11 minute read

5. GRÁFICA RÓTULOS BAUTISTA

Rótulos Rótulos BAUTISTA BAUTISTA

Texto por Daniel Brena

Advertisement

Fotografías: Archivo Taller Bautista

Arturo Bautista enfrente de su segundo taller, ubicado en la salida de la gasolinera en Villa de Etla, semanas después de haber regresado de su primer viaje a Estados Unidos. 1991.

En Oaxaca es común que los edificios, los taxis y hasta las cruces para los difuntos tengan letreros hechos a mano. Sin embargo, en los últimos años, este tipo de señalética se ha reducido considerablemente al ser desplazada por técnicas modernas como impresos sobre lona y recortes de vinil. Arturo Bautista es uno de los rotulistas más reconocidos de Oaxaca y, sobre todo, de su natal Etla.

Cuando Arturo Bautista estudiaba el bachillerato

comenzó a tener migrañas muy fuertes. Un martes por la mañana tuvo que salir del salón por el dolor. Ese día entendió que no podría seguir estudiando, y esa misma tarde fue a buscar trabajo.

Había visto un taller de rótulos cerca de la estación de ferrocarril. Cuando acompañaba a su mamá para vender pan en Oaxaca, desde el autobús solía fijar su mirada en los letreros de las tiendas. Y uno había llamado su atención, decía: ‘Rótulos y dibujos’. Bautista se presentó en el taller y habló con el maestro, Alejandro Olivera. «Usted no me conoce», le dijo, «pero yo estaba estudiando y por ciertos motivos ya no voy a poder. Y le voy a decir a mi padre que quiero trabajar y dibujar. Es más, no me pague. Yo lo que quiero es aprender». «Muchacho», le dijo el maestro Olivera, «aquí no es de puro dibujo. Aquí es de letras. Pero está bien, quédate. Ven mañana con tu papá para que lo conozca».

A su papá le gustó la idea. De él había heredado su habilidad para pintar, que era evidente desde la primaria, cuando los maestros le pedían que les ayudara a realizar los periódicos murales o los carteles para eventos deportivos. A su papá siempre le había interesado la pintura. Pero sus padres —que también eran panaderos— lo habían desalentado y le habían advertido que era una pérdida de tiempo. Habían llegado incluso a quemarle sus materiales, así que tuvo que aprender a crear sus propias herramientas. Para las cerdas de los pinceles, por ejemplo, utilizaba pelos que cortaba de los perros y gatos que encontraba. Y para conseguir pintura negra, colocaba una vela debajo de una lata y recolectaba el hollín, que mezclaba con aceite de linaza.

Durante el año que Bautista trabajó en el taller, se enfocó en aprender. Cuando terminaba de trabajar y llegaba por la noche a su casa, seguía practicando sobre el espejo del ropero de su mamá. Ensayaba nuevas letras que había visto en la ciudad de Oaxaca, o experimentaba con los colores y probaba distintas maneras de ponerles sombras a sus letras. Pintaba sobre láminas, cartones y hasta en las paredes de su casa. Bautista dejó el taller un año después. Pero los rótulos lo siguieron toda su vida.

Durante los siguientes años tuvo distintas ocupaciones. Trabajó como conductor de autobuses, montó una

Pintura de Ángel Bautista, padre de Arturo Bautista. Principios de los años ochenta.

Arturo Bautista rotulando un tráiler para Sarkis Signs. 1999.

Herramientas y técnicas. Izquierda: Ladder jack scaffold. Derecha arriba: proyector. Derecha abajo: estarcido. miscelánea que se convirtió en botanero, y continuó también rotulando. Luego, tomó la decisión de cruzar la frontera y trabajar en los Estados Unidos. Quería ahorrar lo suficiente para comprar un terreno, construir su casa y un taller. No se llevó muchas cosas. Enrolló sus pinceles en papel de estraza y los puso en una bolsita de nylon dentro de su chamarra. Pensó que siempre podría encontrar un taller de rótulos donde trabajar.

Después de unos días de haber llegado a San Francisco, California, vio pasar una camioneta con la palabra Signs, que quiere decir ‘rótulos’ en inglés. Reconoció la palabra inmediatamente. Los rótulos habían estado con él gran parte de sus vida. «Era como si la camioneta dijera: ‘Etla, Oaxaca’», cuenta Bautista.

