Revista Hermanas de la Cruz, Nº 28

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Sumario

SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ .

Página

1. Editorial ........................................................................................................................................................... 4 2. La Cátedra del Corazón de Jesús III............................................................................ 6 3. Cartas de Santa Ángela de la Cruz - A la Comunidad de Carmona .....................................................................................10 4. Me gusta contarte cosas... - Por Ti ...........................................................................................................................................................12 5. Hablamos de ella - Santa Ángela, en misión desde la Cruz..............................................................18 - ¿Y qué más hacen los santos?.......................................................................................23

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Sumario

SANTA MARÍA DE LA PURÍSIMA Página

1. Bajo la moción del Espíritu Santo ...............................................................................27 2. Cuestión de Fe .................................................................................................................................33 3. Pura santidad hasta en las menudencias ...........................................................35 4. Así la vieron sus contemporáneos - El Señor sabe premiar la generosidad ..............................................................37 - Quería a Dios por encima de la familia ...........................................................39 - Testimonio de una alumna de Madre María de la Purísima ............41 - Un encuentro entrañable con Madre María de la Purísima ............42 - Testimonio de curación ........................................................................................................43

CAUSA DE CANONIZACIÓN DE JOSÉ TORRES PADILLA - Artículos periodísticos sobre el Padre José Torres - VI ......................44 GRACIAS OBTENIDAS POR LA INTERCESIÓN DEL SIERVO DE DIOS - Gracias obtenidas .....................................................................................................................49

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“CALLAR CON LAS CRIATURAS Y HABLAR CON DIOS”

Santa

Ángela nos dice en sus escritos este breve pensamiento. “Callar con las criaturas y hablar con Dios”1. El silencio es para ella el lugar donde Dios la espera para escucharle a Él y no escucharse a sí misma. Y en sus escritos avisa con mucha frecuencia a sus hermanas sobre la necesidad de vivir la virtud del silencio. Y porque las quería silenciosas, les sigue diciendo: “El silencio es muy bueno para el alma y para la santificación, y por eso no quiero que lo descuiden.” Esta virtud del silencio la debemos practicar siempre, pues de ella se desprenden otras muchas. “El alma que huye de la disipación, tiene silencio interior que es la parte más principal. Contiene su imaginación, y en vez de andar por las regiones imaginarias y las ilusiones que perjudican y la separan de Dios, piensa en sus deberes, habla con nuestro Señor; no se ocupa de cosas exteriores que la disipen, porque no quiere dejar de tratar con su Dios del único negocio que le conviene, que es el de su salvación”2. Pero en nuestro tiempo a Dios no le dejamos hablar porque hay demasiado ruido en nuestra vida, demasiadas cosas que ocupan 4


EDITORIAL

nuestros oídos. Lo que se dice de Él, ya no nos parece adecuado a nuestro tiempo. Somos sordos a su voz y nos parece que no nos escucha. Nos parece que es un débil susurro lo que escuchamos de Él. El silencio interior es la puerta de la vida interior y necesitamos abrirla diariamente, aunque sea poco tiempo. Nuestra Madre fundadora, igual que todos los santos fundadores, pasaba largas horas en silencio y oración. Y señaló a sus hijas en la Congregación por ella fundada, horas sagradas de silencio, para vivir en recogimiento y hablar con Dios. Dios tiene muchas cosas que decirnos, pero solo en el silencio podemos escucharlo. Para engrandecer el valor religioso del silencio, en la Biblia tenemos una página preciosa. En la historia del Profeta Elías, perseguido por Jezabel, huye y se esconde en una gruta de la montaña. Yahvé le habla: “Sal de ahí y ponte de pie ante mí en la montaña, que el Señor va a pasar”. En efecto, pasó primero un viento impetuoso que removía los montes y quebraba las piedras. Pero el Señor no estaba en el viento. Siguió después un terremoto. Y el Señor no estaba en el terremoto ni en el fuego que siguió al terremoto. Al fuego siguió un leve susurro de la brisa y allí estaba Dios. Elías se cubrió el rostro con su manto y escucha el mensaje del Señor. (1 Libro de los Reyes, 19, 9-14). Que Dios nos dé a sentir el Tesoro del silencio. Y que nuestra santa nos enseñe la ciencia de saber escuchar y oír la voz de Dios. 1 2

“UN TESORO EN VASIJA DE BARRO”. Pensamientos de Santa Ángela de la Cruz. Roma 1997 “Epistolario de Santa Ángela de la Cruz”. Vol I. Roma 1985.

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LA CÁTEDRA DEL CORAZÓN DE JESÚS III EL SAGRARIO

Seguimos

en este Año Santo Jubilar del Sagrado Corazón de Jesús, cuando se cumple el Centenario de la Consagración de la Patria española por S.M. Alfonso XIII, profundizando en la Carta de Año de 1918 donde Sor Ángela prepara a sus hijas a vivir espiritualmente tan magno acontecimiento. Ya en nuestros artículos anteriores hemos tratado junto a una introducción histórica de esta epístola las dos cátedras que propone Madre Angelita a la Compañía de Hermanas de la Cruz para descubrir al Divino Corazón de Jesús, Belén y el Calvario, nos resta la última que vamos a abordar en este artículo: El Sagrario.

El Tabernáculo eucarístico es para Santa Ángela de la Cruz el Lugar donde vive -siempre presente y siempre en presente- el Corazón de Jesús. A sus casas las cuenta por Sagrarios donde habita su Amor, Maestro, Médico y Señor y hace del lugar de la Reserva Eucarística el centro y quicio de toda comunidad. La vida Eucarística de Madre es como señalará años más tarde el Concilio Vaticano II “centro y cumbre” de su actividad. 6


LA CÁTEDRA DEL CORAZÓN DE JESÚS III

El Sagrario En el Sagrario Ángela Guerrero encuentra y descubre su personal Betania donde conjugar en perfecta armonía interior la opción de Marta y María. Allí literalmente echada a los pies del Maestro, se bebe las palabras de gracias que salen de sus divinos labios como efluvios de un Corazón que habla sin interrupción al hombre, siendo para el contemplativo “la mejor parte” que “no le será arrebatada”. Allí descubre el servicio al Maestro como una tarea de Caridad “inquieta y nerviosa” para el otro Cristo con hambre y sed, necesitado siempre de hospedaje y atención en los necesitados. En Sor Ángela adquieren vida las palabras de Benedicto XVI: “Comulgar a Cristo es entrar en comunión con los que son de Cristo”(D.C.E.) La escucha fiel y atenta al Corazón del Divino Maestro provoca la actividad desbordante de su corazón de mujer atenta a los mil detalles de su finura espiritual y caritativa. La vida Eucarística de Madre no es remanso apartado, sino el núcleo de una existencia eucaristizada que la lleva a imitar al Corazón que contempla en adoración en el Sagrario, convirtiéndose ella misma en pan partido y repartido para saciar el hambre de pan y el hambre de Dios en el mundo. 7


LA CÁTEDRA DEL CORAZÓN DE JESÚS III

El Sagrario Junto al Tabernáculo, Madre intuye así mismo la presencia en adoración -como un cielo en la tierra- de los Ángeles y de los Santos y presidiendo esa Corte de honor, como no podría ser de otra manera en su exquisitez espiritual, a María Santísima. El Sagrario es su cielo, el único lugar donde una Hermana de la Cruz puede en la Casa encontrar sosiego. Basta que cualquiera de nuestros lectores entre en una Casa de la Compañía sea donde sea en cualquier parte del mundo, descubrirá -sin una sola palabra- que allí habitan y conviven dos realidades: El Esposo-Cristo al que por amor nada se le niega y La Esposa-Hermana de la Cruz la que por amor en todo se niega. El Corazón de Divino Verbo vive en el Sagrario, y Sor Ángela hace de toda la casa un acto de Fe en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar. Las Casas de la Compañía aún en lo exterior se convierten así en el reflejo interior de la casa interior de Madre. Limpieza, pobreza, antigüedad...son señas de identidad de unos pabellones que recuerdan el pabellón íntimo del corazón de la Fundadora donde vive y crece la Compañía de Hermanas de la Cruz. Hoy que hemos perdido el sentido de la adoración Eucarística, donde tantas veces la Santa Misa se ha convertido en una mera cena fraterna donde se convoca a la comunidad. Donde los gestos de adoración van perdiendo su presencia, dejando relegado en muchos templos y oratorios incluso el Tabernáculo a un lugar decorativo lateral. Donde de nuevo aquel reproche de Judas vuelve a aparecer tildando de derroche o despilfarro cualquier honor o delicadeza al Santísimo Sacramento so pretexto de emplear ese dinero en los pobres (Cfr. Jn 12 1-11). Hoy, justo, hoy con esa maravillosa novedad atemporal que tienen los Santos, vuelve Ángela Guerrero a desafiar al mundo con sagrado celo. No hay verdadera Caridad Cristiana sino nace de un corazón unido al Corazón mismo de Aquel que es Caridad (Cfr. I Jn 4, 8) 8


LA CÁTEDRA DEL CORAZÓN DE JESÚS III

El Sagrario En esta cátedra del Sagrario descubre por último Sor Ángela la belleza del anonadamiento del Corazón de Cristo, una sencillez que excede más allá de la humildad de Belén o del ocultamiento del Calvario como el propio Santo Tomás de Aquino recuerda en su célebre himno eucarístico Adorote devote. Esa mansedumbre y humillación del Corazón de Cristo en el Tabernáculo es fuente de inspiración de todas las virtudes para una Hermana de la Cruz que quiere vivir desconocida para el mundo, oculta, hecha nada y menos que nada, para así triturada en el molino del sacrificio ser blanca harina que se da para alimento del mundo.

