Literatura Universal

Page 1


CUADERNO DE TRABAJO

YACHACHIQ EDITORES


La presente publicación ha sido elaborada con fines estrictamente académicos y en concordancia, sobre autoría intelectual, al artículo 69 de la Ley 13714. PRIMERA EDICIÓN, ENERO 2012, 1000 ejemplares

© 2012 Literatura universal. Cuaderno de trabajo © 2012 Victor Teodocio Vargas De la Cruz tacandares@hotmail.com Carátula: literaria Collage Medidas 120x102 cm. HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ Nº 2012Literatura universal. Cuaderno de trabajo, es una publicación del Centro de Investigación Asesoría y Consultoría Educativa Yachachiq Pedidos al: Telf. 064-776370, Cel. 964-422611 Hecho e impreso en el Perú. Rurasqa quellqaspa Perú llactapi. Printed and made in Perú


Yo creo que la humanidad tiene necesidad de historias. Las historias son a la sociedad lo que los sueños al individuo. Si nosotros como seres humanos no soñamos, nos volveremos locos. El sueño despeja la mente, el ruido, ordena simbólicamente; revela secretos, nos enseña sobre nosotros mismos. El cuento, la historia, la narración, tiene el mismo efecto a nivel colectivo. Yo siento que escribir es una celebración de la vida. Son las ganas de contar, de contar las historias de los demás, de comunicarse. ISABEL ALLENDE


A: la niĂąa de mis ojos porque me dio la certeza de que existĂ­a la posibilidad de lograrlo todo; incluso la felicidad.


INTRODUCCIÓN El presente cuaderno de trabajo tiene su origen en la práctica educativa realizada por los autores. A partir de las limitaciones de los alumnos por leer libros completos dentro del tiempo previsto, más aun si estos están finalizando sus estudios secundarios, donde la preocupación más imperiosa es su necesidad de ingresar a una institución de educación superior, y a su vez las instituciones mal llamadas centro preuniversitarios únicamente los llevan a leer argumentos que no superan los doce renglones; como consecuencia de los datos obtenido, producto de un diagnóstico en el que se halló deficiencias en el dominio la capacidades de identificación de personajes análisis de hechos de las historias, inferencia de los propósitos que desean comunicar los autores, interpretación de situaciones de convivencia social del género humano y la sociedad y la traspolación de eventos a los acontecimientos contemporáneos de nuestro tiempo. Así como un escaso conocimiento de la dimensión real de las obras clásicas de la literatura universal nos permitió generar un texto que reúna los resúmenes de dichas obras información que posibilitará el estudio de las mismas, desarrollando de esta manera una alternativa de solución a través del análisis de los resúmenes aquí vertidos. Así se desarrolló el Literatura Universal (cuaderno de trabajo) a través de un compromiso interdisciplinario que conllevó a la planificación, organización, implementación y ejecución práctica por un espacio de un año (2010-2011) en Educación Secundaria de instrumentos que posibiliten el desarrollo de la capacidad antes mencionadas. Es por ello que los contenidos aquí difundidos se circunscriben a información como: la narración, narrativa y narratología. Los resultados satisfactorios obtenidos, permitieron consolidar la experiencia en esta entrega de nominada Literatura Universal (cuaderno de trabajo) para contrastar que cumple un rol importante en el desarrollo de habilidades de comprensión de lectura, en los niveles normados para la Educación peruana a partir de la percepción sensible del mundo fabulado por los grandes autores de la literatura universal, ya que según Ander Egg (1991) sostiene que la aplicación de estrategias adecuadas en la pedagogía ―trata de una forma de enseñar y sobre todo de aprender, mediante la realización de ―algo‖, que se lleva a cabo conjuntamente. Es un aprender haciendo en grupo‖. Esto llevado a la concreción del proceso enseñanzaaprendizaje busca la armonía entre la teoría y la práctica ―Una superación de la actual división entre formación teórica y formación práctica mediante una adecuada integración global. (Ander Egg; 1991: 1112). El uso estratégico de los instrumentos y fichas de actividades de Literatura Universal (cuaderno de trabajo) influirá favorablemente el desarrollo de habilidades y destrezas en el estudiantado que haga uso práctico de este cuaderno de trabajo, lo que permite asumir a esta estrategia de lectura analítica sintetica como oportunidades de desarrollo humano en el nivel escolar secundario; por lo que creemos probo su


ejecución práctica en el área de comunicación en las Instituciones Educativas. En conclusión las actividades de Literatura Universal (cuaderno de trabajo), posibilitarán que los alumnos se desarrollan cognitiva, productiva y socialmente, al intercambiar roles, lo que motiva la potencialización de la zona de ―desarrollo próximo‖, según Vigostky ―la diferencia entre el nivel de desarrollo real y actual y el nivel de desarrollo potencial está determinado mediante la resolución de problemas con los guías de colaboración de adultos [docentes] o compañeros más capaces (1983: 145)‖. Finalmente creemos que Literatura Universal (cuaderno de trabajo) para la lectura de las obras clásicas de la literatura es sólo el principio para un acercamiento a la literatura, porque es más que importante que el estudiante lea la obra completa en sí, que es lo ideal, sin embargo como sosteníamos líneas arriba se busca optimizar el tiempo. El autor



LA ILIADA Homero (Resumen) La Ilíada es sobre la Cólera de Aquiles a causa de la afrenta a su honor por el hubrístico Agamemnón... pero, también es sobre muchas otras cosas, tanto humanas como divinas: es una obra que, a pesar de haber sido ya establecida en un texto permanente, se encuentra, paradójicamente, en un estado de flujo continuo, pues ningunas dos lecturas jamás son iguales. CANTO I Se pide desde el principio a la musa que mande el canto de las desgracias alcanzadas por la ira de Aquiles (17). Llega a la asamblea de los argivos, Crises, sacerdote de Apolo para rescatar a su hija, hecha cautiva hacía poco en la guerra y por honor entregada a Agamenón (8-21). Apolo mandó sobre el ejército una terrible epidemia por haber sido rechazado ignominiosamente su sacerdote (22-52). Aquiles hace una asamblea, para aplacar al dios, en la que el adivino Calcas pregona que ellos debían liberar a su hija Briseida de tan terrible disputa y no rehusa entregarle su hija ciertamente a Crises, pero le arrebata a Aquiles a Briseida a quien había sido concedida como premio a su valor. Se apodera de Briseida aunque Néstor se opone (130-311 y 318-347). Enardecido por esta ofensa, decide el firme joven separarse de la guerra con los mirmidones, sus soldados. Su madre Tetis reafirma su propósito y promete venganza al suplicante (348-427). Mientras tanto el ejército ofrece sacrificios expiatorios y son ofrecidos a Apolo (312-317). Entonces se hace retirar a Crises a su casa junto con las víctimas propiciatorias, por quienes es expiado el crimen siendo sacrificadas (428487), puesto que se había presentado Tetis en el Olimpo ocultamente, favoreció con la victoria a los troyanos, mientras los aqueos no dieran una satisfacción a Aquiles (488-533). Hera, enemiga de los troyanos ataca estas determinaciones clandestinas y riñe con Zeus en la cena (534-567). Por esta causa se entristece toda la asamblea de los dioses, a quienes Hefesto hace volver finalmente a la tranquilidad y alegría (568611). CANTO II Zeus-quien habría de vengar la injuria inferida a Aquiles-, le envió un sueño a Agamenón para incitarlo a realizar la batalla con la esperanza de la victoria (1-40). Al amanecer, Agamenón manifestó lo comunicado en el sueño y su propia decisión a los jefes de los argivos; reunió al poco una asamblea de todos (41-100). Le agradaba para probar la fe del pueblo, del que desconfiaba, fingir la determinación de retornar a la patria: habiendo oído esto la multitud comenzó enseguida, cansada ya por la guerra, a sublevarse y a preparar la navegación (101-154). Odiseo reprimió la rendición de común acuerdo y por consejo de Atenea se valió de súplicas, amenazas y oprobios para que volvieran de este modo a la asamblea (155-210). A Tersites, aquel hombre torpe y malhablado que no cesaba de urgir la retirada, lo castigó con mayor severidad para escarmiento de los demás (211-277). Así cohibido el populacho se doblegó por fin a dejarse persuadir por los excelentes discursos de Odiseo y de Néstor quienes renovaron las antiguas promesas y se valieron de estas


ostentaciones para que los aqueos tuvieran confianza en el combate; el mismo Agamenón ordenó el combate y llenó del ardor de la pelea el ánimo de todos (287-393). Ya se anima el ejército; los primeros, sacrificadas ya las mayores víctimas, se sientan al convite delante de Agamenón; los demás toman sus alimentos por diversas partes y of recen sacrificios, y cada pueblo, instruido por sus jefes marcha a la batalla (394-484). Se inserta en este lugar el cuidadoso catálogo de las naves, pueblos, jefes, que habían seguido a Agamenón a la guerra de Troya (485-785). También los troyanos, descubrieron lo que tramaban los aqueos, marchan al campo bajo el mando de Héctor junto con sus aliados, de los que se añade una breve reseña (786-877). CANTO III Al primer encuentro del combate, Paris o Alejandro provocan con suma fiereza a cada uno de los aqueos para el combate; pero en cuanto ve a Menelao saltando de su carro, huye atemorizado (1-37). Poco después él mismo, impulsado por los gritos de Héctor se ofrece en singular desafío con Menelao, comenzando lo más importante de la batalla; aceptada la condición pide Menelao que vaya por medio una promesa, consagrándola ante la presencia de Príamo (38-110). Así pues los ejércitos dejan las armas y se preparan sacrificios de ambas partes, mientras tanto Helena llama desde la torre a Príamo y a los ancianos de Troya, a los jefes argivos que están en el campo inferior (l l l-244). Siendo llamado, se presenta Príamo en compañía de Antenor y se hace un pacto según el antiguo rito y bajo estas condiciones, de que si uno de los dos venciese al otro, obtendría a Helena y sus riquezas; pero los troyanos inferiores a los aqueos pagarían una fuerte multa (245-301). Después de la partida de Príamo, toman las armas Menelao y Paris y marchan al espacio convenido para la pelea; pero Paris, superado, es sutraído por Hera ocultamente y se lo lleva incólume a su propia morada (302-382). Al mismo lugar lleva a Helena, quien resistiendo primero al nuevo marido le echa en cara su cobardía; sin embargo poco después se reconcilia con él (383-448). De esta manera, en vano busca Menelao al adversario que estaba gozando de la protección de la diosa, mientras Agamenón busca públicamente el precio de la victoria que se había pactado (449-461). CANTO IV Debiendo ser devuelta Helena a los aqueos según el pacto y dirimidas las diferencias en la línea de combate en la que fue separado Paris; Hera indignada en la asamblea de los dioses, no pudo contener ya su odio contra los troyanos e insiste ante Zeus a fin de que conceda que los aqueos den muerte a Paris (1-49). Atenea, enemiga también de los troyanos, enviada a la tierra por la exhortación de Zeus, persuade a Píndaro Licio para que lanzada una flecha contra Menelao, rompa el pacto e introduzca una nueva causa para combatir (50-104). Llamado el médico Macaón, cura a Menelao de su herida no mortal (105-219). Mientras tanto, armados nuevamente vuelven a combatir los troyanos, mientras Agamenón va y viene entre la multitud de aqueos, alabando el valor de algunos como Idomeneo, Áyax y Néstor, que ya estaban situados en el campo de batalla y reprendiendo la tardanza de los otros como Menesteo, Odiseo, Diomedes que aún no se llenaban del nuevo ardor para combatir (220-421). Se reanuda la lucha, en la que Ares por una parte y Apolo, Atenea y otras divinidades por la otra, ayudan respectivamente a los troyanos y a los aqueos (422-544). CANTO V Los aqueos continúan despedazando a los troyanos; delante de todos, el insigne Diomedes lleno de ferocidad por la protección de Palas retira a Ares de la batalla (1-94). Pero él mismo herido por Pándaro, ataca con mayor vehemencia a los enemigos (95-166); mata a Pándaro, estando de pie, y después peleando desde el carro de Eneas (167-296); hiere a Eneas que cubría el cuerpo de su amigo (297-310); hiere a Afrodita en la mano, pero Iris la saca del combate (311-351). Afrodita librada por su hija en el carro de Ares, la lleva al Olimpo, en donde su madre Dione la cobija en su seno. Los otros dioses se ríen sin que lo note (352-431). Apolo libra a Eneas, apartado por Atenea del furor de Diomedes y lo cura recreándolo en la fortaleza troyana y llama nuevamente a Ares a las filas (432-460). Ares exhorta a los troyanos para que peleen con fortaleza; enseguida se presenta ante ellos Eneas, ya curado (461-518). Tampoco los aqueos combaten con cobardía y caen muchos de una y otra parte, entre éstos Tlepolemo contra Sarpedón; finalmente se alejan poco a poco los aqueos (519-710). Hera y Atenea vienen desde el Olimpo en auxilio de éstos que luchaban (711 -777). Por estas palabras de Hera se enardece nuevamente la masa; pero Diomedes aconsejado y conducido por Atenea, hiere al mismo Ares (778-883) quien regresa enseguida al Olimpo desde el campo de batalla y ahí sana, siguiéndolo también las diosas (864-909).


CANTO VI El adivino Héleno, cuando decaía en huida el ejército troyano exhorta a Héctor para que haga un sacrificio público a Atenea en la fortaleza (1-101). Así pues él, habiéndose reanudado la lucha rápidamente, marcha a la ciudad; en este combate, Diomedes y Glauco, jefe de los licios, encaminándose al lugar de la lucha, antes de llegar a las manos, habiendo recordado la hospitalidad de sus padres, hecho el cambio de las armas, unen sus diestras (102-236). Hécuba y las demás matronas, por consejo de Héctor y de los próceres troyanos, llevan el manto al templo de Atenea y expresan sus votos por la salvación de la patria (237-311). Mientras tanto Héctor, en su casa, hace volver a Paris reprendiéndolo en el campo de batalla (312-368); a su esposa Andrómaca, la buscó en vano en sus habitaciones y salió finalmente de la ciudad por la puerta Escea; la encuentra con su hijo Astianacte y les habla por última vez (369-502). Armado, Paris alcanza a su hermano en el camino (503-529). CANTO VII Héctor y Paris impulsan a los aqueos para que vuelvan a la batalla, combatiendo ya sea con armas iguales o mejores (1-16); lo cual, para que sea terminado finalmente, de acuerdo con el designio de Atenea y de Apolo, y la persuasión de Héleno sea provocado cada uno con la mayor fuerza posible por parte de Héctor para un combate cuerpo a cuerpo (17-91). Agamenón disuade a Menelao que se muestra alegre y confiado mientras los demás vacilan (92-122); al poco instigados por Néstor salen a combatir nueve héroes de cuyas suertes señala el suceso Áyax Telamonio (123-205). Se reúnen Héctor y Áyax y pelean duramente, mientras bajo la noche apartan a éstos, iguales en fuerzas, habiéndoles dado a su vez regalos (206-312). En los banquetes públicos Néstor hace el recuento de los cuerpos de los caídos que deben sepultarse y los campamentos que deben fortificarse. Cuando en la asamblea de los troyanos, Paris responde a Antenor quien dice que deben ser restituidos al dueño, Helena juntamente con sus riquezas, añade que él no regresará ningunas riquezas sino que a aquéllas se añadirán las propias (313-364). Al día siguiente Príamo lleva aquella respuesta a los aqueos y a fin de que también puedan ser sepultados los cuerpos de los troyanos manda que se haga una tregua (365420). Después de estos sucesos cada bando procura dar sepultura a los suyos y al mismo tiempo los aqueos rodean su base naval con un muro y fosas; Poseidón se admira de estas obras con indignación en la asamblea de los dioses (421-464). A la cena sigue la noche amenazadora con sus rayos (465-482). CANTO VIII Zeus pide a los dioses llamados a asamblea que no se presenten en la batalla contra ninguno de los dos pueblos, y es llevado en su carroza al monte Ida (1-52). Desde ahí contempla durante la mañana a los ejércitos que combaten en dudosa victoria; después habiendo pesado cuidadosamente sus suertes en la balanza del destino, y lanzando sus terribles rayos, pronostica la muerte a los aqueos (53-77). Hera en vano pide a su aliado Poseidón que le sean apartadas a aquellos toda clase de ayudas; después vuelve Agamenón, levantando los ánimos y señala que Zeus se le ha mostrado propicio (78-250). Ya los aqueos, algún tanto superiores, repelen a los troyanos en un nuevo encuentro, y Teucro hiere a muchos de aquéllos con sus flechas y a su vez es herido por Héctor (251-334). Una vez más, se lanzan a la huida los aqueos cuando Hera y Atenea se preparan a marchar a Troya para llevar auxilio; pero Zeus habiéndolas visto desde el monte, las rechaza inmediatamente por medio de Iris (335-437). Él mismo, habiendo regresado al Olimpo reprende con suma severidad a las desobedientes diosas y aun amenaza a los aqueos con mayores matanzas para la mañana siguiente (438-484). Terminada la batalla a causa de la noche y habiendo realizado una asamblea los troyanos vencedores, ponen guardias de asedio en el mismo lugar de la batalla, y para impedir a los enemigos asechanzas o navegación, encienden innumerables fogatas a través de la ciudad y del campo (485565). CANTO IX Entre los aqueos, una vez pasado el peligro, aterrorizados y rechazados de momento, convoca Agamenón ocultamente a los jefes a quienes el rey les señala la determinación de huir y dirigir la navegación durante la noche (1-38). Diomedes y Néstor lo desaconsejan de este torpe intento (39-78). Se colocan fogatas en las trincheras de los campamentos, se prepara una cena en la tienda de Agamenón y después de la cena se trata a toda costa de hacer las paces con Aquiles y atraerlo al ejército (79-113). El propio Agamenón mandó decir


que si cedía en su enojo ante la pública necesidad, le prometía devolverle intacta a Briseida y magníficos regalos (114-161). Néstor envió con estas condiciones a varios escogidos, como Fénix a quien el padre de Aquiles lo había hecho mentor en su juventud, Áyax el mayor, Odiseo y dos embajadores de paz (162-184). Aquiles recibió amigablemente a los legados, pero rechazó todas las promesas de Agamenón y los discursos, ya los esmerados como los ásperos y suaves; además retuvo a Fénix y amenazó con que regresaría al poco juntamente con él a la patria (185-668). De este modo, después de que Áyax y Odiseo anunciaron tan dolorosa resolución, Diomedes lo confirma en toda su gravedad a los afligidos jefes y los exhorta a la tenacidad en la lucha (669-713). CANTO X Electos los vigías, Agamenón en unión con su hermano Menelao llama a Néstor y a los demás jefes y hacen guardia con ellos ante el foso (1-193). Toman determinaciones ahí mismo donde habían sufrido las calamidades y envían como observadores a Diomedes y a Odiseo (194-271). Habiendo avanzado este algún tanto, un ave de raudo vuelo ofreció próspero augurio (272-298). Al mismo tiempo había salido cierto troyano, Dolón, que había sabido las determinaciones de los aqueos, e incitado por las promesas de Héctor, fue aprehendido por los que se habían adelantado más hacia la base naval (299-381). Implorando éste por su vida, denunció todos los sitios de los campamentos y a dónde se dirigía Reso, el rey de los tracios, pero sorprendido por Diomedes fue asesinado (382-464). Ya marchan a los aposentos de Reso, a quien habían oído llegar con sus famosos caballos (465-503). Atenea amonesta a los héroes para que no se retarden más tiempo con la esperanza de obtener demasiados botines; mientras tanto Apolo incita a los tracios y a los troyanos y los regresa a sus campamentos (504-579). CANTO XI Armado Agamenón con espléndidas armas conduce por la mañana a sus tropas a las filas de combate; lo mismo hacen Héctor y los otros príncipes de Troya (1-66). Ante el insólito valor de Agamenón que enardece a la turba desconocida, se excitan los troyanos y se inicia una gran batalla (67-162). El mismo Héctor apartado por mandato de Zeus hasta las murallas de la ciudad, evita el coraje del enardecido adversario, mientras aquél se marcha del combate mal herido (163-283). Realizado esto, Héctor vuelve a pelear e infunde a los suyos un nuevo valor (284-309). Diomedes, Odiseo y Áyax vuelven a la decaída batalla; pero Diomedes herido por Paris se regresa violentamente hacia las naves (310 400); asimismo Odiseo herido por Soco y muerto aquél, viéndose rodeado por los troyanos, se libra del combate ayudado por Menelao y Áyax (401-488). A poco a Macaón y Euripilo los hieren las flechas de Paris (489-596). Viendo Aquiles a Macaón que se adelantaba en el carro de Néstor, envió a Patroclo para reconocer su presentación (596-617). Tan pronto como reconoció éste a Macaón y librado por Néstor de tan miserable muerte, le pide que o bien implore directamente la ayuda de Aquiles en auxilio de los aqueos o que él mismo espante a los enemigos revestido con el armamento de Aquiles (618-803). Al regreso Patroclo hiere al peligroso Euripilo y es curado en su tienda de campaña (804-848). CANTO XII Rechazados los aqueos contra las murallas (hecho abominable a los dioses; a ellos mismos los rechazan detrás de la misma ciudad), ven que los troyanos se dirigen a las naves y que están a punto de atravesar ya el foso (1-59). Desconcertados al principio por lo difícil del momento bajan de los carros por consejo de Polidamante y corren divididos en cuatro grupos (60-107). Asio se atrevió a atacar una de las puertas desde su carro y fue rechazado por los dos Lapitas con gran matanza de los suyos (108-194). Polidamante interpretó augurios adversos que no intimidaron a Héctor en perseguir a los enemigos (195-250). Éstos aunque molestados por un viento tempestuoso, defienden sus trincheras con suma fortaleza, estando en los primeros lugares los dos Áyax (251-289). Por otra parte entran Sarpedón y Glauco a quienes se les opone Menesteo y son llamados por él, Áyax el mayor y Teucro (290-377). Son heridos Epicles, el compañero de Sarpedón y Glauco por Teucro; finalmente él es derrotado en la almena del muro (378-399). Los aqueos atacan duramente la muralla, abierta por la parte de los licios; Héctor conjura el peligro y tapa la puerta con una enorme piedra y abre a los suyos el camino hacia las naves (400-471).


CANTO XIII Pasando el muro los troyanos, por diversas partes, matan a los aqueos, cuando Poseidón conmovido por la calamidad en su interior por Zeus, se acerca a los que defendían las naves (1-42). Oculto bajo forma humana para animar a los que se detenían, exhorta primero a los dos Áyax y después a los demás capitanes (43-124). Así los Áyax y otros, rechazan a Héctor de la matanza de las naves en plena fila de combate (125-205); al poco, Idomeneo, movido por Poseidón a combatir, habiéndose unido con Merión, socorre por la izquierda a los afligidos aqueos (206-329). Después se traba un feroz combate en el que Zeus favorece a los troyanos y Poseidón a los aqueos. Sobresale entre éstos, el valor de Idomeneo (330-662). Éste, da muerte a Otrioneo, Asio y Alcátoo y asimismo, en compañía de Merión, Antíloco y Menelao lucha con superioridad contra Eneas, Deífobo, Héleno y Paris (363-672). También detiene a Héctor quien hacía poco se hallaba en el centro del lugar y de tal modo lo apremian los Áyax y otros grupos, que ya se retiran los troyanos: pero fortalecido Héctor por el consejo de Polidamante, conduce repentinamente contra el enemigo a los que había reunido (673-808). Áyax da comienzo a un nuevo combate y se pelea por ambas partes con grandes clamores (809-837). CANTO XIV Néstor, atemorizado por el clamorío del combate, sale de su tienda en la que aún se curaba Macaón, para explorar los hechos en el lugar en que se realizaban (1-26). Agamenón, Odiseo y Diomedes, doliéndose aún por las heridas, le salen al encuentro cambiándose de lugar por la misma causa; el primero de los cuales angustiado por el éxito de la guerra y viendo ahora abierta la muralla, reflexiona sobre la huida (27-81). Odiseo reprueba esta determinación, y así Diomedes persuade a todos a que vuelvan a la batalla y que con su presencia ayuden a todos, dándoles certidumbre y consejos; al mismo tiempo Poseidón conforta a Agamenón que ya se iba y da fortaleza al ejército (82-152). Mientras tanto Hera, para elevar la moral de los aqueos, se arregla en su persona y se prepara delante de Zeus en el monte lda para atraerlo con todos los halagos de una esposa; para lo cual se coloca el cíngulo de Afrodita y hace venir desde Lemnos al dios Sueño, quien lo entretiene en el estado de descanso (153-351). Poseidón había puesto asechanzas en este tiempo, mediante el consejo de Sueño, la suerte de los aqueos que les devolvió auxiliándolos prontamente (352-401). Héctor, herido por el golpe de la piedra que le había lanzado Áyax, estaba sin alientos y fue transportado y curado por sus soldados (402-439). Combatiendo los aqueos a los troyanos, elevados ya sus fuerzas y espíritu de combate, los alejan de las naves, persiguiéndolos en primer término Áyax el menor (440-522). CANTO XV Despertando de su letargo Zeus, ve a Poseidón dando ayuda a los troyanos contra los aqueos (1-11). Enseguida, reprende ásperamente a Hera y manda llamar del Olimpo a Iris y Apolo; se sirve de ellos como de sus ministros para restituir sus fuerzas a los troyanos y simultáneamente predice toda la serie de designios hasta la destrucción de la ciudad (12-77). Habiendo regresado Hera a la morada de los dioses, Ares sabe por ella lo referente a la muerte de su hijo Ascálafo y se apresta para la venganza; Atenea reprime su cólera (78142). Apolo e Iris se presentan ante Zeus y por mandato de éste obliga a Poseidón bajo amenazas a que abandone la guerra. Éste a pesar de estar lleno de temor aún se atreve a resistirse (143-219). Apolo alienta a Héctor, ya sanado y retirado del combate por esa causa, y renueva la suerte de los troyanos (220-280). Héctor acomete a los fortísimos aqueos que dejando de combatir se retiraban a las naves; mata a una parte de ellos; a otros los hace huir, yendo delante el dios, quien agitando su égida estremeció de temor a los aqueos y fortaleció a los troyanos, pues derribando el muro, preparó el camino para destruir al ejército (281-389). Por esta terrible desgracia que le comunicó Eurípilo, Patroclo regresó ante Aquiles y lo exhortó para que los ayudara en ese último trance (390-404). Mientras tanto los aqueos combaten terriblemente ante sus naves cayendo muchos de ambas partes (405-590). Finalmente ellos se retiran sin dispersarse entre las filas de las naves, desde las que Áyax Telamonio defiende del fuego, armado con una lanza, porque ya Héctor amenazaba quemar la nave de Protesilao (591-746). CANTO XVI Aquiles le presta a su amigo Patroclo que le suplicaba y pedía ayuda, sus propias armas y tropas para salir a combatir bajo la condición de que se contentase con rechazar a los troyanos de las naves y no se expusiese a


mayores peligros (1-100). Debilitado ya el mismo Ayax, no pudo impedir que se pusiese fuego a la nave (101-123). Visto lo cual Aquiles, llama a su amigo a las armas, prepara las filas de los suyos, les habla y hechas las libaciones y las preces los despide (124-256). De pronto, habiendo visto el jefe de los mirmidones, aterrorizados a los enemigos, el engaño de la figura de Aquiles, libra del ataque a la nave y apaga el incendio (257-303). Comienza de nuevo la batalla y a los que huian cegados por el pavor, los persigue sobre la trinchera y aun a campo abierto (306-418). Enseguida, Glauco mata a Sarpedón, hijo de Zeus, habiendo quedado asi vengadas las matanzas (419-507). Éste juntamente con Héctor y otros de los en terrible combate con los aqueos que arrastraban los despojos, les quita el cuerpo de Sarpedón. Apolo ve esto y por mandato de Zeus es lavado el cuerpo y ungido y llevado a Licia por sus amigos (508-683). Por aquel tenor de los acontecimientos el feroz Patroclo persigue a los troyanos hasta la ciudad, sube a su muralla pero es apartado de aquel lugar por el dios (684-711); sin embargo, resiste de nuevo a Héctor que irrumpe lleno de fuerza, mata a su auriga Cebrión y se lleva el cadáver después de haberlo despojado (712-782). Finalmente mata a muchos de la masa de soldados hasta que Eufrobio lo hiere, aterrorizado él mismo por la fuerza de Apolo y despojado de sus armas; Héctor le da muerte e insta a Automedonte a encaminar el carro de Aquiles llevándolo junto a las naves (783-867). CANTO XVII Muerto Patroclo, Menelao mata a Euforbo y lo despoja de sus armas (1-60). Héctor por consejo de Apolo dejando de perseguir a Automedonte le quita los despojos y regresa, mientras Menelao hace venir a Áyax el mayor, para que cuide el cadáver (61-139). Héctor se retira ante Áyax, pero incitado por la reprensión de Glauco vuelve nuevamente, luciendo soberbiamente las armas de Aquiles, a fin de arrebatar el cuerpo y lleno de fortaleza anima a cada uno de los suyos en el mismo campo de batalla; simultáneamente llamados por Menelao acuden con presteza los más valientes aqueos (140-261). Así en un mismo lugar se origina un terrible combate entre Menelao y Héctor con cada una de sus tropas y pelean uno y otro con distinta suerte. Ellos para defender el cuerpo de Patroclo y éstos para que lo arrastren y sea causa de ludibrio (262-425). Zeus vuelve el vigor a los caballos de Aquiles que se dolían por la muerte de Patroclo y Automedonte los regresa al combate en unión con Alcimedonte (426-483). Héctor, Eneas y otros, atacan el carro de Aquiles para apoderarse de los nobles caballos y los aqueos sostienen con fiereza el ímpetu de aquellos, quienes tratan también de rescatar el cadáver. Entonces Menelao implora nuevas fuerzas a Atenea, y Apolo exhorta a Héctor con la aprobación de Zeus (484-596). Finalmente viene a menos la fuerza aquea, y aun el mismo Áyax Telamonio, tiembla, bajo cuyo mandato Menelao envía un mensajero a Aquiles, y es Antíloco, quien le anuncia la muerte de Patroclo y las derrotas recibidas, (597-701), y el mismo Menelao junto con Merión apoyado por la compañía de los Áyax, se atreve a llevarse el cadáver hasta las naves, metiéndose entre los enemigos que combatían (702-761). CANTO XVIII Recibida la noticia de la muerte de Patroclo, Aquiles se entrega a la desesperación y a los lamentos (1-34). Ante estas lamentaciones despertada Tetis, llega desde el mar con su cohorte de Nereidas para consolar a su hijo; a quien cuando ve lleno de ambición de vengarse de Héctor, aunque aquello habría de ser decidido por el destino, difiere su deseo para el último día, pero le promete que le llevará armas nuevas fabricadas por Hefesto (35-137). Habiendo regresado las Nereidas a su mansión, Tetis se apresura hacia el Olimpo, mientras se renueva la batalla sobre el cuerpo de Patroclo que finalmente hubiera quedado en poder de Héctor, a no ser que Aquiles por consejo de Hera hubiese aterrorizado a los troyanos con su aspecto y voz terribles y los hubiese hecho huir hasta las murallas enemigas (138-231); mientras tanto los aqueos, rescatado el cuerpo, lo llevan a la tienda de Aquiles, al entrar la noche (232-242). Los troyanos tienen una tumultosa asamblea y Polidamante los persuade de que se salven dentro de las murallas, no sea que Aquiles venga a las filas y acabe con ellos; pero este prudente consejo desagrada a Héctor y al pueblo (248-314). Los troyanos redoblan la vigilancia durante la noche con sus armas; los aqueos y al frente de ellos Aquiles, lloran la muerte de Patroclo, embalsaman el cadáver y lo colocan en el ataúd (315-355). Aquella misma noche llega Tetis al Olimpo en donde Zeus acababa de reprender a su esposa porque ayudó a Aquiles y es recibida amigablemente en la mansión de Hefesto (356-427). Para Hefesto le era fácil si se lo pedían con insistencia, fabricar escudos y toda clase de armas con su arte exquisito (428-617).


CANTO XIX A la salida del sol, Tetis le da a Aquiles las armas que había hecho Hefesto y lo excita nuevamente a la alianza para la guerra; pues el cuerpo de Patroclo derrama divinos olores a fin de que dure incorrupto para la sepultura (1-39). Aquiles, reuniendo una samblea, olvida su ira, y pide continuar la guerra cuanto antes (4073). Por su parte Agamenón confiesa su error y una vez reconciliado, ofrece los dones prometidos por medio de su legado Odiseo; pero olvidándolos él, tal vez con intención de vengarse, apremia a comenzar la batalla (74-153). Finalmente cede ante Odiseo y espera hasta hallarse presente al que lo aconsejaba mientras las tropas tomaban el desayuno y recibe ante la asamblea los dones y a la hija de Brises, causa de la discordia a la que Agamenón juró devolverla intacta mediante un sacrificio expiatorio (154-275). Se trasladaron los dones desde un lugar público a la tienda de Aquiles en donde las mujeres lloraban a Patroclo y el héroe mismo vuelve a lamentarse y se abstiene firmemente de probar alimento, tomándolo el ejército (276-339). Aquiles es deleitado por Atenea, enviada desde el cielo; poco después se pone las nuevas armas, sube al carro con Automedonte y sabido por otro el destino de sus caballos, marcha a la fila lleno de vida (340-424). CANTO XX Preparados ambos ejércitos y llamados los dioses a la asamblea, Zeus les permite que cada uno socorra a cualquiera de los dos que desee a fin de que no madure la matanza para los troyanos por la crueldad de Aquiles (1-30). Así marchan a la guerra, Hera, Atenea, Poseidón, Hermes, Hefesto, para ayudar a los aqueos; y Ares, Febo, Artemisa, Latona, Janto y Afrodita, a los troyanos. Las tierras celebran con estremecimiento y temor la entrada de los dioses (31-74). Antes del comienzo de la batalla, Febo excita a Eneas contra Aquiles que amenazaba a Héctor. Mientras tanto los dioses por convencimiento de Poseidón se sitúan alejados del combate (75-155). A varias provocaciones sigue el combate de Aquiles con Eneas a quien Poseidón libra por medio de una nube, pues según los oráculos le tenía destinado un reino entre los troyanos (156-352); Héctor, que está por agredir a Aquiles, es rechazado por Febo. Aquiles mata entre otros troyanos a Polidoro, hijo de Príamo (353-418). Estando ya por vengar la muerte de su hermano, se dirige Héctor contra Aquiles a quien lo salva también Febo rodeándolo con una nube (419-454). Movido por el dolor Aquiles ataca a los demás troyanos y llena el campo de una espantosa ruina de muertos y armas (455-503). CANTO XXI Aquiles acosa a los troyanos, parte hacia la ciudad y parte hacia el Janto (el Escamandro) y habiendo despedazado a muchos en el río, conserva a doce jóvenes vencidos, para las exequias de Patroclo (1-33). Ahí mismo mata a Licaón, hijo de Príamo a pesar de sus súplicas (34-135); después a Asteropeo, jefe de los peonios junto con otros de aquel pueblo, habiéndose librado del enfurecido río desigual en fuerza (136-210). Continuaba la matanza hasta que Janto, obstruido por el número de cadáveres, compadeciéndose, mandó que su cauce se desbordara contra él. Apenas se escapaba Aquiles cuando de nuevo tenía que saltar; pero el río enfurecido lo sumergía en sus ondas y perseguía al que volvía a escapar (211-271). Ya le faltaban las fuerzas al que luchaba entre las olas, pero Poseidón y Atenea se las aumentaban; entonces Janto que estaba demasiado irritado, llamó en su ayuda a Simóis, pero Hera llamó a Hefesto que quemó el campo y al río y ni las llamas lo detenían si no las hubiese aumentado la misma diosa (272-384). Se iniciaron después combates personales entre los demás dioses: Ares, Atenea, Afrodita, Febo, Poseidón; Hera, Artemisa; Hermes, Latona (385-513). Después de esto vuelven al Olimpo los dioses, excepto Febo quien se dirigió a Troya, mientras Aquiles hacía estragos a través del campo y a los demás los empujó su furia hacia el interior de la ciudad en la que Príamo mandó que se cerrara la puerta (514-543). Para que aquellos no fueran diezmados en la fuga, Apolo detuvo a Aquiles introduciendoa Agenor, y después él mismo disfrazado bajo la apariencia de Agenor, lo engañó huyendo y así lo alejó de la ciudad (544-611). CANTO XXII Ambos ejércitos se habían puesto en lugar seguro en el campo, cuando Héctor, estando él solo, permanece frente a Aquiles que volvía de perseguir a Febo. Desde el muro querían detener a Héctor sus parientes que lloraban desolados (1-89). Vanamente, porque a éste el pudor y a aquél el afecto les impedía retirarse del lugar; sin embargo, apareciéndosele un dios bajo aspecto de hombre, hizo huir a Héctor atemorizado. Lo persiguió fieramente Aquiles y dio tres vueltas alrededor de la muralla (90-166). Entre tanto Zeus,


compadeciéndose de Héctor, pesó su destino en la balanza y decretó su muerte. Febo lo abandonó al instante y Atenea lo incitó a combatir bajo la apariencia de su hermano Deífobo (l67-247). De esta manera los héroes se unen en singular combate en el que estando presente Atenea, ayuda a Aquiles y se burla de Héctor con terrible engaño (248-305). Finalmente, Aquiles, en lo más álgido del combate lo atraviesa con su lanza, lo despoja de sus armas e insultándolo y manchándose de ignominia, insulta a los suyos y atado a su carro lo arrastra hacia la base naval (306-404). Toda la ciudad llora la muerte de su querido Héctor y gritan amargamente sus parientes desde la muralla y Andrómaca es llevada a su casa (405-515). CANTO XXIII Los mirmidones dejan sus armas alrededor del féretro de Patroclo, yendo delante Aquiles quien poco después les prepara el banquete fúnebre. Él mismo cena ante Agamenón y anuncia las exequias para el próximo día (1-58). A la siguiente noche se le presenta durante el sueño la imagen de Patroclo que le pide justos funerales (59-107). Por mandato de Agamenón se llevan leños por la mañana, se presenta el cuerpo y se dispersan las caballerias de Aquiles y de los demás; sacrificadas ante él muchas víctimas y los doce jóvenes troyanos, se hace la hoguera, se enciende y arde con el soplo del Bóreas y del Céfiro, mientras el cuerpo de Héctor es preparado por Afrodita y por Febo (108-225). Al día siguiente se recogen y llevan a la urna los huesos de Patroclo para que estén algún dia, según promesa hecha, junto con los de Aquiles; se levanta también un túmulo improvisado (226-256). Aquiles añade en honor del difunto, certámenes de varias clases en los que se llevan premios y regalos los principales jefes aqueos. En equitación: Diomedes, Antíloco, Menelao, Merión, Eumelo y Néstor (257-650?; en pugilato: Epeo y Eurialo (651-699); en lucha: Áyax Telamonio y Odiseo (700-739); en carreras: Odiseo y Áyax el menor, así como Antiloco (740-797); en competencia de armas: Diomedes y Áyax Telamonio (798-825); en disco: Polipetes (826-849); en flechas: Meriones y Teucro (850-883); y lanzando dardos: Agamenón y Meriones (884-897). CANTO XXIV Terminados los juegos, los aqueos se entregan a la cena y al sueño; Aquiles permanece insomne y durante la mañana arrebata el cadáver de Héctor atado al carro cerca del túmulo de Patroclo (1-18), repetida esta profanación ante los dioses durante varios días, parte se duelen de ello, parte se alegran; compadecido Febo, que guardaba aun íntegro el cuerpo, se queja ante todos gravemente (19-54), y por esto Zeus, llamando a Iris por medio de Tetis, manda a Aquiles que desista de tanta crueldad y que no rehúse devolver el cuerpo a los que quieren redimirlo; al mismo tiempo y por su mandato, Iris exhorta a Príamo a que, pagado el rescate de redención, reciba a su hijo (55-186). Se llevan a cabo estas gestiones doce días después de la muerte de Héctor. Príamo, durante la noche, al igual que Hécuba y todos los demás troyanos, reúnen preciosos dones y cargan con ellos un carro conducido por el pregonero Ideo y manda que se prepare otro (187-282). Entonces hechas las libaciones y aceptado el augurio directo, comienzan a recorrer el camino (283-330). Hermes llega ante Príamo por mandato de Zeus, y lo lleva a la tienda, sirviéndole de vigía durante el tiempo dedicado al sueño (331-467). Aquiles, vencido fácilmente por las súplicas del rey, recibe el precio de la redención, le devuelve el cuerpo lavado, envuelto en túnicas y concede once días de tregua para la sepultura y of reciéndole honrosa cena lo manda a descansar (468-676). Al amanecer del dia siguiente, conduciéndolos Hermes, Príamo lleva el cuerpo a la ciudad a cuya vista salieron todos los troyanos con grandes lamentos; colocado poco después en palacio, después de haberse presentado los cantores, lloran Andrómaca, Hécuba y Helena (677-776). Hecha después la pira, se celebra el funeral y el banquete (777-804).


LA ODISEA Homero (Resumen) CANTO I Concilio de los dioses. Exhortación de Atenea a Telémaco. Homero comienza la Odisea invocando a la Musa para que cuente lo sucedido a Odiseo después de destruir Troya. En una asamblea de los dioses griegos, Atenea aboga por la vuelta del héroe a su hogar, quien lleva muchos años en la isla de la ninfa Calipso. La misma Atenea -tomando la figura de Mentor, rey de los Tafios- aconseja a Telémaco que viaje en busca de noticias de su padre. CANTO II Telémaco reúne en asamblea al pueblo de Ítaca. El palacio de Odiseo se encuentra invadido por decenas de pretendientes que buscan la mano de su mujer Penélope, creyendo que aquél ha muerto. Gracias a la ayuda de Atenea, aparecida ahora en forma de Mentor, el joven convoca una asamblea en el ágora para expulsar a los soberbios pretendientes de su hogar. Finalmente, Telémaco consigue una nave y emprende viaje a Pilos en busca de noticias sobre su padre. CANTO III Telémaco viaja a Pilos para informarse sobre su padre. La siguiente mañana, Telémaco y Mentor llegan a Pilos e invitados por Néstor, participan en una hecatombe para Poseidón. El rey Néstor les relata el regreso de otros héroes desde Troya y la muerte de Agamenón, pero no tiene información específica de Odiseo. Les sugiere que vayan a Esparta a hablar con Menelao, quien acaba de regresar de largos viajes. Atenea se desaparece milagrosamente. Impresionado que un joven esté escoltado por una diosa, Néstor arregla que su hijo Pisístrato acompañe a Telémaco a Esparta. CANTO IV Telémaco viaja a Esparta para informarse sobre su padre. Continúa el viaje hasta Esparta, donde le reciben Menelao y Helena. Éste le cuenta acerca de su conversación con Proteo, quien le informó acerca de la suerte que había corrido Odiseo, encontrándose éste en una isla retenido por Calipso. Mientras tanto, los pretendientes sabiendo del viaje del joven, le preparan una emboscada a su regreso. CANTO V Odiseo llega a Esqueria de los feacios. En una nueva asamblea de los dioses, Zeus toma la decisión de


mandar al mensajero Hermes a la isla de Calipso para que ésta deje marchar a Odiseo. La ninfa le promete la inmortalidad si se queda, pero el héroe prefiere salir de la isla. Tarda cuatro días en construir una balsa y emprende el viaje al quinto día, pero es hundido por Poseidón, enfadado con Odiseo desde que el griego cegó a su hijo Polifemo. Odiseo es ayudado por la nereida Ino, quien le da una manta con la que debe de taparse el pecho y nadar hasta la isla de los feacios. CANTO VI Odiseo y Nausícaa. Atenea visita, en un sueño, a la princesa Nausícaa, hija de Alcínoo, rey de Esqueria y la urge a tener sus responsabilidades como mujer en edad de casarse. Al despertar, Nausícaa pide a su padre un carro con mulas para ir a lavar ropa al río. Mientras ella y sus esclavas descansaban y otras jugaban a la pelota, Odiseo se despertó, las vio y pidió ayuda a la princesa. Nausícaa, impresionada por su forma de hablar, acoge al héroe y le brinda alimentos, le dice que la siga hacia la casa del rey y le indica cómo pedirle a su madre, la reina, hospitalidad. Le señala un bosque consagrado a Atenea a las afueras de la ciudad donde puede descansar. Odiseo aprovecha la ocasión para implorar a la diosa que lo reciban y lo ayuden a llegar su isla patria. CANTO VII Odiseo en el palacio de Alcínoo. Odiseo es recibido en el palacio por Alcínoo, rey de los feacios (fue guiado hasta allá por Atenea), y le invita al banquete que se va a celebrar. Odiseo cuenta todo lo acaecido hasta ese momento, con lo que el rey queda impresionado. Éste le ofrece la mano de su hija, mas Odiseo no acepta, por lo que el rey cambia su ofrecimiento por ayudarlo a llegar a su isla. CANTO VIII Odiseo agasajado por los feacios. Se celebra una fiesta en el palacio en honor del huésped, que aún no se ha presentado. Tras una competición de atletismo, en la que Odiseo asombra al público con un gran lanzamiento de disco, comienza el banquete. CANTO IX Odiseo cuenta sus aventuras: los cicones, los lotófagos, los cíclopes. Odiseo se presenta, y comienza a relatar su historia desde que salió de Troya. Primero destruyeron la ciudad de Ísmaro (donde estaban los cicones), donde perdió a bastantes compañeros. Más tarde llegaron a la isla de los lotófagos. Allí, tres compañeros comieron el loto, y perdieron el deseo de regresar, por lo que hubo de llevárselos a la fuerza. Posteriormente, llegaron a la isla de los cíclopes. CANTO X La isla de Eolo. El palacio de Circe la hechicera. Odiseo sigue narrando cómo viajaron hasta la isla de Eolo, que trató de ayudarles a viajar hasta Ítaca. Eolo entregó a Odiseo una bolsa de piel que contenía los vientos del oeste. Al acercarse a Ítaca, sus hombres decidieron ver lo que había en la bolsa, dejando salir a todos los vientos y creando una tormenta que hizo desaparecer la esperanza del regreso al hogar. CANTO XI Descenso a los infiernos. Tras llegar al país de los Cimerios y realizar el sacrificio de varias ovejas, Odiseo visita la morada de Hades para consultar con el adivino Tiresias, quien le profetizó un difícil regreso a Ítaca. A su encuentro salieron todos los espectros, que quisieron beber la sangre de los animales sacrificados. Odiseo se la dio en primer lugar a Tiresias, luego a su madre Anticlea y también bebieron la sangre varias mujeres destacadas y algunos combatientes que habían muerto durante la guerra de Troya.


CANTO XII Las sirenas. Escila y Caribdis. La Isla de Helios. Ogigia. De nuevo en ruta, lograron escapar de las Sirenas, cuyo canto hacía enloquecer a quien las oyera. Para ello, siguiendo los consejos de Circe, Odiseo ordenó a sus hombres taparse los oídos con cera exceptuándolo a él y manda ser atado al mástil. Escaparon también de las peligrosas Caribdis y Escila. CANTO XIII Los feacios despiden a Odiseo. Llegada a Ítaca. Cuando el héroe termina de contar su viaje, el rey ordena su regreso a su hogar. Acompañado por navegantes feacios, llega a Ítaca. Atenea le disfraza de vagabundo para evitar ser reconocido. Por consejo de la diosa, va a pedir ayuda a su porquerizo, Eumeo. CANTO XIV Odiseo en la majada de Eumeo. Odiseo no revela su verdadera identidad a Eumeo, quien le recibe con comida y manta. Se encuentra con la diosa Atenea, y juntos preparan la venganza contra los pretendientes. CANTO XV Telémaco regresa a Ítaca. Atenea aconseja al joven Telémaco salir de Esparta y regresar a su hogar. Mientras tanto, Eumeo relata su vida y sus orígenes al mendigo, y de cómo llegó al servicio de Odiseo. CANTO XVI Telémaco reconoce a Odiseo. Gracias a la ayuda de la diosa, el joven consigue eludir la trampa que los pretendientes le habían preparado a la entrada de la isla. Una vez en tierra, se dirige por consejo de la diosa a la casa de Eumeo, donde conoce al supuesto mendigo. CANTO XVII Odiseo mendiga entre los pretendientes. Al día siguiente, Odiseo, de nuevo como mendigo, se dirige a su palacio. Sólo es reconocido por su perro Argos que, ya viejo, fallece frente a su amo. Al pedir comida a los pretendientes, es humillado e incluso golpeado por éstos. CANTO XVIII Los pretendientes vejan a Odiseo. Aparece un mendigo real, llamado Iro, quien solía pasarse por el palacio. Éste, riéndose de Odiseo, le reta a una pelea. Los pretendientes aceptan que el ganador se junte a comer con ellos. Le dan 2 trozos de pan a Odiseo, que, tras quitarse su manta y dejar ver sus músculos, gana fácilmente al mendigo. CANTO XIX La esclava Euriclea reconoce a Odiseo. Odiseo, ocultando su verdadera identidad, mantiene una larga conversación con Penélope, quien ordena a su criada Euriclea que le bañe. Ésta, que fue nodriza del héroe cuando era niño, reconoce una cicatriz que a Odiseo, en su juventud, le hizo un jabalí cuando se encontraba cazando en el monte Parnaso. CANTO XX La última cena de los pretendientes. Al día siguiente, Odiseo pide una señal, y Zeus lanza un trueno en medio del cielo azul. Este gesto es entendido por uno de sus sirvientes como una señal de victoria contra los pretendientes. Odiseo aprovecha para ver quién es fiel al desaparecido rey, y librarse así de la venganza.


CANTO XXI El certamen del arco. Aparece Penélope con un arco que Odiseo dejó en casa a su marcha a Troya. Promete a los pretendientes que se casará con aquel que consiga hacer pasar la flecha por los ojos de doce hachas alineadas. Uno tras otro, los pretendientes lo intentan, pero ni siquiera son capaces de tensar el arco. Odiseo pide participar en la prueba, ante la negativa de los demás. CANTO XXII La venganza. Antinoo, jefe de los pretendientes, se encuentra bebiendo cuando Odiseo le atraviesa la garganta con una lanza, dándole muerte. Ante las quejas de los demás, Odiseo responde con amenazadoras palabras, y los pretendientes temen por sus vidas. CANTO XXIII Penélope reconoce a Odiseo.Después de que Odiseo matase a los pretendientes que se hospedaban en su casa, Odiseo manda a los presentes que vistan sus mejores trajes y bailen, para que los vecinos no sospechen de lo ocurrido. Con la ayuda de Euriclea, el héroe se presenta a Penélope, pero ella no le reconoce ya que ella estaba convencida de que él estaba muerto y el aspecto que tenía en ese momento no era el mismo que cuando se marchó a la guerra. Entonces, Odiseo describe el lecho conyugal del matrimonio, y cómo lo hizo él mismo de un olivo. CANTO XXIV El pacto. Las almas de los muertos viajan al Hades, donde cuentan lo ocurrido a Agamenón y Aquiles, compañeros del héroe en la expedición de los aqueos a Troya. Odiseo marcha a casa de su padre, Laertes, que se encuentra trabajando en la huerta.


LA ENEIDA Virgilio (Resumen) “Y ya la noche húmeda pasa rápidamente en el cielo y los astros al ponerse invitan al sueño. Pero si tanto es tu deseo de conocer nuestras desventuras y oír brevemente el último sufrimiento de Troya, aunque el alma se horripila al recordarlo y da marcha atrás de pena, voy a empezar.” VIRGILIO, La Eneida, Libro Primero

LIBRO I Los troyanos salen victoriosos y con rumbo a Italia, al ver esto Juno, tras persuadir a Eolo, arremete contra Eneas. Mar adentro las olas se enfurecen contra los troyanos y estos piden ayuda a los dioses; Neptuno los ayuda arrastrándolos a la isla Libia. Mientras Júpiter le cuenta a su hija Citerea cual es la misión de Eneas: crear Roma. Eneas desconoce en que lugar se encuentra hasta que una hermosa mujer, que resulta ser Venus, su madre, le informa de ello. Se encuentran en las tierras de la reina Dido que acoge a los troyanos amablemente, enamorándose de Eneas gracias a la intervención de Cupido y Venus. LIBRO II Eneas comienza a contar las historias que habían tenido en la guerra; centrándose sobre todo en la estratagema del Caballo de madera de los griegos y en lo acontecido a un sacerdote llamado Laocoonte al que dos horribles monstruos marinos mataron; y también de que manera se le aparece Héctor a Eneas pidiéndole que saliera de Troya. LIBRO III Aquí Eneas cuenta cómo llegó a tierras de Pérgamo junto con su padre Anquises, su mujer Creusa y sus hijos Iulo y Ascanio. También habla sobre las Harpías y la maldición que una de ellas lanza contra ellos. Se produce un encuentro con Andrómaca y las advertencias que ésta le hace para seguir su camino, aconsejando que hable con Sibilia de Cumas ya que ella le indicaría lo demás; Gracias a las predicciones de un astrónomo, Palunior, se continuó el viaje aunque con dificultades debido a las tormentas. Al llegar a la isla del cíclope se produce un encuentro con un Aqueo, miembro de la tripulación de Ulises que se quedó atrapado en la isla. LIBRO IV Eneas termina su historia. Dido le cuenta a su prima Ana, el amor que siente por el troyano y ésta le dice que luche por él. Yarbas, antiguo admirador de Dido, se entera y le pide a Júpiter que separe a Dido y Eneas. El dios accede, pero al hacerlo Dido pierde la razón y se quita la vida.


LIBRO V El padre de Eneas muere y su hijo trata de hablar con él por medio del juego. Juno no deseaba que Eneas y los suyos continuaran con el viaje, así que ordenó a Iris a destruir los barcos quemándolos. Eneas recurre a la ayuda de Júpiter y sigue navegando con los que quieran seguirle; uno de los miembros del grupo, Polinuro, muere por desafiar a Morfeo dios del sueño y la noche. LIBRO VI Ya en Italia, Eneas habla con Sibilia la cual le ayuda a acceder al infierno y le acompaña. Allí se encontrará con Dido, entristeciéndose, y finalmente con su padre Anquises, que le dice que su nueva tierra será Roma, pero que antes de alcanzar ese objetivo afrontarán grandes problemas cuya solución será Marcelo. LIBRO VII Eneas llega a la tierra de Lacio, esposo de Amata y padre de Lavinia. Eneas se da cuenta de que esta es la tierra que buscaban a la vez que Lacio recibe muy bien al troyano y a los suyos. Ante esto, Juno urde un plan que desencadena la mordedura de Amata por una serpiente y la inculpación de esto a Eneas, iniciando así una guerra. LIBRO VIII Durante el sueño a Eneas se le aparece el Tíber, que le indica donde hay una cueva que fue guarida del gigante Caco. Allí Eneas se encontrará con Evandro y su hijo Palonte los cuales le cuentan la historia de esas tierras. Para la guerra Venus le pide a Volcano que cree armaduras para Eneas y éste acepta. LIBRO IX Juno manda a destruir las embarcaciones de Eneas y Venus le pide a Júpiter que no lo haga. Dos jóvenes, Niso y Eurialo, pretenden matar a algunos latinos durante una noche pero los rútulos lo advirtieron y los mataron. Turno era novio Lavinia, pero ella elige a Eneas. Turno pretende incendiarlo todo provocando la ira de Ascanio, que loco de rabia mata a Lomulo (también conocido como Rémulo). Turno es acorralado y se arroja al río. LIBRO X Júpiter reúne a los dioses en el Olimpo y da la orden de cesar sus disputas. Los guerreros de Eneas se encuentran asustados ya que su líder está ausente pero siguen peleando. Turno busca a Eneas para pelear, pero no puede debido a la intervención de Palante, que encontrará la muerte. Mezencio peleará con Eneas ocupando el puesto de Turno, terminando herido. En su defensa acude su hijo Lauso que morirá. Mezencio enterándose de esto también muere. LIBRO XI Los troyanos se encuentran entristecidos por la muerte de Palante, mientras Eneas jura que fundará la nueva tierra troyana. Los latinos, ante la fuerza de sus contrincantes deciden no pelear más, aunque Turno discrepa e insiste en mantener la lucha, contando solo con el apoyo de Camila, una valiente mujer guerrera. LIBRO XII Lacio, Amata y Lavinia le piden a Turno que desista de la idea pero él no quiere. Ya listos para la lucha la misma hermana de Turno, Yuturna, le pide que no lo haga. Se produce un escándalo y comienzan a pelear entre todos hasta que Eneas les interrumpe. Mientras tanto, Juno, ya cansada de la guerra pide a Júpiter que el que gane no quite las costumbres del otro, ante lo cual el dios está de acuerdo. Comienza el combate y Turno lanza una piedra contra Eneas que no sufre ningún daño. Éste coge su lanza y la hunde en el pecho de Turno dándole muerte. Finalmente Eneas y Lavinia se unirán en matrimonio.


EDIPO REY Sófocles (Resumen) PRÓLOGO En esta escena la acción transcurre en Tebas, ante el palacio de Edipo, donde se encuentra un grupo de tebanos arrodillados alrededor del sacerdote de Zeus. Edipo sale del palacio y se dirige a su pueblo preguntándoles la razón de la reunión. El sacerdote trágicamente responde que la peste se ha adueñado de Tebas. Como fue Edipo quien salvó al pueblo de la esfinge se dirigen ahora a él para librarlos de la Peste y salvar nuevamente a la ciudad. Edipo responde que ya es consciente de este problema y que ya ha actuado mandando a su cuñado Creonte a Apolo Pitio, con el fin de informarse sobre lo que se debe hacer. En ese momento llega Creonte, quien, ante la pregunta de Edipo sobre lo que Apolo había dicho, responde que según el oráculo, la manera de librar a la ciudad de su infortunio sería desterrando al culpable del asesinato del rey Layo, quien reinó Tebas antes de la llegada de Edipo. Según Creonte, el oráculo decía que debían castigar a los culpables de su muerte. Al oír esto Edipo se encuentra desconcertado ya que no había pistas sobre la muerte de Layo, salvo el dato que Creonte aportó, que fue asesinado por unos bandidos con la fuerza de un gran número de manos. Edipo se compromete con el pueblo a hallar al culpable. PÁRODOS El Coro pide ayuda a Atenea, Artemisa y Apolo para ayudar a la ciudad de Tebas. Primer Episodio: Aquí Edipo habla con Corifeo. Cree que como ignorante de los hechos de la muerte de Layo, sería imposible para él descubrir al asesino sin otra pista. Por eso dirigiéndose a su pueblo clama que castigará a aquel que se rehúse a darle las explicaciones que pide. En este discurso prohíbe a todos los habitantes de Tebas que se reciba a esa persona o se le dirija la palabra. De este modo lanza una maldición contra los criminales y ordena que se cumpla lo que ha pedido. Corifeo sugiere a Edipo que llame a Tiresias, un adivino tan perspicaz como el dios Apolo. Edipo responde que ya ha enviado dos mensajeros a buscarlo por consejo de Creonte. Corifeo cuenta a Edipo que las habladurías dicen que Layo murió a manos de unos caminantes. En ese momento entra Tiresias. Primer Agón: Edipo pide ayuda a Tiresias para encontrar al culpable y librar a Tebas de la mancha del homicidio. Tiresias responde preocupado que no debería estar allí ya que no son buenas noticias las que trae, por eso hace ademán de irse pero Edipo lo detiene pensando que el adivino sabe y no quiere decirlo. Tiresias responde que no querría hacer públicas sus desgracias, o más bien las de Edipo, y que de cualquier manera los hechos


llegarían a pesar de su silencio. Edipo entonces acusa a Tiresias de ser el culpable del crimen. Edipo insulta al adivino con su ceguera, y éste dice que Edipo mismo es el causante de todos sus males. El rey le pregunta a Tiresias si fue él o Creonte quien tramó esos descubrimientos, ya que cree que Creonte le pagó al adivino para ir y decir esas mentiras. Tiresias responde que Creonte no causa para él ningún mal. Edipo piensa que todo esta arreglado entre Creonte y él para arrojarlo del trono. Corifeo interviene y dice a Edipo que tanto las palabras suyas como las de Tiresios han sido dictadas por la cólera, y que lo que realmente importa es averiguar cómo cumplir los oráculos de Apolo. Tiresias luego de una pausa, le dice a Edipo que él que ve la luz, no ve la desgracia que se cierne sobre él, ni dónde ni con quien convive. Le dice que pronto no verá más que tinieblas. El adivino enojado pide que lo guíen para irse. Antes de marcharse avisa a Edipo que la persona a quien él busca está allí, que pasa por un extranjero domiciliado en Tebas pero en realidad es tebano de nacimiento y ese descubrimiento no será para él motivo de alegría. Descubrirá también, dijo Tiresias, que es padre y hermano de sus hijos; hijo y esposo de la madre que le dio el ser; y el asesino de un padre a cuya esposa fecundó. Tiresias se retira diciéndole a Edipo que reflexione. Estásimos: El Coro se pregunta quién es el asesino de Layo y dice que ha llegado el momento de huir para él pues Apolo está tras él. El coro cuenta que Tiresias ha despertado terribles ideas en el fondo de él, y dice que nunca aprobará a aquellos que condenan a Edipo. Segundo Episodio: Creonte se dirige al pueblo de Tebas, diciendo que, informado de la acusación hecha por Edipo contra él, siente que le hacen un daño inmenso creyendo que él es un traidor. Luego pregunta a Corifeo la razón de la acusación de Edipo. Corifeo responde que desconoce la intención de esas palabras. En ese momento sale Edipo del palacio. Segundo Agón: Edipo recibe enojado a Creonte. Su cuñado pide que lo escuche. Edipo interroga a Creonte, ya que cree que él quiere apoderarse de su poder. Creonte responde que no tiene intenciones de este tipo, pero Edipo le comunica que desea su muerte. En medio de su discusión entra Yocasta preguntando el motivo del desacuerdo. Su hermano le cuenta los planes de Edipo de desterrarlo o condenarlo a muerte. Edipo alega que ha encontrado a Creonte tramando contra su vida. Éste lo niega, y Yocasta pide a su esposo que le crea, lo mismo hace Corifeo. El rey anuncia que de no irse Creonte de Tebas, se irá él. Su cuñado dice que se irá, y Corifeo informa a Yocasta de lo sucedido. Tercer Agón: Yocasta le pide a su esposo que e muestre la razón de su enojo. Edipo le cuenta que Creonte le ha enviado un siniestro adivino que indirectamente o acusó de ser el asesino de Layo. Yocasta trata de convencerlo de que ningún mortal entiende de profecías. Como ejemplo le cuenta que hace tiempo, un oráculo predijo que Layo moriría a manos de un hijo nacido de ella. Y a pesar de eso Layo fue asesinado por unos extranjeros. Yocasta le cuenta como Layo entregó a su hijo con os pies atados para que o arrojasen al fondo de una sima impenetrable de una montaña. La reina le muestra cómo ni Apolo cumplió sus oráculos ni el hijo de Layo mató a su padre, y le dice que se tranquilice. Edipo le comunica a su esposa el desconcierto que sus palabras le causan. Luego le pregunta sobre el lugar donde Layo fue muerto, y la apariencia física de este hombre. Yocasta le cuenta todo o que sabe, y Edipo siente que todo desgraciadamente se aclara. Le pregunta si alguno de los acompañantes de Layo sobrevivió, y Yocasta responde que un servidor fue el único sobreviviente. Cuando regresó y vio que era Edipo quien gobernaba Tebas pidió suplicante a la reina que lo enviasen al campo, con el fin de estar lejos de la ciudad y del alcance de su vista. Yocasta no entiende la razón de las inquietudes de Edipo respecto a esta información, por o que Edipo le cuenta su historia. Su padre era Pólibo, de Corinto y su madre era Mérope, de Doria. Cierta vez en un festival, una persona que había bebido con exceso, lo insultó diciéndole que era hijo adoptivo. Él se dirigió a sus padres, quienes se indignaron ante este incidente, lo cual no tranquilizó del todo a Edipo, quien decidió marcharse de la ciudad.


