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ALVAREZ FABELA DARIO

ALVAREZ FABELA DARIO

Manes el jergón

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A quién culpar de Arandela si es un pueblo para filibusteros que se alimentan de carcamal viejo y de tierra grácil. Insulso un lugar denuesto habitado por Manes el jergón, - Una mula de aspecto rocinante y réquiem -. Que no hay nada como su hirsuta hermana humana que debe una y mil deudas al joven Kibutz quien pertine siempre su mano.

Causa una blazón negativa en el jergón que su hermana humana no vaya a preferir en unión al adolescente Luengo, - De aspecto feo y despeinado, pero todo un delgado caballero -. Escorzortina su hermana siempre responde molesta y sollozante al jergón que no quisiera casarse, pero es necesario para mantener al soñador mula que es su hermano, puesto que, si no acepta la mano de alguien muy joven, - como en este caso Kibutz de cinco años, quien solo ve a Escorzortina como una esposa con la cual jugar a juegos de mesa de su nación japonesa -, estará obligada a irse a vivir sola con un hombre mayor y dejar al caballius dependiente de la muerte.

Manes realmente no parece afectarle el pensar en morir tan pronto, sus preocupaciones son inéditas para el hombre quien no tiene intereses en cuidar de la flaca y pálida yegua. Las cosas que el humano dice al Manes son ignoradas en su lugar favorito, donde lo vez sentando en un pedrote observando al estrellar marítimo junto a dos niños, - Arath y Adhara, príncipes para sus dos padres, de las pocas personas que atienden las necesidades y maleservan al caballo .

Una que otra vez va a llorarle a Florescia panadera, rogándole que Escorzortina tan bella y joven se case con su hijo Luengo, quien estudia para Panaderius Tempranus.

El rechazo hacia Kibutz de parte del jergón no es malicia, su obsesión con la piratería lo hacen ver un niño peliagudo y necesitado de inocencia, - Siendo que en la época antigua donde está sucediendo la historia, en Arandela los piratas eran una plagarius castante .

Manes y Escorzortina anteviento no eran hermanos, hace mucho había una versión pequeña de la mula que vagaba por el rio sin prendas y sin idea de cómo hablar, que fue donde el padre de los dos hermanos lo encontraría y lo llevaría a casa. Desde que lo adoptaron Manes ha tenido una obsesión con los modistatus, siempre vistiéndose con un chaleco rojo y llamativo por sus botones amarillos.

Hace ya cinco años antes de que los rebeldes secuestraran al padre cuyo nombre es Altamirano, el jergón paseando en lo más alejado de Arandela caería a un agujero donde encontraría una rosa muy única en su clase de la que haría uso de sus pétalos para hacerle un vestido a su hermana. – Le costó bastante por el simple hecho de poseer pezuñas y de lo gastadas que estaban -. Ningún otro hombre del pueblecillo que quisiera ganarse a la bella y pelirroja Escorzortina habría pensado en tal detalle.

Cuando apenas el israelí y japones Kibutz se acomodaba en el pueblo junto a sus compañeros vikingos, sentiría una envidia terrible de ver a tal jovencita apreciando el detalle de tal mula, - Aunque desconocía la situación, eso no evito que desde los primeros días en Arandela ya haya formado una rivalidad con el Manes .

Desde el secuestro de Altamirano la casa de los dos hermanius ha mantenido una organización y limpieza implacables. El padre solía salir a pasear a escalar cualquier montaña para olvidarse de su trastorno obsesivo, donde en esos viajecitos se la pasaba minando recolectando piedras y geodas, - Al regresar dejaba toda la casa llena de tierra y se escondía en su habitación para no hacer contacto con otra cosa.

Cuando terminaron de borrar cada recuerdo del padre, - Ya que en Arandela si un familiarus se consideraba muerto no se le hacía ningún funeral, solo se deshacían de sus pertenecías y le fabricaban una casita con sus antiguas pertenencias -, lo único que conservaron fue un ukelele que el jergón tuvo como prioridad; Al principio no sabía de qué se trataba, pensaba que tal vez era una especie de martillo para arreglar la caja de madera donde guardaban la comida. No fue hasta que vio una foto del padre sentando en el pedrote tocando el ukelele que empezó a teorizar de que se podía tratar.

Para aprender sobre el instrumento fue con Machezco el vidriatus, quien solo le respondió, - No todo es una respuesta, en ocasiones solo se trata de sujetarlo -. Con lo que le diría el anciano, este caballius muliatus se le veía más seguido en el pedrote imitando al padre en la foto con la diferencia de no saber lo que estaba haciendo y solo disfrutar de las estrellas.

