DOCUMENTO La ciencia y la tecnología como motores del desarrollo nacional. Rodolfo Quintero. ARTICULOS Educación y conocimiento científico para superar la crisis y despegar del subdesarrollo. Luis Fuenmayor Toro. Hacia una universidad venezolana posrentista. Javier Seoane. La Venezuela posrentista y la economía del conocimiento. Breves notas para contribuir a colocar el tema en el radar nacional. Ignacio Avalos Gutiérrez. Los modelos de utilidad en Venezuela, entre la ignorancia y el populismo. Elsi Jiménez y Zoraira Silva. Estudio longitudinal de los sistemas tecnocientíficos. Comparativa entre Venezuela y tres países de América del Sur. Iván de la Vega. Venezuela: alto PIB en ciencia y tecnología y baja producción de patentes. Elsi Jiménez y Rubén García. Universidad y reto digital. Jesuardo Areyán. Socialización del conocimiento y tecnologías de la información. Zoraya De Guglielmo y Armando Rodríguez.
Revista Venezolana de
ANÁLISIS DE COYUNTURA Volumen XXIII, No. 1, enero–junio 2017
Depósito Legal pp. 199502DF22 ISSN: 1315-3617 Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales Residencias 1-A, Piso 1, Ciudad Universitaria, Los Chaguaramos Caracas 1051A. Apdo. 54057. Telf.: 58-212-605-24-38 Correo electrónico: analisisdecoyuntura@gmail.com http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_ac/index http://www.faces.ucv.ve/instituto/ranalisis.htm http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/HomRevRed.jsp?iCveEntRev=364
UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA RECTORA Cecilia García A. VICERRECTOR ACADÉMICO Nicolás Bianco VICERRECTOR ADMINISTRATIVO Bernardo Méndez SECRETARIO Amalio Belmonte
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales DECANA (E) Adelaida Struck COORDINADOR ACADÉMICO Francisco Javier Fernández COORDINADOR ADMINISTRATIVO Naike Moya COORDINADORA DE EXTENSIÓN Sandra Pinto
Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales «Dr. Rodolfo Quintero» DIRECTOR Carlos Peña COORDINADOR DE LA PUBLICACIÓN Pedro García A. CONSEJO TÉCNICO Alicia Ortega de M., Elia Lagrange, Carlos Peña, Javier Seoane, Alba Carosio, Bibiano Figueroa, Nelson Guzmán, José V. Machado
REVISTA VENEZOLANA DE ANÁLISIS DE COYUNTURA Volumen XXIII, No. 1, enero–junio 2017 DIRECTOR Pedro García A. COMITÉ EDITORIAL Carlos Peña • Javier Seoane • Rafael Ramírez Camilo María Teresa Salomón • Alba Carosio COMISIÓN ASESORA Absalón Méndez • Alberto Camardiel • Alejandro Puente Manuel F. Garaicoechea • Betty Pérez • Luis Mata • Edgardo Lander Guillermo Ramírez • Guillermo Rebolledo • Maritza Landaeta-Jiménez Isbelia Lugo • Jorge Rivadeneyra • Humberto García • Maura Vásquez • Seny Hernández • Oscar Viloria H. • Trino Márquez • José R. Zanoni RESPONSABLE DE EDICIÓN Zhandra Flores PORTADA Andrés García CORRECCIÓN DE ESTILO Zhandra Flores
La REVISTA VENEZOLANA DE ANÁLISIS DE COYUNTURA es una publicación semestral del INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS Y SOCIALES «DR. RODOLFO QUINTERO», arbitrada e indizada en las siguientes Bases de Datos: LATINDEX, CLASE, RedALyC, REVENCYT, Scielo, DOAJ Fundada en 1981 como Boletín de Indicadores Socioeconómicos, el actual nombre se adoptó en 1995
Es una publicación auspiciada por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela y por el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
Contenido Editorial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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DOCUMENTO La ciencia y la tecnología como motores del desarrollo nacional. . . . . . . Rodolfo Quintero
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ARTÍCULOS Educación y conocimiento científico para superar la crisis y despegar del subdesarrollo Education and science to overcome the crisis and take off of underdevelopment. . . . . . .
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Luis Fuenmayor Toro Hacia una universidad venezolana posrentista Towards venezuelan posrentier university. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Javier Seoane La Venezuela posrentista y la economía del conocimiento. Breves notas para contribuir a colocar el tema en el radar nacional The Venezuela post rentier and the knowledge economy. Brief notes to help put the subject on the national radar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Ignacio Avalos Gutiérrez Los modelos de utilidad en Venezuela, entre la ignorancia y el populismo The models of utility in venezuela, between ignorance and populism . . . . . . . . . . . . . . . .
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Elsi Jiménez y Zoraira Silva Estudio longitudinal del sistemas tecnocientíficos. Comparativa entre Venezuela y tres países de América del Sur A longitudinal study of techno-scientific systems: Comparison among Venezuela and three other South American countries . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Iván de la Vega Venezuela: alto PIB en ciencia y tecnología y baja producción de patentes Venezuela: high GDP in science and technology and low production of patents . . . . . . . .
Elsi Jiménez y Rubén García (Cont.)
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Contenido (Viene) Universidad y reto digital University and digital challenge. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Jesusduardo Areyán Socialización del conocimiento y tecnología de la información Knowledge socialization and information technology. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Zoraya De Guglielmo y Armando Rodríguez INDICADORES er
Indicadores de la coyuntura – Venezuela 1 semestre 2017. . . . . . . . .
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EDITORIAL Quiero agradecer a las autoridades de nuestra Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, la enorme responsabilidad y confianza depositada en mi persona para dirigir la Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, prestigiosa publicación con más de 22 años de vida ininterrumpida, que goza de amplio reconocimiento en el ámbito de las Ciencias Económicas y Sociales de América Latina y está indizada en las bases de datos de Ciencias Sociales más importantes dentro del mundo hispanohablante. Esto no habría sido posible sin los denodados esfuerzos del equipo editorial que nos precedió. A ellos, todo nuestro respeto y reconocimiento. En esta nueva etapa editorial, hemos decidido trabajar con números temáticos, en tanto los vertiginosos cambios que se están produciendo en las distintas esferas de la sociedad, tanto en el país como en el continente, obligan a exámenes detallados y multidisciplinares bajo una directriz cohesiva, manteniendo el espíritu de pluralidad epistemológica, disciplinar e ideológica que ha caracterizado a la Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura desde su inicio. Bajo esas premisas, decidimos iniciar el ciclo reflexionando y discutiendo sobre el tema: Universidad, Ciencia y Tecnología en tiempos de crisis. ¿Por qué de este tema central y no otro? En primera instancia, somos universitarios y las instituciones académicas son parte esencial dentro de los procesos de producción de conocimiento científico y tecnológico que se requieren en las sociedades contemporáneas y más específicamente, como parte del proyecto nacional de cada país. En ese orden de ideas, el equipo de autores que me acompaña, sostuvo la idea acertada que éste podía ser agente importante para la reflexión y el contraste de visiones. La Universidad está en crisis –una verdad de perogrullo que nos atormenta desde hace varios lustros– y se debe repensar y reinventar, de modo tal que el quehacer universitario se corresponda con las demandas tanto de la institución en particular, con sus parámetros de funcionamiento globales, como de la sociedad venezolana. Por ello, iniciamos este número con un documento-diagnóstico elaborado hace más de 30 años por el insigne antropólogo venezolano, Rodolfo Quintero, titulado: La ciencia y la tecnología como factores de desarrollo nacional. Tres décadas más tarde, el panorama es tan o más sombrío que entonces y sigue existiendo la necesidad, acaso urgente, de enfrentar y superar exitosamente el modelo económico rentista, cuyo correlato en la esfera académica son la dependencia y el neocolonialismo científico y tecnológico, incluso más improductivo en la actualidad que en épocas pretéritas.
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Tal situación representa un desafío de enorme complejidad, no sólo por las múltiples condiciones que han permitido la configuración específica del quehacer científico y tecnológico en Venezuela, sino por el impacto que tiene este esquema dependiente e improductivo en la sociedad. Así, aunque convenimos completamente en que La Universidad, a través de la mediación de sus docentes e investigadores, es la instancia adecuada para preparar a los especialistas que deben encargase –como parte de equipos multidisciplinarios y multinivel– de diseñar, orientar, ejecutar y evaluar las políticas económicas y sociales que respondan al fortalecimiento de Estado-Nación independiente, en tanto éste debe ser garante del bienestar de sus ciudadanos; vemos que, hoy más que nunca, esa aspiración resulta una quimera. Actualmente, la Universidad venezolana es en mucho (quizá debemos decir: desde hace décadas), una institución dedicada fundamentalmente a la producción de mano de obra barata calificada para el Estado y empresas privadas, incluso trasnacionales, en lugar de un espacio dedicado a la producción de ciencia y tecnología de vanguardia. Con respecto al primer punto, es preciso destacar que la capacidad de renovar y ampliar la planta de científicos e investigadores en el país está cada vez más comprometida y sin posibilidad real de mejorar en el corto plazo. El mercado de trabajo interno, cada vez más exigente, en términos de la cualificación exigida a los aspirantes y menos generoso, si hablamos de los beneficios contractuales a los que puede aspirar a un profesional universitario, ha sido un factor decisivo para la expansión acelerada de la migración de egresados universitarios hacia otras latitudes, situación que se ha agudizado en los últimos años producto de la crisis económica por la que atraviesa el país, pero cuyo origen es, sin duda, más remoto. A lo anterior debe agregarse que, dentro de las opciones laborales disponibles para los jóvenes profesionales, las universidades y centros de investigación representan acaso las peores. Los ya estructurales salarios precarizados, el deterioro visible de las plantas físicas, la ausencia tanto de materiales y suministros mínimos para las labores cotidianas como de estímulos para la investigación, a lo que se añade el alto nivel de exigencia de la actividad académica a dedicación exclusiva, no conforman, en conjunto ni por separado, una oferta que merezca alguna consideración entre los profesionales de reciente egreso, al menos en la mayoría de los casos. Este círculo perverso anclado en la dependencia y reproducción de los saberes científicos y tecnológicos de los grandes centros de conocimiento, la fuga de talentos, los recortes presupuestarios a las actividades de investigación y desarrollo o el uso ineficiente de los recursos disponibles, y la ausencia de políticas públicas coherentes para la gestión y desarrollo de la ciencia y la tecnología, ha configurado un escenario que requiere atención urgente y asertiva, pues aún en medio de la crisis –o quizá precisamente por ella–, no hacer nada al respecto no representa una opción factible.
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En nuestro juicio, la transformación constructiva de esta realidad, supone la puesta en práctica de al menos dos acciones: en primer lugar, una política pública en ciencia y tecnología clara y coherente, orientada al fortalecimiento de instituciones y grupos de trabajo cuyo interés científico o tecnológico esté, ora vinculado con la ruptura de esquemas de (re)producción dependientes –más allá del ámbito disciplinar concreto–, ora relacionado con la solución estructural de los múltiples problemas que aquejan a la sociedad venezolana en su conjunto o a grupos vulnerables; en segundo lugar, una administración más eficiente y transparente de los dineros que se asignan para financiar estos quehaceres. Sobre la base de estas preocupaciones comunes, en este número contamos con las colaboraciones de destacados docentes e investigadores: Luis Fuenmayor Toro, Javier Seoane, Ignacio Ávalos, Elsi Jiménez, Iván de la Vega, Armando Rodríguez, Zoraya De Guglielmo, Jesusduardo Areyán, Zoraira Silva y Rubén García, quienes disertaron sobre el papel de la ciencia y tecnología en el mundo globalizado, atendiendo a diagnósticos, demandas y propuestas adaptadas a la situación específica de nuestro país. Los enfoques son plurales, pero vertebran en torno a dos aristas: 1) La discusión sobre la universidad y la educación universitaria, en vinculación con la superación del modelo rentista. En este grupo encontramos los ensayos intitulados: Educación y conocimiento científico para superar la crisis y despegar del subdesarrollo, cuya autoría corresponde al Dr. Luis Fuenmayor Toro; Hacia una universidad venezolana posrentista, de la pluma del Dr. Javier Seoane, Universidad y reto digital, elaborado por el Dr. Jesusduardo Areyán y Socialización del conocimiento y tecnologías de la información, presentado por la Dra. Zoraya De Guglielmo y el Antrop. Armando Rodríguez. 2) El aprovechamiento económico del conocimiento científico y tecnológico y las limitaciones de nuestro país para competir en términos de la producción de ciencia y tecnología en el mundo globalizado, perspectiva que fue abordada por el Soc. Ignacio Ávalos Gutiérrez, con el ensayo: La Venezuela postrentista y la economía del conocimiento. Breves notas para contribuir a colocar el tema en el radar nacional; la Dra. Elsi Jiménez y Zoraira Silva, a partir de la discusión sobre Los Modelos de Utilidad en Venezuela, entre la ignorancia y el populismo; el Dr. Iván de La Vega, con su Estudio longitudinal de sistemas tecnocientíficos. Comparativa entre Venezuela y tres países de América del Sur y la Dra. Elsi Jiménez y Rubén García, a partir del análisis de la producción de patentes en Venezuela, que sistematizaron en el artículo: Venezuela: alto PIB en ciencia y tecnología y baja producción de patentes. Por otro lado, es pertinente destacar que la ausencia de cifras públicas y contrastables relacionadas con la valoración de la situación socioeconómica del país en el semestre actual, ha dificultado la elaboración de la tradicional sección Indicadores de la coyuntura, situación para la que no vislumbramos cambios positivos en el corto plazo. Empero, hemos intentado cubrir algunos de los as-
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pectos tradicionalmente abordados, pero otros, como el análisis de la fuerza de trabajo o la estimación de la pobreza, por citar un par de los que valoramos como más importantes en el contexto de la aguda crisis económica por la que atraviesa el país, han tenido que ser dejados de lado, en vista de la imposibilidad de contar con estimaciones confiables, incluso por parte de organismos internacionales. La agudización de la política de censura de cifras por parte de las instituciones que regulan la producción de estadísticas públicas, representa una importante limitación para el monitoreo de la situación país, al tiempo que socava la posibilidad de que las universidades y otros actores sociales interesados elaboren propuestas destinadas a atender y superar los efectos de la crisis; sin contar con que se crea el caldo de cultivo para la proliferación de cifras de dudosa calidad, obtenidas a partir de procedimientos opacos y con evidente sesgo, que se difunden masivamente en medios de comunicación y redes sociales electrónicas. De este modo, en la mayor parte de los casos, la credibilidad de la cifra está condicionada al arreglo ideológico-partidista del receptor con el medio o vocero que la anuncia o publica, desplazando así los necesarios y válidos debates teóricos y metodológicos en la materia; abonando a la desinformación generalizada y a la confrontación estéril e improductiva entre opinadores. En una tónica más positiva, nos complace anunciar que el próximo número (extraordinario), tendrá como tema central: Tecnociencia, deporte y sociedad, mientras que el ordinario, correspondiente al segundo semestre del año en curso, se pretenderá plantear una Evaluación de las Misiones Sociales Bolivarianas a partir de sus aciertos y errores. Asimismo, con el objetivo de honrar compromisos editoriales anteriores, también se incluirán en este número aquellos artículos que en el proceso de transición entre esta gestión y la previa, habían sido revisados, se encontraban en arbitraje o habían sido aceptados para su publicación y por razones varias, no fueron incluidos en los números precedentes. Para finalizar, por diversos motivos, toda publicación es el producto y resultado de una colectividad que puso su grano de arena para que nuestra revista continúe su peregrinar. Así pues, quiero agradecer en primera instancia a nuestra querida y apreciada colega, la profesora Zhandra Flores Esteves, quien tuvo la responsabilidad de coordinar esta edición, al asistente Andrés García, nuestro apoyo en la gestión de la página institucional de la revista y en el diseño de la portada, así como al profesor Carlos Peña, Director del IIES, por sus útiles y oportunas sugerencias editoriales. Con él nos une un mismo propósito: mantener la periodicidad de publicación, a pesar de las tormentas y elevar aún más su preeminencia. Quiero, asimismo, retribuir de nuevo a nuestras autoridades de FaCES por la confianza depositada en nosotros y por sus esfuerzos para mantener la continuidad editorial, pese a las duras condiciones presupuestarias
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por las que atraviesa nuestra casa de estudios y las innegables precariedades materiales que hacen de cualquier labor universitaria, una proeza. Esta lista no estaría completa sin considerar a los árbitros, a quienes agradezco por responder de una manera eficaz y eficiente a nuestra solicitud, incluso cuando el tiempo apremiaba. Y por ultimo, aunque no por ello menos importante, vaya mi reconocimiento a los autores, quienes al haber dedicado largas horas en preparar sus trabajos y habernos elegido, han contribuido al éxito de nuestra revista.
Pedro García Avendaño DIRECTOR
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2017, Vol. XXIII, No. 1 (ene-jun), pp. 15-30
LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA COMO FACTORES DE DESARROLLO NACIONAL1 Rodolfo Quintero UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (UCV) EL DESARROLLO DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA
Somos testigos del desarrollo y amplio afianzamiento de un nuevo proceso social: la ciencia se articula orgánicamente con la producción, formando un complejo único regulado por la sociedad. Antes, en la producción sólo se utilizaban los resultados finales de la ciencia, cuyo desarrollo, lógicamente, nunca se planificó ni fue encauzado por la sociedad de un modo consciente. En cambio ahora la investigación científica se integra en el proceso productivo como una parte suya, aunque independiente en cierto grado, y empieza a desempeñar poco a poco un papel determinante en él. Las investigaciones científicas planificadas y organizadas asumen el papel que antes desempeñaban la inventiva individual y la experiencia empírica y espontánea de mecánicos e ingenieros. Análogo proceso se opera también en la dirección y el cálculo sociales. El poder de la ciencia ha dejado de conocer fronteras. Esto no quiere decir que se haya convertido en una especie de demiurgo absoluto, independiente de la producción y de las leyes de su desarrollo. Por lo contrario, la creciente función de la ciencia y su transformación en uno de los factores económicos determinantes de la evolución social; expresan más bien la mayor dependencia de la ciencia moderna de la producción e incluso la irrupción de formas productivas en la base experimental y técnica y en la organización de la ciencia. La aparición y el desarrollo de una nueva forma social de interpretación de la ciencia y de la producción, ha motivado cambios en la actual estructura de la sociedad. El proceso de unión de la ciencia y de la producción y, de la ciencia y las formas orgánicas y técnicas de la sociedad, modifica radicalmente la estructura general de trabajo en la esfera de la producción material y de la dirección y del cálculo. Los científicos aceptan ya con menos protestas el carácter ideológico de los usos de la ciencia. Aceptan también que la selección de temas de investigación puede estar influido por consideraciones extracientíficas, pero no aceptan que se dude de la neutralidad del “método científico”, de los criterios de verdad, de todo que en lenguaje empiriológico se denomina “contexto de 1
Este ensayo fue publicado originalmente en: Economía y Ciencias Sociales, Cuarta época, Año XXVI, N°2, Agosto-Diciembre, 1987, pp.: 5-22. En esta edición realizamos correcciones ortotipográficas menores que no comprometen la integridad de las ideas expresadas por el autor.
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justificación”, como fase distinta de los contexto de “descubrimiento” (formulación de hipótesis) y de “aplicación” (uso de las verdades científicas). Escasean los equipos amplios, interdisciplinarios, relativamente integrados, donde se aproveche al máximo la experiencia individual de cada miembro pero que siguen funcionando aunque sus miembros cambien; de tamaño suficiente para superar la masa crítica de generación de ideas, organizados alrededor de grandes problemas y sus ramificaciones y sin problemas internos de seguridad, jerarquía y prestigio. Ante la situación sintetizada tanto en lo nacional como en lo regional, hay que afianzar el convencimiento de que sin crear una base propia de investigaciones científicas de experimentación y diseño, es imposible incluso, la utilización de lo ya obtenido. Se plantean grandes tareas: 1) Activación de los esfuerzos para desarrollar instrucción masiva: difundiendo los conocimientos científicos entre las más amplias capas de la población y preparando especialistas a todos los niveles desde los técnicos y obreros de alta calificación hasta los científicos. 2) Creando una infraestructura contemporánea. 3) Construyendo una base material y técnica en forma de fábricas y grandes talleres capaces de producir equipos y máquinas a nivel de estándares mundiales. Debe tenerse en cuenta que los monopolios internacionales buscan crear compañías “mixtas” con la participación de capital local, viendo en ellas el medio de salvar las barreras aduaneras y afianzarse en el mercado interno de los Estados jóvenes. A estos se les traspasa, en realidad se les vende a precios exorbitantes, la maquinaria y la tecnología modernas, patentes y licencias. De esta manera surgen nuevas formas de dependencia económica y técnica conocidas como “neocolonialismo tecnológico”. No debemos crear en nuestro país una copia, un molde de las estructura actual de los países capitalistas desarrollados. Las condiciones específicas, las tradiciones y las aspiraciones de elaborar un sistema de valores propios, nos obligan a buscar nuestra propia vía de utilización de la ciencia y la técnica contemporáneas, distinta de la que condujo a países occidentales a la actual “sociedad de consumo”. Al plantearse justamente nuestro progreso independiente, se eleva a un primer plano la vinculación dentro del marco de la realidad nacional entre ciencia, tecnología e industrialización. La relación correcta de estas actividades preocupa a individuos y organizaciones cuyo número aumenta constantemente: científicos de diversas categorías y dedicaciones, técnicos de distintos niveles, empresarios pequeños y medios, periodistas especializados, funcionarios al servicio del Estado, etc., interesados todos en el mejoramiento cierto de la dinámica económico-social del país. Hay que decir que esta solicitud colectiva prometedora en sí, todavía no ha plasmado en organizaciones, frutos apreciables en la práctica. El registro de esta deficiencia no debe atribuirse al deseo de precipitar el proceso que comprenden etapas. Porque ha transcurrido tiempo prudencial y se dispone de recursos humanos, experiencias, enseñanzas propias y extrañas,
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factores estos que coordinados y bien utilizados ya podrían tener expresión en adelantos significativos. De ahí la conveniencia de investigar si el atraso es aparente o verdadero y hacer los ajustes que correspondan. La realidad es que en la búsqueda de soluciones al problema se han hecho y se hacen aportaciones, mas no se ha intentado con audacia responsable el establecimiento del contenido y la dimensión de conceptos fundamentales en juego, y cumplida esta gestión, planificar el ensamblaje de unos con otros, montar y poner en movimiento la infraestructura adecuada. Parece que se danzara alrededor de tema y que subyace en la labor de los danzantes, la creencia en influencias mágicas. El progreso científico-técnico nacional y regional depende no sólo de la actualidad de los problemas planteados ante la ciencia y de la velocidad de su elaboración, sino también de los ritmos de introducción de los logros científicotécnicos. Entre las causas del retraso en la introducción de los resultados científicos en la producción y los servicios, se cuenta con la falta de preparación material y moral de la sociedad en la recepción de las novedades que ofrece la ciencia. Sobre estas cuestiones estudiosos en general, deben unificar criterios para transitar con firmeza y a buen ritmo por la vía de elaboración de soluciones acertadas y salir del pantano de la teorización que amenaza con hacerse crónica, prolongándose así la actual situación de atraso y dependencia del país. El desenvolvimiento de la tecnología nacional demanda la satisfacción de necesidades urgentes; sustitución de materias primas importadas por materias primas nacionales; reemplazo de materiales costosos por otros de menor precio siempre que no se afecte la calidad de los productos elaborados; utilización de los recursos naturales que todavía no estén siendo explotados; aprovechamiento óptimo de los subproductos y los desperdicios; diversificación del empleo de las materias primas y los productos nacionales; incremento de la calidad de los productos en especial los destinados a la exportación; integración de nuevos procesos industriales y agrícolas, y de procesos de introducción reciente con los ya implantados; reducción de los costos de producción; facilitar y mejorar el almacenamiento, la conservación, el empaque, la presentación, utilización y distribución de las materias primas y de los productos elaborados. Venezuela sólo puede desarrollarse mediante el esfuerzo de su pueblo, por lo tanto, la asistencia extranjera, aun la que sucede en supuestas condiciones óptimas para el país, ha de tenerse como paliativo y no como solución. En tal sentido la industria nacional debe romper las pautas de su desarrollo actual, signadas por la protección arancelaria, prohibición de importaciones y utilización de patentes y “saber hacer” ajenos. La ruptura de tales pautas de ninguna manera puede iniciarse sin echar las bases para el establecimiento de otras, o sea, antes de que nuestra investigación tecnológica cuente con resultados. Esto plantea la toma de decisiones hasta donde se concentran los esfuerzos en la utilización de la tecnología importada y es posible la creación y desarrollo de nuestras
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técnicas nacionales con el consiguiente “saber hacer” para utilizarlas. Es decir, decisiones políticas. Tales decisiones comprenden: a) Propender a que las actividades productivas no dependan en forma abrumadora de tecnologías extranjeras, o sea, tratar de que cada vez más la decisión tecnológica esté en manos del país; b) Lograr un mejor aprovechamiento de los gastos en tecnologías importadas; c) Asegurar compras cada vez más cuidadosas; d) Propiciar la adaptación e implantación más correcta de las tecnologías importadas; e) Impulsar la creación de tecnologías propias, principalmente en lo que se refiere al aprovechamiento de los recursos del país; f) Establecer pautas de demanda al sistema educativo. Ligados con estos aspectos están los relacionados con la normalización, tipificación, metodología y control de calidad, ya que crean la base para una alta concentración y especialización de la producción, para la extensión y el aumento de la producción en serie y coadyuvan en la aplicación de la producción técnica y las tecnologías progresivas. Pegarse como la ostra al caracol a los esquemas tradicionales, la tendencia a especular y a elaborar formulaciones teóricas que por temor no se someten a la prueba de la práctica, alejan necesariamente las metas del movimiento patriótico de consolidación y enriquecimiento de la ciencia y la tecnología nacionales. No logran que la política científica y tecnológica forme parte destacada de la política económica y la política internacional de Venezuela, lo cual debe ser así porque el crecimiento económico depende en gran medida del cambio tecnológico, y la independencia política tiene como condición necesaria la independencia económica. Debe entenderse por política de la ciencia la conformada por estas medidas principalmente: creación de prioridades para el esfuerzo científico nacional y el empleo de los recursos disponibles; determinación de los métodos para la promoción del desarrollo científico nacional y la organización adecuada para la investigación científica; selección de los problemas del desarrollo económico y social que pueden resolverse mediante la investigación propia y la de aquellos que necesitan de la transferencia de conocimientos y tecnología; echar las bases y poner en funcionamiento los mecanismos que faciliten la asimilación del conocimiento y la tecnología transferidos y para el uso de la información científico-técnica; determinación del porcentaje del ingreso nacional que debe asignarse a la investigación y el desarrollo, es decir, el monto de los gastos en investigación científica; distribución de la suma anterior entre las diferentes ramas de la ciencia; coordinación del esfuerzo científico nacional para evitar duplicaciones injustificables e inútiles, y promover la cooperación y el intercambio de experiencias entre las diferentes instituciones científicas; promoción de condiciones favorables para el desarrollo científico; desarrollo de un sistema de administración y dirección de las instituciones científicas, en armonía con la naturaleza y requerimientos de sus tareas. Es fácil deducir que la implementa-
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ción de medidas como estas no dependen de decisiones técnicas, sino esencialmente políticas que incumben a los más altos organismos de dirección del Estado. ¿Si disponemos de las piezas que integran el “rompecabezas”, sumaremos esfuerzos y lo armaremos? Hemos establecido que las decisiones en materia de política científica nacional han de tener como base criterios políticos que respondan a una visión de conjunto de necesidades y objetivos del país, formada en los más altos niveles de dirección y administración. Es fundamental para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la compaginación armónica de una dirección centralizada con las posibilidades creadoras de los centros científicos existentes y los hombres de ciencia activos. Hay en Venezuela organismos que cumplen funciones positivas en relación a una política de la ciencia, pero no se dispone de un ente centralizado de la actividad política para la ciencia nacional. Esto explica en buena parte que los avances sean modestos y dispersos, a pesar de que se trabaje con deseos de rendir y se disponga de personal de formación adecuada. Cuando se carece de medios para la organización de la actividad científica y el volumen de ésta es reducido. Lo aconsejable es que el fomento de la actividad de la investigación preceda a su organización y a la instauración de organismos de dirección. En el contexto de una política científica nacional, debe incluirse la investigación con objetivos cuyos efectos sobre la producción se manifiesten en forma real. Una política científica que comprenda sólo problemas de investigación, ofrece resultados poco prácticos. De ahí el rendimiento limitado de organismos del Estado y privados, cuya programación exclusiva o principalmente, comprenda ayudas para el adelanto de proyectos de programas diversos. Los planes de investigaciones que se elaboren en universidades e instituciones similares del país, deben responder a los propósitos de nuestro desarrollo independiente. Planificar investigaciones no es sumar problemas que requieran soluciones, sino seleccionar cuidadosamente las cuestiones que deben resolverse en la patria, para las cuales no pueden trasladarse resultados logrados en el extranjero. Algo fundamental es la eficacia en la administración de un plan de investigaciones, que se mide por la dirección de los gastos hacia la obtención de mayor efectividad económica en la producción. Los científicos que tienden al aislamiento, a la contemplación de la ciencia como un fin en sí mismo, que requiere recursos, sin que sus resultados estén necesariamente en función del desarrollo económico y social. Crean grupos artificiales no identificados entre sí: los productores de conocimiento y los investigadores propiamente dichos. Lo recomendable al echar las bases de una política científica es conciliar las gestiones de ambos para asegurar que la ciencia sea de calidad y contribuya a la satisfacción de necesidades biológicas y sociales de grupos humanos. Nuestra actividad científica crece sin subordinarse en su
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totalidad a las demandas del sistema de producción; esto mejora la cantidad y calidad de la ciencia, pero es vital que procure igualmente su aceptación como parte actuante del proceso de desarrollo independiente. El impulso indefinido de una política científica puede frustrar los grandes propósitos generales, por eso es necesario el paso gradual a una política de la ciencia donde se integran los fines de la investigación con los de la política económicosocial de la nación. Venezuela ha logrado cierto nivel de desarrollo económico, educativo, etc., y se encuentra en condiciones de fijar perspectivas de desarrollo y sentar las bases del mismo. No olvidamos que en sociedades de organización capitalista como la nuestra, pueden producirse resultados contradictorios al encarar la revolución científico-técnica. Esto no sucede en sociedades socialistas donde el progreso científico-tecnológico se desarrolla y controla, con base en un plan cuya meta es el beneficio integral de sus componentes. En estas sociedades, el progreso científico y tecnológico no es un fin en sí mismo, su principal objetivo es promover progresivamente relaciones sociales muy elevadas, y el desarrollo intensivo de la producción es asegurado por la interdependencia del progreso social, el progreso científico y el progreso tecnológico. Creemos que, en vez de consumir tiempo en consideraciones teóricas y esperar milagrosamente crezca la producción social del país, debe intentarse dirigir la ciencia cada vez más hacia objetivos concretos y definidos, hacia el descubrimiento de nuevas y mejores tecnologías, el incremento de la producción global y la productividad del trabajo. El impulso de la ciencia nacional, la iniciación y el crecimiento de una tecnología propia, la industrialización autónoma del país y otros asuntos vitales que por sus vinculaciones entre sí, configuran el progreso bien entendido, en función del mejoramiento de los venezolanos en lo económico, lo social y lo cultural, merecen estudios a profundidad y no permiten que se incurra en la improvisación o el superficialismo. Pero no pueden ni deben condenarse a un “teoricismo” que puede hacerse estéril. Lo acertado es detectar el momento en que esta fase madura, y es oportuno y creador invadir el rico terreno de la práctica. Para nosotros el momento en cuestión llegó. Y con él, la realización de las tareas mencionadas: fundamentalmente, la instauración de una dirección centralizada, dinámica y con recursos suficientes, patrióticos, a prueba de corrupción y burocratismo. RASGOS DE UNA PROGRAMACIÓN CIENTÍFICO-TÉCNICA DEL DESARROLLO
No debe olvidarse que las multinacionales se esfuerzan en poner bajo su control la industrialización de países como el nuestro y perpetuar la división internacional del trabajo en el sistema económico capitalista mundial. Acostumbran los monopolios, como se ha dicho, crear compañías “mixtas” con participación de capital local, para salvar las barreras aduaneras y afianzarse en el mercado interno de los Estados jóvenes “traspasándoles”, en realidad ven-
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diéndoles, a precios exorbitantes, maquinaria y tecnología modernas, patentes y licencias. Así surgen nuevas formas de dependencia económica y técnica, producto de un “neocolonialismo tecnológico”. No se trata de crear una copia, construir un molde de la estructura actual de la economía de los países desarrollados. Las condiciones específicas de Venezuela, las tradiciones y las aspiraciones a elaborar un sistema de valores prácticos, distinto al de aquéllos, obliga a encontrar vías propias de la utilización de las ciencias y técnicas contemporáneas, diferenciadas de las que conducen hacia las llamadas “sociedades de consumo”. El progreso requiere la técnica de máximo rendimiento, poseedora de posibilidades potenciales para saltar las etapas intermedias del desarrollo tecnológico y, con base en esto, impulsar el desarrollo económico. En algunas ramas como la metalurgia, la energética, la química, el transporte marítimo y aéreo y, otras, el empleo de medios técnicos modernos de mayor rendimiento, lo impone el propio carácter de los procesos de producción. Juzgamos que en Venezuela la técnica más avanzada puede emplearse ya. Pero en el plano táctico, cuando se trata de gestiones particulares (zonas atrasadas, estructuras basadas en la pequeña producción), no se puede prescindir de la técnica más diversa, incluso primitiva. Las perspectivas de la influencia de la revolución científico técnica en países como el venezolano durante las décadas venideras, dependen de dos grupos de factores: los avances socioeconómicos en el interior y el crecimiento del propio potencial científicotécnico forman un grupo, el otro comprende las condiciones exteriores determinadas por la competición de los dos sistemas sociales y una mayor actividad de la comunidad socialista en la dinámica mundial. Las programaciones en general y sus aplicaciones por una distribución centralizada, han de estar signadas por el conocimiento del carácter multiforme y contradictorio de la influencia de la revolución científico-técnica en los países en desarrollo, donde significa el paso del desarrollo extensivo al intensivo. Esta revolución, por ahora, actúa con respecto a países como una fuerza exterior que se infiltra en sus economías, primero como incrustaciones aisladas, destruyendo después las anteriores relaciones e intensificando las diferencias y desproporciones, propias de las sociedades multiestructurales. Con las formulaciones hechas y otros papeles de trabajo publicados, cerramos un conjunto de materiales que evidencian posibilidades ciertas de marchar a buen ritmo y en planos de realismo en pro del progreso y contra el atraso y la dependencia. Que ayudan, así lo creemos, a la proyección constructiva de los esfuerzos que desde hace tiempo, hombres de ciencia, técnicos e industriales patriotas, periodistas especializados, etc. La ciencia contemporánea es un sistema muy completo en cuyo funcionamiento ejercen influencia factores económicos, sociales, psicológicos. Y adquieren importancia determinante los problemas de la organización de la
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actividad científica. Es así porque la ciencia como sistema de conocimientos y forma de actividad es única, no se pueden someter al estudio unos elementos de este sistema integral dejando de lado los demás sin que esto perjudique a los otros. Es patente la ligazón entre los problemas sociológicos de la ciencia y la psicología de la creación científica por un lado, y los problemas de la organización y la dirección de la ciencia por otro; por consiguiente, existe la necesidad de la más estrecha interconexión en el estudio de estos problemas. Los resultados de la elaboración de la teoría de la organización y dirección de la actividad científica se comprueban con la productividad de las colectividades científicas y la eficacia de las investigaciones científico-técnicas en el terreno de las investigaciones aplicadas y por sus éxitos económicos. De ahí la necesidad también de una íntima vinculación del estudio de los problemas de la organización de la ciencia y los problemas de su economía. Sólo una síntesis de distintas direcciones de la ciencia, el estudio global de su desarrollo, pueden revelar los mecanismos de su funcionamiento, proporcionar resultados tangibles de valor teórico con significación práctica. Si tenemos un objeto único de estudio (la ciencia como sistema complejo, cuyos elementos están intercondicionados), su estudio global es el único que conduce al logro del objetivo: la elaboración de un sistema de medidas que asegure la elevación de la productividad y la eficacia de la actividad científica. La organización de la actividad científica no es eterna, no se establece de una vez y para siempre. Varía de acuerdo con los cambios del contenido del trabajo científico, del carácter y sus tendencias. En la actualidad, las demandas del desarrollo científico engendran una nueva política y nuevas formas de trabajo del investigador. Seguramente, nuestras concepciones son objetadas por otros. Estamos dispuestos a defenderlas, también a rectificar si nos demuestran que estamos equivocados. Somos unos convencidos de que el trabajo en conjunto, colectivamente, logra la elaboración de una política adecuada al momento y a la sociedad de que formamos parte. Aumenta con gran rapidez el número de científicos en la sociedad. En los países industriales crece en la proporción de un 7 por ciento anual; es decir, se dobla cada decenio. Esto del número de científicos es superior al registrado en cualquiera otra categoría de trabajadores. Incluso es mayor que el ritmo del número de científicos, que sigue elevándose. Sin embargo el número de científicos no puede crecer infinitamente y en el futuro se estabilizará en torno a una cifra más o menos constante. Según J. Bernal en lo que queda de siglo esta cifra podrá equivaler a un 20 por ciento de la población que estará dedicada en modo directo o indirecto a resolver tareas científicas. Es lógico que, al integrarse directamente en la producción la ciencia y el trabajo científico, adquieren un carácter más congruente, y esto las acerca a las esperanzas y afanes creadores que mueven e inspiran a todo el personal obrero
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ocupado en la producción social. En general, la introducción directa de la ciencia en la esfera de la producción material cambia las proporciones del trabajo propias de la misma, a base de reducir considerablemente todas las clases de trabajo manual pesado y de elevar el precio relativo de las profesiones de trabajo intelectual. El trabajo manual quedará reducido al ajuste de botones, no dejará de existir, sólo desaparecerán sus formas más pesadas. La gran implicación de la situación económica actual en el desarrollo regional y nacional, ha de expresarse en el esfuerzo por establecer una política científica nacional, que trace una estrategia y vías para poder dirigir las actividades científicas y técnicas, indispensables para asegurar el progreso socioeconómico y cultural en interés de la sociedad en general. El éxito de la política científica nacional dependerá del conocimiento de los factores que la condicionan. En primer lugar, ha de tenerse en cuenta al trazarla, acontecimientos históricos trascendentes para la humanidad: la revolución social y la revolución científico-técnica. Al elaborar la política científica resulta indispensable tener en cuenta lo relacionado con nuestras riquezas naturales, pues la acción de nuestro sistema social sobre la naturaleza y la sociedad hace posible orientar la planificación del conjunto de los componentes del medio geográfico, influyendo así sobre la fertilidad de la tierra, el clima y otros elementos del medio. Para asegurar el progreso socioeconómico y cultural en interés de la sociedad, es indispensable el establecimiento de una definida política que trace la estrategia y las vías para dirigir las actividades científicas y técnicas. Política constituida por las orientaciones generales que sirven de base para el desarrollo planificado y el perfeccionamiento de las funciones de la ciencia y de la técnica. El éxito de una política nacional dependerá mejor del conocimiento de los factores que la condicionan, de los objetivos que persigue y de su eficaz instrumentación, ejecución y control. La revolución científico-técnica es común a los países desarrollados. En países de organización capitalista como el nuestro, sus logros se utilizan en beneficio de los supermonopolios que controlan el progreso científico-técnico. Este control constituye un factor de dependencia que ahonda el atraso. Ideólogos del imperialismo se aprovechan del avance científico técnico para elaborar teorías divisionistas en pro de sus sistemas, pretendiendo demostrar que el factor tecnológico es capaz, por sí solo, de introducir cambios sustanciales en la vida de la sociedad haciendo innecesaria la revolución social. Entre estas teorías se cuentan la de la “convergencia entre socialismo y capitalismo, la sociedad postindustrial y otras”. Todas esas concepciones eluden la solución de la contradicción principal del sistema capitalista que es la que existe entre del carácter social de la producción y la apropiación privada de sus beneficios por los capitalistas. En la lucha por aumentar la productividad del trabajo es vital el conocimiento y apro-
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vechamiento de los logros de la Revolución Científico-Técnica, que tiene entre sus rasgos los siguientes: 1) El incremento de las investigaciones y la creciente disminución en el tiempo de aplicación práctica de sus resultados, lo que va convirtiendo a la ciencia, en un importante elemento de las fuerzas productivas. Este rasgo se manifiesta no sólo en el hecho de que la ciencia se introduce en la producción sino que ésta a su vez impulsa las investigaciones científicas; 2) En los procesos tecnológicos de mayor importancia y la aparición de nuevas ramas de la industria y nuevos tipos de producción, como la energética nuclear, la computación electrónica y la automatización; 3) El crecimiento en número y calidad de las instituciones científicas y técnicas, los laboratorios con la consiguiente eficacia del trabajo que se refleja en un mejor aprovechamiento de los recursos y más influencia del hombre sobre el medio ambiente; 4) El incremento del proceso doble de especialización e interacción de las ciencias cuyas investigaciones se basan, ahora, en la unidad de los fenómenos que estudian, tal como puede observarse en ciencias recientes, como la biofísica, la bioquímica y particularmente, la cibernética. Esta integración interdisciplinaria ha de expresarse en la necesidad de una mayor cooperación y un trabajo colectivo coordinado entre los investigadores, los centros de investigación y docencia, la producción y los servicios. La revolución científico-técnica que abarca todas las esferas del ser y de la conciencia social, impone exigencias cualitativamente nuevas a la función dirigente de las organizaciones de masas. Al elaborar una política científica es imprescindible tomar en cuenta lo relacionado con nuestras riquezas naturales, pues la acción de nuestro sistema social sobre la naturaleza, nos da la posibilidad de orientar la planificación del conjunto de los componentes del medio geográfico, influyendo de este modo, sobre la fertilidad de la tierra, el clima y otros elementos del medio. Un factor de considerable trascendencia en la etapa actual de la revolución científico-técnica es la colaboración con los países amigos. Debe considerarse la colaboración con los países latinoamericanos y del Caribe, a cuya comunidad pertenecemos por origen histórico y cultural y por la ubicación geográfica. Esta colaboración debe desarrollarse en el sentido de establecer lazos mutuamente beneficiosos con los países que adopten políticas progresistas y de solidaridad internacional, y estén en disposición de cooperar. Los elementos y factores manejados sirven de base para determinar los principios fundamentales que han de guiar nuestros trabajos en el campo de la ciencia y de la técnica. Venezuela está apremiada por la necesidad de resolver problemas prácticos de su desarrollo y dispone de un limitado potencial de efectivos científicos. Por tal razón es necesario poner énfasis en las investigaciones aplicadas.
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El estudio y la elaboración de los conocimientos básicos de la naturaleza constituyen el contenido de la investigación fundamental, que recibe el nombre de fundamental orientada, cuando se dirige al logro de objetivos preconcebidos. Una como la otra deben ser reguladas con sentido realista y sobre la base de las exigencias inmediatas que nos impone el desarrollo. Es por ello que las investigaciones aplicadas deben ser priorizadas. Ellas permiten y propician una rápida incorporación a la producción y contribuyen al desarrollo de la técnica, al progreso económico social y a una utilización más racional de nuestros seguros materiales y humanos. El dominio de las ciencias constituye, lo repetimos, la base indispensable para la formación de nuestros investigadores, al proporcionarles el conocimiento de las leyes universales que rigen al movimiento de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Es característico de la revolución científico-técnica el acortamiento cada vez más del tiempo que media entre los resultados positivos de una investigación científica y su aplicación a la práctica social. Este rasgo permite afirmar que la ciencia tiende a convertirse en fuerza productiva social. En el caso venezolano que necesita acelerar el proceso de su desarrollo socioeconómico, es necesario orientar los esfuerzos en la dirección de la más rápida aplicación de los logros de la investigación, creando las condiciones organizativas necesarias para su cumplimiento. OBJETIVOS DE UNA POLÍTICA CIENTÍFICA NACIONAL
En el presente siglo las relaciones entre ciencia y tecnología han sido afectadas por una revolución todavía más importante que la sucedida cuando la ciencia moderna impactó la tecnología en el siglo XVIII. El método científico, los instrumentos y las técnicas desarrollados en primer lugar para fines de laboratorio y dirigidos hacia el descubrimiento de la leyes fundamentales de los sistemas materiales, impregnaron con rapidez la totalidad del campo técnico e industrial. El fenómeno representa en cierto sentido, lo contrario del proceso sucedido en los comienzos de la ciencia moderna en el Renacimiento. Los primeros estudiosos que examinaron la naturaleza o las obras de los hombres, utilizaron equipos e ideas predominantes en la tecnología de entonces, usaron compendios de prácticas y útiles del hogar, la granja y el taller del artesano. El más importante descubrimiento organizativo encontrado en la fundamentación de la ciencia moderna es el experimento como ejecución de un proceso técnico en pequeña escala. Todo el análisis químico, el uso de la probeta y la balanza graduada, fue una reproducción en miniatura de las operaciones químicas industriales. Sin embargo, antes de que la ciencia experimental ejerciera un efecto serio sobre la técnica, pasó mucho tiempo. Únicamente en campos muy especializados como la astronomía, fue posible que los nuevos métodos filosóficos dieran mejores resultados que los sistemas tradicionales del cálculo. El primer
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gran salto sucedió con el invento de la máquina de vapor, considerada desde un principio como un dispositivo filosófico basado en la dilucidación de la naturaleza del vacío y de la presión del aire. En esta historia de un simple mecánico y neumático, se haya representado todo el ciclo de la transformación de la técnica en la ciencia y viceversa, ya que el estudio científico del fracaso práctico de la bomba de succión para elevar el agua a más de diez metros fue el que condujo al descubrimiento del vacío. En realidad la revolución industrial fue una revolución técnica y organizativa más bien que científica. A medida que fue transcurriendo el siglo XIX, se multiplicaron las brechas abiertas por la ciencia en la tradición técnica acertada y empezó a alterarse la importancia proporcional del ingeniero y del científico. Las industrias eléctricas y químicas fueron las que proporcionaron los nuevos saltos de trascendencia. Lentamente, los métodos científicos fueron introduciéndose en las industrias tradicionales más viejas, en las que actuaban como modificadores de las prácticas existentes más bien que como creadores de otras nuevas. Cerca de dos siglos la infiltración de la técnica en las viejas industrias prosiguió a un ritmo constante. La lentitud se debía a las viejas industrias en buen número se habían creado miles de años antes como respuesta a las necesidades humanas básicas e innatas: el alimento, el vestido o las herramientas simples. Progresaron paso a paso, con pequeños perfeccionamientos y modificaciones, conforme a la lenta evolución de las necesidades y las posibilidades técnicas. De este modo, las viejas técnicas habían conservado el punto próximo al equilibrio con la demanda. La otra razón consistía en que las viejas técnicas habían aprendido a fuerza de práctica, tomando como guía el antiguo sistema de pensamiento universalmente aceptado que razonaba por analogía y simpatía como en la religión mágica y primitiva. Paradójicamente, esta forma de pensar ofrecía, una enorme ventaja sobre el razonamiento abstracto: la gente podía atreverse a hacer cosas con sistemas que, según se sabe ahora, no podía comprender, pero ella creía que sí comprendía. La más de las veces los hombres fracasaban, pero el fracaso no les desalentaba, porque, según su teoría, podía explicarse siempre como debido a fuerzas malignas. Cuando obtenían éxitos, lograban una ganancia neta, y los nuevos métodos revelados así por procedimientos divinos, se aseguraban tarde o temprano su persistencia a través de una tradición continua. La más primitiva de las técnicas existentes es, por ejemplo, la de la preparación de los alimentos, y todavía es en su mayor parte anticientífica: sólo ahora comenzamos a comprender las complejas reacciones de las enzimas que se producen en conservación y preparación de alimentos. Las fuerzas que rompieron este desarrollo evolutivo y equilibrado de las técnicas, fueron las mismas que condujeron al desarrollo de la ciencia; predominantemente económicas, engendradas por las crecientes demandas de una sociedad en desarrollo que reaccionaba contra las severas limitaciones impuestas por la falta de materiales y de mano de obra.
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A medida que se desarrollan las industrias básicamente científicas ejercen una creciente influencia sobre las industrias más viejas; las condiciones económicas y sociales de nuestra época son distintas a las del primitivo capitalismo competitivo. El rasgo característico de la primera mitad del siglo XX es el desarrollo paralelo de grandes monopolios industriales y de la protección en gran escala dispensada a la ciencia por el Estado. El laboratorio industrial de hoy se ha convertido en una verdadera fábrica, la investigación social por sí sola se ha transformado en una mercancía, y muchas empresas prósperas no tienen otra función que la de ofrecer a la venta los frutos de sus investigaciones. Como consecuencia de estas recientes transformaciones, la ciencia ha llegado a ser mucho más concentrada que en el siglo XIX, pero esto no constituye ninguna garantía de una mayor contribución al bienestar humano. La concentración de la investigación industrial en las empresas monopolistas ha creado factores antagónicos que dificultan un análisis exacto. Hoy sólo son posibles los grandes laboratorios patrocinados por los grandes monopolios y el gobierno. Sin embargo, la simple existencia de un laboratorio dotado de numeroso personal y de costosos aparatos no garantiza una contribución correspondiente al desarrollo científico. El siguiente aspecto de los efectos que el monopolio ejerce sobre la ciencia adquiere importancia progresiva: hasta hace pocos años el conjunto de informes recopilados por los hombres de ciencia estaba al alcance de todos. Ahora con el desarrollo de los grandes laboratorios de investigación industrial, se guardan cuidadosamente en secreto los resultados de las investigaciones y sólo se dan a la publicidad aquellos aspectos del trabajo que no son susceptibles de afectar a la posición monopólica de la empresa. Todavía peor que esta clase de secreto industrial es la tendencia al secreto de Estado que tan abrumadoras proporciones asumió durante la última 2 guerra . Cuanto más importante se considera la ciencia para los fines militares nacionales, más resulta perjudicada por la red de secretos con que se la cubre. Uno de los campos más vitales de la ciencia contemporánea, la física nuclear, ha quedado ya comprometido más o menos fatalmente y otros, tales como la bacteriología, se ven amenazados por igual peligro. Teniendo en cuenta estos hechos, existe la urgente necesidad de examinar las funciones esenciales, tanto sociales como económicas, de la investigación científica y de utilizar ese conocimiento en interés del público para controlar la ciencia y la industria. Nunca se ha creído entre nosotros que es incumbencia del científico o del ingeniero, examinar la relación de sus trabajos con la estructura económica y política de la comunidad, tarea para la cual, por lo demás, no tiene preparación ni tiempo. Sorprende también que los economistas no hayan hecho esa tentativa, si se tiene en cuenta que el desarrollo de la tecno2
N.E.: se refiere a la II Guerra Mundial.
