Ni bandurria ni tenca ni zorzal
i n
Ni bandurria ni tenca ni zorzal Ni codorniza libre ni cautiva
s u
Ni bandurria ni tenca ni zorzal Ni codorniza libre ni cautiva TĂş solamente tĂş
m i
Ni bandurria ni tenca ni zorzal Ni codorniza libre ni cautiva TĂş solamente tĂş tres veces tĂş
s a s
insumisas seis chilenas líderes desde la disidencia
©
e d i t o r i a l d o b l e c i e n c i a l i m i t a da , sa n t i ag o , s e p t i e m b r e
© isbn:
2016
camila gonzález sánchez
/
i l ac a m i
97 8 - 9 5 6 -9 6 81 - 0 3 - 5
t e x t o s : ú r s u l a s u á r e z , e l o í s a d í a z , a m a n da l a b a r c a , e l e n a c a f fa r e n a , s t e l l a d í a z va r í n , pa z e r r á z u r i z . p o e m a i n i c i a l : e n d e f e n s a d e v i o l e t a pa r r a , n i c a n o r pa r r a . con tac to : d ob l e c i e n c i a @ g m a i l . com
/
c a m i l a g s 88@ g m a i l . c o m
i lac am i
s a s
m i
s u
in
seis chilenas lĂderes desde la disidencia
dobl
ci ncia
Editorial
¶
a la s muje res que i n s p i r a n
íNdice
Prólogo | 17 Carla Ulloa I. Nota de la Editora | 25 Camila González S
27 ¶ úrsula suárez 47 ¶ eloísa díaz 61 ¶ amanda labarca 87 ¶ elena caffarena 109 ¶ stella díaz varín 125 ¶ paz errázuriz
*
PRÓLOGO
Entonces descubrimos que había toda una historia de esfuerzos y luchas femeninas que jamás nos fue enseñada en nuestras clases de historia. J ulieta K irkwood B añados (1936-1985).
A fines de los años 70, la socióloga Julieta Kirkwood reparaba en la situación fragmentaria, y hasta cierto punto aleatoria, de las referencias a las reivindicaciones en torno a las luchas de las mujeres en las bibliotecas chilenas. Después de algunas indagaciones (del hilo de iniciativas como la Comisión de Estudios de la Condición de la Mujer y posteriormente del Centro de Estudios de la Mujer), la autora no ocultará su sorpresa frente a la posibilidad de reabrir todo un archivo, de redescubrir los registros de las luchas femeninas, de intervenir finalmente, y de remover, las sedimentaciones históricas que mantienen en sordina esas voces. Sin embargo, preciso sería decir que esa posibilidad de apertura es un rasgo que se actualiza en coyunturas diversas (en ese punto el trabajo de Julieta Kirkwood resulta ciertamente muy ilustrativo), que adquiere impulsos renovados en cada viraje y que exige nuevos esfuerzos, nuevas estrategias de inscripción con cada apuesta. En efecto, es en ese registro que el presente libro encontraría uno de sus alcances fundamentales. De modo general, Insumisas reúne fragmentos de vidas y obras de seis mujeres chilenas de tiempos y circunstancias distintas, en un
17
intento por recobrar sus voces y seguir sus ecos. Las protagonistas son: Úrsula Suárez, Eloísa Díaz, Amanda Labarca, Elena Caffarena, Stella Díaz Varín y Paz Errázuriz. La disidencia viene a ser el eje articulador de los extractos que contiene este libro pero cuando hablamos de disidencia no hablamos de lo rimbombante, alumbrado por la irreverencia, sino de la disidencia que construyó, con su propio ejercicio otros caminos, y que abrió puertas. Es importante preguntarse entonces ¿por qué cuando una mujer quiere vivir su vida a pesar de las convenciones de la época se convierte en disidente? Creo que es el cuestionamiento central en este libro. La tensión emana de la ideología patriarcal que elaboró –y sigue haciéndolo- la representación de lo “femenino”. La fijación de la idea de mujer y su deber ser ocasiona una permanente tensión tal como se observa en esta publicación. ¿Por qué hay una experiencia similar para las disidentes de la colonia, de siglo XIX y XX? Cualquier mujer que confronte, interpele o no cumpla el rol asignado será disidente. Cuando ellas exigen derechos que no tienen, cuando rehúsan de la maternidad o los cánones de belleza, cuando realizan acciones políticas, cuando lideran, cuando intervienen en espacios de poder eminentemente masculinos (la ciudad letrada, el arte, la opinión pública, la academia, la fábrica) son disidentes. Lo notable de este libro tiene que ver con la desmitificación del género, pero no a través de una performance teórica acudiendo a la bibliografía de moda, sino a través de las propias palabras de las protagonistas. Como bien señala Marcela Lagarde en la reflexión más completa que se ha hecho en América Latina sobre este tema (me refiero al libro Los cautiverios de las mujeres: Madresposas, monjas, putas, presas y locas) “la condición de las mujeres es histórica en tanto que es diferente de lo natural. Es opuesta a la llamada naturaleza femenina”. Todas las opresiones o dictámenes que se han ceñido sobre el género han correspondido a articulaciones
específicas, como también las resistencias y disidencias con las cuales hemos respondido. Por lo tanto es indispensable contextualizar, desnaturalizar, saber nuestra historia o los “nudos” en palabras de Julieta Kirkwood. Hay que mapear la disidencia, pues se parece pero no es siempre igual. Este libro viene a mostrarnos mujeres que fueron capaces de romper con el rol asignado en su momento, a veces sufriendo la violencia y a veces utilizando estrategias de alianzas con el sistema imperante. Cada una de estas historias es por tanto un universo al cual se aproxima la editora, en un claro llamado de atención sobre nuestra historia, tal vez para encontrar aliadas o para motivar a sus lectores a indagar más en nuestro pasado. Ese ejercicio es sin duda actual, repensar Chile y la historia de las mujeres es una tarea presente, vigente y necesaria. Podría señalarse el siglo XX como el momento en que las mujeres se integraron masivamente a todos los aspectos del espacio público, si bien durante el pasado siglo casi alcanzaron dominio sobre su cuerpo a través de los métodos anticonceptivos, paridad en el ingreso al trabajo asalariado y a la universidad, lo cierto es que la ilegalidad del aborto, la diferencia salarial o el techo de cristal hacen evidente las sutilezas de la “incorporación” masiva de las mujeres. El siglo XX podría ser leído entonces menos en relación a la masificación del acceso de las mujeres y la “revolución” que ello implicó y más en términos de la organización feminista, fundamentalmente a nivel de conformación de bases sociales donde efectivamente se observa una masificación de las ideas conseguida gracias al trabajo de dichas organizaciones y líderes como Amanda Labarca. Lo cierto es que hay que cuestionar el relato histórico y
19
una buena forma de hacerlo es acudiendo a las fuentes nuevamente, sobre todo cuando hablamos de testimonios históricos esquivos, poco presentes, como los contenidos aquí. Pero también se trata de reinscribir el testimonio y el fragmento, de saber que no se espera tanto el retorno de las flores como el florecer de los retornos. Y aquí en efecto lo que encontramos es una estrategia de reinscripción. ¿Quiénes protagonizan este libro? Podemos resumirlo en intelectuales activas en situaciones diversas. Úrsula Suárez (1666-1749) relata el tormento que significó su oposición a los reiterados intentos de la madre para convencerla de casarse. El convento era en la colonia el único lugar donde una mujer con ansias intelectuales y deseos de autonomía podía desarrollarse, tal como lo hizo Sor Juana Inés de la Cruz la intelectual más importante de la América colonial quien compartió con Úrsula Suárez el mismo periodo, la vida como monja y el ser acusadas de disidentes por ejercer la libertad de escribir y pensar. Para Eloísa Díaz (1866-1950) los impedimentos eran institucionales; convertirse en la primer mujer médico de Sudamérica era una tarea casi imposible sin la ayuda de una nutrida red de intelectuales, mujeres y hombres, que lucharon decididamente por el derecho de la educación femenina, porque no basta solo con la voluntad cuando la oposición a los derechos constituye el marco jurídico imperante. El Decreto Amunátegui, firmado en febrero de 1877, abrió las puertas del conocimiento a las mujeres, dándoles la libertad de poder estudiar en las aulas universitarias. Esta fue una conquista del movimiento –no una concesión del poder– conseguida a través de debates en la prensa, de conferencias públicas y privadas, por una nutrida red de mujeres en momentos donde además se configuraba la presencia de las primeras sufragistas chilenas y se hablaba de la esclavitud de la mujer. Eloísa Díaz fue quien puso su cuerpo, su vida en el borde de la lucha y es parte de una generación más amplia que encontró cada vez más
disidentes en sus filas. Podemos señalar con claridad a las últimas décadas del siglo XIX como el momento en que las disidentes dejaron de ser excepciones y comenzaron a ser grupos de aliadas organizadas. Nos ofrece Insumisas también dos fragmentos de historias de militantes feministas; Amanda Labarca (1886-1975) y Elena Caffarena (19032003). Ambas lucharon contra el patriarcado chileno y sus diversas formas de exclusión y dominio. Para Labarca su lucha era vigente puesto que “Hoy la joven que, al apartarse del hogar paterno, imagina que se le ofrecerán campos de actividades nuevas, y fructíferas, se enfrenta todavía a injusticias y discriminaciones estampadas en códigos añosos y en cerebros en parte anquilosados”. Con un agudo análisis de la coyuntura de su época, explicó las tensiones de la lucha social en un esfuerzo de comprensión del concepto de globalización y sus efectos en los medios de comunicación. En el caso de Elena Caffarena leemos un fragmento que retrata una vida dedicada a la causa y lo dramático e irónico que resultó que a una sufragista se le impidiera votar. Su compromiso con la democracia la hizo ser víctima de la persecución y el castigo. Caffarena identificó claramente las directrices anticomunistas emanadas de la guerra fría y de la caza de brujas correspondiente. Sin ser militante del Partido Comunista de Chile de todas maneras se le negó su derecho a voto. Así se inauguraban las atrocidades que vendrían a desencadenarse en los campos de tortura y exterminio de la última dictadura, pero también así se tejieron las rebeldías de las feministas que gritaron “Democracia en el país y en la casa”. La disidencia de Labarca y Caffarena estuvo enfocada en la lucha por empujar las fronteras, por borrar los impedimentos legales, son ellas las líderes más destacadas de su generación, pero su figuración fue posible gracias a decenas de miles de chilenas anónimas que acudieron a todos los actos de rebeldía del siglo XX chileno.
