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OTRO HEMiSFERiO

annette gulick

¿hasta cuándo, señor?

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n una mesa de ocho personas había 200 años de experiencia en

el ministerio juvenil: Adrian y Rocío, y Víctor y Marta se especializan en el ámbito local y denominacional en el Perú; Félix y Sara, y Tim y yo en proveer recursos y capacitación para líderes juveniles. íbamos rumbo a un evento en la sierra al norte de Lima, pero antes de salir de la ciudad hicimos escala para disfrutar de unos Pollos a la brasa. Recién me había enterado del tema de este número de Líder Juvenil, entonces mientras esperábamos la comida aproveché para preguntarles acerca de los beneficios y las desventajas que experimentan de ser veteranos en el ministerio juvenil.

No nos sentimos viejos pero todos reconocemos que cada vez nos parecemos más a los padres que a los chicos con los cuales trabajamos, y coincidíamos en que a pesar de no tener la misma energía que teníamos hace años, hemos ganado aprendizaje y experiencias que compensan la pérdida.

Pero si eres veterano, esto ya lo sabes. Lo que probablemente no sabes es: hasta cuándo deberías seguir trabajando con adolescentes y jóvenes.

La cuestión de la edad y la energía cobra más importancia en los momentos que estamos en un campamento, las realidades familiares y del trabajo pueden ser determinantes (por ejemplo muchos líderes se dan de baja cuando sus hijos entran al grupo de adolescentes o cuando tienen que viajar con frecuencia para el trabajo) y el desarrollo de nuevos líderes con un plan de sucesión implica que otros necesitan espacio para usar sus dones y aprender de su propia prueba y error.

Si no estás planteándote la pregunta ¿Hasta cuándo debo quedarme? deberías hacerlo. Si has durado mucho tiempo en la pastoral juvenil es porque probablemente tu trayectoria ministerial incluya: éxito – Los resultados trascendentes en el ministerio existen porque Dios decidió dártelos. Pero Dios lleva a cabo sus planes por medios secundarios y estos incluyen los dones y talentos que ha distribuido en su cuerpo para sus propósitos. Si has visto buenos resultados en las vidas de los adolecentes o jóvenes con los cuales trabajas, lo más probable es que eres bueno en aspectos fundamentales del ministerio juvenil y esto nos lleva a los siguientes puntos:

dones bien utilizados – Las actividades que realizas están alineadas con cómo Dios te ha hecho.

pericia adQuirida – A los dones espirituales y las fortalezas innatas has agregado conocimiento y destreza en la práctica.

disfrute - El gozo nos ayuda a perseverar (Hebreos 12: 2). La gente asume responsabilidades con la juventud por una variedad de motivaciones, pero si no encuentran satisfacción allí, es difícil que se queden por mucho tiempo.

hay quienes temen reconocer estos elementos porque parece orgullo, pero deberían ser motivo de gra-

titud y humildad (1 Corintios 4:7). Una investigación de la agencia Gallup revela que solamente 20% de la gente trabaja utilizando sus fortalezas. Si puedes invertir tu tiempo en algo que te gusta, que eres bueno, que te permite ejercer y afinar tus fortalezas, y que es trascendente, estás en la minoría de gente en el mundo. ¡Qué motivo de gratitud!

Pero esta situación tan privilegiada nos expone a un gran peligro porque la competencia tiene una relación inversa con la dependencia. Entre más nos sentimos competentes, menos sentimos nuestra necesidad de Dios y de los demás.

Pienso en el rey David que declaraba una y otra vez que el Señor era su fuerza y su salvación. Cuando era joven, la ecuación de su salvación frente a los animales silvestres y Goliat era sencilla:

si eres veterano... lo que probablemente no sabes es hasta cuándo deberías seguir trabajando con adolescentes y jóvenes...

