3.2.3 El Orfelinato Pérez

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Edificaciones Antiguas. El Orfelinato Pérez.

Edificio del Orfelinato Pérez En las páginas centenarias de la Historia Nacional consta ya grabadas con caracteres de oró la múltiple, abnegada y patriótica labor educativa desarrollada en el Ecuador por esas beneméritas e insignes Educadoras, las ilustres Hijas de La Caridad, que, esparcidas por todo el orbe, difunden a diario la luz de la Verdad y siembran la virtud en el diminuto corazón de la Niña. Al filántropo ibarreño Monseñor Fernando Pérez Quiñónez se debe un legado con el cual se estableció el Orfelinato Pérez en esta ciudad de Ibarra, Ha sido en todo momento la obra de las predilecciones de los ibarreños que han visto en el, un asilo seguro para la niñez caída en la orfandad. Fundada esta obra en 1902, funcionaba primeramente en el Hospital San Vicente de Paúl, en el lugar que hoy ocupa el dormitorio de las Hijas de la Caridad.


Fue la Madre Teresa Ruilova quién desde los comienzos tomó la dirección de las niñas huérfanas. Espíritu que, comprendió el vacío que sienten en su corazón los seres privados de las caricias maternales, tuvo para aquellas niñas un corazón muy maternal. Tomó todo interés por su instrucción intelectual sin descuidar un instante la formación espiritual. El 13 de octubre de 1913 le arrancó la obediencia de esta obra, designándola para la fundación de la Casa de Tulcán. Con la Madre Teresa, como dejábamos dicho, había funcionado el Orfelinato en el mismo Hospital, luego fue trasladado al actual convento de Capuchinos, edificio del cual habían salido los religiosos años atrás para el destierro. De allí pasaron precariamente al Instituto de la Inmaculada Concepción y luego al edificio actual que era antes designado para ejercicios espirituales. Cuando salió Sor Teresa Ruilova quedaba en pie un edificio ruinoso en el que tuvo tiempo solo para adecuar una parte para dormitorio de la Comunidad. Sucedióle a Sor Teresa en el mismo año 1913, la Rvda. Madre Manuela Pérez Quiñónez, cuya extensa labor humanitaria merecería un trabajo aparte. A la vez que sus importantísimos servicios, la Madre Pérez empleo su fortuna personal en el sostenimiento del Orfanato que siempre ha dispuesto de exiguas rentas. Sus recursos y los de su familia estuvieron a la disposición de las niñas huérfanas junto con sus maternales y experimentados consejos. En su ausencia a Francia, quedo internamente encargada de la dirección de esta casa la Madre Magdalena Robert.Cuando la Madre Manuelita superioridad designo a Sor Manuela para que trabajara en la casa Pérez Quiñónez de Latacunga y luego en Quito con las Señoras de la Caridad, ocupo por poco tiempo la dirección del Orfelinato Sor Juana Salvador.


Pronto volvió a Ibarra Sor Manuelita, quedándose en esta Ciudad para todo el resto de su vida. Casi puede decirse que todo el edificio del Orfanato es obra suya, ya por las partes que han construido desde los cimientos, ya por las refacciones de consideración que se han hecho. Cargada de años y de meritos desciende al sepulcro la Reverenda Madre Manuelita Pérez Quiñónez un 31 de julio de 1948. Ibarra guarda respetuosamente los despojos mortales de quien tanto amó y lucho por la infancia desvalida. En 1935, el 11 de diciembre, Ibarra celebra regocijada las Bodas de Oro del arribo de las Hijas de la caridad, dando una prueba evidente del cariño que les profesa y de admiración por su labor imponderable y eterna. La expansión de su obra será signo de bendición para esta Blanca Ciudad de Ibarra, la que por siempre lamentara su eterna despedida. Este artículo fue depositado por el Rvd. P. Lazarista Ulpiano Espinosa de los Monteros, para la columnas de Gaceta Municipal, días antes de su fallecimiento.


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