EDICIÓN 1
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EDITORIAL M.Jesús Ibáñez Canelo / Camila González S
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uando se está en un contexto donde el principal objetivo es el generar sujetos reflexivos, socialmente conscientes e impulsados por la transformación de nuestra sociedad, resulta preocupante que no existan estos espacios donde el acto político y la reflexión se hagan herramienta e inspiración de abertura. Espacios por oportunidades. ¿Cómo hoy se hacen visibles los intereses y valores de quienes se forman y forman en esta dialéctica crítica? Actualmente, el aumento de desinformación debido a la carencia de medios de comunicación, impide la generación de diálogos plurales y con opinión sobre el acontecer social. Porque hoy, cuando Chile se presenta como un nuevo país desarrollado, donde el progreso ha llegado en completa equidad a todos sus ciudadanos, el panorama mediático no ofrece espacios ni nuevas miradas. ¿No cabe aquí la posibilidad de apuntar a la responsabilidad de los mismo medios de comunicación en la oferta hacia sus lectores? Esta falta de diversidad de medios se anunciaría como un síntoma de la necesidad de sentirse representado a la que los medios no están dando solución con su hermético duopolio. Se hace latente y emergente, multiplicar las iniciativas en que otros sujetos, entre ellos la mujer, sean la principal noticia. Cuando se ubica a la mujer en un espacio accesorio, anexo o suplemento se está invisibilizando no sólo a ésta sino a todos los personajes políticos y sociales que esta acción trae consigo. De tal forma, el encasillamiento de sujetos y temáticas desde un único modelo y una única voz, sólo perpetúa el poder que se construye con una realidad sesgada ante las multiplicidad de voces y miradas. Al final no podemos olvidar que los medios de comunicación son los constructores y reflejo de la realidad social. Por ende hace falta preguntarse cómo se está realizando esta tarea y qué estamos haciendo para no quedar sólo en la crítica. La voz de aquel que escribe se presenta puesto que no somos ajenos ni inexistentes. El periodista o el escritor no es alguien sin suelo bajo sus pies: todos vemos el mundo desde nuestro túpido velo. Preferimos ser necias para unos, que mordernos la lengua con todos. Revista Necia es un medio ya existente desde mayo del presente año de manera online, que tiene como primera y principal acción el transformarse, de forma paralela, en un medio impreso. Buscamos ser un sello periodístico en constante reflexión de las realidades construidas en este caminar y devenir de nuestra sociedad. Siendo herramientas y responsabilidades, el diagnosticar y denunciar un acontecer político, social, cultural y artístico desde la historia de su pasado y las injusticia que aún trae consigo.
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REVISTA NECIA marcando la otra pauta
EDITORAS María Jesús Ibáñez Revista Necia es un medio online chileno que nace con el propósito de abrir nuevos espacios donde la mujer se tome la palabra, la mirada, el silencio y el derecho a la diferencia. Somos una revista dedicada a exponer los diversos matices y relieves que conlleva nuestro género, desde una mirada periodística social, profunda y narrativa. P R I M E R
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E D I C I Ó N
Nuestro equipo se embarca en este desafío a principios de abril del 2013. Desde la impotencia de las plumas y las voces que se han visto censuradas por la indiferencia y “no a lugar”
de los medios patriarcales, que han inspirado qué: Necia no hace noticias para mujeres, se hace CON mujeres. Un sello periodístico que no pretende pasar a llevar al otro, sino por el contrario, apostar por el derecho a la diversidad y la libertad de expresión, haciendo una exigencia el que exista un espacio para todos. Nuestro nombre surge como inspiración del síntoma o diagnóstico que halló nuestra mala maña de la mirada crítica en “El Necio”, del cantautor Silvio Rodríguez. Lo nuestro sólo es: “la necedad de lo que hoy resulta necio”.
C o l a b oradoras
DISEÑO
Elisa Espinoza
Camila González
Daniela Arangúren Paulina Ortega Natalia Sánchez
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Camila González
Claudia Sánchez
La voz de aquel que escribe se presenta puesto que no somos ajenos ni inexistentes. El periodista o el escritor no es alguien sin suelo bajo sus pies: todos vemos el mundo desde nuestro túpido velo. Preferimos ser necias para unos, que mordernos la lengua con todos. Te invitamos a ser parte de esto.
P eriodistas Valentina Carvajal
ÍNDICE
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CRÓNICA
El rostro de Teresa Veloso
CRÓNICA
Cuando no se da a luz
CRÓNICA
CARLOS WALKER
REPORTAJE
MURALES EN SAN MIGUEL
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Entrevista
CLAUDIA APABLAZA
Entrevista
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faride zeran
COLUMNA educacion como farsa
COLUMNA
Exhibicionismo en la web
Crítica
DE LA INVERSIÓN AL ARTE
RECOMIENDA
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REVISTA NECIA marcando la otra pauta
Ni la represión, Ni la detención, Ni la cárcel y mucho menos el exilio!!! Edelmira Carrillo, PROMEG, Ester Hernández y Teresa Veloso en el lanzamiento de su libro ‘Los Muros del Silencio’ Teresa Veloso Bermedo fue militante de las juventudes Socialistas de Concepción, militante del Mir en Concepción y Suiza. Exprisionera política (1975), expulsada del país dos años después y vivió el exilio durante 14 años en Suiza hasta retornar a Chile en 1990. Por Camila González Simon
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onde se encuentren dos miristas, se abrazaran y encontraran algo de lo cual reirse. Si bien perdimos nuestra lucha, quedaron unos lazos muy fuertes, explica Teresa. Esos no se rompieron con la represión, no se rompieron con la detención, no se rompieron con la cárcel y mucho menos con el exilio. Cuando ella me ve, me abraza tan fuerte como lo hace alguien que ve a un familiar muy cercano, como si hubiese un lazo más que sanguíneo que nos une. No te veía desde que tenías ocho meses, cuando llegaste con tu papá y tu mamá a finales de 1993, me dice mirando directamente a los ojos y observando cómo había crecido. Lloraba tanto la pobre Camila con ese calor asqueroso pero te reías mucho que no parabas, igual que ahora. A través de sus ojos bien abiertos brillan tanta vida y amor a pesar de todos sus compañeros que fueron asesinados sin justicia y otros miles que siguen hasta el día de hoy desaparecidos. Con los años de separación, las derrotas y las paradas sobre su cuerpo y su alma, ella sigue expresando cariño y, sobre todo, esperanza y convicción.
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El sistema neoliberal aplasta toda lucha social. La utopía, los sueños y la idea de justicia social ya no está, sentencia. Eramos pobres en aquellos años pero felices. Durante el exilio, acá en Chile o donde fuese, si un compañero necesitaba un techo bajo el cual dormir y un plato caliente de comida, uno nunca se lo iba a negar. A pesar de esto, Teresa ya no se llama a si misma mirista. Quebró su militancia en 1986 cuando este movimiento decidió por la política de retorno. Se llamaban a todos los compañeros a volver a Chile para seguir luchando, en lo que serían los últimos años de la dictadura pero también los más crudos y violentos. Sin embargo, no estaban las condiciones políticas, económicas ni materiales para volver. ¿Pa’ qué vuelven a Chile?, preguntó su hija luego de la muerte de su compañero José Carrasco, “se van a puro morir”.
CRÓNICA
Yo no viví la Dictadura, yo no viví la represión, pero sí viví con esos fantasmas, el miedo de su retorno y las cicatrices que quedaron. No porque no estuve en ese momento significa que no debo recordar. Cuántas veces en mi vida he escuchado: para qué seguir hablando de lo que sucedió en esos años en Chile, para qué si tu no lo viviste, para qué seguir en la lógica del sí y del no. Pero ni toda la tierra entera será un poco de mi tierra, donde quiera que me encuentre seré siempre pasajera, canta Isabel Parra. Hace un tiempo, Teresa escuchó esta canción y fue inevitable para ella llorar. Porque, al fin y al cabo, esa herida jamás se cicatrizará hasta que exista justicia. Su vida siempre estuvo fuertemente marcada por la política. Desde su padre dirigente de los ferrocarriles, presidente de la Unión de obreros de San Rosendo hacia el sur y militante del Partido Socialista, aprendió a ver el mundo de forma distinta. Tienes que estudiar porque esa es la única herencia que les puedo dejar le recordó siempre su padre. En su adolescencia como parte de la Juventud Socialista tuvo como propio el lema del Che Guevara: ser el mejor en el estudio y en todas partes. Durante los años de la Unidad Popular, vivió la efervescencia social y las huelgas creyendo que era parte de ese cambio que hablaba Salvador Allende. Todo conducía a ser un militante activo, explica. La Dictadura golpea su vida mientras está en la Universidad y la obliga a sumergirse en la clandestinidad para hacer resistencia a lo que sucedía en el país. Dos días después, un bando militar cerró la escuela de sociología de la Universidad de Concepción donde estudiaba. Mi padre también iba ahí. 17 meses depués las calurosas calles de Quilpé fueron testigos de su detención; unas empanadas de loco, su despedida. Primero las esposas, luego las vendas. Por mucho tiempo se preguntaban ¿para qué volver a este pasado tan amargo y negro que nos produce tanto dolor? Uno teme contar su propia derrota. En el auto comenzó la tortura. En la nómina VALECH de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, Teresa Veloso aparece en la página 623 como la número 25.880. Cuando salió de la cárcel su padre, madre, hermano y hermana no preguntaron nada. La acogieron y cuidaron. Nadie dijo nada. El respeto ante todo, el respeto a tus ideales, relata. Desde septiembre de 1973 a junio de 1975, según cifras oficiales del gobierno Militar 1.003 fueron expulsados del país. En virtud del Decreto Ley 81, se estableció que estas personas “no podrán reingresar sin autorización del Ministerio del Interior”, el que podía denegar fundadamente, basado en razones de seguridad de Estado las solicitudes de ingreso. El 24 de enero de 1977 fue expulsada con un decreto firmado por el mismisimo Augusto Pinochet Ugarte.