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logía es el gran factor que crea el principal problema de nuestro tiempo, a la vez que los medios de resolverlo. La historia del desarrollo de la ciencia industrial proporciona los materiales necesarios para nuevos estudios. No sólo las aplicaciones de la ciencia, sino todo el desarrollo de las ramas del conocimiento fundamental, siguen tendencias económicas definidas, aunque a menudo aparezcan muy complacidos los detalles de la interacción entre la ciencia y la economía. La nueva revolución industrial contiene en sí algo radicalmente distinto: una manera de enfocar las cosas, que socava la estructura económica y política que pertenece a la era de la vieja revolución industrial. Lo medular de este nuevo punto de vista consiste en la planificación del desarrollo y de la producción en relación con necesidades científicamente calculadas, lo que substituye el intento de inducir la gente a pagar. Se trata de introducir el método científico en el estudio de los fines de la producción y no sólo de los medios, mostrando la arbitrariedad de la distinción entre producción y necesidades. Marx fue el primero en demostrar que el desarrollo lógico de los procesos económicos el que había dado lugar a la primera revolución industrial. La realización práctica de estas ideas tuvo que esperar hasta La revolución rusa, cuando sobre la base de una ciencia prerrevolucionaria, coartada en su desarrollo por la desconfianza y la indiferencia del zarismo, Lenin elaboró un programa de investigación científica, relacionado integralmente con el desarrollo industrial y agrícola del país, sentando pautas que han sido, en mayor o en menor medida, adoptadas por los países capitalistas en los últimos treinta años. Los objetivos que persigue ahora la ciencia planificada en los países capitalistas son los objetivos de los trusts que ocupan las posiciones dominantes. Es inevitable que a medida que la producción se hace más científica, tropiece con las contradicciones que implica el proceso de conservar el incentivo del lucro como base de las actividades humanas, pues la lógica interna de la nueva revolución científica muestra que es imposible rediseñar los aspectos físicos y técnicos de la producción sin modificar al mismo tiempo sus aspectos económicos, sociales y humanos. Lo característico de la nueva industria es de tal naturaleza que el análisis y el control científicos impregnan su estructura. Cada industria –y ésta en su conjunto– tienden a ser consideradas como un proceso de satisfacción continua de necesidades. El estudio de éstas no es nada sencillo, puesto que asume un nuevo aspecto cuando el factor determinante son las necesidades de la comunidad en lugar de las posibilidades de ventas lucrativas. La guerra y la actual división del mundo son indicios del peligro que entraña detenerse a la mitad del camino, pero el esfuerzo necesario para alcanzar un servicio científico a la humanidad está rodeado de dificultades. Todos están empeñados en conservar el viejo estado de cosas, y estos ejercen el dominio en
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la mayor parte del mundo tienen interés tradicional en reducir la ciencia a los campos abstracto y técnico, manteniéndola fuera del campo social. Ejemplo de cómo puede hacerse esto lo hemos tenido en la Alemania nazi, donde las ideas que se aclamaban orgullosamente como bárbaras, se confundían con los más refinados adelantos de las ciencias físicas. La esterilización y la corrupción pueden proporcionar una defensa temporal contra la reacción general; pero el peligro final del conflicto o del desplome no puede evitarse sin esa comprensión que puede dar una ciencia social genuina. Es de esperar que llegue el momento en el que las serias divisiones existentes hoy entre patronos y obreros, entre trabajo y ocio, parezcan anacronismos tan absurdos como los sacrificios humanos que se hacían antiguamente. No llegaremos empero, a esa etapa, a no ser que cuando menos los miembros científicamente preparados de la comunidad, se molesten en elaborar consecuencias largas de lo que han aprendido y las defiendan. Los planes de investigación científica están adaptados al estilo de las superpotencias industriales que conduce EE.UU. Dan prioridad a los asuntos de orden empresarial sanitario nacional que abordan con medidas de cierto tipo, adaptados a su ideología y que requieren adelantos tecnológicos. Cuando el motor de la economía es la venta, hay que buscar aceleradamente nuevos productos, nuevos modelos de corta vida, nuevos métodos de producción, nuevos clientes, nuevas formas de financiación. Las ciencias sociales se interesan en el micromundo de la empresa, para eliminar problemas laborales y de relaciones entre distintos niveles de “ejecutivos”. Los problemas de publicidad y análisis de mercado ocupan a multitud de investigadores, muchos de ellos, es cierto, no legitimados por el aparato científico, pero por motivos más formales que reales cuyos resultados serían inservibles: sólo en esta sociedad la publicidad es antieducación. En cuanto a los problemas de orden nacional de estos países, los principales son la defensa y el prestigio, aunque cada vez adquieren más volumen los producidos por la organización irracional de la sociedad, conflictos sociales, crisis económicas, urbanización deforme, contaminación ambiental. La sociedad industrial por fuerza impulsa el desarrollo de las fuerzas físicas y naturales, y dentro de ellas algunos aspectos especiales, con pleno éxito para sus propósitos. Lo que se investiga en una sociedad es lo que esa sociedad considera suficientemente importante. La importancia de un problema no tiene nada que ver con la verdad de sus posibles respuestas; depende de los valores predominantes. En los estilos culturalmente dependientes la imagen de la ciencia es la misma que en el hemisferio norte: todopoderosa, universalmente válida, esencialmente única. Para una exposición general de las implicaciones de la situación económica en nuestro desarrollo regional y nacional, en la cual tememos habernos extendido más de lo necesario, es prudente finalizar, señalando algunos objeti-
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vos específicos en el campo de la investigación científica. Los principales a lograr, tanto en lo inmediato como a mediano plazo, de conformidad a las líneas prioritarias de desarrollo que interesan al país, se encuentran: a) Las investigaciones en el campo de la salud humana; b) Las investigaciones agropecuarias y de la pesca; c) Las investigaciones fundamentales orientadas en las distintas ramas del saber industrial, en el transporte y las comunicaciones; d) La protección y mejoramiento del medio ambiente y aprovechamiento racional de los recursos naturales; e) La información científico-técnica; f) La cibernética y la computación electrónica; g) Organizar centros especializados de investigaciónproducción donde se logren conjugar los trabajos de laboratorio con la aplicación inmediata a la práctica industrial de los resultados logrados en la obtención de nuevos productos, equipos y tecnología; h) Cooperar en la formación de una base nacional de proyección industrial, instrumentando el uso obligatorio de los documentos de patentes y licencias, que nos permitan adecuar en forma más ventajosa, nuestras inversiones; i) Hacer los estudios necesarios para introducir medios mecánicos y automáticos para la colaboración y la divulgación de la información científico técnica. Para que la ciencia y la técnica respondan a las demandas que exige el desarrollo socioeconómico es necesario fortalecer e incrementar progresivamente sus bases materiales y el desarrollo dedicado a las tareas de investigacióndesarrollo. El fortalecimiento del potencial humano exige el aumento, el número y calidad de los trabajadores de la ciencia. Por tanto, es necesario formar más cuadros especializados y con más alto nivel en las distintas ramas y disciplinas, utilizando para ello las vías de posgrado, todo lo cual redundará en incremento de la efectividad del trabajo científico y en el acortamiento de los plazos de inicio de actividades de investigación y la aplicación de los resultados obtenidos. Como puede advertirse, la situación económica actual tiene profundas implicaciones en el desarrollo regional y nacional. Los invito a enfrentarlos a ellas utilizando el programa nacional planteado ligeramente, para comenzar ¡con patriotismo creador!
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2017 Vol. XXII, No. 1 (ene-jun), pp. 33-49
EDUCACIÓN Y CONOCIMIENTO CIENTÍFICO PARA SUPERAR LA CRISIS Y DESPEGAR DEL SUBDESARROLLO Luis Fuenmayor Toro1 UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (UCV) Fecha de recepción: 29-01-17
Fecha de aceptación: 09-06-17
Resumen: La educación y el conocimiento científico y tecnológico son vitales para la existencia plena de los estados nacionales y el desarrollo de los países atrasados. De ellas se deriva la capacidad de producir bienes y servicios cada vez más complejos, así como de generar nuevos conocimientos. Las crisis son momentos para asumir conductas novedosas, que en épocas de bonanza se relegan para luego. Por tanto, no establecemos diferencias en las políticas estatales en estas áreas entre épocas de crisis, como la venezolana actual, y épocas de bonanza. La educación es un proceso formal de formación, social y familiarmente diseñado, para tener personas útiles en lograr su crecimiento personal y el progreso nacional. La ausencia de compromiso con el país de nuestras élites llevó al diseño de una educación mediocre y una ciencia y tecnología agonizantes. El cambio de los actores y del discurso en 1999 no condujo a superar esa mediocridad, sino que la profundizó. Formar maestros y profesores expertos en sus campos de enseñanza y en número suficiente es tarea prioritaria, junto con el diseño de contenidos programáticos que privilegien la adquisición de hábitos de lectura y estudio, de salud y de convivencia; el conocimiento del castellano y la matemática, de las ciencias naturales y del país, lo que implica la existencia de salas de informática y bibliotecas en todos los niveles educativos. Otra tarea es la formación de investigadores, incluidos los de ciencias básicas, así como de ingenieros en todas las disciplinas. Además, se debe atender a la infraestructura docente y de investigación, remunerar adecuadamente al personal académico y financiar la ciencia y la tecnología. No escatimar esfuerzos ni recursos en estos aspectos, pues son primordiales para garantizar el despegue del subdesarrollo. Palabras clave: Educación, Ciencia y Tecnología, Desarrollo, Dependencia, Adoctrinamiento, Aprendizaje.
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Médico Cirujano, Universidad Central de Venezuela. Ph. D., Universidad de Cambridge, Inglaterra. Profesor Titular, Universidad Central de Venezuela. Exrector de la Universidad Central de Venezuela. Exdirector de la Oficina de Planificación del Sector Universitario. Correo electrónico: lft3003@yahoo.com.
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EDUCATION AND SCIENCE TO OVERCOME THE CRISIS AND TAKE OFF OF UNDERDEVELOPMENT Abstract: Education and scientific and technological knowledge are vital to the full existence of Nation States and the development of the backward countries. Of them derives the ability to produce goods and services increasingly complex, as well as generate new knowledge. Crises are times to assume new behaviors, which in good times are relegated then. Therefore, we do not establish differences in government policies in these areas between the times of crisis, such as the current Venezuelan, and good times. Education is a process of formal training, social and family designed to be useful people to achieve personal growth and national progress. The absence of commitment to the country of our elites led to the design of dying a mediocre education and a science and technology. The change of actors and speech in 1999 did not lead to overcome the mediocrity, they deepened it. Form teachers and experts in their fields of teaching and sufficient teachers is a priority task, together with the design of programmatic content that prioritize the acquisition of habits of reading and study, of health and of coexistence; knowledge of Spanish and mathematics, natural sciences and of the country, which implies the existence of computer rooms and libraries at all educational levels. Another task is to train researchers, including basic science, as well as engineers in all disciplines. You must also attend research and teaching infrastructure, adequately remunerated to the academic staff and finance science and technology. Spare no efforts and resources in these aspects, since they are essential to ensure the take-off of underdevelopment. Keywords: Education, Science and Technology, Development, Dependency, Indoctrination, Learning.
INTRODUCCIÓN
El diseño de un país y la construcción de una nación requieren de la educación formal como instrumento de preparación y formación de los ciudadanos, no sólo para su convivencia diaria ni las diferentes coyunturas que puedan aparecer, sino para los retos a largo plazo que significan alcanzar el desarrollo. Obreros calificados, técnicos medios y superiores, profesionales generales y especialistas e investigadores científicos, son vitales en esta tarea y su formación y preparación depende de la educación. La educación crea la conciencia individual y colectiva requerida por la nación y los valores precisos, para el despliegue de una conducta en consonancia con el crecimiento y desarrollo social, que en la vida contemporánea implica un equilibrio entre las apetencias y necesidades del individuo y la cohesión y fortaleza de la sociedad. El proceso educativo está en relación íntima con el progreso de las ciencias y la tecnología, no sólo en lo inherente al estudio de la educación en sí misma, sino en la instrumentalización del conocimiento para proveer de bienes y servicios a los individuos y a la sociedad toda e impulsar su constante crecimiento y desarrollo. Es imprescindible diferenciar entre el conocimiento científico, etapa humana superior de construcción del saber, y los llamados saberes populares y ancestrales, que si bien son muy importantes en la cultura de los pueblos y sirven al crecimiento científico, son muy primitivos y limitados en su utilidad tanto
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para los individuos como para enfrentar los retos sociales contemporáneos. Otra distorsión conceptual a corregir es la que considera que toda creación humana es científica, lo que lleva a concluir falsamente que todo creador es un investigador. Un pintor, un novelista, un artesano, un compositor musical, sin importar su grandeza individual, es un artista y no un investigador científico. EDUCAR ES ADOCTRINAR
Educar es siempre adoctrinar (Fuenmayor, 2006a), pues intenta modelar un tipo de ciudadano particular, que sirva a los intereses del país y de la sociedad que se quieren construir y que esté al servicio del desarrollo individual personal y del de la sociedad que lo ha formado para ello. Se forman médicos, por ejemplo, para la realización plena de quienes tengan las aptitudes para ello, pero además para cumplir con el mantenimiento de la salud de la población, de manera que esté en óptimas condiciones para su realización individual y para trabajar y producir lo que el país necesita para su existencia. Pero este profesional, como el resto de los habitantes del país, no ha sido preparado en la misma forma a lo largo de la historia, ni tampoco lo es hoy entre los distintos países del mundo pese a sus parecidos. Se le educa para actuar en una sociedad en particular y no en cualquier sociedad, aunque su conocimiento técnico y sus destrezas deban ser similares. Los aspectos técnicos, que son consubstanciales de cada profesión u oficio, no varían independientemente de las diferencias históricas, geográficas, culturales y de intereses entre los distintos países de la comunidad internacional. Esto es necesario entenderlo para no cometer el grave error de alterar lo propio de cada disciplina, para tratar de ajustarla al proyecto político o ideológico que se tenga. El médico, el físico, el arquitecto, el abogado, el electricista, el plomero, el carpintero, son primero profesionales y técnicos en las ramas que les son propias, capaces de desempeñar sus diversas profesiones y oficios en cualquier sociedad, pero dotados además de aquellas otras características que cada sociedad determine o considere útiles para su mejor funcionamiento y desempeño. Luce por lo tanto absurdo cuestionar la utilización de las escuelas, liceos y universidades, para el adoctrinamiento de la población. Ésta es la función social de la escuela, es lo que ha hecho siempre. Es lo que hacen los padres cuando le enseñan al niño que Dios existe o que no existe, cuando lo hacen rezar y cuando no lo hacen, cuando le inculcan los hábitos de aseo, cuando lo visten de una manera u otra, cuando escuchan música, cuando lo alimentan con determinadas comidas, cuando crean sus gustos, sus hábitos, sus tendencias y sus necesidades. Desde la enseñanza casi automática del lenguaje, que dota a los seres humanos del instrumento para pensar, abstraerse, razonar y
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comunicarse, se está formando la conciencia del adulto futuro, pues este instrumento lleva incorporado los valores culturales y sociales de centurias. Sin embargo, una cosa es que la sociedad toda participe en el diseño de su futuro, por lo que dentro del mayor consenso posible acuerda el tipo de educación a impartir a sus ciudadanos, y otra, muy distinta, es que una claque gobernante se adueñe de este derecho de la sociedad toda, para adoctrinar en función de sus intereses grupales dejando de lado los grandes intereses nacionales. Y esto es lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en Venezuela como demostraremos más adelante. LA EDUCACIÓN AL SERVICIO DE LA DEPENDENCIA
La política de la élite dominante de Venezuela en la mal bautizada como cuarta república, por lo menos en sus últimas tres décadas, fue la de construir un sistema educativo acorde con su proyecto de país capitalista subdesarrollado, dependiente, globalmente integrado (Fuenmayor, 1997), que requería desdibujar y diluir lo nacional hasta hacerlo desaparecer o convertirlo en algo sin contenido ninguno, de manera de poder imponer con la menor resistencia posible los valores y proyectos del gran capital transnacional. De este modo, se facilitaría la explotación de nuestros recursos de materia prima, principalmente energéticos, dejando su transformación en bienes de mucho mayor valor agregado a la industria del mundo desarrollado. La constancia y eficiencia en el cumplimiento de estos objetivos antinacionales, como en muchos otros casos, no ha sido total, afortunadamente. Se pretendía una globalización que sepultara o distorsionara la cultura nacional en función de una supuesta cultura universal, reino de las hamburguesas y de la Coca-Cola, de la comida chatarra y de los “combos”; de las distorsiones del idioma (casual por informal, accesar por acceder, etc.), entre otros. Globalización que nos obliga a un comercio desigual, similar al impuesto por la España monárquica a su intercambio con sus territorios de ultramar. Comercio que hoy cambia petróleo barato por plásticos costosos, bananas por computadoras, hierro y aluminio por aviones y automóviles, cacao por chocolate, productos agrícolas por electrodomésticos, manteniéndonos pobres e ignorantes y en estado permanente de simples exportadores de materias primas, al margen del desarrollo productivo de los países desarrollados. Intercambio desigual que además sirve para mantenernos perpetuamente en el subdesarrollo y el atraso, relegados a ser simples operadores de máquinas y equipos, que estamos muy lejos de comprender y menos aún de fabricar, ni siquiera de reparar; gente entrenada, que no educada, en ciertas habilidades y destrezas (Fuenmayor, 1986), para el uso limitado de la tecnología, sin capacidad para pensar ni producir conocimientos. Esta condición de dependencia se gesta, a partir de la acción de un sistema educativo contrario al
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logro de los objetivos de desarrollo y de bienestar de nuestra nación; una educación al servicio de los intereses de quienes nos dominan y nos explotan. Globalización que lleva a nuestra PDVSA a comprar en el exterior toda la ingeniería de consulta que necesita, así como la ciencia y tecnología que consume (Arcaya, 1993), en lugar de alimentar el desarrollo venezolano de la investigación científico tecnológica, financiar la formación de los técnicos, profesionales e investigadores, que requiere para sus actividades y para dar el salto de transformar el petróleo en productos de mucho mayor valor agregado; situación que sería el inicio del crecimiento industrial del país y el abastecimiento de la población venezolana de todos los bienes y servicios que requiere, comenzando por los alimentos y la educación y la salud, de manera de alcanzar a tener una nación independiente y soberana, capaz de establecer internacionalmente relaciones de iguales. LA MEDIOCRIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN VENEZOLANA
Si hubo algo altamente nocivo durante la llamada democracia puntofijista fue el crimen perpetrado contra la educación de niños y adolescentes (Fuenmayor, 2006), el cual fue diseñado de acuerdo con los intereses del capitalismo dependiente, desarrollista o neoliberal globalizador, y en perjuicio de la nación venezolana. El objetivo: maestros y estudiantes sin conocimientos útiles, más allá de lo necesario para manejar ciertos instrumentos y comprender órdenes; sin valores culturales ni tradiciones arraigadas, que puedan convertirlos en impedimento para asumir la transnacionalización cultural; sin ninguna compenetración con su historia ni geografía, completamente permeables a la penetración extranjera en todos los órdenes de la vida diaria, principalmente del american way of life, y sin capacidad de abstracción importante, al desconocer los lenguajes materno y matemático indispensables. Este delito se consuma, entre otros mecanismos, a través de cambios paulatinos en los métodos de enseñanza, presentados y defendidos como los más convenientes y actuales para el desarrollo de un aprendizaje participativo, en el que el educando, llamado “participante” en el nuevo “paradigma”, se daba sus propias respuestas, a través de la “investigación” realizada alrededor de las tareas y temas asignados por sus docentes, quienes a su vez dejaron de ser los conocedores excelentes de las áreas a enseñar, para convertirse en lo que con pompas y platillos se llamó “facilitadores” del aprendizaje. Un discurso engañoso que en realidad significaba transformar al maestro, al educador, en simple lector en voz alta de fragmentos de libros y de otros materiales también fragmentados; compulsivos ordenadores de tareas y asignadores de temas de investigación, cuyas elaboraciones y contenidos no estaban ni están en capacidad de valorar adecuadamente, al no haberse preparado para ello. Se extiende consecuentemente la ignorancia como el factor
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común de la enseñanza en el país, lo que se agrava al sumarse a un desinterés y desmotivación total de los docentes, mal pagados, sin vivienda, sin cargos fijos y con condiciones deleznables de trabajo. Con el cuento de la necesidad de una educación participativa, en la que el educando sea el protagonista, se terminó acabando con la educación. Al mismo tiempo, se producen cambios importantes en los contenidos de los programas de estudios, que hacen, entre otras cosas, desaparecer la historia de Venezuela de los mismos, limitándola a simples fechas patrias y alguna que otra biografía, con lo que se perdió cualquier identificación posible de los estudiantes con nuestros libertadores y su gesta libertaria y, por tanto, con la formación de la república. Ni que hablar de la ignorancia sobre la gesta emancipadora del resto de la América hispana y de la participación venezolana en la misma. Así mismo, se elimina la Geografía como asignatura, para convertirse en ciencias de la tierra, lo cual hace desaparecer a Venezuela como nación a lo interno y en sus relaciones con sus vecinos y el mundo. Nuestros estudiantes no conocen su país, ni sus ríos, ni sus cadenas montañosas y sus picos, ni sus bosques y selvas, ni sus islas y sus llanos; no se saben el nombre de los estados, ni las capitales de los mismos, ni mucho menos sus límites geográficos. Pero tampoco dominan el castellano ni las operaciones matemáticas fundamentales. Entre las pocas cosas en que han sido exitosos nuestros gobiernos está la instrumentación y sostenimiento de un sistema escolar que mantenga en la ignorancia a los venezolanos, lo cual, sumado a la pobreza material, muchas veces extrema, los haga fácilmente manipulable por políticos y gobernantes. Se instrumenta una “flexibilización” del sistema de evaluación del aprendizaje, mediante la eliminación de los exámenes en los primeros niveles de estudio y su reducción numérica y cualitativa en el resto de los mismos. No se quiere evaluar el impacto de las políticas desastrosas instrumentadas. Este proyecto educativo anti-nacional se completa con a la exoneración de aquellas asignaturas, no cursadas por no haber sido dictadas en los centros educativos, principalmente en las áreas de ciencias básicas, sociales y lenguaje, en las que existía un déficit cercano a los 2 mil profesores para 2013, según una estimación oficial de carácter preliminar, que no tomó en cuenta la existencia de casi 100 mil docentes con doble cargo en el sistema educativo (Pineda, 2015), por lo que el déficit debe ser muchísimo mayor. Con anterioridad se podía saber cuál estudiante había sido exonerado y en cual disciplina, lo que facilitaba su atención posterior en previsión de seguras dificultades posteriores; actualmente es imposible saberlo, pues la asignatura exonerada es calificada con el promedio aritmético de las calificaciones del resto de las asignaturas (Pineda 2015), lo que esconde perversamente una realidad conocida por todos. Como se ve, la llamada revolución no ha cambiado la situación de deterioro encontrada, la ha profundizado incorporando sus deformaciones ideológicas dentro de los
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programas de estudio y de sus políticas. Ha hecho lo mismo que en otros sectores: perfeccionar el deterioro, completar el desastre. La última reforma curricular a instrumentarse este año está diseñada para terminar de castrar intelectualmente a los venezolanos. Imprecisa en los conocimientos y las habilidades y destrezas que los educandos deben desarrollar, de enfoque superficial, desarticulada e incoherente y sin criterios de evaluación más allá de anatemizar el enfoque numérico de la evaluación (UCAB, 2016). En el caso de las ciencias naturales, pretende eliminar la esencia de cada una de ellas y reducir a un único docente, una suerte de súper profesor inexistente actualmente, su dictado; se separa la matemática de este grupo de disciplinas, algo completamente inaudito; no se especifican los temas ni los contenidos matemáticos de cada nivel del bachillerato y se presenta este conocimiento como algo general y superficial, sin mayor importancia desde el punto de vista de su utilidad (UCAB, 2016). Ni qué hablar de la distorsión retorcida de la historia y el culto a la personalidad del expresidente Chávez. Para coronar este esfuerzo de destrucción educativa, el gobierno socialista del siglo XXI incorpora a los estudiantes en las universidades según sus grados de miseria, como si la pobreza constituyera en sí misma una credencial académica. Por lo menos un 45 por ciento del índice académico necesario para el ingreso proviene de consideraciones no académicas, como son la extracción socioeconómica (30%) y la procedencia regional (15%) de los aspirantes (CNU, 2015), lo que da una ventaja muy grande a los jóvenes de estratos pobres independientemente de sus calificaciones, pues de entrada ya tienen la mitad de lo necesario para ingresar, aunque después esta forma de selección influya en su deserción (El Nacional, 2015). Adicionalmente, al dejar sin ese 50 por ciento del índice a aspirantes de estratos medios, medio alto y alto, es claro que se les impide el ingreso a las instituciones educativas superiores aunque tengan incluso las máximas calificaciones. Se busca desincentivar el logro académico, supuestamente por ser “un valor de origen burgués utilizado en contra del pueblo desposeído”. ¿Para qué entonces hay que tener buenas notas en los estudios secundarios, se preguntan los jóvenes estudiantes perjudicados con estas medidas? Esta ha sido una queja permanente de los afectados negativamente por este exabrupto en los dos últimos años, quienes han abarrotado las oficinas de distintas dependencias del Ministerio de Educación Universitaria, en búsqueda de una solución justa a sus aspiraciones, y que ha obligado a la burocracia ministerial a la instrumentación de soluciones particulares de emergencia, para los jóvenes con promedios de calificaciones de 18, 19 y 20 puntos. La educación primaria y secundaria venezolana se han convertido en el paraíso del facilismo, lo que es contrario y antagónico con la educación en sí misma y con los intereses de los educandos y del país. A esta aberrante
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situación se une la exclusión educativa en todos los niveles, lo que nos deja una masa de venezolanos totalmente al margen de la cultura y la civilización actuales. Este deterioro educativo afecta negativamente el desempeño posterior de estos venezolanos, bien en el campo laboral, donde se incorporan al comercio informal o trabajan como mano de obra no calificada y reciben un salario mínimo como remuneración, o en sus estudios superiores, donde la mala preparación de contingentes numerosos de estudiantes, provenientes tanto de liceos oficiales como privados, presiona socialmente en forma importante sobre la calidad y complejidad de la enseñanza universitaria, la cual retrocede y reduce sus exigencias so pena de que el fracaso estudiantil sea casi total. A esta dramática situación se unen las severas distorsiones ideológicas actuales, que pretenden pagar deudas sociales con grados universitarios. Se debe resaltar que el deterioro educativo ha sido general y no particular de la educación oficial (Fuenmayor y Vidal, 2001), independientemente que la exclusión educativa de la educación superior afecte más a los alumnos provenientes de planteles oficiales, pero no lo hace por estar ellos peor preparados sino por pertenecer a los sectores pobres de la población (Fuenmayor y Vidal, 2000, 2001; Fuenmayor, 2002). Desde hace unos 10 años, los programas universitarios y educativos en general abiertos por el Gobierno, así como el nuevo sistema de asignaciones que realiza, de los que se hace tanto alarde, no garantizan la inclusión, al no ser utilizados por los aspirantes (Ancidey, 2016) o ser abandonados prontamente por los demandantes aceptados, quienes rápida y sabiamente se dan cuenta del fraude educativo que significan para ellos y sus familias, bien por su mala calidad o por asignaciones de plazas que no se corresponden con sus aptitudes o por falta de preparación de los mismos (Fuenmayor, Marín, Silvera y Jaimes, 2009; UCV, 2010; El Nacional, 2015; Luengo, 2017). A lo anterior se añaden los retiros por abandono del país en búsqueda de mejores opciones (Hernández, 2016). Otra distorsión perversa, ya instalada en las universidades y en los programas de reciente creación, pero que se venía engendrando desde hacía varias décadas, es la que en función de formar un profesional comprometido socialmente con su nación y con sus habitantes menos afortunados, descuida su formación específica como profesional. Se trata de médicos, abogados o ingenieros, que supuestamente conocen de sociología, antropología, historia, lucha de clases, economía y filosofía, además de ser solidarios y estar identificados con su entorno social, pero que no tienen los conocimientos ni las prácticas de sus respectivas disciplinas, por lo que no pueden insertarse en sus campos respectivos de trabajo y, si lo hacen, significa un engaño o fraude, muy peligroso para la sociedad que requiere de sus servicios. Un ejemplo aleccionador lo constituye el Programa de Formación de Medicina Integral Comunitaria (Zayas, Laricott, Hidalgo y González, 2011).
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De hecho, la incorporación de los profesionales en puestos de trabajo correspondientes con su formación deja mucho que desear. A pesar de la ausencia de estadísticas oficiales al respecto, lo que constituye parte de la política actual del Gobierno Nacional no sólo en el área educativa, los expertos consultados del CENDES de la UCV y de la UCAB coinciden en señalar la existencia entre los desempleados de elevadas cifras de profesionales universitarios, así como la presencia de una elevada proporción de los mismos dedicados a la economía informal, afirmaciones en las que coinciden dirigentes gremiales laborales (Rodríguez, 2014). Se ha roto el vínculo “egreso de la universidad-ingreso al sector laboral, pero no por responsabilidad de las instituciones universitarias sino por la paralización económica de años existente (Rodríguez, 2014). UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA LA CRISIS Y PARA LA VENEZUELA FUTURA
No creo necesario tener que explicar la gravedad de lo señalado en relación con la preparación y formación de los profesionales del país, ni tampoco tener que referirme a sus efectos dramáticos sobre el funcionamiento de la sociedad venezolana y sus posibilidades de desarrollo. Esta práctica nada gallarda de la enseñanza, defendida aún hoy por algunos “iluminados”, dio origen a las escuelas y liceos donde nuestros hijos y nietos, no sólo pierden miserablemente el tiempo, sino se deforman y deterioran conceptual y conductualmente, mientras sus maestros y profesores prácticamente vegetan en un callejón sin salida, sin mayor preocupación que la de recibir puntualmente sus bajas remuneraciones, ni otra motivación que la de anhelar la finalización de la jornada diaria de trabajo, llegar rápido al fin de semana y esperar por el inicio de los distintos períodos vacacionales. La escuela, mientras tanto, se convierte en sitio de entrenamiento para la delincuencia (Matamoros, 2016). Entender la necesidad de hacer de la educación la palanca para alcanzar el desarrollo de Venezuela es vital en el empeño de construir ese otro país, con gente de nuevos y más elevados valores y de sólida preparación para la vida. Esta necesidad, sin embargo, no ha sido comprendida en su esencia por la mayoría de los funcionarios involucrados en la toma de decisiones gubernamentales sobre la materia. O peor. Sí es comprendida y le es negada a la población venezolana por sus élites políticas y económicas, incluida la del socialismo del siglo XXI, que no están interesadas en tener una población calificada. No se quiere construir una sociedad de gente ilustrada ni mejor preparada, con ciudadanos a la altura de los retos y compromisos que llevarían al país a saltar del subdesarrollo, lo que requiere un trabajo arduo y persistente de preparación y estudio. La reducción de recursos lo último que debe afectar es a la educación.
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De la coyuntura actual podremos salir, pero sólo formando y preparando a nuestra población y produciendo el conocimiento requerido dejaremos de cíclicamente repetirla. El facilismo debe ser erradicado del sistema educativo del país, para dirigirnos hacia una docencia de trabajo intenso de calidad y estudio riguroso, que demanda una gran voluntad en educadores y educandos. Con contenidos programáticos adaptados al estado del conocimiento en el mundo contemporáneo de hoy, con maestros y profesores conocedores a fondo de los mismos, única manera de ser auténticos guías de los estudiantes y de ayudarlos en la comprensión de los aspectos más complejos, además de motivarlos para ir más allá del límite de los programas, cuando ello sea recomendable. Aulas, laboratorios y bibliotecas con todo lo necesario para funcionar bien, y acceso a Internet en cada uno de los niveles educativos (Fuenmayor, 2006). Colocar especial cuidado en la enseñanza de los lenguajes: el materno, primero, y luego el matemático, pues son los instrumentos que permitirán al estudiante la capacidad de abstracción suficiente para comprender los fenómenos y situaciones estudiadas, además de comunicarse con el resto del sector académico y del mundo. El dominio del castellano como lenguaje materno natural y de la matemática debe, por lo tanto, constituir el eje de la enseñanza básica (Fuenmayor, 2006). Desarrollar el hábito de lectura es entonces fundamental para el proceso educativo y para la vida, por lo que deberá enfatizarse en la creación y funcionamiento de las bibliotecas escolares, para iniciar esta labor desde el mismo momento de la incorporación escolar del niño. Pero estos objetivos requieren que los maestros sepan hablar, leer y escribir correctamente, tener dominio de la matemática, así como ser lectores permanentes y estudiosos de las distintas disciplinas que les corresponde manejar, situación hoy inexistente y difícil de ser alcanzada, pero obligatorio realizar para poder llevar adelante el rescate necesario de la academia. De lo anterior se deriva que la formación de los maestros y profesores es tarea fundamental y prioritaria del país, por lo que la acción universitaria en las disciplinas educativas es urgente e insubstituible. Se trata de una acción formativa que debe realizarse con gran calidad, sin hacerle concesiones a prejuicios e ideologizaciones absurdas, los cuales deben ser dejados de lado, así como todos esos cuentos de caminos de los nuevos paradigmas educativos, que sólo tienen como objetivo hacer del facilismo la norma de desempeño de profesores y estudiantes. Una buena remuneración base de los docentes es vital en la obtención de estos objetivos, a lo que habría que agregar recompensas económicas por desempeño, con un sistema que no se prostituya. La pobreza, la miseria, la exclusión social y educativa, las enfermedades, no generan capacidades especiales de aprendizaje, ni méritos académicos de ningún tipo, por lo que es absurdo y perverso liberar a sus afectados del cumplimiento de requisitos académicos y de estudio, como forma de cancelar esas llamadas deudas sociales. No se puede pagar una deuda social. Al
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desnutrido de niño no se le compensan sus taras intelectuales dándole el doble o triple de alimento en su edad adulta. Al venezolano excluido de la educación universitaria cuando joven, no se le cancela esa deuda dándole un grado universitario a los 60 años, independientemente de lo importante que sea para el afectado. Si se desea compensar a quienes fueron excluidos en el pasado, por los daños sufridos, sería preferible indemnizarlos económicamente que caer en esta suerte de distorsión, que no favorece a nadie. Debemos cumplir los preceptos constitucionales de calidad, integralidad, equidad y obligatoriedad educativa (Asamblea Nacional Constituyente, 1999). La educación obligatoriamente tiene que ser de calidad, categoría que domina el mundo actual y que en absoluto es una delicadeza de carácter burgués, como quieren hacer ver quienes hoy propician su abandono por consideraciones ideológicas falaces. Estos realmente están al servicio de nuestros explotadores de siempre y de la dependencia continuada. La incorporación de los valores nacionales, así como de los conocimientos requeridos para el pleno desempeño del individuo en la sociedad y para el beneficio de ésta, son los objetivos fundamentales de una educación en todos sus niveles formales. Educación de calidad con equidad y pertinencia social sería la triada de requisitos de la educación del futuro. Alcanzar esta meta sí tendría un carácter revolucionario, pues significaría un cambio radical de lo que se ha hecho hasta ahora. En la crisis y en el largo plazo la educación es prioritaria en la asignación de recursos. Contra ello conspiran, en el más alto nivel educativo, la existencia de instituciones mediocres, con autoridades sin credenciales académicas, con doctorados de última hora, de dudosa procedencia y cuestionable calidad, cuando no totalmente fraudulentos. Universidades donde el facilismo ha vencido a la academia, con una burocracia administrativa castradora, de profesores que envejecen pidiendo mejores sueldos sin preocuparse de prepararse y trabajar, de estudiantes tarifados o totalmente al margen de la vida universitaria, pendientes de un pergamino de grado sin ningún tipo de respaldo en conocimientos o conductas adquiridas. Universidad que se abandonó a sí misma y que ha sido abandonada también por el gobierno, sin las condiciones morales y académicas para defenderse de sus enemigos internos y del acoso gubernamental. El presente nos muestra un futuro muy comprometido de las universidades venezolanas y de la educación en general, que se extiende necesariamente al país. La universidad empeñada en ser “autónoma”, sin tratar de ser antes una real universidad, que tenga en la producción de conocimientos el eje de sus actividades académicas. El gobierno presionando por hacerla “democrática”, sin tampoco interesarse porque sea primero universidad, entre otras cosas por no tener claro lo que ésta significa y la inaplicabilidad de la democracia política en
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las instituciones basadas en el conocimiento. Ambos con sus distorsiones conceptuales de autonomía y democracia (Fuenmayor, 2008), en una lucha simple por el control de la sociedad y de la universidad, que terminará por destruir al país por el cual supuestamente trabajan. Las sociedades contemporáneas requieren para su formación de la existencia de la escuela formal, con su actividad diaria, planificada y permanente durante la infancia y la adolescencia de los futuros ciudadanos. Trabajo que complementa la universidad en el campo profesional y en el de la generación de conocimientos. Pero es también la acción de la familia, desde que el niño está en el útero, contribuyente principal en esta tarea. Si se quiere superar la crisis venezolana actual y asumir un proceso de desarrollo cualitativamente diferente al llevado adelante en los últimos 70 años, es necesario el inicio inmediato de los cambios señalados; proceso largo, que puede llevar décadas, pero imprescindible si queremos seguir existiendo como nación. CRISIS E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA
Las consideraciones señaladas para la educación son también válidas para la investigación científica y tecnológica y la teorización. Son procesos muy vinculados que se incluyen mutuamente. La formación de investigadores es parte de la labor docente de las universidades y de los institutos científicos nacionales. Pero esta preparación no se da ajena al proceso de producción de conocimientos, lo que al final significa que se aprende a investigar, investigando. Nada extraño, así ocurre en todas las disciplinas. La primera tarea a realizar radica en corregir las prácticas de quienes erróneamente establecen una igualdad entre los saberes populares y ancestrales y el conocimiento científico. Aquéllos pueden estimular la producción de éste y, en algunos casos, servir para aplicar soluciones concretas de muy bajo costo y fácil instrumentación a diversos problemas, pero no pueden suplantar al conocimiento producto de la investigación avanzada. Una segunda tarea corregiría el concepto de pertinencia aplicado a la producción de conocimientos, que pretende imponer que conocer puede ser impertinente en algunos casos. No hay conocimiento impertinente; la impertinencia reside en su no utilización en función de los intereses de toda la sociedad o en su uso para dominar y oprimir, en vez de independizar y liberar. Impertinentes son quienes mal utilizan el conocimiento científico o quienes no lo utilizan para el bien social e individual, lo que no depende del conocimiento sino de la utilización que de él se haga. Hay que deslastrar la legislación vigente de esta deformación conceptual y erradicar su influencia en las prácticas de ministerios, universidades, institutos, colegios universitarios y en varias otras instituciones.
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Ni en el pasado capitalista burgués, ni en el presente socialista proletario, para utilizar la terminología gubernamental, se ha hecho un esfuerzo para convertir al país en una sociedad del conocimiento. La empresa estatal petrolera sigue con su práctica de adquirir en el exterior toda la ciencia y tecnología que necesita, así como la ingeniería de consulta que requiere (Arcaya, 1993). No invierte en Venezuela, prefiere financiar estas actividades en los países desarrollados. No importa que PDVSA sea hoy roja rojita, ya que actúa en forma similar en este aspecto a la blanca blanquita del pasado. Estos últimos 18 años han significado un decremento en la formación de investigadores, por lo que en absoluto se construye alguna base sólida para el desarrollo. Requeriríamos de un audaz programa de becas para las mejores universidades del mundo y para aquellas del país, en capacidad de asumir ciertos programas de formación. No se ha producido ninguna creación importante de nuevos postgrados, nuevas unidades de investigación, nuevos laboratorios y nuevos institutos o centros científicos. Muy por el contrario, las estructuras existentes languidecen por la falta de recursos materiales, por la inseguridad que permite el robo y desmantelamiento impune de sus instalaciones y por el éxodo y falta de incorporación de nuevos académicos, dados los bajísimos sueldos, la ausencia total de condiciones de trabajo y la crisis de inflación, escasez e inseguridad personal existente en el país. La desidia en esta prioritaria materia es ocultada detrás del falso discurso de la inexistencia de recursos debido a la caída de los precios petroleros. Es importante señalar que, desde mucho antes, el gobierno había suspendido o reducido al extremo el otorgamiento de divisas para becarios en el exterior y en el país, para la adquisición de equipos y materiales necesarios para los laboratorios de investigación y para la realización de proyectos específicos. Un caso particular puede ilustrar ampliamente sobre la desidia gubernamental en esta materia, o sobre su decisión de asfixiar a los investigadores nacionales, sin importarle sus repercusiones académicas ni sociales. Desde hace 13 años, en plena bonanza de ingresos petroleros, el Postgrado Nacional de Parasitología, con sede en el Instituto de Medicina Tropical de la UCV, no recibe ningún recurso financiero del FONACIT, organismo gubernamental para el financiamiento de la investigación científica y tecnológica en el país. Nunca han tenido dinero para las becas de los estudiantes de postgrado, ni para el financiamiento de las investigaciones que allí se realizan (Noya y Fuenmayor, 2017), todas ellas en el campo de las enfermedades infectocontagiosas, hoy en permanente ascenso en Venezuela (Chagas, paludismo, leishmaniasis, chikungunya, zika, dengue, sarna, lepra, entre muchas otras), conocidas como enfermedades de la pobreza y supuestamente consideradas de atención prioritaria por el gobierno nacional. De esta forma respeta el gobierno sus propias prioridades.
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Pero el hostigamiento gubernamental ha ido mucho más allá, pues los consultorios médicos y los laboratorios clínicos y de investigación del Instituto de Medicina Tropical sufrieron 27 actos vandálicos en el año 2016 y ya lleva varios este 2017, con robo de equipos costosos, materiales y reactivos e información irreemplazable de los pacientes atendidos, además de la destrucción de sus instalaciones, por parte del colectivo “revolucionario” La Piedrita, amparado desde el Ministerio de Interior y Justicia, que ordena la liberación de sus miembros cuando son detenidos por la Policía Científica venezolana, luego de allanamientos efectuados en sus hogares donde se comprueba su culpabilidad en los hechos delictivos (Noya y Fuenmayor, 2017). De nada han servido las denuncias efectuadas ante los organismos competentes; es política de Estado la destrucción de este centro asistencial y de investigación tan importante y pertinente. Las carencias de materiales y suministros requeridos para las actividades de investigación son generalizadas en el país. Institutos, hoy en manos del gobierno, no son la excepción de esta lamentable situación. Hasta el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, de gran prestigio nacional e internacional, se ve en fuertes aprietos y ha visto descender su planta de investigadores, ante las restricciones de su financiamiento y el sueldo ridículo de los mismos, quienes no ganan ni siquiera para poder comprar la llamada canasta alimentaria. La situación de pobreza de los investigadores todos, personal con doctorado y años de experiencia, es espeluznante y pone en peligro la poca ciencia que aún algunos mantienen con financiamiento internacional. Quienes no gocen de proyectos aprobados por organismo extranjeros necesariamente han debido paralizar sus labores de investigación. El enfrentamiento de la situación existente, dada su gravedad e importancia para el país, no puede ser diferido bajo ningún concepto. El desarrollo científico tiene carácter prioritario, como lo tienen los sectores de la educación, la alimentación, los servicios básicos de salud, de agua potable, electricidad, aseo urbano y domiciliario, y la seguridad personal. Incluye tanto el enfrentamiento de la coyuntura, como los planes a mediano y largo plazo. Un programa ambicioso de formación de investigadores en su más elevado grado, en las disciplinas puntas del conocimiento universal y en las más importantes para el desarrollo nacional y bienestar de la población, así como de ingenieros en sus diversas disciplinas; financiamiento suficiente de las unidades de investigación existentes, de las que se puedan rescatar y de las que recibirán a los investigadores nuevos; subvención de los proyectos de investigación prioritarios, los de ciencias básicas entre ellos; formación del personal auxiliar y técnico necesario y rescate y creación de la nueva infraestructura de apoyo requerida. En 15 años deberíamos alcanzar la meta mínima de formar 20 mil investigadores científicos y tecnológicos, formados principalmente en centros de excelencia en el exterior y en las universidades venezolanas que tengan esta
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posibilidad conservada. Se trata de elevar el número de investigadores a una tasa de 1,5 investigadores/1.000 habitantes de la población económicamente activa (PEA), lo que significaría duplicar la tasa de 0,73 investigadores/1.000 habitantes PEA existente en el año 2007, calculada de los datos del Programa de Promoción del Investigador (PEI) por Marcano y Phélan (2009), y alcanzar a estar por encima de la recomendada por la UNESCO de 1 investigador/1.000 habitantes PEA, que nos colocaría con holgura a la cabeza de los países de América Latina y cerca de España. Significaría un esfuerzo de formar cerca de un mil trescientos investigadores por año, para un país que no estaría en sus mejores condiciones de ingresos económicos. En los últimos 18 años transcurridos, con un ingreso superior a los 1,3 12 billones de dólares (US$ 1,3 x 10 ), hubiera más que bastado para un programa de este tipo, sin haber tenido que reducir la ejecución de otros programas. Se habría podido enfrentar y resolver la habilitación de todos los barrios populares del país, con lo que sus habitantes se habrían convertido en verdaderos ciudadanos. Además, se habría podido eliminar el déficit crónico de viviendas en Venezuela y ajustar su producción a las necesidades del crecimiento poblacional. Esto sin mencionar las inversiones para desarrollar la industria petrolera y dejar de sólo vender combustible fósil. Nada de esto se hizo, por lo que hoy las necesidades por satisfacer son mayores que hace 18 años. Si no se entiende que el trabajo a realizar es difícil y largo, no alcanzaremos a dibujar ni una caricatura de lo necesitado por la nación venezolana. Describirlo en toda su crudeza y dimensión y contrastarlo contra las realidades financieras futuras es imprescindible, para poder acertar en la posibilidad real de ejecutar un proyecto de esta dimensión y no dejarnos llevar por quienes nunca se han planteado salir del subdesarrollo, ni por quienes viven amarrados ideológicamente al pasado soviético o, peor aún, al presente cubano. REFERENCIAS
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HACIA UNA UNIVERSIDAD VENEZOLANA POSRENTISTA Javier B. Seoane C1 UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (UCV) Y UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO (UCAB) Fecha de recepción: 05-07-17
Fecha de aceptación: 10-07-17
Resumen: El ensayo presenta un esbozo comprensivo de la universidad venezolana del último siglo y de la necesidad de su transformación. Para lograr este propósito, primero se hace un acercamiento a la comprensión histórica de la sociedad venezolana, así como de su universidad; seguidamente, se argumenta que dicho modelo universitario se agotó por razones tanto exógenas, derivadas de la globalización y su impacto en las relaciones laborales, así como endógenas debidas a la revolución informática y la propia evolución de los saberes. El trabajo concluye con una serie de propuestas para la discusión de la transformación universitaria. Palabras clave: Venezuela, Universidad, Rentismo, Transformación Universitaria
TOWARDS VENEZUELAN POSRENTIER UNIVERSITY Abstract: The essay presents a comprehensive outline of the Venezuelan university of the last century and the need for its transformation. To achieve this purpose, we first approach the historical understanding of Venezuelan society, as well as its university; It is argued that this university model is liquidated by both exogenous reasons derived from globalization and its impact on labor relations as well as endogenous because of the information revolution and the evolution of knowledge itself. The paper concludes with a series of proposals for the discussion of university transformation. Keywords: Venezuela, University, Rentism, University Transformation.
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Doctor en Ciencias Sociales (Universidad Central de Venezuela, 2009). Magister en Filosofía (Universidad Simón Bolívar, 1998). Sociólogo (Universidad Central de Venezuela, 1992). Profesor e Investigador Titular de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad Católica Andrés Bello. Investigador con más de cinco libros publicados y más de treinta artículos en revistas especializadas nacionales e internacionales (España, Brasil, Bolivia, México, Venezuela). Premio Nacional del Libro 2005 por “Actualidad de los valores” (co-autor). Investigador B del Programa de Estímulo al Investigador (PEI). Correo electrónico: jseoane@ucab.edu.ve y javier.seoane@ucv.ve.
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INTRODUCCIÓN
Venezuela ha sido demolida. No escuchamos las voces de nuestros prolijos estudiosos del pasado y del presente. Ensayistas y escritores de ficción han reflexionado, y dado que reflexionar, sobre el ser y las crisis del país. Desde los años treinta del siglo pasado Alberto Adriani, Salvador de la Plaza y Arturo Uslar Pietri, entre otros, alertaron sobre los peligros de la boyante economía petrolera para la productividad agropecuaria e industrial del país. A ellos se sumarían más tarde muchos otros, entre ellos Betancourt, Briceño-Iragorry, Picón Salas, Cabrujas, Rodolfo Quintero, Mommer, Maza Zavala, Carrera Damas, Mieres o Coronil Imber. Novelistas y cuentistas como Díaz Sánchez, Otero Silva o Meneses, igualmente, entre otros, elaboraron la novela y el cuento de la sociedad petrolera y sus riesgos. Nuestro presente demoledor, sumergido en una crisis sistémica ―económica, política, social y cultural―, fue anunciado con suficiente tiempo. La buena noticia en medio de este desplome generalizado es que quedan buenos materiales para la reconstrucción. Esperemos que, cual Ave Fénix, resurjamos de nuestras cenizas. En los años cuarenta, Uslar (1990) usó el concepto de nación fingida para aludir a un país con un nivel de vida muy por encima de su productividad escasa, un país con un creciente consumo de mercancías importadas y abaratadas por la sobrevaloración de la moneda nacional. Este lujo derivado de las rentas obtenidas por la explotación petrolera, bloqueó el desarrollo de un empresariado competitivo y productivo en los sectores primario y secundario de la economía. Mientras, el sector terciario adquirió un tamaño proporcionalmente semejante al de los países más desarrollados. En cierto modo, Uslar describió tempranamente, para Venezuela, muchos de los rasgos de aquello que después se denominaría “enfermedad holandesa”. Sobre esta economía fingida se levanta, cuenta Uslar, un Estado fingido, macrocefálico, extendiéndose por todos los espacios sociales del país. La sociedad toda deviene fingida en el sentido de que no está construida a partir de las necesidades y el trabajo. De acuerdo con lo que nos concierne en este ensayo, cabe preguntarse, ¿será también nuestra universidad una universidad fingida? Años después, Cabrujas (2009) concedió entrevistas, escribió teatro y artículos de opinión para la prensa nacional en los que trataba al país bajo metáforas como “campo minero” o “Estado del disimulo”. Con dichos tropos quería reflejar cierta identidad cultural, a su juicio, originada durante la colonia pero fortalecida por el rentismo petrolero, caracterizada, entre otros aspectos, por el aparentar la existencia de instituciones reguladas por una racionalidad formal-legal para ocultar formas carismáticas y tradicionales de dominación. Para Cabrujas, Venezuela es, cual campo minero, una sociedad del mientras tanto y mientras haya, no de instituciones y permanencia. Sobre esta base se ha levantado una modernidad disimulada. ¿Será nuestra universidad un disimulo de universidad?