21
Este libro incluye también a Stella Díaz Varín (1926-2006) poeta rupturista parte de la escena bohemia santiaguina en los años 50 , y a la destacada fotógrafa Paz Errázuriz (1944) quien trabaja a partir de lo que se puede denominar; la otredad. Aquí se muestran sus reflexiones sobre la propia obra, en un análisis del por qué y cómo se trabaja. Ser fotógrafa o escritora en Chile se entreteje con la historia reciente del país que se cuela en la obra y pensamiento de estas mujeres. Camila ha realizado un trabajo investigativo importante para decantar en la selección de estas voces. Se trata de un trabajo que toma muy en cuenta que aun cuando es preciso entender que, la politicidad es del orden de “lo sensible”, es necesario también buscar vías de reinvención de la sensibilidad en una época donde ésta es explotada por medios hiper-industrializados. Que este libro haya elegido hacerlo sirviéndose de recursos tecnológicos digitales para organizar su puesta en escena (es decir, abriendo vías de resistencia al control de esos medios en lo que por ejemplo Bernard Stiegler ha considerado como “una verdadera guerra, cuyas armas son tecnológicas, y cuyas víctimas son las singularidades, individuales o colectivas”) no es un dato que debiera desestimarse. En esa perspectiva, lejos de tratarse de inquietudes circunstanciales, este libro testifica lo importante que es hoy para las chilenas reconstruir nuestra historia, abrir textualidades y tejer nuevos proyectos, en un país que no termina de hacerse cargo de las desigualdades: necesitamos conocernos en la genealogía de nuestras luchas, saber y hacernos cargo de nuestras historias. En tal sentido, la apuesta de Camila está en sintonía con el trabajo de investigadoras, académicas, militantes y activistas que están indagando en la genealogía feminista para encontrar nuevas claves de lucha. Podríamos destacar a propósito dos situaciones; una referente a los estudios de la genealogía de la mujer y otra relacionada a la técnica utilizada en este libro, pues se podría ver allí el sentido de una
coincidencia y de una toma de posición profundas en relación a los desafíos a los que las mujeres con sentido de búsqueda nos debemos enfrentar; rastrear el pasado reconstruyendo el devenir de las luchas feministas, recogiendo retazos y huellas de una historia. No disponemos de archivos completos (sobre todo para el siglo XIX), nos enfrentamos por lo tanto a un rompecabezas. Somos muchas las que acudimos a archivos perdidos, colecciones personales, rarezas bibliográficas, archivos fuera del país. La tarea es ardua y tal vez la ausencia de un archivo de la mujer, como existe en muchos países del mundo, puede ser una debilidad que el curso de este tipo de indagación debe convertir en fortaleza. Nada de eso sin duda le es ajeno a la tentativa comprendida en este libro. Aunque ciertamente no con la pretensión de regirse a algún programa histórico propio de esa disciplina, Camila nos presenta a través del ensamble de manuscritos, símbolos, íconos y legajos una imagen en donde podemos reconocernos. Y aquí es donde la estrategia de reinscripción sustentada en un archivo reconstruido constituye tal vez un modo diferente de confrontar el dato histórico, de presentar los desvíos, las bifurcaciones, las variantes, respecto de aquello en lo que quisiera o debiera reflejarse. Un ejercicio subjetivo sustentado en un archivo reconstruido es otra forma de hacer historia.
carla ulloa inostroza 23
Ciudad de México diciembre 2015- enero 2016.
Ăşrsula
“Con el enojo, desia estos disparates que de las mujeres ya se sabe n o t i e n e n m a s d e fe n s a que la lengua�.
* 1666-1749
Relación autobiográfica (Fragmento, pp. 118-125. Año 1700)
relación de las singulares misericordias que ha usado el señor con una religiosa , indigna esposa suya
Conforme iba creciendo, crecía en mi madre el deseo de casarme, deseando, tuviese dose años para darme estado. Eran siempre sus pláticas sería yo el remedio de su casa, y si Dios se la llevaba, quedaría yo para amparo de mi hermana y socorro de la casa. Estas pláticas me atormentaban por tener yo como odio al matrimonio y ser todo mi deseo entrar en monasterio; sobre estas contrariedades pasaba con mi madre gravísimos pesares: su mersé, que había de casarme en siendo grande; yo, pidiéndole me entrase en el convento de nuestra madre santa Clara, que ahí me tiraba ser monja. Un día se llegó a enojar en tanto estremo que me dijo: “Si monjas me coges en la boca 1 te he de matar: ¡tú habías de tener voluntad!; ¡te hogaré entre dos colchones o al pilar de la cuja 2 te daré garrote! ¡No has de ser monja, ni esto me tomes en la boca!; mira lo que hases”. Con estas amenasas me tenía amedrentada, que, como era niña, me paresía me podría quitar la vida; mas yo no desistía del amar la religión, y lo pedía a Dios con las veras de mi corasón, porque era tanto mi anhelo que igualaba la religión con el cielo; y así sólo esto era mi pensamiento, discurriendo qué medio tomaría para conseguir esto, y por ninguna parte hallaba consuelo, porque si hablaba de los parientes o abuelos que hablasen a mi madre, temían no
se disgustase, y así ninguno tenía de mi parte, sino sólo para atormentarme tratando con mi madre que hablan de casarme. Una mañana tomaron tan por su cuenta esta práctica, que no pudiendo yo tolerarla me levanté del estrado donde estaba sentada, y metiéndome detrás de la cama de mi madre, y allí me harté de llorar. Y fue para mi mal, porque de tanto llanto se me puso el rostro hinchado, cosa en que mi madre se estaba mirando y cuidando, al peso 3 que yo del hasía poco caso. Al mediodía fue todo mi trabajo, cuando mi madre me llamó a comer, y no sé qué le tentó de sentarme en la mesa enfrente de ella, que yo comía con mi hermana en una mesa pequeña sobre el estrado; cuando mi madre me vio con los ojos, boca y narises hinchadas estuvo como una leona de enojada, disiéndome malas palabras, y por último tomó el salero de plata, queriendo con él deshaserme la cara; mas detúvola mi abuelo, disiéndole: “Hija, deja eso; no te estés enojando, que te hará la comida daño; no te indignes con tu hija, que 1coger
en la boca
una cosa - mencionarla - hablar de ella.
2cuja lecho - cama.
3al
peso
mientras - en la medida en que. 3 9 _ ú r s u l a su á r e z
relación de las singulares misericordias que ha usado el señor con una religiosa , indigna esposa suya
“Su mersé, que había de casarme en siendo grande; yo, pidiéndole me en trase en el convento de nuestra madre santa
Clara”
no es delito llorar una niña, para tanto enfado”. Díjole mi madre que la tenía yo con el corasón irritado, que quisiera haserme pedasos, que era un caballo, que con ir creciendo estaba hecha un jumento, que lloraba en tratándome de casamiento, y que cuando era más chiquilla era tan sabida, y ahora estaba hecha bestia; dijole mi abuelo: “Déjala, si ella no se quiere casar”. Entonces se empesó de nuevo a enojar, disiendo, no había de tener voluntad yo, pena de su maldisión, y casi he creído yo en los trabajos que en la religión me han pasado que sus maldisiones me han alcansado; no porque lo hiso, que jamás me maldijo, sinó que a mí me ha paresido que por haberla yo desobedesido me ha susedido lo que a vuestra paternidad le tengo dicho de aquel confesor a quien dije esto mismo, de que quisás, por mis desobediencias a mi madre pasé lo que pasé, y aún no sé en qué pararé, aunque me alienta y da fuersas la fe que Dios es fiel y que si mortifica, también vivifica y, pues, yo padesí desde niña sólo por su amor, renunciando el de mis padres y todos los bienes y comodidades, espero en su bondad no me ha de desamparar. Prosigo en la obediencia de vuestra paternidad, aunque con repugnancia mía. Referiré mis niñerías como en los otros tengo referidas, de las cuales me veo corrida; pero sea esta mortificasión de mi soberbia y que la propia voluntad se sepa sujetar para que no me llegue a desbarrancar, que estando a la de vuestra paternidad sujeta, seguiré segura senda. Volviendo a lo que de mi inclinación a la religión
4 1 _ ú r s u l a su á r e z
relación de las singulares misericordias que ha usado el señor con una religiosa , indigna esposa suya
iba disiendo, no perdía ocasión ni tiempo en que hallaba oportunidad en que a mi madre se lo pudiese suplicar. Mirábale el semblante y, cuando se lo hallaba afable y cariñoso conmigo, le proponía el monjío; en tocándole en esto, mudaba de estilo y se enojaba conmigo. Una mañana, teniéndome en las faldas, mirándome el pelo, que lo tenía en estremo bueno, vi la con tantos amores conmigo, que le salí con el monjío. Lo mesmo fue desírselo que trocar los cariños y amores en coscorrones. Con esto callé por aquella ves, mas volví a persuadirla después, dejando pasar algún tiempo, paresiéndome que con él mudaría mi madre de intento, pués veía lo mucho que le resistía a lo que me proponía. Un día estaba parada en medio de la sala, yo iba pasando para el patio; llamóme con halago; hísome fiestas, poniendo sus manos en mi cabesa y muy contenta; yo estaba pensando cómo le diría que me entrase en las monjas, que no se enojase y me pegase; en esto me dijeron, como dentro de mi pecho o corasón: “Díseselo”. Yo dije en mi interior: “Me ha de pegar”; y me dijeron: “No te dará”. Entonses, dándole a mi madre un abraso y, toda temblando temiendo no hisiese en mí algún estrago, le dije: “Mamita, éntreme en las monjas”. Con esta rasón se hiso una cólera, levantando la mano con tanta rabia para darme una bofetada que, si no huigo4 la cara, contra las sillas me abaraja. Híseme un poco atrás y ella no se pudo mover de aquel lugar; sólo con los ojos me quería, despedasar. Yo, admirada de que en otras ocasiones menos enojada partía tras mí y me daba, y que estando tan encolerisada
estaba allí parada como si la tuvieran clavada, yo la miraba esperando si me machucaba. Visto que ni me llamaba, aunque de palabras me maltrataba, viéndola que no podía andar, me fui paso entre paso, sin que me hubiese tocado; ni aquel día lo hiso, aunque anduvo con mal semblante conmigo. Después desto, quiso valerse de mi natural amigo de aseos por ver si conseguía por este medio, y para esto envió a su hermana y mi tía; yo tuve esta malicia y después fui a escucharlas, y fue verdad clara. Estando yo en la güerta traveseando como niña, entró mi tía y como acaso se me fue llegando; empesó a estarme hablando, rodeando conversasión, y por último, llegó a hablar de galas y aseos. Díjome: “Tu madre te quiere haser galas y ropa blanca, y dise que te dará más de tus dies esclavas y plata labrada”; yo le dije: “Todo eso de legítima de mi padre lo tengo; ¿qué me da mi madre en eso?: ¿las galas y los aseos?”; respondió mi tía: “Joyas y manillas de perlas”. Yo contenta con esto, porque moría por aseos y andar galana, que bien sabía mi madre por dónde me tentaba, viendo mi tía cuán alegre estaba, debió de discurrir quería ya ser casada, y díjome: “Y con el que te hubieres de casar, qué ricas galas te ha de enviar”. Así que me dijo esto, le dije: “Tía ¿quiere que le tome aborresimiento?; ¿por qué me trata de casamiento? Sepa que los que me hablan en esto no puedo verlos, que hasta mi mamá me da rabia y no quisiera estar en su casa; por esto no más, ¡mal haya sus galas, joyas, plata y cuánto hay, que yo no me quiero casar, 4huigo huyó. La forma del texto se generó por la interaccion analogica: oyo - oigo: huyo, huya - huigo, huiga. 4 3 _ ú r s u l a su á r e z
relación de las singulares misericordias que ha usado el señor con una religiosa , indigna esposa suya
Cómo es niña, no sabe; después,grande, querrá yo dije peor será,
que en siendo no ha e pegarme
y más aínas5 me he de ahorcar; y así no me hagan desesperar, que primero me dejaré despedasar; y así de mí no lo han de conseguir, mas que me mate mi madre, que el morir me será suave por no casarme!”. “¿Hay tales disparates -dijo mi tía- desta niña?; no estés enojada, que esto es chansa6 ”. Yo me fui enfadada a aguaitarla, por ver si mi madre la enviaba, y me puse detrás de la cama. Entró mi tía; díjole mi madre: “¿Cómo te fue, Mariana?”; respondió: “Mal, Gata, que tu hija está muy enojada y parese que esto no ha de tener remedio, porque hase estremos que casi me dio miedo de oírla”; dijo mi madre: “Cómo es niña, no sabe; después, en siendo grande, querrá”. Yo dije pasito: “Peor será, que en siendo grande no ha de pegarme”. En otra ocasión, un día de fiesta, se juntó la parentela, después que venimos de misa. Yo estaba en el estrado compuesta como venía de fuera, y empesaron los parientes con la moledera, disiéndole a mi madre que si no trataba de casarme, que ya estaba grande y que no nesesitaba de dote, pues en ser linda lo tenía, por llenar a mi madre de mentiras y lisonjas, no siendo yo de las más hermosas. Tanto me molestaron con estas cosas y disparates, que tuve por bien de levantarme del estrado y dejarlos. Mi madre se enfadó viendo en mí esta agción, y dijo: “Dejen a esta necia, que lo mesmo es ir creciendo que ser un jumento, y cuando chiquilla era sabida y demostraba entendimiento, y ahora hase tonteras y estremos”. Yo, n’obstante, fuime tras 5ainas de prisa - pronto - facilmente.
