Oración Padre Dios, que creaste todas las cosas con tu Palabra poderosa, y por tu Palabra, a través de los profetas, guiaste a tu pueblo por tus caminos.
Tú que en la plenitud de los tiempos enviaste a tu Hijo único, que es tu Palabra encarnada, para anunciar la Buena Noticia que salva. Tú que nos has llamado al ministerio del Lectorado para proclamar tu divina Palabra, danos tu Santo Espíritu, que purifique nuestro corazón y nuestros labios, para que proclamemos dignamente tu Palabra y la vivamos con fidelidad. AMEN
¿Qué son las Moniciones? Las moniciones son breves introducciones a las
diferentes partes de la celebración litúrgica para facilitar a la asamblea la comprensión del sentido de lo que se hace en cada momento. Por
tanto, las moniciones favorecen una participación más consciente, activa y fructuosa en la celebración.
Moniciones en la Misa En
la celebración de la misa hay diferentes momentos en los que se pueden hacer moniciones.
Aquí nos centramos en las que más
conviene hacer, y que son las que regularmente se hacen:
Monición inicial
Moniciones a las lecturas.
Monición inicial Es
la monición que se hace al iniciar la celebración para despertar en la asamblea las disposiciones de ánimo y las actitudes para que participe más activamente, conciente y fructuosamente.
La monición inicial debe tener tres elementos:
saludo, presentación del contenido de la celebración y motivación a la participación.
Veamos un ejemplo.
Domingo XXVIII Ordinario - A
Lecturas Primera lectura: Isaías 25,6-10 Aquél día preparará el Señor de los ejércitos para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos y vinos finos; con deliciosas comidas y los más puros vinos. Y En este monte arrancará el Señor el velo que cubría a todos los pueblos, el manto que envolvía a todas las naciones. El Señor destruirá la muerte para siempre, secará las lágrimas de los ojos de todos y hará desaparecer en toda la tierra la deshonra de su pueblo. Lo ha dicho el Señor. Aquel día se dirá: “Este es nuestro Dios; en él confiamos y él nos salvó. Celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte”.
Domingo XXVIII Ordinario - A Salmo 22 R/ Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado me sostienen. R Preparas una mesa ante mí, en frente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R Tu bondad y tu misericordia me acompañan, todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor, por años sin término. R
Domingo XXVIII Ordinario - A Segunda lectura: Flp 4,12-14.19-20 Hermanos: Sé vivir en la pobreza y también en la abundancia. He aprendido a hacer frente a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a pasar hambre, a tener de sobra que a carecer de todo. Y a todo puedo hacer frente, pues Cristo es quien me fortalece. Sin embargo, hicieron bien en compartir mis dificultades. Por lo tanto, mi Dios les dará todo lo que les falte, conforme a sus gloriosas riquezas en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Domingo XXVIII Ordinario - A Evangelio: Mateo 22,1-14 Jesús se puso a hablarles otra vez por medio de parábolas. Les dijo: “El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete para la boda de su hijo. Envió a sus criados a llamar a los invitados, pero estos no quisieron acudir. Volvió a enviar más criados, encargándoles: ‘Digan a los invitados que ya tengo preparado el banquete. He hecho matar mis novillos y reses gordas, y todo está preparado: que vengan a la boda.’ Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a sus tierras, otro a sus negocios y otros echaron mano a los criados del rey y los maltrataron hasta matarlos. Entonces el rey, lleno de ira, ordenó a sus soldados que mataran a aquellos asesinos y quemaran su pueblo. Luego dijo a sus criados: ‘Todo está preparado para la boda, pero aquellos invitados no merecían venir. Vayan, pues, por las calles principales, e inviten a la boda a cuantos encuentren.’ Los criados salieron a las calles y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y así la sala del banquete se llenó de convidados. Cuando el rey entró a ver a los convidados, se fijó en uno que no iba vestido para la boda. Le dijo: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí, si no vienes vestido para la boda?’ Pero el otro se quedó callado. Entonces el rey dijo a los que atendían las mesas: ‘Atenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a la oscuridad. Allí llorará y le rechinarán los dientes. ’ Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.”
Tema central del Domingo XXVIII-A
Dios nos invita a tod@s a participar en el banquete de su Reino. Para entrar hay que vestirse adecuadamente. San Pablo: ďƒ˜
Sobrellevar las adversidades apoyado en la fuerza de Dios.
