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CONSEJOS DESDE EL FRENTE

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METROPLEX

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Timmy Ost

@7immyOst

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Timmy es proveniente de una familia de misioneros que comenzando con su abuelo hace décadas iniciaron un movimiento en México llamado «Centros de Fe Esperanza y Amor». Es el director de Especialidades Juveniles México y también lidera el Ministerio de Liderazgo 24-7 en la ciudad de México.

La simplicidad del asombro

ARECIERA QUE TODA LA VIDA NOS LA PASAMOS CORRIENDO de un «amor» que durará por siempre, de un lado a otro buscando algo que llene por completo un sentido de existencia que constantemente estamos necesitando. ¡Este «amor» que añoramos está tan cerca! Solo que nos hemos agotado al olvidar la simplicidad del ASOMBRO.

Hace unos meses en una conversación casual con mi mamá, le comencé a platicar de algunas experiencias que había tenido en las ultimas giras con mi banda; desde conciertos extraordinarios, oportunidades de escalar algunas montañas, experiencias de comunidad inolvidables, lecciones de liderazgo y mucho más. Recuerdo que le decía lo impresionante que habían estado esos meses, pero después de un silencio extraño simplemente voltea y me dice: «...a mí solo hay una cosa que me impresiona: Jesús. Fuera de Él ya nada me impresiona...» Me quedé pensando por algunas semanas sobre ese comentario. Me di cuenta que poco a poco pierdo el asombro de lo que Jesús es. Si somos honestos, nos hemos acostumbrado a tantas muletas para experimentar de ese espacio donde solo importa escuchar, sentir y absorber un toque del cielo, que vuelva a catapultar a nuestro espíritu cansado y corazón desorientado. Nos hemos anestesiado a la realidad de que hay tanto que nos estorba para disfrutar de la simplicidad del asombro. Esta «Simplicidad del Asombro» no es una expresión pública sino una disciplina privada. Jesús nunca tuvo una fascinación por las multitudes. Siempre buscaba experimentar tiempo uno a uno con aquellos a quien amaba (eso es lo que sigue anhelando mientras lees estas líneas). Obsesionarnos por una experiencia de miles nos puede llevar a ignorar un encuentro exclusivo con el mismo creador del universo, ya que su naturaleza es buscar tiempo exclusivo para Él. En mi Salmo favorito, David plantea las siguientes dos preguntas: «¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar santo?» Al ver la respuesta que viene del mismo pasaje, encuentro que la verdadera adoración incluye tres galaxias infinitas de exploración, que más allá de una simple actividad, nos llevan a una aplicación. En primer lugar está la galaxia de nuestra MENTE. Existe tanto que debemos hacer a un lado para que nuestros pensamientos estén enfocados a reconocer lo que Dios es. La segunda galaxia es la VOLUNTAD. El corazón de Dios lo tocamos más con nuestras acciones que con nuestras canciones. Si tu adoración no cambia los patrones en los que vives, solo fue una experiencia multisensorial estimulante que te hizo sentir mariposas en el estómago. El ruido que hacemos debe cobrar sentido en una aplicación constante de amor al mundo que nos rodea y una manera congruente de vivir nuestra fe al responderle a Dios con nuestras acciones y actitudes. El tercer componente son nuestras EMOCIONES. Esta es la galaxia donde somos más sensibles a experimentar la realidad de una relación genuina con Dios. Justo cuando en tu travesía personal no tienes ganas ni la motivación de perseguir la intimidad con Dios, recordarás que Él se tomará el tiempo de atenderte y disfrutar el tiempo que le dedicas; ese es el momento donde seguramente, en contra de todos los pronósticos, Dios te dice: «Aun así ven». Y ahora puedes recuperar lo perdido a través del temor, el agotamiento, la desilusión y el fracaso. Entender la combinación de estas tres galaxias es regresar al universo donde Dios vuelve a tomar el primer lugar en tu vida. Muchas veces en nuestra lista de «Top 10» sin darnos cuenta, Dios ya no está en la primera posición. Él de manera muy gentil se hace a un lado; no está dispuesto a competir contra nada ni nadie por la prioridad de tu vida. Experimentar a Dios nos lleva mucho más allá de una actividad dominical a una travesía de rendir el lugar del mayor privilegio, a través de una combinación de nuestra mente, voluntad y emociones. Decidimos con entusiasmo vivir en equilibrio. Al estar bajo las presiones y expectativas del liderazgo estoy aprendiendo a retar a mi corazón y espíritu con esta oración: «que las canciones que cante te llenen de alegría, que las palabras que hable confiesen mi amor por ti y las notas que elija se conviertan en tu melodía favorita... Y en ese lugar que mi corazón corra detrás de ti.» Hoy es un buen día para regresar a la simplicidad de la asombrosa amistad que Dios desea tener de manera individual contigo. ¡Que Dios nunca te deje de asombrar! Exponencialmente asombrado, @7immyOst

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