La memoria se reconstruye mediante la reconstrucción de la memoria colectiva. La escritura es una forma. La única forma de recuperar la memoria histórica desde las mujeres es que escriban las propias mujeres. Que se cuente cómo se construye la resistencia, que las cuenten ellas, esas locas que salían de los partidos. A esas hay que ponerle rostros, dice Teresa. “La Historia y la Transición dejó a muchas invisibilizadas. No les permite tener rostro porque eso es peligroso. Porque son críticas y audaces. Es más fácil olvidarlas”. El único mecanismo que existe es producir un cruce generacional: jóvenes que se interesen en conocer la historia de esas mujeres pero no hablar en nombre de. No hay que verlo como algo lejano porque es en los rostros que está la riqueza de la otra historia.
No porque no estuve en ese momento significa que no debo recordar Después de tantos años Teresa reflexiona que estuvo a segundos de ser una más del listado de asesinados por la Dictadura. No puede haber ni perdón, ni olvido, sentencia, porque hay una herida abierta que no sanará hasta que las familias sepan qué pasó con sus seres queridos, los entierran y despidan. La sanación sólo sucede cuando hay justicia real. (continua)
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REVISTA NECIA marcando la otra pauta
Ella pasó muchos años sin contar la historia. “No fue para tanto, nosotros los ex presos somos mandados para hacer esa talla, no fue tanto y nunca le dimos la importancia. Hasta nos reímos de lo que hizo la DINA”. Una gringüita la pescó, la subió, y la bajó y le quedó dando vueltas que era irresponsable no contar. Se le grabó en la cabeza. Uno no le toma el peso y luego cuando comienzas a escribir te das cuenta de que las heridas no están cerradas, explica, 18 años después con un libro sobre su historia y la de otras dos mujeres. Todo tiene su tiempo. Cuando se llega a cierta tranquilidad en la vida, uno posterga pensar en eso que duele. Mientras estaba en la cárcel, Teresa creaba en su mente cuentos infantiles para mantenerse cuerda y ahora quiere sentarse y escribirlos. Cuando escribe sobre el exilio la da la misma nostalgia. La solidaridad de género real, la solidaridad entre mujeres, todas desvalidas, todas derrotadas en sus proyectos de vida, cuenta marcando con su voz la palabra todas mientras sale de su boca y con sus ojos siento poder ver todas esas mujeres de las que habla.
La derrota uno no la vive. Uno no se da cuenta de la derrota hasta que la racionaliza. Uno dejó todo atrás y en un momento se va a dar cuenta. Ahí uno dice que no y que es necesario escribirlo y contarlo. No es para ti, es para los que vienen. Escribiendo y contando es una manera de volver a pararse. Pararse con autoridad. Uno saca las heridas. No son tuyas, son de todas. Uno escribe para las otras mujeres. No es fácil ni mecánico. Son muchos los compañeros, especialmente los hombres, y muchas compañeras que no se atreven. Uno llora mucho. Hay otra historia, una reciente y por mucho tiempo invisibilizada, tanto por aquellos que la vivieron como para aquellos que no escuchan o preguntan. Me encontré con lo que algunos llaman mochila, con este lastre para algunos y antorcha para otros como dice Faride Zeran. En este intento de reconstruir mi historia, la de mi padre, la de mi madre, me encuentro con la de sus compañeros, la de mi familia, de Teresa y de un sin fin de personas que aún no conozco pero que en un telar se vayan hilvanando.
Los Muros del Silencio, relatos de mujeres, violencias, identidad y memoria. Teresa es una de las tres mujeres que relatan su vida y la de muchos otros, en torno a la esperanza del cambio social y la Dictadura. Si te interesa tener este libro, puedes pedirlo al correo mujeresporlamemoria@gmail.com
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ILUSTRACIÓN - VALERIA HERNÁNDEZ
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CUANDO NO SE DA A LUZ
Nadie sabe lo difícil que es enfrentar la existencia de un ser que nadie deseó que estuviera donde está, a menos que lo haya vivido. Nada se siente en el vientre y las ecografías demuestran lo contrario. Nada saben de la culpa y la valentía de tomar una decisión de tales magnitudes. No dar a luz.
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l común de las jóvenes adolescentes no sabe mucho de sufrir, pero nunca faltan aquellas historias desgarradoras de las que sólo se habla en la más absoluta intimidad. Trauma infantil no es la descripción precisa para abordar un tema como este, aunque las secuelas irreparables que se le atribuyen a estas experiencias podrían calzar con el concepto, aunque este no sea el caso. Es julio y el liceo de niñas decreta vacaciones de invierno, un invierno particularmente lluvioso, como cuando uno siente que el cielo llora contigo también, como si el clima te preparara para las malas noticias con sus inclemencias, con la inundación de todo Santiago y gran parte del sur de Chile. Ella sabe que su madre sospecha, porque está siempre muy sola en la casa, pero jamás pensó que se lo diría así, directamente.
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- Hija, ¿te acostaste con tu pololo? - Si mamá, hace rato.
CRÓNICA
No es preciso detallar las proporciones de la debacle desatada tras esas declaraciones, cuando la niña no tiene aún los quince años cumplidos. De todas maneras, aquella no es ni un ápice de la que ocurriría días después, cuando el ginecólogo dice que no son pastillas anticonceptivas lo que la niña necesita, sino pañales. No existe un llanto más desgarrador que el de una familia completa reunida en el comedor. No existe un silencio más desolador que el acontecido en esos momentos, cuando invade la culpa de haberlos desilusionado a todos, y más que a todos, a ella misma.
Por Natalia Sánchez
Cómo guardar ante el mundo el secreto de aprontarse a cometer lo que, para la sociedad completa y desde los siglos de los siglos, ha sido tildado de un crimen contra la humanidad, contra la vida misma. Cómo una niña que aún no cumple los quince años puede soportar saber que será autora de un crimen, que su familia será su cómplice y para la ley serán asesinos todos. A papá le toca el trabajo sucio, y como lo ha sido siempre, es eficiente y diligente. En un par de días ella ya tiene las pastillas abortivas. Si ella creyó que entonces sentía un gran dolor en su interior, es porque aún no tenía idea qué es lo que provocarían aquellas pastillas en su organismo. No es muy sabido que la mayoría de los abortos caseros, de aquellos que no tienen acceso a esas clínicas tan pulcras y costosas, se realizan con pastillas para la úlcera que se introducen dentro del nido materno. Resulta paradójico que sea el mismo dolor intenso el que se siente al concebir que al no dar a luz: las temidas contracciones.
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La pobre creía que se iba a morir, que junto con esa bola de células, que había aprendido en el liceo se llamaba mórula, se caería ella misma, desangrada. Asustada. Compungida. No hacía más que enrollarse en sí sobre su cama, evitando gemir por el dolor de sus contracciones, sabía que todos en casa estaban tan asustados como ella, y ya no quería darles más preocupaciones. Quería desaparecer, que su mente volara hacia otro lugar, que ella no fuera ella en ese cuerpo tirado en su cama, en posición fetal, que fuera otra, una menos inteligente que ella, una con menos futuro, con menos oportunidades, para que pudiera justificar por último el haber cometido ese error tan duro, que se estaba llevando su propia dignidad, la admiración de su familia. No sabría decir cuantas horas se prolongó su agonía, no la suya, la de la mórula, pero cuando finalmente despertó y fue al baño como todos los días, la taza del baño terminó con su incertidumbre y con toda la evidencia. Ella podría seguir estudiando, seguir siendo la lumbrera de su familia, seguir saliendo a divertirse por las noches, podría ir a la universidad algún día, seguir con la vida misma y hoy, ella lo hace.
...ha sido tildado de un crimen contra la humanidad...
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CRÓNICA
que se arrastraban por el cemento, el barro y las hojas que dejó la lluvia, la primera del otoño.
