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El complemento ideal
Primera parte
Christopher Sáez Ahumada
En este número comienzo con especial de cinco tabacos que atesoro mucho, pese a que están en sus últimas reservas, pero es tiempo de volverlos a la vida con el calor de nuestro fuego. Hoy comienzo a escribir estas líneas en mi dormitorio tratando de concentrarme ya que el viento que ha traído el temporal es de esos que sientes que todo el edificio cruje y vas a salir volando y dispersándote como si fueras el humo de la pipa al caminar en calle. Estos números nos centraremos en la serie Grandes Orientales de la extinta casa McClelland y en particular para este mes les traigo las impresiones de Yenidje Highlander.
Una de las cosas que siempre hemos visto que en gran parte de las mezclas de pipa que podemos ver en el mercado es que existen muy pocas enfocadas a las hojas orientales, McClelland fue uno de los que nos permitieron jugar con un ingrediente de nuestra fórmula tradicional y ser el actor principal. En el caso Yenidje Highlander es una variedad del tabaco oriental cultivado en una zona montañosa, acompañado con una combinación de Latakia sirio y chipriota, con una cantidad justa Virginia rojo y tabaco Maryland, lo cual nos llevará de seguro a una fumada increíblemente suave y sabrosa.
Comencemos con el análisis de esta gran mezcla. En la inspección visual claramente hay una dominancia de las hebras marrones, incluso casi rojizas entrecruzadas con unas hebras negras y saltan de manera inmediata a la vista unas rubias y doradas hojas que no pasan desapercibas a ningún fumador.
Al tacto la mezcla es levemente oleosa sin dejarnos resinas ni rastros de polveriento Latakia que nos ha dejado muchas mezclas anteriores, lo asombroso es que queda un rico aroma floral en las manos tras realizar pinch test. En frío se detectan notas a madera levemente ahumada, un poco dulce similar a la ciruela y un poco de cuero.
La pipa escogida para esta review es mi compañera de arcilla tipo churchwarden, con un hornillo de tamaño medio para poder disfrutar unos buenos minutos este tabaco.
El encendido fue casi inmediato y con un abundante humareda que me fascina cuando se inicia la fumada. Es importante inmediatamente que al realizar la primera calada nos inundan las papilas los aceites ocultos en las hojas, los cuales tienen una fuerte nota de frutos rojos e inclusive con notas a granada y grosella entremezcladas con clavo de olor, especias dulces y un asombroso retrogusto muy largo, con sabores que abarcan todas las papilas gustativas aunque tiende levemente a jugar más en la punta de la lengua con una abundante salivación. El humo travieso es igual de dulce, sin ninguna molestia y agradable nota de ciruela y pasas negras.
A medida que progresa el primer tercio se vuelve cada vez más cremoso, casi una suave mantequilla con un leve gusto a nueces, maní y una leve pimienta blanca de fondo. Entreveo que estas notas las da la hoja oriental ya que el Latakia pasa a un segundo plano, pero sin dejar de vez en cuando empujar el clásico sabor ahumado y cuero.
El segundo tercio muta claramente a la dominancia del Latakia sirio sobre el chipriota, el cual es claramente menos rudo y con una leve sutileza del terciopelo y el humo sigue con las mismas intensidades y una gran turbulencia.
Tras unos buenos minutos realicé una pausa para disminuir el ritmo de la fumada ya que en este tercio es muy invasivo en el paladar y darle paso al último, donde claramente el protagónico se lo lleva el Virginia rojo donde se mezclan unas notas de fruta macerada y un poco de heno.
Siguen bajando el telón y los sabores se niegan a disminuir pese a que ya el calor de la braza se mezcla con las briznas de las cenizas y con una complejidad que no he encontrado en otras mezclas, ya que muchas tienden a casi desaparecer en el último tercio y sus componentes se despiden casi en forma sorda. Esta nos grita casi al oído todo el tiempo hasta la última calada.
Estimado lector, hemos llegado al fin de la primera parte de este review donde los llevaré a mis impresiones de una gran serie donde cada una nos transportará al pasado y donde los viudos
de McClelland nos sentiremos en nuestra casa. Un aspecto que esta vez quiero hacer notar es que el maridaje no fue necesario ya que una complejidad y gran sabor tendería a apagarlos y no podrías disfrutar en su plenitud.
Muy buenos humos y nos vemos en el siguiente número.