¡Oh cátedra del Sagrario que bien se aprende en ti, en la escuela de Sor Ángela, a ser un corazón para el mundo siendo un corazón único para el Corazón de Dios! Juan Alberto Ramírez Avilés, Rector Santuario Diocesano de Urda. Toledo.

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A LA COMUNIDAD DE CARMONA

1. Dichosas de sufrir algo por amor al Señor.– 2. Cómo santificarse en la vida religiosa.– 3. Sólo amar a Dios y por Dios lo que El manda amar. Alabado sea Nuestro Señor Jesucristo [Junio 1883]

Mis muy queridas hijas y amadas Hermanas: 1. Por la de H. Catalina1 sé que están bien de salud en lo que cabe, pues en esta vida siempre tiene que haber algo con que poder ejercitar la paciencia. Ustedes no apurarse por eso, porque dichosas de nosotras si Dios nos encuentra dignas de sufrir algo por su amor.

2. No olvidarse de las cosas que les dije a todas y a cada una en particular2 y ponerlas en práctica. Y la presencia de Dios que, para cumplir con la santa Regla, deben tener en el día, que base con frecuencia en este punto: —¿A qué he venido a la religión? A santificarme. —Y, ¿cómo he de santificarme? Venciéndome en todo y en toda hora y a cada momento: venciendo mi genio, mi manera de ser. Siendo otra muy distinta de lo que era antes de entrar en la religión: no gustándome nada de lo que antes me gustaba, ni en lo que se refiera a lo material ni a lo espiritual; y gustándome y gozando sólo en lo que la obediencia me mande. 10


CARTAS DE SANTA ÁNGELA DE LA CRUZ

A la Comunidad de Carmona

—¿Cómo he de santificarme? Estando ciega para no ver más que lo que la obediencia me mande ver; y muda para no hablar más que por obediencia; y sorda para no oír más que la voz de la obediencia. —¿Cómo he de santificarme? Siendo una muerta viva3: muerta para todo lo terreno y viva sólo para Dios. Amándole con todo mi corazón y con toda mi alma, sin darle entrada a ningún otro amor por puro, justo y santo que parezca.

3. Sí, mis queridas Hermanas, sólo a Dios amemos; y por nuestro Dios, todo lo que Dios nos manda amar. Pero sólo por Él amemos, para que amando lo que por justicia debemos amar, como son nuestros Superiores, Hermanas y prójimos, no nos busquemos a nosotras mismas, ni busquemos consuelo y descanso en este amor, sino sólo la gloria de nuestro amado Dueño. Las cartitas de las que me han escrito me han gustado mucho, y no contesto porque no tengo tiempo, pero ya lo haré otro día. Y ustedes recibid el amor que en Dios os tiene, vuestra pobre Madre que os bendice de corazón.

Sor Ángela de la Cruz

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Hermana Catalina. Cf. Carta 12 nota 4. Se refiere a lo que dijo a cada una en la visita a la casa, en los primeros días del mes de abril. 3 La muerte mística a todo lo terreno fue siempre para Sor Ángela una convicción profunda. Basta recordar las páginas maravillosas de sus apuntes de Ejercicios de 1891. Cf. Escritos Intimo, BAC, pp.558-560. 2

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POR TI... Los doce meses que tenemos en el calendario para todo año se van sucediendo y, con frecuencia se oye decir: ¡cómo corre el tiempo!, bueno pues uno de los meses en el que se suelen sacar los abanicos es el mes de agosto, típico mes de mucho calor por lo menos en estas tierras sevillanas. Tenemos una fiesta de la Virgen precisamente a la mitad de dicho mes: “La Asunción de Nuestra Señora” pero con la particularidad de que en muchos lugares es celebrada la fiesta de la Patrona y eso pasa también en Sevilla donde la Virgen de los Reyes es la protagonista. Ocho en punto de la mañana, la Virgen puntualísima está ya bajo el dintel de la “Puerta de Palos”, así llamada la que está juntito a la Giralda, por donde sale la Virgen y por donde volverá a entrar para volver de nuevo a su Capilla Real. Aquí no hay nazarenos, no hay saetas, pero sí mucho fervor. Hay familias que vienen andando desde pueblos cercanos y antes de que el sol empiece a abrir sus ojitos adormilados dejando escapar su primer rayo de luz, ya están bien situadas para ver a esta Virgen que tiene “un no sé qué” especial. Atended a lo que se escucha: “-Un año más. –Aquí estamos, hoy no hay pereza, hasta los niños han sido los primeros en saltar de la cama ¡Tenemos tanto que pedirle a la Virgen! – Y agradecerle, hija mía y agradecerle. – Verdad, ¡qué buena y qué linda es! Yo, vamos, se me saltan las lágrimas en cuanto la veo. – Ya está saliendo, ¡qué bonito el repique de las campanas!¡Madre mía, el año que viene que te podamos ver otra vez! –Así, sentadita 12


ME GUSTA CONTARTE COSAS...

Por Ti... te queremos, que no se te ocurra marcharte. – Le voy a pedir mis tres “gracias”… Y parece que la Virgen, al salir, sonríe y que su Niño disfruta viento a tanta gente que le quiere, parece que hasta mueve sus piernecitas de contento que está. Yo los contemplo y mi mente da un salto y me hace pensar en los días anteriores, ¿Qué por qué? Porque alguien pone a Madre e Hijo tan bonitos, tan bien arreglados, tan “bien vestidos” y sabemos que esas manos delicadas son las de Sor Ángela de la Cruz desde 1906 y las de sus Hijas que todavía lo sigue haciendo ininterrumpidamente.

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ME GUSTA CONTARTE COSAS...

Por Ti... Mira, resulta que el Padre D. José Rodríguez Soto, que era capellán real y director espiritual de la Compañía de Hermanas de la Cruz y apoyado con la recomendación de Dña. María Luisa de Borbón, que dicho sea de paso, también era muy devota de la Virgen de los Reyes, le pidió a Sor Ángela que se ocuparan de este menester y, ellas encantadas, comenzaron este cometido que, ni como llovido del cielo les pudo complacer más. Llevan haciéndolo con todo el cariño del mundo desde entonces pero sin protagonismo de ninguna clase, ocultitas pero con mucho amor y con una finura y un arte “que no se pude aguantar”. Solamente las Hermanas saben de quiénes son las delicadas manos que, con todo el cariño y por dulce obediencia, tocan la cara de tan linda Madre y el divino rostro de su Hijo.

Nos aparece la Reina con uno de sus “históricos y ricos mantos” y con su bondadosa y sonriente cara rodeada con un encaje a modo de rostrillo que sólo los ángeles, no sé, si podrían colocárselo mejor, creo que no. A lo largo del año la visten varias veces según el “tiempo litúrgico” y, sobre todo en el 14


ME GUSTA CONTARTE COSAS...

Por Ti... mes de agosto. Para su novena suelen ponerle el estrenado con motivo de la visita del santo Papa Juan Pablo II (terciopelo azul bordado) Pero te quiero destacar algo en lo que no solemos caer en la cuenta: Sabrás que la coronó canónicamente el Cardenal Primado de España D. Ciriaco Mª. Sancha en 1904 y fue la primera Virgen coronada de Andalucía y que desde 1939 tiene concedido Honores de Capitán General además de ser Alcaldesa perpetua de la ciudad de Sevilla pero, cuando yo la contemplo en su salida procesional lo que más me impresiona es pensar que las Hermanas de Sor Ángela, cada vez que le cambian el manto a la Madre y la ropita del Hijo, son sus manos consagradas las que los vuelven a coronar. ¡Qué mimo de coronación! ¡Qué honor tan grande! Me imagino a las Hermanas, que con un cierto temor y temblor toman las coronas y (qué privilegio Dios mío), coronan al Rey de Reyes y a la Reina Madre. “Por Ti reinan los Reyes”. No hay cánticos, ni incienso, ni vivas, ni cohetes, ni siquiera suena el órgano, tampoco fotógrafos pero, en el cielo, tiene que haber revuelo de ángeles, porque en unas delicadas manos está representado todo el cariño de una ciudad que pone los laureles de su fe y su devoción en las sienes de su Patrona y de su Hijo. Gracias Hermanas porque, siendo las Hijas de Madre Angelita, nos representáis a todos sin distinción y como lo quería Madre: humildes, silenciosas y con el gran amor que tenéis a nuestra Reina del cielo. Y luego viene la procesión. Impresiona una procesión tan devota y ordenada donde destaca la presencia de todas las autoridades religiosas, municipales, civiles y militares. Pero lo más importante es que hay mucho fervor. Se palpa la oración de los numerosísimos fieles a la que acompaña el sonido de las campanas de la Giralda que suenan a gloria. 15


ME GUSTA CONTARTE COSAS...

