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Romeo y Julie Línea de Oro Hidalgos
"Extenuadas están mis fuerzas. Entre la muerte y el amor, disputado vaga mi ser; pero la muerte es más fuerte. -¡Y tengo que dejarte, Julieta! -¡Oh cruel, cruel destino!”, William Shakespeare, Romeo y Julieta.
Gastón Banegas
Qué bueno es tener memoria. Ustedes sabrán que esto es así. Y tal vez lean mis líneas y dirán “chocolate por la noticia” o “manzana” como dicen los jóvenes por acá en mi ciudad. Mi memoria es bastante mala, o como diría alguien que no voy a delatar, está saturada de datos y sucesos que no sirven para nada. La quiero mucho, obviamente a mi manera, y ojalá que hoy pueda demostrar que no es tan así esta máxima que pregona sobre mi capacidad para recordar. Justamente en estos días me vendrá bastante bien ejercitar la mente, ya que por un
tema de tratamientos médicos, una maldita muela, la número 47 me dijeron, no he podido beber o fumar nada. Preso de mis antibióticos, me siento enjaulado cual orangután de zoológico inescrupuloso. Es así, cada ocho horas renuevo la cuenta regresiva y la espera se hace larga y es justamente ahí cuando mis recuerdos surgen y no crean que estoy trastornado, bueno tal vez un poco sí, pero recuerdo algunas cosas bastante bien. El secreto es poder organizar las sensaciones, emociones y ahí está: aparece un recuerdo vivido.
Como es el caso de este artículo que atrevidamente pretende desarrollar un poco el tema de fumar un “Hidalgos” de Romeo y Julieta. Voy a obviar algunos detalles así puedo concentrarme en la experiencia per se. Digamos que el entorno fue el correcto, suelo frecuentar el lounge de mi amigo Gabriel Estrada y ese día que les cuento, había novedades.
Antes que nada charlemos un poco acerca de este gran habano. Romeo y Julieta es una de las grandes marcas de Habanos y por cierto de las más antiguas. Surgida allá por finales del siglo XIX, más precisamente en el año 1875. Conforma el portafolio de las marcas globales de la corporación de Habanos SA. Esto quiere decir que se comercializa en todos los mercados donde se venden de manera oficial. Y créanme, son muchos.
Pero más allá de esta cuestión, lo que la hace bien conocida a la marca, tal vez ícono mundial de Habanos, es la vitola (178mm cepo 47) confeccionada en honor a Winston Churchill, profeso enamorado de la marca y de los habanos cubanos en general desde que era periodista y visitó la isla de Cuba allá en las postrimerías del siglo XIX. Reconocida es esta marca mundialmente por ser dueña de un notable sabor y de equilibrada intensidad, se ubica dentro de lo que en Cuba le denominan el territorio de sabor medio.
En el 2020, en conmemoración de los 145 años de la marca, es lanzada la Línea de Oro, aunque llegó mucho más tarde al mercado debido a lo que todos sabemos respecto de la pandemia de la Covid-19. La nueva línea se presentó en tres tamaños: Dianas (longitud 145mm x cepo 52), Nobles (longitud 135mm y cepo 56) y por último el que me ocupa el ejercicio de recordación: Hidalgos (125mm x cepo 57). Las tres vitolas introducen una nueva ligada que las posicionan un poco más intensas comparadas versus las demás vitolas de la línea clásica de la marca. Estos nuevos habanos se “paran” un poco más arriba en intensidad y los ubican dentro del territorio de sabor medio a fuerte, según les gusta decir a los cubanos.
Acá tengo que hacer un alto, nobleza obliga, emito una confesión: cuando conocí la noticia del lanzamiento de esta línea, siendo un gran admirador de la marca, ya haré alguna reseña de algún Wide Churchill, uno de mis habanos preferidos, mi amigo Gabriel Estrada trajo del Festival del Habano un par de habanos Línea de Oro, obsequio del lanzamiento. Obviamente me interioricé de toda la información que podía “exprimir” de parte del Hombre Habano y tristemente me anoticié que el último que tenía, creo que un Dianas, ¡se lo había regalado a mi gran amigo Luciano Quadrini! Y casi como la historia entre los Capuletos y los Montesco, Lucho Quadrini y quien les escribe hemos tenido que batir nuestras diferencias en duelo. Como resultado, hubo que esperar un par de años hasta que me hice de una caja de Hidalgos.
No me es tan difícil recordar este habano, digamos que hay dos razones que, a esta altura son un poco obvias: soy un fan de la marca y he fumado ya algunos que me permiten remontarme y cabalgar por mis sinapsis y traer algunos conceptos que han quedado bien marcados. Trataré de explicarme.
No sé quién habrá dicho, pero seguro ustedes habrán escuchado decir: la comida entra por los ojos… En mi caso los cigarros entran por los ojos primero. Y en particular las cajas. La caja es importante, y la Línea de Oro hace ostentación. Un estuche de madera laqueada en rojo con el logo en relieve dorado (¿son colores pensados teniendo en cuenta el mercado chino?) vestida con una funda en símil terciopelo rojo y empacado en una caja de cartón exterior. Notable detalle, así todo queda “disimulado” y contenido. Está bien ostentar pero bueno, un poco de seriedad no está mal.
Con la caja desnuda, abro la tapa y el aroma me invade. Qué agradable es, un poco dulce, muy cute. Vainillas y maderas enamoradas entre sí se dejan notar y me seducen casi como en una estremecedora danza que subyuga y me transporta adonde la imaginación caprichosa ordene. ¡Qué experiencia! Casi metafísica entre lo terrenal, mundano y común y el lugar donde quisiera que mi alma vaya al final de mi camino. No exagero, y no es este un recuerdo, de hecho estoy con mi caja ahora abierta para vivenciar una vez más la experiencia que me dejó este producto.
Presentación descomunal aparte, la vitola Hidalgos en sí misma un producto muy grueso (cepo 57) y no demasiado largo. Confeccionado totalmente a mano, mediante una rigurosa selección de hojas de tabaco de tripa larga provenientes de las mejores vegas de la zona de Vuelta Abajo, en la región de Pinar del Río. Presentan una anilla especial con el nombre y una cintilla en el pie con detalles holográficos, todo calidad. Ni hablar del aspecto visual muy cuidado. Los Hidalgos entregan potencia y también suavidad.
¿Por qué les digo esto? Porque ni bien empiecen con la fumada van a experimentar que el humo llega marchando como si fuese un batallón de infantería de la Segunda Guerra Mundial. No sé por qué pero me vino a la mente La Marcha del Coronel Bogey, de la película The Bridge on the River Kwai, si alguno no la ha escuchado, por favor traten y van a encontrar mucha analogía y entenderán cómo el humo ingresa en nuestra boca proveniente del cepo 57.
La Línea de Oro expandió producto de su ligada, el territorio de sabor de la marca. Esto ya lo dije, pero al fumar por vez primera, en mi caso el Hidalgos, notarán que es más intenso de sabor. No es una advertencia ni mucho menos, pero no crean que es un Romeo y Julieta similar a otros tantos habanos del vitolario de la marca. Acá hay muchas pimientas, desde el inicio.
Básicamente dividiría la fumada en dos tiempos. El primero más vivaz con agradables notas a frutos secos y pimientas blancas, algunas maderas se pueden detectar fácilmente y su particular cepo y gran cantidad de tabaco hacen de este habano un cigarro para disfrutar alrededor de unos 90 minutos tranquilamente. Si se dispone de algunos minutos más, también son muy agradecidos. No hay que apurar, combustiona parejo y lento. No obstante, calada a calada, entrega perfección y sabores muy agradables. Y sí, distintos a la ligada tradicional.
Al principio acompañé mi fumar con agua, nada más. Cuando el tiempo me hizo dar cuenta que se había ido, entré al segundo momento de la fumada, unos 45 minutos después de incinerar el fruto del trabajo de más de 250 manos artesanas. Escribir así me hace quedar como un vándalo, lejísimo está de mí esa figura, créanme que soy un admirador, sin más deseo que disfrutar tanta tradición.
Y como si fuese un partido de fútbol, los siguientes 45 minutos, el segundo momento, son donde empiezo a notar que la ligada es bien diferente. Un poco antes de promediar el trayecto de los 125mm el sabor tiene variaciones. Están presentes las mismas notas que antes, pero ingresan otros sabores más terrosos, pimienta negra, un poco de cuero húmedo y la cosa se pone más intensa.
Recuerdo que la primera vez me “ayudé” con un café expreso para que, luego de unos momentos de definiciones en mi Hidalgos, encaremos el último tramo del viaje hacia ese lugar donde todos queremos ir: la zona de confort.
El éxtasis y regocijo que deja haber fumado un buen cigarro es una extraña geografía donde uno se encuentra pleno, satisfecho y con la idea de labor cumplida. Esta misma sensación, apenitas parecida, siento ahora que estoy redondeando el artículo de los Romeo y Julieta Línea de Oro Hidalgos. Más aún que he tenido la sensación de escribir bajo el filo del tiempo, que como una afilada guillotina baja y “marca” el paso inevitable de que no hay vuelta atrás, como este artículo, que no tiene retroceso.
Escribo sin revisarlo tanto, sepan dispensar, algunas ideas van acompañadas de ciertos recuerdos que han cooperado para que se exprese mi intersección mano a mano con un Hidalgos. Espero hayan sido ordenados mis planteos, o por lo menos mis ideas luzcan entretenidas. Y por sobre todas las cosas provoquen en ustedes, lectores y entusiastas del mudo del tabaco, algo de curiosidad y estas palabras hagan que muchos traten de buscar un habano de lujo de tanto en cuanto para fumar.
¡Keep in Touch! @TP5161.