14 minute read
Servicio al cliente
NUEVOS APRENDIZAJES PARA UNA NUEVA REALIDAD
Por: Emilio Pineda Sotelo
Advertisement
www.comunicreando.com
n esta edición de Imagen Óptica he querido reflexionar acerca de los retos que nos ha planteado la pandemia. Es importante ya que la realidad ha cambiado y los paradigmas a los que estábamos acostumbrados se han ido o se han transformado. Incluso la forma en la que estamos leyendo esta revista seguramente es distinta a como lo hacíamos el año pasado en las mismas fechas.
Hemos llegado a una nueva forma de hacer las cosas y vamos a plantear algunas herramientas que podrían ayudarnos a una mejor adaptación.
Primero tenemos que hablar sobre los paradigmas. Estos no son otra cosa más que un mapa de la realidad. Si nos vamos a las definiciones tradicionales podríamos decir que un paradigma es una percepción que damos por hecho que es una verdad. Por ejemplo: “los perros son muy peligrosos porque muerden a la gente”. Esto es un paradigma que corresponde al mapa de realidad de una persona a la que posiblemente un perro la mordió y por eso le tiene miedo a estos animalitos. Sin embargo, alguien más, que ama a los perros y que probablemente ha tenido experiencias muy bonitas con estos animales, seguramente tendrá un paradigma diferente: “los perros son buenos, leales y grandes amigos de sus amos”.
Nuestros paradigmas se van conformando desde que somos pequeños. Los primeros vienen directamente de nuestros padres, hermanas o hermanos, después de nuestras amigas y amigos, o los maestros en la escuela, y así, a medida que crecemos vamos conformando paradigmas o mapas de la realidad. También los paradigmas se forman a partir de nuestras propias experiencias, lo que hemos disfrutado, lo que nos ha lastimado, lo que nos da gozo y nos da miedo.
Es importante decir que los paradigmas pueden estar basados en una realidad o en una creencia falsa. Por eso es muy importante vigilar constantemente cómo vemos esa realidad que nos dijeron que creyéramos y cuál es la experiencia que nosotros mismos estamos obteniendo de ella.
Así, como ya lo dijimos antes, una persona que ha tenido malas experiencias en sus relaciones de pareja nos podría aconsejar que es mejor no comprometerse con nadie. Cuando crecemos con esos paradigmas, y alguien se da cuenta que estamos por el camino equivocado, podría decirnos que esa creencia no está apegada a la realidad o tiene algún vicio en la percepción. Realmente eso es lo que nos da más miedo como seres humanos, ya que si nuestro mapa de realidad es cambiado nos vamos a sentir inestables y en terrenos desconocidos. Por eso muchas personas se resisten al cambio, porque el cambio implica cambiar su mapa de realidad e implica cambiar sus creencias.
Imaginemos por un momento que tenemos una manzana frente a nosotros. Es roja, hermosa y se ve jugosa desde que nos acercamos a ella. Tomamos un cuchillo y le hacemos un corte, queremos probar su delicioso sabor. Sin embargo, imaginemos que en el momento en que abrimos la manzana y miramos su interior lo que vemos ¡es un gajo de naranja! ¡Qué fuerte! Realmente no esperábamos esto. Ese rompimiento con la realidad nos hace confundirnos, que nuestro cerebro salte por la extrañeza de lo que está contemplando, porque la creencia y el conocimiento previo que teníamos de una manzana no corresponden a lo que estamos viendo en este momento. Habrá quienes decidan probar ese gajo de naranja dentro de una piel de manzana, lo más probable es que la mayoría decidirá abandonar la manzana por temor a no saber de qué se trata esa cosa tan extraña.