Febo le anunció antes otras desgracias terribles y lamentables. Le dijo que estaba destinado a ser el esposo de su madre, y que sería el asesino de su padre. Por esta razón se alejó de Corinto. Andando y andando legó al lugar en donde Yocasta le dijo que Layo encontró la muerte, y allí se cruzó con un heraldo seguido por una carroza. Cuando lo hicieron apartarse del camino, Edipo montó en cólera y los mató. Luego de escuchar la historia Corifeo dice que solo queda esperar al pastor, y ver si dice que Layo murió a manos de unos bandidos o un solo viajero. Estásimos: El Coro habla del orgullo, y cuenta como los oráculos de Apolo a Layo ya se ven menospreciados, y el culto de los dioses se va desvaneciendo. Tercer Episodio: Yocasta y sus doncellas entran con ofrendas para Apolo, con el fin de pedirle que sean librados de todas las manchas. En ese momento entra un mensajero con noticias provenientes de Corinto: los habitantes de allí quieren proclamar rey a Edipo ya que Pólibo ha muerto. Cuarto Agón: Cuando Edipo entra, Yocasta le comunica la noticia. El rey se da cuenta de que su esposa tenía razón con respecto a los oráculos, ya que él cree que no se cumplieron. Pero, sin embargo sigue preocupado por la otra parte del oráculo: que se casaría con su madre. El anciano mensajero interviene, diciéndole al rey que no tenía que preocuparse por eso, ya que Pólibo y Mérope no eran los padres que lo engendraron, y le cuenta como él lo recibió de otro pastor que servía en ese tiempo en la casa de Layo, para luego entregárselo a Pólibo. Edipo pregunta si alguien sabe de aquel hombre que trabajaba en el palacio. Yocasta le dice que por su propio bien olvide la investigación, a lo que Edipo responde que aunque él descendiera de esclavos, ella no resultaría humillada. Yocasta le desea que jamás pueda saber quién es realmente, y se retira. Edipo manda a buscar al pastor, pensando que la razón por la cual su mujer no quiere que él descubra la verdad es por su orgullo. Estásimos: El coro le suplica a Apolo una explicación y se pregunta quien es en realidad la madre de Edipo. Cuarto Episodio: Edipo, después de corroborar por medio de Corifeo y el mensajero la identidad del pastor, comienza a interrogarlo. A pesar de no querer aportar la información que el rey le pide, finalmente el pastor le dice que lo recibió de una madre, quien se lo dio por miedo de unos terribles oráculos que decían que mataría a sus padres. Edipo comprende todo ahora y se lamenta profundamente, ya que nació de quien no debió haber nacido, vivió con quien no debió haber vivido y mató a quien no debió haber matado. Estásimos: El coro expresa sus sentimientos diciendo que tomando a Edipo como ejemplo no puede mirar como dichosa la vida de ningún mortal. Había vencido a la esfinge y salvado a Tebas y sin embargo hoy es aquel cuya desgracia es más lamentable. Quinto Episodio: El paje anuncia que Yocasta ya no existe, se quitó la vida. Cuando Edipo lleno de odio entró en la habitación donde yacía su mujer y madre, arrancó de sus vestidos los broches de oro que los adornaban y se los hundió en las órbitas de sus ojos, gritando que ya no serían testigos de sus desgracias ni delitos. En ese momento entra el desgraciado Edipo. Corifeo se espanta ante la visión de tan horrible desgracia. Edipo maldice el


momento en que alguien lo rescató de la muerte. Llega Creonte y Corifeo le informa que será ahora Creonte el protector de ese país. Edipo le pide que lo expulse del país. Creonte le concede estar con sus hijas. Edipo le pide a su cuñado que lo destierre del país. Éxodo: El coro muestra como una persona feliz como Edipo se convirtió en la criatura más desgraciada de la tierra, por eso dice que hasta esperar su último día no hay que proclamar feliz a ningún mortal Antes de que haya llegado su último día.


CANCIONERO Francesco Petrarca (La estructura) El Cancionero se abre con el ya citado soneto en el que Petrarca se arrepiente de la manera como ha sentido un amor que ha sido causa de vanas esperanzas y de muchos dolores y le ha hecho fábula de las gentes. El libro se muestra como un ejemplo: como el ejemplo de una pasión contra la que poco o nada han podido la razón, los saludables consejos de los moralistas, los ejemplos ajenos ni las verdades de la religión, y a la que sólo la muerte de la mujer amada ha logrado otorgar un carácter nuevo (lo que justifica su división en dos partes), pero un carácter nuevo dependiente de la pasión inicial, a la que el envejecimiento del amante y la amada ha sido templando, es cierto, pero sin privarlo de su carácter terrenal. La primera sección comprende las rimas I a LX. Se trata en términos generales de la obra de juventud de Petrarca, y son evidentes en ella las influencias del stil nuovo (sonetos II, III, VI, VII, por ejemplo), de la escuela trovadoresca (canción XXIX y sextina XXX), de las rimas "petrose" de Dante (por ejemplo XXXI y XXXIII) y de las Metamorfosis de Ovidio (soneto XXXIV). Por otra parte, los temas mitológicos alternan con los históricos que encierran alguna ejemplaridad de moda humanística y preludian a la segunda sección, llamada del "mito de Laura", y suponen una novedad frente al lenguaje caracterizadamente estilnovista; pues en este aprendizaje de nuestro poeta se advierten ya rasgos de originalidad y de fuerza expresiva. XXXI Esta ánima gentil que ahora parte, llamada antes de tiempo a la otra vida, si arriba es cuanto debe agradecida, tendrá del cielo la más santa parte. Si queda entre la tercia luz y Marte, la luz del sol será descolorida: por verla será de almas circuída su belleza que excede a todo arte. Si se posara bajo el cuarto nido, ninguna de las tres sería tan bella, todo el renombre en ella reunido; no habitaría el quinto giro ella; y si vuela más alto, sé vencido con Jove al resplandor de cada estrella.


Las quejas por los desvíos de Laura (XV, XVII...) son frecuentes en esta primera sección y consecuencia de ellas es la canción XXIII, una de las favoritas del poeta, canción llamada de las metamorfosis, en la que el poeta se convierte alegóricamente en laurel, es decir, se identifica con la amada, y sufre, a continuación, una serie de metamorfosis también alegóricas. XV Yo me vuelvo hacia atrás a cada paso, mi cuerpo exhausto apenas soportando, y de vuestro aire alivio voy tomando que le ayuda a seguir, diciendo: «¡Ay, laso!» Llamo al perdido bien y el tiempo paso, con vida corta, largo trecho andando, los pies detengo pálido y temblando y mi abatida vista en llanto arraso. Me asalta, en medio de la pena mía, tal duda: ¿cómo vive separado este cuerpo de su alma, tan lejana? Pero responde Amor: «¿Has olvidado que ésta es de los amantes regalía, libres de toda cualidad humana?» XVII Llanto amargo me llueve de la cara, de suspiros entre un viento angustioso, cuando hacia vos los ojos volver oso, única que del mundo me separa. Verdad es que la mansa risa clara a mi ardiente deseo es un reposo, pues cuando atento en vos la vista poso, del fuego del martirio ella me ampara. Pero luego mi espíritu se hiela al ver cómo apartáis con gestos suaves mis fatales estrellas, cuando os dejo. Librada al fin con amorosas llaves, por seguiros, del pecho el alma vuela; y, pensativo, asaz de ella me alejo. XXIII Del dulce tiempo de la edad primera, que vio nacer y todavía en hierba al fiero afán para mi mal crecido, pues cantando el dolor se desacerba, cantaré cómo libre entonces era, hasta que Amor mi albergue no ha sufrido. Luego diré de cómo le ha ofendido en demasía, y cómo el resultado es que sirvo de ejemplo a mucha gente;

aunque esté mi inclemente estrago escrito, y haya fatigado mil plumas: que en el valle y la ribera el grave son de mis suspiros suena dando fe al mundo de mi vida triste. Y si aquí la memoria no me asiste, como suele, discúlpela mi pena, y un pensamiento que de tal manera la angustia, que alejarse hace a cualquiera y me fuerza a olvidarme: pues procura lo de dentro, y me deja la envoltura Digo que desde que, ay, por vez primera me asaltó Amor, los años ya pasados el juvenil aspecto me cambiaban; y el corazón, envuelto en mis helados pensamientos, de duro esmalte era y mis afectos ya no se ablandaban. Las lágrimas mi pecho aún no bañaban ni rompían mi sueño, y yo creía portento en otros lo por mí omitido. ¡Ay del que soy, y he sido! La vida elogia el fin, la noche al día. Que viendo aquel cruel que la potencia del golpe de su flecha solamente mis ropas traspasaba, aun siendo aguda, a una fuerte mujer llamó en su ayuda, y desde entonces se mostró impotente ingenio o fuerza, o el pedir clemencia; y los dos transmutaron mi existencia, haciendo de hombre vivo laurel verde que en la fría estación hojas no pierde. ¡Cómo quedéme, al darme cuenta un día de que se transmutaba mi persona, y mi cabello era la fronda donde esperaba coger yo su corona! Que los pies con que andaba y me movía, pues cada miembro al alma le responde, raíz se hicieron que la riba esconde no del Peneo, si de un río más fiero; y hechos ramas mis brazos vi al momento. No menos pasmo siento de blanca pluma al verme por entero cubierto, y ver ya muerto y fulminado mi esperar, que demás se remontaba. Pues por no saber yo dónde ni cuándo lo volvería a encontrar, solo y llorando donde me lo quitaron siempre andaba buscando por las aguas, y a su lado;


y ya mi lengua nunca ha silenciado, mientras podía, su caída dura: y el son me dio del cisne la blancura. Por la amada ribera anduve tanto que, si quería hablar, siempre cantaba, con desusada voz merced pidiendo; y nunca con dulzura tal templaba ni hacer oía mi amoroso llanto, del rigor mansedumbre requiriendo. ¿Cuál fue el sentir, si al recordar me enciendo? Mas no es mucho decir, que lo que queda por contar de mi dulce agria enemiga es preciso que diga, aunque sea tal que a todo hablar exceda. Esta, que almas robar con la mirada suele, mi corazón tomó en su mano, diciéndome: «No digas nada de esto.» La vi después y, siendo otro su gesto, no la reconocí y, oh juicio humano, le dijo la verdad mi alma asustada y, al punto, su figura acostumbrada recuperando, me dejó, ¡ay, cautivo!, vuelto guijarro temeroso y vivo. Tan, turbada me hablaba aquella hermosa que yo temblaba dentro de la piedra, oyendo: «¿Y si no soy quien has creído?» Yo me decía: «Si esta me despiedra, ninguna vida juzgaré enojosa; dame, oh Señor, el llanto que he tenido.» Cómo no sé: mas luego me he movido, culpándome a mí mismo solamente, porque entre vivo y muerto estaba absorto. Mas, como el tiempo es corto, no la pluma seguir puede a la mente y, aunque escritas en ella, preteridas mil cosas dejo, y de otras sigo hablando que al que escuche le harán maravillarse. Al corazón la muerte fue a enroscarse y no pude librarlo ni callando, o acorrer las virtudes afligidas. Las vivas voces viendo prohibidas, en tinta y en papel mi grito muestro: ¡No soy mío, y, si muero, el daño es vuestro Ante sus ojos, digno yo creía haberme hecho, de indigno que antes era, y esta esperanza hacíame atrevido: mas del desdén ciega humildad la hoguera o bien la enciende; y esto lo sabía tras estar de tinieblas revestido: que al rogarle, mi luz se había ido. Y como alrededor yo no encontraba sombra suya, ni huella de su paso, como quien duerme al raso,

sobre la hierba un día descansaba. Al rayo fugitivo allí acusando, muy tristemente comencé a dolerme y a su gusto dejé correr al llanto; nunca el sol derritió de nieve el manto como yo me sentía disolverme y convertirme en fuente al pie de un pino: mucho tiempo tuve húmedo el camino. ¿Quién vio que un hombre fuente se volviera? Y lo que digo es cosa verdadera. El alma a la que Dios gentil ha hecho, pues otros no dispensan esta gracia, semejante a su autor el temple tiene: de perdonar, por ello, no se sacia a quien, con humildad y amante pecho, tras ofenderla, por mercedes viene. Y si contra su estilo ella sostiene que ha de ser muy rogada, en El se espeja, que es porque el miedo de pecar aumente: que no bien se arrepiente de un pecado quien otro ya apareja. Desde que mi señora, conmovida, al dignarse mirarme, vio cómo era mi castigo parejo a mi pecado, benigna me volvió al primer estado. Mas de este mundo nada el sabio espera: nervios y huesos, siendo requerida, me volvió piedra dura; y desunida del peso antiguo voz fui que llamaba a la Muerte, y que sólo a ella nombraba. Alma errante (me acuerdo) y dolorida, por extrañas cavernas apartadas mucho lloré mi ardor intemperante, pero al fin vi mis penas acabadas y a mis miembros terrestres me vi unida para un dolor sentir más lacerante. Mi deseo llevé tan adelante que de caza una vez, como solía, me fui, y aquella fiera hermosa y cruda vi que estaba, desnuda, en una fuente, cuando más ardía el sol. Y, como de otra no me pago, a mirarla me puse y, vergonzosa, por esconderse o por venganza rara, con sus manos echóme agua a la cara. Digo (y no es mi palabra mentirosa) que arrancarme sentí mi propia imago y solitario ciervo, que ahora vago de selva en selva, pronto me volvía; y huyendo sigo aún de mi jauría. Canción, yo nunca he sido nube de oro que hecha preciosa lluvia cayó un día, tal que amenguó de Júpiter la hoguera;


pues llama que encendió un mirar yo era y el pájaro que más alto subía, alzando a aquella que en mi canto honoro:

por nueva faz nunca dejé al que adoro primer laurel, que hasta su sombra grata, si es menos bello, a todo placer mata.

Los cuadros de género de la canción L (que se adelanta a los del Renacimiento y el período barroco), dominados por la serenidad y la paz, contrastan con el estado de ánimo del poeta y culminan en el bellísimo de la quinta estrofa, en el que la naturaleza (simbolizada por los bueyes desuncidos que vuelven del trabajo) parece insinuarse como camino de salvación y libertad. En la segunda sección, llamada del "mito de Laura", están las LXXI a LXXXIII, llamadas "las tres hermanas", cantan a los ojos de Laura y aunque, como es natural, no se le nombre en ellas, Cino da Pistoia está presente en sus versos, puesto que su inspiración parte, para superarla, de una canción suya. No puede pasarse por alto, en esta rápida reseña, los sonetos LXXVII y LXXVIII, inspirados en el retrato de Laura, encargado por Petrarca y pintado por Simone Martini. El segundo de ellos evoca bellamente el mito de Pigmalión. LXXVII

LXXVIII

Por mirar Policleto con fijeza, con los que fueron grandes en su arte, mil años, no verían la menor parte de la beldad que amo con fineza.

Cuando Simón la inspiración sentía que, en mi nombre, el pincel puso en su mano, si hubiera dado al simulacro humano, con la figura, voz y cotesía,

Mas Simón subió al cielo con certeza (de donde esa gentil señora parte) y la copió en papel parte por parte para dar aquí fe de su belleza.

mi pecho de suspiros libraría, que me muestran lo que otros aman vano: pues es su aspecto tan humilde y llano que le promete paz al alma mía.

Y fue la obra de aquellas que en el cielo, no en la tierra, se habrían concebido, que aquí los miembros son del alma velo.

Que parece, si le hablo, que quisiera benignamente recibir mis preces, si a mis palabras responder supiera.

Fue cortés; pero no lo hubiera sido tras bajar a sentir calor y hielo, y haber el mortal mundo conocido.

Justo es que Pigmalión se envaneciera de su imagen de mármol, pues mil veces tuvo lo que una sola mi alma espera.

El soneto XC describe a Laura como la donna angelicata inventada por Guinizelli, y no deja de ser significativo que el XCII esté dedicado a la muerte de Cino da Pistoia. La CXXVI una de las joyas, o quizá la joya absoluta del Cancionero. En ella son evocadas las aguas del río Sorga, que nace en Valclusa, la vegetación primaveral y el aire que entre ella corre (y sobre todo el recuerdo de la amada) en un clima dominado por la idea de lo perecedero y, más concretamente, por la de la muerte del poeta, la cual despierta en él el deseo de morir y ser enterrado en aquellos campos para él sagrados, en los que tal vez le buscará un día Laura y, al saber que se han convertido en su sepultura, rogará a Dios por él. En la estrofa cuarta, la donna angelicata es representada envuelta en una lluvia de flores y luciendo una belleza tan milagrosa que el lector no puede pensar sino en la descripción de una teofanía. La tercera sección, llamada de "la alabanza y la maravilla", comprende las rimas CXXX a CCXLVII. La primera de ellas hace referencia al exilio del poeta, el cual se encuentra alejado de Laura, aunque su imagen formada por Amor, va a continuar siendo su inspiradora.


CXXX

CCXLVII

Pues de Merced cerrada está la vía, por la desesperada me he alejado de los ojos que, no sé por cuál hado, guardan el galardón de la fe mía.

Alguien creerá que cuando alabo a aquella que adoro en tierra soy exagerado, pues en belleza, gracia y juicio honrado digo que sobre toda otra descuella.

Nacido para el llanto, no querría sino de llanto el pecho ser cebado: y no me duelo, porque en tal estado llorar es dulce más que se creería.

Yo creo lo contrario, y temo que ella mi estilo encuentre bajo y apocado, que es digna de un decir más elevado: venga a verla quien no la cree tan bella.

Y tan sólo a una imagen me resigno, no hecha por Praxiteles ni por Fídia, mas por mejor maestro, y más condigno.

Sé que dirá: «El bien al que éste aspira capaz es de agotar a Mantua, Arpino, Esmirna, Atenas, y una y otra lira.»

¿Qué Escitia me asegura, o qué Numidia, si, aún no saciada de mi exilio indigno, así escondido vuelve a hallarme Envidia?

Lengua mortal a su estado divino llegar no puede: Amor la impulsa, y tira; y no por elección, más por destino.

Con estas clases de sonetos alternan las quejas de amor, los que lamentan el envejecimiento del poeta (el CCVIII, entre otros) y los que conmemoran los sucesivos aniversarios del día en que Petrarca vio a Laura por primera vez, los cuales arrancan de la primera sección y son un leit motiv de la primera parte del Cancionero. Dentro de esta tercera sección hay célebres crepúsculos de rimas tales como el de los sonetos del guante (CXCIX a CCI) que evocan, una vez más, al amor cortés; de la misma manera que evoca a este mundo poético, del que nunca renegó Petrarca, el escondig o canción CCVI, de clara inspiración provenzal. La última sección de esta primera parte, formada por las rimas CCXLIX a CCLXIII, es una clara transición hacia la segunda, y destacan en ella los que han sido llamados "sonetos del presentimiento" de la muerte de Laura (CCXLIX a CCLIV). Dichos "sonetos del presentimiento" preludian a las rimas de la segunda parte del Cancionero cuando intuyen, no sólo la salvación de Laura y su gloria en el cielo, sino también su papel de futura consoladora del poeta. CCXLIX

CCLIV

¡Qué temor cuando el día vuelve a mi mente en que con ella, seria y cavilosa, dejé mi corazón! -y en otra cosa pensar no gusto tan frecuentemente.

Por más que escucho, no hay nuevas de aquella dulce amada, que me es tan enemiga; y no sé qué me piense o qué me diga, y esperanza y temor siento por ella.

Vuelvo a verla quedarse humildemente entre las bellas damas, como rosa con florecillas, no leda o llorosa, como quien teme, y otro mal no siente.

Alguna ya sufrió por ser tan bella, y ésta es más bella y del pudor amiga: tal vez tanta virtud de Dios consiga dejar el mundo y ser del cielo estrella;

Había abandonado su alegría, vistosas prendas, perlas y ornamentos, y risa y canto, y dulce hablar humano.

más bien un sol; y, si es así, mi vida, mi poca paz, mi afán y desengaños llegarán a su fin. Oh cruel partida,

Dudando yo dejé a la vida mía: tristes presagios, negros pensamientos me acometen, y quiera Dios que en vano.

¿por qué me alejas tanto de mis daños? Ya está mi breve historia concluída a mitad de la cuenta de mis años.

La segunda parte ("En muerte de Laura") se abre con tres rimas que, como ya hemos visto, testimonian la crisis espiritual de los años 40. Es cosa que parece quedar confirmada por la canción CCLXX, en la que el poeta ya no podrá consolarse del amor por Laura, así como por el soneto que la precede ("Por el laurel y la


columna lloro"), en el que el laurel está por Laura y la columna por los Colonna, y ambos simbolizan respectivamente el amor y la amistad de la juventud del poeta, el cual, al verse privado de ambos, se halla solo con sus recuerdos y se siente viejo y cerca de la muerte. Esta segunda sección de la segunda parte del Cancionero abundan en lamentos por la belleza de Laura, deshecha por la muerte, por la transitoriedad de las cosas del mundo, por la vejez del poeta y por la serena intimidad que ésta habría otorgado a ambos si Laura hubiese vivido más años; está también llena de recuerdos, y la belleza de la amada es objeto de varias de sus rimas. Ahora bien, lo que unifica a estos materiales diversos en su originalísimo tono elegiaco. En realidad, las "rimas nuevas", más que las de la primera sección de la parte inicial del Cancionero, llamadas así por algunos críticos, son las de esta segunda parte de la obra, la cual se cierra con cuatro sonetos (los CCCLXII a CCCLXV) y una canción (la CCCLXVI). En los sonetos, se parte de una petición, hecha a Laura, de que lleve al poeta al descanso eterno (CCCLXII), para lamentarse de la muerte de aquélla y confesar el cansancio de vivir que invade a éste (CCCLXIII), así como del error que fue aquel amor demasiado humano (CCCLXIV), y pedir una buena muerte (CCCLXV). La canción CCCLXVI es, a la vez que un acto de adoración a la Virgen y de renuncia a las vanidades del mundo, una confesión general en la que Petrarca no se acusa tanto de haber amado a Laura como de los excesos a que le ha conducido un entendimiento demasiado profano de su amor. Por supuesto esta última composición del Cancionero y el soneto con que éste empieza se hallan estrechamente relacionados. En el Cancionero hay, además de las rimas inspiradas por Laura, que son la inmensa mayoría, otras que se refieren a los más variados temas. Petrarca pudo tener dos motivos coincidentes para incluirlas en su obra magna: uno de ellos sería dar una muestra de sus mejores composiciones en lengua vernácula, demostrando que sabía adaptarla a las más diferentes material, y el otro sería el deseo de que las numerosas rimas de amor no hiciesen monótona su lectura, opinión hacia la que nos inclina el cuidado que tuvo, en alguna de sus primeras versiones. Ante todo, hay unas cuantas composiciones inspiradas por la amistad, cosa que no puede sorprendernos si tenemos en cuenta cuánto la apreció, cultivó y escribió sobre ella. La amistad no es, después de todo, sino una manera de amor, y no están demás en un cancionero dedicado al de una mujer las composiciones inspiradas por ese otro amor más desinteresado que es la amistad. Hay, en cambio, rimas de circunstancias, inspiradas por el envío de un regalo o por cualquier otro acontecimiento menor. De mayor altura son las que se refieren a acontecimientos políticos o a hechos de armas, siendo excepcional, y de ninguna manera circunstancial, la hermosa canción "Italia mía", que lleva el número CXXVIII y que enlaza con los temas morales tratados en el Cancionero: el soneto VII, la canción CXIX, o de la coronación, en la que el poeta concluye que la Virtud es superior a la Fama y más deseable que ésta, y los tres violentos sonetos (CXXXVI a CXXXVIII) dirigidos contra la corte papal de Aviñón.


CANTAR DE LOS NIVELUNGOS Anónimo (Resumen) El príncipe Sigfrido de Niederland, de las tierras bajas, es el protagonista ausente de "La canción de los nibelungos", apuesto doncel y noble guerrero de sangre real, el involuntario causante del dramático desenlace de la historia legendaria, la razón esgrimida en una poética explicación dada a la desaparición histórica de la nación burgunda ante el huno Atila. La princesa Crimilda de los burgondos, la dama de Worms, es el objeto de su amor, la doncella soñada, la bella virgen de la cual se enamora perdidamente Sigfrido por las referencias que le han llegado de su inigualable hermosura. Los dos jóvenes se enamorarán mutuamente y su matrimonio será pronto un hecho. Brunilda es una extraña reina de Islandia, tan bella como brutal, que ofrece su mano a quien pueda vencerla en combate mortal, pero que caerá irremisiblemente rendida ante Gunther, el enamorado hermano de Crimilda, pero sólo por la astuta y mágica intervención de Sigfrido, y ese insólito romance también se saldará con el matrimonio deseado, para satisfacción de Gunther. La historia hubiera acabado felizmente ahí, pero las consideraciones de un honor arbitrario y, más que nada, la intromisión de las nada deseables voluntades femeninas en el mundo brutal e inflexible de los hombres germánicos, harán que todo un pueblo se inmole para dar cumplida satisfacción a una venganza sanguinaria que tiene su excusa y primer origen, en un acto tan trivial como es el protocolo real por el que se compite, para establecer el orden oficial de entrada en la iglesia de las dos damas centrales de nuestra historia, las cuñadas rivales Crimilda y Brunilda, complicado luego con la muerte alevosa del buen Sigfrido. Junto a ellos está, en un puesto destacado, el indefinible personaje de Hagen, brazo armado de Gunther, que hace alternativamente de héroe y de villano en la historia, al ser primero el ejecutor cobarde de Sigfrido y, más tarde, el heroico paladín del rey Gunther cuando llega la hora de la lucha final, al ponerse en marcha la máquina sangrienta de la traición final, el postrer acto del poema, con la ejecución del plan inmisericorde e innoble de la vengativa Crimilda. EMPIEZA LA HISTORIA DE SIGFRIDO Con la descripción del apuesto príncipe de Niederland da comienzo el poema. Su virtud es la más digna de un héroe germánico: reside pues en la potencia de su brazo y en su incansable bravura ciega, sumada a la permanente capacidad juvenil de dar muerte a quien quiera ser su rival, sea en una batalla campal o en un amistoso torneo entre caballeros. Matar en combate es la mejor tarjeta de presentación de alguien que quiera refrendar su noble origen y su limpia ejecutoria en el mundo de las tribus germánicas, tan poco versadas en letras, pero tan eternamente dispuestas a dar o recibir la muerte. Porque la muerte a manos enemigas es el mejor camino de los pueblos germánicos para llegar al paraíso celestial, a la más alta gloria de Dios, a lo que hasta hace sólo unos pocos siglos todavía se llamaba Valhalla. Ahora, en plena vigencia de la cristianización, se ha olvidado el papel jugado por la mitología de los dioses batalladores, porque sólo se admite la presencia del dios de los cristianos, y su intervención queda reservada para el combate contra los infieles, o cuando es necesario recurrir a su arbitraje, en aquellos juicios de Dios, en los que -cómo no- el tribunal es una arena y la muerte del rival es la mejor sentencia posible, porque va refrendada por el invisible sello de Dios. No


queda, pues, sitio para el recurso a Thor, Odín o las Valkirias, pero se mantiene la idea esencial de la santificación de los hombres por el ejercicio constante y, hasta sus últimas consecuencias, de las armas. Pero, ahora, a Sigfrido no le mueve en su aventura la búsqueda de una confrontación contra un par de la caballería, sino la relatada belleza de la hermosa Crimilda, una princesa de Burgundia, hija del fallecido rey Dankrat y de la reina Uta, hermana de tres reyes, Gunther, Gernot y Giselher. SIGFRIDO LLEGA A WORMS Sigfrido, Sigfrid, hijo de Sigmond y Siglind, reyes de Niederland, era un príncipe apuesto y valeroso; un joven deseado entre las más nobles vírgenes de la corte de Santen, pero él no podía ni siquiera conceder su atención a aquellas doncellas, porque su inquieto corazón estaba en Worms, allí donde moraba la dulce Crimilda. Los reyes de Niederland quedaron preocupados con la revelación de su hijo, puesto que los burgondos eran gente temida y, entre ellos, destacaba el terrible barón Hagen, un adversario casi imposible de vencer. Pero Sigfrido, una vez que hubo comunicado su irrevocable decisión, preparó su marcha a Worms, con la sola escolta de una docena de hombres. Con ellos cabalgó a su destino, dirigiéndose a la corte del rey Gunther sin más dilaciones. El rey lo recibió, una vez que fue informado de la identidad de su visitante, para conocer la razón de su viaje, y el intrépido Sigfrido, sin más preámbulos, respondió que quería probar la afamada destreza del rey de los burgondos con las armas, seguro como estaba de vencerlo y hacerse con su reino y sus gentes. Los nobles quisieron lanzarse sobre el osado Sigfrido, pero el tenso ambiente pronto se calmó y Sigfrido, el bravo e insolente caballero de las tierras bajas fue admitido como huésped de la corte de Worms, aunque su estancia se alargaba y él no llegaba a ver, aunque fuera en la distancia, a su amada Crimilda. Todo cambió cuando se supo en Worms de la llegada de una tropa de daneses y sajones que venían contra Worms. Enterado Sigfrido, ofreciese a Gunther para estar a su lado en esa confrontación que se avecinaba dura y peligrosa, aconsejándole que diera vigorosa respuesta a la afrenta de los daneses y sajones, y pidiendo a su rey Gunther el honor y la responsabilidad de poder bien servirle al mando de una tropa de mil guerreros con la que defender la Burgondia. Con ellos salió a castigar a los sajones, matando docena tras docena de enemigos, hasta capturar al rey Ludeger. Los daneses, al conocer la rápida victoria de Sigfrido, acudieron en ayuda de sus aliados sajones, pero también Sigfrido presentó combate y los venció con facilidad, rindiendo a su jefe, el rey Ludegast. Terminada la batalla, los dos sometidos soberanos fueron llevados a la corte de Worms, como prisioneros de guerra, para mayor honra de su señor Gunther de Burgondia. DE RIVAL A LEAL AMIGO La noticia de la victoria no sólo alegró al rey Gunther y a sus súbditos; la princesa Crimilda también quedó emocionada al conocer la hazaña de Sigfrido "el fuerte", de Sigfrido "el demonio", como le llamaban los pocos que habían combatido cerca de él y habían tenido la fortuna de sobrevivir. Ahora Sigfrido ya era el leal amigo y podía ser presentado a la princesa Crimilda, pues el rey su hermano no ignoraba su amor por ella. Al conocerse, ambos pudieron darse cuenta al instante de que el amor vivido por cada uno de ellos era un sentimiento mutuo. Sólo le faltaba al valeroso príncipe Sigfrido pasar por otra nueva prueba de armas, la prueba de rigor que le permitiera acceder a la mano de la princesa que acababa de conocer, y esta oportunidad soñada no tardó demasiado en presentarse. La ocasión de ganar el amor de la adorada Crimilda se llamaba Brunilda y era una reina tan bella como violenta, nada menos que la indómita soberana del lejano reino de Islandia. El rey Gunther la amaba en la distancia y necesitaba alcanzar su corazón. No era tarea sencilla, pues la singular reina exigía ser vencida en combate para conceder su corazón, y desgraciadamente, era tan fuerte como cruel, ya que muchos habían sido los nobles que habían pagado con su cabeza la derrota ante Brunilda. El rey Gunther era un temerario luchador, pero necesitaba de la ayuda de aquellos fieles voluntarios que quisieran arriesgarse con él en su intento. El buen Sigfrido, naturalmente, fue el primer caballero en ofrecerse incondicionalmente a su servicio, reclamando como única compensación, claro está, a Crimilda en matrimonio si la expedición resultaba favorable a los deseos de su rey y señor. Para completar la breve fuerza de acompañamiento, solicitó la presencia de los hermanos Hagen y Dankwart. También Sigfrido tomó algo más que nadie, salvo él conocía: un manto mágico arrebatado al enano Alberic, del país de los nibelungos, con el que podía hacerse invisible a la voluntad y quedar a cubierto de cualquier arma, por afilada que estuviera y por robusto que fuera el brazo que la empuñara. Sigfrido era invencible, pero en esta ocasión no trataba de conquistar prestigio para sí, sino la posibilidad de ganar el privilegio de ser el esposo de Crimilda.


LA VICTORIA SOBRE BRUNILDA Así que estuvo preparada la tropilla, los cuatro valientes partieron en barco hacia Islandia y, tras doce días de travesía marina, estaban frente a sus costas, divisando maravillados la altiva fortaleza de Isenstein. Fueron inmediatamente recibidos por la reina Brunilda, que debía estar ansiosamente a la espera de emociones violentas. Apenas estuvieron ante ella, los recién llegados, por boca de Sigfrido, anunciaron la intención del rey Gunther de ganarse la mano de Brunilda, la mujer con fama de ser más fuerte que doce hombres. Aceptó feliz Brunilda el reto esperado, recordando a todos los presentes que el fallo de Gunther en cualquiera de las pruebas supondría automáticamente su muerte, pues nunca se daba cuartel al vencido y le propuso competir primero en un combate a lanza y, si lo superaba, después en el lanzamiento de una piedra hasta tan lejos como se pudiera, para más tarde tener que alcanzarla de un solo salto. Aceptadas que fueron las dos absurdas pruebas, Sigfrido llamó en un aparte a Gunther para informarle de que, gracias a la posesión de la capa del enano Alberic, él iba a convertirse en el invisible contendiente de Brunilda, mientras que el rey actuaría fingiendo ser él el único combatiente de Brunilda. Así se hizo y fue Sigfrido quien derrotó con suma facilidad a la reina Brunilda con la lanza tras un combate en el que ella veía asombrada cómo la fuerza de Gunther se multiplicaba hasta desarmarla. Más tarde, Sigfrido arrastró la piedra por el aire, para luego transportar a Gunther de la misma forma y a lo largo del mismo trecho. Cumplido el trámite, Gunther, supuesto vencedor, hizo saber a su amada y vencida Brunilda que ahora ya era su prometida en toda regla y, por tanto, ella debía cumplir lo pactado, siguiéndole de buen grado en su viaje de regreso al país de los burgondos. La derrotada reina, entristecida por su obligada marcha, pero aceptando el que creía justo resultado quiso despedirse de sus súbditos y pidió el tiempo necesario para hacerlo en buena forma y preparar su marcha definitiva hacia el país del que iba a ser su esposo, y en el cual ella seguiría manteniendo su real rango. LA PREPARACIÓN DEL MATRIMONIO Vencida Brunilda y otorgada por Gunther su hermana Crimilda en matrimonio, Sigfrido fue al país de los nibelungos a preparar un ejército que diera escolta a su rey, y para recoger del fabuloso tesoro de los nibelungos su propia dote. Sólo tuvo que vencer la oposición del guardián armado, pero eso no era más que un ejercicio de prácticas para el joven, movido como estaba por la felicidad de su próxima boda. Nadie más se opuso, ni siquiera el enano Alberic, ya despojado de su mágica capa y rendido de antemano ante el empuje de su antiguo vencedor. Eligió, pues, Sigfrido las más ricas joyas del tesoro de los nibelungos y exigió la escolta de los mejores mil hombres, con los que formó la majestuosa columna que debía pasar por Islandia para acompañar a su señor y a Brunilda, para más tarde arribar triunfal a Burgondia, a tono con la doble ceremonia que habría de realizarse. Dejando a los mil nibelungos en Islandia, Sigfrido se adelantó, para ser el primero que diera la noticia de la victoria de Gunther en Worms. La noticia fue acogida con júbilo y todo el país se aprestó afanosamente en los preparativos del matrimonio real. Toda la corte se volcó en las calles de la capital, para recibir a su rey y a quien iba a ser pronto su reina. Sigfrido, en la gran fiesta de recepción, recibió oficialmente la mano de su amada. En el mismo día se celebró el doble matrimonio y todo parecía ser perfecto, salvo una mirada triste de Brunilda, quien sufría viendo a la princesa Crimilda acompañada por el vasallo Sigfrido. Gunther trató de tranquilizar su pesar, advirtiéndola que se trataba de un príncipe de Niederland, amigo fiel como ningún otro podía serlo. La respuesta irritó a la brutal Brunilda, que abandonó la sala y se dirigió airada hacia su aposento seguida del atónito Gunther. Allí, en la soledad de la cámara nupcial, exigió una explicación a ese extraño -para ella- emparejamiento. El rey quiso demostrar su poder sobre la esposa, pero Brunilda no se dejó ganar la mano y zarandeó a su marido dejándolo después colgado de un garfio de la pared. Sigfrido, que había presenciado la primera parte del sorprendente enfrentamiento entre la recién casada y su marido, se envolvió en la capa de Alberic a tiempo de seguir a la real pareja hasta la intimidad de sus habitaciones, tratando de averiguar la razón de aquella súbita cólera de la inexplicable Brunilda. A la vista de lo que sucedía, apagó las antorchas y, actuando con rapidez en la oscuridad libró de su humillación a Gunther, para inmediatamente abalanzarse sobre la fiera Grunilda y propinarla una inolvidable paliza. Sin saber bien porque lo hacía, tal vez para descargar su ira ante tamaña desconsideración de la reina, Sigfrido aprovechó la situación para arrebatarla un anillo de su mano y el elegante cinturón que ceñía su talle. Los golpes ablandaron el genio de la reina y hasta la debieron hacerse sentir en su elemento, mientras que ésta, ignorante de nuevo de la invisible presencia de Sigfrido, pedía feliz y humilde perdón a su marido, al tiempo que le prometía eterno sometimiento a su real voluntad.


CUESTIÓN DE PROTOCOLO Sigfrido y su esposa Crimilda partieron para el reino de Niederland, en donde ocuparía el trono que le transmitía su padre el rey Sigmund y también aquel otro ganado por su mano, el de los nibelungos. Sigfrido reinaría con rectitud y prudencia, y su esposa, la reina Crimilda le daba un hijo, al que se le impuso el nombre de Gunther, en recuerdo del noble rey de los burgondos, al tiempo que allí, Brunilda tenía también un varón, al que le fuera dado el nombre de Sigfrido, en homenaje a este héroe. Pero, a pesar de las apariencias no había quedado zanjado el asunto de la boda entre vasallo y princesa. Fue por esta razón por la que Brunilda volvió a insistir en que Sigfrido rindiera vasallaje a su señor y la mejor manera sería hacerle venir a la corte de Worms, con la excusa de un torneo entre caballeros. En mala hora aceptó el matrimonio la invitación de Gunther, pues la insistente Brunilda, tan pronto tuvo a su cuñada frente a sí, la hizo saber que Sigfrido no era más que el vasallo de su marido, pues así lo había oído ella de boca de Gunther al ser vencida en Islandia. Crimilda negó el vasallaje y se jactó de que en la ceremonia religiosa del día siguiente estaría situada por delante de su cuñada. Y fue cierto, Crimilda entró por delante de Brunilda en la catedral de Worms, humillándola delante de toda la corte. A la salida de los oficios, Brunilda exigió pública rectificación, pero Crimilda se limitó a mostrar aquella sortija y aquel ceñidor que Sigfrido hubiera arrebatado en la lucha con la airada dama, indicándola que ella, Brunilda, era la derrotada por su marido. Más encolerizada que nunca, Brunilda mandó llamar al rey Gunther para pedir explicación, pues ella creía firmemente que él era su doble vencedor. Gunther, al conocer la razón del alboroto, pidió la presencia de Sigfrido, para cuestionarle si era cierto que se hubiera jactado de su victoria. Sigfrido estaba ya listo para jurar ante su señor y amigo que nunca él había presumido de tales actos y aquello bastó para que Gunther interrumpiera el juramento, recuperada la confianza en quien siempre había demostrado su fidelidad, siendo culpable de todo lo sucedido su hermana Crimilda y su vana arrogancia. SIGFRIDO PAGA CON SU VIDA Gunther y Sigfrido seguían siendo inseparables, pero Brunilda y Crimilda estaban definitivamente enfrentadas. Hagen se acercó a su señora, para conocer la causa de su padecimiento y ésta le hizo saber que necesitaba satisfacer su sed de venganza con la sangre de Sigfrido. Entonces Hagen prometió dar fin a esa odiada vida con su propia mano, pero el rey y su corte -enterados de la promesa de Hagen- quisieron culpar a Crimilda y, sobre todo, evitar la posible respuesta violenta del invencible Sigfrido. Entonces todos se juramentaron para mantener en secreto la decisión de matarle, urdiendo un falso ataque extranjero a Gunther, para hacer que el héroe acudiera junto a su amigo y así poderlo matar a traición. En efecto, Sigfrido voló más que cabalgó hacia Worms, mientras Hagen se acercaba a la solitaria reina Crimilda, pretextando ser portavoz de la petición de perdón y de la gracia de su amistad por parte de la arrepentida Brunilda. Al tiempo, haciendo ver que quería guardar a Sigfrido del daño de un arma enemiga, consiguió que la ingenua Crimilda le revelase el punto débil de su marido, el único lugar de su cuerpo no bañado en la sangre del dragón que le había hecho invulnerable, en el centro de su espalda. Conociendo Hagen el punto exacto, todo lo que tuvo que hacer fue convencerle de que le acompañara en una pretendida cacería para, a traición, darle muerte con una lanza que clavó entre sus omoplatos. Después, el cadáver es llevado a Worms para dejarlo a la puerta de Crimilda, como un insulto añadido a su muerte. Con sólo ver que no hay más herida que la que le ha atravesado la zona que ella desveló a Hagen, Crimilda sabe que Sigfrido ha sido asesinado, y también, quién ha sido el que ha causado su muerte por la espalda; para probarlo, la viuda hace desfilar a todos los nobles de la corte de su hermano delante del féretro de Sigfrido. Cuando le tocó el turno a Hagen, la herida se abre y de ella brota la sangre reveladora. Crimilda ya no necesita ninguna otra señal, Sigfrido ha sido la víctima de Hagen y, tras de él, se esconde el odio de Brunilda. Crimilda comunica a los padres de Sigfrido que se quedará en Burgondia junto a la tumba de su marido y que no renuncia a la justa venganza. ATILA CONSUELA SU VIUDEDAD La desgraciada Crimilda había quedado encerrada en su dolor, pero todo se volvía contra ella y sus recuerdos; hasta el tesoro de los nibelungos había caído en manos de Hagen; mientras todo sucedía de este modo, el también reciente viudo Atila había oído de la bella y enajenada viuda de Sigfrido y quiso pedirla en matrimonio. No parecía posible que tal oferta fuera aceptada, pero, tras pensar en las posibilidades de poder que se le abrían al unirse a tan poderoso rey de Angra, Crimilda cambió de parecer y comunicó al mensajero Rudiger que ella aceptaba la proposición del muy valiente y noble Atila, y en partir tan pronto estuviera listo su séquito, para encontrarse con su prometido en Tulne, junto al río Danubio. De allí salió la más fastuosa


comitiva real que se haya conocido, camino de Viena, en donde habría de celebrarse el matrimonio, en Pentecostés. Terminados los fastos reales, los reyes fueron a Etzelburg, a instalarse en la capital del reino de Angra. Nada sucedió durante siete años, y un día, Crimilda quiso que Atila invitase a los suyos, para que fueran testigos de su gran felicidad. Consintió el rey y envió mensaje a Worms para que viniera a su corte el rey Gunther y su nobleza. La noticia levantó dudas en Hagen, quien se sabía marcado por la muerte de Sigfrido, así como en otros nobles partícipes de la conspiración; otros querían creer que ya se habría olvidado Crimilda de la muerte canallesca de Sigfrido, y todos discutían sobre la conveniencia de tal viaje, pero el rey Gunther prefirió aceptar la invitación de su hermana, mandando organizar una caravana de más de mil guerreros a caballo y de nueve mil infantes que acompañaría a los visitantes burgondos hasta Etzelburg, para disuadir a Atila de cualquier deseo de traición hacia sus invitados; mientras salían de la corte las interminables columnas de hombres armados, en Worms reinaba el dolor de las esposas que quedaban atrás, pues ellas ya presentían el trágico final de esa impresionante comitiva. PUNTO SIN RETORNO El viaje no tuvo incidente alguno en su primera parte, y pronto llegaron los diez mil hombres a orillas del Danubio, el primer obstáculo a la marcha de la expedición burgonda; a Hagen se le encomendó hallar el medio de cruzarlo y fue la mágica intervención de unas ninfas del río la que dio la clave de aquel paso, y asimismo, la advertencia de que la muerte les esperaba al otro lado del poderoso río. Hagen encontró al barquero del que le habían hablado las ondinas y se hizo con su balsa, aunque tuvo que dar muerte al obstinado hombre, que se negaba a prestar su embarcación a desconocidos. Con ella atravesaron todos el crecido Danubio. En la otra orilla, Hagen, conocedor de su suerte, destruyó la balsa, haciendo saber a todos que ya se había traspasado el punto sin retorno; que ahora ya sólo les quedaba enfrentarse a su destino hasta las últimas consecuencias. Pronto se vio que la situación había cambiado radicalmente, pues tuvieron que enfrentarse y derrotar al margrave Else, señor de aquellas tierras, que había intentado cerrarles el paso. Más tarde, en Bechelaren, se les unió el margrave Rudiger, con quinientos hombres más. En la frontera de Angra les aguardaba Teodorico, que pronto esperaba casarse con la sobrina de Atila, pero que iba al encuentro de los de Worms con la idea de advertirles de aquellos planes de venganza que había atisbado en Crimilda; los burgondos le contestaron que sabían cuál era el designio de la segunda esposa de Atila, pero que ya habían cruzado el punto tras el cual no se podía regresar, por ello, seguían su viaje hasta el palacio del rey de los hunos, como si nada fuera a sucederles. CRIMILDA RECIBE PUBLICA OFENSA Crimilda recibió a su hermano el rey y pretendió mostrar su felicidad por tenerle junto a ella. Sin embargo, Hagen espetó a su anfitriona que sabía que esta supuesta fiesta no era más que el ropaje de una emboscada, haciendo que Crimilda se obligara a demostrar su encono hacia los asesinos de su primer y amado marido: después, refrenándose, invitó a los burgondos a despojarse de sus armas, pero ellos se negaron; más encolerizada todavía, Crimilda inquirió sobre la identidad de quién había podido inspirar tal temor en los invitados y Teodorico se adelantó para comunicarla que él mismo había advertido del peligro a los burgondos. Ya instalado en palacio, Hagen, con la espada Balmung arrebatada a Sigfrido sobre su regazo, permaneció sentado ante la reina Crimilda y su guardia, en clara señal de desafío, a la vez que declaraba públicamente haber sido él quien había dado muerte a Sigfrido. Crimilda se vio insultada y, lo que es peor, comprobó cómo su guardia retrocedía ante la figura tremenda y desafiante del decidido Hagen. Sin fuerzas que la respaldasen, la reina dejó que la recepción comenzara. Nada pasó en su desarrollo y sólo, al llegar la noche, cuando los burgondos quisieron retirarse a sus dormitorios, vieron que se les cerraba el paso. No obstante, pronto se retiró la tropa de los hunos y los invitados pudieron encaminarse a sus lechos, atentos a lo que se cernía ostensiblemente sobre sus cabezas, ya que se cerraba el copo de los hunos alrededor de su dormitorio, pero bastó la presencia de Hagen armado y presto para la lucha, para que el nuevo intento de dar muerte a los burgondos se desbaratara. EL BAÑO DE SANGRE En la mañana siguiente, los burgondos se dirigieron al templo totalmente armados; tras la misa se preparó el torneo, del que el prudente Teodorico retiró a sus seiscientos hombres; quedaron solamente hunos y burgondos, y tampoco nada sucedió en las justas. Crimilda, en un aparte, pidió ayuda a Teodorico para vengar el asesinato de su marido, pero Teodorico recordó que todos estaban sometidos a la ley de la


hospitalidad y que nunca atacaría a quien se encontraba bajo la protección de Atila. Con la negativa de Teodorico, Crimilda se fue a Bloedel, el hermano de Atila, y éste aceptó la venganza a la hora de la comida. Con mil guerreros entró Bloedel en la estancia secundaria en la que se hallaban los infantes de Burgondia, anunciando su intención de dar muerte al asesino de Sigfrido, pero Dankwart, el hermano de Hagen, lo mató con su espada tan pronto hubo terminado de hablar. Así empezó la disparatada batalla, con armas quienes las tenían y los que no disponían de ellas con los restos del mobiliario en sus manos. Dankwart, herido, penetra en la sala principal, interrumpiendo la comida de los reyes; Hagen, al ver a su hermano sangrando, mata sin pensarlo una segunda vez, al hijo de Atila con su espada; Atila y Gunther intentan parar la matanza pero, al no conseguirlo, se unen a la furiosa lucha. Crimilda vuelve a rogar a Teodorico que empuñe la espada por ella, pero el godo pide una tregua a Atila y se retira con sus hombres del escenario. El margrave Rodajear, sintiéndose también ajeno a la contienda, pide permiso a Gunther para hacer lo mismo con su gente. Y el combate prosiguió con saña hasta la noche; los agotados contendientes acordaron un alto, pidiendo la continuación del desafío en campo abierto, pero Crimilda intervino para negar tal posibilidad, exigiendo la entrega de Hagen por la vida del resto de los burgondos. Ante la negativa de Gunther y sus hermanos, Crimilda mandó a los hunos abandonar el palacio y prenderle fuego para acabar con todos los burgondos encerrados dentro de él. Pero tampoco el fuego terminó con sus odiados enemigos, al salir el sol estaban vivos y listos para la lucha. Rudiger, de vuelta en palacio, se vio compelido, en contra de su voluntad, pero a tenor de su lealtad hacia Atila, a empuñar las armas contra los burgondos hasta su muerte; Teodorico, al conocer las noticias, regresó al campo de batalla para rescatar el cadáver del inmolado Rudiger, pero los burgondos tomaron su vuelta como un ataque y sólo quedaron en pie Hagen y Volker, con su rey, Hagen, por un bando, frente al anciano Hildebrando por el otro. A él se le unió Teodorico, y fue su espada la que malhirió a Hagen y terminó el combate con la captura de Hagen y Gunther. Llevados a presencia de Crimilda, ésta mandó matar a su propio hermano y, con la espada Balmung en sus brazos, decapitó a Hagen. Entonces, Hildebrando, viendo que se daba muerte a un hombre indefenso, mató a Crimilda. Sólo quedaron con vida Atila, Teodorico y el viejo Hildebrando, en Hungría, mientras la cruel y despótica Brunilda estaba a salvo, en la remota Worms, sin importarle, al parecer, haber sido la causante de aquella matanza sin sentido. Aunque, el asesino de la reina Krimilda, no podía durar mucho, y no duro… No quedaron así más guerreros Burgundios sobre la faz de la tierra. LA LEJANA REALIDAD HISTÓRICA Con este relato fabricado por trovadores, por los restos del pueblo burgondo, o por alguno de sus exegetas, que vivieran en la lejanía del siglo XII, a setecientos años de distancia, se trata de explicar la razón poética de la desaparición del efímero país de los burgondos, apoyándose en la figura trágica de la traición de una mujer a su propio pueblo, la alevosa maniobra de una mujer insensata empujada por el febril ansia de venganza; y sitúan la acción en un escenario que les libere de la responsabilidad de la derrota, allá en la muy remota indefensión del palacio de Atila, el huno, siendo también este rey otra víctima de su esposa, no el protagonista de la masacre. En realidad, los burgondos, venidos desde el Báltico hasta Worms en una marcha guerrera que duró cientos de años, tras su asentamiento en Germania, en las fronteras con Sarmatia, y que no se detiene en esa fría orilla del mar suévico. Los burgondos cruzan después el Oder y siguen hacia el fértil sur, al despojo de las antiguas Galias, saltando la barrera natural del Rhin, al finalizar el año 406. Son los bárbaros hacíendose con los despojos del que fuera grandioso imperio romano. Se detienen en Vaugiones, Worms, allí encuentran su terreno soñado, la efímera capital de su reino burgondo, pero los vándalos nómadas no pueden o no saben sostener su único reino más que veintitrés años, pues en el 436 su territorio es rebasado por las huestes fugitivas de Atila, que se ve empujado hacia el oeste por las últimas fuerzas romanas del general bárbaro Aecio y de su aliado, el visigodo Teodorico, precisamente hacia las mismas Galias que pretenda obtener Atila como dote en el propuesto matrimonio con Honoria, la hija de Placidia, en ese ofrecimiento de la asustada Roma. Gunther (Gundahar), el rey elegido, apenas puede hacer otra cosa que ofrecer el bulto de su cuerpo y la vida de casi veinte millares de hombres, al experimentado y poderoso ejército del pagano rey Atila, para quien el final de ese reino burgondo nada significaba, que no fuera otra victoria más. Atila moriría más tarde, y no precisamente por mano de los extintos burgondos, pues su derrota en las cercanías de Troyes, en los Campos Cataláunicos se produce en el año 451, frente al ejercito de Aecio: después intenta atravesar los Alpes y también vuelve a ser rechazado, esta vez por León I, muriendo, finalmente, en el año 453, diecisiete años después de que el reino de los burgondos hubiese cesado su brevísima crónica.


EL CANTAR DE ROLDÁN Anónimo (Resumen) Poema épico del ―Renacimiento Carolingio‖ compuesto a finales del siglo XI por un autor anónimo, quizás de origen normando. Narra en casi trescientos pequeños cantos las causas, hechos y consecuencias de aquella batalla de Roncesvalles del año 778 en la que se enfrentaron las tropas cristianas de Carlomagno contra las de los árabes (y quizás grupos de vascones). Destacan en él las descripciones hiperbólicas –número y condición de los combatientes, ornamentos y armas, el contraste entre las virtudes de un bando frente a las perfidias del otro, propio de los ―cantares de gesta‖; también la intervención y apoyo de elementos divinos de la Cristiandad y, sobre todo, la exaltación de los valores propios del héroe medieval, encarnados en Roldán: la lealtad, el honor, su sacrificio y muerte que le otorgan la inmortalidad. Primera parte (1-80) Introduce las causas del enfrentamiento y los preparativos del combate. Marsil, rey de Zaragoza, amenazado durante siete años por Carlomagno, busca una ―tregua‖, una nueva treta para que se retire el emperador cristiano. Le jurará fidelidad, abandonar Zaragoza y enviar riquezas para convencer a su rival. Todo vale, siempre y cuando Carlos, sus Pares, Roldán y Oliveros vuelvan a Francia. Una vez allí, el día de San Miguel, Marsil se rendirá y se convertirá. Carlomagno recibe la promesa del árabe y a su vez decide enviar un mensajero con su respuesta. Como nadie se fía de las promesas del enemigo, aunque todos creen intuir algo convincente, buscan un voluntario como legado para el viaje: ninguno de los Doce Pares ni caballeros excelentes y recelosos, irá. Roldán, sobrino del monarca, un héroe entre los suyos, propone a Ganelón, quien toma la iniciativa como una represalia del caballero –de quien jura que ha de vengarse-, pero acepta y pide al emperador ciertas garantías. Ganelón llega junto a Marsil y traiciona a sus compatriotas, acordando los ahora aliados que el objetivo será Roldán, no Carlomagno: la columna de retaguardia cristiana, en su regreso por las montañas, será atacada allá donde se encuentran los más esforzados caballeros francos. (En vanguardia va el rey con otros tantos ―innumerables‖). Roldán, en el paso de Roncesvalles, será el blanco del ataque. El legado imperial, ya un renegado, regresa habiendo recibido honores y regalos de Marsil. Comienza la retirada cristiana a cambio de la ciudad de Zaragoza, de otros dominios y de la conversión de mismo Marsil. Los caballeros árabes, por su parte, con doce émulos de los francos a la cabeza, se disputarán el honor de ser los primeros en asestar el golpe que derribe a Roldán.


Segunda Parte (81-176) La batalla. Los franceses, ya en el desfiladero de Roncesvalles, descubren la trampa y se preparan para una lucha desigual pues los árabes les superan en número y posición estratégica. La encerrona entre los abruptos pasos desemboca en un durísimo enfrentamiento que los cristianos resisten épicamente. Sin embargo, la larga duración de la contienda les resulta mortalmente desfavorable. Roldán rechaza, como desea Oliveros, tocar el ―olifante‖ que avisaría al Emperador Carlos de las desesperadas escaramuzas a retaguardia. Así pues, la derrota es total: caen los Doce Pares, Oliveros, el Arzobispo Turpin –modelo de clérigo y guerrero- no sin antes haber dejado a su alrededor un campo sembrado de cadáveres infieles. El último, ya solo, es Roldán, herido en todo el cuerpo. Antes de expirar intenta romper su espada llena de reliquias, ―Durandarte‖, para que no caiga en manos enemigas, pero no lo consigue. Cuando fallece, los Arcángeles se llevan su alma al Paraíso. Tercera parte (180- final) Carlos, que ha escuchado el ―olifante‖ de Roldán –sólo se ha hecho sonar como último remedio para que el Emperador conozca la traición y reconozca la valía de los combatientes- regresa con el grueso de sus tropas. Los árabes escapan aterrados. Carlos encuentra el lugar repleto de muertos fieles e infieles. Sigue su avance para vengarse del enemigo en fuga, dejando un cuerpo de ejército para velar los restos de sus héroes fallecidos. Los persigue hasta Zaragoza, donde se esconde Marsil, al que le falta una mano, cortada por al espada de Roldán durante el combate. Su propio hijo ha muerto y él mismo ha vuelto como derrotado. El pueblo árabe reniega de sus dioses, Apolo y Mahoma, que no les han protegido en la batalla y maldice y tortura a Marsil. La reina Abraima, esposa de éste, llora desconsoladamente. Pronto llegará al poder el Emir Baligán de Babilonia, que viene acompañado de cientos de soldados de Arabia. Prepara un nuevo enfrentamiento –que Carlos, siempre aconsejado por la divinidad, ya había soñado. El emperador cuenta con un arma poderosa, la espada ―Gozosa‖, rematada con la punta de la lanza que hirió a Cristo. Tras realizar los más exquisitos sepelios de los caballeros fallecidos, a quienes ha llorado como nadie, encabeza una nueva batalla contra los infieles que pelean incansables hasta la muerte. (En este momento se habla incluso de los de Vasconia en el bando árabe). Unos y otros esgrimen animosamente sus respetivos gritos de guerra: ―Montjoie‖ dicen los cristianos, ―Preciosa‖ los del Emir. Vencen los francos y sus aliados; los derrotados huyen de nuevo a Zaragoza, que pronto es arrasada. Marsil y el nuevo Emir mueren y sus espíritus llegan a tierras de demonios. Abraima es tomada prisionera y llevada a Francia, por Burdeos y Blayes, donde se convertirá y entrará al servicio de Dios. El poema se cierra con el juicio del traidor Ganelón en Aquisgrán, corte de Carlos. Se establecen dos bandos: de un lado los que defienden que su acción fue correcta pues la venganza iba contra Roldán, de otro quienes piensan que al ser Roldán vasallo de Carlos la afrenta iba contra el Emperador. Posturas irreconciliables que se solucionarán con un ―Juicio de Dios‖, enfrentándose individualmente dos paladines rivales. Vence el bando de Carlos, y Ganelón es ajusticiado y descuartizado por cuatro caballos; los otros perdedores serán ahorcados. Carlos, finalmente, dispondrá una nueva lucha contra los árabes, apesadumbrado aún por la pérdida de sus vasallos. Siente Roldán que la muerte le va haciendo su presa. De su cabeza le va bajando hasta su corazón. Se precipita a acogerse bajo un pino, y allí se tiende postrado sobre la verde hierba. Bajo él pone su espada y olifante. Ha vuelto su rostro hacia la gente infiel; porque quiere que Carlos y los suyos digan que él, el conde esforzado, ha muerto victorioso. Con débil impulso y reiteradamente confiesa sus culpas. Pos sus pecadas tiende hacia Dios el guante. Siente Roldán que su tiempo es acabado. Está tendido sobre la empinada colina, vuelto el rostro hacia España. Con una mano golpea su pecho:


-¡Dios! –Dice- ¡Que tu gracia borre mis culpas, mis pecados grandes y pequeños que cometí desde la hora en que nací hasta el día en que me ves aquí quebrantado! Y tiende hacia Dios su guante derecho. Los ángeles del cielo descienden hasta él. Yace el conde Roldán bajo un pino. Hacia España tiene vuelto el rostro. Y comienza a recordar muchas cosas: las tierras que ha conquistado, la poderosa, la dulce Francia; os hombres de su estirpe; Carlomagno, su señor, que le ha alimentado. Por todo lloras y suspira, sin poder refrenarse. Pero no quiere olvidarse a sí mismo; confiesa sus culpas y pide a Dios perdón: -¡Padre verdadero, que jamás has mentido: Tú, que resucitaste a Lázaro de entre los muertos; Tú, que salvaste a Daniel de los leones, salva mi alma de todos los peligros, por los pecados que cometí durante mi vida! Ha ofrecido a Dios su guante derecho. San Gabriel lo ha tomado de la mano. Sobre su brazo ha inclinado la cabeza, y avanza, juntas las manos, hacia su fin. Dios le envía su ángel Querubín y San Miguel del Peligro. Con ellos se acerca San Gabriel. Entre todos conducen el alma del conde al paraíso. -Cantos CLXXXIV a CLXXVIAncha es la llanura y dilatada la comarca. Brillan los yelmos incrustados de pedrería, y los escudos, y las lorigas bordadas, y las lanzas, y los pendones sujetos a los hierros. Suenan los clarines, y sus tañidos son más claros. El olifante suena más alto, llamando a la pelea. El emir llama a sus hermanos, Canabeu, el rey de Betulia, que posee las tierras que llegan hasta Valsevré, y le muestra los cuerpos d ejército de Carlos: -¡Mira la altivez de Francia, la afamada! El emperador galopa muy gallardo. Va detrás de esos viejos que dejaron flotar sobre sus lorigas las barbas tan blancas como la nieve sobre el hielo. Bien combatirán con sus espadas y sus lanzas; ruda y encarnizada vamos a tener la pelea; jamás vio nadie ninguna semejante. Ante sus tropas, a más distancia que podría arrojarse una vara pelada, cabalga Baligán. Y grita: -¿Adelante, paganos! ¡Yo os marcaré el camino! Blande la lanza y enfila su punta contra Carlos Carlos el Grande, cuando ve el emir y el dragón, el estandarte y la enseña, y calcula la gran multitud de los árabes que llena toda la comarca, menos el terreno que él pisa, exclama: -¡Barones francos! ¡Sois buenos vasallos; muchas batallas habéis resistido! Mirad los infieles. Son felones y cobardes. Toda su religión no les vale un ochavo. Si son numerosas sus tropas, ¿qué puede importarnos? ¡Que venga conmigo el que quiera ya atacarlos! Luego azuza a su corcel con las espuelas. Tencedor salta cuatro veces, y los francos dicen: -¡Este rey es un valiente! ¡Cabalgad, hombres de pro! ¡Ninguno de nosotros ha de desfallecer! Claro fue el día, esplendente la mañana. Bellos son los ejércitos, poderosos los escuadrones. Los de vanguardia chocan. El conde Rabel y el conde Guinemán sueltan las riendas y espolean vivamente a sus veloces caballos. Los francos se lanzan a la carrera y comienzan a herir con sus lanzas afiladas.


LA DIVINA COMEDIA Dante Alighieri (Resumen) EL INFIERNO CANTO I Prólogo general. Dante se encuentra extraviado en una selva que representa la vida pecaminosa del ser humano, camina por una rampa que representa la virtud, en éste recorrido por el infierno, lo acompaña y guía Virgilio quien Dante reconoce como el símbolo de la razón y así comienzan su recorrido. CANTO II Prólogo del infierno. Se describe la misión de Virgilio, Dante tiene dudas sobre lo que vivía, Virgilio le da ánimo para seguir, cuando aparecen tres damas benditas que son las que ruegan por el regreso de Dante. CANTO III Puerta del Infierno. En esta parte del infierno se encuentran las personas que pasaron por la vida sin dejar huella, Carón es el barquero del infierno y el que da paso a Aqueronte, lugar donde habitan estas personas. A partir de los siguientes cantos el INFIERNO está dividido en nueve niveles que se van estrechando hasta el centro de la Tierra, donde vive Lucifer y Dante con su compañero van descendiendo por los círculos infernales. CANTO IV Primer círculo en el que se encuentra el LIMBO, donde se encuentran las personas que murieron sin conocer la fe. CANTO V. Segundo círculo en el que se encuentran los lujuriosos y pecadores de la carne. En éste se encuentra Minos uno de los tres jueces del infierno quien custodia ese círculo. CANTO VI. Tercer círculo en el que se encuentran los glotones, menciona a Cerbero perro de tres cabezas, que guarda las puertas del infierno y la cruel condena de los que ahí están sumergidos.


CANTO VII. Cuarto círculo en el que se encuentran los avaros y pródigos y la descripción de Virgilio de lo que es la verdadera fortuna, la cual relaciona con un ángel que Dios le ha dado para equilibrar todo. CANTO VIII. Quinto círculo en el que se encuentran los coléricos y perezosos, aquí también se refiere a que los demonios se oponían a que siguieran su camino. CANTO IX. A las puertas de Lucifer, se refiere al temor de Dante por las tres furias que representan la venganza celestial y los remordimientos de la conciencia. Encuentra un mensajero celestial que es el que les abre el camino para seguir adelante. CANTO X Y XI. Sexto círculo en el que se encuentran los herejes y desvergonzados, está el rincón de los que aman los placeres sensuales y la tumba del Papa Anastasio describe la distribución de los condenados en el infierno. CANTO XII AL XVII. Séptimo círculo en los que se encuentran los violentos divididos en tres recintos, el primero describe a los violentos contra el prójimo y sus bienes, los tiranos que viven de sangre y de rapiña, en el segundo recinto se encuentran los violentos contra ellos mismos esto es los suicidas y en el tercer recinto se encuentran los violentos contra Dios, los blasfemas, los intelectuales, las usureras violentas contra el arte y los violentos contra el espíritu del hijo de Dios. CANTO XVIII AL XXX. Octavo círculo en el que se encuentran a los engañadores divididos en diez fosas, en la primera fosa se encuentran los rufianes y seductores, en la segunda fosa se encuentran los adúlteros y cortesanos, en la tercera fosa se encuentran los simoniáticos, en la cuarta fosa se encuentran los adivinos y hechiceros, en la quinta fosa se encuentran los que trafican con cargos públicos, en la sexta fosa se encuentran los hipócritas, en la séptima fosa se encuentran los ladrones, en la octava fosa se encuentran los que aconsejan el fraude, en la novena fosa los escandalosos y cismáticos y en la décima y última fosa se encuentran los falsarios, los alquimistas, los simuladores y los falsificadores de monedas. CANTO XXXI AL XXXIV. Noveno círculo en el que se encuentran los traidores y a su vez se dividen en tres grupos, en el primero están los traidores a sus propios parientes, en el segundo se encuentran los traidores a su ciudad y en el tercero se encuentran los traidores a sus bienhechores.