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Tiempo después, Coronil (2013), inspirado por las metáforas cabrujianas, publicó un amplio estudio que articula análisis histórico, económico y sociopolítico, para dar cuenta del sobredimensionamiento del Estado venezolano. Caracteriza a este por la ostentación del monopolio de la propiedad de hidrocarburos y minas, y a la economía, por la precariedad de las relaciones capitalistas para el momento en que comenzamos a depender de las rentas cobradas por la vía impositiva a las concesionarias extranjeras. El estudio de Coronil desarrolla varios capítulos sobre el progresivo reforzamiento histórico del Estado frente a la sociedad hasta llegar a la estatización total de la industria petrolera y el hierro a partir de la nacionalización de 1976. Esboza cómo dicho Estado se presenta ante la sociedad cual “Estado mágico”, proveedor de magníficos bienes sin sustento en la acción de nuestros hombres y mujeres. ¿Será nuestra universidad una universidad mágica? Las preguntas que cierran cada uno de los tres párrafos precedentes anuncian lo pretendido en las próximas líneas, a saber, presentar un esbozo de comprensión de la universidad venezolana que se configura en el último siglo y su articulación con el país que se levanta a partir de la economía política del rentismo petrolero y minero, una comprensión de la universidad que sirva de orientación para pensar el horizonte de su posible renovación en aras de 2 contribuir con la construcción de una Venezuela posrentista , un país que se reconstruya a partir de sus propios esfuerzos productivos. Así, se quiere ofrecer un modesto aporte para el diálogo colectivo, uno que se quiere inteligente, de la universidad y del país por hacer. En esta dirección, primero se presentará un acercamiento a la comprensión histórica de la sociedad venezolana, así como de la universidad del rentismo del último siglo, con la finalidad de dar cuenta de un modelo que consideramos agotado; segundo, argumentaremos que el agotamiento de dicho modelo universitario obedece a razones tanto endógenas al sistema universitario y el país, su crisis histórica y sistémica actual, como a razones exógenas derivadas 2
El prefijo “pos” sin “t” quiere enfatizar que más que un cambio de tiempo en una continuidad histórica se trata de un cambio de espíritu, de mentalidad. En este sentido, lo empleamos de modo análogo a como algunos autores lo emplean para hablar de “posmodernismo” en lugar de “postmodernismo”, esto es, el postmodernismo no es una etapa nueva y posterior al modernismo, pues ello estaría ya entroncado dentro de la matriz epistémica de la modernidad, sino un cambio de tónica, de espíritu o mentalidad para la que la modernidad ya no tiene legitimidad y se ha tornado míticamente vacía. Empleamos “espíritu” en el sentido de mentalidad colectiva, próximo a la idea de “espíritu del capitalismo” de Max Weber y, antes, de espíritu objetivo o, mejor aún, espíritu objetivado en la tradición que va del idealismo alemán a la escuela histórica alemana y la hermenéutica de Wilhelm Dilthey. En Hegel, el espíritu objetivo se manifiesta como eticidad, significando ésta el conjunto de valores compartidos socialmente en una época determinada, al modo semejante de un ethos.
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de la planetarización de la economía capitalista y su impacto en las relaciones laborales, así como los que la revolución informática de las últimas décadas ha generado en los campos del saber. En relación con esta línea de argumentación, se terminará el trabajo con el esbozo de una serie de rutas que consideramos ineludibles para la discusión sobre la transfiguración universitaria que precisa el país emergente del siglo XXI. La idea de este ensayo es, entonces, una aproximación comprensiva de nuestra identidad y crisis universitaria con clara vocación práxica: la renovación de la universidad para la renovación del país. Es un ensayo que tildamos de urgente para contribuir con la superación de una situación nacional más urgente aún. PAÍS Y UNIVERSIDAD RENTISTAS
En 1978 escribe Augusto Mijares: Desde la época del gobierno español el licenciado Miguel José Sanz denunció la vanidosa inclinación de los venezolanos a lucir los cordones y las borlas y su menosprecio por el cultivo de los campos; y a mediados del siglo pasado Cecilio Acosta, entre otros, nos pintaba el peligro de crear un proletariado académico, a expensas del trabajo verdaderamente productivo hacia el cual debíamos encausar la vocación de nuestros jóvenes. (2000, p. 645).
El fetichismo del título universitario en el país pareciera, según esta sentencia, inveterado. De seguro ello no sea atributo exclusivo del carácter venezolano. Muy probablemente, el licenciado Sanz conocía de este mismo carácter en España y de cómo se extendió con la conquista a lo largo de toda hispanoamérica. Y es que la integración política de aquel reino, al resultar contemporánea con su expansión imperial por América y el resto del planeta, pronto desarrolló un gusto por el consumo poco amparado por su productividad interna. España se convirtió en un Estado rico al que le resultaba más fácil comprar lo requerido que producirlo, que hizo de parte de su historia siguiente una cruzada por la reconquista del catolicismo, que rechazó con ideas y armas la nueva lógica económica del capitalismo emergente y su ética calvinista de la expansión geométrica de la productividad. Su mundo político y social quedó anclado en el ancien régime, con una clase dominante obsesionada por títulos y no sólo los nobiliarios. Podría decirse que aquel reino vivió de sus rentas imperiales hasta que las perdió y su vida nacional se volvió trágica durante gran parte del siglo XX. Ello se manifestó en su acontecer cultural e impactó en su institución educativa. La universidad española mantuvo una vocación teológica y humanística, sin duda loable, mientras careció de una vocación práctica, económica y técnica. Y esa vocación y sin vocación se instalaron también en nuestra América durante la colonia. Venezuela no podía resultar ajena a ese carácter que en 1978, ya en sus últimos años de vida, preocupó tanto a Mijares.
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Empero, ha sido Venezuela un país con una historia muy particular en el concierto latinoamericano. Sus instituciones coloniales fueron relativamente tardías. Sólo en 1777 llegó a convertirse en Capitanía General. Hasta ese momento se había desarrollado como dos grupos de provincias, unas dependientes de la audiencia de Santa Fe (Maracaibo, Mérida y La Grita y Guayana) y otras de la de Santo Domingo (Caracas, Margarita, Cumaná y Trinidad) (Briceño-Iragorry, 1966, p. 19). Ya era, antes de ser Capitanía, y para decirlo con el decir de Pino Iturrieta, un “país” archipiélago. Creció en algunas de esas provincias una clase dominante criolla, terrateniente, mantuana, que hasta la llegada de la Compañía Guipuzcoana, medio siglo antes de constituirse la Capitanía, logró un crecimiento económico relativamente libre de mayores controles de la Metrópoli. Una clase, más bien una casta social, enriquecida y hasta cierto punto ilustrada, que vivió del contrabando de productos como café, cacao, añil o cueros con Holanda e Inglaterra, y que cuando sintió que sus intereses se perjudicaban con el control y monopolio comercial ejercido por el Imperio, no cesó en su lucha por la reconquista de su autonomía. Pero esa casta no contó en sus luchas con otros sectores sociales populares, bien esclavizados, bien expoliados de sus conucos, bien abandonados y despreciados. Todos esos sectores eran los olvidados de Venezuela. En todo caso, también para dicha casta, la titulación universitaria servía más para dar prestigio social que para certificar alguna capacidad profesional. Poco duró aquella institucionalización política de la colonia en Venezuela. Apenas tres décadas después comenzaba para el país archipiélago la guerra de independencia, civil e internacional, social y militar, acaso la más costosa y sangrienta del continente. Y una vez establecida la República desde 1830, después de los avatares de la Gran Colombia, pocos años duraría la paz. Tuvimos otra sangrienta y costosísima guerra civil, encarnizadamente social, la guerra federal. Y a partir de allí no cesaron los conflictos entre caudillos regionales. Venezuela, en el decir de Guzmán Blanco, era como un cuero seco que mientras se pisa por un lado se alza por el otro. El balance de nuestro acontecer decimonónico no puede calificarse de halagüeño. En lo económico fue una Venezuela muy pobre, con una economía fundada en haciendas que limitaban el crecimiento y desarrollo (Carrera Damas, 2006, p. 79), cultivadoras de productos que eran un lujo (café, cacao, añil) en tiempos de guerra, que daban pocos ingresos a la nación. Su incorporación al mercado mundial resultó, desde el inicio, precaria y dependiente. Socialmente era un país desarticulado, con severos problemas de salubridad, extendidamente analfabeto, incomunicado política y materialmente entre sus regiones (las antiguas provincias que integró la Capitanía General), cargado de resentimientos por siglos de explotación, esclavitud y todo tipo de expoliaciones. En lo político se mantenía desarticulado entre sus regiones, atizado por el caudillismo imperante, por un despotismo a veces ilustrado, a veces bárbaro. La educación universitaria era un lujo para el prestigio de los pocos beneficiados de un latifundio cuya propiedad cambiaba
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tras cada guerra intestina. No era, pues, una educación articulada con un proyecto nacional ni apuntada a desarrollo económico alguno. De esta manera ingresó Venezuela en la cronología del siglo XX, como un país socialmente sufrido, desarticulado, anómico, en el que alcanzar los cuarenta años resultaba casi una hazaña, donde la única institución social que daba cierta continuidad era la familia, básicamente la matricentrada. Históricamente, un país de paso mientras se saqueaban sus riquezas, bien las reales de Cubagua bien las imaginarias de Manoa. Con instituciones políticas precarias, sometidas a las arbitrariedades de los caudillos de turno. Fue este país el que se encontró de repente como exportador de un producto indispensable para el mundo industrializado de la última centuria: el petróleo. De un país marginal pasó abruptamente a uno estratégico para la economía mundial. Durante la primera mitad del siglo, gradualmente, la economía petrolera de enclave reemplazó a la economía agroexportadora original. El país carecía de una burguesía nacional con que emprender la explotación de sus riquezas naturales, ello amén de que las minas y los hidrocarburos fueron desde la colonia propiedad estatal. En tal sentido, la industria petrolera se inició con el capital extranjero bajo la modalidad de concesiones. Los crecientes ingresos fiscales obtenidos de los impuestos y regalías cobrados a estos concesionarios tornaron cada vez más dependiente la economía de la renta petrolera. Carrera Damas ofrece sintéticamente un cuadro de Venezuela hacia el final de la segunda guerra mundial: Una sociedad carente de estructuración como no fuese la elemental del despotismo y la subordinación: ejército, clero y casta política enseñoreados de una masa amorfa sin participación en los mecanismos de generación del poder. Una economía precaria, vulnerable hasta lo indecible. Y por otra parte la ineludible obligación de responder a un contexto internacional de modernidad que imponía requerimientos mínimos y que comprometía la acción reformadora en niveles superiores a los que podían respaldar las fuerzas sociales que propugnaban las reformas. (Carrera Damas, 2006, p. 177).
Y sin embargo, hay que decir que desde Cipriano Castro se gestó poco a poco la articulación de un Estado nacional moderno. Con el triunfo de Gómez en la batalla de Ciudad Bolívar en 1903 se acaba, en el decir de Manuel Caballero (2009), la Venezuela de a caballo, la de los caudillos decimonónicos. A partir de ahí Gómez recibió la encomienda de institucionalizar una fuerza armada nacional, cuestión que logró a lo largo de su vicepresidencia de Castro y bajo su autocrático mandato posterior de 27 años. Si uno de los rasgos del Estado moderno es el monopolio del uso de las armas mediante un ejército nacional y profesional (Weber), Castro y Gómez alcanzaron este cometido en su primera etapa, luego los gobiernos posteriores contribuyeron en su progresiva institucionalización. También la naciente industria petrolera favoreció esta
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articulación estatal nacional aportando cuantiosos recursos al fisco y exigiendo condiciones económicas modernizadas tales como relaciones salariales, centros sanitarios y escolares, infraestructura en materia vial y de comunicaciones. Por supuesto, la precariedad existente en las materias nombradas condicionará que el Estado venezolano se torne fuertemente dependiente del nuevo ingreso. Así, el convenio cambiario Tinoco de 1934 sobrevaloró el bolívar con relación al dólar y otras monedas que venían devaluándose por la gran recesión de la época. Con ello, el fisco obtuvo más dólares por menos bolívares para resolver las tareas de creación de infraestructura y modernizar los servicios sociales. A partir de allí el país mostró crecimiento y modernización económica por décadas ―aunque como bien apuntó Maza Zavala (2010), fue un crecimiento sin desarrollo. Con la renta petrolera Venezuela compró una modernización que hizo que en su entorno sudamericano pasara de ser un país miserable a otro boyante. Lo que hoy somos y tenemos se lo debemos en parte a esta fractura histórica abierta por la economía petrolera. Ahora bien, como señala Carrera Damas en la cita anterior, hasta ese momento nuestra sociedad y economía eran precarias. Por ello, el Estado, convertido en centro motor de modernización, se abocó a la creación de una economía moderna reforzando el mercado interno, promoviendo una sociedad civil adecuada al siglo XX, procurando institucionalizar una práctica política regulada bajo principios de legitimación racionales legal-formales (Weber, 1984) para solventar las disputas de poder y una política cultural orientada a la institucionalización y difusión de variables patrones (Parsons, 1976) modernas en el ámbito de lo público: universalidad, neutralidad, adquisición de méritos, especificidad en los roles. En pocas palabras, ante la ausencia o debilidad histórica de tejidos económicos, sociales y políticos modernos, de una clase social burguesa, el Estado se propuso gestar e impulsar un país modernizado y moderno. Desde la muerte de Gómez en diciembre de 1935 se pasará por distintas formulaciones de este proyecto de país: desde el plan trienal de López Contreras hasta el Gran Viraje del VIII Plan de la Nación de 1989, pasando, entre otros, por el Nuevo Ideal Nacional. Se invirtió en la creación y fortalecimiento de instituciones económicas, políticas y sociales modernas. En cuanto a la dimensión sociológica, Caballero lo explica bien al referirse a la crisis de credibilidad de los partidos políticos en la década de los noventa: En los últimos años han arreciado las críticas (a los partidos políticos) a su carácter pervasivo, al hecho de encontrarse instalado en todas y cada una de las células del tejido social; de que, desde el Presidente de la República hasta la directiva de «Los Criollitos», se elijan por colores políticos. Hay quienes piensan que eso se debe a una ley electoral que los favorece, al rechazar la uninominalidad e imponer la elección por listas cerradas. Pero es poco probable que un fenómeno social y no sólo político puede ser provocado por una simple ley: eso es volver a la ingenua confusión entre país legal y país real. La explicación tal vez resida en otra parte: al aparecer en la escena venezolana, los partidos políticos contemporáneos estaban
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actuando en terreno virgen. En efecto, en las sociedades de más larga historia política, los partidos no suelen encontrarse solos en el escenario social. (2009, p. 124).
Gremios, sindicatos, asociaciones civiles, fundaciones, movimientos sociales, iglesias, clubes, partidos políticos han sido en una medida considerable impulsados o fortalecidos con políticas estatales. La asociación nacional de empresarios ―FEDECAMARAS―, asociación que reúne al capital privado, organización patronal para defender y promover sus intereses, fue creada en el primer quinquenio de los años cuarenta, gracias al concurso definido del gobierno de Medina Angarita (Moncada, 1985). Los movimientos sindicales principales del país nacieron desde la década de los treinta bajo el paraguas de partidos como el Comunista, Acción Democrática, Unión Republicana Democrática o el COPEI. Luego, la dictadura militar crearía sus propios sindicatos desde el Estado. Durante este siglo, ese Estado ha creado fundaciones para atender todo tipo de necesidades sociales, desde las indígenas hasta las de las bellas artes, y han sido inmediatamente colonizadas en sus directivas y administración de fondos por funcionarios de los partidos. Hasta una asociación civil como la Hermandad Gallega, fue promovida por el Gobierno del Distrito Federal a comienzos de la década de los sesenta cuando se presentó uno de los tres grupos gallegos existentes para solicitar un financiamiento. De modo que en el país sobran los ejemplos más variopintos para ilustrar esta intervención directa de las políticas estatales en la creación de tejido social. Mas una sociedad no se decreta, una sociedad, en cuanto organización, sólo nace de la necesidad de organizarse, del impulso vital de constituirse asociadamente. Así, muchos de estos gremios, sindicatos, clubes, fundaciones, etc., han tenido breve duración ―la del gobierno de turno― o se han tornado en cascarones vacíos gobernados durante longos períodos de tiempo por unos mismos actores: vemos las mismas caras durante décadas en el gremio médico, en el de juristas, en las asociaciones de derechos humanos o de víctimas de algún suceso, aquí y allá, extendiendo la imagen de una sociedad fingida, del disimulo y creada por arte de magia. Incluso, muchas de estas organizaciones han sido un parapeto para capturar renta del Estado (Urbaneja, 2013). En este marco contextual hay que comprender la universidad venezolana del último siglo. Ha sido una institución que ha pasado de una estructura medieval a otra modernizada con la fuerza de la renta petrolera. La propia evolución de la infraestructura física de la Universidad Central de Venezuela sirve para aproximarse a la gran transformación que ha sufrido: ha pasado, todavía en la década de los treinta, de un espacio reducido al Palacio de las Academias, ubicado en una manzana o cuadra del centro de Caracas, a la Ciudad Universitaria ubicada en la antigua hacienda Ibarra. Su crecimiento físico ha sido exponencial. También lo ha sido la cobertura de su enseñanza. De las carreras tradicionales (medicina, teología, filosofía, derecho) ha pasado a disponer de
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once facultades y a enseñar más de cincuenta carreras, la mayoría creadas por políticas estatales a partir de los años cuarenta. Ello además de decenas de estudios de postgrado creados en las distintas áreas del conocimiento humano. De algo más de un centenar de estudiantes ha pasado a tener alrededor de 60000 en estudios de pregrado y postgrado. Cabe decir que esa Ciudad Universitaria fue proyectada y construida con tal calidad, y con el aporte continuado de varios y disímiles gobiernos, que UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad en 2001. Y eso por sólo hablar de la Universidad Central, pues en el último medio siglo han sido creadas decenas de universidades públicas y privadas más ―aunque no todas con la misma seriedad. En las últimas décadas del siglo XX se logró una educación universitaria de alta calidad en muchas áreas cognoscitivas, que se nutrió de excelentes cuadros académicos provenientes de diferentes partes del mundo, cuadros que enriquecieron a generaciones de nuevos profesores venezolanos. Otros cuadros académicos se formaron en las universidades más prestigiosas del mundo con becas concedidas por el Estado venezolano. La formación universitaria sirvió para el ascenso social de muchos de sus egresados, una parte de los cuales alimentó el creciente aparato administrativo del Estado y otra contribuyó al desarrollo del capital privado y a la creación, fomento y desarrollo de múltiples organizaciones no gubernamentales vinculadas principalmente al sector terciario de la economía. Lamentablemente, otra parte de sus egresados, especialmente en los últimos tiempos, ha enriquecido y fortalecido a empresas públicas y privadas de otros países que, por la calidad de los profesionales egresados, no han dudado en recibirlos. Esto último muestra no sólo la crisis sistémica que padece la sociedad venezolana, sino también una formación de profesionales universitarios que excede las condiciones estrechas del país para integrarlos exitosamente, bien por un mercado laboral pequeño, bien porque las carreras no resultan adecuadas a los tiempos que corren. Sea por una u otra razón, todo parece indicar que hay un agotamiento del modelo universitario venezolano, tal como hay un agotamiento del modelo económico, social y político que se generó con la economía rentista del último siglo. La universidad venezolana del siglo XX respondió a la urgencia de crear y promover la modernización nacional. Su lógica no resultó ajena a la del rentismo imperante. Su constitución privilegió el consumo sobre la producción de conocimientos. No había otro modo en la medida en que se instituyeron velozmente carreras para con igual premura proporcionar profesionales al país. Había que importar los conocimientos de los que carecíamos. Para ello se realizaron considerables inversiones en recursos materiales y humanos. Se privilegió así, la docencia sobre la investigación. No hubo, y hoy menos, recursos suficientes para promover la producción de conocimientos y la creación tecnológica. Más bien, nuestra universidad, sin quererlo, reforzó nuestra dependencia tecnológica, y no sólo la tecnológica. Los planes de estudio se
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centraron en el aprender y hacer según los cánones de la modernidad que se iba comprando con renta petrolera. Planes de estudio poco flexibles, cargados de asignaturas obligatorias y prelaciones entre las mismas, centrados en torno a lógicas disciplinarias propias de la clasificación decimonónica de los saberes. Estudios de postgrado que privilegian la especialización para la práctica profesional usual del siglo pasado o la formación para la docencia universitaria. Pocos doctorados están efectivamente vinculados a investigaciones que trasciendan el entorno académico. Los centros para la investigación y el desarrollo de Facultades, tan claves para cambiar el rumbo del país como las de Agronomía y Veterinaria, se ven expropiados de sus estaciones experimentales por parte del Estado o alquilados a la empresa petrolera estatal para fines ajenos a la producción e investigación. Esta universidad, que si bien ha tenido intentos de recrearse, atraviesa hoy, junto con el resto del país, un colapso general de cara a contribuir con un futuro posrentista por hacer. RENOVAR LA UNIVERSIDAD VENEZOLANA
¿Cómo transformar la universidad rentista en otra que promueva una Venezuela posrentista? Queremos contribuir a un diálogo que ensaye respuestas a esta interrogante considerando factores exógenos y endógenos que presionan a la renovación universitaria en el país para, luego, y a modo de cierre, bosquejar algunas propuestas para esa renovación en cuanto a las dimensiones de las materias universitarias prioritarias, las formas curriculares deseadas y la relación de la universidad con la sociedad. La creciente complejidad de la ciencia actual imposibilita su enseñanza en una carrera universitaria. No hay formación académica completa en estos tiempos, y de seguro, tampoco en los anteriores. Nadie puede pretender estudiar hoy y servirse de esos estudios para el resto de su vida. Los saberes siempre fueron dinámicos y el dinamismo se ha acelerado en los tiempos que corren. La actitud cognoscitiva cambia, se busca aprender a aprender. Y así como no hay carrera de pregrado que cubra la complejidad que procura enseñar, mucho menos hay profesor que compita con internet en información. El rol de la educación y del profesor se está transfigurando, tal como ha cambiado la práctica de los saberes en su sentido más amplio, práctica que trabaja cada día más en redes planetarias de investigadores en trabajo cooperativo e interdisciplinario, cuando no transdisciplinario. La sociedad industrial en la que se desarrolló la ciencia moderna de los dos últimos siglos, estuvo marcada por la especialización técnica, la producción y la administración. Su lógica epistemológica más extendida era la cartesiana: dividir todo lo compuesto en sus partes más simples. Newton y muchos otros profundizaron esa lógica. La universidad que surgió fue una de escuelas especializadas, departamentalizada, orientada a la cualificación profesional para
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la economía privada y para el funcionamiento del Estado. Fue también la universidad que se configuró en la Venezuela del siglo pasado. Pero si la especialización fue el principio de la sociedad industrial, hoy estamos en un mundo postindustrial y posmoderno, planetario y en red, un mundo cargado de riesgos, que demanda una visión de mayor alcance que la disciplinaria tradicional. La ciencia ya no sólo soluciona problemas sino también es fuente de los problemas mismos (Beck, 2006). Las tradicionales metodologías positivistas y su enseñanza a modo de recetario angostan la comprensión y tratamiento de nuestros grandes temas problemáticos, de los temas de nuestro tiempo: el cambio climático, la salud, el tratamiento de desechos tóxicos, el aprovechamiento energético, la inseguridad, el desempleo, en fin, todo aquello que Beck vinculó con gestión del riesgo. Todo ello supone la inter y transdisciplinariedad, mantener en diálogo los saberes, los académicos y los no académicos. De cara a una organización universitaria que facilite la integración de estos saberes con el propósito de resolver problemáticas continuamente emergentes, se precisa configurar un sistema administrativo dinámico y flexible. La relación entre la ciencia y la técnica se ha invertido en el último siglo. Ya no estamos en presencia de grandes genios aislados creando magníficas teorías científicas. El trabajo científico se ha vuelto dependiente de inversiones técnicas multimillonarias y de la investigación cooperativa entre productores de conocimientos distantes en el espacio geográfico, aunque muy próximos en el virtual. Los grandes bloques de integración regionales como la Unión Europea o Mercosur son también bloques de integración científica y universitaria. A su vez, estos bloques se integran entre sí a partir de proyectos compartidos. Hoy emerge un espacio universitario global, planetario. La universidad venezolana ha de integrarse a ese macroespacio o seguirá siendo un disimulo de universidad, hecha en no pocos casos para la entrega de titulaciones y nutrir vocaciones populistas. Estos cambios se demandan con mayor fuerza en la misma medida en que las relaciones laborales se han trastocado también. La pérdida de fuerza de los grandes sindicatos y de los partidos que estuvieron asociados con los mismos, muestra un nuevo sistema económico y social que ha pasado, por usar la enriquecedora metáfora de Bauman (2009), de estado sólido a líquido. Se habla de un mundo de emprendedores, de oficios y profesiones en continuo fluir, en constante transmutación, que demanda profesionales abiertos a repensarse una y otra vez. En muchas latitudes se habla ya de una renta de ingreso fijo para cada ciudadano y de un trabajo que se realiza desde localizaciones muy diferentes a la tradicional oficina y para múltiples empresas privadas y públicas. El clásico profesional especialista deviene profesional dialógico (Seoane, 2009).
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Pero no se trata sólo de cambios externos, exógenos, que impactan en los conocimientos y la formación universitaria. No sólo se trata de la creciente complejidad del mundo contemporáneo. También hay factores endógenos al propio mundo cognoscitivo. El último medio siglo ha asistido a una proliferación de nuevas epistemologías: hermenéuticas, pragmatistas, constructivistas, posmodernas, cognitivistas, fenomenológicas, etc. Siendo diversas, comparten una misma actitud postpositivista, impugnan con buenas razones la demarcación entre juicios empíricos y juicios teóricos, entre ciencia y no ciencia. La observación, se nos dice, está cargada de teoría (Hanson, 1958); los datos son dados, pero no sin el lenguaje teórico que los selecciona y construye en cierto modo, pues para un mismo hecho siempre hay más de una hipótesis que lo explica (Goodman, 1983; Quine, 2002). La honestidad de filósofos analíticos como Carnap, Wittgenstein o Neurath se certificó cuando admitieron el naufragio del proyecto neopositivista en el que invirtieron tantos años de su vida. Con ello, desde dentro de la ciencia se han diluido las fronteras que antes se creían claras entre las disciplinas científicas, entre éstas y las humanidades, entre aquellas y las ciencias sociales, entre los saberes académicos y los no académicos. Está emergiendo una tercera cultura ―en alusión a aquellas dos culturas de C. P. Snow (2001). La ciencia social parece ubicarse en una zona privilegiada de esa tercera cultura, una en la que confluyen las clásicas ciencias naturales de la modernidad y las humanidades (Wallerstein, 2005). Los saberes se saben complejos (Morin, 2000), reconocen que no hay orden único sino ordenamientos, saben que la cosa no la atrapa el concepto (Adorno, 1992). La escuela educa, subordina el alumno al maestro, dice Ortega y Gasset (2005). En cambio, continúa el filósofo madrileño, la universidad no educa, sólo enseña. Entiéndase que en-señar es mostrar el camino. El estudiante universitario no ha de entenderse como un alumno en el sentido de aquel que es carente de luz. La educación universitaria, particularmente la que nos interesa, la venezolana, no puede proseguir con su carácter paternalista, tutelar y no pocas veces autoritario que dice al alumno (en el sentido de carente de luces) qué ha de estudiar, cómo ha de hacerlo y cómo aplicarlo, que mantiene al alumno como alumno, en minoría de edad en sentido kantiano. En nuestro país la educación bancaria (Freire, 1983) no ha sido sólo la del bachillerato, también la universitaria lo ha sido. Desde nuestras universidades se “infantiliza” al estudiante al volverlo un alumno (en el sentido ya mencionado). Predominan los planes de estudio rígidos, tutelares, bancarios, como empaquetados de una vez para el consumo rápido, mcdonalizados diría Ritzer (2007). Contra la infantilización de la educación universitaria hay que impulsar su democratización impulsando al estudiante como decisor en la construcción de su carrera, como cogestor de su currículo. Ello supone transformar curricularmente la universidad, abrir el abanico de sus espacios académicos, flexibilizar los planes de estudio, fomentar el intercambio entre saberes con sus respectivos agentes estudiantiles y docentes. Al hacerlo no sólo se estimulará la creatividad, el trabajo en equipo y
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redes, el capital social, el emprendimiento individual y colectivo, sino se incentivarán también actitudes democráticas, cooperativas, de apertura dialógica, de reconocimiento de la otredad, puesto que una persona tutelada, a la que no se deja decidir, fácilmente será el súbdito obediente del mañana. La universidad venezolana debe repensarse, salir del letargo de su racionalidad burocrática, del sopor que expulsa las iniciativas renovadoras a los márgenes de los clásicos departamentos académicos, cuando no incentiva que salgan fuera de la misma universidad. Ese ha sido el caso de la Universidad Central de Venezuela con relación al CENDES, el CENAMB, el CIPOST, el Centro de Estudios de la Mujer o el propio Centro de Estudios Interdisciplinarios. Todos centros interdisciplinarios que no encuentran adscripción en los tradicionales compartimentos estancos de la institución. No obstante, ellos testimonian la vocación recreativa de nuestra universidad, su apertura a las nuevas problemáticas, la celebración del encuentro de saberes, académicos y extraacadémicos. Entiéndase bien. No se trata de acabar con las disciplinas, sin las mismas no habría ni multidisciplinariedad, ni interdisciplinariedad ni transdisciplinariedad. Sin duda, queremos los mejores cardiólogos para tratar las cardiopatías, pero los mejores tendrán miras amplias, abiertas a los horizontes que afectan al órgano en cuestión. Se trata de otra actitud cognoscitiva. Se trata de pensar en una universidad más líquida, nuevamente con Bauman, flexible en sus currículos, facilitadora de la movilidad de estudiantes y profesores aprovechando los campus virtuales y la red, promoviendo el diálogo de saberes, no sólo los clásicos sino también los alternos, los aborígenes y los populares entre ellos. Se trata de repensar una universidad no sólo dirigida a producir profesionales, una universidad que recupere su centralidad para el diálogo social, su carácter de subsistema de autoobservación del sistema social (Luhmann y Schrorr, 1993). Una universidad que no quede reservada a jóvenes, una universidad para los ciudadanos, para la educación de todos a lo largo de toda nuestra vida, en donde quepan los saberes populares, artesanales, ancestrales… Que se vuelva efectivo encuentro de las artes, de la cultura y de la Política con “P” mayúscula. En los últimos años se han creado en Venezuela no pocas universidades, muchas de las cuales nacieron sumergidas en la estrechez disciplinaria, universidades especializadas para la seguridad, para el deporte, para el desarrollo marítimo, etc. Seguimos pensando en pregrados, y a veces hasta en postgrados, que cubran la totalidad del saber respectivo. El reciente paso a una educación por competencias en muchas de nuestras casas de estudio anuncia la necesidad de renovar la educación en el sentido que se ha expuesto; mas, la universidad y la docencia realmente existentes, prosiguen ancladas en el pasado rentista, por lo que el modo de comprender y poner en práctica las competencias hace que sucumban a la competencia del mercado o se tornen en maquillaje
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encubridor de la decrepitud en que se mantiene el sistema. El peligro es el mismo: una educación de competencias del disimulo, de competencias fingidas. Las nuevas universidades del disimulo, y las antiguas no menos, siguen siendo rentistas en sus contenidos. Multiplican las mismas profesiones aquende y allende. Todos los años egresan centenares de profesionales para alimentar a un aparato estatal y privado que no los puede recibir ya por lo atiborrado que está. Y crece, a la par, la demanda por el estatus social que da la profesión universitaria, y, a veces, por la esperanza que también da a una prometida movilidad social ascendente. Ello se conjuga con la práctica demagógica creando universidades y multiplicando varias veces los cupos de las existentes sin las respectivas contrapartidas cualitativas y cuantitativas. Una y otra vez salen más abogados, sociólogos, politólogos, comunicadores sociales, ingenieros y demás profesionales orientados al sector terciario de la economía. La Venezuela por hacer, demanda reforzar las carreras vinculadas al aparato productivo del país como agronomía y veterinaria, a la par que precisa crear otras que se orienten a diversificar ese aparato productivo y la economía nacional, carreras vinculadas con la apicultura o el turismo (no confundir, como suele ser frecuente en nuestro entorno, con hotelería), por sólo nombrar una dirigida a la producción y otra a la diversificación de las fuentes de ingreso económico. Carreras que pueden ser más cortas que las tradicionales y que pueden volverse atractivas si se enlazan con adecuadas políticas públicas y educativas emanadas del Estado. Por ejemplo, en lugar de multiplicar universidades, crear estas nuevas carreras para la Venezuela productiva por hacer, con considerables cupos dotados de becas sustantivas y créditos para la generación de empresas una vez lograda la titulación con méritos. El presupuesto universitario no tendría por qué aumentar si con ello se racionaliza el ingreso a las otras carreras tradicionales estableciendo como criterio el tamaño y las necesidades de la economía y la sociedad venezolanas, todo lo cual debe acompañarse con estudios transversales sobre emprendimiento, para lograr la mayor eficacia y eficiencia que sean posibles. En el aspecto cultural tenemos un terreno abonado para este tipo de políticas por el valor que ha ido adquiriendo la educación universitaria para la gran mayoría de los venezolanos. Estado y universidad deben reunirse en unas mismas líneas estratégicas para la construcción de una Venezuela posrentista. Sin embargo, los venezolanos debemos convencernos del valor de la educación como cultivo del propio destino a partir del autoesclarecimiento. Históricamente, en nuestro país la formación educativa no se ha considerado para labrar un destino personal y colectivo propios, en la misma medida en que este destino ha dependido de la vinculación de los actores con el gran propietario de la hacienda nacional: el Estado, que carente de un fuerte soporte en el tejido social, ha sido un ente capturado por determinados grupos privilegiados, particularmente militares, pero no sólo ellos. De este modo, la
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educación para los más pobres ha sido sólo un lujo, si bien desde la última mitad del siglo pasado ha crecido su demanda social como una forma de ascenso social en la misma proporción que crecía el tamaño del Estado y la economía parasitaria del modelo rentista. El presente histórico exige torcer esta lógica. Tenemos que superar la educación como disimulo, como fingimiento, como alimento de vanidades sociales o como pasaporte a un empleo formal en un Estado con sobrepeso. Si no quebramos esta lógica perversa, tampoco saldremos del fatalismo que concibe el destino como sino trágico. Al revés, se trata de visualizar ese destino como un lugar al que llegar con conciencia e inteligencia por medio de una apropiación activa de los distintos saberes y sus prácticas: el destino como empresa colectiva racional. Para ello se precisa trastocar el concepto que tenemos de ser universitario, de modo que aprovechemos el abono de un país que gusta de ser universitario. Cambiar el concepto de la universidad pasa por cambiar la educación básica también. La propuesta de modificar el currículo del liceo, recientemente presentada por el gobierno en 2016, en su estilo impulsivo, improvisado, poco participativo y menos protagónico aún, no obstante tiene la bondad de mostrar cierta necesidad de escapar del encarcelamiento disciplinario y la concepción bancaria que arrastramos desde hace más de cuarenta años, pues no olvidemos que el currículo de secundaria data de los años setenta cuando no había ni internet, ni teléfonos inteligentes y mucho menos se entregaban a los escolares computadoras portátiles; cuando la información era muy costosa y los pocos afortunados disponían de las miles de páginas de enciclopedias como la Británica, que además de ocupar amplias paredes de la vivienda, tenía que irse renovando al poco tiempo con las nuevas versiones derivadas del aggiornamento de los conocimientos. Por eso, nuestro bachillerato está orientado a dotar al alumno de informaciones y conocimientos para el ingreso a la universidad. Hoy, esas informaciones y conocimientos están disponibles en pocos segundos en el teléfono inteligente de cada quien. Si el sistema educativo las sigue exigiendo, el alumno las descarga, las copia y las pega en el formato de la evaluación requerida, generalmente en términos nemotécnicos. Es lo que en el argot escolar venezolano se conoce como copy and paste ―o para muchos como plagio. La extensión de esta conducta en liceos y universidades ha de imputarse más a un sistema escolar obsoleto perteneciente a un mundo jurásico que a una crisis moral de nuestra juventud. No hace falta profesar el conductismo para entender que esta conducta de plagio se extiende por resultar exitosa en colegios y universidades, y si resulta exitosa obedece a que, paradójicamente, buena parte del ambiente escolar sólo exige caletre ―una vez más con el significado coloquial escolar venezolano, esto es, como aprendizaje memorístico con propósitos repetitivos. En su lugar, a la educación venezolana le urge un buen caletre, pero ahora en la acepción oficial del diccionario castellano.
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La lógica rentista, marcada por un impulso consumista sin contrapartidas productivas, se impone en nuestra educación en todos los niveles. Nuestra universidad fracasará en su cometido de ilustración social sino se torna autoconsciente de que debe ser, y en tal sentido ha de constituirse, nuevamente con Luhmann y Schorr, en sistema de autoobservación de nuestra sociedad, cultura, economía y política. Una propuesta concreta en esta dirección consiste en promover y articular interuniversitariamente un megaproyecto interdisciplinario sobre Venezuela con fines de investigación, docencia y extensión abiertas a todos los sectores del país. No se trata de decretar mágicamente, a la usanza de los decretos faraónicos de nuestra cultura gubernamental, un Colegio de Venezuela semejante al Colegio de México o al Collège de France. De tales actos de prestidigitación suelen quedar desagradables resacas. Además, no lo consideramos deseable si se trata de otra gran corporación académica. Se trata de otra cosa, de una idea de política académica para la discusión, para que alguna de nuestras universidades la haga suya y comience la labor de persuadir y convencer a las demás y al país todo. Pero en esta época de redes y espacios virtuales, en esta época de cooperaciones e integración, de reconocimiento de los saberes extraacadémicos, dicho proyecto, si bien puede comenzar en cualquier espacio, no puede pensarse como confinado a una universidad singular o a una escuela o unidad académico-administrativa. Cada universidad, como muchos otros ámbitos no universitarios, no sólo tiene posibilidades de aportar a este sistema de autoobservación de Venezuela, sino que cada uno, desde sus destrezas, aportará su sapiencia para un país que quiera repensarse y reinventarse. Un proyecto de tal magnitud tendrá muchas tareas por delante: promover un sistema nacional de ciencia así como originar un sistema nacional universitario, pues de los mismos adolecemos ―¡en pleno siglo XXI!; generar datos sobre el país, especialmente en tiempos donde las instituciones públicas las ocultan o falsean por opacos intereses; tomar estos datos y democratizarlos, para que las comunidades se apropien de su destino con inteligencia, algo sobre lo que el equipo de investigación de Mauricio Phelan (2008) viene trabajando loablemente desde hace años en la Universidad Central de Venezuela. En estas tareas han de converger los tres intereses cognoscitivos de los que nos ha hablado Habermas (1982): el interés comprensivo, para entendernos como sociedad, para tornarnos autoconscientes de lo que hemos sido y somos; el interés emancipatorio, para superar las formas de dominación que han sometido a nuestra sociedad y limitado nuestra formación humana; y el interés técnicoinstrumental, para hacer efectiva esa superación por medio de políticas públicas definidas, intereses todos de cara a un destino posrentista.
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2017 Vol. XXIII, No. 1 (ene-jun), pp. 69-90
LA VENEZUELA POSTRENTISTA Y LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO. BREVES NOTAS PARA CONTRIBUIR A COLOCAR EL TEMA EN EL RADAR NACIONAL Ignacio Avalos Gutiérrez1 ESCUELA DE SOCIOLOGÍA (UCV) Fecha de recepción: 10-01-17
Fecha de aceptación: 03-05-17
La nueva economía no es la que viene, es en la que estamos ya, la que se está desarrollando desigual y contradictoriamente en todas las partes del mundo. Manuel Castells Resumen: Durante los últimos años el valor del barril de petróleo ha bajado sustancialmente. Sin embargo, los entendidos afirman que la presente crisis muestra esta vez otros ribetes, pues no se trata sólo de la las modificaciones más o menos típicas en el funcionamiento del mercado de los hidrocarburos, sino que comienza a anunciar también la transición hacia un modelo de generación de energías no fósiles, como respuesta a los serios desacomodos ambientales. Vivimos períodos en buena medida definidos por un conjunto de nuevas tecnologías, cuyos efectos también llegan hasta orillas venezolanas, trayéndonos oportunidades, problemas y desafíos que nos remiten a la urgencia de superar el agotamiento del modelo rentista, a través de la Economía del Conocimiento, desarrollada conforme a los códigos que gobiernan el siglo XXI. Palabras clave: Economía del conocimiento, Posrentismo, Venezuela
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Sociólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela, con curso de especialización en Política Científica y Tecnológica en el Centro para Estudios del Desarrollo (CENDES) de la Universidad Central de Venezuela, dedicado a las actividades de investigación y consultoría en el área de Ciencia, Tecnología e Innovación. Consultor en el área de políticas públicas y gerencia en el área de ciencia, tecnología e innovación. Profesor en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela. Miembro del Consejo Asesor de la RICYT (Red Internacional de Indicadores de Ciencia y Tecnología). Miembro del equipo Directivo del Proyecto “Tecnociencia, Deporte y Sociedad”. Directivo de Innovaven, organización de investigación y consultoría en el área de Ciencia, Tecnología e Innovación. Miembro de la Red Venezolana de Nanotecnologia Articulista quincenal en el diario “El Nacional”. Directivo del Observatorio Electoral Venezolano (OEV). Correo electrónico: iavalosg@gmail.com.
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THE VENEZUELA POST RENTIER AND THE KNOWLEDGE ECONOMY. BRIEF NOTES TO HELP PUT THE SUBJECT ON THE NATIONAL RADAR Abstract: For the last several years, the price of the barrel of oil has dropped substantially. However, according to the experts the present crisis displays this time other signs, because it is not only about the modifications that are somewhat typical in the functioning of the oil market, but also about the announcement of a transition to a model of non-fossil energy, as an answer to serious environmental challenges. We are currently living in times defined to a large extent by a set of new technologies, whose effects re also arriving to Venezuelan shores, bringing us opportunities, setbacks and challenges that urges us to overcome the exhaustion of the rentier state model, through the Economics of Knowledge, developed according to the codes that rule the twenty first century. Keywords: Knowledge Economy, Postrentier, Venezuela.
INTRODUCCION
Dicho de manera muy somera, para los economistas clásicos del siglo XIX, las claves del desarrollo productivo eran capital, tierra y trabajo. Pero, desde entonces ha llovido mucha agua bajo los puentes académicos. Diversas teorías, otros puntos de vista y enfoques se han disputado, a lo largo del tiempo, la interpretación de los fenómenos económicos, así como las propuestas estratégicas y políticas asociadas al crecimiento. La importancia de las neuronas Hoy en día los expertos miran el asunto de otra manera. Capital, tierra y trabajo, cierto, pero también, y sobre todo, neuronas, dicen. El eje de la generación de valor se va desplazando, a la par que van cambiando los patrones según los que tiene lugar la actividad económica. El conocimiento es ahora el nombre del juego. Su valor social y económico ha alcanzado dimensiones inéditas. Se trata, entonces, de cómo generarlo, distribuirlo y utilizarlo, asumiéndolo como un factor cada vez más preponderante en la producción, tanto de bienes como de servicios. Así las cosas, las transformaciones que van tomando cuerpo son profundas, ocurren de manera acelerada y, si bien el grueso de ellas tiene su epicentro inicial en un grupo relativamente reducido de países, sus repercusiones son, en distintas formas y grados, de alcance mundial. Vivimos, así pues, un ciclo de “shocks tecnológicos” y Venezuela no puede desentenderse de los vientos que soplan desde la llamada Economía del Conocimiento, ni, en general, de los que soplan desde la Sociedad del Conocimiento, cuyos efectos repercuten intensamente todos los planos de la vida humana.
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El sentido del presente ensayo El presente ensayo asoma algunas consideraciones sobre este tema y seguramente dejará mucho más preguntas que respuestas. No puede ser de otra manera, no sólo por la brevedad del mismo, sino porque los cambios que están ocurriendo, además de suponer una enorme complejidad, lo hacen a mayor velocidad que las teorías y conceptos que precisamos a fin de poder entenderlos, calibrarlos y regularlos. Resulta muy difícil conciliar los tiempos, sobre todo en países como el nuestro, que reciben el impacto de las sacudidas tecnológicas provenientes de otras latitudes. Las páginas que siguen pretenden ayudar a abrirle espacio en la agenda pública venezolana a un tema que, no obstante su enorme relevancia, por motivos fáciles de entender se ha hecho casi invisible en la complicada coyuntura actual. El documento se encuentra organizado en cuatro secciones. En la primera se describe la Sociedad del Conocimiento, asumiéndola, para muchos efectos, como el formato que toma la sociedad contemporánea. En la segunda se aborda la Economía del Conocimiento, fundamentada en los “bienes intangibles”, tratando de mirar sus principales consecuencias que derivan con relación al desarrollo productivo. En la tercera se pasa revista, grosso modo, a los desafíos que enfrenta el país de cara a las características y condiciones derivadas de la nueva economía. Y en la última se asoman algunas conclusiones que pretenden llamar la atención sobre un tema que el país pareciera, arriesgadamente, haber dejado de lado, con consecuencias que, si bien no son aún muy bien conocidas, nada hace pensar que no supondrán costos muy altos. EL NUEVO CONTEXTO
El mundo está modificándose de manera radical. Otras dinámicas están determinando su funcionamiento y que afectan en sentidos muy distintos la vida social e individual de los terrícolas, en sus diversos planos: económico, político, demográfico, ambiental, cultural, ético. Se vive en la actualidad un cambio de época, según la manida frase. El propósito de esta parte inicial del escrito es dibujar a grandes trazos el actual contexto desde el punto de vista de uno de los aspectos que más contribuyen a determinarlo, a saber, el desarrollo de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (CTI), para, a partir de esta mirada global, tratar de pensar el futuro venezolano.
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La Sociedad del Conocimiento (y del Desconocimiento)
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Las sociedades contemporáneas dependen cada vez más de su capacidad para orientar y administrar los procesos de desarrollo de conocimientos en sus 3 diferentes formatos y de acuerdo a disímiles propósitos . Se habla, así pues, de la Sociedad del Conocimiento, constituida desde el punto de vista institucional para que tales procesos puedan ocurrir y a fin de que sus resultados puedan aplicarse. Estamos hablando de un fenómeno fundamentalmente acumulativo y colectivo, basado en múltiples esquemas de interacción social que implican diversas formas de transferencia de conocimientos. Daniel Innerarity (2011), argumenta desde otro punto de vista, mucho más crítico y también menos difundido, que está teniendo lugar la transición hacia una sociedad del desconocimiento, “cada vez más consciente de su no-saber y que no progresa aumentando sus conocimientos sino aprendiendo a gestionar el desconocimiento en sus diversas manifestaciones: inseguridad, verosimilitud, riesgo e incertidumbre… Aparecen nuevas y diversas formas de incertidumbre que no tienen que ver con lo que aún no conocemos, sino con lo que no puede conocerse. No es verdad que estemos en condiciones de generar el saber correspondiente para cada problema que surja… La sociedad del conocimiento se puede caracterizar precisamente como una sociedad que ha de aprender a gestionar ese desconocimiento”. El nuevo paradigma tecnológico Desde hace varios años se habla de la conformación de un nuevo paradigma tecnológico, esto es, de un conjunto articulado de conocimientos, tecnologías e innovaciones, provenientes de diferentes disciplinas que se entreveran y se potencian mutuamente alrededor de múltiples campos de aplicación, tal y como ha tenido lugar en otros tiempos de la historia con otras tecnologías. Se trata de un hecho que gravita significativamente en el dibujo de la Sociedad del Conocimiento. Como ha ocurrido en el pasado, el nuevo paradigma implica, así pues una nueva lógica en los procesos productivos, al redefinir las condiciones de desempeño del aparato productivo e introducir modelos de organización y
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Esta sección del documento está parcialmente basada en Avalos (2011).
Muestran algunos estudios que, hasta no hace mucho, el conocimiento de base disciplinaria, registrado internacionalmente, duplicaba su volumen cada 50 años. Ahora lo hace cada 5 años y se estima que para el año 2020, o sea, para pasado mañana, se duplicará cada 73 días, vale decir cada dos meses y pico. No pareciera necesario hablar, entonces, del complejo organizativo y financiero que hace posible tal cosa.
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gestión que no se limitan al sector productivo, sino que se extienden hacia otros los sectores sociales. (Pérez, 2009). El nuevo paradigma ha sido identificado como NBIC (por sus siglas en inglés) y se encuentra conformado por la Nanotecnología, la Biotecnología, las Tecnologías de la Información y la Comunicación y las Ciencias Cognitivas (Nano-Bio-Info-Cogno). Explicado de manera muy esquemática la Nanotecnología permite la construcción de nuevos materiales, dispositivos y productos, gracias al ensamblado de unidades funcionales de dimensiones atómicas o moleculares; la Biotecnología apunta hacia la comprensión de los mecanismos intrínsecos que permiten que la vida se desarrolle; las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones, posibilitan el acceso y la transmisión de ilimitados recursos de información; y las Neurociencias empiezan a ofrecer ciertas claves para descifrar la complejidad del funcionamiento de nuestro cerebro (National Science Foundation, 2002). La convergencia entre cada una de las áreas citadas se observa a través de importantes interacciones entre informática y biología, entre nanotecnologías y biología, entre informática y ciencias cognoscitivas entre nanotecnologías y ciencias cognitivas, etcétera. En resumen, se trata de un nuevo paradigma tecnológico, genérico, transversal y versátil, con posibilidades de aplicación en varias áreas productivas. Desde allí se está ordenando un sistema de tecnologías que abre inmensas posibilidades a la creación de conocimientos que dejan honda huella y abren paso a modificaciones de mucho calado en prácticamente todos los planos de la vida humana: político, económico, social, jurídico religioso, ético y hasta religioso, aunque no se repare mucho en este último. La influencia de estos desarrollos conjuntos ha sido percibida como una revolución del conocimiento que concierne a nuestras vidas en sus aspectos más fundamentales y que, probablemente, contribuya en alto grado a determinar la manera misma en que nos percibimos como humanos, sentando las bases de una discusión de gran trascendencia y de múltiples aristas sobre asuntos que, hasta no hace mucho, se reducían a películas y libros dados a fantasear con el 4 porvenir de la historia humana. 4
A pesar de que se trata de una cuestión que rebasa el alcance de estas páginas, vale la pena señalar que algunos estudiosos afirman que se inicia el camino hacia una vida radicalmente distinta, menos limitada por la madre natura, sentando, así, las bases de una discusión de gran trascendencia y de numerosas aristas que, hasta no hace mucho, eran asunto casi reducido a películas y libros dados a fantasear con el porvenir de la historia humana. Se ha traído al debate, así pues, el rediseño de la naturaleza humana, asunto de que topa con la médula de la civilización, suscitando dudas, incertidumbres, así como miedos y esperanzas, y dando lugar a una gran polémica (Fukuyama, 2012).
