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MYHABANOSMOMENT
Sofía Ruiz
Charlar sobre habanos es hacer referencia a procesos, tradición y calidad. Un Habano es un tabaco de origen cubano y como materia prima tabaco negro cubano. Para confeccionar una sola pieza se requieren más de 500 procesos manuales, regulados totalmente.
Durante los tres años requeridos para fabricar un Habano debe pasar por diferentes departamentos, entre otros los de escogida y clasificación, fermentación y anillado. Pero en el proceso hay un paso fundamental en la construcción de estas piezas de arte: el Departamento de Torcido.
En este lugar ocurre la magia. A través de las manos de las torcedoras y los torcedores, quienes día con día prodigan su sabiduría y experiencia para elaborar cada una de las vitolas que podemos disfrutar. En las galeras, las torcedoras materializan su conocimiento, paciencia y amor por el tabaco cubano, y gracias a ello se han creado vitolas destacadas que han quedado en el gusto y en la memoria de los fumadores en el nivel mundial.
Las mujeres irrumpieron en la industria tabacalera de la isla a inicios de 1965, y desde entonces se han convertido en artífices y maestras del tabaco negro cubano. Los comienzos del rostro femenino en el proceso de torcido no fueron del todo públicos, pues se dieron con un proyecto especial encomendado por Fidel Castro.
Norma Fernandez.
Entre las primeras grandes representantes de este noble oficio, quienes fueron parte de dicho plan, podemos mencionar a Josefina Hernández, Nélida Hernández, Cristina Oviedo y Margarita Delgado.
Gracias a esa encomienda para elaborar habanos destinados a Fidel Castro, bajo ciertas características, se marcaría la historia de cada una de ellas y por supuesto, del mundo, ya que desencadenó la creación de la marca Cohiba; referente internacional de la industria tabacalera cubana y de la isla más grande de las Antillas.
La primera Escuela de Torcedoras contempló varias sedes, hasta que debido a la necesidad de aumentar la producción se concentró en una sola: La Casa de los Misterios. Esta elegante mansión, de color amarillo y detalles blancos, es la fábrica de Habanos más afamada y también se le conoce como La Fábrica El Laguito, sede de la producción de Cohiba.
La sonrisa de cada torcedora en las galeras de las fábricas cubanas refleja su pasión, dedicación y compromiso. Grandes mujeres han dado forma a vitolas de máxima calidad e incluso a líneas nuevas de habanos. Han sido un parteaguas en la evolución de la industria tabacalera, así como en el gusto de todos los amantes del tabaco cubano.
Sin duda, la historia puede darnos muestras de la participación e importancia de las torcedoras. Tal es el caso de la maestra Noma Fernández, creadora de la ligada, formato y las 4 mil unidades de Cohiba Behike 40 aniversario (192 mm x 52). Se trata de una de las vitolas más exclusivas en el nivel internacional, diseñada desde la mente y el corazón de esta gran dama.
En el corazón de La Casa del Habano del Hotel Meliá, en la Avenida 3ra, Miramar, de la ciudad de La Habana, el amor por el tabaco cubano se observa en las manos de Yolanda Medina, maestra torcedora con más de 50 años de experiencia en este noble oficio. Ella fue la primera mujer en realizar exposiciones de Cohiba en 1974, durante una feria celebrada en Francia.
Es reconocida por haber entrado al salón del Récord Guinness en 1984, gracias al torcido del Habano fumable más grande de la historia, con 1.26 metros. Años
La Casa de los Misterios.
más tarde, en 2016, volvió a romper el récord armando un tabaco de dos metros de longitud para el cumpleaños 90 de Fidel Castro.
En la actualidad, la industria tabacalera en Cuba cuenta con la participación muy importante de rostros femeninos en todos los procesos, desde los pre-industriales, comerciales, agrícolas, científicos y el marketing, entre otros.
Cada día, la mano experta de una mujer y su conocimiento hacen posible nuestras experiencias de fumada: estos momentos de relajación en los que encontramos un disfrute inigualable alrededor del tabaco negro cubano.