De este mismo modo, cuando enfrentamos cambios en nuestra vida, sobre todo si esos cambios son radicales, nos da mucho miedo transformar nuestra percepción de realidad. Empezamos a dudar y a temer, pensamos que tal vez lo que viene será malo. ¿Por qué cambiar si todo lo habíamos hecho bien y del mismo modo durante mucho tiempo? Bueno, este tipo de personas que se resisten a los cambios son las que más sufren en una situación como la que estamos viviendo en el mundo entero a raíz de la pandemia. Transformamos nuestra forma de relacionarnos, de hacer negocios, muchos tal vez perdieron su trabajo, otros han perdido seres queridos, y esta nueva realidad nos exige un cambio en nuestros mapas mentales. Por supuesto esto nos da mucho miedo. Por ello, en esta ocasión revisaremos algunos de los nuevos aprendizajes que vamos a necesitar para enfrentar una nueva realidad. Quienes de algún modo piensan que cuando se acabe esto regresaremos a lo de antes, lamento decirles que están equivocados. Regresaremos a entornos parecidos a los de antes, pero con cambios fundamentales. Así que empecemos:
Aprender y aprender
La lección más importante de estos tiempos es que lo que sabíamos no será suficiente para las nuevas circunstancias. Tenemos que estar actualizados en la disciplina o el oficio que dominamos, y al mismo tiempo aprender cosas nuevas alrededor de ello. Saber exclusivamente aquello a lo que nos hemos dedicado ya no será suficiente para alcanzar nuestras metas. Hoy tenemos que aprender nuevas cosas, comprender mejor el mundo, conocer más a fondo a las generaciones de personas que convivimos al mismo tiempo, es decir, nuestros padres, nosotros mismos y nuestros hijos. Cada uno trae un entorno diferente y aprendemos de la realidad de modos diferentes.
Es muy importante decir que no necesitamos aprender a ritmos acelerados, ya que cada uno de nosotros aprende a una velocidad diferente. No importa, aprendamos a nuestro propio ritmo, dando un paso a la vez, buscando información en todas las fuentes posibles. Hoy en día disponemos de nuestros medios tradicionales como pueden ser la televisión y la radio, los libros y otra clase de documentos. Pero también contamos con Internet, una fuente infinita de información en donde podemos encontrar datos de calidad. Podemos acceder con facilidad a tutoriales escritos en Internet, definiciones, documentos acerca de nuestra disciplina, y en YouTube una gran cantidad de videos que nos enseñan, nos aportan información y también nos guían en cómo hacer ciertas cosas.
Es muy curioso darnos cuenta que muchas personas en su proceso de aprendizaje omiten anotar lo aprendido. Esto quiere decir que no toman apuntes, no llevan una pluma, un cuaderno, una computadora o algún otro dispositivo tecnológico. Lo importante es saber que la mejor memoria es el papel o ese dispositivo en que estamos anotando lo que aprendemos.
En este momento la invitación que me gustaría hacer es que compremos una libreta bella, sí, no cualquier libreta de una papelería, sino algo que nos dé mucho gusto y placer utilizar. Esto será un punto de motivación para aprender. Una pluma cómoda, bonita y que no falle es también una herramienta interesante. La utilidad de esta libreta no es sólo anotar lo que vamos aprendiendo en nuestra educación formal, sino también llevar apuntes de aquello que se nos ocurre en el camino, es decir, ideas cuando nos ponemos creativos. Muchos artistas y gente creativa usan este método para cuando llegan las grandes ideas y están listos para anotarlas, así sea a muy altas horas de la madrugada o en el transporte público.
Es necesario también practicar lo que aprendimos. No puedo imaginar a una persona que desea
aprender a nadar, por ejemplo, y que sólo se base en tutoriales de YouTube o en libros sobre natación, pero que nunca ha intentado meterse al agua. Así que una tarea importante es que en el momento en que aprendamos cosas y tengamos información valiosa para mejorar lo que hacemos o lo que somos, vale bien la pena poner inmediatamente en práctica ese conocimiento. “La práctica hace al maestro”, dice el refrán, y es verdad. Hay autores que afirman que la verdadera maestría en cualquier habilidad o conocimiento se obtiene después de haber practicado 10 mil horas. Al igual que como lo hace un piloto de un avión, nosotros también podemos practicar y acumular “horas de vuelo” para obtener un buen dominio de la disciplina o del conocimiento que deseamos perfeccionar.
La constancia es fundamental. Si hacemos de nuestro aprendizaje, nuestras notas y nuestra práctica un hábito constante, alcanzaremos nuestras metas lo más rápidamente posible. Si atrasamos, si postergamos nuestros proyectos, quedarán mucho más lejos en el horizonte y no tendremos más que frustración a la hora de plantearnos un objetivo nuevo.
Hablar en público
Esta es una habilidad que tenemos que aprender, sí o sí. Hablar en público nos permite desarrollar y expresar mejor nuestras ideas para así poder armar mejor cualquier estrategia que queramos diseñar para alcanzar algún objetivo. Es posible que como dueños de un negocio estemos comunicando mal o de manera insuficiente y esto hace que nuestra gente no entienda exactamente qué queremos o qué esperamos de ellos.
