, y {j} en {jente} ’gente’. No obstante, algunos elementos, como el uso de {ng} en {ingsangga} ‘obtener’ siguen la ortografía tagala, y otros sugieren una tendencia intencional de representar las particularidades de la pronunciación ternateña, como las {ng} finales en {plantaciong} ’plantación’, {Casuyang} ’Casuyan’, {tamieng} ‘también’ etc.

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