6chansa Hablar aparentando sinceridad 4 5 _ ú r s u l a su á r e z
relación de las singulares misericordias que ha usado el señor con una religiosa , indigna esposa suya
la cama de mi madre y empesé en mi interior a lamentarme de las crueldades de mi madre en querer forsarme, y sobre esto discurría qué, medio tomaría para salir de su poder y tiranía, que ni siquiera un hermano no tenía que me sacase y en una campaña o bosque me llevase. Yo hasía unos discursos de disparates, que, como era niña, los riesgos no prevenía y sólo tiraba a safar de lo que al presente me afligía. Estando maquinando sobre esto, me dijeron, paréseme fue dentro de mi interior, esto porque fuera dél ninguna persona lo pudo haser, porque ninguna había, ni aunque la hubiera y viera mis lágrimas no pudiera saber qué motivo las causaba de lo que yo en mi interior pensaba; díjome esta habla: “Y si te fuersa tu madre, ¿qué harás?”; yo dije con gran prestesa: “La pondré en una afrenta”. Esto desía sin saber a quién respondía ni discurrir quién me hablaba y apuraba, y hecha una rabia, paresiéndome que ya este tiempo llegaba, dije con denuedo: “En viniendo el hombre con el acompañamiento diré que no quiero”; entonses me dijeron: “Y si te desuella a asores tu madre, ¿qué harás?” “Mas que me mate, pluviera 7 a Dios me muriera antes que en eso me viera; ¿pues, yo había de consentir que con hombre me acostasen?; primero he de horcarme, o con una daga degollarme, o el pecho atravesarme”; y, advirtiendo que era pecado esto y podría irme al infierno, empesé a llorar y afligirme de nuevo. Después de llorar mucho rato, empecé a estar bartulando, que me pareció tenía el interior más claro; y fue el discurso que una siesta, cuando mi madre durmiera, irme a las monjas agustinas que estaban serca, acompañada de una
criada de las de mi casa. Ya con este discurso, estaba medio consolada, cuando díseme la hapla: “Y si se enoja tu madre y no te ve ni te da nada y te deshereda, ¿qué harás?” “Mas que nunca me vea -respondí yo-, ¿para qué quiero madre tan tirana, que quiere forsar mi voluntad?; ni quiero que me dé nada, que el vestido con que me huyere se lo volveré con la criada, que en las, monjas no faltará quien me dé un trapo de caridad. Además que lo que hay es de mi padre, y eso no ha de quitarme”. Tan enojada estuve con mi madre, que creo le tuve en aquel instante aborresimiento. Acabado esto, llamóme mi madre para comer, que ya estaba sentada en la mesa. Yo no saliera si tantos gritos no me diera, porque no me viera la cara con los ojos y narices hinchadas de tanto llorar; con qué temor saldría, porque en viéndome desta calidad se hasía toda iras. Así susedió, que quiso darme con el salero de plata, disiendo me había de deshaser la cara; y lo hubiera hecho, según estaba de indignada, si mi abuelo y mi padre no la detuvieran. Yo, hecha una pena, porque lo que duró la mesa puesta se llevó en desirme afrentas, aunque mi abuelo y mi padre le desían: “Déjala, hija; no la aflijas, que es una palomita esta niña”. “No es sino una borrica, que la he de matar”. Viéndola mi padre desta calidad, se empesó a enfadar, disiendo que por darle a su mersé pesadumbre hasía conmigo aquellos estremos; que paresía me tenía aborresimiento, viendo que era yo la niña 7pluviera pluguiera- placieran, del verbo placer
4 7 _ ú r s u l a su á r e z
de sus ojos y todo su amor, que no habría cosa que más lo desterrase sino que me maltratasen. Mi madre se empesaba a enojar. “Vamos, hija, que si no tú lo has de pagar”, desía mi padre, y me llevaba a su cuarto, donde le hasía yo mis halagos, que sólo con él eran mis regalos; no por que mi madre no me amaba, que bien lo demostraba, como adelante se verá.
relación de las singulares misericordias que ha usado el señor con una religiosa , indigna esposa suya
* * *
4 9 _ Ăş r s u l a su ĂĄ r e z
eloĂsa
“ Por otra par te, siento al reconcentrar me íntimamente que no he perdido instr uyéndome, i que no he rebajado mi dignidad de mujer, ni torcido el carácter de mi sexo, No! La instr ucción, como muchos pretenden, no es la perdición de la mujer: es su salvación” .
* 1866-1950
MEMOR IA PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADa EN LA FACULTAD DE MEDICINA Y FARMACIA (Introducción, Universidad de Chile, Diciembre 1886)
introducción a memoria para optar al grado de licenciado en la facultad de medicina , universidad de chile
Vedado estaba a la mujer chilena franquear el umbral sagrado del augusto templo de las ciencias. La lei se oponía a ello cerrándole el paso que conducía a las aulas oficiales, en las diversas gradaciones de la enseñanza secundaria i superior. La preocupación social que alguien con epíteto rudo pero indudablemente justo, tildaría de añeja, se lo prohibía también amenazándola con el duro ceño de su solemne encono i hasta con el cruel dictado de una reprobación condenatoria. Sensible como mujer por estructura, tímida por consecuencia de su sensibilidad especial, acató ella inconsciente la prohibición injusta que se le imponía i temio traspasar la línea que se le señalara como límite a su actividad social i al desarrollo de su inteligencia. Como consecuencia de ese malhadado estado de cosas el complemento de su educación moral, fue por mucho tiempo una mezquina i superfieialísima instrucción. II
Pero los tiempos cambian. Los legisladores con ellos cambiaron también su modo de pensar i la lei se dicto en chile, reconociendo a la mujer un derecho que naturalmente posee: instruirse para instruir a sus hijos.
Se declaró que la mujer chilena podía ser admitida a la prueba de opción de grados. Una barrera estaba franqueada, quedaba aún otra que salvar que no era ménos penosa, menester era obtener el pase de la sociedad para que la niña pudiese salir del hogar i llegar, si no con satisfacción manifiesta suya, al menos sin su reprobación, al santuario de las letras i de las ciencias para volar a él sin que se la mirase a su vuelta con recelo i de reojo. III
Con sensata cordura i cariñosa solicitud mis padres aprovecharon la nueva disposición legal; en cuanto a la sociedad no temieron encontrarla, pues eran nobles los propósitos que alentaban al pensar en procurarme un caudal de conocimientos superior al que recibían el común de las de mi sexo. Cursé humanidades; fui la primera en mi país en graduarme de bachiller en filosofía i humanidades.
6 1 _el oís a dí a z
¿Murmuraron algunos, desaprobaron otros, aplaudieron pocos o muchos? No lo sé; solo sí siento profunda gratitud por la determinación que en mi favor tomaron mis padres.
introducción a memoria para optar al grado de licenciado en la facultad de medicina , universidad de chile
Por otra parte, siento al reconcentrarme íntimamente que no he perdido instruyéndome i que no he rebajado mi dignidad de mujer, ni torcido el carácter de mi sexo! No! La instrucción, como muchos pretenden, no es la perdición de la mujer: es su salvación. IV
Escusad, aun, honorables señores, que tras estos desusados párrafos que sirven de portada a mi Memoria de prueba, haya escrito las siguientes frases, que son como la íntima confesión de la primera mujer chilena que con levantado propósito haya osado llegar hasta este reciento donde se somete a prueba i se consagra al sacerdocio de la mas noble de las profesiones, porque ¿qué cosa hai mas noble i grande que aliviar a la humanidad doliente i salvar la vida del deudo querido? Tras mis estudios humanitarios decidíme por abrazar la carrera de la medicina. He cursado en medio de penosas i arduas tareas seis años de estudios médicos, seis años que, como puede comprenderse, debieron ser bien penosos por la naturaleza de los ramos que constituyen el estudio de la medicina. Al pretender obtener el título de médico-cirujano, he pensado maduramente acerca de la grave carga que echaba sobre mis débiles fuerzas de mujer; rudo es el
trabajo, lata la ciencia, difícil la misión… pero ¿es superior a la enerjia, a las dotes de observación i a la inteligencia de las de nuestro sexo? No lo sé, pero siento aquí en lo interior de mi ser que no me arrepiento hoi en el comienzo de mi juventud, de la jornada que emprendí cuando aún era niña tierna i que me prometo seguir en medio de los afanes i vicisitudes de la vida. ¿La sociedad criticará severamente o absolverá de todo cargo a la que osó trazar el camino porque han empezado a seguir su respectiva jornada otras de mi sexo? ¿La mirará esa sociedad, digo, de reojo i como sospechosa de carecer de los sentimientos delicados i especialísimos que caracterizan a la mujer i la hacen digna del noble rol que desempeña en la humanidad? Hai reacios que piensan que la mujer, haciéndose médico, pierde los rasgo de su carácter, para varonilizarse i abdicar así de las prerogativas de que goza en la sociabilidad Obtenida vuestra benévola aprobación, seguiré tranquila mi obra empezada dejando a los moralistas i filósofos discutir el problema que desfavorablemente para la mujer han resuelto ya los malhumorados pesimistas i otros. I al seguir mi obra empezada, bendeciré la hora en que la paternal solicitud de los autores de mis días coincibio: el proyecto de dedicarme a un jénero de vida en que el alivio de las dolencias humanas i la satisfacción de ejercer
6 3 _el oís a dí a z
el mas benemérito de los apostolados, retemplan la esquisita sensibilidad de la mujer que puede por medio de halagadora intuición, entrever las dulzuras de la práctica de la caridad en un grado heroico! Eloisa R. Diaz.
introducción a memoria para optar al grado de licenciado en la facultad de medicina , universidad de chile
S antiago , D iciembre de 1886. * * *
6 5 _el oís a dí a z
amanda
“El maestro, esencialmente, debe aspirar a ser ar tífice, despertador de fuerzas espirituales, u n t r a n s fo r m a d o r d e f u e r z a s en capacidades precisas de acción”.
* 1886-1975
una mujer enjuicia el tiempo (Discurso de incorporación a la academia de Ciencias Sociales en 197o.)
una mujer enjuicia el tiempo
Señoras y señores, amigos, y desde ahora cofrades en el Instituto de Chile, de antemano agradezco vuestra atención cordial de llegar aquí a escuchar una disertación que, sin duda, va a añadir poquísimo o nada a vuestra sabiduría. Gracias por vuestra benevolencia, gracias por el estímulo que me prestáis al haberme acogido entre vosotros. Repaso mi trayectoria sobre el tema que hoy nos preocupa: publiqué en el año 1914 y bajo el patrocinio de la Asociación de Educación Nacional Actividades Femeninas en los Estados Unidos; en 1934 y con los auspicios del matutino “La Nación”, cuyo gran orientador era por entonces Don Eliodoro Yáñez, mi libro ¿Adónde va la mujer?; en 1950, con el sello de la casa Editorial Zig-Zag, mi Feminismo contemporáneo. Las páginas que aquí os lea son un aditamento a una labor de más de 50 años, que ha rebosado desde los libros a las asociaciones femeninas y a una carrera pedagógica que también me he inclinado a servir con apasionada dedicación. Excusadme, pues, si, saliendo de las normas comunes de las disertaciones, os ofrezca solamente mi panorama, mi visión y mis conclusiones sobre el problema mujer y sociedad (incluyendo, desde luego, en ella, la sociedad conyugal).
Asistimos a la triunfal llegada del vencedor. ¿Había comenzado allí la carrera? No. venía desde muy lejos, de las nieblas espesas del pasado, sin otra huellas que el trazo de una línea en las piedras de las cavernas. Provenía de dos millones de siglos, cuando las piedras de un grupo humano se avecino al amparo de una fértil ladera o cerca de un manantial que no perdía nunca sus virtudes milagrosas. Provenía de tiempo y de tierras remotas. La antorcha encendida que los huracanes azotaban, corría el riesgo de extinguirse. La carrera, sin embargo, no se detuvo. Mucho eran los hombres, jóvenes y viejos que abrigaron en su pecho la casi imperceptible lámpara. Ha sido inextinguible. Millones de lunas, miles de años sol, sobrepasaron así, el horizonte de la frágil memoria humana. Es indescriptiblemente lento el tiempo que se mide por millones de siglos. Lento, largo, oscuro, tenebroso. Todavía no se aquietan las aguas ni se conforman los continentes. ¿Cómo fue que aparecieron? ¿Venidos de dónde, esos monstruos inmensos dotados de colmillos de dos o cuatro metros? ¿ en que catástrofes emergieron y murieron?
7 7 _a m a nda la ba r c a
La especie humana adquiere una una mujer enjuicia el tiempo
trascendencia cรณsmica que ha prolongado infinitamente su pensar gracias a la escritura
Como si en un época ignota hubieran existido unas especies, unas razas distintas a poblar de gigantes el haz de la tierra. Y ¿Cómo fue que esos seres huyeron de las cavernas o fueron a buscar refugio en ellas y murieron sin dejarnos mas que unos esqueletos descabalados, testigos de su existencia y su desaparición? ¿Cómo, porque y cuando apareció el hombre, animal pequeño y sin las formidables armas que constituían los cuernos puntiagudos y enmarañados de los renos o las fuerzas hércules de los sansones zoológicos? ¿Cuándo el mono dejo de usar un simio y encontró su camino para transformarse en hombre? Pequeño en comparación de los gigantes de los pantanos y de las selvas, sobrevivió a los diluvios, a las edades glaciares, a los terremotos y al hambre de tanta bestia carnicera. Dejó de ser mono, paso a vivir con sobresaltos, entre una historia que todavía no había forjado y una mitología naciente en que se confundía la verdad con la fantasía. Es posible que sea éste igualmente el tiempo en que florezca la imaginación, cuando el hombre busca tímidamente en las cavernas la piedra en que estampar la impresión que sobre unos cerebros nacientes graban los sucesos desarrollados a su alrededor. Ahora comienza además a balbucear frases, o hablar, oír y repetir. Se acera la poesía. […] El hombre se siente solo. Y no esta bien que este solo, como lo afirmará siglos adelante el magno profeta Moises. No esta lejano el ladrillo que escribe, el papiro y la invención de los jeroglifos. La especie humana adquiere una trascendencia cósmica que ha prolongado infinitamente su pensar gracias
7 9 _a m a nda la ba r c a
a la escritura. Es como su hubiera nacido con cerebros nuevos. Llegará en verdad el momento en que todos, hombres y mujeres, niños y ancianos necesitarán amparo, protección contra toda clase de enemigos. Mujeres y hombres empezaron a frecuentar sitios que les parecían los mas propicios para intentar comunicarse con los dioses, las mujeres hallaron fácil el camino hacia Venus, descendiente de la griega afrodita, y de Vesta que da paso a los Vestales. Estas se consideraban descendientes directas de Hestia, diosa del hogar. Si Hestia presidía las brasas del fuego sagrado la Vestal lo mantenía vivo. Su culto llegó, a siglos andando, a todos los hogares que levantaron altar junto al de los lares y penates protectores. Y cuando la población de acrecentaba era la mujer la que sobraba… Algunos pueblos las mataban al momento de nacer. En la caverna en donde su tarea era resguardar el fuego, posiblemente eran ellas las que entretenían sus momento de soledad adelantándose a grabar en la piedra sus novedades. Sería muy aventurado suponer que representaran a los que podían hechizar delineando su figura, rito que todavía es frecuente entre algunos pueblos primitivos contemporáneos.
una mujer enjuicia el tiempo
II
¿Cuántos siglos transcurrieron sobre el pastor nómade, sobre el guerrero feroz, sobre el taumaturgo y la pitonisa? Mas y mas fueron separándose y diferenciándose las funciones ejercidos por hombre y mujer. Mientras la fuerza rubricó la costumbre, ésta se torno ley. Las sendas de la perfección quedaron sembradas de leyes inoperantes, porque la costumbre
necesita para sobrevivir estar arraigada en experiencia y prejuicios de siglos, mucho mas fuertes que todas las leyes. Las religiones de Europa occidental reafirmaron las obligaciones diversas de los componentes de la familia humana: “Compañera te doy y no sierva” ¿Por qué esta adopción? Con claridad se subentiende que asignaban oficios distintos a cada uno. Oficio, función, tratamiento y rango, luego aparecen diversificados. Duros, impíos, sin consideración para los débiles entre los que se contaban las mujeres.Y por el contrario, con mansedumbre, en los tiempos del matriarcado que marca el paso de la condición nómade a la sedentaria. Aprendió a escribir el homo sapiens, con lo que prolongó infinitamente su memoria. Aprendió a vaticinar la marcha de los astros, luego a predecir las estaciones, las de la siembra, como las de la cosecha. Ama de un hogar estable, no pudo la mujer alejarse mucho ni del campo de cultivo ni del fuego, ni de la atención de su camada. La casta sacerdotal en muchas religiones la dejó fuera de los templos. Todavía vagan con rumbos ignotos hijos de la familia humana, algunas de las cuales ya han encontrado la manera de vivir en paz, de cantar, de soñar y filosofar. Hubo un tiempo de legisladores que conocieron la necesidad no solamente del amparo de los dioses, sino también de un entendimiento entre los mismos humanos.
8 1 _a m a nda la ba r c a
Solón, Licurgo, y mucho mas tarde Platón, y algunos sofistas principiaron admitir mujeres entre sus discípulos, mujeres con otros signos además de la sumisión y de la obediencia, mujeres rotuladas, ya de excepcionales, seres en que se da mas que una variación, tal vez, una mutación: en China, TEAO; en india, RAMA; ASPASIA en la Atenas de Pericles. Y no dejamos de traer el recuerdo de cleopatra que pudo exclamar: Nada de lo que es femeneidad me es ajena: amante, princesa, reina, esclava, suicida. […]
una mujer enjuicia el tiempo
Durante el renacimiento se encendieron para la mujer candelas llenas de esperanzas. En Italia y en España llegaron a ocupar con extraordinario lucimiento, incluso cátedras universitarias. Sus contemporáneos de los siglos XVI y XVII repitieron los nombres de Beatriz de Galindo y de Vittoria Collona, con admiración y respeto merecidos. Hay una novela de Ingred Undset (premio nobel), titulada Los hijos de Levran en que la autora pinta con extraordinaria maestría la clase de servidumbre en que estaba arrojadas las mujeres bajo la férula del señor feudal. Todo giraba alrededor de este. Su esposa y sus hijas tenían que fabricarle con sus manos el abrigo y toda su vestimenta desde los gorros de piel hasta la suela de las botas, vivían y morían estas mujeres para servir a su padres, esposo o señor. La estructura patriarcal del hogar victoriano es ahora la que se derrumba. En lo que esta sucediendo hoy; se derrumba bajo los infinitos golpes que ha recibido de unos y de otros durante todo el siglo diecinueve. Repetimos: el hogar victoriano con su jerarquía y disciplina esta
desapareciendo del panorama de la cultura occidental. Lo deploramos a sabiendas que no resucitará. La historia no es reversible. Es inútil y estéril añorar el pasado. III
Con perdón de mis oyentes y amigos, me permitiré ahora enunciar sumariamente mi proposición: para conocer y alterar la condición de la mujer han influido en el pasado transformaciones sociales y económicas de gran envergadura, muy semejantes a las que hoy vivimos. Los cambios socioeconómicos y tecnológicos son los que le deparan el substratum, la base de las transformaciones en la condición femenina. Tanto hombre como mujer no actúan solos. Están inmersos en un conjunto social compuesto de infinitos círculos concéntricos que van desde la familia bipersonal hasta la humanidad. Y tal como para examinar la situación del varón hay que detenerse en la clase de actividad que se le exige, asimismo el recto análisis de la condición femenina no puede separarse de ese núcleo formidable que es la familia, entendiendo por esta a la que permite la convivencia de varón, mujer e hijo. Extraer a la niña o a la cónyuge de este conglomerado, estudiándolas como si tuvieran existencia aislada, es principiar por reducir el horizonte del problema, pecado en que han caído más de un sociólogo y muchísimas feministas.
8 3 _a m a nda la ba r c a
una mujer enjuicia el tiempo
Hoy la joven que, al apartarse del hogar paterno, imagina que se le ofrecerán campos de actividades nuevas, y fructíferas, se enfrenta todavía a injusticias y discriminaciones estampadas en códigos añosos y en cerebros en parte anquilosados. Se da cuenta de que toda equiparación no se ha logrado y que existen aún bajo capa de las mejores intenciones, prejuicios de fondo duros como el granito. La mayoría de estos prejuicios sobre los cuales giran los conceptos de superioridad e inferioridad se hallan incrustados en la médula misma del existir cotidiano. El recuerdo soterrado y a la vez inexpresado por muchos siglos no se elimina con discusiones retóricas: tiene que intervenir la experiencia en la vida de la pareja humana. No sin dolor, aprendemos que ni somos independientes, ni somos iguales. Añadamos ahora el hecho de que no alcanzamos la serenidad, y por ende, la dicha, sino en la concordia, en la comprensión, en el entendimiento y en el respeto mutuo. Entretanto se han alterado, en la vuelta de cada minuto, las tareas que se le exigían a la mujer puertas adentro. Y se ha visto cómo la máquina invade hasta la cocina y al repostero, empobreciendo cada día mas el quehacer femenino. Pero, dentro de la casa ¿no cohabita también el hombre? Y él ¿no ha visto transformarse profundamente su papel? Compárese su trabajo de hoy con la organización de este en los castillos de los señores de horca y cuchillo o en los talleres de los artesanos. Compárenselos con las tareas esencialmente burocráticas, individualistas y sedentarias que ejercitan vastos sectores de los niveles altos y medios de la sociedad actual. ¿Que necesidad tiene hoy el joven de las virtudes que se consideraban esenciales de un buen
caballero de la Edad Media? Lealtad hacia el señor, maestría en el empleo de armas, destreza en el manejo del caballo, fortaleza en las privaciones de la guerra, ¿de qué le servirían hoy? Si él pudiese mirar desde esta fecha del siglo XIX hacia el pasado, diría que comparado con sus hijos, todos nuestros jóvenes parecen afeminados. ¿Hasta qué límites alcanzará esta tendencia, teniendo en cuenta que a búsqueda de la igualdad ha inducido a una porción de la juventud femenina actual a salir de sus moldes consuetudinarios y adoptar una moral, una vestimenta y un trato de hombre? Más esto hay que analizarlo también con la lupa de otras influencias; Para la generación joven e incluyo en ella a las muchachas hasta de treinta años, no constituye novedad alguna el papel que hoy desempeñan. Encontraron en gran parte abiertas las aulas, expedito el camino, desbrozados los senderos de nuevas actividades. Cuando sus días se deslizan al amparo de la legalidad de un siglo atrás, pudiera afirmarse que los obstáculos contra los cuales quebraron lanzas sus abuelas fueran ya leños apolillados y roídos por los años. Sin embargo, sobre ellos se apoyan muchísimas sentencias judiciales de hoy. Circunstancias entre las que hay que anotar las dos guerras mundiales que, con su cortejo de dolores, de esclavitud y de crueldad, se interponen entre 1914 y nuestros días. El derecho al sufragio en igualdad de condiciones con el hombre se
8 5 _a m a nda la ba r c a
El universo fue hasta hace poco posesión una mujer enjuicia el tiempo
exclusiva del varón.
Lo que acontecía más
allá del diálogo familiar era tema de el
consiguió en la mayoría de las naciones occidentales. Sin embargo, persisten reductos hasta ahora inexpugnables. […] IV El universo fue hasta hace poco posesión exclusiva del varón. Sobre lo que acontecía más allá del diálogo familiar era tema del hombre, de sus peñas, de sus amigos, de los coloquios de los periodistas y los lengualarga. La mujer poco o nada tenía que hacer en su factura ni en su manejo. Para abatir esa barrera, ellas principiaron a escribir folletos y libros, convocaron a las jóvenes a mítines y formaron instituciones. Llevaron el alegato de su causa a los congresos internacionales y a los autóctonos, ignoraban que el rodar el mundo las estaba ayudando. Era el tiempo en que comenzaban los implacables combates del proletariado y del capitalismo. Ninguno tenía conciencia clara de sus efectos sobre la estructura centenaria del hogar. Ninguno luchaba por destruirlo. Sin embargo, podemos señalar al industrialismo como el más agudo enemigo del hogar patriarcal. Ahora, no habría fuerzas suficientemente poderosas para reconstruirlo. Es que su quiebra es una parte de la crisis social en que hoy nos debatimos. Variados acontecimientos la refuerzan: 1 . La rapidez, abundancia y diseminación de los actuales medios de comunicación por medio de la prensa, de la radio y la televisión;
8 7 _a m a nda la ba r c a
2. La popularidad del transistor; 3. El uso cada vez más creciente de los medicamentos
anticonceptuales (de los que ninguno ha sido producto del ingenio femenino); 4. Los maravillosos inventos y las conquistas inimaginadas de la técnica y la ciencia moderna; los descubrimientos del cosmos, todo se une para cambiar el eje de la vida del género humano. La prensa se adueña al instante del suceso que acaba de conmover un barrio de Indochina por ejemplo, o de la casa Real de Dinamarca, y lo comunica a medio mundo. Buen número de suscriptores de “El mercurio” de Santiago de Chile esperan ansiosos los informes de hasta los más lejanos y distintos ministerios de Hacienda o de Relaciones Exteriores, para saber si llevan miras de bajar o de subir las acciones de los minerales, de los productos agropecuarios y de las materias primas. Prensa, radio y televisión se combinan para informar al minuto, tanto al letrado como al ignorante.
una mujer enjuicia el tiempo
El hogar que recibe esos impactos no puede dejar de atenderlos. Cualquiera se transforma en verdad, en un altavoz del mundo. Y no sólo del mundo-tierra. Lo es también del cosmos. […] Añadamos aquí la obra de los Consejos, Sociedades y Asociaciones femeninas que buscaron en la unión la victoria de sus esfuerzos pro-mejoramiento integral de su condición de ser humano. Cuando fueron escuchadas en las solemnes asambleas de las Naciones Unidas, pudieron entonar un Hosanna. Habían trabajado cerca de un siglo sin desmayo.
La comisión del Status de la Mujer, creada dentro del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas; después la Comisión Interamericana estructurada en la Organización de los Estados Americanos, la apoyaron con denuedo. Había tras las primeras filas de las comisiones millones de muchachas que ya sabían de qué hablaban y lo que justicieramente exigían. Culminaron estos esfuerzos con la Declaración de los derechos de la Mujer y la abolición de toda discriminación que afecte su calidad de ser humano. ¿Han triunfado? Todavía no; su victoria será completa cuando cada una oiga las voces de su íntima misión y pueda cumplirla, sin que se lo impida ni el sexo con que ha venido al mundo, ni su raza, ni su color, ni su capacidad económica. V En síntesis: desde que tenemos noticias, la pareja humana es quien ha prolongado la especie. Hombre y mujer, solitarios al comienzo de los siglos, pudieron engendrar monstruos. Que nosotros sepamos, inseparablemente unidos, aprendieron a engendrar y criar hijos normales, sin ayuda de ningún Proteo, de ningún Cíclope, ni hipogrifos, ni sirenas. De acuerdo a la forma de vida que les imprimía el medio, macho y hembra, hicieron frente a toda clase de enemigos. La función y la importancia de la mujer varió, pero siempre fue complementaria a la del varón. De otro modo no habrían sobrevivido. ¡Iguales, imposible! diferentes, complementarios, equivalentes, eso son. Además tan responsables el uno como el otro de la suerte de la especie. 8 9 _a m a nda la ba r c a
una mujer enjuicia el tiempo
Llegamos, así, a nuestra última proposición: Carece de suficiente base biológica e histórica la hipótesis de superioridad o de inferioridad aplicables al hombre o la mujer. Su función ante la especie, ante la supervivencia de esta, ante la capacidad de progreso y de evolución, no disminuye ni se agranda en sus manos. Lo que la historia nos enseña es que en todas las edades, sean la de los siglos cavernarios como en estos contemporáneos que sufrimos y gozamos, han aparecido mujeres altamente dotadas, calificadas de tan valiosas como sus compañeros. Son egregias, son señeras, pero no han sido capaces -como tampoco el hombre- de crear una nueva variación en el género homo sapiens. Ogaño, dos escritoras talentosas, vivientes en hemisferios distintos, han publicado sendos libros exponentes del concepto contemporáneo sobre la mujer. El segundo sexo, de la francesa Simone de Beauvoir y Mística de la Femineidad, de la norteamericana Betty Friedan. Son dignos de meditarse la similitud de argumentos y el paralelismo de sus conclusiones. Ambas postulan que el hombre y la mujer modernos, conscientes de sus desigualdades y a la vez de su equivalencia ante la especie, atraviesan ahora la etapa de la búsqueda de la felicidad en la concordia. Han luchado durante siglos, porque partían de actitudes falsas, porque ni el uno ni el otro habían aprendido todavía la lección de su idéntico devenir y de su calidad de seres distintos, complementarios y equivalentes. El mensaje que la humanidad nos indica hoy no es el de la guerra entre los mortales, es el de la paz nacida en la comprensión de la diferencia y del amor que el hombre o la mujer
necesitan recibir de su compañero en esta ruta inmortal. Conocimiento, concordia, amor es lo que tenemos que enseñar. Sobre todo a la generación joven. Pero ¿cómo enseñar si nosotras mismas -las mujeresestamos bajo el peso de una supuesta inferioridad? A muchas les angustia la ausencia de plenitud en sus vidas. Es que generalmente no halla expresión la porción más valiosa de sus espíritus; el deseo de saber y comprender, la búsqueda de la bondad y la sabiduría. Se supone de elegante ocurrencia colocar el tema del destino de la mujer de ogaño tratándola como dueña de una tarea ociosa, individual, intransferible. ¿Disminuiría el mapa del progreso social si se borrara esa obra? ¿Se empequeñecería el carácter, la colaboración de la presencia femenina? Es que alguien lo preconiza. Sí, la mujer cuyo ideal es parecer hombre y luchar por conseguirlo. Tales hembras pierden con ello una valorización ante la especia y ante la historia. Se produciría un fenómeno semejante al que desvalorizaban los Césares. La mujer que desoye esa silenciosa admonición: Acuérdate de que eres mujer, ha perdido su sendero. Su tarea no es esa, es la de crear: la de albergar la vida y cuidarla hasta que el esclavo se convierta en hombre y sea capaz de crear una nueva vida. Volved a vuestro plácido rincón hogareño, repiten los conservadores y tradicionalistas. El hogar de hoy, señores, no es el que conocisteis en vuestra juventud. En el actual, la
9 1 _a m a nda la ba r c a
mujer siente que es su derecho el de escribir en el cuaderno de su vida el poema propio, el que traduzca sus aspiraciones, el que pueda elevarla, si lo desea, hasta la conquista del cosmos. “El único fin de la existencia humana no es el de lograr el cielo ni el de hundirse en el infierno, es el de expresar la humanidad que llevamos en nosotros hasta la mayor perfección que nos sea dable alcanzar” (Fichte)
una mujer enjuicia el tiempo
* * *
9 3 _a m a nda la ba r c a
elena
“He sido c onde nada e n con for midad a la le y, pe r o a una le y dic t ada por hombre s , i nt e r pret ada por hom bre s y aplicada por hombre s e n be ne f ic io de los hombre s y e n cont ra de l a s muje re s � .
* 1903-2003
Defender per sonalmente la causa (Documento de apelación presentado por Elena en 1949,cuando se cancela su inscripción en los registros electorales, 1949).
Señor Conservador de Bienes Raíces, Elena Caffarena de Jiles, abogado. Domiciliada en calle Huérfanos 1001, Oficina 321, al Conservador de Bienes Raíces para ante el H. Tribunal de Elecciones, respetuosamente expone:
defender personalmente la causa
Como consta de la publicación aparecida en el diario oficial del día 12 del mes en curso, ha sido cancelada mi inscripción electoral en virtud de las facultades transitorias y excepcionales que la ley Nº 8987 concedió al Conservador del Registro Electoral, resolución que de ser mantenida me dejaría en situación de sub-individuo o de apatriada. Por dolorosa coincidencia para mi, la resolución que me priva de mis derechos ciudadanos ocurre a tres días de la promulgación de la ley de voto femenino a cuya obtención dediqué esfuerzo y sacrificio durante casi veinte años. En el acto —que tuvo lugar en el Teatro Municipal— con motivo de la promulgación de dicha ley, no obstante mi ausencia voluntaria y de haber puntualizado enérgicamente dentro de la Federación de lnstituciones Femeninas mis discrepancias con su directiva, discrepancias que me movieron a presentar mi renuncia al cargo de Vice-Presidenta para el que había
sido elegida por 114 votos en un total de 118 delegadas, no pudo dejarse de mencionar mi nombre entre las personas que habían contribuido de manera destacada en la conquista del sufragio para la mujer. He luchado por el voto para la mujer, no porque sea una feminista autrance, ni porque crea que las mujeres son mejores que los hombres o que el voto femenino sea en si panacea para solucionar los problemas nacionales, sino simplemente por convicción democrática. Creo en el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Pienso que todos los habitantes de un país, cualquiera sea su color o su raza, su cultura y su sexo, su credo político o religioso, tienen derecho a influir en los destinos de su patria. Para una persona que ha tenido una larga actuación cívica, sin obtener jamás un beneficio personal, ni monetario, ni honorífico: para quién se ha preocupado, con sacrificio de sus propios intereses, de la solución de los problemas nacionales,
1 0 5 _ el en a c a f f a r e na
defender personalmente la causa
Cualquiera sea su color o su raza, su cultura y su sexo, su credo polĂtico o religioso, tienen derec
para quién se ha esforzado, dentro de sus posibilidades, de perfeccionar el régimen democrático, ampliándolo en sus bases electorales y aspirando a extenderlo de lo político a lo económico y social, no cabe duda que la aplicación de la pena de privación de los derechos ciudadanos —la que dentro del régimen de nuestro código penal, o sea, la ley penal fundamental, se señala exclusivamente como anexa a la pena del crimen— constituye más que un baldón o un estigma, el fracaso de sus ideales y de su vida toda. No obstante, por esta misma convicción democrática, no podría encarar este problema sólo como una cuestión personal. En el fondo, una cancelación electoral más o menos no tiene importancia. Y estoy cierta que este H. Tribunal no ha dejado de considerar el problema en su aspecto político general y que en la resolución de los distintos casos se partirá de un concepto general que el Tribunal previamente se ha formado del estudio de la ley en su texto y en sus relaciones con la constitución política, con los principios jurídicos fundamentales, con las normas compatibles con el grado de civilización que ha alcanzado la humanidad y sus consecuencias en la vida normal del país. Si en estos juicios se permitiera el alegato oral podría hacerse un sucinto paso de la historia de las persecuciones ideológicas, religiosas y raciales y hasta podría probarse cómo todas han sido de una cruel utilidad y perjudiciales para los intereses del país o del régimen que las llevó a cabo. Podría citarse el caso de los hugonotes en Francia, de los católicos en Inglaterra, de los liberales el la Alemania imperial, de los judíos en el régimen nazi.
1 0 7 _ el en a c a f f a r e na
Me detendré, pidiéndole excusas al tribunal, en este último caso. Hitler, persiguiendo a los judíos, no sólo los privó de su ciudadanía, si no también de su nacionalidad. Hombres y mujeres eminentes de raza judía se desparramaron por el mundo con el timbre rojo de APATRIADAS. A los Estados Unidos le toco la suerte de recibir a Einstein y a un grupo de matemáticos que colaboraron en la fabricación de la bomba atómica, la misma bomba que iba a dar el golpe de muerte al régimen que los había expulsado del suelo patrio. Cito este caso, no sólo porque es el más reciente y no se necesita recurrir a textos, sino porque en él se puede sacar una lección. Porque ésta persecución que ahora presenciamos en Chile y que nos viene de afuera, que nos trae el cable, la revista, el libro, la radio, el cine; y que no es sólo anticomunista, sino que esencialmente anti-obrera y anti-liberal, en el sentido noble de la palabra, puede constituir en si, la bomba que ha de destruir el régimen económico actual.
defender personalmente la causa
Peligroso es privar a la clase asalariada de sus instrumentos legales (sindicato, huelga) para obtener el mejoramiento de la situación económica o de trabajo, y peligrosísimo también es desprestigiar y destruir los principios básicos de la democracia en lo político. Difícil me parece encontrar una persona que haya meditado con sinceridad y buena fe sobre los problemas sociales, que crea que el actual régimen asegura el bienestar de la mayoría. Este régimen que constituyó un notable avance frente al sistema feudal, al cual reemplazó, y que en su juventud entonó el glorioso: Libertad, Igualdad y Fraternidad, ha entrado en un periodo de decadencia y
decrepitud. Millones de niñas hoy mueren de desnutrición y de abandono; millones de hombres y mujeres viven en las tinieblas del analfabetismo; muchos no tienen trabajo; otros tantos no pueden conservar su salud por falta de recursos; periódicamente se desencadenan guerras por el choque de los intereses imperialistas y crisis económicas; se observa relajación moral en todas las capas sociales y hay problemas morales y materiales, como por ejemplo, el de la prostitución, el del alcoholismo, el de la inflación que no tiene ni puede tener solución dentro de este régimen. Pero mucha de esa gente de buena voluntad que no puede estar conforme con el régimen actual, piensa también que conviene soportarlo a cambio de la libertad política. Pero, si se hace tabla rosa de ella, si con el pretexto de defender la democracia, se la viola y se la mancilla, muchos tendrán que pensar que entre tener libertades políticas para mantener un régimen decadente e injusto, y no tenerla para dar un paso adelante, para ensayar un algo mejor, la elección no es difícil. No pertenezco ni he pertenecido nunca al partido comunista y, a pesar de las sanciones de la ley 8987, declaro enfáticamente que las reflexiones contenidas en el párrafo anterior me las he hecho muchas veces, y que si no me pasaran los años y no estuviera con mi salud seriamente quebrantada, ya habría tomado una decisión. La constitución política del estado asegura la libertad de conciencia y concede al individuo el derecho a no ser
1 0 9 _ el en a c a f f a r e na
interrogado sobre sus ideas políticas, religiosas o sociales y menos aún por sus procesos mentales. Si he dejado aquí estampada mi reacción frente al atropello sistemático de los principios democráticos, principios que desde hace siglos creíamos incorporados al acervo de la humanidad, es con el propósito de hacer que el Tribunal pese su responsabilidad frente a las consecuencias que en la actitud de millares de individuos tiene que producir esta ola de persecuciones. Si es importante que la gente no pierda su fe en la democracia política, más importante aún es que no pierdan su confianza en los tribunales, porque cuando el pueblo se convence que no puede esperar justicia y protección en el mecanismo legal busca otros medios, casi siempre crueles y dolorosos. De conformidad con la ley Nº8987 V.SS. deben fallar esta reclamación en conciencia. Como lo dijo la Exma. Corte de Justicia, en un fallo que reproducen casi todos los tratadistas: “En manera alguna la ley ha querido entregar la apreciación de la prueba en conciencia, dejarlas al azar, al capricho y a la arbitrariedad”.
defender personalmente la causa
( rev . de D erecho , tomo xxx , segunda parte
sección
1, pág , 501)
Y yo me pregunto; ¿Qué antecedentes existen en autos para que el tribunal se forme ese juicio? Estos antecedentes no existen, y lo que es peor, es imposible obtenerlos. Hay un hermetismo absoluto y total sobre los antecedentes que se han tenido en vista para cancelar las suscripciones. Cabe preguntarse: ¿estamos en Chile en el año 1949 o estamos en un Venecia en los tiempos
del DUX o nos encontraremos frente a un proceso de la inquisición de los tiempos de Felipe II?. Consta del documento, copia autorizada de otros que he hecho protocolizar, que he hecho los mayores esfuerzos para conocer cual es la presunción legal que específicamente me afecta a los antecedentes del hecho que han determinado la cancelación de mi inscripción. Solicité en primer lugar al ministerio del interior que indicara los cargos que obraban en su poder. Mi solicitud me fue devuelta con la siguiente providencia: “Vuelva la interesada haciéndole presente que en conformidad con lo establecido en el artículo segundo transitorio de la ley de defensa de la democracia, corresponde al director del registro electoral cancelar las inscripciones en el registro electoral y en consecuencia ante él debe recurrirse para obtener las certificaciones que se piden”. Firma don Héctor Grez, Subsecretario. Me presenté entonces al señor director del registro electoral, quien certificando expresa que mi cancelación se hizo: “en razón de haberse incluido mi nombre en las nóminas respectivas del Ministerio del Interior”. Estas dos certificaciones contradictorias y en las que dos altas autoridades o han pretendido burlarse de una persona o descargarse mutuamente la responsabilidad, son a mi juicio lapidarias y servirán cuando pase el momento de ofuscación, para
1 1 1 _ el en a c a f f a r e na
La forma irresponsable, defender personalmente la causa
irrespetuosa, atrabiliaria y abusiva con que se ha procedido
juzgar la forma irresponsable, irrespetuosa, atrabiliaria y abusiva con que se ha procedido al hacer las cancelaciones electorales. Ni el Ministerio del Interior, ni en Investigaciones ni en oficina alguna confidencial o de soplonaje, pueden existir antecedentes de actividades político-partidistas que jamás he realizado. Solo excepcionalmente y por considerar que dentro de nuestro sistema de gobierno de tipo presidencial, la calidad personal del Presidente de la República atribuye sustancialmente en los destinos del país, en que he participado en dos campañas presidenciales. Dediqué esfuerzos extraordinarios durante la campaña electoral de don Pedro Aguirre Cerda, desempeñando el cargo de secretaria de organización del cargo de secretaria de Organización del Comité Nacional Femenino. No participé en la campaña de don Juan Antonio Ríos por que no tenía fe – después he probado mi error – en sus convicciones. Trabajé por último, en la campaña electoral de don Gabriel González Videla. Como delegada observadora de la Federación de Instituciones Femeninas, participé en la convención que lo proclamó candidato y fui nombrada miembro de la comisión redactora del programa de gobierno. Fui además, primera Vice-Presidenta del Comité Nacional Femenino y ayudante en la recaudación de fondos. ¿Merezco por estos actos políticos la pena de privación de mis derechos cívicos?.
