ESPACIO PÚBLICO N.17

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Director General Oscar Pimentel González Coordinadora de Comunicación Paulina Ruiz Martínez Diseño Juan De La Peña Valdes Colaboradores Rodolfo Lacy Tamayo Oscar Pimentel González Héctor Franco López Dennis Quennet Gabriela de Valle del Bosque Durwood Zaelke Mario Molina Felipe I. Arreguín Cortés Rogelio Montemayor Seguy Mireya Plata García

ESPACIO PÚBLICO SALTILLO HABLEMOS DE NUESTRA CIUDAD Y SU FUTURO, año 6 No. 17, diciembre 2021, es una publicación trimestral editada por el Instituto Municipal de Planeación. Blvd. Luis Donaldo Colosio 1472, Col. Valle Real, Saltillo, Coahuila, C.P. 25198, Tel (844) 1800874, www.implansaltillo.mx, contacto@ implansaltillo.mx. Editor responsable: Paulina Ruiz Martínez. Este número se terminó de imprimir en diciembre de 2021 con un tiraje de 1,000 ejemplares. Reservas de derecho al uso exclusivo No. 04-2019071518274400-102, otorgado por el Instituto Nacional de Derechos de Autor. Los artículos firmados son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el punto de vista del Instituto Municipal de Planeación.

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Contenido 02

Glasgow. La ciudad donde se fincan las esperanzas climáticas Rodolfo Lacy Tamayo

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Código rojo. La emergencia climática

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COP26 y el rol de las ciudades como actores hacia la sostenibilidad ambiental

Oscar Pimentel González

Esteban Garza Fishburn

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Cambio climático global. Acuerdos y contradicciones Héctor Franco López

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Las ciudades frente al cambio climático - Perspectiva desde la cooperación Alemana Dennis Quennet

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Las emisiones de gases de efecto invernadero en Saltillo Gabriela De Valle Del Bosque

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Plan de Acción Climática Municipal

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El enfriamiento respetuoso con el clima puede ralentizar el calentamiento global

IMPLAN Saltillo

Durwood Zaelke y Mario Molina

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La política de seguridad hídrica frente al cambio climático Felipe I. Arreguín Cortés

Energía y cambio climático, economía del hidrógeno

la

Rogelio Montemayor Seguy

Emisiones industriales y el cambio climático Mireya Plata García

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Mensaje Editorial

l gran desafío que enfrenta hoy la humanidad es detener el cambio climático que proviene del calentamiento global del planeta causado por la propia actividad del hombre. Definir una acción concertada de todas las naciones ha sido un proceso largo y tortuoso. Se tuvo que vencer la incredulidad, mediante estudios científicos que no dejan lugar a dudas de que el incremento de la temperatura de la tierra es resultado de la acción humana, y padecer en distintos lugares del mundo los desastres provocados por fenómenos naturales extremos, para que hoy no quede duda de que enfrentamos una situación global de emergencia. Gracias al trabajo de las Naciones Unidas, se logró organizar el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) con el propósito de generar información científica sobre el calentamiento global, se estableció la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y se concretaron negociaciones para que mas de 190 países respaldaran el Protocolo de Kyoto en 1997 y el Acuerdo de París en 2015, como acuerdos históricos para combatir del cambio climático y trabajar por un futuro sostenible. Igualmente, debe destacarse el esfuerzo de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) que recientemente puso en marcha el Programa Internacional de Acción sobre el Clima (IPAC), en apoyo a los países miembros para mitigar el cambio climático e incrementar su resiliencia ante los fenómenos extremos. Sin embargo, es necesario continuar avanzando y asegurar que todos los países cumplan con sus compromisos; de ahí la importancia de la reunión multinacional (COP26) que se realizó en Glasgow, Escocia. Hoy como nunca, los gobiernos nacionales y locales están moral y políticamente comprometidos a establecer una agenda para enfrentar la crisis ambiental y convocar a la participación de toda la sociedad en los proyectos que implica la instauración de una nueva vía para el desarrollo sostenible.