Amaba tanto el ukelele que Escorzortina su hermana humana le fabricaría un gorro de mozo basado en el instrumento. Ya no lo veías salir sin su sombrero, parecía que lo único que le importaba era estar bien vestido, - Lo que ocasionaría que Kibutz se llenara de celos y en una noche en el pedrote bombardearía al jergón con las piedras más letales que pudo encontrar .

Su hermana al despertar siempre tenía la costumbre de asomarse a la ventana, veía a su hermano tirado pensando que se trataba de una siesta, pero mientras más avanzaba el día más le preocupaba el no ver ni un musculo moverse.

Mientras que Escorzortina estaba analizando la situación respecto a su hermano, la noticia que estaba en boca de todos era el regreso de Altamirano, había perdido un brazo que el mismo se cortó ya que los rebeldes lo sometieron a tocar cosas sucias y a beber del agua del arroyo.

Al regresar esperaba ver a su hija contenta con un marido y al que él consideraba el mejor modistatus, pero, todo lo contrario, solo veía a su hija entre lágrimas abrazando al cuerpo de su hermano. Inspeccionándolo, Altamirano llegó a la conclusión de creer que solo se trataba de atención médica, por lo que harían unas vendas improvisadas de paja y Escorzortina cubriría todas sus heridas a las que el padre les temía por las infecciones, - Lo cargarían hasta la mesa de la cocina con una balsa .

Después de un poco de tiempo el Manes despertaría, había perdido su habilidad para hablar, tenía toda la garganta destrozada y no podía levantarse en sus dos patas, prácticamente ya era más mula. Al regresar su hermana y padre experimentarían una felicidad casi indescriptible de verlo vivo, pero no entendían por qué no les decía quien había cometido semejante atrocidad o qué es lo que realmente había sucedido. El padre logró notar una roca atorada en su cuello, dejaba una cicatriz que rodeaba toda su crin, no tenían cómo comunicarse hasta que la hermana recordó al ukelele, - El instrumento había sobrevivido a la maldad del niño -, corrió hasta el patio que era donde estaba el pedrote y ahí había quedado el ukelele tirado en el suelo casi intacto. Trajo al Manes la guitarrita para que pudiera comunicarse, el problema era que no sabía tocarlo, solo sujetarlo como si se tratara de una antología.

Era la tarde y el jergón solo quiso sentarse en el pedrote junto a su preciado ukelele, su familia temía que algo le sucediera, pero ¿qué más podían hacer si así él era feliz? - En su mente solo le pasaba por la cabeza que ya llegara la noche para ver las estrellas, puesto que la roca era muy alta casi como un pequeño cerro .

Escorzortina y Altamirano aprovecharon el tiempo para darse el recuentro tan merecido, -Aunque cuidando del caballius para evitar otro problema -. Llegaría la noche, Arath y Adhara se acercaron al Manes, lo veían muy deprimido lo que no era normal, - Adhara tomó el instrumento y empezó a tocar una melodía que sonaba casi como la misma noche -, Arath siguió el ritmo cantando una melodía muy enternecedora, “¿A quién culpar de Arandela si las estrellas guían a una yegua que nadie comprende?”.

Todo el momento fue escuchado por Kibutz quien pensaba hacerle otra maldad a la mula en nombre de Escorzortina, - Se acercó al pedrote, pero no podía evitar la presencia de la niña Adhara, era como ver a un ángel dorado que bajaba del cielo con sus ricitos -. Era tan bella que Kibutz no pudo evitar el salir llorando de ahí, sabiendo que ninguna mujer lo amaría por su mal carácter, pero como culparlo, era más maduro que los otros niños de cinco años, - Alguien muy inteligente a quien sus padres maltrataban exigiéndole convertirse en un hombre, puesto que ser japones, israelí y vikingo le hacía sentir que no encajaba en ninguna parte .

Escorzortina fue atraída por la bella música desde su habitación, se asomó a la ventana y vio a Kibutz salir llorando, sospechando que él fue quien maltrato a su hermano, pero no le importaría ya que sabía que el Manes era más fuerte y valiente.

Altamirano también fue atraído, llamó a su hija y ambos salieron al patio, subieron el pedrote y se sentaron junto a él Manes, ambos pidiendo disculpas, Escorzortina por no aceptar la mano de Luengo y

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