13 minute read

iNFORME CENTRAL

Next Article
ZONA 12 -15

ZONA 12 -15

i NFORME CENTRAL por Horacio González

- “¿Señora González?, la estamos llamando del colegio de su hijo, necesitamos que venga a hablar urgente con el Sr. Director. Horacio está suspendido.”

Advertisement

Ese fue el resultado de mi primer acercamiento con el ministerio juvenil, tenía 8 años de edad y quería que todos mis compañeros conocieran y amaran tal como yo lo hacía, a la persona que había cambiado mi vida, Jesús. Crecí en una familia que me mostró a Cristo desde adentro. Mis padres, lejos de ser personas perfectas, fueron auténticos e íntegros en su fe y sin duda fueron instrumento en las manos de Dios para acompañarme en mi caminar con Jesús. Mi iglesia siempre fue como la continuación de mi casa, el templo era un lugar lleno de música, con imponentes himnos tocados en un órgano de viento. Claro que en esta otra “casa” había reglas especiales, me vestía con la ropa más elegante que tenía, había que guardar silencio y no podía mirar para atrás sin exponerme a un buen pellizcón de mi madre. Pero me gustaba, lo disfrutaba: ahí estaba la presencia de Dios. Imposible olvidar a mis maestros de Escuela Dominical, personas espectaculares, que invirtieron horas y horas en mí, enseñándome a orar, a amar la Biblia, a reconocer a Jesús en cada página de ella y a entender el poderoso amor de Dios por mí. Ellos dejaron huella en mi vida y lo aprendido junto a ellos permanece en mí hasta hoy. Desde muy pequeño mi relación con Jesús fue algo natural, apasionada y desafiante. No fui un niño tranquilo ni sumiso. Fui un niño normal, inquieto, gritón, egoísta, tramposo, mentiroso, etc. Y mi adolescencia no fue muy distinta; luchaba, sufría y disfrutaba con lo que todo adolescente lucha y a pesar de todo ello, no puedo dejar de reconocer la gracia, misericordia, amor, paciencia y el gran sentido del humor de Dios para trabajar con una persona como yo y llevarme hasta donde me encuentro el día de hoy.

Cuando crees que ya lo has visto todo, Dios saca una nueva carta bajo la manga y nos sorprende. Él usa maneras increíbles para llamarnos y mostrarnos lo que tiene para nuestra vida.

SOY VETERANO

EN EL MINISTErIo JUVENIL

Horacio y Patty Gonzáles son pastores de jóvenes de ley y de leyenda. Cuando les conocí en Temuco, Chile me impresionaron como parte de un muy selecto grupo de los líderes que mejor estaban pastoreando adolescentes en todo el continente. Su grupo juvenil llamado en ese entonces Lokos por Cristo era el paradigma exacto de lo que un grupo de adolescentes entusiasmado con Jesús y su iglesia puede y debe ser. A lo largo de los años ellos han tenido muchas oportunidades de dejar su amor por el ministerio a la juventud pero nunca claudicaron. Ellos han sabido cambiar de roles, protegiendo su pasión y su llamado y siendo estratégicos a la hora de invertir en las nuevas generaciones de líderes de jóvenes de todo Chile. Desde que comandan los esfuerzos de Especialidades Juveniles en Chile siempre me he sentido privilegiado de contar con ellos en nuestro equipo y ha sido un descanso sumar su experiencia, audacia y liderazgo ensanchando el terreno de influencia de nuestra ayuda práctica para pastores de la nueva generación. Gracias a Dios por héroes como Horacio y Patty Gonzáles. Dr. Lucas Leys

Tenía 13 o 14 años, era un domingo más y por segundo domingo consecutivo nuestro maestro de Escuela Dominical, no recuerdo si renunció, se enfermó o se aburrió de nosotros, pero el caso es que no apareció, ¡qué felicidad, éramos libres! Junto a mis “trajeados y encorbatados” compañeros de clase corrimos al patio improvisando una pelota de futbol para jugar una “pichanga” (partido informal de futbol). Llegó el tercer domingo y nuevamente ¡estábamos libres! Estábamos en plena “pichanga” cuando apareció el pastor quién nos hizo una seña con los dedos, a uno de mis amigos y a mí, para que fueramos hablar con él a su oficina. Allí al ser interrogados del porqué andábamos “sueltos por la vida”, mi compañero y “socio” enmudeció y yo salí a la defensa, justifiqué nuestra “pichanga dominical” argumentando “que no habían profesores dispuestos para atender a los adolescentes”.

