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HACIENDO AMIGOS INTERNACIONAL

Puros Humos y la filosofía de un buen

Fernando Sanfiel

Aunque lo conocí en las redes, pronto intuí su personalidad, su filosofía y pasión por el tabaco. Así que siguiendo mi instinto, como en otras ocasiones, me propuse conocerle mejor. Se trata de Cristian José Pérez Domínguez, quien nació en 1975 en Asturias, España, como el segundo de dos hermanos de una familia maravillosa. A sus 46 años es casado y tiene suerte –como yo–, “con una mujer que pacientemente aguanta mis humos... hasta los malos”.

Cuenta que a los 17 años empezó a trabajar en diversos oficios relacionados con la hostelería y al propio tiempo cursaba estudios de formación profesional como Técnico Superior en Administración y Finanzas, pero al acceder a la universidad eligió Geografía e Historia. Una década después, su vida profesional dio un giro tras aprobar unas oposiciones para funcionario del Estado, actividad que desempeña hasta ahora.

Su relación con el tabaco es “de simple fumador”, como se autodefine. Pero entre charla y charla creo que es de quienes llegan a este mundo con una idea evolucionada. Sin pretender ser el gurú del tabaco en dos días, disfruta del ritual y cada día aprende de todo aquel que quiera enseñarle algo. Como a muchos otros, su abuelo fue quien le despertó el interés por este universo.

“Supongo que es una historia muy típica y repetida –dice–. Mi abuelo, minero retirado, fumaba aquellos Farías que venían en cajas de cartón con 50 unidades, y los días de fiesta o celebración, algún que otro Montecristo. Fue, por lo tanto, la base de mis inicios como fumador. Estamos hablando de hace casi 30 años, cuando a España no entraban más que habanos y tenías pocas más alternativas del tabaco Cubano.

“Afortunadamente hoy tenemos todo un abanico de procedencias, formatos, precios que hacen de este mundo algo casi infinito. Siempre digo que hay una procedencia, un formato, un precio para cada momento y cada persona. Nunca fumé cigarrillos y por ello mis inicios fueron más sencillos, pues nunca he sentido la necesidad de tragar el humo”.

Su filosofía, sin habernos conocido, ya es la de cualquiera de nuestros miembros de Haciendo Amigos©. Fumar por el placer de ese rato, solo o acompañado; por ese momento que únicamente los fumadores de puros alcanzan a valorar, pues ni el fumar por fumar o el vicio te nublan la dulce y profunda sensación de disfrutar de un tabaco y compartir con quienes te rodean.

“No soy fumador de diario, o al menos no habitualmente –continúa Cristian–. He pasado épocas de fumar dos o tres cigarros a la semana, a otras de semanas o meses sin fumar. Lo entiendo como un placer y no una necesidad. Busco el momento, pues los cigarros me han dado siempre un plus de relajación. Tengo la impresión de que, en más de una ocasión, el humo se ha llevado mis problemas y preocupaciones. Es regalarte un momento personal de reflexión, una especie de yoga espiritual”.

Entrar en este mundo complejo de los tabacos hace que el neófito se abrume y a veces no sepa hacia dónde correr. Por eso algunos siguen a marinos con rumbos erráticos, y en este caso es para mí un verdadero honor y hasta una responsabilidad que Cristian @Puros_Humos me permita compartirle mis experiencias y gustos.

Soy metódico y casi rutinario. Me gusta aprender de cada tabaco, de cada tabaquero y de cada fumador. En Haciendo Amigos pretendo captar a ese fumador especial, sensible y nada protagonista, como si el mundo del tabaco hubiera nacido con él. El experto de curso de 200 horas fumadas.

Considero que la experiencia y la opinión fundada sólo se adquieren con el tiempo, paciencia, estudio y experimentación del error cometido. De hecho, parece que Cristian hubiera escrito mi consejo para quienes se inician:

“Para educar al paladar recomiendo probar, probar y volver a probar. No cabe limitarse a un cigarro u origen, pues cada uno te aporta algo distinto. Desde el más humilde hasta el más caro, la curva de aprendizaje es inmensa y eterna, pues cada tabaco te puede dar algo que ninguno más ofrece, desde matices hasta sensaciones. Así que nunca desprecies un tabaco, por humilde que sea, y opina de primera mano; en este caso, de primer paladar”.

En cuanto a maridajes, otro tanto de lo mismo. Yo aprendí como jurado de decenas de concursos de coctelería, en los que conocí a campeones mundiales del ramo y a un montón de profesionales que durante años me permitieron entrar y beber de sus conocimientos. Hoy sé más que ayer, y tengo claro que esta disciplina marca en mucho mi decisión y gustos personales en cada momento, para cada puro. Aunque en gustos, como reza el dicho popular, no hay nada escrito y cualquier opinión es cátedra de experto.