Domingo XXVIII Ordinario - A
Monición inicial Buenos días, hermanos y hermanas… bienvenidos a esta celebración eucarística. Dios ha preparado para nosotros una fiesta, el banquete del Reino al que todos estamos invitados; pero tenemos que vestir nuestra vida adecuadamente para poder participar en él dignamente. En esta eucaristía anticipamos ya ese banquete eterno al que Dios nos convoca.
Dispongámonos a participar en esta fiesta de vida con fe y ánimo alegre. De pie y con el coro iniciamos cantando.
Moniciones a las lecturas
Son las moniciones que se hacen a cada una de las lecturas para facilitar a la asamblea la comprensi贸n del mensaje de la Palabra de Dios que se va a proclamar y despertar su inter茅s en la escucha atenta.
Moniciones a las lecturas /2 Las
moniciones a las lecturas, que siempre han de ser breves, deben tener tres elementos:
libro del que se toma la lectura,
idea central de la lectura
e invitación a escucharla con atención.
Veamos unos ejemplos.
Domingo XXVIII Ordinario - A
Monición a la 1ª lectura: Is 25,6-10 En la primera lectura que escucharemos, tomada del libro del profeta Isaías, se anuncia que Dios preparará un banquete para todos los pueblos. Es el anuncio del Reino, en el que ya no habrá ni muerte ni sufrimiento, sino alegría y felicidad eternas. Escuchemos con atención.
Domingo XXVIII Ordinario - A
Monición al salmo: Sal 22 Con el salmo 22 reconocemos que Dios es nuestro buen pastor que nos guía con seguridad hacia su Reino de vida, para que habitemos en su casa por años sin término.
Domingo XXVIII Ordinario - A
Monición a la 2ª lectura: Flp 4,12-14.19-20 San Pablo, en el cumplimiento de su ministerio apostólico, sabe soportar las dificultades, apoyado en la fuerza de Dios que le conforta. Eso es lo que dice en su carta a los filipenses que escucharemos a continuación.
Prestemos atención a esta segunda lectura.
Domingo XXVIII Ordinario - A
Monición al Evangelio: Mateo 22,1-14
En el evangelio según san Mateo que se nos proclamará, Jesús enseña que el Reino de Dios es para todas las personas; pero no se puede entrar en él de cualquier manera, sino que hay que vestirse adecuadamente. Abramos nuestros oídos y nuestro corazón para que, después del canto, escuchemos el santo Evangelio.
EJERCICIO
Domingo XXX Ordinario - A
Lecturas Primera lectura: Éxodo 22,20-26 Así dice el Señor: “No maltrates ni oprimas al extranjero, porque ustedes también fueron extranjeros en Egipto. “No explotes a las viudas ni a los huérfanos, porque si los explotas y ellos me piden ayuda, yo iré en su ayuda. Se encenderá mi ira y los haré morir a espada, y entonces quienes quedarán viudas o huérfanos serán sus mujeres y sus hijos. Si prestas dinero a alguna persona pobre de mi pueblo que viva contigo, no te portes con ella como un prestamista usurero, ni le cobres intereses. Si esa persona te da su ropa como garantía del préstamo, devuélvesela al ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mi yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.
Domingo XXX Ordinario - A Salmo 17 R/ Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza, Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos. R Viva el Señor, bendita sea mi roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador. Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido. R
Domingo XXX Ordinario - A Segunda lectura: 1 Tes 1,5-10 Hermanos: Saben que cuando les anunciamos el evangelio no fue solamente con palabras, sino también con manifestaciones de poder y del Espíritu Santo, y plenamente convencidos de nuestro mensaje. Bien saben cómo nos portamos entre ustedes, buscando su bien. Por su parte, ustedes siguieron nuestro ejemplo y el ejemplo del Señor, y recibieron el mensaje entre tanta lucha con la alegría que el Espíritu Santo les daba. De esta manera llegaron a ser un ejemplo para todos los creyentes de las regiones de Macedonia y Acaya. A partir de ustedes, el mensaje del Señor se ha extendido, no sólo por Macedonia y Acaya, sino por todas partes; y es conocida su fe en Dios, de modo que ya no es necesario que digamos nada. Al contrario, ellos mismos hablan de la visita que les hicimos, de lo bien que nos recibieron y de cómo ustedes abandonaron los ídolos para seguir al Dios vivo y verdadero y comenzar a servirle. También hablan de cómo están esperando que Jesús, el Hijo de Dios, a quien Dios resucitó, regrese del cielo. Jesús es quien nos salva del terrible castigo que viene.
