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COMUNICACIÓN: El talón de Aquiles del Liderazgo
Tal vez uno de los principales dolores de las organizaciones y los líderes sea aprender a comunicar de manera más efectiva.
Son muchos los cambios que hemos atravesado y aún atravesamos: la incorporación de la tecnología, la convivencia de las diferentes generaciones y sus intereses, la pandemia, etc. En estos 10 años de experiencia acompañando líderes, es el tema de recurrencia, en el que caemos una y otra vez tratando de “encontrarle la vuelta” ¿Qué nos falta? ¿En qué fallamos?
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En varias ocasiones hablé sobre la construcción de un “liderazgo adaptativo”: a la circunstancias, a las necesidades propias, a las de la organización, a lo que requiere el contexto, a lo que necesita cada colaborador. Pensándolo así parece que genera el triple de consumo de tiempo, pero te aseguro que conocer la cultura, el contexto y las personas al fin y al cabo terminan ahorrándote varios dolores de cabeza.
Pero… ¿por qué y para qué es importante tener y construir una comunicación efectiva?
En primer lugar, considero que es fundamental sincerarnos y comprender que en todo grupo y/o equipo de trabajo existen objetivos implícitos y explícitos. Alcanzar estos resultados depende en gran parte de la calidad de la comunicación desde el inicio hasta la implementación, ya que una comunicación poco clara o incompleta puede afectar directamente el logro de estos. Cuando hablo de comunicación no solo me refiero a los canales (mail, teléfono, reunión presencial, etc.) sino también a los componentes que hace que la comunicación sea eficiente: El proceso de hablar, escuchar activamente, indagar y chequear. Al fin y al cabo, comprender que sin presencia (no solamente física, sino de los componentes antes mencionados) no hay comunicación.
En segundo lugar, entender que un grupo y/o equipo está constituido por diferentes personas, con diferentes perfiles y que todas están interpretando de manera diferente. Por eso siempre hago referencia a que el conversar es un arte, en el que hay que danzar y comprender nuestro mundo, el mundo del otro y así construir un nuevo espacio en conjunto. Para este punto, considero fundamental tener reuniones de seguimiento, de avances y progresos de las metas intermedias o de los acuerdos que se comprometieron las partes, chequeo de expectativas y compromisos. Es muy común que alguien del equipo haya interpretado de una forma diferente el mensaje; o en el camino, se vio envuelto en muchas dudas. Y si no tenemos seguimiento de esto no podemos detectarlo hasta el NO cumplimiento de lo establecido. Sin lugar a dudas, la conversación es la herramienta para acortar estas brechas interpretativas.
En tercer lugar, establecer y respetar una agenda con fechas de reuniones, feedback y seguimiento puede ser un gran recurso para que lo que hayamos planificado se lleve a cabo, en tiempo y forma y con los resultados propuestos. Que lo urgente no se coma lo importante. Tal vez esto parezca una obviedad, pero, lo más habitual que encuentro en mis conversaciones de coaching con líderes es dar por sentado que lo que “comunicaron” el resto lo recibió e interpretó de esa misma manera.
Poder tener este tracking también sirve para mantenernos motivados y fomentar la confianza en nuestros colaboradores. Comunicar pequeños logros y avances es clave para obtener los resultados deseados.
Hay un factor que determina la efectividad de nuestra comunicación y que habitualmente no es tan tenido en cuenta: ¿Cómo impactan las emociones?
Aunque a veces nos olvidamos, somos seres emocionales. Desarrollar la inteligencia y gestión emocional puede que sea uno de los desafíos más importantes de los líderes en estos momentos.
En estos contextos tan cambiantes, competitivos y agiles, esta competencia es la que puede marcar la diferencia tanto en la capacidad de auto liderarnos, y en como de acompañar a nuestro equipo, ya que la emoción nos predispone para la acción.
Es por esto, que las encuestas de clima laboral son tan importantes, porque son el termómetro de la gestión emocional y el comportamiento dentro de la cultura organizacional.
Entonces ¿Cuál es nuestro desafío?
Cómo líderes tenemos la responsabilidad de generar contextos adecuados para lograr una comunicación efectiva y confianza en la relación para los resultados que queremos.
Clarificar expectativas, y conversar sobre lo que más nos cuesta, hace que la distancia entre las expectativas y la realidad se achique o al menos se puedan tomar acciones diferentes para que eso ocurra.
Definitivamente no existe la fórmula perfecta, lo que sí existe, son innumerables herramientas para poner en acción y convertirnos en el líder que deseamos ser. Cómo dice Tim Ferriss “El éxito de una persona se puede medir por la cantidad de conversaciones difíciles que está dispuesto a tener” ¿Qué conversaciones te están faltando tener para ser el líder que te gustaría?
Gerardo
BONGIOVANNI, PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN LIBERTAD