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«GUARDIA DE CONFIANZA»

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METROPLEX

METROPLEX

COLUMNISTA INVITADO

GUARDIA DE CONFIANZA

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He pensado en la sugerencia de que el liderazgo en la iglesia necesita alejarse de los conceptos tradicionales de poder jerárquico que hemos abrazado por tanto tiempo. Y quiero compartir una de las nueve metáforas que ha servido para entender lo que significa “Liderazgo sin autoridad”.

Mark Oestreicher @markosbeard Es considerado una de las máximas autoridades en ministerio juvenil en los Estados Unidos. Su especialidad son los pre adolescentes, ha sido pastor en diversas iglesias y ha escrito más de 20 libros para líderes y adolescentes. Hoy es consultor de diferentes iglesias y ministerios y lidera un programa de Mentoreo para pastores de jóvenes veteranos. La confianza es, quizás, el factor más importante en el liderazgo. Y mientras que la confianza está tan rara vez presente en las estructuras jerárquicas de poder (en las iglesias o empresas), lo curioso es que es una de las que más hablamos. La razón se reduce a esto: la confianza es 100% dependiente de la honestidad. Si un líder basado en el poder jerárquico es totalmente honesto y transparente (extremadamente raro que suceda), es posible que infunda confianza. Pero no sucede tan a menudo. La mentalidad de un líder para utilizar el rol del poder y de jerarquía dice: “Yo sé hacer cosas que tú no sabes hacer, y sé cosas que no te corresponden a ti saber”. Si el líder fuera, de alguna manera, capaz de ser completamente honesto con él mismo o ella misma (otra rareza), la verdad estaría más diciendo algo como: “Siendo transparente y totalmente honesto contigo protejo mi posición de poder, control y autoridad sobre ti, eres más dependiente de mí cuando yo sé más que tú». Pero esta táctica no funciona. Un momento de honestidad a mí mismo: No he sido una súper estrella en esto. Creo que mi equipo de liderazgo en Especialidades Juveniles tenía un alto nivel de confianza en mí y mi liderazgo; pero estaba conectado directamente con el nivel de honestidad que hemos compartido. Pero para el resto del personal de EJ, su confianza en mí vacila en gran medida. A veces, era alta y fuerte; en otros momentos, extremadamente cuestionable. En retrospectiva puedo ver claramente el patrón: cuando estábamos en temporadas donde estaba siendo brutalmente honesto, la confianza era alta. Cuando estábamos en temporadas donde me estaba reteniendo, o evadiéndolos, la confianza era baja (o al menos debilitada). Si queremos que nuestros equipos (esto aplica a equipos de voluntarios, así como grupos de empleados) experimenten ese tipo de plenitud y abracen plenamente la misión de la organización, tenemos que poner el valor de la alineación en un lugar de preeminencia. En mi libro Ministerio Juvenil 3.0 escribí sobre el objetivo de la «comunión»: una combinación de una comunidad auténtica con Cristo. Sacando la esencia de eso en un lugar de trabajo, lo que puedo imaginar es un tipo de alineación misional experimentada en la comunidad por todos los miembros del equipo. Y, sin confianza y seguridad, no habrá comunión o alineación misional. Sin comunión (o alineación misional), la cultura o el personal del ministerio de la iglesia o cultura empresarial serán más parecidos a los de un club.

¿Qué pasaría si una de las maneras principales en la que nosotros como líderes ejerciéramos nuestro poder estuviera en ser honestos?

Una junta directiva de una misión en particular (ABWE) recibió información, hace décadas, sobre uno de sus médicos misioneros que era pedófilo y abusó de niños, misioneros adolescentes y jóvenes. Ellos respondieron con encubrimiento. Los problemas los llevaron a múltiples puntos durante los últimos 20 años; y cada vez, prometían acción pero no tomaban ninguna. No sólo es el mal perpetrado en este ejemplo horrible, el resultado ha sido (como yo he visto este despliegue en tiempo real) un colapso sistémico y completo de confianza. También recuerdo esa (rara) vez que pensé que tenía la razón: cuando nos llamaron la atención en YS (Especialidades Juveniles, nombre en Inglés) por haber publicado algún contenido abiertamente racista en uno de nuestros libros, y fuimos llamados por la comunidad de la iglesia americana asiática. En este caso (como habría sido el caso con ABWE), metimos la pata; y la única respuesta correcta era la divulgación completa, honestidad, y una acción rápida. Ahora, se podría decir que esto tendría un impacto en nuestras relaciones públicas y externas a la organización, y específicamente con los clientes, sin embargo el impacto en nuestro personal fue significativo; y la forma en que se manejó (tanto en la forma en que hablamos internamente, y los pasos que nuestro personal nos vio tomando) tuvo una enorme tracendencia en el nivel de confianza interno. Era (contra-intuitivo) uno de esos momentos en los que nuestra metida de pata resulta más en una alineación misional (y comunión) para nuestro equipo de personal. De nuevo a mi pregunta: ¿qué aspecto tendría si como líder intentas liderar sin poder; que tu expresión primaria de la potencia recibida por tu título o posición fuera la búsqueda incesante de la honestidad?

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