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La Sociedad del Conocimiento no se manifiesta en un formato homogéneo, siempre aséptico desde el punto de vista social y político. Como bien ha sido señalado por la UNESCO (2005), no hay un modelo único, sino que ha ido teniendo lugar de manera plural con la manifestación de plurales experiencias y procesos que, entre otras consecuencias, muestran desigualdades notables en el reparto de las capacidades CTI a nivel internacional y ha traído, igualmente, contradicciones e inequidades que se dejan ver de diversas maneras al interior de las sociedades. Cuestionamientos (serios) al desarrollo científico y tecnológico En el año 1620 Francis Bacon escribió que la misión de la ciencia era convertir al hombre en el dueño del universo. Sintetizó de esta forma su filosofía del desarrollo, vigente hasta nuestro días, aunque sometida a severos cuestionamientos que han dado pie para que se aluda a la crisis de la era baconiana. Medio en serio, medio en broma (me parece que más lo primero que lo segundo), el economista Kenneth Boulding (1918-1993), alguna vez afirmó que “Quien crea que el crecimiento exponencial puede durar eternamente en un mundo finito, o es un loco o es un economista”. No sólo se trata de la crítica al modelo desde el punto de vista ecológico. También se expresa, así mismo, en la existencia de serios desacomodos políticos, económicos y sociales que caracterizan la vida de los terrícolas. Y, como resulta sencillo imaginar, la crítica al patrón industrial ha traído consigo, por otro lado, dudas y desconfianzas en algunos movimientos académicos, así como sociales, acerca del desarrollo tecnocientífico, por su responsabilidad en los problemas que desde hace rato viene confrontando la humanidad, asomando cuestiones de enorme controversia política a nivel mundial. Por su otra cara, la Sociedad del Conocimiento es también la Sociedad del Riesgo, de acuerdo al término acuñado por el sociólogo alemán Ulrich Beck (2006), concepto que, como señalaron algunos autores, puso en discusión el optimismo epistemológico y las promesas de una utopía feliz como resultado del progreso de la ciencia y la tecnología. Las sociedades actuales, dice el mencionado autor, se sienten amenazadas a una escala planetaria, en un marco de tensiones porque la ciencia y la tecnología han ayudado a crear nuevas –y extremas– formas de riesgo, expresadas en daños incontrolables que afectan a las sociedades en forma global. Déficit de democracia El argumento es inapelable a partir de lo anterior: no puede hablarse de democracia si las personas no cuentan con la posibilidad de intervenir con el propósito de encauzar uno de los factores que más influyen su vida, tanto en el plano particular, como en el colectivo.
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El debate público y la vigilancia social sobre las transformaciones tecnocientíficas pasan a entenderse, entonces, como un valor político propio de la época, a fin de que no se encuentren únicamente supeditadas a la dirección y el ritmo impuestos por el mercado. Debate y vigilancia que conduzcan al objetivo de que los aspectos éticos, políticos, ambientales, jueguen su papel modulando la producción de conocimientos. La democratización de la que se viene hablando incluye otros “componentes”, además de la injerencia política ciudadana en las decisiones. La misma encierra, así pues, objetivos tales como el acceso equitativo a los frutos del progreso tecnocientífico, la apropiación (alfabetización) científica y tecnológica, la flexibilización de los sistemas de propiedad intelectual, la diversidad de saberes, en fin… Es obvio que el ejercicio de la democracia debe ajustarse a la naturaleza y a las condiciones propias de las actividades científicas, tecnológicas y de innovación. En este sentido, la historia recomienda sortear ciertas experiencias que lo pervierten (el caso de Lysenko en la Unión Soviética es tal vez el más emble5 mático, pero no el único ) y, por otra parte, aconseja también salirle al paso a quienes se valen del argumento tecnocrático para limitar la “intromisión de la gente que no sabe”, bajo el manido argumento, entre otros, que “frena” el avance de la ciencia. LA ECONOMIA DEL CONOCIMIENTO (EN POCAS PALABRAS)
Como se estableció al principio del texto, el eje de la generación de valor se va desplazando hacia los bienes “intangibles” y, por tanto, transformando los patrones según los cuales tiene lugar la actividad económica. Los cambios están ocurriendo a mayor velocidad que las teorías y conceptos que nos permiten calibrarlos, entenderlos y regularlos, apreciación que, insisto, alude a los impactos sobre la vida humana en todas sus vertientes. En consecuencia, resulta una tarea compleja el tratar de atinar con que políticas, a través de cuales leyes o sobre la base de qué criterios se pueden encarar dichos cambios. Hay un despiste apreciable con respecto a muchos eventos. Cierto, desde luego, que tal cosa no es nueva en la historia, pero el vértigo, la extensión y la profundidad de la metamorfosis actual pareciera no tener parangón en el pasado.
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Es harto conocido el hecho de que el Presidente Bush le encomendó a un grupo de científicos la elaboración de un informe sobre el cambio climático, en el que se disminuía la gravedad del problema y exoneraba de culpas al estilo modelo de desarrollo baconiano.
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En el ámbito económico, preocupación central de estas páginas, tal cosa se observa en la manera como han ido mutando las ideas respecto al mercado, el trabajo y el empleo, las materias primas, la propiedad intelectual, los procesos de difusión de tecnologías y productos, aspectos que, junto a otros más, entraban la creación de la capacidad institucional requerida por la sociedad para poder ajustarse a este verdadero tsunami tecnológico, marco dentro del que tiene lugar el proceso de “destrucción creativa”. La economía “ingrávida” Expresado de manera muy resumida y omitiendo aspectos importantes (con los riesgos que ello supone), de acuerdo con los historiadores, cabe distinguir tres etapas en la evolución del capitalismo: el capitalismo mercantil, el capitalismo industrial y el capitalismo fundamentado en el conocimiento, asociado a una transición marcada por la “desmaterialización” del proceso productivo debido a la creciente significación de los bienes intangibles en la creación de bienes y servicios. Cierto (y obvio) que el conocimiento ha sido históricamente un factor determinante en el proceso productivo, pero según lo argumentado arriba, nunca como en tiempos como los de ahora. Surge una economía que, como afirma Castells, (2001), ha adoptado un patrón de organización e integración de la actividad productiva que trasciende 6 los límites nacionales y, además, se encuentra basada en redes, tanto a nivel de empresas como de regiones. Asoma, en fin, la transición hacia un formato que, si bien no tiene aún trazos definitivos, ya deja ver modificaciones significativas en sus características y en sus reglas con respecto a la “vieja” economía. Se habla, pues, de la Economía del Conocimiento o, también, de la “Economía Ingrávida” de acuerdo a la sugerente expresión de Ryfkin (2014). A propósito de ello, señalan Canuto y Cavallari (2012), en un reporte preparado para el Banco Mundial, que los cálculos de la riqueza total –que incluyen el capital producido, el natural, el humano y el institucional– ponen de manifiesto que el capital humano y el valor de las instituciones ya constituyen, en algunas sociedades, la mayor proporción de la riqueza. Puesto en otros términos, el capital natural representa el 5% de la riqueza total, el capital 6
Sin entrar en detalles que escaparían al alcance del presente escrito, es imprescindible advertir, al menos, que en estos tiempos de globalización se están observando tendencias relevantes que apuntan hacia el nacionalismo y el proteccionismo en materia de comercio e inversión. De acuerdo a la WTO entre octubre del 2015 y mayo del 2106 los países del G20 adoptaron 145 leyes dirigidas a fortalecer las barreras comerciales. Resulta fundamental preguntarse, entonces, si las restricciones políticas a la globalización pueden contradecir las posibilidades que a su favor provienen del desarrollo tecnocientífico.
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producido el 18% y el capital intangible el 77%. Este último incluye las destrezas y el know-how incorporados a la fuerza laboral y toma en cuenta también el capital social, esto es, la confianza entre las personas en una sociedad y su capacidad de trabajar en conjunto para un propósito común. Adquieren, por tanto, una gran trascendencia las variables ligadas a la 7 generación, uso y transmisión de conocimiento. Lo que distingue a los pobres – sean personas o países– de los ricos, es no sólo que tienen menos capital, sino menos conocimientos. El rápido proceso en la incorporación de conocimientos científicos, tecnológicos y organizativos y, de otra parte, las innovaciones institucionales requeridas para la adaptación de esos conocimientos al medio local ha sido una de las claves esenciales del desempeño registrado por países como Corea y Taiwán en el pasado reciente y por China e India hoy (Dahlman y Sercovich, 1987). El conocimiento como bien económico La nueva narrativa sobre la economía gira de manera notable, así pues, en torno a términos como capital humano, universidades, laboratorios, capacidades de aprendizaje, acumulación del conocimiento (ya sea tácito, incorporado o codificado), patentes, publicaciones, innovaciones (de producto, de proceso y organizacionales) e investigación y desarrollo. En este contexto, el conocimiento, en sus varias formas, se convierte en un bien económico que se produce, reproduce, distribuye y financia de acuerdo a criterios y procesos distintos a los que regían con respecto a los bienes tangibles, debido principalmente a tres de sus rasgos más característicos que subraya la literatura referida al asunto : a) se trata de un bien público, aunque apropiable, b) su consumo no agota su disponibilidad y c) su costo de producción es muy alto, pero su costo de difusión es cercano a cero. La conocida y tradicional distinción entre bienes «públicos», suministrados por el Estado, y bienes «privados», suministrados por las empresas particulares, se ha complementado con una segunda y muy útil distinción entre bienes «rivales» y «no rivales», es decir entre bienes cuyo carácter corpóreo (físico) permite poseerlos por completo e impedir en alguna medida que otros lo compartan y, de otra parte, bienes cuya esencia puede ponerse por 7
Aunque es obviamente una referencia muy específica, ayuda a la comprensión de lo que se viene señalando el hecho de que en 1975, el 83% del valor de mercado de las 500 empresas más grandes consistía de productos y servicios “tangibles”, en áreas como la manufactura, la agricultura y las materias primas. Para el año 2015, el 85% del valor de estas compañías provenía de “activos intangibles”, es decir de ideas, conceptos, marcas y productos y procesos innovadores.
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escrito y almacenarse en una computadora, como una cadena de bits y ser compartida por igual y casi ilimitadamente por muchas personas al mismo tiempo. Los bienes rivales son objetos y lo no rivales son ideas…” (Romer, citado en David Warsh, 2009). Desde la perspectiva de las políticas públicas deben atenderse tres aspectos medulares (Romer, citado en David Warsh, 2009): a) Asegurar que los procesos de innovación no se detengan por la insuficiencia de bienes y servicios públicos, es decir, aquellos que el mercado no provee porque su consumo es no rival y no excluible (infraestructura para la investigación científica, educación, etcétera.). b) Promover la adecuación del marco legal vinculado a la protección de la propiedad intelectual (bienes privados) y el control de su efectiva aplicación, como forma de equilibrar los intereses de los que innovan y los usuarios de las innovaciones. c) Incentivar la conformación de redes de innovación, como formas institucionales adecuadas para resolver el dilema arriba planteado. En estas redes, que generan fuertes complementariedades y externalidades, la inversión privada no se ve desestimulada porque los beneficios de la innovación o del intercambio de conocimientos sean apropiados ('internalizados') por los miembros de la red. Estos 'bienes de club' reducen así el problema derivado de la no apropiabilidad del conocimiento. La propiedad sobre el conocimiento (algunos puntos de debate) La propiedad sobre el conocimiento es, no hay necesidad de decirlo, un tema clave. El establecimiento de mecanismos legales para privatizar el conocimiento se mantiene en el núcleo de la actividad económica, al tiempo que los nuevos desarrollos tecnológicos ponen en evidencia que difícilmente la protección legal puede convertirlo en un bien completamente privado. En otras palabras, si la valorización se sustenta en una transformación creciente del conocimiento en información, esa misma transformación lo acerca a la condición de bien público, condición que atenúa en diversos grados la apropiación privada (Foray, 2000). Stiglitz (2013), y junto a él otros autores, advierten que el sistema de patentes, nacido en el siglo XV, ya no corresponde en absoluto a la economía del siglo XXI y que fracasar en su reforma podría salir muy caro. El tema sigue planteado alrededor de un antiguo dilema: cómo conciliar la difusión social de las innovaciones sin, al mismo tiempo, desestimular la inversión privada en su generación, dada su baja apropiabilidad. O, expresado de otra manera: cuál es el límite entre la protección de los derechos de propiedad intelectual y la protección del dominio público. Los términos que bordean el problema continúan
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vigentes, si bien han modificado como consecuencia de los desarrollos 8 tecnológicos que han ido dando lugar a la economía del conocimiento. Desde hace algún tiempo se han venido armando algunas iniciativas que encaran el dilema anotado. Así, por ejemplo, la CEPAL (2011) ha señalado la necesidad de contar con la capacidad institucional necesaria para supervisar la influencia de tales derechos sobre la difusión internacional de tecnología y, así mismo, con respecto a la brecha tecnológica existente entre los países, especialmente en el área de las tecnologías limpias y de las tecnologías que promueven la atención de las necesidades básicas de la población más pobre del planeta. En esta dirección se trata de abrir espacios para lograr acuerdos en los que las patentes no comprometan el desarrollo local de tecnologías. Por otro lado, un informe de las Naciones Unidas considera esencial, para reducir la presión de los desastres ambientales en los países menos desarrollados, que se establezca un “régimen equilibrado de propiedad intelectual para la transferencia de tecnologías”. Más allá de sugerir el aprovechamiento al máximo de las “flexibilidades” existentes en el sistema, se manifiestan opciones específicas tales como “excluir sectores críticos del control de patentes, a través de un “pool” global de tecnologías, con el propósito de enfrentar la transformación cli9 mática (United Nations, 2009). Por su parte, Stiglitz (2013) se ha referido (de paso, no ha sido el único en hacerlo) a un sistema de recompensas entregadas por el gobierno, quien compraría las patentes ligadas a medicamentos y las colocaría en el sector público, que las haría más accesibles. En el mismo tenor, mientras en no pocos países las universidades son hoy en día productoras, en grado creciente, de bienes privados, al punto de que se habla del “capitalismo académico” (Slaughter y Leslie, 1977), simultáneamente adquiere relevancia el concepto de “ciencia abierta”, expresión de un 8
Por citar sólo un ejemplo, a propósito de las impresoras 3D en el que los titulares de derechos de propiedad pueden verse severamente afectados debido a todas las facilidades que dan al poderse descargar los diseños en CAD desde Internet y modificar e imprimir el producto final desde la casa del usuario. 9
De manera similar, el Medicines Patent Pool trata de facilitar el acceso de medicamentos contra el VIH/SIDA a precios más asequibles para países de bajos y medianos ingresos, a través de un sistema de concesión de licencias. Se trata de una “bolsa” de patentes, obtenidas a través de negociaciones con laboratorios o productores de medicamentos innovadores (es decir, patentados) contra el VIH/SIDA. Con esa bolsa, se otorga sub licencias a laboratorios de medicamentos genéricos, con el objeto de que estos manufacturen medicinas contra dicha enfermedad, dirigidas a mercados seleccionados a partir de necesidades específicas. (Guízar López, 2013).
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movimiento que fomenta que el acceso libre a las investigaciones científicas, metodologías y datos obtenidos, sobre todo si se cuenta con el respaldo de fondos públicos. Una referencia fundamental al respecto es el proyecto europeo CERN, gracias al que se conoció “partícula de Dios”. Como éstas es posible identificar otras acciones que apuntan en la misma dirección, fundamentándose en buena medida en las oportunidades que ofrecen los desarrollos tecnológicos. Expresan la existencia de movimientos que, con cada vez mayor influencia, debaten la propiedad sobre el conocimiento y plantean diferentes opciones en pro de un más fácil acceso, siendo el movimiento organizado en torno al software libre el ejemplo más relevante en este sentido. La nuez de la argumentación no es del todo nueva y, a pesar de sus diferentes matices, puesto que el tiempo no pasa en balde, se sustenta particularmente en torno a dos puntos. Por un lado, la idea del que se trata de un proceso acumulativo ya que la producción de nuevo conocimiento se descansa siempre en otros conocimientos previos y, por el otro, la idea de que el conocimiento es siempre relacional en el sentido de que un cierto conocimiento sólo tiene sentido si se vincula con otros. En virtud de estos elementos, es difícil determinar, según se alega, quién es el productor de un conocimiento y delimitar lo que podría constituirse como su propiedad. En fin, el tema de la propiedad asoma como complejo y polémico, medular en el contexto de la Economía del Conocimiento. La “destrucción creativa” Seguramente, nunca fue más cierto que en estos tiempos, el concepto de “destrucción creativa”, en torno al que Schumpeter vertebró su visión del progreso tecnológico, inspirado en las ideas de Marx. Aludía a la confrontación entre lo nuevo y lo viejo, advirtiendo que el proceso tecnológico, a la vez que asoma espacios distintos y oportunidades inéditas, provoca desacomodos graves en la sociedad, que por lo general se reparten de manera asimétrica entre los diferentes países, sectores y grupos sociales. A propósito de esto vale la pena traer a colación, a título de muestra, la última reunión del Foro de Davos, celebrada a principios del año 2016, en donde se analizó la creciente robotización de la actividad productiva. Se analizó la que identifican como una cuarta revolución industrial, ya en camino, y centrada principalmente en la automatización, gracias a la fusión de la robótica, las tecnologías de la información y la inteligencia artificial, de enorme impacto en el mercado laboral. Poco a poco, se indicó, los empleos rutinarios y repetitivos han venido siendo suplantados por computadoras alimentadas por sofisticados programas, pero ya comienzan a tocar también los espacios laborales que requieren de pensamiento analítico y alto nivel de educación (medicina, ingeniería, derecho …) y mostrando que ya que no se requerirá de manufacturas elaboradas con
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mano de obra barata, sino de mano de obra calificada (mente-obra) capaz de 10 innovar, es decir, de mente factura. Un estudio llevado a cabo por los profesores Carl Benedikt Frey y Michael Osborne en la Universidad de Oxford, reviso a más de 700 trabajos actuales y se concluyó que el 47% de los empleos pueden considerarse de alto riesgo de ser automatizados en una o dos décadas (citado en El Mundo, 2016). En el referido Foro se subrayó, finalmente, la necesidad de prepararse para encararlos el maremoto tecnológico: "Sin una acción urgente y específica para organizar la transición y contar con trabajadores con la formación necesaria, los gobiernos tendrán que lidiar con más desempleo y más desigualdad". Sólo aquellos países que adapten su legislación laboral, su sistema educativo, su infraestructura y sus instituciones aprovecharán en forma cabal esta revolución 11 tecnológica. En una visión parcialmente parecida, pero que introduce otros matices, J.P. Gownder, director de el Informe “Forrester 2025: trabajando junto a los robots”, sostiene que: "En realidad, la automatización hará que surjan y que crezcan nuevas categorías de empleo", y que "El mayor efecto va a ser la transformación del trabajo. Las empresas han de ir negociando ya una nueva relación entre humanos y robots, en la que los dos trabajen juntos, en vez de convertirse en meros sustitutos del otro". (Citado en El Mundo, 2106). En fin, por encima de las diversas opiniones que se tengan sobre ella, la robotización es, sin duda, un tema central de nuestro tiempo
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El énfasis que China está poniendo en la innovación productiva, mediante el acceso en gran escala a la digitalización y a la robótica, estaría en capacidad de impactar negativamente al plan en su conjunto. La acelerada automatización en curso podría no sólo propiciar el declive prematuro de la producción manufacturera de mano de obra intensiva, sino complicar en importante medida la consolidación de un modelo de servicios. Ello afectaría seriamente la capacidad de empleo y por extensión la posibilidad de que el consumo privado se transforme en motor fundamental del crecimiento del PIB. China se ha adentrado a pasos agigantados en la robótica. De acuerdo con Martin Ford, en 2014 dicho país contaba ya con un 25% de los robots industriales del planeta, lo que en sí mismo significó un aumento del 54% con respecto al año precedente. Para 2017 deberá estar ocupando el primer puesto mundial en capacidad manufacturera sustentada en la robótica (“China’s troubling Robot Revolution”, The New York Times, June 10, 2015, citado en Toro Hardy 2016a). 11
Finlandia ha decidido empezar a prepararse para el futuro y será en 2017 la vitrina de lo que se ha identificado como la renta básica universal. Es decir, recibir una cantidad de dinero al mes, se tenga empleo o no.
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La impresora 3D seguramente ilustra, de otro modo, desde otro ángulo y en otro ámbito, lo que vengo señalando respecto al curso del desarrollo tecnológico, desde la visión de Schumpeter. Como se sabe, se trata de una máquina capaz de imprimir figuras con volumen a partir de un diseño hecho por ordenador, acortando de esta manera el ciclo de desarrollo del producto, al poderse fabricar prototipos rápidamente. Asimismo, incrementa la eficacia de la cadena de suministros y reduce los costos de instalaciones, ya que no se requieren de depósitos para guardar mercancía. En síntesis, mejora la eficiencia al romper los modelos tradicionales de fabricación, distribución, almacenamiento, envío y venta al por menor. Además, es amigable con el medio ambiente ya que no utiliza tanta energía, no deja tanto desperdicio y, al no haber necesidad de enviar el producto, evita el uso de combustibles. La impresión 3D actualmente se está utilizando prácticamente en todas las industrias: automotriz, aeroespacial, militar, médica, construcción, ingeniería, biotecnológica, moda, joyería, alimentos, etcétera. Las impresoras 3D están comenzando, por tanto, a ser percibidas como una alternativa a la producción manufacturera que, en medio de sus variantes, conocemos desde los inicios de la revolución industrial, dándole espacio a un proceso que, obviamente, deja en su camino, junto a muchos ganadores a no pocos perdedores. Quedan recogidos en esta sección del documento apenas dos aspectos que registran innumerables procesos de desacomodo y reacomodo, igualmente asociados a la biotecnología, a la nanotecnología, a las ciencias cognitivas, esto es, a la amplia gama de oportunidades derivadas del nuevo paradigma, así como sus efectos en múltiples ámbitos y sus diferentes resultados. No debe olvidarse, en este contexto, que al final de cuentas, el desarrollo de la ciencia y la tecnológica es en esencia un proceso social envuelto en contradicciones y generador de efectos tanto positivos como negativos que se resuelven dentro del marco de determinadas relaciones de poder, en sus distintas manifestaciones. La economía colaborativa Según figura en la literatura dedicada al tema, asoma el rostro de la llamada economía colaborativa o economía de acceso. La misma alude a una economía fundamentada en el intercambio y la puesta en común de bienes y servicios mediante el uso de plataformas digitales. Se apoya, según la explicación al respecto, en valores no mercantiles, centrados más en la idea de compartir que de poseer, generando formas de trueque, estimulando la colaboración y el intercambio entre los usuarios de un bien o de un servicio que se proveen sin depender de un empleador. Como especifica el dictamen elaborado en 2014 por la Unión Europea, “el consumo colaborativo representa la complementación ventajosa desde el punto
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de vista innovador, económico y ecológico de la economía de la producción por la economía del consumo. Además, supone una solución a la crisis económica y financiera”. En otras palabras, surge una manera distinta de gastar, pero también de emprender a partir de la necesidad de sacar rédito de los recursos propios. Si bien no se puede decir la última palabra respecto al dibujo de esta nueva economía, la misma crece actualmente entre el 15% y el 17% al año, mostrando, con relación a algunos sectores y empresas, una expansión notable. E importante, igualmente, llamar la atención sobre el hecho de que en China la economía colaborativa es una de las cinco más grandes del mundo con una expectativa de crecimiento del 40% anual en los próximos cinco años. La economía colaborativa deja entrever un esquema que a algunos se les antoja como sustituto del capitalismo. Dentro de esta línea de pensamiento hay quienes sustentan el argumento de que la mayor presión hacia el reemplazo del capitalismo pudiese ser consecuencia del propio desarrollo tecnológico vía, por un lado, la reducción drástica del empleo (y por tanto reducción de la demanda) y, por el otro, la tendencia hacia el cero costo marginal, lo que por extensión ahogaría el incentivo al lucro que nutre al modelo (Toro Hardy, 2016b). Como consecuencia de lo anterior, el actual desarrollo tecnológico sería incompatible con el capitalismo y por tanto el postcapitalismo se manifestaría como una necesidad, dado que es una opción que abre espacios a esquemas distintos en buena medida al mercado que alteran los esquemas de propiedad sobre el conocimiento y modifican la relación entre trabajos y salarios (Mason, 2016). Sin embargo también hay quienes, desde otra perspectiva consideran que lo que pudiera estar germinando es, apenas, el remozamiento del sistema capitalista, gracias a avances tecnológicos que dejan entrever otros resquicios, pero sin alterar su esencia. Por otro lado, la idea misma de la existencia de una revolución tecnológica está siendo cuestionada por algunos. Robert Gordon, por ejemplo, publicó recientemente un ensayo (Auge y caída del crecimiento estadounidense), en donde plantea esa tesis esgrimiendo tres cosas: a) la revolución digital está sobrevalorada. b) la verdadera revolución tecnológica, única e irrepetible, se dio entre finales del siglo XIX y principios del XX, con la electricidad, el teléfono y el coche y c) el crecimiento económico no volverá a los niveles estelares que hicieron posible aquellas innovaciones. (Nosengo, 2015). Las visiones son, pues, muy distintas, algunas muy pesimistas, como la de los ludistas en hechura siglo XXI y otras muy optimistas, la de los evangelistas de la utopía digital. En todo caso, no hay que olvidar que las transformaciones asociadas a los recientes desarrollos tecnocientíficos no son neutras, se dan en
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determinados contextos sociales que influencian los rumbos del cambio, sus aspectos positivos y los negativos, los sectores y grupos favorecidos y los perjudicados. En pocas palabras, la discusión está abierta, los hechos no terminan de decantarse, la película no está del todo clara. Solo hay la certeza de que las transformaciones que vienen ocurriendo son gruesas, de gran impacto y exigen profundos reacomodos. Queda, así, enmarcada una cuestión compleja, rodeada de no pocas polémicas e interrogantes que ha dado lugar a opiniones muy surtidas. ¿Se configurará un modelo económico postcapitalista?. Es ésta la pregunta que 12 compendia el debate provocado, que, de paso, es de vieja data. En suma, estamos frente a procesos que no terminan de consolidarse. El juego está abierto, abundan las interrogantes y las dudas. VENEZUELA FRENTE A LAS DEMANDAS DEL SIGLO XXI
Durante el último tramo de su historia, el país ha estado marcado, para bien y para mal, por el ingreso proveniente de la explotación petrolera. La economía rentista ha sido, pues, el molde decisivo, según el cual tuvo lugar el desarrollo nacional, con algunas variantes, cierto, pero que no alcanzaban a afectar su 13 esencia, inclusive en tiempos del llamado Socialismo del Siglo XXI. “Sembrar el petróleo” Sembrar el petróleo", probablemente el más célebre de los que escribió Arturo Uslar Pietri. Planteaba allí, “la necesidad de re direccionar los recursos provenientes de la renta petrolera hacia el impulso del sector no petrolero de la 14 economía nacional, con miras al desarrollo integral del país”. Desde entonces la idea de “sembrar el petróleo” ha formado parte, en interpretación libre, del discurso político nacional. Así, cada gobierno ha traducido en retóricas particulares e, igualmente, en estrategias particulares que, sin entrar en pormenores, puede afirmarse que dejaron como saldo una obra sin duda fundamental, pero que pudo ser mucho más trascendente, si no fuese porque el país siempre resultó débil frente a la tentación representada por el alza de los 12
La discusión se perfila claramente en los trabajos de Peter Druker, publicados durant la década de los años noventa. 13
En la comprensión de lo que ha sido el papel de la renta petrolera en la economía nacional, la obra de Asdrúbal Baptista es fundamental. Ver por ejemplo Baptista (2004). 14
Hay algunos estudiosos del tema que sostienen que la frase es, en realidad, de Alberto Adriani, quien fue Ministro de Agricultura y Ministro de Hacienda Pública en el Gobierno de Eleazar López Contreras, quien tenia una visión parecida a la de Uslar.
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precios petroleros en el mercado internacional. Así, no es de extrañar, entonces, que mucho tiempo después del mencionado artículo y a raíz de una nueva crisis de precios, en 1984 el mismo Uslar publicase otro en el que se refería al final de la “era del parásito feliz” y advertía la llegada irremisible “del tiempo de las 15 rectificaciones.” Nótese, por favor, que han pasado más de tres décadas desde entonces. Como ya se apuntó, la situación no varió con el proyecto político del Presidente Hugo Chávez, no obstante haber sido, la de apartarse del rentismo, una de sus convicciones políticas medulares. Muy por el contrario, continuó el mismo esquema de acumulación extractivista, si bien se observaron variantes en el destino de los ingresos obtenidos. Sin entrar en la evaluación de los resultados, en el apodado “socialismo rentista”, la siembra del petróleo se enfocó, más que en el anterior “capitalismo rentista”, hacia el financiamiento de la inversión social a través, no sólo, pero si en forma predominante, de una amplia gama de misiones sociales en los campos de la alimentación, educación, vivienda, salud, etcétera. Y como lo dejan ver las grandes dificultades que viene experimentando el país en los últimos años, los recursos no tuvieron como destino relevante la expansión y el fortalecimiento del aparato productivo. Seguramente Uslar habría dicho que tampoco en esta ocasión se sembró el petróleo. Las presiones del cambio climático Durante los últimos años el valor del barril de petróleo ha bajado sustancialmente. Sin embargo, los entendidos afirman que la presente crisis muestra esta vez otros ribetes, pues no se trata sólo de la las modificaciones más o menos típicas en el funcionamiento del mercado de los hidrocarburos, sino que anuncia la transición que se viene operando hacia un modelo de generación de energías no fósiles, dados los serios desacomodos ambientales. Estos han propiciado el progresivo surgimiento de un nuevo patrón de producción y consumo energético, de acuerdo a una decisión mundial irreversible. En fin, ya nadie cree, salvo, tal vez, Donald Trump, que lo del 15
Decía Uslar : “El Estado venezolano no puede seguir siendo el San Nicolás pródigo que otorga dádivas. empleos y subsidios sin medida; los hombres de empresa no pueden hacer sus cálculos de beneficios sobre la protección y la manirrotez ilimitada del Gobierno, sino sobre la realidad de la capacidad de producción y de consumo del país; los trabajadores, por su parte, tienen que entender que su posibilidad de alcanzar mejoras no dependen ya de generosa intención de los políticos, sino de su real capacidad producir riqueza por medio del trabajo eficiente. Es un cambio de 180 grados que exigirá de todos los habitantes del país un nuevo espíritu de comprensión y de voluntad de sumar esfuerzos.” (Uslar Piertri, 1984/2006).
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cambio climático sea un cuento chino y varios países han puesto manos a la 16 obra a fin de encarar la gravedad de sus consecuencias. Para ilustrar el tamaño del problema, tal vez baste con referir que para limitar el aumento de la temperatura en no más de 1,5 grados centígrados, de acuerdo a las exigencias derivadas del Acuerdo de París, las emisiones globales de dióxido de carbono deberán tocar pico antes de 2030 y ser eliminadas después del 2050. Como se ve, se requieren políticas urgentes. Hace pocos años, por ejemplo, el Presidente Obama aprobó el Plan de Energía Limpia para los Estados Unidos y, por otro lado, la Unión Europea lanzó el Proyecto “La Tercera Revolución Industrial”, contentivo de un menú de estrategias y políticas, pensado en buena medida a partir de los grandes cambios el ámbito de la ciencia, la tecnología y la innovación que vienen ocurriendo, con marcado acento en la cuestión ambiental. La cosa va en serio, como lo evidencia el hecho de que el costo de la energía solar ha bajado en 85% desde el 2000 y el de la eólica ha caído en 85% desde finales de los noventa. Avances también muy significativos, aunque no tanto, se observan en las energías asociadas a la biomasa, la geotérmica y las olas. Por otra parte, las grandes compañías petroleras tienen algún tiempo dirigiendo sus inversiones a la industria de las energías verdes, anticipando, como dije, una matriz energética 17 futura, desligada de los combustibles fósiles.
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Que se trata un “invento de China, ideado para hacer que EEUU fuera menos competitivo”, ha afirmado Trump en diversas ocasiones y consecuentemente ha hablado, así mismo, de recuperar el carbón y de perseverar en el fracking. Y en un tono más íntimo y personal, incluso con un toque que asoma como pedagógico, ha llegado a decir que nadie le puede prohibir el uso de su laca para peinarse, porque utilizaba el spray en su casa y en consecuencia no afecta la capa de ozono. En fin, así es como piensa el próximo Presidente del país que figura en el segundo lugar respecto a las emisiones de gases de efecto invernadero, con un 15,6% del total mundial, por debajo de China (22,7%), pero delante de la Unión Europea (10,9%). 17
Conciliar, por decirlo de esta manera, la economía y la ecología es una idea con cierto peso desde los años sesenta. Hoy en día, los estudiosos la entienden como la producción de bienes y servicios, a partir de la biomasa y sus funcionalidades biológicas, transformada por la biotecnología. Abarca una gama amplia de sectores vinculados a la energía, alimentación, fibras, salud y diversos segmentos de la industria. Así, en términos generales, cuando en la actualidad se habla de bioeconomía se alude al sector que usa, mediante las biotecnologías, la biomasa como punto de partida para su producción (Henry, Pahun, Trigo 2014). Desde entonces se habla de la bioeconomía como una opción de desarrollo y se entiende como la ciencia de la gestión de la sustentabilidad. Su finalidad es alcanzar un desarrollo socioeconómico sostenible, a través de un uso eficiente de los recursos naturales. “No es una rama de la teoría económica, sino un campo de estudio transdisciplinar, en el que participan además de economistas, científicos de otras áreas como la biología, la física, etcétera.” (Trigo y col., 2014).
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La Venezuela postrentista Vivimos, pues, períodos marcados por shocks tecnológicos que también llegan, esto se dice menos, hasta orillas venezolanas, trayéndonos oportunidades, problemas y desafíos que nos remiten a la urgencia de superar el agotamiento del modelo rentista que tuteló la vida nacional a lo largo de casi un siglo y que se manifestó en el debilitamiento progresivo del Petro Estado, 18 dejando al aire las costuras de la institucionalidad pública del país. De paso, no deja de ser importante referir que el rentismo no ha sido del todo desalojado del imaginario colectivo nacional, tal y como lo demuestra fehacientemente la manera como el gobierno nacional ha venido encarando el desarrollo del Arco Minero y las velitas que se prenden, rogándole a todos los santos para que se dé una recuperación del mercado internacional que favorezca nuestras exportaciones de crudo. Cierto, entonces, que la tarea es, por tanto, superar la economía petrolera, puesto que si, además de lo dicho, nos acogemos a las medidas adoptadas por el Consenso de París, el futuro de los hidrocarburos no parece muy halagüeño, a pesar de las inmensas reservas guardadas en el subsuelo, en los alrededores del Orinoco, equivalentes al 28% del petróleo del mundo. En todo caso, el país debería aprender a darle otros usos alrededor de la revalorización del gas o el 19 procesamiento petroquímico, por ejemplo y, fundamentalmente, comenzar a imaginarse que el petróleo quede convertido en una “curiosidad geológica”, según la expresión drástica de Carlos Mendoza Potellá (2016). Pero el asunto va aún más lejos. Se trata, además de superar el rentismo, de encarar las implicaciones de la Economía del Conocimiento. COROLARIO
La cuestión estriba, entonces, en pensar cómo construir la transición hacia una sociedad en la que sean posibles los procesos de creación, distribución y uso de conocimientos e innovaciones, asumiendo que tales procesos no son neutros desde el punto de vista político y social. Más específicamente, se trata de ver cómo andar el camino hacia una economía diversificada que cuente con 18
El Estado Mágico, según la inteligente expresión de Fernando Coronil (2002), con el propósito de referirse al Estado que todo lo puede, magnánimo, dadivoso, paternalista, capaz de desarrollar y soportar esquemas de “pluralismo tutelar” y el “mesianismo” que le otorga poderes celestiales a una figura capaz de resolver (Hugo Chávez es, sin duda, el prototipo) todos los problemas con la petrochequera. 19
Hay, no olvidemos, nuevas complicaciones en el mercado petrolero, una muy importante representada actualmente por la explotación de los esquistos por parte sobre todo de los Estados Unidos,
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las condiciones y las capacidades requeridas para producir bienes y servicios intensivos en conocimiento, en el marco de un desarrollo que apunte a la inclusión social y a la sustentabilidad desde el punto de vista ambiental, teniendo como trasfondo la globalización, aún con sus bemoles, apuntados en páginas anteriores, pero entendiendo que las transformaciones tecnológicas se originan principalmente en otras latitudes. No hay, pues, otra opción que la de hacerle frente a las exigencias de la “economía ingrávida”. Y, desde esta premisa, trazar la ruta hacia una economía acorde con otro dibujo. Esta tarea, que he tratado de esbozar a lo largo del texto, implica repensar muchas cosas, a sabiendas de que, además, no veníamos bien por donde hemos venido durante los últimos años y de que no es poco lo que hay que enderezar. Los diagnósticos a la mano, en lo que respecta a los desafíos planteados, muestran que la posición de arranque del país no es muy favorable en términos de estrategias, políticas, capacidades e institucionalidad. “La nueva economía no es la que viene, es en la que estamos”, dice Castells (2006). Hay, pues, que empinarse por sobre la coyuntura actual, mirando más allá de sus emergencias, las que hoy en día parecen asfixiar a la sociedad venezolana. La tarea exige premura y resulta imposible eliminar la sensación de que las cosas debimos haberlas empezado ayer. El país se debe un amplio acuerdo político en torno a lo que hay que hacer y cómo hacerlo, dentro de una visión compartida y en sintonía con los códigos que rigen el Siglo XXI. Una visión dentro de la que sea posible amparar diferentes modos de representación de los intereses colectivos y adoptar esquemas de articulación de los distintos actores sociales, tanto a nivel nacional, regional y local, así como sectorial, a fin de encarar el mundo cambiante bosquejado aquí, con las oportunidades y dudas, ventajas y desventajas, aspectos positivos y negativos que trae consigo en todos los planos de la vida (político, económico, social, institucional, ético). El presente ensayo representa, apenas, unos cuantos apuntes escritos con la idea de contribuir a colocar el tema en el radar de las preocupaciones de un país al que, cmo indiqué antes, desde hace largo rato, no le resulta fácil ni obvio mirar estas cosas. REFERENCIAS
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2017 Vol. XXIII, No. 1 (ene-jun), pp. 91-121
LOS MODELOS DE UTILIDAD EN VENEZUELA, ENTRE LA IGNORANCIA Y EL POPULISMO Elsi Jiménez1 Zoraira Silva2 UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (UCV) Fecha de recepción: 12-01-17
Fecha de aceptación: 08-06-17
Resumen: En el siguiente artículo se destaca como a mayor nivel de desarrollo, mayor importancia se da al binomio conocimiento-economía, mediante la economía del conocimiento para el desarrollo de los países. Posteriormente, se analiza la importancia de los modelos de utilidad dentro de la economía de conocimiento y desde esta perspectiva se describe la producción de las pequeñas patentes o modelos de utilidad como parte de la propiedad industrial en América Latina y el Caribe. Asimismo, a pesar de contar con el sustento de leyes nacionales e internacionales, el Gobierno venezolano desestimó el funcionamiento de esas leyes e influyó en el debilitamiento al derecho exclusivo de la propiedad industrial. También, se presentan los datos de la producción de los modelos de utilidad en países de América Latina y específicamente de Venezuela, a través de los datos que proporciona la Oficina Mundial de la Propiedad Industrial. Se concluye con la siguiente afirmación, que la situación política, económica y social de Venezuela afectó negativamente el rendimiento y la efectiva producción de este tipo de propiedad industrial. Palabras claves: Modelos de utilidad, Innovación, Propiedad industrial, Bienes y Servicios, Economía del Conocimiento.
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Doctora en Educación, Profesora en la Escuela de Bibliotecología y Archivología, Coordinadora del Doctorado en Humanidades de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela. Sus publicaciones están disponibles en: https://ucv.academia.edu/ElsiJim%C3%A9nez. Correo electrónico: jimenez.elsi@gmail.com. 2
Licenciada en Archivología, Universidad Central de Venezuela. Magíster en Información y Comunicación para el Desarrollo, Universidad Central de Venezuela. Correo electrónico: urkiaz@gmail.com.
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THE MODELS OF UTILITY IN VENEZUELA, BETWEEN IGNORANCE AND POPULISM Abstract: The following article it is highlighted as a higher level of development, greater importance is given to the binomial knowledge-economy, through the knowledge economy for the development of countries. Subsequently, we analyze the importance of utility models within the knowledge economy and from this perspective describe the production of small patents or utility models as part of industrial property in Latin America and the Caribbean. In addition, despite the support of national and international laws, the Venezuelan government dismissed the operation of these laws and influenced the weakening of the exclusive right of industrial property. Also, data on the production of utility models are presented in Latin American countries and specifically in Venezuela, through the data provided by the World Intellectual Property Office. It is concluded with the following statement that the political, economic and social situation of Venezuela negatively affected the yield and the effective production of this type of industrial property. Keywords: Models of utility, Innovation, Industrial Property, Goods and Services, Knowledge Economy.
LOS MODELOS DE UTILIDAD
Los modelos de utilidad son pequeñas patentes desarrolladas en diversos países del mundo como herramientas para producir bienes de uso, para la producción y la comercialización de productos tangibles. La titularidad de protección a los modelos de utilidad, tiene un papel significativo en la economía del conocimiento en los países desarrollados y en particular en los países emergentes o en vía de desarrollo, esto se debe a la forma sencilla, rápida y económica de obtener una licencia de novedad o mejora significativa sobre un objeto, herramienta, utensilio o componentes. Por ser una novedad dentro del estado de la técnica y de exclusividad industrial contribuyen al fortalecimiento a las pequeñas y medianas empresas. Para Antequera (2006), los modelos de utilidad son un apéndice de la propiedad industrial, es una licencia de protección jurídica que otorga el Estado a los creadores y a los innovadores, por una nueva configuración de forma, diseño y funcionalidad de un objeto, herramienta o utensilio de aplicabilidad y uso técnico. De hecho, los modelos de utilidad se asemejan a las patentes, pero sólo en algunos aspectos jurídicos, ya que las patentes de invenciones tienen mayor reconocimiento atribuidas a las grandes invenciones tecnológicas y científicas. Los modelos de utilidad se otorgan por un tiempo aproximado de diez (10) años y son una de las vías de aplicación del conocimiento generado en la sociedad. En cuanto a la garantía de protección de las invenciones e innovaciones, ésta consiste en darle legalidad a través de las legislaciones y/o jurisprudencias, que deben velar por el cumplimiento de las normas para la funcionalidad de las instituciones a fin de generar un clima de seguridad y armonía, y fijar acciones
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que garanticen la utilidad y el uso exclusivo a las invenciones o novedades técnicas, aplicabilidad industrial y actividad inventiva, entre otros (Ascarelli, 1970). En ese sentido, el derecho de exclusividad debe responder a las normativas para modelos de utilidad, éstas a su vez, exigen ciertos requisitos como: actividad inventiva y el requisito industrial. La aplicabilidad industrial genera otra actividad, que se da sobre la base de la planificación y organización mediante acuerdos, relaciones y decisiones, entre el innovador y el Estado y la persona o institución que desea industrializarla. La explotación del modelo de utilidad puede ser por regalías que son los ingresos que se acuerdan percibir por la concesión o licencia. Es concesión cuando el titular de la patente concede los derechos de explotación a otro y cesión, es la venta irrevocable y transferible de la propiedad de la patente al cesionario, quien produce los bienes (Philip Mendes, Asociado, Innovation, Law, s/f). Igualmente, son diversas las formas de medir los procesos productivos de las naciones y los rankings internacionales sirven de marcos referenciales para evaluar los niveles de competitividades de los países. Algunos se encargan de monitorear el panorama mundial, tomando en cuenta las relaciones comerciales circunscritas mediantes acuerdos internacionales como la que existen con la Organización Mundial del Comercio (OMC), Acuerdos de Derecho de Propiedad Intelectual Desarrolladas con el Comercio (ADPIC), Convenios de París, Comunidad Económica Europea, Comunidad Andina de Naciones, la OMPI, las Naciones Unidas (Gómez, López y Araujo, 2008). LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO
La teoría de economía del conocimiento fue desarrollada por el economista 3 austriaco Schumpeter , profesor de la Universidad de Harvard. Esta teoría hace hincapié en que la innovación y al desarrollo tecnológico son el motor fundamental para el crecimiento económico y de cambios en los patrones socioculturales. Además, permite que las economías cuenten con una balanza favorable gracias a la innovación que hacen los empresarios en las elaboraciones de sus productos, que a su vez financian nuevos proyectos (Edelberg, s/f, p. 2). Es la perfecta retroalimentación. Se estima que el emprendimiento y la innovación es un tema transcendental en el mundo, como lo expresó Pink, en el simposio realizado en Wharton University, en el año 2009 “… las personas dotadas de habilidades empáticas y
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Su nuevo enfoque aborda el tema de los cambios técnicos que se masificaron con el paso de la historia. Se orienta en la nueva forma de producir bienes económicos donde la innovación y la tecnología van de la mano con el empresario. (p. 2).
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pensamientos más amplios son fuertes candidatas a satisfacer las demandas del mercado”. Otro aspecto a destacar del desarrollo económico de las naciones fue dado a conocer por el economista estadounidense Solow, quien demostró que el crecimiento económico no puede ser visto desde los viejos modelos tradicionales donde sólo se toman en cuenta el capital, la producción y la mano de obra; ahora es fundamental la correlación estrecha entre las inversiones en investigación y desarrollo (Leceta y Wesser, 2015). El tema de la innovación en la economía está fundamentado por Mokyr (citado por Gualdoni, 2010) quien considera, entre otras cosas, que la priorización de la educación y las eficiencias gubernamentales, son determinantes en el 4 desarrollo sostenido influyendo en la disminución de la corrupción considerado el elemento principal como enemigo del desarrollo. Ciertamente el impacto que ha tenido el crecimiento de la economía del conocimiento en la sociedad y la innovación, se observa en la integración del sector productivo con las universidades y centros de investigación, con altas inversiones en investigación, desarrollo e innovación. Estos modelos obligan a las sociedades a producir los cambios políticos, económicos, sociales y culturales que permitan trabajar armónicamente a todos los interesados en una relación de ganar-ganar. El conocimiento viene a ser el pilar de poder para la transformación del mundo global (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, 2012). Se considera que las políticas de Estado deben orientarse hacia la excelencia, para eso se necesita capital intelectual con una cultura de la meritocracia, entendida como el desempeño de los cargos por personas calificadas para ello. Lo contrario es la incompetencia y mantener la práctica de pagar favores políticos y personales con un cargo y fortalecer la cultura del clientelismo. Los mercados productivos internacionales manejan sus economías basados en los datos que emanan del sistema global del conocimiento, por eso son capaces de incrementar sus demandas y aumentar las inversiones e innovaciones para así poder competir a escala internacional. Una forma de medir la competitividad de las naciones es través de las actividades productivas de las invenciones y de las innovaciones conjuntamente con las actividades de las empresas de alta, media y pequeñas tecnologías. 4
Es un fenómeno universal e histórico, ya que todos los países tienen corrupción, ya sea en mayor o menor nivel o grado. “es un cáncer cultural difícil de erradicar” (Morillo, 2009, pág.148-149). Se generaliza y se relaciona con el poder, la economía y otros; a medida que toma fuerza se inocula en el individuo, “es una densa niebla de contaminación que desmoraliza a la gente”. Esa actuación inmoral también tiene la capacidad en algún momento deslegitimar los gobiernos electos democráticamente.
