1.5.4 Juan Manuel España y la reconstrucción de Ibarra

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El Retorno a Ibarra. 4.- Juan Manuel España y la Reconstrucción de Ibarra. JUAN MANUEL ESPAÑA Y LA RECONSTRUCCIÓN DE IBARRA DIA DEL RETORNO.

Prominente ciudadano ibarreño; tuvo una destacada política y en la administración pública. Por su notable cultura y sus relevantes virtudes cívicas concurrió al Congreso Nacional como Senador por Imbabura y posteriormente desempeñó importantes cargos de enorme responsabilidad, en especial en la rehabilitación de Ibarra. El violento terremoto del 16 de agosto del 1.868, redujo a escombros y desolación a la progresista y apacible ciudad de San Miguel de Ibarra y a varios pueblos aledaños.

Para felicidad de la desventurada provincia de Imbabura, el Señor Presidente de la República Don Javier Espinosa, en conocimiento del fatal suceso nombró al esclarecido y rectilíneo hombre público Dr. Gabriel García Moreno como Jefe Civil y Militar dé esta región, con facultades extraordinarias para la defensa y reconstrucción desvastados por la furia de la naturaleza.

de los pueblos


García Moreno se trasladó inmediatamente a cumplir su cometido. Llego a Caranqui el 24 de agosto y convirtió provisionalmente a esta población en la capital de la infortunada provincia. Luego de atender a las apremiantes necesidades de toda la zona desvastada con solicita abnegación y sacrificio, en peregrinación conmovedora y triste, condujo a los sobrevivientes de la urbe ibarrense, desde las ruinas del hogar querido, hasta las llanuras de Santa María de La Esperanza al sur de la ciudad destruida. El Sr. Juan Manuel España, en calidad de Alcalde Primero Principal del Ilustre Municipio, asistido a la memorable sesión del Cabildo en la vecina población de la Asunción de Caranqui, el 10 de Septiembre de 1.868 y al acto público religioso realizado en la ciudad provisional de Santa María de la Esperanza, el 20 del mismo mes, en cuyas asambleas las autoridades tomaron importantes resoluciones que las circunstancias así lo exigían. Cerca de cuatro años vivieron nuestros antepasados en su forzoso destierro, contemplando mañanas y tardes enteras el destrozado girón de sus ensueños pasados, donde otra hora se levantó airosa y risueña la floreciente ciudad de Cristóbal de Troya. La Convención Nacional de 1.869, siendo Presidente de la República el Dr. Gabriel García Moreno, mediante Decreto del 14 de Julio, ordenó el pronto restablecimiento de las poblaciones arrasadas, por el terremoto, señalando además, los fondos necesarios para este fin. La opinión de los sobrevivientes se había dividido: unos querían establecer la ciudad definitivamente en el mismo lugar de Santa María de La Esperanza; otros ansiaban por volver a reconstruirla sobre los escombros de la extinguida villa.

Para ello, el 18 de

marzo de 1.870 en una asamblea popular, se resuelve la reconstrucción de la urbe. Aquí se yerguen dos conductores espirituales: el abnegado sacerdote Dr. Mariano Acosta y el, destacado maestro don José Nicolás Vacas, quienes con, sus verbos elocuentes y sus palabras convincentes obligan a los recelosos a volver a la morada de sus

antiguas

predilecciones. El Dr. Acosta cariñosamente, les decía: "Bien está La Esperanza, como la tienda del árabe en el desierto, con un punto de reposo para una noche, pero mientras más a la vista está el hogar propio, mayor el ansia de propagarnos en su seno".


Por fin, el señor Juan Manuel España, Gobernador de la provincia, tomando en cuenta el vehemente deseo del Supremo Gobierno, a los valiosos estudios realizados por el Ing. Rogers, a la resolución popular anterior y en unión de ideales con el Cabildo, mediante Decreto del 10 de Abril de 1.872, resuelve qué desde el día 22 se establezcan en Ibarra todas las oficinas públicas: políticas, municipales, judiciales y la guarnición militar. La autoridad provincial, por medio de un decreto fechado el 15 de agosto, consagró como fecha especial recordatoria del renacimiento de Ibarra el día 22, disponiendo a la que en esta fecha se celebre con la mayor pompa posible, especialmente con ritos religiosos que se celebrarán en la Iglesia Catedral; que el pabellón nacional permanezca enarbolado. Al despuntar la primera luz del día 22 de abril, formando una larga caravana, se realizó el retorno de más o menos mil pobladores a su añorado terruño, sobresaltados por el recuerdo, pero con el espíritu optimista de saborear mejores días en el futuro.

El 28 de abril es el complemento del día 22, fecha en la cual se realizaron algunos actos de gran significación en la historia de la muy noble y castellana ciudad de San Miguel de Ibarra. En este día inolvidable, reunidos juntos a las ruinas del templo de la merced el Venerable Clero presidido por el Hno. Antonio Tomás Iturralde, digno Obispo de la Diócesis, las autoridades civiles bajo el mandato del dinámico Gobernador, los miembros del I. Municipio, los oficiales guarnición militar comandados por el Coronel Manuel Salazar y el pueblo en general, salieron en procesión a la plaza principal, en donde se bendijo a la naciente población con ceremonias religiosas establecidas por la iglesia para estos casos y se declaró rehabilitada a la capital provincial. Cumplido este acto solemne, todos regresaron a La Merced y el Hno. Obispo celebró una misa y en ella, después del Evangelio, levanto la voz del destacado orador sagrado


Canónigo Dr. Mariano Acosta, quien conmovió el auditorio con su espléndido panegírico de acción de gracias al Todopoderoso.

De aquí se trasladaron a la Casa Municipal, presidida por el Dr. Rafael Peñaherrera, en donde el señor Gobernador pronunció un brillante y significativo discurso indicando que él, con toda decisión y patriotismo, no había escatimado esfuerzo alguno para la rehabilitación de todos los pueblos arrasados, especialmente de su querida ciudad. En esta gran asamblea popular, el destacado educador señor José Nicolás Vacas, pronuncio una extraordinaria alocución terminando su pieza literaria con el siguiente epílogo: "OH Ibarra, dulce Patria mía, yo te saludo Ibarra, asiento del honor, del valor y de la inteligencia, yo bendigo mil veces el fausto momento en que tu nombre vuelva resonar entre los nombres dé los pueblos vivos, saliendo nuevo y brillante de entre el polvo del olvido en que ibas a sepultarte!".

Además el señor Vacas presentó a consideración de esta magna asamblea un acuerdo de gratitud y reconocimiento para el señor Gobernador por su brillante y destacada labor realizada en la reconstrucción, de las poblaciones desvastadas, justísima petición que fue aprobada por aclamación. Por este especial motivo, Ibarra debe recordarlo con admiración y respeto a este Ilustre y esclarecido ibarreño Don Juan Manuel España, que constituye el alma, la vida y él corazón de la ibarreñidad, como ejemplo permanente de las generaciones presentes y futuras.


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