CARLOS WALKER Por María Jesús Ibáñez C
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o más probable es que mi cama aún estuviese tibia, que la puerta, vieja y de madera, aún crujiese por un portazo, y que mi taza, tendida sobre el lava platos, todavía la acariciase una gota de agua hervida, ya ni tan caliente ni tan sabrosa. Es probable, me dije después de verlo, después de temerle, después de consumirme sobrecogida en la vergüenza. Caminaba por Carlos Walker, cuando mi meditación de cuán hondo me calaba el frío, se vio interrumpida por una figura de Allan Poe. Era una cara impávida, de la que no vi moverse arruga alguna, ni deformarse las manchas que sólo comprendí a menor distancia, cuando distinguí entre ojeras y mugre. Su rostro era iracundo, su mirada me atemorizaba, quería dejar de verle pero aún perpleja dentro de mi cuerpo, me sentía hipnotizada. No sé si pasó el viento en ese entonces, no sé si se batieron los árboles sobre nuestras cabezas, mientras me maldecía en silencio; sólo acierto al sonido de los pies desnudos y de aspecto casi salvaje,
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Por la forma en que su pantalón rasguñaba el asfalto, y se rasgaba en cada esfuerzo, parecía que con intención quería meterse en mis entrañas. No podía físicamente, no podíamos tocarnos porque la sociedad de este sistema no lo concibe. Pero con su arrastre desgraciado, entre lacrimoso e irritante, conseguía lo que quería, meter esa mano desatendida por mis sesos. Que ese rasguño de tela y piel escarbara mis oídos, que su figura traumara mis ojos y sin tocarme me abofeteara. En verdad no veía su mano, pero la sentía tan adentro como el desayuno culpable que quedó enfriándose tras el portazo de hace un rato. ¿Dónde está el Fausto de Goethe? Me atrevería a decir que frente a mis ojos. Desgraciado él y desgraciada yo. La tela negra de ese pantalón dos veces más grande que él, ya se había roto y sólo quedaba piel con retazos. Su brazo derecho yacía como prótesis de ese hombro que parecía caminar quince centímetros delante del. Era la imagen de quien lleva una gran carga, interpretada por quien no tiene nada. Nada sobre la espalda, sólo la desgracia cayéndole pesada encima. Y le había caído toda la noche como metáfora de la vida perra que vivía. Otra vez el grito de los pantalones, el sonido que atormentaba y remecía el alma de todos los que pasaban por Carlos Walker. Lástima que sólo yo me desperté temprano.
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REPORTAJE
Museo a Cielo Abierto en San Miguel
Cuando el arte se transforma en herramienta “Cada vez que pasa alguien en una micro, en tres cuadras, ve dieciséis murales; mil quinientos metros cuadrados de arte en la vía pública. Probablemente seamos el museo más visitado de Chile” sentencia uno de los responsables del proyecto que hoy cuenta con 28 pinturas terminadas.
“Los Prisioneros”. Por Peña, Jano, Basti, Gesak, Hozeh y amigos .
por Daniela Aranguren y Paulina Ortega
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Una señora de edad camina por una de las plazas de “la San Miguel” ubicada en la esquina formada por las calles Tristán Matta y Monja Alférez. Se toma su tiempo y finalmente se detiene a mirar un mural emplazado al interior de la villa. “Ese es mi edificio. ¿Ven esa ventana en el segundo piso? Ahí vivo yo. Cuando llegué le cambié al tiro las persianas de madera con las que venía el departamento. Se ve bonito. Lástima que lo voy a tener que vender”, sentencia Zunilda, con un dejo de nostalgia en la cara. Se pone a mirar el mural nuevamente.“Eso es una ruca, y por la ventana se ven, pero se notan poquito, uno trabajadores de la tierra. Eso es lo que me gusta, que muestren cómo se trabaja, la gente no lo entiende mucho, pero eso es lo importante”, acota sobre el mural que lleva por nombre “Humanidad”. Zunilda cuenta cómo los murales han cambiado la población y habla de las visitas de gente de otros lados que pasa por sus calles para ver toda la gama de pinturas que se ofrece a cualquiera. También cuenta por qué el edificio contiguo no está pintado. “Son las señoras del primer piso las que se oponen. Ellas de un principio dijeron que no al proyecto, pero a toda la población le encantan y los respetan mucho. Nadie los raya.” Siguiendo por Tristán Matta, y pasando por un par de plazas que cuentan con juegos infantiles, se ve a un anciano con bastones atravesar la avenida. Camina lento y no repara en el gran mural que disfraza a un edificio. Entra por un pasaje y se pierde entre las casas. Sí, porque en la San Miguel También hay casas. Son pareadas y están pintadas de vivos colores que hacen juego perfecto con los murales que acompañan a los habitantes desde 2010.
“Fuerza”. Por A la pinta
De una de las casas sale una manguera, el agua corre hasta llegar a la posa que se forma junto a un árbol. Desde adentro viene Ester, dueña de casa que vive con su hija universitaria en la vivienda rosada del conjunto habitacional. Se fija en el mural “Fuerza” que está ubicado frente a su reja, sólo a pasos de ésta. En la pintura se lee: San Miguel, lucha, día a día, esperanza, hoy, unidad, techo, trabajo y educación. De mucho colorido, el fondo es rojo y se muestra a un niño cargando lo que para Doña Ester es “su futuro, su casa, su edu-
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cación e incluso su mascota”, dice, refiriéndose a un dibujo de corte mitológico, azul y con apariencia felina. Igualmente, confiesa haber tenido sus reparos antes de que el proyecto iniciara sus actividades, pues “pensaba que las pinturas y los graffitis tenían que ver con eso de las pandillas, creí que la villa se iba a llenar de maleantes. Pero no fue así.” Con libre acceso los siete días de la semana, 365 días al año. Expuesto tanto al sol quemante de Santiago, como a las miradas de los miles de transeúntes que diariamente circulan por Av. Departamental. Así funciona el Museo a Cielo Abierto en San Miguel: en una población de siete manzanas, habitada por cerca de siete mil personas. Para quienes viven en los alrededores de la San Miguel la cotidiana salida a comprar pan en la tarde se convirtió en un paseo cultural. El Museo a Cielo Abierto permite ver dieciséis obras de arte pintadas en los muros ciegos de los blocks ubicados en la vereda norte de Av. Departamental a la altura del 1500, entre la Autopista Central por el poniente y la calle Gauss por el oriente. Cinco años es el plazo que Mixart, centro cultural a cargo de la gestión del proyecto, se impuso para convertir San Miguel en un ícono cultural. Considerando a grafitteros y muralistas, hay 60 pintores involucrados. De ellos, sólo uno pertenece a la población Miguel Munizaga Mosinno. Entre los artistas internacionales se cuentan el belga Roa y el francés Seth, además de la chilena radicada en Holanda, Kata Núñez. El método de selección no ha variado. Los muralistas postulan con un simple correo electrónico o un llamado. Se les explica que no hay un sueldo de por medio, que están los materiales, los andamios y las colaciones. Envían su portafolio y el director de arte es quien tiene la última palabra. La idea surgió en marzo de 2009 a partir de las conversaciones de dos vecinos: Roberto Hernández y David Villarroel. Con el fin de agilizar los trámites y formalidades necesarias para conseguir los recursos que les permitieran concretar la idea, crearon el Centro Cultural Mixart y con apoyo de una ONG, compuesta por artistas que tenían experiencia en obras de gran escala, echaron a andar el principal museo a cielo abierto que existe hoy en Chile.
“Humanidad”. Por Degra, Teo, Yono, Mona y Nao
REPORTAJE
otra parte soy un tipo pragmático, de escritorio, de computador, de relaciones públicas.” Pegándole el truco Un día en 2009, entre las tantas conversaciones “filosóficas” que tienen a diario, Roberto y David, salieron a recorrer la Villa Miguel Munizaga Mosinno, más conocida como “La San Miguel”. Se detuvieron frente a un graffiti estampado en un muro que daba a la autopista Central. De ahí, derivaron el tema a lo que sucedía con el grafitti, la población, el decaimiento que estaban viviendo, el deterioro de la calidad de vida causado por el elemento arquitectónico, sumado a un medio ambiente contaminado y sucio. Llegaron a la conclusión de que todo era una reacción en cadena provocada por el estilo de vida que llevaban en la población a la que, según ellos, no le interesaba realizar un esfuerzo para cambiar su propia realidad. Que ya no pintaban, que ya no limpiaban, que dependían exclusivamente del municipio para mantener el aseo en la vía pública y en las plazas. “Entendíamos que como dueños de casa o padres de familia, como miembros de una comunidad donde nos paseábamos permanentemente nosotros y nuestras familias, el graffiti no era un aporte perfecto. Era una muestra de algo no más. Entonces él (David) me dijo: ‘yo puedo hacer un mural acá, invito a gente.’ Yo le dije: ‘me parece bien, yo puedo buscar la manera de financiar esto, con recursos propios, con donaciones, pidiendo ayuda’. Para mí era un desafío”, señala Roberto. “David, de los dos, ha sido el más, como por así decirlo...el más revolucionario. Luchador social toda su vida. Él lleva como diez años viviendo en la población, yo he estado toda mi vida acá. Él tenía el concepto artístico, el concepto pasional, el concepto social muy arraigado, siempre ha estado arraigado a su vida. Yo por
Siguieron caminando por la población y comenzaron a preguntarse sobre la viabilidad del proyecto y si este se concretaba finalmente: “¿Pa’ qué pensar en gastar materiales y andamiajes pa’ uno? ¿por qué no pensar al tiro en dos? ¿por qué en vez de pensar en veinte metros cuadrados, que es lo que mide el primer piso de un edificio a lo ancho, intervenir dos pisos de una vez? ¿Por qué no pensar en los cuatro?” Cuando ya habían pensando en pintar un mega mural, se toparon con las siete manzanas de edificios que componen la villa que nació a inicios de los años 60’s. “Le dije a David: ‘peguémosle el truco. Busquemos la manera de hacer cinco, busquemos la manera de hacer diez. Es mucho más mediático vender esta idea pensando en algo de mayor impacto’. Ahí nos empezamos a enamorar solitos del proyecto. Después de un paseo de una hora nosotros teníamos pintada toda la población”, recuerda inquieto Roberto. “Elegimos Departamental por sentido común. Para vender el proyecto teníamos que ofrecer algo atractivo a nivel mediático y de difusión. Tenía que generar impacto. Podríamos haber hecho diez murales en el interior, que era donde a nosotros nos interesaba hacer los murales, porque es adentro donde está la vida. Ahí te paras, fumas, conversas, sales a pasear con tus niños. Av. Departamental para nosotros es una frontera llena de ruido, de polvo, de transporte. Pero resulta que para el Fondart el impacto de diez murales que sólo van a ver lo pobladores no pesaba nada comparado con la idea de las diez pinturas en Departamental, con miles de transeúntes mirando esto. Así que tuvimos que hacerlo ahí. Eran diez nomás, porque teníamos
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las firmas de diez edificios, no tuvimos más tiempo. Armamos el proyecto en no más de tres semanas.” Roberto describe con orgullo el proceso de trabajo, habla de muchas horas de dedicación y, en un sentido más personal, destaca el valor de llevar a cabo un proyecto familiar. En Mixart son veinte los socios inscritos oficialmente. De ellos, alrededor de quince son familiares. Juntos gestionaron la realización del proyecto y han estado a cargo de la organización de eventos que persiguen incentivar y promover la participación de la comunidad. “Como familia, nunca habíamos trabajado para los demás. Esto nos enriqueció como personas. Ha sido un beneficio por todos lados. Y aún queda harta pega.” El gallito Roberto y David tenían claro que el primer mural debía impactar y motivar. La imagen tenía que lograr un nivel de identificación que invitara a la participación y llamara la atención. “Teníamos que conseguir que todos se preguntaran ‘qué está pasando’”, indica Roberto. La ubicación estaba definida: se trataba de un edificio ubicado en Av. Departamental; habitado por quienes, a través de una carta, hicieron saber al centro cultural que deseaban “ser los primeros”. Debían tratar de que la primera pintura fuera simple y se entendiera sin darle demasiadas vueltas. Surgió así la necesidad de recurrir a la identidad local y utilizar una “sandía calada”, como señala Roberto. Pensaron en Los Prisioneros. “No creo que exista otra idea tan generalizada como sentir que Los Prisioneros partieron acá. El Miguel Tapia vivía a media cuadra, yo me iba con él al liceo y nos devolvíamos caminando. No éramos amigos, éramos vecinos que íbamos al mismo liceo. Ellos venían conversando de vuelta con el Jorge y el Narea de sus ensayos, sus letras y sus acordes”, cuenta Roberto. Lograr que los artistas entendieran cuál era el objetivo de inmortalizar a los músicos san miguelinos en la primera obra fue, para Roberto, “un gallito” que se resolvió con la elección de los vecinos. Artistas de la ONG y David presentaron distintos bocetos a los ocupantes del edificio. El de David fue el elegido. Ha sido la única vez que el centro cultural ha intervenido en el trabajo creativo de los muralistas. Intentando incentivar Originalmente, el proyecto contemplaba la realización de una serie de talleres que buscaban crear sentido de pertenencia e incentivar a los vecinos a ser parte del proceso de creación y realización de los murales. La participación fue escasa, por no decir nula. “La idea era hacer un taller de unas cuatro sesiones por cada mural, que bajara la gente del edificio, que fueran ellos quienes participaran y desde ahí surgieran los bocetos que iba a tomar el artista para la realización. Pero a la gente del edificio no le interesaba”, dice Roberto. Sobre la marcha, se dieron cuenta de las dificultades prácticas que la idea traía consigo. El peligro de que alguien inexperto sufriera un accidente al estar sobre los andamios los hizo desistir. Por otra parte, los artistas se resistían a la intervención de los pobladores en su trabajo. En Mixart decidieron privilegiar el valor de la autoría de cada obra y optaron por reorientar los talleres, interviniendo pequeños espacios al interior de los edificios. Todos podían participar, contaban con materiales a su disposición y no había necesidad de inscripción previa. “Hermoseamos un poco. Pero participaban seis u ocho niños. La verdad es que la recepción tal vez hubiera sido mejor en otros lugares con más carencias, con más necesidades, donde la comunión es más intensa entre los vecinos. Esta es una villa que tiene más de 50 años y que no tiene esa historia. Nunca ha sido una villa marginal, de
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Debían tratar de que la primera pintura fuera simple y se entendiera sin darle demasiadas vueltas. Surgió así la necesidad de recurrir a la identidad local y utilizar una “sandía calada”, como señala Roberto. Pensaron en Los Prisioneros.
REPORTAJE
Los que todavía se resisten mucha delincuencia o de pocos estudios. La apatía y el individualismo de quedarse en la casa, con todos los adelantos tecnológicos habidos y por haber, no propiciaban que la gente participara en estas cosas”, explica Roberto. El arte como antídoto Al preguntarle a Roberto si tienen contemplado llevar el proyecto a otros lugares, responde con calma: “Lo hemos pensado, pero tenemos que terminar nuestra propia historia. Llevamos tres años y nos quedan dos más . Esto para nosotros es la punta de lanza. Ha sido lindo, maravilloso. Hemos tenido puras alegrías, pero nos queda por hacer. Hemos hecho hartas cosas: sacamos un libro, tenemos sitio web, un documental y veintiocho murales. El Consejo de la Cultura nos usó como referente en la Bienal de Arquitectura de China a comienzos de 2012, destacándonos como una idea novedosa y simple; la Fundación Futuro nos reconoció como un aporte a la ciudad de Santiago. Hemos avanzado mucho, pero también creemos que nos falta. Esto no es solo pintar murales, se trata de la renovación de una villa entera. El arte es nuestra herramienta, esa es la diferencia. No estamos tratando de poner más rejas ni instalando un cuartel de carabineros. Estamos tratando de mejorar, “en buena”, nuestra calidad de vida. Usando herramientas que no se ocupan: el arte. Y parece que vamos bien encaminados.” El proceso electoral de octubre pasado fue la prueba de fuego. Los afiches y los rayados, propios de la propaganda que surge en época de campañas, amenazaban con dañar los murales. “No pasó nada. Encontramos un antídoto que nunca nadie se imaginó. Una cantidad de algo te mata, pero una cantidad diferente, de lo mismo, te puede curar. El graffiti es visto por la gente como un contaminador, un acto de vandalismo y de abuso. Un día te levantas y ves que te rayaron la pandereta con algo que no entiendes, que te parece feo y no te transmite nada. Nosotros tomamos eso mismo, le dimos un sentido, un ambiente adecuado y transformamos”, dice Roberto.
Uno de los muros ciegos de Av. Departamental no puede ser pintado aún porque un carro de completos impide la instalación del sistema de andamiaje. Pero no todo está perdido, “alguna salida le vamos a encontrar. Hay artistas interesados en pintarlo, les gustaría quedarse con la vitrina de Departamental y ese es el acuerdo”, dice Roberto. “Hay otro edificio que quiso darnos un ejemplo y nos demostró cómo una comunidad organizada puede mejorar: postulan a un fondo todos los años para embellecer su edificio. Desde su perspectiva, lo que nosotros hicimos hace más ‘poblacional’ la población. Y está bien, es una opción distinta”, agrega. Diferente es el caso de otro edificio donde dos vecinas se resisten a que su muro sea pintado desde que el proyecto se inició. Miriam es una de ellas, sus reclamos quedaron registrados en el documental “Museo a Cielo Abierto en San Miguel”, donde se muestran los primeros pasos del proyecto. “La Miriam vino a hablar conmigo. Me dijo: ‘mira, prefiero quedarme con esta mierda de afiches pegados aquí en mi pared a que me hagan un mural”, cuenta Roberto. Y agrega: “Teníamos que ser consecuentes con nuestro proyecto, íbamos intervenir los muros siempre y cuando la gente nos diera permiso. No podíamos pintar tres pisos y uno no. Pintábamos todo el edificio o no pintábamos nada. Pintar ese sería algo simbólico, estoy casi seguro que va a ser el treinta y dos”. Respecto de la ayuda brindada por la Municipalidad de San Miguel, Roberto destaca la entrega e instalación de un equipo de luminarias y el pago del consumo de energía de éstos, sin embargo critica la demora de los beneficios otorgados. “La Municipalidad parece que no entiende la repercusión que tiene el museo. San Miguel se está haciendo conocido por esto. Tenemos algo maravilloso que no tienen en ninguna otra villa. Mandamos a hacer una encuesta y ocho de cada diez personas señala como motivo de orgullo el museo de San Miguel. Produjimos un cambio”, dice. Lo que se viene: consolidar el museo La vulnerabilidad a la que se exponen los murales en la vía pública obliga a buscar maneras de obtener recursos que permitan realizar restauraciones, en caso de que sea necesario. Según Mixart, el primer paso para gestionar dichos recursos es consolidar el museo a cielo abierto. “No se trata de estar atemorizados, se trata de consolidarnos. Estamos trabajando con una restauradora de arte porque queremos convertir al museo en un verdadero museo, con la fundamentación académica y profesional necesaria. De esta forma, vamos a poder postular a proyectos de acá y de afuera. Después de eso empezaríamos a respirar tranquilos, se nos abrirían puertas que todavía no se han abierto. Estamos llenos de planes y creo que vamos a concretar la mayoría.”
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"Le tengo miedo al nacionalismo literario”
Claudia Apablaza (Chile, 1978), estudió psicología y literatura en la Universidad de Chile y realizó su postgrado en la Universidad Autónoma de Barcelona. La joven rancagüina es autora de los libros Autoformato (2006), Diario de las Especies (2008), EME/A: La tristeza de la no historia (2010), Siempre te creíste la Virginia Woolf (2011) y GOØ y el amor (2012). Con esta última obra, se adjudicó el premio de novela Alba 2012. Por María Jesús Ibáñez C
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ENTREVISTA
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a cita es en el edificio Balmaceda, donde Claudia Apablaza realiza su taller de iniciación a la narrativa a un grupo de jóvenes entre 18 y 25 años (este es uno de los cuatro talleres que realiza la escritora). Al encontrarnos, noto que viene un poco agitada, le pregunto si se ha tenido que venir muy apurada o algo por el estilo, me mira y me explica que la culpa ha sido de una clase de baile un tanto atrasada. Entonces subimos hasta el segundo piso, un comedor donde Claudia escoge mesa y me invita un café que compartimos y reposamos en la grata conversación que permite Apablaza hablando acerca de sus experiencias y opiniones en el ambiente de la literatura. Lo primero que hago es preguntarle acerca de sus estudios y su inicio en la escritura, más que mal, Claudia estudió psicología. “Quería ser escritora desde niña, pero uno nunca sabe cómo. Entré a la universidad cuando tenía 17 años y jamás supe qué estudiar, por lo que dije, si no sé, que sea algo muy etéreo, una disciplina afín a mí como sujeto y a las cosas que me gusta leer. Y de las que se me pasaron por la cabeza, la psicología acabó siendo mi opción, sin sentir en ninguna ocasión el deseo de ser psicóloga.” Terminó la carrera y en paralelo realizó diferentes tipos de talleres como narrativa, poesía, dramaturgia, crítica, entre algunos. Confiesa que “a esa altura me sentía ultra vieja, pensaba que ya no lo había hecho, que se me había pasado el tiempo”. Finalmente, tres años después, ya segura, postuló al magister de literatura en la Universidad de Chile y año siguiente, ganó con su cuento “Mi nombre en el Google” en el concurso de la revista Paula. Actualmente ya ha publicado más de cinco libros y ha participado en diversas antologías tanto nacionales como internacionales, llegando incluso a manifestar que es muy posible que sus lectores sean más extranjeros que chilenos.
¿Te gusta esto de clasificar a los escritores en generaciones y así mismo en estilos? ¿Te sientes parte de alguno? Sí, igual yo creo que las generaciones son representaciones de épocas. Aunque los escritores dentro de una misma generación pueden ser muy disimiles o pueden tener referentes también cercanos a otras generaciones. Hay referentes de épocas que se mantienen. En mi caso me siento entre dos generaciones la verdad. Por ejemplo la otra vez estaba en el cumpleaños de Diego Zúñiga, y por un lado estaba él y por el otro estaba Alejandro Zambra, Diego tiene 26, Alejandro 38 y yo 34. Y veo que son generaciones
parecidas, pues ellos tienen una estética muy similar, pero yo soy estéticamente muy distinta, estoy al medio. Al final me quedo con ser un grupo, los nacidos después del ‘73 y antes de los ‘90. ¿Te sientes heredera de algún escritor? No sé si heredera pero sí afín a algunas estéticas, varios referentes, cosas así. Efectivamente la estética de Bolaño me gusta mucho, la de George Perec, Enrique Vila-Matas, Mario Bellatín, Clarice Lispector…
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Más que de buscar lo experimental en la forma, lo hago en una aspiración de ruptura Al parecer la literatura, la metaliteratura, la intertextualidad, la ironía y con ella los guiños a la realidad, son temas recurrentes en tu trabajo. ¿Cómo definirías tu voz narrativa? Yo creo que todavía es una búsqueda, no pienso que ya la haya encontrado. Sí hay cosas que se repiten de un libro a otro, y que tiene que ver con la búsqueda de lo literario con la representación, el cuestionamiento de eso mismo, y ahí la ironía que mencionas, porque cuando uno trabaja con lo metaliterario lo que se hace es cuestionarlo, no alabarlo, se pone en tensión la capacidad de representación de la literatura, cuáles son sus límites, etc. Por eso los juegos de escritura sobre escritura, porque te produce sospecha, aún no terminas de creer en ella. Y esa diría yo que es una de mis líneas de trabajo bien marcada, la sospecha. Soy de las que piensa que todo esto del estilo como que se te impone igual, de hecho de eso habla este libro que ando trayendo, que es de Edward Said, que se llama El estilo tardío, y también de una columna que veía en internet donde se habla de que la voz narrativa, al final, tiene que ver con las taras de cada uno, errores vitales, por lo que es algo que te posee, tú no la eliges, y desde ahí es esta voz que uno debe aceptar. ¿Hay algo de experimental en tus textos? Sí, yo creo que sí, en todos menos el primero (Autoformato) donde no había tanta consciencia de eso. En los otros siempre llego a un punto donde trato de quebrar el género. Más que de buscar lo experimental en la forma, lo hago en una aspiración de ruptura. ¿Cómo es el proceso de producción de Claudia Apablaza? Como que siempre estoy terminando uno y se está craneando otro en términos inconscientes, como que no hay muchos vacíos entre un libro y otro. Ahora, entre que me siento y me pongo a escribir ese próximo, casi siempre tengo que haber publicado el anterior, así como verlo o saber que va a salir, que tienen editorial y no va a quedar en mi velador. ¿Cuál sería el gran hilo conductor entre todas tus obras y quizás de las que se vienen? Pienso que igual están conectadas unas con otras, como que no están desvinculadas, tanto por personajes como por estéticas, por temáticas.
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¿Y cuáles son esas temáticas? No sé si las tenga así tan nítidas, más bien es como una sensación de ese vínculo. La crítica nacional, ¿qué opinión te merece? Creo que es buena, pero no muy popular. ¿En qué sentido popular? En la llegada al lector. Siento que se ha ido especializando en guetos literarios, y aunque a lo mejor después cambie, por ahora la buena crítica se ha quedado en revistas virtuales y medios alternativos. Veo que allí hay más espacio, más independencia, que a diferencia de cuando se escribe para un periódico ocurre lo contrario. Ahora, respeto a varios de los críticos de los medios tradicionales, por ejemplo a Camilo Marx que lo encuentro bueno, aunque escriba poco. Pero respeto aún más a esta crítica que se da con un mayor espacio de trabajo, donde pienso en la Lorena Amaro, que escribe reseñas de cinco páginas, donde no es algo netamente académico, sino que análisis las distintas partes del libro, en términos ideológicos, temáticos, generacionales, etc..
ENTREVISTA
Hace poco la crítica nacional, Patricia Espinosa, dijo en una entrevista a otro medio que detestaba esto de andar escribiendo con palabras extranjeras que perfectamente podrían expresarse con nuestra lengua, expresando así la idea de que aquello es con el fin de producir obras exportables, comerciales, etc. ¿Compartes el pensamiento? Yo veo a la literatura como algo más vivo, no tan anquilosado. No tengo una postura tan tradicional respecto al lenguaje. Me gusta pensar más en que somos sujetos de vínculos, de integración de culturas, ¿por qué no vas a integrar una cultura en la cual te vas a mover?, ¿por qué estar restringido en la que naces? No sé, eso es como lo que pensaban los alemanes años atrás, una actitud media fascista encuentro. En tu proceso de formación como escritora está el viaje a España, ¿qué impulsó esa decisión?, y ¿qué piensas de aquellos escritores que su fin llegar a esa cuna de multinacionales?, ¿es tu caso?
Hace dieciocho años, el escritor Carlos Fuentes, dijo en una entrevista al diario La Época, que lo que había era una carencia de una “red eficiente de distribución de libros en América Latina”, refiriéndose a los intercambios fronterizos, ¿ha cambiado el panorama? Eso todavía existe, un escritor de acá sólo es conocido cuando publica en España, sino es así te mantienes dentro de tu frontera, porque para recorrer Latinoamérica dependerás de haber salido publicado en el país Europeo. Ahora lo que también está ocurriendo y que es como el otro lado, es que los mismos autores y editores están haciendo un esfuerzo físico y monetario, vital, para moverse con sus obras, traspasar fronteras con sus propias maletas, y antes eso no pasaba. Entonces quizás podríamos decir que hay mayor apertura en el sentido de las invitaciones y recepciones entre los países, y mucho de eso creo que se debe a un surgir de más editoriales independientes que incrementan el movimiento autónomo. Por eso, hablaría de fronteras más abiertas, pero por el sólo y único esfuerzo de los escritores y editores.
En mi caso, le tengo miedo al nacionalismo literario, y pienso que cualquier escritor debe estar en un viaje constante para poder asimilar otras culturas. Como que no me gusta ese concepto como de regionalismo, me asusta un poco, se empobrece la escritura sin el movimiento y pienso que ésta debe estar abierta a otros referentes tanto como de asimilación como de entrega. Ahora sobre las multinacionales, creo que éstas funcionan para algunos tipos de escrituras, y el escritor que las busca ha de estar consciente de eso. En mi caso yo no las busco porque sé que mi proyecto de escritura no tiene que ver con una multinacional. Entonces, los que optan por eso, será porque estarán conscientes de que les sirven esas grandes plataformas. En mi caso, a mi escritura no le funciona lo transnacional pero sí le funciona lo independiente, y súper bien. El trabajo mínimo, íntimo, de vinculación directa. Prefiero La Furia del Libro, que es un lugar más específico, a la Feria Internacional de Santiago, por ejemplo. Ahora, claro que eso abre y cierra posibilidades a un escritor y un editor, a veces puede encerrarlo en mundos literarios y uno intenta también traspasar eso.
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¿Entonces no tienes un fetiche con el libro, una nostalgia, algo con el objeto en sí? No, nada. No tengo apego a esas cosas. Personalmente manejas un blog, ¿cuál es el uso que le das? Haciendo una revisión, se podría decir que algo recurrente de la generación anterior de escritores chilenos, fue el tópico de “la narrativa de los hijos” respecto a la vivencia de la dictadura. Sin embargo, hay un quiebre y aparece un nuevo grupo, más joven, el cual trae otros matices y otros recursos. ¿Cuál es, gracias a tú experiencia y contacto con aquellos, tu termómetro de la narrativa chilena actual? Creo que ese tema está en muchos libros de escritores nacidos post dictadura, otros nacidos en dictadura también, es un tema que no va a desaparecer. Se va haciendo más tenue la alusión a él, pero se mantiene. Y como en todos los momentos de la literatura universal, nacional, latinoamericana, etc. hay buenos escritores, malos, mediocres, etc. Depende mucho del gusto del lector. Un panorama sería algo complejo en este momento, pero me interesa el trabajo de varios escritores publicados y otros inéditos. En Chile la diversidad de proyectos estéticos hoy en día es enorme, cada uno reúne aristas, variables, discursos, influencias, lecturas disímiles, miedos, proveniencias socio culturales y socio económicas, respuestas a esa proveniencia, viajes, estudios, deseos de escritura, aspiraciones, sucesos vitales distintos, etc. La narrativa chilena contemporánea es caos. Aunque desde luego hay líneas comunes, tal vez esta misma diversidad es la línea que los reúne. Ciencia ficción en escritores como Jorge Baradit; escrituras cruzadas por la televisión y los medios como Pablo Toro, Simón Soto, escrituras, desborde y videojuegos, Maori Pérez; escrituras más intimistas y mínimas, pienso en Diego Zúñiga y Alejandro Zambra; escrituras punkies, Álvaro Bisama y Daniel Hidalgo; Literatura y Artes Visuales en Matías Celedón; escritura y post feminismo en María José Viera Gallo, María Paz Rodríguez; y así un largo etcétera. Basta con leer, para empezar, digo, alguna de las más recientes antologías de escritores contemporáneos. Por ejemplo, Voces -30 publicada en Ebooks Patagonia, la antología .cl o la antología realizada por el crítico Camilo Marks, Los mejores cuentos chilenos del siglo XXI. Esto sin contar a los inéditos y otros que recién están sacando sus primeros libros, como el caso de Ileana Elordi, una joven narradora que tiene un libro hermoso llamado Oro.
Lo tengo como desde el 2006 y su utilidad ha ido cambiando. Hay momentos de mi vida en que los ocupo mucho y otros que no. Cuando partí, era como el boom del blog, todos los escritores tenían uno (todos los después del ´75) y se subían textos a cada rato. Después me he dado cuenta de que los momentos en que más lo uso es cuando me traslado. Como que siento que es una plataforma de vínculo, tengo como un rollo con la plataforma, pienso que ese lugar como es virtual me permite estar en dos lugares. Tu twitter es @lamujerrota, ¿por qué la alusión a ese texto de Simone de Beauvoir? En verdad eso fue algo muy del momento, ni tan pensado o de que me encantase ese libro, no. Como que estaba leyéndolo, justo me hice un twitter en el transcurso, vino el ¿cómo me pongo?, la mujer rota, sí, me gusta, listo.
Claudia Apablaza se ha reconocido como feminista, pero se preocupa en aclarar que no de desecho -así precisó a otro medio- sino que con acciones y trabajo diario desde donde ser un aporte, en su caso la literatura en sus diversos campos. Ejemplo de ello es su libro Junta de vecinas, donde reunió a 16 autoras chilenas en una antología de cuentos.
De tu trabajo Junta de vecinas, ¿qué puedes decir que encontraste en la narrativa de tan diversa gama de mujeres y qué te llevó a realizar dicho proyecto? Creo que había que reunirlas, no con el afán separatista de una antología de mujeres, sino más bien con el afán de poner en la palabra ciertas escrituras que están invisibilizadas por movimientos políticos, económicos y de todo tipo.
¿Cómo ves el futuro del libro? ¿Te gusta la irrupción del internet como nuevo formato?
¿Hay apoyo entre las mujeres?, ¿existe algo así de un acuerdo implícito de género?
A ver igual me gustaría que sí desapareciera, pensándolo desde la ecología. Porque el papel es una sobreexplotación de recursos naturales en un planeta que ya está tan contaminado que sería bueno que pudiésemos leer en formatos electrónico. Pero ahora dicen que también es igual el nivel de contaminación, así que pienso que sería mejor idear nuevas formas como el reciclaje y cosas así.
Creo que sí, aunque obviamente no todas valoran las estéticas de las otras escritoras, pero sí hay una especie de respeto independiente de los gustos o valoraciones personales.
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Actualmente Claudia está en los últimos detalles de revisión y relectura de lo que será su próximo libro, un conjunto de cuentos que saldrán por Editorial Edícola.
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ILUSTRACIÓN - VALERIA HERNÁNDEZ
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La memoria de la resistencia Faride Zerán Premio nacional de periodismo en el 2007, se desempeñó como fundadora y editora de varios medios durante su extensa trayectoria Por Camila González Simon
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ENTREVISTA
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iene en su piel el paso del sol y los años. Es de aquellas mujeres que la historia pareciera no querer recordar pero que la vida no nos deja olvidar. Desde distintas trincheras pero con el mismo sueño de desentrañar las memorias invisibilizadas, aunque sea la propia, tiene en su rostro y palabras la lucha de hacer escuchar esas voces que no han sido hegemonizadas en la memoria pública. “Debemos contar esas vidas mínimas, no sólo las grandes épicas. A veces, incluso nuestra propia memoria nos oculta historias. Nuestra sociedad no quiere saber sobre las mujeres embarazadas que desaparecieron, de las adopciones ilegales de los detenidos desaparecidos, sobre la violencia sexual que se ejerció contra las mujeres” reflexiona Faride Zerán. Su trabajo político siempre estuvo relacionado con su trabajo periodístico. En sus inicios, la recién egresada de periodismo de la Universidad de Chile participaba en el semanario ChileHoy, escribía para El Rebelde y despachaba en la Radio Nacional, estas dos ultimas parte del MIR. Su prioridad era reportear desde las bases en la región metropolitana. El campesinado, los trabajadores de los cordones, los pobladores, indígenas y otros actores sociales populares eran para ella los protagonistas de un proceso y que, por ende, debían ser quiénes contaran las historias.
–¿Por qué hacer que los que no tenían voces tuviesen voces? En los tiempos de la Unidad Popular existía una masa muy grande con amplia formación política que tenía un discurso muy fundamentado. Sin embargo, entre la estructura de los partidos y la burocracia, no todos participaban. En ese sentido, era importante escucharlos y hacer escuchar esas voces.
–Y, ¿quiénes son los acallados hoy? Los mismos sectores que, ademas de ser acallados, también fueron invisibilizados. Lamentablemente, hoy el espacio público lo tienen otras voces. Existe una falta diversidad y pluralidad en aquellas esferas y en los medios de comunicación. Debemos preguntarnos quiénes están hablando. No están hablando los pueblos originarios, las diversidades sexuales, ni los pobres del campo y la ciudad. Sólo hablan los endeudados y los consumidores, pero no el ethos de nuestro país. Al momento de realizarse el Golpe Militar en Chile, debió esconderse. Tenía 23 años e iba caminando a la casa de la directora de la revista Chile Hoy, Marta Harnecker. Ese mismo día allanaron su departamento. Luego, tomaron detenido a su padre, un hombre del partido Demócrata Cristiano que había apoyado el 11 de septiembre, y el hermano de su madre. Lo habían hecho porque la estaban buscando. Sin embargo, cuenta que creían que era un “señor Faride Zerán” quién firmaba los artículos.
Habían noches en las que no dormía. Temía caer detenida. Desde el inicio supo lo que ocurría en el país. Parte de su trabajo consistía en conocer cada uno de los centros de torturas, cómo eran y quiénes estaban ahí. Los periodistas siempre estuvieron en contacto, relata, y su rol consistía en hacer un trabajo de denuncia tanto al interior del país como hacia el exterior. La situación era riesgosa, tanto para ella como para sus cercanos. En mayo de 1974 decide salir del país por el sur hasta cruzar a Bariloche. Desde ahí toma un avión a Buenos Aires para reunirse con su pareja, quién había sido detenido y torturado cuatro meses antes. En la semiclandestinidad, hacía boletines denunciando lo que sucedía en Chile e intentaba vincularse con los distinto sectores para difundir la información. Debido a esto, su estadía en el país transandino no fue muy larga. La Triple A (el grupo paramilitar de ultra derecha llamada la Alianza Anticomunista Argentina) perseguía a intelectuales, políticos, estudiantes, historiadores, sindicalistas y artistas de izquierda, y también la persiguió a ella y su pareja. En octubre del ‘74 cae Miguel Enríquez y con él, una carta que incluía el nombre de Faride Zerán y su rol como periodista apoyando al MIR. Luego fue publicada en el Diario La Segunda. Hasta el día de hoy piensa en lo afortunada que es de seguir viva y jamás haber
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sido detenida. “Mi generación fue diezmada, mis amigos fueron detenidos y desaparecidos. Tantas personas que no estarán nunca más” concluye. La noche de Año nuevo viajan a Perú. Sin embargo, no le dan Visa así que deben ir a Venezuela donde llegó a vivir cinco años. Esos años tienen un gusto agridulce en su memoria. Los cataloga como insólitos pero a pesar de eso parece recordarlos con cariño. Vivía en un departamento pequeño con una cama y una mesa de madera, a su lado todas sus cosas en una maleta y un baúl. Siempre lista para partir.
–¿Cómo fue este tiempo en exilio para usted? El exilio es un desgarro. Un paréntesis en la vida que a veces puede durar toda la vida. La vida que uno hace es en torno a lo que sucede en tu país, pensando en tus padres que no ves envejecer, extrañando a tus hijos que no ves crecer, recordando a tus amigos que no vas a volver a ver, imaginando el paisaje, viviendo con tus nostalgias, tus penas y tus frustraciones. Toda su vida se tuteó con el destierro y el desgarro del exilio. Años antes de la Dictadura, vio a su abuela morir llorando por no haber muerto en su tierra. Ella era de Damasco. Nunca quiso repetir la historia de su familia. En 1979 el MIR planteó la política del retorno. Junto al periodista José Carrasco y su marido eran parte de la dirigencia del movimiento en Venezuela. Ella no fue partidaria de volver porque lo consideraba una locura, sin embargo, el resto estaba de acuerdo. Es en aquel momento que decide dejar de militar puesto que creía que era un error que sólo terminaría en una masacre. Con un rompecabezas sobre la mesa, decidió junto a su pareja que una vez que terminaran el puzzle volverían a Chile. Lo hizo pero para dar la pelea de frente, explica, de cara al poder.
-¿Por qué finalmente decide volver? Porque estábamos quebrados. Mi decisión iba más allá de lo emocional, había un deber moral. Más allá de que no fuésemos militantes.
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–En estos días hablamos de la memoria pero también algunos sectores del país llaman a la reconciliación, a cerrar la herida. ¿Usted tiene una herida? Y de ser así, ¿ha sanado o como podría sanar? Yo no se si tengo herida ni de qué tamaño es; o si cerró o si seguirá abierta. Siento que lo que ocurrió en el país fue un quiebre absoluto, no sólo institucional sino de las vidas de esta sociedad. No tiene que ver con mi vida, sino con las vidas de un país entero. Lo que ocurrió no se va a olvidar nunca. La memoria nos hace más grande como sociedad. A comienzos de la transición nos llamaban a la amnesia, por eso me alegra esta catarsis. Nuestro país aún no ha hecho ese juicio moral de que hay cosas que no se pueden hacer, que no se deben hacer oídos sordos a los atropellos que se denuncian, que no puedes mentir si eres de un medio de comunicación o que no se puede permitir que los civiles que comporten como criminales. Para Faride Zeran, no sólo debemos pensar lo sucedido en los años de la Dictadura como una memoria del dolor, sino como la memoria de la resistencia. Siempre pensó que la iban a matar pero aún así se miraba frente a frente con la muerte tal como lo hizo toda su generación. Era tal nivel de convicción que le daban poco valor a la vida o quizás demasiado, dice. La miraban de frente y no le temían. Esa memoria tiene otras mil memorias, explica, y por eso hay que picar un poco más tal como lo hacen los pirquineros y ver que hay más allá.
ILUSTRACIÓN - VALERIA HERNÁNDEZ
ENTREVISTA
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COLUMNA
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L A E D U CAC I Ó N COMO
FARSA
COMO
ESTAFA
L A E D U CAC I Ó N Por Francesca Z
Lo que voy a expresar no es nada nuevo ni desconocido para todo docente en ejercicio. Desgraciadamente la Institución Educativa no posee canales donde expresar libre y sinceramente lo que sentimos como formadores, pues nuestras palabras tienden a ser tomadas como portadoras de revuelta o provenientes de una mente que no se adapta al sistema. Hablaré de la manera más cruda: la Educación se ha transformado en una simple empresa guiada por el marketing. En los colegios se vive un ambiente enrarecido y falso, cargado de competitividad malsana a punto tal que difícilmente se pueden propiciar conductas naturales, aprendizajes en valores y mucho menos el ser un aporte real hacia la formación integral del HOMBRE futuro. Nos vemos frente a autoridades escolares gobernadas por un automatismo centrado en lo que dicta la bolsa, en lo que vende (no importa lo que cueste) y en la apariencia; directores como marionetas de Fundaciones que dicen propiciar cambios morales, pero al mismo tiempo no les importan los medios ni las circunstancias, si se debe aplastar (aunque suene duro, esta es la palabra, en su acepción moral y física), se aplasta. Al fin y al cabo lo que importa es el “fin” que se persigue. Se habla de moral, de familia, de caridad y amor fraterno, a costa de despidos injustos (para evadir subidas de sueldo; incomodidades por búsqueda y defensa de la verdad; ata-
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jos por posible indemnización; para acomodar a alguien “más preparado”, pero casualmente sin título, entre las causas más comunes), acudiendo incluso a la difamación. Por otro lado las jerarquías se encuentran tan arriba, tan alejadas y a la vez cercanas al Castillo de Kafka, que no pueden apelarse: condenas y veredictos deben cumplirse a raja tabla para que la Empresa funcione, o “aparente” funcionar.Los resultados no importan ni valen, y mucho menos los procesos: época de Imagen y mensajes instantáneos, no puede esperarse lo que demora. Los derechos del estudiante, del apoderado como capitalista, motivados en principio por causas y fines nobles, han terminado por minar el accionar del maestro hasta volverlo casi imposible, receptáculo de presiones y quasidomador de fieras. Lo más triste es la constante sensación de asistir a una Fábrica hueca, disfrazada de excelencia, ese lugar donde no es posible puede ejercer la vocación pues el sistema (y no los niños) la ha frustrado sofocándola con la mentira. Ojalá pudieran ponerse los rojos necesarios para sincerarse con padres y jóvenes, para no malcriarlos en la falta de exigencia y quitarles de una vez ese peso falso a la motivación de una vía que se le pide al docente. Jóvenes que ansían “ser” para alguien, pero nadie tiene tiempo, y el sistema menos. Niños constantemente olvidados que piden a
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gritos límites como reflejo de cariño, de dignidad y amor. Hubo una época en que la mayor vergüenza era defraudar a los padres. Hoy muy pocos jóvenes logran inferir aquello, quizás porque apenas ven a su familia, porque los padres no hablan de alma a alma con ellos o porque la indiferencia a que se ven sometidos ha pasado, ya incluso, los límites de la comodidad. La escuela como mercado es reflejo de una concepción vacía del hombre, como el engranaje más de un sistema automatizado. No podemos continuar en esta inercia. Somos seres pasionales, abanderados, que necesitamos un propósito para levantarnos cada día. Esa es la Humanidad que quiero recuperar: la que tenía IDEALES. No se trata ya de capitalismo o comunismo, que al final son caras de lo mismo. Somos nosotros. Excelencia es, al fin y al cabo, dar sentido a la vida. Permitan que desate mis manos para construir castillos en el aire, pintar y escribir verdades.Dejemos que el sistema pase a un segundo plano, que es donde debe estar. Recuperemos la Confianza y Respeto por el otro. Abramos paso a las buenas intenciones, aunque se cometan errores, pues de ellos se aprende. Volvamos a ser Humanos.
COLUMNA
exhibicionismo en la web por Marcial Parranguez
Junto con una monotonía en la idea del desarrollo pornográfico esto ha ido sepultando la idea de porno tradicional. Es por eso que la idea de ver a chicos comunes que no encajan en un estereotipo y son más bien un fetiche en respuesta a lo invasivo que se tornan los olímpicos humanos en las películas triple X, se ha vuelto un éxito y aún está a la espera de profesionalizarse de una manera real y cercana. Lejos de la forma en que, a través de la representación casi cómica que se ha intentado interpretar a distintos grupos sociales, híper caricaturizando a “niggas” y “latinos”. Encuentras fotos de tu mejor amigo desnudo con las marcas de agua de alguna de las redes sociales virtuales especiales para vídeos según intereses o estereotipos favoritos, como esas páginas para encontrar personas cercanas a ti. Estás dando una vuelta por algún tumblr dedicado especialmente a especímenes chilenos mostrando sus carnes. Entonces no sólo encuentras desnudos porno o eróticos, encuentras fotografías de entrenamientos, días en la piscina, fiestas que se volvieron un poco gay e incluso besos entre los dos novios de tus dos mejores amigas después de un estimulante pito de prensada. Es la realidad paralela de administradores que recolectan lo que encuentran por las redes sociales de contenido público y usuarios que se masturban viendo fotografías tomadas con móviles de personas comunes y corrientes en bañadores, speedos o sin nada sobre sus pieles. La representación del cuerpo en la pornografía hardcore (explícita), ha sido la expresión de un cuerpo tonificado en situaciones nada casuales y constantemente se le han atribuido el uso de drogas, como esteroides para mantener la perfecta armonía entre cuerpo y porno.
El trabajo de estas páginas especializadas en la recolección y el submit, no es menor. De aquí es una gran parte de la población delirante de excitaciones alejadas de una minoría corpórea, que busca en la red la llegada a la explosión sanguínea, con alguien parecido al chico que va en un curso superior en la universidad, a su vecino, su padre o hermano.
