Hombres Ilustres. Rafael Troya (1845 - 1921)
Rafael Troya nació en Ibarra en 1845, murió en 1921. La mayoría de sus años vivió en Quito y en Colombia. Además de un gran artista muralista fue retratista, y para algunos críticos está su mejor tendencia. Además tocó temas religiosos y pintó paisajes. Dos de sus óleos se encuentran expuestos en el Museo de Arte Moderno de la casa de la Cultura Ecuatoriana: "Cascada del Agoyán" y "Litoral". Otras de sus obras se admiran en el local que hoy está destinado al funcionamiento del Centro Educativo Alejandro Cárdenas de Quito. Además, en la calle Loja, donde también vivió su hermano José María Troya. En muchos hogares de Quito y otras ciudades del país, existen cuadros de la autoría de! famoso artista Rafael Troya. En la actual casa de la familia Paucar, tras el convento de San Francisco, se hallaron cinco murales de temas religiosos. Sus medidas son de aproximadamente dos por dos metros. Según Juan de Dios Navas y Luis F. Madera investigador de la historia de Ibarra, Rafael Troya pertenece a una rama genealógica de Don Cristóbal de Troya, fundador de la Ciudad en nombre de Don Miguel de Ibarra. Fue hijo de Vicente Troya de quien recibió las primeras lecciones de Pintura. Hermano de José María Troya, Médico y Profesor de Física y Botánica de la Universidad de Santo Tomás de Aquino, que después sería Universidad
Central. Después de las lecciones de su padre, las recibió de Luis Cadena, Rafael Salas y Joaquín Pinto, beneméritos del arte pictórico ecuatoriano. Lo interesante en Rafael Troya es que ya en 1871, joven aún, integró la expedición científica de los sabios Reiss y Stübel, trabajando frente a la naturaleza ecuatoriana y sumido en ella absolutamente. Recorrió secciones de nuestra selva Oriental y ascendió a las cordilleras. Fue también a Colombia dejando en Pasto y Popayán recuerdos de su admirable pincel. Si tenemos en cuenta que de nuestro país no visitó sino el Norte, hemos de admirar más su ingenio auténtico y su originalidad. Rafael Troya fue pintor realista y mejor paisajista, que retrata la naturaleza, con líneas y belleza auténtica como lo demuestran sus cuadros admirables. Los perfiles y las líneas del horizonte en la altura son pintadas con nitidez admirable. En el Libro "LOS ALTOS ANDES DEL ECUADOR" de Hans Meyer que se conserva en el Museo de Leipzig en Alemania, el ALTAR, el ILINIZA, el COTOPAXI, el ANTISANA, el CHIMBORAZO volcanes ecuatorianos, están trazados con maestría por el artista Rafael Troya. Stübel, en uno de sus mensajes al Presidente de la República de entonces, le dice: "Con placer especial debo mencionar que en todo el viaje, me acompañó un joven artista del país, el Señor Rafael Troya, en el que he encontrado visión certera, buen sentido para la perspectiva, propiedad en el colorido, mano segura en la técnica". Y en el libro mencionado, se dice: "El Cotopaxi aparece ahora con su magnífica línea ondulada de perfil, con su ancho pie que se extiende en forma plana. "Ha cuidado el artista -agrega- de la justeza de los detalles geológicos y geográficos", al ponderar su constitución de pintor. La obra maestra de Rafael Troya -se ha dicho- está allá en el Museo de Grassi, en Alemania. Para nosotros, como paisajista Rafael Troya está aquí, en la profundidad de los ríos y de las selvas de nuestro Oriente, y está también en Ibarra su ciudad natal. Anotamos sus principales obras:
EL CUADRO DEL TERREMOTO de 1868, donde reproduce con tanta realidad patética, los estragos de la naturaleza.
La Fundación de la ciudad de San Miguel de Ibarra, el 28 de Setiembre de 1606, pintado con oportunidad de celebrarse el tercer centenario de su fundación. Y un gran cuadro de vista panorámica de la Ciudad de Ibarra, en el valle de su nombre y tomada desde Yahuarcocha.
EL CHIMBORAZO y EL ALTAR, EL RIO PALORA, RIO TOPO, cuyo paso es de lo más medroso, con dos enormes piedras bruñidas en la mitad del cauce, por el golpe de las hondas que se despedazan contra ellas.
Un cuadro de EL MATRIMONIO, que revela la realidad asombrosa de la ilusión del Primer momento, y la amargura de la pobreza después, al verse rodeado de hijos y en penuria.
Troya realizó también con éxito pictórico la composición, el retrato y la imagen religiosa: Pintó el cuadro de LOS ARCÁNGELES y preparó la imagen de su tocayo SAN RAFAEL en 1902. Por orden del Rector del Colegio "Teodoro Gómez" donde fue Profesor, pintó también SAN MIGUEL y SAN GABRIEL, destinados para la Capilla del Colegio. LA INMACULADA CONCEPCIÓN, es lienzo que presentó Rafael Troya en el Concurso Artístico promovido en 1904 en Guayaquil, que fue premiado con la más alta recompensa. Se conserva en la Catedral de Guayaquil. Entre los cuadros de imágenes religiosas, de indiscutible mérito, existen: El lienzo del SEÑOR DE LA AGONÍA (ORACIÓN DEL HUERTO); una cabeza de LA DOLOROSA, que se conserva en el Locutorio del Colegio de las Madres Betlemitas de Ibarra. De retratos se conservan especialmente dos: Uno del Dr. MARIANO ACOSTA, y otro del CORONEL TEODORO GÓMEZ DE LA TORRE. En la Catedral de Ibarra, se
encuentra cuadros de LOS DOCE APÓSTOLES, que adornan las Columnas de la Catedral, trabajados en 1912. Llegó Rafael Troya a Ibarra en 1890 para permanecer definitivamente en la ciudad. Inmediatamente a su llegada manifestó el propósito de fundar una Escuela de Pintura, cuestión que logró realizarle con el apoyo del Municipio que le alentó con un contrato, comenzando las clases con 13 alumnos. Su estudio lo tuvo instalado en el Colegio "Teodoro Gómez de la Torre" donde fue Profesor desde 1895 hasta 1916. Aquí trabajó el retrato de Don PEDRO MONCAYO ESPARZA, que sirvió de base para el trabajo de su estatua escultórica trabajada por el escultor Luis Reyes. El retrato fue trabajado en 1907, con la oportunidad de celebrarse el centenario del nacimiento de Moncayo. Los principales discípulos de Rafael Troya fueron: Luis Toromoreno, pintor y poeta; los hermanos Víctor y Luis Mideros, y Luis y Daniel Reyes. La naturaleza ecuatoriana y la ciudad de Ibarra, tuvo su artista que se llevó en sus pupilas el paisaje y que a la vez dejó en el lienzo el paisaje ecuatoriano y la belleza natural espléndida de su ciudad natal.