Durante los días siguientes caminó la ciudad buscando la camioneta. Por fin la vio estacionada enfrente del taller de rótulos Sarkis Signs. Entró y encontró al dueño, Sarkis Boyadijan. Como Boyadijan no hablaba español, Bautista le comunicó con señas que quería trabajar allí. Boyadijan le mostró un letrero en acrílico y le pidió que lo reprodujera sobre otra placa. De inmediato, Bautista lo midió y lo copió exactamente igual. A Boyadijan le impresionó la rapidez y la habilidad con que lo hizo, y ese mismo día le ofreció empleo.

Bautista se adaptó pronto al estilo estadounidense de hacer letreros. Los colores más comunes eran los de la bandera de los Estados Unidos: rojo, blanco y azul. Pero también tonos suaves de cafés y grises, que no eran frecuentes encontrar en los letreros mexicanos. Además, las letras eran más sobrias, menos complejas y con bordes más delgados a los que estaba acostumbrado. Y, por lo general, siempre estaban meticulosamente centrados.

En Sarkis Signs también aprendió maneras de rotular más eficientemente. A diferencia de su experiencia en Oaxaca, donde los rotulistas trabajan directa- mente sobre los edificios, en Sarkis Signs una gran parte de su tiempo se la pasaba en el taller, traba- jando los diseños y produciendo estarcidos —una técnica para producir plantillas, haciendo pequeños agujeros, con una máquina eléctrica, sobre los trazos—. Cuando llegaba al edificio que necesitaba el letrero, sacaba su estarcido, aplicaba un pigmento rojo con una estopa, y rápidamente tenía listas las líneas para pintar. También aprendió a rotular usando proyecto- res, y a usar un ladder jack scaffold, que es una estructura que conecta dos escaleras, de manera que no es nece- sario utilizar un andamio.

Tras dos años en San Francisco, cuando regresó a Oaxaca trajo consigo la manera de trabajar que había aprendido allá. A veces, cuando se encontraba en una población alejada y no tenía acceso a sus herra- mientas, Bautista tropicalizaba las ideas. En vez de

Mural en cúpula principal de la iglesia de Guadalupe Etla. 2010.

Rótulo “Calicopias”. 2015. Rótulo de cruz. 2019.

Rótulo para botanero “Iguanas Ranas”. Villa de Etla 2017.

Rótulo para Ferretería y materiales para la construcción “Yareni”. 2010.

FB:/rotulosbautistamx

Arturo Bautista en su taller. 2020.

una máquina eléctrica para crear los agujeros de los estarcidos, utilizaba una espina. Y en vez del pigmento rojo que se usaba para calcar el dibujo, aplicaba tierra fina o talco para bebé.

Desde entonces, y a lo largo de las siguientes décadas, Bautista ha ido perfeccionando un estilo propio. Mientras que otros rotulistas utilizan solo un par de colores, él usa tres o cuatro. Incorpora también los tonos pasteles que conoció en San Francisco. Además, le gusta agregar elementos distintivos a sus letreros. A menudo, incluye pequeñas pinturas que indican el giro del negocio. Si el letrero dice ‘Bonetería y ropa de bebé Lupita’, Bautista incluye un dibujo de ropa de niño. Y si uno se acerca, puede encontrar su firma, en letras pequeñas, casi imperceptibles: ‘A.Bautista’, y dos diminutos pinceles al final.

Creatividad DOCENTE

REFLEXIONES PANDÉMICAS EN LA EDUCACIÓN

Por Christopher Lockwood IG @chrislockwoodeducator

La actual pandemia de coronavirus y como consecuencia, su cuarentena, han tenido un gran impacto en todas las personas, sin excepción.

En algunos casos ha sido positivo: más tiempo de calidad en casa con la familia u horarios de trabajo más flexibles conforme las reuniones y proyectos se realizan en línea; y en muchos casos, negativo: sin trabajo, no hay dinero. Cualquiera que sea el impacto, hay una realidad: todos se han tenido que volver más creativos e ingeniosos para sortear estos tiempos, independientemente de la edad o la industria en la que se desenvuelvan.

Yo trabajo en el área educativa, industria que durante los últimos 5,000 años ha dependido de impartir clases presenciales con maestros que conviven cara a cara con filas y filas de estudiantes, algunos de ellos entusiasmados y ansiosos por aprender, otros, no tanto. Algunos estudiantes acuden a clases desganados por tener que despertarse temprano y haberse puesto el uniforme para llegar sin ánimos hasta el innmueble escolar. Ahora, no tienen que hacerlo.

