Monumentos. El Arcángel San Miguel El ARCÁNGEL SAN MIGUEL DE IBARRA
Litúrgicamente la existencia de los Ejércitos Celestiales comandados por los Arcángeles al servicio del Creador y aquello de la ubicación de los coros, dentro de las nueve jerarquías angélicas, como: tronos, dominaciones, virtudes y potestades, para referirnos a las principales, nos permite entender bajo la enseñanza Bíblica que ellos juegan roles de marcada importancia como la anunciación a María y su maternidad Divina y la confianza devuelta a José sobre el embarazo. En cuanto a los Ángeles el aviso para la huída a Egipto, la buena nueva a los pastores de Belén, el que montaba guardia en el Santo Sepulcro y tantos que escapan la memoria. De todos ellos la Iglesia Católica venera la memoria de: los Arcángeles Miguel que proviene de las voces hebreas Mica que significa "¿Quién como Dios?"; Gabriel "Poder de Dios" y Rafael “Dios Sana". Concretándonos sobre el primero, nuestro patrono, debemos resaltar su fidelidad con el Altísimo cuando, ante la soberbia de Luzbell que pretendió
igualarse a su Hacedor, Io derrotó convirtiéndole de luz del cielo en luz de las tinieblas. Por ello la figura dominante sobre el dragón que encarna la maldad y es mencionado en el Apocalipsis de San Juan. En el Antiguo Testamento se representa al Arcángel San Miguel como aquel que, de parte de Dios, defiende al pueblo elegido. Con estos antecedentes y según la filosofía religiosa de nuestros fundadores, cada lugar tiene una vinculación directa con lo sobrenatural al designarle como patrono a uno de estos representantes de la Divinidad. San Francisco se quedó con los quiteños, para mencionar uno a nivel nacional. San Luis con los otavaleños, Santa Ana con los cotacacheños, Santa Martha con los atuntaqueños, San Pedro con los Pimampireños y San Miguel con los ibarreños y urcuquireños.
Coincide en nuestra ciudad la del santo protector y el nombre completo del licenciado Don Miguel de Ibarra, sexto presidente de la Real Audiencia de Quito, que guarda relación directa con nuestra existencia jurídica al reconocernos en 1606 como Villa. Desde ese momento la figura de San Miguel Arcángel se entroniza con mayor razón, en los altares y sitios de veneración religiosa. Aunque son seres especiales e indescriptibles al servicio de Dios artísticamente se le representa como un apuesto joven alado, con riguroso atuendo militar acorde a su grado en las huestes del Todopoderoso, en su mano derecha blande la fulgurante espada para vencer al mal, y en su izquierda el escudo protector. Lo conocimos pisoteando la cabeza del mal representado por un dragón o simplemente la personificación de Lucifer, con cachos, llamas y su terrible mirada generadora de los anti valores. Así lo tenemos en la Iglesia de la Catedral y en el templo de San Agustín. Al conmemorar el centenario del terremoto de agosto de 1868, en similar fecha del siglo anterior, se publica en una revista municipal un artículo titulado Leyenda Desconocida de autor anónimo que evoca con caracteres maravillosos la trayectoria de los cien años de Ibarra y el presagio generoso de un anciano agorero al establecer el sitio exacto para el pedestal del Arcángel, en la cima del Alto de Reyes, donde ahora ocupa el monumento.
Lo especial radica en la premonición de agosto de 1968 que fuera desconocida hasta el día de la firma del contrato de construcción, cuando la señora Rosa Reascos encargada del Archivo Municipal, fuera de todo protocolo y en presencia de los asistentes como el propio Obispo Antonio Arregui, da lectura de la pieza literaria en mención que, ese día, la encontró enigmáticamente. Este contrato fue celebrado el 8 de junio de 1999 entre la Municipalidad de Ibarra representada por su Alcalde Ing. Mauricio Larrea y el contratista Ing. Ramiro Acosta Arias, referente a la construcción del complejo turístico religioso “San Miguel Arcángel” en el denominado mirador del Alto de Reyes.