Revista Salud LMental Nº5 Mayo 2022

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El poder, claro está,́ el macro poder y el poder capilar de los pequeños espacios, discurriendo en las creencias en boga, se orienta en otro sen do, busca mantenerse en lo fác co, en lo separado, en lo compe

vo, en lo acumula vo, en lo mensurable. Se apoya en una estructura de carácter que recorre el

mundo, el modo de ser autoritario. Con gobiernos militares o civiles, con reyes o presidentes, con sistemas feudales, coloniales, neo coloniales, socialismos burocrá cos, capitalismos incipientes o avanzados, premodernidad, modernidad o post modernidad... la cultura contribuye a la cristalización de un conjunto de rasgos que per lan el modo de ser, el síndrome autoritario. Su caracterización cons tuye uno de los logros más interesantes del siglo veinte. En el modo de ser autoritario (1) se actualiza una proclividad a enmarcar las acciones, sin sen do crí co, en las polaridades del mandar u obedecer. Se manda a los subordinados, se obedece a los superiores, sin apertura, sin re exión, sin concepción de diálogo. Un ejemplo demostra vo se encuentra en la conducta de Eichman, burócrata del exterminio en empos del tercer Reich, tan bien documentado por Hannah Arendt (2). El público ha conocido la impactante evidencia de la patología del obedecer, presente en las personas más insospechadas, a trav s de las inves gaciones de Stanley Milgran donde se muestra al extremo a que pueden llegar “buenos ciudadanos “por obedecer a los que legi man como autoridades” (3). Entre los rasgos más notorios del modo de ser autoritario, se destacan la tendencia a los prejuicios y a los estereo pos, la rigidez, el desprecio a las minorías y la admiraci n por la fuerza, el rechazo a la ambig edad, la distancia ante lo subje vo. En el trasfondo podemos situar la hip tesis de Sartre según la cual el an semi smo se basa en el rechazo a la condici n humana. Se busca seguridad, estructura, negando la “viscosidad”, el “para sí”, la interioridad. “El an semita es el hombre que quiere ser pe asco implacable, torrente furioso, rayo devastador, todo menos un hombre” (4). En el autoritario, de cualquier ideología o nivel de pragma smo, hay un proyecto de vida primario, inconsciente, apoyando la búsqueda de seguridad profunda, ontol gica, no asumiendo el v r go de la condici n humana.

Bibliogra a: Adorno T.W. y otros. (1965) La Personalidad Autoritaria. Ed Proyecci n.Bs Aires. Arendt, Hannah. (2000) Eichman en Jerusalén. Ed. Lumen. Barcelona. Stanley Milgran (1980) Obediencia a la Autoridad. Ed. Desclee de Brouwer.Bilbao

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Sartre Jean Paul. (2008) Re exiones sobre la Cues ón Judía Seix Barral


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