Cuando aprendemos a hablar en público no solamente obtenemos mejores cualidades para expresar ideas, sino que hacemos conscientes otros recursos como nuestro tono de voz, nuestra narrativa, herramientas para crear emociones en quienes nos escuchan, y, desde luego, aprendemos a expresarnos con el cuerpo, es decir, con el lenguaje no verbal.
Siempre he afirmado que hablar en público debiera ser una herramienta que tendríamos que haber aprendido desde el bachillerato o en nuestra carrera universitaria. Todos los seres humanos nos expresamos de muchas formas y esto nos hace lo que somos, grandes seres en este planeta. Si tenemos un dominio de las técnicas para hablar en público estaremos alcanzando mejores metas con mejores resultados.
Gramática y escritura
En la sociedad estamos llenos de anuncios y programas que fomentan la lectura, y eso está muy bien. Un país como México requiere mejores lectores, con mayor calidad en los textos que leemos. Sin embargo, se nos olvida un elemento importante: el saber escribir. Muy pocas personas o programas gubernamentales se preocupan por fomentar a los escritores, y es que es un oficio interesante, intenso pero que tiene cierto nivel de dificultad. El aprender a escribir trae consigo muchísimos beneficios para quien lo hace.
Un secreto bien guardado de la escritura es que cuando aprendemos a escribir también aprendemos a estructurar nuestras ideas y nuestro pensamiento. En el momento en que estamos pensando qué es lo que queremos expresar y cómo lo queremos expresar, nuestro cerebro está conformando una mejor estructura y coherencia. Esto no lo tiene ninguna otra disciplina a excepción de las matemáticas.
La invitación en este ámbito es que tratemos de escribir frecuentemente. Podemos empezar con un relato breve sobre temas comunes como: qué hicimos el fin de semana pasado, cómo nos sentimos en este momento, cuál es el recuerdo más bello que tenemos de nuestra infancia, qué es lo que sentimos por nuestra familia, etcétera. Cualquier pretexto es bueno para escribir un texto breve. Cuando vayamos aprendiendo a hacerlo mejor podemos escribir algún poema, un pensamiento, un cuento breve o relatos más complicados.
Para aprender bien las técnicas de la escritura necesitamos estudiar un poco de gramática, las reglas básicas de la ortografía y los signos de puntuación, para comprender la estructura de nuestro párrafo y más adelante practicar técnicas de narrativa más complejas. Pero no nos asustemos, en la actualidad podemos encontrar libros y manuales perfectamente explicados acerca de cómo podemos escribir y las dudas más comunes de nuestro idioma Español, el cual, por cierto, es hermoso.
Escribir nos ayuda a ordenar mejor nuestro pensamiento y a expresarnos con fluidez.
Habilidades de negociación
Ser un humano en este mundo es vivir en una constante negociación. Vivir en familia es negociación, convivir en pareja es una intensa negociación, la escuela, el trabajo, nuestra comunidad cotidiana, todo ello requiere una constante negociación entre sus integrantes. A veces buscamos algo que nos beneficia a nosotros, otras veces alguien busca el beneficio para sí mismo y otras veces buscamos el bien común. Todo esto requiere habilidades de negociación.
Así que la comunicación que mencionamos anteriormente viene mucho al caso en este sentido, ya que la negociación es argumentación, expresión clara de ideas, manifestación de objetivos y elementos que permitan que ambas partes, o las partes que participan en una negociación, se beneficien.
Aprender estas habilidades de negociación tampoco es complicado, ya que hay libros, cursos y conferencias, incluso muchos se encuentran gratuitos en YouTube, los cuales nos pueden dar herramientas importantes para llegar a acuerdos, manejar situaciones con personas difíciles, y lograr objetivos claros en beneficio de las partes.
Autoestima e imagen
Aunque estos son temas comunes en los libros de superación personal, no podemos pasar por alto su importancia. En estos tiempos en los que parece que todo se volverá cada vez más competitivo, necesitamos llevarnos bien con la única persona que estará con nosotros 24 horas al día los 365 días del año, es decir, nosotros mismos. Por eso es importante querernos y gustarnos. No podemos permitirnos sentirnos menos que los demás y tampoco podemos agachar la cabeza.