Entonces no sólo encuentras desnudos porno o eróticos, encuentras fotografías de entrenamientos, días en la piscina, fiestas que se volvieron un poco gay e incluso besos entre los dos novios de tus dos mejores amigas después de un estimulante pito de prensada
Material multimedia disponible a todos los usuarios de Internet, a través de una simple búsqueda en la web. Y es que en la web hay de todo. Desde las fotos más excitantes de cada famoso de la televisión hasta los vídeos en cam4 de tu vecino flaite.
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inversión a l arte De la
Problemática del coleccionismo en la muestra titulada “Colección” Elisa Espinoza De Vera
ya casi un mes, a pesar del lamentaHHace ble y desafortunado robo de dos obras per-
tenecientes a Damien Hirst, la colección de Juan Yarur continua vigente pero con extremas medidas de seguridad en nuestro país. Con tan solo 29 años, este coleccionista privado es considerado el más joven de Chile en cuanto a su talento: coleccionar; siendo su inversión la gran exhibición de arte contemporáneo que resguarda el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) ubicado en el Parque Forestal. La muestra titulada “Colección Juan Yarur: Un relato personal” inauguró el 30 de julio para algunos, pero para el público general el 31 del mismo mes. Curada por Cecilia Brunso, co-organizada además por la fundación AMA (FAMA) del propio coleccionista y gestionada por Feria Chaco. En cuanto a la exposición, tenemos a nuestro deleite alrededor de ochenta piezas de cuarenta artistas tanto nacionales como internacionales, quienes nos llevan a un imaginario personal por medio del óleo, instalaciones, fotografías y litografías. Sin tener que viajar muy lejos, podemos ir apreciar el trabajo de David Lachapelle, Tracy Emin y Takashi Murakami, al igual que el de artistas nacionales como Alfredo Jaar y Paz Errázuriz. Si bien la muestra invita tanto a intelectuales como curiosos, en términos generales, significa un aporte material tangible de lo que denominamos arte contemporáneo. En donde,
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podemos tener un acercamiento directo con los artistas que nos invitan no solo a observar, sino también a reflexionar. Aquellas reflexiones circulan dentro de lo que llamamos coleccionismo privado y público, junto con la noción de arte versus espectáculo. Al mismo tiempo, nos encontramos con una colección internacional en interacción con obras de artistas nacionales, lo que también nos hace un llamado a visualizar la escena artística de nuestro país en comunión con el mercado y la industria extranjera, a modo de diálogo. Pop Art, erotismo, cuerpos y naturaleza son los ingredientes que componen esta magna colección, la cual nos despierta la curiosidad y el interés por el coleccionismo en Chile. ¿Para qué? El comprar arte le da sustento al artista, lo que produce una apertura hacia el mercado sobre todo para los artistas nacionales, siendo Juan Yarur el encargado de esta noble tarea. Sin embargo, industrializar el arte es al mismo tiempo una sentencia, refiriéndonos a convertir aquello tan único en un espectáculo masivo. Estamos hablando de un arte contemporáneo auténtico masificado, en donde como ciudadanos nos vemos totalmente favorecidos a pesar de que algunos opinen lo contrario. Precisamente, la fundadora y directora de Feria Chaco Irene Abujatun hace alusión a este asunto, mencionando que el arte contemporáneo que vemos hoy en día será en un futuro próximo algo patrimonial, lo que indica la fuerte influencia que ha ejercido lo internacional sobre el arte local.
CRÍTICA
En este sentido, vemos como las obras extranjeras centradas en un imaginario netamente personal se recepcionan de manera tolerante a pesar de contener una desenvoltura que, para algunos, podría ser vista como una insolencia. El estar frente a una realidad que nos descoloca nos remite a la idea de lo prohibido, puesto que aquello que alguna vez causó vergüenza hoy se encuentra a disposición de los artistas en un ámbito global. Por otro lado, referente a las obras nacionales de la colección, específicamente las obras pertenecientes a la década de los noventa, vemos cómo se diferencian de las otras debido a su carácter decorativo y sutil, el cual presenta ausencia de ese descaro que hoy se está adoptando en el ámbito artístico visual chileno. Sin duda, esto apoyaría completamente la hipótesis de Irene Abujatun en cuanto a la evolución del arte nacional como una culminación entre nuestra cultura y la de afuera, cocinada bajo el poder de las miles de imágenes que nos han influenciado. Referente a la importante inversión que ha realizado Juan Yarur a través de los años, se puede apreciar el resultado tanto del coleccionismo público como privado en nuestra cultura. En palabras simples, podríamos decir que en la ausencia de una inversión pública del Estado para promover, resguardar y exhibir el arte surgen personajes quienes, ya sea por hobbie o caridad, compran y colec-
cionan obras de arte. Claramente, esta tarea no parece una real odisea pero sí, lo es. Juan Yarur tuvo que viajar e invertir, seleccionar y decidir respecto a colecciones y artistas. Ya sea un insulto para algunos el hecho de que estas obras se reduzcan a millones de dólares, para otros es una oportunidad e incluso fuente de inspiración. Presenciar una obra en vivo y en directo nos ínsita un sentimiento especial en donde nos transformamos en los protagonistas de la escena, adentrándonos en el mundo del artista, su contexto y la forma en como percibe la realidad; su realidad. Al mismo tiempo, el incluir y poder conectar las obras extranjeras con algunas nacionales nos demuestra el deseo por mostrar el arte chileno al mundo e igualmente a nuestra propia sociedad. Está claro que no muchos mantienen una relación con el arte más allá de la curiosidad, pero el poder asistir a una muestra y tener acceso directo despierta el interés y el asombro del público general. Por un lado, la colección internacional fue escogida por Juan Yarur según sus juicios y necesidades, mientras que la nacional es mucho menos personal. Es más bien un conjunto de obras que fueron seleccionadas para la difusión, a modo de poder hacer presencia fuera del país y mostrar el talento chileno. Es necesario hacer hincapié en lo positivo de fomentar el coleccionismo dentro de nuestro
El prohibir al público general no es precisamente la solución...por muy poca noción que se tenga sobre el campo artístico global o patrimonial, no es razón de peso para privar el arte de la masa. país, ya que el generar acervo y patrimonio es una responsabilidad que contiene ciertos beneficios, tanto para el comprador como para la sociedad. Con este sistema podemos contribuir al desarrollo artístico cultural nacional e igualmente fomentar la educación con respecto a la historia del arte, exhibiendo obras internacionales reconocidas de importantes artistas. El financiamiento de esta causa, siendo absolutamente privado, nos evoca un sentimiento de esperanza ante la ausencia de muestras artísticas en comparación con otros países, siendo Chile un gran potencial artístico para la industria local y extranjera. Paralelamente al negocio del arte y sus implicancias, personajes pertenecientes al mundo del arte no están del todo de acuerdo con mostrar de manera masiva y desprotegida estas delicadas obras. Sin embargo, el prohibir al público general no es precisamente la solución, ya que por muy poca noción que se tenga sobre el campo artístico global o patrimonial, no es razón de peso suficiente para privar el arte de la masa. Únicamente inculcando el interés por lo artístico de manera intelectual y cultural, se podrá erradicar esa “ignorancia” a la cual aludieron algunos posterior al robo ocurrido en el Museo de Arte Contemporáneo. La existencia de un resguardo especial solamente fomentará el distanciamiento entre hombre y arte, recalcando nuevamente la noción del coleccionismo como la respuesta a este problema. Finalmente, casi como una especie de spot publicitario, no queda más que invitarlo a usted; ¡sí usted! ¡No espere más e invierta ya sus millones en nada más ni menos que costosas y auténticas obras de arte! Gracias a su compra estará ayudando a Chile y sus jóvenes estudiantes, quienes podrán optar por un futuro absolutamente mejor. ¡No más Power Points o imágenes pixeladas en Google! Llame ya.
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REVISTA NECIA marcando la otra pauta
que ver?
VI FESTIVAL LGBT Desde el 18 al 30 de octubre
El festival organizado por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, Movilh, trae este año una completa gama de filmes que van desde el matrimonio igualitario, la adopción de parejas del mismo sexo, hasta la homofobia, el bullying, la autoaceptación y la realidad de la diversidad sexual en las escuelas, trabajos, iglesias, la política y la familia. Serán 20 destacadas cintas provenientes de Alemania, Argentina, Chile, Cuba, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Israel, México, Perú y Suecia, distribuidas en 24 funciones. En cuanto a los lugares, las sedes de este año serán la Biblioteca de Santiago, el Café Literario Balmaceda, el Centro Cultural de España y la Cineteca Nacional.
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RECOMENDAMOS
La vida de A d è l e Película francesa / 2013
Dirigida por Abdellatif Kechiche e interpretada por Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos. Esta película está basada en la novela gráfica francesa El azul es un color cálido, en francés Le Bleu est une couleur chaude (2010), de Julie Maroh. La obra cuenta la historia de Adèle (Adèle Exarchopoulos), una chica de 15 años, cuya identidad sexual bascula cuando conoce a Emma (Léa Seydoux), una chica de cabellos azules; sin embargo, “Adèle no sabe encontrar la paz, ni con sus padres, ni con este mundo lleno de moralidades absurdas, ni consigo misma” . El film fue rodado en Lille, al norte de Francia y se destaca por sus imágenes sexuales que pueden incluso ser chocantes.
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MARCANDO LA OTRA PAUTA en la web
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R E V I S T A
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