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Eating with Ana

OKASAN, LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA PROPUESTA GASTRONÓMICA DE YUGO THE BÚNKER

COCINA TRADICIONAL JAPONESA ASEQUIBLE DE LA MANO DEL INCOMBUSTIBLE JULIÁN MÁRMOL

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Por :Ana S .Diéguez

Okasan

Dirección: El Corte Inglés, Gourmet Experience C/Gran Vía, Plaza del Callao, 2, 28013 Teléfono: 915 31 43 20 Precio Medio: entre 25€ y 30€ O kasan acerca el sushi de autor a todos los públicos. Julián Mármol, su artífice, un inconformista en constante búsqueda de la perfección, tras lograr la ansiada estrella Michelin con Yugo The Bunker, ha querido acercar su excelente propuesta culinaria al gran público. Sushi de estrella Michelin a precios muy asequibles. Un trabajo constante de creatividad y superación que Julián enfoca hacia la búsqueda del sabor.

Okasan está ubicado en plena pla-

za de Callao, en el espacio Gourmet Experience de El Corte Inglés de Gran Vía, y nos recibe con unas preciosas vistas. Abierto desde 2018, con el objetivo de acercar el sushi de calidad a todos los públicos, Okasan

nos conquista con el saber hacer de Mármol que busca siempre satisfacer a los paladares más sibaritas. Un concepto en el que las mejores materias primas se elaboran al más puro estilo nipón, buscando siempre seducir al comensal mientras se le proporciona una inolvidable experiencia sensorial que invita a repetir.

En japonés, el término Okasan sig-

nifica "mamá" y Julián quiso arrancar este proyecto en homenaje a la suya. Un precioso regalo como agradecimiento de haberle traído al mundo. Un espacio gastronómico de carácter más informal, dónde Julián plasma los conocimientos adquiridos a lo largo de los años y nos enamora con propues-

tas excelentes a precios más que

razonables. Un capricho asequible al alcance de todos. Una cocina muy natural elaborada siempre con materias primas de primerísima calidad, que el chef autodidacta Julián Mármol no deja de modificar en una constante búsqueda de la excelencia. Atrás quedaron los años en los que Julián de dedicaba profesionalmente al sector automovilístico que abandonó buscando cumplir su sueño. Un largo y fructífero camino repleto de éxitos y galardones que le ha proporcionado esa felicidad que todos ansiamos. Julián siente pasión por la cocina y tanto en Yugo The Búnker como en Okasan la plasma en cada bocado, transmi-

tiéndonos la esencia de su proyecto. Unas ganas que no cesan y un espíritu desbordante de superación que nos cautiva nada más llegar. En esta ocasión, comenzamos disfrutando de un formidable yakisoba de pollo elaborado con fideos finos salteados con verduras variadas, setas y salsa Yakisoba que dio paso a unos deliciosos baos. El primero de wagyu con cebolla caramelizada, rúcula, queso trufado, mayonesa spicy, salsa teriyaki y escamas de sal. El segundo, un original y sabroso bao de calamares con salsa de ajo, perejil y cebollino que nos conquistó desde el primer mordisco. Continuamos con un fabuloso surtido de nigiris, de atún, salmón y pez mantequilla con trufa que nos llevaron a unos insuperables gyozas de rabo de toro. Para terminar, nos recomendaron probar el ceviche roll. Con un increíble interior que escondia zanahoria crujiente y aguacate, y un exterior compuesto por hamachi, picadillo de jalapeño, tomate, cilantro, cebolla y salsa ponzu. Una autén-

tica joya gastronómica.

Okasan, alta cocina nipona democratizada. Una explosión de sabor en cada bocado que refleja las horas de estudio y de trabajo de Julián Mármol. Un verdadero genio gastronómico que nos conquista con su amplia sonrisa y su maestría culinaria independientemente de la ubicación.

LOS DIRECTORES DE LUPE SERGIO PERIS-MENCHETA

Sergio Peris-Mencheta, un actor con propósito. Un hombre que se deja sostener por la tierra que habita y que nutre su espíritu a través de la creación en comunidad. Un ser de apariencia fuerte que mostrará su parte vulnerable en algún momento de su carrera. Y un director, sin duda ya, con un estilo propio e inconfundible. Su deseo, crear una compañía de teatro aquí en España, el lugar donde quiere contar historias. De momento y para nuestro regocijo, ha regresado a las tablas dirigiendo “Castelvines y Monteses”, versión de Lope de Vega de los amantes de Verona y que se ha presentado en el Teatro de la Comedia de Madrid en forma de comedia musical. Pasen y vean…

Por : Lupe Cartié

upe Cartié: Sergio, yo te

Lconocí en un taller que

se llamaba El actor creador. En cada sesión nos proponíais trabajos muy personales que mezclaban la interpretación con algo muy íntimo de cada uno de los actores que formábamos parte, y que requería un compromiso con la parte llamémosla sagrada de este arte. Cuando veo tus montajes, siento que están envueltos de ese halo especial.

Sergio Peris-Mencheta: Sí, trato de partir siempre de la parte más ritual que tiene que ver con el teatro como rito, como aprendizaje. Yo no pienso en el público hasta el día del estreno. Hacer una obra de teatro es una oportunidad para conocerse, para aprender del otro y de uno mismo;

“SENTIDO DEL RITMO, UNA LLAMADA SIEMPRE AL NIÑO Y LA IMPLICACIÓN DEL PÚBLICO SON MIS TRES ELEMENTOS Y PROBABLEMENTE ES LA PRIMERA VEZ QUE SE LOS DIGO ASÍ A ALGUIEN”

poder conectar con las raíces, con el sentido que tiene hacer teatro, con mostrar el presente, contar las cosas que tienen importancia. Esto que solo nos sucede generalmente en los hospitales, tanatorios o en los aeropuertos, ¿no? En las despedidas y en las bienvenidas le damos valor a la vida. Los actores y los creadores en general deberíamos estar en permanente contacto con eso para poder mostrar el presente al espectador, que es al fin y al cabo de lo que se trata. Y además es un sacrificio que, como dice Peter Brook, el espectador no está dispuesto a hacer.

El espectador viene al teatro a que le muestres el presente, por lo menos el teatro que me interesa y que me han enseñado mis maestros, entre ellos Peter Brook. Me gusta por la

doble condición que tiene de tocar lo ritual, pero también por no ser literal. Por ejemplo, si vamos a hacer un “Macbeth” o un “Anacleto se divorcia”, el actor ya viene con el texto leído y con una serie de prerrogativas, de prejuicios en general que no favorecen el hecho creativo porque ya está enmarcado en un concepto, en una manera y casi en un esquema predeterminado como si ya viniese precocinado.

En alguna ocasión, recuerdo por ejemplo el montaje de “Tempestad”, directamente empezamos un taller sin decirles qué íbamos a hacer. Estuvimos dos meses y medio de taller, yo trabajaba lo que me interesaba de “Tempestad” pero ninguno de los ocho actores sabía lo que estábamos haciendo, hasta que después de ese tiempo leímos el texto. Cuando comienzo un proyecto me gusta sentir el latido del grupo. Con esa gente ¿qué es “Castelvines y Monteses”? Con esa gente ¿qué es “Una noche sin luna”? Con esa gente ¿qué es “La cocina”? Sería distinto con otras personas. Y para eso creo que hay que empezar por la gente, por la parte más humana y la parte más antropológica, más ancestral, ir a un lugar que el actor no espera, que el ser humano tampoco espera y que sobre todo la obra no espera.

“ES MUY DIFÍCIL GANARSE LA VIDA EN TEATRO HOY EN DÍA”

público no se va a molestar, a los técnicos tampoco les supone nada, pero a ella y al grupo sí. Esta parte a veces se olvida y los que nos dedicamos a esto sabemos que esto precisamente es lo que nos hace conectar con lo importante.

L.C.: Es una opción de vida, ¿no? S.P.-M.: Es una militancia. Yo así lo entiendo. Es muy difícil ganarse la vida en teatro hoy en día. Tienes que ser Lola Herrera, Concha Velasco, Juan Echanove… llenar teatros tú solo para poder dedicarte solo a esto.

L.C.: A mí, como actriz, este proceso

me parece la mejor manera de trabajar y un lujo. Probablemente trabajar así requiere de un tiempo mayor que en otros montajes.

S.P.-M.: Sí. Es decidir sacrificar una parte del proceso, que generalmente está más dedicada a otros quehaceres. Por ejemplo, tuvimos que suspender el estreno de “Castelvines y Monteses” porque una actriz se hizo daño, tuvo un accidente. Al día siguiente estaba bien, pero estaba un poco asustada. Hicimos un trabajo que nos tomó al grupo 15 minutos, nada más, aquí en el escenario. Los técnicos, incluso los de Barco Pirata decían que teníamos que abrir las puertas al público. Me costó hacerles entender que eso era lo más importante, no que se retrasase la entrada del público 5 minutos. El L.C.: Además estás haciendo monta-

jes con muchos actores.