Las clases en línea han hecho que los estudiantes puedan aprender desde casa, incluso desde su cama, sin la necesidad de un uniforme escolar o un horario fijo de clases. El aprendizaje flexible y asíncrono puede ser un momento decisivo para la educación, tanto para los estudiantes como para los maestros. También ha significado que toda la industria de la educación, dirigida en muchos casos por maestros que no recibieron previamente capacitación o apoyo especial, haya dado un giro de 180 grados en solo unas pocas semanas, y ahora los maestros, en todo el mundo, se están preparando para el aprendizaje en línea: algo que la mayoría nunca había considerado experimentar antes de la pandemia. ¿Puedes nombrar a cualquier otra industria que haya logrado un cambio tan dramático y exitoso de una metodología con una antigüedad de 5,000 años, en tan sólo unas pocas semanas? No, yo tampoco.

Foto: Autor Desconocido. Massachusetts. 1889.

Y claro que existen dificultades a consecuencia de este cambio tan dramático. No hace falta decir que las clases y el aprendizaje en línea, en general, han sido experimentales y por lo tanto, imperfectos. La falta de conocimientos técnicos previos han dado como resultado que los maestros luchen con Zoom, Nearpod o se frustren cuando fallan las conexiones. Sin embargo,

Todos los maestros que conozco han hecho un gran esfuerzo para apoyar el desarrollo académico, creativo y emocional de sus alumnos.

IG @chrislockwoodeducator

también ha habido cosas buenas; el aprendizaje en línea ha sacado lo mejor de muchos docentes: son ingeniosos y están listos para coadyuvar con las necesidades educativas de una población estudiantil diversa que está experimentando la cuarentena pandémica de innumerables maneras, tanto positivas como negativas. Son dedicados. No conozco a ningún maestro, en ninguna parte del mundo, que haya dicho: “No me importa”. Todos los maestros que conozco han hecho un gran esfuerzo para apoyar el desarrollo académico, creativo y emocional de sus alumnos.

Los maestros están proporcionando soluciones creativas para los jóvenes atrapados dentro de los límites de sus hogares, incapaces de fluir en el mundo exterior, al menos no como antes. Las clases de arte están brindando oportunidades para la expresión creativa a través de medios tecnológicos: en muchos casos, las aplicaciones y los videos están reemplazando (temporalmente) el papel y los pinceles. Las clases de escritura creativa están proporcionando las habilidades para que los estudiantes documenten y reflexionen sobre sus circunstancias actuales. Esta no sólo es una instancia de creatividad docente, sino una tendencia global por la situación pandémica. Recordemos también que el preparar las clases, impartirlas, calificar, todo y todo lo que implica la enseñanza, se ha complicado

por la incertidumbre de la pandemia, los maestros también han dejado de lado a sus propias familias y han sacrificado su tiempo libre para garantizar que sus estudiantes tengan la mejor experiencia educativa posible. Si piensas que en esta época es difícil hacerte espacio para trabajar, atender a tus hijos y tu casa, pasear al perro o encontrar tiempo para ti, entonces piensa en cómo es para los maestros. Ellos hacen lo mismo que cualquier otra persona, pero con la presión adicional de estar atentos a cientos de estudiantes con cientos de situaciones diferentes en sus hogares, y así tratar de avanzar en el aprendizaje sin poder verlos en persona, escuchar o interactuar con ellos. En muchos casos, los estudiantes no tienen a nadie más a quién recurrir a parte de sus maestros, quienes están al tanto de multitud de secretos y realidades de la vida familiar. ¿Quién más escuchaba y estaba atento de tu hijo todos los días?

Los maestros no quieren o necesitan que sientas lástima por ello, pues tienen mucho y un muy difícil trabajo por hacer. Ellos eligieron hacerlo: es su vocación, es su trabajo. Sin embargo, necesitan que empatices con lo que hacen. No se consideran “esenciales” de la misma manera que los médicos y las enfermeras, pero lo son. El futuro de nuestra sociedad se basa en el hecho de que los maestros

Foto: Ralph Morse para LIFE magazine. Nueva York. 1947. han podido repensar la educación, sus procesos, y en consecuencia, sus resultados.

¿Te imaginas lo que hubiera sucedido si los maestros se hubieran “lavado las manos” (como hicieron muchas industrias) y hubieran dicho: “¡No podemos adaptarnos a este nuevo contexto! Enseñar y aprender en línea o a distancia no será posible, tendrá que parar”? No, yo tampoco.

This article is from: