Sexo en vacaciones La pandemia de COVID-19 no solo ha traído las consecuentes morbimortalidades, sino además otros efectos que aún no terminamos de descifrar. Lo cierto es que se han incrementado de manera exponencial los trastornos del humor, la angustia, la depresión, la ansiedad, el estrés y el pánico, por nombrar algunas de las consecuencias psicológicas directas de la enfermedad que repercuten en factores sociales y económicos de este fenómeno sin precedentes.
A ello debemos agregar el teletrabajo, que más allá de los beneficios que supuso en algún sentido, numerosos estudios e investigaciones han concluido los efectos deletéreos del mismo sobre las personas y su sexualidad a partir de un aumento de la carga horaria y la convivencia de parejas e hijos en un solo espacio. También se agregó a este escenario la supervisión de la educación a distancia de los ni-
ños, todo al mismo tiempo y en el mismo lugar, produciendo el “síndrome del gabinete”: una merma del deseo sexual sumado al estrés ya descrito. Como consecuencia de esto, la sexualidad se vio afectada. El estrés puede afectar todas las etapas de la respuesta sexual, pero el impacto más importante es sobre el deseo. Los mecanismos fisiopatológicos entre el estrés y la sexualidad ya son bien conocidos,
o al menos intuidos: ninguna persona con depresión o estrés tiene interés en el sexo.
Las vacaciones y la sexualidad Ante este contexto de incertidumbre es recomendable tomarse vacaciones. No necesariamente viajar, pero sí realizar actividades que no impliquen una obligación, que sean disfrutables y no estén sujetas a horarios. La palabra va-
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Por Dra. Magdalena Joubanoba