Oscar Pimentel González Director General

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GLASGOW. LA CIUDAD DONDE SE FINCAN LAS ESPERANZAS CLIMÁTICAS Rodolfo Lacy Tamayo*

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lasgow es la ciudad donde se espera que haya un punto de inflexión en la gobernanza climática global en el mes de noviembre. Desde los incendios forestales de Australia hasta el debilitamiento de las corrientes oceánicas que transportan agua cálida de los trópicos hacia los mares que rodean Escocia, todos los días el planeta envía señales más fuertes de una crisis climática que es necesario detener. Sin embargo, en agosto de este año, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC por sus siglas en inglés) publicó la primera 2 ESPACIO PÚBLICO


entrega de su Sexto Informe de Evaluación1, destacando, entre otros hallazgos, que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) no están disminuyendo, por el contrario, siguen aumentando pese a las múltiples declaraciones y compromisos de reducción que las naciones firmantes del Acuerdo de París han hecho. De acuerdo a las proyecciones evaluadas por el IPCC, aún si lográsemos neutralizar nuestras emisiones de GEI antes del año 2050, el mundo se calentaría más de 1.5°C en las próximas tres décadas. No obstante, podríamos revertir este calentamiento a lo largo del siglo si mantenemos el balance de las emisiones antropogénicas de bióxido de carbono (CO2) y otros gases y partículas de efecto invernadero, con las remociones naturales que se pueden lograr en bosques o ecosistemas naturales. Como lo hemos atestiguado de manera dramática en los últimos meses a nivel global, nos enfrentamos a un aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, que son la primera manifestación de que las temperaturas del planeta no son las mismas que conocimos desde que inició la carrera civilizatoria de la humanidad hace 10 mil años. Según la Organización Meteorológica Mundial, en promedio, en los últimos cincuenta años han muerto 115 personas y se han perdido 202 millones de dólares

1 IPCC, 2021. Summary for Policymakers. In: Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambridge University Press. In Press.

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diarios debido desastre natural relacionados con el clima 2. Por desgracia, las olas de calor, el calentamiento de las corrientes marinas, las precipitaciones extraordinarias, las sequías prolongadas y una proporción mayor de ciclones tropicales intensos afectarán de manera particular a las regiones del Hemisferio Norte ubicadas en las proximidades del ecuador, como es el caso de México. Considerando estos riesgos, es fundamental fortalecer las políticas públicas en todos los niveles, desde lo local hasta lo internacional, para lograr la transición hacia economías mundiales de cero emisiones netas de GEI y adaptarnos de manera acelerada a los impactos climáticos futuros. Por su parte, la OCDE recientemente lanzó el Programa Internacional de Acción sobre el Clima (IPAC), una iniciativa que busca apoyar los esfuerzos de sus países para monitorear y miembros 3 progresar hacia un estadio de desarrollo con cero emisiones netas de GEI, así como avanzar en las medidas que disminuyan su vulnerabilidad climática, aumentando la resiliencia de sus ciudades e infraestructuras estratégicas, para tratar de evitar una disrupción económica similar o más grave a la ocurrida con la reciente pandemia. Mediante el seguimiento periódico, la evaluación de políticas y la retroalimentación sobre los resultados y las buenas prácticas,

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México es miembro de la OCDE desde 1994.

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World Meteorological Organization, 2021. Atlas of Mortality and Economic Losses from Weather, Climate and Water Extremes (1970-2019).

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Los países necesitan mejores herramientas para afrontar el cambio climático.


de la OCDE ayudará a los países a fortalecer y coordinar la acción climática, así como complementar y respaldar la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y el Acuerdo de París.

Más países, ciudades, organizaciones y empresas deben adoptar objetivos de cero emisiones netas para el año 2050 o antes la nueva plataforma IPAC de la OCDE ayudará a los países a fortalecer y coordinar la acción climática, así como complementar y respaldar la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y el Acuerdo de París. Por su parte, la OCDE recientemente lanzó el Programa Internacional de Acción sobre el Clima (IPAC), una iniciativa que busca apoyar los esfuerzos de sus países miembros para monitorear y progresar hacia un estadio de

desarrollo con cero emisiones netas de GEI, así como avanzar en las medidas que disminuyan su vulnerabilidad climática, aumentando la resiliencia de sus ciudades e infraestructuras estratégicas, para tratar de evitar una disrupción económica similar o más grave a la ocurrida con la reciente pandemia. Mediante el seguimiento periódico, la evaluación de políticas y la retroalimentación sobre los resultados y las buenas prácticas, la nueva plataforma IPAC