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Los sectores industriales son clasificados según la OCDE en: los de uso de alta tecnología donde investigación y desarrollo es superior a 5%. De media a alta tecnología, cuando tienen una intensidad de investigación y desarrollo entre el 3% al 5% y no tienen investigación intensiva. Medio a baja tecnología tiene intensidad de investigación y desarrollo por debajo del 3%. Estas empresas de bajas tecnologías juegan un papel muy importante en todos los países industrializados, son altas generadoras de empleos y de modelos de utilidad. Asimismo, las empresas de baja tecnología, se organizan en redes de empresas que de acuerdo a su capacidad y dinamismo, pueden emplear el uso sistemático de conocimiento e innovaciones. Son competitivos en los países desarrollados, tiene capacidad para cooperar en cadena productiva, participan en canales de comunicaciones y a su vez, armonizan las relaciones con otras tecnologías superiores. Se desplazan en sus relaciones, actividades e intercambios de la baja tecnología a los sectores de alta tecnologías para adentrarse en la capacidad innovadora. Además dependen de su difusión en los procesos, en las actividades, en la tasa de retorno, donde las relaciones y difusiones juegan un papel fundamental. Las empresas low tech están muy relacionadas con los modelos de utilidad, ya que desarrollan innovaciones y fabrican productos para varios mercados (Hisch-Kreinsen, 2008). En torno al tema sobre economías del conocimiento, éstas requieren de instituciones que gerencien, coordinen y funcionen en un clima de libertad y armonía basado en la estructura de un marco legal honesto y de respeto a la propiedad privada. Para Fuenmayor (2015), el desarrollo de los países radica en la educación de sus ciudadanos, ya que estos serán a futuro el recurso emergente: “Con una población que tenga pocos años de escolaridad formal es imposible el desarrollo de ningún país”. Desde esta reflexión podemos reforzar la importancia de invertir y atender la educación en la sociedad en general, con la capacitación y dotación de recursos, reformas de los programas de formación académicos, reforzamiento de las interrelaciones entre las instituciones educativas y los hogares, mejorar el conocimiento del idioma materno, crear hábitos de lectura y desarrollar las habilidades matemáticas, entre otros aspectos. Por otra parte, los ambientes democráticos son parte importante en estas economías, en ese sentido, la Unidad de Inteligencia en The Economist, establece seis (6) elementos o variables para calificar a los sistemas de gobierno en el mundo, estos son: acceso a las urnas, proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionalidad del gobierno y finalmente la participación política y cultura política. De allí que clasifican en cuatro (4) los grupos de gobiernos: los democráticos plenos donde se ubican “Uruguay y Costa Rica, luego las democracias imperfectas: Colombia, Chile, Brasil, Argentina, México y otros; regíme-
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nes híbridos como Ecuador, Venezuela, Bolivia. Y finalmente gobiernos autorita5 rios como Cuba y Haití (Montúfar , 2016). LAS UNIVERSIDADES LAS PYMES Y LOS CLUSTERS
En América Latina, las universidades hacen transferencia de tecnología, muchas veces de manera incipiente, como consecuencia de sus rutinas académicas como impartir conocimiento, generar artículos, libros, documentos, derechos de autor y muy poco hacen con las investigaciones que pueden ser patentables. Se necesitan enlaces o redes productivas como clústeres, pymes, emporios empresariales y otros, que permitan la interacción en el negocio de las actividades industriales y comerciales, lo que se produce como invenciones e innovaciones en ese factor de emprendimiento de transferencias de tecnologías e innovaciones. Según Jiménez (2016), es importante crear un marco institucional para incentivar las actividades de negocio en las universidades “…científicotecnológicas que permitan transferir los resultados de la investigación básica a productos comerciales”. Es importante plantearse una relación de sinergia que beneficien las partes: universidades, sector privado, empresas y el Estado. En América Latina y el Caribe, por lo general las universidades están desvinculadas del sector industrial, sus relaciones han estado mermadas por falta de interés de las partes y que se logre un consenso dentro de las reglas de juego institucional, además de explorar la nueva visión de orientarse hacia la crea6 ción, por ejemplo, de spin-offs . México es uno de los pocos países que han incentivado el rol de las universidades hacia el sector industrial generando patentes y modelos de utilidad, por ejemplo la Universidad Nacional Autónoma de México es una de las diez universidades con mayor número en patentes. Esta universidad entre los años 1984 al 2015 generó 167 patentes de las cuales 60 están vigentes, 44 en trámites y 26 son solicitudes de modelos de utilidad y 15 pertenecen a diseños industriales (Méndez, 2016). Por otra parte, en unos estudios realizados por los investigadores Lobato y Vega (2014) en Puerto Rico acerca de las actividades de investigación y desa5
Politólogo ecuatoriano, académico de ciencias políticas y relaciones internacionales, postura centro izquierda. 6
Spin-off o Empresa de Base Tecnológica (EBT), es un término anglosajón, es la creación de empresa y/o la nueva forma empresarial que suele estar ligada a las universidades, se refiere a las transferencias de hallazgos, investigaciones científicas, invenciones e innovaciones que se realiza al sector productivo para convertirlo en producto comercializable. Dicho emprendimiento universitario se vincula con otras empresas ya establecidas y organizadas de los diferentes sectores públicos, privados. Tiene la puerta abierta a científico, investigadores, sociedad civil y empresarios (Universia, 2016).
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rrollo en las universidades de ese país y su relación en el desarrollo empresarial, concluyeron que esa vinculación se vio en parte obstaculizada por falta de incentivos, inversión, planes, marco jurídico y proyectos que generaran confianza en las actividades productivas de las universidades. En diversas encuestas realizadas en los sectores involucrados, observaron que son pocas las universidades que se han beneficiados con ingresos significativos o productos de estas alianzas. En Puerto Rico se generaron 52 patentes académicas de 46 investigadores de la Universidad de Puerto Rico (UPR) sólo 6 pertenecen al sector de universidades privadas. (Lobato y Vega, 2014). En el caso de las PyMEs, éstas necesitan de economías con sistemas flexibles, con mercados libres, inflaciones bajas, de respeto a la propiedad privada, con garantía y seguridad social. Además, de poder contar con apoyo de las inversiones extrajeras y de capitales mediantes flexibilidades en el manejo de monedas extranjeras. Todas estas condiciones redundan en la responsabilidad social, en las libres iniciativas de emprendimiento, convirtiéndose en “un antídoto frente a cualquier pretensión de instaurar un totalitarismo”. (Páez citado por Deniz, 2012). Podemos agregar, que las PyMEs coexisten con otras estructuras sociales empresariales que suelen organizarse por distritos industriales en función de una o varias actividades productivas, encadenamientos productivos, cadenas globales y/o clústeres. Estos se unen entorno a una red o gremio, las cuales se encuentran agrupadas con un fin particular al servicio de los clústeres. Un clúster es una concentración regional de empresas, instituciones y asociaciones organizadas. Los clústeres están conformados por conjuntos personas naturales y jurídicas altamente productivas organizadas en sectores o áreas de producción para alcanzar sus objetivos propuestos (Pichardo, 2014). Vale destacar que esta modalidad de asociación económica abarca la ciencia, la tecnología y las investigaciones, porque los clústeres crecen dentro del campo de la innovación por tanto deben prepararse para competir. Estas redes tienen observatorios para medir, fortalecer, promover el buen entendimiento, el raciocinio, el comportamiento y el desarrollo industrial a través de sus plataformas tecnológicas. De acuerdo a su forma de organización, tamaño y características estas pueden aprovecharse de acuerdo al área de interés y su ubicación geográfica (Gallastegui, 2014). Por ejemplo, en el mundo existe una red global de clúster denominada The Practitioners Network for Competitiveness, Clusters and Innovation, la cual se encarga de agrupar: empresas, personas de negocios, académicos, universidades y otras instituciones, (TCI Network, c2013). Ese sistema de clústeres permite formar redes competitivas y productivas mediante las cooperaciones y las relaciones entre sí, se apoyan y asesoran a través de instituciones y universidades organizadas y están ubicadas por zonas geográficas o áreas de concentra-
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ciones de empresas pequeñas y medianas. Sin embargo, las clústeres con más referencia a nivel mundial se encuentran ubicadas en el País Vasco en España, estas son estudiadas en la Universidad de Harvard. (Gallastegui, 2014). Otro dato de interés, es que entre los años 2004 y 2008 España presentó 28.861 solicitudes de modelos de utilidad por residentes y de no residentes 1.510 solicitudes. En cuanto a Portugal, entre los años 2002 al 2004 tuvo 144 solicitudes de modelos de utilidad; entre los años 2010 al 2012 tuvo 248 solicitudes de modelos de utilidad. Italia alcanzó entre los años 2008 y 2012, 11.272 solicitudes por residentes y 923 por no residentes. (OMPI, s/f). LOS MODELOS DE UTILIDAD EN AMÉRICA LATINA: 2002-2012
Consideramos, que la región de América Latina y el Caribe ha tenido un crecimiento económico, cambios políticos y reformas fiscales de programas sociales, sin embargo, esto no es suficiente, la mayor de estos países aún están rezagados con relación a los países industrializados. Se hace necesario invertir más en investigación, desarrollo e innovación como una necesidad de primer orden. (Botella y Suárez, 2012). Partimos de la afirmación que las condiciones políticas, económicas y sociales en los países influyen en las solicitudes de modelos de utilidad y en todos los aspectos vinculados con la investigación e innovación, porque la baja protección económica, la inseguridad jurídica y las dificultades del mercado no permiten el crecimiento de la innovación e invención. Asimismo, la discrecionalidad de los gobiernos y los altos niveles de corrupción desestimulan estas iniciativas. Por ello, es perentorio en América Latina y el Caribe, resolver problemas de orden técnico que devienen de las soluciones prácticas, los cuales permiten dar usos, soluciones y mejoras a la sociedad. Son las pequeñas innovaciones como los modelos de utilidad y las dinámicas productivas de las PyMEs de gran ayuda, ejemplo de ello, fue el año 2012, cuando las PyMEs con sus innovaciones alcanzaron el 42,45 % del total de las innovaciones en América Latina (La República, 2013). En cuanto a las solicitudes de modelos de utilidad en la región, se destaca Brasil, que se mantuvo de primero en seguido de México, Argentina, Colombia, Chile, Costa Rica y Perú.
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Argentina Las cifras de la OMPI acerca de los modelos de utilidad de Argentina entre los años 2001 y 2015 fueron: 3.255 solicitudes por residentes, no residentes fue de 394, en el exterior fue de 176. Gráfico 1. Solicitudes de modelos de utilidad, Argentina (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016).
Brasil Brasil fue el puntero en la región en solicitudes de modelos de utilidad, alcanzando 46.856 solicitudes de residentes. En cuanto a los datos de solicitudes por no residentes fueron inferiores 1.195 solicitudes y 367 solicitudes en el extranjero. Es el único país Iberoamericano que sus números resaltaron en solicitudes de modelos de utilidad.
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Gráfico 2. Solicitudes de modelos de utilidad, Brasil (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016).
Chile Con relación a los indicadores de Chile, este país no presentó solicitudes entre los años 2002 al 2006, entre los años 2007 al 2015, se registran 765 modelos de utilidad de residentes, 176 de no residentes y 126 en el extranjero. En ese lapso, superó a Uruguay, Perú, Ecuador, Guatemala, República Dominicana, Panamá, Venezuela y otros. Chile tuvo niveles bajos en solicitudes de modelos de utilidad, sin embargo, ha invertido en el desarrollo de políticas de conocimiento y en particular en las patentes de invención. De esto se puede recalcar que las instituciones y las autoridades han promovido el respeto y las buenas relaciones comerciales y tecnológicas con intercambios comerciales con países desarrollados como Japón, Corea del Sur, Singapur, Suiza, la Unión Europea, Nueva Zelanda, entre otros y en América Latina con casi todos los países (Tirado, 2015). Para los chilenos la innovación una política de Estado, por lo que es un desafío seguir por ese camino. En los modelos de utilidad han desarrollado la producción de las mimas gracias a las colaboraciones de pequeñas y medianas empresas (Herrera, 2005).
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Gráfico 3. Solicitudes de modelos de utilidad, Chile (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016).
Colombia Colombia, mostró un franco crecimiento en la propiedad industrial en cuando a los modelos de utilidad, según la OMPI, 2757 solicitudes de residentes, 276 de no residentes y 88 en el extranjero. Colombia país miembro de la Comunidad Andina de Naciones, es productor de café, tiene crecimiento en la manufactura, desarrolla la agricultura y produce petróleo. También tienen en su haber un considerable parque industrial y centro de investigaciones en alianzas estratégicas con Estados Unidos de América. Por sus datos, están entre los primeros de la región detrás de Brasil, México, Argentina y Chile en solicitudes de modelos de utilidad, por lo que se estima que su economía en el campo de la propiedad industrial está en ascenso (Dinero, 2015).
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Gráfico 4. Solicitudes de modelos de utilidad, Colombia (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016).
Costa Rica Costa Rica, a pesar de sus debilidades en tema de la propiedad industrial, es uno de los países con más innovaciones en el mundo, con más estabilidad y con mayor progreso social. En el Ranking de Progreso Social Costa Rica quedó en el puesto 25, Uruguay en el 26 y Chile el 30 de 132 países; estos tres países quedaron en los mejores puestos de Latinoamérica (América Economía, 2014). Para el año 2009, la inversión en innovación y desarrollo llegó a 0,54 % del PIB. Es uno de los pocos países de la región que ha desarrollado tecnologías medias y altas para la exportación, estuvo entre los dos primeros de Latinoamérica en 2014 con mayor estabilidad, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (Maggi, Rivas y Sierra, 2012). No obstante, es uno de los más débiles en emprendimiento, especialmente en patentes de invenciones y en modelos de utilidad, a pesar de obtener buenos números en los rankings de países más innovadores en tecnología. Sin embargo, no fue suficiente, ya que presentó números negativos en el tema de propiedad industrial. La baja producción es reflejada en los pocos emprendedores, los problemas de coordinación y poca participación de actores en programas de apoyo al desarrollo. Tiene ante la OMPI registros desde el 2010 hasta el 2015 con 39 solicitudes de patentes de residentes, 30 de no residentes y 8 en el exterior.
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Gráfico 5. Solicitudes de modelos de utilidad, Costa Rica (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016).
Ecuador Mantiene este país, que el conocimiento debe orientarse hacia un contenido popular y tradicional, con la promoción del acceso libre al conocimiento financiado con fondos del sector público. El Gobierno Nacional revisó la ley de patentes en el 2008 y creó el proyecto Folk Society, el cual consistía en combinar el conocimiento ancestral acceso libre (Sánchez, c2013). El gobierno del Presidente Correa mantiene muy buenas relaciones comerciales con otros países de la región a través de la Comunidad Andina (Colombia y Perú) y con Estados Unidos de América. También mantiene importante relación con la Unión Europea, región donde coloca sus productos agrícolas básicos, por ejemplo el cacao que representó el 50 % y otros productos agrícolas procesados (Tratado Comercial Ecuador y Unión Europea, 2015). Las cifras de solicitudes de modelos de utilidad de Ecuador corresponden al lapso 2001 al 2010 luego no hay información en la OMPI. En esos años tiene con 74 solicitudes por residentes, los no residentes, totalizaron 130, algo atípico en la región que los no residentes superaron a los residentes en solicitudes lo que se dice que el coeficiente de dependencia, fue elevado. En el exterior 10 solicitudes.
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Gráfico 6. Solicitudes de modelos de utilidad, Ecuador (2001-2016)
Fuente: OMPI (2016).
Guatemala Este país presentó números muy bajos en materia de solicitudes de modelos de utilidad, estuvo por encima de Venezuela, República Dominicana, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Panamá. Según los indicadores de la OMPI, la solicitud de modelos de utilidad de residentes fue de 211, de no residentes 50 y 8 en el extranjero.
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Gráfico 7. Solicitudes de modelos de utilidad, Guatemala (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016).
México México fue el segundo país de la región después de Brasil con más solicitudes de modelos de utilidad, según la OMPI. Este organismo internacional refleja 6.440 solicitudes por residentes, para los no residentes fue de 1.398 y 114 en el extranjero. Panamá En cuanto a los datos de Panamá, según la OMPI, presentó 25 solicitudes de modelos de utilidad para residentes; para no residentes fue 37 y en el extranjero tuvo 46 solicitudes.
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Gráfico 8. Solicitudes de modelos de utilidad, México (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016).
Gráfico 9. Solicitudes de modelos de utilidad, Panamá (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016).
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Perú Perú es uno de los pocos países de la región que experimentó progreso en la producción de modelos de utilidad, de acuerdo con las cifras mostradas por la OMPI fue de 1.390 solicitudes de residentes, 2.960 de no residentes y 181 en el extranjero. Es un país que mantiene relaciones comerciales sólidas con la Comunidad Andina de Naciones, con esa prerrogativa ha fortalecido los lazos de amistad mediante los acuerdos, legislaciones y tratados internacionales comerciales y arancelarios. Además, sumaron esfuerzos para alcanzar el crecimiento en el ámbito industrial, manteniendo el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América y convenios con la Unión Europea y Japón, entre otros. Están convencidos que su camino es fortalecer las relaciones mediante el comercio exterior y acceso a nuevos acuerdos, los cuales permiten a los emprendedores desarrollarse en un clima de estabilidad, para así poder emprender sus ideas y poner en marcha los proyectos necesarios para ubicarlos en el exterior. Sin embargo, los peruanos consideran que tienen aún muchas debilidades, pero también tiene grandes expectativas en cuanto al desarrollo de planes estratégicos para incrementar el incentivo para los emprendedores de modelos de utilidad y de otro tipo de propiedad industrial (Silva, 2015). Gráfico 10. Solicitudes de modelos de utilidad, Perú (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016).
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República Dominicana Este país caribeño presentó uno de los índices de propiedad industrial más bajos de modelos de utilidad. Ese país tiene un incipiente Sistema Nacional de Innovación promovido por el Estado, sin atractivo para el sector productivo privado. La recesión económica entre los años 2008 y 2010, ocasionó una fuerte caída de las demandas de exportaciones, turismo y remesas. Pero ganaron en las articulaciones de zonas francas, promovieron e iniciaron actividades con el funcionamiento de nueve (9) clústeres, con un crecimiento del 8 % para el 2010. En las dos primeras dos décadas del siglo XXI lograron avances económicos y sociales con un PIB per capital real (UNCTAD, 2012). Entre el 2001 y el 2012 República Dominicana no presentó solicitudes de modelos de utilidad, a partir del 2013 al 2015 se registran 26 solicitudes de modelos de utilidad de residentes, 11 de no residentes y 3 extranjeros. Gráfico 11. Solicitudes de modelos de utilidad, República Dominicana (20012015)
Fuente: OMPI (2016).
Uruguay En cuanto a producción de modelos de utilidad entre el 2002 al 2015 según la OMPI presentaron solicitudes 585 de residentes, 147 de no residentes y 63 en el extranjero.
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En cuanto a políticas en materia de propiedad intelectual e industrial, han puesto en marcha proyectos estratégicos donde participan las universidades, los sectores públicos y privados en cooperación con las clústeres, las cuales se encuentran sectorizadas en conglomerados en apoyo a la competitividad y a las promociones de las exportaciones de las pequeñas y mediana empresas. Según la página de ALTAG, Uruguay se encuentra como el segundo país de la región en protección de la propiedad incluyendo la propiedad intelectual, esta información fue publicada en el Ranking de Desarrollo y Transparencia del Índice Competitividad Global 2012- 2013. Gráfico 12. Solicitud de modelos de utilidad, Uruguay (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016).
Paraguay Este país no presenta en el lapso 2001-2015 ninguna solicitud de modelo de utilidad de residentes y no residentes, tan solo 6 solicitudes en el extranjero.
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Gráfico 13. Solicitudes de modelos de utilidad, Paraguay (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016)
LA PRODUCCIÓN DE LOS MODELOS DE UTILIDAD EN VENEZUELA
Con respecto a la producción de los modelos de utilidad en Venezuela, se puede afirmar que desde la primera mitad del siglo XX, el país contó con otras leyes en materia de propiedad intelectual e industrial. Por ejemplo, se promulgaron: La Ley de Patentes de Invenciones de 1927, un año después fue considerada dentro de la Ley de Propiedad Intelectual de 1928 con competencia por parte del Ministerio de Justicia y luego en 1930 con la Ley de Marca de Fábrica, de Comercio y Agricultura. Pero para ese entonces, el tema no contaba con el apoyo e interés nacional, además poco se conocía acerca del alcance y su impacto en la economía y mucho menos, su valor como invención. Durante el gobierno militar del General Marcos Pérez Jiménez, se aprobó la Ley de Propiedad Intelectual del año 1955, publicada en la Gaceta Oficial N° 24873 del 14 de octubre de 1955. Se concibió como un sistema de leyes que garantizara el derecho y el respeto a las creaciones e ingenios. Venezuela también suscribió acuerdos con relación al comercio y aranceles en los que se incluía el tema de la propiedad industrial. Esas actividades estuvieron relacionadas también al comercio internacional en la región. En ese sentido, en 1995 se articularon relaciones comerciales con la desaparecida Ronda de Uruguay de Negociaciones Comerciales Multilaterales. En dicha reunión los países miembros acordaron el respeto a los Acuerdos Generales sobre Arance-
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les Aduaneros y Comercio, (GATT por sus sigla en inglés), relacionado al sistema de reglas por naciones miembro de un órgano internacional (Córdoba y Londoño, 2014). Asimismo, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela aprobada en 1999, incluye la propiedad intelectual e industrial, en sus Artículos 98, 99, 100, 101, 108, 113, 119, 120, 124, 127, 153, y 156 Ordinal 32. (Casinelli, 2000) Importante destacar que durante el gobierno de Hugo Chávez (1999-2013) se implantó un sistema de propiedad industrial en una etapa de transición, que consistió en ir de lo privado a la propiedad del Estado, de lo social a la colectivización. Esta acción fue también determinante en las bajas cifras de los modelos de utilidad de Venezuela. Los actores involucrados no fueron consultados: investigadores, inventores, innovadores y especialistas e industriales. Las políticas y las estructuras que servían para proteger la propiedad industrial, particularmente de los modelos de utilidad entraron en contradicción con la filosofía colectivista del Gobierno Nacional. Por otra parte, las instituciones venezolanas desde el año 1999 se encontraron bajo el control de un Presidente centralista, autoritario y populista; lo que se tradujo posteriormente en el incremento vertiginoso de la corrupción de los altos funcionarios públicos y de una parte de los ciudadanos ligados al partido de gobierno. Se dice que la corrupción fue el peor enemigo de Venezuela, al punto que esta situación vino hacer la más escandalosa de la historia republicana de nuestro país. Se sumó el despilfarro de los ingresos de la Nación, además de los excesivos gastos públicos manejados para campañas mediáticas, la entrega de capitales a particulares, a funcionarios públicos y a extranjeros afectos al proceso político. Estas acciones se acumularon y aumentaron para provocar una economía voraz y de miseria. (Olivo, 2013). Observando los datos de la Organización Mundial de Propiedad Industrial (OMPI) durante los años 2001-2015, Venezuela no arrojó cifras de registro de modelos de utilidad de residentes y no residentes y sólo en el extranjero se presentaron 20 solicitudes. Los planes implementados por el gobierno venezolano en los dos primeros lustros del Siglo XXI, dejaron sin efecto a los cinco poderes del Estado, además de dejar un sinsabor antidemocrático y sin oportunidades para los emprendedores. Paralelamente, la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) del año 2001 posteriormente modificada (2005) y el manejo discrecional de los aportes a los programas para las investigaciones quedaron por parte del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología (FONACIT), tuvieron como consecuencia que el sector privado y las universidades autónomas quedaron marginadas debido a que muchas de esas instituciones fueron las más beneficiadas en los inicios de
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implantación de la LOCTI y (según el Gobierno Nacional) disfrutaron en principio de financiamientos que supuestamente no retornaron (Requena, 2010). Gráfico 14. Solicitudes de modelos de utilidad, Venezuela (2001-2015)
Fuente: OMPI (2016). 7
Asimismo, podemos indicar que FONACIT es una institución destinada a la distribución de los fondos para financiar las actividades de la ciencia, tecnología y la innovación por lo tanto el Estado era el órgano rector. El FONACIT reemplazó las funciones que tuvo anteriormente el Consejo Nacional de Investigaciones en Ciencia y Tecnología (CONICIT) y con su creación comenzaron a prevalecer los intereses políticos e ideológicos del gobierno para el financiamiento de la ciencia. Aunado a esto, se sumó, por ejemplo, comparar la competitividad de los investigadores de alto nivel con aquellos de categorías menores, “cultores” y creadores populares. Este modelo horizontal priorizó el otorgamiento de financiamientos en un tema de “igualdad” y de clases. (Venamcham, 2012). Otra acción importante se dio en el año 2007, año en el que Venezuela renunció a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), para dar paso al compromiso internacional con el Mercado Común del Sur (Mercosur), lo que fue una decisión comprometedora, porque generó la desvinculación del país en materias como: el comercio, los aranceles aduanales y de la propiedad industrial. Con 7
En el año 2001, se crea el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, FONACIT, (Decreto de la Presidencia de la República, Exposición de Motivos. Decreto Nº 1.290 con rango y Fuerza de Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación. Creación del Fondo. Publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 37.291 del 26-09-2001).
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esta acción, los avances que se habían alcanzado en el pasado con los acuerdos establecidos en la Decisión N° 486 con relación a los Acuerdos Sobre Derechos de Propiedad Intelectual y el Convenio de París en materia legislativa de la propiedad industrial (VenEconomía, 2006). En el año 2009, el Presidente de la República en declaración dada en un medio de comunicación, exhortó y ordenó al Servicio Autónomo de Propiedad 8 Intelectual (SAPI) a revisar exhaustivamente el tema de las patentes de invención. Se estudió la legislación que rige las invenciones e innovaciones del país, desde la perspectiva que éstas eran propiedad de particulares y que las empresas transnacionales tenían la intención de privatizar el conocimiento, además las patentes fueron consideradas herramientas dominadoras, por lo que era necesario romper con ese modelo (Bracci y Barrio 2009). Ante esta situación, la firma internacional Claker, Modet & Co., con sede en Venezuela, declaró la necesidad de modernizar el instrumento jurídico de la propiedad intelectual o redactar uno nuevo, ya que deja dividendos para las empresas y para el país. Su importancia es que las invenciones e innovaciones aportan al desarrollo por lo tanto, es necesario defenderlas a través de un cuerpo jurídico moderno (ASOVAC, 2011). Consideramos que cuando se analiza el caso de la propiedad industrial en Venezuela, particularmente de los modelos de utilidad, sin duda alguna, se puede describir un estadio de incertidumbre y disfuncionalidad en la operatividad del mismo. Por otra parte, la reducción de la autonomía del Sistema Autónomo de Propiedad Intelectual limitó sus funciones, por el cual fue creado: ser un órgano de apoyo a las actividades inventivas e innovadoras. También podemos señalar que el Gobierno venezolano en su decretó Ley de Propiedad Social, publicado en la Gaceta Oficial No. 39.272 del 25 de septiembre de 2009 expresa que: “La propiedad privada tiene que estar sujeta al interés social” (Ayuso, 2009). Con esta posición del Gobierno Nacional se aniquila y asfixia toda acción de principios constitucional para así, crear sus propias reglas, las cuales serían utilizadas para subordinar, transgredir y crear dudas en los ciudadanos. Es decir esa decisión vulneró el derecho de adquirir lo que la ley garantiza, lesionando la estructura de los incentivos económicos (Herrera, 2005). El SAPI dejó sin efecto las normas de la CAN relacionadas con el ámbito de su competencia (Antequera, 2013). Es importante considerar, que la decisión del Gobierno venezolano de atacar las patentes y con ellas los modelos de utilidad se basó en el argumento que: “las patentes confieren monopolio sobre los materiales susceptibles de ser patentados” (Kurek, 2007). No obstante, es necesario acotar que ese argumento en sí tiene validez en algunos aspectos, pero no es su totalidad, porque países, 8
Debemos recordar que esta institución es el órgano principal en esa materia, la cual está adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Industria y Comercio.
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empresas, redes, universidades, centros de investigaciones y particulares han obtenidos beneficios de este sistema de propiedad. Sin embargo, las violaciones a las reglas de juegos establecidas, ocasionaron el desequilibrio de las estructuras nacionales. Esta situación satisfizo el esquema ideológico propuesto, generando contradicciones y conflictos en la sociedad venezolana (Hoet Peláez Castillo & Duque, 2009). Posteriormente, en el año 2012 se aprobó la Ley Orgánica del Trabajo a través del Decreto 8.795. Esta ley hace referencia a las atribuciones que tiene el Estado, para decidir en materia de apropiación del conocimiento en la que las invenciones y las innovaciones, lo que significó la intencionalidad del Estado de dar utilidad social, a lo que por deber y derecho moral le corresponde a un propietario. Esta Ley Orgánica generó también opiniones adversas, como que esta normativa atenta contra la autonomía y la protección de la propiedad industrial e intelectual, aleja las inversiones extranjeras y crea inseguridad jurídica. Ley Orgánica del Trabajo tiene carácter discriminatorio a los derechos de los creadores e inventores, al tener potestad del Estado de hacer del dominio público las invenciones, “se estaría cometiendo un desacato contra los artículos 88 y 99 de la Constitución sobre la equidad de hombres y mujeres en el ejercicio del derecho al trabajo y la protección de la propiedad intelectual” (Fernández, 2012). Se puede señalar que las normativas jurídicas, las tecnologías y el desarrollo del conocimiento son las fuerzas productivas que devienen de los creadores, inventores e innovadores, por lo tanto deben ser protegidos a través de reglas de juego que comienzan por ese orden jurídico individual, social, cultural e institucional donde se incluyen la propiedad intelectual e industrial, con lazos de integración y cooperación en los que participan de los sectores: académicos, privados, públicos, asociaciones, PyMEs, polos industriales, clústeres y la sociedad en general. Otro factor importante para el desempeño del país, fue la rendición o entrega del patrimonio nacional a empresas foráneas, quienes actuaron sigilosamente y en esas andanzas intervinieron en asuntos internos y en la toma de decisiones, con la intención de exigir y aplicar las más perversas políticas económicas y sociales que operan en sociedades como en Cuba, China y de otras de carácter centralistas, políticas que están sucumbiendo en el mundo. 9
Asimismo, analizando las cifras emanada del SAPI en cuanto solicitudes de patentes de modelos de utilidad y mejoras presentadas ante ese servicio, 9
A través de la Comunicación de fecha 30/01/2014 emanada de la Comisión de Estudios de Postgrado de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela y dirigido a la Oficina del SAPI. Se solicitó la información disponible acerca de los modelos de utilidad y patentes residentes solicitadas y otorgadas en el país en los últimos veinte año en Venezuela”. En respuesta a esa comunicación, el SAPI respondió con la comunicación con el oficio N° 0119/2014, error en la fecha ([07]/[01]/2014).
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indicaron que se solicitaron 1.063 por residentes, solicitadas por no residentes (269) y las concedidas, 182. Con relación a estas cifras, éstas se mostraron incongruentes cuando se compararon las cifras dadas por la OMPI. De este modo, eso acarreó confusiones, desestimaciones y desconfianzas para quienes analizan estas temáticas. Las cifras manejadas por la OMPI reflejaron el estancamiento en cuanto a las solicitudes y otorgamientos de patentes y de modelos de utilidad. La OMPI sólo mostró solicitudes para el año 2000 y en los 14 años restantes hubo un vacío. CONCLUSIONES
En definitiva, las vertiginosas demandas que vienen experimentando los sistemas de invenciones e innovaciones en el mundo actual, se deben al estímulo y al progreso de las reinvenciones, invenciones y al avance de las tecnologías: altas, medias y bajas. Gracias al impulso de esas tecnologías, encargadas de resolver los problemas, usos y mejoras de las condiciones de vida de los hombres, han sido capaces de movilizar nuevas áreas del saber humano. Paralelo a este avance las redes de comunicaciones y de informaciones han jugado un papel fundamental en las interconexiones de ese complejo e infinito mundo de la economía del conocimiento en las que son participes la ciencia, investigación, la tecnología y la propiedad industrial entre otros. Estos vienen hacer los
Con relación a las cifras la comunicación contiene comentarios importantes a destacar con relación a la información suministrada por este Organismo, entre lo más resaltante está por ejemplo: Con relación a los datos no puede estudiarse o evaluarse de forma aislada, sin conocimiento claro con relación al tema general, por lo que considerar que las conclusiones a que se lleguen pueden ser equivocadas. Además el tema de las patentes independiente de su categoría, éstas deben cumplir ciertos requisitos de acuerdo a la Ley de Propiedad Intelectual de 1956. Por lo que los modelos de utilidad no están contemplados en esta ley los requisitos de novedad mundial, altura inventiva y la aplicabilidad de acuerdo a las normativas jurídicas “siendo la única diferencia, el requisito del nivel inventivo, el cual se establece como de menor nivel si lo comparamos con las invenciones”. En cuanto a estudiar estas actividades inventivas como evolución histórica de las patentes y de los modelos de utilidad vistos como variables económicas para el desarrollo del país; la nota o cometario final se destacó haciendo énfasis sobre la necesidad de ser cuidadosos con respectos a los datos suministrados, ya que los modelos de utilidad de acuerdo a sus características “no son el indicador más acertado para hacer una evaluación de este tipo”. Asimismo se destacó en el comentario que “las patentes tampoco lo son”, esto en virtud que muchas de esas patentes registradas no son comercializadas por muchas razones, por esta causas no puede ser “indicadores de desarrollo de ningún país” y los criterios a nivel mundial varían de acuerdo a las legislaciones internas de cada país y finalmente “un país con un número elevado de patentes registradas no necesariamente indica que presente un elevado desarrollo del país”.
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apéndices de mayor importancia en el desarrollo cognitivo de las naciones y de la humanidad en general. Hay que hacer notar que los países con desempeño más negativos en cuanto a los modelos de utilidad fueron: Venezuela, República Dominicana, Panamá, Paraguay, Bolivia. Pasaron de ser regular a bajos: Ecuador, Costa Rica, Uruguay y Guatemala; este último, fue uno de los países con muy pocas producciones con 153 solicitudes por residentes y 32 no residentes. A pesar de esto, en número resultó ser mejor que Venezuela, que tuvo cero (0). Por otra parte, el deterioro de las garantías constitucionales, el derecho social, al igual que la economía, la educación, la investigación, la ciencia, las universidades, las empresas privadas, públicas, centros investigaciones, invenciones e innovaciones, originaron un desolado funcionamiento institucional del país, lo que sin duda ocasionó un costo negativo para los ciudadanos. (González, 2011). En medio de la destrucción del aparato productivo, se profundizó el control político y económico del Estado con las expropiaciones de empresas y con esto, se acentuaron el deterioro del aparato productivo del Venezuela y el incremento de las importaciones; la inflación fue ascendiendo y por su parte, el PIB fue decreciendo, al punto de casi crear un vacío en la operatividad del país (Rowan, 2010). Evidentemente, la libertad de producir cualquier creación y emprendimiento de particulares por parte de los sectores públicos y privados quedó al margen de la sociedad y de la Nación. Con esto se sumaron las empresas grandes y aún más las PyMEs que mermaron sus capacidades para producir e intervenir en los trámites para adquirir algunas de las licencias para producir modelos de utilidad. Por esta razón, si no existen incentivos del Estado y libertad para desarrollar y producir bienes y servicios, entonces empresas como las PyMEs declinan su intencionalidad de volcar sus actividades para la aplicación y producción de esas innovaciones (Tápies, 2015). Adicionalmente, se fueron aprobando decretos y leyes que restringieron las actividades empresariales, se impulsó como política perversa la expansión sustancial de todo el control Estatal y de otros sectores públicos y en consecuencia, el Gobierno aumentó la burocracia institucional. Asimismo, se evidenció qué las cifras de solicitudes de modelos de utilidad se situaron entre los más bajas de la región y reflejaron el retroceso de la propiedad industrial tanto de invenciones como de innovaciones. El bajo rendimiento de la actividad industrial, las disfuncionalidad de las instituciones, el desestimulo y las políticas de Estado conllevaron a que nuestro país estuviera en los niveles más críticos en la producción y comercialización de bienes, muchos de los cuales devienen de los aportes propios del ingenio. Muchos fueron los factores que afectaron el rendimiento de los modelos de utilidad y de la propiedad industrial en Venezuela, puesto que estuvieron en-
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vueltos en un clima de controversia, el cual devino del seno del Gobierno Nacional con sus políticas que causaron incoherencias y desorden institucional de este sistema de propiedad y de la Nación en general. De esa forma, se infundieron sentimientos que luego se transformaron en acciones y reacciones adversas, incrementando los niveles de intolerancia y de irrespeto a las reglas de juego; convirtiendo a la Nación en un desorden institucional, impregnado de antivalores, causante del debilitamiento de las instituciones. En definitiva, el subsistema de la propiedad industrial se vio afectado con los planes y estrategias instauradas por el Gobierno Nacional a través de imposiciones, restricciones hacia el aparato productivo nacional, expropiaciones y las diversas ofensivas de violencias generalizadas. Todo esto le negó a Venezuela la oportunidad de avanzar en el momento justo cuando se elevaron los ingresos por las rentas petroleras durante años consecutivos. REFERENCIAS
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Los modelos de utilidad en Venezuela…
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2017 Vol. XXIII, No. 1 (ene-jul), pp. 123-150
ESTUDIO LONGITUDINAL DE SISTEMAS TECNOCIENTÍFICOS. COMPARATIVA ENTRE VENEZUELA Y TRES PAÍSES DE AMÉRICA DEL SUR Iván de la Vega1 CENTRUM CATÓLICA GRADUATE BUSINESS SCHOOL Fecha de recepción: 30-01-17
Fecha de aceptación: 18-04-17
Resumen: La identificación de patrones de desarrollo en países periféricos es compleja por las fallas estructurales que presentan sus sistemas tecnocientíficos, situación que no les permite crecer armónicamente e insertarse plenamente a la sociedad global del conocimiento. Este estudio examina el esfuerzo de cuatro países de América del Sur en materia de políticas públicas en ciencia, tecnología e innovación, utilizando indicadores como guía para el análisis, colocando a Venezuela como el centro de gravedad de la discusión. Se busca proporcionar elementos de aproximación que permitan examinar el estado de avance de cada uno de ellos y comparar sus dinámicas en el período comprendido entre 1990 y 2016. La metodología se basa en la construcción de estadísticas e indicadores a partir de una fuente de información internacional; se examinan los sistemas tecnocientíficos de cada país basados en seis criterios; se revisan 12 Manuales de Indicadores de Norma Internacional; los Modelos teóricos explicativos en ciencia, tecnología e innovación (CTI) y la revisión documental para la sustentación teórico-conceptual. Entre los resultados de mayor relevancia se aprecia el crecimiento de los tres sistemas tecnocientíficos de los países seleccionados de la región y el retroceso de Venezuela en el período bajo estudio. Palabras caves: Sistemas tecnocientíficos, Cienciametría, Modelos explicativos CTI, Análisis comparado, América del Sur, Venezuela. 1
Doctor en Ciencias con mención en Estudios Sociales de la Ciencia del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Venezuela. Master en Política y Gestión de la Innovación Tecnológica, Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES) de la Universidad Central de Venezuela. Sociólogo de la Universidad Central de Venezuela. Se ha desempeñado como Profesor e Investigador Principal del Departamento de Ciencias Económicas y Administrativas (DCEA) y como coordinador de los proyectos: Fortalecimiento Institucional en materia de Ciencia y Tecnología de la USB y Evaluación del desempeño del Decanato de Investigación y Desarrollo (DID) en la Universidad Simón Bolívar (USB). Actualmente es Profesor e Investigador en el Área Académica de Estrategia, Liderazgo y Dirección en CENTRUM Católica Graduate Business School, Pontificia Universidad Católica del Perú, Jr. Daniel Alomía Robles 125-129, Los Álamos de Monterrico, Santiago de Surco, Lima 33, Perú Correo electrónico: idelavega@pucp.edu.pe.
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura
A LONGITUDINAL STUDY OF TECHNO-SCIENTIFIC SYSTEMS: COMPARISON AMONG VENEZUELA AND THREE OTHER SOUTH AMERICAN COUNTRIES Abstract: The identification of patterns of development in peripheral countries is difficult due to serious shortcomings in their techno-scientific systems. This structural flaw has had negative consequences on the countries economic growth and their integration to the global knowledge society. This study examines the efforts of 4 South American countries regarding public policies in science, technology and innovation using indicators and having Venezuela as the pivotal frame of reference. The current state of each one is examined comparing their performance in the period 1990-2016. Methodologically, statistics and indicators are constructed based on an international source; the techno-scientific systems are analyzed using six criteria; 12 Manuals of International Indicators were reviewed, and also the theoretical models in science, technology and innovation and the current state of the art. The most relevant results are the expansion of the technoscientific systems in three of the selected countries, as well as the Venezuelan retrogression in the period under study. Keywords: Techno-scientific systems, Scientometrics, Theoretical models, Comparative analysis, South America, Venezuela.
INTRODUCCIÓN
El estudio longitudinal permite estudiar los efectos a largo plazo de las políticas públicas, los planes, estrategias, programas e instrumentos en ciencia, tecnología e innovación (CTI) de un país, así como su impacto, medido, en este caso, con indicadores de norma internacional. El propósito de la disertación es comparar a Venezuela con tres países suramericanos, con el fin de establecer las trayectorias de sus sistemas tecnocientíficos en el período 1990-2016. Se busca proporcionar elementos de aproximación con la finalidad de examinar el estado de avance de cada uno de los países seleccionados y contrastar sus dinámicas. En esa línea, interesa comprobar el viraje de las políticas en materia de CTI impulsadas por los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro a partir de 1998 y medir su impacto con indicadores internacionales. DEL MODELO LINEAL A LA CONSTRUCCIÓN DE SISTEMAS TECNOCIENTÍFICOS
El experto en historia de los indicadores de CTI, Benoît Godin, señala en sus trabajos que no existe precisión sobre la fuente originaria del modelo lineal de innovación. Este especialista se lo atribuye al documento The Endless Frontier (1945) redactado por el Director de la Oficina de Investigación y Desarrollo Científico, Vannevar Bush, a petición del presidente Roosevelt en 1944 en plena Segunda Guerra Mundial. En esa propuesta se afirmaba que existía un modelo que se iniciaba a partir de la investigación científica (fundamental), posteriormen-
Estudio longitudinal de sistemas tecnocientíficos…
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te se escalaba a lo que se conoce como desarrollo tecnológico y finalmente, se daba el proceso de innovación industrial. Ese esfuerzo lineal, debía conducir al progreso y al bienestar social. Además, se debe decir, que en ese enfoque cada uno de esos espacios era diferenciado y autónomo (compartimientos estancos) (Godin, 2005). En la literatura especializada el ‘modelo lineal’ fue superado hace décadas y en el ínterin fueron apareciendo nuevas caracterizaciones que intentaban explicar la red de relaciones entre los actores de una sociedad requeridas para avanzar en materia tecnocientífica. Hoy en día, en el proceso transicional hacia una sociedad global del conocimiento, cada sociedad tiene sus propias dinámicas y correlación de fuerzas entre sus actores. En ese sentido, el grado de articulación funcional es lo que coloca a un país en el vector correcto de desarrollo (De la Vega, 2009). Desde la perspectiva de los enfoques más citados en la literatura especializada que pudieran catalogarse como modelos posteriores al propuesto por Bush se encuentran: el Triángulo de Sábato (Sábato y Botana, 1968); la definición de Sistema Nacional de Innovación (SNI) (Freeman, 1987); la Rosa de los Vientos de la Investigación (Callon, 1995); la Nueva Producción de Conocimiento (Gibbons y cols., 1997); la Triple Hélice del Desarrollo (Etzkowitz y Leydesdorff, 2008) o la arena política de Kuhlmann (1998). Como es lógico con esfuerzos teórico-conceptuales de esta envergadura, se generó una prolífica discusión de cada uno de ellos y los postulados iniciales evolucionaron hacia nuevas aproximaciones explicativas, sin que ello implique la existencia de consensos globales. Salvo la propuesta del economista Galbraith desarrollada por Sábato y Botana, el resto de los aportes han sido diseñados en y para países avanzados. Eso significa que las condiciones, en cuanto a funcionamiento institucional, como en materia legal, fiscal, económica, social, política y tecnocientífica, son consideradas estables y con curvas de aprendizaje ya superadas. En países de menor desarrollo se han generado esfuerzos por caracterizar el tipo de actores y sus relaciones. Específicamente en la región de América Latina existen estudios que han intentado explicar esas interacciones e, incluso, se ha generado conocimiento en la línea de medir el grado de aplicación de algunos de los modelos mencionados dos párrafos más arriba. La evidencia muestra que a pesar de que Sábato y Botana fueron pioneros en identificar la importancia de los principales actores que podían articular capacidades en materia de ciencia y tecnología y lograron una primera aproximación explicativa, los investigadores de la región, desde finales de los años ochenta
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han centrado su atención en el enfoque de los SNI. En esa línea, y más allá del planteamiento de Sagasti (2011) sobre lo que denomina el pensamiento latinoamericano sobre ciencia, tecnología y sociedad, la proliferación de propuestas, junto con sus críticas y neodefiniciones conocidas como los Sistemas Regionales de Innovación, los Sistemas de Innovación Locales o los Sistemas de Innovación Tecnológica, entre otras propuestas, han marcado a varios de los planes de CTI de países de América Latina (Ver entre otros: Avalos, 1992; Oro y Sebastian, 1993; Arocena y Sutz, 2000; Cervilla, 2001; Peña-Cedillo, 2001, Sagasti, 2011 y Sutz y Dutrénit 2014). Desde que Vannevar Bush planteara su modelo a mediados de los años 40 del siglo pasado hasta principios del siglo XXI, la evolución teórico-conceptual ha sido sostenida y ha estado retroalimentada por los avances tecnocientíficos. No obstante, en ese nuevo marco de alta complejidad marcado por el tránsito hacia la sociedad global del conocimiento, emerge un nuevo paradigma que “tiende hacia la idea de que la generación de conocimiento no es un asunto científico-académico, sino un fenómeno social de amplio alcance, una fuerza productiva objeto de comercialización y en la que las fronteras (ciencia / tecnología / industria) se han difuminado” (Echeverría, 2003:s/n). No obstante, la comprensión cabal de ese proceso por parte del grueso de una sociedad tiene mucho que ver con su nivel educativo y su capacidad de interlocución. Esto termina marcando la diferencia entre desarrollo y subdesarrollo. Si bien no existe un consenso global sobre lo que significa la tecnociencia, en este trabajo se utiliza la definición introducida por la comunidad interdisciplinaria de estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad que designa el contexto social y tecnológico de la ciencia y su relación con la innovación en un proceso de espiral de conocimiento. Así mismo, se emplea el término referido a los sistemas tecnocientíficos y se comprende como una evolución de la definición de los sistemas nacionales de innovación (Freeman, 1987; Lundvall, 1992; Nelson, 1993; Patel y Pavitt, 1994; Metcalfe, 1995; Edquist, 1997). En esa línea, se entiende como el tipo de red de relaciones requeridas entre los actores sociales en el marco de la sociedad global del conocimiento que utilizan de forma transversal el conocimiento proveniente de las actividades tecnocientíficas. Podría interpretarse como una fase superior que confiere a los actores la capacidad de poder adaptarse a los cambios constantes y ayudar a la resolución de problemas glocales (locales y globales) desde sus competencias. La evidencia muestra que no es posible trasladar miméticamente modelos de países centrales a otros que no han logrado esa línea. Identificar patrones de desarrollo en países periféricos es complicado precisamente por la falla en las bases del andamiaje de sus sistemas tecnocientíficos, situación que no les per-
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mite crecer armónicamente y eso hecho marca diferencias en las aproximaciones explicativas de su funcionamiento como sociedades (De la Vega, 2009). Los sistemas tecnocientíficos de los países latinoamericanos son relativamente recientes desde la perspectiva de su reconocimiento. Si se toma como punto de partida a la creación de los Organismos Nacionales de Ciencia y Tecnología (ONCyT), como actor en materia de políticas públicas y de financiación para crear o fortalecer las capacidades de CTI en cada país, se podría señalar que algunos de ellos fueron implantados a finales de los años cincuenta, no obstante, en su mayoría fueron creados en los años sesenta y setenta del siglo pasado. Pero esa condición no es suficiente para hablar de la constitución de verdaderos sistemas tecnocientíficos. Hay varios países de la región de América Latina que a partir del año 2000 han creado normativas y han intentado fortalecer los marcos institucionales. Tal es el caso de Venezuela (2001), Argentina (2001), Chile (2005) y Colombia (2009) (Castillo, 2016). En esa línea, a los fines de este estudio, se seleccionaron estos cuatro países para comparar sus sistemas tecnocientíficos. Una diferencia entre ellos es la referida a que Argentina y Venezuela cuentan en la actualidad con Ministerios de CyT, vinculados, teóricamente, con temas como la educación y el desarrollo social o económico, para articular las temáticas que soportan el sistema, de acuerdo a políticas o procesos conjuntos de trabajo. Por su parte Colombia (COLCIENCIAS) y Chile (CONICYT) cuentan con instituciones que formulan las políticas en CyT y a su vez son organismos de promoción de estas actividades. ESTADO Y DINÁMICAS DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS INDICADORES DE CTI
Los sistemas de gobernanza tecnocientíficos permiten examinar los esfuerzos organizativos en cada país y a partir de ese marco se coteja con los indicadores el grado de cumplimiento de las directrices. Eso permite evaluar las dinámicas y comparar los resultados obtenidos. En la el Cuadro 1 se comparan los sistemas de gobernanza tecnocientíficos de los cuatro países. En este sentido, se busca evaluar la eficacia y la calidad de las políticas, planes, estrategias, programas e instrumentos diseñados y aplicados por los gobiernos en la búsqueda de mejorar la calidad de vida de la población y por esa vía, medir o estimar el grado de legitimidad que logran con esas medidas a todo nivel (local, regional, nacional e internacional).
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En una evaluación de esta naturaleza, se parte de la premisa que los gobiernos elegidos de forma democrática parten de una legitimidad de origen obtenida, en gran medida, por la venta de un programa de gobierno en el que destaca el qué se pretende hacer y el cómo se realizará. En esa línea, los sistemas tecnocientíficos tienen gran relevancia, debido a que forman parte de los ejes transversales en los que los gobiernos se apoyan para resolver o minimizar los problemas existentes o potenciales. Cuadro 1. Análisis comparativo de los sistemas de gobernanza tecnocientíficos
Estructura organizativa
Argentina
Chile
Colombia
Venezuela
El modelo de CyT para la generación de políticas se localiza en los niveles federal y provincial. El gobierno nacional concentra los principales organismos de formulación de políticas, dirección y coordinación. En el nivel provincial, algunos gobiernos cuentan con órganos específicos responsables de la promoción y coordinación de las actividades CyT.
Está encabezado por el Presidente de la República (asesorado por el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad y el comité de Ministros para la Innovación). Chile está trabajando en un proyecto de ley para crear el MCyT. Vincula una política amplia de fomento a la innovación y la infraestructura de CyT básica.
El modelo CTI de políticas se estructura desde el Estado. En el Plan de CTI se busca que la CTI sea el soporte para la innovación. Se está avanzando hacia la vinculación entre las entidades territoriales y la estructura de CTI para responder a las problemáticas sociales.
Actualmente, con el fin de fortalecer y articular el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI), se está contemplando un espacio dentro de la más alta jerarquía de la organización del Estado y procurando la articulación efectiva con entre los sectores científicos, académicos, productivos y comunitarios, tanto públicos como privados.
(Cont.)
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(Viene) Sistema estructura
y
Argentina
Chile
Colombia
Venezuela
Se cuenta con el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación constituido por los órganos políticos de asesoramiento, planificación, articulación, ejecución y evaluación establecidos en la ley. El sistema se estructura en forma de red, posibilitando el funcionamiento interactivo, coordinado y flexible ante los requerimientos de la sociedad.
Cuenta con el Sistema chileno de innovación, como una red de agentes y sus interacciones que están directa o indirectamente relacionados con la introducción y/o difusión de nuevos productos y nuevos procesos en una economía. . Está compuesto por la administración pública, los fondos de apoyo público para desarrollar o financiar las actividades de innovación y los beneficiarios de las políticas, inventivos y recursos, que participan en las diferentes etapas de dicho proceso innovativo en el ámbito privado.
Cuenta con un Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI). Forman parte las políticas, estrategias, programas, metodologías y mecanismos para la gestión, promoción, financiación, protección y divulgación de la investigación científica y la innovación tecnológica.
ORGANISMOS DE DEFINICIÓN Y COORDINACIÓN DE LAS POLÍTICAS. Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología (MPPEUCT) Encargado de formular, promover, adoptar y hacer seguimiento a las políticas públicas, planes, programas y proyectos que impulsen la Revolución del Conocimiento consolidando la capacidades científicotecnológicas, y el acceso a una educación universitaria gratuita en el marco de la construcción del Socialismo Bolivariano del siglo XXI
(Cont.)
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(Viene)
Principales Normas
Argentina
Chile
Colombia
Venezuela
Ley 23.877 de 1990: Iniciativa para la vinculación de la CyT con la producción. Ley 25036 de 1998): normativa sobre propiedad intelectual. Ley 25.467 de 2001, de CTI. Ley 25.613 de 2002: Régimen de Importaciones para Insumos a CyT. Ley 25.922 de 2004. Definición, ámbito de aplicación y alcances. Tratamiento fiscal para el sector. Importaciones. Ley 26.338 de 2007, crea el MINCYT Ley 26.270 2007: desarrollo y producción de la biotecnología Ley 26.421 2008: Establece el Programa Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior (RAICES)
Ley 16746 de 1968, por la cual se crea el CONICYT. Ley 6640 de 1940), por la cual se crea la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO). DFL 33/81 de 1981, creación del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT). DS 237/92 de 1992, creación Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF). Decreto 1408 de 2005, creación del Consejo de Innovación para la Competitividad (CNIC). Ley 864-357 de 2009, por la cual se crea el Fondo de Innovación para la Competitividad.
Ley 1286 de 2009 de Ciencia, Tecnología e Innovación; crea el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Convierte a COLCIENCIAS en el Departamento Administrativo de Ciencias, Tecnología e Innovación. Ley 1753 de 2015 estableció en su artículo 186 la integración del Sistema Nacional de Competitividad e Innovación (SNCI), con el Sistema Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación (SNCTI), consolida un único sistema (SNCCTI).
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, (artículo 110). Ley Orgánica de la Administración Central, a través del decreto 369 de 1999, crea el Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (MPPCT) Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) de 2001, posteriormente reformada conforme al reglamento parcial del año 2006. Ley Orgánica de Telecomunicaciones de 2000 (FIDETEL) Decreto N° 825 de 2000, que declara el acceso y uso de Internet como política prioritaria para el desarrollo cultural, económico, social y político de Venezuela.
(Cont.)
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(Viene) Argentina
Chile
Colombia
Venezuela
Observatorio
La Secretaría de Planeamiento y Políticas de CTIP se encarga del sistema de indicadores. Cuentan con el Sistema Integrado de Indicadores CTI. Tiene el sistema de Información de Ciencia y Tecnología Argentino (SICyTAR), que reúne a los actores del sistema (CVLac, GrupLAC, instituciones y demás).
Colombia cuenta con el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT) desde 1999. Es de participación mixta y de carácter privado sin ánimo de lucro. Produce conocimiento sobre la dinámica y el posicionamiento del SNCTI.
Prioridades de la política científica
Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación: Argentina Innovadora 2020.
La CONICYT, Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, es la entidad encargada del manejo de indicadores en Chile. Cuenta con el Sistema de Información Científica CONICYT, que es un sitio web que integra y centraliza los distintos servicios, plataformas y contenidos del Programa de Información Científica. POLITICA DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA: Nombre del plan: “Agenda Nacional de Innovación y Competitividad 2010-2020”:
Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (ONCTI). Organismo encargado de propiciar estrategias que conviertan la información en oportunidad para fortalecer el SNCTI, crear registros de los integrantes del SNCTI, contribuir a la formulación de políticas públicas, generar los indicadores de CTI, y realizar la búsqueda, detección y seguimiento de la información y el análisis del impacto social y económico de las políticas y programas de CTI. Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 20052030, Construyendo un futuro sustentable
En este momento COLCIENCIAS se encuentra en proceso de trámite y aprobación del documento CONPES de la Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) 20152025.
(Cont.)
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(Viene)
Programas de promoción de la ciencia
Argentina
Chile
Colombia
Venezuela
El Ministerio de CyT, entre una de sus políticas vincula la divulgación de la ciencia y la tecnología con cuatro enfoques: Hacia una distribución equitativa del conocimiento, más conocimiento, mejores ciudadanos, la divulgación científica, innovación, generadora de riqueza, la ciencia es buena noticia.
La CONICYT, Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica es la encargada de los programas de divulgación
COLCIENCIAS como principal entidad de fomento desarrollo varios programas dentro de las líneas de acción de la estrategia de apropiación social de Ciencia, tecnología e Innovación.
ConCienciaTV, es el canal temático dedicado a la difusión de la ciencia, la tecnología y la innovación Encuentro Nacional de Divulgación Científica Premio a la Divulgación científica y tecnológica Jornadas de Soberanía Tecnológica. En 2005 se constituyó la Fundación de Museos Nacionales.
Fuente: Adaptado de Castillo, 2016
Una vez examinados los sistemas de gobernanza tecnocientíficos de los países seleccionados desde la perspectiva de su estructura organizativa; el diseño de su sistema; las normas principales; la forma en que se diseña(n) la(s) unidad(es) de monitoreo y las prioridades y los programas aplicados en cada país, se coteja con una batería de indicadores provenientes de los manuales de norma internacional. Disponer de información fehaciente y actualizada sobre los sistemas tecnocientíficos, es imprescindible para establecer las políticas de fortalecimiento institucional y nacional. Evaluar la generación de nuevo conocimiento y la productividad de la actividad científica es una ardua tarea, ya que plantea el reto de trabajar con conceptos intangibles, acumulativos y difíciles de cuantificar en términos económicos. Con el propósito de solventar este problema, existen organizaciones internacionales dedicadas a elaborar y mantener actualizados los manuales metodológicos. Estos documentos contienen directrices que permiten armonizar conceptos y normalizar metodologías para garantizar la validez de la obtención de datos estadísticos y la producción de indicadores certificados y comparables internacionalmente.
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Los manuales metodológicos permiten a los actores de los sistemas tecnocientíficos contar con pautas para la elaboración de sus publicaciones e informes propios sobre indicadores de CTI. A continuación se presenta el cuadro 2 con los manuales. Cuadro 2 . Lista del total de manuales de norma internacional y sus actualizaciones en materia CTI Manual
Título
Frascati (1963, 1970, 1976, 1981, 1983, 2002, 2012) Manual de balanza de pagos tecnológicos (1990) Oslo (1992, 1997, 2005)
Propuesta de norma práctica para encuestas de investigación y desarrollo experimental. Manual para la medida e interpretación de la balanza de pagos tecnológicos. Guidelines for collecting and interpreting innovation data. Utilización de los datos de patentes como indicadores de ciencia y tecnología. Manual de recursos humanos en CyT (RHCT). Normalización de indicadores de innovación tecnológica en América Latina y el Caribe. Manual andino de patentes.
Manual de patentes (1994) Canberra (1994) Bogotá (2001, 2010) Manual andino de patentes (2003, 2004) Lisboa (2005)
Santiago (2007) Buenos Aires (2010) Antigua (2015) Pilot study of measuring countries. Starting positions on the SDG’s (2016)
Pautas para la interpretación de los datos estadísticos disponibles y la construcción de indicadores referidos a la transición de Iberoamérica hacia la sociedad de la información. Manual de indicadores de internacionalización de la ciencia y la tecnología. Indicadores de recursos humanos en ciencia y tecnología. Hacia el manual de Buenos Aires. Indicadores de recepción pública de la ciencia y la tecnología Medición de la distancia de las Metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): una evaluación piloto de la OCDE, donde se encuentran los países
Organismo OCDE OCDE OCDE OCDE OCDE RICyT OMPI
RICyT
RICyT RICyT RICyT
OCDE
Fuente: Elaboración propia.
Para los fines comparativos de los sistemas tecnocientíficos de los cuatro países seleccionados se diseñó un modelo lógico que se inicia con: •
Indicadores de contexto: Población total por país. Permite entender la explosión demográfica de cada territorio y correlacionar estadísticas.
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•
Indicadores de recursos financieros destinados a la CTI: sirve como punto de partida para medir los esfuerzos de cada Estado, en cuanto a inversión en conocimiento que permita desarrollar capacidades y, por ese vía, ayudar a resolver problemas.
•
Indicadores de los sistemas educativos de pregrado y postgrado (nivel de doctorado). Se entiende que del proceso de formación, derivan las comunidades de científicos y tecnólogos.
•
Indicadores de productos: se mide la producción de artículos en el SCI (web of Science) y de patentes. En la Tabla que sigue se aprecian los indicadores seleccionados para el análisis.
Colombia Argentina Venezuela Chile
2
Patentes otorgadas
Solicitud de Patentes
Artículos en el Science Citation Index (SCI)
Personal científico
Nº de Doctores graduados
Nº de graduados primer nivel universitario
Países
Gasto en CyT / PIB
Población en millones de personas
Tabla 1. Sistema de Indicadores tecnocientíficos. Comparación de 4 países suramericanos
47 41
0,40% 0,66%
138.430 109.344
310 1673
16.127 102.021
3.594 9.835
2.152 4.682
1.212 1.360
30 17
2,36% 0,67%
124.706 74.803
129 542
12.792 9.801
1.232 6.757
2.901 3.105
0 1.168
Fuente: Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICyT/OCDE), 2016.
2
Los datos que suministra Venezuela se encuentran disponibles solo hasta el 2009. Aquellos que se visualizan hasta 2014 provienen de fuentes internacionales.
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El ejercicio tiene como propósito iniciar un proceso que permita comparar el estado y las dinámicas de las políticas públicas CTI, vistas desde los sistemas de indicadores de los 4 países seleccionados. Si bien el relevamiento estadístico fue realizado en el año 2016, los datos están referidos hasta el año 2014. En ese sentido, Venezuela es el único país que presenta un atraso en las series estadísticas, debido a que los organismos competentes no los suministran desde 2009. A continuación se presentan una serie de gráficos en los que se analizan las series históricas de cada uno de los indicadores del sistema, con el propósito de observar los aspectos longitudinales en las últimas tres décadas. Gráfico 1. Población (en millones de personas), 1990-2014
Fuente: RICyT, 2016.
El dato sobre la tasa de población humana por año de cada país permite dimensionar su orden de magnitud desde la perspectiva de la explosión demográfica y es la base para relacionar varios indicadores cuando se cruzan datos sobre el per cápita. Colombia cuenta con aproximadamente 47 millones de
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habitantes, Argentina con 41, Venezuela con 30 y Chile con 17. La mayor diferencia poblacional es de 30 millones entre Colombia y Chile. En el gráfico 1, las estadísticas muestran un comportamiento similar de crecimiento de cada país en términos poblacionales en los 24 años estudiados, siendo la curva de Chile levemente más moderada por ser el país más pequeño y por ende, con menor tendencia de crecimiento. Gráfico 2. PIB (millones de U$S corrientes)
Fuente: RICyT, 2016.
Este indicador expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de cada uno de los países. En el gráfico 2 se aprecia el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) en millones de dólares a precios corrientes de cada país. El ejemplo más claro es la caída de los cuatro países entre 2001 y 2004 siendo, Argentina, la más afectada y, en segundo lugar, Venezuela. Dos situaciones coyunturales como el corralito en el primero de los casos y las protestas y paros generales (incluyendo el petrolero) en el segundo, conllevaron a estos derrumbes. En algunos años se aprecian oscilaciones en el comportamiento del PIB, pero en general la tendencia ha sido hacia el crecimiento.
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Gráfico 3. Gasto en ciencia y tecnología (en US$), como porcentaje del PIB , 1990-2014
Fuentes: RICyT, 2016; ONCTI (2016).
Uno de los indicadores más utilizados en la literatura especializada en CTI es el referido al porcentaje de inversión que realiza cada país en este tipo de actividades. Desde el primer Manual de Frascati (1963) se intenta conocer el esfuerzo de cada nación en materia de recursos financieros destinados a la ciencia y la tecnología y, en las últimas décadas, se incorpora el tema de la innovación en el proceso de medida. Los manuales establecen que los países desarrollados deben invertir de forma sostenida un mínimo de un 2% de su PIB en actividades de CTI. Por su parte, quedó establecido como un estándar que los países en vías de desarrollo deberían invertir al menos un 1%. Es importante recordar que cada PIB es distin-
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Nota técnica: los datos de Venezuela entre 2010 y 2015 provienen de una presentación del Dr. Jorge Ernesto Rodríguez, Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Oncti) de Septiembre, 2016 denominada: PROSPECTIVA EN CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN EN LA VENEZUELA DE HOY.
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to y lo que interesa conocer con este indicador es el esfuerzo en cuanto al porcentaje de inversión y a la sostenibilidad (o crecimiento) del mismo. El Gráfico 3 muestra que, en general, ninguno de los países supera la barrera del 0,75% y más bien, la inversión oscila oscila sobre la línea del 0,5%. Venezuela es la única nación que rompe con ese patrón en los años comprendidos entre 2006 y 2009 e, incluso, supera la línea de los países desarrollados entre 2007 y 2009, debido a la imposición en 2005 del reglamento de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) que obligó a las empresas a invertir en este tipo de actividades. Gráfico 4. Gasto en ciencia y tecnología (US$), 1990-2014
Fuente: RICyT, 2016.
Un sistema tecnocientífico se moviliza con recursos financieros y, por ello, medir el esfuerzo que cada país realiza en materia de inversión en CTI es clave. Esa toma de decisión es la que activa las políticas públicas, los planes, las estrategias, los programas y los instrumentos que se requieren en todo proceso de desarrollo.
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Los indicadores provenientes del gráfico 4 muestran que entre los años 1990 y 2005, Venezuela y Colombia invirtieron montos similares en actividades de CTI y en ese período se aprecian oscilaciones en algunos años. Por su parte, Argentina logró un aumento sostenido en los primeros 10 años, tuvo una leve caída entre los años 2000 y 2001 y un derrumbe abrupto entre los años 2001 y 2002, para iniciar un proceso de crecimiento sostenido hasta el 2013 y decrecer en el año 2014. En el caso específico de Venezuela se observa cómo logró un crecimiento abrupto entre los años 2006 y 2009, atribuido a la aplicación de un reglamento que activó la LOCTI. Esa decisión obligó a las empresas a asignar (otorgar) un 0,5% de sus ganancias brutas a esas actividades con tres variantes: a) Invertir en la misma empresa; b) asignar el monto a universidades o institutos de investigación; c) asignarlo a los organismos competentes del gobierno. Por su parte, Colombia y Chile aumentaron levemente la inversión en estos rubros con pequeñas oscilaciones entre 2006 y 2014. Gráfico 5. Graduados en el primer nivel universitario, 1990-2014
Fuente: RICyT, 2016.
Existe una relación entre inversión en CTI, el sistema de educación y el tamaño de las comunidades de científicos y tecnólogos de los países. Ese entramado socio-institucional es clave cuando se estudian los sistemas
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tecnocientíficos. Las variables a evaluar no solo son cuantitativas sino también cualitativas y cada uno de esos engranajes tienen un peso específico que apalanca ese complejo proceso que lleva décadas implantar. En el gráfico 5 se aprecia como los países han incrementado el número de graduados por año. Así mismo, se observan oscilaciones en algunos años y es natural que así sea este tipo de procesos, debido a que tanto la matrícula como el total de egresados varían cada año. Los datos referidos al último año de referencia de cada país indican que en Colombia egresaron un total de 138.430 nuevos profesionales; en Venezuela 124.706; en Argentina 109.344 y en Chile un total de 74.706. Este dato estadístico no está asociado necesariamente a la calidad del egresado. Gráfico 6. Graduados a nivel de doctorado, 1990-2014
Fuente: RICyT, 2016.
La creación, fortalecimiento y actualización permanente de programas doctorales en cada país forman parte de una estrategia vinculada a procesos de desarrollo sostenibles. En el Cuadro 1 de este estudio se analizan los sistemas tecnocientíficos. No obstante, dentro de los criterios utilizados no se incluyen
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este tipo de programas y pensamos que es un elemento clave a la hora de evaluarlos. Los sistemas educativos (pregrado y postgrado) son esenciales en el engranaje de conformación de las comunidades de científicos y tecnólogos. Una evaluación integral debe tomar en cuenta tanto la cantidad de escuelas, tecnológicos como universidades, así como la calidad de los cursos impartidos. Otro factor a incluir en el análisis es el criterio para seleccionar las áreas prioritarias de cada país, dado que se debe incidir en las ventajas comparativas de cada uno, sin dejar de lado otras que de cara al futuro puedan emerger y posicionarse. El total de doctores que egresan de los postgrados es un indicador del interés en desarrollar capacidades de alto nivel a largo plazo, dado que el promedio para que una persona logre este nivel es de 30 años. En el último año de referencia aportado por cada país y reflejado en el gráfico 6 se aprecia que Argentina graduó a un total de 1.673 Doctores, Chile a 542, Colombia 310 y Venezuela, 129. Gráfico 7. Total de científicos y tecnólogos, 1996-2014
Fuente: RICyT, 2016.
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Las comunidades de científicos y tecnólogos son consideradas como el aspecto medular de cada sistema. El conocimiento y la experiencia instalados en las personas son los factores críticos de éxito que permiten avanzar con mayor rapidez hacia el desarrollo. Los datos reportados en el gráfico 7 muestran que en el último año de referencia, Argentina contaba con 65.680 investigadores; Chile contaba con 23.749 investigadores; Venezuela contaba con 12.792 investigadores (2013) y Colombia contaba con un total 11.566 investigadores. Este último país fue el único que disminuyó en el total de investigadores entre 2010 y 2014. Los otros tres países reportaron aumentos en el número de investigadores casi de forma sostenida, pero con distintas curvas de crecimiento. La importancia que tienen estos datos suministrados por cada país radica en la relación que existe entre el total de investigadores y el coeficiente de productos generados (papers y patentes). Gráfico 8. Artículos en el Science Citation Index (SCI), 1990-2015
Fuente: RICyT, 2016.
Los indicadores que se elaboran a partir de los artículos científicos producidos por cada país están relacionados a un método de medición mundial estandarizado y consolidado desde el siglo pasado, en el cual se valida la calidad de
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la contribución de nuevo conocimiento por la evaluación de pares internacionales. La base de datos del Science Citation Index y su plataforma del Web of Science de Thomson Reuters es la más utilizada en el mundo y es considerada como la corriente principal de producción científica. Es un indicador marcador de la calidad de la investigación. En el gráfico 8 se aprecia como los países incrementan de forma significativa su productividad. Argentina, más de 4 veces, Chile más de 6 veces y Colombia más de 12 veces, salvo Venezuela que sólo duplica la producción en más de 24 años. Los datos indican que Argentina produjo en el último año de referencia un total de 9.835 artículos en el SCI; Chile un total 6.757; Colombia con un total de 3.594 y Venezuela descendió al último lugar, totalizando 1.232 publicaciones. Este es un indicador determinante para el análisis del proceso final del sistema tecnocientífico de los países. Gráfico 9. Artículos en el SCI por cada 100 investigadores
Fuente: RICyT, 2016.
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Si se asume que publicar artículos en el Web of Science es la marca que define la calidad de la producción de nuevo conocimiento y que, además, ese proceso es reconocido tanto por los manuales de Norma Internacional como por los rankings universitarios, entonces, el resultado de la ecuación entre el teórico número de investigadores de un país y este producto, termina siendo un indicador marcador de las políticas públicas diseñadas y aplicadas. El dato que certifica la importancia de este producto, es el reportado por un estudio bibliométrico global en el que se demuestra que el 94% de las citas científicas mundiales proviene de revistas indizadas en este índice. El gráfico 9 muestra la cantidad de artículos producidos en cada país por cada 100 investigadores reportados. Se aprecia que Venezuela entre 1996 y 2005 fue el país con el mejor coeficiente, pero con una línea descendente casi continua y esa tendencia lo coloca en el último año de referencia como el peor de los 4 países estudiados. Por su parte, Argentina mantiene una línea estable mientras Colombia mejora en los últimos 7 años y en el mismo período Chile es el país que más crece. Gráfico 10. Solicitudes de patentes,1990-2015
Fuente: RICyT, 2016.
En materia tecnológica la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y organismos multilaterales como la UNESCO, OCDE y la RICyT para
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Iberoamérica, cada uno con sus equipos técnicos, han establecido en los Manuales de Norma internacional que las patentes forman parte de los productos tecnológicos de cada país. Las patentes solicitadas y otorgadas por residentes y no residentes son los datos más utilizados para conocer el comportamiento de esta variable. En el gráfico 10 se aprecian los datos referidos al total de patentes solicitadas al organismo nacional competente encargado de proteger la propiedad intelectual para cada año. Este indicador debe relacionarse directamente con el mostrado en el gráfico 11, debido a que el número de solicitudes de patentes se divide entre el total de otorgadas en ese período. Entre el año 1990 y el 2014 se aprecian líneas oscilatorias en cada uno de los países, siendo Argentina el que posee el mayor número de solicitudes. Por su parte Venezuela, en algunos años, es el segundo país en este rubro. En el caso de estos cuatro países, la mayoría de las solicitudes provienen de empresas multinacionales y ese aspecto refleja el limitado esfuerzo local en esta materia. Gráfico 11. Patentes otorgadas, 1991-2014
Fuente: RICyT, 2016.
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Vinculando los resultados mostrados en los gráficos 10 y 11 y tomando como referencia el último año reportado por cada país, se aprecia que Argentina tuvo una relación de 4.682 solicitadas y 1.360 otorgadas; Chile tuvo un total de 3.105 solicitadas y 1.168 otorgadas; Colombia tuvo un total de 2.152 solicitadas y 1.212 otorgadas y Venezuela tuvo un total de 2.901 patentes solicitadas y 0 patentes otorgadas. En el gráfico 11 se aprecia cómo han sido los procesos de otorgamiento de patentes por año en cada uno de los países seleccionados. Entre 1990 y 1998 Venezuela fue primera o segunda en patentes otorgadas y en más de un 90% provenían del INTEVEP. A partir de 1999 se inició un descenso con fluctuaciones hasta el año 2002; a partir de ese momento se inició un proceso que culminó con una decisión gubernamental que impactó negativamente en el país al no permitir que se otorgaran más patentes. Mientras Argentina, Chile y Colombia presentan líneas que oscilan a lo largo del período estudiado pero, sin embargo, al examinar los años de partida (1990) y de llegada (2014) se aprecia crecimiento en este rubro. DISCUSIÓN
En los tiempos que corren donde el panorama global es de alta complejidad, vulnerabilidad e inestabilidad, donde los desafíos de cara al futuro son borrosos por cuanto la propia tecnociencia marca ritmos difíciles de seguir y además no existe una brújula. El sentido común apunta a que los gobiernos deberían orientar sus esfuerzos a buscar soluciones para los múltiples problemas y por esa vía, obtener el apoyo de sus ciudadanos invirtiendo en su sistema tecnocientífico bajo nuevos esquemas, sin obviar lo existente. El argumento es simple: sin conocimiento nadie progresa. Para lograr estándares mínimos de aceptación de una sociedad dada, la lógica indica que se debe invertir en la generación de nuevo conocimiento. Para que el complejo entramado socioinstitucional interactúe armónicamente, el primer requisito pasa por entender que las políticas públicas que se diseñen no deben ser gubernamentales sino de Estado. Esto significa que ese tipo de decisiones estratégicas son de mediano y largo plazo. Por ende, el horizonte temporal de las políticas públicas en materia de CTI debe fijarse a un mínimo de 20 años, evidentemente con su correspondiente monitoreo que permita aplicar los ajustes que se requieran. En un mundo en transición hacía una convergencia tecnológica marcada por la nanotecnología, elemento que cambia radicalmente las reglas del juego, las competencias deben ir dirigidas hacia entornos flexibles donde la inteligencia
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competitiva debe contar con equipos transdisciplinarios, es decir, que puedan abarcar varias disciplinas en forma transversal. En esa línea, el ámbito de acción es superior al de cada una de las disciplinas y donde el tema de las redes colaborativas de trabajo global trascienden la interinstitucionalidad. Estructurar una red de trabajo tecnocientífico en un país para que funcione articuladamente lleva décadas. Es un proceso de alta complejidad cuya orientación es, sin duda, disminuir las brechas entre las situaciones deseadas y la realidad percibida, en cuanto a la resolución de los problemas y, por esa vía, mejorar la calidad de vida de la población (global y local). La evidencia demuestra que las diferencias entre los sistemas tecnocientíficos de los países desarrollados y los que no han logrado ese nivel son, en general, cada vez mayores. En esa línea, uno de los requisitos necesarios para revertir esa situación está referido a la inversión en actividades de ciencia, tecnología e innovación. Los organismos multilaterales competentes indican que los países que se encuentran en vías de desarrollo deben invertir como mínimo un 1% de su PIB en este tipo de actividades y, además, recomiendan la inexistencia de fluctuaciones de un año a otro para no descompensar los programas e instrumentos diseñados, sino más bien incrementar los recursos financieros progresivamente. El fomento de programas doctorales en áreas consideradas estratégicas para los países que incluyan, en aquellos casos que corresponda, las nuevas tendencias de investigación como la nanotecnología, la mecatrónica, la biotecnología, las ciencias cognitivas y las TIC, forma parte de la visión de futuro que se requiere para intentar cerrar brechas. Un asunto no menor en este proceso es la interacción con la sociedad. Esto se refiere a la demanda de información de las personas en cuanto a los montos asignados, así como en qué áreas se está gastando su dinero, por lo que las ciencias sociales y humanas tienen un papel decisivo de interlocución en ese proceso. El crecimiento del personal vinculado a CTI (científicos, tecnólogos, consultores/asesores, técnicos, gerentes y hacedores de política) debe apuntar a una distribución lógica de este tipo de personas entre los distintos actores del sistema (universidades, centros e institutos de investigación, empresas, entes gubernamentales, incluso las ONG como las academias, observatorios y homólogos, parques científicos y tecnológicos, los colegios profesionales, entre otros); todo esto con el fin de que pueda existir el diálogo correspondiente de personas bien informadas (competentes).
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Contar con una batería de instrumentos que permitan la correcta actualización del personal especializado requiere de financiamiento sostenido a: proyectos de investigación; formación y actualización de investigadores; organización (y participación) de congresos nacionales e internacionales; al impulso de revistas especializadas (hoy en día, sería en soportes físico y digital) y a mejorar el sistema de propiedad intelectual (el proceso de patentamiento). Existen otros programas como el de incentivos; las rondas de negociación tecnológica; las redes de conocimiento globales, la movilidad nacional e internacional del personal y las antenas de conocimiento. Esos procesos pueden converger en agendas de innovación articuladas bajos los nuevos enfoques que permitan mejorar la resolución de los problemas. REFERENCIAS
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2017 Vol. XXIII, No. 1 (ene-jul), pp. 151-172
VENEZUELA: ALTO PIB EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA Y BAJA PRODUCCIÓN DE PATENTES Elsi Jiménez1 Rubén García2 UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (UCV) Fecha de recepción: 12-01-17
Fecha de aceptación: 08-06-17
Resumen: En este artículo se analiza el estado de las patentes en Venezuela en el período 1997-2012, destacando la importancia de estos documentos para el desarrollo de las naciones por su aplicación en la producción de bienes y servicios que inciden en la mejora de la sociedad. Se destaca que Venezuela, signataria de acuerdos internacionales que protegen la propiedad intelectual e industrial se ha alejado de esos compromisos dejando a investigadores e innovadores en un limbo legal. Además, pese a ser uno de los países con mayor PIB destinado a ciencia y tecnología tiene uno de los más bajos desempeños en el desarrollo de este sector. Asimismo, se hace una comparación entre Venezuela y Vietnam en la solicitud y aprobación de patentes y se destaca el avance del país asiático al respecto. Se concluye que la aplicación de las políticas públicas que Venezuela ha desarrollado desde el año 1999 hasta el presente, han afectado negativamente el aparato productivo e investigador venezolano y en el caso específico de la solicitud y otorgamiento de patentes ha prácticamente extinguido esta actividad. Palabras claves: Patentes, Patentes de Residentes, Patentes de No Residentes, Ciencia y Tecnología, Venezuela, Vietnam.
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Doctora en Educación, Profesora en la Escuela de Bibliotecología y Archivología, Coordinadora del Doctorado en Humanidades de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela. Sus publicaciones están disponibles en: https://ucv.academia.edu/ElsiJim%C3%A9nez. Correo electrónico: jimenez.elsi@gmail.com. 2
AG19595@hotmail.com.
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VENEZUELA: HIGH GDP IN SCIENCE AND TECHNOLOGY AND LOW PRODUCTION OF PATENTS Abstract: This article analyzes the state of patents in Venezuela in the period 1997-2012, highlighting the importance of these documents for the development of nations by their application in the production of goods and services that affect the improvement of society. It is noteworthy that Venezuela, signatory of international agreements that protect intellectual and industrial property has moved away from these commitments leaving researchers and innovators in a legal limbo. In addition, despite being one of the countries with the highest GDP for science and technology has one of the lowest performances in the development of this sector. Likewise, a comparison is made between Venezuela and Vietnam in the application and approval of patents and highlights the progress of the Asian country in this regard. It is concluded that the application of the public policies that Venezuela has developed from 1999 to the present, have negatively affected the Venezuelan productive and research apparatus and in the specific case of the application and granting of patents has practically extinguished this activity. Keywords: Patents, Resident Patents, Non-Resident Patents, Science and Technology, Venezuela, Vietnam.
LAS PATENTES Y SU IMPORTANCIA
Una patente es el derecho que el Estado otorga a una persona o una empresa por la invención o innovación de algún producto o procedimiento aplicado a bienes y servicios, dándole legitimidad al producto del intelecto humano por un periodo de vigencia de veinte años, que posee tres condiciones esenciales: novedad, propiedad inventiva y aplicación industrial. En tal sentido, la Oficina Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) señala que la patente de invención es: “el medio más generalizado que existe para proteger los derechos de los inventores…” (s/f). Es preciso indicar que, cuando se disfruta de los derechos exclusivos de propiedad industrial por un período determinado, la persona natural o jurídica que inventa e innova algo, tiene una tasa de retorno por la inversión realizada en el proceso de investigación, planificación industrial y redes de innovación, entre otros costos asociados (Márquez, 2005). En cuanto al derecho de exclusividad que concede el Estado por una patente, este derecho impide que terceras personas exploten comercialmente la invención protegida durante el tiempo que establece la ley. De esta manera, las patentes vienen a ser una forma de fomentar las inversiones industriales y comerciales encaminadas a promover las invenciones o mejoras de productos o procedimientos a ser usados en la sociedad. Por ello, es imprescindible que los derechos intangibles sean respetados por el Estado a través de las instituciones creadas para tal fin, con la intención y la obligatoriedad de divulgar públicamente la memoria descriptiva contenida en las solicitudes de patentes, después de los 18 meses de su presentación.
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De modo que identificar estratégicamente ante cuál oficina de patentes nacional e internacional, ha de realizarse la solicitud de este documento, resulta importante para ubicarla en un mercado que permita su copia con pronta aplicación en el sector al cual está dirigido. Por ejemplo, el mercado de Estados Unidos de América (EUA) es uno de los más atractivos por su desarrollo industrial para la solicitud de patentes (Queipo, 2010). Desde el punto de vista económico, el uso de las licencias o cesión de las patentes, representó en el año 2008 el pago de 3.600 millones de dólares por royalties de Estados Unidos de América a patentes europeas y este país a su vez, recibió alrededor de 18.000 millones de dólares por uso de tecnologías y otros servicios protegidos por patentes en Europa (Rangel, 2009). Sánchez, Cano y Esparza (2001) señalan que la patente es el único documento que posee una entidad en tres fases en su aplicación en la sociedad: en lo económico, por intervenir en la balanza pago con relación a sus aportes con las regalías; en lo jurídico, por su registro ante cualquier oficina nacional o regional para ser protegida; y en lo tecnológico, es el único documento con una memoria descriptiva de la invención. Esta memoria descriptiva registra más del 80% de la literatura que hace referencia al conocimiento técnico registrado en la patente. Se puede señalar que las patentes se clasifican en tres tipos, de acuerdo al uso de tecnologías. Las de baja tecnología o de base: son todas aquellas relacionadas con artesanía, herramientas, pequeñas máquinas muy simples, tales como un motor que se puede incorporar a un artefacto casero. Las de tecnología media son aquellas más complejas y en ellas se incluyen vehículos automotores en sus más variadas gamas, maquinas industriales, elaboración de plásticos, motores de diferente índole (de combustión o eléctricos) así como otros tipos de máquinas. Finalmente, tenemos las patentes de alta tecnología, que incluyen: telecomunicaciones en general, turbinas para represas y aviones, componentes para el ensamblaje de la industria aeronáutica, aeroespacial, militar, componentes para la industria electrónica en sus más variados componentes (chips, transistores, microprocesadores, por mencionar algunos); comprenden también los instrumentos de precisión y ópticos, productos farmacéuticos y químicos, además de la generación de energía en su extensa gama. LA EXPORTACIÓN DE PATENTES
Entre los años 2002 al 2012, la mayor cantidad de exportación de patentes de alta tecnología –según cifras del Banco Mundial– se generó en la región de Asia, casi duplicando la cantidad de Europa, que ocupó el segundo lugar en
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exportación de alta tecnología, seguido de Norteamérica y América Latina y el Caribe. Tabla 1. Exportaciones de alta tecnología (en millones de US$), 2004-2012 Regiones/Años 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
ALC 41.327 44.999 49.480 48.367 50.044 44.035 51.754 60.523 59.570
Asia 571.377 651.419 752.652 764.753 795.430 713.026 907.111 967.904 1.012.633
Europa 513.625 568.022 641.913 573.216 605.171 533.792 596.266 678.253 665.263
Norteamérica 197.808 216.089 245.761 244.426 247.796 155.617 169.461 170.290 172.811
Fuente: Banco Mundial, 2016.
No cabe duda que la exportación de alta tecnología representa un valor significativo para las regiones. Entre los años 2005 y 2012, para América Latina y el En esta región, países como: México, Brasil, Costa Rica, Argentina, Colombia, Chile y Perú exportan alta tecnología, particularmente Costa Rica (Tabla 2). Este pequeño país centroamericano, llama la atención porque supera a países con un alto PIB como son Argentina y Venezuela. SOLICITUDES Y CONCESIONES DE PATENTES
En cuanto a las solicitudes y concesiones de patentes, podemos expresar que las patentes son derechos territoriales, de uso exclusivo en el país o la región en donde se solicitó y concedió la patente, ajustado a la normativa legal vigente del país o la región. Sin embargo, el Sistema Internacional de Patentes cuenta con el Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (TCMP), permite hacer una única solicitud internacional de patente con efecto en los distintos países signatarios del TCMP (WIPO, 2013). Las tablas 3 y 4 presentan los datos de las solicitudes y las concesiones de patentes por regiones. Desde el año 2002 hasta el 2014, se observa como América del Norte tiene la mayor cantidad de solicitudes y otorgamientos de patentes, seguida de Asía, Europa y América Latina. Esta última región refleja el menor desempeño en ambos casos.
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Tabla 2 . Exportaciones de productos de alta tecnología en algunos países de América Latina (millones de US$), 2000-2012 Países / Años Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Ecuador Jamaica México Panamá Paraguay Perú Rep. Dominicana Trinidad y Tobago Uruguay Venezuela
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
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2011
2012
797 800 600 710 761 840 1.044 1.140 1.949 1.547 1648 1.978 1.946 1.686 38 15 21 28 27 96 15 17 15 37 48 53 5.990 6.057 5.224 4.515 5.954 8.031 8.418 9.076 10.286 7.896 8.122 8.415 880 99 105 111 169 266 415 483 572 599 394 486 507 503 331 349 322 297 353 367 354 342 441 462 425 401 517 1.859 1.071 1.146 1.701 1.309 1.777 2.091 2.530 2.426 1.791 2.193 251 2.719 27 5 36 41 49 64 96 73 68 51 145 57 52 1 1 1 1 1 2 6 3 3 4 5 31.174 29.735 28.938 28.726 31.956 32.400 35.989 33.482 33.387 31.184 37.657 40.795 44.013 2 2 2 1 2 1 1 3 1 1 1 5 7 5 9 13 16 24 24 27 37 32 33 44 51 54 33 39 57 79 75 84 113 114 252 305 185 4 174 169 195 416 289 562 171 79 76 91 121 11 75 25 4 27 34 30 60 35 3 3 5 21 82
Fuente: Banco Mundial, 2016.
19 95
21 114
20 134
27 121
29 120
42
48 80
78
79 123
114 66
134 145
193 54
157
Venezuela: alto PIB en ciencia y tecnología…
Tabla 3. Solicitudes de Patentes en la USPTO, 2002-2013 Años/Regiones 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
ALC 659 750 748 787 884 963 1.105 1.111 1.281 1.356 1.503 1.670
Asia 82.750 88.600 98.669 111.627 126.089 129.331 134.098 137.193 145.298 150.457 140.504 165.145
Europa
Norteamérica
53.189 50.166 52.583 54.293 59.248 64.367 68.556 71.676 78.205 79.683 79.683 88.156
191.620 196.691 197.738 216.505 231.436 251.768 241.895 235.221 253.662 259.725 259.725 301.506
Fuente: Banco Mundial, 2016.
Tabla 4. Concesión de patentes en la USPTO, 2004-2014 Años/Regiones 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
ALC 329 361 302 247 259 285 405 460 508 633 747
Asia 39.946 40.908 41.427 41.892 43.995 47.549 61.565 64.129 71.879 76.504 82.497
Europa 28.668 28.351 26.406 23.216 23.201 23.552 32.265 32.527 37.964 43.124 47.333
Norteamérica 90.402 91.320 87.644 82.844 80.895 86.037 86.037 113.636 126.801 140.140 151.664
Fuente: Banco Mundial, 2016.
Los ingresos que recibió América Latina por regalías de uso de propiedad intelectual durante el lapso 2005-2013, refleja una situación desalentadora, ya que son valores muy inferiores a los obtenidos por otras regiones durante el mismo período (Tabla 5).
158
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura
Tabla 5. Regalias por el uso de propiedad intelectual (millones de US$), 20052013
Países / Años Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Ecuador Jamaica México Panamá Perú Rep. Dominicana Trinidad y Tobago Uruguay Venezuela
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
51,0 2,0 102,0 54,0 10,0 0,1
71,0 2,0 150,0 55,0 11,0
106,0 2,0 319,0 61,0 17,0
105,0 2,0 465,0 64,0 30,0 0,6
102,0 3,0 434,0 59,0 39,0 0,6
145,0 3,0 397,0 64,0 56,0 7,5
176,0 7,0 591,0 75,0 59,0 4,1
183,0 15,0 511,0 75,0 50,0 4,4
163,0 22,0 597,0 77,0 66,0 4,0
13,0 70,0
12,0 81,0
15,0 95,0
17,0 97,0
9,0 94,0
2,0
3,0
1,0
2,0
2,0
5,0 88,0 8,0 3,0
4,0 97,0 8,0 5,0
5,0 96,0 12,0 12,0
5,0 96,0 13,0 8,0
0,03
0,1
0,1
0,2
0,4
0,4
0,4
0,1
Fuente: Banco Mundial, 2016.
Tal como se ilustra en la tabla 6, en cuanto a las patentes otorgadas en América Latina y el Caribe, los países Brasil y Argentina destacan sobre el resto de la región. En el caso de Brasil, en los últimos años ha desarrollado políticas de Estado acompañadas de la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología y su plan de dos décadas, desde 1985. Como expresa Montoya (2010): En ese tiempo, dos de cada tres estudiantes no tenían nivel internacional y sólo 1 de cada 30 recibían una educación de buena calidad. El gobierno de Sarney debió elevar el bajo nivel de la formación universitaria de su país. Impulsó programas de maestría y doctorado para multiplicar por 10 el número de graduados en el lapso de 20 años. Otorgó por examen una 5.000 becas para estudiar en Brasil – independientemente de la nacionalidad de los postulantes– y 5 000 para formarse fuera de Brasil. Miles de extranjeros llegaron para pasar el examen. Los que aprobaron se quedaron, siguieron sus maestrías y doctorados y, finalmente, se quedaron a trabajar en los laboratorios avanzados que se levantaron en el marco de la ambiciosa estrategia trazada por el MCT. (parr.2)
159
Venezuela: alto PIB en ciencia y tecnología…
Tabla 6. Patentes otorgadas en América Latina, 2005 – 2009 Año/ País
2005
2006
2007
2008
2009
Total
Brasil México Colombia Chile Argentina Uruguay Ecuador Guatemala Venezuela Perú
270 141 23 9 21 5 1 1 3 1
334 168 29 12 21 4 8 1 2 2
397 186 44 17 33 4 2 1 7 2
472 213 37 28 25 6 4 4 4 1
480 185 68 52 11 11 4 2 2
1953 893 201 118 111 30 19 18 18 15
Fuente: Montoya, 2010
Sin embargo, se puede observar que Brasil, visto como el gigante de América Latina, está muy por debajo –por ejemplo– de Corea del Sur; país que para los años 60 del siglo pasado, se encontraba como Haití en cuanto a desarrollo. Corea del Sur tuvo en el año 2014: 164.073 solicitudes de patentes de residentes y Brasil: 4.659 solicitudes de patentes de residentes (Banco Mundial, 2106). La United States Patent and Trademark Office's (USTOP) y la European Patent Office (EPO), oficinas para la solicitud y otorgamiento de patentes de los mercados norteamericanos y europeos, otorgaron a Corea del Sur 16.469 patentes (USTOP) y 1.891 la EPO; en el caso de Brasil, a este país le otorgaron 334 patentes la USTOP y 75 la EPO en el año 2014. En este mismo orden de ideas, resulta necesario mencionar el dato de las exportaciones de Brasil en el año 2015, relativo a alta tecnología: representó 13% de su PIB según cifras del Banco Mundial (2016). LAS PATENTES EN VENEZUELA
En el caso de Venezuela, desde la Constitución del año 1830 en su artículo No. 217, se protege al inventor cuando se establece la propiedad de sus descubrimientos y sus producciones. La primera Ley de Patentes, decretada el 21 de abril de 1842, durante la Presidencia del General José Antonio Páez, intitulada: Sobre Patentes de Invención, Mejora e Introducción de Nuevo Ramos de la Industria. Esta ley otorgaba al inventor quince años por invención y 10 año por mejora (Martin, 1999). Salazar (2012) describe las sucesivas leyes relacionadas con la propiedad industrial en Venezuela, empezando por la Ley de Patente e Invención–
160
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura
Introducción a los Nuevos Ramos de la Industria del 01 de mayo de 1854. Asimismo, el 25 mayo de 1878 entra en vigencia la Ley sobre Privilegios e Invenciones o Descubrimiento, en 1882 surge la Ley de Patentes de Invención y en 1900 el Decreto de Formaciones Legales, que habrán de observarse en las Solicitudes de Patentes de Invención. Luego surgen la Ley de Patentes de Invención del año 1927 y la actual del 2 de septiembre de 1955. Por otra parte, Venezuela es signataria en el ámbito internacional desde el año 1993 del Acuerdo de París para la Protección de la Propiedad Industrial aprobado en 1883 con sucesivas actualizaciones, el cual es administrado por la Oficina Mundial de Protección Industrial, organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (OMPI, s/f), además, del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que entró en vigencia en el año 1976. Es importante destacar que Venezuela se rigió por algún tiempo, para el otorgamiento de patentes, por los estamentos establecidos en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), en su Resolución Nº 344, del 21 de octubre 1993. Con la salida de Venezuela de la CAN, en el año 2006, el país retoma la Ley del 1955. Con respecto a la oficina venezolana de patentes, Venezuela creó el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI), mediante el Decreto N° 1.768 del 25 de marzo de 1997, el cual entró en funcionamiento el 01 de mayo del 1998. Con el SAPI, se crea un organismo garante de la protección industrial, actividad que fue cumplida por el Ministerio de Fomento por más de un siglo. Posteriormente, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), se establece en su artículo 98, que el Estado reconocerá y le dará protección a la propiedad intelectual. En el año 2001 se crea el Ministerio de Ciencia y Tecnología, como ente rector de las políticas de Estado en la materia. Allí se gestó la primera Ley de Ciencias y Tecnología en el año 2001. Posteriormente se aprueba Ley Orgánica de Ciencias, Tecnología e Innovación (LOCTI), según Gaceta Oficial Nº 38.242 de 2005, que deroga la Ley de Ciencia y Tecnología del año 2001. La LOCTI fue reformada, según Gaceta Oficial N° 39.575 del 16 de diciembre de 2010. Con esta Ley se regulan las actividades investigativas, invenciones e innovaciones, así como los recursos que sean necesarios para estos fines. Por otra parte, el Proyecto Nacional Simón Bolívar, también en su Líneas Generales de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013, capítulo IV titulado Modelo Productivo Socialista, establece que se incrementará la cultura científica, se simplificarán los trámites para la obtención de patentes y reducir costos, además de se actualizará el banco de patentes.
Venezuela: alto PIB en ciencia y tecnología…
161
Las Políticas del Estado en Materia de la Propiedad Industrial en Venezuela La situación de las patentes en Venezuela en esta segunda década del Siglo XXI la describe Scharifker en una entrevista concedida a Linares (2013), donde afirma que: “En Venezuela no se registran patentes porque no hay desarrollo de tecnologías, considerando que en el país, cesó la generación de patentes por consiguiente, no hay desarrollo de ningún índole tecno-científico e innovación”. Por su parte, en esa misma entrevista, De la Vega expresa que el problema va más allá de una mayor inversión: “En los indicadores internacionales de inversión en ciencia y tecnología, Venezuela reportó entre 2007 y 2010, montos superiores al 2% del PIB. Esto nos iguala a Japón o Francia, pero resulta que Chile, quintuplica nuestra producción científica”. Chile en el año 2010 invirtió 0,32% (Banco Mundial, 2016). Aunado a esto, está la salida de Venezuela de la Comunidad Andinas de Naciones (CAN) para influir en la paralización de solicitudes y otorgaciones de patentes. Hay que considerar algunos aspectos relacionados al limbo existente con la propiedad industrial en Venezuela, ya que el organismo ejecutor SAPI, tiene la misión de proteger la propiedad intelectual con el apoyo de las normativas vigentes. Dichas tareas no las está cumpliendo el SAPI, en franca contradicción con el Artículo 98 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y con los acuerdos suscritos por la Nación en materia de propiedad intelectual a nivel internacional. Igualmente, es importante señalar la posición de las Academias Nacionales de Venezuela en el año 2011, con referencia a la temática de las patentes: El rol, funciones, alcances y ámbitos de acción del Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI) y la precisión, objetividad y claridad de las leyes y políticas nacionales que rigen la PI. Esto impacta significativamente en la percepción y motivación de los investigadores, tecnólogos y empresas para patentar en el país. (p.232).
Por otra parte, destacamos la frase de Requena, miembro de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, cuando afirma: “en Venezuela no se patenta”, revela que: “desde 2002 no hay registros de nuevas patentes, un retroceso para la innovación” (Urbina y Hernández, 2012) con las repercusiones negativas en los renglones socio-económicos. Por su parte, Bonalde afirma que: “…la situación actual obliga a los científicos venezolanos a patentar sus invenciones en países con sistemas más desarrollados, como Estados Unidos, Francia o Alemania…” (Small, 2012). Asimismo, el Despacho Antequera Parilli & Rodríguez con respecto a esta temática indica: “El Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI) no da a conocer cifras oficiales del número total de patentes (invenciones) que se solicitan en Venezuela. Tampoco las otorga desde hace casi ocho años.” (Culshaw, 2012). De acuerdo con lo antes citado, esta anomalía tiene su
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura
epicentro en el SAPI, en tanto este ente no ha otorgado las titularidades correspondientes en respuesta a las solicitudes de patentes en sus respectivos plazos legales. De manera similar, se ha mantenido el mismo comportamiento hacia el sector público, tal es el caso de INTEVEP, organismo que ha “solicitado 48 patentes al SAPI desde 2002 y ninguna ha sido aprobada”. (Bonalde citado por Small, 2012). Por su parte, Dávila (2008) señala que el Bufete Hoet Peláez Castillo y Duque, afirmó que en el año 2006: “5.000 patentes, realizadas en los últimos dos años, según las cuales habrían perdido vigencia porque fueron aprobadas según la Decisión 486 del Acuerdo de Cartagena”. Esto en razón de que estas patentes perdieron valor en Venezuela, al ser sustituida la legislación de la CAN por la ley de Propiedad Industrial del año 1955, dejando un limbo jurídico de los derechos intelectuales de residentes y no residentes (Dávila, 2008). Venezuela, al no otorgar patentes de residentes, carece del registro de la ciencia y tecnología que genera el país, y origina un déficit de su aparato productivo, que se ve reflejado en la escasez de sus productos destinados a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Se puede afirmar que en Venezuela se aporta un PIB alto para la ciencia y la tecnología, 2,5%, (MINCI, 2013), cifra similar a la de Japón o Francia, pero el país se quedó rezagado en su producción en esta área. En relación con lo crítico de este panorama, Palacios (2014) indica: (…) no se respira mejor, no aumenta la esperanza de vida, no hay una mejor nutrición, la gente no se enferma menos, los problemas educativos aumentaron, no hay mejores universidades, hay menos actividad de investigación básica y de desarrollo tecnológico, menos movilidad internacional de científicos, continúa la mortalidad infantil y las enfermedades tropicales, como el mal de Chagas y la Leishmaniasis. (parr.5)
Otro aspecto a destacar es que, en Venezuela, los centros generadores de patentes están sufriendo un acelerado proceso de entropía. El sistema tecnocientífico que es el eje principal, fue afectado por factores sistémicos de diversa índole, lo que ha inhabilitado sus principales funciones y responsabilidades. Algunas de las aristas de las disminuciones o las desapariciones de solicitud de patentes en Venezuela –y que, por consiguiente, afectan a las inventivas e innovaciones– son, entre otras: las decisiones gubernamentales desacertadas como retirarse de la CAN, la poca importancia a la valorización del conocimiento científico y el éxodo de capital humano capacitado, que ha conllevado a un desequilibrio en la producción de ciencia y tecnología en el país, entre otros aspectos. En consecuencia, la Nación venezolana para su funcionamiento y logística –desde alimentos hasta repuestos de vehículos y maquinaria en general–, que en las décadas pasadas
163
Venezuela: alto PIB en ciencia y tecnología…
se cubría fácilmente con una proporción apreciable, hoy en día estado casi de parálisis total.
está en un
Es importante reseñar que Venezuela, después de haber tenido activos intangibles en sus haberes tan importantes en décadas pasadas, actualmente se encuentra en la posición opuesta. Genatios y Lafuente (2004), afirman que Venezuela fue uno de los países que más patentó en los Estados Unidos de América durante la década de los 90, con un coeficiente de invención de 1,23 patentes por millón de habitantes. Sin embargo, en las últimas dos décadas, al observar las cifras de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología – Iberoamericana e Interamericana– (RICyT) correspondientes al año 2015, se aprecia un descenso notorio del número de solicitudes de patentes de residentes (NSPR) y de no residentes (NSPNR), durante ese periodo: Tabla 7. Solicitud de patentes en Venezuela
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
Residentes
No Residentes
320 83 276 212 234 165 183 231 248 274 152 123 123 119 83
2.390 2.607 2.749 2.883 2.700 2.547 2.320 2.285 2.756 3.086 2.961 2.778 2.778 1.995 1.717
Total 2.710 2.690 3.025 3.095 2.934 2.712 2.503 2.516 3.004 3.360 3.113 2.901 2.901 2.114 1.803
Fuente: RICyT, 2015.
