Errores cometidos, consecuencias recíprocas

Page 1

Dicen que la mirada de una persona lo dice todo. Digo que es pura falacia, como la mayoría de las cosas que dicen hoy día. Lo que deja saber la verdad son las acciones de la personas. ¿Qué tenemos nosotros los humanos que simplemente nos detiene de tomar decisiones? Hablamos, hablamos y hablamos, ¿dónde están nuestros resultados? ¿Dónde está plasmada nuestra evidencia? Seguramente, se encuentra todo difuminado en las brisas de mar. También, dicen que las palabras se las lleva el viento. Digo que sí, pero a veces el mensaje permanece si es respaldado por una acción. Parece difícil pero sincero. ¿Qué nos detiene? El miedo. El miedo puede considerarse como una emoción, un sistema de defensa, una alerta humana, una sospecha negativa hacia las cosas, etc. No, ninguna de las anteriores. El miedo es el conocimiento pleno de la capacidad propia de una persona; es el reconocimiento de los límites propuestos por uno mismo, las barreras que nos contienen de no salir Foto tomada de la web (Google)

de nuestra zona de confort. El miedo lo creamos nosotros, es mental y sólo

nosotros somos capaces de deshacernos de él; es la detección de lo desconocido, la habilidad de reconocer que las consecuencias son inciertas, que no las podemos controlar. Entonces, ¿para qué y con qué propósito lo utilizamos? El miedo lo convertimos en una excusa para no dar espacio al cambio, para no salir de la mediocridad en la que vivimos, en la conformidad. Si pensamos en las cosas a las cuales muchos les tenemos miedo, veremos un denominador común: el fracaso. ¡Qué clase de problema! Algunas Foto tomada de la web (Google)


veces pienso en cómo sería una vida sin éste concepto. Termina siendo un intento fallido, debido a que mi naturaleza humana no me permite ser perfecto. Precisamente, siempre cometeremos errores. Esa falta de aceptación, de sinceridad con uno mismo y hacia el prójimo, es lo que nos carcome las relaciones. Siempre contamos con prioridades que van desde el beneficio propio hasta las sobras que les tocan a los que nos rodean. Chocamos con otra característica clave: el egoísmo.

Foto tomada de la web (Google)

Somos egoístas, miedosos, excuseros, mediocres y puedo continuar enumerando. Todas las anteriores critican el estilo de vida cotidiano que subconsciente y conscientemente practicamos. ¿A dónde voy con esto? Como joven me identifico con tales características que atrofian mi vida. Los jóvenes queremos saber más, tropezamos con cuanta piedra se presente, nos levantamos y nos sacudimos. Somos energéticos, morones, etc. Me incluyo dentro de esta breve lista de clichés juveniles porque he pasado por esos momentos y aún los experimento. No es muy sabio alagarse con atribuciones que deben ser dadas por segundos y terceros.


Por lo tanto, seré honesto: nunca me he dedicado a ser bueno en las matemáticas, toda mi vida he sido serio y en la mayoría de los casos antisocial. Mis logros académicos aún no me han demostrado cuán exitoso he sido o seré realmente. En mis relaciones con el prójimo, he dejado que mi agenda sea prioridad y termine arruinando lo construido. Por más pensador que sea, en situaciones sencillas he finalizado siendo un perdedor por falta de análisis y acciones. Curiosamente, sólo he dado soluciones temporeras a problemas que requieren más tiempo y esfuerzo para tal vez ser solucionados. En fin, mi capacidad en la toma de decisiones nunca ha sido efectiva en mis relaciones con otros hasta hace poco. O sea, he sido negligente y mediocre en mi modo de interactuar con las personas más preciadas de mi día a día. Negligente en el sentido de que no he querido aceptar