S.P.-M.: Sí, encima eso. Con muchos actores, la mayor parte de las veces con gente no conocida, apuestas nuevas. Proyectos que son un poco piratas, de ahí el nombre de Barco Pirata. Hacer cosas que parece que no toca ahora con la que está cayendo. Producir dos obras de teatro, una con 13 actores que esté girando por Espa-

ña, que además es musical, que tiene una escenografía compleja…Evidentemente no nos ganamos la vida con esto pero sí la vivimos, sí la disfrutamos. Es una inversión espiritual más que una inversión económica, sostener una productora de teatro hoy en día y más en el terreno en el que estamos jugando nosotros.

También producimos funciones con menos actores y más conocidos. En primer lugar porque son actores con los que nos apetece trabajar y es un modo de sostener la estructura. Gracias a esos montajes nos pudimos permitir “Lehman Trilogy”.

L.C.: ¿Hacéis castings abiertos? S.P.-M.: Solemos contar con gente, o de la casa que no son tan conocidos, o hacemos audiciones. Sí, nos planteamos siempre la apertura, nos gusta poder trabajar con gente polifacética.

L.C.: ¿Eres consciente de que tus montajes ya tienen una especie de sello propio? S.P.-M.: Si tuviera que decir algo genérico es difícil, porque cada obra es un mundo, pero me refiero en el resultado. Cuando ya me alejo unos meses y veo las funciones que he ido haciendo, sí que tienen nexos en común. Te cuento algunos:

Un sentido del ritmo, que creo que es algo muy mío que necesito. Yo no soy músico, pero para mí el texto es una partitura y desde el primer día de ensayos estoy muy pendiente de que aquello suene como creo que tiene que sonar. Me acompaño mucho de la música, en lo creativo, en las adaptaciones, aunque luego no las implemente en la escena.

Una llamada siempre al niño. Son montajes que aunque sean para adultos tienen algo siempre que te hace recordar al niño que entraba en

“HACER UNA OBRA DE TEATRO ES UNA OPORTUNIDAD PARA CONOCERSE, PARA APRENDER DEL OTRO Y DE UNO MISMO”

un teatro y se le disparaba la imaginación. Esta sensación que teníamos los de nuestra generación cuando entrábamos en la carpa de un circo. Aún cuando entro en uno hay algo en mí que se transforma. Todos mis montajes los podrían ver mis hijos. Hay un paraíso visual y sensorial que remite al niño.

El tercer elemento que se repite en mi teatro, y digo objetivamente porque yo no soy consciente hasta que no hago una revisión, es la implicación del público. Yo obligo al público a no estar sentado mirando por un agujerito, de alguna manera le estoy removiendo en la butaca permanentemente diciéndole “participa, participa”. Trato de cambiar el canal porque venimos con lo que venimos y tenemos que meternos en una obra que muchas veces es en verso, como es el caso de “Castelvines y Monteses”. Hay que sintonizar con eso para que no se pierdan los 20 primeros minutos, que es lo que uno se suele perder de este tipo de montajes. Trato de removerle desde el principio, de implicarle y de que se sienta aludido, como si en cualquier momento alguien le pudiera preguntar algo. Que se sienta como yo me sentía cuando iba con mis amigos a misa. Yo soy de familia agnóstica y cuando me metía en la misa de gallo siempre tenía la sensación de que el cura se iba a dar cuenta de que venía de una familia de ateos y me iba a preguntar, y eso me hacía estar muy atento. Esa es la sensación que me gusta que el público tenga.

Para mí estos son los tres elementos, y probablemente es la primera vez que se los digo así a alguien, que se repiten más allá de que una obra sea un mundo y otra sea otro.

L.C.: Sergio, yo siempre que pienso en crear algo, escribirlo, dirigirlo… me echo atrás porque siento miedo de que los demás me vean menos actriz. ¿Tú sientes que al dirigir y dedicar tanto tiempo y energía a esos montajes pueda perjudicarte como actor? o ¿por el contrario, te enriquece? ¿Cómo “divides” eso?

Fotografía Eva Peñuela Py

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Teatro de la Comedia

“CUANDO SALES DEL HUEVO, VIAJAS Y TE MUEVES, TE DAS CUENTA DE LO QUE VALE EL TEATRO Y DE LO QUE CUESTA”

“LA POESÍA ES UN VEHÍCULO MARAVILLOSO PARA MANTENERTE ACTIVO COMO ACTOR, LLEVAR CULTURA Y PODER HABLAR DE MUCHAS COSAS QUE NOS SIGUEN AFECTANDO HOY EN DÍA Y QUE SON INCONTESTABLES”

Fotografía Eva Peñuela Py

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Teatro de la Comedia

S.P.-M.: Son vasos comunicantes, no son compartimentos estancos. Yo cuando actúo siento que estoy trabajando, para mí es un curro, hay un esfuerzo. Por supuesto no son trabajos forzados, ni mucho menos, estoy dedicándome a lo que me gusta, pero hay un sacrificio. En las pruebas, cuando me subo a un escenario, cuando dicen “acción” hasta que dicen “corten” hay una parte de esfuerzo, hay algo de ser consciente de estar perdiendo y de que estoy entregando algo a cambio de nada. Cuando dirijo no siento que estoy entregando algo, siento que estoy haciendo lo que me da la gana, siento que soy feliz, no tengo juicio conmigo mismo, no me pesa la responsabilidad, si leo una mala crítica de Sergio director no me afecta. Solo pienso que no ha gustado mi teatro. Pero hay una parte como actor donde si tengo una mala crítica me afecta, porque tengo que subir al escenario al día siguiente y tengo que defenderlo.

L.C.: Y porque eres tú, tu cuerpo, tu alma… S.P.-M.: Claro, porque soy yo, porque no siento que mi capacidad expresiva como actor esté a disposición de contar lo que a mí me apetece, sino para contar lo que otro quiere, y me siento un poco vendido, esa es mi sensación como actor.

L.C.: Pero ¿disfrutas el proceso? A mí lo que más me gusta es el previo al rodaje. S.P.-M.: Sí, el proceso lo disfruto mucho. Pero poniéndolo en la balanza con la dirección. Gracias a haberme tomado en serio la dirección -tardé un tiempo- y en asumir que también me tocaba, me he dado cuenta de que estoy mucho más relajado como actor, como que esa parte de que no me importa lo que penséis se ha trasladado ahora a la actuación. Además ahora puedo entender mucho mejor a los directores cuando me dirigen, o en mi faceta de productor entiendo mucho mejor a los productores cuando plantean que no hay más dinero y el actor siempre tiende a pensar de otro modo.

Tengo una visión más global, sé lo que cuesta levantar un espectáculo como este, que nadie se da cuenta, ni siquiera el espectador. Cuando sales del huevo, viajas y te mueves te das cuenta de lo que vale el teatro y de lo que cuesta. Aquí estamos mal acostumbrados, nos parece mucho pagar 25 euros por ver un espectáculo con 13 actores, música en directo y visual… ¡en fin!

L.C.: ¿Quizá falta pedagogía? S.P.-M.:Sí, nosotros estamos grabando todos los procesos de ensayos de todas las obras para precisamente hacer un documental en un futuro y hablar de todo esto, hacer pedagogía y que la gente entienda que hacer teatro no es subirse aquí un mes a hacer la función. Detrás hay meses de ensayos, un proyecto empieza un año y medio antes o más. “Castelvines y Monteses” se empezó a pergeñar

hace cinco años. “Una noche sin luna” lleva cinco años de escritura. Para “Lehman Trilogy” estuve traduciendo y adaptando el texto yo solo durante dos años.

L.C.:¿Cómo surge en ti el proceso creativo? ¿A partir de un texto, imágenes, algo que quieres contar? S.P.-M.:No hay una regla. Hay muchos proyectos en cartera. Algunos tienen que ver con creaciones propias, otros son de terceros, también hay autores que me mandan textos, por ejemplo Stefano Massini, o con compañeros como Botto que siempre estoy para escuchar porque me interesa lo que él quiere contar. Hay textos que me encantan pero que siento que no son para mí. Cuando empiezas a dirigir te llegan muchas propuestas, pero muchas no vibran conmigo, con lo que quiero contar, con mi momento actual. A veces quieren que haga algo que ya he hecho, por ejemplo dirigir “Romeo y Julieta” porque ya he hecho “Castelvines y Monteses”. Un poco lo que nos ocurre como actores, ¿no? Ya que has hecho “El Capitán Trueno” y el Capitán Ugar“A MÍ ME te, me han ofrecido otro Capitán, pues bueno uno lo asume. Pero

ENCANTARÍA si yo tuviera que decidir qué personaje haría un actor como yo en

PODER SUBIRME esta serie, probablemente sería otro. Pero estoy feliz porque es

A UN ESCENARIO trabajo, y es gracias a ese trabajo como actor por lo que me puedo UNA HORA Y ESTAR permitir estar aquí haciendo lo que me hace feliz.

CONTANDO LA L.C.: Y ¿qué trabajo como actor HISTORIA QUE ME te gustaría hacer? ¿Qué parte no conocemos del Sergio PerisAPETECE CONTAR” Mencheta actor? S.P.-M.: A mí me encantaría poder subirme a un escenario una hora y estar contando la historia que me apetece contar. Pero para eso necesito estar en un sitio fijo. Estar en España y enfocarme en hacer un monólogo para mí, que sea mi monólogo, que pueda ir enriqueciéndose con el tiempo y pueda acompañarme toda la vida.

L.C.: ¿Lo escribirías tú? S.P.-M.: No necesariamente. De hecho tenemos un proyecto con José Padilla de un texto que presentamos en el Teatro Español hace unos años. José escribió un texto sobre los refugiados sabiendo que yo iba a ser el actor que lo iba a interpretar. Cuando me llegó me encantó. Era un texto de 15 minutos y le propuse hacer un spin-off de este personaje y convertirlo en un monólogo y este es probablemente el proyecto que yo abordaría. Es un proyecto al que siento que le puedo dedicar tiempo, pero solo cuando lo tenga.

Fotografía Eva Peñuela Py

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“SI PUDIERA ELEGIR QUÉ PERSONAJE ME GUSTARÍA HACER, PROBABLEMENTE SERÍA UN PERSONAJE EN EL QUE ESTUVIERA MÁS EN JUEGO MI LADO FEMENINO, PORQUE EVIDENTEMENTE NO ME LO OFRECEN”

L.C.: ¿En audiovisual? S.P.-M.:Actualmente estoy haciendo “Snowfall” con un personaje que me llevo muy bien, en un equipo en el que hay muy buena gente; hice una serie en México que está por estrenarse y en la que disfruté mucho durante su rodaje y que me reconcilió con algunas facetas de la interpretación. Pero si pudiera elegir qué personaje me gustaría hacer, probablemente sería un personaje en el que estuviera más en juego mi lado femenino, porque evidentemente no me lo ofrecen, porque no debo tener pinta, pero las veces que he tenido oportunidad de poner en juego esa parte… (Risas).

L.C.: ¿Más vulnerable? No en sentido de debilidad. S.P.-M.: Más vulnerable en el mejor sentido de la palabra. Esa parte que también está y que cuando he podido ponerla en juego ha sido muy sanador, y al fin y al cabo actuar también tiene que servir para sanar. No puede ser solo para desnudarte delante de otros y ver dónde está la falla o ponerte permanentemente en tela de juicio.

L.C.: Antes has hablado de uno de tus maes-

tros, ¿qué personas han influido en el actor y director que eres?

S.P.-M.: Como maestros, Corazza. Y los maestros del estudio que más me influyeron como actor son Catalina Lladó y Consuelo Trujillo. Son muy importantes en mi vida como actor.

Como director el que más me ha influido ha sido Manuel Hernández porque me ha enseñado a ser feliz dirigiendo. Él llega al set de rodaje y está todo el día sonriendo, disfrutando de la vida y hace que todo el mundo esté a gusto. El director es el que crea el clima, el que se encarga de que el viaje que vamos a hacer en un trabajo sea bonito y creativo para todos.

Con Peter Brook compartí un tiempo de mi vida y aprendí a partir también de sus textos. En relación con el teatro me impactó mucho “La trilogía de los dragones” de Robert Lepage, que para mí fue un antes y un después. Yo ahí entendí que se puede hacer ese teatro imaginativo que me inspira y más me interesa. A partir de ahí me dije que ese era el teatro que deseaba hacer como director. Y desde ahí encarrilé mi faceta como director con más seguridad.

Sergio, ¡ojalá te sigas inspirando! y de esa manera inspirándonos también a todos los que seguimos y disfrutamos tus trabajos.

Fotografía Eva Peñuela Py

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