“Como buen asturiano –cuenta Cristian–, suelo maridar mis tabacos con sidra. Maravillosa mezcla. Ambos son productos de consumo social y crean vínculos cuasi eternos. Un amigo verdadero y charla amena hacen un buen tabaco, lo redondean y le otorgan un plus de perfección. Posiblemente los puros que recordemos con más cariño están relacionados con un momento, con una compañía excepcional”.

En la creación de sensaciones siempre es bueno experimentar, probar cosas nuevas y hasta atrevidas. Mi compañera, Valentina Vandici, es el maridaje

Hoy elegí el puro que más podría representar un homenaje a los tabaqueros del mundo, a todos, y en especial quienes los elaboran en mi tierra, las Islas Canarias. Se trata de Dos Santos (1921) o La Regenta, como muchos la conocemos, procedente de una de las fábricas de tabaco que supera el siglo de andadura y radicada en la isla de Gran Canaria, hermana de mi isla de La Palma.

Su Master Blend y gran amigo, Rubén Arteaga, me surte de un tabaco que ha creado para celebrar su siglo de existencia. Lo cuidé con paciencia durante más de dos meses y ahora llegó la ocasión.

NUESTRA FUMADA

Cristian tiene esa sensibilidad y afinidad de apreciar y disfrutar el momento que en Haciendo Amigos llevamos por bandera. Es el embajador perfecto para transmitir nuestro eslogan por las tierras españolas y el mundo. Por ello, aún en su juventud, me han cautivado sus formas y personalidad pausada y reservada. Vamos, es un fumador con quien compartiría momentos inolvidables.

El reto consiste en que, a la distancia, cada uno fumará este extraordinario tabaco de La Regenta Centenario. Un Toro de 150 mm, cepo 52, con 15.1 gramos de tabaco. Encapado en Habano Ecuador. “Brasil tiene muy poco. La tripa es prácticamente tabaco cubano y el capote, todo del año 2008”. Con sabores habaneros, nuez, canela, vainilla, maderas dulces y una fruta tropical... coco.” NOTAS PARA CRISTIAN

“De fortaleza media, al subir su intensidad no llega a alta. Tacto y peso perfecto, ni demasiado liviano, compacto ni esponjoso. Una capa preciosa, colorado claro, aceitosa y algo venosa, me recuerda la típica capa Habana, lo que considero una apreciación muy personal.

"Su quemada es pareja y el torcido, impecable. Posee en frío un olor a madera, con leves especiados. La fumada empieza de manera sutil, con toques amaderados, dulces, puntas de salinidad y un amargor muy leve. Según avanza la fumada, se va haciendo más redondo, siendo el humo abundante y untuoso.

"Si bien es cierto que en intensidad comienza con una fortaleza media justa, que llega a media alta y gana igualmente en amargos, nunca llega a molestar. Todo lo contrario, las puntas de amargo mejoran una fumada de por sí redonda. El humo embriagador y envolvente me retrotrae a los aromas más típicos de los habanos".

¿TODO ESTÁ DICHO?

Veo un tabaco elaborado en Canarias pero como un homenaje al tabaco cubano. Hago una reducción al absurdo, pues tengo opiniones que, sin pretenderlo, marcarán mis apreciaciones. Pero intentaré sacudirme esas influencias.

La fumada es en el exterior, en las fincas de la familia, donde sólo estamos las plataneras y yo. Busco centrar todos mis sentidos en este tabaco y saborearlo len-

tamente. Más de hora y media de fumada que evoluciona en tercios a los 26, 51 y 60 minutos. La ceniza cae con el primer tercio, de forma espontánea y sin mayor protagonismo. Entre las sensaciones de media fortaleza predominan los cítricos y la madera dulce.

Durante el segundo tercio evoluciona el sabor amargo, pero agradable, y su fortaleza se equilibra o baja un poco, según se acostumbra el paladar. Con el último tercio se refuerza el sabor amargo del tabaco brasileño, pero con un toque especiado tan subido como agradable, y la madera y el cuero se acentúan hasta el final.

Tabaco de ceniza homogénea y compacta, indica su magnifica factura y torcido, tanto en seco como durante la fumada. Es otra buena experiencia que nos deja una sensación de los sabores habaneros antes mencionados, pero made in Las Palmas.

Gracias Cristian, mil gracias. Ahora el reto es hacerlo en vivo. Nosotros lo disfrutamos, espero que ustedes también.

Hasta la próxima.

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