Por Ti... Dura casi dos horas pues

su

recorrido

es

alrededor de la Catedral. En cada una de las cuatro esquinas se para el paso y se reza una oración que preside el Sr. Arzobispo. Parece

imposible

que

haya tal silencio habiendo tantísimas personas. Se oyen los cantos de la coral catedralicia y parece que, con las volutas del incienso,

van

subiendo

también hacia la Madre todos nuestros deseos y súplicas. Se sucede un detalle muy

bonito,

mira,

al

terminar la oración que se hace en la estación de cada esquina y escuchándose la música de la banda municipal, los afortunados costaleros le dan la vuelta total, vamos, 360 grados, al paso de la Virgen para que pueda verla de frente todo el público estacionado en las calles colindantes; emocionante, lo que yo te diga. Más de una lágrima se escapa. ¡Los vellos de punta! Se ven familias enteras que tradicionalmente no faltan: abuelos, padres, hijos, nietos y en muchos, se aprecian los colores propios de los que se han escapado de la playa veraniega para venir a ver a su Virgen. Unos kilómetros y a vivir una mañana radiante y mariana. 16


ME GUSTA CONTARTE COSAS...

Por Ti... Los Seises no faltan, los colores de sus trajes lo componen el celeste y blanco; sus zapatillas blancas con lazos celestes que saben tanto de baile tradicional en la catedral, van como allanando este suelo por el que ha de pasar la Reina y Madre de nuestros amores. Largas y elegantes plumas colocadas en sus sombreros se van moviendo con el suspiro del aire como anunciando la majestad de la Reina de los Reyes que viene detrás y a la que han homenajeado con sus acompasados bailes ante su altar. Los gallardetes adornan el recorrido en esta “Muy Mariana Ciudad de Sevilla”. Una cosa te digo: que me da pena de que mucha gente, por enfermedad, edad, distancia, etc. no puedan verla, pero se la puede saludar y rezar desde cualquier lugar, si no que se lo digan a las Hermanitas de Sor Ángela que lo hacen desde su convento. En su pensamiento seguro que la ven todavía más hermosa y bonita que en la misma realidad. En fin que, si puedes, no dejes de presenciar esta procesión que, sin duda es madre y maestra de todas las demás, que te lo digo yo que soy un poquito “criticón”. Ah, que se me olvidaba, el paso va perfumado con cuatro ramos, uno en cada esquina, con abundantes nardos. Una joya, no te lo pierdas te alegrarás y te animarás a “piropear” a la que es Reina y Madre de todos. Luis Cornello Espina,sdb.

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SANTA ÁNGELA, EN MISIÓN DESDE LA CRUZ El

mes de octubre, siempre de marcado carácter misionero por la

celebración de la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND), este año es todavía más especial al respecto al declararlo el Papa Francisco mes misionero extraordinario. Con ello se conmemora el centenario de la Carta Apostólica Maximun illud (30 de noviembre de 1919) del Papa Benedicto XV “sobre la propagación de la fe católica en el mundo entero”.

El objetivo de este mes misionero extraordinario es orar por las misiones con especial intensidad, reflexionar sobre la importancia de la misión de la Iglesia y tomar conciencia de la responsabilidad de cada cristiano en esta apasionante tarea. La misión nos compete a todos, es más, dice el Papa que somos cada uno una “misión”. Cada uno de nosotros somos terreno donde el Evangelio se 18


HABLAMOS DE ELLA

Santa Ángela, en Misión desde la Cruz siembra y donde, por tanto, debe dar fruto abundante para bien del mundo. Nuestra vida cristiana debe dar constantemente “cosecha evangélica” como anuncio misionero hecho vida. Cada cristiano con su voz, con su testimonio y sobre todo con su propia vida anuncia a Jesucristo y su Evangelio. El testimonio de Santa Ángela de la Cruz puede ayudarnos a activar nuestro compromiso con la misión de la Iglesia en este mes misionero extraordinario. Santa Ángela de la Cruz, impulsada por el Espíritu Santo, puso en marcha una hermosa obra cuya dedicación es precisamente dar testimonio del amor de Dios allí donde hay más necesidad de él, es decir, en medio de la pobreza y el sufrimiento. La Compañía de la Cruz, fruto apostólico de Santa Ángela, es un testimonio vivo de caridad evangélica y de misericordia en acto, no simplemente afectiva sino efectiva. Eso es misión, eso es evangelizar: testimoniar, transmitir, anunciar, visibilizar, manifestar el amor de Dios que es Buena Noticia de salvación.

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HABLAMOS DE ELLA

Santa Ángela, en Misión desde la Cruz La caridad heroica de Santa Ángela de la Cruz fue testimonio vivo del Evangelio en medio de la sociedad en la que vivió, especialmente en esas periferias del dolor y de la enfermedad por donde Jesús la llevaba. Ella por donde pasaba dejaba la fragancia viva de Cristo, aliviando mucho dolor y conquistando a la vez muchos corazones para el Señor. Ella fue perfume fresco del Evangelio para todos. ¿Y desde dónde vivió ella ese impulso misionero que le llevaba a socorrer a los pobres, a asistir con esmero a los enfermos, a cuidar con amor a los niños y a los ancianos, especialmente a los más desvalidos? Desde la Cruz. Su misión brotaba de la Cruz. Ella vivió como vivió e hizo lo que hizo porque amaba con pasión la Cruz de Jesús. La Cruz dio sentido a su vida y a su apostolado de la caridad. La Cruz es el corazón del Evangelio pues es signo del extremo del amor de Dios por nosotros: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo para que todo el que crea en él tenga vida eterna…” (Jn 3, 16). La Cruz significa amor: un amor grande y entregado hasta el extremo. La misión de la Iglesia es anunciar ese amor del que habla la Cruz, un amor que perdona, redime, salva, reconcilia y vivifica. Aquél que experimenta en sí mismo ese amor de Dios del que está lleno la Cruz sentirá la necesidad de comunicarlo a los demás, entregando precisamente la vida como hizo Jesús. Así lo vivió Santa Ángela y por eso quiso ser habitante permanente del “país de la Cruz”, como ella decía y enseñaba a sus hijas, las hermanas 20


HABLAMOS DE ELLA

Santa Ángela, en Misión desde la Cruz de la Compañía de la Cruz. Desde su amor a la Cruz del Señor, amor que la llevó a vivir “crucificada con Cristo” (Cf. Gal 2, 20), comprendió la esencia del Evangelio y se convirtió en página viviente del Evangelio al estilo de Jesús. La Cruz inspira a Santa Ángela el alcance y el estilo de su misión. El alcance está claro: que a todos, especialmente a los más necesitados, pueda cubrir la sombra de caridad, de amor misericordioso, que proyecta la Cruz. Y el estilo es claro: hacerlo desde la entrega radical sin condiciones, el sacrificio de uno mismo y la humildad, que es lo que hizo Jesús justamente al abrazar la Cruz. Ser testigos de Jesús implica tener un corazón dispuesto a la entrega. Con egoísmo es imposible ser misioneros. La misión abre nuestra vida al encuentro con los demás y nos invita a esa renuncia de nosotros mismos que adelgaza nuestro yo, a veces demasiado inflado. Cerrados en nuestra propia carne no somos felices. En la Cruz de Jesús aprendemos un itinerario de vida distinto que nos hace ganar la vida precisamente entregándola poco a poco. Demasiado instalados en nosotros mismos nos hacemos cómodos prefiriendo estar en el sillón sin complicarnos la vida o mirando los toros desde la barrera. El Papa Francisco nos pide no ser “cristianos de balconada” sino cristianos valientes que, desde la experiencia de Dios, bajan a la arena de la vida, del mundo, para sembrar las semillas del Evangelio generadoras de vida nueva. La entrega radical, sin fisuras ni contemplaciones, que nos enseña la vida de Santa Ángela es una clave muy importante para vivir la urgencia de la misión. El sacrificio que hizo de sí misma, la renuncia a su “yo” en favor de los “otros”, los pobres de Dios, es ejemplo que nos ha de estimular sin duda. 21


HABLAMOS DE ELLA

Santa Ángela, en Misión desde la Cruz Pero para vivir así la fe tiene que estar bien fortalecida en la oración. Santa Ángela cuidó con esmero su vida espiritual, su vida de encuentro permanente con el Señor. Desde esa comunión viva con Él, desde ese amor con todas sus fuerzas a Jesús Crucificado, ella se daba sin medida a todos. Desde ese amor vivió y se desvivió. La oración, como una constante de nuestra vida, cultiva en nosotros el amor al Señor, nos va enamorando de Él cada vez más y nos va ayudando a entender el significado de la Cruz impulsándonos así al testimonio de Cristo. La oración es fundamental si queremos ser auténticos misioneros. Así nos lo enseña la vida de Santa Ángela. Y la humildad. La vida de Santa Ángela brilla por la humildad que ella aprendió al pie de la Cruz. ¿Cómo vamos a ir nosotros al mundo con soberbia y engreimiento creyéndonos superiores a todos? Santa Ángela mirando a Jesús se consideraba nada y desde esa experiencia se hermanaba con los demás, especialmente con los pobres, sirviéndoles como si del mismo Señor se tratara. El misionero de Cristo es humilde. Sin humildad no llegamos a ninguna parte y nunca seremos escuchados. Nuestro testimonio debe ser humilde para que sea convincente, para que interpele a quien lo vea y lo escuche. En medio de un mundo muy ensoberbecido el testimonio de la humildad cristiana es sal y luz, dice mucho y prepara muchos corazones al encuentro con el Señor. Por tanto, vivamos un octubre misionero desde estas claves. El ejemplo de Santa Ángela nos ilumine y sobre todo nos haga crecer en ese amor al Señor que es fuente y origen de todo auténtico apostolado.

Fray Juan Carlos González del Cerro, O.P

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¿Y QUÉ MÁS HACEN LOS SANTOS? En alguna ocasión nos hemos podido hacer esta misma pregunta que nos plantea Madre: ¿Y qué más hacen los santos? Después de pensar y dar vueltas en la cabeza y en el corazón, llegamos a una respuesta: ser otro Cristo. Nuestra tarea como cristianos y seguidores de Jesús consiste en dejar que la vida de Cristo sea nuestra vida de tal modo que vayamos teniendo ‘los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús’1 San Pablo lo tiene bien claro y así nos lo transmite. Siente que su vida ya no le pertenece, es de Cristo, es otro Cristo. Es la desposesión total de la propia vida, ya no le pertenece a Pablo, sino que se la ha entregado en su totalidad a Cristo. De esta forma, Pablo nos revela que ha encontrado el norte de su vida y de su existencia. En cualquiera de sus cartas, cuando San Pablo pronuncia el nombre de Cristo se le ensancha el corazón y sus labios rebosan de sabiduría para hablar de Jesucristo, su Señor, por el cual lo perdió todo, incluso la vida.

1

Fil 2, 5.

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HABLAMOS DE ELLA

¿Y qué más hacen los santos? Por eso, sus afirmaciones no son palabras vacías de contenido, sino expresión de una experiencia profunda de amor a Cristo: “Para mi la vida es Cristo”, les dice a los filipenses y nos lo sigue repitiendo hoy a cada uno de nosotros. Para poder utilizar esta afirmación tan rotunda, hace falta tener una clara experiencia de Dios, que en Cristo, ha asumido un “corazón de carne”. Cristo no solamente tiene un corazón divino, rico en misericordia y perdón, sino también un corazón humano, capaz de todas las expresiones de afecto. Esta misma experiencia inundó la vida de Santa Ángela de la Cruz. No tenía vida propia. En los propósitos de un retiro dice: “Trabajaré cada día por estrechar cada día la unión con mi Dios”.2 Esa unión con Dios es la que le lanzaba a la atención de los más pobres y necesitados, es lo que le hacía sentirse expropiada. Madre, que ha descubierto al igual que Pablo que la vida ya no le pertenece, sino que se la ha entregado totalmente al Señor, llega a afirmar con total convencimiento: “Imitar la vida oculta de Jesús en lo exterior, y en lo interior, vivir crucificada con Jesús”3. Su identificación con Cristo Crucificado es total, de tal forma que “conocía con bastante claridad que en aquella cruz que estaba frente a la de mi Señor, debía crucificarme con toda igualdad que es posible a una criatura”.4 Imitar a Cristo, no es nada fácil, y mucho menos en los momentos en los que nos encontramos, sin embargo nos damos cuenta, que cuando la vida de fe se toma en serio, con prontitud recogemos los frutos. No es fácil aceptar la cruz, ni el sufrimiento ni la humillación. Tal vez en muchas ocasiones hemos deseado también cada uno de nosotros ser totalmente de Cristo, ofrecernos a Cristo, y sin embargo, andamos con dudas, con miedos, con temores… en definitiva con una falta de generosidad grande. Una falta de generosidad que se va convirtiendo en una mediocridad acuciante, nos va haciendo perder el “amor primero”. Y sabemos que el amor no dice nunca ¡basta! 2 3 4

Año 1876 Apuntes de Ejercicios, 22 de marzo 1873. idem

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HABLAMOS DE ELLA

¿Y qué más hacen los santos?

Quien con el Apóstol puede decir: «para mí la vida es Cristo», se ve inevitablemente impulsado a evangelizar a todos cuantos pueda mediante un anuncio valiente y audaz del Evangelio. Y su anuncio será convincente porque brota del testimonio de quien se ha encontrado con Él, de quien lo lleva en sí, esto le ocurrió a San Pablo y a Santa Ángela de la Cruz, ¿estás tú dispuesto a hacerlo lema en tu vida?

Juan José Infantes Barroso. Formador del Seminario de Vitoria.

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Santa María de la Purísima de la Cruz

El 18 de septiembre

celebramos la Fiesta Litúrgica de Santa María de la Purísima y el 9º Aniversario de su Beatificación. Habrá Misa solemne a las 7 de la tarde en la Iglesia del Convento. C/ Santa Ángela de la Cruz, 4. Sevilla


BAJO LA MOCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO (Continuación)

Hemos mostrado en número anterior de la Revista hasta qué punto es fecundo acoger y obedecer a las mociones del Espíritu Santo, e incluso llegar a decir, con la Beata María de la Purísima, que el Espíritu Santo nos guía por medio de sus inspiraciones y mociones, de ahí que es el principal medio de nuestra santificación. Ante esto, se nos plantean distintas preguntas: ¿Cómo reconocer y discernir esas mociones del Espíritu Santo? ¿Recibimos todos esas mociones? ¿Con qué frecuencia? ¿Cómo favorecer su presencia en nuestra vida espiritual? A continuación, intentaremos responder a esas preguntas, empezando por la última. ¿CÓMO FAVORECER LAS INSPIRACIONES EN NUESTRA VIDA ESPIRITUAL? Dios ama a todos los seres humanos con un amor igual y quiere conducirlos a todos a la perfección, pero al mismo tiempo tiene caminos distintos para unos y otros. Lo que quiere decir que las inspiraciones de la gracia tendrán frecuencias y manifestaciones muy diferentes de una persona a otra. No se puede obligar al Espíritu, y Dios es dueño de sus dones. No obstante, no podemos dudar de que Dios concederá a todos los seres humanos las inspiraciones necesarias para su propia santificación. De ahí que cada día tenemos que tener más ilusión por santificarnos 1. 1.- Cf. Destellos de luz, n. 559; J. PHILIPPE, En la escuela del Espíritu Santo, 27.

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BAJO LA MOCIÓN DEL ESPÍRIT U SANTO

Todo cristiano debe, pues, desear y pedir las gracias de las inspiraciones. Ciertamente, Dios las concede en mayor o menor medida, y “a quien mucho se le ha dado, mucho se le exigirá” (Lc 12, 48), como al que menos se le ha dado, menos se le pedirá. ¿Qué hemos de hacer para que el Señor nos haga beneficiarnos de las inspiraciones de la gracia en la mayor medida posible? Veamos algunas condiciones que favorecen su manifestación. 1. PRACTICAR LA ALABANZA Y LA GRATITUD Debemos dar gracias a Dios con todo nuestro corazón por cada gracia recibida, en especial por las inspiraciones. Él nos concederá aún más. Hay que ser muy agradecidos a Dios, siendo muy fieles y no poniendo estorbo a su acción. Dios quiere invadirnos por completo, y entonces todo lo daremos por bien empleado2. No debemos dejar de pedir, suplicar y hacer cuanto podamos por conseguir una mayor unión con Dios. Es lo único que merece la pena3. 2. DESEARLAS Y PEDIRLAS Es preciso desearlas y pedirlas con frecuencia en la oración: “Pedid y se os dará” (Lc 11, 9). Esa debería ser una de las peticiones que dirigimos a Dios con mayor frecuencia: “Inspírame en todas mis decisiones, y haz que no descuide ninguna de tus inspiraciones”4. En la oración es donde recibimos del Señor la luz para comprender la necesidad que tenemos de ser fieles a nuestra vocación, es donde aprendemos a ver las cosas con espíritu sobrenatural y a cambiar nuestros criterios humanos por criterios de fe5. 2.3.4.5.-

Cf. Destellos de luz, n. 644. Cf. Destellos de luz, n. 646. J. PHILIPPE, En la escuela del Espíritu Santo, 30. Cf. Destellos de luz, n. 442.

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BAJO LA MOCIÓN DEL ESPÍRIT U SANTO

3. NO NEGAR A DIOS COSA ALGUNA Es muy importante que haya en nosotros una firme y constante determinación de obedecer a Dios en todas las cosas, grandes o pequeñas, sin excepción. Cuanto mayor es nuestra actitud de plena fidelidad, más nos favorece Dios con sus inspiraciones. Oigamos a la Beata María de la Purísima: “Señor, que me amas y quieres mi bien, dame la gracia que necesito para serte siempre fiel y cumplir en todo momento tu voluntad. Que yo sepa verte a Ti en mis hermanas, y cuando las cosas me cuesten sepa decir: “Es el Señor” y lo acepte como venido de su mano6”. Conocemos múltiples expresiones de la voluntad de Dios sin necesidad de que sean inspiraciones especiales: la voluntad de Dios se nos da a conocer de un modo general por medio de los mandamientos de la ley de Dios, las enseñanzas de la Iglesia, las exigencias de nuestra vocación, etc. Por eso hay que ser muy constantes en trabajar por ser muy observantes en todos los puntos de la vida diaria: silencio, recogimiento, puntualidad, trato mutuo... Así las comunidades serán “cielos anticipados” y acercarán muchas almas al Señor7. 6.- Cf. Destellos de luz, n. 326. 7.- Cf. Destellos de luz, n. 342.