En la Tabla 8 se aprecia una franca disminución en las patentes otorgadas a residentes, debido a que fueron otorgadas sólo cuatro patentes en el año 2003, mientras que en los siguientes años no se otorgaron patentes. En referencia a las patentes otorgadas a los no residentes, se otorgaron 75 patentes ese mismo año. A partir del año 2004, no ha habido otorgamiento de patentes, existiendo un grupo de solicitudes pendientes. En efecto, el no otorgamiento de patentes influye de manera negativa en el país, con pérdidas muy significativas desde el punto vista económico. Tal como explica Bonalde: “las ganancias que generan esas patentes contribuyen al
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura
Producto Interno Bruto (PIB), los países donde fueron registradas, mientras que Venezuela pierde el retorno financiero que generaría su explotación…” (Small, 2012). También las Academias Nacionales de Venezuela (2011) mostraron su preocupación porque para el año 2008, no se hizo ningún registro de patentes en la USTOP. Tabla 8. Patentes otorgadas en Venezuela, 1997-2011 Residentes 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004-2011
62 27 28 10 14 23 4 0
No Residentes
Total 684 767 256 198 493 63 75 0
746 794 284 208 507 86 79 0
Fuente: RICyT, 2015.
Es necesario resaltar que el país que no acepta solicitudes de patentes de residentes o no residentes, se ve amenazado por el tiempo, bien sea por carencias de tecnologías o por la obsolescencia de las mismas, debido a los avances significativos que se producen en los diversos campos de la ciencia y la tecnología. Se afecta la producción, y por ende, el desarrollo y la dinámica del crecimiento económico de cualquier sociedad. Se puede señalar que todas las naciones del mundo interactúan con la compra y venta de licencias de patentes para cubrir sus necesidades de bienes o servicios y se produce entonces, una transferencia tecnológica de un país a otro. Tapias (1997) explica: …Este autor califica la transferencia como adaptativa, cuando el sistema científicotecnológico, a través de su infraestructura, adapta la tecnología foránea antes de incorporarla a las actividades productivas. En cambio la tipifica como transferencia plena cuando simultáneamente se adopta en el sistema productivo y es objeto de investigación en la infraestructura científico- tecnológica para una mejor asimilación y posibilidad de innovación incrementar… (parr.5)
Cuando no se cumplen los postulados anteriores, hay una subordinación muy marcada y la transferencia de tecnología tiende a ser de alguna manera poco aprovechada en su potencialidad y en su comprensión para ser asimilada y agregarle valor nacional. Otro aspecto a señalar, es que los datos que refleja la RICyT, no concuerdan con los registros de los últimos años en el perfil estadístico de Venezuela, reflejado por la OMPI durante el periodo 1997 al 2011, donde se
Venezuela: alto PIB en ciencia y tecnología…
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observan años sin registro de solicitud de patentes de residentes, lo que indica que el SAPI no informa a la OMPI de las solicitudes y otorgamiento de patentes en Venezuela. Asimismo, se debe tener en consideración que en los periodos donde no hay datos anuales de registros de patentes, son interpretados por Márquez (2009), como una especie de hoyo tecnológico (HT), por la carencia de presentación de patentes de residentes, es decir, no hay creación o innovación de tecnología o aportes científicos aplicables. LAS PATENTES: COMPARACIÓN ENTRE VENEZUELA Y VIETNAM
Como ejercicio resulta interesante comparar a Venezuela con Vietnam, un país asiático socialista en el que, durante 1986, su gobierno inició una transformación hacia la integración con la economía global y de apertura diplomática con gran parte de las naciones. En el siglo XXI, su crecimiento económico ha sido de los más altos del mundo, especialmente desde su ingreso en la Organización Mundial del Comercio en 2007. En el año 2014, se reporta que este país mantiene el apoyo a la investigación científica y a sus universidades a través de su Ministerio de Ciencia y Tecnología. Al respecto, transcribimos las palabras del premier Nguyen Tan Dung: La Resolución del sexto Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam, onceno mandato, hace hincapié en la importancia de la ciencia y tecnología, calificándola como uno de los factores impulsores de la reestructuración de la economía y los modelos de crecimiento, así como el mejoramiento del rendimiento, la calidad y la eficiencia de las empresas nacionales, con el fin de convertir pronto a Vietnam en un país industrializado (Lê Phương, 2014) Es pertinente, asimismo, comparar parcialmente ambos países desde el punto de vista de la gestión institucional de sus asuntos económicos.
166
Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura
Cuadro 1. Comparación entre Venezuela y Vietnam en el plano institucional Venezuela
Vietnam
Debilitamiento Institucional: corrupción y burocratismo Centralización Cerco a la propiedad Privada, regulación para la empresa privada Participación cecreciente en mercados internacionales Control de precios y sobre el tipo de cambio
Fortalecimiento Institucional: Transparencia y Eficiencia Descentralización Apertura a la propiedad privada, incorporación de inversionistas bajo diferentes modalidades Participación creciente en mercados internacionales Desmontaje de controles
Fuente: Adaptado de Vidal (2012).
Vietnam ha transitado el camino del fortalecimiento institucional con transferencia y eficiencia, apertura a los mercados internacionales y protección a la propiedad privada, con desmontaje de controles, todo lo contrario a la situación de Venezuela. Tabla 9. Población, PIB e ingreso per cápita de Venezuela y Vietnam: 2011 País Venezuela Vietnam
Población 29.890.700 89.730.300
PIB (en miles) $500,33 $414,34
Ingreso per cápita $11.475 $ 2.970
Fuente: Elaboración propia con datos de: PNUD (2011) y OMPI (2012) La población de Vietnam triplicó la de Venezuela en el año 2011, el ingreso por PIB de Venezuela fue ligeramente superior y su ingreso per cápita fue cercano a cinco veces más que el de Vietnam.
167
Venezuela: alto PIB en ciencia y tecnología…
Tabla 10. Posiciones de Venezuela y Vietnam en la OMPI, 1997-2011 Año 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 Total
Residentes Venezuela 201
Posición 49
56
71
33 290
75
Residentes Vietnam 30 40 63 69 85 134 149 206 362 196 339 320 391 306 300 2.990
Posición 77 74 68 69 64 60 60 53 48 57 47 46 45 48 45
Fuente: OMPI, 2011
Al observar el posicionamiento que presentan ambos países desde 1997 hasta el año 2011, se tiene que en la década de los noventa, específicamente el año 1997 Venezuela se encontraba en mejor posición (puesto 49) con respecto a Vietnam que estaba en el 77. Posteriormente, en 2011, Vietnam se posicionó en el puesto número 45 y Venezuela ocupó el número 75 sobre un total de 186 países miembros. De lo anterior, más que las cifras absolutas, destaca que la posición de Venezuela viene descendiendo desde el año 1998. Por su parte, Requena, miembro de la Academia Venezolana de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales afirma: “Cuando uno revisa el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI) se constata que desde el año 2002, no se ha dado una sola patente en Venezuela, porque hay un problema estructural, conceptual y político” (Urbina y Hernández, 2012). Además, hay que considerar que en 15 años de presentación de patentes para ambos países, Venezuela presentó 290 patentes y Vietnam, 2.990 patentes. Lo anterior se traduce en 19,33 y 199,33 patentes por año, respectivamente. Vietnam supera en un promedio de 10 veces el registro de patentes a Venezuela. Otro indicador a considerar para la comparación que nos ocupa, es el Índice Global de Innovación (IGI) del 2011, el cual elabora la Escuela de Negocios del Instituto Europeo de Administración de Empresa (ISEAD), y es respaldado por la OMPI. El IGI con relación al universo de 142 países, presenta a Venezuela en el
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puesto 102 , al tiempo que Vietnam se posiciona en el puesto 51. Esto hace inferir que las políticas públicas para el desarrollo de ciencia y tecnología de Vietnam resultaron más eficientes que las locales, apuntalando la invención e innovación, gracias a su modelo educativo. Asimismo, el coeficiente de invención del año 2011 del país asiático, establece un promedio de 3,34 patentes por cada millón de habitantes, es decir triplica al de Venezuela, que exhibe un coeficiente de 1,1 patentes por cada millón de habitantes. De lo anterior, puede decirse que, partiendo de la relación a la generación de patentes desde los años 2000 al 2011, Vietnam fue un fenómeno, pues este país tiene en su haber: 3.331 patentes de residentes y 265 solicitadas en el extranjero, con lo que triplica el coeficiente de invención de Venezuela. Para el año 1984, Venezuela tuvo un pico de producción de patentes de residentes, con una cifra record de 875; en el año 1988 se evidencia el primer quiebre, al no presentar ninguna. Este ciclo será recurrente en los años venideros como: 1988, 1995, 1998 1999 y casi la totalidad de la década del 2000 y la siguiente. Tabla 11. 48 Años de solicitudes patentes de Venezuela Años
Población 1.000.000
Patentes
x
Coeficiente Invención
de
1964-69
1.259
7,5
167,9
1970-79
3.004
10,7
280,7
1980-89
3.090
14,5
213,1
1990-99
1.490
18,1
82,0
2000-09
56
23,2
2,4
2010-11
33
27,2
1,2
Fuente: Elaboración propia con datos de: INE (2016), RICYT (2015) y Huerta (s/f).
Durante el periodo entre 1997 y 2011, la OMPI indica, con relación al perfil estadístico de Venezuela, el registro de 201 patentes en el año 1997 y 33 patentes en el año 2011, con un vacío entre los años 1998 y 2010. Por su parte Flórez López (2007) manifiesta la necesidad que tiene Venezuela de contar con sistema de investigación para que identifique los hallazgos e innovaciones que se producen y su repercusión en nuestra sociedad, de lo contrario, el país se distanciará más de la realidad mundial y de los avances tecnocientíficos, que se están produciendo a una velocidad vertiginosa. Resulta claro que, de continuar exportando materia prima sin valor agregado, esto será una manera de seguir ignorando y despreciando a la ciencia
Venezuela: alto PIB en ciencia y tecnología…
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y la tecnología en Venezuela. Debe admitirse, que seremos cada día más dependientes de nuestros recursos naturales, con exclusividad del sector primario de la economía. Asimismo, debe manifestarse la existencia de una dislocación en la ciencia y la tecnología, con las políticas públicas relativas a los derechos de la propiedad industrial (DPI) como una fuente de valor agregado. Débil cooperación: industrias, gobierno y centros de investigaciones Ahora bien, es importante señalar otro aspecto que no ha calado en el país, como es el Triangulo de Sábato (industrias, gobierno y centros de investigaciones) que no ha podido cristalizar, como en otros países de América Latina, Asia, Europa y EUA. Esta cooperación por parte de los tres sectores es débil en la transferencia de conocimiento de los centros de ciencias y tecnologías como ofertantes a los sectores productivos, que a su vez no demandan o lo hacen a muy baja escala y el Estado como regulador, estimulador e impulsor no ha tenido relaciones exitosas en estos sectores. En Venezuela el proceso de innovación no prosperó como ocurrió en otros países latinoamericanos. En tal sentido, Bermúdez, Montoya y Cendrós (2006) afirman que: …la inexistencia de relación entre el sector industrial y el científico – tecnológico, obviamente como consecuencia de este modelo de industrialización, no se desarrolló el aparato productivo del país, ni la necesidad de formular demandas de tecnología local, ni capacidad para asimilar la oferta de innovaciones…(p. 22).
Asimismo, el sector privado tuvo una precaria participación en la generación de conocimiento. Como destacan Genatios y Lafuente, (2004, p. 3) fue: “… poca la demanda de ciencia y tecnología por parte del sector empresarial…”. Asimismo, tal parece que generar tecnología propia no era una idea del proceso de industrialización; aquí se vivió por una constante transferencia de nueva tecnológica llave en mano, sin un valor agregado. De este modo, casi toda la industrialización fue un espejismo, aunque las décadas de los ochenta y noventa representan el período de mayor transferencia tecnológica hacia Venezuela de los EUA, decreciendo en la primera década del siglo XXI. REFERENCIAS
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2017 Vol. XXIII, No. 1 (ene-jun), pp. 173-191
UNIVERSIDAD Y RETO DIGITAL Jesuardo Eneas Areyán Salazar1 UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (UCV) Fecha de recepción: 15-03-17
Fecha de aceptación: 10-07-17
Resumen: El presente artículo está referido a la universidad y al reto que surge en la era digital, en contraste con la labor de las universidades tradicionales. En estos tiempos hay nuevos desafíos, particularmente, por la aparición de medios audiovisuales, redes sociales, potenciados por Internet, que conectan instantáneamente a los usuarios, por lo cual se dice que desaparece la distancia que los separa e informándoles lo que sucede en cualquier lugar del planeta hasta los más remotos, sobre los eventos que ocurren sean estos de cualquier naturaleza y en este sentido, los destinatarios se forman opiniones que moldean la convivencia social, por eso se señala que la sociedad está digitalizada. La educación, particularmente la universitaria, se ha visto impactada por estos cambios tecnológicos en sus propósitos de enseñanza-aprendizaje. Esto ha producido muchos efectos y uno de ellos es la aparición de nuevas categorías de universidades: Universidades en línea (University Online) que complementan a las conocidas universidades empresariales. Esta modalidad hace uso, principalmente de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), para lograr sus objetivos. Su capacidad de participantes, los horarios flexibles de clase, las carreras que ofrecen y los títulos que otorgan, son singulares. Estamos ante el reto digital con el cual debe convivir las universidades tradicionales, que se han convertido en una amenaza para su permanencia a largo plazo. Palabras clave: Universidades Tradicionales Universidad Online, Universidad Empresarial, Sociedad Digitalizada, Investigación, TIC, Internet.
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Postdoctorado en Gerencia (Universidad Central de Venezuela-UCV), Doctor en Ciencias Sociales (UCV). Magister Scientiarum en Gerencia Empresarial (UCV). Especialista en Organización de Empresas (UCV). Especialista en Gestión de la Calidad (ISIIndia). Abogado (UCV). Ingeniero. Profesor de Postgrado: del Doctorado en Gerencia y del Doctorado en Gestión de Investigación y Desarrollo. Profesor Titular de la cátedra Control de la Calidad EIM-FI (UCV). Ex-director: de la Comisión Venezolana de Normas Industriales (COVENIN), de la Dirección de Normalización y Certificación de la Calidad (Ministerio de Fomento, hoy Ministerio de Industria y Comercio) y de la Dirección General del Fondo para la Normalización y Certificación de la Calidad (FONDONORMA). Representó a Venezuela ante la Organización Internacional para la Normalización (ISO). Docente investigador en Globalización, Competitividad, Calidad y Nuevas Tendencias Tecnológicas Digitales (UCV). Ha publicado varios trabajos dentro de su área de investigación. Correo electrónico: jesuardoa@hotmail.com.
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UNIVERSITY AND DIGITAL CHALLENGE Abstract: This article is related to the University and the challenge that arises in the digital era, in contrast to the work of traditional universities. In these times there are new challenges, in particular, by the emergence of audiovisual media, social networks, powered by Internet, which connect instantly to users, so it is said that it disappears the distance that separates them and informing them what is happening anywhere on the planet until the most remote, about events that occur are these of any nature and in this sense recipients are formed opinions that shape social life, that is designated to that society is digitized. Education, particularly University, has been impacted by these technological changes in their teaching and learning purposes. This has produced many effects and one of them is the emergence of new categories of universities: universities online (University Online) to complement the well-known business universities. This mode makes use, mainly of the technologies of information and communication technology (ICT), to achieve their goals. Its participants, flexible class schedules, careers that offer and titles granted, are unique. We are the digital challenge, which must live the traditional universities, which have become a threat to remain in the long term. Keywords: Traditional Universities, Online University, Business University, Digital Society, Research, ICT and Internet.
INTRODUCCIÓN
El devenir actual presenta características particulares no observadas en tiempo pasado y así se sostiene que, conocimiento, cambio e incertidumbre son relevantes y predominan en el contexto donde se desenvuelve la sociedad. Precisamente, a uno de los tres elementos mencionados, dedicaremos principalmente este artículo y será al conocimiento, pero desde la perspectiva de la universidad ubicándolo en el contexto del reto digital. El tema universidad y el reto digital al que alude el título del presente escrito es básico, no sólo para entender el cambio y la incertidumbre que ocurren en el presente, sino para orientar el enfoque con proyección futura que abarca esta era digital. El conocimiento actual generado por las universidades está seriamente afectado, entre otras causas por los elevados costos de la infraestructura o planta física de éstas, así como por la enseñanza tradicional impartida mediante la interacción profesor-alumno, la cual, en estos tiempos, tiene un novedoso rasgo que está en pleno desarrollo: la aplicación de las tecnologías digitales y las nuevas generaciones tienen a su disposición instrumentos fáciles de manejar y con los cuales aprender. Hoy, el computador personal, la televisión y el teléfono celular inteligente – con sus aplicaciones–, ofrecen un amplio espectro de utilización en la generación de conocimiento, lo cual requiere dedicación para orientar hacia el mejor uso de estos recursos, es decir, estamos ante un panorama nuevo que repre-
Universidad y reto digital
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senta un desafío para las universidades, tal como hasta ahora han sido conocidas. Por otro lado, además de las universidades tradicionales, también objeto de análisis en este artículo; hay otras categorías de universidades que han hecho su aparición en el mundo y nos referimos específicamente a las universidades a distancia, universidades virtuales, universidades abiertas (Open University) y a las universidades en línea (University Online), donde las conocidas clases, denominadas presenciales, han desaparecido y la interacción mediante la aplicación de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) es el factor más notorio para facilitar el logro del conocimiento. Asimismo, es oportuno hacer referencia a otra clase de universidades, las llamadas Universidades Empresariales o Corporativas, que refuerzan la generación del conocimiento mediante la utilización de los dispositivos digitales, con el objetivo de alcanzar la educación especializada de sus participantes, empleados y relacionados con las empresas que las promueven y a las cuales están adscritas. El otro factor incluido en este escrito es el referente a la investigación como fuente reconocida de generación de conocimiento, que en la actualidad se ha visto influenciada por el gran flujo de datos e información que circula por las redes e internet y, a su vez, permite que los investigadores en cualquier región del planeta tengan acceso a otros trabajos científicos y con ello, puedan abordar la autopista del sistema de saberes que facilita su trabajo y disminuye los costos involucrados; al tiempo que la información apoya y le da solidez a la competitividad profesional y a la formación de dichos investigadores. Esto es lo que puede denominarse, en términos sencillos, la globalización del conocimiento científico, por la extensión y la interrelación incluida la praxis universitaria dedicada a estas distinguidas actividades. UNIVERSIDADES TRADICIONALES
Las universidades tradicionales son objeto de consideraciones peculiares por la sociedad, entre otras razones, por la formación de líderes y profesionales que son los futuros dirigentes de ellas y por la variedad de problemas que resuelven. Pero, en general, aun cuando su desempeño real es mencionado como favorable, en los países donde son de carácter público, también se les valora como una pesada carga para el presupuesto del Estado. En estos tiempos, es notoria la tendencia de no abrir más campus universitarios públicos y así acudir a la inversión privada para mantener y desarrollar este sector educativo.
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En América, al tratar este tema y el aspecto de la calidad de la enseñanza, la referencia común es hacia las universidades norteamericanas, en tanto a estas instituciones se les otorga un reconocido prestigio, el cual está apoyado por la alta posición que ocupan en los Rankings Internacionales Educativos. 2
Recientemente (2016), el World’s Best University con base en el estudio de 1.000 universidades en el mundo, concluyó que 7 de estas universidades de carácter privado, están ubicadas en los Estados Unidos y ocupan el segmento de las 10 mejores (Top Ten). Pero hay muchas razones para esos reconocidos logros. Veamos una relevante: el financiamiento privado, a partir del cual se amplía la visión sobre el capital que ellas tienen. En este orden de ideas, acudimos a otro reciente estu3 dio (2015) realizado por el Dr. Thomas Piketty , intelectual de origen francés, pero con estudios y alto desempeño docente universitario en los Estados Unidos, quien señala al respecto: Actualmente hay más de 800 universidades públicas y privadas en Estados Unidos que gestionan fondos de dotación…las primeras universidades de la clasificación son invariablemente Harvard (con 30.000 millones de dólares a principios de la década del 2010), seguida de Yale (cerca de 20.000 millones), después Princeton y Stanford con más de 15.000 millones. A continuación viene el MIT y Columbia con algo más de 10.000 millones, la Universidad de Chicago y Pensylvania con 7.000 millones, y un largo etc. En total las 800 universidades estadounidenses poseían a principios de la década del 2010 activos por un valor cerca de 400.000 millones de dólares (es decir, algo menos de 500 millones de media por universidad y una dotación mediana ligeramente inferior a los 100 millones… el rendimiento medio obtenido por las dotaciones universitarias americanas ha sido sumamente alto durante las últimas décadas: el 8% anual de media a lo largo del período 19802010… en particular, es importante darse cuenta de que los rendimientos lo que explica en gran medida es la prosperidad de las universidades americanas (pp. 598-599).
Estos altos presupuestos están por encima de las inversiones nacionales de algunos países centroamericanos, asiáticos y africanos en materia de educación universitaria. Esta magnitud financiera nos da una idea, no solo de su prosperidad en términos económicos, sino de las facilidades que se derivan, como el acceso a la investigación, adquisición de equipos y tecnologías sofisticadas, preparación de los docentes para una mejor enseñanza y otros factores que conforman una matriz de crecimiento que favorece esa privilegiada ubicación en 2
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en: el
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los rankings mundiales; que miden, en última instancia, el nivel de calidad de la educación impartida. Veamos sobre este tema en Latinoamérica. La publicación de Andrés Op4 penheimer (2009) , está referida a Latinoamérica y sostiene que en: Los países latinoamericanos invierten menos en educación que los países de Europa y Asia. Noruega, Suecia, Dinamarca, e Israel, por ejemplo destinan alrededor del 7% de su producto bruto anual. Los países de ex-Europa del Este, invierten alrededor del 5, comparativamente México destina el 4,4; Chile el 4,2; Argentina el 4; Perú el 3,3; Colombia el 2,5; y Guatemala el 1,7… y no sólo gastamos menos sino, gastamos mal, según un experto como el ministro de Educación de Argentina (p.192).
Otra referencia de interés en Latinoamérica está relacionada con la planta física y la preparación de los profesores. En este sentido, el referido autor acude a un estudio del Banco Mundial, y señala que el 90% del gasto público en las universidades de Brasil es para pagar sueldos de personal actual y jubilado, mientras que en la Argentina, la cifra es del 80%. Como resultado, el sistema universitario latinoamericano padece de "baja calidad", con universidades sobrepobladas, edificios deteriorados, carencia de equipos, materiales de instrucción obsoletos e insuficiente capacitación, y dedicación de los profesores. El estudio señala que mientras en Gran Bretaña el 40% de los profesores universitarios tienen doctorados, en Brasil la cifra es del 30, en la Argentina y Chile el 12, en 5 Venezuela el 6, en México el 3 y en Colombia del 2 . Todo lo anterior conforma un panorama débil si se compara con el de las universidades norteamericanas en cuanto al nivel de la calidad de su enseñanza, ya que todos los aspectos antes citados son relevantes en la estructuración de una enseñanza con mejor calidad. Pero la tendencia es que cada día la expansión y mejora del sector universitario se hace más estrecha y está amenazada por los nuevos enfoques educativos. Pero no nos aventuremos a decir que serán reemplazadas a un mediano plazo, pues esa opinión no es sostenible a largo plazo. La realidad es otra: los singulares sistemas de estudios apoyados en medios audiovisuales, representan una oportunidad para el crecimiento y la gestión del conocimiento. 6
En este sentido, Moisés Naim (2016) manifiesta, más como amenaza que fortaleza, lo siguiente: 4
Oppenheimer, A. (2009). Cuentos Chinos. El engaño de Washington, la mentira populista y la esperanza de América Latina. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, p. 38. 5 6
Oppenheimer, Ob. Cit., p.192.
Naim, M (2016). Repensando el mundo. Sorpresas del siglo. Editorial Melvin, Caracas. pp. 402-403.
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Para que las empresas privadas recurran a las universidades, deben tener iniciativas para invertir en Investigación y Desarrollo. La empresa no puede pensar en I+D si están contra la pared, luchando por sobrevivir. También hay problemas del lado de la oferta. No todo profesor universitario hace cosas que interesen a la industria producir o tener incentivos para hacerlo… a nivel mundial los casos en los que hay una provechosa colaboración entre academia y empresa son más la excepción que la regla (pp. 402-403).
Estas reflexiones son pertinentes al tema que nos ocupa por varias razones. Así, puede decirse que el interés por la I y D, hoy se ha dirigido a otras fuentes, por la facilidad que ofrece el arsenal de conocimientos que se ha acumulado, particularmente en Internet, las TIC y las redes sociales. De allí nacen nuevas visiones de la sociedad, y se les llama sociedad de la información, sociedad del conocimiento y sociedad digitalizada. En ella subyace la inserción o adaptación de las TIC y los medios audiovisuales en el tejido social en cualquier región del planeta. Este reciente enfoque observado en estos tiempos en la sociedad, incluye a la educación; singularmente, al sector universitario. SOCIEDAD DIGITALIZADA
Actualmente son de dominio público los nombres de Sociedad de la Información, Sociedad del Conocimiento, Sociedad Globalizada, Sociedad Inteligente, Sociedad Digital o Sociedad Digitalizada, cuyas definiciones tienen en común la inserción y aplicación de las Tecnologías de Ia Información y Comunicación (TIC) en el tejido social. Para situarnos en el problema que estamos abordando, es relevante hacer alusión a la sociedad en estos tiempos y es así como es identificada con la era digital y se le denomina "Sociedad Digital" o "Sociedad Digitalizada", lo cual hace referencia a la estrecha vinculación de la sociedad en un mundo globalizado, con alta penetración y praxis de las TIC y el uso de las redes sociales en todos sus tipos y manifestaciones. Los medios audiovisuales: teléfono celular inteligente, computador, televisión y esa fuerza motora internacional que es Internet, capaz de conectar e interrelacionar a miles de millones de personas en el planeta sin distingo de etnia, raza, religión, color político, país, etc., han contribuido a facilitar logros espectaculares como el que cada persona conectada a una determinada red, esté informada al instante de lo que acontece en sitios o regiones remotas o muy lejanas; sean estos eventos políticos, económicos, financieros, sociales, religiosos, jurídicos, medioambientales, catastróficos, educativos, alimentarios, salud, enfrentamientos bélicos, terrorismo, etc.; lo cual está en concordancia con lo que dice Cairn7 cross (1998) : “ha muerto la distancia entre las personas conectadas”. La 7
Cairncross, F. (1998). La muerte de la distancia. Cómo la revolución de las comunicaciones cambiará la vida de la empresa. Paidós, Buenos Aires, p.23.
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información trasmitida trasciende el imaginario colectivo y contribuye a formar opiniones de diversa índole en el público receptor. Estos acontecimientos iniciados a mediados del siglo XX y acelerados en este siglo, rebasan las fronteras de los países y originan conocimientos, tendencias, espectáculos, modas o modos inimaginables de reacción de la gente. Lo anterior es un simple ejemplo significativo del acontecer globalizado, que permite mostrar cómo el mundo se abre a lo inesperado, que incluso impacta las creencias y lo sagrado. Pareciera que no hay secretos bien guardados en la humanidad. Analizar y explicar todas estas evidencias sería muy largo, para lo cual resulta insuficiente el limitado espacio de ese escrito. Pero enfocando la atención en la Sociedad Digitalizada, vemos que esa denominación es acertada, porque las TIC han resultado unos instrumentos indispensables para posicionarse en el tejido social, ya que se ha cotidianizado la digitalización de un sinnúmero de actividades, eventos y en general, de los individuos en sus interacciones diarias, práctica que cada día expande e incorpora más destinatarios o receptores de la información que viajan por la densa red. 8 Como sostiene Don Tapscott (2009) , “el impacto de la Inmersión digital aun es desconocido”, lo cual revela una verdad: nos estamos adaptando a la era digital o mundo conectado, que cada vez nos revela evidencias innovadoras. Bien utilizadas, éstas facilitarían un mejor desarrollo en muchas áreas de la actividad humana, especialmente la educativa. TIC Y UNIVERSIDADES
La relevancia de las TIC son múltiples, particularmente las redes sociales, que están presentes en muchos aspectos de la vida cotidiana y no sólo en la educación. Es así como reconocidos pensadores coinciden con esta afirmación 9 y orientación. A este respecto, Moisés Naim (2014) señala: Pensamos, por ejemplo en el papel de los mensajes de texto y las redes sociales como Facebook y Twitter en las revueltas que estallan en el mundo. Se ha producido un debate encarnizado pero, a la hora de la verdad, estéril entre quienes afirman que las redes sociales han puesto en marcha nuevos movimientos y quienes aseguran que se ha exagerado su influencia…en el mundo se están produciendo cambios: del número de habitantes, acelerando todos los indicadores que tienen que ver con la condición humana, esperanza de vida, nutrición, salud, educación, entre muchos otros (pp. 88-89).
8
Tapscott, D.(2009). La era digital. Cómo la generación Net está transformando al mundo. Mc Graw Hill Interamericana México, p. 289. 9
Naim, M. (2014). El fin del poder. Random House Mondadori, España, pp. 88-89.
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Su posición refleja el amplio uso de las redes sociales en todos los ámbitos de la vida y allí está contemplada la educación, que hace un uso particular de éstas para consolidar la gestión del conocimiento. Enfocando la atención en las universidades, observamos que éstas se han visto obligadas a alinearse con la globalización y el mundo digital. El impacto de las TIC en las universidades es muy amplio y de un radio de aplicación ilimitada; donde, particularmente, por ser un factor importante, hay que hacer uso de ellas, ya que reduce los recursos económicos que hasta ahora eran un medio para su 10 desarrollo. En esa dirección, Bill Gates (1996) sostiene: Las universidades excepto aquellas universidades de élite privadas de cuatro años, deben incorporar los modos de formar más estudiantes sin gastar más dinero. Cada vez contemplan más soluciones basadas en las tecnologías. Algunas universidades ofrecen cursos de aprendizaje a distancia, generalmente grabando un curso de un campus y presentando en el siguiente pase, con el profesor disponible al teléfono para responder a las preguntas de los estudiantes. Otras escuelas pioneras están comenzando a poner en marcha campus virtuales en los que los estudiantes mediante la utilización del video, la televisión y las computadoras y, en una era en la que se ha reducido la asignación de fondos del gobierno para programas de construcción de campus y ampliación de facultades, estas tendencias podrían forzar un cambio rápido para el uso intensivo de la computadora personal en la parte esencial de la experiencia del aprendizaje mismo (p. 204).
La anterior reflexión formulada hace dos décadas, por parte de este exitoso empresario del área de informática, está hoy vigente y es un ejemplo de lo que representan las TIC y los medios audiovisuales en el proceso de aprendizaje. Hoy en día, esa visión se ha sembrado y desarrollado a lo largo del planeta; producto de las facilidades que se obtienen de los software para aprender y de la interacción entre actores nacionales y actores extranjeros producto del aceleramiento de la globalización. Los ahorros de recursos en planta física y humanos para la gestión del conocimiento son amplios e ilimitados y la transferencia de información se coloca cada día al alcance de todos. Hoy la humanidad en su desbordado crecimiento y reducida capacidad para generar los insumos y productos para su subsistencia, tiene en el aprendizaje tecnológico mediante la informática, un gran aliado políglota y con evidente disposición a cooperar en todas las regiones cercanas o lejanas. Allí, un factor importante lo representan las universidades, quizás ya no las tradicionales sino las modernas, reforzadas por el aprovechamiento de los recursos informáticos para los interrelacionados con los destinatarios, añadiendo el valor respectivo. Estamos ante un mundo de incertidumbre con perspectivas de progreso 11 complejo y así lo asienta Edgard Morín (2012) : “El nuevo sistema educativo 10
Gates, B. (1996). Camino al futuro. Mc Graw Hill Interamericana, Madrid, p. 204.
11
Morin, E. (2012). La vía para el futuro de la humanidad. Paidós, Barcelona, p. 149.
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enseñaría una concepción complejizada de los términos, aparentemente evidentes, de racionalidad, cientificidad, complejidad, modernidad y desarrollo” (p. 149). Dentro de esa complejidad que arropa a la educación superior, debe haber mentes abiertas que hagan el mejor uso de los recursos y medios disponibles para elevar el nivel educativo, particularmente, el de las universidades como centralidad para mejorar la comprensión y solucionar problemas de la humanidad, que cada día se agudizan por su crecimiento caótico en demanda de bienes para los seres vivientes, singularmente los humanos. Esa sociedad que hemos denominado digitalizada, cuyo eje central está en la praxis de las TIC y los medios audiovisuales en interacción, está llamada a darle un vuelco a los agudos problemas que causan incertidumbre en los países y el tejido social educativo tiene el desafío de elevar su calidad de vida, valiéndose de factores con nuevos enfoques, lo cual incluye el universitario. UNIVERSIDAD A DISTANCIA O EN LÍNEA
A mediados del siglo XX asistimos al nacimiento de las llamadas universidades a distancia o universidades abiertas (Open University), cuya concepción inicial fue facilitar a cualquier participante sin tomar en cuenta su edad, el acceso a la educación universitaria, sin asistir físicamente al campus universitario. Las europeas fueron las pioneras en esa área de aprendizaje, aunque posteriormente otros países, asimilaron y adoptaron la experiencia, ampliando sus objetivos. En esa evolución, nacieron otros centros de educación superior, llamándose Universidades en línea o University Online; las cuales tienen la particularidad de que fueron las TIC y los medios audiovisuales los elementos que potenciaron esta modalidad de aprendizaje. No obstante, en el fondo subyace una causa que es común con las universidades tradicionales: la gestión del conocimiento, tal 12 como lo dice Bill Gates (1999) : Más que ningún grupo de trabajadores de superior cualificación, los ordenadores personales pueden potenciar al profesorado y al alumnado…si alguien puede decir que trabaja en la "gestión del conocimiento" ese alguien son los estudiantes, puesto que no se ocupan de otra cosa, sino de adquirir conocimiento. Los docentes utilizarán la red para comunicarse entre sí y hacer posible que los estudiantes exploren los temas de nuevas maneras (p. 435).
En cuanto a la potencial consolidación de la educación a distancia es perti13 nente mencionar lo sostenido por el reconocido autor Kenichi Ohmae (2005) : 12
Gates, B. (1999). Los negocios en la era digital. Plaza & Janés, Barcelona, España, p. 435. 13
Ohmae, K. (2005). El próximo escenario global. Desafíos y oportunidades en un mundo sin fronteras. Norma, Bogotá, p. 284.
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Siento un gran entusiasmo por el potencial que ofrece la educación a distancia. Esta proporciona una nueva forma de adquirir perspectivas e información a lo largo de la vida. Un obstáculo muy antiguo para la adquisición de destrezas, fue que a menudo la enseñanza y la capacitación se impartían de manera inflexible. Una persona tenía que dejar la casa para pasar largos períodos separada de la familia y del trabajo. Pero el advenimiento de la tecnología de banda ancha significa que gran parte de la instrucción puede proporcionarse en lugares remotos, de hecho en cualquier lugar donde se cuente con equipos y programas apropiados. Puesto que ahora tanto el hardware como el software son ampliamente accesibles, no hay razón por la cual los proveedores de educación, deban estar encerrados dentro de las aulas universitarias, salones para seminarios y laboratorios, inaccesibles para quienes están hambrientos de conocimiento (p. 284).
Las universidades online o en línea se han creado en todos los continentes y regiones, los pioneros fueron los europeos y luego los norteamericanos, pero hay un crecimiento significativo en Asia, África y América Latina. Sus dimensiones en cuanto a cursantes y graduandos ha aumentado considerablemente en el presente siglo. Actualmente, otorgan títulos de pregrado, y postgrado: especialidades, maestrías y doctorados. Las carreras ofrecidas son de diversa índole: gerenciales, administrativas, ecológicas y medioambientales, deportivas, salud, ingeniería, construcción, finanzas, transporte, hotelería, ciencias sociales, sociología, psicología, docencia, gestión de la calidad, gestión de procesos, servicios, informática, TIC, redes sociales, marketing, publicidad, mercadeo, etc. En consecuencia, la oferta de estudios es muy abundante y puede decirse que rebasa a las universidades tradicionales. El uso intensivo de las TIC y medios audiovisuales, Internet, televisión y computadores personales, ha potenciado el alcance de sus enseñanzas y la interacción con profesores o coordinadores de las sesiones que, según ellos, las hacen más efectivas y, sobre todo, más homogenizadas, pues su pretensión es cubrir el mayor número de participantes y regiones. Es simple constatar que sus aulas virtuales no tienen límite de superficie y su uso es el mismo en cualquier país, región o ciudad. Es decir, estamos ante una nueva realidad de gestión del conocimiento y desarrollo. Hay quienes sostienen que ellas presentan más ventajas que desventajas y pudieran mencionarse cinco factores de mucho peso en su proliferación y crecimiento: 1. Cubren mayor cantidad de participantes, los cuales pueden estar situados en cualquier lugar del mundo. 2. Las clases pueden ser impartidas en cualquier idioma y con flexibilidad de horario, a conveniencia del participante. 3. Los métodos y herramientas aplicados en la enseñanza, son generalmente de dominio público y los cursantes, en estos tiempos, están familiarizados con su praxis, lo cual facilita la metodología de la enseñanza-aprendizaje, al sustentarse fundamentalmente en la utilización de las TIC, televisión, computadores perso-
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nales, teléfonos y otros instrumentos similares, que hoy son comúnmente conocidos y relativamente fáciles de usar. 4. Presentan bajos costos de funcionamiento, ya que no requieren de planta física, es decir, de amplios espacios, como los ambientes de las universidades tradicionales. 5. Los programas de enseñanza son parecidos en la mayoría de estas universidades y con ello hay cuantiosos ahorros en su praxis. Hasta se puede decir que tienden a homogenizar la generación y gestión del conocimiento mundial. El desarrollo y expansión de esta singular categoría de universidades por todo el mundo, llama la atención; antes mencionamos algunas razones relevantes para su establecimiento, actualmente alineadas con la Sociedad Digitalizada. Ilustraremos con datos sobre éstas en América, particularmente en Estados 14 Unidos, pionero en ese sector educativo. Un reporte al respecto señala que : La educación a través de Internet se abre paso desafiando el aula y la enseñanza tradicional. Particularmente, la gente ocupada se decanta cada vez más por esta modalidad educativa. De hecho, millones de estudiantes optan por la Universidad Online, pues permite combinar educación y trabajo con las responsabilidades familiares…el alcance de la educación en internet es tal que 237 instituciones estadounidenses afirman a US News and World Report ofrecen licenciaturas por Internet. Allí se observa una lista de las 10 mejores encabezadas por Pace University (N.Y) y St. John’s University (N.Y).
Un ejemplo representativo de una Universidad Online, ubicada en ese país 15 facilita el analizar con detalles al respecto: University of Phoenix , fundada en 1976, tiene, en la actualidad (2016), una matrícula de cursantes alrededor del mundo que asciende 954.000 personas, está entre las 25 más importantes en el ranking (top 25). Cuenta con un promedio de 14 cursantes por aula y tiene campus localizados en 32 ciudades de ese país. Ofrece grados de Licenciatura (Bachelor’s Degrees), Maestrías (Master Degrees) y Doctorados (Doctoral Degrees), Grados Asociados (Associate Degrees), Programas Certificados (Certificate Programs) y cursos (Courses). La oferta académica incluye las de: Negocios, Educación, Salud, Enfermería, Administración de Salud, Seguridad y Justicia Criminal, Ciencias y Humanidades, Gestión y Tecnología, Estudios avanzados y estudios continuados de Educación. Fue acreditada en 1978 por la 16 Higher Learning Commision .
14
Las mejores universidades en línea de Estados Unidos. [En línea]. Disponible en: https://es-us.noticias.yahoo.com/blogs/blog-de-noticias/las-mejores-universidades-onlineestados-unidos-182842742.html?page=all. Consultado el12/11/2016. 15
Is University of Phoenix an accredited university? [En línea]. Disponible en: http://www.phoenix.edu.Consultado el 12/11/2016. 16
(http://hlcommission.com)
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Con la información precedente, puede decirse que estamos ante un verdadero reto y, por qué no, una amenaza para las universidades tradicionales. En este contexto, surgen varias interrogantes que son pertinentes, cuyas respuestas, quizás permitirían dilucidar la comparación con las universidades tradicionales: •
¿Cuál universidad tradicional en el mundo tiene cursando alrededor de 1.000.000 estudiantes?
•
¿Cuál universidad tradicional en el mundo puede aceptar cursantes de cualquier parte del planeta, ofreciendo 35 sedes nacionales y además, sin restricciones para establecerse en otros países?
•
¿Cuáles son los grados de seguridad y confianza de la acreditación de esas universidades online?
•
¿Cuál es el límite de su capacidad de expansión y cobertura de cursantes?
•
¿Los graduados poseen inferior o superior formación académica en comparación con los egresados de las universidades tradicionales en las mismas áreas cognoscitivas?
•
¿Poseer un título de Doctor, Magister o Licenciado de este tipo de universidad, tiene el mismo reconocimiento y aceptación de la sociedad que los otorgados por las universidades tradicionales?
•
¿Cuál es el grado de certeza y credibilidad de los ranking nacionales o internacionales que ubican a las universidades online en segmentos análogos a los de las universidades tradicionales: primeros 10 (Top Ten), primeros (Top 25), etcétera?
•
¿La interacción profesor-estudiante es entre humanos o entre máquinasestudiantes con tendencia comunicacional automatizada, sin réplica por parte del estudiante?
•
¿Cuáles son las soluciones a los problemas o necesidades de la sociedad que aporta este tipo de universidades?
•
¿Dónde ubicamos y cuál es la relevancia de la investigación e innovación en ese régimen de enseñanza-aprendizaje de universidades online?
No tomaremos postura en contra o a favor de este tipo de universidades, pues consideramos que es más relevante dejar abierta la discusión para que cada lector pueda fijar su posición. Con las preguntas precedentes se estima que no se han agotado las incógnitas vinculadas al tema. Quedan pendientes las respuestas que están llamadas a cubrir varias páginas, con la pretensión de lograr ampliar y profundizar la visión
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de la presencia y crecimiento de este tipo de universidades, que parecen presentar facilidad en su organización, dirección y control, por ese autocrecimiento, sin fronteras de ubicación. Incluso, resulta pertinente discutir acerca de su propia denominación de “universidad”, partiendo de los fundamentos que se aplican para la conceptualización de la universidad desde la visión, valores y objetivos tradicionales. INVESTIGACIÓN Y UNIVERSIDAD
La investigación en general es importante para estudiar los fenómenos presentes en cualquier área del quehacer humano. Pero cuando ésta es organizada, sistematizada y realizada mediante metodologías de aceptación general, ocupa un lugar de primer orden en la solución de problemas. Particularmente, las universidades deben participar en esas actividades orientadas a verificar con certeza lo que ocurre en la realidad. En tal sentido, es innegable que las universidades tradicionales han realizado investigaciones y desarrollos valiosos, como contribución a elevar la calidad de vida de los seres humanos. El acelerado crecimiento de la humanidad, que hoy pasa de siete mil doscientos millones de habitantes, ha hecho de la convivencia un desafío muy complejo, caracterizado por el caos y la incertidumbre. La investigación debe jugar un rol protagónico en la solución de problemas a corto, mediano y largo plazo, independientemente de la región y ciudadanos afectados. En este sentido, la labor de las universidades tradicionales se ha visto limitada por la carencia de recursos, la preparación de los investigadores y las facilidades de los equipos, aparatos y tecnología aplicados. Pero no todos los países y regiones han sufrido estas carencias y hoy, existen unos más avanzados que otros. En este orden de ideas, cabe destacar que un indicador de la investigación en los países, lo representa la cantidad de publicaciones, particularmente la cantidad de artículos científicos tanto nacionales como internacionales, artículos (papers) arbitrados y las patentes que son desarrolladas en los países, muchos de ellas en sus universidades y centros de investigación. Quizás la manera más rigurosa de analizar la investigación en las naciones, es mediante la propiedad industrial, singularmente, por las patentes registradas cada año en las instituciones o agencias especializadas ubicadas en cada país y en los centros internacionales. 17
Un texto de Andrés Oppenheimer (2014) de reciente publicación, nos revela la situación de algunos países donde la investigación está más anclada y 17
Oppenheimer, A. (2014) ¡Crear o morir! La esperanza de América Latina y las cinco claves de la Innovación. Penguin Random House, México, p. 52.
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desarrollada. Debe advertirse que los datos obtenidos en esos países, indudablemente reflejan la participación de sus universidades en la materia. Para ilustrar su argumento, el autor sostiene que: Corea del Sur, un país que hace 50 años tenía un producto per cápita más bajo que casi todos los países latinoamericanos, registra unas 12.400 solicitudes de patentes internacionales por año ante la Organización Mundial de la Propiedad Industrial (OMPI) de las Naciones Unidas, e Israel unas 1.600. Comparativamente todos los países de América Latina y el Caribe juntos apenas llegan a 1.200 patentes (de los cuales 660 son de Brasil, 230 de México, 140 de Chile, 80 de Colombia y 26 de Argentina, 18 de Panamá y 13 de Perú, nueve de Cuba y una de Venezuela), según la OMPI. Las cifras de los países latinoamericanos son aún más preocupantes si las comparamos con las solicitudes de patentes internacionales de los países más poderosos: Estados Unidos registra unas 57.000 solicitudes de patentes internacionales por año ante OMPI, Japón. 44.000, China 22.000 y Alemania 18.000 (p. 52).
Los datos anteriores son una evidencia de la poca investigación e innova18 ción realizada en los países latinoamericanos, tal como lo afirma Oppenheimer : No hay una cultura de registrar patente en las universidades y en las empresas, y por la escasez de créditos e inversiones de riesgo para la investigación y el desarrollo de nuevos productos y… otro motivo la falta de respeto a la propiedad industrial. (p. 53).
Puede decirse que la investigación, innovación y desarrollo son un morral de supervivencia para la sociedad. Expresamos que, si este morral está disociado en la práctica o no está integrado, entonces se carece de interacción. Hoy, la investigación es transdisciplinaria. Las tradicionales materias aisladas no son suficientes para los desafíos que asoma el futuro. Se requiere ir a la proyección social, por lo que hay que reinventar las funciones de la universidad en esta materia. Viajamos por la autopista del conocimiento con pertinencia social e inclusión de todas las mentes pensantes, porque la universidad es un motor del cambio social y suma esfuerzos para construir y consolidar la sociedad, pero estando en concordancia con los nuevos tiempos. Hay que respetar la propiedad industrial motivando la investigación, innovación y desarrollo con rigurosidad en las patentes sobre bienes que sean consecuencia de esa investigación e innovación. Al ser tal la brecha que nos separa de otros países que son muy fuertes en 19 propiedad industrial, tal como sostiene Oppenheimer (2014) : “No es casualidad que al momento de escribir estas líneas, una empresa como Apple valga 20%
18
Oppenheimer, A. (2014). Ob. Cit., p. 53.
19
Idem, p. 12.
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más que todo el producto bruto de Argentina y más del doble del producto bruto de Venezuela” (p. 12). Esto llama a la reflexión. Coincido con los que afirman que estamos en la era del conocimiento, donde su solidez trae ventajas, muchas veces inconmensurables, para la sociedad. No son la materia prima, los metales, piedras preciosas ni el petróleo, lo que lleva realmente al pleno desarrollo de los países; es el conocimiento mediante la educación y el aprendizaje, el ancla fundamental para el crecimiento y la satisfacción de las necesidades de la sociedad, lo que, en última instancia, cuenta. UNIVERSIDADES EMPRESARIALES O CORPORATIVAS
Es otro tipo de universidades surge a partir de la necesidad de las empresas o corporaciones, de contar con personal con la suficiente preparación y competencia para llevar a cabo las funciones y responsabilidades que les fueran encomendadas. Ellas vienen a suplir la falta de respuestas de las universidades tradicionales, o mas bien, a complementar la educación que en ellas se imparten, en tanto tienen la peculiaridad de que ésta debe ser especializada. Una manera simple de explicar su aparición es mencionando que fueron iniciativas de los departamentos de personal de grandes corporaciones, quienes detectaron la necesidad de una mejor capacitación de los empleados. Esto es entendible, en el sentido de que hoy los trabajadores enfrentan desafíos en su preparación, lo cual demanda adaptarse a los nuevos tiempos, caracterizados por el cambio y la gestión continua del conocimiento, perspectiva que muestra el límite de la formación obtenida en la universidad tradicional. Por tanto, el rol y desempeño de cualquier trabajador, está influido enormemente por su educación y en el caso empresarial, por la especialización de dicha educación, identificada plenamente con su labor. La actualidad requiere que las empresas compitan con otras, tanto en el plano nacional como en el internacional, por lo que deben considerar un factor relevante: la diferenciación. Por tal razón, la competitividad, tanto en la calidad de sus productos y servicios como en la especialización de todo el personal, se hace indispensable, pues no sólo se sustenta en las bondades de los productos o servicios ofrecidos, sino que implica también el poder estar a tono con el contexto donde se desenvuelven. En la actualidad, la presencia de las TIC ha revolucionado a la sociedad y a las empresas insertas en ellas. La creatividad e innovación empresarial tienen en estas herramientas un factor potenciador que facilita el desempeño en sus clientes internos (personal) y clientes externos (usuarios). Ellas son canales de
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información y comunicación importantes y deben ser estudiadas por la empresa para la capacitación de su personal, independientemente del nivel que ocupen. Los retos corporativos son variados y multidimensionales. Hoy se habla de talento humano para estar alineado con la sociedad del conocimiento. Puede decirse que en la sociedad digitalizada se tienen a disposición medios audiovisuales de interacción continua para provecho de sus integrantes. Las universidades empresariales tienen a su disposición tecnologías y herramientas muy versátiles para lograr sus propósitos. Es así como el personal destinatario del proceso de enseñanza-aprendizaje puede convertirse a su vez, en emisor de modernas ideas y planteamientos dirigidos a mejorar el nivel de la calidad de las ofertas empresariales. Existen muchos de estos centros de capacitación a nivel nacional y quizás en casi todos los países donde hay empresas y conglomerados industriales, pues tienen la necesidad de capacitar a su personal. Un ejemplo para ilustrar esta sección lo presenta la Corporación Mc Donald’s, (fundada en 1917), la cual creó en 1961, la Universidad de la Hambur20 guesa (Hamburger University Mc Donald’s) . En su portal indica : La idea era crear un centro educativo donde se tratarían todos los menesteres relacionados con el servicio que se debe proporcionar a los clientes, la calidad y presentación de sus menús o las claves para una eficiente limpieza de los restaurants…En esta peculiar universidad se forman los futuros colaboradores de la industria, un lote de 5.000 alumnos acuden cada año a las clases, con la pretensión de convertirse en un futuro próximo y dependiendo de sus cualidades en encargados, clientes, jefes de zona, directores, etc., de uno de los cientos de restaurants Mc Donald’s que se encuentra en los estados… Desde el año de su fundación se han formado unas 80.000 personas, todos para captar la atención de los consumidores con el mejor dinamismo y visión de futuro posible.