La respuesta del pastor era lo último que hubiera cruzado por mi mente, sin embargo una vez más, sin tener idea de lo que aquello significaría, fui nombrado “oficialmente” el maestro de mis compañeros los adolescentes, y al reclamar por no tener material “especializado” para dar clases a esa edad, su respuesta fue como la que recibió Moisés:

— ¿Qué tienes ahí Horacio? — Es sólo mi Biblia —respondí. (Reina Valera de canto rojo, por supuesto). — Bien —afirmó— no necesitas nada más por ahora. Acto seguido nos dio algunas instrucciones para atender al grupo ese día y me preguntó: — ¿Puedes estar en mi casa entre semana después del colegio?

Te quiero ahí cada martes.

Aquel domingo Dios me llamó para comenzar mi ministerio, específicamente, con adolescentes y jóvenes y puso a mi lado a la persona que sería mi mentor por largos cuatro años.

Hubo dos acciones importantísimas. La primera, se me asignó una responsabilidad que claramente excedía mi capacidad pero que constituía una oportunidad única que resultó ser muy significativa, y segundo, se me proveyó de una instancia de capacitación específica, personalizada, en la que experimenté de manera muy significativa la transmisión de un discipulado de vida.

Dicho sea de paso, sólo un milagro de Dios fue capaz de hacer que mis compañeros de clase me hicieran caso, me creyeran y me escucharan. El amigo-socio que me acompañó aquel domingo con el pastor ¡siguó mudo!

Comencé a experimentar a Dios en los dos frentes; discipulado y enseñanza, de manera muy diferente. Me sentí sostenido y pude sostener. Mis compañeros crecieron junto conmigo pero ellos pasaron a la clase del siguiente nivel y yo me quedé con los que venían. La diferencia de edad ayudaba. ¡Cuánto aprendí! No fue fácil, yo no lo sabía todo y en más de una oportunidad me metí en problemas. Yo sólo era un adolescente “común y corriente”, sin embargo recuerdo este episodio de mi vida cuando el Señor me tomó y hasta hoy no me ha soltado.

El llamado a servir al Señor no tiene que ver con las capacidades que cada uno cree tener. No responde a lo que uno ha hecho sino que es reflejo de lo que Dios ve en nosotros y sabe que podemos realizar con él. Todo tiene que ver con él. Con su amor, su gracia, su paciencia, su humor. Cuando él nos llama no nos queda más que responder y disponernos a seguirle. Esto no es mágico ni siempre nos va bien en todo. Yo me he equivocado muchas veces (lo sigo haciendo) y créanme que haría cosas diferentes a las que hice en distintas etapas de mi vida, pero aun así siento que Dios ha sido especialmente bondadoso en darme la oportunidad de servirlo incluso hoy que ya soy abuelo. Todo lo bueno que ha habido y habrá en mi caminar, tiene que ver con él, y los errores o los dolores que he causado, han tenido que ver conmigo cuando he querido tomar el control o atribuirme algún mérito en lo que ha pasado.

Dios provee todo lo necesario, prueba de ello es Patty, la mujer más hermosa que pisa la tierra. Mi esposa, compañera de vida, de milicia y de llamado. Ella además de convertirme en padre de tres maravillosos hijos y abuelo de cuatro nietos hermosos, ha sido la ayuda idónea para complementar y potenciar mis dones y mi llamado, y para pulir mis asperezas. Juntos hemos vivido una historia apasionante parecida a una montaña rusa, hemos estado en la cima y también hemos tocado el fondo. Sin embargo, estamos ciertos que no ha pasado un solo día de nuestras vidas en las que Su amor y Sus misericordias no estén presentes en nosotros. Es él y sólo él quien nos ha llenado con su amor, pasión, poder, propósito, perseverancia y paciencia. Reconocemos que nada de lo que hemos podido hacer se trata ni tiene que ver con nosotros sino con aquél que nos llamó.

¿CREES HABERLO VISTO Y VIVIDO TODO? ¡DIOS AúN NO HA TERMINADO!

Hay héroes en la Biblia que comenzaron desde muy pequeños a ser protagonistas en las manos de Dios. Muchos también lo hicieron hasta el final de sus vidas y de vidas muy largas. Uno de mis héroes es Caleb (aunque no estoy tan viejo como él), y quiero seguir su ejemplo. Él fue compañero de Josué, fue uno de los 12 espías que, después de salir de Egipto, conoció la tierra que Dios les había dado. Sufrió la decepción de no poder entrar y tomar posesión de ella y tuvo que posponer 40 años el cumplimiento de la promesa que Dios le había hecho. Ya estaba viejo, y probablemente, más cansado que muchos. Era el único sobreviviente de su generación junto a Josué, pero cuando llegó el momento, alzó la voz, pidió y reclamó su promesa. No pidió tratamiento especial. Tenía claro que no dependía de él sino de quien estaba y moraba en él. Déjame bosquejar algunos principios que me han ayudado y que te pueden ayudar. Los saco del ejemplo de Caleb, mi héroe veterano de 85 años.

Los descendientes de Judá se acercaron a Josué en Guilgal. El quenizita Caleb hijo de Jefone le pidió a Josué: «Acuérdate de lo que el Señor le dijo a Moisés, hombre de Dios, respecto a ti y a mí en Cades Barnea. Yo tenía cuarenta años cuando Moisés, siervo del Señor, me envió desde Cades Barnea para explorar el país, y con toda franqueza le informé de lo que vi. Mis compañeros de viaje, por el contrario, desanimaron a la gente y le infundieron temor. Pero yo me mantuve fiel al Señor mi Dios. Ese mismo día Moisés me hizo este juramento: “La tierra que toquen tus pies será herencia tuya y de tus descendientes para siempre, porque fuiste fiel al Señor mi Dios.” Ya han pasado cuarenta y cinco años desde que el Señor hizo la promesa por medio de Moisés, mientras Israel peregrinaba por el desierto; aquí estoy este día con mis ochenta y cinco años: ¡el Señor me ha mantenido con vida! Y todavía mantengo la misma fortaleza que tenía el día en que Moisés me envió. Para la batalla tengo las mismas energías que tenía entonces. Dame, pues, la región montañosa que el Señor me prometió en esa ocasión. Desde ese día, tú bien sabes que los anaquitas habitan allí, y que sus ciudades son enormes y fortificadas. Sin embargo, con la ayuda del Señor los expulsaré de ese territorio, tal como él ha prometido». Josué 14:6-12

¿Cómo pudo decir un veterano de 85 años: «Dame ahora este monte»? (v.12) ¿No estaba ya demasiado viejo para conquistar territorios e instalarse en una nueva tierra? No, «él se sentía tan fuerte como el día que Moisés lo había enviado y así como fue su fuerza en aquel momento, tal era ahora» (Jos 14.11).

¿VETERANOS jÓVENES Y PRODUCTIVOS EN EL MINISTERIO jUVENIL?

Claro que sí. Al igual como Dios lo hizo con Caleb, lo puede hacer hoy en ti y en mí. No pierdas la esperanza, no dejes de soñar, ni dudes de la bondad de Dios. No te desanimes, ¡aun cuando pases 40 años esperando!

SI Tú CREES QUE YA LO VISTE TODO… ¡ESPéRATE A VER LO QUE DIOS TIENE PREPARADO PARA TI!

• Mantente aprendiendo • Mantente amando a Dios y a las personas • Mantente riendo • Mantente olvidando • Mantente anhelando • Mantente mirando hacia Dios • Mantente trabajando • Mantente apoyado en Dios • Mantente usando un lenguaje positivo • Mantente escuchando

Hoy, después de tantos años, tantas puertas abiertas para servirle en medio de hombres y mujeres, de adolescentes y jóvenes, levantando liderazgo nacional y ahora pastoreando una iglesia, podemos decir que somos “veteranos”, pero no te confundas, ¡No nos hemos jubilado!