1 1 3 _ el en a c a f f a r e na
Con la sinceridad que he querido volcar en este documento, que no es de una abogado que trata de ganar el caso a toda costa, sino de una mujer dolida y herida al ver cómo se están desprestigiando los principios democráticos y llevando al país a situaciones de violencia, declaro que muchas veces me he hecho el examen de conciencia y he reconocido que merezco un castigo por haber contribuido o la elección de don Gabriel González Videla. Pero como tengo la atenuante de que no me era dable interpretar intenciones, ni podía suponer que el programa que le había visto y oído jurar, no seria cumplido, estimo que la pena anexa a la de crimen que se me ha impuesto es exagerada. En todo caso, de los autos no resulta cargo alguno en mi contra.
defender personalmente la causa
Yo no podría al H. Tribunal hacerle la injuria de suponer que para él constituye mérito bastante el que figure en una lista del Ministerio del Interior: porque el H. Tribunal no es ni puede ser un simple buzón de denuncias. Este Tribunal no tendría razón de ser si se limitara a aceptar lo que el Ministerio o una oficina administrativa le indica, sin especificarse los hechos en los que se funda el juicio de ese Ministerio u oficina. Si tal hubiera sido el espíritu legislador, habría entregado la facultad de cancelar al mismo Ministerio, sin recurrir o un Tribunal que no tendría más objeto que dar uno apariencia de Justicia. Ignoro si el Tribunal tendrá los medios para exigir los antecedentes de hecho que han determinado mi inclusión en la lista del Ministerio, si es que es cierto lo que afirma el SEÑOR ZAÑARTU, pero en todo caso resultaría verdaderamente inicuo que la parte interesada no pudiera defenderse para tacharlos si son falsos o para interpretarlos debidamente, si han sido tergiversados.
Termino confirmando categóricamente que no pertenezco ni he pertenecido nunca al partido comunista y que no me afecta ninguna de las presunciones previstas en el artículo 3 transitorio de la ley nº 8987 y ni siquiera ninguna de las que además ha inventado el conservador del Registro Electoral en la resolución que encabeza la nomina de los cancelados. POR TANTO, Dígnese el señor Conservador de Bienes Raíces tener por interpuesta la presente reclamación para ante el H. Tribunal Calificador, a fin de que este Tribunal lo acoja y ordene restablecer mi inscripción que se encuentra en la sección 5 de la Séptima Comuna Maestranza, Nº130. Santiago de Chile, Enero de 1949. * * *
1 1 5 _ el en a c a f f a r e na
stella
“No hay poesia de mujeres y poesia de hombres; tampoco hay poesia de travestis ni poesia de homosexuales ni de lesbianas. Hay una poesia. Si e l s e r h u m a n o s e q u i e r e m a n i fe s t a r poéticamente, que se manifieste y en buena hora”.
* 1926-2006
Tiempo, medida imaginar ia (Prólogo personal para homónima publicación, Ediciones grupo fuego, año 1959).
La luz es cosmopolita, dijo mi proveedor. Y vertió su vino sobre mi falda azul. Pero era tarde, como suele ser cada vez que alguien trata de comprobar su pensamiento. Así fue cómo mi falda quedó siempre azul, de un tono mayor apagado. —Es usted inquebrantable, amigo mío. Vea cómo danzan esos cuatro tigres sin ninguna rebeldía sobre la alfombra del salón. —¿Quisiera usted dejar de dominarlos? Si dominara usted sus impulsos, si desistiera de demostrar la existencia universal de la luz, su sombra, dejaría de vagar alrededor de mí y, quizás, si me pareciera bello contemplarlo desde el fondo de mis ojos.
tiempo , medida imaginaria prólogo
—Haga usted el favor, alcánceme mis cigarrillos y deme otro topacio para saborear la médula de ese poeta recién muerto. —No sé por qué no encuentro nada gustoso este extracto de médula de poeta, consagratorio... y consagrado. —La culpa es suya, querida Carot. Siempre quiere saborear extrañas combinaciones. —No puedo negar que me ha hecho usted un honor al nombrarme su proveedor principal. A pesar de que siempre me he distinguido por cumplir con verdadera
eficiencia sus deseos, la verdad esque jamás usted ha quedado satisfecha. —Amigo mío, señor proveedor, podría influir en el ánimo de esos cuatro tigres para que abandonen la sala. Desde que abandoné la costa para venir a vivir entre sociedades secretas, no me siento bien, siento hasta pequeñas palpitaciones. Tal vez deberíamos dejar esta velada para otra ocasión. —Escuche, usted. Me parece que ahora es imposible, si no me equivoco, llaman a la puerta. —¿Quién es? —iOh! Prodigioso. ¿Cómo es que ha resuelto entrar en mi casa, señor merodeador nocturno? Me había acostumbrado a presentirlo. Cuando el sueño, a veces, me apremiaba y cambiaba de traje para dormir, creía presentirlo. Creía sentir sus uñas rasgueando la celosía. Dispuesta a encontrar su figura de fosforescencia verde clara, no encontraba nada más que sus dientes castañeteando en la ventana.
1 2 9 _s t el l a dí a z v a r í n
ccc Inofensiva arma infantil, un lanza piedras.
que ha resuelto Ara queaha resuelto en entrar
tiempo , medida imaginaria prรณlogo
en mi casa, en nomi habrรก ad necesidad casa,necesid no habrรก
—Vea. Aquí tengo un regalo para usted. Esta pequeña y aparentemente inofensiva arma infantil, un lanza piedras. Ahora que ha resuelto entrar en mi casa, no habrá necesidad de hacer uso de ella. —Pero, ¿qué ha hecho usted de su ojo adicional? ¿No tenía usted un tercer ojo de emergencia? —No me interesan las manos superpuestas. Nunca olvidaré el agravio que me causa con su descuido. —Además, no ha llegado usted solo. ¿Se acompaña de jóvenes doncellas para impresionar? —¿Toma usted del jardín de cualquier casa una joven sentada entre los alhelíes y la lleva a casa de sus conocidos? ¿Es ésta una actitud irreprochable? —Me ha desilusionado usted. Tenga la bondad de retirarse. —No. —No se lleve a su joven acompañante, ella será testigo... —Señor proveedor, haga salir de la habitación a esos cuatro tigres. Señorita, ponga en esa copa este trozo de topacio. Me parece marchito y ha perdido su sabor original. Ahora los fabricantes de pastillas han perdido su maestría igual que los antiguos fabricantes de bolitas de vidrio...
1 3 1 _s t el l a dí a z v a r í n
—¿Recuerda usted cuando el arcoiris se encerraba en un vidrio transparente y girando jugaba a que era agua redonda? Pues ahora, nadie quiere saber nada con el arcoiris; vive en la tiniebla más absoluta, pasará mucho tiempo antes que alguien pueda desagraviarlo. Se ha sometido al exilio más doloroso; y es porque a nadie le interesa el color de la luz. De la misma manera, el agua miel y el topacio han desplazado al verdadero extracto de médula de poeta. Ya parece imposible vivir entre tantos falsificadores.
tiempo , medida imaginaria prólogo
—Desgraciadamente el don de la palabra, es ahora atributo de gentes menores. Reclame usted y la expulsarán de las sociedades secretas más irresponsables... —Mi querida Carot, si continúa comprometiéndome con sus inconformismos, no proveeré a usted de nada. No tendrá más tigres bailarines, ni topacios aunque desabridos. Me negaré a proveerla. Será expulsada violentamente de las sociedades secretas -“entidades respetables”- se apartarán de su ventana los merodeadores nocturnos; yo me encargaré que así suceda. Conocerá mi verdadero poder. Me ha humillado demasiado. Nadie quiere saber, por último, si carece de ombligo; para eso se inventaron los cementerios. Cada cual tiene derecho a enterrar su vergüenza, su podredumbre.
—¿O acaso ha visto usted un cadáver entretenido mientras se le observa cómo se deshace? —Esto es sagrado. Digno de respeto. —¡Inaudito! Usted terminará mal. Yo se lo digo. —¡Fuera de aquí, usted y esos cuatro tigres!
1 3 3 _s t el l a dí a z v a r í n
LA PALABRA (Poema publicado en"Los dones previsibles", Editorial Cuarto Propio, año 1992).
los dones previsibles , la palabra
Una sola sera mi lucha Y mi triunfo; Encontrar la palabra escondida aquella vez de nuestro pacto secreto a pocos dias de terminar la infancia. Debes recordar dónde la guardaste debiste pronunciarla siquiera una vez. Ya la habria encontrado pero tienes razón ese era el pacto. Mira cómo está mi casa, desarmada. Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza. Y mi huerto, forado permanente y mis libros como mi huerto, hojeado hasta el deshilache sin dar con la palabra. Se termina la búsqueda y el tiempo. Vencida y condenada por no hallar la palabra que escondiste. * * *
1 3 5 _ s t el l a dĂ a z v a r Ă n
paz
“Como mujer estoy subordinada a un espacio deter minado que me resulta natural explorar: lo marginal. Una necesidad de desatar amar ras. Con m i s fo t o g r a f í a s c o n s t r u y o t a m b i é n m i propia historia”.
* 1944-
Los bellos anónimos (Entrevista, por Rosario Mena publicada en www.nuestro.cl, Octubre 2004)
Paz Errázuriz sigue construyendo un hermoso y perturbador universo de seres humanos, elevados por su cámara a la categoría de personajes cuya existencia, ignorada y desplazada, interroga al espectador. Una labor en la cual la fotógrafa no reconoce la intención del legado, pese a que ha llevado casi toda su obra a publicaciones. "Es sólo una manera de ordenar el caos".
los bellos anónimos
¿Tu obra está acotada a este tiempo y lugar. Es netamente chilena. Sientes que al retratar a tus personajes estás rescatando culturas, minorías, submundos que forman parte de nuestra identidad pero están escondidos? Lo que hago es chileno total, porque es lo mío y yo estoy metida en mi mundo. Uno trabaja con lo propio, a partir de uno mismo. Si me mandaran a hacer un trabajo en Africa con una beca, no sé que podría hacer, honestamente. Pero yo revierto el témino minoría. Son absolutamente mayoria. Los super sofisticados y los super privilegiados son en realidad la minoría. De todos modos prefiero ocupar la palabra minorías, que la palabra marginal, que siempre me aplican. Ahora, hablar de lo chileno, es muy complicado. Si no queremos caer en los clichés absurdos.
