Hombres Ilustres. Rafael Larrea Andrade (1896 - 1956).
Nació en Ibarra el 16 de Julio de 1896. La personalidad de este connotado ibarreño puede resumirse en esta forma: ilustre educador, escritor polifacético, ciudadano de altos merecimientos cívicos y esclarecido hombre público. Cursó la educación primaria en la Escuela "28 de Septiembre" y la secundaria en el Colegio Nacional "Teodoro Gómez de la Torre", planteles de su ciudad natal. En la Universidad Central de Quito siguió los estudios de Jurisprudencia hasta el cuarto curso. Muy joven ingresó a las filas del magisterio: fue profesor y director de la Escuela "28 de Septiembre". A los seis años de docencia, paso al colegio “Teodoro Gómez de la Torre" en calidad de Profesor de Cívica, Filosofía y Literatura. Aquí fue distinguido con la dignidad de Vicerrector. Paralelamente a los cargos que iba desempeñando con esmero y pulcritud, iban apareciendo sus libros. Incansable y constante en el santo oficio de escribir, incursionó con éxito en todos los géneros literarios: en el relato con la novela "Alma mártir"; en "Páginas" con artículos literarios y cuentos; en teatro con "Claveles y tulipanes"; en la didáctica con "Mis Secciones de Moral y Cívica" e "Historia General de la Filosofía"; en poesía con "Del rosal de mi vida" y "Remanso". Estas últimas contienen magnificas composiciones de hondo
lirismo, inspiradas en el medio telúrico de Imbabura. Sus himnos de Ibarra y de Imbabura comprueban esta aseveración. Como periodista escribió mucho desde la crónica ligera hasta el artículo de fondo e instructivo. En los diarios capitalinos El Día y El Comercio su pluma se deslizó para defender las libertades públicas y elevar el nivel humano pidiendo justicia social y económica para los desposeídos. Sirvió a Imbabura como Gobernador y a Ibarra como Presidente del Concejo Municipal. El destino se encargó de separarlo de su ciudad natal. En Quito desempeñó los cargos de Inspector General de Educación Secundaria y Rector del Colegio Normal "Juan Montalvo". Por todo cuanto hemos expresado de este alto exponente de la ciudad de Ibarra, su figura bien puede ser levantada en el salón de la I. Municipalidad y en el Colegio Nacional "Teodoro Gómez de la Torre". En La Escuela "28 de Septiembre" se ha perpetuado su nombre con el busto colocado en un ángulo del edificio. Una calle de la ciudad lleva su nombre. Falleció en Quito en el año 1956.