Foto tomada de la web (Google)

cambios benévolos en mis relaciones, sabiendo lo importante que eran. Mediocre obviamente, por ser tan conformista con ese mísero estilo de vida. Interesante ¿no? Quizás sea chocante para algunos, pero otros pudieron haber deducido tal actitud si me conocen de antes. La pregunta es, ¿por qué arriesgar ese precioso tesoro? Simple: fue un resultado de denegación de un cambio. Fue el no querer ser parte de la vanguardia en ese aspecto esencial de mi vida. En estos momentos, soy parte de un movimiento intelectual que busca el mejoramiento del ámbito socio/cultural de nuestro país, por medio del buen uso de la creatividad y nuestro idioma Español. Pero, nunca formé parte de aquellos que rompen la rutina, que van en contra de la corriente en sus Foto tomada de la web (Google)


relaciones con otros. Mis palabras livianas las brisas fácilmente las han arrastrado y debido a que mis acciones han sido tan débiles y poco arriesgadas, he tenido una pérdida grande en mi ser. Lo que antes solía ser parte de mi, hoy día es sólo un recuerdo de lo mucho que lo desvaloricé. Puse en peligro a otra persona, otra conciencia. No hice nada al respecto, fui tan egoísta que causó sufrimiento en tan bonito ser. Luego de analizar y caer en cuenta lo trágicas que fueron mis acciones por tan barato comportamiento, veo que el efecto ha sido correspondido. En estos momentos sufro y camino sobre los carbones encendidos por los que, por causas nefastas, hice caminar a esa persona. Cometí errores que de manera recíproca me están

Foto tomada de la web (Google)

afectando. Esta experiencia nueva, de terapia de choque, ha sido tal que me ha llevado a tomar acción sobre mi mediocridad en mis relaciones. De manera optimista, he decidido no ser el mismo. Mediante la introspección y examinación propia, he concluido que sólo podré ganar nuevamente el respeto, admiración y amistad que solía tener, si tomo medidas drásticas. Con un giro de 180 grados, camino en otra dirección, con un nuevo enfoque, un nuevo norte que dará como resultado relaciones fructíferas en mi vida. Lamento grandemente el daño casi irreparable que he causado. Daría todo por tener una nueva partida, pero he tenido la madurez y respeto de aceptar mis errores, aceptar las críticas que me han dado y las posturas que han tomado hacia mi. Han pasado semanas donde sólo llevo pensando cuál sería el momento adecuado para escribir sobre éste tema tan desgastado y menospreciado. Lo hice sin remordimientos, miedo, egoísmo ni arrepentimiento. Mi padre me dio un consejo muy importante hace un tiempo: “no andes sólo en tus años universitarios. No hay razón para eso. Ten todas


las amistades que puedas, escogiendo sabiamente tus amigos y desarrollando buenas relaciones. No cometas el mismo error que cometí en mi tiempo”. Cuando recito éstas palabras en mi mente mientras escribo, siento mi interior pillado, claustrofóbico. Siento que el mundo se me cae, que las malas decisiones pasadas me ahogan, a pesar de todas las excelente amistades que sostengo a distancia. Pero, mi caso es momentáneo y me encuentro sin la presencia física, humana de un verdadero amigo. Pensando en ese delirio, escalofríos corren por mi cuerpo, sólo recordándome lo humano que soy. Después de todo este proceso, levantarse, sacudirse y caminar adelante sin mirar atrás, sin repetir la misma historia, es la meta. Escribo de tal manera, haciendo un recordatorio de lo humano que soy ante los ojos de los lectores. Que mis situaciones son tan cotidianas, tan usuales e imperfectas. Acepto lo pasado con la intención de no pisar el mismo trayecto dos veces, teniendo en mente que mis acciones darán el giro adecuado que merecen mis relaciones y las personas involucradas. Recordando el respeto mutuo que existe, la humanidad que sufrimos; recordando por un instante que siendo sincero y humilde, mis acciones quebrantarán todo miedo al cambio, todo egoísmo, excusa y mediocridad que pueda aparecer repentinamente. Espero que aceptes mi disculpa.

Foto tomada de la web (Google)

Mathew Ariel


______________________________________________________________________ Contacto: • Facebook: iCerebro y Sesión • Twitter: @icerebrosesion • Youtube: icerebrosesion • Email: icerebro.sesion@gmail.com


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.