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Tabaco y otra vez

Estimado Dr. Brown: En la noche que viajó atrás en el tiempo, será atacado por terroristas. Por favor tome las precauciones necesarias para prevenir este terrible desastre. Su amigo, Marty”. Volver al Futuro

Nicolás Valenzuela Voss

Cada fumador tiene su kit para fumar. Algunos tienen más de uno, pero siempre son para lo mismo: cortar y encender… no obstante, hay un “accesorio” que es fundamental para un buen fumador.

Muchos piensan que no se puede salir sin cortador, pero ya tengo varios videos que circulan por Internet mostrando cómo cortar un cigarro sin necesidad de uno, haciéndolo con un cuchillo bien afilado. Tengo también amigos cubanos que cortan el puro con los dientes o las uñas, haciéndolo con gran habilidad y precisión quirúrgica (solo recomendado para expertos y valientes), por lo que ya podemos sacar al cortador de la lista de indispensables para sentarnos a disfrutar de un buen cigarro.

Por otra parte, falta el cómo encendemos nuestro tabaco. En todo viaje aéreo que he realizado, me es imposible llevar el encendedor por motivos de seguridad. Más de una vez me he quedado sin gas en algún bar o restaurante. ¿Cómo he solucionado? Los fósforos/cerillos podrían ser una buena opción, pero si estás fumando al aire libre terminas gastando toda una carga de 50 para encender una corona. Muchas veces he pedido al bar tender o a quien cocina que me preste el soplete de butano que usa y, con mucho cuidado para no carbonizar la capa, enciendo mi cigarro.

Ya eliminé los dos accesorios tangibles del fumador, los cuales pueden ser reemplazados por simples utensilios del día a día. Hay un accesorio intangible, pero inevitable, la piedra angular, irremplazable: el tiempo.

En la actualidad, para saber la hora y por consecuencia ver si tenemos tiempo para fumar o no, muchos usan el teléfono celular. Un artefacto que termina siendo el centro de control de muchos. Es reloj, alarma, calendario, artefacto multimedia, grabadora, etcétera, pero para Alfredo García, “la hora no se ve en el celular”.

Alfredo es un chileno, amante del buen tabaco, quien tiempo atrás comenzó con un proyecto llamado Dando la Hora, cuyo objetivo final es producir el primer reloj fabricado en su integridad en Chile. Este sueño comienza muy parecido a como muchos comienzan a fumar... por una pasión heredada.

“Recuerdo ir con mi papá a las relojerías en providencia”, nos dice. El padre de Alfredo, en una suerte de mixtura de pasión y estancamiento temporal, lo hacía usar relojes de cuerda, los cuales lo obligaban a peregrinar a estos que, hace algunos años eran verdaderos templos de la paciencia. El relojero, uniformado con su delantal blanco y una pulcritud clínica, aparecía de entre el incansable y coordinado tic-tac de los relojes en los que trabajaba o vendía. Esta imagen caló profundo en la vida de Alfredo, al punto de crear el sueño de ser relojero. La vida lo llevó por otros caminos, pero su corazón ya más que latir, vibraba al compás del cuarzo.

De la mano de esta pasión venía el tabaco y justamente también heredado por su padre, “un viejo a la antigua”. “Mi padre trabajó mucho tiempo en USA... también visitaba mucho Cuba por su trabajo”, lo cual lo mantuvo a fácil acceso a cigarros y habanos. Sumado a esto, y a una adolescencia marcada por figuras del cine fumadoras, fumaba “porque creía que uno se veía bakan (chilenismo de bueno, cool, bien/ bueno)”.

El momento de entrar a la universidad y escoger carrera, llevó a Alfredo por un camino que en esos momentos aparentaba alejarlo de sus sueños relojeros, para formarse como ingeniero comercial. Una vez titulado comenzó en la vida laboral, pero siempre con la pasión por los relojes. La densa neblina se disipaba y mostraba un reluciente amanecer. No fue hasta que Óscar Muñoz (gran amigo de Alfredo y famoso emprendedor chileno) le ofreció trabajar con él y le enseñó sobre marketing digital, que se animó a formar su propia plataforma de e-comerce, Dando la Hora. “Siempre pensé que era un muy buen nombre para una tienda de relojes”, nos dice.

Planteado desde un grupo de jóvenes que defiende al planeta Tierra de una inminente invasión de alienígenas enfurecidos por ver cómo los terrícolas dejaban los relojes de lado y se volcaban a ver la hora solo en sus teléfonos celulares, este grupo de jóvenes se compromete en convencernos a todos de que “la hora no se ve en el celular”.

Siendo el año 2020, la pandemia golpea con fuerza en Chile y, mientras muchos negocios cerraban por las cuarentenas, los emprendimientos de e-comerce crecían exponencialmente. De pasar a trabajar solo, hoy ya tiene a un equipo muy variado... los Power Rangers del tiempo. Hoy reman juntos por el sueño de hacer un reloj 100 por ciento chileno, ya dando su primer paso colaborando a Elektronika, una marca de relojes digitales nacida en la Unión Soviética, debido al bloqueo que tenían con las tecnologías japonesas como Casio, entre otras. Esta marca sobrevive hasta hoy, pero fabricada bajo el alero del estado bielorruso.

En este trabajo en conjunto convergen la tecnología de relojes digitales Elektronika con el diseño hecho por estas mentes brillantes. El contacto con dicha marca para algunos será la providencia divina y para otros, hechos azarosos, casi caprichosos de la vida. Solo podemos ser los testigos de las consecuencias que hoy nos sonríen.

El amante de la relojería tiene mucho en común con el fumador, si lo vemos desde la perspectiva del coleccionista. Las ediciones especiales, los cigarros hechos por cierto torcedor o master blender, ediciones regionales, etcétera. Muchos buscan este tipo de cigarros al igual que el amante de los relojes busca no necesariamente

Porque fumar un tabaco (menciono tabaco para no dejar fuera a la pipa) es un arte que no está alejado de obsesiones, ostentaciones (lo que más detesto y lamentablemente se encuentra bastante), pero también de fraternidad, alegrías, compañerismo. Se genera una especie de niveladora alrededor del tabaco y, en un grupo sano, todos son iguales al momento de darle candela a esos caramelos.

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