Somos veteranos, pero vigentes, y mientras el Señor nos llame y no nos mande a los cuarteles de invierno, nos mantendremos así.

PENSAMIENTOS DE OTROS VETERANOS EN MINISTERIO jUVENIL

MArV PENNEr

Alguien me preguntó el otro día si estaba listo para “pasar la antorcha” después de 43 años de trabajar con jóvenes y sus familias. ¿Estás bromeando? Deseo y oro que tomen mi antorcha de mi mano fría y muerta, porque hasta entonces tengo la oportunidad de usar mi antorcha vieja, desgastada para encender antorchas de incontables jóvenes y señoritas que son llamados a ser la siguiente generación de líderes. No hay mayor privilegio que pueda pensar que invitar a líderes jóvenes a ser fieles, pensativos, audaces, ¡comprometidos a perseguir lo que Dios los ha llamado a ser! Amo a esta nueva generación de líderes, ¡y amo que aún me permitan tener una voz en su preparación.

LIBROS RECOMENDADOS DEL TEMA

Si eres veterano en el ministerio juvenil, te recomendamos unos títulos que te llevarán a renovar la visión y revitalizar el llamado:

1. cómo sobreponerse al lado oscuro del liderazgo, Gary L. Mcintosh y

Samuel D. 2. llamados a ser líderes de dios,

Warren Wiersbe. 3. desafíos del liderazgo cristiano,

John Stott. 4. la medida del líder, Gene Getz. 5. liderando con amor,

Alexander Strauch. 6. liderazgo con propósito,

Rick Warren. 7. la paradoja del liderazgo,

Denny Gunderson. 8. dangerous calling,

Paul David Tripp. 9. el ministerio pastoral,

John MacArthur. 10.your ministry’s next chapter,

Gary Fenton. 11. pastores en alto riesgo,

H.B.London y Neil B. Wiseman.

MArK oESTrEICHEr

Después de 33 años en ministerio juvenil, existen algunas cosas que veo acerca de cómo sobrevivir y prosperar como veterano:

Mi pasión y llamado no han cambiado, pero mi papel y relaciones han crecido y cambian con los años. Cuando era un joven líder me encontraba en una relación de “hermano mayor” con los adolescentes. Al pasar los 30 años, mi relación con ellos fue como la de un tío. En estos días soy como un padre sustituto. Necesito ejercitar sabiduría para saber cómo maximizar las oportunidades que esto provee y ser cauteloso con sus limitaciones. Nada es más triste que un líder juvenil de 50 que pretende tener 23 años. También he necesitado ver cambios en mi visión y papel con relación a otros líderes. Al adquirir más experiencia (¡y años!), encuentro que parte de mi mejor ministerio es equipar y facultar a líderes más jóvenes. Los líderes de jóvenes veteranos a veces se mueven a un papel de multiplicación; veo mi llamado ministerial llevado a cabo a través de voluntarios que tienen la mitad de mi edad. No quiero perder contacto real con los adolescentes así que mantengo mi relación con ellos; pero mi mayor impacto es a través de otros. He tenido que aprender a decir “no”. A mi edad, existen aspectos simples del ministerio juvenil para los que no estoy equipado, o no estoy interesado en hacer. Finalmente -y esto es verdad para líderes juveniles de todas las edades, y ninguno será veterano si no aprende esto- debo comprender que estar en ministerio juvenil no significa que mi alma estará atendida. Si no soy intencional acerca de mi crecimiento espiritual continuo, voy a agotarme o dejaré de tener algo significativo y auténtico que ofrecer.

Transforma {literalmente} la manera en que te ves y vives.

La mayoría de las mujeres lucha contra alguna forma de inseguridad. ¿Te has sentido así?

Secretos para una vida exitosa es un deleitable estudio de las verdades de Dios en el libro de Colosenses. Son principios bíblicos que te darán un mayor entendimiento de quién eres en Cristo y de cómo puedes interactuar confiadamente con otros. ¡Disfruta de las bendiciones que Dios tiene para ti, un paso seguro a la vez!

Incluye preguntas para autoevaluarse y profundizar en estudios individuales o grupales.

This article is from: