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OTRO HEMISFERIO

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ELLAS

ELLAS

EL NEGOCIO FAMILIAR

La sala de espera era cómoda y casi vacía. Disfrutaba del silencio, las sillas acolchonadas, y un té caliente antes de abordar el avión, pero de repente, vi las imágenes pasando en la televisión frente a mí.

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Annette Gulick @TimandAnnette

Ha pastoreado la juventud principalmente en los EEUU y México. Trabaja con el ministerio SEPAL. Capacita líderes a través de www.ParaLideres.org y el Institutos Especialidades Juveniles. Cientos de refugiados caminando por una calle de tierra, filas de personas subiendo a barcos precarios, madres al aire libre con bebes en brazos, una familia completa en una carpa pequeña. Un nuevo episodio de la guerra en Siria había provocado otra salida de miles de personas y los medios estaban llenos de esas noticias. Era imposible no comparar mi estado con el de ellos. Estábamos todos de viaje pero allí terminó la similitud. Yo tenía un destino seguro; ellos no. Mi trayectoria se medía en horas; la suya en días, o tal vez meses. Yo disfrutaba de seguridad física y emocional, mientras ellos estaban expuestos a la inseguridad. Y sin mencionar el hecho de que tengo una esperanza y un futuro, mientras que ellos viven sin estos. Una y otra vez las noticias pasaban las mismas imágenes de desolación y en lo que meditaba en estas diferencias, añoraba compartir mi estilo de vida con ellos, pero obviamente era imposible. De cerca y de lejos, por la ventana al mundo que nos proveen los medios de comunicación y por las ventanas de nuestro transporte, nos confrontan un sinfín de desafíos sociales. Frente a nuestra sensación de impotencia y con el sobrecargo de necesidades y tragedias, es difícil saber cómo amar a nuestro prójimo en la comunidad global. Sin duda, Dios nos llama a ser agentes de restauración en este mundo roto. De esto se trata «El Camino: Como encontrar mi destino» que creamos con Félix Ortiz para que se formen individuos y comunidades que colaboran con Dios en su misión de restaurar las cuatro relaciones rotas: con Dios, con el otro, con uno mismo y con la creación. (Si no lo conoces, busca los videos grabados en el Camino a Santiago en Galicia y el libro devocional disponible en ParaLideres.org) Pero al ver el tema de este número quería encontrar otro marco de referencia bíblica para desafiarme de forma fresca. Y lo encontré en un lugar inesperado 1 Samuel 2:27-36 que narra la conversación de Dios con Elí, el mentor del profeta Samuel, acerca de su negocio familiar. Debido a su línea genealógica, Elí nació sacerdote y sus hijos le seguían en la dirección de asuntos religiosos de Israel. A Dios no le pareció la forma en que se estaba realizando el encargo, entonces en este pasaje, habla con Eli para clarificar la tarea que esperaba de los sacerdotes. ¿En qué piensas cuando escuchas «sacerdote»? Me imagino que no es un término con el que te sientes identificado, sin embargo, tal y como Elí y sus hijos heredaron el cargo, si has nacido de nuevo, eres parte de un «linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios.» Estos términos siempre me hicieron pensar en una comunidad en que todos tenían las mismas características, como si fuera una escuela con docentes y ningún estudiante. Pero una lectura devocional me hizo ver que somos los sacerdotes para el mundo.

Nuestro rol en la comunidad global es cumplir las funciones que el Rey estableció para sus agentes de restauración que aparecen en el dialogo con Elí, «De entre todas las tribus de Israel, escogí a Aarón para que fuera mi sacerdote, es decir, para que en mi presencia se acercara a mi altar, quemara el incienso y se pusiera el efod. Además, a su familia le concedí las ofrendas que los israelitas queman en mi honor (1 Samuel 2:28). ¿Ves la aplicación inmediata a las necesidades y dolores del mundo? Yo tampoco hasta que me lo hizo ver la serie devocional «Preparando nuestras corazones para la pascua» en YouVersion hecho por Iglesia Presbiteriana Redeemer. Vamos por partes y creo que lo verás también. EN MI PRESENCIA

