3.4.2 Cruz Verde

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Lugares y Nombres Tradicionales. Cruz Verde LA CRUZ VERDE La historia de un lugar emblemático LA HORA, Amílcar Tapia Tamayo, PUCE-SI, IBARRA, Sábado 29 de Abril 2006

Era costumbre española, ermitas en los cruces de los caminos con el fin de recordar a los viajeros y romeriantes el sentido cristiano de sus vidas. Para el caso de la antigua Villa de San Miguel de Ibarra, tres fueron los lugares en los que se construyeron sitios devocionales: el primero, en dirección norte-sur, se ubicó junto al puente de los molinos; el segundo, próximo al puente del río Ajaví en el camino hacia Sarance; y, el tercero, localizado al sur-oriente, junto al barrio El Alpargate en el camino hacia Quito, ruta que era conocida con el nombre de "camino real". El corregidor de Ibarra Lucas de la Fuente, en un informe elevado al presidente de la Real Audiencia de Quito en el año de 1767, refiriéndose a la ciudad, entre otras cosas, dice: "...hay en esta Villa varios caminos que conducen por el norte hasta Popayán, en cuyo extremo los devotos han construido una ermita a la Bendita Virgen María a la que le llaman de los molinos, por encontrarse junto a las moliendas de los Rvdos. PP. De Santo Domingo. Es una hermosa capilla que tiene menajes y adornos propios de un pequeño santuario... por el oeste en la senda que lleva hasta Sarance hay otra piadosa ermita en la que se levantó un santo crucifijo que lo tienen bien guarecido para evitar las inclemencias del tiempo. Le conocen como el Señor de Ajaví y se le atribuyen varios milagros. Es muy venerado sobre todo en tiempos de gloria, luego de la Semana Mayor, pero la que más prestigio tiene y por consiguiente numerosos devotos que hacen una fiesta solemne con quema de chamarrazcas


y música de, pífanos es la llamada cruz verde de la vera del camino ubicada al extremo de la ciudad en el camino real que conduce a la ciudad de Quito." (1) La fiesta de la Santa Cruz. El padre Agustín Riofrío, cura propio de la iglesia matriz de la Villa, en 1785 informa a deán de la catedral de Quito que "el tres de mayo acabóse con mucha solemnidad la fiesta de la Santa Cruz en donde se pasearon corzos y pendones para exaltar el símbolo de nuestra cristiandad, los vecinos de la villa se dieron cita a la fiesta esplendorosa que se efectuó en la cruz verde de la vera del camino real que se ubica al fin de la ciudad camino a Quito... en esta oportunidad los señores miembros del Cabildo se hacen presentes por un voto de devoción para pedir a Dios Nuestro. Señor salud y vida para nuestra Monarca y Señor, de feliz reinado...” (2). Numerosos son los testimonios que refieren la devoción popular hacia el símbolo cristiano construido en el lindero sur-oriental de Ibarra. Era común saber, por ejemplo, que las familias pudientes y distinguidas de la ciudad recibían o despedían a sus parientes y amigos, convirtiéndose para el viajero en una cabala de buena suerte el hecho de saludar a la cruz verde de la vera del camino. En mayo

de 1801, Juana Pérez de Andrade pide permiso al Cabildo para reemplazar el

madero que estaba viejo y deteriorado, señalando"...que mis padres y ancestros tenían devoción a la santa insignia, por lo que es herencia de mi familia el mantener y conservar el símbolo de la cristiandad. Pido por ello a vos, mi señor Teniente General Corregidor permiso para levantar en el mismo sitio una nueva cruz manteniendo la antigua costumbre de pintarla de color verde que representa la vida y esperanza para todos los cristianos tal como se ha venido haciendo hasta nuestros días..." (3) En el año 1812 " fueron fusilados en la esquina de la cruz verde en el ingreso del camino viejo a Ibarra doce soldados pertenecientes a las tropas facciosas de Montúfar, quienes fueron sorprendidos con armamento en las afueras de la Villa. En ese mismo momento di la orden para que sean pasados por las armas en la plaza de la horca, pero uno de los rebeldes


exigió a gritos que los dejen morir al pie de la cruz que hay en el lugar donde fueron capturados, por lo que se aceptó y fueron acribillados al instante..." (4). La levantaron otra vez luego del retorno de los ibarreños a los antiguos lares de la ciudad en abril de 1872, el canónigo Mariano Acosta, en carta de 14 de agosto del mismo año agradece la donación hecha por Luis Antonio Andrade Pérez, hijo de Juana Pérez, quien residía en Cuenca y había pedido permiso para levantar una nueva ermita y colocar nuevamente una cruz en el sitio conveniente. Al respecto el prelado le expresaba: " Grande es la misericordia de Dios que nos ha conservado con vida por lo que su generosa contribución es bien acogida por el Señor, quien recompensará con creces su ayuda... respecto a su pedido, le autorizo volver a levantar una ermita tal como fue la devoción de sus padres; sin embargo, deberá buscar un nuevo espacio ya que el antiguo fue destruido y no será posible hacerlo en el sitio anterior... de ello encargue a su prima doña Rosalía Fuertes quien me hará saber de su decisión para yo autorizar lo conveniente..."(5). No sabemos de gestión posterior, lo cierto es que para 1895 se autoriza realizar en 2 de mayo fiesta solemne en " el altarcito que está frente a la cruz verde en las afueras de la ciudad, cuya devoción es antigua y generalizada" (6).

EN EL TIEMPO. La Cruz de madera. En el inventario de bienes de la capilla del cementerio de San Francisco de Ibarra y que corresponde a 1905, se observa: "cruz de madera color verde que se ubica en una esquina del antiguo camino a Quito y que fue limosnada por los descendientes de Francisco Andrade...” (7). La Cruz de cemento. La actual cruz verde ya no es de madera, sino de cemento y se ubica en la esquina de la Avenida de El Retorno y Teodoro Gómez de la Torre. Luce en una ermita muy bien


arreglada, siendo uno de los lugares más tradicionales de la ciudad de Ibarra, en donde los devotos siguen rindiendo culto al símbolo de la redención humana. En el olvido. La importancia que tiene este icono de la Ciudad Blanca con el pasar del tiempo se olvida. Seguro, muchos no sabían por qué está en ese lugar y lo que significa para los ibarreños. Sin embargo, la historia no miente y la Cruz Verde algún día fue el sitio de encuentro para los habitantes de la Villa de San Miguel de Ibarra.

FUENTES DE CONSULTA. (1)

ANH-Q. La Villa de San Miguel de Ibarra 1768-1780, fol. 98.

(2)

ACM-Q, Doctrinas y parroquias, 1784-1803, Tomo VII, folio 82.

(3)

AM-I, Actas del Cabildo de Ibarra. Varios, 1800-1804, documento 56.

(4)

Luis Arana, Memorias de la libertad, Bogotá, edición refundida, s/e y s/a, p. 97.

(5)

ACD-I, Documentos varios sin ordenar, No. 73. No hay año ni materia.

(6)

ACD-I Ibid.No.115.

(7)

ACD-l Inventario de bienes de las iglesias de Ibarra, años 1905-1910 Cementerio de San Francisco.


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