EL PURGATORIO CANTO I. Prólogo al purgatorio.2do. Reino donde se purifica el espíritu y se hace digno de subir al cielo. Después de abandonar el carro que lo condujo descubre a un anciano a su lado, le pregunta que hacia ahí, después de explicar su presencia y suplicar que se le permitiera ir por los siete caminos, él y su guía llegaron a una playa desierta.


CANTO II. El ante purgatorio: En la playa estando en la orilla del mar distinguieron unas formas blancas que pertenecían al Ángel de Dios, en la barca que venían traía consigo a más de cien espectros, a una señal de la cruz que hizo el Ángel todos se lanzaron a la playa preguntando por el camino a la montaña, pero al darse que ahí había un ser vivo, que respiraba se agruparon alrededor de él, pero inmediatamente se dejo escuchar una llamada de atención diciéndoles por qué no se iban a purificar para que Dios se pudiera manifestar. CANTO III. El ante purgatorio: En la playa un grupo de almas se sorprende al ver un cuerpo humano que causa que la luz del sol aparezca cortada en el suelo y las almas piden que camine delante de ellos para subir esa montaña. CANTO IV. El ente purgatorio: Primer jirón de la montaña, continua el fatigoso andar de la montaña y un pequeño descanso antes de continuar su andar. CANTO V. El ante purgatorio: Segundo jirón de la montaña, nuevamente las almas se admiran de la luz que se intercepta por el cuerpo de Dante y varias almas van a preguntar acerca de esa gracia; pero ellos siguen caminando. Las almas dicen haber tenido muertes violentas pero se arrepintieron en el último momento. CANTO VI. El ante purgatorio: Segundo jirón de la montaña, llega al encuentro de ellos un alma inmóvil y solo ella les mostrará el camino más corto, se trata de Sordello. CANTO VII. El ante purgatorio: El valle de los príncipes negligentes, continúa la conversación con Sordello, explicando cómo fue que paso por todos los círculos del reino del llanto, él servirá como guía. CANTO VIII. El ante purgatorio: El valle de los príncipes negligentes. Sordello plática con dos ángeles enviados por María, resguardan el valle contra la serpiente, y la admiración que tienen al ver la gracia de Dios que le permite a Dante ir reconociendo todos los lugares. CANTO IX. Del ante purgatorio a la entrada del purgatorio, después de haber despertado de su sueño, Dante y su guía le dice que ya ha llegado junto al purgatorio, llegando a una brecha que divide a un muro, se ve una puerta por la cual se suben tres grados de diferentes colores; encontrándose un portero que no decía palabra alguna. Después les pregunta, qué quieren y quién guiaba sus pasos, ellos explican y dicen que una dama del cielo les indicó que subieran las tres gradas y que al ir subiendo por estos le indica su protector ir pidiendo humildemente que se abra la cerradura. El ángel de Dios traza con la punta de su espada en la frente de Dante ―siete P‖ diciendo que cuando esté adentro lave esas manchas y le dijo ―cuando una de estas llaves falsea y no gira con regularidad por la cerradura la entrada no se abre‖, pero les advierte que el que mira hacia atrás vuelve a salir. CANTO X. El purgatorio: Primera terraza: Los orgullosos han entrado y sus pasos son lentos por el cuidado que se tiene al caminar. Hay esculturas esculpidas de los orgullosos, la condición de sus tormentos los hace inclinarse hacia el suelo como gusanos.


CANTO XI. Primera terraza: Los orgullosos continúan el camino, hay almas de los orgullosos y los caminantes piden a Dios por ellos, continúa el viaje. CANTO XII. Primera terraza: Los orgullosos, una hermosa criatura viene al encuentro de ellos, les muestra el camino para subir unas gradas, ahí agita sus alas sobre la frente de Dante, al subir por la escalera Dante se siente más ligero y su guía le explica que a medida que vayan borrando las ―P‖ en su frente sus pies le obedecerán tan sumisamente a su voluntad y Dante nota que en su frente quedan seis ―P‖. CANTO XIII. Segunda terraza: Los envidiosos, llegan a lo alto de la escalera e inician su recorrido, cuando sienten que a su alrededor vuelan espectros que no ven. Rogaron a María a Pedro y a todos los santos por ellos. CANTO XIV. Segunda terraza: Los envidiosos, siguen su camino y continúan encontrando almas que en vida fueron envidiosas. CANTO XV. De la segunda a la tercera terraza: Dante siente un resplandor que lastima sus ojos, y su guía le dice que se trata de un mensajero del cielo que viene a invitarlo a subir al siguiente círculo. CANTO XVI. Tercera terraza: Los iracundos, encuentran espíritus que van desatando la ira y que estaban envueltos en una nube de humo. CANTO XVII. De la tercera a la cuarta terraza: Al salir de la nube de humo, se interrumpen las visiones de Dante, el examinar el lugar donde él se encuentra. Hay un espíritu divino que se oculta en su propia luz aquí en este círculo, se purifica el amor del bien que no ha cumplido su deber. CANTO XVIII. Cuarta terraza: Los perezosos, continua la teoría del amor cuando el alma ha sido creada con predisposición al amor y se lanza a todo lo agradable y también se comienza a hablar de la pereza. CANTO XIX. Cuarta terraza: Los perezosos, continúan su camino encontrando un alma que pena por haber sido en vida un avaro. CANTO XX. Quinta terraza: Los avaros y los pródigos, aquí nos relata las facetas de los avaros y de los que en vida fueron pródigos. CANTO XXI. Quinta terraza: Los avaros y pródigos, aparece una sombra la cual saluda a los viajeros, les comienza a preguntar pero el guía de Dante explica la razón por la cual fue sacado del infierno.


CANTO XXII. De la quinta a la sexta terraza: El ángel que los dirigió hacia el sexto círculo borro otra mancha de la frente de Dante y le dijo: ―Bienaventurados los que cifran sus deseos de la justicia‖. Aparece el árbol de la tentación. CANTO XXIII. Sexta terraza: Los glotones, están presentes las almas que se entregaron al vicio de la gula y la pena que arrastran. CANTO XXIV. Sexta terraza: Los glotones, continúan los glotones contando sus desventuras, aparece el segundo árbol de la tentación. CANTO XXV AL XXVII. Séptima terraza: Los lujuriosos, espíritus andando por las llamas, encuentran almas que dan paso a la lujuria gritando ―Viva Sodoma y Gomorra‖, se presenta el ángel de la castidad y Dante se encuentra en el alumbrar del paraíso. CANTO XXVIII. Dante te encuentra en el paraíso terrenal y se le explica toda la belleza extraordinaria del lugar, por medio de Matilde una mujer solitaria. CANTO XXIX AL XXXIII. El paraíso terrenal; La presencia de siete candelabros y veinticuatro personajes vestidos de blanco coronados con azucenas cuatro animales coronados de hojas verdes y cada uno tenía seis alas con plumas llenas de ojos, un carro triunfal sobre dos ruedas llevando por un grifo y tres mujeres danzando al lado de la rueda derecha roja y la otra color esmeralda y la tercera como la nieve y a la izquierda cuatro danzando gozosas vestidas de púrpura seguidas de siete ancianos coronados de rosas y vestidos de blanco. Beatriz continúa con sus reproches, los remordimientos de Dante ante la infidelidad, la procesión nuevamente se aleja, Beatriz se queda como guardián del carro de la iglesia, Beatriz le da una serie de advertencias a Dante y también explica las vicisitudes que sufrió el carro de la iglesia y Dante se dispone a subir a las estrellas.

EL PARAÍSO CANTO I. Prólogo del paraíso.- La gloria de aquel que todo lo mueve se difunde por el Universo. Dante invoca a Apolo para que éste lo llene de valor. Dante continua admirando su ascenso al Paraíso; y por lo cual Beatriz le llama la atención diciéndole ―No debes pues, a lo que pienso, admirarte mas más de tu ascensión. Lo más maravilloso en ti sería que, libre de todo obstáculo te hubieras sentado abajo, como lo sería el que la viva llama permaneciese quieta y apagada a la Tierra. CANTO II AL V. Primer cielo, el de la luna: las almas que no cumplieron sus votos. Dante nos advierte que por el agua donde sigue jamás fue recorrida, Minerva sopla en su vela y Apolo lo conduce a las nueve musas que le enseñan las osas, también manifiesta la maravillosa sensación de penetrar


en la luna refiriéndose a esta como una margarita que lo recibió dentro de sí. Beatriz explica que las manchas que presenta la luna son las diferentes virtudes. Dante ve imágenes debilitadas y creyendo que no existirá continuo su camino junto con su guía (Beatriz) pero ella le dijo que en realidad eran sustancias que habían faltado a sus votos y le dijo que les creyera todo cuanto le dijeran pues la verdadera luz que las acogía evita que tuerzan sus pasos. Aquí las almas se encuentran en una esfera muy lenta y a estas almas la virtud de la calma las calma. Dante comprende ahora porque todo en el cielo es paraíso y pregunta ¿si es posible satisfacer un voto con alguna buena obra? A lo cual Beatriz responde que si cree que puede hacer buen uso de lo que ya ha ofrecido, es como si quisiera hacer una buena obra con una cosa mal adquirida y Dante encuentra a un alma resplandeciente que le habla y que se esconde dentro de su mismo fulgor. CANTO VI Y VII. Segundo cielo. El de mercurio: Las personas que practicaron el bies por conseguir honor y fama. Nos habla de algunos personajes que encaminaron con sus palabras a la verdadera fe y como Dios los ayudaron a realizar grandes obras y Beatriz explica a Dante porque el hombre necesitó que Dios mandara a su hija para salvarnos del pecado. CANTO VIII Y IX. Tercer cielo. El de venus: Las almas que estuvieron sujetas al amor. En este cielo se menciona al amor, Dante al pasar a este cielo ve más hermosa a Beatriz, habla de porque los hijos tienen diferentes caracteres a los de los padres, que si el hombre se apoyara en los cimientos de la naturaleza habría mejores habitantes en él y de las maldiciones de los papás que solo piensan en el dinero. CANTO X AL XVI. Cuarto cielo. El del sol: Las almas de los sabios: Nos muestra la gran sabiduría de Dios al crear el mundo, Dante asciende al sol y Beatriz le dice: da gracias al sol de los ángulos que por su bondad te ha elevado a este sol sensible. Aquí hay más espíritus vivos y triunfantes. Dante encuentra a unas santas luces que cantaban y danzaban después de terminar se refirieron a ellos, felicitándose de pasar de uno a otro lado y que los hombres no deben aventurarse a los juicios. Nos manifiesta el gozo y el resplandor después de la resurrección de la carne, se dice que cuando nos revistamos de la carne gloriosa y santa nuestra persona será mucho más grata a Dios y que el que toma su cruz y sigue a Cristo todo será mejor. CANTO XV AL XVIII. Quinto cielo. El de marte: Las almas que ha combatido por la fe. Dante se complace al encontrar a su tatarabuelo al que le pregunta por su infancia, le pide que le aclare a su futuro destierro, le dice que abandonará todas las cosas que más ame y que este será el primer dardo que arroje al arco del destierro, probará cuán duro camino es el pan ajeno y lo que más grabará se espaldas será la compañía estúpida y malvada pero agrega: Tu primer refugio será la cortesía de Lombardo. Beatriz le dice a Dante que son bienaventurados los espíritus que allá abajo antes de venir al cielo alcanzaron gran renombre con sus acciones. Dante se da cuenta que el hombre que obro bien advierte que de día en día el aumento de su virtud. Dante vio unas luces que formaron cinco veces siete vocales y consonantes formando la siguiente frase ―Diligite Jiatitiam‖ y las ultimas fueron ―qui judacatis terram‖ y después estas mismas luces al chocar formaron la cabeza y el cuello de un águila y los demás bienaventurados terminaron por formar el cuerpo del águila, todo esta formación provino de que la M final se transforma en flor de lis y águila imperial. CANTO XIX Y XX. Sexto cielo. El de marte: Los justos y piadosos. El águila imperial le dice a Dante que por haber sido justo y piadoso está aquí exaltado hasta esta gloria y que no se deja vencer por el deseo y sigue diciendo; que en la


tierra dejo tal memoria de él, que los hombres más perversos la recomiendan pero no siguen el ejemplo. Dante hace hincapié sobre que sin fe y sin obras no hay salvación. Después de haber visto las brillantes luces que adornaban la sexta estrella el águila real le explica las diferentes almas que forman su ojo - pupila está en medio y fue el cantor del espíritu santo encargado de transportar el arco de ciudad en ciudad, de los cinco que forman el arco de mi ceja el más próximo al pie conoce cuan caro cuesta no seguir a Cristo, el que le sigue en la parte superior de la circunferencia conoce que los eternos juicios de Dios son invariables aunque una ferviente oración consigue allá abajo que suceda mañana lo que debería suceder hoy, el otro guiado por una buena intención que produjo malos frutos conoce que el mal resultado de su buena acción no le es nocivo por más que haya sido su destrucción, el que está en el declive del arco conoce ahora el amor del cielo hacia un rey justo y lo manifiesta por el resplandor que lo rodea. También se le dice que Dios abrió sus ojos a nuestra redención futura y le menciona a las tres mujeres que estaban junto a la rueda derecha del carro le bautizaron más de mil años antes de que se instituyera el bautismo. CANTO XXI Y XXII. Séptimo cielo. El de Saturno: Los contemplativos. Dante cada vez que ve el rostro de su amada lo ve más bello, ella le explica que brillara más su rostro cuando más se ascienda por las gradas del eterno palacio. Después el observa una escala del color del pro y tan elevadas que no podrían sus ojos seguirla y por ahí bajaron muchos resplandores, el que se quedó cerca de ellos comenzó a resplandecer mucho y él pregunta ¿quién es? Y comienza a decirle que era Pedro Damián él cuenta su vida y se hace una crítica del lujo y malicia delos prelados. Cuando su guía observó cien esferas tenía miedo preguntar cuando la mayor de las perlas se adelantó hacía Dante para detener su curiosidad, ella habla de la caridad y señala a unos fuegos que fueron hombres contemplativos es decir aquellos que abrazan aquel ardor que hace nacer las flores y frutos santos, Dante le pide ver su rostro descubierto pero él le explica que solo su deseo se realizará en la última esfera donde todos son perfectos, maduros y enteros. Se menciona la corrupción de los monasterios. CANTO XXIII AL XXVII. Octavo cielo. El de las estrellas fijas: Triunfo de CRISTO. Dante y Beatriz se encuentran en la legión del triunfo de Cristo y todo el fruto recogido de la rotación de estas esferas. Dante sigue maravillado con la belleza de Beatriz y no percibe el hermoso jardín que florece bajo los rayos de Cristo por lo cual ella le llama la atención así mismo Cristo y la Virgen María se remontan al Empíreo. Se le hace un examen de fe a Dante comenzando por preguntarle ¿qué es la fe? Es la sustancia de las cosas que se esperan y el argumento de las que no aparecen a nuestra mente, pero él sigue preguntando ¿por qué la colocan entre las sustancias y no entre los argumentos? Porque las cosas que aquí se manifiestan claras y patentes en la creencia sobre que se funda la alta esperanza por eso se toma el nombre de sustancia. Dante sale bien de la prueba y es bendecido. Santiago apóstol examina a Dante sobre la esperanza, a lo que él contesta, La esperanza es una expectación cierta de la vida futura, producida por la gracia divina y los méritos anteriores. Hay una aprobación general y Dante trata de ver el cuerpo del santo (San Juan) lo que momentáneamente siega a Dante a pesar de que Beatriz está a su lado. Nuevamente es examinado pero ahora sobre la cavidad, recibe el aplauso de los elegidos y recobra la vista aquí encuentra a Adán dándose una explicación del porque fue desterrado no por comer la fruta del árbol prohibido si no por haber infringido la orden. Los bienaventurados cantan un himno, se menciona la corrupción general del hombre y sus causas. CANTO XXVIII Y XXIX. Noveno cielo o primer móvil. Dios y los ángeles. Menciona que simultáneamente fue creado y establecido el orden de las sustancias, el producido en acto puro están en la cima del mundo, y el inferior es destinado a la


potencia pura y el medio unió a la potencia y acción, la causa del que mora ahí en el centro de la tierra fue el orgullo. CANTO XXX AL XXXIII. Décimo cielo o Empíreo: Dios, ángeles y bienaventurados. Ha desaparecido el punto luminoso y los coros angélicos desisten de seguir cantando la belleza de Beatriz. Ya han salido del mayor de los cuerpos celestes para subir al cielo que es pura luz. Aquí el amor tranquiliza, Dante siente elevarse de un modo superior a sus fuerzas. Dante contempla la viva luz, y voltea a ver a su dama, pero en su lugar hay un anciano vestido como la familia gloriosa, él le indica que vea el tercer circulo a partir de la grada superior y ahí está Beatriz que por su mérito ha ocupado este trono. Dante la invoca pidiéndole le mantenga su alma sana, el anciano que es San Bernardo le dice que él lo llevara a feliz término de su viaje, Dante ve como mil ángeles festejan , ve sonreír una beldad, el anciano explica la distribución de los elegidos en la Rosa, debajo de María se encuentran en el orden que forman los terceros puestos, Raquel, Beatriz, Sara, Rebeca, Judith y la bisabuela del cantor y desde la séptima grada para abajo se suceden las Hebreas, dividiendo las hojas de la flor y en la parte en que están provista de todas las hojas están los que creyeron en la venida de CRISTO y en los semicírculos interrumpidos por huecos, están los que creyeron en él después de haber venido y en los otros escaños inferiores que forman gran separación esta Juan siempre santo que sufrió la soledad y el martirio y debajo de él está Francisco y debajo de éste Benito y otros varios y en la grada que corta por mitad ambas filas hasta bajo nadie se sienta por su propio merito porque son espíritus desprendidos de la tierra. Aquí en este reino los asientos no son dados por casualidad, tampoco cabe la tristeza la sed ni el hambre. Le dice que en los primeros siglos bastaba con tener la inocencia y la fe de los padres para salvarse. María es glorificada por Gabriel y los demás ángeles. San Bernardo hace una plegaria a la Virgen para que Dante pueda contemplar el sumo placer, y su plegaria ha sido escuchada y Dante fija su mirada en la luz divina. Fin de la visión.


ROMEO Y JULIETA Shakespeare, William (Resumen) Prólogo A manera de prólogo de la ópera el coro comenta la rivalidad entre Capuletos y Montescos y el odio ancestral que los separa. También se evoca el amor de Romeo y Julieta y la tragedia que unirá finalmente en la muerte a los desdichados amantes de Verona. PRIMER ACTO. Galería en el Palacio de Capuleto Capuleto, un noble de Verona, celebra con un baile de máscaras la presentación de su hija Julieta, que cumple quince años de edad. Romeo y varios amigos enmascarados llegan al palacio de sus tradicionales enemigos y desde un ángulo del salón se disponen a observar la magnífica fiesta. De pronto Romeo ve a Julieta sintiendo en su corazón la llama inextinguible del amor. El joven se acerca, ignorando que la niña es una Capuleto, de quien un mar de sangre los separa. Julieta escucha emocionada las cálidas palabras de Romeo, expresándole su naciente presión. Jamás sus oídos han escuchado una frase de amor y su corazón virginal despierta súbitamente. No son dos seres que acaban de encontrarse accidentalmente, son dos prometidos que vuelven a reunirse. Teobaldo se acerca. Rápidamente Romeo se coloca el antifaz, pero ha sido reconocido por el joven Capuleto, quien le recuerda el abismo que separa a ambas familias: el odio se hereda en ellas como si fuese patrimonio. La revelación desconcierta a los enamorados que ignoran sus identidades respectivas que los torna enemigos. SEGUNDO ACTO. Jardín en casa de Julieta Romeo no teme el odio de sus enemigos y con la esperanza de ver a su amada canta al pie de su balcón. Aparece Julieta y ambos jóvenes se abrazan apasionadamente con la complicidad de la luna que alumbra apenas ese cuadro de dos eres que olvidan el odio de sus familias que se cierne sobre sus cabezas. Julieta alerta a Romeo de que alguien se acerca. El joven rápidamente se oculta entre los árboles del jardín. Aparecen varios invitados que vigilan la casa. Vuelve Romeo y el tierno idilio se reanuda, desafiando el peligro de esas entrevistas furtivas. TERCER ACTO. Cuadro Primero: Claustro en un monasterio Romeo visita a Fray Lorenzo en el convento. También Julieta, acompañada por su nodriza, llega hasta el religioso, quien cree ver en el encuentro de los dos enamorados una señal del cielo, la esperanza de poner fin a la lucha entre las dos casas enemigas y bendice secretamente el matrimonio de la pareja. Terminada la ceremonia, Julieta regresa nuevamente a su casa.


Cuadro Segundo: Frente posterior del palacio de Capuleto Esteban, el paje de Romeo, canta una canción ofensiva frente a la casa de Capuleto. Sale Gregorio para reprender al insolente, pero al reconocerlo como a uno de los compañeros de Romeo, se dispone a castigarlo severamente. La riña se desarrolla de inmediato sumándose a ella Mercucio y Teobaldo. Llega Romeo quien trata de evitar la lucha, pues no desea combatir contra los parientes de su esposa. Sus propósitos son inútiles ya que el odio de ambos bandos es mayor por toda reflexión. La contienda se reanuda. Teobaldo hiere con su espada a Mercucio. Romeo al verlo caer, no puede dominar la fatal herencia de venganza y empuñando sus armas combate con Teobaldo, dándole finalmente muerte. Teobaldo pide al padre de Julieta que no tarden en vengarlo. Inesperadamente llega el duque de Verona, quien condena a Romeo a ser desterrado por la muerte que acaba de cometer. CUARTO ACTO. Habitación de Julieta Romeo, que debe abandonar Verona, ha logrado introducirse en casa de Capuleto para despedirse de Julieta y obtener su perdón por la muerte de Teobaldo. Tras esa fugaz noche de amor la despedida reviste tristes contornos por la cruel separación que se les impone. Aparecen Capuleto y Fray Lorenzo. Capuleto comunica a la joven que ha resuelto su matrimonio con el conde Paris, el que ha de realizarse sin pérdida de tiempo. Julieta manifiesta su desesperación ya que teme contrariar a su padre, pero por otra parte es la esposa de Romeo. Cuando se retira Capuleto, Fray Lorenzo conforta a la joven y le entrega un narcótico, el que deberá tomar momentos antes de la ceremonia. La bebida le dará la apariencia de muerte por cuarenta y ocho horas; luego podrá huir con Romeo. Julieta sigue el consejo de su confesor e ingiere el narcótico, el que no tarda en producir sus efectos. Julieta cae aparentemente muerta ante la consternación y asombro de sus familiares. QUINTO ACTO. La cripta de los Capuleto Julieta yace en sopor sobre un lujoso catafalco. Romeo no ha recibido el mensaje de Fray Lorenzo, por lo que cree a su amada efectivamente muerta. Llega al recinto funerario y la abraza con inmenso dolor. Provisto del veneno que ha de permitirle reunirse con ella, lo toma sin vacilar. Cuando empieza a sentir sus efectos, Julieta despierta de su letargo. Pero es demasiado tarde; los amantes sólo tienen tiempo de darse el último adiós. Para morir con Romeo, Julieta busca el frasco del veneno pero lo encuentra vacío. Entonces toma el puñal que su amado lleva en el cinto y lo hunde en su pecho. Ambos confundidos en apasionado abrazo, entran unidos en el sueño eterno.


HAMLET Williams Shakespeare (Resumen) ACTO I El primer acto se compone de trece escenas. En las cuales se nos presenta a algunos de los personajes: Hamlet, Claudio, Gertrudis, La sombra del rey Hamlet, Polonio, Laertes, Ofelia, Horacio, Voltimán, Cornelio, Marcelo y Bernardo. Esta escena comienza con la conversación entre los guardias y el íntimo amigo de Hamlet, Horacio. Tras confirmar este las increíbles historias de la aparición de un espectro a imagen y semejanza del padre de Hamlet, el ya anterior rey de Dinamarca, deciden contárselo a Hamlet para que este obre como él crea conveniente. Hasta odios de Polonio, sumiller de corps, y Laertes, hijo de Polonio, llega el amor que Hamlet siente por Ofelia, hija y hermana de estos respectivamente, e intentan poner fin al posible amor existente entre ambos. En este acto, también se aprecia el malestar que siente Hamlet ante la temprana boda de su viuda madre, la reina, con su tío, tan sólo un mes después de la ―muerte accidental‖ de su padre, el antiguo rey de Dinamarca. Hamlet decide acudir a la explanada donde ha aparecido el espíritu con el aspecto de su padre; este vuelve a aparecer e invita a Hamlet a hablar en privado sin la presencia de Horacio y Marcelo, Hamlet acepta y el espectro le revela que no le dio muerte una serpiente, sino el veneno que su tío, ahora rey, le suministró. Este asesinato merecía venganza, merecía la muerte del marido de la reina, Claudio y sólo cuando esta se produjese el espíritu del padre de Hamlet descansaría en paz. Se aprecia ya en este primer acto el principio de la tragedia y el objetivo en torno al cual gira la obra: la venganza por parte de Hamlet, de la muerte de su padre. ACTO II Este acto se compone de once escenas, sirve de nexo entre el I y III acto. Aquí aparecen junto a los personajes anteriores: Reinaldo, Ricardo, Guillermo y los cuatro cómicos. Polonio envía a Reinaldo a descubrir si su hijo es objeto de comentario por parte de los que le rodean como consecuencia de algún tipo de vicio. Este acto muestra la preocupación por parte de todos de la locura en la que está sumida Hamlet, esto es el cuerpo central del II acto, la locura y el delirio de Hamlet que no puede soportar la idea de que el rey sea su tío, se haya casado con su madre un mes después de la muerte de su padre, asesinado por su propio tío.


El rey y la reina tratan de descubrir la causa de la locura, para lo que traen a dos amigos de la universidad de Hamlet: Rosencrantz y Guildenstern. Son contratados unos cómicos con la misión de animar a Hamlet y sacarle de la profunda depresión en la que está sumido y esto da pie al III acto. ACTO III Este tercer acto se divide en veintiocho escenas. Comienza con el encuentro preparado a manos del rey y Polonio entre Hamlet, sobrino de este y Ofelia hija de Polonio, el cual intenta descubrir si el principio de la locura de Hamlet, es el rechazo por parte de Ofelia. Tras este el rey se da cuenta que no es este el mal de su locura, y advierte que aunque Hamlet delira sus delirios tienen algún sentido que él ignora. Más tarde se desarrolla el cuerpo central del tercer acto, la representación a manos de los cómicos, de la obra que Hamlet les ha explicado. Esta consiste en narrar los hechos acaecidos en el reino de Dinamarca: La obra representa como el hermano del rey asesina a este y se casa con la reina, el rey muerto de ira y de miedo a partes iguales, manda cancelar la obra. Esto confirma a Hamlet y a Horacio lo narrado por el espectro. Ante la revelación de su acto, Claudio se auto compadece y decide rezar, a lo que Hamlet ve su oportunidad de cumplir la venganza; decide que rezando no es el momento de cumplir la venganza y opta por retrasar su acto. Es llamado por la reina para hablar del asunto que tanto a molestado al rey y de su extraña actitud a partir de la muerte de su padre. Hamlet enfurece ante la posición de la reina y esta se siente amenazada y a gritos de ―socorro‖ alerta a Polonio, el cual revela su posición, espiando tras los tapices, a Hamlet, y creyendo que es el rey le da muerte. Hamlet explica los actos de su tío y dice a su madre que no revele el secreto, la cual acepta. ACTO IV El cuarto acto se divide en veinticuatro escenas y este al igual que el segundo, es un nexo entre el III y el V acto. En él tiene lugar el destierro de Hamlet a Inglaterra, planeado por el rey, a consecuencia de la muerte de Polonio. El rey planea que Hamlet sea asesinado en Inglaterra. En este acto tiene lugar la locura y muerte posterior de Ofelia, como consecuencia de la muerte de su padre. Esto provocará la ira de Laertes el cual llega a un pacto con el rey para asesinar a Hamlet, prepararán un duelo entre ambos, y untarán el filo de la espada de Laertes con veneno, y por si esto fallase, el rey tendrá preparada una copa con veneno para Hamlet. ACTO V El quinto acto se compone de once escenas, la primera de las cuales encierra en ella una de las imágenes más famosas de Shakespeare, la del sepulturero hablando con el cráneo. Es el último acto y donde la obra llega a su fin. En él transcurre el entierro de Ofelia, y el duelo entre Laertes y Hamlet. Aquí transcurre el final de la obra, Hamlet para sorpresa de todos, va venciendo en el duelo de florines y la reina bebe a su salud de la copa envenenada, esta muere, a la par que Laertes, que había sido tocado con el florín envenenado; se revela la traición. Hamlet hiere con la espada, y hace tragar el veneno de la copa al rey, este muere junto con Laertes que revela el plan del rey a Hamlet y pide su perdón. Hamlet ve cumplida su venganza, perdona a Laertes y muere. A la par, entra Fortimbrás victorioso de Polonia y ordena un entierro digno para Hamlet. ―Salen en procesión fúnebre, se oyen salvas de ordenanza‖.


EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA Miguel de Cervantes Saavedra (Primera parte) Capítulo 1 La cuna del hidalgo. Nombre, retrato y descripción de sus costumbres. La lectura de los libros de caballerías le hace perder el juicio. El hidalgo decide revivir la caballería andante. Repara sus armas. Busca un nombre para su caballo: Rocinante. El hidalgo inventa a don Quijote. Elige por dama a Dulcinea del Toboso. Capítulo 2 En el segundo capítulo se narra la primera salida de don Quijote, solo, y su necesidad de ser armado caballero por el primero que vea. Parte por la mañana y, allegada la noche, entra en una venta que confunde con un castillo. Allí se ríen dos mozas de su aspecto ridículo pero al ventero le impone cierto respeto y le ofrece posada. Mientras don Quijote está comiendo llega un castrador de puercos, lo cual le parece a don Quijote la confirmación de que se encuentra en un castillo Capítulo 3 En este capítulo se narra la investidura de don Quijote como caballero. Esto se lo pide al ventero a quien considera señor del castillo y éste le sigue la corriente y le ordena que vele sus armas durante la noche. Entretanto el ventero informa a los demás huéspedes de la locura del protagonista y éstos lo comprueban personalmente cuando intentan quitarle sus armas, ya que les ataca. Se desata una pelea contra don Quijote, que es apedreado, hasta que el ventero le pone fin nombrando caballero al hidalgo, quien inmediatamente después sale en busca de aventuras. Capítulo 4 Tras haber sido armado caballero don Quijote parte de la venta en busca de aventuras. Interviene al ver el abuso de poder un labrador, Juan Haldudo, frente a su mozo Andrés. Don Quijote obtiene un éxito momentáneo al confiar en la palabra de honor del opresor pero una vez partido el caballero, el mozo es azotado con más fuerza que antes. Sigue don Quijote y divisa unos mercaderes toledanos a los que quiere hacer confesar que su amada Dulcinea es la doncella más hermosa del mundo. No obstante, no lo consigue y es apaleado por los mercaderes. Capítulo 5 Al principio de este capítulo don Quijote, tendido en el camino, se cree Valdovinos. Pasa por allí casualmente un vecino suyo que lo encuentra malparado y lo lleva a su casa. Allí se encuentran al Barbero, al cura, al ama y a la sobrina de don Quijote. Capítulo 6 En este capítulo se procede al escrutinio de los libros de don Quijote a los que el ama y la sobrina consideran la causa de su locura. La mayoría de ellos van a ser quemados, aunque algunos se salvan, Aparece también una crítica de la Galatea de Cervantes.


Capítulo 7 Se termina el escrutinio de los libros de don Quijote y las mujeres los queman. Acto seguido se tapia la biblioteca del caballero y a éste le explican que un sabio, Frestón, la ha hecho desaparecer. Don Quijote coge dinero y elige a Sancho Panza, un humilde labrador al que promete el gobierno de una ínsula, como su escudero. Parten los dos en busca de aventuras sin contárselo a nadie. Capítulo 8 La primera aventura tras la segunda salida de don Quijote es la de los molinos de viento. En ésta el caballero no atiende las advertencias de su escudero Sancho y se enfrenta a un molino que confunde con un gigante. Sale malparado. Tras esto sigue una conversación entre Sancho y don Quijote sobre la caballería. Cuando ven dos bultos negros se dirigen hacia ellos. Se trata de dos frailes y don Quijote arremete contra uno de ellos. Cuando Sancho se dispone a robarle sus pertenencias al fraile es apaleado por dos mozos. Entretanto don Quijote se dirige a una señora vizcana que se encontraba cerca de los frailes y desafía a uno de sus acompañantes. Capítulo 9 En el noveno Capítulo, primero de la segunda parte, el autor busca la continuación de la historia y afirma haber encontrado el manuscrito de Cide Hamete. Sigue una descripción de Sancho y Rocinante y se retoma el combate entre don Quijote y el vizcaíno. En éste sale don Quijote victorioso y deja marchar al vizcaíno con la condición de presentarse ante Dulcinea. Capítulo 10 Don Quijote y Sancho dialoga sobre las caballerías y don Quijote promete a su escudero enseñarle muchos secretos como el bálsamo de Fierabrás contra las heridas. Don Quijote se percata de que su celada está rota y jura no descansar hasta encontrar otra, el yelmo de Mambrino. Le cuenta también a Sancho las comidas de los caballeros andantes. Capítulo 11 Los dos protagonistas se encuentran con unos cabreros, con los que cenan y don Quijote mantiene un discurso sobre la Edad de Oro entre la música de un rabel. Capítulos 12 a 14 (HISTORIA INTERCALADA) Marcela, una muchacha huérfana que hasta los 15 años aproximadamente ha vivido con su tío y luego se ha marchado al campo para cuidar de unas ovejas, es tan bella que enamora a todo el que la ve. Uno de éstos es Grisóstomo, un acomodado pastor, que ha andado buscándola y no ha visto correspondido su amor. Por este motivo muere de pena y desesperación y don Quijote, junto con los demás cabreros y Sancho, se dirige al entierro. Allí se lee una canción compuesta por el difunto, en la que manifiesta su desesperación por el amor no correspondido. Marcela hace acto de presencia y todos los presentes la culpan de la muerte de Grisóstomo aunque ella se defiende manteniendo que lo que es amado por hermoso no tiene que amar a quien le ama. Acto seguido se aleja por el campo. Capítulo 15 Se despiden don Quijote y Sancho de los cabreros y parten Siguen por un camino cuando Rocinante ve unas yeguas y queda prendado de ellas. Ven esto los dueños de las yeguas, veinte gallegos, y apalean al caballo. Al intentar Sancho y don Quijote defender a su caballo, también son tundidos a palos. Tras esto sigue un diálogo entre los dos personajes quienes atribuyen el molimiento a su mala suerte y afirman haber sido molidos pero no afrentados. Continúan la marcha y llegan a una venta que don Quijote imagina ser castillo. Capítulo 16 En la venta don Quijote y Sancho son curados tras su pelea por la mujer del ventero, su hija y Maritornes, que no tardan mucho e comprobar la locura del caballero. Éste que cree haber llegado a un castillo, es acomodado en una cama muy rudimentaria y sueña que la hija del ventero, la dama del castillo, se ha enamorado de él. Por este motivo la confunde con Maritornes, que se había apalabrado para esa noche con una arriero hospedado en la venta, y se acuesta con ella. Acto seguido se desata una pelea nocturna entre Sancho, el arriero, don Quijote, el ventero, Maritornes y un cuadrillero.


Capítulo 17 Siguen los sucesos de la venta y, a fin de sanar tantas palizas y porrazos se le ocurre a don Quijote confeccionar el bálsamo de Fierabrás, que con sus poderes extraordinarios les curará heridas y chichones. Sancho coincide con su amo en que un moro les ha castigado encantando la venta. A continuación don Quijote se dispone a abandonar la venta, aunque se niega a pagar su estancia. Sancho tampoco quiere pagar y es manteado. El ventero se queda con sus alforjas. Capítulo 18 Don Quijote y Sancho reflexionan sobre los sucesos en la venta de Palomeque y culpan de ellos a los encantadores. Siguen por el camino y cuando don Quijote ve dos rebaños de ovejas los confunde con dos ejércitos y con personajes de los libros. Pese a las advertencias de su escudero, el caballero se pone de parte de uno de los ejércitos y arremete contra el otro. Entretanto llegan los pastores y apalean a don Quijote por defender a las ovejas. Don Quijote acaba muy malparado y Sancho está a punto de abandonar a su amo debido a su mala suerte cuando no encuentra las alforjas. No obstante, don Quijote le convence para que no se vaya y atribuye su mala suerte a los encantadores. Capítulo 19 La aventura del cuerpo muerto. El bachiller Alonso López de Alcobendas. El caballero de la Triste figura. Capítulo 20 Aventura de los batanes. Sancho hace lo que otro no puede hacer por él. Lágrimas y burla de Sancho. Don Quijote impone silencio a Sancho. Capítulo 21 Comienza a llover por lo que un barbero utiliza su bacía para cubrirse la cabeza. No obstante, don Quijote la confunde con el yelmo de Mambrino y acomete contra el barbero y le quita su bacía y Sancho los aparejos del asno del barbero. Continúan su camino y don Quijote cuenta para ilustrar a Sancho una novela caballeresca protagonizada por el caballero del Sol. Al final de su historia don Quijote reflexiona sobre las dos clases de linaje que existen en el mundo. Todavía no tenemos el resumen de los demás capítulos; se admiten aportaciones (enviar por favor por email a tacandares@hotmail.com


EL SÍ DE LAS NIÑAS Leandro Fernández de Moratín La obra se desarrolla en una posada de Alcalá de Henares de 7 de la noche a 5 de la madrugada. ACTO PRIMERO Escena I Están don Diego y Simón en la posada esperando a doña Irene y a doña Paquita. Don Diego sale de su habitación y se pone a hablar con Simón. Don Diego alaba a doña Paquita y le dice a Simón que le cuenta un secreto si promete no decírselo a nadie. Simón le dice que ya supone cuál es su idea y que le parece excelente. Después de un rato, Simón se percata de que estaba equivocado, ya que él pensaba que el plan de don Diego era casar a doña Paquita, que tiene dieciséis años, con su sobrino, don Carlos. Pero, en realidad, lo que don Diego pretende, aunque él tiene cincuenta y nueve años, es casarse con doña Paquita. A don Diego esta equivocación de Simón no le hace ninguna gracia. Escena II Llegan doña Paquita y su madre, doña Irene. Doña Irene se sienta a hablar con don Diego y le cuenta como fue la despedida de su hija de las monjas del convento. Doña Paquita dice que las monjas la querían mucho y que su tía no paraba de llorar. Escena III Doña Irene le explica a don Diego que toda su familia ha acogido con entusiasmo la noticia del casamiento de su hija. También le dice que doña Paquita lo aceptará de buen grado ya que es una chica muy bien educada y que, por tanto, hará lo que su madre le diga. Mientras conversan, doña Paquita muestra su desinterés por las historias haciendo algunas intervenciones. Dicha conversación lleva a doña Irene a hablar sobre su familia y doña Paquita insiste en que quiere irse hasta que su madre le da permiso. Doña Paquita se despide con un beso de su madre y con una cortesía de don Diego. Escena IV Don Diego le dice a doña Irene que le gustaría saber la opinión libre de doña Paquita sobre su boda, pero doña Irene le dice que no sería de educación. Doña Irene le cuenta a don Diego que la noche anterior había estado hablando con su hija de él y que le había explicado la importancia de casarse con hombres ya maduros; como lo había hecho ella al casarse con un hombre de cincuenta y seis años que murió siete meses después de la boda y con el que tuvo un hijo. Además también le comenta que ha tenido veintidós hijos en sus tres matrimonios.


Escena V Simón se asoma por la puerta del foro y anuncia a don Diego que el mayoral lo está esperando. Simón le da a don Diego su bastón y su sombrero, ya que éste quiere ir a dar un paseo. Don Diego queda con doña Irene en salir al día siguiente a las seis de la mañana. Escena VI Doña Irene le pregunta a Rita si ha dado de comer al tordo a lo que ella le responde que sí. También le pregunta si ha hecho las camas y le contesta que la suya sí y que las demás las va a hacer ahora. Además, doña Irene le comenta la pereza que le da ponerse a escribir pero que tiene que hacerlo; a lo que Rita replica que no entiende el ir y venir de correos si no hace ni dos horas que salieron de allá. Escena VII Llega Calamocha a la posada y como su habitación tiene que ser la número tres y ya la conoce la crítica diciendo que está llena de bichos. Además, también dice que si no llega a ser porque los caballos no podían más ella no veía el número tres. Escena VIII Calamocha se pone hablar con Rita. Le cuenta que acaba de llegar con su amo, que según recibió la carta de doña Paquita salió de Zaragoza dirigiéndose a Guadalajara. Una vez allí se enteraron de que doña Paquita ya se había ido. Cogieron otra vez los caballos y luego pararon en la posada para descansar y seguir al día siguiente. Rita le explica que doña Irene escribió cartas diciendo que tenía concertado el casamiento de su hija. Doña Paquita comenzó a sentirse muy triste y decidieron avisar al amo de Calamocha, esperando que éste, si tanto la quería, no consintiese su boda. Pocos días después fueron a buscarla y hace dos días ella, Rita y doña Irene llegaron a Alcalá para partir al día siguiente. Después, Calamocha se va y entra en el cuarto de don Carlos. Escena IX Rita y Doña Paquita charlan. Doña Paquita ha llorado porque no quiere casarse con don Diego. Rita le pregunta si se acuerda de don Félix, un amor de doña Paquita, ella le responde que por supuesto, pero que seguro que él ya tiene otros amores y que seguramente tampoco le hizo caso a la carta que ella le escribió por motivo de su casamiento. Rita le cuenta que don Félix, según recibió su carta, salió para consolarla y que ya está en Alcalá. También le dice que saldrá con cualquier excusa para avisarla con una tosecilla seca de la llegada de don Félix. Rita sale por la puerta del foro y doña Paquita entra en el cuarto de doña Irene. ACTO SEGUNDO Escena I Doña Francisca espera impaciente la llegada de su amado y dice que, a pesar de que es muy joven, ya sabe lo que es el amor. Escena II Doña Francisca habla con su madre, que le explica por qué debe casarse con Don Diego y le dice que una boda como esa pocas la consiguen. Luego, doña Irene le recrimina a su hija que nunca tenga nada que decir cuando hablan del tema de la boda y de don Diego. Escena III Llega Rita con las velas y doña Irene le pregunta que a qué se debe su tardanza a lo que Rita responde que ha tardado tanto porque han tenido que ir a comprar las velas.


Doña Irene le pide que deje una luz ahí y la otra en su habitación y que le haga el favor de darle una carta a Simón para que la eche en el correo. Doña Paquita le pregunta si don Félix ha venido y Rita le dice que todavía no ha llegado, pero que llegará. Doña Irene, además, también le pide que más tarde cuelgue al tordo por ahí, ya que esa noche no la había dejado dormir. Escena IV Doña Irene elogia a don Diego mientras que doña Paquita muestra desinterés por las riquezas de éste. Doña Irene le dice a su hija que aunque no la hubiese sacado del convento para casarla con don Diego la hubiese sacado igual; ya que piensa, debido al desinterés que muestra su hija por don Diego, que el tiempo que ha estado en el convento le ha servido para que se le ponga en la cabeza el ser monja. Doña Paquita le promete a su madre que nunca la abandonará y que siempre la obedecerá alegando que no sabe mentir. Escena V Llega don Diego y se sienta al lado de doña Irene. Explica que ha llegado tarde porque se encontró con el rector de Málaga y el doctor Padilla que lo entretuvieron. Don Diego quiere saber lo que piensa y siente doña Paquita con respecto a su boda, pero doña Irene le dice que su hija obedecerá lo que ella le mande. En cambio, don Diego piensa que los padres en estos casos sólo deben aconsejar, proponer o insinuar a sus hijos, pero nunca mandar. Don Diego insinúa que si su prometida tuviese otro enamorado debería decirlo; pero doña Irene se ofende y le dice que menudo concepto tiene él de su hija. Al final doña Paquita no da su opinión personal sobre el tema ya que cada una de sus respuestas está mediatizada por su madre. Doña Irene le dice a su hija que la quiere mucho y que todo esto lo hace por su bien y se van los tres al cuarto de doña Irene, pero a doña Paquita la detiene Rita. Escena VI Rita le dice a doña Francisca que don Félix ya ha venido y que ya sube por la escalera. Doña Paquita le pregunta a Rita que debe decirle y Rita le dice que esa es una buena pregunta y que recuerde que no tiene mucho tiempo. Rita se marcha y entra en la habitación de doña Irene. Escena VII Llega don Carlos y le dice a doña Francisca que él detendrá la boda; pero doña Paquita le dice a su amado que al día siguiente pronto por la mañana partirán para Madrid y que pretende casarse con ella nada más llegar. Don Carlos le dice que si mañana ellos se van para Madrid él también irá, pero doña Francisca le pregunta que de qué manera detendrá el casamiento sin disgustar a su madre. Don Carlos le dice que lo hará y que nada ni nadie los separará. Escena VIII Llega Rita y le indica a doña Paquita que su madre pregunta por ella. Don Carlos comenta que ya verá a su competidor por la mañana y se despide de doña Paquita. Doña Francisca entra en el dormitorio de su madre. Escena IX Calamocha le dice a don Carlos lo que le ha preparado para cenar. Entra en la estancia Rita que les ofrece sopas y se va. Calamocha va hacia la puerta del foro y vuelve y habla con don Carlos. Le dice que si no ve quien viene y don Carlos le contesta que es Simón. Ninguno de los dos sabe qué hace Simón allí y don Carlos le da permiso a Calamocha para que le mienta. Escena X Entra Simón por la puerta del foro. Calamocha, Simón y don Carlos se saludan y Calamocha y don Carlos le preguntan a Simón dónde está su amo y a qué ha venido. Éste responde a sus preguntas con evasivas o con otras preguntas. Al final Simón se dispone a decirles lo que hace allí y si está su amo con él.


Escena XI Don Carlos, debido a la presencia de su tío don Diego, se da cuenta de que él es el prometido de doña Paquita. Don Diego le pregunta a su sobrino que hace allí y que ha hecho; ya que al verlo asustado por su presencia piensa que ha hecho algo. Don Carlos le miente diciéndole que sólo iba a Madrid a sorprenderle con una visita y que su desgracia es haberlo encontrado allí, en la posada, y haberle dado un disgusto. Don Diego no entiende como a un oficial le dejan abandonar su puesto con el único motivo de visitar a su tío, pero don Carlos le dice que como están en tiempo de paz él no hace falta. Don Diego no está muy de acuerdo con esto, así que le dice a don Carlos que se vaya inmediatamente al mesón de afuera y le pide a Simón que le dé dinero para que paguen el gasto que hayan hecho y que no se aparte de allí hasta que se hayan ido. Escena XII Don Diego le da a su sobrino dinero para el viaje. Le dice que duerma en el mesón de afuera y que salga al día siguiente a las tres o cuatro de la mañana. También le advierte de que se enterará de cuándo sale y de cuándo llega a Zaragoza. Don Carlos da un beso en la mano a su tío y se abrazan. Don Diego le dice que le va a mandar dinero y don Carlos se va. Escena XIII Don Diego piensa que su sobrino se ha puesto demasiado bien de acuerdo. Aunque sabe que no es lo mismo comunicarle por escrito que en persona que se casa, piensa que lo hecho, hecho está. No le ha dado a su sobrino la noticia de su casamiento por el temor a que él fuese un posible rival; pero llora porque le tiene un gran afecto. Escena XIV Doña Francisca y Rita salen del cuarto de doña Irene, al no ver a nadie piensan que se habrán recogido ya. Doña Francisca le confiesa a Rita que como su amado ha venido no teme a nadie ni a nada; pero a la vez muestra preocupación por el chasco que se va a llevar don Diego, ya que es un buen hombre. Rita se marcha a sacar el tordo de la habitación de doña Irene. Escena XV Sale Simón por la puerta del foro; al verlo doña Paquita le dice que ella pensaba que estaban ya acostados a lo que él le responde que el aún no sabe dónde va a dormir. Doña Francisca le pregunta por la gente que ha llegado y Simón le contesta que no ha llegado nadie; si no que se ha ido un teniente coronel y su asistente que estaban en ese cuarto. Doña Paquita le dice que no los ha visto. Escena XVI Llega Rita que también sabe que don Carlos se ha ido. Rita no entiende cómo ha podido engañarse, ya que ella misma los había visto salir por la puerta de los Mártires, que es el camino de Aragón. Entra en la habitación de don Carlos y que comprueba que no hay maletas. Doña Paquita se siente desdichada y engañada; ya que piensa que don Carlos no ha ido allí a recuperarla, si no con otro fin y no entiende por qué la ha abandonado de esa manera. ACTO TERCERO Escena I Don Diego no puede dormir y entra en la habitación en la que se encuentra Simón, que se encuentra totalmente a oscuras. Éste se despierta y le pregunta a don Diego qué hora es. Don Diego le dice que son las tres y que espera que su sobrino ya haya salido como le había prometido. Entonces don Diego oye tres palmadas y el sonido de un instrumento. Se dan cuenta de que es un amante infeliz que le toca una serenata a su amada. Simón le propone que se asomen, pero don Diego le dice que no; porque no quiere entrometerse. Doña Francisca y Rita salen de sus aposentos y se encaminan a la ventana. Simón se da cuenta de que han abierto la puerta de esa alcoba y él y don Diego se retiran.


Escena II Doña Paquita comprueba que es él (su amante) y luego se asoma a la ventana. Doña Francisca le pregunta qué fuga es esta y le dice que le tire la carta. Se la tira, pero ella no la coge y se pone a buscarla. No la encuentra, pero dice que allí tiene que estar sin ninguna duda. Después le exige a don Félix que le cuente los motivos de dejarla allí y permitir que se despose. Simón tropieza con la jaula del tordo y la deja caer. Rita y doña Paquita al oír el ruido se percatan de que hay gente y se van al cuarto de doña Francisca y, al retirarse, Rita tropieza con Simón. Escena III Don Diego le pide a Simón que busque la carta. Al fin Simón la encuentra y don Diego le dice que se le ha acabado la ilusión; ya que doña Paquita tiene dieciséis años y ha sido criada en un convento e incluso así tiene un amante. Don Diego ordena a Simón que baje y encienda una luz y que suba con ella al instante. Escena IV Don Diego no sabe si debe a culpar a doña Paquita, a su madre o a sus tías. Está decepcionado ya que sus esperanzas han desaparecido, se siente celoso (aunque su edad se consideraba impropia de sentimientos amorosos), está avergonzado e indignado y tiene deseos de venganza, aunque no sabe de donde provienen. Oye un ruido en el cuarto de doña Francisca y se retira. Escena V Rita entra y, al pensar que no hay nadie en la estancia, se pone a buscar la carta. Repentinamente llega Simón que dice que ya tienen luz. Don Diego le pregunta a Rita que hace allí y que busca. Rita le contesta que habían oído un ruido y que había ido a mirar que era. Después comenta que fue la jaula y que debía haber sido algún gato. Rita enciende una vela que hay sobre la mesa. Luego don Diego le pregunta si doña Paquita duerme, a lo que Rita responde que sí. Don Diego y Simón entran en la habitación de don Diego con la luz que había traído Simón. Escena VI Rita entra en el cuarto de doña Paquita que le pregunta si ha encontrado la carta. Doña Francisca le dice que no se moleste en buscar, que la tendrán ellos y se siente aún más desdichada porque don Diego la ha oído hablar por la ventana con don Félix. Doña Paquita le cuenta a Rita que su amado le dijo que en esa carta le explicaba los motivos de su huída, ya que verla le sería imposible. Doña Francisca piensa que es un traidor, que al encontrarse con un competidor se marchó porque hay muchas mujeres en el mundo Rita mira hacia el cuarto de don Diego y le dice a doña Paquita que ya salen y que no la pueden ver de esa manera; pero a doña Francisca le da igual, porque ya ha perdido, así que no tiene nada que temer. Escena VII Don Diego habla con Simón en su habitación y le pide que ensille al caballo y que, en caso de que ya hayan salido, que lo monte y los alcance. Luego, don Diego habla con doña Paquita y le pregunta si ha llamado ya a su madre y ella le responde que no. Escena VIII Don Diego le pregunta a doña Francisca que siente y si tiene otro amante. Doña Paquita le dice que no tiene a nadie y que si tuviese la elección de casarse con quien quisiese no se casaría con nadie, pero también le dice que nunca ha pensado en ser monja. Don Diego no entiende a que se debe su tristeza debido al casamiento, ya que ella lo considera un buen hombre, no tiene otro amor y no se inclina al estado religioso. Doña Paquita afirma que cumplirá las órdenes de su madre y se casará con él y que luego será una mujer honrada y honesta. También afirma que nunca le dirá a qué se debe su tristeza y que vivirá infeliz. Don Diego critica que se considere educar bien a las mujeres cuando éstas no son sinceras y no expresan sus sentimientos; simplemente obedecen a sus madres y, en muchos casos, viven desdichadas toda su vida. Luego le pide a doña Paquita que se anime para que su madre no la vea así.


Doña Francisca entra en el cuarto de su madre. Escena IX Llega Simón y le cuenta a don Diego que cuando salía por la puerta los vio que iban ya de camino, les hizo señas y se pararon y cuando llegó le dijo a don Carlos que don Diego ordenaba que volviesen. También le dice que don Carlos no dijo ni una sola palabra. Simón le dice que está abajo esperando que lo avise para poder subir. Don Diego le manda que le diga que suba y Simón se va. Escena X Llega don Carlos. Don Diego le da a entender a su sobrino que ya sabe lo de la carta y luego le pregunta cómo conoció a doña Paquita, donde y cuando. Don Carlos le dice que la conoció una vez que volvía de Zaragoza y que su intendente le obligó a parar en Guadalajara puesto que era el cumpleaños de su mujer. Se enamoró de ella al instante y al intendente se le ocurrió fingir que don Carlos era don Félix de Toledo y para ella, él siempre ha sido don Félix. Don Carlos se quedó tres meses en Guadalajara. Se escribían cartas y él iba a visitarla todas las noches al convento; pero un día se tuvo que marchar, así que se despidió de ella y partió. Hasta que un día recibió una carta de su amada en la que le decía que su madre la iba a obligar a casarse con un hombre rico y mucho mayor que ella. Él partió a Guadalajara y, al no encontrarla allí, para Alcalá. Don Carlos le dice que una vez en Alcalá pensaba consolarla y pedirle a él que intercediese por él para detener la boda y que se casase con él. Don Carlos le comenta a su tío que doña Paquita, como buena hija, se casará con don Diego, pero que su corazón siempre le pertenecerá a él y don Diego se enoja. Don Carlos se va a ir porque parece que llega alguien, pero su tío le obliga a quedarse. Entra don Carlos en el cuarto de su tío. Escena XI Mientras doña Paquita y Rita recogen la ropa para partir, doña Irene habla con don Diego. Éste le dice que su hija está enamorada de otro hombre desde hace un año. Doña Irene no se lo cree, puesto que su hija ha sido criada en u convento, y piensa que don Diego ya no la ama y quiere librarse de ella. Doña Irene rompe a llorar porque ella es pobre y si su hija no se casa con don Diego ella no tiene de qué vivir. Puesto que doña Irene no se cree que su hija tenga un amante e interrumpe continuamente a don Diego, éste le da a doña Irene, para que la lea, la carta que le escribió don Carlos a su amada. Doña Irene sin leer la carta llama a la puerta de su cuarto para que salga su hija y se desengañe de quién es don Diego. Escena XII Aparecen doña Paquita y Rita. Doña Irene le dice a su hija que don Diego las trata de un modo que ya no se puede aguantar. Doña Paquita le reprocha a don Diego que no ha cumplido su palabra. Don Diego le da a doña Francisca la carta de don Carlos. En ella don Carlos le explicaba que no se llama don Félix y que don Diego es su tío y que le había pedido que se marchase inmediatamente. Doña Irene al darse cuenta de que es verdad que su hija tiene un amante se enoja mucho y se encamina hacia su hija en ademán de matarla. Escena XIII Sale don Carlos a defender a doña Paquita y su madre se asusta y se retira. Don Diego le explica a doña Irene que ese es el amante de doña Paquita, su sobrino. Don Diego perdona a su sobrino y a su amada y dice que esto pasa por el abuso de poder que hacen los padres sobre sus hijas para que se casen y da las gracias por haberse dado cuenta a tiempo del amor existente entre los dos jóvenes. Doña Irene perdona a su hija y la abraza. Doña Francisca le dice a Rita que siempre será su amiga y don Diego comenta que ya no teme a envejecer solo, puesto que ellos serán la delicia de su corazón y que cuando tengan un hijo su existencia se deberá a don Diego y a su comprensión.  muchacha yo vi, tierna, que flores cogía...


EL CONTRATO SOCIAL Jean-Jacques Rousseau I. LIBRO PRIMERO “Quiero averiguar si puede haber en el orden civil alguna regla de administración legitima y segura tomando a los hombres tal como son y las leyes tales como pueden ser. Procuraré unir siempre, en esta indagación, lo que la ley permite con lo que el interés prescribe, a fin de que la justicia y la utilidad no se encuentren separadas.” Capítulo II De Las Primeras Sociedades Se conceptúa que la sociedad está conformada por la familia como inicio de toda sociedad, por consiguiente es alegoría de esta misma, infiriendo desde este punto que el modelo de familia, padre e hijos, esto es jefe y pueblo. La libertad es atacada de forma necesaria para la existencia de la sociedad organizada, este ataque es aceptado por el pueblo como mal necesario para existir, en forma organizada. Todo se humano nace libre, solo que unos nacen para gobernar y otros para ser gobernados, y que los libres pierden su libertad en aras de su utilidad. Capítulo III Del Derecho De Mas Fuerte “... la fuerza no hace el derecho, y que no está obligado a obedecer sino a los poderes legítimos.” La idea del más fuerte no ha de trascender si esta fuerza no se convierte en un derecho y por el débil la obediencia. Dar paso a la fuerza es por necesidad urgente y no por voluntad, la fuerza es el poder y necesariamente hay que obedecer a los poderes si estos son los legítimos. Capítulo IV De La Esclavitud. “Puesto que no hay hombre que tenga autoridad natural sobre su semejante, y puesto que la fuerza no produce derecho alguno, quedan solamente las convenciones como base de toda autoridad legítima entre los hombres.”


Si una persona puede dar en mercancía su libertad a cambio de su subsistencia, por qué no un pueblo en su conjunto pueda llegar a ser súbdito de un rey. Ya sea de esclavo o dominante se da por intereses muy propios. El hombre como ciudadano no tiene como enemigo a un Estado, ya que las guerras no se dan de persona a persona, sino de Estado a Estado, entonces no existe tal esclavitud que nazca de las guerras, de las conquistas del fuerte hacia el débil, ya que cada ciudadano no es Estado, ambos conceptos son muy diferentes en naturaleza. Los conceptos de esclavitud y derecho son muy excluyentes y contradictorios para el autor. Convirtiendo a la esclavitud como un derecho nulo por ser este ilegítimo y absurdo. Capítulo V Es Forzoso Volver A Una Primera Convención. “Antes de examinar el acto por el cual un pueblo elige rey, debería de examinarse por que un pueblo es pueblo; porque este acto, siendo necesariamente anterior al otro, es el verdadero fundamento de la sociedad.” Es necesario conocer los primeros rudimentos de la sociedad, sus inicios estructurales para luego poder aplicar en él un tipo de sometimiento legal y que no melle su esencia en sí. La primera convención para Rousseau es volver al Estado de naturaleza del hombre, y partiendo de allí entender su esencia para cultivar ya el contrato social, que sería necesario para la evolución de este hombre del Estado natural al Estado civil. Capítulo VI Del Pacto Social “Cada uno de nosotros pone en común su persona a todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y recibimos a cada miembro como parte indivisible del todo.” Es la creación de una persona pública, del orden jurídico, este en otros tiempos se denominaba ciudad, a partir el hecho se llamaría república o de cuerpo político, que conforma el nombre pasivo de Estado, cuando es pasivo y soberano, y cuando este se torna activo se trasluce en poder, ahora si queremos compararlo con sus componentes, al estar asociados colectivamente se denomina pueblo, en particular por cada miembro se compone de ciudadanos quienes participarían de la autoridad soberana, esto cambia muy rotundamente si vemos desde el otro punto cuando el Estado les somete a sus leyes entonces ellos son súbditos. Hay que tener muy en cuenta estos conceptos para que este contrato no se vicie ni vuelva a quitar nuestro derecho natural de todo ser humano, el haber nacido libre. Capítulo VII Del Soberano “... el soberano... no respondería nada de los compromisos de éstos (los súbditos), si no tuviera los medios de asegurarse su fidelidad.” “...tal es la condición que, dando cada ciudadano a la patria (la fuerza), le garantiza de toda dependencia personal; esta condición es la que forma el artificio y juego de la máquina política, y es la única por la cual son legítimos los compromisos civiles, que sin ella resultarían absurdos, tiránicos y sujetos a los más enormes abusos.” Al conformar ya la persona jurídica, por una asociación de personas enmarcada en el pacto, es necesario la existencia del Soberano quien pueda dar viabilidad a las acciones del común del pueblo, los deberes hacia la asociación del soberano, que cuando un miembro del cuerpo rehúsa el cumplimiento de cualquier asunto del cuerpo, el cuerpo entero a de obligar al individuo su responsabilidad, esto es por el poder del soberano (el pueblo) ello gracias a la fuerza y poder que el pueblo envistió a éste. Ahora esto debe de ser desde los dos ángulos descritos desde el soberano hacia los particulares y como miembros del Estado, hacia el soberano, o sea que hay que lograr una armonía desde los dos puntos de vista, para igualar las discrepancias entre estos. El poder y la fuerza emana de los particulares y su existencia del Estado depende de su retribución correcta hacia estos (El pueblo).


Capítulo VIII Del Estado Civil “Lo que pierde el hombre por el contrato social es su libertad natural y un derecho ilimitado a todo lo que intenta y puede alcanzar; lo que gana en él mismo es la libertad civil y la propiedad a todo lo que posee.” “...podríamos añadir la adquisición del Estado civil y la libertad moral, que sólo hace al hombre verdaderamente dueño de sí; porque la impulsión del solo apetito es esclavitud, y la obediencia a la ley que se ha prescrito uno así mismo es libertad.” Describe lo que adquiere y gana el hombre por el paso de su Estado natural al del Estado civil. En el Estado natural el hombre solo podía lograr lo que sus fuerzas individuales le permitían, ahora en su nuevo Estado civil, logra su libertad civil que está limitada por la voluntad general, logra el derecho de posesión, que no es más que el ejercicio del poder, de la fuerza del primer ocupante de la propiedad. El Estado civil del hombre va a lograr en éste su desarrollo en comunidad, en todo aspecto y además será el inicio de todo cuanto pueda lograse vía la libertad que ofrece sus propias leyes que le facultan. Capítulo IX Del Dominio Real “El derecho de primer ocupante, aunque más real que el del más fuerte, no llega a ser un verdadero derecho sino después de establecer la propiedad. Todo hombre tiene naturalmente derecho a lo que le es necesario; pero el acto positivo que le hace propietario de algún bien le excluye de todo lo que queda.” “He aquí por qué el derecho del primer ocupante, que tan débil es en el Estado de la naturaleza, llega a ser respetable a todo hombre civil. Se respeta en este derecho menos lo que es de otro que lo que es de uno.” El dominio real, la propiedad de cuanto el hombre pueda poseer se verá expuesta a la luz de lo que el derecho natural y civil dictan al respecto, ejemplo; para Rousseau para autorizar sobre un terreno cualquiera para autorizar su posesión en propiedad se necesitaría de tres condiciones: A. Que el terreno en cuestión no este habitado por nadie. B. Que no se ocupe en él sino lo que sea necesario y preciso para subsistir, además de, C. Que se tome posesión de él no por medio de una ceremonia vana sino por medio del trabajo y la cultura, único signo de propiedad, que a falta de títulos jurídicos debe ser respetado por los demás. El autor señala además una salida pro socialista, al indicar que ―..- que los hombres empiecen a reunirse antes de poseer algo y que apoderándose luego de un terreno suficiente para todos, gocen del mismo común, o que se lo repartan entre sí, sea a partes iguales o según las proporciones establecidas por el soberano.‖

II. LIBRO SEGUNDO (El estado y sus componentes) Capítulo I La Soberanía Es Inalienable “... la voluntad general puede por sí sola dirigir las fuerzas del estado, según los fines de su institución, que son el bien común,..” El soberano, o el ser colectivo, que se representa por sí solo, dentro del poder podrá trasmitirse pero nunca lo hará la voluntad, entonces la soberanía es un hecho que no se podrá desnaturalizar en su esencia, pues en el momento, (dice Rousseau) que hay un amo, no hay soberano, y desde ese instante está destruido el cuerpo político.