Podemos decir con claridad y optimismo que ha habido un progreso positivo hacia la adopción del paradigma de neutralidad climática a nivel internacional. De los 50 países incluidos en la plataforma de información de IPAC 4, 13 ya cuentan con metas de cero emisiones netas consagradas en su legislación nacional, dos tienen propuestas de leyes en sus Congresos y 20 poseen un plan o programa nacional para balancear sus emisiones de GEI. Los Estados miembros de la Unión Europea, por ejemplo, están cubiertos por un objetivo regional, pero algunos de sus miembros, como Finlandia o Austria, piensan alcanzar su neutralidad de carbono antes del 2050. Otros países, incluyendo a México, aún no definen una fecha para descarbonizar sus economías o lo harán en la segunda mitad de este siglo, como es el caso de Rusia, China o Indonesia que se han comprometido a hacerlo en el año 2060. Los gobiernos locales y las empresas también tienen un papel importante que desempeñar en el escalamiento de la acción climática, ya que éstas se ubican en la primera línea de la toma de decisiones. Igualmente hay una tendencia positiva en su

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Todos los países miembros de la OCDE, junto con la Unión Europea, socios estratégicos de la OCDE (Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica), países en proceso de adhesión a la OCDE (Argentina, Brasil, Bulgaria, Croacia, Perú, y Rumania), y otros miembros del G20 (Arabia Saudita y Rusia).

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involucramiento por implementar los lineamientos del Acuerdo de Paris, en el Portal de Acción Climática Global, lanzado por Naciones Unidas en 2014, se han registrado ya casi 25 mil acciones de ciudades, empresas y organizaciones que buscan abordar y combatir el cambio climático con una visión de neutralidad.

Es vital que las estrategias climáticas a largo plazo se desarrollen y consagren en la Ley. Sin estas señales de determinación y certeza, será difícil reunir la voluntad política para hacer recortes de emisiones en sectores clave a corto plazo y avanzar en las negociaciones climáticas de Glasgow. Según el Artículo 4 del Acuerdo de París, todas las partes «deberían esforzarse por formular y comunicar estrategias a largo plazo para un desarrollo con bajas emisiones de Gases de Efecto Invernadero, teniendo en cuenta sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus capacidades respectivas, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales». Sin embargo, hasta la fecha sólo 32 de los 191 países firmantes del Acuerdo de Paris han presentado sus estrategias a largo plazo de manera formal a la Secretaría de la CMNUCC.

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Ha habido un estancamiento en la financiación e implementación de tecnologías climáticas Aunque la mayoría de las reducciones globales en las emisiones de CO2 hasta el año 2030 se realizarán con tecnologías que están disponibles actualmente, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, el progreso es lento y hay muchos sectores que se resisten a la transición. La implementación de estrategias factibles económicamente viables que fomentan este tipo de tecnologías, las políticas necesarias para realizarlas masivamente y la asignación de fondos para proyectos verdes no han evolucionado con suficiente rapidez. El compromiso adquirido por las naciones desarrolladas de movilizar cada año cien mil millones de dólares americanos hacia los países en desarrollo, aún no se ha alcanzado y la cifra sólo llegó a 79.6 5 en el año 2019. UK, como Presidencia de la COP26, junto con Alemania y Canadá, están desarrollando una hoja de ruta para lograr el pleno financiamiento de la acción climática, ya que éste es prerrequisito para una aplicación masiva de tecnologías de bajo carbono.

Igualmente, se considera fundamental lograr una mayor eficiencia energética, establecer instrumentos económicos que tasen las emisiones de GEI, eliminar los subsidios y disminuir aceleradamente el consumo de combustibles fósiles. La gran mayoría de los países desarrollados y China, se han comprometido a no construir más carboeléctricas, cerrar las existentes conforme se avanza en la instalación de plantas de generación eléctrica limpias y ya no financiar a la industria del carbón desde la banca multilateral y las cooperaciones financieras internacionales. Estos pronunciamientos han creado un ambiente propicio para la creación de nuevos negocios e inversiones en el campo de la neutralidad del carbono, como es la emergente economía del hidrógeno.