Esta universidad enseña en 28 idiomas diferentes. La empresa tiene 7 universidades en todo el mundo para cubrir más de 275.000 franquiciados. Tiene más de 30.000 locales ubicados en 100 países y más de 420.000 (2015), trabajando. Otorga títulos de licenciatura (Bachelor’s), maestría (Master) y doctorado (Doctor). Otro ejemplo, los presenta el sector automotriz donde se han creado reconocidos centros de investigación y desarrollo: Kattering University-Formely General Motors Institute (fundado en 1919); Henry Ford College (Ford Motors
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Hamburger University. McDonald's Center of Training Excellence. [En línea]. Disponible en: http://corporate.mcdonalds.com/mcd/corporate_careers/training_and_development/hambu rger_university.html. Consultado el 10/11/2016.
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Company), otro sector importante, como es el de entretenimiento, también ha formado su universidad y ahí tenemos la Disney University. Todos estos centros educativos, hoy en día, deben interpretar la realidad que presenta el mundo empresarial, el cual se desenvuelve mediante múltiples tecnologías complejas. Así mismo, hacen uso de las TIC y las redes sociales, como parte indivisible de sus procesos de enseñanza-aprendizaje. En el presente hay un contraste en la enseñanza (profesión) y discípulos (estudiantes). Cada uno pertenece a una generación diferente, donde la formación recibida por quien enseña, es muy distinta a la generación destinataria de esos conocimientos. El presente siglo ha dado nacimiento a nuevos paradigmas, entre los que se destaca la creatividad y la innovación, así como la renovación constante de la sociedad. Hay temas nuevos que abordar: contaminación del medio ambiental, gestión de la calidad, competitividad, innovación, globalización, la flexibilidad del trabajo, la automatización en el desempeño laboral, nuevos enfoques de marketing donde el consumidor ya no es un actor pasivo, sino que participa activamente opinando sobre las ofertas que se le presentan, etcétera. Hay un abundante y variado conocimiento que viaja por las redes y está a disposición de las empresas y trabajadores. Ante ese panorama, a las corporaciones y las empresas les corresponde no sólo mejorar y ampliar estos centros de aprendizaje, si no crear nuevos; a ellos se le han denominado inadecuadamente Universidades Empresariales y tienen un lugar común con las tradicionales: la gestión del conocimiento; no así los otros fundamentos, que consolidaron el concepto de universidad desde tiempos medievales. CONSIDERACIONES FINALES
Esta era del conocimiento ha dado origen a términos peculiares con lo cual se quiere distinguir a la sociedad hoy. Así surgen las denominaciones: sociedad de la información, sociedad del conocimiento, sociedad inteligente, y particularmente, sociedad digital o digitalizada, con lo cual se quiere singularizar la presencia de los medios audiovisuales en una inmensa cantidad de sucesos y hechos que ocurren en la vida diaria. Esta condición permite acercar a las personas en todas las regiones del planeta a partir de la distribución de información uniforme, ofreciendo además espacios para que éstas emitan opiniones diversas. La solución a las necesidades y problemas de dicha sociedad, muchas veces viaja por el sistema de saberes contenidos en la autopista de la información (Internet), lo cual facilita la resolución de conflictos y enfrentamientos entre los seres humanos.
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Actualmente, la sociedad está inmersa en una convivencia caracterizada por el caos, el cambio y la incertidumbre. Esto abarca a la educación, particularmente a la universitaria. La aparición de las TIC, redes sociales y el motor para la interconexión que ofrece Internet, han revolucionado las formas como tradicionalmente se impartía la enseñanza. En este sentido, las universidades tradicionales están impactadas por esas técnicas y herramientas que facilitan la interacción profesor-estudiante. Esto ha dado origen a la aparición de nuevos tipos de universidades, como son la universidad a distancia, universidades online y las universidades empresariales. Pero entre estos tipos, son las universidades online las que se han desarrollado y expandido en todo el planeta de una forma inmensa, si consideramos la cantidad de estudiantes que atienden (las hay con más de 1.000.000 de cursantes a nivel mundial) y a su vez, por la gran variedad de programas ofrecidos que son ejecutados en aulas virtuales de tamaño ilimitado. Puede decirse que este tipo representa una amenaza para las universidades tradicionales, en cuanto a la preferencia de los participantes por su modalidad de aprendizaje. Es decir, hay un desafío universitario en estos tiempos que hemos denominado el reto digital. REFERENCIAS
Cairncross, F. (1998). La muerte de la distancia. Cómo la revolución de las comunicaciones cambiará la vida de la empresa. Paidós, Buenos Aires. Gates, B. (1996). Camino al futuro. Mc Graw Hill Interamericana, Madrid. Gates, B. (1999). Los negocios en la era digital. Plaza & Janés, Barcelona, España. Is University of Phoenix an accredited university? [En línea]. Disponible en: http://www.phoenix.edu.Consultado el 12/11/2016. Hamburger University. McDonald's Center of Training Excellence. [En línea]. Disponible en: http://corporate.mcdonalds.com/mcd/corporate_careers/training_and_develop ment/hamburger_university.html. Consultado el 10/11/2016. Las mejores universidades en línea de Estados Unidos. [En línea]. Disponible en: https://es-us.noticias.yahoo.com/blogs/blog-de-noticias/las-mejoresuniversidades-online-estados-unidos-182842742.html?page=all. Consultado el12/11/2016. Morin, E. (2012). La vía para el futuro de la humanidad. Paidós, Barcelona. Naim, M. (2014). El fin del poder. Random House Mondadori, España. Naim, M. (2016). Repensando el mundo. Sorpresas del siglo. Editorial Melvin, Caracas.
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 2017 Vol. XXIII, No. 1 (ene-jun), pp. 193-204
SOCIALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y TECNOLOGÍA DE LA INFORMACIÓN Zoraya De Guglielmo1 INSTITUTO DE ONCOLOGÍA Y HEMATOLOGÍA (MPPS)
Armando Rodríguez2 ESCUELA DE ANTROPOLOGÍA. IIES-FACES (UCV) Fecha de recepción: 22-06-17
Fecha de aceptación: 29-06-17
Resumen: Al pensar en avances tecnológicos se les asocia rápidamente con adelanto social. Sin embargo, estos no llegan a todos los estratos sociales por igual; hay sectores a los cuales esos adelantos no benefician o benefician muy poco, y las diferencias entre los que sí están integrados a esa nueva tecnología y los que no, marcan desniveles en su acceso, uso, aplicación y beneficios. Esto adquiere gran relevancia en el nuevo siglo, cuando las tecnologías de comunicación e información están produciendo cambios significativos en los procesos de socialización y en la manera de transmitir y organizar información y crear nuevo conocimiento. En este sentido, el presente artículo presenta algunos aspectos concernientes a esta nueva era, llamada también revolución de la información y la comunicación, destacando el papel de las sociedades y comunidades del conocimiento. Palabras clave: Socialización del conocimiento, Tecnología, Información, Comunicación.
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Bióloga. Doctora en Ciencias, UCV. Investigadora Microbiólogo II del Instituto de Oncología y Hematología del MPPPS. Publicaciones en diversas revistas especializadas y libros de texto, nacionales e extranjeras. Premios nacionales e internacionales. Programa de Promoción al Investigador (PPI), nivel I. FONACIT y nivel II desde el 2010. Programa de Estímulo al Investigador y al Innovador (PEII), nivel A-2. ONCTI desde el 2015 hasta la actualidad. Correo electrónico: zdegugli@gmail.com. 2
Antropólogo. Tesista del Doctorado en Ciencias Sociales, UCV. Docente-Investigador de la Universidad Central de Venezuela. Diversas publicaciones en revistas especializadas y libros de textos. Programa de Promoción al Investigador (PPI), nivel I. FONACIT desde el 2008 y nivel II desde el 2010. Programa de Estímulo al Investigador y al Innovador (PEII), nivel A-2. ONCTI desde el 2015 hasta la actualidad. Correo electrónico: aarodrib@gmail.com
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KNOWLEDGE SOCIALIZATION AND INFORMATION TECHNOLOGY Abstract: Technological progress is rapidly associated with social advancement. However, this progress does not reach all social strata equally, there are sectors that do not perceive these benefits or benefit in a low degree. Thus, the differences between those that are integrated to this new technology and those that are not integrated mark differences in their access, use, application and benefits. This becomes very important in the new century, when communication and information technologies are producing significant changes in socialization processes and in the way of transmitting and organizing information and creating new knowledge. In this sense, this article presents some aspects concerning this new era, also called information and communication revolution, highlighting the role of knowledge societies and communities. Keywords: Knowledge socialization, Technology, Information, Communication.
INTRODUCCIÓN
Desde hace más de tres décadas, se ha señalado el advenimiento de una nueva era conocida como la sociedad de la información o sociedad del conocimiento, definida por un conjunto de transformaciones económicas y sociales que están cambiando la base material de nuestra sociedad a través de nuevas formas de estructuración del conocimiento y del aprendizaje, con énfasis en la generación, transmisión y transferencia del conocimiento, siendo uno de los elementos más resaltantes asociados a este conjunto de transformaciones la introducción generalizada de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en todos los sectores de la sociedad (Bell, 1973; Touraine, 1969; Bangemann, 1994; Castells, 1999; Courrier, 2000, Ramírez, 2006). En este sentido se puede señalar que su principal atributo es contribuir decisivamente en la configuración de una forma específica de organización social en la que la generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder, debido a las nuevas condiciones tecnológicas que surgen en este periodo histórico (Castells, 1999). El desarrollo de esta nueva era se perfila como un hecho sostenido para el presente siglo con transformaciones aceleradas y profundas en la sociedad que demandan un proceso de revisión, adaptación y adecuación de los sujetos, empresas, organizaciones e instituciones sociales, así como la creación de nuevas estrategias para asumir y orientar tales cambios, dinamizados esencialmente por el desarrollo de nuevas tendencias en la generación, difusión y utilización del conocimiento. Entre los cambios más relevantes y vertiginosos, Toffler (1996) y Castells (2002) resaltan el resultado de la convergencia de la era de la tecnología de la información con la revolución biológica en genética, destacándose entre ellos: el desarrollo de las comunicaciones, con el envío de textos, imágenes y sonido a través de la internet; el acceso a la telefonía celular y satelital; la masificación de la informática en los sectores productivos y de servicios; la "miniaturización" de
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las computadoras y su integración a escala planetaria, así como el avance de la biogenética; todas ellas con un gran impacto para el desarrollo de las distintas actividades humanas (sociales, culturales, económicas, políticas, educativas y de salud, entre otras). Es posible observar que muchos países ya están transformando sus sistemas educativos y de salud como una inversión necesaria y estratégica determinante para atender los nuevos desafíos que se presentan, especialmente frente a la competitividad que exige el mundo globalizado. En este contexto, el proceso denominado conocimiento, es entendido como las habilidades y destrezas cognitivas y físicas de las personas gracias a las cuales pueden desenvolverse creativamente en el mundo y perpetuarse como individuos y como especie, destacando su carácter consciente (Ramírez, 2006). Asimismo, éste se considera como un proceso humano dinámico que se aplica en mejora de las estructuras organizativas y sociales, apoyándose en herramientas tecnológicas para soportar estas estructuras y facilitar los flujos de información entre los agentes que la componen (Martínez y col., 2007). Por otra parte, la información se expresa como datos estructurados que permanecen ociosos e inamovibles hasta que los utiliza alguien con el conocimiento suficiente para interpretarlos y procesarlos (Ramírez, 2006). De esta manera, la información se combina con las habilidades, intuición, experiencia, competencias y motivación de las personas o individuos, por lo que es fundamental en la adaptación y capacidad de respuesta a situaciones nuevas (Lovera, 2009). Esto incluiría las relaciones personales, interacción de unos con otros y experiencias compartidas, implicando que el conocimiento puede ser transmitido de una persona a otra (de allí su carácter dinámico) y transformado en riqueza, patrimonio o activo intelectual, cultural y social. Al respecto, Nava (2007) sostiene que el conocimiento almacenado en las mentes de las personas está en constante evolución debido a los cambios acelerados que se producen en sus portadores, fundamentándose en el aprendizaje como mecanismo de mejora personal. De esta manera, el conocimiento tiene carácter social, donde la sociedad influye en el individuo y el individuo reacciona a la sociedad, estableciéndose que la socialización del conocimiento se basa en la interacción social que permite a una persona construir su propio conocimiento y compartirlo con otros individuos de la colectividad. De esta forma, el conocimiento se transforma en acción y adquiere valor productivo llevando a la transformación, a la resolución de problemas y a la satisfacción de necesidades, lo que cobra aún mayor relevancia en estos tiempos de grandes avances en sistemas de información, comunicación y plataformas tecnológicas que inevitablemente tienen una participación activa en la producción, transferencia e intercambio de conocimiento, modificando la dinámica social y propiciando nuevas formas de creación de conocimiento. En la actualidad,
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con la proliferación vertiginosa de datos y de información, es imperativo propiciar su organización e interpretación, es decir, su transformación en conocimiento. De lo expuesto surge el concepto de socialización del conocimiento, el cual es muy importante en este tiempo en el que los cambios suceden a velocidades vertiginosas, sustentados en las novedosas tecnologías de comunicación e información que, inevitablemente, afectan los procesos de socialización. En este sentido es importante señalar que tal noción tiene sus raíces en buena parte en los fundadores de la sociología moderna (Weber, 1977; Durkheim, 1982), quienes analizaron el comportamiento humano desde la perspectiva de la acción social, en la que la socialización representa el proceso por el cual el ser humano se construye como persona en su relación con otros, permitiendo la apropiación y construcción de la identidad mediante la asimilación de pautas, reglas y normas establecidas culturalmente, en cuyo entorno la información tiene un rol y papel fundamental, ya que estos procesos están mediados por la comunicación. En este contexto, los procesos de socialización vienen dados por la interacción del hombre con sus semejantes. A partir de ella se producen procesos de dominio y adaptación que se manifiestan en las distintas etapas de la vida entre la infancia y la vejez, en todos los grupos y, como señala Nava (2007), en circunstancias que incluyen el cambio de una cultura a otra, de un estatus social a otro o de una ocupación a otra. Entonces, como en todo sistema interactivo, habría que considerar al menos dos puntos de vista: uno, el efecto que ejerce la sociedad en el individuo, moldeándolo y adaptándolo a las condiciones y/o circunstancias de la sociedad y el otro, la respuesta del individuo a la sociedad (Durkheim, 2004). De acuerdo con este autor, los procesos de socialización se producen de manera organizada gracias a agentes sociales o agentes de socialización definidos, como las personas con las que el individuo se relaciona y de las que aprende las normas y conductas. Asimismo, participan en estos procesos instituciones, como las escuelas, la familia y los medios de comunicación. En tales circunstancias, la socialización incluye la transferencia e intercambio entre individuos de una misma generación, así como de una generación a otra, de conocimientos específicos para el desarrollo de potencialidades y habilidades que permitan la participación en la vida social y la adaptación a los cambios que se vayan produciendo en el tiempo. Por ende, en la medida que la sociedad se hace más compleja y diferenciada, este proceso se torna también más complejo y debe, al mismo tiempo, cumplir las funciones de homogeneizar y diferenciar a los miembros de la sociedad. Se presentan, así, de un lado, la cohesión entre todos los individuos y del otro, la adaptación de estos en los diferentes grupos y contextos subculturales en que tienen que desempeñarse.
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SOCIALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y TECNOLOGÍA DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN (TIC)
En el mundo actual existen otras maneras de comunicarse que van más allá de la expresión oral y escrita en su forma tradicional. Las tecnologías alteran el proceso de socialización, ya que crean nuevas formas de comunicación y de elección de la información. Las tecnologías de información y comunicación (TIC) son el conjunto de tecnologías que permiten el acceso, producción, tratamiento y comunicación de información presentada en diferentes códigos (texto, imagen, sonido, etc.) que se desarrollan a partir de avances científicos producidos en los ámbitos de la informática, la microelectrónica y las telecomunicaciones e interaccionan y se combinan, generando novedades en los sistemas de comunicación. Según Cabero (1998), entre sus características más representativas pueden resaltarse la inmaterialidad (dado el carácter inmaterial de la información), interactividad (a partir del intercambio de información entre usuario y ordenador), interconexión, instantaneidad (a través de redes de información), elevados parámetros de calidad de imagen y sonido, digitalización, mayor influencia sobre los procesos que sobre los productos (es decir, mayor influencia sobre los procesos mentales que realizan los usuarios para la adquisición de conocimientos que sobre los propios conocimientos adquiridos, lo que implica el descuido en la calidad de la información y el conocimiento asociado en pro de la proliferación desmesurada de información), penetración en todos los sectores (culturales, económicos, educativos, industriales), innovación, automatización y diversidad. De esta manera, las TIC involucran a todos aquellos sistemas, herramientas digitales y virtuales, aparatos, innovaciones y procedimientos que se integran, interconectan y complementan para la transferencia e intercambio de información. Esto incluye computadoras, internet, ciberespacio, sitios web, wikis, correos electrónicos, televisión y radio, entre otros. Todas ellas son herramientas teóricoconceptuales, soportes y canales que procesan, almacenan, sintetizan, recuperan y presentan información de forma variada. Aquí es importante recordar la diferencia entre información y conocimiento para tener presente que lo que permite el uso e interpretación de la información es el conocimiento y, por tanto, ese conocimiento debe ser de calidad, no manipulado y respetado, para logar una interpretación correcta de la información disponible. Este enunciado es particularmente de interés en el caso de los medios de comunicación de masas que tienen un papel destacado dentro de las TIC. Al respecto, Trejo (2001) señala que estos medios contienen efectos globales sobre la sociedad y la cultura, efectos específicos sobre los individuos y efectos sobre la propia socialización. Afirma que la mundialización mediática modifica las maneras de percibir la dimensión local y regional, de la misma forma que altera los alcances tradicionales de la dimensión nacional y la dimensión
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mundial. Sin embargo, los asuntos y acontecimientos en cada uno de esos planos no necesariamente se modifican por el hecho de ser conocidos en sitios en donde antes no se hablaba de ellos. En la actualidad, los medios de comunicación, en conjunto con las TIC constituyen un agente socializador muy eficaz. Son instrumentos de información, pero también de formación y, por supuesto, muy influyentes en las ideas, costumbres y comportamientos de los individuos. Como ya se mencionó, el uso de las TIC ha producido cambios notables en la sociedad y en los procesos de socialización, incluyendo la educación, las relaciones interpersonales y la forma de generar, difundir y compartir conocimiento. Pero un hecho importante que debe resaltarse es que aún existe una importante brecha en el acceso a estas tecnologías, tanto entre los países como dentro de ellos, en particular entre las zonas urbanas y rurales (UIT, 2015). En el informe presentado por la UIT sobre la medición de la sociedad de la información se observa que hay diferencias sustanciales en las tasas de penetración de la telefonía y fija y móvil y la banda ancha entre los países, según el grupo al que pertenecen por su nivel de desarrollo, estando los países en desarrollo en una situación de especial desventaja. A nivel académico, la socialización del conocimiento tiene como escenario las instituciones de educación donde esa socialización reside principalmente en la interacción profesor-alumno pero también se utilizan en distinto grado las TIC para la transferencia sistemática de conocimiento; este grado de utilización de las TIC va a depender de diversos factores como ubicación de la institución, disponibilidad de recursos y accesibilidad a la tecnología y sus innovaciones, que a su vez afectará el grado de transferencia de información (Nava, 2007). Por su parte, Tello (2007) explica que los profundos cambios de la ciencia en el siglo XX han originado una tercera revolución industrial donde las nuevas tecnologías son fundamentalmente intelectuales, y que va acompañada de la globalización y del surgimiento de una economía del conocimiento. Sin embargo, el progreso no llega a todos los estratos sociales por igual, hay sectores a los cuales esos adelantos no benefician o benefician muy poco, y las diferencias entre los que sí están integrados a esa nueva tecnología y los que no, marcan desniveles en su acceso, uso, aplicación y beneficios. La UNESCO (2005) en su informe es aún más específica, al señalar el elevado costo de los ordenadores y que el suministro de servicios de internet está poco extendido en zonas rurales como factores que explican las diferencias en el acceso y uso. Además, la familiarización con los instrumentos informáticos exige un tiempo considerable a los que tienen que ocuparse, ante todo, de ganar lo necesario para comer cada día.
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Surge entonces el concepto de la brecha digital (digital divide) alrededor del tema del impacto social de las TIC, debido a las diferencias en las oportunidades de desarrollo de las poblaciones y a la distancia que se establecerá entre las que tienen y las que no tienen acceso a las mismas. Así, si el sistema abierto característico de Internet parecía prometer una supresión temporal de los efectos de las distancias y el alejamiento, la presencia de la brecha digital recuerda que existe una geografía de Internet. La brecha digital alimenta otra mucho más preocupante: la brecha cognitiva (knowledge divide) que apunta a una sociedad donde el conocimiento y la información van a ser más accesibles a un segmento, pudiendo generar un escenario de conflictos y mayor inequidad (Tello, 2007). En este sentido, la UNESCO (2005) indicaba que las brechas digital y cognitiva guardan relación con los obstáculos educativos, culturales y lingüísticos que hacen de Internet un objeto extraño e inaccesible para las poblaciones que han quedado confinadas en los márgenes de la mundialización, lo que pudiera significar que la revolución de las nuevas tecnologías desembocaría en un incremento de las disparidades entre los países ricos y los países en desarrollo. Ante este panorama, la UNESCO enunció una serie de principios para orientar la formulación de políticas globales en este ámbito: el acceso universal a la información, el respeto a la libertad de expresión, la diversidad cultural y la lingüística y la educación de calidad para todos. Surgen, entonces, varias preguntas: ¿Están todos los países en capacidad de invertir en educación para superar los retos de la nueva era de la economía del conocimiento? ¿Están los gobiernos de los países con esta capacidad en la disposición real y firme de asumir el reto y/o la sociedad está dispuesta a exigir y hacer cumplir este derecho? ¿Existirá el consenso y la disposición mundial para ayudar y apoyar a los países menos favorecidos en este proceso, de manera que se eliminen o, al menos, se reduzcan las brechas digital y cognitiva? Distintas instituciones y organismos mundiales trabajan en pro del cumplimiento de los principios establecidos por la UNESCO, pero sólo el tiempo dirá si los países subscritos cumplen o no en la práctica con las propuestas que apoyan en teoría. En consecuencia, para que la socialización del conocimiento sea exitosa, debe darse a través de procesos basados en un sistema estandarizado de información. Esos procesos deberían ser incluyentes y garantizar el acceso igualitario a las TIC y sus recursos, independientemente de factores como la ubicación geográfica o el estatus social, involucrando a toda la colectividad y componente humano de estas instituciones. En este orden de ideas, Bordignon (2007) ha utilizado el término “democratización de la socialización del conocimiento”.
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IMPORTANCIA DE LAS SOCIEDADES Y LAS COMUNIDADES DE CONOCIMIENTO
La nueva economía o “economía informacional” (economía de red, nueva economía, economía de la información) está basada en los flujos electrónicos de información que generan conocimiento e innovación, por lo que podemos apreciar a las TIC como un objetivo de desarrollo, paralelo al agua potable, la electricidad, salud, enseñanza primaria, entre otros (Torréns, 2016). Por otra parte, una sociedad que cada vez requiere mayores competencias, cooperación y conectividad, exige formas de enseñanza que propicien la colaboración, el diálogo y la construcción del conocimiento compartido (Stojanovic, 2008). Así, en la actualidad dados los retos que imponen las TIC es fundamental organizar la socialización del conocimiento a nivel colectivo y comunitario para propiciar formas de transferencia de información incluyentes, económicas y accesibles. Este escenario destaca la importancia de las comunidades de conocimiento concebidas como grupos de personas que comparten información, ideas, experiencias y herramientas sobre un área de interés común, instruyendo y motivando a sus integrantes y a la comunidad en general a través de talleres, charlas y redes virtuales, al trabajo en equipo, así como al uso y manejo de sistemas virtuales y tecnología para la construcción de conocimiento a partir de propuestas, discusiones y análisis de temas de interés (Martínez y col., 2007). Así, se consigue conocimiento a partir del intercambio y transmisión de las propias experiencias y las de otros, en cumplimiento a un objetivo común. Por ejemplo, la organización de charlas y cursos en una comunidad se pueden combinar con el uso de tecnología de la información y la comunicación para masificar el intercambio y la creación de conocimiento con un mayor acceso y disponibilidad, ofreciendo un espacio de inclusión, integración, comunicación y colaboración para la capitalización del conocimiento individual y la generación de conocimiento colectivo. Las sociedades y comunidades de conocimiento pueden incentivar la competitividad institucional productiva a través de la concepción de nuevas ideas, la inserción a las novedades tecnológicas y la renovación o actualización constante de la información o del conocimiento, constituyendo elementos que pudieran contribuir a la “democratización de la socialización del conocimiento” en la nueva era y a reducir los efectos de las brechas digital y cognitiva. Estas comunidades sirven de repositorios que socializan el conocimiento como medio para compartir información sobre temas de interés particulares y colectivos y permitirían generar nuevo conocimiento, modificarlo o expandirlo, incluir a todas las personas de la comunidad, independientemente de su formación o preparación, de manera que cada quien aporte desde su propio saber, sirviendo como espacios colaborativos y de encuentro, además de su participación en actividades de transferencia de conocimiento y cultura de una generación a otra. Todo esto incluye el reclutamiento y capacitación de voluntariado
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para la ejecución de las distintas actividades en el proceso de socialización del conocimiento. En este sentido, las comunidades de conocimiento actúan de forma similar que las wikis como herramientas de edición abierta para la construcción colaborativa de contenidos (Bordignon, 2007), pero serían instrumentos vivos, no virtuales o digitales, que bien pueden valerse de estas herramientas para cumplir sus funciones o actividades informativas. Además de las comunidades de conocimiento, existen otros tipos donde también se aprende colaborativamente y se comparte conocimiento, por lo que las diferencias entre una y otra son tenues o débiles. En este orden de ideas, Giraldo y Atehortúa (2010) resaltan el papel de las comunidades de práctica como estrategia de gestión de conocimiento y de su democratización. Este término fue acuñado en 1998 por Etienne Wenger al observar y analizar el conocimiento que se difunde desde una comunidad científica, buscando potenciar este aspecto a nivel corporativo como una institucionalización de intercambios informales de información, ideas y conocimiento (Bozu e Imbernon, 2009). Justamente, en la informalidad con la que se produce el intercambio, la colaboración o la transferencia del conocimiento, reside la diferencia entre este tipo de comunidad con la comunidad de conocimiento, la cual se asocia principalmente a espacios académicos, aunque no queda circunscrita únicamente a ellos (Sanz, 2013). Distintos autores explican que estas comunidades son escenario que favorece el aprendizaje individual y organizacional, la distribución, comunicación y la creación de nuevo conocimiento en las organizaciones que tienen bien definida su estrategia de gestión de conocimiento. Así mismo, indican que estarán en constante evolución y crecimiento, considerando la dinámica participación de sus miembros y su sistema de interacciones: interna (dentro de una misma comunidad) y externa (con otras comunidades de conocimiento). Por tanto, la comunidad deberá entender las interacciones que existen y las que no existen (pero que deberían existir) entre las comunidades que constituirían el capital social. Dicho de otra manera, tender puentes entre ellas, condición que posibilita la interacción y por ende la democratización. En este contexto se ha advertido sobre el papel de los medios de comunicación masivos en la ideologización a través de la información, paralelo o simultáneamente a la formación que se da a través del conocimiento (Vidal, 2003). Por ello, es importante salvaguardar la ética de las sociedades y comunidades del conocimiento para evitar que, en su función representativa, sean usadas con fines de ideologización particulares. En la literatura, es numerosa la presentación de trabajos teóricos en el campo de la socialización del conocimiento, y en la práctica, destacan los esfuerzos del grupo AVANZA de Colombia en la gestión de conocimiento que a través de charlas, talleres y foros lleva a cabo la construcción de comunidades de conoci-
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miento para la transformación social. En Venezuela, Fundacite Aragua estableció la Unidad de Promoción y Socialización del Conocimiento, que realiza esfuerzos comunicativos para el encuentro, el diálogo y la apropiación del conocimiento, así como para “desmitificar” la ciencia percibida de manera compleja por el individuo común. Sin embargo, los esfuerzos por la masificación de estas estrategias de socializar el conocimiento y organizar comunidades de conocimiento aún son escasas en nuestro país. Considerando el potencial que guardan como instrumentos de desarrollo, igualdad e inclusión, debería apoyarse y sustentarse su creación en todos los ámbitos, acompañadas de políticas que resguarden el papel ético que deben tener sobre la formación, educación e instrucción para organizar y dirigir esfuerzos en pro del acceso del colectivo a la información, así como de su uso y manejo correcto, de manera que no se conviertan en instrumentos de manipulación social y que produzcan cambios positivos tanto para el desarrollo y crecimiento de las comunidades, como para su adaptación e integración a la nueva era de la información. REFERENCIAS
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INDICADORES DE LA COYUNTURA VENEZUELA – PRIMER SEMESTRE 2017 En un clima de creciente inestabilidad política, el panorama socioeconómico venezolano exhibió un creciente deterioro durante el recién concluido primer semestre del año en curso. Se mantienen: la contracción económica, una caída sin precedentes en la última década de las reservas internacionales, baja producción, alta inflación, escasez de alimentos de alto consumo a precios regulados, medicinas y bienes de higiene personal y de efectivo (esto último, sólo en algunas zonas del país), todo lo cual se traduce en una precarización sostenida de las condiciones de vida de los venezolanos. La crisis económica, instalada por tercer año consecutivo, no parece dar visos de recuperación. A lo antes dicho, debemos añadir la dificultad para consultar estadísticas oficiales de casi todas las variables socioeconómicas vinculadas con la medición de los efectos de la crisis económica y social. Durante el último par de años, se ha acentuado la política de silencio gubernamental al respecto y, en su lugar, proliferan cifras extraoficiales cuya opacidad metodológica y sesgos, son más la regla que la excepción, dificultándose así el seguimiento, la evaluación de las acciones gubernamentales emprendidas e incluso, la posibilidad de elaborar propuestas orientadas a solventar o paliar la crisis desde entornos académicos. En términos del contexto latinoamericano, al cierre del primer semestre del año en curso, la economía venezolana presentó una contracción equivalente al 7,7% del PIB (Gráfico 1), casi 8 puntos por debajo del promedio de la región de América Latina y el Caribe (0,8%) y a 11,4 puntos porcentuales por debajo del país líder (Bolivia). La caída sostenida de la economía venezolana, expresada en términos de la contracción de la inversión, la producción y el consumo, se ha visto agravada por la disminución de los precios del petróleo en el mercado internacional y la disminución de la producción interna, estimada en 12,1% durante 2016, constituye un factor decisivo en la agudización de la crisis, en tanto las exportaciones petroleras son la fuente del 90% de todas las exportaciones del país y los ingresos derivados representan el 50% de todo el ingreso fiscal de la nación (Consensus Economics, 2017). De acuerdo con la información emanada del propio seno de la OPEP, el petróleo perdió cerca del 20% de su valor durante el primer semestre del año en curso, sin que los acuerdos relativos al recorte de la producción al que arribaron sus países miembros a finales de 2016, hayan tenido mayor incidencia en la buscada recuperación de los precios. Incluso, se trata del peor comportamiento del mercado petrolero en 20 años (La Comunidad Petrolera, 2017).
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Gráfico 1. Proyecciones de crecimiento del PIB en América Latina (junio 2017)
Fuente: Elaboración propia, con base en datos de la CEPAL y el FMI (2017).
En términos concretos, el petróleo venezolano se cotizó entre los 40 y los 45 dólares por barril, por debajo –como es habitual, dadas sus características– del precio promedio de la cesta OPEP, el West Texas y el Brent (Gráfico 2). Gráfico 2. Precios del petróleo, primer semestre 2017 60 50 40 30 20 10 0 enero
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Cesta Opep
Fuente: Elaboración propia, con base en datos del MPPPM (2017).
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Indicadores de la coyuntura…
A las evidentes condiciones objetivas de contracción del mercado petrolero, deben añadirse las deficiencias en la gestión y planificación económica del actual gobierno, asociadas con el control de cambio y restricciones para la inversión privada, ampliamente criticadas por sus detractores y responsables, según su punto de vista, de la crisis por la que atraviesa el país, incluyendo en esta categoría la conflictividad sociopolítica, intensificada desde abril del año en curso, pero que se ha mantenido, con picos, desde inicios de los gobiernos chavistas, hace casi dos décadas atrás. Por su parte, el gobierno insiste en que la crisis actual resulta de una nefasta combinación entre la caída objetiva de los precios del petróleo, desfalco de dólares a precios preferenciales por parte de empresas importadoras ligadas a la burguesía nacional y trasnacional, reventa de divisas en el mercado paralelo (consiguiendo con esto su fortalecimiento y perpetuación, así como jugosas ganancias sin haber arriesgado un dólar propio), ataques a la moneda dirigidos desde el extranjero, acaparamiento de mercancías de alto consumo, inflación inducida y bloqueo financiero internacional, condiciones que fueron agrupadas bajo la categoría definida como “guerra económica” (Curcio Curcio, 2017). Por su parte, las reservas internacionales, en caída desde hace más de dos años, mostraron su nivel más bajo en una década, ubicándose, al 30 de junio, en 10.007 millones de dólares estadounidenses (Gráfico 3). Gráfico 3. Reservas internacionales de Venezuela, primer semestre 2017 20.000
16.000
12.000
8.000
4.000
0 08/01/2016
01/04/2016
23/06/2016
16/09/2016
09/12/2016
Fuente: Elaboración propia, con base en datos del BCV (2017)
03/03/2017
26/05/2017
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura
En todo caso, es preciso destacar que, hasta el momento, ninguna acción gubernamental ha logrado frenar la crisis, que sigue golpeando a los hogares de menores ingresos. Programas como la venta de alimentos y otros insumos de alto consumo a precios subsidiados en hogares de bajos ingresos (CLAP, Comité Local de Abastecimiento), no tienen un alcance universal, su periodicidad es irregular, abundan las denuncias de desvíos de mercancía y es posible observar a vendedores informales ofrecer los productos de las cajas y/o bolsas en aceras de zonas populosas, la mayor parte de los productos son importados y, si bien puede considerarse una ayuda hacia un sector de la población cuya precariedad de vida es evidente y acuciante, las cantidades expendidas resultan insuficientes para alimentar a los miembros de un hogar venezolano durante un mes (Francia, marzo, 2017). Según Freddy Bernal, jefe del programa, el gobierno nacional se planteó atender a 20 millones de personas (el país tiene poco más de 30) durante 2017 (Globovisión, febrero 2017). Por su parte, analistas vinculados con la oposición gubernamental, como Luis Vicente León, estiman los CLAP son expresión misma de la crisis. En tal sentido, en declaraciones ofrecidas a un medio digital, expresó que: un país que reduce su abastecimiento de comida a la entrega de una bolsa, está dentro de una gran crisis (…) incluso si la recibes de manera regular, no abasteces a una familia. Es una ayuda que complementa a saciar tu crisis, pero no es cierto que puedes vivir con esa bolsa”. (Caraota Digital, marzo, 2017).
En este contexto de complejidad socioeconómica, el componente inflacionario, estructural de la economía venezolana desde hace tres décadas y media, ha presentado un comportamiento visiblemente acelerado durante el primer semestre del año en curso, catalogado por los analistas del Cendas-FVM como hiperinflación (Salas, 2017). 1
La firma Econometrica estimó , a fines del mes de mayo de 2017, una inflación anualizada para el Área Metropolitana de Caracas en el orden del 671% (ver Gráfico 4) (Econometrica, 2107), mientras que Consensus Economics estimó la inflación anualizada del país, al cierre del primer semestre en 557,9%, con una variación intermensual oscilante entre el 14 y el 20%, aproximadamente y una inflación anualizada de 546,2% al cierre del año (Consensus Economics, 2017). Por su parte, el Fondo Monetario Internacional corrigió su estimación inicial de inflación correspondiente a Venezuela, prevista en 700% a fines del pasado año, en 720,5% al cierre de 2017 y en 2.068% para 2018 (El estímulo, abril, 2017).
1
Según refieren en su página web, para sus estimaciones emplearon datos de EIA, CNB, Yahoo Finance, Gold.org, BCV, SUDEBAN, SUNALBAN y el BCV.
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Indicadores de la coyuntura…
Es preciso destacar que el Banco Central de Venezuela, ente encargado de publicar los cinco primeros días de cada mes los indicadores de precios, no lo hace desde fines de 2015, de allí que sea imposible contar con estimaciones precisas sobre este fenómeno y nos veamos en la obligación de reportar cifras que presentan sesgos de medición e interpretación, opacidad metodológica e incluso, diferencias importantes en términos del orden de magnitud de las estimaciones. Empero, más allá de esas limitaciones, parece claro que existen suficientes indicios para afirmar que la economía venezolana ha entrado al mundo de la hiperinflación, con las subsecuentes consecuencias en términos de las condiciones de vida de la población, especialmente, la más vulnerable, al menos por lo que resta de este año y el que vendrá. Gráfico 4. Inflación acumulada, AMC enero-mayo de 2017 750%
700%
650%
600%
550%
30/12/16
13/1/17
27/1/17
10/2/17
24/2/17
10/3/17
24/3/17
7/4/17
21/4/17
5/5/17
19/5/17
Fuente: Elaboración propia, con base en la estimación de Econometrica.com (2017).
Esta variable, al comprometer el poder adquisitivo, se encuentra en estrecha relación con los criterios de fijación de precios presentes en la economía. De esta manera, es preciso destacar que, aunque nominalmente los precios de todas las mercancías de alto consumo y de las materias primas necesarias para elaborarlas, se encuentran regulados, la realidad microeconómica contradice fehacientemente ese marco legal vigente. En su lugar, desde fines del año pasado, la escasez de mercancías de alto consumo –especialmente alimentos– se ha visto desplazada por el abastecimiento progresivo de mercancías importadas transadas a precios dolarizados, inaccesibles o sólo muy parcialmente accesibles para la mayoría de los consumidores; precios estos que se ajustan semanalmente –incluso, con menor perio-
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura
dicidad–, en función de los vaivenes del dólar paralelo, marcador de precios de facto en toda la cadena de comercialización. A inicios de año, la relación entre el dólar oficial y el dólar paralelo, cuyo pre2 cio es fijado por el portal electrónico Dólar Today desde el extranjero , era ligeramente superior a 5:1, mientras que a fines del mes de mayo, antes de la implementación de un nuevo esquema de subasta de divisas por parte del Banco Central de Venezuela, el diferencial cambiario era de 8,35:1. Luego de la entrada en vigencia del nuevo mecanismo, a finales de junio, la relación se había reducido aproximadamente a 3:1 (Gráfico 5). Gráfico 5. Comparación entre el tipo de cambio oficial más alto y el tipo de cam3,4 bio paralelo, enero-junio de 2017 9.000
6.750
4.500
2.250
0
DólarToday
CC33-CC38
Fuente: Elaboración propia con base en datos del BCV y Dólar Today (2017)
En consonancia con lo antes expuesto, la reducción drástica del poder adquisitivo, incrementó de forma alarmante la cantidad de hogares pobres por ingreso en el territorio venezolano, que transitaron vertiginosamente de la 2
Las estimaciones de este portal han sido objeto de diversas críticas, tanto por parte del gobierno, que las ha calificado como “instrumento de guerra”, hasta de sectores empresariales. Ambos grupos coinciden que la “fórmula de cálculo” empleada por Dólar Today carece de base económica y que, sin dudas, ha lesionado gravemente la economía venezolana, al funcionar como marcador de precios . 3
Tipo de cambio para la venta en bolívares por cada dólar estadounidense. Se incluyeron sólo las cotizaciones de los días bancarios hábiles, aunque el portal Dólar Today publica cifras incluso los fines de semana y feriados bancarios. 4
CC33 y CC38 aluden a los Convenios Cambiarios número 33 y 38, mecanismos ideados por el Ejecutivo e implementados por el Banco Central de Venezuela, para la subasta de divisas entre personas naturales y jurídicas.
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Indicadores de la coyuntura…
condición de “No pobres” a “Pobres extremos” entre 2014 y 2016 (ver Tabla 1) (Encovi, 2016). Lamentablemente, no se disponen de cifras oficiales o extraoficiales más recientes sobre el tema, ni asociadas a otras metodologías tradicionalmente empleadas en la región para valorar el fenómeno, (como las estimaciones basadas en el método de Necesidades Básicas Insatisfechas, NBI), pero el agravamiento de las condiciones asociadas con la pobreza, induce a pensar que el panorama para el resto del año, no será mucho mejor que lo reportado el año anterior, al menos si se evalúa a partir del ingreso. Tabla 1. Proporción de hogares pobres por ingreso, 2014-2016 No pobres 2014 2015 2016
51,6 27,0 18,2
Pobres 24,8 23,1 30,6
Pobres extremos 23,6 49,9 51,5
Fuente: Encovi (2016)
Es preciso destacar que, aunque el gobierno venezolano tiene un conjunto de programas sociales conocidos con el nombre de Misiones, su alcance actual, así como su impacto sobre las condiciones de vida de las personas, no ha sido estudiado rigurosamente, en parte por la ausencia de datos oficiales públicos publicados con alguna periodicidad. En los últimos años, coincidiendo con la crisis, se ha evidenciado un deterioro de algunos que fueron bandera en otro tiempo, tales como Barrio Adentro (atención médica gratuita), aunque no es posible afirmar con confianza, qué tan grave ha sido el deterioro, cuántas personas continúan accediendo a esos servicios, etcétera, según España (2017), aludiendo a datos derivados de la precitada Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) de 2016, sólo 28% de los entrevistados recibe alguna misión, que, al hacer la expansión, equivaldría a 8,8 millones de personas. La tendencia que mostró el estudio, en relación con la del año previo, fue un incremento de las transferencias directas, en desmedro de los programas ya establecidos. En contraste, misiones cuyo costo resulta difícil de mantener, como la Gran Misión Vivienda Venezuela, parecen no haber sido afectados por la reducción de ingresos que atraviesa el país y, a la fecha, se han entregado cerca de 1.650.000 viviendas, desde su inicio, en 2011 (MPPVH, 2017). Contraviniendo en alguna medida el impacto global reportado por el gobierno, de acuerdo con España (2017), en 2016, apenas 0,6% de la población se benefició de esta misión. Tales discrepancias ponen de manifiesto la necesidad de realizar una evaluación desprejuiciada de los programas sociales, deuda pendiente del Estado venezolano y de la comunidad académica.
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Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura
Al analizar el comportamiento de los precios de la Canasta Básica de los 5 Trabajadores (CBT) elaborada por el Cendas, entre diciembre de 2016 y mayo 6 de 2017, en relación con el ingreso mensual mínimo , se aprecia que, para cubrirla, es necesario contar con entre 5 y 6 ingresos mínimos mensuales en el 7 hogar , monto que equivale, en promedio, entre 2,5 y 3 veces el ingreso medio por hogar fijado como estándar de comparación. El poder adquisitivo, estimado a partir de la comparación entre el costo de la canasta y el equivalente a dos ingresos mínimos por hogar, no superó en ningún caso el 43% del costo de la CBT (Gráfico 6). Gráfico 6. Precio de la CBT-CENDA, en relación con el ingreso mínimo familiar 8 mensual , diciembre 2016-mayo 207 1.250.000
1.000.000
750.000
500.000
250.000
0
Dic.16
Ene.17
Feb.17
Mar.17
Costo CB
Abr.17
May.17
Ingreso mínimo mensual
Fuente: Elaboración propia, con base en datos del CENDA (2017).
5
Incluye, a parte del costo de los alimentos, el costo de artículos de higiene personal y de aseo del hogar, servicios públicos básicos, servicios públicos básicos de la vivienda, educación, salud y vestido y calzado, en hogares de 5 personas con ingresos mensuales menores a 5 salarios mínimos. También se asume como ingreso familiar promedio, el monto equivalente a dos salarios mínimos (CENDA, 2017). 6
Se incluye en este monto el bono de alimentación. Es necesario destacar también que el ingreso mensual está prácticamente bonificado, al menos en los primeros niveles de las escalas salariales empleadas por el sector público y que sirven de guía para la fijación de sueldos y salarios dentro del sector privado. Esto trae como consecuencia una precarización del valor del trabajo, en tanto el bono de alimentación no se considera en el cálculo de pasivos laborales, asunto que se traduce, en última instancia, en un deterioro de los derechos y condiciones de trabajo largamente luchados. 7 8
Cálculos nuestros, con base en lo reportado por el CENDA hasta fines del mes de junio de 2017.
Estimado por nosotros a partir de los datos de las correspondientes gacetas oficiales y la pauta metodológica del CENDA.
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Indicadores de la coyuntura…
Si, en lugar del ingreso mínimo mensual por hogar, se usa el salario mínimo, excluyendo toda bonificación, la situación se torna aún más dramática, pues durante el período considerado, habrían sido necesarios entre 15 y 21 salarios 9 mínimos para cubrir el monto de la CBT , condición que, a todas luces, está ausente de la mayoría de los hogares venezolanos. Al considerar exclusivamente el comportamiento de los precios de los alimentos, agrupados en la Canasta Alimentaria de los Trabajadores (CAT), de 10 acuerdo con la metodología empleada por el CENDA , en un ejercicio similar al que hicimos en el caso de la CBT, es innegable la brecha existente entre el bono 11 familiar de alimentación y el costo de la CAT (Gráfico 7). Entre los meses de diciembre de 2016 y mayo de 2017, un hogar requeriría entre 6 y 8 bonos de 12 alimentación para cubrir el precio de la CAT . Gráfico 7. Comparación entre el precio de la CAT y el bono de alimentación 800.000
600.000
400.000
200.000
0 Dic.16
Ene.17
Feb.17
Mar.17
Canasta alimentaria
Abr.17
May.17
Bono de alimentación
Fuente: Elaboración propia, con base en datos del CENDA (2017).
Por su parte, en un intento por cabalgar la inflación, el gobierno nacional ha realizado sucesivos aumentos de salario que han resultado ineficaces en ese 9
Ver nota previa.
10
Ver http://cenda.org.ve/metodologiacatcbt.asp.
11
De manera análoga, usamos como referencia lo equivalente a dos veces el bono de alimentación fijado por el Ejecutivo. 12
Cálculos nuestros con base en lo reportado por el CENDA (2017).
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sentido. No pocos analistas achacan el empeoramiento de los niveles inflacionarios a esta política, empero, es necesario destacar que, independientemente de los incrementos salariales decretados por el Ejecutivo, los precios de las mercancías subieron de todos modos, tal y como es posible deducir a partir de los datos recabados por el CENDA por lo cual, al menos en este contexto, resultaría errado afirmar que un estancamiento de los salarios se traduciría en una desaceleración de los precios. En favor de esta tesis está el hecho, previamente señalado, que el precio del dólar estadounidense en el mercado paralelo de divisas, es el marcador de precios empleado en los distintos niveles de la economía venezolana. Nos ha quedado fuera de estas consideraciones alguna mención relacionada con el análisis de la fuerza de trabajo. De nuevo, la causa es la ausencia de datos fiables. El Instituto Nacional de Estadística no publica información estadística relacionada con esta variable desde mediados de 2016. En la actualidad, sigue vigente el decreto de inamovilidad laboral decretado hace varios años atrás, lo cual podría llegar a inducir que es esperable una estabilización de la desocupación. Sin embargo, dada la precarización del empleo formal y la insuficiencia de las remuneraciones ordinarias para satisfacer las necesidades básicas mínimas, es plausible que una parte de la población ocupada en el sector formal haya migrado hacia el sector informal, que ha logrado capturar buena parte del comercio de bienes de alto consumo a precios dolarizados. Asimismo, también es plausible que una proporción de quienes estén trabajando en el sector formal, mantenga una fuente de ingresos adicionales vinculada al sector informal. Naturalmente, estas –y otras modificaciones– en la dinámica de la fuerza de trabajo, deben evaluarse con rigurosidad, pues apenas podemos especular algunas posibilidades, sin capacidad real para dar cuenta de ellas fuera del marco de actuación del sistema estadístico nacional. BREVES
-Desde inicios del mes de abril, el país atraviesa una conflictividad política importante, quizá la mayor de los últimos diez años. Hasta ahora, la violencia política se ha cobrado más de cien vidas y la pugnacidad persiste. En ese contexto, el presidente Nicolás Maduro convocó el 1 de mayo a la elección para la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente, decisión que exacerbó aún más los ánimos entre su oposición política e incrementó la incertidumbre en relación con el destino nacional, con la subsecuente repercusión en el comportamiento de las variables económicas, especialmente el tipo de cambio, con lo que esto significa en el contexto venezolano.
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-A mediados de mayo, el gobierno extendió por séptima vez la prórroga relativa a la circulación del billete de 100 bolívares que, hasta diciembre de 2016, era el de más alta denominación. Debe recordarse que, en esa misma fecha, se anunció la ampliación del cono monetario. A la familia de monedas y billetes ya existentes, se sumarán billetes con las denominaciones de Bs 500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 y Bs 20.000, mientras que las monedas tendrán las denominaciones de Bs 10, 50 y 100. Pese a los anuncios, la introducción de las nuevas piezas ha sido lenta, la escasez de efectivo en las agencias bancarias persiste y proliferan, por lo contrario, puntos ilegales de avance, en los que, por una comisión que oscila entre el 10 y el 15%, se consume ficticiamente con una tarjeta de crédito o débito y el cobrador devuelve dinero en efectivo. REFERENCIAS
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y
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Recuperado
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feliz-jueves-de-vivienda-gmvv-celebra-junto-al-poder-popular-la-entrega-de-lavivienda-1-637-809. Precios del petróleo encaminados a su peor semestre en últimos 20 años (21 de junio de 2017). La Comunidad Petrolera. Recuperado de: https://www.lacomunidadpetrolera.com/2017/06/precios-del-petroleo-encaminadospeor-semestre-ultimos-20-anos.html. Salas, J.B. (04 de abril de 2017). Cendas-Fvm: La hiperinflación ya está en Venezuela. El Impulso. Recuperado de: http://www.elimpulso.com/noticias/economia/cendas-fvm-lahiperinflacion-ya-esta-venezuela.
Preparado por: Zhandra Flores Esteves Profesora UCV, Estadístico y Responsable de edición de la Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura