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ZONA 12-15
from lider juvenil 34
by ibis
LOS SUPERHÉROES DE LA VIDA REAL
La justicia social va mucho más allá de un activismo eclesiástico o ministerial. Para aquellos que hemos hecho a Jesús nuestro Señor, la justicia social se convierte en nuestra misión; porque esto es el centro y corazón de la misión de Dios y por ende, del mensaje redentor de Cristo.
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Yadira Arriaza @Yaxiom
Licenciada en Pedagogía con Maestría en Educación. Especialista en técnicas y modelos educativos. Con más de 10 años de experiencia en educación cristiana y desarrollo juvenil. No es una elección nuestra, ni una sugerencia de Dios. Eejercer la justicia social es el gran llamado de Dios para sus hijos y para su Iglesia. No se trata de una actividad gratificante que merezca reconocimiento especial o aplausos del público. Es nuestra obligación como Iglesia, es nuestra tarea en el mundo y la respuesta a las grandes problématicas que adolece. Estoy convencida de que si estás leyendo esta revista es porque amas a las generaciones jóvenes y porque ves el mundo a través de los ojos del Salvador; con la esperanza eterna de que puede convertirse y debe convertirse, a través de la influencia de la Iglesia, en un lugar mejor. La justicia social es una forma de vida. Es la forma de vida que Jesús nos llama a vivir. Responde a «vivir en paz unos con otros», «a ver a otros en más alta estima que a nosotros mismos»; responde al llamado de «reconciliar a la creación con su Creador», a ejercitar una vida piadosa genuina y a convertirnos en «heraldos de la igualdad y la equidad», según Apóstoles como Santiago y Juan, no por lástima o vanagloria, sino como evidencia de que conocemos a Jesús y somos sus discípulos. Es por esto que quiero invitarte a reflexionar en algunas ideas básicas que debemos tener presentes en nuestra filosofía de ministerio, para enseñar a los chicos que pastoreamos, a vivir la vida cristiana integral y genuina, como Dios desea, ruega y ordena.
social no es una actividad misionera dentro del plan trimestral o anual que planifiques para alguna comunidad necesitada o rural del mundo. Estudia las cartas de Santiago y Juan con ellos. Hazles ver a la luz del texto bíblico que vivir y trabajar por la equidad, en cualquiera de sus formas, es el llamado particular de la Iglesia. Ayúdales a entender que son misioneros de Cristo las 24 horas de cada día de su vida. ¿Qué desigualdades ven en su salón de clase? ¿Qué oportunidades están siendo sesgadas para algún género en particular? ¿Quién no lleva almuerzo a la escuela? ¿Cómo viven sus vecinos? ¿Qué injusticias ven en casa o en la iglesia? Pregúntales si han logrado tener al menos una conversación cordial con cada uno de sus compañeros de salón, de grupo de adolescentes o equipo de futbol, y quizá la pregunta más importante por pensar y contestar es: ¿Cómo hago de mi alrededor un mundo mejor? ¿A quién puedo amar? Invítalos a ser «Justicieros sociales», como superhéroes reales que pueden percibir la necesidad a su alrededor y amar (como Cristo nos ama) con la esperanza puesta en el Salvador. Él fundó la Iglesia como guardia, administradora y ejecutora de esa única esperanza: Gracia, amor y compasión.
Extermina las etiquetas. Una de las cosas que
más estorba nuestro entendimiento de la justicia social como forma de vida, es usar etiquetas para referirnos a actividades dentro de la iglesia. Quizá por mucho tiempo hemos sido educados y hemos educado a otros con barreras contrarias a la equidad e igualdad, tales como «el pobre», «el necesitado»; o peor aun, con ideas como «esto o aquello es tarea del ministerio de evangelismo». La realidad es que para Dios no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos somos uno en Cristo Jesús (Gálatas 3.28). Así que, es fundamental que entendamos que auxiliar a otros, hacer misericordia y ejercitar gracia incondicional es tarea de cada uno de los hijos de Dios.
Todos hemos sido llamados a ser siervos de Dios de
tiempo completo. Dios no quiere que dediques un día o solo ciertos momentos de la semana a Él. Ya sea desde la oficina de tu propia empresa, como maestro, médico, profesional de cualquier disciplina, o desde la oficina de una iglesia, sirves al Dios de la justicia social, cada minuto del día. ¡Esta es una verdad liberadora! Sirves a Dios, sirviendo a otros; aunque no los conozcas (3 Juan 1:5). ¡Que el Rey que te rescató, te dio un nombre y te adoptó, te use para hacer de la nueva generación una que llene el mundo con la esperanza y amor transformador de Cristo!