Una oportunidad extraordinaria en una crisis urgente La COP26 en Glasgow es una oportunidad excepcional para finalizar el Reglamento del Acuerdo de París, aumentar los flujos financieros verdes y mejorar el progreso hacia la neutralidad de carbono y la resiliencia climática, no podemos fallar a la cita y a la oportunidad histórica de conservar el Planeta en el que vivimos. * Director de Medio Ambiente de la OCDE

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OECD (2021). Climate Finance Provided and Mobilised by Developed Countries: Aggregate trends updated with 2019 data, Climate Finance and the USD 100 Billion Goal. OECD Publishing, Paris, https:// doi.org/10.1787/03590fb7-en.

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CÓDIGO ROJO. EMERGENCIA CLIMÁTICA Oscar Pimentel González*

Si hasta hace algún tiempo había alguna manera de negar o dudar que los fenómenos naturales altamente dañinos para la población están asociados al calentamiento de la atmósfera del Planeta, y que este incremento de temperatura es resultado de la acción del hombre, hoy no queda lugar a ninguna discusión. El cambio climático es una verdad indiscutible. Aunque ciertamente, una verdad muy incómoda. Como resultado de los trabajos de investigación que han realizado miles de científicos en el mundo, especialmente en los últimos 30 años, y de la labor de los organismos especializados de Naciones Unidas, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) presentó el informe «Cambio Climático: las Bases Científicas», documento que fue aprobado por los representantes de los 195 países que forman parte del grupo. Lo trascendente de este estudio es que establece, con toda claridad, por qué el cambio climático no es algo más o menos probable, sino un hecho. Es un golpe contundente al negacionismo y a quienes, por intereses políticos o económicos, han pretendido subestimar esta realidad. Estas son las deducciones clave del informe: Desde hace décadas el mundo se está calentando. Los cambios climáticos recientes son generalizados, rápidos y cada vez más intensos. No tienen precedentes en miles de años.

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Es indiscutible que las actividades humanas están provocando el cambio climático. La influencia humana está haciendo que los eventos meteorológicos extremos, incluidas las olas de calor, lluvias torrenciales y las sequías, sean más frecuentes y severas. El cambio climático ya está afectando a todas las regiones del Planeta de múltiples formas. Los cambios que experimentamos aumentarán con un mayor calentamiento. No hay vuelta atrás de algunos cambios en el sistema climático (en cientos o miles de años al menos). Sin embargo, algunos de estos cambios podrían ralentizarse y otros podrían detenerse limitando el calentamiento. A menos que haya reducciones inmediatas, rápidas y a gran escala de las emisiones de gases de efecto invernadero, limitar el calentamiento a 1.5 grados Celsius estará más allá de nuestro alcance.

Para limitar el calentamiento global, son necesarias reducciones fuertes, rápidas y sostenidas de CO2, metano y otros gases de efecto invernadero. Esto no solo reduciría las consecuencias del cambio climático, sino que también mejoraría la calidad del aire. Por estas razones, el Secretario General de la ONU, António Guterres, declaró que esto significa «…un código rojo para la humanidad. Las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables». Así que ya no hay pretexto que valga para permanecer en la pasividad. Las bases científicas que demuestran la existencia y evolución del cambio del clima global están firmemente asentadas, las naciones del planeta están organizadas y han establecido mecanismos como las COP (Conferencias de las Partes) o reuniones cumbre de todos los países sobre cambio climático, y han adoptado compromisos

como el Acuerdo de París para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero en horizontes al 2030 y 2050, en el entendido de que su incumplimiento nos conduce hacia el desastre. Las políticas públicas de todos los ordenes de gobierno deben asumir, como un compromiso transversal, el contribuir a mitigar y realizar acciones de adaptación frente al cambio climático. No es posible que mientras el mundo enfrenta una situación de emergencia climática, nuestra apuesta sea regresar al uso generalizado de los combustibles fósiles, responsables del calentamiento global, desalentar las energías renovables e incumplir los compromisos ya pactados con la comunidad internacional. De no actuar con oportunidad y decisión, es muy probable que pronto transitemos de una verdad incómoda a una catástrofe real. * Director General, IMPLAN Saltillo

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COP26 Y EL ROL DE LAS CIUDADES COMO ACTORES GLOBALES HACIA LA SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL Esteban Garza Fishburn*