Domingo XXX Ordinario - A Evangelio: Mateo 22,1-14 En aquél tiempo, los fariseos se reunieron al saber que Jesús había hecho callar a los saduceos. Uno de aquellos, maestro de la ley, para tenderle una trampa le preguntó: –‘Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? ’ Jesús le dijo: –‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el más importante y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a este: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo.’ Estos dos mandamientos sostienen toda la ley de Moisés y las enseñanzas de los profetas.
Tema central del Domingo XXX-A
El amor a Dios se muestra en el amor a los hermanos, no haciéndoles daño sino procurando su bien.
San Pablo: El
anuncio del Evangelio exige que a las palabras se una el testimonio.
Oraciones en la Misa
En la misa hay muchas oraciones. Unas están reservadas para el sacerdote que preside la celebración, y otras las pueden hacer los fieles.
Aquí nos fijaremos en las que pueden hacer los fieles:
oraciones de perdón y oraciones de los fieles.
Oraciones de Perdón Las oraciones de perdón expresan la actitud humilde de la asamblea que, al acercarse a Dios, reconoce su condición de pecadora y, confiada en su misericordia, pide perdón de corazón con el propósito de vivir la conversión.
Oraciones de perdón /2 Las oraciones de perdón deben guardar relación
con el tema central de la celebración, de manera que se pida perdón por las actitudes o conductas contrarias a lo que propone dicho tema. Regularmente el tema central de la celebración
viene dado por la primera lectura y el evangelio, que suelen estar relacionados. Si el tema de la segunda lectura es algo diferente
al que plantean la primera lectura y el evangelio, una de las oraciones de perdón podría referirse a ese tema.
Oraciones de perdón /3
Las
oraciones de perdón deben formularse de tal manera que la petición se dirija directamente a Dios (Padre/Hijo).
Veamos un ejemplo.
Domingo XXVIII Ordinario - A
Oraciones de perdón 1. Porque muchas veces, por estar tan ocupados en nuestros quehaceres, no sacamos tiempo para participar en la fiesta de tu Reino. Señor, ten piedad.
2. Por las veces que no nos vestimos de acuerdo a las exigencias de tu Reino, pues no nos revestimos de ti y no llevamos una vida según tu ejemplo. Cristo, ten piedad. 3. Porque muchas veces, en las situaciones difíciles de nuestra vida, no perseveramos la fe, apoyados en ti que nos confortas. Señor, ten piedad.
Oraciones de los fieles En las oraciones de los fieles pedimos a Dios
con fe por las necesidades que tenemos, reconociendo que no somos autosuficientes, sino que necesitamos de El. Las oraciones deben guardar relación con el
tema central de la celebración, de manera que se pida para que se realice lo que sugiere dicho tema.
Oraciones de los fieles /2 Las
oraciones deben manera que se indique:
formularse
de
por quién o por qué se pide (puede señalarse su relación con el tema central de la celebración),
lo que se pide (relacionado con el tema central);
y terminan invitando a la asamblea a unirse en esa oración (“Oremos”, o “Roguemos al Señor”).
Oraciones de los fieles /3 Como esquema de por quién o por qué
pedir se sugiere el siguiente: Por la Iglesia Por las autoridades civiles / la sociedad Por las personas en situación de necesidad Por los difuntos Por los reunidos en la asamblea
Veamos un ejemplo.
Domingo XXX Ordinario - A
Oraciones de los fieles 1. Por la Iglesia, a quien Dios ha encargado la misión de invitar a todas las personas al banquete del Reino, para que sepa entusiasmar a todos con su mensaje y con su testimonio. Roguemos al Señor. 2. Por las autoridades que gobiernan nuestro país, para que sabiendo que los bienes creados son para todos, trabajen con honestidad para que todos participen de los bienes comunes y no haya exclusión social. Roguemos al Señor. 3. Por todas nuestras familias, para que sean verdaderas escuelas donde se cultiven y enseñen los auténticos valores que constituyen nuestra identidad dominicana. Roguemos al Señor.
Domingo XXX Ordinario - A
Oraciones de los fieles 4. Por las personas de nuestras comunidades que están enfermas, las que están encarceladas, y todas las que sufren por alguna causa, para que Dios les conforte y enjugue las lágrimas de su sufrimiento. Roguemos al Señor. 5. Por nuestros familiares, amigos y conocidos difuntos, que murieron con la esperanza de la resurrección, para que Dios, por su misericordia, les conceda el perdón y la participación en el banquete de su Reino eterno. Roguemos al Señor. 6. Por todos nosotros que celebramos con fe esta eucaristía, para que acogiendo la invitación de Dios, vistamos nuestra vida con las buenas obras para participar el en banquete de su Reino. Roguemos al Señor.
EJERCICIO