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BAJO LA MOCIÓN DEL ESPÍRIT U SANTO

4. VIVIR EL ABANDONO La forma de obediencia quizás más importante y más descuidada es la obediencia a los acontecimientos. Los sucesos de la vida son la expresión más segura de la voluntad de Dios, porque no corren el riesgo de una interpretación subjetiva. Si Dios nos ve dóciles a los acontecimientos, capaces de aceptar serena y amorosamente lo que nos imponen las circunstancias de la vida con un espíritu de confianza filial y de abandono a su voluntad, no hay duda de que multiplicará para nosotros las manifestaciones más personales de su voluntad a través de la acción de su Espíritu, que habla a nuestro corazón.

Lo que nos impide en gran manera hacernos santos es, sin duda, nuestra dificultad para aceptar plenamente todo lo que nos sucede. No en el sentido de un fatalismo que nos haría completamente pasivos, sino en el de un abandono confiado y total en las manos del Padre8. Así pues, como nos aconseja la Beata María de la Purísima: “Trabajemos en ese pleno abandono en manos del Señor, seguras de que Él nos ama y lo que permita será lo mejor para nuestra santificación. También con su hijo usó esas trazas que tanto nos desconciertan”9. 8.- J. PHILIPPE, En la escuela del Espíritu Santo, 33-34. 9.- Destellos de luz, Madre María de la Purísima, n. 161.

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BAJO LA MOCIÓN DEL ESPÍRIT U SANTO

5. VIVIR EL DESPRENDIMIENTO Es preciso mantener nuestro corazón en una actitud de desprendimiento, conservar una especie de libertad, de distancia y de reserva interior, ante todo, que hace que, si se nos impide tal cosa, tal costumbre, tal relación, tal proyecto personal, no hagamos un drama. Este desprendimiento debe practicarse en todos los aspectos de nuestra vida. Pero indudablemente, el aspecto material no es el más importante: a veces vemos mucho más obstaculizado nuestro avance espiritual por el apego a determinadas ideas, criterios y comportamientos propios10.

6. VIVIR EL SILENCIO Y LA PAZ El Espíritu de Dios es un espíritu de paz, habla y actúa en la paz, nunca en la inquietud y en la agitación. Además, las mociones del Espíritu son toques delicados, que no se manifiestan en el estrépito, y sólo pueden emerger en nuestra consciencia espiritual si existe en ella una zona de calma, de serenidad y de paz. Si nuestro interior es siempre ruidoso y agitado, la dulce voz del Espíritu Santo tendrá muchas dificultades para hacerse oír11. Hay que estar alerta para no dejar pasar a nuestro interior lo que puede hacernos perder la paz, este tesoro que el Señor desea para nosotros12. Por tanto, como refiere la Beata María de la Purísima: “El tesoro de la paz tenemos que defenderlo a toda costa, ya que ella nos da una serenidad y un equilibrio en nuestra vida comunitaria, necesaria para lograr una verdadera comunión fraterna que produce un gran bienestar en las Comunidades”13. 10.- J. PHILIPPE, En la escuela del Espíritu Santo, 36. Cf. J. DE BPNILLA, Breve tratado de la paz del alma, col. Neblí, 2005, 34. 11.- J. PHILIPPE, En la escuela del Espíritu Santo, 37. Cf. J. PHILIPPE, La paz interior, Madrid 2004; Dichos de luz y del amor, 153 en Vida y obras de San Juan de la Cruz, Madrid 1978. 12.- Cf. Destellos de luz, n. 1469. 13.- Destellos de luz, n. 470.

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BAJO LA MOCIÓN DEL ESPÍRIT U SANTO

7. PERSEVERAR EN LA ORACIÓN Estas aptitudes de las que hemos hablado, que facilitan las manifestaciones de las mociones del Espíritu Santo, sólo podremos adquirirlas progresivamente, y exigen una plena fidelidad a la oración. Para fortalecernos en la determinación de no negar cosa alguna a Dios; para vivir el desprendimiento, el abandono filial y confiado; para aprender a amar el silencio y la interioridad; para descubrir ese “lugar del corazón” al que el Espíritu nos convoca dulcemente, es indispensable la oración14. (Continuará) Teodoro León Muñoz Vicario General de la Archidiócesis de Sevilla 14.- J. PHILIPPE, En la escuela del Espíritu Santo, 39-40. Cf. J. PHILIPPE, Tiempo para Dios, Madrid 2004

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CUESTIÓN DE FE Tenía Santa María de la Purísima la costumbre, cuando éramos niños sus sobrinos, de cogernos del brazo con ternura mientras hablábamos con ella y con pequeños tironcitos nos colocaba o recolocaba las mangas de la camisa. Era un gesto de cariño y para nosotros además era un gesto familiar pues nuestra abuela, su madre, hacía exactamente lo mismo. Cuando lo hacían, nosotros sentíamos que nos estaban prestando toda su atención y nos sentíamos felices por el cariño que nos demostraban. Eran tironcitos en la manga que interpretábamos como grandes abrazos. Hace unas cuantas semanas conocí en persona a un médico sevillano, familiar de una amiga. Ella nos había pedido unos meses atrás a unos cuantos que nos acordáramos de él en nuestras oraciones por encontrarse enfermo. Esta amiga que es cariñosa y cercana siempre con los que sufren a su alrededor, tiene dos devociones de cabecera: el Señor del Gran Poder y Santa María de la Purísima, ésta última como devoción “hija” de la de Santa Ángela. A los pies de su cuñado, nuestro médico enfermo, ambas devociones estaban presentes. Pasaron los meses y recibimos noticias de su mejoría, pero a pesar de ello, casi no pude dar crédito cuando le vi, pues pese a la gravedad de una enfermedad que le tuvo al borde de la muerte, su aspecto era fuerte, el rostro dulce y la mirada limpia y su voz firme y muy serena. Nos habló de los días en el hospital y de cómo a pesar de ser médico, no era consciente de su estado tan grave y al saberlo ahora, se encontraba conmovido por la ayuda recibida del cielo. Me impresionó su testimonio de humildad y el ejemplo de Fe de esta familia, empezando por Silvia, su mujer y hermana de mi amiga. A Silvia el cariño por las Hermanas de la Cruz le rebosa; tiene una enorme devoción desde siempre por Santa Angela, y a ella le confía sus preocupaciones con la seguridad de que, en sus manos, su familia está segura. “No te preocupes, Sor Ángela está al tanto”, es la frase que repite ante cualquier inquietud o problema. 33


CUESTIÓN DE FE

Del cuello de Silvia cuelga una medalla de Santa Ángela. Su hija le hizo grabar en el reverso estas tres palabras, como agradecimiento y recuerdo tras el nacimiento de su hija, la nieta de Silvia. “Estoy al tanto”. De vuelta a Madrid, recordaba el día en Sevilla y los tironcitos de María Isabel que con el tiempo son más frecuentes y probablemente más fuertes, pues ya se sabe que, con la edad, necesitamos que nos hablen más alto y más claro. Como hace un año, cuando recibíamos la noticia del ingreso de Ana María, la niña del milagro de la beatificación, en el convento de las Hermanas de la Cruz como postulante. El milagro completado. Y Santa María de la Purísima haciendo y diciendo, clara y directamente. Me preguntaba cuántas personas y cuántas veces sentirán a Santa María de la Purísima y sus tironcitos. “Lo más hermoso en la tierra es buscar a Dios, acercarse a Él, llenarse de su Amor, y de Él repartir a otros”, así lo dejó escrito y así hizo y sigue haciendo desde el cielo. Fe, esperanza y caridad. Tres virtudes y tres palabras. Como las de Silvia. Madre María de la Purísima era más de escuchar que de hablar, más de hacer que de decir, más de ser que de estar. Quizá en ello estriba su cercanía. Es verdad que sus cartas y escritos son la fuente de su espiritualidad, pero el ejemplo de su vida y de su modo de actuar incluso en los detalles más pequeños son los que nos acercan a los misterios y a las virtudes con increíble naturalidad. Desde niña destacó por su Fe profunda y nunca cesó en su deseo de hacer llegar a todos el convencimiento del amor de Dios. “Dios me quiere mucho, mucho más de lo que yo me puedo figurar”. Olga Salvat. Agosto de 2019 34


P U R A S A N T I D A D H A S TA EN LAS MENUDENCIAS Así define a Madre María de la Purísima una persona que la conoció y trató durante sus años de Madre General. Una definición que es toda una declaración de intenciones y que podría ser el resumen de la vida de esta Santa contemporánea tan cercana a quienes leen este boletín y están cerca de las Hermanas de la Cruz. Madre María de la Purísima vivió entre el cielo y la tierra. Pensando siempre en lo de arriba y desviviéndose por lo de abajo. Combinación que es el camino a la santidad, y que además está llena de menudencias que hay que sortear y superar con espíritu sobrenatural. Ella era santa hasta en eso. Madre María de la Purísima es un tipo de santo que no hemos tenido hasta hace poco tiempo. Y es que, actualmente hay muchísima gente que la ha conocido y tratado. Gente, sobre todo de Andalucía que la ha visto y conocido, y que ahora ven como está en los altares desde el 18 de octubre de 2015. En la historia de la Iglesia, nunca antes hubo católicos que conocieron y trataron a otros santos. La santidad era algo lejano, del pasado, que se leía en los libros de santos o se escuchaba en las iglesias. Pero nadie había conocido a uno. Y hoy en día, tenemos ejemplos recientes de personas que han convivido con nuestro tiempo que ya son santos. Por eso los testimonios de Madre María de la Purísima son tan importantes y edificantes, porque son la voz en primera persona de una santidad que iluminó a mucha gente. Nunca habíamos tenido tantos santos como hoy en día tenemos, y eso es un motivo de peso para luchar por ello, y para estar motivado. 35


PURA SANTIDAD HASTA EN LAS MENUDENCIAS Madre María de la Purísima es la Santa de lo pequeño. De las cosas aparentemente insignificantes. Supo convertir en grande todo lo pequeño. Lo más insignificante del día a día lo hacía santidad. Fiel y constante en lo pequeño para poder serlo en lo grande. Un entrenamiento al alma que no dejó de ejercitar hasta el último día de su vida, tal y como recogen los testimonios que se recopilaron para el proceso de canonización de Madre María de la Purísima.

Ella quería hacerlo bien para que cuando viniera algo fuerte poder hacer frente a ello. Es el entrenamiento de la santidad. El gimnasio de la santidad y las cosas sobrenaturales, que muchas veces se afrontan gracias a ese ejercicio de las cosas pequeñas. Por eso hemos de mirar muchas veces a los santos. Ellos son escuela de santidad y modelo a seguir en estas pequeñeces de cada día. Si las superamos, estaremos más cerca de Dios. Alberto Espinosa Grau 36


EL SEÑOR SABE PREMIAR LA GENEROSIDAD

Esta pequeña frase, pero a la vez tan grande, me fue repetida por una mujer excepcional a lo largo de mi vida. En mis recuerdos de niña siempre aparece un hábito marrón de estameña, toca blanca, velo negro y zapatillas negras. Todos estos recuerdos se personifican en una humilde Hermana de la Cruz, que a principios de los setenta llega como Superiora al Convento de las HH. DE LA CRUZ de mi localidad, Villanueva del Río y Minas. Su nombre: Hermana María de la Purísima. Por aquellos años, era una niña pequeña que no solo cursaba los primeros cursos de Educación General Básica en el Colegio de las HH. de la Cruz, por el contrario, me unía una relación más estrecha, dado que mi madre a lo largo del tiempo había consolidado una relación con ellas de cariño y respeto. Las sentía parte de mi familia, la cual estaba compuesta por mi padre Francisco “el cartero” (funcionario de correos), mi madre Manoli “la de los quesos” (dueña de un negocio de quesos y jamones), mis hermanas menores (María Ángeles y Montserrat) y yo (Inmaculada). 37


ASÍ LA VIERON SUS CONTEMPORÁNEOS

El Señor sabe premiar la generosidad Mis padres dedicaban muchas horas al negocio familiar, ello propició mis largas estancias en el convento junto a las niñas que por aquellos tiempos estaban internas en él. Así transcurrió mi feliz infancia entre mi casa y las HH. de la Cruz. Quedarme en el convento era maravilloso. Me sentía feliz, como en casa y sobre todo era Ella: la Hermana Superiora María de la Purísima. Su talante dulce, natural y sonriente. El amor que nos prodigaba a todas las niñas. Cuando aparecía en el patio del colegio, todas corríamos hacia ella sabiendo de antemano que tendría una palabra cariñosa para cada una de nosotras. Nombrada Madre General de la Compañía de las HH. de la Cruz, tuvo que trasladarse definitivamente a la Casa Madre en Sevilla. Ello supuso dejarnos huérfanas y sobre todo a mí. Ejerció sus obligaciones con justicia y amor infinito al Instituto y pese a sus muchas obligaciones siempre estaba disponible cuando he necesitado de su cariño y consejo, que a lo largo de mi vida ha sido en muchas ocasiones. Hoy una mujer casada y madre de dos niñas, Ángela e Inmaculada, les hablo de mi infancia y siempre aparece su vivo recuerdo. Sin duda soy un ser privilegiado por haber convivido y guiado en muchas ocasiones mis pasos, una Mujer con un Don especial que aún hoy no puedo describir, pues era tanto el amor y el deseo de ser mejor persona que emanaba su sola presencia. Gozo y alegría son las palabras que describen mis sentimientos ante la inminente Beatificación de Madre María de la Purísima de la Cruz y de este modo sean reconocidas sus virtudes ante el mundo. La sencillez y humildad que la caracterizaban la harían sentirse inmerecedora de tal reconocimiento universal y yo le digo Madre recuerde la frase que tantas veces escuché en sus labios: “EL SEÑOR SABE PREMIAR LA GENEROSIDAD”. Inmaculada Romero Carmona (Villanueva del Río y Minas, Sevilla) 38


“QUERÍA A DIOS POR ENCIMA DE LA FAMILIA”

Soy Wany, estoy casada con Pablo y tenemos nueve hijos, seis en el mundo y tres en el cielo. En mi vida, durante toda la niñez y parte de mi juventud, junto a Hermana María de la Purísima, es ahora cuando puedo ver la riqueza que he tenido y la enseñanza tan profunda, puesto que cuando una es niña o joven, al igual que con nuestros padres y todos los educadores, no se aprecian, hasta que llega el sufrimiento o la alegría de la vida adulta. Pero cuando esto llega, entonces es cuando se reacciona, y se apoya una en lo que han enseñado, en mi caso, cada día, con cualquier acontecimiento, no dejo de remitirme a ella, viendo qué es lo que me enseñó, y mucho más, cómo reaccionaría ella a tal cosa.

Una de las cosas que yo he visto en ella, ha sido el amor que ha tenido a Dios sobre todas las cosas. O sea, que ha amado a Dios, por encima de los afectos que tenía, por encima del dinero, y por encima de su razón. Y este amor a Dios, ha llevado a querer a los demás más que a ella misma. Yo cuando pienso en ella y me pongo a recordar, lo que más guardo en mi corazón es que me quería de verdad, y este amor que viene de Dios, es el que salva al mundo. 39


ASÍ LA VIERON SUS CONTEMPORÁNEOS

Quería a Dios por encima de la familia Otra de las cosas que a mí me ha impresionado siempre, es la humildad que tenía, todo lo hacía sencillamente, sin grandezas, sin proyectos, sin ganas de triunfar, callada, como quien no hace nada. También tenía una entrega total a los demás, siempre que la necesitaba la tenía al lado en mis problemas, y sobre todo siempre pendiente de nosotras. Yo me acuerdo en las crisis que se tienen en la adolescencia, en tomar la decisión a la vocación que Dios te llama, siempre me ayudó mucho, y me preparó para el matrimonio de una manera especial. Me decía que no me casara para que mi marido y mis hijos (si los tenía) me quisieran, sino que era al revés, yo era la que los debía querer y entregar mi vida por ellos. Así sería siempre feliz, porque la felicidad no estaba en que me quisieran a mí, sino en querer yo a los demás. Todas estas cosas y muchas más, que con su testimonio me fue enseñando, están dentro de mí y es lo que me ayuda a vivir ahora, para poder vivir cristianamente dentro de la familia, como esposa y madre, con todas las dificultades y sufrimientos que ello conlleva. Ya que, si es difícil la convivencia, también la tarea de educar a los hijos cristianamente, que no es tan fácil en estos tiempos y en esta sociedad pagana que estamos viviendo, pues hay una corriente tan fuerte de libertad, mal entendida, en la cual cada uno puede hacer lo que quiere, sin tener en cuenta los criterios cristianos. Por eso a mí me ayuda lo que decía al principio de la Hermana María de la Purísima, que ella quería a Dios por encima de la familia, hasta el punto de dejarla por Él. También me enseñó a amar a la Iglesia, amar a la Virgen, y sobre todo a amar a los hombres que no conocen al Señor y ver el sufrimiento que ello supone.

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TESTIMONIO DE UNA ALUMNA DE MADRE MARÍA DE LA PURÍSIMA

Cuando fue destinada a Estepa, a mí por la edad, no me correspondía estar en su clase. Quizás en el curso 1956/1957 fuera cuando empezó a ser mi maestra, hasta 1959. Fue además de maestra, mi amiga y confesor. Yo en ese tiempo tenía un problema que me hacía sufrir constantemente. Cuando se lo hice saber a ella me consoló diciéndome que tenía muchas cosas por las que debía estar contenta y que lo que me hacía sufrir lo ofreciera al Señor y a la Virgen. Pasado un tiempo a pesar de que permanecía el problema, no me afectaba tanto. Empecé a descubrir sus muchas virtudes con ocasión de plantearle tres situaciones que se daban en el Colegio, con las que no estaba de acuerdo, y ella después de escucharme, a pesar de ser yo muy niña, resolvió en seguida. Esto me produjo una gran satisfacción y además empecé a descubrir su humildad, su gran corazón para con todos, la alegría que constantemente transmitía, propia de una persona que está muy llena de Dios. Cuando en clase explicaba el Evangelio, la vida de Sor Angela o alguna otra materia escolar que tocara hacer ese día, era tanta la admiración que sentía, que le veía una aureola alrededor de su cabeza y que hasta hoy sigue presente en mi recuerdo. Cuando se empezó a hablar de su beatificación, a mí no me causó sorpresa pues a lo largo de los encuentros que hasta su muerte tuvimos con ella, intuíamos que su vida de entrega a todo el que se le acercaba estaba muy cerca de la santidad. A pesar de esperarlo, tengo una inmensa alegría de que la Iglesia, en tan poco tiempo desde su muerte, haya reconocido su Santidad. Fali Chía Fernández. Estepa (Sevilla) 41


UN ENCUENTRO ENTRAÑABLE CON MADRE MARÍA DE LA PURÍSIMA

Soy una chica de 28 años, me enteré que estaban dando testimonios de vivencias con Madre María de la Purísima, me informé y no quise dejar pasar la oportunidad de contar en este rinconcito que se nos ofrece, mi encuentro con ella, de cuánto me está sirviendo y deseo que sirva para ti, que estás leyendo estas palabras, en tu vida. Fue un día de los muchos que me acercaba al Convento, al llamar a la campanilla, me abrieron las hermanas envueltas de gran entusiasmo y felicidad. Intrigada, pregunté qué pasaba que tan llenas de gozo estaban, y me comentaron que habían recibido la visita de Madre María de la Purísima. Yo al verlas así, sentí la necesidad de querer conocerla, quería contagiarme de esos sentimientos que en aquel momento estas mujeres a las que tanto quiero, admiro y respeto estaban sintiendo. Fue en la siguiente visita en la que se me concedió la oportunidad de conocerla; me encontraba inquieta, pero con muchas ganas de verla, cuando la sentí ya cerca, frente a mí, no sé qué cara puse, pero ella me esbozó una sonrisa transparente, dulce y cariñosa que me tranquilizó. Me preguntó qué estaba haciendo. Yo, por aquellas fechas, estaba estudiando, y le comenté lo sacrificado y a veces complicados que eran los estudios. Me estuvo hablando de la vida, y el consejo que más absorbí, y que lo tengo como escudo, especialmente para aquellos momentos y vivencias que se me han hecho y se me hacen más difíciles, es: “Lo que quieras y desees de verdad, con voluntad y esperanza lo lograrás”. Y que cierto es. Hay peldaños (crucecitas) que cuestan subir y otros que cuestan mucho subir, pero con el sacrificio de la voluntad y con la fuerza de la esperanza, más tarde o temprano se consiguen. Yo, sobre todo, cuando algo se me tuerce, me agarro a mi escudo con fuerza y él me protege. Si te ves en algún momento así, ampárate en estas palabras de Madre María de la Purísima, en este escudo que me dejó, y ahora, nos dejó, como un legado más, y te digo, todo saldrá bien. Que nunca me faltes, Madre María de la Purísima.

Francisca Mª Gallego Fernández (Peñaflor-Sevilla) 42


TE STI MON IO DE C U RAC IÓN

La

mañana del 14 de abril de 2018, amanecí sin poder hablar ni

moverme. Mis hijos, Simón y Roberto, con mi hermana Ana María, muy preocupados, llamaron la ambulancia que me condujo a Urgencias donde los médicos diagnosticaron un ictus hemorrágico en acto. Los mismos médicos comunicaron a los familiares que una operación de drenaje para la descompresión de las células cerebrales hubiera sido demasiado peligrosa, ya que la herida tenía lugar en un punto muy profundo y también por mi avanzada edad. Lo único que se podía hacer era esperar una reabsorción, aunque había muchas posibilidades de empeoramiento. Mi familia, preocupada por mis condiciones de salud empezó a rezar pidiendo la intercesión de Santa María de la Purísima. También el grupo de oración de las Hermanas de la Cruz de Vía del Pellegrino, 96, de Roma comenzó a rezar. Han transcurrido cinco meses. Las consecuencias de mi enfermedad son evidentes, pero Dios ha querido poner un desarrollo positivo a mi patología. El uso de los miembros inferiores

se

ha

reducido,

sin

embargo, he conservado la palabra y una mente lúcida. DOY GRACIAS A DIOS, A LA VIRGEN Y A TODOS LOS SANTOS POR HABERME CONCEDIDO ESTA GRACIA

POR

INTERCESIÓN

DE

SANTA MARÍA DE LA PURISIMA.

María Pía La Marca - Roma, 16 septiembre 2018 43


CAUSA DE CANONIZACIÓN DE José Torres Padilla Sacerdote Diocesano, Director Espiritual de Santa Ángela de la Cruz y Cofundador del Instituto de las Hermanas de la Cruz DON JOSÉ TORRES PADILLA

ORACIÓN

Para obtener la glorificación en la tierra del Siervo de Dios, José Torres Padilla Te damos gracias Señor y Padre nuestro, porque has querido darnos en el sacerdote José Torres Padilla un modelo de pastor bueno y fiel, entregado al servicio de la Iglesia y al bien de los más pobres y necesitados; glorifica en tu Iglesia a este siervo tuyo que gastó su vida por tu gloria y por la salvación de las almas. Haz que el ejemplo de su vida virtuosa suscite en muchas almas deseos de santidad y, por su intercesión, concédeme la gracia que ahora te pido. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Padrenuestro, Avemaría y Gloria (Con licencia eclesiástica para uso privado)

ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS SOBRE EL PADRE JOSÉ TORRES PUBLICADOS POR D. MODESTO ABÍN, EN EL CORREO DE ANDALUCÍA (SEVILLA) DURANTE EL AÑO 1916 Y PARTE DE 1917.

VI

Cuantos conocen la historia de la Iglesia saben muy bien que las grandes obras ordenadas a la mayor gloria de Dios y bien de la humanidad no han nacido a la vida pública sin preparación adecuada; la caridad las ha hecho surgir en corazones generosos y abnegados, pero esas santas iniciativas han necesitado de la prudencia y del consejo para llegar a su debida madurez: tal ha sucedido con el instituto de las Hermanas de la Cruz. 44


CAUSA DE CANONIZACIÓN DE JOSÉ TORRES PADILLA

Artículos periodísticos sobre el Padre José Torres

Vive aún aquella humilde obrera de quien Dios se valió para fundar esta Compañía y la viene rigiendo desde sus comienzos con el nombre de Hermana Mayor. El temor de lastimar su modestia no nos permite consignar los debidos elogios a su virtud y a las singulares dotes que demuestra en su difícil cargo, y que le han merecido el amor entrañable de sus hijas y la justa estimación del pueblo. Tampoco hemos de prodigar alabanzas al instituto; Sevilla lo conoce y admira, como igualmente los vecindarios de Utrera, Ayamonte, Carmona, Arjona, Villafranca de los Barros, Fuentes de Andalucía, Sanlúcar de Barrameda, Huelva, Peñaflor, Zalamea de la Serena y Escacena, que no cesan de dar gracias a Dios por los bienes que reportan de la labor de las Hermanas; pero en rigor de verdad y juzgando según el curso ordinario de las cosas, el pensamiento que la Santísima Virgen inspiró a una modesta artesana no hubiera podido prosperar sin una dirección acertada. Necesitaba de ajeno concurso para fructificar, y el hombre suscitado por Dios para darle vida y hacerlo fecundo en el seno de la Iglesia fue el Señor Torres Padilla. La Instancia que este elevaba en 2 de febrero de 1876 al Cardenal Lastra para que se dignase bendecir y aprobar la naciente Compañía de las Hermanas de la Cruz deja consignado el origen del instituto. “En el ejercicio de su ministerio, y particularmente en las épocas en que esta población fue invadida por la peste del cólera morbo, vio y palpó por una triste experiencia la suma indigencia en lo temporal, y en lo moral y religioso la ignorancia y la corrupción de las clases pobres que se albergan en las casas corrales y en las de vecindad” … En este tiempo (añade el P. Torres), sin duda por una particular providencia de Dios, vino a ponerse bajo mi dirección una joven de condición pobre, muy humilde y animada de ardiente caridad, la cual con una parte del producto de su trabajo y con alguna limosna que recogía, acudía a visitar y socorrer a los pobres y enfermos desvalidos; 45


