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RECURSOS PARA TU MiNiSTERiO

Guerra de Pinzas

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Para este juego necesitaras un espacio abierto en el que se pueda correr.

Compra con anticipación una buena cantidad de pinzas de madera o plástico (con las que se cuelga la ropa mojada en casa). Divide a los jóvenes en dos grupos con la misma cantidad de personas y ponlos a los extremos del campo de juego. En la mitad del campo ubica en el suelo todos los ganchos que compraste, nadie puede tener ninguno en su mano antes de empezar. La instrucción es la siguiente: “Cuando suene el silvato ustedes deben correr hasta la mitad y coger la mayor cantidad de pinzas que puedan, cuando tengan las pinzas pueden empezar a atacar a sus enemigos”. Atacar significa enganchar la pinza en la ropa de los jugadores del equipo contrario, las pinzas solo se pueden poner en la espalda de las personas. Dales 5 minutos para que corran y hagan sus estrategias. Cuando se acabe el tiempo, da la señal y logra que los equipos vuelvan al lugar inicial. Cuenta las pinzas que tienen puestas en la ropa y suma la cantidad por equipo. Gana el grupo que tenga menos pinzas puestas en sus espaldas. Como recomendación puedes pedirles a las mujeres que recojan su cabello para que no las vayan a lastimar con las pinzas.

Rompecabezas

Esta dinámica te servirá para introducir el tema del encuentro.

Debes escribir grande sobre un cartón o papel tipo cartulina, de un tamaño aprox. 50 cm por 70 cm, el título del tema del día, por ejemplo “la pornografía y el internet”. Realiza 2 carteles iguales para poder dividir a los participantes en dos equipos. Luego, corta cada cartel en piezas de rompecabezas, calcula los espacios para que al menos te queden 5 piezas de rompecabezas y escóndelas por separado por todo el salón sin que ningún joven te vea. Entrégales un papel en el que les indiques con pistas cómo pueden ir llegando hacia las piezas del rompecabezas. Cada pista lleva a la siguiente pieza. ¡El primer grupo que encuentra y arma el rompecabezas con todas las piezas, gana! Tener preparado un premio para el equipo ganador, puede ayudarte a motivar su participación.

Música para tus oídos

Empieza tu reunión con un momento de música que romperá el hielo entre los jóvenes. Prepara unos minutos antes de la reunión una lista con palabras que alguna vez hayas escuchado en diferentes canciones. Luego separa a tu grupo en 2, explícales que tú dirás una palabra y ellos como equipo deben buscar una canción que se sepan todos y que contenga esa palabra en su letra. Cuando estén de acuerdo deben correr hacia una esquina del salón y cantar la canción juntos. El primer equipo que llegue a la esquina y la cante será el ganador. Puedes hacer esto varias veces y les das puntos para cada acierto que tengan. Así el ganador será el que más canciones se sabe. Puedes tenderles una trampa y buscar algunas palabras claves en canciones no cristianas, y ellos mismos se van a sorprender de las letras que a veces cantan y ni ellos se dan cuenta.

¿Qué película es?

¡Este juego te llevará tiempo previo de preparación pero valdrá la pena! Elige 10 escenas de 10 películas diferentes y organiza con algún grupo de chicos para actuarlas y grabarlas. Fíjate que sean clásicas, que todo el mundo haya visto como por ejemplo: Misión imposible, Titanic, La Era de Hielo, Gladiador, etc. No deben durar más de 15 segundos cada una. Una vez que tengas esos mini videos listos y editados en tu computadora ya puedes usarlos para jugar. Ten listo todo lo necesario para proyectar las películas con sonido, buena imagen y si quieres palomitas de maíz. Divide a los jóvenes en grupos de 4. Y dales una hoja y un lápiz para anotar. La consigna que debes dar es la siguiente: “Ahora vamos a pasar pequeños fragmentos de películas muy conocidas por todos. Si saben de cuál se trata, escriban el nombre de la película correctamente en la hoja y no compartan la información con otros grupos, ya que el grupo que más películas reconozca y escriba correctamente, será el ganador” Será muy divertido que los videos sean dramatizaciones de personas que ellos conocen. ¡Si puedes ten lista una cámara para tomar fotos de sus caras cuando los vean en acción!

Recomendados de la serie «52 tips prácticos para líderes de jóvenes» de PARALIDERES.ORG

http://bit.ly/regla8020 Obra de teatro: Dos hombres ciegos

un recuento de mateo 20:29–34

personajes: Dos hombres ciegos, cuatro o más personas de multitud, Jesús y el narrador. (Los personajes hacen lo que en narrador va leyendo) narrador: Dos hombres ciegos sentados en una banca, cerca del camino, tarareaban pensando que todo estaba muy bien, sin pena alguna. Uno tenía un espasmo en su mano izquierda que le causaba gran dolor. Su brazo derecho también se movía violentamente, frecuentemente golpeándolo en la frente. El otro hombre ciego tenía una tos terrible. A veces la tos se convertía en una crisis de estornudos. También tenía un extraño espasmo en su cuello que lo hacía sacudir la cabeza como la de un pollo. Una multitud emocionada que seguía a Jesús pasó frente a los dos hombres, y en la emoción de la gente accidentalmente tumbaron a ambos hombres ciegos de sus bancas rompiendo las bancas. La gente siguió adelante dejando a los espasmódicos y ciegos hombres en el polvo. Pero después ambos hombres escucharon que Jesús estaba delante de ellos y gritaron juntos muchas veces. hombres ciegos: (Gritan a la vez) ¡SEÑOR, HiJO DE DAViD, TEN MiSERiCORDiA! narrador: La multitud cubrió sus oídos. Se enojaron con los hombres ciegos y les gritaron. multitud: (Dirigiéndose a los hombres ciegos en el suelo) ¡CALLENSE! ¡NO PODEMOS ESCUCHAR A JESUS! narrador: Pero aun así los hombres ciegos siguieron gritando. hombres ciegos: (Gritan a la vez) ¡SEÑOR, HiJO DE DAViD, TEN MiSERiCORDiA! narrador: La multitud rechinó los dientes y con los ojos bizcos se enojaron más. multitud: ¡Les dijimos que se callaran! ¡Hablan demasiado fuerte! (Mientras gritan los golpean y patean). narrador: Aun así los dos siguieron gritando quejándose, «¡SEÑOR, HiJO DE DAViD, TEN MiSERiCORDiA!» La multitud estaba tan enojada que tomaron los pedazos de las bancas rotas y se las aventaron a los hombres ciegos. Aun así ambos siguieron gritando, «¡SEÑOR, HiJO DE DAViD, TEN MiSERiCORDiA!» Entonces Jesús entró a la escena. De pronto la multitud se contagió con los espasmos en la mano izquierda que les causó mucho dolor. Sus brazos derechos comenzaron a moverse violentamente, golpeándose en sus frentes. La multitud comenzó a toser, algunos a estornudar. Todas sus cabezas comenzaron a sacudirse como si fueran pollos. La multitud se fue. Y Jesús sanó a los hombres ciegos—los cuales siguieron a Jesús fuera del escenario.

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