Existe una ley que repito mucho en mis cursos y conferencias que dice lo siguiente: “empieza fingiendo y terminarás siendo”. Esto tiene que ver con unas técnicas de Programación Neurolingüística (PNL) que afirman que el cerebro es capaz de escucharnos y observarnos a nosotros mismos para encontrar nuevos patrones de conducta. Si soy una persona tímida y sigo hablando de que quiero dejar la timidez, el cerebro lo único que escucha es la palabra “timidez”. Si por el contrario empiezo a decir que soy una persona segura, que sabe lo que hace y que siempre logra sus objetivos, el cerebro acaba por creérselo y entonces actúa en consecuencia a través de una conducta de mayor seguridad.
Por eso es importante aplicar este mismo principio en nuestra familia y con nuestros hijos. Imaginemos si a nuestros hijos les decimos que son personas inteligentes, bellas, capaces de lograr lo que quieran alcanzar, entonces ellos y su cerebro estarán convencidos de que tienen las herramientas para llegar a sus metas y salir adelante. Por el contrario, si les decimos constantemente que son torpes, que no saben o que no pueden, su cerebro acabará por creer estas afirmaciones, ya que vienen de las personas más importantes de su vida que son justamente sus padres. No hay regalo más maravilloso para nuestros hijos que ver a sus padres plenos, seguros, y felices. Así que el trabajo no empieza por ellos sino por nosotros.
También la imagen influye en nuestra autoestima, porque si nos vemos bien nos estaremos sintiendo bien. Aunque hagamos home office, vale la pena que nos arreglemos como si estuviéramos yendo al trabajo, como si fuéramos a una reunión importante. Si nos vemos bien, estamos bien arreglados, entonces estaremos reflejando una imagen radiante, de una persona que se siente plena y segura de sí misma. Una vez más el principio que les acabo de mencionar: “empieza fingiendo y terminarás siendo”.
Buscar nuevas fuentes de ingresos
En estos tiempos en que han cambiado los paradigmas y los mapas mentales de realidad ya no podemos continuar creyendo en el viejo esquema en el que sólo podemos depender de nuestro salario o de nuestra renta fija y que con eso va a bastar para sobrevivir.
Aprendimos de una manera muy cruda que los trabajos no son para siempre, incluso los que se desempeñan dentro de las oficinas del gobierno no tienen su empleo garantizado. Muchas personas que soñaban jubilarse en una oficina ahora ven con tristeza que no será así. La situación laboral y económica de todos los países se ha convertido en un factor sumamente inestable y hasta peligroso.
Por eso existen muchos autores dedicados a la filosofía del emprendimiento que recomiendan ya no depender de un solo ingreso económico, sino buscar por lo menos tres o cinco ingresos más. Queda claro que esto suena casi imposible o hasta absurdo, sin embargo, no es así y mucha gente empieza a hacer esto.
Aquí es donde nosotros nos podemos poner creativos, buscando otras fuentes de ingresos aunque sean pequeñas. Lo importante es que si no llega el dinero de un lado puede llegar de otra parte. Esto nos puede salvar y nos puede tener tranquilos en caso de una crisis como ésta que no esperábamos, que nos puso a todos en confinamiento y que ha puesto de cabeza a todos los países del mundo.
Por lo tanto, la invitación es a ponernos creativos y buscar de qué otra manera podríamos asegurar ingresos además del que actualmente tenemos o que lamentablemente perdimos. Existen opciones entre nuestros parientes cercanos, existen posibilidades de venta online, hay maneras de vender productos o servicios en nuestro barrio o localidad. Lo importante es saber qué somos capaces de hacer, cuáles son nuestras habilidades y conocimientos, y a todo eso atribuirle un valor que solucione problemas o necesidades de otras personas. Así se inicia el emprendimiento y así se logran clientes o se logran ingresos extra. Tal vez no alcancemos a tener cinco entradas de dinero extra, pero pongámonos el reto de lograr por lo menos dos más de aquí a que acabe 2021.
Así pues este año presenta retos muy grandes y muchos coinciden en que las mentes abiertas, creativas e innovadoras serán las que salgan adelante y puedan resolver problemas en esta situación que parece insalvable. Es momento de ocuparnos y de reinventarnos. Todos sus comentarios son bienvenidos en el correo comunicreando@gmail.com