Hombres Ilustres. José Domingo Albuja DON JOSÉ DOMINGO ALBUJA
Nació, vivió y murió pobre. Buen hijo. Honró a su madre pobre durante toda su vida, y después de fallecida, hizo de su memoria un culto. Estudiante distinguido y ejemplar, terminó con decoro su aprendizaje de Enseñanza Secundaria en el Colegio de San Diego, y emprendió los estudios de Leyes en la Universidad: su situación económica le obligó a desistir. Tipógrafo honrado, fue víctima de una de nuestras Tiranías. Fotógrafo muy hábil y prolijo. De 1886 a 1907 sirvió al Colegio de San Alfonso sucesivamente como Profesor de Dibujo, Profesor de asignaturas propias de varios grados, Profesor de Literatura, Vicerrector y Rector. De 1907 a 1926 Profesor en el Seminario de San Diego. Fue Consejero, Tesorero Municipal, Arquitecto o Director de la construcción de la Casa Municipal, de la Cárcel y de muchos edificios particulares. Sus escasas rentas empleaba en obras de utilidad pública, en cuya dirección tomaba parte activa por remuneraciones mínimas, o gratuitamente: arregló, con relativo lujo, la hermosa
capilla del Colegio Nacional; dirigió la decoración de la Catedral; planeó y realizó la construcción de la Casa de los HH. CC, etc., etc. Siempre se contaba con él en las Corporaciones que se organizaban con fines patrióticos, ya fueran de carácter civil, ya de carácter religioso. Literato destacado, orador sincero; las producciones de su pluma eran codiciadas por los órganos de publicidad, y cuando hablaba en público, era dueño del respeto y del cariño de sus oyentes. Fue inspirado y delicado poeta, que se poseía preferentemente de las delicadezas de la Naturaleza y de la Fe. Espíritu selecto en el culto de la belleza, fue perfectamente ARTISTA. Convencido y humilde, tuvo su personalidad definida y firme, sin dejar nunca de ser delicado y discreto. Entre los primeros como patriota, a la cabeza de todos como católico, fue, a la vez, ejemplar en su, inmaculada vida doméstica. Tal, en fin, el universalmente respetado y querido DON PEPITO, que en ocasión solemnísima para Ibarra, cuando se iniciaban los trabajos del Ferrocarril Quito-Ibarra, el Ilustre Concejo Municipal, como número preferente de justísimos festejos, resolvió condecorarle como a su mejor ciudadano. José Domingo Albuja dejo de existir en Ibarra el 6 de Noviembre de 1926. Por eso, vivo, fue dueño de todos los corazones; muerto, las lágrimas de sus conterráneos le ungieron para la vida perdurable del recuerdo y de la gloria.