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Artículos periodísticos sobre el Padre José Torres

los consolaba, instruía y aún los atraía y preparaba para bien morir y para que recibiesen los santos Sacramentos, cuidando ella por sí misma de avisar oportunamente a los párrocos respectivos o a los confesores; y además frecuentemente cuidaba esta buena alma de auxiliar a aquellos pobres en su última agonía tal era su caridad y la admirable influencia que sobre ellos tenía para ganarles el corazón. Los años que corrieron desde que la joven Ángeles Guerrero se puso bajo la dirección espiritual del Padre Torres hasta el 2 de agosto de 1875 deben considerarse como el período de formación del Instituto y sólo después de haberlo consultado con Dios Nuestro Señor en la oración continua, y tras de repetidas pruebas inspiradas por la más alta prudencia, adquirió el virtuoso y sabio Director el profundo convencimiento de que se trataba de una obra de Dios, para cuya realización era llamado a cooperar de modo eficacísimo. A este intento mandó a su dirigida que pusiese por escrito sus observaciones y sus pensamientos relativos a la fundación, y los hizo objeto del más detenido estudio, anotándolos y analizando todos ellos con sumo esmero, pesándolo en la balanza de la más exquisita discreción, ya corrigiendo, ya perfeccionando, atento siempre a dejar determinado con la debida claridad y precisión el verdadero carácter del instituto. Allí quedó trazado el plan, objeto y espíritu de esta obra, sus normas fundamentales y no pocas reglas particulares para un ordenado desenvolvimiento. Deseaba el P. Torres escribir unas Constituciones definitivas para someterlas a la aprobación de la autoridad eclesiástica; pero la muerte le privó de realizar su propósito. Esta contrariedad, muy digna de lamentarse, en nada desvirtúa el justo concepto que se tiene formado acerca de su importantísima influencia en la fundación del instituto de las Hermanas de la Cruz. Suya será siempre esta gloria porque 46


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Artículos periodísticos sobre el Padre José Torres

aportó el concurso más eficaz y necesario que en lo humano puede darse para obras de esta índole: su celo incansable; su acreditado saber; su consumada maestría en el arte divino de dirigir las almas y discernir lo que viene de Dios de lo que es hijo de fervor pasajero; el prestigio de su posición y de su nombre y sobre todo las energías que comunicaban a su alma la oración asidua, su intensa caridad, y el profundo convencimiento de que aplicando todos sus esfuerzos a la realización de esta obra secundaba los designios de la Divina Providencia. Lo repetimos: el concurso del Padre Torres hizo nacer a la vista de la Iglesia este instituto; él le imprimió orientación segura, fijó de modo invariable su verdadero carácter, salvó de escollos la navecilla para que no naufragara y puso a la obra el sello indeleble de su gran espíritu sacerdotal. De esta última aseveración dan testimonio las palabras del mismo señor Torres Padilla en la exposición que dirigió al Cardenal Lastra pidiéndole que se dignase aprobar el instituto. Explicando en ella el objeto de la fundación afirma que las Hermanas “debían abrazar una vida mortificada y de abnegación, con el fin principal de alcanzar la mayor perfección cristiana posible, edificar al mundo con sus virtudes y alejar hasta la más leve sospecha de que se congregaban por motivo de comodidad o de conveniencia temporal. “Esta austeridad de vida la creía el Padre Torres importante para el Instituto que se resistió siempre a las instancias de varias personas para que mitigase el valor de la Regla en la parte que se refiere al alimento y al duro lecho donde descansan las Hermanas, como también a otras penitencias que consideraban excesivas, y en cierta ocasión a un sacerdote que de esto le hablaba contestó resueltamente: “quite usted esas austeridades a las Hermanas de la Cruz y todo serán menos Hermanas de la Cruz”. Tan convencido estaba de que este género de vida es el que más se acomoda al pensamiento que inspiró la fundación de la 47


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Compañía, y de que siempre está la voluntad de Dios, ya cuidará de su obra la Divina Providencia, dando fuerzas a las Hermanas para unir en santo consorcio las asperezas de la mortificación, con la actividad y trabajos exteriores que requieren las múltiples atenciones propias del ejercicio de la caridad, tal como ellas la practican. Cierto es que las actuales Constituciones se redactaron después de la muerte del Padre Torres, pero en lo sustancial no son otra cosa que obra de éste. Él fue quien intervino directamente en plantear el régimen y disciplina de la Comunidad, siempre de acuerdo y con la aprobación del Prelado de la diócesis y bajo su dirección se formó y organizó el instituto; hasta su muerte continuó velando infatigable por esta pequeña grey que el cielo le había confiado; en ella tuvo siempre puestos sus ojos y su corazón y a ella consagró sus desvelos de padre amantísimo y las ternuras de su celo de sacerdote; las continuas pláticas y conferencias que dirigía a las Hermanas iban encaminadas a alentarlas en su vocación, a instruirlas en el modo de desempeñar cada una su oficio, sin que se escapara a su perspicaz cuidado ninguno de los pormenores de la vida religiosa; con próvida solicitud atendió a la adquisición de los medios necesarios para el desarrollo del instituto; y por último, su acción constante imprimió a éste verdadera fisonomía en usos, costumbres y prácticas, vaciándolo, por así decirlo, en el molde de su espíritu; aquella era su verdadera obra y debía llevar grabado para siempre el sello del autor.

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GRACIAS OBTENIDAS POR INTERCESIÓN DEL SIERVO DE DIOS Me llamo Amalia. Tengo 64 años y conozco a las Hermanas de la Cruz desde que tenía 12. En su pequeña capilla de Vía del Pellegrino, en Roma, recibí mi primera Comunión. Aún recuerdo con emoción la sonrisa gozosa de Hermana Loreto y el resto de sus Hermanas de Comunidad, tratando de festejar tan gran acontecimiento; al ser nosotros una familia pobre ellas se volcaron, pues también mi hermano recibió, junto a mí, la Primera Comunión de manos del Padre Ignacio Gordon, S.I. para mis padres familiarmente conocido como su director espiritual. Soy la tercera de cinco hijos. De mi madre hemos recibido todos, una educación rica de valores cristianos; aunque con el pasar del tiempo dejé de frecuentar asiduamente la Iglesia, pero siempre me mantuve en la primera fe recibida de mis padres, aunque fue después de la muerte de mi queridísima hermana “Giannina” (Juanita), mujer muy devota de la Santísima Virgen, cuando he vuelto de nuevo a frecuentar la Iglesia, sin faltar jamás a la Misa dominical. Mi hermana esto lo había siempre pedido y deseado. Por lo que creo ciertamente, que después de su muerte se ha comenzado a cumplir su deseo. Mi vida se deslizaba aparentemente tranquila y serena, cuando el 3 de octubre del pasado 2018, encontrándome en la montaña, en la Región de las Marcas, sufrí una caída con unas consecuencias verdaderamente trágicas, una grave fractura trimaleolar, en el pie. Ingresada urgentemente en el Hospital de Ascoli Piceno, tuve que afrontar dos graves operaciones. Los médicos que me intervinieron ya me anticiparon que harían lo que estuviese de su parte pero que me olvidara 49


GRACIAS OBTENIDAS POR INTERCESIÓN DEL SIERVO DE DIOS

de volver a recuperar el movimiento del tobillo dado la gravedad de la fractura. Quedé imposibilitada, en cama, por 40 días, pero tuve la suerte de poder estar en contacto con las Hermanas de la Cruz de Roma, que desde el primer momento me aconsejaron e insistieron en invocar y encomendar mi causa, con mucha fe, al Padre José Torres Padilla a fin de obtener el restablecimiento, a pesar del parecer insistente y negativo de los médicos. Sucesivamente, frecuenté otros centros de rehabilitación del mismo lugar Ascoli-Picheno, considerando también una gracia recibida del Siervo de Dios, el poder frecuentar uno de los mejores, difícil incluso para los habitantes de aquella región. El personal médico y fisiátrico de dicho centro coincidieron con los médicos que me habían operado en que no recuperaría jamás el movimiento del tobillo y que por tanto tendría que aceptar un pie totalmente rígido debido a la gravedad del caso, dado que la fractura había sido extremadamente peligrosa y las placas que reconstruirían el pie lo evitarían. 50


GRACIAS OBTENIDAS POR INTERCESIÓN DEL SIERVO DE DIOS

Yo cada día rezaba mi novena al Padre Torres, completamente convencida de obtener, por su intercesión, la gracia de mi total recuperación: estaba completamente segura y convencida. Finalmente, el 26 de diciembre me dieron el alta. Y quise volver al Hospital de Ascoli-Picheno, donde me habían operado; al verme los médicos que me intervinieron y pronosticaron no podían creer lo que estaban viendo: No sólo caminaba sin bastón sino que los movimientos de mi pie a derecha e izquierda y en todos los movimientos de rotación se deslizaban como un pie totalmente normal. Ahora ando libremente sin algún apoyo de bastón o muleta, subo las escaleras y las bajo sin dificultad alguna, gracias a Dios y a nuestro santo Padre Torres, al que tantísima devoción le tengo y sigo invocando en todas mis necesidades. Mi agradecimiento se hace muy particularmente extensivo a las Hermanas de la Cruz de Roma, que me ayudaron a mantener una fe siempre viva en la intercesión del Padre Torres, al que no ceso de invocar y agradecerle la gracia tan deseada de mi total restablecimiento. Acompaña a mi testimonio la copia de la radiografía donde se evidencia la gravedad de la fractura y la delicada intervención quirúrgica, que ha requerido la colocación de varios tornillos y placas de titanio, acentuando una vez más la gracia recibida.

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