Un sacerdote es alguien dedicado a lo sagrado. En el caso del

OTRO HEMISFERIO

«real sacerdocio» es al Rey de Reyes. Antes de dedicarnos a algún oficio, necesitamos fomentar nuestro vínculo personal con el Dios personal. Muchísimas personas dependen de sus propios esfuerzos para ser agentes de restauración, pero el ser humano es incapaz de salvarse a sí mismo, ni hablar de salvar al mundo. Si queremos la paz y la justicia perfecta del Reino, necesitamos del Rey. Sentada en el aeropuerto absorta en mis actividades, las noticias me recordaban que mis preocupaciones deberían estar en segundo plano a la historia cósmica que Dios está escribiendo. Quiero estar atenta a cualquier invitación a participar en ella.

SE ACERCARA A MI ALTAR

El altar era el sitio en que el sacerdote intercedía a favor de la gente. La intercesión también es fundamental a nuestro llamado. En ella podemos afectar de forma real y significativa el dolor y las necesidades del mundo. Por medio de ella recibimos la visión de Dios para el mundo y escuchamos lo que Dios nos pide hacer. No tuve que trasladarme al medio oriente para ser un sacerdote a los refugiados. Pude interceder por ellos, por la guerra, y por toda la gente que vive en la oscuridad de otras religiones. Pedía por aquellos que trabajan en la logística humanitaria y política, en los campos de refugiados y por los que reciben en sus ciudades. Que Dios les de sabiduría, coraje y perseverancia. Que les haga brillar con su luz en la oscuridad dando a conocer el amor del Dios verdadero.

QUEMARA EL INCIENSO

Esto habla de los deberes y ritos sacerdotales que honran a Dios. El nuevo testamento vincula nuestra adoración con intervención práctica en el mundo que nos rodea. Romanos 12:1 explica que la adoración se consta de ofrecer nuestro cuerpo como sacrificio vivo y Santiago resume la religión pura como atender a los huérfanos y a las viudas (1:27). No sé de qué forma Dios quiere que Tim y yo participemos directamente con su misión entre los refugiados. Un sinfín de organizaciones y denominaciones tienen proyectos muy buenos pero por ahora nos involucramos solamente económicamente, apoyando a una pareja que ministra con musulmanes en un país que recibe muchos inmigrantes.

SE PUSIERA EL EFOD

El efod era el símbolo visible de que la persona quien aconsejaba lo hizo con la sabiduría de Dios. Debería ser evidente de que nuestras opiniones reflejan el carácter de nuestro Dios quien es «clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor y fidelidad, que mantiene su amor hasta mil generaciones, y que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, pero que no deja sin castigo al culpable (Éxodo 34: 6,7). Confieso que lo más natural para mi es desatender el mundo mas allá de mis actividades. Llegando a mi destino, se me olvidaron los miles de refugiados que no tenían techo, cama y ropa limpia esperándoles. Pero esto no refleja el amor perseverante y la compasión de Dios a quien pretendo servir. Me imagino que además de ser visible, el efod pesaba, por eso incluía hombreras y un cinturón. Como así también nos pesa la responsabilidad de hablar de Dios y no conformarnos con ser buena gente. Si no actuamos en el nombre de Cristo, recibimos la gloria nosotros y caemos en la tentación de Elí y sus hijos que provocaron a Dios a decirles, ¿Por qué honras a tus hijos más que a mí, y los engordas con lo mejor de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? Desafortunadamente no hace falta explicar este interrogante. Hay mil formas que quienes debemos socorrer a los destituidos terminamos sacando provecho nosotros mismos, o como Elí, haciendo cómodos a los nuestros. Dios deja en claro que lo ve y no lo pasará por alto. Ser sacerdote no es un oficio limitado a unos ministros específicos, es el llamado a todo el pueblo de Dios. ¡Que Dios nos ayude a proclamar las obras maravillosas de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable!

SIN DUDA, DIOS NOS LLAMA A SER AGENTES DE RESTAURACIÓN EN ESTE MUNDO ROTO

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