3.1.3 El Monasterio del Carmen

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Conventos y Monasterios. El Monasterio del Carmen. LAS CARMELITAS: EL ANTIGUO MONASTERIO

IBARRA, LA HORA Amílcar Tapia Tamayo, PUCE-SI Sábado 8 de julio de 2006 La historia del antiguo convento de las Carmelitas Descalzas está lleno de interesantes episodios dignos de conservarlos en una pequeña obra como la que se publicó en el año 1983 con ocasión de celebrar el cuarto centenario teresiano. El monasterio del Carmen se estableció en Ibarra el 2 de octubre de 1866 con la presencia de 13 religiosas, que vinieron desterradas de Popayán por el presidente colombiano Tomás Cipriano Mosquera, quien el 23 de abril de 1863 dictó una ley por la cual se disolvían las comunidades religiosas. El 28 de julio del mismo año fueron exclaustradas 18 monjas del convento de las carmelitas, las que se obligaron a vivir en una residencia particular que no permitía la vida comunitaria conforme las antiguas reglas establecidas por la fundadora


Santa Teresa de Jesús, en las que se definía que los monasterios debían ser lugares de silencio y oración. Antes de abandonar suelo colombiano, la superiora madre Carmen de Santa Ana Rojas, elevó una protesta al gobierno colombiano, diciendo, entre otras cosas: " Al dejar el país natal, la patria nuestra y el convento en el que hemos vivido tantos años de vida religiosa y tranquila ¿Por qué las tímidas esposas del Señor pueden ir a buscar a país extranjero, en las casas de nuestras hermanas en las que seremos admitidas por caridad? ¿Qué hay en el mundo que pudiera darnos valor para emprender un largo viaje, penoso, lleno de peligros, a nosotras, ancianas muchas, y todas sin la experiencia del mundo, y solamente acostumbradas a la vida de retiro y soledad? (1) Un drama. El 27 de abril de 1864 salieron para Ecuador, llegando a Quito el 16 de junio del mismo año, luego de 50 penosos días de travesía, habida cuenta de que entre las desterradas habían enfermas y ancianas, lo que de suyo hacía más difícil el desplazamiento. El único consuelo era el generoso trato y recibimiento que les hacían en cada uno de los pueblos por los que atravesaban, cuyos habitantes les ofrecían su apoyo. Dos años vivieron las monjas hospedadas en el claustro del Carmen Bajo de Quito, hasta que decidieron realizar la fundación de la abadía de Ibarra, la misma que se efectuó en la fecha antes señalada. Los trámites legales los hicieron los obispos José María Yerovi, obispo auxiliar de Quito y Monseñor José Ignacio Checa, prelado electo para la Diócesis de Ibarra. El monasterio se instaló gracias a un acuerdo presidencial expedido por Jerónimo Carrión el 2 de octubre de 1866. El 2 de diciembre del mismo año, las religiosas tomaron posesión de su casa con la presencia del administrador apostólico de la Diócesis de Ibarra, presbítero Arsenio Andrade. El edificio se localizaba en el barrio de San Blas, propiedad del Doctor Víctor Gómez Jurado, quien tendrá más tarde en el convento a dos de sus hijas, las madres Carmen y Mercedes y dos nietas, las religiosas Josefina y Teresa Gómez Jurado, respectivamente. (2).


El terremoto de 1868 destruyó totalmente el edificio que aún estaba levantándose. En esta hecatombe murieron la priora, madre Carmen de San Ana y las religiosas Ana de San Agustín, Juana María de San Rafael y Mercedes de San Juan de la Cruz. Las restantes, luego de tan amarga tragedia regresaron a Quito y se hospedaron nuevamente en el convento del Carmen Bajo. En el año de 1871 regresaron las monjas a Ibarra. Nada pudieron hacer sobre los escombros del antiguo edificio, razón por la cual, ante la orden del Administrador Apostólico de la Diócesis, Prbo. Arsenio Andrade, tuvieron que alojarse en la casa del señor Joaquín Jaramillo, localizado en el pueblo de Caranqui, en la ciudad de Ibarra. El nuevo monasterio. El 13 de mayo de 1873, el obispo de Ibarra Monseñor Antonio Tomás Iturralde, comisionó al canónigo Mariano Acosta para la compra de un nuevo terreno en el cual se edificó el monasterio. Este se localizó en el barrio San Francisco y funcionó hasta hace pocos años antes de su traslado al nuevo edificio ubicado en el sector de Bellavista de San Antonio de Ibarra. La obra fue concluida en 1877 con el nombre de "Capilla expiatoria del 68, en recuerdo del trágico suceso de 1868. La compra del solar y la construcción de la obra costaron la inmensa suma de 15 mil sucres, cantidad lograda gracias a la venta de vasos sagrados que fueron traídos desde Popayán, así como de las dotes de las nuevas religiosas. En el año de 1879 ingresan por primera vez vocaciones ibarreñas, quienes en la clausura se llamaron Amelia del Corazón de María (Viteri Peñaherrera) y Dolores de San Juan de la Cruz (Páez Jijón). Su profesión causó inmensa alegría, ya que la comunidad estaba a punto de extinguirse por falta de nuevas religiosas, pues la mayoría de monjas eran muy ancianas y todas de origen colombiano. Para 1890 la mayoría de enclaustradas eran ibarreñas. En 1898 murieron las dos últimas fundadoras de procedencia payanesa.


MAS DATOS. La reparación. A los diez años de inaugurada la nueva casa, ésta comenzó a deteriorarse, razón por la que el obispo Federico González Suárez inició la reparación del monasterio y las religiosas, el 16 de octubre de 1907, debieron trasladarse a la casa del Doctor Víctor Gómez Jurado, que vendió el primer solar en 1866 hasta que el edificio monacal sea reconstruido, cuyos trabajos concluyeron siete años más tarde. (3). Salida de Ibarra. Extraña coincidencia, pero del convento de Ibarra salieron cinco religiosas ibarreñas a refundar el monasterio de Carmelitas de Popayán, hecho ocurrido el 28 de julio de 1963, justo a los 100 años de exclaustración. Ellas fueron recibidas con alborozo por el propio Presidente de Colombia Doctor. Guillermo León Valencia, razón por la que en el convento carmelitano de esa ciudad colombiana reposarán los restos de estas veneradas religiosas, al igual que en el viejo convento ibarreño descansan las cenizas de las fundadoras payanesas. El florón Sin lugar a dudas, en la mente popular siempre se mantuvo el recuerdo del retorno de las monjas carmelitas a Popayán, razón por la que es muy popular el juego del florón acompañado de la tradicional recitación: "Las monjitas carmelitas se fueron a Popayán, a buscar lo que han pedido, debajo de un arrayán"


INVESTIGACIÓN >> Fuentes de Consulta 1. S/a. Reseña histórica del Carmen de Ibarra, Ibarra, p.

Imprenta Iberia, 1983,

14.

2. ACD-I, El convento de las Carmelitas, Período de Suárez. Mirar todos los informes. 3. Ibid. folio No. 105.

Mons. Federico González


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