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HIJOS, TRABAJO Y EL CAMINO AL ÉXITO

WALT MUELLER

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Walt Mueller @CPYU

Es fundador y presidente del Center For Parent/Youth Understanding (Centro para la Comprensión entre Padres y Jóvenes), una organización que sirve a escuelas, iglesias y organizaciones comunitarias en sus esfuerzos por fortalecer a la familia. Tiene más de 35 años trabajando con jóvenes y es una autoridad reconocidad en temas de cultura juvenil y crisis familiares. Algunos de ellos ya son lo suficientemente mayores como para mantener trabajos a tiempo parcial... y lo hacen. Otros son lo suficientemente mayores como para mantener puestos de trabajo a medio tiempo, sin embargo, por una serie de razones, no lo hacen. Todos ellos algún día dejarán la secundaria y darán un paso hacia la vida adulta que incluirá ingresar al mundo laboral o algunos años más de educación con la esperanza de que un título los prepare para un «buen» trabajo. En algún punto, tendrán que ganarse la «vida». ¿Qué verán los niños como el fin o el propósito del trabajo? ¿Por qué elegirán determinado camino laboral y profesional? ¿Sus metas serán económicas? ¿O rechazarán las promesas vacías y la filosofía defectuosa del consumo y placer?

Si realmente creemos que el Evangelio habla a toda la vida y que la educación cristiana conduce a la integración de la fe en nuestro trabajo, entonces debemos señalar a nuestros hijos a algo mejor que lo que la cultura les está dando actualmente.

Estos pensamientos han sido sugeridos por un artículo que acabo de leer. Max Torres de la Universidad Católica escribe una pequeña pieza titulada «América necesita trabajo». Lo que me impactó no fue el análisis de Torres sobre la empresa que describe en su artículo, sino sus comentarios sobre una teología del trabajo. Torres desafía a los lectores –¡y a nuestros niños!– a embarcarse en una vida de trabajo que no apunte hacia la trayectoria de la ganancia económica, sino hacia la realización de nuestra humanidad completa.

Estas son algunas de sus palabras para considerar... y al hacerlo, espero que reflexionemos sobre cómo podemos llevar mejor a los niños a una forma enriquecedora, plena, reflexiva, que glorifique a Dios al observar e involucrarse en el trabajo.

«La inversión de la persona en proyectos productivos tiene una importancia trascendente y transformadora, no solo para el progreso material de la sociedad, sino sobre todo para la plena realización del potencial humano».

«Los empleos significan más que ingresos. Somos creados para hacer el trabajo y, al hacerlo, nos convertimos, cada vez más, en lo que somos».

«El trabajo nos hace plenamente más humanos, algo que un ingreso no puede hacer».

«Visto desde la perspectiva del desarrollo humano -la perspectiva más importante- el trabajo no remunerado en el hogar o con niños es tan importante para una sociedad floreciente como la banca de inversión, tal vez más. Trabajar en McDonald’s no tiene menos dignidad que trabajar en un bufete de abogados».

«Solo el niño, el tonto y el hombre santo viven hoy como si el mañana se ocupara de sí mismo. Por un lado, solo el escéptico, el avaro y el materialista creen que la realidad consiste solo en lo que podemos tocar y numerar».

Líderes de nuevas generaciones y padres: ¿Qué están enseñándoles a sus chicos sobre la relación entre la fe, el trabajo y el éxito humano? ¿Comprenden el mandato de «llenar la tierra y sojuzgarla?» No enseñarles nada es enseñarles algo... y ese «algo» no conduce a la comprensión de nuestra humanidad completa.

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