FUERZA = DiOS + la confianza de David en Dios + una honda + unas piedras

Pero a lo largo de sus cuarenta años de ser rey, cada vez se sumaban más elementos a la ecuación:

FUERZA =DiOS + la confianza de David en Dios + 37 hombres valientes + la fortaleza amurallada de Jerusalén + 100 carros + caballos para ellos + 1.300.000 hombres que podrían servir en el ejercito

¿cuáles son los elementos que forman parte de la ecua-

ción de tu fuerza? Te animo a celebrar cada uno como regalo de Dios que te bendice y que puede bendecir a todas las familias de la tierra (Génesis 12:2,3), pero también a recordar que la fuerza y la destreza nos inducen a depender de ellos.

Se estima que a dos años de instalarse en la seguridad de los muros de Jerusalén, David decidió quedarse allí en vez de ir a la campaña militar. Sin duda era difícil cambiar la seguridad y comodidad del palacio por el peligro del campo de batalla. Pero no hacerlo desencadenó destrucción que tocó primero el círculo íntimo de David y Betsabé, y después llevó a la desintegración de todo el país.

Un veterano puede sentir la seguridad de un baluarte en el ministerio. Por esto te aconsejo preguntarle a Dios permanentemente, ¿Hasta cuándo quieres que me quede aquí? Esta pregunta nos saca del ministerio en piloto automático y nos incentiva a escuchar a Dios.

puede ser que dios te pida quedarte donde estas. Por

ejemplo, Félix pensaba dejar de trabajar con adolecentes para enfocarse en el coaching de gente profesional, pero él comenta que ve resultados con los adolecentes que no observa con la gente mayor, así que sigue invirtiendo en los adolecentes.

o puede ser que dios te sorprenda con algo nuevo. Recien-

temente tanto Adrian y Roció como Víctor y Marta se han mudado a nuevas regiones del Perú. Dejaron atrás sus familias, sus comunidades y los chicos que tanto aman para que Dios haga algo nuevo en ellos y por medio de ellos. Se nota que están en una etapa buena de crecimiento personal y ministerial, pero también hay un costo.

Salir de nuestro “baluarte” implica un desequilibrio. Implica inseguridad. Implica perdida. Implica tiempo en el cual nos vamos a sentir, y probablemente ser, menos útiles.

el desequilibrio nos lleva a buscar algo firme a lo que po-

demos aferrarnos. Cuando estamos consientes de nuestras debilidades, podemos experimentar cómo el poder de Dios se perfecciona. Y en el proceso llegamos a conocerle de una forma más fresca y más intima. Y dado a que lo mejor que se pude disfrutar es una relación intima con el Dios vivo y personal, en la mayor intimidad del dialogo con Dios, habremos sido enriquecidos sea cual sea la respuesta.

Hace años le preguntamos a Dios ¿hasta cuándo nos quedamos en México? Era tan difícil dejar los amigos y colegas, los sitios y la comida que tanto nos encantó, la vida que teníamos armada allí, que al salir pasé por las etapas del luto. Pero puedo testificar que desde entonces Dios nos ha dado otras relaciones y experiencias tan significativas y gratas que no puedo imaginar la vida sin ellas.

En lo que he meditado en este tema, Dios me está enseñando que actualmente el baluarte en el cual me fio es el cariño de la gente que me rodea. Tim y yo tenemos una vida de nómadas, pero en los sitios donde paramos hay gente a quienes quiero y quienes me quieren. Disfrutan regalarme lo que saben que me gusta—especialmente un buen café y una charla profunda en un ambiente tranquilo-- y son consientes de lo que necesito para estar bien: un buen descanso en la noche y tiempo a solas para recargar mis pilas. Dios y yo estamos conversando acerca de cómo se ve “te basta con mi gracia” cuando físicamente y emocionalmente estoy sobrepasada. No tengo una respuesta todavía, pero sé que la mejor resolución posible es que puedo decir con David:

el Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de Él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. (Salmos 28:7)

Espero que la pregunta ¿hasta cuándo debo quedarme? sirva como disparador de unas conversaciones enriquecedoras con las personas significativas en tu vida. Pero aun más, espero que te saque de tu zona de comodidad para que puedas experimentar a Dios y así tu corazón salte de alegría.

Annette ha pastoreado la juventud principalmente en los eeuu y México. trabaja con el ministerio SePAL. capacita líderes a través de www.ParaLideres.org y los institutos especialidades juveniles.

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