Capítulo II La Soberanía Es Indivisible “... la soberanía...es indivisible, porque la voluntad es o no genera; o es la del pueblo, o solamente la de una parte de éste,... es un acto de soberanía y hace ley... no es sino una voluntad particular,...” La soberanía es inalienable, lo es también indivisible, que no existe una división de poderes, por ser ésta un cuerpo compactos, donde todos tienen funciones que determinan la acción del Estado, el error de nuestros políticos dice Rousseau es...‖al no poder dividir la soberanía en su principio, la dividen en su objeto: la dividen en fuerza y en voluntad, en poder legislativo y en poder ejecutivo.‖ ―Hacen del soberano un ser fantástico y formado de piezas de taracea; es como si compusieran al hombre de varios cuerpos, de los cuales el uno tuviera los ojos, el otro brazos y el otro los pies, y nada más.‖ Estos errores se cometen indudablemente por la falta de conceptos exactos sobre la autoridad soberana. Capítulo III Si Puede Errar La Voluntad General “”... la voluntad general es siempre recta y tiende siempre a la utilidad pública... Siempre quiere uno su bien, pero no se lo ve siempre bien; nunca se corrompe al pueblo, pero se le engaña a menudo, y entonces es cuando parece querer lo que es malo.” Parece que Rousseau, se adelantó a nuestros días o es que siempre sucedió que los gobierno corrompen al pueblo al engañar al mismo, entonces esta costumbre se plasma en las decisiones erradas de la voluntad del soberano, esta tiende a equivocarse, por el simple hecho que no existe seguridad, y en el conjunto de voluntades entonces se teje la inseguridad y desde luego esto hace que las decisiones sean tomadas a priori, por el momento sin meditar en el conjunto del asunto a elegir. Es necesario que no existan bandos o sectas en el Estado para asegurar que estos tomen decisiones muy particulares. Capítulo IV De Los Límites Del Poder Soberano “...el poder soberano, por muy absoluto, sagrado e inviolable que sea, no traspasa ni puede traspasar los límites de los contratos generales; y que todo hombre, en virtud de estos contratos, puede disponer plenamente de lo que haya sido dejado de sus bienes y de su libertad,...” Entonces el Estado a través de Soberano, no tiene injerencia alguna a adentrarse dentro de lo individual, hasta donde se le hace permisible, esto es hasta el límite de la libertad que por naturaleza lo expone el hombre común. Capítulo V Del Derecho De La Vida Y Muerte. “Se pregunta cómo los particulares, no teniendo derecho para disponer de su propia vida, pueden trasmitir al soberano ese mismo derecho de que carecen.” Cuando se quebranta una ley donde está en peligro la existencia de la persona o del Estado, uno de los dos tiene que extinguir, pero como podría esto llevarse a cabo, cuando este individuo no tiene derecho a decidir por su vida, y siendo el mismo quien conforma al soberano, se auto elimina, esto no es lógico. Rousseau, opina que el delincuente o cualquier hombre siempre tendrá la oportunidad de volverse bueno por alguna razón, y que el derecho a la vida existe, pero al de la muerte es discutible, deja esta discusión para el ―...justo que no haya delinquido jamás y que nunca haya tenido necesidad de gracia‖. Capítulo VI De La Ley “Es, pues necesario que haya contratos y leyes para unir los derechos a los deberes y conducir la justicia a su objeto.” “Las leyes no son realmente sino las condiciones de la asociación civil. El pueblo sumiso a las leyes debe ser el autor de las mismas;...”


La presencia de la ley en el soberano obedece a que si bien es cierto que la voluntad general siempre es recta, pero, los juicios que los guían no son muy claros, y traerán una disyuntiva entre lo aprovechable y pernicioso, entre lo bueno y malo, es pues necesario la existencia, para que a partir de allí se pueda distinguir entre derecho y deber. Rousseau opina también que si el pueblo es quien hace de la ley su existencia, esta debería necesariamente ser escrita por el mismo pueblo. ―Nada de lo que os proponemos decían al pueblo, puede ser ley sin vuestro consentimiento. Romanos, sed vosotros los autores de las leyes que deben hacer vuestra felicidad.‖ Capítulo VII Del Legislador “El legislador es, desde todos los puntos de vista, un hombre extraordinario dentro del Estado. Si debe serlo por su inteligencia, no lo es menos por su cargo.” “...el que manda a los hombres no debe mandar a las leyes, el que manda a éstas o debe mandar a los hombres; de otro modo sus leyes, ministros de sus pasiones, no harían a menudo sino perpetuar sus injusticias: el legislador no podría evitar nunca que intereses particulares alterasen la santidad de su obra.” Sería necesario la presencia de alguien que no tenga anda que ver con nuestra propia naturaleza para que sea quien legisle a favor nuestro, así estaríamos salvando la idea que se legisla a favor propio, por intereses muy particulares, como es usual en nuestros días, entonces será necesario que el legislador sea una persona muy sabia, que sea necesariamente temerosa de algo superior al él, ―no existió un ordenador de leyes extraordinarias en ningún pueblo que no recurriese a Dios,...‖ Capítulo VIII - IX - X Del Pueblo “Los hombres son los que forman el Estado, pero la tierra es la que nutre a los hombre;...” “De dos maneras puede medirse un cuerpo político: por la extensión del territorio y por el número de habitantes;...” Será muy necesario tener en cuenta sobre la extensión de territorio donde se asentara el número del pueblo, ya que ello facultaría la facilidad o al difícil modo de gobierno. ―…como un objeto de mucho peso es más difícil de remover cuando el punto de apoyo de la palanca está lejos de aquel‖ ―...y así como un cuerpo, gigantesco por su constitución, se hunde y perece aplastado por su propio peso.‖ ―unas mismas leyes no pueden convenir a tantas provincias diversas, que tienen costumbres diferentes, que viven en climas opuestos, y que no pueden estar sometidas a la misma forma de gobierno‖ Estos conceptos afirmas muy contundentemente las ventajas de que el pueblo organizado de acuerdo a sus semejanzas y peculiaridades muy propias, además en lo posible que sea pequeño, será más factible su gobierno que otro grande en extensión, me atrevería a conceptualizar estos argumentos como el inicio de la forma de gobierno federal, efectivamente es importante señalar que los poderes dados al pueblo como un Estado, dentro de un o más grande, ha contribuido a que estos países puedan avanzar hacia el progreso en forma acelerada, que los Estados grandes que no tienen como administrar a su pueblo, y estos últimos aún son extraños al poder y quien los gobierna. (Los países más desarrollados del planeta tienen una administración de sus territorios, agrupados federativamente) Capítulo XI De Los Diversos Sistemas De Legislación “...todos los sistemas de legislación... se reduce a dos objetos principales: Libertad e igualdad;..” Toda libertad hará más fuerte el Estado, pues esta libertad es restada al cuerpo del estado, la igualdad indudablemente hará que el sistema funcione. La existencia del Estado está relacionado a su constitución donde se ha observado y atendido a todas las conveniencias y el acuerdo en los puntos de las relaciones naturales y de las leyes, para que estas sean de fortalecimiento de la libertad no llegando a la servidumbre.


Capítulo XII División De Las Leyes “Para ordenar el todo o dar la mejor forma posible a la cosa pública hay que considerar relaciones diversas.” Todo cuerpo se relaciona entre sí. El soberano al Estado, se vincula entre si por leyes, estas relaciones entre el hombre y la ley son: a. Leyes políticas o leyes fundamentales, es el orden establecido, modos apropiados de orden público. b. Leyes civiles, es la que ordena las relaciones entre los miembros entre sí o con el cuerpo social. c. Leyes penales, es la que relaciona de la desobediencia a la pena. d. Las costumbres, el autor lo estima más importante que las precedentes, porque esta no está escrita sino en el corazón y conciencia de cada hombre; ―ley que funda la verdadera constitución del Estado, que se robustece todos los días y que sustituye insensiblemente la fuerza de la autoridad con la del hábito.‖ LIBRO TERCERO (Del aparato estatal, formas y anormalidades) Capítulo I Del Gobierno En General “Un cuerpo intermedio establecido entre los súbditos y el soberano para su mutua correspondencia y encargado de la ejecución de las leyes y de la conservación de la libertad tanto civil como política.” “El gobierno... Es una personalidad moral dotada de ciertas facultades, activa como el soberano y pasiva como el Estado,...” El gobierno es la administración suprema, del ejercicio del poder ejecutivo, a través del cual se administra al cuerpo, este cuerpo cuanto más grande tanto más se disminuye la libertad, y beneficios unitarios, pues es la enésima parte del estado cada individuo, y por consiguiente el gobierno ha de ser mucho más fuerte cuando el pueblo tiende a crecer. Es necesario comprender que el gobierno es parte del cuerpo estatal, muy distinto al pueblo y del soberano, que interviene entre uno y otro, la fuerza que ejerce el gobierno nace indudablemente de la voluntad pública. Capítulo II Del Principio Que Constituye Las Diversas Formas De Gobierno “En una legislación perfecta la voluntad individual debe ser nula; la voluntad común, propia del gobierno, debe estar muy subordinada; y, por lo tanto, la voluntad general debe ser la dominante y constituir la regla única de las otras.” Para Rousseau, existe hasta tres tipos de voluntades; a saber:   

La propia voluntad , del individuo, que tiende más a su provecho particular, La voluntad común, a los magistrados que se refiere únicamente al provecho del príncipe, La voluntad del pueblo o voluntad soberana, que es el general, tanto en relación con el Estado, considerado como un todo.

Aquí nace el arte del legislador en saber gobernar puntualizando muy bien entre la fuerza y la voluntad del gobierno, siempre en relación entrelazada o recíproca. Capítulo III División De Los Gobiernos “En todo tiempo se ha discutido mucho sobre la mejor forma de gobierno sin considerar que cada una de ellas es la mejor en ciertos casos y la peor en otros.”


En la historia de la humanidad los gobierno se ha dividido de acuerdo a ciertas circunstancias, y momentos cruciales, es así que se algunos se dividen el gobierno en forma de democracia donde el gobierno emana y descansa en el pueblo, otra forma de encargo es la aristocracia donde el gobierno lo posee un grupo reducido de ciudadanos, la otra división es la monarquía, o gobierno real donde, es solo la decisión suficiente de un hombre para dirigir los destinos de una nación, ha ello añadimos que a lo largo de la historia estos han atenido sus útiles como así, el gobierno democrático conviene a los estados pequeños, la aristocracia es peculiar a los gobiernos medianos, y una monarquías es mejor llevada en gobierno de Estados extensos. Cabe resaltar y preguntarnos qué tipo de gobierno poseemos en nuestra patria el Perú, siendo nuestra patria extensa, indudablemente, aun que nos llamemos un país estrictamente democrático, sus cualidades y exigencias se parece más un gobierno monárquico, o su forma dictatorial, el problema es que estamos confundiendo conceptos, entonces a un gobierno democrático le damos la forma eminente de dictatorial de acuerdo al orden del mundo globalizado, claro. Capítulo IV De la democracia “Un gobierno tan perfecto no es propio de hombres.” Básicamente es te tipo de gobierno es la que el pueblo dirige, es de aplicación correcta en gobierno pequeños donde cada ciudadano es conocido u reconocido por todo su historial, es pues un tipo de gobierno más cerca del pueblo, o mejor dicho el gobierno del mismo pueblo, ello nunca será relevante si este tipo de gobierno se aplica a un pueblo grande, donde los individuos no se conocen entre sí, y arribará a las extinción del mismo, por no contar con el pueblo, razón de ser del gobierno de cerca, el }Estado Democrático. Capítulo V De La Aristocracia “las primeras sociedades se gobernaron aristocráticamente. Los jefes de familia deliberaban entre sí sobre los asuntos públicos. Los jóvenes cedían sin esfuerzo a la autoridad que da la experiencia.” Existe hasta tres clases de aristocracia, encontramos a. La Aristocracia natural, la aristocracia electiva y la aristocracia hereditaria, y como contundentemente dice Rousseau que ―...es el mejor y más natural que los más sabios gobiernan a la multitud, cuando y más natural que los más sabios gobiernen a la multitud, no hay que multiplicar los créditos en vano, ni querer hacer con veinte mil hombres lo que puede hacer cien hombres escogidos mucho mejor.‖ Capítulo VI De La Monarquía “... poder reunido en manos de una persona natural, de un hombre real, que tenga sólo el derecho de disponer de él según las leyes.” Muchas veces esta forma de gobierno se instituyo gracias a que estos poderes absolutos se ganaron además de heredarla, vía el amor del pueblo a su monarca, este amor que proviene del pueblo es sin duda el poder más grande. Este tipo de gobierno insiste el autor es solo de conveniencia para los grandes estados. El inconveniente de esta forma estatal es que esta se da en sucesión continua y ello es peligroso en muchas formas, en contra de ello se puede decir que es mejor a razón que la máxima común a todos los gobernadores nuevos es hacer todo lo contrario del predecesor y así se va flotando de máxima en máxima y de proyecto en proyecto, asunto que no ocurre en un gobierno continuo y monárquico. Capítulo VII De Los Gobiernos Mixtos “...las formas mixtas desarrollan un término medio de fuerza.”


Es mejor un gobierno simple, por el simple motivo de simple, pero, es necesario que esta sea uno que tenga además del poder legislativo uno de poder ejecutivo. Capítulo VIII Todas Las Formas De Gobierno No Son Adecuadas A Todos Los Pueblos “la libertad no es fruto de todos los climas, y por lo tanto no está al alcance de todos los pueblos.” En todos los confines de la tierra donde exista una forma de gobierno, estas solo serán personas públicas que consumen y no producen, la distancia de apatía es más grande entre el gobierno y estado. En la democracia el pueblo sufre menos, y estos gobiernos son pequeños y pobres, en la aristocracia en cambio el pueblo sufre un tanto más, y estos son para pueblos medianamente ricos, finalmente en la monarquía es donde el pueblo sufre todo el peso, estos pueblos son opulentos, es a saber entonces que en toda circunstancia nunca será adecuado tal o cual gobierno, por estas diferencias insalvables. Se describe tan incesantemente que ―la ventaja de un gobierno tiránico está en obrar a grandes distancias‖, entonces infiero en nuestra patria que esto está funcionando gracias a que este tiene cierta forma de tiranía, encubierta en una falsa democracia. Capítulo IX De Las Señales De Un Buen Gobierno “En igualdad de circunstancias, todo gobierno bajo el cual sin apelar a medios extraños, ni a naturalizaciones, ni colonias, se pueblen y multipliquen los ciudadanos en mayor cantidad, es infaliblemente el mejor de todos.” Esta inferencia, para nuestros tiempos es una locura que un pueblo cuanto más crece no es sinónimo de mejor gobierno, la china no tiene el mejor sistema, y es el país con mayor humanidad, en todo caso se deduce que se quiso indicar aquí que un pueblo que avanza sin maltratar y eliminar parte del hacia el futuro es el mejor, pues se ve que un pueblo completo como un cuerpo esta saludable si ninguna de sus partes mutiladas o extraviadas. Capítulo X Del Abuso Del Gobierno Y De Su Inclinación A Degenerar “En el momento en que el gobierno usurpa la soberanía, el contrato social se rompe; y los simples ciudadanos que entran por derecho en su libertad natural tienen que obedecer no por obligación, sino por violencia.” Todo gobierno tiende a degenerarse cuando este se estrecha de muchos a pocos, como de la democracia, del gobierno del pueblo a la aristocracia al gobierno de pocos y de este a su vez a la realeza que es un gobierno de uno, además cada uno de estos tiene una forma de degeneración así, cuando un gobierno se disuelve este se vuelve una anarquía, la democracia tiende a volverse en oclocracia; la aristocracia en oligarquía y la realeza o monarquía en tiranía. Capítulo XI De La Muerte Del Cuerpo Político “...donde las leyes envejecen pueden asegurarse que no hay poder legislativo y que el Estado ha muerto.” Es importante la descripción del ciclo de un Estado, describe que la constitución del hombre es obra de la naturaleza; la del Estado es la obra del arte de este hombre. Ahora el darle constancia a este Estado es solamente por responsabilidad del hombre al darle la mejor constitución, pero, así este Estado esta determinado a morir; tarde o temprano, pero más tarde que temprano, ello sino sucede un accidente imprevisto no lo destruye prematuramente.


Deduzcamos la importancia que da Rousseau al poder legislativo que lo compara con el corazón, y al poder ejecutivo como al cerebro, de ellos depende entonces todo el aparato estatal. Capítulo XII – XIII – XIV De La Conservación De La Autoridad Soberana “Poblad uniformemente el territorio, estableced en todo él los mismos derechos; llevad a todas partes la abundancia y la vida; así es como el Estado será a un tiempo el más fuerte y el mejor gobernado. Acordaos de que los muros de las ciudades se forman solamente con los restos de las casas del campo.” “Cuando veo levantar en la capital un palacio, me parece ver cómo se devasta todo un país” Que no hay necesidad de encerrase entre muros para sobrevivir, es necesario darle identidad a la nación para lograr la conservación del Estado. El gobierno no tiene jurisdicción cuando el pueblo se encuentra frente a éste, porque ―allí donde se encuentra el representado ya no hay representante.‖ Capítulo XV De Los Diputados O Representantes “Toda ley que no haya sido ratificada por el pueblo en persona es nula, y no es ley” “...puede reunirse el poder exterior de un gran pueblo con la administración fácil y con el buen orden de un Estado pequeño.” Es necesario que el individuo no sea apático con el llevar de la nación y que toda ley que conlleva este propósito tiene que ser ratificada por el pueblo en persona, caso contrario esta no es valedero. Rousseau, propone establecer a la nación en Estados pequeños donde la administración de todo cuanto sea ha de ser más fácil, y se detiene en ofrecer un estudio más amplio respecto de la confederaciones y sus principios. Capítulo XVI La Institución Del Gobierno No Es Un Contrato “Hay sólo un contrato en el Estado y es el de la asociación; y éste excluye todos los demás.” El Estado no existe si no por un contrato estipulado, entre El Estado, Ley y Ciudadanía, además de los cuerpos de administración de dar leyes y de ejecutarlas. Capítulo XVII De La Institución Del Gobierno “¿Qué idea,... nos hará concebir el acto por el cual se instituye el gobierno?” “...este acto... es. El, establecimiento de la ley y la ejecución de la misma.” El establecimiento de la ley, hará posible la existencia del soberano, bajo ciertas formas, al ejecutar la ley este se plasma en la elección de los jefes encargados del gobierno. Este gobierno necesariamente tendrá sus instituciones que operen mancomunadamente. Capítulo XVIII De Cómo Se Previenen Las Usurpaciones “Las asambleas periódicas... son eficaces para prevenir i retardar este contratiempo.” En los tiempos de Rousseau, estos consejos eran llevaderos y puestos en práctica, hoy es un asunto difícil, de todas formas ha hoy se debería tener como principio la idea de conversar entre pueblo y gobierno a fin de, opinar sobre si el pueblo se halla conforme con el actual gobierno, y/o ratificar el gobierno a estos. En nuestros días el interés al respecto no es relevante, y vivimos exentos a estas peculiaridades.


LIBRO CUARTO (El pueblo y su fuerza de organización y su poder de decisión) Capítulo I La Voluntad General Indestructible. “Mientras que varios hombres reunidos se consideren como un solo cuerpo, no tienen sino una sola voluntad, que se refiere a la conservación común y el bienestar general. Entonces todos los resortes del Estado son sencillos y vigorosos; sus máximas son claras y luminosas; no existen intereses embrollados no contradictorios; el bien común se muestra evidente en todas partes...” Es necesario que el acto soberano del voto se ejerce con toda libertad, así como el de opinión, proponer, de dividir y de discutir, estas son voluntades que van ah a vigorizar al Estado y lograr una existencia holgada. Capítulo II Del Sufragio. “El hombre, nacido libre, es dueño de sí mismo, y nadie puede, bajo ningún pretexto, someterlo sin su consentimiento.” Es de necesidad que el hombre, que no es más que parte del pueblo pueda ejercer su derecho a voto, afín de que exista un Estado de derecho, de elección universal que le va a dar la necesaria autoridad para existir. Capítulo III De Las Elecciones. “...por elección y por suerte.” Para la elección se necesita de la inteligencia propia, para la suerte bastará solo el buen sentido, la justicia y la integridad, sea uno u otro hay que asegurar que todo el universo del pueblo esté presente en estas elecciones, se describe como esto también se manejaba políticamente, que cada asunto o peculiaridad (sea día de elección, fechas, días especiales, acontecimientos, etc.) eran usadas a provecho muy personal.   Capítulo IV De Los Comicios Romanos “...las tribus de la ciudad que estaban más a la mano fueron a menudo más fuertes en los comicios, y vendieron el Estado a los que compraban los votos de la canalla que componían aquellas.” Se describe la forma de organización comunal que tenían los romanos a fin de tener los comicios más organizados de la época, así se organizaban den curias, decurias, centurias y cantones... Era interesante las técnicas de voto como el secreto y público, sus pros y contras, además que aun allí ya existía que los votos se vendían y así se compraban y vendían decisiones y consciencias... este mal ya era realidad aquellos días, a hoy esto se a refinado muy técnicamente, pero tienen al mismo actor repugnante, al hombre. Capítulo V Del Tribunado “Este... tribunado, es el conservador de las leyes y del poder legislativo. Sirve algunas veces para proteger al soberano contra el gobierno,... otras para sostener al gobierno contra el pueblo... también para mantener el equilibrio de una parte y de otra,...” “Es más sagrado y reverenciado, como defensor de las leyes, que el príncipe que las ejecuta y el soberano que las da.” El tribuno obra de acuerdo al poder de la ley, y es imparcial a la existencia de la constitución.


Capítulo VI De La Dictadura “En la crisis que hacen establecer la dictadura, el Estado es pronto salvado o destruido, y pasada la apremiante necesidad, la dictadura se hace tiránica o inútil.” A pesar que nunca se debe de detener la sagrada fuerza de las leyes, hay tiempos donde por la salud de la patria, la ley da paso a la designación de un dictador para sanar a la patria de un eminente ruptura del gobierno, el mandato era defender la patria sin atentar contra ella, para ello el tiempo de permanencia del dictador debería ser muy corto, así se le daba a éste sólo el tiempo para lo cual se le nombró. Capítulo VII De La Censura “Así como la declaración de la voluntad general se manifiesta por la ley, así la declaración del juicio público se manifiesta por la censura. La opinión pública es una especie de ley cuyo censor es el ministro.” Es necesario tener una estima muy elevada para censurar al Estado. A veces el pueblo aún no lo puede hacer por que el mismo estaría censurándose, y solo servirá para conservar las costumbres y opiniones rectas. Capítulo VIII De La Religión Civil. “los hombres no tuvieron al principio otros reyes que los dioses, no otro gobierno que el teocrático.” Se describe a un pueblo muy religioso, que tenían muchos dioses, resalta las circunstancias de la venida de Jesús, a establecer un reino espiritual sobre la tierra (no humano), la separación saludable del Estado a la religión. Pues este reino de Jesús era de otro mundo (el espiritual, claro.) Describe muy acertadamente los tipos de religión a saber:   

La religión del hombre, esta no tiene templos, altares ni ritos, su culto es interior del Dios supremo, a los deberes eternos de la moral, es en resumen la religión pura del evangelio. La religión del ciudadano, es asentada en determinado país, da a éste sus dioses, sus tutelares, tiene dogmas y sus cultos prescritos por leyes, los que lo hacen fuera son infieles. La religión extravagante, que da a los hombres dos legislaciones, dos jefes, dos patrias, y que los somete a deberes contradictorios, resulta de esto una especie de derecho mixto e insociable, que no tiene nombre.

Considera políticamente estas tres clases de religión. Y concluye el tema aún más excelente: “...no hay ni puede haber religión exclusivas, se deben tolerar todas las tolerantes, con tal de que sus dogmas no se opongan a los deberes del ciudadano.” Capítulo IX Conclusión Del Autor “Después de haber sentado los verdaderos principios del derecho político y procurando fundar el Estado sobre su base, sería preciso fundarlo atendiendo a sus relaciones externas...” El autor se proyecta a terminar el diseño de su contrato con otro de índole exterior, que tenga que ver más con el derecho de gentes, el comercio, el derecho de guerras y conquistas, el derecho público, etc. Apéndice “..Nuestras necesidades nos aproximan a medida que nuestras pasiones nos dividen.” “...el proceso de la sociedad mata la humanidad en los corazones,...” “No se trata de enseñarme qué es justicia, sino qué interés tengo yo en ser justo”


EL ESPÍRITU DE LAS LEYES Montesquieu

Libro 1º Existen dos tipos de leyes: Leyes positivas: la ley es la regla que guía nuestras acciones prescrita por una autoridad a la que creemos con derecho a hacer esta ley. Esta última condición es indispensable pues si falta, la ley se convierte en arbitraria y en un acto de violencia y opresión. A la ley le acompaña una pena inherente a la infracción de ella, un tribunal que aplica esta pena y una fuerza física que la hace ejecutar. Sin todo esto la ley es incompleta. Leyes naturales: por otro lado, cuando observamos los fenómenos de la naturaleza y de nuestra inteligencia, cuando descubrimos que todos estos fenómenos se producen del mismo modo y en las mismas circunstancias, decimos que siguen leyes ciertas, leyes que llamamos leyes de la naturaleza y bajo las que se rigen fenómenos que suceden constantemente (si abandonamos un cuerpo en el aire caerá siempre hacia el centro de la tierra y siempre a la misma velocidad). Estas leyes son anteriores y superiores a las nuestras, y para que las nuestras, las positivas, sean buenas no hace falta que se deriven de las leyes de la naturaleza, sino que deben ser conformes a ellas. Lo justo fundamental es lo conforme a ellas y lo injusto lo contrario. Este es el espíritu o sentido en que deben estar hechas las leyes positivas. Libro 2º Montesquieu diferencia tres tipos de gobierno: República: Dentro de esta forma de gobierno se distinguen a su vez otras dos: la democracia y la aristocracia. La naturaleza de la república consiste en que el sujeto de poder es todo el pueblo (democracia) o algunas familias (aristocracia). El principio que mueve y hace obrar a la República es la ―virtud política‖, entendida como el amor a la patria, a la igualdad y a la moderación. Monarquía: su naturaleza consiste en que el príncipe tiene todo el poder, pero gobierna conforme a las leyes (normativas) establecidas y con ayuda de poderes intermediarios subordinados (nobleza). Considera que sin la existencia de esas leyes ni de la nobleza, estaríamos ante el Despotismo. Su principio es el honor, o sea el prejuicio de cada persona o clase social, que consiste en exigir preferencias y distinciones. ―Esta condición, que es perniciosa en una república, tiene buenos efectos en la monarquía y da vida a este gobierno. No es peligrosa, porque siempre puede ser reprimida.‖ Despotismo: su naturaleza consiste en que una sola persona gobierna a su capricho y conforme a su voluntad, sin ninguna ley ni regla. Su principio es el temor, el cual debilita todas las virtudes (principio de la república) y anula todo sentimiento de ambición (principio de la monarquía). ―En los estados despóticos no


hay leyes fundamentales, ni menos depósito de leyes. De aquí proviene que en estos países la religión tiene ordinariamente tanta fuerza y constituye una especie de depósito o de permanencia. Y si no es religión, son las costumbres que allí se veneran en lugar de leyes.‖. Libro 3º Montesquieu indaga sobre cuáles son los principios que hacen obrar, los principios motores de cada forma de gobierno, y concluye diciendo: a) El principio que mueve y hace obrar a la República es la virtud política, que se convierte en moderación cuando nos referimos a la Aristocracia. En ambos casos, consiste en el amor a la patria y la igualdad. b) El principio activo de la Monarquía es el honor, o sea el prejuicio de cada persona o clase social, que consiste en exigir preferencias o distinciones. c) El principio del Despotismo es el temor, que anula todo sentimiento de ambición. Destut establece esos principios motores pero dentro de su particular división de las formas de gobierno, de manera que el principio que mueve los gobiernos nacionales es el respeto por los intereses generales; el amor de los individuos a la libertad y a la igualdad, a la paz y a la justicia. Respecto a los gobiernos especiales, el principio activo sería el respeto a los derechos particulares reconocidos como legítimos (los derechos generales no son nada). Libro 4º Montesquieu sostiene que ―El gobierno es como todas las cosas de este mundo: para conservarle es preciso amarle‖ Conviene pues que nuestra educación nos disponga a tener sentimientos y opiniones que no estén en oposición con las instituciones establecidas. La educación debe estar dirigida por el espíritu que más conviene para la conservación del gobierno establecido, si se quiere prevenir su caída. Hace referencia Montesquieu a la importancia de primera educación recibida, pues es muy difícil desprendernos de ella. Por su parte, Tracy, entiende que se reciben tres especies de educación: la que se recibe de los padres, la de los maestros y la del mundo. Pues bien, el gobierno deberá por medios suaves conseguir que esa educación no se contradiga y que todas sean dirigidas al objeto que el gobierno se propone. Pero nunca podrá el gobierno quitar por autoridad los hijos a los padres para educarlos y disponer de ellos sin su participación y consentimiento. Libro 5º Trata de las medidas que pueden adoptar los gobiernos para conseguir que los ciudadanos tengan la educación que más conviene al gobierno establecido. Trata sobre cuáles son las leyes favorables o contrarias a una u otra forma de gobierno. Para Montesquieu, partiendo de la división que hace de las formas de gobierno, son: 

 

Democracia: la virtud política consiste en renunciar de sí mismo y en la abnegación de todos los sentimientos naturales. Apuesta por las reglas de las órdenes monásticas, escogiendo entre ellos los más austeros. Para conseguirlo aconseja que se tomen las medidas más radicales: partir las tierras con igualdad; no permitir nunca que un hombre posea dos porciones; exigir que el rico tome sin dote por mujer a la hija de un ciudadano pobre; patria potestad ilimitada. Aristocracia: apuesta por la máxima moderación, lo que implica que los nobles no humillen al pueblo; no se den privilegios individuales, honoríficos ni pecuniarios; que se priven de los medios para aumentar su caudal; para evitar el odio y la envidia que no haya entre ellos derechos de primogenitura ni mayorazgos ni substituciones. Monarquías: aconseja todo lo que es propio para perpetuar el lustre de las familias: desigualdad de las particiones, libertad de testar, privilegios personales, lentitud en los pleitos,… Despotismo: se ciñe a hacer referencia a todos los males que nacen de él como mejor medio, además, para asegurarlo.


Libro 6º En este libro trata las leyes civiles y criminales, la forma de los juicios y el establecimiento de las penas. a) Leyes civiles: dice Montesquieu que son más complicadas en lo que se llama monarquía que en el despotismo, no diciendo nada sobre la república. Para Destut de Tracy, lo que quiere decir Montesquieu con esta frase es que se debe buscar es la sencillez y uniformidad de las leyes. Pero esto es más difícil de lograr cuanto más se perfecciona una sociedad, pues más se multiplican las relaciones sociales y lógicamente las leyes que las arreglan. a. Forma de los juicios: ―No conviene que ni el soberano ni el pueblo ni un Senado ni un monarca decida sobre los intereses de los particulares, sino por jueces establecidos de antemano para esto y que estos jueces juzguen siempre según el texto previsto en la ley.‖ Nada hay que decir a este respecto. b. Leyes criminales: deberán ser siempre lo más sencillas posibles, respetando los derechos de los hombres y seguidas literalmente en los juicios. c. Penas: solicitadas siempre por el ministerio o acusador público, nunca por el acusador particular, evitando así servir a las pasiones personales y dar un aspecto de venganza. Respecto a la severidad de las mismas, Montesquieu entiende que el verdadero objetivo de castigar el delito es tratar de evitar que se repita. Niega la eficacia delos castigos bárbaros e incluso demasiado severos; para él estos castigos sólo consiguen multiplicar los delitos en vez de reducirlos. No se manifieste a cerca de la pena de muerte, pero encuentra absurda la ley del talión, por lo que parece claro que no está a favor de ella. Libros 7º, 8º ,9º y 10º Todos ellos tratan los efectos que producen sobre la libertad de los hombres las leyes que forman la Constitución de un Estado; es decir, las que arreglan la distribución de los poderes políticos. Libro 7º En este libro hace referencia al lujo. Destut critica a Montesquieu por no haber dicho claramente que es el lujo y por haber hablado de él de una manera vaga pues se limita a decir que ciertos gobiernos (monarquía y despotismo) necesitan fomentar el lujo para sostenerse. Por su parte, Destut de Tracy entiende que lujo sería realizar gastos no productivos, lo que es un gran mal mirado con respecto a la economía y en relación a la moral, pues lleva a la vanidad, a la codicia a la falta de generosidad,…Se asombra, además, de cómo Montesquieu puede estar de acuerdo con que el lujo sea necesario en determinados formas de gobierno, y no para fomentar la circulación del gobierno, sino para excitar la vanidad. A nuestro modo de ver, Montesquieu no hace más que tener una visión realista y objetiva a lo largo de toda su obra. De hecho, para él, “El espíritu de la monarquía es la fuerza e el engrandecimiento, y el espíritu de la república es la paz y la moderación.” Parece claro que el lujo y el engrandecimiento están bastante unidos. Libro 8º Trata la corrupción de los principios de los tres gobiernos (Tracy se esperaba que mostrara los vicios propios de las formas sociales y los modos de combatirlos, pero ve como Montesquieu se ciñe a su clasificación sistemática y sólo se refiere a los principios motores honor, temor, moderación y virtud, lo que provoca que este libro peque, en su opinión, de ser demasiado subjetivo y poco práctico). Dice Montesquieu:   

El principio de la democracia se corrompe cuando todos quieren ser iguales a los que ellos mismos han elegido para que los manden. El principio de la aristocracia se vicia cuando el poder de los nobles se hace arbitrario y no observan las leyes. El principio de la monarquía se daña cuando el príncipe atiende más a sus caprichos que a la razón y a la justicia, cuando se hace cruel.


El principio de despotismo se corrompe de forma diferente a los otros tres, pues si los otros se alteran porque se incumple alguna regla, el despotismo se pervierte por seguir, precisamente, algún orden o permitir alguna norma.

Libro 9º Se refiere en este libro a las medidas políticas que puede tomar un Estado para ponerse a cubierto de los ataques de sus vecinos. Se apoya de nuevo en su división de las formas de gobierno: 

República: parte de la idea de que la república es la forma de gobierno ideal para los estados pequeños, de manera que su mejor medio de defensa es unirse a otros Estados con una liga federativa (alianza). Deberán aliarse Estados con una fuerza pareja y gobernada por los mismos principios. Monarquías: ve difícil que puedan federarse, pues una federación supone elevar una autoridad común sobre algunas autoridades particulares, y por consiguiente, los reyes que quisiesen formar una federación dejarían de ser soberanos.

Libro 10º Trata del derecho a hacer la guerra y de hacer conquistas, de la conservación de las conquistas, del uso que puede hacerse de ellas y de los medios para conservarla. El derecho de hacer la guerra viene del que tienen cada hombre a defender su persona y sus intereses. Sin embargo, los hombres, para no estar en guerra continuamente, deben tratar de entenderse y por eso mismo las naciones envían unas a otros embajadores y firman tratados en los que se comprometen a devolver rehenes, cuidar a los heridos, enterrar a los muertos, no romper la paz sin motivo alguno, etc. Observamos aquí una clara conexión con el Derecho de Gentes (ius gentium), derecho en el que no se detuvo mucho Montesquieu, pero que, sin embargo, tiene mucho valor su concepción del Derecho de la guerra, que no tiene otro fundamento para él que el de una defensa necesaria y nunca como medio para satisfacer el amor propio, por conveniencia o conseguir la gloria. Respecto al Derecho a conquistar, explica, desde la división que hace de los gobiernos, cuándo y hasta qué punto deben hacerse conquistas y cómo después de la paz se debe tratar al país conquistado. Por ejemplo, entiende que ―una república que quiera conservarse libre no debe tener vasallos; admite que puede ser útil formar algunas colonias con el objeto de abrir nuevas rutas para el comercio o para dar salida a un exceso de población, pero luego deben ser emancipadas‖. Por otro lado, expresa su conformidad con que ―a veces un pueblo gana mucho con ser conquistado‖ Libro 11º En este libro se plantea la siguiente cuestión: ¿Está resuelto el problema que consiste en distribuir los poderes de la sociedad del modo más favorable a la libertad?. Montesquieu entiende que la Constitución inglesa es la perfección, que en ella se encuentra el medio para asegurar la libertad política. Libro 12º Trata las leyes que tocan directamente a cada ciudadano en sus intereses privados; de aquellas que sólo atacan o protegen la libertad individual o particular y no la pública o política. Para Montesquieu, el problema está en que las Constituciones pueden ser libres, contener disposiciones favorables a la libertad pero no serlo el ciudadano. En la mayor parte de los Estados la libertad está más oprimida, más restringida de lo que establece su Constitución. Libro 13º Trata en este libro de las rentas, de las contribuciones al Estado, y se refiere a ellas como porción que cada ciudadano da de sus bienes por gozar del resto con seguridad, porción que debe ser lo más pequeña posible, sólo lo indispensable para las necesidades del Estado.


Observa Montesquieu que cuanta más libertad haya en un país, tanto más se le puede cargar de contribuciones, ya que la libertad aumenta la actividad de las personas y de la industria, lo que aumenta sus rendimientos, y porque cuanta más libertad hay, más amas a tu gobierno y más exigente puede ser éste. Sin embargo, critica a los países europeos de haber abusado enormemente de esta ventaja. Tracy, aunque está de acuerdo con la definición de renta de Montesquieu, entiende que la felicidad y poder de un sociedad se consigue por medio del trabajo, de forma que el objetivo es hacerlo lo más productivo posible. Y el mejor mecanismo es disminuir lo más posible los gastos superfluos y el número de hombres que no trabajan y sólo reciben contribuciones. Como ya señalamos en el esquema de la obra, son estos trece libros los que contienen los principales aspecto de la teoría jurídico-política de Montesquieu.


TARTUFO Moliere ACTO I I. POR MEDIO DE MADAME PERNELLE MOLIÈRE NOS PONE EN ANTECEDENTES DEL CONFLICTO ESENCIAL DE LA OBRA. Reproches que hace a la criada y a los demás personajes. A Dorina le llama entrometida e impertinente, a Damis le acusa de tunante, a Mariana le dice que tiene aires de modosita aunque su estilo de vida es aborrecido por Mme Pernelle y a Elmira le juzga como manirrota ya que su manera de vestir desagrada a cualquiera. Todo esto acontece porque no tratan a Tartufo de la manera que Mme Pernelle lo ve. Juicios sobre tartufo de Madame Pernelle y los demás personajes. Madame Pernelle ve a Tartufo como un hombre honrado al que se le ha de escuchar y los demás lo ven como un ser despótico y que todo lo critica, además de vivir a costa de personas a las que por su aspecto y habladuría, engatusa, aprovechándose entonces de ellas. Murmuraciones de los vecinos por la conducta de los jóvenes. Los vecinos son lo que podemos denominar como ―marujas‖ ya que chismorrean sobre los movimientos de la casa, considerando a su gusto y antojo los idilios amorosos, que no son más que pequeñas cosas sin importancia que ocurren dentro de la casa. II. CLEANTO SE QUEDA HABLANDO DON DORINA, LA CRIADA. Los sentimientos del amo de la casa hacia tartufo. El amo de la casa, Orgón, está más obcecado aún que su madre Mme Pernelle. Lo llama hermano, lo mima, lo abraza, le da los mejores bocados, lo tiene por héroe, lo mencionada en todo, lo admira como al un Dios. Podríamos decir que lo es todo para Orgón. Opinión que le merece a Dorina el criado de tartufo. Lo denomina majadero y traidor. A Dorina no le gusta que le den lecciones y eso es precisamente lo que él hace. Habla sobre todos los que están allí y no da tiempo a que los demás opinen mientras él está delante. No es del agrado de Dorina. III. VUELVEN A ESCENA LA DUEÑA DE LA CASA Y LOS DOS JÓVENES. Por Damis, sabemos que los dos hermanos andan enamorados. Damis habla de la boda de su hermana Mariana y cree que Tartufo va a oponerse, cosa que no agrada a Damis ya que, la hermana del prometido de Mariana es su querida.


IV. DORINA DA A SU SEÑOR LAS NOVEDADES. El desinterés de Orgón por su esposa y su obsesión por tartufo. Orgón pregunta sobre como ha estado todo cuando él ha estado fuera y Dorina le comenta que su esposa ha estado con calentura y jaquecas, pero sin hacer caso ha esto, Orgón le pregunta reiteradas veces por Tartufo, mostrando así el desinterés por su esposa, y contrario a este, el interés por su huésped Tartufo. La comicidad del lenguaje, repeticiones e ironías. Aparece la repetición de la pregunta de Orgón ¿Y Tartufo? Y la exclamación siguiente ¡Qué alma de Dios!. Para contrarrestar este desinterés por su esposa, Dorina comenta a Orgón irónicamente: ―Voy a ir adelantando a mi ama lo que habéis de decirle sobre el interés que os habéis tomado por su salud‖. V. HABLAN LOS DOS HERMANOS. Orgón explica la doctrina de tartufo y cómo lo conoció. Lo conoció en la Iglesia, le seguí siempre y le anticipaba a su salida para darle el agua bendita. Cuando a veces Orgón le daba pequeños regalos, Tartufo intentaba devolverle la mitad y si no aceptaba lo repartía entre los pobres. Tartufo es lo llamamos devoto de la Iglesia. Cleanto distingue entre los auténticos devotos y los falsos. Cleanto, al oír las palabras de Orgón a cerca de la devoción de Tartufo y cómo lo conoció, advierte a cerca de los devotos y los falsos devotos. Hace una comparación con cierto paralelismo entre hipocresía y devoción, lo que nos aclara que hay devotos por pasión y religión y devotos, como Tartufo, por el hecho de dar un poco de pena, y poder vivir a costa de otros. Moliere precisa la verdadera intención de la obra. La intención verdadera de la obra es una crítica de la religión la iglesia de la idea, expresada con suprema perfección en Tartufo, de los devotos que lo son por el hecho de vivir sin dar un palo al agua. Orgón no quiere saber nada del pretendiente de su hija. Orgón evita las preguntas de su cuñado ya que tiene una idea diferente a cerca de la fecha que él mismo impuso para la boda entre su hija Mariana y su novio Valerio. ACTO II I. y II. ORGÓN PROYECTA CASAR A MARIANA CON TARTUFO. Actitud sumisa de la joven ante la arbitrariedad de su padre. Orgón cuenta la verdadera intención de su boda con Valeria, que no es otra que la anulación de esta y la de proponer un nuevo matrimonio con Tartufo. Mariana no puede negarse ya que la voluntad de su padre subordina a casarse con Valerio, aun no siéntelo nada por Tartufo. Argumentos, ironías y frases insultantes que utiliza Dorina para mostrar a Orgón lo ridículo y odioso de su decisión. Dorina hace frase como: ―¿Estáis haciendo un mal chiste?‖, ―Estáis bromeando‖, ―...y con esos bigotazos...‖ con el simple hecho de protestar contra la boda entre Mariana y Tartufo, al que sigue sin tragar. Dorina es reprochada por Orgón respecto a su situación y sus libertades dentro de la casa. La cólera de Orgón: comicidad de la situación. Después de la cantidad inmensa de situaciones irónicas respecto a Tartufo por parte de Dorina, Orgón acaba enfadándose mucho y reprende a Dorina que cada vez que habla es callada por Orgón, aunque ella sigue insiste, pese al enfado de este. III. CHARLA ENTRE MARIANA Y DORINA. Reproches de la criada. Su actitud decidida frente a la confusión del ama. Dorina le reprende a Mariana cuando esté desanimada por la noticia de su padre, Orgón. Pese a que Mariana quiera casarse con Tartufo, aún sin que su amor por él sea correspondido, por decisión de su padre, Dorina le reprocha que no debe hacer caso a su padre, sino a su corazón.


Futuro que le pinta a su señora para que reaccione. Pone a Orgón a parir para que, siguiendo esta visión prestada por la criada, Mariana deje de pensar en lo que ha dicho su padre. Pinta Tartufo con orejas coloradas y encendidas, con un nivel social al que ella no está acostumbrada y esto le horroriza. IV. CONVERSACIÓN ENTRE VALERIO Y MARIANA. La típica riña de enamorados con los reproches mutuos. Valerio, al considerar a su futuro suegro hombre de buen porte y digno de respeto, hace también signo de aceptación de su propuesta. Entonces llega la riña que entablan los dos enamorados. Dicen que entonces realmente no se correspondían amor, lo que no es cierto, pero por no tratar de desobedecer la propuesta de Orgón, se enzarzan en una riña de amores correspondidos, o no. La reconciliación, obligados por la criada. Primeras consignas de ésta para desbaratar los planes de Orgón. Dorina hace aquí un papel que bien se le podía juzgar de conciencia. Intenta ponerse del lado del que habla para que se de cuenta de lo que ha hecho y no teniendo en cuenta la decisión de Orgón, muestren el verdadero amor que cada uno se tenía por el otro. Dorina consigue unirlos nuevamente y propone ganarse a la suegra y la ayuda del hermano para que la boda con Tartufo no siga adelante. ACTO III I. DAMIS QUIERE IMPEDIR EL MATRIMONIO DE SU HERMANA Qué le aconseja Dorina Dorina le aconseja a Damis que no haga nada apara impedir la boda entre Mariana y Tartufo, ya que tiene muy malos prontos y puede resultar indignante para su padre. Propone entonces que sea mejor la madre, Elmira, la que se encargue de Tartufo y de su padre, Orgón. II. ENTRADA EN ESCENA DE TARTUFO. ¿Responden de sus obras y sus palabras a la imagen que de él nos dan los personajes? Perfectamente. Es un personaje un tanto hipócrita y además utiliza unos recursos para engatusar y mentir sobre sus intenciones que del todo resultan un tanto ridículos. Además es muy fanfarrón y tiene plena disposición de lo que le ha sido concedido por orden de Orgón, como el servicio de Laurent. Su actitud con Dorina es, además de hipócrita, ridícula. Haciendo alarde de su fanfarronería y de su ridiculez, cuando entabla la conversación Dorina, le pide que se tape el escote pues induce a malos pensamientos. Perfecta recreación de un buen devoto, al que tienta la carne. III. TARTUFO SE ENTRAVISTA A SOLAS CON LA ESPOSA DE ORGÓN. ¿Cómo mezcla, en sus insinuaciones y propuestas de adulterio, la palabrería del devoto con la del seductor? Mezcla con extrema perfección las habladurías del devoto, que no hacen más que mencionar el nombre de Dios, como persona que nos conserva la salud y el bienestar, con las propuestas que Tartufo le hace a Elmira sobre su amor, a escondidas de Orgón, y con las formas correctas de un seductor que no hace otra cosa que intentar mediante bellas palabras recibir la mayor atención posible, acompañado de ciertos toques de sensualidad como viene a referirse cuando le coge los dedos o le acaricia la rodilla. La reacción de Elmira. Elmira queda sorprendida pero tremendamente tranquila sobre la propuesta. Pide reflexión a Tartufo ya que se tiene una imagen distinta a la que él ha mostrado, por ejemplo, a Orgón. Pese a esto también le dice que si no teme si puede llegar a oídos de Orgón, y este le pides disculpas pos su temeridad, no sin antes pedir Elmira a cambio la renunciación de la injusta boda entre su hija y él.


IV y VII- TARTUFO DESENMASCARADO POR EL JOVEN REY DAMIS. Contraste entre la actuación de Damis y de Elmira. Damis pretende decir todo lo sucedido, porque estaba escondido en un cuartito y lo había escuchado todo, pero Elmira le dice que solo basta con qué Tartufo cumpla su palabra y acepte su condición. Le pide a Dimas que no le haga faltar a su palabra. Cinismo de tartufo, que se adelanta a acusarse ante Orgón. Cuando Dimas se lo cuenta a Orgón, este ciego, cree que lo que está diciendo es mentira porque Tartufo se echa las culpas. Tartufo dramatiza tanto que Orgón acaba enfadándose con Dimas y le reprende duramente ya que cree que la manía por su obcecado Tartufo ha ido demasiado lejos. Grotesca actitud de ambos, al humillarse uno ante el otro. Se humillan delante de Tartufo, el cual, quiere dar la sensación de interés e intenta calmar la situación, consiguiendo así empeorar la situación. Orgón reprocha que lo que tienen es envidia y que lo que quieren es que Tartufo no siga en esa casa, y Dimas le reprende diciendo que Tartufo le tiene obsesionado y que no es capaz de ver sus verdaderas intenciones. Decisiones de orgón respecto al hijo y a la herencia. Es tal el dramatismo al que llega la escena, condicionado en parte por las intervenciones y dramatismo de Tartufo, que Orgón decide despojar a su hijo de todos los bienes hereditarios y le prohíbe que vuelva a entrar en esta casa. Ahora toda la herencia se le concederá a Tartufo. ACTO IV I. CLEANTO INTENTA HACER ENTRAR EN RAZÓN A TARTUFO. Indica qué es lo que pide, con que lo amenaza y el cinismo con que tartufo le contesta. Cleanto que persona a Damis y que hable con Orgón sobre lo que ha hecho con su hijo. Le amenaza diciendo que siendo tan devoto como es, si concibe que lo que se ha hecho es justo. Tartufo responde que puede perdonar, pero que el cielo no admite que después de la trifulca con Damis puedan vivir bajo el mismo techo. II y III. INTENTOS POR DISUADIR A ORGÓN DEL MATRIMONIO QUE TIENE EN PROYECTO. Los ruegos de mariana para que no la obligue a casarse. Mariana, después dela charla anterior con Dorina y Valerio, en la que arreglaron su asunto amoroso, pide suplicante a su padre que no la obligue a casarse. Utiliza frases como: ―...en el nombre del cielo...‖, ―...salvadme...por vuestra voluntad...‖ Juicio que le merece a Orgón la actitud de su mujer con tartufo. Orgón sigue reacio a aceptar la verdadera intención e identidad de Tartufo. Pese a las palabras de Elmira respecto a lo acontecido entre ella y Tartufo, Orgón sigue cegado sobre la imagen devota del personaje. ¿Se traslucen en las palabras de Elmira sus planes?¿confía Dorina en que resulten? En la palabras de Elmira se puede apreciar la intención de tender una trampa a Tartufo para que su marido se de por fin cuenta de lo que Tartufo ha estado haciendo en esta familia. Dorina apoya la idea aunque teme por la inteligencia y el don de convicción de Tartufo. IV y VIII. ORGÓN ASISTE A LOS INTENTOS DE TARTUFO POR SEDUCIR A SU ESPOSA. Reticencias de tartufo y argumentos con los que vence Elmira. ¿Utiliza las mismas armas que antes empleó él con ella? Utiliza los mismos métodos de seducción para tender la trampa contra Tartufo, al saber ya de que pie cojea este. A tartufo le parece que las palabras de Elmira carecen de confianza ya que hace escasas escenas ella opinaba lo contrario. Todo lo que quería oír anteriormente Tartufo, es lo que Elmira le cuenta para hacer que Tartufo hable en presencia de Orgón.


Tartufo pide a Elmira pruebas fehacientes de su cariño. Argumentos con que intenta convencerla. Tartufo sigue sin creer las palabras de Elmira hasta que no le justifique con pruebas su cariño mostrado. Tartufo intenta convencerla que mediante las pruebas el puede saber realmente cómo su amor es correspondido. Elmira opone resistencia inmiscuyendo a la iglesia al cielo pero para Tartufo, ahora, es un obstáculo fácil de superar. Tartufo, además, pretende guardarle el secreto si esta accede. Juicio que a tartufo le merece Orgón. Reconoce, en su propia presencia pero sin saberlo, que es un hombre del que se hace lo que se quiere, capaz de vanagloriarse de lo que ellos han dicho y del que según la forma en la que tartufo lo ha vuelto, ve y no cree nada de lo que ve. Amenazas de tartufo. Temores de Orgón. Amenaza con volver y hacer que se arrepientan de lo que han hecho. Orgón se preocupa porque él ha sido el que le ha dado el poder y por su culpa ahora el podrá vengarse. Atemorizado sube en busca de la Arqueta, junto con Elmira. ACTO V I y III. LA FAMILIA, CONMOVIDA POR LA ACTITUD DE TARTUFO. ¿A qué se deben los temores de Orgón? (ten en cuenta que los cómplices de los traidores al estado eran privados de sus bienes y condenados a pena capital.) Orgón teme que haya entregado al rey la arqueta que le entregó su amigo para cubrir unos papeles de los que dependía su vida y su hacienda. Si esta llega a descubrirse puede ser privado de todo los bienes y condenados a pena capital. La intención de Tartufo es enseñarla para así culparlo. Cleanto vuelve a distinguir entre verdaderos y falsos devotos. Vuelve a insistir Cleanto en la acción de Tartufo. La que ha llevado a esta familia al estado de temor actual. Cleanto reprocha ahora pero no de manera enojada, que por culpa de un bellaco, y tras la apariencia de un hombre de piedad fingida se encuentra en esta situación. El arrebato de Damis y la prudencia de Cleanto. Tras enterarse de lo ocurrido, Damis quiere imponer la justicia por su cuenta y quiere encargarse personalmente de Tartufo, hasta pretende cortarle las dos orejas... Pero Cleanto le dice que ahora son unos tiempos en que nada se consigue con la violencia. La ceguera y sordera de la madre de Orgón. Mme Pernelle insiste con la obcecación hacia Tartufo. Además de esto hay varias frases que denotan que la señora está mayor y padece de sordera porque están hablando de un tema y salta más tarde con una frase hecha o un alegato que no tiene nada que ver. IV y VIII. LA INTERVENCIÓN DE LA JUSTICIA. El alguacil, otro hipócrita ridículo al servicio de la ley. Observa la mezcla de términos jurídicos y devotos en su lenguaje. Los alguaciles eran otros de los objetivos de crítica de Moliere. Aparecen con un lenguaje cuidado y característico de su cargo como: ―inscribir...en el acta‖, y frases características de devotos como la conocida ―Que el cielo...‖ La orden judicial. Reacciones de los miembros de la familia. La orden es el desalojo inmediato de la casa, pero M. Leal les concede como plazo un día, porque a la mañana siguiente, se procederá al abandono de la misma. Dorina, Orgón y Damis se enfurecen por lo sucedido y piensan en la manera atentar violentamente contra Tartufo y contra M. Leal pero Cleanto es el único que pide la no violencia. Madame Pernelle cae por fin de las nubes. Ironías de Dorina, que indignan a Orgón. Cuando Mme Pernelle conoce la noticia, nuevas, acerca del embargo de la casa, y su porqué se da cuenta de la verdadera identidad de Tartufo. Dorina le interrumpe diciendo que si él ha conseguido esto ha sido por el apoyo y la ceguera de personas como ella y su hijo. Esto le duele a Orgón y la manda a callar, para variar.


Golpe de efecto de la última escena. Elogios al rey. Cuando a la mañana siguiente, un oficial y Tartufo van a reclamar la casa y su desalojo, para sorpresa de este último le mandan detener. Esto es sucede así porque el rey ha visto el engaño que ha sufrido la familia y se da cuenta de lo que es en realidad Tartufo. Le devuelve los bienes a Orgón y su familia y no hace caso del contenido de la Arqueta.


LA MUJER Y EL AMOR EN BÉCQUER* Mª Del Rosario Delgado Suárez

(Adaptación) RESUMEN: El presente estudio gira en torno al análisis de dos conceptos vitales de la poesía, el amor y la mujer, vistos desde la perspectiva arrolladora y feroz de un poeta destrozado por las noches de alcohol y deseos inconfesables, que inmortaliza tanto a damas imposibles como a conocidas rameras, y por otro lado, bajo el tamiz etéreo de un poeta que en su soledad y enfermedad sublima a la mujer más cálida como a la más infernal. Parecería descabellado realizar un estudio comparativo entre dos genios a priori distanciados, pero nada más lejos de la realidad, estos dos ―Padres del Modernismo‖ coinciden en puntos vitales y artísticos y es sorprendente comprobar las analogías tanto biográficas como literarias, aunque eso sí, manteniendo cada uno su propio perfil inconfundible. A través de sus versos descubrimos el maravilloso universo que regalan los poetas a sus musas y éstas le conceden el don de la inmortalidad ofreciendo al lector, la bienvenida a las cavernas de estos dos artistas. Desvelamos pues, el alma rota, los versos negros, las musas de luna y el apasionante viaje por los senderos literarios de dos genios que nunca antes estuvieron tan cerca. 1. Las mujeres de Bécquer La obra de Bécquer gira casi en su totalidad, en torno a la figura de la mujer, ciclos, temática, y dualidades, surgen del amplio universo femenino, y de las relaciones impregnadas de amor y de fatalidad que desencadenan, pero cierto es, que en el autor, la mujer transciende la mera función de musa inspiradora de todo un corpus literario, es decir, no se conforman únicamente con desempeñar el rol de damas inalcanzables o las simples destinatarias de poemas adulatorios, sino que arrastran al poeta a un torbellino casi místico y desgarrador, a la condena gloriosa de inmortalizarlas en su obra, no se resignan a ser el convidado de piedra o la musa inerte y volátil de unas rimas, son mujeres de piel y sangre que se cruzaron en el camino de la poesía y en el de la vida de nuestros autores. Así pues, la mujer no nace de la poesía, sino que la poesía nace, vibrante y arrolladora, de ellas. Analizando la vida amorosa y las musas de Bécquer, de todos es sabido, que Bécquer es el gran poeta del amor, como afirmaba Altolaguirre: ―ningún poeta ha contribuido en más alto grado que él a desarrollar la inteligencia amorosa de los hombres‖, sin embargo, paradójicamente, Bécquer fue muy desgraciado en el amor; si convocásemos ahora a todas las mujeres que tuvieron mayor relación con Gustavo Adolfo, ¿de qué podemos inculparlas?. Siendo como cada una fue, todas eran indispensables y cada una asumió su papel en aquel drama, en su vida y en su poesía. Pero, ¿hasta qué punto son vida y obra, líneas dócilmente paralelas?... Para responder esta cuestión, he confrontado las distintas opiniones de numerosos expertos en el tema, y extraigo mi propia y humilde conclusión, que iré desarrollando a lo largo de este escrito. En el estudio de la obra de Gustavo Adolfo hay dos obstáculos fundamentales: la cronología de las Rimas y a quién van dirigidas las de carácter amoroso. La mayor o menos exactitud en cuanto a las fechas de las Rimas posibilitaría puntualizar la referencia de éstas, a los amores que pasaron por la vida del poeta, es decir, que aunando los datos concretos sobre la gestación del


corpus literario y el desarrollo de la vida del poeta podríamos determinar a quién va dedicado cada verso de su erial poético. Nombela, amigo del poeta, señala que las rimas inspiradas en el amor fueron compuestas en 1858 y en 1859, y posteriormente, afirma que fueron gestadas en 1860 y 1861, por lo cual hay una discrepancia de dos años, aunque asegura, que en ningún momento correspondían con el matrimonio con Casta Esteban, el 19 de Mayo de 1861, fecha posterior a la supuesta gestación de las Rimas. También, debemos tener en cuenta, que el manuscrito desapareció en la revolución de Septiembre 1868, tras habérselo entregado Bécquer a González Bravo. La posterior reconstrucción del original fue menos completa y correcta. Por otra parte, tal y como afirma Don José Pedro Díaz2, ―las fechas de publicación no indican las de composición‖. Todos estos inconvenientes hacen ardua la tarea de descifrar la musa inspiradora, pero también cabe recordar, que no debemos caer en el error capital de buscar una estricta biografía en su obra, las Rimas suponen una canalización poética de una vida, el poeta las ha depurado de nombre, fecha, y accidentes individualizadores, hasta quedar unas notas esenciales y universales. Mi intento será ahora, desentrañar la entramada amorosa de la vida y obra del poeta. Comencemos por la época sevillana. Se enamoró de Julia Cabrera, ambos adolescentes. Ella amó toda su vida al poeta. Fue un sentimiento puro, lejano, hecho de ensueño y recuerdo. No se malogró la historia, porque no se consumó. De esta época, recuerda Nombela:‖preferíamos tener un ideal a tener una novia: el arte y la poesía nos envolvían en un nimbo de castidad inconscientes‖3. En ―la Mujer de piedra‖, encontramos una referencia a una novia sevillana, vinculada en el cuento, a la idea de la fuerza irresistible con que le atrae el rostro de la estatua. El tema de la cortina que se levanta temblorosamente, aparece también en ―Tres Fechas‖, y según palabras del propio poeta: ―simboliza el constante vago anhelo de la mujer, su idealización llena de misteriosa vaguedad‖. Estos amores puros e inocentes, se relacionan con el ideal de mujer de aquella época: la mujer etérea, espíritu intangible, la mujer que no es alcanzable. De esta manera, no es extraño lo que decía Nombela. Y la joven de Santa Clara, había sido olvidada en Madrid. Superada esta etapa, Bécquer se había enamorado platónica y apasionadamente, de la más hermosa, la más culta y refinada, la más coqueta y seductora...la que hoy nos parece la más becqueriana de todas las mujeres que pasaron por su vida: Julia Espín. La conoció en 1858, cuando paseaba con Julio Nombela, por la calle de la Justa, asomadas dos muchachas al balcón del nº 30, y así lo describe Nombela en sus Memorias: ―...dos jóvenes de extraordinaria belleza, diferenciándose únicamente en que la que parecía mayor, escasamente diecisiete o dieciocho años, tenía la expresión de sus ojos y el conjunto de sus facciones algo de celestial. Gustavo se detuvo admirado, al verla, y aunque proseguimos nuestra marcha por la calle de la Flor Alta, no pudo menos de volver varias veces el rostro, extasiándose al contemplarla...‖ Desde aquel momento, se desencadenaría una pasión arrolladora en el poeta. Bécquer mantendría ciertas y frías relaciones sociales con ella y su refinado círculo, pero Julia siempre lo trataría con desdén y altivez. Sus amigos tuvieron que intervenir para que se desengañara, y Bécquer, sumido en la tragedia, dejaría de ir a verla. Sería el fin imposible a un amor quijotesco, creado en el ensueño de la imaginación y en su latente pasión. Nuestro poeta, paladeando hieles y dulzuras, fue desgranando su amor ardoroso y vibrante, en las Rimas, y casi con toda certeza, sería Julia, aquella dama fría que nunca sospecharía ser, la gran musa del más bello y sufrido poemario de amor de la Literatura. Sólo después de muerto, pudo comprobar la propia Julia Espín, el inmenso amor que había inspirado su belleza y su arte lírico, y descubrir que, sin ella, no hubiera existido el más grande poema de amor de la época moderna. Parece ser, que tras el desengaño por Julia, nació de nuevo el amor para el poeta en la figura de Elisa Guillén. Las cartas de Bécquer a Rodríguez Correa, la identifican con ―la dama rumbo a Valladolid‖. Estas cartas fueron recogidas por F. Iglesias Figueroa4, y se sospechaba, que el nombre de Elisa, pudo ser un pseudónimo ficticio de Julia Espín. Sobre esta cuestión hay datos reales y cuestiones literarias que certifican la existencia de Elisa Guillén. Veamos un ejemplo basándonos en la teoría de J. de Entrambasaguas.5 “Para que lo leas con tus ojos grises, Para que lo cantes con tu clara voz Para que llenen de emoción tu pecho Hice mis versos yo. Para que encuentres en tu pecho asilo Y los des juventud, vida y calor, Tres cosas que yo (ya) no puedo darles


Hice mis versos yo. Para hacerte gozar con mi alegría, Para que sufras tú con mi dolor, Para que sientas palpitar mi vida, Hice mis versos yo. Para poder poner ante tus plantas, La ofrenda de mi vida y de mi amor, Con alma, sueños rotos, risas, lágrimas, Hice mis versos yo.” a) b) c) d) e)

Elisa no tenía los ojos azules como Julia, sino grises. ―Clara voz‖, palabras inadmisibles dirigidas a una artista de categoría como era Julia Espín. Era una dama más joven que el poeta, lo cual, aleja a Elisa de Julia, que es tan sólo dos años menor que Bécquer. Se desvela una intimidad, incompatible con la discreción de los versos dedicados a Julia. Versos propios para Elisa, para ser cantados.

En todo caso, Bécquer, ya en su desesperanza de conseguir el amor de Julia, se inclinó hacia Elisa, así podía recibir el amor y la ternura acumulados. La ruptura no tardaría en sobrevenir, acaso debido a la infidelidad amorosa, increíble, lo que no había hecho Julia, lo había llevado a cabo Elisa. El derrumbamiento del poeta debió ser dramático, y también quedó patente este dolor y el posterior rencor, en los versos del poeta. Después de la catástrofe amorosa del poeta, sus amigos acordaron, que un matrimonio tranquilo, sin apetencias de triunfos artísticos, sería lo más conveniente para el poeta. Sin apenas noviazgo, Bécquer contrajo matrimonio el 19 de Mayo de 1861, con Casta Esteban y Navarro, a quien al parecer, había sido abandonada por su novio, y quiso resolver así la violenta situación. Del matrimonio nacieron tres hijos y se produjo además una ruptura temporal, por voluntad ajena a los esposos, supuestamente, pues también se cree, que le fue infiel al poeta. Acaso el pronto matrimonio con Casta responde a la agridulce resignación o al deseo de hallar en ella un refugio sereno, o quizás se vio obligado a un casamiento fugaz, ¿ hasta qué punto sintió Bécquer, sincero y apasionado amor por Casta?, ¿ acaso inmortalizaría Bécquer a Casta, o reservaría la gloria sólo para Julia o Elisa?. No olvidemos tampoco que Casta no fue una mujer de bruma, ni de piedra; fue la madre de sus hijos y posiblemente la destinataria de Cartas literaria a una mujer. ¿Julia, Elisa o Casta?... Hay una discrepancia absoluta a la hora de determinar la musa inspiradora de todo el poemario, e incluso, de la asignación concreta de ciertas composiciones a una dama u otra. Comencemos por el inusitado matrimonio con Casta. ¿Cómo se explica que después de la tragedia amorosa cayera el poeta en un matrimonio fugaz y absurdo? Cejador6 dice de Nombela estas palabras: ―pensé, sin que el tiempo me haya hecho cambiar de opinión, que no se casó sino que lo casaron‖. El rompimiento fue poco antes del matrimonio, testimonio de ello son las cartas de Bécquer a Rodríguez Correa, las Rimas y el casamiento mismo, parecen responder a un movimiento de desesperación. Testimonio de ello son las composiciones de 1859 rima XIII, 1860 rima XV y 1861 rima XXIII, LXI y LXII. Veamos algunos ejemplos: “Es muy triste morir joven y no contar una sola lágrima de mujer”. “En la oscura noche de mi alma ¿cuándo amanecerá?” Autores como Balbín y Roldán, J. de Entrambasaguas, J. P. Díaz, o E. Blasco7 y gran parte de la crítica, rechazan a Casta como protagonista amorosa de las Rimas y se decantan por Julia Espín, aunque difieren a la hora de determinar la asignación concreta de varios poemas a una de estas tres mujeres. La discusión sobre la rima 60 ―tu aliento es el aliento de las flores‖, atiende a esta problemática. Mientras que Díaz8 y Balbín y Roldán9 consideran que es la única composición dedicada a Casta, el resto de los autores ya citados, opinan que van dirigidas a Julia Espín, la musa por excelencia. Pero sin duda alguna, el gran defensor de la esposa de Bécquer es Heliodoro Carpintero10, que afirma‖ Casta E. Cruza entre las líneas de bastantes rimas como cruzó entre los días del poeta. Unas veces dulce, riente, enamorada y feliz y otras amarga, sombría, desgraciada y rota. Por eso hay rimas con sol y hay rimas llenas de sombra‖. Aludiendo a Julia dice ―no hay


duda de lo que fue de alguna de ellas, pero no de todas‖ y sin desvelar la única musa del amor concluye ―y aún quedan rimas que, sin duda, fueron inspiradas por otras mujeres. Hasta por mujeres de alabastro‖. Toda esta confusión originada nos imposibilita poner un nombre concreto a la dama poética de Bécquer, la predilecta Julia, la inesperada Elisa o la desterrada Casta, e incluso, cualquier fría estatua de un jardín o la dama escondida tras el balcón, podían haber sido, la musa inspiradora para el poeta. No podemos encontrar pues, biografía o círculos vitales claramente definidos, pero lo que sí hay en las Rimas es mucha vida, vida profunda, real y apasionada, porque Bécquer es un poeta en el sentido unamuniano, ―un poeta es el que desnuda con el lenguaje rítmico su alma‖, y esto fue lo que hizo Gustavo Adolfo. 2. El universo femenino. La mujer que pintan Bécquer en sus versos, nunca queda varada en estrictas catalogaciones ni están sometidas a rígidos convencionalismos o prejuicios mediocres, que hagan reprimir la naturaleza instintiva y el carácter, firme y atronador, de estas damas de humo. De esta manera, transcienden los límites morales y sociales de la época, y manifiestan siempre su naturaleza arrolladora. Ninguno de nuestros autores acuden a estereotipos de la Literatura, ya que vierten sobre ellas, una densa y cromática caracterización, ofreciéndonos pues, un universo femenino, infranqueable y apasionado. Muchas similitudes y diferencias, comparten las mujeres vitales de nuestros poetas, mi intento será señalarlas y establecer una posible relación entre ellas. Lo primero que creo conveniente plantearse, será qué concepto de amor y de relación sentimental, poseen ambos autores, averiguar cuáles son sus actitudes y oscuros deseos y temores enterrados. Para Gustavo Adolfo, el amor no es una ficción, es siempre ―el más hermoso de mis sueños de adolescente‖11. Toda su vida es una dramática búsqueda de la mujer soñada: ―Me cuesta saber qué cosas he soñado y cuáles me han sucedido. Mis afectos se reparten entre fantasmas de la imaginación y personajes reales. Mi memoria clasifica revueltos nombres y fechas de mujeres y días que han muerto o han pasado, con los días y mujeres que no han existido sino en mi mente‖12. Porque el amor que crecerá en Bécquer, nace de él mismo, de su poesía. Será un amor en que hallará su fin y destino en una mujer inexistente, imposible, etérea, nacida de sus sueños poéticos y convertida en una genial rima. Prueba de esto sería la rima XI. Aquí el poeta no dedica sus versos a una mujer de carne y hueso, incluso llega a contraponer los dos tipos de belleza femenina tradicionales: la morena ardiente y la rubia fría, para superarlas así la dama inalcanzable, intangible, misteriosa... aquella que es sueño mismo en esencia: “Yo soy un sueño, un imposible, vacío fantasma de niebla y luz, soy incorpórea, intangible; no puedo amarte” “oh, ven; ven tú”. Y llegará el momento espléndido para el poeta, en el que se sentirá invadido hasta en las cavernas de su alma, para acoger el amor, con esperanza renovadora, como luz nueva que ilumine su senda miserable, ya tiene un fin reconocido en su camino de pesares y tristezas, aunque aún no tenga, a su compañera ansiada a su lado. Estos son los pasos primeros de un joven Bécquer deslumbrado por los primeros albores del amor, un Bécquer deseoso y paciente, idealista y triunfador, y siempre romántico: “Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman; el cielo se deshace en rayos de oro; la tierra se estremece alborotada. Oigo flotando en olas de armonía Rumor de besos y batir de alas; Mis párpados se cierran... ¿Qué sucede? ¡Es el amor que pasa!” Esta concepción idílica, e incluso ingenua, del suceso amoroso, corresponde a la etapa sevillana, de un Bécquer enamorado de ― la joven de la calle Santa Clara‖, de aquella silueta femenina, fugaz y misteriosa, que asomaba al balcón. Sería ésta, la musa del poeta, la mujer inalcanzable, volátil, espíritu y no cuerpo,


incorpórea pero deliciosamente sugerente. Tras su marcha a Madrid, llegamos a un punto en el cual, Bécquer evoluciona, madura, su amor no es únicamente presentido entre sueños imposibles y sexuales deseos adolescentes, esta vez se enamora, aunque obsesivamente, de una bellísima y altiva mujer, posiblemente de Julia Espín. A partir de este momento, su amada tendría un nombre concreto y un cuerpo, tangible y sedoso... real; así sus composiciones, quedarán teñidas de un erotismo sutil e inédito hasta ahora. Frente a este amor puramente, y como denomina la crítica, ―becqueriano‖, frente a la figura de un joven tímido y retraído, convencido de la belleza y grandiosidad del amor, contrasta la crudeza y decadentismo de un Baudelaire prematuro de diecinueve años, que frecuenta prostíbulos y las noches de alcohol y opio, víctima de una infancia dura y solitaria. Recordemos que vivió traumáticamente el segundo matrimonio de su madre y la estancia en los internados, lo que debió suponer, una honda represión afectiva hasta el punto de anclarle en un estado infantil en plena madurez. De su desgarradora experiencia, reacciona de dos maneras radicales: sublimando la soledad como estado indispensable del genio, del elegido, y proyectar en toda mujer la visión de aquella madre cariñosa que ansiaba abrazar. Este sentimiento, heredado de ―Edipo‖, generó un profundo dolor, rechazo y distanciamiento en sus relaciones amorosas, y queda claramente expresado en sus poemas. Es un amor que no se puede disfrutar ni poseer. Esta metamorfosis que sufre su amor se traduce en su horror y gusto hacia la prostitución. De esta manera, frente a la mujer idealizada de Bécquer, contrasta la primera musa baudeleriana, una ramera judía bizca, de ―triste belleza‖. Si la becqueriana era etérea, misteriosa, perfecta, la de Baudelaire era un ―cuerpo vendido‖, ―un cadáver‖, ―una horrible judía‖, ―reina de las crueles‖13. El poeta francés hace alusión a la relación carnal desgarradora, ―hubiera besado con furia tu noble cuerpo‖, no hay pues, atisbo de candor, ni idealismo, ni la intangibilidad de Bécquer. Por un lado encontramos en la mujer ideal becqueriana, esta doble naturaleza, expresada de la siguiente manera: a) La mujer como encarnación del espíritu del mal, la que causa con su belleza la perdición del hombre, es la mujer demonio, de naturaleza fantasmagórica, identificada muchas veces con el tema de la ondina que enamora al caballero y le induce a vivir con ella, ocasionándole la muerte. Es el caso de algunas leyendas como ―Los ojos verde‖, ―El beso‖ y ―El rayo de Luna‖. b) La mujer como figura angelical, de belleza pura y casta y a la vez sugerente, será capaz de sacrificarse para salvar a su amado. Aparece por ej. en ―La rosa de pasión‖ y ―La cueva de la mora‖. Para Bécquer, la mujer era un producto, una recreación de las circunstancias del poeta, y por lo tanto, aspira a ser una proyección de su espíritu, como el paisaje, como la sociedad. Son sus sueños hechos carne, lo que busca y ama. Bécquer nunca condenaría a la mujer a morar en las cloacas de la sociedad sexista y agonizante. 3. La mujer... ¿Ángel o Demonio? Sería interesante averiguar por qué nuestros dos autores, teniendo dos líneas metódicas tan divergentes, han coincidido en esta misma dualidad, porque no sólo se manifiesta esta dicotomía en su obra, sino que ha marcado una pauta vital en sus propias existencias... ¿Cómo pudo un Bécquer idealista, adorar a una mujer maldita?... Esta concepción doble de la naturaleza femenina no es nueva en la Literatura, ni en cualquier otra disciplina. En toda la mitología, la mujer siempre ha disfrutado de una notoriedad negativa: por ejemplo, Afrodita es la responsable de la Guerra de Troya, Pandora al igual que Eva representa los pecados del hombre. Pero por otro lado, hay otra mujer importantísima en la religión cristiana, la Virgen María, la Madre por excelencia. Tenemos, pues, a un mismo ser humano representando dos temas muy diferentes y completamente contradictorios, pero no excluyentes. La dualidad presente en todas las mujeres, nos remonta a la tesis, de que todo individuo albergar en su interior, el principio del Bien y del Mal. El individuo se encuentra enfrentado entre el cuerpo y el alma, entablando una lucha entre la razón y los sentimientos. Este dualismo maniqueo de la realidad, se transmuta, y existe como tal porque éste es un


mundo donde no hay un cielo sin un infierno, ni noche sin día, coexisten los dos elementos en una constante lucha fratricida por mantenerse imperecederos. Aplicando esta radicalización en la mujer, ambos autores recogen, herederos de una larga tradición, esta sugerente dicotomía; analicemos pues, cómo acoge y entiende cada poeta, esta caracterización y qué da de sí cada caso. Atenderé a las diferencias y similitudes, en cuanto a los aspectos formales, tópicos, tratamientos y recursos pertinentes etc. La mujer ángel Observamos ahora cómo Bécquer se refiere a la mujer pura y bondadosa, y cómo, a su vez, entronca con su particular imagen de la mujer ideal: etérea, volátil, inaccesible, pero en su sentido positivo. -“Una azucena troncada pareces”. -“Porque al darte la pureza de que es símbolo celeste, como a ella te hizo Dios de oro y de nieve”. -“Mi frente es pálida, mis trenzas de oro, puedo brindarte dichas sin fin yo de ternura guardo un tesoro”. -“Cendal flotante de leve bruma rizada cinta de blanca espuma, rumor sonoro de arpa de oro, beso del aura, onda de luz, eso eres tú”. -“Espíritu sin nombre indefinible esencia, yo vivo con la vida sin formas de la idea”. -“Yo, en fin, soy ese espíritu, desconocida esencia, perfume misterioso del que es vaso el poeta”. Intentemos pintarle un rostro a esta mujer. Describamos sus ojos, su cabello, su piel y sus labios. Así ven nuestros poetas a sus musas de carne. Ojos: -“Tus ojos húmedos resplandecen como la onda azul en cuya cresta chispeante el sol hiere”. -“Ojos verdes como el mar”. -“Tu pupila es azul”. -“En el arco de sus pestañas rubias brillaban sus pupilas como dos esmeraldas sujetas en una joya de oro”. -“Luminosos, transparentes como las gotas de lluvia que se resbalaban sobre las hojas de los árboles después de una tempestad de verano”. Cabello: -“Sus cabellos eran como el oro”. -“Uno de sus rizos caía sobre sus hombros, deslizándose entre los pliegues


del velo como un rayo de sol que atraviesa las nubes”. Rostro-piel: -“Era hermosa, hermosa y pálida como una estatua de alabastro”. -“Es tu mejilla temprana rosa de escarcha cubierta”. -“Y ella... ella, no hay máscara semejante a su rostro”. Labios: -“Tus labios inquietos me parecen relámpagos de grana que serpean sobre un cielo de nieve”. Apreciamos la misma exquisitez en el lenguaje, refinado y suave. Impregnan el texto con imágenes luminosas y con comparaciones y epítetos que aluden a la belleza de la mujer, fuertemente arraigados en la tradición literaria, pero no por ello pierde el texto, un ápice de frescura. Para terminar esta primera visualización de la belleza pura y virginal, contemplemos ahora, la descripción del cuerpo, su ropa envolvente y su movimiento ligero. -“Vestida con unas ropas que las llegaban hasta las enaguas y flotaban sobre su haz, una mujer hermosa sobre toda ponderación,”. -“Cruza callada, y son sus movimientos silenciosa armonía sus pasos y al sonar recuerdan del himno alado la cadencia rítmica”. Comentemos ahora, el tratamiento específico de cada autor, respecto a esta mujer ángel, para ello, creo conveniente recordar, que el autor se encuentran entre un Romanticismo rezagado y el pórtico de la poesía modernista; ambos son considerados, figuras precedentes del Modernismo y piezas claves, para su entronque y desarrollo posterior, y esto se deja ver en sus composiciones.

El poeta mantiene un estilo sutil y sosegado, mediante aliteraciones suaves y aterciopeladas palabras. Las diferencias formales entre ellos son leves. Bécquer mantiene una línea más impresionista, y a la vez, más romántica, se observa en una mayor claridad y luz en su ―modus operandi‖. El texto transmite una sonoridad ondulante, y sus versos parecen pinceladas depuradas de un cromatismo sutil, tangencial y evocador, consiguiendo recrear esa visión etérea, volátil e intangible, gracias a la pureza de sus líneas y a su aparente sencillez.

La mujer demonio Nuestro poeta sevillano, sublima aún más a la amada, otorgándole un halo de misterio espectral, maligno y de tétricas connotaciones medievales que hacen predecir la tragedia que desencadenará el cumplimiento de sus deseos. De esta manera se refiere Bécquer a la mujer maléfica: -“El espíritu, trasgo, demonio o mujer que habita en sus aguas tiene los ojos de ese color”. -“Mujer misteriosa”.


-“No soy una mujer como las que existen en la tierra; soy una mujer digna de ti, que eres superior a los demás hombres. Yo vivo en el fondo de estas aguas, incorpórea como Ellas, fugaz y transparente; hablo con sus rumores y Ondulo con sus pliegues. Yo no oso al que osa turbar La fuente donde moro; antes lo premio con mi amor, Como a un mortal superior a las supersticiones Del vulgo, como a un amante Capaz de comprender mi cariño extraño y misterioso”. En Bécquer, la mujer aparece como referente de belleza, como símbolo soñado de la perfección artística. La mujer como reducto de sueños fatídica y recreaciones, como fugaz y ansia, como forma y anhelo, como ser incorpóreo y divino y que sólo puede rozarse con alas del sueño. La mujer es Eva tentadora o ideal evanescente o diabólico pétalo de pasión o aroma indefinible. Cuando simboliza a lo demoníaco aparece caracterizada con rasgos-: frivolidad, capricho, coquetería. Aunque posee hermosura por ser símbolo o sueño, no suele tener rasgos concretos porque es sombra fugaz, volátil, silueta huidiza de la oscuridad. Ojos: -“Una cosa extraña... muy extraña: los ojos de una mujer”. -“Sus pestañas brillaban como hilos de luz, y entre las pestañas volteaban inquietas unas pupilas que yo había visto..., sí porque los ojos de aquella mujer, los ojos que yo tenía clavados en la mente, unos ojos de un color imposible”. -“No sé, yo creí ver una mirada que se clavó en la mía, una mirada que encendió en mi pecho un deseo absurdo, irrealizable; el de encontrar una persona con unos ojos como aquellos”. Labios: -“Boca de rubíes purpúrea granada abierta”. -“Al sentir en tus labios un aliento abrasador”. Cuerpo: -“Rompe de una vez el misterioso velo en que te envuelves como en una noche profunda”. -“Entre la leve gasa que levantaba el palpitante seno una flor se mecía en compasado y dulce movimiento”. 4. El amor, la mujer y el poeta. Poco queda ya por decir acerca de la visión, tratamiento literario referente a la mujer en nuestros poetas, pero no debemos olvidar un suceso vital y protagonista en la pasión amorosa, me refiero a la actitud física y al erotismo literario del poeta hacia su amada. Tras la seducción, éste queda embriagado de mil sensaciones sugerentes, pierde la razón ante la visión sublime y magnífica, de una mujer que le incita al encuentro, y cae por fin en los brazos de su amada. El poeta describe el tacto de la piel ajena, el sabor de sus labios y la belleza sedosa de su pelo, pero a la vez. Bécquer mantiene una línea más suave, blanca, pura y dulcificada. Ya hemos apreciado las diferencias en cuanto a la descripción del cuerpo amado, lo cual nos revela y anticipa las actitudes del autor; pero concretemos con algún ejemplo a colación con el erotismo. -“Tu aliento humea y abrasa como el aliento de un volcán. Tu mano, que busca la mía, tiembla como la


hoja del árbol. La sangre se agolpa a mi corazón, rebosa en él y enciende mis mejillas”. -“Dos rojas lenguas de fuego que, a un mismo tronco enlazadas se aproximan, y al besarse forman una sola llama”. -“Una sensación fría en sus labios ardorosos, un beso de nieve”. -“Dos jirones de vapor que del lago se levantan, y al juntarse allá en el cielo forman una nube blanca. Dos ideas que al par brotan, Dos besos que a un tiempo estallan Dos ecos que se confunden Esas son nuestras dos almas”. -“Yo penetro los senos misteriosos de tu alma de mujer”. -“Entre el discorde estruendo de la orgía, acarició mi oído”. Bécquer desdibuja el cuerpo y los sentimientos libidinosos entre gasas y sutilezas. Bécquer se muestra recatado en sus imágenes sensuales, cromáticas y sugerentes, en Bécquer debemos indagar y rebuscar este erotismo, entre líneas y evocaciones tangenciales. Pero muestra una pureza y brillantez en el lenguaje, un delicioso torbellino de comparaciones, epítetos, metáforas..., como padre del Modernismo que es. Pero no sólo despierta la musa, ardorosos sentimientos en el poeta, muchas otras veces, esta dama que otrora era la fuente del placer para nuestro poeta, se convierte en la mujer fría y despiadada que arranca el corazón vibrante y sufrido. Veamos el amor-dolor en Bécquer. -“¿Sabes tú lo que más amo en este mundo? ¿Sabes tú por qué daría yo el amor de mi padre, los besos de la que me dio la vida y todo el cariño que pueden atesorar todas las mujeres de la tierra? Por una mirada, por una sola mirada de esos ojos... ¡Mira cómo podré yo dejar de buscarlos!” -“Dime, mujer: cuando el amor se olvida, ¿sabes tú a dónde va?”. -“Te quiero tanto aún, dejó en mi pecho tu amor huellas tan ondas, que sólo con que tú borrases una, ¡las borraría yo todas!”. -“Nuestra pasión fue un trágico sainete”. -“Pero lo peor de aquella historia que al fin de la jornada a ella tocaron lágrimas y risas y a mí, sólo las lágrimas”. -“Yo quiero saber si me amas; yo quiero saber si puedo amarte, si eres una mujer...” -“Tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas”. -“Pero mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido... desengáñate, así... ¡no te querrán!


Bécquer, muestra un dolor profundo, intimista, poético, quizás sea incluso desgarrador, pero revela una ―serenidad‖ inusual, en ese tormento que se le avecina. Quizás se deba esto, a que Bécquer explica su rechazo, acogiéndose a la crueldad del Destino, del Amor que desde ese primer momento, fue culpable, se siente más bien, víctima del fatum que del propio amor o de la propia musa, es por así decirlo, existencial, sin embargo concreta su dolor en los besos envenenados y en la frialdad de una dama altanera, que decide abandonarlo en las sombras de la soledad. Nuestro poeta se perdió de en un universo cromático de sedas y tules, de perfumes y aceites, de terciopelo y piel, pero también de vino y soledad, de sensualidad y erotismo, de metáforas y de descripciones, y de cromatismo y sinestesias. Bécquer afina su pluma y extraj o del corazón, encendido y sombrío, sus emociones más grandiosas y decadentes, para crear unos versos que regalaron por completo a su dama negra.


JUAN TENORIO José Zorrilla. (Resumen) INTRODUCCIÓN La obra narra las peripecias de don Juan Tenorio, un joven caballero entregado a una vida desenfrenada de apuestas, amoríos y duelos. El comienzo de la trama es de hecho una apuesta entre él y otro joven por ver quién en un año hace más maldad con más fortuna. Esto a su vez desencadena otra apuesto a ser posible más descabellada que consiste en que don Juan consiga seducir a una joven novicia, doña Inés, y a la prometida del otro joven. Don Juan con gran maestría va consiguiendo todo lo que se propone, pero cada vez su alma se va perdiendo más y más. Al final de la obra debe de enfrentarse literalmente a sus fantasmas y solo el amor que por él siente la joven Inés es capaz de salvarle de perecer eternamente en el infierno. RESUMEN PRIMERA PARTE ACTO PRIMERO: Libertinaje y escándalo Comienza la acción en Sevilla por el año de 1545, estos cuatro primeros actos transcurren todos en la misma noche, es noche de carnaval y don Juan con antifaz escribe en una mesa en la hostería de Buttarelli, que conversa con Ciutti, que funge como criado de don Juan. Hablan de su señor al que presenta como un caballero español, franco, rico, noble y bravo, del que sin embargo dice desconocer el nombre. Don Juan se dirige a Ciutti y le entrega una carta que le dice debe ser entregada a doña Inés dentro del Horario en que reza y que debe esperar de su dueña, que sabe de sus intenciones, una hora, una llave y una seña. Habla don Juan con Buttarelli y le pregunta por don Luis Mejía. Buttarelli le dice que no se encuentra en Sevilla hace tiempo. Don Juan le pide alguna noticia de él y entonces Buttarelli recuerda que ese mismo día se cumple el plazo de un año en el que apostaron Luis Mejía y Juan Tenorio que "quién haría en un año, con más fortuna, más daño". Don Juan le pregunta si cree que don Luis acuda a la cita y Buttarelli contesta que ojalá pues pagan bien las apuestas, pero que no cree que ninguno de los dos se acuerde de la apuesta y ya el plazo concluye. Don Juan le dice que de todas formas prepare dos de sus mejores botellas por si acaso aparecen. Buttarelli cree que Mejía y Tenorio ya están en Sevilla pues aquel hombre parece saberlo bien, de pronto se asoma a la puerta y ve entre gran bullicio al forastero riñendo en la plaza. Piensa que estando los dos en la ciudad ésta anda ya toda revuelta y manda a Miguel que prepare la mesa para el encuentro de los dos hombres.


Aparece don Gonzalo de Ulloa (comendador de Calatrava) y le pregunta a Buttarelli si don Juan tiene hoy aquí una cita. El posadero le pregunta si él es don Luis y contesta que no, pero que le interesa presenciar el encuentro. Buttarelli le ofrece prepararle otra mesa cercana y don Gonzalo le dice que le gustaría verlos pero ocultamente. Buttarelli le dice que no hay ningún aposento contiguo, pero que por ser carnaval tras un antifaz cualquier señor se puede ocultar. Así don Gonzalo le indica que traiga el antifaz. Mientras lo espera declama sus razones para presenciar el encuentro, pues parece querer guardar la honra de su hija, que dice prefiere ver antes muerta que esposa de don Juan. Buttarelli le trae el antifaz y le indica que la hora del encuentro ya está muy cercana, es a las ocho y quién no se presente a la primera campanada perderá. El posadero se retira preguntándose quién será ese caballero y el hombre se lamenta de estar en ese papel, aunque se dice que todo es por el bien de su hija. Aparece en la puerta don Diego Tenorio que pregunta si ésta es la hostería del Laurel, si está el hostelero y si allí tiene una cita esa noche don Juan Tenorio. Pasa y se sienta al lado opuesto de don Gonzalo, dándole dinero a Buttarelli para que no haga preguntas. Don Diego se lamenta que un hombre de su linaje deba descender "a tan ruin mansión", pero piensa que no hay humillación a la que un padre no se rebaje por su hijo. Desde el fondo Buttarelli mira sorprendido a los dos hombres. Llegan el capitán Centellas, Avellaneda y dos caballeros para presenciar la apuesta. Saludan a Buttarelli como viejos conocidos y él les trae botellas, mientras los caballeros discuten por ver quién de los dos apostadores es más mala cabeza y hacen también sus respectivas apuestas. Le preguntan a Buttarelli, que les cuenta la llegada de un hombre extraño con antifaz que escribió unas cartas y le dio dos monedas de oro para que preparara una mesa con su mejor vino. Le dicen si no reconoció a ninguno de los caballeros y él lo niega. Unos apuestan que era don Luis y otros que se trataba de don Juan. Comienzan a dar los cuartos de las ocho, entran varias personas a la hostería y al dar la última campanada don Juan con antifaz llega a la mesa preparada, inmediatamente llega hasta allí don Luis también con antifaz. Los dos se retan y dudan sobre su identidad. Entonces se quitan los antifaces y sus amigos se acercan a saludarlos y también los curiosos. Pronto pasan a la apuesta de quién en un año podría hacer con más fortuna más maldades. Primero don Juan cuenta sus aventuras en Italia, sus duelos y amoríos e inmediatamente don Luis hace lo mismo relatando lo sucedido en Flandes y París, como perdió tres veces su fortuna y cómo piensa reponerla pues mañana se casa con doña Ana de Pantoja, rica doncella. Las dos historias de ambos son muy parecidas por lo que se disponen a revisar las listas que los dos llevan con sus muertos en duelo y sus mujeres seducidas. Al hacer la cuenta don Juan aventaja en buen número a don Luis en ambos casos. Entonces don Luis desafiante le dice que sólo le falta en la lista una novicia que esté para profesar. Don Juan altanero le dice que acepta la apuesta y que adjuntará a ella la novia de algún amigo que para casarse esté, así le dice que piensa quitarle a doña Ana. Los dos aceptan la apuesta y hablan a solas un momento con sus criados. Don Gonzalo interpela entonces a don Juan y le advierte que su padre le había apalabrado una boda para hacerle bien y que verlo allí le avergüenza. Don Juan le dice que se quite el antifaz, así lo hace ante la sorpresa de Tenorio y se marcha diciéndole que se olvide de doña Inés. Pero don Juan le contesta que o se la da o a quitársela ha de ir. Se planta ante él ahora don Diego que lo reprende y reniega de él y le recuerda que hay un Dios justiciero. Preguntándose quién es aquel que le habla de aquella forma le arranca el antifaz y se sorprende al ver a su padre. Don Diego y don Gonzalo salen diciendo que anulan la boda pactada, más don Juan no se amilana y al recibir el perdón de su padre y de Dios en el juicio final, le dice que muy largo se lo fía y que además él no ha pedido perdón. Al salir de la hostería don Juan y don Luis son apresados por los alguaciles que cada uno de sus criados había hecho llamar delatando al contrario. Pero antes de separarse reafirman que la apuesta sigue en pie. Quedan el capitán Centellas, Avellaneda y otros curiosos apostando cada quién por uno de ellos. ACTO SEGUNDO: Destreza Aparece Don Luis Mejía escondido merodeando el exterior de la casa de doña Ana. Aparece Pascual, criado de doña Ana y don Luis lo llama. Éste se muestra sorprendido de verlo allí pues decían que andaban presos. Le dice que su primo, el tesorero real, le prestó dinero para que pudiera salir de prisión y le cuenta todo lo


sucedido con don Juan, la apuesta y cómo teme por doña Ana, pues sabe de las habilidades portentosas del caballero Tenorio. Pascual intenta calmarlo diciéndole que don Juan se encuentra en prisión, más don Luis le dice que si él consiguió escapar por qué no ha podido hacer lo mismo su adversario. Después de expresarle estos temores don Luis le dice que la única forma en que se quedará tranquilo es pasando la noche dentro de la casa de doña Ana o que de los contrario toma la calle aunque la justicia lo halle, pues si hay alguien de quien se fíe menos que de don Juan es de las mujeres. Pascual le reprende pero finalmente acepta que pase con él la noche en su cuarto, más le pide silencio absoluto y cuando don Luis se dispone a entrar le dice que debe esperar a que su amo, don Gil de Pantoja se retire a sus aposentos a las diez, así que le pide que a esa espere en una reja y allí llame y que mientras confíe en él. Sin embargo don Luis no puede esperar allí sin hacer nada, los nervios le corroen y no esperaba sentir tanto amor y desasosiego por doña Ana, así que se decide a llamar a la ventana. Allí le contesta doña Ana y él le cuenta de su miedo a don Juan, ella le dice que no tenga cuidado, que confíe en ella, pues mañana será su esposa. Sin embargo don Luis le pide por su tranquilidad que le conceda un favor. Mientras conversan en el otro lado de la reja se encuentran don Juan y Ciutti. Éste le pregunta a su criado si ha cumplido bien sus encargos. Ciutti asiente y le entrega la llave del jardín del convento y dice que la beata le espera allí. El criado oye que hay alguien más en la reja y entonces al darse cuenta don Juan que se trata de don Luis hablando con una dama deciden tenderle una emboscada. Doña Ana y don Luis se despiden quedando en que ella le aguardará allí de nuevo a las diez y le entregará la llave de la casa. Oyen alguien que se acerca y se despiden. Es don Juan que intercepta a don Luis y cuando ambos desenvainan sus espadas, Ciutti con los suyos se colocan detrás de Mejía y lo atrapan. Don Juan se alegra de su buena suerte, pues ahora mientras le arrebata la dama el otro estará encerrado en su bodega. Pero de pronto oye llegar otra mujer. Se trata de Brígida, la beata, que le trae noticias de la novicia doña Inés. Don Juan le pregunta si su paje le ha entregado un bolsillo y un papel, ella contesta que en él debe estar leyendo ahora doña Inés y que la ha preparado con tal maña que seguro caerá rendida ante él. Le dice que está muy hermosa, sólo tiene diecisiete años y que tanto le ha hablado de él que ya arde en su corazón una llama de amor inextinguible. Don Juan parece conmoverse ante el retrato que le pinta Brígida y ésta se sorprende, le dice, pues le creía un libertino. Él alega que "en un objeto tan noble hay que interesarse doble". Brígida le dice que las madres ya deben estar recogidas y que con la llave que le ha dado puede entrar por el claustro y llegar fácilmente a su celda. Sale Brígida y aparece Ciutti. Le dice su escudero que por ahora está libre de don Luis y que se dispone a llamar a Lucía con una seña que tiene convenida con ella para que don Juan la pueda abordar. Llega Lucía y al verlo le pregunta qué quiere. Él sin preámbulos le dice que quiere ver a Ana de Pantoja. La muchacha primero se escandaliza, pues su ama casa mañana, pero rápidamente don Juan le ofrece una gran cantidad de dinero que de inmediato parece quitarle cualquier prejuicio. Quedan a las diez de la noche para que ella le entregue una llave. Don Juan se ríe exclamando que con oro no hay nada que falle, y se marchan mientras le dice a Ciutti: "a las nueve en el convento; a las diez en esta calle". ACTO TERCERO: Profanación En la celda de doña Inés habla con ella la abadesa, que parece comunicarle la decisión de su padre de que permanezca de por vida en el convento. La abadesa alaba su suerte pues como no ha salido nunca de allí y no conoce el mundo exterior tampoco lo puede añorar y por tanto está libre de tentación. Dice que de veras la envidia. Doña Inés suspira y la abadesa piensa que es porque hecha de menos a su aya, le dice que cuando regrese la enviará con ella y la manda a dormir. Al marchar la abadesa se dice Inés que no sabe qué tiene pues las palabras de la abadesa que tanto otras veces la han convencido hoy parecían vacías. Oye las pisadas de su aya Brígida, que al entrar cierra la puerta, aunque Inés le dice que es orden en el convento de que esté abierta. Brígida le dice que así podrán hablar mejor y le pregunta si ha mirado el libro que le trajo. Inés contesta que no tuvo tiempo pues vino la abadesa. Brígida le anuncia que el libro se lo envía don Juan. Inés emocionada abre el libro y cae una carta de entre sus hojas. Inocente pregunta qué y de quién será aquel papel. De quién va a ser, sino de don Juan, contesta el aya. La novicia suspira y le cuenta a Brígida como no hace otra cosa que pensar en el caballero


Tenorio. Ella le dice que eso parece amor, pero Inés lo niega y dice no atreverse a leer la carta. Animada por su aya, por fin lee la carta de don Juan, que la va atrapando más y más hasta hacerle tragar el anzuelo entero. Cuando acaba Brígida le dice que tal vez como las ánimas don Juan pueda llegar hasta allí, si tiene la llave adecuada. En ese momento se oyen pasos en la escalera y aparece don Juan. Inés lo mira sorprendida, sin saber si es realidad o espejismo y de la impresión cae desmayada, tomándola en sus brazos don Juan y dejando caer de sus manos la carta que éste le envió. Don Juan dice que así está mejor y que le ahorra tiempo, pues piensa llevársela y su gente abajo ya le espera. Brígida conmocionada piensa que aquel hombre es una fiera. Salen. Entra la abadesa preguntándose dónde estarán Inés y su dueña, pues no las vio en su celda. Aparece la hermana Tornera y le dice que un caballero anciano quiere hablar con ella, que sus fueros le autorizan a pasar al convento. Al saber la abadesa que se trata de don Gonzalo de Ulloa, comendador de la orden, lo hace pasar. Éste le cuenta todo lo que tiene que ver con don Juan y le pide que traiga a su hija, pues él la quiere cuidar, ya que las gentes dicen que han visto a su aya hablando con el criado de don Juan. La abadesa manda a la Tornera que busque a doña Inés que no se encuentra en su lecho. El padre se sobresalta pues sabe que ya es hora de que esté allí y entonces encuentra la carta de don Juan, que lee lamentándose. Llega la Tornera diciendo que vio un hombre saltando por la tapia de la huerta y don Gonzalo sale corriendo, temiendo por su honor robado. ACTO CUARTO: El diablo a las puertas del cielo. En la quinta de don Juan Tenorio, cerca de Sevilla a orillas del Guadalquivir. En un balcón haban Ciutti y Brígida. Ésta se encuentra molida por la cabalgata a caballo. Inés se encuentra y ellos hablan de la osadía de don Juan. Las doce ya dan en la catedral y a esa hora dice Ciutti que debía regresar don Juan. Brígida pregunta por qué no vino con ellos y él le responde que todavía debía arreglar unos asuntos en la ciudad. Ciutti le señala el bergantín que anclado en el río los espera para llevarlos a salvo a Italia cuando regrese don Juan. Doña Inés empieza a despertar y el escudero le dice a Brígida que se encargue de ella. Despierta Inés sorprendida por hallarse en aquel aposento desconocido. No recuerda nada y más se sorprende al saber que se halla en la quinta de don Juan. Brígida le cuenta una historia de un incendio en el convento y como ella se desmayó y don Juan las salvó a las dos de morir asfixiadas y por ser tales horas intempestivas las llevó a su casa hasta la aurora. Inés le dice que se vayan de allá, pues ella tiene la casa de su padre y no le parece bien estar en la de don Juan, pero la aya le dice que están lejos de Sevilla, al otro lado del Guadalquivir. Inés le pide que huyan, pues tiene envenenado el corazón, tal vez ama a don Juan, pero algo le dice que debe apartarse de él antes de que regrese, pues si lo ve delante de ella tal vez ya no tenga fuerzas para hacerlo. En ese momento oyen ruido de remos en el río, es don Juan que regresa. Brígida le dice que sus hombres la llevarán a su casa, pero que antes deben despedirse de él. Llega don Juan, Brígida le dice lo del incendio que contó a Inés y él le dice que habló con su padre diciéndole que se encuentra en su casa segura. Sale Brígida y don Juan despliega toda su galantería, prometiéndole con las palabras más bellas a Inés que su amor por ella es sincero y verdadero. Inés embriagada le dice que ella siente lo mismo y él le propone hablar con su padre para que le entregue su amor. En ese momento oyen llegar otra barca, manda don Juan a Inés con Brígida y aparece Ciutti diciéndole que un enmascarado se empeña en entrevistarse con él. Don Juan le dice que le permita entrar. Don Juan se ciñe al cinto la espada y dos pistolas y manda salir a su escudero. Aparece el enmascarado que se trata por supuesto de don Luis, que viene a vengar la afrenta de don Juan a doña Ana en un duelo, pues así dice que lo que apostaron fueron sus vidas y habiendo perdido él, no le queda otra opción que batirse. A punto están de comenzar el duelo cuando oyen ruidos fuera. Entra Ciutti anunciando que llega el Comendador con hombres armados y pidiéndole a don Juan que huya por su vida, más don Juan le pide que deje entrar al Comendador, pero sólo a él. Entonces le pide a don Luis que espere detrás de una puerta que hable con el Comendador, pues su hija allí se encuentra y que en cuanto acabe se batirá con él. A regañadientes don Luis acepta.


Entra el Comendador enfurecido dispuesto a recuperar a su hija y darle su merecido a su secuestrador. Don Juan sin embargo postrándose a sus pies le pide que le perdone, pues declara que su amor por doña Inés es verdadero y que su candidez ha logrado lo que no han conseguido encierros ni sermones de curas, volverle de un demonio en un ángel. Dice que hará cuanto el Comendador señale, pagará su penitencia si al final él le permite casarse con su hija honradamente. Pero el Comendador se niega a hacerle caso y declara que nunca será su esposa, que es un cobarde y que sospecha que esta es la última de las tretas de don Juan para salirse con la suya, pero que no lo logrará. Don Juan le dice que le quiso satisfacer, pero que ahora con armas habrá de probarle su honor y valentía. Sale don Lis Mejía de su escondite reclamando también su venganza y así quedan los dos afrentados cara a cara con don Juan, se produce una reyerta y el Tenorio mata a sus dos adversarios. Sale Ciutti diciéndole a su amo que se arroje por el balcón para salvarse y así lo hace, oyéndoselo caer al río y ser recogido por el barco que se aleja rápidamente. Al momento entran soldados y alguaciles en la habitación, seguidos de doña Inés y Brígida. Encuentran a los dos cadáveres. Doña Inés reconoce el cadáver de su padre. Los soldados ven alejarse el barco y claman justicia por doña Inés. "Pero no contra don Juan", exclama la enamorada.

SEGUNDA PARTE ACTO PRIMERO: La sombra de doña Inés. Panteón de la familia Tenorio. Estos tres actos restantes suceden en una noche, cinco años después de lo narrado anteriormente. En el hermoso jardín del cementerio se pueden observar en primer término los sepulcros de don Gonzalo de Ulloa, de doña Inés y de don Luis Mejía. Detrás de estos se observa el sepulcro de don Diego Tenorio. El escultor admirando su obra ya terminada, se dispone a marcharse cuando llega don Juan embozado. Le pide al escultor que le explique, pues hace tiempo que falta de España y encuentra este recinto muy distinto. El escultor le dice que por supuesto pues antes aquello era un palacio que se convirtió en panteón por deseo de su propietario. Le dice que es una famosa historia a la cual él debe su fama y don Juan le pide que se la relate. El escultor le narra cómo habitó allí un caballero, don Diego tenorio, que tuvo al peor de los hijos, así que dejó su hacienda al que la convirtiera en panteón, con la condición de que se enterrara en él a aquellos que habían perecido por la maldad de su hijo. Le cuenta que él es el escultor que hizo todas las estatuas y le pregunta si conoció a los difuntos y al tal don Juan. Éste asiente y va reconociendo las estatuas allí presentes y tras defender el honor de tal caballero don Juan, de pronto divisa la estatua de doña Inés. Pregunta si ella también murió y el escultor le contesta que al parecer murió de sentimiento al volver al convento abandonada por don Juan. Éste le pide al escultor que le deje solo y le entregue las llaves del campo santo, más cuando le dice que es imposible descubre su identidad y amenazándolo le hace entregar las llaves. Queda sólo don Juan en el panteón, observando que a los que la vida quitó dio una buena sepultura. Parece meditar sus acciones pasadas y así se dirige a la estatua de doña Inés diciéndole que desde que tuvo que huir no pensó en otra cosa que en ella y ahora que por fin consigue regresar, lo hace para encontrar su sepultura. Se apoya en el sepulcro y esconde su rostro entre sus manos como si llorara. De pronto un vapor envuelve la estatua de doña Inés y ésta desaparece. Don Juan sale de su estupor, cree sentir un ser sobrenatural y ve que la estatua ha desaparecido. Aparece la sombra de doña Inés hablándole a don Juan. Éste cree enloquecer y escucha sus palabras. Ella le dice que ofreció su alma a Dios en precio de la alma impura de don Juan y éste le dijo que si tanto lo quería allí en su sepultura esperase a don Juan, y que su salvación dependerá de que él se arrepienta, más si no lo hace junto a su alma la de doña Inés perecerá. Así le dice que esa noche obre con conciencia pues es la fecha en donde se decidirá su destino y diciendo esto desaparece la sombra de Inés. Todo queda como antes menos la estatua que no vuelve a aparecer. Don Juan queda atónito y piensa que todos son imaginaciones de su conciencia y reta a los difuntos a que salgan, para que él de nuevo los regrese a sus sepulturas.


Aparecen el capitán Centellas y Avellaneda llamando a don Juan Tenorio. Éste al verlos los trata de espectros, más ellos se identifican como amigos y lo saludan. Le preguntan qué hace allí y él les contesta que habla con sus difuntos. Ellos se mofan y le preguntan si tiene miedo de ellos y él altivo lo niega. Le piden que esa noche les cuente la historia de su regreso a Sevilla. Los invita a cenar esa noche a su hacienda para contarles la historia, pero antes de marcharse para demostrar que no tiene miedo a los espectros convida a la cena al Comendador dirigiéndose a su sepulcro. Centellas le dice que eso no es valor sino locura, más don Juan reafirma su invitación. ACTO SEGUNDO: La estatua de don Gonzalo. En el aposento de don Juan cenan sentados a la mesa con él, Centellas y Avellaneda. En la mesa se ve un cubierto más y una silla desocupada. Don Juan relata cómo recibió el favor del emperador que le permitió regresar a Sevilla y como compró inmediatamente una casa amueblada que se vendió barato como pago a acreedores. Sirven vino y don Juan le dice a Ciutti que sirva al Comendador. Sus amigos se ríen de él, más les indica que aunque un amigo no haya podido venir no va a dejar de servirle como debe. Ríen y mientras brindan se oye un aldabonazo en la puerta de la calle. Manda don Juan a Ciutti que abra, pero él regresa diciendo que no se ve a nadie afuera. Vuelven a llamar y don Juan le dice a Ciutti que le dé un pistoletazo al bromista. Suenan más aldabonazos, pero esta vez en la escalera. Don Juan les dice a sus amigos que se trata de una broma por ellos tramada, pero los señores lo niegan. Mientras los aldabonazos suenan cada vez más cerca. Don Juan cierra los cerrojos de la puerta de la sala y les pide que vuelvan a cenar. Llaman ya a esa puerta y entonces Tenorio reta a los que llaman, pues si se trata de muertos por la puerta cerrada deben poder pasar. En ese momento la estatua de don Gonzalo pasa por la puerta sin abrirla y sin hacer ruido. Centellas y Avellaneda caen desfallecidos al ver aquel portento. Don Juan exclama: "Es realidad o deliro". La estatua del Comendador le dice que por qué se asombra de encontrar allí al que él mismo convidó. Don Juan reconoce la voz del Comendador y le dice que como no sea un espectro no saldrá vivo de allí. La estatua le avisa que Dios le concedió el derecho a asistir a aquella cita para avisar a don Juan que hay una eternidad después de la vida y que él ha de morir mañana, por lo que Dios todavía le concede ese plazo para que ordene su conciencia. Entonces lo convida a que mañana se encuentre con él pagándole así la visita. Don Juan acepta la invitación pero dice que antes quiere cerciorarse de que se trata de un espectro. Toma su pistola pero antes de que pueda disparar éste desaparece atravesando la pared. Don Juan duda de su visión y cree que sea causa de los licores ingeridos. Llama entonces a doña Inés que antes le dijo que a su lado aparecería si la necesitaba y entonces traspasando la pared aparece la sombra de la difunta. Ella le insta a que mañana acuda a la cita y con cordura acepte la muerte y ese día sus cuerpos dormirán en la misma sepultura. Desaparece la sombra. Queda don Juan sorprendido y nervioso y piensa que esta fue treta de sus amigos que fingieron estar dormidos y tal broma le jugaron. Los despierta preguntándoles si es esto cierto más los dos dicen no saber nada y creen sin embargo que es don Juan el que los ha dormido con un veneno para luego poderles contar la historia de los difuntos. Se ensartan en tal discusión que acaban retándose a duelo. ACTO TERCERO: Misericordia de Dios y apoteosis del amor. En el panteón de la familia Tenorio aparece don Juan, embozado y distraído, lamentándose por la muerte de sus dos amigos, que dice buscaron su propia ruina. Ve que falta la estatua de don Gonzalo y llama al Comendador. El sepulcro se cambia en una parodia de mesa de convidado, con culebras, fuego y cenizas. Todos los otros sepulcros se abren y aparecen las osamentas de las víctimas de don Juan y la estatua de don Gonzalo. La única tumba que permanece es la de Inés. La estatua le dice que ya su tiempo expira pues el capitán lo mató fuera de su casa. Don Juan exclama que ya no hay perdón para él y la estatua le pide que le dé la mano en señal de despedida. En ese momento exclama que como desaprovecha su último momento de redención de su mano ha de ir al infierno. Don Juan se intenta zafar de la mano de piedra mas todos los muertos se ciernen ya sobre él. Don Juan se inca de rodillas pidiendo perdón al cielo con una mano levantada. En ese momento aparece doña Inés tomando la mano de


don Juan y dice que al entregar su alma salvó a la de su amado. Manda a los muertos regresar a sus sepulcros y exclama que el amor salvó a don Juan. Cae doña Inés sobre un lecho de flores y a su lado cae don Juan, de sus bocas salen sus almas como dos llamas brillantes que se pierden en el cielo al compás de la música.


CRIMEN Y CASTIGO Fedor Dostoievski (Resumen) INTRODUCCIÓN La materia prima del escritor es su propia vida, sin bien la frase nos puede sonar hecha, resulta cierta en casos como el de Dostoievsky, Moscú 1821-1881. Es la época de los zares, del imperio ruso que gracias a Pedro el Grande, había salido de su aislamiento para incorporarse a la Europa reformista. Los enciclopedistas franceses, eran la lectura obligada de las juventudes rusas con hambre de cambiar las estructuras feudalistas, que mantenían a la inmensa mayoría de la población sumida en la miseria y la desesperación. Sin embargo la reforma francesa devino en una revolución que costó la vida al Rey Sol y a su séquito. Catalina la Grande, temiendo una suerte similar en su vasto imperio, implantó un régimen autocrático. Cuando Dostoievsky habría cumplido cuatro años, Rusia era gobernada por el zar Nicolás I quien había descubierto una conspiración en su contra. La situación interna del país se había vuelto insostenible. El zar respondió con censura y represión. A partir de ahí, y con la consecuente sucesión de zares que negaban el avance al pueblo ruso, el caldo de cultivo que antecede a los cambios sociales se expandía por todos los territorios del país. Crimen y Castigo, fue madurada por su autor, durante su cautiverio en Siberia. Dostoievsky fue acusado de conspirador y cumplió condena en las remotas tierras de castigo del zar. La primera parte se publicó en el Mensajero Ruso en 1866. El extremo realismo conseguido por Dostoievsky en su descripción social, pero sobre todo interna, sino es que íntima de los personajes, sólo lo pudo reproducir luego de experimentar en carne propia la más radical pobreza. La novela nos cuenta un crimen. Un crimen cometido por un joven y su subsecuente lucha interna con sus emociones y delirios. La madre y hermana del asesino, tan pobres o más que él, se debaten entre la duda y la desesperación. Un dudoso pretendiente de la hija, y su antiguo patrón, conformaran una acción física dentro de la novela sin perder un ápice de su contenido psicológico. Los hechos se muestran sin ningún tipo de enjuiciamiento. El autor deja ser a los personajes pues sabe que la credibilidad se logra con la honestidad. El flujo de conciencia de Raskolnikov a lo largo de la novela, es una prueba de ello. RESUMEN PRIMERA PARTE Capítulo I Raskolnikov acude con una vieja usurera, de nombre Aliona Ivanovna, a empeñar las únicas prendas de valor que posee. La anciana, envilecida por la codicia presta una pequeña cantidad de rublos -pues se cobra por adelantado los intereses- y despide al joven quien tiene que aceptar el miserable trato. En el camino,


Raskolnikov piensa en el lugar donde guardará el dinero. Una taberna se cruza por su camino y decide entrar y beber una cerveza. Capítulo II Raskolnikov reflexiona sobre su próxima integración a la sociedad. Piensa en su condición de estudiante que tuvo que salirse de la escuela por falta de dinero. De la misma manera, tiene que ―fugarse‖ de su cuarto para no ser visto por la casera pues debe rentas atrasadas. Marmeladov, un funcionario de gobierno se acerca y le habla pues lo cree un colega. Raskolnikov lo desengaña y siente al principio deseos de hablar con él; al instante, extraña de nuevo su soledad. Marmeladov le habla de su esposa Catalina, de su hija Sonia, de las otros hijos de Catalina y del pasado aristocrático que alguna vez tuvieron. El desenfrenado gusto por la bebida de Marmeladov lo llevaron a la ruina. Catalina no aceptaba a su hijastra al principio, quien pronto tuvo que trabajar. Catalina fue despedida de su trabajo. Los ahorros fueron tomados por el propio Marmeladov quien no tardó en bebérselos. Marmeladov invita a Raskolnikov a su casa. Al llegar encuentra a Catalina cuyo aspecto era demacrado pues, aparte de la miseria, padecía de tuberculosis y los hijos de ésta jugando entre la mugre. Catalina regaña a su esposo y corre a Raskolnikov quien se va pensando al respecto. Capítulo III El cuartucho de Raskolnikov le recordaba permanentemente su condición. Al amanecer Raskolnikov se encuentra en el mismo. Anastasia, -única sirviente de la casa- lo despierta con té y una carta. La carta es remitida por la madre de Raskolnikov quien al enterarse de que su hijo dejó la escuela por falta de medios, reunió algunos rublos que manda anexo. Más adelante, la madre le escribe sobre Dunia, hermana de Raskolnikov, quien pasó innumerables infortunios y que además, fue corrida de su trabajo luego de que la señora sospechó que mantenía amoríos con su esposo, La humillación fue profunda. Pero al poco tiempo, continúa relatando la madre, La señora Marta Petrovna descubrió una carta que demostraba su completa inocencia y que se trataba de uno más de los deslices de su esposo. Posteriormente, la madre relata que durante el ínterin, Dunia inició relaciones con Don Pedro Petrovich Lujin, consejero del tribunal, y que el enlace será pronto. La madre se disculpa de no haberlo tomado en cuenta al respecto, pero confía en el buen corazón de su Rodion. La madre anuncia a su hijo que Lujin va rumbo a San Petersburgo y espera que lo reciba como merece un señor de su rango. La madre escribe sobre el futuro promisorio que está unión significa y que sin duda las sacara de su miseria pues seguro regresas a la escuela y terminas trabajando para él. Para finalizar, La madre escribe sobre su llegada y la de Dunia a San Petersburgo en las próximas horas. Raskolnikov cierra la carta aturdido y sale de su casa. Capítulo IV Raskolnikov se había resuelto a no permitir esa boda pues, además de no haberlo consultado, algo misterioso y digno de desconfiarse, había leído ―entre líneas‖ en las frases de su madre. Durante el camino, Raskolnikov defiende a una muchacha ebria, y le da dinero a un policía para que la lleve a su casa. El camino lo dirige hacía la casa de su amigo Razumikhin a quien no obstante, ha fingido no verlo para no entablar conversación con él. Capítulo V Raskolnikov hace cuentas del dinero mandado por su madre y se percata que una considerable suma, la ha regalado. Desvía su camino y entra a un bosque donde duerme en la hierba. Sueña con su padre y una yegua que es golpeada salvajemente por varios hombres. El niño Raskolnikov se precipita a ayudar a la yegua pero es detenido por su padre. Raskolnikov despierta bañado en sudor. Raskolnikov duda de sus planes; la vieja usurera duerme tranquila, tal vez no por mucho tiempo. Raskolnikov sale a la calle y se topa con Isabel, la joven hermana de la vieja. La casualidad se presta y escucha que la vieja Aliona se encontrará completamente sola a determinadas horas. Capítulo VI Raskolnikov no cree en casualidades sino en ―signos del destino‖, se pregunta el trasfondo que implica el haber salido de su casa y escuchar precisamente las horas ideales para realizar su plan. En otra taberna


escucha la mala fama de doña Aliona y sobre todo la despótica forma con la que trata a su propia hermana Isabel. En suma, Aliona Ivanovna era una arpía cuya muerte era deseada por más de alguno por su avaricia y crueldad. Raskolnikov regresa a su casa y duerme en su sillón desecho. A la mañana siguiente es despertado por la criada quien es corrida por el inquilino. Consigue un hacha de una obra cercana y dirige sus pasos a casa de Aliona. Capítulo VII Aliona Ivanovna es asesinada por Raskolnikov. De inmediato coge algunos prendedores y una bolsa. Busca la llave que resguarda el dinero. Escucha ruidos. Entra Isabel quien perpleja contempla la escena. Raskolnikov, sorprendido por lo inesperado, reacciona y la mata. Limpia el hacha. El sonido de unos hombres que tocan a la puerta lo alerta. Al no obtener respuesta se marchan sospechando algo. Raskolnikov toma lo robado, baja unas escaleras y entra aun cuarto vacío que está siendo pintado. Escucha a los hombres y al portero subir y aprovecha para huir. Nadie lo vio salir y nadie lo vio dejar el hacha donde fue encontrada. Raskolnikov llega a su cuarto y se deja caer al sillón.

SEGUNDA PARTE Capítulo I Raskolnikov despierta abruptamente. Reacomoda una y otra y otra vez las prendas robadas al tiempo que sospecha, que la locura se ha instalado en su ser. Se contradice en sus pensamientos hasta que alguien llama a la puerta. Anastasia le trae un citatorio. El citatorio, es ordinario pero Raskolnikov experimenta una extrema paranoia que lo hace dudar sobre su asistencia. Al retirase la sirvienta, Raskolnikov advierte que se trata de una demanda emprendida por su casera por pagos no efectuados. Finalmente asiste, y haciendo gala de un extremo cinismo, se enfrenta al comisario de policía. Al resolver el asunto de la casera, escucha las primeras investigaciones sobre los asesinatos de la anciana usurera y su joven hermana. Siente deseos de confesarlo todo, pero se calla. De regreso a su casa, el presentimiento de que se ha traicionado con sus palabras lo invade. Capítulo II Raskolnikov llega a su minúsculo cuarto convencido de que las investigaciones han iniciado y seguramente ya llegaron hasta su domicilio. Todo lo encuentra tal y como lo dejó. Incluido las prendas robadas. ¿Dónde guardarlas? La inseguridad le ordena cambiar constantemente de solución. Finalmente decide esconder lo robado para usarlo tiempo después. Hecho lo anterior, Raskolnikov deambula por las calles. Sus pasos lo llevan de nuevo a la casa de su amigo Razumikhin. Entra y a los pocos minutos se despide. Razumikhin lo invita a quedarse más tiempo y calmar un poco su ansiedad. Raskolnikov se va sin hacer caso de su amigo y pensando que nada ni nadie existe y cosas por el estilo. Una vez en la calle, una señora le ofrece una limosna; entonces, se percata de su miserable aspecto. Se pone enfrente de unos caballos que tiraban un carruaje, vaga sin rumbo todo el día y regresa a su casa a dormir profundamente. Las pesadillas lo despiertan y vuelve a despertar de un mal sueño. Capítulo III Los delirios acompañaron a Raskolnikov durante su sueño. Al despertar encuentra a Anastasia, Razumikhin, y un empleado de gobierno que le trae dinero en correspondencia a una solicitud hecha por su madre. Raskolnikov duda en firmar y es persuadido por Razumikhin. La criada y el amigo le reclaman el terrible descuido en el cual se encontraba. Razumikhin le pide que no se preocupe tanto y le avisa que intercederá por él con la casera, luego, aprovechando otro sueño de Raskolnikov, Razumikhin, le compra ropa y le da el dinero restante. La visita del médico los interrumpe. Capítulo VI Zossimov, médico amigo de Razumikhin, atiende a Raskolnikov y lo invita a una reunión de amigos. Durante la plática, Raskolnikov descubre que un pintor –que trabajaba en el cuarto donde se escondió- es el


principal sospechoso de los asesinatos recientemente cometidos, y que él y su ayudante fueron arrestados. La discusión de los dos amigos y las preguntas de Raskolnikov fueron entonces interrumpidas por la llegada de un inesperado visitante. Capítulo V Pedro Petrovich Lujin, majestuoso y un tanto soberbio pregunta por Raskolnikov. Raskolnikov se presenta y trata con ironía y desdén al prometido de su hermana. Lujin trata de mantener un buen ambiente que no existe y se extraña del frío recibimiento del muchacho. Sin desanimarse, Lujin les platica de sus planes y que se aloja en un departamento compartido con su amigo Andrés Semionovich sin embargo sus intentos fueron en vano. Zossimov y Razumikhin continuaron platicando de los asesinatos y Raskolnikov se mantuvo lejano y agresivo. Finalmente, Lujin es corrido por Raskolnikov. Capítulo VI Cuando estuvo de nuevo solo, Raskolnikov se marcha de nuevo a la calle con el dinero que había recibido. Se interna por las calles y por la noche se mete a una taberna. Ahí se encuentra con un amigo de Razumikhin y ambos hablan sobre los asesinatos. De manera irónica, Raskolnikov le ―confiesa‖ el lugar donde escondió el dinero. Al salir se encuentra con Razumikhin, sin embargo, Raskolnikov, presa de sus contradicciones, lo corre de su lado. Todos coinciden en los continuos delirios de Raskolnikov. Éste por su parte, visitó el lugar del crimen. Ahí encontró a unos trabajadores. Raskolnikov pregunta por las manchas de sangre y muestra una actitud sospechosa. Los trabajadores lo echan y Raskolnikov se encuentra vagando de nuevo hasta que un grito le llama la atención. Capítulo VII Raskolnikov llega a un accidente. Un borracho se lanzó frente a un coche. Raskolnikov lo recuerda: es Marmeladov. Rápidamente se presta a llevarlo a su casa y paga los gastos. Por segunda ocasión, Raskolnikov llega a casa de la tísica Catalina y sus hijos. La mujer lo recibe angustiada y recrimina a su esposo por sus interminables borracheras, sin embargo el accidente fue fatal y todos notaron que Marmeladov agonizaba. La madre manda a una de sus hijas por Sonia –la primera hija de Marmeladov- un médico y un sacerdote. Catalina cuestiona duramente los ―designios‖ del señor. Se muere su esposo que sólo le ha traído malestares y miseria. Marmeladov muere y Raskolnikov le obsequia a Catalina el dinero que posee para los gastos funerarios. Sonia se percata del gesto del joven y llora la muerte de su padre. Al retirarse Raskolnikov, es interceptado por una media hermana de Sonia para preguntarle su nombre y dirección. Más seguro de sí, Raskolnikov se dirige a casa de Razumikhin y encuentra a su amigo bebiendo con otros más, entre ellos al médico quien le recomienda reposo. Básicamente, Zossimov considera que Raskolnikov está loco y por ellos lo atiende –según le confesó Razumikhin- Raskolnikov se despide y es acompañado por Razumikhin, borracho, a su casa. Cuando llegaron encontraron a dos mujeres esperando a Raskolnikov: Su madre y su hermana. Raskolnikov se desmaya de la impresión.

TERCERA PARTE Capítulo I Pulkeria Alejandrovna y Abdocia Romanovna (Dunia) se encuentran frente a Raskolnikov quien pasa de una emoción a otra. Le dice a su hermana que corrió a su pretendiente, que jamás permitirá el enlace y que no quiere que se case y sacrifique su vida por él. La madre y la hermana no reconocen del todo a su hijo. Es obvio que una enfermedad se ha apoderado de su mente. Razumikhin las convence de dejarlo solo y se ofrece a acompañarlas al lugar donde se aposentan. La madre se niega a dejar a su hijo pero termina cediendo. En el camino, Razumikhin les dice que ira por su amigo médico y en cuanto tenga su diagnóstico, las iría a visitar. Les promete no abandonar a Raskolnikov y apoya su postura contra el presumido pretendiente, sobre todo cuando llega al cuarto de mala muerte que había alquilado para su novia y futura suegra. La belleza de Dunia lo impresiona. Razumikhin cumple con todo e impresiona a las mujeres.


Capítulo II A la mañana siguiente, Razumikhin amaneció crudo y arrepentido de varias cosas que había dicho por su avanzado estado de ebriedad. Raskolnikov duerme. Al visitar a Dunia y a su madre y ser recibido como todo un héroe se reconforta su ego. Razumikhin reconoce que su pobreza es evidente. La madre le enseña a su salvador, una carta de Pedro Petrovich en la cual se disculpa por no haberlas ido a recoger y les informa la indignante forma en que Raskolnikov lo echo, además de presenciar como daba el dinero a una mujer de dudosa reputación, –se refiere a Catalina, esposa de Marmeladov cuando murió- que con tantos sacrificios le mandaba. La madre rompía en llantos. Dunia propone visitar a Raskolnikov y cuenta la noticia de la muerte de Marta Pretovna (La señora que la corrió de su casa pues creía que sostenía idilio con su esposo y que después redimió públicamente) Cuando llegaron encontraron al médico atendiéndolo. Capítulo III Raskolnikov se sentía mucho mejor. El médico le sugiere –aprovechando su lucidez- que piense en su rehabilitación. Una reconciliación familiar sucede, Raskolnikov le pide perdón a su madre por haber regalado el dinero que le envió y platica lo sucedido. La noticia de la muerte de Marta Pretovna resurge y se comenta que su esposo Aracadio Svidigrailov la golpeó la noche que murió. Raskolnikov se irrita y surge otra discusión familiar. La madre enseña la carta de Lujin a Raskolnikov y éste sospecha más de aquel personaje radicalizando su postura. Lujin no es un abogado, es un farsante. Mañana habrá una reunión familiar a la que asistirá Lujin; Raskolnikov y Razumikhin –invitado por Dunia-. Capítulo IV Sonia llega imprevistamente. Raskolnikov la desconoce de momento y luego la invita a pasar. Sonia llega con el propósito de invitarlo a los servicios funerarios de su padre y a una comida en honor a él que su madrastra Catalina ofrece. La joven se deshace en elogios. Dunia y Pulkeria invitan por su parte a Razumikhin a comer y parten de ahí. Una vez solos, Raskolnikov pregunta a su amigo, que si conoce al juez Porfirio Petrovich –quien trabaja en el caso de los asesinatos- pues quiere recuperar las prendas que un día antes empeñó. Razumikhin asiente. Sonia y los amigos bajan y entonces un personaje que pasaba por ahí, al escuchar el nombre de Raskolnikov, miró rápidamente el lugar y se puso a seguir a Sonia. El burgués de alrededor de cincuenta años que seguía a Sonia, lo hacía con pleno convencimiento de conocerla. Sonia siente su presencia y al llegar a su casa el burgués la saluda pues vive en el mismo edificio, en el departamento de al lado. De camino a casa de Porfirio Petrovich, Raskolnikov siente indecisión sobre lo contraproducente de ir y levantar sospechas. Pero en el camino, al notar que Razumikhin se había esmerado en su arreglo personal, y sospechando que la razón era su hermana, comenzó a burlarse sin piedad. Capítulo V El juez Porfirio Petrovich los recibe con gusto y cuestiona –siempre con agudeza, siempre certero- a Raskolnikov. Para Raskolnikov no hay duda: Porfirio Petrovich sospecha de él considerando que el mismo Petrovich conservaba un artículo de su reciente época de estudiante, donde Raskolnikov cuestionaba la moral del asesino con respecto a personas indeseadas y la misión que algunos llevan a cuestas. Porfirio es sagaz y platica con doble sentido con Raskolnikov. Se despiden y Porfirio lo cita para mañana y ver el asunto de las prendas. Capítulo VI Raskolnikov se despide de Razumikhin y le jura sentirse bien. En su cuarto duerme un poco bajo el cuidado de Anastasia. Las pesadillas se vuelven a presentar. Al despertar, un hombre que no conocía lo miraba con atención.


CUARTA PARTE Capítulo I El hombre se presentó Arcadio Svidrigailov. Raskolnikov no puede creer que el recientemente viudo de Marta Pretovna y antiguo jefe de su hermana estuviera ahí. En efecto, Arcadio fue a conocerle y a pedir que intercediera por él para un nuevo encuentro con Dunia. El cinismo de Arcadio con respecto a sus pretensiones con Dunia y acusaciones sobre los golpes que propinó a Marta la noche de su muerte, sorprende a Raskolnikov. Su reciente llegada a San Petersburgo tiene varios fines ofrece dinero para impedir la boda entre Lujin y Dunia pues no le conviene y sus propias nupcias con una joven novia. Arcadio se despide con la noticia de que su difunta esposa dejó dinero para Dunia. Al despedirse se encuentra con Razumikhin. Capítulo II Raskolnikov y Razumikhin caminan rumbo al hospedaje de su madre, en el camino, Raskolnikov le platica a su amigo los antecedentes de Arcadio. Al llegar encontraron a Lujin quien mantuvo su actitud de indignación. Raskolnikov le dice a Dunia que su antiguo patrón se encuentra en la ciudad y Razumikhin le ofrece su apoyo pues la joven teme a las intenciones del viejo. Lujin desprestigia a Arcadio pues, además de haber golpeado a Marta Pretovna, sabe que estuvo implicado en el suicidio de otra jovencita. Nuevas disputas familiares pasan. Lujin y Raskolnikov se enfrentan. Lujin termina por contrariarse constantemente y sale corrido ahora por Dunia. En el camino piensa en su venganza. Capítulo III La familia platica sobre las ofertas de Arcadio. La madre se alegra del dinero dejado por la señora Petrovna. Todos temen sin embargo, con la llegada de Arcadio. Durante la plática, Razumikhin ofrece empezar un negocio de ediciones con ese dinero y parte que pedirá prestado. Los ojos de Dunia brillan ante la propuesta. Raskolnikov siente contrariados sus emociones y parte de ahí ante la sorpresa de todos. Razumikhin lo sigue a pesar de que Raskolnikov lo trata con extrema agresividad. Le pide que no lo siga y entonces, con una penetrante mirada, Razumikhin comprende que su amigo está implicado de alguna manera en los asesinatos. Razumikhin regresa con la madre y hermana y las calma diciendo que lo mejor para Raskolnikov en estos momentos, es estar solo. Capítulo IV Raskolnikov llega a casa de Sonia y se entera de que un pequeño apartado de la casa le es rentado. La joven lo recibe con entusiasmo pero Raskolnikov llega con el propósito de despedirse. La joven lo nota turbado y lo trata de calmar. Sonia platica de Catalina y sus continuos desvaríos a causa de la tuberculosis. Raskolnikov es cruel y le contesta que los días de Catalina están contados por su avanzada enfermedad y que ella tendrá que cuidar a sus hermanastros. Sonia se asusta pues su pobreza es extrema. Raskolnikov besa los pies de Sonia y muestra su aspecto más escéptico. Raskolnikov le pide huir con él. Sonia se siente confundida. Raskolnikov se despide con la promesa de regresar mañana y decirle quien fue el asesino de su amiga Isabel. Del otro lado de la pared, un hombre escucha con atención la plática: Arcadio Svidrigailov. Capítulo V Raskolnikov regresa con Porfirio Petrovich para el asunto de sus prendas. Porfirio Petrovich lo recibe y platica con Raskolnikov sobre su pasado de estudiante. Raskolnikov se convence de que Porfirio sospecha de él y le extraña su extrema amabilidad. Se exaspera y le exige que lo interrogue si es preciso. Porfirio contesta siempre con sarcasmo y risas. Su ambiguo discurso desconcierta y desarma a Raskolnikov sobre todo por qué sabe que visitó el lugar del crimen y preguntó sobre las manchas de sangre. Porfirio no considera sospechoso –de momento a Raskolnikov- y lo invita con su habitual ironía a retirarse.


Capítulo VI Una inesperada visita interrumpe la entrevista. EL pintor sospechoso de haber matado a las mujeres entra de pronto declarándose culpable. Porfirio se muestra nervioso y hace sacar al enloquecido obrero. Despide a Raskolnikov que se va convencido, de que fue torturado para hacerlo confesar.

QUINTA PARTE Capítulo I Pedro Petrovich compartía la casa con Andrés Semionovich Lebeziatnikov quien tiempo atrás consideró a Pedro en la más alta estima. Pedro meditaba en el error que consistió en alquilar aquella pocilga para alojar a novia y suegra. Su intención de encontrar una esposa que lo viera como su eterno salvador se desvanecía pero no se rindió. Andrés era otro invitado más a la comida que Catalina Ivanovna ofrecía en honor a su recién fallecido esposo. De igual forma Pedro estaba invitado. Andrés interrumpe sus pensamientos y ambos platican sobre la comida a la que ninguno piensa asistir. Los otrora amigos, se habían terminado por enemistarse en secreto. Andrés se acercaba más a ideas progresistas –pseudo revolucionarias- que irritaban el carácter burgués de Pedro. Se habla de Sonia, pues es amiga de Andrés, y Pedro se interesa en hablar con ella. Andrés va por Sonia quien turbada responde las preguntas de Pedro. Petrovich se muestra cortés y pide disculpas por no acudir al funeral. Promete ayudarlas y le obsequia a la joven diez rublos y pide guardar su nombre en secreto. Capítulo II Catalina Ivanova destinó parte del dinero dado por Raskolnikov en enterrar a su esposo y en ésta comida de despedida. Su avanzada tuberculosis le hacía vomitar sangre constantemente y los complejos y turbaciones, tornaron en agudos delirios. Su obsesión por un inventado pasado aristocrático se hizo más presente que nunca. Catalina hablaba durante los preparativos, de los ilustres personajes que acudirían, sin embargo, los pordioseros y borrachos fueron los primeros en llegar. Raskolnikov llegó y se disculpó por no llegar al entierro. Catalina y Sonia lo reciben con gusto. La locura hacía estragos en la imaginación de Catalina quien pronto comenzó a pelar con la casera y algunos invitados. Sonia llega y dice que Lujin no llegará. Catalina pelea en medio de borrachos cuando de repente, Pedro Petrovich Lujin llega de improviso. Capítulo III Catalina la recibe como a un viejo conocido –era la segunda vez que se veían- Lujin la mira con frialdad y acusa a Sonia de haberse robado cien rublos de su casa. La joven se asusta de la afirmación y niega el hecho. Lujin se mantiene firme. Catalina defiende a su hijastra y dice que su hija es incapaz de robar. Catalina esculca por ella misma las bolsas de su blusa y saca un papelito que arroja a la cara de Lujin. Lujin toma el papelito, lo extiende y enseña un billete de cien rublos. Una sorpresa generalizada invadió el lugar. Catalina defendía con más frenesí a Sonia quien por su parte continuaba muda de la sorpresa. Raskolnikov se había echó a un lado, y contemplaba en silencio el avance de los hechos. Catalina se deshacía en llanto y sufrimiento; la pus de su boca le brotaba al gritar. Lujin la tranquiliza y dice que no procederá en contra de alguien que movido por el hambre roba. En eso, otro inesperado invitado llega: Andrés Semionovich quien desmiente a Lujin diciendo que el mismo vió cuando, de forma por completo imperceptible, introducía el billete en el vestido de la joven. Lujin trata de defenderse pero no pudo con el peso de la verdad. Su plan de reinvindicarse ante los ojos de Raskolnikov y recuperar a Sonia, se fue por completo. Lujin huye del lugar. Sonia regresa a su casa aturdida, seguida por Raskolnikov. Capítulo IV Raskolnikov encuentra llorando a Sonia. Su sarcasmo se mezcla con su lado más humano. Sonia no entiende los discursos de Raskolnikov. El muchacho se vierte en la crueldad y le recuerda que hoy le diría quien había matado a su amiga Isabel. Sonia se pasma de la confesión e invita a Raskolnikov a que busque la expiación. Andrés Semionovich toca la puerta de repente.


Capítulo V Catalina Ivanovna se había refugiado finalmente en la locura. Andrés le dice a Sonia que su madre estaba incontrolable. Sonia sale en su encuentro. Raskolnikov, turbado por su confesión, regresa sin notarlo a su casa. Pensaba en el por qué hacer sufrir a Sonia cuando recibe la visita de Dunia. La hermana pide disculpas por su inesperada visita, y cuenta a su hermano que Razumikhin le ha contado todo. Raskolnikov palidece. Dunia continúa y dice que pronto será aclarado todo y será absuelto de toda sospecha. (Desde luego el amigo no le contó todo) Raskolnikov se limita a decir que Razumikhin es un buen hombre. Dunia se retira angustiada. Raskolnikov sale a la calle y es alcanzado por Andrés quien llega diciendo que Catalina ha perdido por completo la razón. Caminan a un puente donde, Catalina obligaba a sus hijos a bailar mientras ella tocaba un balde como percusión. Catalina decía a la gente que su familia de pasado aristocrático había sido engañada. Sonia veía estupefacta la escena y pide ayuda para llevarla a su casa. En casa de Sonia muere Catalina Ivanovna, entre los curiosos que habían llegado se encontraba Arcadio Svidrigailov quien se presta a ayudar a la joven en desgracia. Raskolnikov se extraña de la gentileza de Aracadio y éste le contesta con una frase pronunciada por Raskolnikov en esa misma habitación y que lo implicaba directamente con los asesinatos. Raskolnikov se sorprende. Aracadio le cuenta vivir precisamente al lado de Sonia y que recién escuchó una conversación muy interesante.

SEXTA PARTE Capítulo I A partir de ese instante, Raskolnikov tiene miedo por Aracadio que sin embargo, ayudó efectivamente a Sonia y mandó a los niños a casas de huérfanos. Raskolnikov recibe en su casa a Razumikhin quien le pide visitar a su madre pues ha enfermado. Además Razumikhin cuenta que Porfirio Petrovich le dijo que ya tenían al asesino confeso de la usurera y su hermana. Antes de despedirse, Razumikhin le cuenta que Dunia recibió una carta que la turbó mucho. Raskolnikov sólo se limitó a decir que era un buen hombre. De nuevo solo, Raskolnikov piensa en Porfirio Petrovich que le dio suficientes pruebas como para que sospechara de él. Al salir de su casa resuelto a ―resolverlo todo‖ se topa nada menos que con el propio juez Porfirio Petrovich. Capítulo II Raskolnikov lo invita a pasar pues el juez manifestó su deseo de visitarlo. Porfirio le habla de su pasión por la psicología y de todos los cabos sueltos que unió desde que tomó el caso de las mujeres asesinadas. Las sospechas que pudo haber guardado se habían disuelto pues tenía a una persona confesa. El doble discurso de Porfirio confunde a Raskolnikov. Una acusación indirecta se escucha durante todo su discurso. Al final remata diciendo que esa persona no pudo haber matado a esas mujeres. Enseguida afirma que “el asesino es usted Rodion Romanovich‖. Porfirio aprecia en realidad a Raskolnikov y le sugiere que se entregue y que por su parte no procederá, por lo pronto, en su contra. Raskolnikov ni lo niega ni lo afirma. Los hombres discuten sin hablar de manera clara. Ambos se enfrascan en una serie de cuestionamientos y afirmaciones. Porfirio se despide amablemente y le pide a Raskolnikov que piense en todas las ventajas que gozaría si él mismo se entrega. Porfirio parte dejando a Raskolnikov más confundido que nunca. Capítulo III Raskolnikov descarta que Arcadio le haya denunciado pues sabe bien que otros planes tiene. Deambula por la ciudad sumido en sus reflexiones y encuentra a Arcadio en una taberna. Ambos se evitan al principio. Raskolnikov acude al llamado de Arcadio. Su plática es evasiva al principio hasta que Raskolnikov le advierte que si intenta algo contra Dunia lo matara. Arcadio no pierde su ironía y le recuerda a su interlocutor que se casará en breve. Hablan sobre Marta Pretovna, y la chica que se suicidó. Arcadio se deslinda a medio camino entre el cinismo y la burla. Raskolnikov se sorprende de la inteligencia y pragmatismo de Aracadio.


Capítulo IV Más adelante, Arcadio platica de Dunia. El libertino de Aracadio le narra sus secretos y habla de los intentos de Dunia –cuando trabajaba para él- de llevarlo por el camino correcto pues el mismo Arcadio reconoce que las mujeres en general, son su debilidad. Su próxima boda con una joven de 16 años lo entusiasma. Raskolnikov repara que se encuentra frente al hombre que desinteresadamente, ayudo a Sonia y a sus hermanastros. Capítulo V Arcadio se despide y Raskolnikov sospecha que trama algo contra Dunia y se decide a seguirlo. Luego abandona su empresa al ser engañado por Aracadio. Arcadio tenía una cita con Dunia y la lleva a su casa. La joven acudió pues Arcadio le escribió sobre un secreto que ahí confesaría. Al llegar a casa, Aracadio le confiesa a Dunia que su hermano Raskolnikov es el asesino de la usurera. Dunia no lo cree. Aracadio le dice que no se preocupe y que puede conseguirle un pasaporte a Raskolnikov y sacarlo del país. Dunia no lo cree. Arcadio le enseña el lugar donde escuchó la platica fatal y presa del frenesí y del deseo se abalanza sobre Dunia. La joven saca un revolver –mismo que es reconocido por Aracadio pues Dunia se lo llevó la noche que murió Marta- y luego lo acusa de haber matado a su esposa. Arcadio se acerca. Dunia dispara. Aracadio se acerca más. Dunia tira el arma pues se sabe capaz de matarle. Aracadio le pregunta si lo ama al no obtener respuesta la deja ir. La pistola del suelo es recogida por Aracadio quien apresurado sale a la calle. Capítulo VI Luego de vagar, Aracadio regresa a su casa y visita a Sonia, le da más dinero para sus hermanastros y se despide pidiendo que no se preocupe. Después visitó a la familia de su novia y dijo que por razones oficiales tenía que salir de San Petersburgo. En un hotel de mala muerte, sueña con una suicida. En la madrugada, frente a un soldado, Aracadio Svidrigailov saca una pistola y dispara en su sien. Capítulo VII Raskolnikov visita a su madre, al cerciorarse de la ausencia de Sonia, se despide efusivamente. Pulkeria llora por su hijo. De nuevo en casa, Raskolnikov encuentra a Dunia quien con su mirada le dice todo. Raskolnikov se despide de Dunia y se sume en sus reflexiones. Capítulo VIII Sonia recibe a Raskolnikov. No acepta su despedida y sigue a Raskolnikov quien entra a la policía. Ahí se entera del suicidio de Aracadio. Raskolnikov sale y vuelve a entrar. Finalmente, Raskolnikov confiesa haber asesinado a Aliona Ivanovna y a su hermana Isabel Epílogo I Raskolnikov fue condenado a trabajos forzados en Siberia durante un lapso de 8 años. La sentencia no fue del todo excesiva pues: nunca uso del dinero robado, –de hecho no sabía con exactitud el monto del botínCometió los asesinatos con la puerta abierta, narró absolutamente todo sin omitir nada y lo más importante, se confesó culpable cuando un obrero –de probados desequilibrios mentales- lo había hecho. Se dictaminó que había matado por demencia momentánea. Y se usó los testimonios de Razumikhin y su amigo el doctor. Al preguntarle a Raskolnikov sobre el móvil; contestó con absoluta franqueza. La extrema miseria que lo había sacado de la escuela de derecho fue la punta del desastre. Al ser cuestionado sobre su razón para confesar simplemente dijo por arrepentimiento. La madre enfermó desde el inicio del proceso y fantaseaba con frecuencia de que su hijo era muy poderoso y que por eso se encontraba lejos. Dunia y Razumikhin se casaron y ambos junto con Sonia, visitaron a Raskolnikov. La muerte de Pulkeria fue sabida por Raskolnikov tiempo después a pesar de que Sonia –quien lo había seguido hasta Siberia- se escribía con frecuencia con ellos.


Epílogo II Raskolnikov se había sumido en la más profunda indiferencia. Todo le importaba poco o nada. Las frecuentes visitas de Sonia eran lo único que lo reconfortaba. Sin embargo, al tener la joven que trabajar, comenzó a reducir sus visitas. Raskolnikov resiente su ausencia. Una tarde que tuvo que trabajar al aire libre, la encontró de frente a él. Sonia le tomó las manos y Raskolnikov lloró por esos siete años que todavía tendrían que transcurrir. Pero alguien lo estaría esperando. A partir de la mañana siguiente, Raskolnikov no volvería a ser el mismo.


MADAME BOBARY Gustavo Flaubert (Resumen) PRIMERA PARTE Capítulo I. Carlos Bobary era un hombre dependiente de su madre, a los doce años lo llevaron a la escuela por primera vez, al terminar el tercer año lo sacaron de la escuela y lo llevaron a estudiar medicina, su padre ex ayudante de cirujano del ejercito era un hombre manipulador, autoritario, machista, borracho, mujeriego y despilfarrador; su madre una mujer trabajadora, honrada y amorosa con su hijo, pero se obsesionaba con sobreprotegerlo, en su obsesión por cuidarlo le consiguió una esposa: flaca, fea y viuda, pero con dinero, al contraer matrimonio Carlos pensó que podría gozar de su libertad, dinero y de su persona, pero no fue así porque la que mandaba era su esposa. Capítulo II. Cierta noche llamaron a Carlos para que fuera a la granja Berteaux donde el señor Rouault se había roto la pierna a lo cual Carlos acudió inmediatamente, ahí conoció a Emma una linda joven hija del señor Rouault de la cual quedó fascinado por lo cual volvía con frecuencia a dicha granja. Al enterarse su madre de que ahí había una joven fue a contarle a Eloísa (la esposa de Carlos) y ella le prohibió volver a dicha granja a lo cual él accedió, una mañana mientras Carlos corría la cortina de su alcoba Eloísa lanzó un suspiro y murió. Capítulo III. Carlos siguió frecuentando a Emma y al Sr. Rouault, el cual se percató de que Carlos se ruborizaba al estar junto a Emma, que se había enamorado de ella, pero no se atrevía a pedirle la mano de la joven. Un cierto día cuando él intentaba pedirle la mano de Emma no había terminado la frase cuando el Sr. Rouault le dijo que él se la concedía con la condición de que su hija aceptase también, ésta aceptó, se casaron en cuanto termino el luto de Carlos. Capítulo IV. Bobary madre no había estado de acuerdo con dicha boda por lo cual se retiró rápidamente, pero en cambio su esposo se quedó fumando y bebiendo hasta el día siguiente, los novios partieron en el faetón del Sr. Rouault hacia Tostes.


Capítulo V. Al llegar a su nueva casa Emma subió a su habitación en el cual encontró sobre la cama el ramo de novia de Eloísa. Carlos pensaba que su dicha y felicidad eran inmensas y no tenía ninguna preocupación, cada vez que él era cariñoso con Emma ella lo rechazaba. Emma al casarse creía experimentar amor, pero ahora se daba cuenta de que había cometido un gran error al casarse. Capítulo VI. A la edad de 13 años el Sr. Rouault internó a Emma en un convento, al principio le pareció agradable internarse en la sociedad de las monjas, era muy inteligente, las comparaciones de Prometido, Esposo, Amante celestial y Matrimonio eterno le parecían un dulce y hermoso sueño; su temperamento era más sentimental que artístico, buscaba emociones y no paisajes. Al morir su madre mandó a que le hicieran un cuadro con los cabellos de la difunta, tiempo después cambió radicalmente su carácter se volvió irritable y antipática. Una vez que salió del internado al estar en su casa al principio se sintió contenta al ordenar a la servidumbre, pero después sintió repugnancia por el campo, al ver por primera vez a Carlos sintió que la calma en la que vivía era la dicha que había soñado. Capítulo VII. Emma solía pensar que estaba viviendo ―La luna de miel‖ como decía la gente, pero al no entender Carlos sus verdaderos sentimientos y estrechando su intimidad de su vida común se producía una cierta indiferencia que la desligaba de él, su esposo la creía feliz, pero ella tenía resentimiento por no poder recibir la felicidad que necesitaba y sentir que él a su vez obtenía la felicidad deseada. La madre de Carlos los visitaba con frecuencia y le enseñaba a su manera a Emma como ordenar su casa ella aceptaba dichas sugerencias, pero al marcharse ésta manifestaba a Carlos su desagrado. Sin embargo Emma, quien quiso casarse por amor, al no lograrlo se sentía igual que antes, en cambio a Carlos parecía no importarle, pasando algún tiempo así tratando de sacarle un destello de pasión al corazón de Carlos. Sin conseguirlo Emma se persuadió de que la pasión de su esposo no era nada extraordinario por lo cual se preguntaba ¿Por qué me habré casado? No encontraba respuesta que la consolara, pero a fines de Septiembre sucedió algo extraordinario en su vida, fue invitada a Vaubyessard, la casa del Marqués de Andervilliers. Así que un Miércoles a las 3:00 PM los Señores Bobary en su buggy se dirigieron a Vaubyessard. Capítulo VIII. Al llegar los Señores Bobary a la casa de Marques éste estiro su brazo a la esposa del médico para llevarla al vestíbulo, Emma se sintió rodeada de un aire cálido y su corazón latía fuertemente al oír la música de la orquesta y ver las parejas bailando entonces recordó la gran Berteaux, ante los destellos de su vida presente su vida anterior tan clara hasta entonces parecía desvanecer por completo y casi dudaba haberla vivido. Carlos estaba medio dormido recostado contra una puerta. Emma no sabía bailar el vals, pero a uno de los que bailaba que llamaban Vizconde volvía por segunda vez a sacarla a bailar asegurándole que él la guiaría, ella acepto y comenzaron a bailar lentamente cada vez más rápido arrastrándola con un movimiento, el vizconde desapareció con ella hasta el final de la galería donde, jadeante estuvo a punto de caer y, por un instante apoyo su cabeza contra el pecho de él sin dejar de girar, pero más lentamente, siguieron bailando hasta que agotaron a los demás, se marchó, un poco después los invitados del castillo se fueron a acostar. Carlos estaba cansado había permanecido 5 hrs. de pie observando bailar a Emma, tiritaba de frío soltó un fuerte suspiro de satisfacción al quitarse las botas y acostarse a dormir Emma admiraba el castillo se esforzaba por mantenerse despierta y prolongar la ilusión de aquella vida de lujo que pronto habría de abandonar, por fin se desnudó y se acurrucó junto a Carlos, al día siguiente el matrimonio Bobary se despidió de Marqués y de la Marquesa y tomó su camino hacia Tostes. Habían llegado a los altos de Thibourville cuando delante aparecieron unos jinetes riendo y fumando, Emma creyó conocer al Vizconde un cuarto de legua más adelante ellos se detuvieron para remendar la retranca partida, Carlos vio algo en el suelo y era una petaca para puros bordada con seda verde, Emma la guardo celosamente para recordar aquella experiencia maravillosa.


Capítulo IX. El recuerdo del Vizconde reaparecía sin cesar en sus lecturas, entre él y los personajes se inventaba, establecía comparaciones y relaciones, en su deseo, confundía las sensualidades del lujo con los goces del corazón, la elegancia de las costumbres y las delicadezas del sentimiento en el fondo de su corazón la expectación de algún acontecimiento, pero no sabía cuál sería ese acontecimiento y cada mañana al despertar esperaba que sucediera aquel día y por fin sintió los primeros bochornos cuando se acercaba Octubre pensando que el Marqués mandaría otra invitación para el baile, pero nunca llegó y con esa frustración en el corazón quedó nuevamente el vacío. Era sobre todo a la hora de la comida cuando toda la amargura que sentía le parecía servida en su plato y con el humo del cocido subían desde el fondo de su alma como bocanadas de desabrimiento. Ahora lo dejaba todo descuidado, se empeñaba en no salir, se tornaba difícil y caprichosa ya no disimulaba su desprecio por nada y por nadie, recostaba su cabeza contra las paredes para llorar, palidecía Y tenía palpitaciones; Carlos supuso que la causa de su enfermedad era alguna influencia local y pensó seriamente en establecerse en otro lugar, Emma tomaba vinagre para adelgazar, contrajo una tos seca y perdió el apetito por completo, Carlos se enteró que en el Distrito de Neufchatel había una población llamada Yonville- L’Abbaye, cuyo médico acababa de irse la semana anterior y decidió mudarse en primavera sí la salud de Emma no mejoraba, cuando salieron de Tostes en el mes de Marzo la Sra. Bobary estaba embarazada.

SEGUNDA PARTE Capítulo I. Emma se daba cuenta del embarazo y culpa a Carlos de todos los malestares, ella no toma su embarazo con alegría al contrario le parece terrible y por el contrario Carlos estaba muy contento y se sentía realizado. Capítulo II. La señora Bobary se acercó a loa chimenea y desde el otro lado de ella un chico de cabellos rubio la miraba en silencio era el pasante del notario Guillaumin, un muchacho llamado León que coincidía mucho con los sentimientos y pensamientos de Madame Bobary entonces ella empezó a interesarse en él, tenían conversaciones en que el azor de las frases los llevaba siempre a un mismo punto coincidente de una simpatía común. Capítulo III. El Sr. Homais había infringido la ley por lo que fue situado en Rúan ante el Sr. Procurador del rey, su familia estaba asustada por eso el Sr. Homais trataba tan bien a Carlos Bobary ya que él si tenía un título y no estaba fuera de la ley, sin embargo Carlos no tenía clientes y para distraerse trabajaba en su casa como obrero, pero le preocupaba mucho los asuntos de dinero y con la llegada del bebé era más difícil y Emma al ver que no podía gastar y comprar todo lo que ella quería a todo lujo no quiso hacerse cargo de nada para el bebé, pero Carlos seguía con toda su emoción hablaba del crío a todo horas, ella deseaba que fuera un niño para que pudiera ser libre y que pudiera conocer todo el Mundo y no quería una niña porque llevaría la misma vida vacía que ella. Por fin dio a luz un Domingo fue una niña a la cual le puso Berta, el Sr. Homais y la mamá de Carlos fueron los padrinos. Un día Emma tuvo la necesidad de ver a su hija que había sido llevada a criar por una nodriza, en el camino encontró a León y le pidió que la acompañara, aquella misma noche se supo en todo Yonville y la gente decía que se estaba comprometiendo, pero ellos sin importarles siguieron su camino hasta llegar a la casa de la nodriza donde se encontraba la niña de Emma la levantó y comenzó a cantarle dulcemente, Emma volvió a acostarla cuando le vomito todo el vestido y regresó con su compañero a su casa los dos tratando de que la conversación no terminara, solo sus miradas estaban llenas de una tierna y dulce charla, eran como murmullos de alma profundos y continuos que dominaba al de las voces.


Capítulo IV. León se dirigía del bufete al Lion d’Or, desde lejos Emma lo escuchaba y lo esperaba para pedirle que le dijera versos y él le declamaba en voz baja, ambos se ponían a charlar en voz baja fue así como se estableció entre ellos una especie de asociación, Carlos no era celoso y no le extrañaba eso. Emma recibió en su cumpleaños una cabeza frenológica, fue una atención de León, ella mando a que la pusieran junto a la ventana, ella le mandó una alfombra y los dos pensaron que era un buen motivo para recordarse. Capítulo V. En un Domingo de Febrero todos fueron a ver una fábrica de hilados de lino que se estaba instalando cuando regresaron fueron todos a la casa de los Homais, Emma no quiso ir y fue a su casa, León no gusto por estar ahí sin ella así que él también fue a dormir, al regresar Carlos a su casa le contó a su esposa que León se había ido temprano y a ella le dio gusto. Cuando León volvió a ver a Emma le pareció una mujer tan virtuosa e inaccesible que toda esperanza, hasta la más imprecisa se alejó de él cuanto más se percataba Emma de su amor más lo rechazaba, entonces los apetitos de la carne y de la pasión se fundieron en un sufrimiento único y en vez de apartar todo ello de su pensamiento volvió sobre lo mismo. Capítulo VI. Emma al sentir desesperación por la que sentía intento buscar ayuda en la iglesia pero el cura no la escuchó solo se la paso hablando bien de Carlos y diciéndole que no necesitaba nada ya que su esposo era un hombre extraordinario que le daba todo, Emma salió enfurecida de la iglesia y fue a su casa ahí estaba su hija que le pedía que la cargara estirándole los bracitos, pero ella la empujó con el codo y la niña cayó lastimada en su mejilla en eso llega Carlos y le dice que se lastimo jugando. León había sufrido mucho por este amor así que decidió irse a París, arregló todo, escribió a su madre para explicarle sus razones y ésta aceptó, León fue a despedirse de la familia Bovary, Emma lo despidió con brusquedad, pero León la sintió entre sus dedos y la sustancia misma de su ser le pareció descender hasta esa palma, húmeda sus miradas volvieron a encontrarse por última vez y se fue. Todos en Yonville sintieron la pérdida de León. Capítulo VII. Al día siguiente le resultó a Emma una fecha fúnebre y la pena le remolinaba en el alma con suaves lamentos cuando en su recuerdo experimentaba una melancolía taciturna, León aparecía de nuevo no la había abandonado, pero pronto se daba cuenta que solo era su imaginación, se daba cuenta que el único encanto de su vida, la única esperanza de ser feliz se había marchado, aquel recuerdo de León fue como el centro de su hastío y poco a poco el amor se apagó por la ausencia, ahora se consideraba más desdichada; cambiaba peinado, quiso aprender italiano, padecía crisis nerviosa; un día discutió con su marido y se bebió todo el agua ardiente, sentía desfallecer y hasta escupió sangre. Carlos escribió a su madre para que viniera, su madre acudió a su llamado, pero Emma solo necesitaba responsabilidades para no tener tiempo de ociosidades y tiempo para malos pensamientos, a pesar de eso aceptó quedarse un tiempo para ayudarlos. La madre Bobary salió un Miércoles al mercado en Yonville, Emma se asomaba por la ventana cuando divisó un caballero vestido con levita de terciopelo verde, se dirigía a la casa del médico, Carlos llegó para atender al mozo de éste de un hormigueo que tenía en todo el cuerpo cuando Carlos término su trabajo el caballero dejó 3 francos sobre la mesa saludo descuidadamente y se fue. Emma lo vio caminando bajo los álamos deteniéndose como si reflexionara. Él se llamaba Rodolfo y pensaba que Emma era mucha mujer para estar casada con un hombre como Carlos y que la mujer que él tenía llamada Virginia estaba perdiendo su encanto, pensaba en Emma y la desnudaba con el pensamiento y se propuso conseguirla planeando la manera de lograrlo pensaba también en los obstáculos que tenía en su contra, luego recordó que se aproximaba el Concurso y allí tendría muchas oportunidades para verla.


Capítulo VIII. En efecto llegó el famoso Concurso, todos los habitantes charlaban desde sus puertas y comentaban preparativos, la multitud llegaba a la calle principal, pero el júbilo que animaba a todos los rostros parecía ensombrecerla la Sra. Lefrancois la mesonera. Emma se encontró al Sr. Homais yendo a toda prisa para alcanzarla, pero ella iba acompañada de Rodolfo, éste aprieta el paso para deshacerse del Sr. Homais, cuando lograron deshacerse de éste platicaban de la mediocridad de la provincia y de cómo ellos no pertenecían a ese círculo de gente porque ellos sentían que eran de otra clase, ella se quejaba de que una mujer no podía llevar una vida tan intensa como un hombre por lo cual ella sentía gran coraje de ser mujer, Rodolfo coincidía con su idea, pero también le decía a ella que no reprimiera todos esos sentimientos y pasiones insinuando que él podía ser con quien podía desahogar toda su frustración y su pasión. Capítulo IX. Transcurrieron 3 semanas sin que Emma viera a Rodolfo, finalmente te presentó con la idea calculadora de que como no lo había visto en tanto tiempo al verlo lo amaría más y así fue cuando Emma lo vio éste comenzó a cortejarla, hablarle de todas las necesidades que ella tenía y cuando finalmente le dijo que la amaba ella se estremeció y aceptó sus halagos, en ese momento entró Carlos y disimulando Rodolfo invitó a Emma a montar con el pretexto de mejorar su salud, pero ella rechazó la invitación porque no tenía traje para montar y cuando Rodolfo se fue ella le dijo a Carlos que no sentía que era apropiado por lo que la gente fuera a decir y el respondió que no le importaba, cuando el traje de Emma estuvo lista Carlos escribió a Rodolfo para avisarle que su esposa había aceptado por fin la invitación. Por fin fueron a dar el paseo a caballo al llegar a la cuesta los caballos se detuvieron y Emma se echó a caminar por delante mientras que Rodolfo caminaba por detrás de ella antojándosele su desnudez se sentaron en un tronco y él le hablaba de su amor, Emma se posó de pie para marcharse, pero él la detuvo y le dijo: ―usted para mi alma es como una santa Madonna en un pedestal, ella le pidió rápidamente que volvieran y él aceptó, al llegar a Yonville su esposo la encontró con buen semblante y cuando Emma se vio libre de Carlos subió a encerrarse a su cuarto, al verse al espejo su rostro la sorprendió deleitándose con la idea de tener un amante y a partir de ese momento se escribieron con frecuencia dejándose las cartas cerca del río y viéndose a escondidas. Capítulo X. Un cierto día al ir al río a dejar su carta el capitán Binet la encontró y le preguntó que hacía ahí tan temprano ella respondió nerviosa que venía de casa de la nodriza olvidando que todo mundo sabía que su niña estaba en su casa desde ya hacía un año, poca era su preocupación ya que había quitado la llave de la barrera para que Rodolfo pudiera entrar mientras Carlos dormía y así llevar a cabo el adulterio. En primavera el Sr. Rouault les mando un pavo junto con una carta, al leerla Emma se sintió más infeliz que nunca ya que su padre la creía feliz y ella se preguntaba ¿qué la hacía tan infeliz?, miró a su alrededor buscando la respuesta y después hizo traer a su hija la abrazo y la beso fuertemente como nunca. Faltó a tres citas con Rodolfo y al volverla a ver éste la notó seria, justo cuando se preguntaba por qué aborrecía a Carlos llegó el boticario para ofrecerle una solución. Capítulo XI. El Sr. Homais encontró un nuevo método para curar pies deformes al saberlo Emma pensó que era buena idea para que Carlos hiciera algo grande y así se volviera a enamorar de él y lo convenció para que lo utilizara con el mozo Hipólito, Carlos aceptó posteriormente convencieron a Hipólito, al operarlo al principio resultó un éxito, pero al poco tiempo tuvieron que mandar a hablarle al Dr. Canivet de Neufchatel el cual determino que la gangrena estaba avanzada a tal grado que había que amputarle la pierna. Carlos se sintió fracasado y le pidió a Emma que lo abrazara ella lo rechazó y se fue disgustada. Esa noche cuando Rodolfo llegó al jardín encontró a Emma dispuesta a seguir con su relación.


Capítulo XII. A menudo al llegar Rodolfo, Emma salía corriendo a su encuentro y le decía que ya no aguantaba a su esposo que se fueran juntos a vivir a otro lugar. Ella le compró una fusta con manga como todavía no les llagaba el dinero que le mandaban anualmente a Carlos el Sr. Derozerays le pidió plazo al comerciante y en cuanto llegó el dinero a escondidas de su esposo pagó la deuda. Un día al llegar la madre de Carlos se dio cuenta de que Emma no actuaba de manera natural y cuando al fin la enfrentó discutieron después de ver a Rodolfo el cual le dijo que actuara de otra manera ante su suegra para que no sospecharan y ella amaneció más dócil que nunca. Planearon huir, ella saldría como si fuera a hacer las compras y él la esperaría con dos pasaportes a París dentro de un mes, Rodolfo atrasó unos meses más el viaje, pero decidió que partirían el 4 de Septiembre. Capítulo XIII. Rodolfo viendo todas las cartas de sus demás amantes pensó que sería una locura huir con Emma, al día siguiente le mandó una canasta con frutas y una carta, al bajar a comer estaba tan llena de ira que dio un grito y se desmayó Carlos corrió y trato de ayudarla quedó 43 días con fiebre reumática cerebral, a mediados de Octubre comenzó a reaccionar, pero su esposo al ver sus síntomas creyó reconocer los de cáncer. Capítulo XIV. Carlos tenía muchas deudas gracias a los caprichos de su esposa a un comerciante le debía 1250 francos que pidió prestados para pagarlos el 1° de Septiembre con 6% de interés después de que llevaron al cura para que la comulgara empezó a mejorar rápidamente dio un cambio total hacia obras de caridad, cuidaba de su hija, le hacía cariños en fin a todos sorprendió hasta fue al teatro con Carlos. Capítulo XV. Por fin en el teatro Emma disfrutaba de la ópera de pronto Carlos la vio exaltada y fue por un vaso con agua allí se encontró a León lo invito a ir con ellos, al saludar a Emma comenzaron a hacer mucho ruido tuvieron que salir del teatro, los tres se sentaron a charlar fue entonces cuando Carlos habló de la enfermedad de Emma, León los invito a pasar por lo menos un día en Rúan, Carlos dijo que él no podía, pero que si su esposa aceptaba que se quedara ella, Emma dijo que lo pensaría toda la noche y a la mañana siguiente le daría su respuesta.

TERCERA PARTE Capítulo I. Cuando León fue a buscar la respuesta de Emma, Carlos ya se había ido aprovecho y empezó a seducirla ella le dijo que era muy vieja y él muy joven, cuando intentó besarla ella le pidió que se fuera y que al día siguiente se verían, él acepto. Ella se quedó sola y cuando reflexiono decidió no ir y le escribió una carta. Al día siguiente León llegó a la cita y estaba impaciente cuando por fin llegó él corrió a su encuentro en la catedral, ella no permitió que la tocara y solo le entrego la carta, él enfurecido la tomo del brazo y la llevo a un coche en el cual recorrieron casi toda la ciudad hasta la casa de Emma, León rompió la carta y la tiró. Capítulo II. Emma salió corriendo y se encontró a Felicidad la cual le dijo que era urgente que regresara a Yonville ella se apresuró y alcanzó a llegar una vez allá le pregunto al boticario que sucedía él le dijo que su suegro había muerto, en cuanto entró en su casa encontró a Carlos inconsolable más tarde llagó su madre y juntos se echaron a llorar ya que nunca supieron ni le dijeron cuanto lo amaban cuando estaba vivo. Quien también llegó fue el comerciante a cobrarle los pagarés a Carlos el cual desesperado no sabía a quién acudir así que le pidió a Emma que fuera a Rúan a buscar a León ella aceptó y estuvo fuera durante 3 días.


Capítulo III. Fueron tres días plenos, exquisitos, espléndidos, una verdadera luna de miel, León encontró un lazo de seda rojo y el barquero le dijo que debía ser de una compañía de actores que estuvieron ahí hace algún tiempo y más de un tal Rodolfo Emma se estremeció. Después regresó a su casa. Capítulo IV. Emma comenzó a verse con León como lo hacía con Rodolfo como éste viajaba a Rúan durante le semana ella dijo que buscaría la manera de verse por lo menos una vez a la semana. Cuando entró a su casa comenzó a tocar el piano como ya hacía mucho tiempo que no lo hacía Carlos le dijo que tomará clases con una maestra que cobraba dos francos cincuenta la sesión ella lo convenció de tomar clases en la ciudad, pero en lugar de tomar clases se veía con su amante León y al cabo de un mes notó que Emma había progresado. Capítulo V. Todos los Jueves se despertaba sin hacer ruido y sé iba, en la ciudad León la esperaba sé iban al hotel de León y se amaban con intensidad, Emma lo disfrutaba. Un día Carlos se encontró a la supuesta maestra de Emma la cual le dijo que no la conocía cuando él le contó esto a Emma ella invento una excusa y su vida se convirtió en un rompecabezas de mentiras. Un día el comerciante la encontró saliendo del hotel del brazo de León, tres días después el comerciante fue a ver a Madame Bobary y le dijo que necesitaba dinero ella dijo que no tenía él le dijo que vendiera una vieja casucha que había sido propiedad del Sr. Bobary Emma aceptó, pagó 3 de 4 pagares que debían, pero el 4° llegó un Jueves cuando ella no estaba al ver eso la madre de Carlos enfureció al llegar Emma la Sra. Bobary empezó a discutir con ella y por primera vez Carlos salió en defensa de su esposa. Una noche Emma no llegó a su casa, Carlos salió como desesperado a buscarla fue y buscó la dirección de la maestra de piano cuando se dirigía a casa de la Señorita Lempereux al otro extremo de la calle vio a Emma corrió y la abrazó también le preguntó que porque no había llegado, ella respondió que se había enfermado y la maestra la había cuidado, también le dijo que si al menor retraso se preocupaban ella ya no se sentiría libre poco a poco sus vistas con León eran más frecuentes lo cual le disgustaba a él ya que por eso tenía problemas en su trabajo, pero no discutía con Madame Bobary y solo le cumplía sus caprichos. Capítulo VI. Cierto día el boticario fue a buscar a León por lo cual llegó tarde a su cita con Emma le explico que el boticario no lo dejaba ir y le pidió disculpas, sin embargo el boticario volvía a buscarlo. León fue con el boticario, pero le prometió que no se tardaría y no fue así cundo regresó al lugar de la cita Emma se había marchado ya muy disgustada. Ella pensaba que jamás volvería con León por lo enojada que estaba y él pensaba que Emma era demasiado absorbente y que no lo dejaba ni respirar. Al día siguiente llegó un hombre a cobrarle un pagaré que ella había firmado por lo cual salió enojadísima a hablar con el comerciante el cual le dijo que no podía hacer nada, a ella ya no le alcanzaba el dinero y tuvo que vender unas cosas que había comprado en la ciudad y ni aun así logró pagar la deuda. León le escribió una carta a su mamá contándole todo lo sucedido, su madre habló con el dueño del bufete donde trabajaba León y éste habló con él, León prometió no volver a verla. En la tercera semana de cuaresma Emma se fue a la ciudad y no regresó a su casa se fue a una fiesta de máscaras, al llegar a su hogar Felicidad le dio un papel donde decía que tenía 24 horas para pagar 8 mil francos o sería embargada. Capítulo VII. Al día siguiente llegaron 3 hombres a levantarle el embargo Felicidad estaba en la puerta vigilando que no llegara Carlos, Emma desesperada se fue a la ciudad a buscar a León el cual le dijo que no podía prestarle el dinero, pero tal vez un amigo suyo sí, también le comentó que si no llegaba a las 3:00 PM que se fuera al no llegar León se fue en el camino creyó reconocer al Vizconde el cual ni siquiera la volteó a ver posteriormente


se encontró al boticario y se regresaron juntos a Yonville. Al llegar fue a buscar al notario pensando que tal vez le podría prestar el dinero, pero él a cambio le pidió que fueran amantes ella se indignó y regresó a su casa se dio por vencida y pensó en contarle la verdad a su marido de pronto se fue a casa de la nodriza que antes cuidaba a su hija para escapar, a la mañana siguiente mando a la nodriza a su casa la cual le dijo que Carlos estaba llorando como desesperado buscándola de pronto le invadió el recuerdo de Rodolfo y decidió ir a buscarlo a su casa. Capítulo VIII. Cuando llegó Rodolfo estaba ahí, habló de su dolor y de su amor y después le pidió tres mil francos los cuales le negó, ella se fue diciendo que era un mentiroso que nunca la había amado. Cuando llegó a su casa estaba ahí Carlos el cual le pidió una explicación acerca del embargo ella solo se sentó en el escritorio y le escribió una carta se la dio y le dijo que la leyera el día siguiente y se fue a su cuarto, al día siguiente ella amaneció muy enferma Carlos leyó la carta en donde decía que había tomado arsénico y que no culpara a nadie, Carlos le decía desesperado al boticario que la salvara llamó al doctor Lariviere él le dijo que ya no se podía hacer nada solo esperar todos desesperados, el cura en sus rezos, Carlos inconsolable hasta el boticario estaba conmovido, en un momento Emma reaccionó al escuchar una canción que le encantaba. ―Con frecuencia, el calor de un hermoso día, hace soñar a las muchachas con el amor...‖ Emma se levantó y se echó a reír cayendo nuevamente al momento siguiente, todos se acercaron, Emma había muerto. Capítulo IX. Todos quedaron estupefactos y Carlos se lanzó sobre ella llorando y gritando: adiós, adiós mi amor..., el Sr. Homais lo llevó abajo para calmarlo él le dijo que quería que la enterraran con su vestido de novia sus zapatos blancos y una corona. Al día siguiente llegaron la madre de Carlos, Felicidad y la Sra. Lefrancois vestían a Emma como lo había pedido Carlos, pero cuando la levantaron salió de su boca un líquido negro como vómito y todas se espantaron, en el velorio Carlos se acercó a ella y pensó que sería la última vez que la vería y añoraba aquellos días en que paseaba por su jardín en Tostes, empezaron a martillar el ataúd cuando llegó el Sr. Rouault y al ver el paño negro cayó desmayado. Capítulo X. Cuando recobró el conocimiento cayó en brazos de Bobary pidiéndole una explicación, el boticario dijo que mejor siguieran con el entierro de Emma que no era tiempo para discutir, cuando terminó el entierro Carlos y el viejo Rouault se quedaron en el panteón para seguir recordándola y juntos se quedaron llorando y preguntándose ¿Por qué? al final el papá de Emma le dijo que siempre seguiría recibiendo su pavo y se fue a su casa. Carlos pidió a su madre que se fuera a vivir con él ya que no quería estar solo su madre aceptó y le dio un fuerte abrazo. Capítulo XI. Al día siguiente Carlos hizo llamar a su hija la que preguntaba por su madre, pero después se olvidó de ella. El Sr. Lheureux seguía incitando al Sr. Vincart para que le cobrase el dinero a Carlos, la Srita. Lempereur reclamó seis meses de lecciones aunque Emma no hubiese tomado ninguna, el que alquilaba libros reclamaba tres años de suscripción, Felicidad se fugó con Teodoro y se llevó toda la ropa que le quedaba de Emma, la Sra. Dupuis le mandó la invitación de la boda de León, un día Carlos encontró una carta que Rodolfo le había mandado a Emma, pero su amor por ella era tan grande que no le tomó importancia. Su hija estaba mal nutrida y con una tos crónica la madre de Carlos le pidió que dejara que la niña se fuera con ella, pero él no aceptó.


Encontró todas las cartas que le habían mandado a Emma León y Rodolfo, un día que Berta llegó encontró a su padre muerto, entonces la mandaron con su abuela la que murió el mismo año y su abuelo estaba paralizado, así que se fue con una tía que como era muy pobre la mandó a una hilandería de algodón para que se ganara la vida. Desde que Carlos murió pasaron tres médico, pero ninguno se había quedado por la guerra que les hizo el Sr. Homais estameña una clientela excelente, el respeto de la autoridades y la protección de la opinión pública. Por fin recibió la cruz de honor.


LA METAMORFOSIS Franz Kafka (Resumen) Una mañana, después de un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó transformado en un monstruoso insecto. Tenía muchas patitas que se movían sin que él pueda controlarlas y todo indicaba que no se trataba de un sueño: el reloj indicaba las seis y media y el tren salía a las cinco. No podía comprender cómo pudo quedarse dormido si el despertador sonaba todos los días a las cuatro de la mañana, y tan fuerte que hasta hacía vibrar los muebles. Pero no era momento de lamentarse, debía levantarse o perdería su trabajo. Si bien había perdido el tren de las cinco podía alcanzar el de las siete si se daba prisa. Pero no era posible salir de la cama, se balanceaba sobre su enorme caparazón y aun así no lograba llegar ni al borde. Su mamá llamó a la puerta: ―Gregorio ―dijo ella― van a ser las siete, ¿te pasa algo malo? También llamó su padre y hasta escuchó la voz de su hermana Grete, pero intentó calmarlos diciéndoles que no pasaba nada y que enseguida estaría con ellos. Pero no podía levantarse aunque lo intentaba. Quiso rendirse, decir que estaba enfermo y descansar un día. Pero no era tan fácil, vendría su jefe a buscarlo, traería a un médico (el que se daría cuenta que Gregorio no estaba enfermo) y lo botarían de su empleo por perezoso. Y Gregorio no podía perder su trabajo, por lo menos ahora no, en cinco años podía ser, cuando termine de pagar la deuda de su padre, pero ahora no, su familia lo necesitaba. Miró una vez más el reloj: eran las siete, había perdido el segundo tren, definitivamente estaba en problemas. En ese momento oyó que tocaban a la puerta y que alguien decía: ―Buenos días, ¿está Gregorio en casa?‖ Era la voz del gerente, ya no era tiempo de estar jugando o perdería su trabajo. Giró con todas sus fuerzas y cayó de la cama a la alfombra. Sus patas se acomodaron perfectamente al piso y se acercó a la puerta. Tocaron a la puerta, el gerente le increpó su actitud: ―No lo puedo creer, señor Samsa, yo había confiado en usted y usted ni siquiera quiere ir a trabajar. Además, es muy sospechoso que ayer usted tenía que hacer unas cobranzas y hoy, en vez de llevar el dinero, se queda en casa. Muy sospechoso, señor Samsa, muy sospechoso. Gregorio estaba disgustado, ¿por qué lo trataba así?, él sería incapaz de robarles a sus patrones, además tenía años de un trabajo impecable. Pero ni eso valoraba el gerente. ―Un momento por favor, ―dijo Gregorio― ya me levanto, me he sentido mal por la mañana pero ya estoy bien y voy a trabajar, así que no se preocupen. Al otro lado de la puerta, el gerente y la familia de Gregorio no había escuchado palabras, sino sonidos monstruosos, silbidos, gruñidos y resoplidos. Grete fue a buscar a un médico y la criada corrió a buscar a un


cerrajero para forzar la puerta y saber que estaba pasando dentro de esa habitación. Pero Gregorio logró abrir la puerta antes. Usó su mandíbula sin dientes y se hizo bastante daño, pero giró la manija de la puerta. ―Al fin‖, exclamó el gerente y entró antes que los demás a la habitación. Cuando vio al insecto se quedó estático y mudo, la madre cayó desmayada y el padre amenazó a Gregorio con el puño para que no se acerque. El único que mantuvo la calma fue el insecto. ―No se preocupen ―dijo Gregorio― cualquiera tiene una indisposición, pero ya estoy bien, en un minuto me cambio y voy a trabajar. Además, voy a trabajar el doble para compensar mi tardanza, pero no piensen que soy un perezoso. Nuevamente lo que oyeron todos no fueron palabras sino balbuceos monstruosos. El gerente huyó casi a la carrera, Gregorio fue tras él pues temía perder su trabajo y como estaba apoyado en la puerta pudo pasar su ancho caparazón de lado. Pero cuando quiso regresar a su habitación, no podía pasar por la estrecha puerta. Su padre había salido a detenerlo pensando que atacaría al gerente, y con la rabia que sentía no se fijó que Gregorio tenía el caparazón incrustado en el marco de la puerta y de un empujón lo envió al fondo del cuarto. El caparazón se hirió y de las llagas salía un líquido verdoso. El resto de ese día Gregorio lo pasó durmiendo. Cuando despertó encontró una bandeja con su alimento preferido: leche, y en ella nadaban pedacitos de pan. Al instante supo que su hermana había puesto ahí la comida. Se acercó, emocionado, a comer pero al primer sorbo sintió asco y se sorprendió pues nunca la leche le había causado esa sensación. Intentó de nuevo, pero era imposible, asqueroso. Así que se arrinconó debajo del sofá y pasó durmiendo y con hambre la primera noche de insecto. En la mañana, su hermana entró al cuarto, y al ver que Gregorio no había comido, como adivinando sus pensamientos, sacó el plato con leche y a cambio le trajo varios alimentos descompuestos: vegetales, restos de comida, un queso mohoso; y dejó solo a Gregorio que sólo entonces pudo comer y esta vez también se sorprendió pues lo que antes habría sido repulsivo para él, entonces era delicioso. Terminó y volvió a esconderse bajo el sofá. Más tarde, Grete limpió todo mientras el insecto estaba escondido bajo el sofá, pero la muchacha podía ver el bulto tenebroso debajo del mueble y aunque evitaba mirarlo, sentía su presencia y eso incomodaba a ambos. Y aunque la única que se encargaba de cuidar a Gregorio era ella, la situación se hizo cada vez más tensa: Grete abría de par en par las ventanas de la habitación cada vez que entraba para que escape el hedor del insecto, pero eso mortificaba a Gregorio que habría preferido que las ventanas no solo estén cerradas sino que también estén corridas las cortinas. Una noche, Gregorio escuchó la conversación de su familia (la puerta de su cuarto daba al comedor). Las conversaciones en casa ya no eran alegres ni joviales, casi no se hablaban, todo había entrado en un estado de petrificación. La criada se había ido y habían contratado otra bastante mayor. Y aunque solo Grete se encargaba de Gregorio, continuamente su madre declaraba su intención de ver a su hijo y conocer su estado; pero su padre y su hija se lo impedían. Gregorio estaba de acuerdo con ellos, no quería que su madre, ni su hermana (ni nadie) pase malos momentos por su culpa. Así que, aunque demoró cuatro horas, arrastró la sábana de su cama y la llevó bajo el sofá, donde se tapó con ella y evitaba que su hermana se aterrorice cada vez que entraba a limpiar la habitación. Por ese entonces, Gregorio había encontrado un pasatiempo: había descubierto que sus patas viscosas se adherían a las paredes y que podía caminar por ellas, incluso podía pasear por el techo. Su hermana lo había notado pues quedaban las huellas de sus patas. Se le ocurrió entonces que si su hermano quería pasear por las paredes y por el techo, lo más sensato sería quitarle todos los obstáculos que pueda encontrar: los muebles, el escritorio, la cama. En ese momento no tenía quién la ayude en la labor, y como la única en casa era la madre, tuvo que pedírselo a ella. Gregorio se escondió bajo la sábana y las dos mujeres comenzaron la labor. Sin embargo, él no quería que desalojen sus cosas, no quería sentirse un animal, no quería que le quiten lo último que le deba una apariencia humana a su habitación. ―Es ahora o nunca‖, pensó, y salió de debajo de la sábana y se apoyó sobre un cuadro, pegando su vientre viscoso al cristal del retrato. Cuando volvió la madre al cuarto, vio al insecto pegado al vidrio y se desmayó por el espanto. Grete intentó auxiliarla y le desabrochó la blusa para que pueda respirar mejor, mientras amenazaba al insecto con la mirada. Gregorio, asustado, se despegó como pudo del vidrio y huyó hacia el comedor y trepó por las paredes y el techo. Pero su nerviosismo lo traicionó: se despegó del techo y cayó pesadamente sobre la mesa. En ese momento llegó el padre del trabajo. Cuando vio la expresión de susto de su hija, lo adivinó todo. ―Gregorio se ha escapado ―dijo ella abrazándose al pecho del padre―, mamá lo ha visto y se ha desmayado, pero ya está mejor.


El padre no quiso escuchar más, tiró la gorra sobre el sofá y empezó a perseguir al insecto. Gregorio huía, pero pronto se dio cuenta que era preferible dejar de escapar y dirigirse al cuarto para demostrar que tenía la intención de encerrarse por sí mismo. Pero el padre no entendió y empezó a arrojarle manzanas, una de las cuales se encajó en el caparazón del insecto, quien se cruzó con su madre que corría espantada para detener a su esposo y pedirle llorando que por favor no mate a su hijo. A partir de entonces, la relación con Gregorio cambió drásticamente. Todos en casa debieron buscar un empleo: el padre era mensajero, la madre costurera y la hermana encontró trabajo en una tienda. Además tuvieron que despedir a la criada y contrataron una asistenta que venía por unas horas para limpiar la casa. Grete atendía a Gregorio con desdén: le arrojaba la comida y ya no limpiaba su cuarto, pronto abandonó su cuidado y se lo encargaron a la asistenta, quien, a diferencia de todos, no le tenía el menor temor al insecto: lo insultaba, le picaba el caparazón con la escoba y ponía todas las cosas de sobra en su cuarto. En poco tiempo Gregorio tenía un estado deplorable: estaba cubierto de polvo, viviendo entre los desechos, con restos de basura y comida adherida a su cuerpo y sin nadie que lo atienda de verdad. Por esos días los padres decidieron recibir inquilinos en casa para tener un ingreso adicional. Recibieron a tres amigos a los que trataban con demasiada sumisión (ni siquiera se sentaban en su sofá si los inquilinos estaban cerca) pues nunca habían tenido huéspedes en casa y querían tratarlos de la mejor manera para que no se vayan. Una noche, mientras cenaban, Grete tocó el violín en la cocina; los inquilinos se sintieron conmovidos por la música y le pidieron que toque para ellos y que a cambio le darían una propina. La muchacha lo hizo, el padre colocó el pentagrama y ella empezó a tocar. Cuando Gregorio oyó la música, se sintió conmovido. Recordó que soñaba con ahorrar dinero para enviar a su hermana al conservatorio y pensó que la música habría enternecido a todos tanto como a él así que se atrevió a salir del cuarto y asomarse al comedor (la asistenta había olvidado cerrar la puerta). Uno de los inquilinos vio al insecto pero mantuvo la calma. ―Señor Samsa ―dijo uno de los inquilinos―, ¿qué es eso? ―y señaló a Gregorio. El padre, espantado por el suceso, en lugar de meter a Gregorio en su cuarto, empujó frenéticamente a los huéspedes al suyo sin darles una explicación. Grete soltó el violín y corrió al cuarto de los huéspedes donde arregló las camas antes que ellos ingresen. Entonces, cansados de tantos empujones los inquilinos se detuvieron en seco. ―Señor Samsa, debo decirle que me siento ofendido por el trato que se nos ha dado ―dijo uno de ellos―. Así que nos vamos de su casa sin pagarle ni un centavo, al contrario creo que les voy a pedir una indemnización. Los dos compañeros de este, asintieron con la cabeza y se encerraron en su cuarto. El padre se dejó caer en el sillón, la madre y la hermana lloraban y Gregorio, por la falta de fuerzas que le ocasionaba el hambre, no podía moverse de regreso a su cuarto. No lograba entender como su buena intención se había convertido en una maldición para los demás. ―Debemos deshacernos de él ―gritó la hermana―. Yo ya no aguanto más. Esa cosa nos va a matar a todos. Nuestro error ha sido creer que eso es Gregorio, y no lo es. Echémoslo de casa, suficiente tortura es que todos nosotros trabajemos y que aparte debamos encargarnos de ese insecto. ¡Papá! ―dijo con un débil chillido y corrió a esconderse detrás de él―, ahí viene. Pero Gregorio no iba hacia ella, sino que daba la vuelta para regresar a su encierro. Estaba tan débil que demoró mucho en llegar, pero cuando cruzó el umbral, Grete cerró la puerta violentamente y la aseguró con llave. Toda esa noche Gregorio la pasó despierto, convencido (aún más que su hermana) de que debía morir. Cuando el reloj de la iglesia dio las tres de la madrugada, Gregorio encogió su cabeza y murió. A la mañana siguiente fue la asistenta la que notó la muerte del insecto. ―Al fin estiró la pata‖, le dijo a la familia que no le prestó atención. Intentó explicarles lo que tenía planeado para el cadáver, pero tampoco fue tomada en cuenta. Hasta que ella misma arrastró el cadáver con la escoba para que ellos lo vean.


―Demos gracias a Dios ―dijo el padre. En ese momento salieron los inquilinos, quienes pidieron el desayuno y fueron sorprendidos por la asistenta que les mostró el insecto muerto. El padre, enojado, se paró frente a ellos y los botó duramente de su casa. También la criada salió muy enojada pues nadie tomaba atención a sus planes sobre qué hacer con el insecto. La familia se tomó el día libre de sus trabajos, sacaron sus cuentas y vieron que lo que ganaban entre los tres les alcanzaba para vivir y hasta sobraba un poco para ahorrarlo, así que sintieron un alivio por la carga que se les quitaba con la muerte de Gregorio. Decidieron salir, pasear, como hace meses no lo hacían; y, mientras viajaban en el tranvía, los padres notaban la belleza de Grete, que ya estaba en condiciones de tomar un buen marido.


CIEN AÑOS DE SOLEDAD Gabriel García Márquez (Resumen) CAPÍTULOS 1. Muchos años después, el coronel Aureliano Buendía se acordaría de cuando su padre los llevaba, a él y a su hermano, a conocer las maravillas del circo. José Arcadio Buendía amaba la época en que el circo llegaba a Macondo y con él llegaba Melquíades, un gitano extravagante que llegaba al pueblo con los inventos más extraños. Imanes que recolectaban todo a su paso, tapetes voladores y enormes cubos de hielo. Melquíades, a su despedida del pueblo, siempre le dejaba sus tesoros a José Arcadio, él, por su parte, emprendía con ellos las empresas más osadas. Úrsula, su mujer, siempre renegaba e intentaba impedir que su marido gastara el poco dinero, pero siempre era inútil. Los hijos gozaban del circo e igualmente se sorprendían por los inventos y las enigmáticas personalidades que llegaban con él. 2. El criollo cultivador de tabaco, José Arcadio Buendía, estableció una sociedad con el bisabuelo de Úrsula, el negocio fue tan productivo que en poco tiempo hicieron una fortuna. Los lazos de unión entre José Arcadio y Úrsula se estrecharon desde entonces, en el pueblo de Riohacha. La madre de Úrsula se encargaba de atormentarlos con los peligros a los que su descendencia se exponía por el parentesco familiar, eran primos, que había entre ellos. En un duelo de honor, así calificado por el pueblo, José Arcadio Buendía mató a Prudencio Aguilar cuando una noche hacía bromas sobre el matrimonio todavía no consumado por el terror de Úrsula sobre sus futuros hijos. José Arcadio y Úrsula se sintieron culpables por el asesinato, culpa que sentirían hasta en la tumba. Después de largas noches de insomnio a causa del espíritu de Prudencio, los Buendía deciden abandonar el pueblo y fundar uno nuevo: Macondo. Ya instalados en el pueblo que fundó José Arcadio con otros amigos, empezaron las visitas del circo. A la casa de los Buendía llegaba todas las mañanas Pilar Ternera, una jovial y risueña mujer que leía la baraja y ayudaba a Úrsula con las labores domésticas. Con el pretexto del juego, Pilar Ternera inició a José Arcadio en los menesteres del amor; así se inició la relación de la mujer con los Buendía. Tiempo después Aureliano se enteró de la relación que José Arcadio sostenía con Pilar y, se convirtió en su cómplice. Un jueves de enero nació Amaranta y para fortuna de su madre, Úrsula, después de una detenida examinación, era un bebé con todas las partes de ser humano. 3. Pilar Ternera parió a un Buendía, el niño, a pesar de la voluntad de Úrsula, fue llevado a la casa de los abuelos. Le dieron el nombre de José Arcadio y la abuela puso como condición que nunca se le fuera revelado su origen. José Arcadio se volvió una autoridad en el pueblo y nada se hacía sin ser antes consultado con él. Úrsula se encargó de consolidar la economía familiar, y así sería hasta sus últimos días, con su maravillosa industria de galletitas y peces azucarados. Por su parte, Aureliano había dejado de ser un niño y era lo contrario a la imagen de su hermano; Aureliano era silencioso y meditabundo y se había dado al oficio de la platería. Un domingo llegó Rebeca, con los huesos de sus padres en una caja y una carta para José Arcadio. La niña no hablaba, llegaron a creer que era sordomuda y hasta el día de su muerte la llamaron Rebeca Buendía. Descubrieron que Rebeca tenía el vicio de comer tierra y cal de las paredes; después de los esfuerzos de Úrsula dejó de hacerlo y comenzó a hablar. Con la llegada de nueva gente a Macondo llegó la enfermedad del insomnio y, más tarde, la peste de la memoria. Los habitantes del pueblo pasaban noches sin


dormir y se estaban olvidando de su historia y hasta de los nombres de las cosas. De todo los curó Melquíades. 4. La casa fue remodelada y creció tanto como la familia. Rebeca y Amaranta se habían convertido en adolescentes y Úrsula decidió hacer una gran fiesta para ellas. La abuela mandó llamar a Pietro Crespi, un bailarín del cual se enamorarían las dos niñas. Amaranta cultivó un rencor por Rebeca que se llevaría hasta la tumba. Llegó al pueblo la familia Moscote, los padres y siete bellas hijas. Aureliano conoció a Remedios Moscote y quedó enamorado perdidamente de su candidez, la niña tenía nueve años. El dolor y la amargura se instalaron en casa de los Buendía cuando Pietro Crespi dejó el pueblo, Rebeca, por su parte, se queda sufriendo silenciosamente. Aureliano es el único que la comprende pues sufre del mismo mal de amor. Pilar Ternera se entera del amor que Aureliano le profesa a la menor de los Moscote y consigue que la niña acepte casarse con él. El matrimonio es aceptado bajo la condición de que Rebeca también cumpla su deseo de casarse. Amaranta la amenaza con impedir su boda, si fuera necesario, hasta con su propia muerte. Melquíades, el viejo sabio, se murió y José Arcadio se negó a enterrarlo. A l viejo José Arcadio se le iba el tiempo inventando mecanismos y estudiando los libros de Melquíades, fue perdiendo el interés por el mundo, excepto por el laboratorio que le dejó el gitano. Una tarde, José Arcadio entra en un estado tan alterado de locura que Aureliano, ayudado por diez hombres, tuvo que amarrarlo al castaño. 5. Aureliano y Remedios se casaron un domingo, Rebeca estaba muy triste por la demora de Pietro. El señor Moscote llevó un padre a Macondo que, más tarde, se daría a la tarea de edificar un templo que tardaría más de quince años en ser terminado. Amaranta, queriendo impedir la boda, propuso que la boda entre Rebeca y Pietro se realizará cuando el templo hubiera sido terminado. Hubo un nuevo y definitivo aplazamiento, la muerte de Remedios; una madrugada fue encontrada en un mar de sangre y con un par de gemelos atravesados en el vientre. Úrsula dispuso un duelo de puertas y ventanas y Rebeca volvió a comer tierra. Una tarde apareció un hombre enorme, de grandes músculos y el cuerpo curtido de sal, era José Arcadio que, muchos años atrás, se había ido con los gitanos. Rebeca descubrió en Arcadio el amor y se olvidó de Pietro. Aureliano se integra a la guerra civil, en muy poco tiempo es nombrado coronel. 6. Aureliano se aleja de Macondo, se convierte en un hombre mítico; en el pueblo se tienen noticias suyas por medio de los 17 hijos que tuvo durante la revolución. Arcadio, el nieto de José Arcadio, sigue los pasos de su tío, pero se convierte en un dictador, Úrsula lo desprecia. José Arcadio, que sigue amarrado al castaño, había perdido todo contacto con la realidad. Rebeca y José Arcadio se van de la casa pues, según Úrsula, son la deshonra de la familia. Amaranta y Pietro Crespi inician una profunda amistad que, más tarde, se convertiría en amor. Pietro le pide a Amaranta que se casen y ésta se niega rotundamente; el dolor se le vuelve insoportable y, al poco tiempo, Pietro Crespi se corta las venas. Amaranta se refugia en la costura y el hermetismo. El carácter firme de Rebeca convierte a José Arcadio en un manso hombre de trabajo. En la guerra, Arcadio es aprendido y fusilado pidiendo, como su última voluntad, que su hijo sea llamado José Arcadio y Úrsula si fuera niña. 7. La guerra había terminado pero el coronel Aureliano Buendía estaba condenado a muerte. La noche de su fusilamiento José Arcadio Buendía, rifle en mano, rescató a su hermano. El coronel y seis hombres volvieron a la guerra, dejaron Macondo para seguir la revolución. Una buena tarde llegó el telégrafo a Macondo. Rebeca y José Arcadio vivían apartados de su familia; sorpresivamente, un hilo de sangre atravesó el pueblo, desde la casa de Rebeca hasta la casa de Úrsula, la madre supo que habían matado a su hijo José Arcadio. El coronel Aureliano volvió a Macondo acompañado de su compadre Gerineldo Márquez. Gerineldo estaba enamorado de Amaranta y la visitaba todas las tardes. Úrsula le pidió a Amaranta que se casara con el coronel, ésta se indignó y, aseguró, que nunca se casaría. 8. Amaranta observaba a Aureliano José, hijo del coronel, desde su mecedor. Su sobrino había dejado de ser un niño y se resistía a dormir lejos de ella por temor a la lluvia, de juegos inocentes pasaron a quitarse las ropas, intercambiaron caricias y se perseguían por todos los rincones para amarse. Un día, cuando Úrsula casi los descubre, Amaranta salió de su fascinación y terminó de tajo con Aureliano José. El sobrino moriría enamorado de Amaranta. La vida en la casa cambiaba según los ánimos y las circunstancias de los habitantes. Una noche, cuando Aureliano José se paseaba desarmado por los antros, y en el contexto de una guerra, un capitán del gobierno lo asesinó de tres tiros. El coronel Aureliano Buendía volvió a Macondo acompañado por todo su regimiento. Úrsula descubrió, a pesar suyo, que su hijo había perdido el corazón en la revolución.


9. Llegaron a Macondo seis abogados, representantes del gobierno, en busca del coronel Buendía para firmar ciertos acuerdos. Se firman los convenios aun cuando los abogados y el coronel reconocen que la revolución se ha convertido en una disputa por el poder. Después de veinte años de guerra, el coronel le pide ayuda a su amigo Gerineldo Márquez para acabar con la revolución donde, también, había perdido la vida y ahora le resultaba vacía. El coronel, para felicidad de su madre, vuelva a ser el hombre de la casa de los Buendía. Muchos años después, cuando el coronel seguía buscando poner fin a la violencia fue mal herido. Meses después se recuperó. 10. Santa Sofía de la Piedad había sido la mujer de Arcadio, tuvieron dos varones: Aureliano Segundo y José Arcadio Segundo. Los niños fueron tan parecidos cuando eran niños que hasta su misma madre los confundía. Aureliano Segundo se dio a la tarea de descifrar los pergaminos que Melquíades había abandonado con su muerte, pero una tarde, el gitano apareció en el laboratorio y se dispuso a transmitirle todo su conocimiento. En cambio, José Arcadio Segundo se dedicó al negocio de los gallos de pelea, Úrsula intentó evitarlo pero no obtuvo ningún resultado. Aureliano segundo conoció a la mujer que lo sacaría de su encierro y con la que compartiría toda su vida: Petra Cotes. A pesar de ser su mujer y después su concubina, la amaba más que a su propia esposa. Con Petra conoció la fortuna y la felicidad y, juntos, se convirtieron en unos despilfarradores y holgazanes. En una feria, donde Remedios, la bella, fue proclamada reina, Aureliano Segundo conoció a Fernanda que, más tarde, sería su mujer. 11. El matrimonio estuvo a punto de terminarse a los dos meses cuando Fernanda se enteró que Aureliano Segundo mantenía la relación con Petra Cotes. Fernanda venía de una familia acostumbrada a la buena vida y a cumplir con las reglas de etiqueta. Todo el tiempo que vivió en Macondo trató de imponer las mismas reglas para los Buendía. Los obligaba a sentarse a la mesa con manteles de lino y vajilla de plata. Fernanda se desvivía por atender la casa y era muy estricta con Aureliano. El hombre, agobiado por la dureza de Fernanda, se entregó al derroche de su fortuna y a vivir apasionadamente con su concubina. Pero, de su matrimonio nació Renata Remedios que, por su belleza e inocencia, sería la perdición de cuanto hombre la mirara. A su regreso de la guerra, el coronel Aureliano se había dedicado a la platería y siempre se le veía en el laboratorio de Melquíades. Una tarde, a pesar de su voluntad, su madre lo obligó a abrir la puerta. El coronel se encontró con 17 hombres que lo reclamaban como a su padre. Los 17 aurelianos se dedicaron a recorrer el pueblo y a disfrutar de los placeres de sus mujeres. Uno de ellos, Aureliano Triste llegó a la casa donde había vivido José Arcadio y después de tirar la puerta, en medio de la neblina, se encontró con Rebeca que le apuntaba con el rifle. Rebeca había estado encerrada desde la muerte de José Arcadio y estaba convertida en una anciana. Aureliano Triste había heredado el gusto por las empresas casi imposibles pero era afortunado en los negocios y, una buena tarde, decidió llevar el ferrocarril a Macondo. 12. Llegó a Macondo la luz, el cine, muchas novedades. Con el ferrocarril llegó Mr. Herbert y, un día, invitado a comer en casa de los Buendía probó los bananos. Le impresionaron tanto que en los siguientes días siempre se le vio haciendo pruebas y tomando apuntes respecto a la fruta. Después de varios meses llegó a Macondo una avalancha de forasteros que empezaron a construir casas y, más tarde, llegaron sus familias y sus animales. El pueblo se llenó de gente nueva, los gringos se habían asentado en Macondo para explotar la tierra, el banano; y el resto de la gente había llegado Macondo atraídos por las historias que se contaban del pueblo. Mientras el coronel vivía enojado por la invasión, Aureliano Segundo estaba feliz de relacionarse con gente nueva y vivir en una constante fiesta. Remedios, la bella era la única que no se alteraba con los vertiginosos cambios, pero todos los hombres que la miraban se volvían locos o se morían de amor por ella. Una tarde, mientras doblaba ropa limpia, Remedios, la bella, salió volando llevándose con ella unas sábanas. José Arcadio Buendía seguía atado del castaño y en una ocasión, mientras Úrsula lo alimentaba, le confesó su tristeza por la próxima muerte de su hijo Aureliano. El coronel cansado y enojado por la presencia de los gringos, decidió retomar las armas y acabar con ellos, acudió a pedirle ayuda a su amigo Gerineldo Márquez, éste se negó mirándolo con compasión. 13. Con el paso de los años Úrsula estaba perdiendo la vista pero seguía teniendo una energía que le permitía ocultar su vejez. La abuela se guiaba por los olores y por los sonidos y dedicaba su tiempo a la educación de José Arcadio, el hijo de Fernanda que sería Papa. Meme, la primogénita del matrimonio, sería una excelente ejecutante de clavicordio. Llegado el momento, los dos se fueron a continuar sus estudios en el extranjero. En su soledad, Amaranta había empezado a tejer su propia mortaja. Aureliano Segundo seguía siendo más feliz en los brazos de Petra y sólo volvía a la casa cuando sus hijos regresaban de vacaciones. Fernanda, por su parte, les escribía largas cartas mintiéndoles sobre la felicidad que reinaba en la casa. Aureliano Buendía


pasaba todo el día recluido en el laboratorio, trabajaba en la platería. El único día que se asomó a la calle fue para ver pasar al circo. Los nuevos visitantes estaban muy lejos de parecerse a Melquíades y sus amigos. 14. Las vacaciones de Meme coincidieron con la muerte del coronel Aureliano Buendía. Meme había terminado sus estudios y se dedicaba a pasear con sus amigas y a tocar el clavicordio todas las tardes. En poco tiempo la casa se llenó de amigas que iban a la costura. Meme sobresalía por su entusiasmo y reanudó una bella relación con su padre que se desvivía por complacerla. Tiempo después, la actitud de Meme fue cambiando y su madre, Fernanda, la sorprendió en varias mentiras. Una tarde, después de días de secreta vigilancia, Fernanda la descubrió besándose con Mauricio Babilonia en la oscuridad del cine. La madre, como era de esperar, la encerró en la casa y le prohibió toda clase de visitas. Meme no parecía sufrir y, al contrario, disfrutaba de pasar horas en su cuarto. Una noche, Fernanda pidió ayuda a la policía para capturar un ladrón de gallinas que estaba en la parte trasera de la casa. Repentinamente, se oyeron unos disparos y Mauricio Babilonia cayó muerto dejando a Meme esperando un hijo suyo. Una mañana Amaranta anunció su muerte y, sin querer confesarse, se acostó en su lecho hasta que cerró los ojos. 15. Aureliano Segundo se distanció, aún más, de Fernanda por la forma en que se comportó con Meme. Años después descubrió lo que su propia esposa había intentado ocultarle, Meme había tenido un niño de Mauricio y llevaba tres años escondido en el laboratorio de Melquíades. Aureliano Segundo se encargó de su educación y lo llamó José Arcadio. Por su parte, José Arcadio Segundo había abandonado los gallos de pelea para trabajar en la compañía bananera, pero después de años de explotación se convirtió en el líder de los trabajadores y formó el primer sindicato de Macondo. El sindicato peleaba contra los gringos y José Arcadio Segundo se vio, muchas veces, en peligro de ser encarcelado. José Arcadio entendió mejor a su tío, el coronel Aureliano Buendía, pero al final de la lucha descubrió que la verdadera razón de ambos era el vació que tenían en el corazón. 16. Llovió cuatro años, once meses y dos días. Nadie podía dejar la casa, José Arcadio Segundo se pasaba el tiempo en el laboratorio platicando con Melquíades y absorto en los pergaminos. Aureliano Segundo esperaba que escampara para ir a casa de Petra. Después de un tiempo, la comida empezó a escasear y Fernanda le exigía a su marido que saliera en busca de víveres. Úrsula aseguraba que se moriría cuando escampara. Fue necesario excavar canales. En esos días se murió el coronel Gerineldo Márquez y el sepelio se vio arruinado por la lluvia. Úrsula se asomó a la ventana para despedirse de él. Aureliano Segundo va a casa de Petra Cotes y la encuentra tratando de salvar las pocas reses vivas que les quedaban. Enojada, Petra le reclama a Aureliano no haber acudido a sus llamados. 17. Dejó de llover y Úrsula se dedicó a restaurar la casa. Aureliano Segundo tomó sus baúles y regresó a casa de Petra Cotes. José Arcadio Segundo seguía estudiando los pergaminos de Melquíades. Con la restauración de la casa, Úrsula se llenó de recuerdos y se esforzó por cumplir su promesa de morir. La mujer, ya en sus últimos días, regresó el tiempo en su memoria y a los nuevos descendientes los confundía con los primeros. Rebeca murió a finales de ese año y Aureliano Segundo se hizo cargo del entierro. Con el diluvio Macondo parecía un pueblo fantasma, estaba deshabitado y todas las casas perecían caerse con solo mirarlas. Amaranta Úrsula, la hija menor de Fernanda, se fue a estudiar a Bruselas. El nueve de agosto, José Arcadio Segundo se murió mientras conversaba con su hermano gemelo. Pocas horas después, Aureliano Segundo dejó de respirar cuando dormía en la cama de Fernanda. Petra Cotes intentó ponerle los botines con los que siempre había deseado morir, pero Fernanda le prohibió la entrada a la casa. Los gemelos fueron enterrados en baúles iguales y volvieron a ser idénticos como lo fueron en la niñez. 18. Aureliano no abandonó en mucho tiempo el cuarto de Melquíades. Había empezado a traducir los pergaminos; Santa Sofía de la Piedad se encargaba de llevarle café, un poco de comida y de cortarle el pelo. Desde la muerte de Aureliano Segundo, Fernanda se encargaba de mandar todos los días un canasto con víveres. Así humillaba a quien la había maltratado. Para Santa Sofía de la Piedad el que hubiera pocos habitantes en la casa le permitía descansar, la casa se precipitó en una crisis de senilidad y estaba casi en ruinas. Santa Sofía de la Piedad después de desistir de seguir trabajando, tomó sus pocas cosas y abandonó la casa y a Aureliano con Fernanda. Pasaron los años y Fernanda empezó a disfrutar de los recuerdos, una mañana Aureliano la encontró tendida en su cuarto vestida de reina. Aureliano, deseoso de seguir estudiando, salió a la calle en busca de ciertos libros. Así, Aureliano estaba consiguiendo traducir los pergaminos y empezó a disfrutar de ir a la librería.


19. Amaranta Úrsula regresó en diciembre. Apareció sin previo aviso, con bellos vestidos, hermosos collares y con su esposo. El hombre con quien se había casado era mayor que ella y tenía facha de navegante. Con Amaranta Úrsula llegó la felicidad. Volvió para quedarse y estaba dedicada a la salvación de la casa. Aureliano se mantenía encerrado en el taller y absorto en los estudios. Amaranta Úrsula acabó con las hormigas, revivió las flores, abrió las puertas y las ventanas. Su marido moría de amor por ella y le cumplía todos sus deseos. Una mañana, Amaranta Úrsula entró al taller y empezó a conversar con Aureliano. Amaranta Úrsula gozaba de hacer el amor con su marido sin importarles donde, Aureliano estaba profundamente enamorado de Amaranta. Se lo confesó a Nigromante, una muchacha con la que Aureliano pasaba muchas noches. Un día, mientras el marido de Amaranta escribía cartas a sus amigos, Aureliano entró en la alcoba de su tía y la despojó de sus ropas. Lo que empezó en un forcejeo de resistencia terminó siendo un acto de amor y pasión. 20. Pilar Ternera se murió sentada en su mecedor de bejuco. Gastón, el marido de Amaranta Úrsula decidió viajar a Bruselas para supervisar sus negocios. Con su partida, Aureliano y Amaranta Úrsula se dieron a la tarea de amarse. Mientras ella cantaba de placer, Aureliano se iba haciendo más absorto y callado, porque su pasión era ensimismada. De pronto, Amaranta Úrsula recibió la noticia del regreso de Gastón, la mujer le respondió la carta contándole de su amor por Aureliano y, para sorpresa de ambos, Gastón los felicitó y les deseo lo mejor. La feliz pareja estaba esperando un hijo. Aureliano empezó a rastrear su origen pero no encontró a nadie que lo ayudara. Amaranta Úrsula hacía collares de vértebras de pescados, pero nunca encontró quien se los comprara. El niño nació y lo llamaron Rodrigo. Después de cortarle el ombligo, la comadrona se puso a limpiarlo ayudada por Aureliano. Cuando lo voltearon boca abajo descubrieron que el niño tenía cola de cerdo. La comadrona les dijo que podrían cortársela cuando el niño mudara los dientes, Amaranta Úrsula y Aureliano se quedaron tranquilos. Amaranta Úrsula estaba perdiendo mucha sangre y después de varios días se murió. Absorto en su dolor, Aureliano se olvidó de su hijo hasta que Nigromante acudió para ayudarlo. Aureliano tuvo la revelación de encontrar en los pergaminos la historia de sus vidas y el trazo de su destino. Aureliano descubrió que su familia había estado condenada a cien años de soledad.


LA FIESTA DEL CHIVO Mario Vargas Llosa (Resumen) INTRODUCCIÓN En la Fiesta del Chivo se presenta un doble retorno narrado en tres historias que se entrelazan magistralmente entre sí. Mientras Urania visita a su padre en Santo Domingo, después de haber estado ausente por 35 años, regresamos a 1961, cuando la capital dominicana era dominada por Trujillo: por un lado observamos de cerca el mundo del dictador apodado el Chivo y por el otro, las experiencias y vivencias de un grupo de inconformes con el régimen dictatorial que decidieron tomar justicia en sus manos. RESUMEN Capítulo I Urania Cabral, hija de un ex funcionario del gobierno de Trujillo en la República Dominicana, decide ir a su país natal después de haber estado ausente por 35 años. Ella tenía tan solo catorce años cuando se fue a los Estados Unidos a estudiar y ahora tenía 49 años. Urania es una mujer muy activa que se mantuvo y se mantiene ocupada todo el tiempo con los casos legales que atiende en un bufete de abogados en Nueva York, para mantener su mente ocupada y no recordar su pasado. Su padre era el senador y presidente del Senado, Agustín Cabral a quien comúnmente llamaban Cerebrito Cabral y ahora estaba por cumplir 84 años de edad. Mientras camina por las calles de Santo Domingo, rumbo a casa de su padre, a quien no ha visto en todo ese tiempo y ha roto total relación con él desde entonces, recuerda su infancia, cuando estudiaba en la escuela de monjas de Santo Domingo y era una muchacha muy aplicada. Capítulo II El dictador Trujillo, quien gobernó en República Dominicana por 31 años y cuyo mandato es conocido como la era de Trujillo, era un hombre cuya mirada podía atravesar e intimidar a cualquiera, de carácter fuerte y con liderazgo tiránico, obsesivo con la limpieza personal: el cuidado del cuerpo y el atuendo eran su religión a conciencia y todos sus subordinados debían seguir este riguroso régimen. Algunas cosas destacadas de su gobierno: sus hermanos tenían puestos en el gobierno; Ciudad Trujillo era el nombre de la capital durante su mandato; tenía graves problemas con la Iglesia después de un levantamiento que surgió el 14 de junio de 1959. Ya Perón le habría advertido que debía temerle a la Iglesia y mejorar sus relaciones con ésta, pues lo sacarían del poder, así como a él. República Dominicana tenía varias sanciones económicas por parte de la OEA, dado que era un país con un régimen dictatorial, que no respetaba los derechos humanos, la democracia y la libertad de expresión. Aquellos que estuvieran en contra del régimen, eran perseguidos, torturados, desaparecidos o asesinados por Johny Abbes, director del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y despiadado torturador y perseguidor durante la era de Trujillo. Johny Abbes existía para cubrir la maldad del Generalísimo, pues era él quien ejecutaba los trabajos sucios bajo las órdenes de su Excelencia.


Capítulo III El martes 30 de mayo de 1961, Salvador Estrella Sadhalá, alias el Turco, Amadito, Antonio de la Maza y Antonio Imbert esperaban el coche en donde venía Trujillo para emboscarlo y asesinar al tirano, al Chivo. El Turco, pese a ser católico convencido y dedicado, justificaba sus intenciones homicidas como un tiranicidio, el cual, según un obispo italiano, basándose en Santo Tomás de Aquino, permitía el tiranicidio cuando la persona en cuestión, era la Bestia misma que sometía a un pueblo entero. El turco apoyaba al grupo subversivo del 14 de junio. Por su parte, Amadito era militar del gobierno del ejército del Generalísimo, del Benefactor (Trujillo). Amadito tenía razones de sobra para querer asesinar a Trujillo. En una ocasión conoció una muchacha, Lucía Gil, de la cual se enamoró y deseaba casarse con ella, sin embargo, sus superiores no le dieron autorización para hacerlo porque el hermano de ella había participado en el grupo del 14 de junio, así que el mismo Trujillo le advirtió que no podían unirse amigos con enemigos. Amadito, convencido de las palabras del Benefactor, acató sus órdenes. Ese mismo día, Amadito fue a casa del Turco para contarle lo que le ocurrió después de su cita con el Generalísimo. Primero lo habían ascendido a teniente, después, lo llevaron a tomar unas copas y conoció a Johny Abbes García y algunos más del SIM. Posteriormente, se subió a un jeep que llevaba un prisionero. A Amadito le pidieron que lo ejecutara, y con disgusto y compasión, acató la orden de Abbes, quien le dijo, después de haber echado el cadáver a los tiburones, que la persona que había matado era el hermano de Lucía. Desde entonces, Amadito tiene irrefrenables deseos de asesinar a Trujillo, quien lo despojó de toda dignidad y valores. Capítulo IV Urania sube a ver a su padre, quien está bastante viejo, encogido y sin dientes. No puede hablar a raíz de la embolia que sufrió hace varios años, pero entiende y escucha todo con claridad. Una enfermera, pagada por Urania, lo cuida todo el día. Urania, inmediatamente comienza a recriminarle cosas de la Era de Trujillo, le recuerda cuando estuvo trabajando con el Jefe y cuando éste, por alguna extraña razón que nunca conoció, lo sacó de su gabinete y se convirtió en apestado. Cuánto sufrió el senador Cabral y cuánto hizo para recuperar, como fuera, la confianza del Jefe, él, quien había trabajado toda su vida para Trujillo, estaba desamparado. Urania le recrimina haber sido un perro fiel de Trujillo, asimismo le preguntaba a su padre si el Jefe se había acostado con su madre, así como lo hacía con las mujeres de muchos servidores suyos: le recuerda el caso de la esposa de Froilán, ex Secretario de Relaciones Exteriores y vecino de los Cabral, quien recibía visitas constantes del Generalísimo para tener relaciones con su esposa a expensas de que el mismo Froilán complaciera los deseos de Trujillo.

Capítulo V Johny Abbes, un sapo en cuerpo y alma, pero con una inteligencia sagaz y una capacidad extraordinaria para inventarse las torturas más crueles, comenzó a trabajar con Trujillo después de que estuvo un tiempo en México como espía bajo la fachada de estudiante. Navajita era el antiguo director del SIM, pero cuando Trujillo conoció los métodos, gustos y crueldad de Abbes, lo nombró director del SIM. Abbes le era completamente fiel al Generalísimo, lo protegía y capturaba, asesinaba o desaparecía a todo aquel que estuviera en contra del Jefe. Ambos discutían en la oficina de Trujillo el futuro de los obispos que estaban provocando revueltas, las medidas a tomar: eliminarlos o deportarlos, tal y como lo hizo Fidel. Trujillo decide esperar antes de tomar acciones en contra de la Iglesia. Asimismo, discuten sobre la seguridad del Jefe, creen que hay una conspiración en su contra para matarlo, pero pese a ello, Trujillo no desea aumentar los dispositivos de seguridad. Trujillo pensaba que si alguien lo mataba, sería alguien de la familia, algún militar allegado, gente de confianza. Abbes se casó por gratitud con Lupita, una secretaria mexicana, fea y marimacha. Ella le salvó la vida y juntos tenían los mismos gustos sanguinarios y se acompañaban bien, pues juntos sobrellevaban la sangre derramada. Johny Abbes libraba al régimen de sus enemigos, pues se las ingeniaba para trabar contactos, con ciudades que apenas conocía y con bajos fondos, pero el utilizaba pistoleros, matones, traficantes, cuchilleros, prostitutas, cafiches, ladronzuelos, que siempre intervenían en esas operaciones de nota roja, que hacía las delicias de la prensa sensacionalista.


Capítulo VI Un volkswagen, auto utilizado por los caliés (policías) del SIM, se acercó a la camioneta Chevrolet en donde iban los conspiradores contra el Benefactor. Afortunadamente éste, pertenecía a Miguel Ángel Báez Díaz, otro colaborador de Trujillo que también estaba involucrado en la conjura, quien les avisaba que el Chivo no tardaría en pasar por allí rumbo a su hacienda en San Cristóbal. Entre todos, Antonio de la Maza era el más afectado por Trujillo, pues le destruyó su honor, su dignidad, sus sueños, su familia, su salud, su voluntad, todo. Él se había jurado a sí mismo, hacía 4 años, matar a Trujillo por haber asesinado a su hermano menor Tavito. Tavito era trujillista, estuvo en la escuela de aviación y Trujillo siempre le había hecho favores cuando estaba en aprietos. Lo que llevó a Tavito a la muerte fue el asesinato de un escritor republicano español, Jesús de Galíndez, quien fue secuestrado en Nueva York y enviado en un avión a República Dominicana por escribir en contra del régimen trujillista. Tavito estuvo encargado de llevarlo a casa del mismo Trujillo, él no sabía a quién llevaba, sólo acataba órdenes. Los problemas surgieron porque Jesús de Galíndez resultó ser ciudadano norteamericano y agente de la CIA, lo cual implicaba gravemente a Trujillo por haberlo secuestrado, así que éste, para librarse del asunto, mandó matar a Murphy, el piloto estadounidense que llevaba a Galíndez y gran amigo de Tavito, y posteriormente, mandó matar a Tavito, haciéndolo parecer un suicidio y a quien inculpó del asesinato de Murphy basándose en un escándalo homosexual. Trujillo hizo llamar a Antonio de la Maza para limpiarse de cualquier responsabilidad por la muerte de su hermano, prometiéndole que investigaría el caso hasta sus últimas consecuencias, asimismo, le ofreció la construcción de una carretera. Antonio deseaba asesinar a Trujillo en ese instante, pero no pudo hacerlo y todo pareció como si éste hubiera vendido la vida de su hermano y la suya. Desde entonces, Antonio no tiene paz, sufre de una úlcera y anhela acribillar al Jefe. En el complot habían muchas personas involucradas, sólo Antonio de la Maza conocía la identidad de todas ellas y sus relaciones, entre ellos: Juan Tomás Díaz, ex secretario de Trabajo de Trujillo, los gringos y la CIA, el propio presidente fantoche Balaguer, Pupa Román, jefe de las Fuerzas Armadas, y muchos más. Antonio llevaba consigo un veneno por si algo fallaba en el plan, no sería capturado con vida y moriría peleando. Capítulo VII Urania, en compañía de su padre, continúa con su monólogo recriminador. Ahora le recuerda a los hijos de Trujillo: el galán de Ramfis, el mayor y primogénito, de quien se esperaba que fuera el sucesor de su padre, pero no fue más que un mujeriego, desequilibrado y gastador; Radhamés, el más feo y tonto y Angelita. De Ramfis recuerda el escándalo en torno a la violación de Rosita Pedomero, hija de una familia trujillista, a quien Ramfis y sus amigos violaron y casi matan. A raíz de este suceso, fue enviado a Kansas City para estudiar en una Escuela Militar, la cual no le sirvió de mucho, pues Ramfis continuaba con sus aventuras y derrochaba el dinero a tal grado, que los Estados Unidos dejaron de ayudar a la República Dominicana argumentando que el hijo del Generalísimo gastaba la misma cantidad que enviaban para el país en abrigos de pieles y caprichos de las actrices de Hollywood. Así surgió una fuerte discordia entre estas dos naciones, que se arreglaron, finalmente, gracias a Cerebrito Cabral. Ramfis murió en Madrid en un accidente automovilístico, aunque existen fuentes que creen que fue provocado por la CIA. Radhamés, no se sabe bien cuál fue su verdadero fin, pero creen que fue asesinado por la mafia colombiana o que la DEA lo salvó de la mafia porque era su informante y le cambiaron el rostro. Angelita estaba actualmente en Miami, profesando arduamente una religión New Born Christian; y la Prestante Dama, viuda de Trujillo, murió en Panamá llevándose a la tumba los números de las cuentas en Suiza porque perdió la memoria. Capítulo VIII Henry Chirinos, Ministro de Gobierno de Trujillo, un hombre bastante gordo, borracho pero fiel sirviente del Jefe, le recomienda a Su Excelencia, que dadas las restricciones económicas impuestas por los gringos, el


país estaba a punto de quedar en bancarrota y para evitarlo era necesario pasar al Estado las empresas privadas. Trujillo se negó, pues pese a haber sido un dictador, su intención no era robarle al país, sino hacerlo mejor y la propuesta de Chirinos provocaría la fuga de capitales por funcionarios corruptos. A Trujillo le importaba más ser el todopoderoso que el dinero y se molestaba mucho cuando se enteraba que las lacras de sus hijos o la avara de su esposa hacían grandes transferencias de dinero al extranjero. El Jefe amaba su país y no deseaba irse nunca de allí, exiliado, como lo hizo Perón. Él moriría allí. Durante su gobierno, todos tenían trabajo, había fundado empresas y negocios para dar trabajo y hacer progresar al país, para contar con recursos y regalar a diestra y siniestra, y así tener contentos a los dominicanos. Capítulo IX Los conspiradores continúan esperando a Trujillo en la carretera y entre tanto, Antonio Imbert, quien trabajaba en un negocio de la familia Trujillo, hace un recuento de las causas por las cuales quiere asesinar al Chivo, entre ellas, el encarcelamiento injusto de su hermano Segundo, quien todavía permanece custodiado, así como el asesinato de las hermanas Maribal, a quienes no conocía en persona, pero dado que ellas eran subversivas al gobierno trujillista, fueron asesinadas cuando regresaban de ver a sus esposos de la cárcel. Las expectativas al eliminar a Trujillo eran muy altas, pensaban que todo marcharía sobre ruedas, pues el general José René Román, jefe de las Fuerzas Armadas, llevaría a cabo un Golpe de Estado en cuanto viera el cadáver del Chivo. Creían que el pueblo se echaría a las calles a matar calies, dichosos de haber alcanzado su libertad. El principal objetivo, era liberar al país, después de las redadas masivas de enero de 1960, en que cayeron tantos jóvenes del Movimiento del 14 de junio, entre ellas las hermanas Maribal y sus esposos. La ruptura de Trujillo con su antiguo cómplice, la Iglesia católica a partir de la Carta Pastoral de los obispos denunciando a la dictadura. El atentado contra el Presidente Betancourt de Venezuela en junio de 1960, que movilizó contra Trujillo a tantos países, incluido su gran aliado de siempre, los Estados Unidos, que, el 6 de agosto de 1960, en la Conferencia de Costa Rica, votaron a favor de las sanciones económicas. Hacía 25 años todos creían en el Chivo el salvador de la Patria, el que acabó con las guerras de caudillos, con el peligro de una nueva invasión haitiana, el que puso fin a la dependencia humillante de los Estados Unidos y que, a las buenas o a las malas, llevó al gobierno a las cabezas del país. Ahora era distinto, la gente ya sabía que estaban bajo un régimen dictatorial y corrupto, pues Trujillo les había arrebatado el libre albedrío a todos hace ya 31 años. Capítulo X La prima de Urania, Lucinda, fue a casa de su tío y se alegró mucho de ver a Urania. Después de 35 años de no haberla visto, estaba muy sorprendida y le reprochaba el no haber escrito nunca. En esos momentos, Urania recuerda cuando fue enviada con beca a Adrián, Estados Unidos, a una escuela de monjas poco antes del asesinato de Trujillo, y a la única persona que escribía era a sister Mary, quien le ayudó a conseguir la beca y conoció su secreto. También recuerda lo mucho que estudiaba para poder olvidar y el témpano de hielo que representaba su carácter. Lucinda le contó a Urania que tras la muerte del Chivo, Abbes encarceló a su padre creyendo que él había conspirado, junto con Antonio de la Maza y compañía, pero el senador Cabral amaba e idolatraba el régimen trujillista, por ello, cuando fue excluido del grupo, Cerebrito sufrió mucho. Estuvo encarcelado hasta que Balaguer decidió sacarlo ofreciéndole un puestesillo. Su fortuna desapareció rápido, abrieron varios juicios en su contra por haber sido colaborador de Trujillo, pero nunca lo hallaron culpable. Si no fuera por la pensión que urania enviaba, hubiera tenido que vivir en un asilo de ancianos. Por su parte, Urania estudió en Harvard derecho y después trabajó para el Banco Mundial. Rechazó una propuesta de matrimonio de un colega suyo y actualmente era soltera, pues a Urania le molestaban los hombres. Lucinda invita a Urania a cenar a la casa con su tía Adelina, su hermana Manolita y su sobrina Marianita. Capítulo XI En una reunión social con el Generalísimo, asistieron Simon Gittleman y su esposa Dorothy, un ex marine que vive en Ciudad Trujillo y es gran amigo del Jefe. Allí comentaron que Cerebrito Cabral había caído de la gracia del Benefactor porque éste estaba poniendo a prueba su fidelidad y entrega, así como para probarle


que todo lo que tenía y todo lo que era se lo debía a Él. Esto se lo hacía con frecuencia a sus colaboradores, pues desconfiaba de todos, pero después, los volvía a cobijar. Simon Gittleman le pregunta a Trujillo cuál ha sido el mayor reto de su gobierno, éste contesta que fue la invasión haitiana, la matanza injusta y cruel de muchos haitianos para salvar a la República Dominicana de los negros. Capítulo XII Mientras espera a que pase el coche de Trujillo, Salvador Estrella Sadhalá, alias el Turco, medita acerca de sus razones para asesinar a Trujillo. Salvador era de origen libanés pero devoto católico y estaba muy molesto por los ataques y hostigamiento del régimen en contra de la Iglesia católica, en especial, en contra de los dos obispos extranjeros, quienes se vieron obligados a ocultarse en el convento de monjas de Santo Domingo para protegerse de los constantes acosos de Abbes. Cuando Salvador manifestó su odio por Trujillo, uno de los curas lo llevó con el obispo italiano que le enseñó una cita de Santo Tomás de Aquino, avalando el tiranicidio. Por fin pasó el coche de Trujillo y la persecución inició. Los conspiradores iban en un coche veloz, adquirido especialmente para este día. Los que interceptarían el coche del Chivo no lo hicieron, pero éstos después pasaron en donde se daba la balacera, y en la confusión de que podían ser calies, les dispararon a sus hombres, hiriendo a Pedro Livio. El Chivo había muerto, lo habían logrado y ahora tenían que ir con Pupo Román para que iniciara el Golpe. Capítulo XIII En casa de la tía Adelina, no faltaron los reproches para Urania. Recordaron cuando comenzó al desgracia de su padre. Una mañana, salió en el periódico una carta en contra de Cerebrito Cabral, denunciando desvío de fondos públicos cuando éste era Ministro de Obras Públicas. Cerebrito no comprendía por qué lo inculpaban y creía que podrían ser Chirinos o Abbes, los que conspiraban en su contra. Los calies lo seguían por todas partes, sus cuentas bancarias fueron congeladas y nadie lo recibía porque era un apestado. La única esperanza que le quedaba para socavar dicha situación era hablar con uno de los mejores amigos de Trujillo, Manuel Alfonso, un ex modelo de Colgate que vestía a la moda al Jefe y le llevaba mujeres para el placer del Benefactor. La tía Adelina le reprocha a Urania haber abandonado a su padre, sin escribirle una sola carta o venir a visitarlo aun cuando enfermó gravemente. Urania sólo dice que su padre era un hombre malo y que el dinero que le envió para sus estudios, lo hizo para tratar de comprarla. Capítulo XIV Trujillo fue a ver a su presidente fantoche, el doctor Balaguer para preguntarle por qué había dejado salir a Urania Cabral del país, pero Balaguer asumió que ella tenía permiso de hacerlo cuando Trujillo no contestó su memorándum avisando la salida de la hija de Cerebrito. Balaguer era doctor en letras, hombre culto, instruido, con tono de docente y palabras letradas en sus discursos. Para Trujillo, él siempre fue el colaborador más misterioso, pues pese a que el Benefactor tenía un sentido agudo para descubrir las intenciones y ambiciones de los demás, Balaguer parecía no sentir nada de ello: no tenía mujer, amante, hijos, ahorros; había trabajado en los puestos que Trujillo le asignaba pero sin mayor ambición. Tenía fama de ser católico, y dado su comportamiento sencillo, parecía beato culto, pero Balaguer no tenía vocación para ser sacerdote, sino político. Siempre estuvo al lado de Trujillo y es el colaborador en quien más ha confiado, por ello es el Presidente fantoche. En su reunión, Trujillo le consulta acerca de las relaciones con la Iglesia y si éstas parecen mejorar, asimismo le pregunta si sabe algo acerca de una nueva conspiración para asesinarlo, pero Trujillo no puede desconfiar de los ojos amables y fieles de Balaguer. Capítulo XV Pedro Livio, uno más de los conspiradores, quien iba en otro coche que interceptaría al del Chivo, resultó herido por error durante la balacera. Cuando todo terminó, pusieron el cadáver de Trujillo en la cajuela y a


Pedro Livio lo subieron al coche para llevarlo con un doctor en casa de Juan Tomás Díaz. Dada su grave condición, lo llevaron al hospital. Después de poco tiempo, apareció Johny Abbes, quien interrogaba al herido a base de apagar cigarrillo en su cara para averiguar quiénes estaban involucrados en el complot. Pedro Livio denunció a Antonio Imbert, Antonio de la Maza, a Pupo Román y al propio Balaguer. Esto desconcertó en sobremedida a Abbes y a los calies presentes. El jefe del SIM ordenó cerrar las carreteras e iniciar la cacería de traidores. Asimismo, Abbes deseaba saber el paradero del cuerpo de Trujillo y Livio le indicó que lo llevaban para enseñárselo a Pupo Román. Pedro Livio sintió que moría y quedó en coma. Abbes ordenó a los doctores que lo mantuvieran vivo. Capítulo XVI Urania continúa relatando la razón por la cual ha dicho que su padre es un hombre malvado y vil. Cuando Cerebrito Cabral se entrevistó con Manuel Alfonso, el amigo entrañable de Trujillo, le dijo que hablaría con el Jefe de su caso. Después de haber hablado con el Generalísimo, Manuel Alfonso fue a casa de Cerebrito para contarle sobre su entrevista, y al ver a Urania se le ocurrió que ella podría acostarse con Trujillo, como ofrecimiento de su ser más preciado al Benefactor para que éste lo perdonara y comprendiera, con este acto de generosidad y entrega, la lealtad que le tiene y ha tenido siempre. Al día siguiente, el padre de Urania le propuso a su hija asistir a una ―fiesta‖ al rancho de Trujillo en San Cristóbal, y Urania, quien confiaba ciegamente en su padre, creyó que accediendo, sería la mejor manera de ayudar a su pobre padre de la desgracia. Capítulo XVII Cuando llevaron a Pedro Livio al hospital, Amadito, el Turco y Antonio Imbert fueron con un tío de este último para atender las heridas que habían recibido a raíz de la balacera. Amadito tenía el tobillo destrozado y se refugió en una pequeña finca, propiedad de un amigo del doctor Barreras, quien los atendió. Permaneció allí 3 días aislado y sin noticias. El día que Toño Sánchez, su protector, le llevó comida, le comentó las nuevas malas: buscaban a los implicados por todas partes, Pedro livio estaba preso y los había delatado. Toño transportó clandestinamente a Amadito para llevarlo a casa de una tía, pero al poco tiempo de haber llegado, fueron delatados y la casa estaba rodeada por calies. Amadito, quien no se había sentido tranquilo desde el día en que lo obligaron a matar al hermano de Luisa hasta el día en que mató a Trujillo, salió con una pistola en la mano y comenzó a disparar. Su cuerpo fue acribillado y expuesto en la plaza, mientras que su tía, también fue asesinada y los calies saquearon y destruyeron toda su casa. Capítulo XVIII La noche en que iban a matar a Trujillo, éste se dirigía a su casa en San Cristóbal para encontrarse con una muchacha de 17 años, Yolanda Esterel. Trujillo estaba muy ansioso por llegar allá, pues durante el día había tenido varios sucesos vergonzosos debido a su incontrolable y traidora vejiga, que lo evidenciaban cuando su pantalón se manchaba. Por la tarde, el Benefactor visitó a su madre, como era su costumbre todos los días. Allí le solicitó a Abbes García averiguar el responsable de haber retenido el permiso de salida de Urania Cabral. Posteriormente, subió a su coche en compañía de Pupo Román para reprenderlo fuertemente por las malas y poco sanitarias condiciones en las que tenía las Fuerzas Armadas, humillándolo y abandonándolo en medio de la carretera y el fango. Finalmente, rumbo a su rancho en San Cristóbal, se detuvo en casa de una antigua amante, pero como ésta clamaba estar en su regla, Trujillo, asqueado, se marchó con rumbo definido a San Cristóbal. Pronto fue emboscado por sus verdugos que lo esperaban en la carretera. Capítulo XIX Antonio de la Maza, el Turco y Juan Tomás Díaz, esperaban que Pupo Román, junto con las Fuerzas Armadas, llevar a cabo el Golpe de Estado, pero conscientes de que éste los había traicionado, determinaron que debían esconderse de Abbes o morir en plena lucha. Antonio de la Maza sugería ir al Palacio Municipal y morir luchando, pero nadie lo apoyó y determinaron esconderse en casa de un médico apolítico, hermano de otro conspirador que residía en Estados Unidos. Éste les dio asilo en su tapanco y Antonio de la Maza se lamentaba de estar oculto en lugar de luchar. Finalmente, decidieron marcharse porque ponían en peligro la vida del doctor que los refugió y de su esposa embarazada, así que Estrella Sadhalá se marchó al tercer día,


durante el atardecer y De la Maza y Juan Tomás tomaron un taxi sin rumbo, pero pronto fueron descubiertos por los calies y murieron durante una balacera en el parque. Capítulo XX Cuando Pupo Román se quedó solo, en medio del fango y en la carretera, después de que el Jefe lo había reprimido fuertemente por las aguas sucias en las Fuerzas Armadas, se sintió más humillado que nunca, pues recordaba que Trujillo siempre lo hacía sentirse así y éste ejercía un poder temerario sobre él. Una vez en su casa, alguien lo llamó alarmado por la ventana, era Navajilla, ex jefe del SIM, quien casualmente había pasado por la carretera en donde asesinaron a Trujillo y fue testigo de la balacera en contra del Jefe. Pupo tenía, prácticamente, todo listo para llevar a cabo el Golpe de Estado, sus subordinados sólo esperaban a que diera las órdenes para comenzar con el plan: arrestar a los Trujillistas, a Abbes García, tomar el poder y ser el nuevo presidente. Sin embargo, no hizo nada, se acobardó, le faltó valor, no tuvo los pantalones para hacerlo. Fue perdiendo poder conforme pasaban las horas y dado que Pedro Livio lo había delatado, fue tomado prisionero. Ramfis lo sometió a fuertes torturas durante cuatro meses hasta que ya no aguantó más y murió: golpes, electroshocks en silla eléctrica, comer mierda, cortarle sus testículos y hacérselos comer, entre otras. Capítulo XXI Salvador Estrella Sadhalá, el Turco, se entregó cuando le informaron que los calies habían irrumpido en su casa y arrestado a su esposa. Lo llevaron a la casa en la colina, donde sufrió torturas semejantes a las de Pupo Román. En la celda, estuvo acompañado por Modesto Díaz, hermano de Juan Tomás, Pedro Livio, Fifí pastoriza, Huáscar Tejeda y Tunti Cáceres, sobrinito de Antonio de la Maza. Durante 3 meses estuvieron presos en la Victoria. Cuando pensaban que ya no saldrían vivos de allí, llegaron las esperanzas, pues en los periódicos salía que Estados Unidos y Venezuela exigían juicios justos para los presos políticos, así como diversas protestas de Derechos Humanos. Durante su encierro, se enteraron que Antonio de la Maza y Juan Tomás habían muerto luchando y que el padre de Antonio estaba muy orgulloso de su hijo de que así lo hubiera hecho. Sin embargo, el Turco sufrió mucho cuando su padre lo negó y lo culpó de traición cuando éste fue a verlo a la cárcel en compañía de Ramfis Trujillo, no obstante, rezaba constantemente, como era su costumbre, pidiéndole a Dios por su esposa y sus hijos. Un día, decidieron llevar a los presos al palacio de Justicia con el pretexto de que reconstruirían los hechos del crimen para ser enjuiciados debidamente, sin embargo, tanto el Turco como Modesto Díaz, sabían que dicha salida extraordinaria era para matarlos. El director de la cárcel Victoria los escoltaba junto con otros 3 soldados jóvenes que se veían nerviosos por custodiar presos tan importantes. Al llegar a un punto solitario de la carretera, el director de la cárcel asesinó a los tres soldados. Pronto se encontraron con Ramfis, Pechito León Estévez, Pirulo Sánchez y 2 o 3 desconocidos. Primero acribillaron a Pedro Livio, después arrastraron a los cocoteros a Tunti Cáceres, quien antes de caer insultó a Ramfis, luego fue el turno de Modesto Díaz, quien gritó ¡Viva la República! antes de morir y finalmente, llegó el turno del Turco, quien daba gracias a Dios por la paz que le daba en esos últimos momentos. Capítulo XXII Cuando el hábil doctor Balaguer recibió la llamada de Pupo Román para reunirse en el cuartel de las Fuerzas Armadas, comprendió lo que estaba pasando y previendo un Golpe de Estado, se negó a ir al cuartel. Pensó que Pupo Román se había alentado y no actuaba convenientemente, así que le correspondía ahora a él llevar a cabo una transición democrática para evitar una invasión de los marines, o una desestabilización fuerte de poder. El presidente fantoche, hábil y educadamente tomaba acciones. Primero cito a la familia Trujillo y Abbes García en su oficina para discutir lo que iba a ocurrir ahora. Abbes reclamó que Balaguer no debía ser presidente y sugirió que entrara alguien de la familia en su lugar, pero dado que Ramfis todavía no llegaba de París, la Prestante Dama apoyó a Balaguer. Cuado Ramfis regresó a República Dominicana, acordó con Balaguer que él seguiría como presidente para no provocar una invasión de los gringos, pero entre tanto, Ramfis se encargaría de encontrar a los asesinos de su padre y vengar su muerte. Por otro lado, Balaguer


también aseguró su permanencia en el poder sobornando a la viuda de Trujillo, quien era avara y confiaba en el presidente fantoche porque éste se encargó de transferir altas sumas de dinero a sus cuentas en el extranjero. Balaguer mejoró las relaciones con el clero y pidió una disculpa formal al sacerdote Reilly, quien fue secuestrado y torturado por Johny Abbes después del asesinato de Trujillo. Asimismo, mejoró al relaciones con Estados Unidos, quienes apoyaban este nuevo gobierno, no obstante, todavía no estaba libre de sanciones, las cuales serían erradicadas cuando República Dominicana demostrara ser democrático. Después de 4 meses, cuando parecía que el país se desmoronaría tras la muerte del Benefactor, surgieron varios grupos de oposición, entre ellos, los del movimiento del 14 de junio. Se manifestaban en las calles, retiraban monumentos y estatuas de la familia Trujillo. Balaguer cambió los nombres de muchas calles que estaban bautizadas con nombres de la familia del Chivo, así como regresar a la capital su nombre original: Santo Domingo en lugar de Ciudad Trujillo. Los que más lo acosaban eran los de derechos humanos, quienes pedían y exigían juicios justos para los presos políticos. No obstante, en dicho rubro, Balaguer tenía las manos atadas, pues Ramfis no descansaría hasta no ver a los asesinos de su padre muertos. El cónsul estadounidense le precisó a Balaguer que para eliminar las sanciones políticas impuestas por la OEA era necesario que no quedaran vestigios de Trujillo, y por tanto, debían marcharse al extranjero toda la familia. Ramfis no se había marchado aún porque todavía faltaban por encontrar dos implicados en el asesinato de su padre, pero comprendía que sus tíos causaban desestabilidad en el país, y de no haber sido por él, talvez hubieran cometido una tontería y el país hubiera sido invadido por los marines. El cónsul estadounidense le confirmó a Balaguer que Kennedy estaba preparado para enviar barcos a República Dominicana si se presentaba un Golpe de Estado. El día en que la familia Trujillo asesinó a los culpables de manera clandestina, los hermanos de Trujillo irrumpieron en la oficina de Balaguer con armas, exigiendo que éste dejara el poder, sin embargo, Balaguer les enseñó por la ventana los buques norteamericanos y les ofreció unos cuantos millones de dólares para solucionar el conflicto y su exilio de la manera más pacífica. El cónsul Calvin Hill compareció de inmediato, encantado de que las cosas se arreglaran con buena voluntad y sin derramamiento de sangre. Balaguer estaba preocupado por el asesinato de los presos políticos pero pensó que habría tal explosión de exultación y alegría con la partida de los Trujillo que poca gente recordaría el asesinato de los 6 prisioneros cuyos cadáveres jamás aparecerían. Al padre de Urania, el senador Cabral, lo sacó de la cárcel, pues Abbes lo había aprehendido por pensar que también estaría involucrado en el complot, y le ofreció un puesto de asesoría jurídica. A Johny Abbes le pidió su renuncia, pues tendría muchos enemigos que lo buscarían para eliminarlo, y lo envió a Japón de embajador. En consejo de Ministros, pidió acuerdo unánime del gabinete para una amnistía política general, que vaciara las cárceles y anulara todos los procesos judiciales por subversión. Entonces el Doctor Tabaré Álvarez Pereyra, su ministro de Salud, le hizo saber que desde hacía 6 meses tenía escondido en casa al fugitivo Luis Amiama Tió dentro de un clóset en su casa. Balaguer encomió su espíritu humanitario y en persona, le rindió respeto y gratitud por los altos servicios prestados a la Patria. Capítulo XXIII Antonio Imbert permaneció en casa de su primo un día más después de que Amadito se fue; después fue a casa de su tía Gladis, quien le dio asilo por una noche pero a la mañana siguiente tuvo que marcharse porque los calies habían arrestado a Manuel y no tardarían en llegar a casa de Gladis. Después de deambular en las calles recordó a su ortodoncista, quien lo acogió varias horas para pensar con quien iría después, hasta que se le ocurrió llamarle a un tal Rainieri, hijo de italiano, cuya esposa era muy amiga de Guarina, su mujer. Al llamarlo, la esposa del dentista se hizo pasar por su esposa Guarina y Rainieri comprendió inmediatamente quién llamaba, pues Guarina estaba con ellos, así que envió un chofer a recogerlo por la noche. Después de ver a su mujer en casa de los Rainieri, lo llevaron a casa de un matrimonio diplomático italiano, los Cavaglieri, quienes se ofrecieron a ayudar a Imbert sin objeciones, a cambio de que no revelaran a nadie su identidad. Estuvo oculto en el penthouse de los Cavaglieri por los 6 meses que pasaron antes de que proclamaran amnistía. Allí tenía un cuarto para él solo y ayudaba con la limpieza de la casa. Cuando los Trujillo se marcharon, Imbert salió de su escondite y Balaguer lo llamó, junto con Amiama (a quien nunca antes había visto en persona) para proclamarlos héroes. De allí fueron a visitar a las viudas de los desaparecidos.


MARIO VARGAS LLOSA La ciudad y los perros PRIMERA PARTE Capítulo I Comienza la acción en los baños de una ―cuadra‖ (dormitorio) del colegio Leoncio Prado, internado en el que se sigue un régimen militar: Jaguar, Cava, Rulos y Boa echan entre ellos a suertes para robar el examen de Química. Le toca a Cava. Roba el examen, pero deja un cristal roto. Se ve que Jaguar domina el grupo y da las órdenes. Alberto está de imaginaria la noche del robo. Va pensando mientras pasea. Quiere conseguir veinte soles. En su monólogo interior imagina la forma de conseguirlos: escribir cartas o novelitas para otros cadetes, robar en los roperos,... Le sorprende el oficial Huarina, descrito como un sapo, fuera de lugar. Busca una excusa: ―quiero hacerle una consulta, mi teniente... tengo un problema...‖ ―¡Váyase a hacer consultas morales a su padre o a su madre!... Es usted un tarado... Y agradezca que no le consigno". Sigue andando y se encuentra con otro cadete de imaginaria, el Esclavo, al que todos dominan y no sabe defenderse. Llora porque no podrá salir el sábado, le han robado una prenda, el ―sacón‖. Alberto le aconseja: ―... aquí eres militar aunque no quieras. Y lo que importa en el ejército es ser bien macho... o comes o te comen, no hay más remedio‖. Alberto roba un sacón para él. Se inicia una amistad. Alberto le pide prestados los veinte soles a cambio de cartas para su ―enamorada‖. Siguen otros incidentes que describen una camaradería entre alumnos a base de faenas, bromas y cinismo. De nuevo el grupo de los cuatro, denominado el Círculo: Jaguar, Cava, Rulos y Boa. En este episodio habla Boa; está en primera persona. En sus comentarios, de trazos breves, entrecortados, impulsivos y emocionales se refleja la degeneración del grupo y el ambiente que reina entre los cadetes de esa sección. Capitulo II Día del examen de Química. Diana. Formación de los cadetes en el patio. El desayuno. Sigue la descripción del ambiente de la sección a través de pequeños incidentes: trato abusivo, dominio de la fuerza, bromas hirientes. Alberto averigua a través del Esclavo que Cava robó el examen y que pasó algo. Se relata el examen. Aparece la personalidad del teniente Gamboa, su prestigio ante los cadetes: ―los cadetes a sus órdenes se enorgullecen‖. El Esclavo es sorprendido pasando respuestas del examen a Alberto. Queda consignado sábado y domingo. En un corte y vuelta atrás de la historia se cuenta el primer día que llegaron al colegio estos alumnos. Ahora están en 5° año, entonces era el 3° y eran nuevos, ―perros‖, y sufrieron el ―bautizo‖ con novatadas abusivas y brutales por parte de los de cuarto año. Se narra la novatada al Esclavo. Esa noche, consternados, deciden unirse en venganza y en defensa. Se forma el Círculo. Arróspide parece el jefe, pero en seguida surge como líder el Jaguar. Descubierto el Círculo por el teniente Gamboa quedó reducido al grupo de los cuatro, pero al principio estaba formado por toda la sección y actuaba dando ―golpes‖. Alberto piensa en uno de sus típicos


monólogos interiores que si no se hubiera reducido el Círculo no se hubiera degradado tanto el ambiente: ―Sí, por lo menos no tan rápido, se me ocurre que si no se descubre el Círculo la sección no se hubiera vuelto un muladar, estaríamos vivitos y coleando, no tan rápido‖. Por un incidente casual Jaguar peleó con el Esclavo, que no se defiende: ―Me das asco. No tienes dignidad ni nada. Eres un esclavo‖. Capítulo III En otra vuelta atrás se relata un suceso ocurrido cuando los protagonistas estaban en cuarto año. Hacen novatadas a los ―perros‖ con la misma crueldad que recibieron. Uno pierde un dedo, arrancado en una caída. Pero la rivalidad sigue siendo con los de quinto. El suceso que se narra es una pelea contra este curso en el cine; luego, la espera tensa de aquella noche, temiendo un ataque, y la fiesta del día siguiente. En ella la competición de soga-tira acaba en batalla campal delante del público y las autoridades invitadas. En el relato de estos hechos el narrador es Boa. En episodios aparte se cuenta la infancia de algunos protagonistas. La de Alberto, un chico de la buena sociedad que vive en la calle Diego Ferré, en el barrio elegante de Miraflores. La del Esclavo, superprotegido por su madre; la debilidad de su carácter disgusta al padre, que le trata con dureza; también de él recibe golpes... Ricardo Arana, el Esclavo, es una víctima. Se cuenta la historia de otro personaje que permanece sin identificar hasta muy avanzada la novela, niño en un barrio pobre de Lima —Lince—, que adora con candor a su pequeña vecina, Teresa, también candorosa e inocente. Es el mismo Jaguar; pero este niño y el idilio tierno y limpio que sostiene con Teresa en nada se parece al Jaguar que ya conocemos. De ahí que no se mencione su nombre, está escrito en primera persona; parecen dos personajes distintos. Capítulo IV Se vuelve a la línea principal de los sucesos, después del examen de Química. Seguimos ahora los pasos de Alberto un día de salida. Vive en otro barrio, no es la calle Diego Ferré que conocemos por el episodio de su infancia. La madre, abandonada por su marido, ha cambiado mucho: de mujer mundana a víctima de su marido y algo beata. Llega Alberto. En una fugaz visita se presenta el padre. Discute el matrimonio. Alberto está delante, impaciente por salir. Tiene que llevar a Teresa un recado del Esclavo. Se trata de la misma niña que ya conocemos por el relato de la infancia de Jaguar. Ricardo Arana, el Esclavo, es su vecino y está enamorado de ella. Ese día quedó en llevarla al cine, pero está consignado. Por fin sale Alberto de su casa. En el camino se encuentra con los antiguos amigos de la calle Diego Ferré. Se les retrata como niños bien de la clase social de Alberto. Teresa, en el papel de adolescente ingenua y candorosa, tal como aparece en la historia de Jaguar, espera que Ricardo Arana la lleve al cine y en su lugar aparece Alberto con el recado. Teresa vive con su tía en dos habitaciones. De condición modesta. Se había arreglado para salir. Alberto, traicionando a su amigo, lleva al cine a Teresa, gastándose el dinero que había recibido de él en préstamo, y quedan para salir el día siguiente. Cuando regresa a casa se encuentra con las lamentaciones de su madre y con cincuenta soles que le ha dejado su padre. Con ese dinero se va a una casa de mala nota. Para eso quería los veinte soles. Con el dinero del Esclavo le quita la novia y con el dinero de su padre sigue sus mismos pasos. En todos los pequeños acontecimientos de la novela se encierran claves simbólicas como ésta. Capítulo V Se describe la Perlita, un tenducho del colegio, donde Paulino, un hombrecillo vil y degenerado, vende cocas y caramelos a los cadetes, y, bajo cuerda, alcohol (pisco) y tabaco. En su trastienda se reúnen secretamente los cadetes que han quedado consignados los días de salida. Allí van un domingo Alberto y el Esclavo. Llevan consignados ya un mes con todos los que estaban de imaginaria la noche del robo del examen. Se describe la relación de amistad entre los dos: la debilidad y aislamiento del Esclavo, y la condescendencia cínica y verdadera a un tiempo de Alberto hacia Ricardo: en público le defiende y a solas le provoca y humilla. No le dice que llevó al cine a Teresa. El Esclavo vive hundido, quiere salir para ver a Teresa, pero está consignado, en tanto que Cava, autor del robo, puede hacerlo porque no ha sido descubierto. Se siguen intercalando episodios de la infancia de los protagonistas: de Jaguar y Teresa, en una ocasión en que aquél fue a buscarla a la salida del colegio; de Ricardo Arana y su madre, en el que se ahonda sobre la relación materna filial que origina la debilidad del Esclavo. Capítulo VI El Esclavo agobiado por la humillación y la soledad, sin permisos de salida, se siente encerrado en el colegio


y en sí mismo. Quiere salir. No soporta su situación. Quiere salir para ver a Teresa y llevarla al cine, pero en realidad quiere librarse de sí mismo. Se dice simbólicamente: ―Sólo la libertad le interesaba ahora para manejar su soledad a su capricho...‖. El Esclavo delata al autor del robo, Cava, a cambio del permiso para salir. Después de la conversación delatora con el teniente Huarina tropieza con Alberto y habla con él; le oculta su delación, pero Alberto la descubrirá poco después. Alberto no asiste a clase esa tarde y se ocupa en escribir novelitas pornográficas. Luego se entera de que Cava ha sido arrestado y la consigna que pesaba sobre los imaginarias de la noche del robo ha quedado suspendida. Además el Esclavo ha salido; se dice que su madre está enferma, pero Alberto cae en la cuenta y se llena de celos. Decide ―tirar contra‖ (escaparse). El relato de la salida se intercala con fragmentos de monólogo interior de Alberto, como el siguiente: ―Corre, atraviesa una chacra pisoteando los sembríos. Sus pies se hunden en una tierra muelle; siente en los tobillos las punzadas de las hierbas. Algunos tallos se quiebran bajo sus zapatos. Y qué bruto, cualquiera pudo verme y decirme y la cristina, y las hombreras, es un cadete que se está escapando‖. Alberto llega a casa de Teresa y se encuentra con que el Esclavo no ha ido. Teresa declara que apenas le conoce. Las secuencias alternadas entre la palabra del narrador y el monólogo interior de Alberto es una muestra de la técnica de Vargas Llosa. El monólogo de este pasaje refleja, en contraste con la objetividad del narrador, la intensidad obsesiva de los celos y el carácter de Alberto, siempre desdoblado. Capítulo VII Los episodios de este capítulo no avanzan la línea central de los hechos. Se relata la clase de francés del profesor Fontana, dominado por el ambiente agresivo, burlón y zafio de los alumnos. El episodio está narrado desde el monólogo de Boa. Irrumpe en la clase el teniente Huarina para llamar a Cava. En ese momento Jaguar intuye que se ha descubierto al autor del robo. Alberto, mientras tanto, estaba en la glorieta escribiendo novelitas. Se continúa el relato de la infancia de Jaguar y su relación con Teresa: una relación delicada, con detalles de ternura finamente narrados. Se describe cómo Teresa se arregla con pocos vestidos, su par de zapatos deslustrados que disimula con tiza. El Jaguar le compra una caja de tizas y se la ofrece como algo que casualmente tiene y no le hace falta. Se menciona a su amigo Higueras. En otro episodio de Boa se habla de Jaguar: ―No creo que exista el diablo pero el Jaguar me hace dudar a veces‖. Jaguar adivina el soplo y lo toma como asunto personal: ―esa me la han hecho a mí, no saben con quien se meten‖. Visto desde Boa, el Jaguar aparece en la prepotencia casi animal de su carácter. Se dan otros dos episodios sobre la infancia de Alberto —sus amigos de la buena sociedad y Helena, que forma parte del grupo— y otro sobre la infancia del Esclavo. Capítulo VIII Se compone este capítulo de un sólo episodio que hace avanzar la línea principal de los hechos para terminar la primera parte. Se relata un ejercicio militar de campaña que realizan los cadetes bajo las órdenes del capitán Garrido —el Piraña— y de los tenientes Gamboa, Huarina, Pitaluga y Calzada. La maniobra consiste en el asalto de un cerro, en avance por líneas de diez en diez metros y despliegue en abanico. La primera línea se tiende, la segunda dispara, avanza y se tiende al suelo y luego la tercera. Los disparos pasan por encima de la vanguardia. Se describe a los oficiales: la calidad humana de Gamboa —―como siempre era el primero en levantarse‖ ... ―yo estudio cuando estoy de servicio‖ ... ―tú eres el oficial modelo‖, etc.—, el carácter ruin de Huarina, la pereza del suboficial Pezoa. A los oficiales, menos Gamboa, se les ve como arrastrados por sus obligaciones y sin interés. Esta descripción empeora más con el sucederse de los hechos. La campaña termina con un accidente en el que resulta gravemente herido el Esclavo. El Consejo de oficiales dictaminó el caso Cava y será expulsado, arrancándole las insignias en acto público. Cava era el único del Círculo que pretendía seguir la carrera militar. SEGUNDA PARTE Capítulo I Alberto quiere ver al Esclavo y no le permiten pasar. En la puerta de la enfermería se encuentra con el padre


que dice: ―No nos dejan verlo... No tienen derecho‖. Alberto acompaña al padre, que expansiona su sentimiento de culpabilidad con él. El padre le ingresó en el colegio —según se contó en un episodio de la infancia— para quitarle la debilidad. Recrimina a su mujer; discuten. Los padres reciben un trato distante y frío. Se trata de ocultar el accidente. La versión oficial es que se le disparó el fusil; sin embargo la bala entró por detrás. Los alumnos se enteran de la muerte antes que sus padres. Con este y otros detalles se muestra la falta de humanidad. Se insertan en este capítulo tres episodios de Boa. Relata la expulsión de Cava en un pasaje penetrado de emotividad. Por primera vez sabemos algo de su infancia, se habla de un hermano, al que se pinta de borracho y peleón; igual que el padre, que un día se marchó de casa y no volvieron a saber de él. La madre se fue con otro, padre de Boa, al que echó de casa el hermano mayor, Ricardo. Otro episodio de la infancia de Alberto con sus amigos de Miraflores y con Helena. Esta le rechaza. Las notas de Alberto no son buenas. El padre se enfada. Por tradición familiar siempre han ocupado los primeros puestos y decide meterle en el Leoncio Prado. Alberto dice que entró en el colegio por un desengaño amoroso y por salvar el honor de la familia. Capítulo II Funeral de Ricardo Arana. Se dibuja la figura del coronel. Es el Director del colegio, preocupado por sus intereses, por la apariencia de las cosas. Ordena a los oficiales: ―Quiero que el 5° dé la impresión de sentir mucho la muerte del cadete‖. El examen del accidente revela que la bala vino de atrás, pero se debe sostener que fue un error cometido por el propio cadete. La reacción de los alumnos ante la muerte: primero risas entrecortadas y bromas; sólo Alberto reacciona cortando ese ambiente; sólo él se emociona. Llora. Siguen episodios de la vida de Jaguar. Su relación con un padrino, con Teresa, con el flaco Higueras, el amigo de su hermano Perico, ambos delincuentes. Se inicia en el robo. El lector no acaba de comprender por completo lo ocurrido en el accidente. Capítulo III Alberto anda por Lima, muy afectado por la muerte del Esclavo. Se encuentra con Teresa. Se inicia la despedida: ―quizá no nos veamos por algún tiempo‖. Sigue andando. Llama por teléfono a Gamboa. Delata el crimen: Jaguar mató al Esclavo porque no soporta a los soplones. Y le da a conocer la vida de la sección: el Círculo, robo y venta de exámenes, robo de uniformes, juego, ―contras‖, alcohol. Nada de esto conocen los oficiales. Cuentan el caso del Esclavo al que todos ―fregaban‖ (hacían faenas). Gamboa apenas le conocía. Se cuenta la infancia de Teresa: el padre llegaba a casa los sábados, borracho. Entonces la madre se marchaba de casa y volvía el lunes. Cuando el padre muere, la madre lleva a Teresa a casa de la tía con quien vive y ella se larga. Avanza la historia de Jaguar: su primer robo con Higueras. Otros episodios de Boa hablan del cambio que está ocurriendo: Alberto parece como idiota y Jaguar anda irritado y solitario. Cree Boa que es la expulsión de Cava, pero por otra parte el lector sabe que Alberto ha denunciado un asesinato. Capítulo IV Gamboa pone en marcha la investigación. Sitúa a Alberto en la prevención. Va a por Jaguar y le recluye también. El capitán Garrido, enterado de la denuncia, interroga a Alberto, que no tiene pruebas; sólo puede decir que está seguro. Intenta persuadirle para que retire la acusación; no quiere líos, pero Gamboa quiere esclarecer la verdad y sigue adelante. Comprueba que Jaguar estaba justo detrás del Esclavo en los ejercicios de campaña. Diferencias entre Garrido y Gamboa. Le avisa que arruinará su carrera. ―Un militar no arruina su carrera cumpliendo con su deber‖, replica Gamboa. Se humaniza su figura con algunos detalles: recién casado, espera el primer hijo... Sigue la infancia de Jaguar: actúa en un robo con Higueras y otros delincuentes. Pelea con unos que cortejan a Teresa.


Capítulo V Como consecuencia de la denuncia de Alberto, Gamboa monta una operación de registro de todos los armarios roperos de la sección. Se relata esto a través del monólogo de Boa, con su acento peculiar. Los alumnos comprenden que ha habido una delación y acusan a Jaguar de ella, pues dijo que ―si le reventaban reventaba a todos‖. Arróspide, el líder anulado por Jaguar, recobra momentáneamente ese papel y acusa al Círculo y en especial a Jaguar. Entretanto Jaguar está en el calabozo. Allí le interroga Gamboa sobre el asesinato. ―Alguien te ha denunciado‖. Niega tan fríamente que la acusación de Alberto puede parecer al lector como imaginación de éste. Sigue la intriga sobre este hecho, con cierto aire de novela policiaca. El capitán Garrido tuvo que cursar la denuncia, pero el mayor la para. Nadie está interesado en averiguar la verdad. Gamboa se enfrenta con él. Su postura ante los mandos del colegio se pone difícil. Se continúan los hechos de la historia de Jaguar interrumpidos en el episodio anterior. Jaguar llega a casa por la mañana, su madre le dice: ―... estás perdido. Ojalá te murieras... Mejor pídele perdón a Dios... Aunque no sé si vale la pena. Ya estás condenado‖. Otra vez, en una pelea con los que acompañaban a Teresa, acaba en la comisaría. Allí le dan una paliza y ―ya no volvió a casa‖; se va con Higueras. La personalidad de Jaguar en el colegio se aclara con estos hechos. Su historia como delincuente explica ya su liderazgo en el colegio, la superioridad que le da su experiencia. Lleva al colegio las formas de la banda. Por eso el soplón es para él lo peor que hay y se explica el crimen. Capítulo VI En el curso de la denuncia interviene el coronel dispuesto a parar el asunto. No le importa la verdad de los hechos, sino las consecuencias y el desprestigio. Convoca a Alberto a su despacho y allí le llama ―espíritu pervertido, escoria‖. Alberto vuelve a la prevención y ahora le colocan en la celda de Jaguar. Alberto le provoca directamente: ―tú mataste al Esclavo‖. Jaguar sigue negando tan fríamente que el lector no sabe a qué atenerse. La escena termina en una pelea en la que Alberto sale malparado. Prosigue la historia delincuente de Jaguar. Se nos cuenta que Perico e Higueras habían trabajado con el Rajas, al que ―encanaron‖ por cinco años. Ahora ha salido y se planea un golpe. Pero el autor del golpe, Carapulca, les ha tendido una trampa y detienen al Rajas y a Higueras. Jaguar escapa y vuelve con su madre, pero no está en casa; ya murió. Capítulo VII Se da el carpetazo definitivo a la denuncia y Gamboa pierde. Alberto y Jaguar salen de la prevención, pasando por la enfermería, y Gamboa les notifica que se entierra el asunto y que deben guardar discreción absoluta. Alberto, aunque ha retirado la denuncia, mantiene la acusación. Jaguar sigue negándola. Gamboa advierte que cualquier indiscreción tendrá represalias. Concluye la historia de la infancia de Jaguar. Al escapar de los ―cachacos‖ (la policía) y no encontrar a su madre, se dirige a casa del padrino. Éste le recoge y le da trabajo en su bodega. Pero la mujer del padrino logra que le metan en el Leoncio Prado. Capítulo VIII Regresan Alberto y Jaguar a la ―cuadra‖ desde la enfermería. Los alumnos, entre tanto, han sufrido el registro de Gamboa. Arróspide, el brigadier de la sección, que quedó ensombrecido por Jaguar, le acusa de soplón. Tras un pequeño tumulto toda la sección se vuelve contra él. No se defiende diciendo que fue Alberto. En el epílogo se explica esta conducta: el soplón es el ser más vil para Jaguar, pero Alberto lo ha hecho por vengar a un amigo y esto le justifica. Sin embargo, el verse acusado de soplón le humilla, y desprecia a todos. El les había enseñado a ser hombres. Epílogo Jaguar manifiesta a Gamboa que él mató al Esclavo y se lo dice para ayudarle pues sabe que le separan de su puesto sin que haya pruebas. Se perfila el desenlace de Alberto, que ahora va con Marcela, una chica de su ambiente: ―trabajaré con mi papá, tendré un carro convertible, una gran casa con piscina. Me casaré con Marcela y seré un don Juan‖. Jaguar se casa con Teresa, trabaja en un banco y olvida su delincuencia.


LA MUERTE DE ARTEMIO CRUZ Carlos Fuentes (Resumen) ARGUMENTO La muerte de Artemio Cruz (1962) reconstruye la vida de un hombre poderoso que está agonizando, a través de saltos en el tiempo y de enfoques narrativos y técnicas cambiantes. Comienza la novela con el retrato introspectivo en primera persona de Artemio Cruz. Un autorretrato en el que podemos entender que se encuentra enfermo o malherido postrado en su lecho. Desde este punto de vista de un hombre en su lecho de muerte va a ser narrado todo el relato. La novela intercala las impresiones de Cruz moribundo en la cama con sus sueños, sus reflexiones y sus recuerdos, todo un recuento de su vida, sus amores, sus momentos heroicos y mezquinos, su valor y su cobardía, en definitiva toda la retrospectiva de una vida agitada desde sus últimos estertores. RESUMEN POR CAPÍTULOS (La novela no está estructurada en capítulos, sino en pequeños fragmentos que entrelazan las sensaciones de Artemio Cruz en su lecho de muerte con el recuerdo de los momentos más importantes de su vida, de forma que la novela es un continuo flash-back y recuento de esas memorias. Este resumen intenta seguir y ser fiel a esa misma estructura.) Desde ese lecho recuerda el día anterior. Un viaje en avión desde Hermosillo, Sonora, hasta la Ciudad de México. Por su relato nos vamos enterando de que Artemio Cruz es un hombre de negocios y esos negocios no siempre son precisamente legales. Los va enumerando: Transportadores de pescado entre Sonora, Sinaloa y el D.F., un periódico, inversiones en bienes raíces (México, Puebla, Guadalajara, Monterrey, Culiacán, Hermosillo, Guaymas, Acapulco), domos de azufre en Jáltipan, las minas de Hidalgo, concesiones madereras en la Tarahumara, la participación en la cadena de hoteles, la fábrica de tubos, el comercio de pescado, las financieras de financieras, la red de operaciones bursátiles, las representaciones legales de compañías norteamericanas, la administración del empréstito ferrocarrilero, los puestos de consejero en instituciones fiduciarias, las acciones en empresas extranjeras -colorantes, acero, detergentes- y quince millones de dólares depositados en bancos de Zurich, Londres y Nueva York. Luego enumera los pasos que integraron esa riqueza: Préstamos a corto plazo y alto interés a los campesinos del estado de Puebla, adquisición de terrenos cerca de Puebla previniendo su crecimiento gracias a la intervención del presidente en turno, adquisición de terrenos para fraccionamientos en la Ciudad de México, adquisición del diario metropolitano, compra de acciones mineras y creación de empresas mixtas mexicanonorteamericanas donde fungirá como hombre de paja para hacer cumplir la ley, hombre de confianza de inversionistas norteamericanos, intermediario entre Chicago, Nueva York y el gobierno de México. Manejo en la bolsa de valores para inflarlos, deprimirlos, comprar o vender a su antojo y utilidad, jauja y


consolidación definitiva con el presidente Alemán, adquisición de terrenos ejidales arrebatados a los campesinos en las provincias del interior, nuevos fraccionamientos y concesiones en la explotación maderera. Junto a Artemio Cruz en su lecho de muerte se encuentran Catalina y Teresa, su esposa y su hija. (1941: julio 6) Artemio Cruz va a la oficina en su limusina y al pasar por Bellas Artes ve a su mujer y su hija entrando a una tienda de vestidos de novia. Él se reúne con los gringos, hablan de la explotación de azufre y él negocia sus ganancias ya que va a ser el front-man, el hombre de paja. Dice que pueden explotar la mina hasta bien entrado el próximo siglo, pero que a él no lo van a explotar ni un minuto más. Luego va a comer con Padilla, su secretario para celebrar el éxito del trato con los gringos mientras su hija y su esposa van a desayunar a un Sanborns. En la calle una pelea de perros asusta a su mujer Catalina y ellas deciden regresar a su casa de las Lomas. Las reflexiones y los recuerdos se mezclan en la cabeza de Artemio Cruz tendido en la cama. Por una parte empezamos a intuir que su relación con su mujer y su familia no es precisamente buena y por otra nos narra sus pensamientos, sus convicciones, sus deseos... Por ejemplo admite que siempre envidió y quiso ser como los del norte, como los gringos y que por eso hizo negocios con ellos, para de alguna forma sentirse aceptado por ellos, sentirse su igual. Desprecia a los de aquí, a los mexicanos y admira a los gringos pero se da cuenta de que no es igual que ellos que ven todo en blanco y negro, bueno y malo. Él sabe que todo extremo contiene su propia oposición. (1919: mayo 20) Narra la visita de Artemio Cruz al Sr. Gamaliel Bernal, diciéndole que fue el último hombre que vio a su hijo con vida, compartió celda con él. Ahí ve por primera vez a Catalina, la hija de Bernal. Cenan juntos y hace piecitos con la hija por debajo de la mesa. Gonzalo Bernal, el hijo de Gamaliel, fue fusilado en Perales, pero antes Cruz tuvo una conversación con él. Cuando la tropa fue dispersada por el presidente Carranza Artemio decidió ir a Puebla, consciente de que después de la revolución saber un apellido, una dirección, una ciudad es saber mucho. Pretende aprovechar esta situación y se ríe al pensar que es él el que regresa en vez del hijo fusilado. Antes de ir a casa de Bernal Artemio hace averiguaciones en el pueblo. El confidente de Bernal es el padre Páez, todo el mundo le debe dinero en el pueblo, aunque este año tiene deudas pues los campesinos se rebelaron y se negaron a utilizar sus tierras. Los deudores también se rebelaron y ya no le quieren pagar más. Artemio urde algo para quitarle las tierras a don Gamaliel. Promete dar préstamos a todos los campesinos a un interés más bajo que Gamaliel y propone que los derechos del viejo hacendado pasen gratuitamente a sus manos. Eso le cuenta al cura y éste se lo cuenta a don Gamaliel. La hija y el padre hablan de esto y la muchacha se queja de cómo la miraba Cruz. El padre piensa que Cruz es el nuevo mundo surgido tras la guerra civil, la generación nueva que viene a destituir a la vieja destruyéndola. Don Gamaliel le dice a su hija que ese hombre puede salvarlos, que él se merece vivir los últimos años de su vida en paz. Artemio convence a Gamaliel de que entregue las tierras que le piden los campesinos que son malas, gane así su confianza y ellos pronto irán a trabajar las tierras fértiles de ellos. Hasta puede pasar por un héroe de la reforma agraria. Artemio Cruz piensa casarse con Catalina y para ello espanta a un tal Ramón que la pretendía. En la cama Padilla, su secretario, le trae a Artemio las grabaciones de sus conversaciones del día anterior, donde discute con los que dirigen su periódico y unos gringos sobre unos asuntos sindicales de los ferrocarrileros y como esto los puede perjudicar. Luego le ponen una inyección y se duerme. Empieza de nuevo a recordar.


(1913: diciembre 4) Recuerda algunos días de la revolución, cuando Cruz se encontraba con los alzados en un pueblo, al lado de una mujer que conoció, Regina. Pasan días felices en el pueblo que está sirviendo de cuartel a los rebeldes. Sin embargo los federales mandan una contraofensiva y Cruz debe salir de nuevo al campo a combatirlos. Va a caballo con los suyos pero sus pensamientos están en el pueblo con Regina. De pronto los atacan. Su caballo cae abatido por las balas y él huye pensando de nuevo en Regina. Encuentra a un soldado herido, pero lo abandona para ver qué ha sucedido. Al rato aparece otro de los suyos con el herido en brazos ya muerto. Cruz hace ademán de huir pero el soldado lo detiene diciéndole que los federales ya huyeron, que llegó la caballería y los vencieron, que no se ve bien, que regresen al cuartel. Artemio asiente pensando en Regina y en que ahora todos sabrán de su deserción en la batalla. Sin embargo el soldado le dice que le recibirán como a un héroe pues él y sus hombres detuvieron sin querer el avance de los federales y así consiguieron que la caballería pudiera reaccionar a tiempo. Llegan al pueblo y allí descubren que los federales entraron por sorpresa al pueblo y aunque no pudieron llegar al cuartel se vengaron en los barrios aledaños. Artemio en unos árboles donde han ahorcado a algunos del pueblo encuentra a Regina. Lo llevan a acostar para que descanse y él recuerda sus momentos felices con Regina. Entonces entra en la fantasía de que ella no está muerta, sino que se fue hacia el sur, atravesó las líneas enemigas y se fue al siguiente pueblo donde le estaría esperando en otra habitación. Con estas ensoñaciones monta su caballo y atravesando las líneas de los federales siembra la muerte y la destrucción y se dirige hacia el sur. Desde su lecho de muerte Artemio Cruz de nuevo maldice a su hija y su esposa que se han quedado a su lado por el interés, por el dinero, pero que en el fondo odian todo lo que tienen pues todo se lo ha dado él. Vuelve a oírse una grabación donde hablan de los beneficios de Cruz administrando los empréstitos norteamericanos en los ferrocarriles y como esos líderes comunistas le quieren estropear el negocio. En la represión policial parece que hay un muerto y Cruz ordena a su periódico que tape la noticia y que la policía cierre la imprenta donde los trabajadores piensan publicar la noticia. También hablan de los negocios de la construcción de una carretera que Cruz quiere que pase por unas tierras que él compró, pero otro, Juan Felipe Couto, que también tiene tierras por allí quiere lo mismo y como planea difamarlo desde su periódico con noticias sobre sus líos de faldas. Artemio piensa como su mujer, su hija y su yerno Gerardo quieren apresurar su muerte para quedarse con sus riquezas. Hacen que venga un cura. Llega el yerno y Artemio se ríe de él. Las mujeres dicen que está fingiendo, que no se va a morir y que solo se está riendo de ellas una vez más. Discuten y luego callan, mientras el cura le unta un aceite en el cuerpo a Artemio y pronuncia su "Ego te absolvo". De nuevo entre sueños Cruz piensa que vivió setenta y un años sin darse cuenta de cómo funcionaba su cuerpo, pero hoy enfermo empieza a ser consciente de él. Pues la sangre que recorrió durante años una arteria con dificultad hoy ya no lo hará más, se parará y así se quedará estancada, pudriéndose. Entonces Catalina, su mujer, se acercará a él para preguntarle si necesita algo. Acariciará su frente y vendrá a recordarle, aunque sea al final, que la soberbia es superflua y la humildad necesaria. Sus dedos querrán calmar su dolor y decirle tal vez lo que no le dijeron hace cuarenta y tres años. (1924: junio 3) Recuerda aquí Cruz como su mujer Catalina vive a su lado después de la muerte de su padre. Como ella se pregunta a sí misma por qué no puede ser con su marido igual de noche que de día, se pregunta si él siente realmente amor por ella. Mientras Cruz hace sus negocios con los campesinos y los convence para que le favorezcan a él y no a un tal Pizarro que también tiene tierras y un molino. Les dice que ya no lleven sus cosechas al molino de Pizarro. Catalina sigue recordando a su padre y meditando sobre su situación actual al lado de Artemio. Catalina recuerda los últimos días de vida del padre, como él mismo organizó todo y le heredó a su hija y designó al


yerno usufructuario y administrador. Los recuerdos de Catalina se entrelazan con la historia de la enemistad de Cruz y Pizarro. Ella se pregunta si no tiene derecho también a ser feliz, él quiere ganarse su amor, ser un hombre nuevo para ella, darle a entender que el tiempo duro ya ha pasado. Él desea borrar el origen de su alianza y hacerle entender que la había amado desde la primera vez que la vio en el pueblo, antes de saber quién era. Pero ella no puede olvidar como él llegó para quitarles todo. Lo ama pero al mismo tiempo no puede perdonar. Se debate entre olvidar y aceptar la posibilidad de una vida feliz o mantener hasta el fin el rencor que siente. Tienen un hijo y otro en camino. En la presidencia municipal postulan a Cruz para diputado federal, postulación arreglada meses antes en Puebla y México a través de un gobierno que reconocía sus méritos revolucionarios, el haber abandonado el ejército para cumplir los postulados de la reforma agraria y el haber instaurado el orden en la comarca ante la ausencia de autoridad. Los matones de Pizarro le apuntan cuando sube al templete pero antes de que puedan disparar los partidarios de Cruz los matan. Finalmente discutan Cruz y su mujer y aunque Artemio le pide que olvide, que perdone, que sabe que lo quiere; ella se niega, le dice que no, que nunca podrá hacerlo. Así quedan los dos sin ofrecer o aceptar disculpas, separados definitivamente, fracasado el amor. Cruz va entonces a ver a una muchacha india que lo había recibido en su casa durante el primer embarazo de su mujer y la lleva a la casa grande, diciéndole que a partir de ahora ella vivirá allí. Catalina lo espera arriba en la recámara arrullando al hijo. En el lecho oye las grabaciones de Padilla. Teresa y Catalina están preocupadas porque no saben si Artemio ha dejado o no testamento y dónde se encuentra. Esto les puede acarrear muchos problemas y tratan de sacarle esta información. Pero él en sus pensamientos las maldice, por haberles dado todo y no habérselo agradecido. Porque, ¿qué hubieran sido sin él?, unas pobres clasemedieras, porque él les dio todo sin pedirles nada. Hubieran preferido que él fuera un empleaducho, pero él fue por todas, hay que ser de arriba o de abajo, no de en medio, sin embargo ellas siguen teniendo la cabeza de la mediocridad. Él recuerda a Regina que dio su vida por él y que se amaron. Desde el lecho con el olor del incienso del cura recuerda otros tiempos. Recordará a sus hijos, al padre Páez, a esa mujer que amó con cuatro nombres, Regina, Laura, Catalina, Lilia. Recordará una conversación con el mayor Gavilán en un burdel después de la revolución, donde los hombres hablarán con la lengua del poder, de su futuro, de sus planes de servir a la patria siempre que eso ayude a sus intereses personales, que les ayude a enriquecerse y los que vengan después de ellos que se apañen. Rechazará la culpa de una moral que no escogió, que se encontró ya hecha. Artemio Cruz querrá ser inocente. (1927: noviembre 23) Donde se narra el encuentro de Cruz con un comandante de la policía que mientras juegan a la ruleta rusa lo intenta convencer para que se ponga de su lado, es decir, del lado del presidente entrante, que piensa fusilar a los curas, y en contra del anterior. Una visita a la casa de citas de la Saturno con el general Jiménez y los suyos mientras su mujer Catalina esconde al padre Páez en el sótano de su casa. A la mañana siguiente después de recibir una llamada, el diputado Cruz se dirige a ofrecerle su lealtad al nuevo presidente y allí encuentra al general Jiménez y a otros que han ido a hacer lo mismo que él. Sigue desde la cama disimulando, fingiendo que intenta recordar donde guardó el testamento. De pronto dice que en el doble fondo de un estuche de caoba. Ellas lo buscan en una mesa y lo encuentran, pero al abrirlo allí no hay nada. Sigue oyendo las cintas de Padilla donde se oyen las conversaciones en que Cruz habla con el subsecretario y lo insta a reprimir a los huelguistas o él y sus asociados retirarán su capital del país, más de cien millones de dólares.


Artemio delira. Piensa en cosas de comer. Piensa en su familia. Piensa que chinguen a su madre. Reflexiones de Artemio Cruz sobre la chingada. Su masonería: la orden de la chingada. Su ley: chinga o te chingarán. (1947: septiembre 11) Donde se narra unas vacaciones de Cruz con Lilia, una amante para las vacaciones. Van a ir del hotel a un yate. Suben en una lancha que los llevará allí con un tal Xavier Adame. Cruz observa a su amante comer durazno y coquetear con Adame. Sabe que van a quedar en verse más tarde. Regresan al hotel y Lilia dice que va a acostarse a hacer la siesta. Él espera un rato y cuando sube a la recámara Lilia ya no está allí. De nuevo en su cama siguen los problemas con los ferrocarrileros y sus mujeres siguen buscando el testamento. Un recuerdo que Catalina querrá compartir con Artemio. ¿Lorenzo sin tí en aquella montaña? ¿Gonzalo contigo en este calabozo? Catalina querrá hacerle recordar esto para hacerlo sentir culpable. Pero Artemio intentará recordar los días pasados con su hijo en su hacienda de Veracruz antes de que el partiera para España, intentará recordar aquellos días felices que su madre no conoció, tal vez para borrar el recuerdo culpable que Catalina quiere imponerle. (1915: octubre 22) El capitán Cruz va con un destacamento a interceptar alguna columna jironeada y en fuga de Francisco Villa. Con sus fuerzas leales a Carranza se interna en un cañón y los caballos villistas les tienden una emboscada. El yaqui Tobías cae con su caballo y éste le aplasta las piernas. Caen en poder del coronel villista Zagal que los quiere llevar a la prisión de Perales. Lo montan a él en un caballo junto con el yaqui herido y se internan por los vericuetos de la sierra que solo son conocidos por los villistas para llevarlos al poblado chihuahuense y de allí a la prisión. Entran en una mina abandonada y el yaqui le dice que en la entrada está lleno de chiflones, que ruede del caballo y que allí no lo han de encontrar, que se olvide de él pues tiene las piernas rotas. Así lo hace. Desde su escondite oye los rumores de su persecución y espera. Intenta salir, pero los villistas han clausurado la entrada por donde él escapó con piedras. Busca el aire que sale por otras aberturas para buscar otra salida. Por fin sale por una abertura con la mala fortuna de que allí le esperan los villistas comiendo una cabra que han cazado. Llegan al pueblo de Perales. Meten al yaqui en el calabozo y el coronel llama a Cruz para que platique con él. Éste le propone que le informe de los planes de su ejército, pues sabe que ellos no eran más que una columna de expedición, y que él lo dejará libre. Cruz se niega y lo llevan al calabozo donde se encuentra el yaqui y el licenciado Bernal, un enviado de Carranza, a que espere la hora del fusilamiento. Conversa Cruz con Gonzalo Bernal que fue enviado allí por Carranza para intentar convencer a los villistas de que se rindan y también le cuenta de Puebla y de los suyos. A Cruz no le gusta Bernal y sus modales de intelectual en medio de una guerra y entonces decide contarle un plan falso al coronel, pedir la vida del yaqui y dejar morir a Bernal. Así lo hace y el coronel le dice que si los está engañando lo sabrán y lo fusilarán. No puede hacer nada por el yaqui y los otros dos prisioneros son fusilados, pero en ese momento se oye llegar a los de Carranza. En la confusión del ataque Cruz consigue desarmar al coronel Zagal. Quedan solos pues todos los soldados villistas salen al encuentro de sus enemigos. Se baten en duelo y Cruz mata al coronel. En su lecho de muerte lo visita Gloria, su nieta. Siguen las rencillas familiares mientras parece que ya se han puesto bajo control los problemas con los ferrocarrileros. Cruz vuelve a despreciar a su familia. No los odia, simplemente no le interesan, los recuerda con la indiferencia de un trámite molesto y piensa que por supuesto que por ahí hay un testamento donde se acuerda de todos. Para que se sientan tranquilos.


También se sentirá un sobreviviente, pues tuve que elegir, que tomar decisiones y otros murieron a su paso. Decidir, escoger uno de los caminos, abandonar todos los demás. Muchos morirán en el camino, pero él no, él sobrevivirá. (1934: agosto 12) Recuerda Artemio Cruz una temporada que pasó en París con una de sus amantes, Laura. Platican en el departamento que ella acaba de arreglar, que por lo que entendemos le ha puesto él para que puedan verse cuando quieran y recuerdan juntos aquella temporada en París, los conciertos, las visitas a los museos. Recibe Laura de pronto la llamada de una amiga, es Catalina, la mujer de Artemio y hablan sobre su departamento y un sofá que Catalina le quiere comprar para su casa. Beben whisky y platican sobre su mujer, sobre ellos, sobre París. Laura le insinúa que debe elegir, pero Cruz le dice que prefiere que todo siga como hasta ahora, que esas cosas hacen daño, que deben guardar las apariencias. Despierta Cruz con un terrible dolor en el estómago, como si le clavasen un puñal en el ombligo. Sus mujeres se acercan asustadas y llaman al doctor. Éste lo observa pero es incapaz de decir en qué consiste la enfermedad, una hernia estrangulada, una peritonitis, un cólico nefrítico... Artemio recuerda de nuevo a su hijo. Como al principio lo dejó habitar el mundo de su madre tan alejado del trabajo paterno, pero a los doce años lo llevó a Cocuya, a la hacienda que había comprado solo para él, para que se criara en el campo, con la caza, los caballos , el nado , la pesca. Recordará un día cabalgando con su hijo y caminando por la playa escuchando los cantos jarochos y recordará cuando su hijo le habló del mar y le dijo que ya había comprado un pasaje para un barco que partía dentro de diez días. El hijo le dirá que al traerlo allí a Veracruz es como si hubiera vuelto a vivir la vida de Artemio y le comunicará su intención de unirse al frente en la guerra civil española. (1939: febrero 3) Donde se narra cómo Lorenzo, el hijo de Artemio Cruz, se encuentra en una azotea con un español, Miguel, en los últimos momentos de la guerra civil. Los dos cubren la retirada de algunos soldados republicanos ametrallados por los fascistas. De pronto llegan los aviones enemigos y empiezan a bombardear. Ellos deciden dejar su escondite y salen a la calle. Allí se encuentran con unas mujeres que al verlos algo desorientados les dicen que vayan con ellas. Salen todos de la ciudad y se encuentran frente a un puente. La decisión es clara: o cruzarlo o esperar a que los fusilen. Miguel dice que la guerra ya está pérdida, que no les queda nada más que huir, cruzar la frontera, llegar a Francia. Siguen caminando y Lorenzo va escribiendo a su padre, sus impresiones de la guerra, de España, de las ilusiones republicanas, de sus compañeros de armas... Siguen caminando y les llama la ilusión de llegar a la frontera, mientras Lorenzo se va enamorando de Dolores, una de las milicianas que los acompañan. Sin embargo ya en la fila de refugiadas que van a Francia con todas sus pertenencias, de pronto oyen el ruido del motor de un avión. Todos se esconden menos Lorenzo que es el único que trae un fusil con dos balas y entonces la ráfaga de metralla lo alcanza y muere. Entre delirios Artemio Cruz oye los reproches de Catalina por la muerte de su hijo, de la cual lo cree culpable. El por su lado piensa en la muerte de su hijo y en la carta que recibió y en todas esas preguntas, ¿dónde, cuándo murió, quiénes lo acompañaban, cuáles eran sus nombres, qué dijo, cómo iba vestido? Mientras los médicos siguen discutiendo cual será la causa de la enfermedad de Cruz y él de pronto vomita sus propios excrementos para horror de todos los presentes. Piensa Artemio Cruz ahora desde la cama en la lectura de la carta de su hijo muerto y fantasea sobre la posibilidad de haber escogido otra vida, piensa en qué hubiera sucedido si hubiera hecho otras cosas, si hubiera tomado otras decisiones, qué hubiera sido de él, en qué se habría convertido. Piensa en el recuerdo mismo y también en la muerte. (1955: diciembre 31) Donde se narra la fiesta de San Silvestre en la enorme residencia de Coyoacán de Artemio Cruz. Allí está su amante Lilia, con la que parece vivir, ya que Catalina vive en su casa de las Lomas. Cruz oficia toda la


ceremonia desde su sillón, como el anfitrión-rey al que todos rinden pleitesía y nadie se atreve a molestar. Manjares de todo tipo, champán y otras bebidas, más de cien invitados y bailarinas exóticas. El poder festejándose a sí mismo. Retrato de la hipocresía. Cruz de nuevo delira sobre su lecho, ahora parece que una ambulancia lo lleva al hospital. Sus pensamientos vagan de nuevo por su pasado, sus mujeres, las que lo amaron y él amó, por su hijo, sus muertos, su propia lucha contra la muerte aquí y ahora. Lo bajan de la ambulancia y es mandado a la mesa de operaciones. Recuento, recapitulación al borde de la muerte. Parece que Artemio Cruz ya se prepara a morir y piensa en desprenderse de todo, deja todo y aun así hace recuento de los amores a su tierra, de todas sus cosas, grandes y pequeñas, buenas y mezquinas, para tal vez alcanzar la paz, ahora que el fin se junta con el principio y el origen con el destino. (1903: enero 18) Donde se narra un importante suceso en la infancia de Artemio Cruz, de la que hasta ahora solo sabíamos que había pasado en Veracruz. El niño Cruz vive en una choza al lado del río con el mulato Lunero haciendo velas y pescando. Por la narración de Lunero nos enteramos de que Cruz lleva con él trece años y que es hijo de un terrateniente de aquellas tierras venido a menos, un tal Atanasio Menchaca que robó las tierras a los anteriores propietarios y luego se las robaron a él y lo mataron. Atanasio gustaba de ir por sus tierras violando a cuanta india o mulata se pusiera a su paso y una de éstas fue la hermana de Lucero, madre de Artemio. Al lado del lugar donde viven Lunero y Cruz vive también la anciana madre de Atanasio, Ludivinia; que lleva treinta años encerrada en su casa, desde que su hijo murió y les robaron las tierras, enloquecida; junto con su otro hijo borracho, Pedro. Hace treinta años murió Atanasio y eso le permitió a Lunero quedarse con el niño, ya que Atanasio lo hubiera mandado matar. Cuando las tierras pasaron al otro cacique llegaron muchos hombres a trabajar sus tierras y Lunero tuvo que inventar el trabajo de las velas y otros para poder seguir quedándose con Artemio y seguir viviendo allí, cerca de la casa de los Menchaca. Pero ahora Lunero está preocupado pues ayer llegó a visitarlo el enganchador del cacique y le dijo que se necesitaban hombres, que vendrían por él al día siguiente. Sabe que hoy tendrá que abandonar al niño y se quiere asegurar que sabe hacer bien su trabajo y que podrá apañárselas por él mismo. Artemio sospecha algo y cree que los responsables de la marcha de Lunero son los de la casa de al lado, los Menchaca. Sin hacer caso a las recomendaciones de Lunero se acerca a la casa, agarra una escopeta que encuentra en la puerta y cuando ve a Pedro Menchaca le dispara en la cara asesinándolo. La anciana Ludivinia sale al rato de oír el disparo y encuentra al enganchador que le pregunta por el negro y el niño, pero ella no sabe responder y los dos parecen haber escapado del lugar. Artemio Cruz sigue delirando y entre estos delirios aparecen nuevas reflexiones sobre el tiempo pasado y recuerda el sonido de herraduras y el disparo que oyó a sus espaldas y que mató a Lunero. (1889: abril 9) Donde se narra brevemente el nacimiento de Artemio Cruz, el parto de Isabel Cruz en aquella choza asistida por su hermano Lunero. Finalmente Artemio Cruz muere en la mesa de operaciones.


EL VIEJO Y EL MAR Ernest Hemingway (Resumen) El viejo y mar es una novela que nos presenta la filosofía de "El viejo" (Santiago) como pescador y su relación con el mar o "la mar", como lo llama él, "porque así es como le dicen en español cuando la quieren". Santiago, un viejo pescador cubano, después de ochenta y cuatro días de no capturar un pez, decide hacerse al mar. Siendo él extremadamente pobre, recibe la ayuda de Manolín, "el muchacho" quien es su amigo y quien fuera antes su aprendiz. Años atrás, el viejo enseñó al muchacho a pescar, pero la mala suerte hizo que el padre de Manolín lo obligara a dejar a Santiago para salir con un bote que tuviera buena suerte. El muchacho, quien aún le tiene cariño al viejo, le consigue sardinas para usar como carnada, y cena, para recuperar fuerzas para salir a pescar. Antes del amanecer, sale Santiago al mar. Mientras rema, piensa el protagonista en sus días de mala suerte, pero se consuela pensando que cada día es un nuevo día. Que es bueno tener suerte, pero que se necesita estar preparado. "Luego, cuando venga la suerte, estaré dispuesto". Después del amanecer, cuando el sol está a dos horas de altura, ve el viejo un grupo de aves marinas de largas alas negras girando en el cielo sobre él. Las aves le indican la presencia de unos grandes dorados. Santiago persigue a las aves y a los peces, pero van demasiado rápido y se le escapan. El viejo sigue remando, sabe que su "pescado grande" tiene que estar en alguna parte. A lo largo del día, confusos pensamientos atraviesan su mente, desde el béisbol y su venerado Di Maggio, cuyo padre fue también pescador, hasta la posibilidad de que la gente lo considere loco por hablar consigo mismo. Es en medio de esos pensamientos, que siente un vivo tirón en uno de los sedales. En este punto de la historia comienza el verdadero duelo entre Santiago, el viejo, y su mar, representado por un pez, enorme e increíblemente duro. Santiago permite al pez que lo arrastre con él, es un pescador paciente y experto y sabe que el pez va a cansarse, a necesitar alimento y él va a poder acercarse lo suficiente para clavarle su arpón en el corazón. Después de cuatro horas, el viejo se pregunta cómo será este pez al que todavía no ha visto. Después de la puesta del sol y para distraerse del dolor causado por la postura forzada para sostener el sedal, vuelven sus pensamientos al béisbol, desearía tener una radio, como la gente rica, para escuchar los partidos y enterarse de los resultados. Después de una noche entera sosteniendo el sedal para evitar que el pez se escape, Santiago siente los efectos del cansancio y el dolor de la vejez. Extraña al muchacho. "Nadie debiera estar solo en su vejez. Pero es inevitable", piensa Santiago. Se alimenta de pescado crudo para recobrar la energía suficiente para la pelea que se avecina. Siente pena por este pez, tan grande y maravilloso, pero sabe que tiene que matarlo. Recuerda, con tristeza, la ocasión en la que él y el muchacho pescaron una de dos agujas que iban en pareja. El macho de esta especie siempre deja comer a la hembra primero. La hembra luchó desesperadamente por su vida. Y el macho nunca la abandonó. Tanto Santiago como Manolín sintieron tristeza, le pidieron perdón a la hembra y le abrieron el vientre con rapidez para que no sufriera.


Empieza a ponerse el sol por segunda vez. El viejo, para darse fuerzas, recuerda un momento de su vida cuando, siendo más joven, había pulseado con "el gran negro Cienfuegos" durante todo un día y toda una noche, en Casablanca. Y había ganado. Entonces no era viejo sino "Santiago El Campeón". Al caer la noche, el viejo, cansado, se recuesta contra la madera gastada de la proa, decide usar los remos para sujetar el sedal y poder descansar. Vuelve a sentir pena por el gran pez que no tiene nada que comer. Santiago siente que el castigo del anzuelo es malo para el pez. Pero el castigo del hambre y el encontrarse frente a una situación que no comprende es lo peor. En sus sueños aparece primero una vasta mancha de marsopas en época de apareamiento, brincando en el aire. Sueña luego que está en su pueblo, en su cama. Y luego surgen en sus sueños la larga playa amarilla y sus leones en África "jugando como gatitos en la playa". Es feliz. Al amanecer del tercer día empieza el pez a dar vueltas. Es el momento que Santiago ha estado esperando. Comienza el duelo final. Durante horas el pez gira en torno a la barca. Santiago resiste, pero está agotado. Siente vahídos y mareos. Justo cuando empieza a rogar a Dios para que le ayude a resistir, siente una serie de tirones y sacudidas en el sedal que está sujetando con ambas manos. El pez está golpeando el alambre con su pico. Santiago sabe que cada golpe puede ensanchar la herida. El viejo trata de evitarle dolor al pez, a pesar de estar sufriendo él mismo dolores inenarrables. En la vuelta siguiente ve al pez, bello y tranquilo. Con su arpón en la mano, lo ve acercarse. Siente que la lucha va a vencerlo. "Me estás matando pez –pensó el viejo-. Pero tienes derecho, hermano". Jamás había visto él una cosa más grande, ni más hermosa, ni más tranquila, ni más noble. Cogiendo todo su dolor y lo que queda de su fuerza clava el arpón en el corazón del pez, que se levanta del agua, mostrando toda su longitud y anchura y todo su poder y belleza en la muerte. Amarra Santiago el enorme pez al costado del bote para volver al puerto. Todo su esfuerzo es inútil si no puede acarrear el pez al mercado para su venta. Pero la distancia es grande y los tiburones han percibido la sangre del pez en el agua. El primer tiburón que los ataca se lleva cuarenta libras del pez antes de que el viejo lo mate. Y deja al pez sangrando. La sangre en el mar atrae más tiburones. Santiago se cuestiona haber matado a su pez. "Quizás haya sido un pecado", piensa. Dos horas después dos galanos, tiburones extremadamente agresivos, han captado el rastro de la sangre. Al final del día no queda nada del pez que pueda ser vendido, sólo quedan la cabeza y el espinazo. Santiago se cuestiona el haberse alejado demasiado de la costa. Se siente derrotado y cansado por dentro. Cuando llega Santiago al puerto se da cuenta de la magnitud de su cansancio. Quita el mástil de la carlinga y empieza a subir hacia su choza. Al mirar hacia atrás, al reflejo de la luz de la calle, ve la gran cola del pez levantada detrás de la popa del bote, ve la línea desnuda del espinazo, y la cabeza con el saliente pico. Llega a su choza y se duerme. Manolín lo encuentra dormido cuando entra a la casucha la mañana siguiente. El muchacho lo despierta, le lleva café, y le cuenta que han estado buscándolo por dos días, con guardacostas y aeroplanos. "Me derrotaron", dice el viejo. "No. El (el pez) no. Él no lo derrotó". Manolín insta al viejo a descansar, a recuperarse, porque él va a volver a salir a pescar con el viejo. Sin importar lo que digan sus padres. El pez era un pez espada. Tenía dieciocho pies de la nariz a la cola.


PEDRO PÁRAMO Juan Rulfo (Resumen) Juan Preciado llega a Comala, un pueblo desolado (cercano a Colima, en México) en busca de su padre: Pedro Páramo. Su madre se lo pidió antes de morir: que fuera a pedir lo que le correspondía. En el camino, Abundio, un señor que lo guio hasta Comala y que era sin saberlo también hijo de Pedro Páramo, le enseñó a Juan Preciado la Media Luna, tierra de su padre, y lo injusto de tener el apellido de él y de no haber heredado nada. Abundio le dijo que Pedro Páramo había muerto hacía muchos años, y después le indicó el camino para que llegara a casa de doña Eduviges Dyada, a quien le diría que iba de parte de Abundio. Cuando llegó a esa casa, la señora Dyada lo trató muy bien y le informó que gracias a los avisos de Dolores, la madre de Juan Preciado, había sabido que él iba a hospedarse en su casa. Lo extraño era que su madre ya estaba muerta, como Pedro Páramo, y que era imposible que le hubiese dicho tal cosa a doña Eduviges. Pedro Páramo evoca en sus pensamientos poéticos y de recuerdos de infante a Susana, mujer de la que se nota enamorado. Una vez su madre duró buen tiempo tratando de que saliera del baño mientras él pensaba en Susana. Esa vez lo mandó su madre a que ayudara a su abuela con el molino, pero estaba roto y no había plata para arreglarlo porque fue gastada en el entierro del abuelo de Pedro Páramo y en diezmos católicos. Tuvieron que sacar fiado el molino, algunas medicinas y otras cosas en casa de Inés Villalpando. Doña Eduviges le dijo a Juan Preciado que lo tuteaba porque lo sentía como su hijo ―No ve que casi sí eres mi hijo‖. Le contó que el día del matrimonio de Doña Dolores, la madre de Juan Preciado, con Pedro Páramo, Dolores le pidió que se acostara con su esposo porque según Saltaperico, el mismo Inocencio Osorio, el conocido como provocador de sueños que abusaba de sus poderes para abusar de las mujeres, le había dicho que esa noche era luna brava y que , por lo tanto, no podía unirse a nadie. Entonces doña Eduviges se acostó con Pedro, pero el cansancio hizo que ni siquiera la tocara; solo entrecruzaron las piernas. Un año después nació Juan Preciado del estómago de Dolores. Doña Eduviges oyó que se acercaba un caballo. Era el caballo de Miguel páramo, hijo de Pedro Páramo. El caballo se sintió siempre culpable por la muerte de su amo. En un atajo para llegar más rápido a Contla, pueblo donde vivía la mujer que Miguel amaba, se calló del caballo cuando trató de saltar una cerca. Pedro Páramo pidió la compañía de doña Eduviges. Lo enterró el padre Rentería, a pesar de que Miguel Páramo lo hubiese insultado muchas veces, hubiese violado a su sobrina y asesinado a su hermano. El padre Rentería pensaba en lo que había hecho y sacaba como conclusión que los ricos eran los que le daban de comer. Recapacitaba sobre el hecho de que no le había dado el perdón a doña Eduviges por haberse suicidado. Por otro lado, Toribio Andrete discute límites de tierra con Pedro Páramo, pero este afirma que la tierra no tiene límites. Fulgor sedano, administrador de Pedro Páramo, intercede por las propiedades, está al tanto de todo lo económico, y le informa a Pedro Páramo que le debe a distintas familias gran cantidad de dinero, y aun más a las Preciado. A partir de esto, convence a Fulgor para que vaya y pida la mano de Dolores


Preciado, futura madre de Juan Preciado, para casarse con ella y saldar las deudas de familia. En ese momento Dolores estaba a cargo de las posesiones. Pedro Páramo alababa los ojos de Dolores. Y Fulgor fue a pedir la mano de Dolores Preciado, y ella aceptó aunque pensó que era muy apresurado un matrimonio en dos días, como Pedro Páramo quería, y más en esos días que tenía la menstruación. Sin embargo, aceptó. Pero quedaban aún deudas pendientes: Toribio Andrete puso límite a su territorio, y Pedro Páramo lo demandó por usufructo: Derecho a disfrutar bienes ajenos con la obligación de conservarlos; robo de propiedades (?). Por su parte, Juan Preciado fue guiado por Damiana Cisneros, que le contó sobre los ecos del pueblo, de las fiestas y las voces que permanecían. Luego desapareció: como todos, ella también estaba muerta. Recordando que su madre le había dicho que Comala era el pueblo de los De repente, de repente un mano tocó su hombro, la mano de Donis, un hombre que se acostaba con su hermana y a quienes el obispo no quiso perdonar, como no perdonó a las almas que penaban. La hermana de Donis vio a Juan preciado tiritar mientras dormía, y pensó que de pronto estaba sintiendo lo mismo que ella sentía cuando su hermano la hacía suya. Donis le prometió a Juan Preciado que el día siguiente lo guiaría para que volviera al lugar de donde había venido, pues aparte de quedarse a dormir con la pareja de hermanos, que siempre andaban desnudos, les hizo preguntas de cómo salir de Comala. En realidad Juan Preciado temblaba de miedo y no de enfermo. En un momento en que los hermanos desnudos salieron un poco, entró una señora a llevarse unas mantas. Juan Preciado seguía con miedo: temblaba. Luego Donis se fue en busca de un becerro y su hermana aseguraba que no regresaría. Le dio de comer a Juan Preciado gracias a que intercambió unas sábanas por comida con su hermana. Y después de ir a dormir con la hermana de Donis, sintió tanto calor que incluso el aire se esfumó, salió de la casa hacia la plaza, y murió ahogado: muerto de miedo. Él le dijo a Dorotea, su compañera de tumba, que lo habían matado los murmullos. La madre le había dicho: Comala, donde se ventila la vida como si fuera un murmullo, como si fuera un puro murmullo de la vida. Murió en la plaza tratando de encontrar la compañía del bullicio de personas muertas. Murió cuando le pidieron que rogara por ellas. Cuando Miguel páramo tenía 17 años ya era un mal hombre: había matado al hermano del padre Rentería. Sin embargo, Pedro Páramo le dijo a Fulgor que en hechos como ese el asesino era él, Pedro Páramo. Un día llegó Fulgor con el cadáver de Miguel Páramo ante Pedro, le aclaró que había sido un accidente en su caballo, que sufría por culpabilidad. Pedro Páramo mandó a matarlo para que no sufriera más. El padre Rentería fue a hablar con el padre de Contla, la ciudad vecina, y este le dijo que había permitido que Pedro Páramo acabara con la iglesia de Comala, posiblemente, porque perdonaba confesiones como: Entregué mi hija a Pedro Páramo o Me acosté con pedro Páramo. Cuando la tierra se humedecía la voz de los muertos se despertaba. Habló Susana sobre su madre, que murió de tisis y nadie fue al velorio por miedo al contagio. Habló también uno de los muertos por Pedro Páramo, de los que mató por el asesinato de su padre. En una boda, en la que Lucas Páramo era el padrino, dispararon contra el novio, y una de las balas mató a Lucas Páramo. Como no supo quién disparó y mató a su padre, entonces, buscó a todos los de aquella fiesta y les pagó (o pegó) con la misma moneda. Cuando a Susana se la llevaron al cementerio, Pedro Páramo sufrió mucho. Él la amaba más que a nadie. Desalojó las tierras y quemó todos los enceres. Toda la gente empezó a irse de Comala. La gente que se quedó lo hizo bajo la promesa de que heredarían algo de la fortuna de Pedro Páramo. Todos esperaban su muerte. Luego vino la guerra: Los Cristeros, y arrasaron con todo. Por los tiempos que se avecinaban, algunos años antes de lo anterior, Bartolomé san Juan fue a vivir con su hija a Comala. A Pedro Páramo le gustó tanto Susana que mató a su padre para quedarse con ella. Justina avisó a Susana que su padre había muerto hacía dos días y que ya lo habían enterrado. Susana rio porque se dio cuenta de que el gato no había sido el que la había asustado y molestado, sino su padre.


Por otro lado, mataron a Fulgor, y Pedro Páramo se enteró y mandó a buscar a Tilcuate, una especie de guardaespaldas. Los revolucionarios fueron en busca de Pedro Páramo, mientras Tilcuate, escondido, lo cuidaba. Le confesaron que la revolución era contra el gobierno y contra personas como él. Pedro Páramo se unió a ellos con dinero y hombres para el apoyo de la revolución. Puso a Damasio como el jefe de los revolucionarios y le pidió que lo mantuviera informado. Mataron a Tilcuate un día. Juan preciado junto a Dorotea hablaba de lo que Susana susurraba: un monólogo erótico frente al mar, recordando a Florencio. Gerardo, el abogado de Pedro Páramo, que fue quien avisó también la muerte de Tilcuate, renunció a su trabajo para irse para Sayula, confiado de que Pedro Páramo remuneraría todo el tiempo que trabajó para él. Cisneros vio entrar a Pedro Páramo a escondidas donde Margarita. Recordó la noche en que entró a su propio cuarto. Mientras estaba con Margarita imaginó a Susana. Los villistas, por otro lado, había arrasado con mucho y Damasio se unió a ellos, y aunque pidió más apoyo económico a Pedro Páramo, este no se lo dio. Susana era considerada loca. Le temía a la oscuridad. Alucinaba por Florencio, su único amor. Susana alcanzó a comulgar antes de morir. La luz de la ventana de la pieza donde dormía se apagó, lo que llevó a la conversación de doña Fausta y doña Ángeles. Era el 7 u 8 de diciembre cuando Susana murió. Las campanas sonaban en todos los recintos, tanto que vinieron de Contla y de muchos otros lugares, artistas, cirqueros y músicos. Y Comala se volvió fiesta, en lugar de luto, entre tanta gente, y por ello Pedro Páramo juró vengarse: Me cruzaré de brazos y Comala se morirá de hambre. Por otro lado, el padre Rentería se unió a la revolución. Abundio fue en busca de trago a casa de los Villalpando pues quería colmar la pena de la muerte de Refugio, su mujer. Al regresar pasó por la casa de Pedro Páramo, y Damiana Cisneros lo recibió con una cruz como espantando al demonio, y gritaba: Están matando a Pedro Páramo. La gente acudió, pero fue tarde: ya había herido, de alguna forma, a Damiana, pero Pedro Páramo aún estaba bien. Abundio, aun siendo sordo, no soportó los gritos de Damiana. Abundio solo quería una colaboración para el entierro de su mujer, Refugio. Pedro Páramo recordaba a Susana y se le borraba en el recuerdo, sentía que se desvanecía. Pensó que en unas horas vendría Abundio para insistir con sus manos ensangrentadas en la ayuda. Cayó mientras Damiana lo cargaba ayudándolo, como si fuera un montón de piedras.



FICHA DE ANÁLISIS DE LA OBRA APELLIDOS Y NOMBRES______________________________________________________NOTA____________ GRADO Y SECCIÓN__________________________________________________ FECHA___________________ a) ÉPOCAS Y CONTEXTO DE LA OBRA  Identifica: el género, especie, corriente y época literaria de laa obra. (4 Pts.) GÉNERO ESPECIE LIT. CORRIENTE LIT

EPOCA HISTÓRICA

b) CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA OBRA  Enumera las características particulares la obra (5 Pts.) TEMA CENTRAL TEMAS SECUNDARIOS c)

RESUMEN DE LA OBRA POR HECHOS. Según las partes ―los capítulos, o actos‖ (En hoja a aparte o en el cuaderno)

d) SECUENCIA DE HECHOS MÁS RELEVANTES (5Pts.)  Reconoce: Los hechos más resaltantes de la obra leída. HECHO MÁS IMPORTANTE _______________________________________________________________________________________________ _______________________________________________________________________________________________ _______________________________________________________________________________________________

OTROS HECHOS RELEVANTES ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________

e)

______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________

______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________ ______________________

DESCRIPCIÓN DEL PROTAGONISTA Y LOS PERSONAJES SECUNDARIO (6 Pts.)

PROTAGONISTA

FÍSICO

PENSAMIENTO

SENTIMIENTOS

VALORES

PERSONAJES S.

FÍSICO

PENSAMIENTO

SENTIMIENTOS

VALORES/ANTI.

PROF.: VÍCTOR T. VARGAS DE LA CRUZ


FICHA DE IMPRESIONES Y DEDUCCIONES CRÍTICAS DE LA OBRA APELLIDOS Y NOMBRES______________________________________________________NOTA____________ GRADO Y SECCIÓN__________________________________________________ FECHA___________________ a) INTENCIÓN DEL AUTOR  ¿Cuál es la INTENCIÓN del autor al escribir la obra leída? (2 Pts.) ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ b) CRÍTICA ESPECIALIZADA (3Pts.) AUTOR

c)

OPINIÓN CRITICA DE LA OBRA

FUENTE

CRÍTICA PERSONAL (12 Pts.)

OPINIÓN CRITICA DEL ESTUDIANTE SOBRE EL AUTOR SOBRE LA OBRA SOBRE EL PROTAGONISTA ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________  ¿Cuál es tu conclusión final acerca de la obra leída? Fundamenta tus ideas. (3Pts.) ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ d)

METACOGNICIÓN ¿Es fácil opinar sobre la obra? ______________________________ ______________________________ ______________________________

¿Por qué crees que te hes difícil ? ______________________________ ______________________________ ______________________________

¿Cómo superarás la dificultad? ______________________________ ______________________________ ______________________________ PROF.: VÍCTOR T. VARGAS DE LA CRUZ


FICHA DE ANÁLISIS COMPARATIVO DE OBRAS APELLIDOS Y NOMBRES______________________________________________________NOTA____________ GRADO Y SECCIÓN__________________________________________________ FECHA___________________ a) ÉPOCAS Y CONTEXTO DE LA OBRA  Identifica: el género, especie, corriente y época literaria de las obras. (4 Pts.) TEXTO A GÉNERO

ESPECIE LIT.

CORRIENTE LIT

EPOCA HISTÓRICA

TEXTO B GÉNERO

ESPECIE LIT.

CORRIENTE LIT

EPOCA HISTÓRICA

b) CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LAS OBRAS  Enumera las características particulares de cada obra (5 Pts.) ITEMES TEXTO A

TEXTO B

AUTOR FECHA DE PUBLICACIÓN TEMA CENTRAL ESCENARIO LITERARIO TIEMPO LITERARIO c)

CARACTERIZACIÓN DE LOS PROTAGONISTAS DE CADA OBRA (5 Pts.)

PROTAGONISTA FÍSICO PENSAMIENTOS SENTIMIENTOS VALORES d) SECUENCIA DE HECHOS MÁS RELEVANTES (4Pts.)  Reconoce: Los hechos más importantes de cada obra HECHOS MÁS RELEVANTES TEXTO A TEXTO B _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________

e) COMENTARIO: sobre las diferencias y semejanzas de la obra A y la obra B. fundamenta tu opinión. ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________ ________________________________________________________________________________________________

PROF.: VÍCTOR T. VARGAS DE LA CRUZ


FICHA DE ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA Y PARTES DE LA HISTORIA DEL TEXTO APELLIDOS Y NOMBRES______________________________________________________NOTA____________ GRADO Y SECCIÓN__________________________________________________ FECHA___________________ a) ESTRUCTURA (4 Pts.)  ¿El texto (novela u obra teatral) está narrado en 1ra 2da o 3ra persona? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿Dónde ocurre la historia? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿En qué tiempo ocurre la historia? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿Cuántos actos, escenas/ capítulo, partes o párrafos posee el texto? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ b) PERSONAJES (4 Pts.)  ¿Quién y cómo es el o la personaje principal (protagonista)? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿Quiénes y cómo son los personajes secundarios? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ c)

CONFLICTO O HECHO PROBLÉMICO (4 Pts.)  ¿Cuál es el conflicto de la historia? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________

d) TRAMA (4 Pts.)  ¿Qué hechos o eventos ocurren en la historia? El evento 1 es ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________

e)

El evento 2 es ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________ ______________________________

El evento 3 es ____________________________ ____________________________ ____________________________ ____________________________ ____________________________

SOLUCIÓN (4 Pts.)  ¿Cuál o cómo es la solución del conflicto? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________

PROF.: VÍCTOR T. VARGAS DE LA CRUZ


FICHA DE ANÁLISIS MORFOLÓGICO DE LA HISTORIA DEL TEXTO APELLIDOS Y NOMBRES______________________________________________________NOTA____________ GRADO Y SECCIÓN__________________________________________________ FECHA___________________ a) ANTES [Inicio] (4 Pts.)  Reconoce y describe el estado inicial de la historia [Equilibrio] _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ b) DURANTE [Nudo – Desenlace] (8 Pts.)  ¿Cómo se manifiesta la provocación, desencadenamiento de la fuerza transformadora [Conflicto]? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________  ¿Qué [Hechos o sucesos] buscan armonizar la historia frente al [Conflicto] presentado? Enuméralos. _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ __________________________________________________________________________________  ¿Cómo se desarrolla la sanción de la fuerza equilibrante [Solución del conflicto] en la historia? ¿Qué consecuencias trae? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________ c)

DESPUÉS [final] (4 Pts.)  ¿Cuál es el final al que llega la historia en el nuevo estado de [Equilibrio]? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________

PROF.: VÍCTOR T. VARGAS DE LA CRUZ


FICHA DE ANÁLISIS DE PERSONAJES APELLIDOS Y NOMBRES______________________________________________________NOTA____________ GRADO Y SECCIÓN__________________________________________________ FECHA___________________ INSTRUCCIONES: 1. A partir de la historia leída, describe al protagonista del cuento y también al o los personajes secundarios y complementarios. A) PROTAGONISTA O PERSONAJE PRINCIPAL (5 Pts.)  Nombre _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿Quién es? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿Cómo o qué piensa? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿Dónde y con quién vive o vivió? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿A qué se dedica? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿Cómo habla? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿Qué hace o qué hizo en la historia leída? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿Cómo es su trato? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  ¿Cuáles son sus sentimientos? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ B) PERSONAJES SECUNDARIOS (5 Pts.)  Nº 1 Nombre__________________________________________________________________________ ¿Cuál es su relación con el protagonista? PROF.: VÍCTOR T. VARGAS DE LA CRUZ


_________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ ¿Cuál es su actuación en la historia del cuento leído? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  Nº 2 Nombre_________________________________________________________________________ ¿Cuál es su relación con el protagonista? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ ¿Cuál es su actuación en la historia del cuento leído? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  Nº 3 Nombre__________________________________________________________________________ ¿Cuál es su relación con el protagonista? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ ¿Cuál es su actuación en la historia del cuento leído? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________

C) PERSONAJES COMPLEMENTARIOS (5 Pts.)  Nº 1 Nombre__________________________________________________________________________ ¿Cuál es su relación con el protagonista? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ ¿Cuál es su actuación en la historia del cuento leído? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________  Nº 2 Nombre_________________________________________________________________________ ¿Cuál es su relación con el protagonista? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ ¿Cuál es su actuación en la historia del cuento leído? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________

PROF.: VÍCTOR T. VARGAS DE LA CRUZ


D) ANÁLISIS MULTIDIMENSIONAL DE LA PERSONALIDAD DEL PROTAGONISTA (5 Pts.)

FÍSICO (Edad, tamaño, color, etc.)____________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ ___________________________________

ESPIRITUAL (Su nombre, emotividad, sentimientos)_______________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________ __________________________________

MENTAL (Su pensamiento razón)_________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ ____________________________________

___________________________________ ___________________________________

Protagonista _______________ _______________ _______________ _______________

VALORES (Amistoso, solidario, respetuoso, etc.)_________________________________ _____________________________________ _____________________________________ _____________________________________ _____________________________________ _____________________________________

_________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________

SOCIAL (Su actuación, manifestaciones)____________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________

ANTIVALORES (Egoísta, ambicioso, inescrupuloso, vengativo, etc.)_________________________________ _____________________________________ _____________________________________ _____________________________________ _____________________________________

_________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ _________________________________ PROF.: VÍCTOR T. VARGAS DE LA CRUZ


IMPERIO GRIEGO

IMPERIO ROMANO


SEPARACIÓN DEL IMPERIO ROMANO

SEPARACIÓN DEL IMPERIO ROMANO


EUROPA EN LA EDAD MEDIA

EUROPA EN EL RENACIMIENTO (S. XVI)


EUROPA EN EL BARROCO

EUROPA EN EL ROMANTICISMO Y REALISMO S. (XVIII)


EUROPA EN EL LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

EUROPA EN EL LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL


Víctor T. Vargas De la Cruz (Huancayo 1978) es docente en el área de Comunicación, asimismo es Director General del Centro de Arte y Cultura Andares y codirige el Taller de Narrativa Divagaciones. Es también fundador y Director del Centro de Investigación Asesoría y Consultoría Educativa Yachachiq. Realizó sus estudios superiores en el Instituto Superior Pedagógico Público ―Teodoro Peñaloza‖ Chupaca y la Universidad de Ciencias e Ingenierías Continental (Huancayo). Asimismo tiene segunda especialización en Didáctica en Educación Superior (2006), también en Estrategias Psicopedagógicas en la Práctica Educativa (2007) y estrategias de aprendizaje para el desarrollo de la expresión oral (2008) Es ganador del Premio Nacional de Narrativa Escolar ―El cuento de mi pueblo‖ 2004 en el nivel superior con el ensayo “Sobre minas, muquis y hombres. A propósito de “Dos pepitas de oro”, cuento de Luís Pajuelo Frías.” Ha publicado Antologando el silencio (2002) poesía, Divagaciones (2003) poesía, Pensar la escritura (El ensayo) (2007), La literatura de Chupaca (antología) (2007) y El joven escritor (2008) Taller de narrativa. Pensar la escritura II (2009) Ha laborado como formador en el Instituto Superior Pedagógico Privado ―Héroes de la Breña‖ Huancayo (2006), en el Instituto Superior Pedagógico Público ―Teodoro Peñaloza‖ Chupaca (2007) y el Instituto Superior Tecnológico Público ―La Merced‖ Chanchamayo (2008) el Instituto Superior Privado Público ―INFONET‖ Chanchamayo (2008) y en la Universidad Católica Los Ángeles de Chimbote, sede La MercedChanchamayo (2009), así como en las IE ―San Ramón‖, (2009) y ―Heroínas Toledo‖ Concepción (20102012). Participa como expositor y capacitador en temas de desarrollo de capacidades comunicativas, y promueve la organización, conducción e implementación de los Talleres de escritura como estrategia metodológica para la comprensión y producción de textos. Literatura Universal se terminó de publicar el de enero de 2012 en los talleres gráficos de la imprenta Omega- Editores por encargo de Yachachiq Editores



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.