Sin embargo hay un rescate de identidad, desde lo más evidente, como el trabajo con los kaweskar, que son una etnia en extinción, hasta los travestis, los enfermos mentales, los ancianos. Tú estás mostrando esos mundos y haciéndolos parte de una cultura que es nacional. Bueno, en el caso kaweskar es impresionante cómo después de mi exposición el tema empezó a estar en noticia. Y además con un gran desparpajo para abordarlo. A mí me llamaban de programas de televisión para que les diera toda la información, todos los contactos, todas las direcciones, todas las fotos que yo tenía. Todo lo que me había costado 4 años de trabajo, de recopilación. Es impresionante cómo se apoderan de los temas. Por ejemplo la Fresia Alessandri, que fue todo un mito para mí, una mujer extraordinaria, que tenía tan poca ayuda de nadie. Lo primero que hicieron fue que para un dia patriótico —yo lo vi en las noticias, después de mi exposición— llegó un helicóptero con carabineros y una bandera chilena y le llevaron unos víveres. Pero con bandera chilena. O sea, posesión.
1 4 7 _p a z e r r á z u r i z
¿En general hay mucho contraste entre la profundidad con que tú te metes en los mundos que fotografías y la liviandad que se manifiesta hacia ellos? Bueno, sí. Eso es lo hemos hablado a propósito de un comentario en el libro de visitas de mi exposición que decía que el tema de los travestis era muy trillado. Eso es fascinante porque creo que yo fui la primera persona que tomó ese tema hace 20 años atrás. Hoy ya está muy manoseado. ¿A fin de cuentas, abrir estas puertas es para peor o para mejor? Siempre es para mejor. Siempre que se haga con una mirada respetuosa. Además no hay nada que se descubra. Son temas que están. Lo que pasa es que la fotografía, en general, salvo excepciones, ha estado preocupada de lo lindo, de lo bello con una mirada extranjerizante, estilizante, incluso aquella que pretende mostrar lo chileno, con un exotismo que no tenemos.
los bellos anónimos
Tú muestras otra belleza, cuando muestras a los enfermos psiquiátricos, a los travestis, a gente mayor desnuda… ¿Es tu idea mostrar otra belleza o reinvindicar su derecho a no ser lindos? Hay de todo un poco. Todo mi trabajo es súper autorreferente. Si yo fotografío estos cuerpos (desnudos de personas mayores) corresponde mucho a una obsesión que yo tengo, con mi propio cuerpo, con mi edad, con romper estas amenazas terribles de que la vejez es asquerosa, horrible, espantosa. Aprender a mirar estos cuerpos. Es todo un aprendizaje. Si además salen preciosos, eso correponde al encanto de cada persona
que se fotografía. Esos cuerpos te pueden dar una imagen muy tranquilizadora, debido a que esas personas están bien con ellos mismos. Otros cuerpos pueden ser perturbadores, cuerpos castigados, amenazados de muerte, como los cuerpos de los enfermos pisiquiátricos. Sin embargo, yo igual hallo que esos cuerpos son de una belleza extraordinaria. Siempre que tú pongas una intención, un énfasis, logras reflejar a otro maravilloso. Depende como lo miras, como lo cubres de una atención. Y en ese sentido me atrae mucho el carácter anónimo de los personajes. Hay una relación entre el anonimato y la potencialidad de belleza. Por ejemplo, el trabajo de Memento Mori, (altares con fotos de difuntos en sus tumbas). El cementerio tiene una estructuración social, con sus barrios, sus sectores más pudientes o más populares. Y las fotos que yo saqué son de todas partes, elegidas al azar, y se arma todo un conjunto precioso. Son fotos que me emocionan hasta el infinito. Quizás fueron unas horrorosas personas, me da lo mismo. Jamás puedes pensar eso. Transmiten algo muy bonito. Todas esas personas son de una belleza increíble. ¿Para tí la belleza tiene que ver con la autenticidad? ¿Con mostrarse como uno es? Si, creo que sí. Esto de las categorías de belleza es muy complicado. Dónde encuentro yo la belleza tiene que ver con lo que tú dices. Cuando yo siento a alguien como es, su persona. Que es más allá de algo físico.
1 4 9 _p a z e r r á z u r i z
En el fondo todo los bellos anĂłnimos
consist
trapar a la perso
ando la sientes
Tú has dicho que hoy en día el que no es lindo y precioso está "cagado". ¿El poder es de los lindos? Claro, en el sistema, en los medios. Ese es el poder, y también a nivel político y económico. No es por nada que en Estados Unidos los presidentes sean actores de Hollywood. Aquí, señoritas de televisión son alcaldesas y candidatas, cada día tiene más influencia la imagen de los actores, que uno los asocia casi exclusivamente con televisión. Y a la televisión tú no entras si no eres lindo y precioso. Toda la ropa, todas las vitrinas, los nombres que la gente le pone a los hijos, toda la filosofía del mundo de hoy gira en torno a esa belleza, que tiene unos determinados cánones. ¿Todo fotografiado espera verse bello en la foto? Yo creo que sí. Verse bien. Y sobre todo, que la imagen corresponda a la propia imagen que el fotografiado tiene de sí mismo. ¿En general hay un trato benevolente con tus fotografiados? Eso no es ser benevolente, es como enganchar con la persona. Ese es todo el asunto del retrato. Yo hago clases y es algo difícil de enseñar. La gente siempre piensa que la luz que entra por la ventana es lo importante. En el fondo todo consiste en atrapar a la persona cuando la sientes ella o él. De eso depende que tú te gustes o no en una foto. Tú puedes salir muy bonita pero no reconocerte.
1 51 _p a z e r r á z u r i z
O sea, no eres. Finalmente tiene que ver con reconocerte, con la identificación. Yo con Pepe Donoso tuve una pelea espantosa una vez porque salió muy guatón y yo encontraba que estaba súper favorable. Pero el encontró que yo lo había traicionado, casi algo intencional, fue muy raro. Nunca me había pasado algo así. ¿Hay un cierto pacto de lealtad con el fotografiado en este sentido? O sea, si sale mal en mi foto, yo no la voy a mostrar. Eso tiene que ver con la ética. Mostrar una imagen indigna es una traición. Hay un compromiso de por medio. Hacer una foto es muy atroz, muy agresivo, es muy valiente el acto de quien se deja fotografiar. Hay una cantidad de pactos silenciosos que tú no puedes traicionar. Es un tema muy sutil y muy complicado. ¿Cómo fue tu experiencia con los travestis, con todo ese manejo que ellos tienen del look, de producirse, propio del transformismo?
los bellos anónimos
Bueno, están las dos caras. Porque también conviví con ellos mucho antes de la producción. Y es muy fascinante ver la transformación. Es increíble todo lo que saben de maquillaje, por ejemplo, que yo no sé nada, porque no hago fotografía comercial o publicitaria. Entonces yo aprendí mucho de ellos. Y ellos estaban súper sorprendidos conmigo, que por qué no me arreglaba más.
El transformismo es inseparable de la búsqueda de la belleza. Nadie quiere transformarse en una fea, supongo… Claro, saben mucho de cómo agrandarse los ojos, taparse las imperfecciones del cutis. Y además buscan un estereotipo de la Yayita, ese tipo de mujer bien mina. No van a ser una niña en pantalones anchos, siempre minifalda, taco alto, cinturita. La belleza se asocia a lo erótico. Claro, y son super críticos con el que es más feo. Los sobrenombres que usan entre ellos son bien malvados, como la negra ratona… ¿Y su personaje femenino es siempre igual o va cambiando? Bueno hay distintas etapas, cambios de look, cambios de pelo. Muchos de los travestis cuando están muy perseguidos por la prostitución, trabajan en peluquerías, así que saben mucho de cortes de pelo. ¿Es más exacerbada la vanidad, el maquillaje, todo el trabajo de arreglarse en un travesti que en cualquier otra persona? He trabajado con prostitutas, en un trabajo que nunca he publicado, y era bastante parecido. Los travestis tienen una dimensión de juego, divertida, loca. Una espectacularidad que es única.
1 53 _p a z e r r á z u r i z
¿Cómo fue la experiencia con “Cuerpos”, donde fotografíaste gente mayor desnuda? La gente estaba conciente de que todos los desnudos que se ven siempre son de gente joven, preciosa, flaca, comiendo yogurt y hubo mucha conversación, en la que yo les conté mi cuento. Tampoco faltó el hombre que lo tomó como una experiencia tipo “hace tanto tiempo que no estoy desnudo con una mujer”. Eso tuve que cortarlo y lo que hice fue algo que me recomendó alguien, que fue ponerme un delantal blanco como de doctora. El efecto fue impresionante. ¿Cuáles eran las motivaciones de las personas que posaron? Eran distintas. Para algunas mujeres era un gesto de choreza, como “qué habría dicho mi marido el finao si me viera así”. Era una especie de liberación y además que sabían que el trabajo iba a tener un buen uso, eso estaba por escrito y firmado.
los bellos anónimos
¿En general tus fotografiados han estado agradecidos con el resultado? Eso es bien variado. Por ejemplo a los travestis, a pesar de que sabían que era blanco y negro, eso los desilusionó. Pusieron las fotos en sus piezas adornadas de colores y flores plásticas, cintas. Unos altares a todo color. A los boxeadores también los decepcionó el blanco y negro, pero curiosamente algunos fueron a la exposición, porque vieron el aviso en el metro. Y estaban bien agradecidos. Preguntaba qué iba a pasar con las fotos después de la exposición y proponían hacer otra foto delante de su foto.
¿Cómo es la situación de la foto de las reinas del asilo de ancianos? Hay varios clubs del adulto mayor, que hacen varios eventos y celebraciones. Yo en ese momento estaba muy choreada con todo el hueveo de las Miss Chile y demás mises, entonces hice todo un cuento con estas reinas ancianas, que lo mostré en la Revista Paula. Pensé que a Roberto Edwards, que ha estado tan metido en las Miss Chile le iba a caer pésimo. Pero lo publicaron. Era mostrar otras reinas y también hacer la crítica social al trato que se le da a los adultos mayores, que los tratan como guaguas. El maltrato y la mala comprensión. La gente mayor es un tema que está muy presente en mi trabajo. Siempre me ha interesado. Tengo otras cosas pero son demasiado escabrosas. El tema de los viejos es súper cruel. * * *
1 55 _p a z e r r á z u r i z
1 57 _p a z e r r รก z u r i z
septiembre del año
2016
esta publicación ha sido realizada en santiago de chile, impresa y encuadernada en los talleres de maval. la familia tipográfica utilizada para los títulos y texto es dtl paradox y filosofía unicase para los permanentes. se ha impreso el interior en papel bond ahuesado
75 g. para la cubierta se utilizó couche opaco 170 g.