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A

inicios de noviembre, tuve el privilegio de asistir a la conferencia sobre calentamiento global de la ONU en Glasgow, Escocia (COP26), un evento sin precedentes de debate y colaboración para sumar esfuerzos entre gobiernos, iniciativa privada, sociedad civil y academia para la preservación de nuestro planeta. Los sentimientos en la conferencia eran mezclados, por una parte se sentía la urgencia y desesperación en que los cambios que necesitamos no están pasando a la velocidad que quisieramos, el mismo Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, comentó en la conferencia que estamos en «Código Rojo» como humanidad en términos del cambio climático. Al mismo tiempo fue sumamente inspirador ver congregada a la comunidad global con esperanza, colaborando para cuidar la vida, innovando en tecnologías para mitigar nuestro impacto ambiental y haciendo compromisos para reducir emisiones de carbono. En las conferencias, páneles y pasillos se reinventaba nuestro mundo. Aunque las opiniones sobre los resultados de la COP26 son mixtas, criticando que los compromisos que firmaron los jefes nacionales no son los esperados, me tocó ver un lado de la conferencia que me dió mucha esperanza: la participación local, las ciudades ejerciendo un rol líder y hasta desafiante hacia las agendas nacionales; las ciudades

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como actores globales hacia la sostenibilidad ambiental. Desde los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (lanzados en el 2015), las ciudades están tomando importancia como los espacios donde se pueden liderar los esfuerzos ambientales, tanto así que uno de los 17 objetivos tiene que ver específicamente con generar «Ciudades y Comunidades Sostenibles». Hoy en día más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y en ellas se genera el 70 % de los gases de efecto invernadero. Siendo que la proporción de humanos que viviremos en las urbes será cada vez mayor, las ciudades crecen en relevancia como los espacios donde más impacto tendrán las intervenciones para la sostenibilidad. Y si lo pensamos, hace todo el sentido que el liderazgo lo tomemos desde lo local. Es en lo local donde sentimos y vivimos las consecuencias del cambio climático. Es en Saltillo donde vemos desde nuestras ventanas el humo de los incendios forestales en la sierra, es en el Barrio de Santa Anita donde vemos los mantos acuíferos (tan característicos de la zona) menguando o desapareciendo, es en nuestras casas y calles donde vemos las inundaciones cada vez mayores en época de lluvias. Y así en todo el mundo, la ciudadanía y los gobiernos locales somos los que vivimos el cambio climático y es donde están muchas de las soluciones. En la COP26 me tocó ver la agenda local en primera fila; empresas presumiendo sus transportes públicos eléctricos y testimonios de implementación de estos en

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ciudades alrededor del mundo (La ciudad de Shenzen en China tiene ya 16 mil camiones y 22 mil taxis eléctricos), conferencias y páneles sobre financiamiento de ciudades sostenibles (la misma ciudad de Glasgow está mobilizando $40 mil millones de dolares hacia el compromiso de ser una ciudad con cero emisiones netas para el año 2030) y me tocó ver casos como Monterrey que se unió a más de dos mil ciudades a nivel global que han declarado emergencia climática. En el caso mexicano la lucha desde lo local se vuelve aún más relevante, lamentablemente nuestro Gobierno Federal ha dejado claro que no tiene ningún interés en entrarle a la crisis ambiental. Con la excusa de la justicia social, la 4T da pasos retrógradas hacia más inversión en fuentes de energía fósil, quemando combustoleo, comprando y construyendo refinerías y desinscentivando la inversión en fuentes limpias y renovables de energía. Entendiendo que la lucha por nuestro planeta es la crísis que definirá a esta generación, nos toca en México hacerlo desde lo local. En Saltillo podemos liderar esta causa. Entendiéndonos como comunidad y como miembros de una ciudadanía global, tenemos que colaborar entre sectores para mitigar y resarcir nuestro impacto ecológico. Pongámonos el objetivo como ciudad de tener cero emisiones netas de carbono. Imaginémonos cómo se ve y se vive una ciudad así, una ciudad donde podemos caminar bajo la sombra de árboles que sembramos en nuestras banquetas, donde podemos tomar

transporte público eficiente y dignificante, donde tenemos tanto espacio público que la tierra tiene la capacidad de absorber el agua de las tormentas y alimentar nuestros mantos acuíferos. Parte de la resistencia para dar estos pasos es por que se piensa que esto significa perder competitividad económica, pero la realidad es todo lo contrario, dar el salto a innovar e integrar tecnologías de eficiencia y producción energética limpia, así como prácticas de captura de carbono y reducción de emisiones nos posicionan para seguir siendo líderes en competitividad y productividad, cada vez habrá más presión en toda la cadena de suministro y por parte de los consumidores para que estas prácticas se implementen. La


tendencia mundial hacia la sostenibilidad está clara, está en nosotros desde lo local asegurarnos de no quedarnos atrás. Los invito a que asumamos el llamado histórico hacia rescatar nuestro planeta. Nos toca hoy ser los superciudadanos que lideren esta causa desde nuestas casas, escuelas, oficinas o desde el piso de una planta industrial. Repensemos cómo producimos y cómo consumimos. Entendamos dónde estamos desperdiciando energía, comida, recursos… y trabajemos hacia aumentar la eficiencia. Sembremos árboles, jardines polinizadores, hagamos parques, protejamos el Cañón de San Lorenzo y la Sierra de Zapalinamé. Recordemos lo privilegiados de vivir en un planeta tan espectacular como el nuestro y actemos en consecuencia.

* Emprendedor social enfocado en temas de educación, desarrollo comunitario y sostenibilidad, estudiante de maestría en Planeación Urbana en la Universidad de Harvard.

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Héctor Franco López*

A través de la plataforma Ted Talks conocí los planteamientos de Tzeporah Berman, canadiense, autora y profesora universitaria comprometida con el medio ambiente y líder de la iniciativa «Tratado de no proliferación de los combustibles fósiles». Esta iniciativa parte de las siguientes premisas: El mundo se encuentra cada vez más atento al cambio climático global pues, sin duda, todos ya podemos identificar en nuestra vida diaria cambios importantes provocados por su influencia. Constantemente en los medios recibimos noticias de sus impactos y la tendencia de este será irreversible si no se cuenta con tratados internacionales que lleven a la población mundial a actuar para detener y revertir sus consecuencias. Una de las iniciativas más importantes para limitar el cambio climático global es el Acuerdo de París de 2016. En este acuerdo, jurídicamente vinculante, 196 naciones se comprometieron a tomar acciones para restringir el calentamiento global a muy por debajo de 2 ºC, preferiblemente a 1.5 ºC en comparación con los niveles preindustriales. El Acuerdo de París funciona a partir de compromisos de nación en los cuales cada cinco años se establecen metas, cada vez mas ambiciosas, de limitación de emisiones.

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Te invito a que te sumes y conozcas más de esta iniciativa en https://fossilfueltreaty.org.

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El Acuerdo de París es una excelente iniciativa, pero sus acciones se encuentran al final de la cadena de producción, se basa en la limitación de las emisiones, las cuales pudieran considerarse como un efecto, no como causas. Es notable que en el Acuerdo no se mencionen las palabras petróleo, gas, carbón o el concepto de combustibles fósiles. La quema de petróleo, gas o carbón es responsable de al menos el 80 % de las emisiones de bióxido de carbono y sin embargo, las naciones no hicieron ningún compromiso para limitar su producción o para detener su extracción. En este sentido las industrias del gas y el petróleo no han recibido ninguna carga de responsabilidad en el tema del Cambio Climático Global y sus actividades de extracción, refinación y transporte no tienen establecida ninguna limitante relacionada con los acuerdos internacionales. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático menciona que para lograr el objetivo de reducción en temperatura global de 1.5 ºC, las emisiones globales deben reducirse en un 45 % para el año 2030 y esto requeriría de una disminución de producción de combustibles fósiles de al menos un 6 %. Mientras las naciones del mundo hacen compromisos para limitar sus emisiones, la industria de los combustibles fósiles continúa en expansión y se calcula que para 2030 se produzca un 120 % más de combustibles fósiles. Es realmente sorprendente esta pérdida de enfoque y que no existan políticas públicas tendientes a limitar la producción y la oferta de combustibles fósiles. Es sorprendente que un país pueda considerarse en cumplimiento del Acuerdo de París y al mismo tiempo siga permitiendo el crecimiento ilimitado de esta industria. En este contexto, el «Tratado de no proliferación de los combustibles fósiles»

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propone que las acciones no se limiten al lado de la demanda, sino que se consideren políticas públicas en el lado de la oferta de la ecuación y, además, que estas se incorporen en los tratados internacionales. El lado de la oferta de los combustibles fósiles debe ocupar un papel central en los esfuerzos colectivos para atacar el cambio climático global. La propuesta tiene una similitud interesante con los tratados internacionales para la no proliferación de armas nucleares. Estos tratados, lentamente y por más de 50 años, han tenido enormes progresos en el desarme mundial. El cambio climático impone un riesgo para la humanidad de la misma magnitud que una catástrofe nuclear. Esta similitud no es nueva y fue mencionada en 1988 en la Conferencia de Toronto donde se concluyó que, con respecto a los cambios en la atmósfera, «La humanidad está llevando a cabo un experimento no intencionado, incontrolado y generalizado, cuyas consecuencias finales podrían ser superadas sólo por una guerra nuclear». El reto es plantear el Cambio Climático bajo esta perspectiva y negociar entre las naciones la no explotación de los combustibles fósiles desde una óptica de justicia. El proceso comienza con la evaluación de las reservas existentes de combustibles fósiles y con un acuerdo internacional para secuenciar la reducción en la producción, considerando los tipos de combustible y los niveles de desarrollo de los países, sumando así a los objetivos de las cumbres de cambio climático. El Tratado de no proliferación de los combustibles fósiles ha recibido el respaldo de más de cien ganadores del premio Nobel, incluido el Dalai Lama, de más de 2500 científicos y académicos y de las ciudades de Toronto, Sydney, Los Ángeles y Barcelona. * Presidente del Consejo Ciudadano de la Agenda Ambiental de Saltillo


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LAS CIUDADES FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO PERSPECTIVA DESDE LA COOPERACIÓN ALEMANA Dennis Quennet*

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l último reporte del Grupo Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático (IPCC) 1 nos advierte de la urgencia de actuar de manera inmediata, decidida y a gran escala, si es que queremos lograr el objetivo de mantener el incremento de la temperatura global por debajo de los dos grados centígrados, establecido en el acuerdo de París, en 2015. La publicación menciona que es altamente probable que en las ciudades empecemos a observar con mayor frecuencia temperaturas extremas y olas de calor, así como inundaciones causadas por lluvias intensas. Hace una mención especial de la vulnerabilidad de las ciudades costeras, por los previsibles aumentos en el nivel del mar. Ante este panorama se hace cada vez más evidente el papel que tienen las ciudades frente al cambio climático, pues al

mismo tiempo son generadoras de más del 60 por ciento de los gases de efecto invernadero. Concentran una gran cantidad de población, que se verá expuesta a las consecuencias del cambio climático. Por lo tanto, es necesario promover paralelamente acciones de mitigación y de adaptación al cambio climático en las zonas urbanas.

Desde la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ) en México, que trabaja por encargo del Gobierno Alemán, a través de los proyectos de Ciudades y Transporte Sustentable hemos trabajado en acciones en la protección del medio ambiente en las ciudades, como en la adaptación y mitigación del cambio climático.

Las ciudades están ante la gran oportunidad de pasar de ser parte del problema a convertirse en parte de la solución. Para ello, tienen que apostar por un desarrollo sustentable.

En términos de mitigación, uno de los sectores que más emisiones genera es el del transporte, de acuerdo con el Inventario Nacional de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero; un reto principal tanto en Alemania como en México. Aterrizado en el contexto de las ciudades, esto

Si bien es cierto que las ciudades deben enfrentar retos y desafíos, como rotación y cambios gubernamentales y tienen recursos limitados, la buena noticia es que existen acciones concretas y ejemplos que pueden ayudar a las ciudades mexicanas a ser más sustentables y bajas en carbono.

El IPCC es un órgano internacional conformado por expertos de distintos países que tiene a su cargo la recopilación y análisis de información científica respecto al cambio climático para poder orientar la toma de decisiones de la política climática internacional. Para más información https://www.ipcc.ch/site/ assets/uploads/2018/04/FS_what_ipcc_es.pdf

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nos lleva a repensar la movilidad urbana, para fomentar un sistema integrado de transporte que, en lugar de estar centrado en el automóvil particular, genere condiciones para distintos tipos de transporte, tanto de personas como de mercancías. Hemos apoyado la creación y fortalecimiento de instrumentos de política pública que impulsan acciones para la generación de proyectos de movilidad sustentable, tal es el caso del Plan Movilidad 4S de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) y el Programa Integral de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS) de Mérida, Yucatán. Impulsamos la movilidad no motorizada, tanto peatonal como ciclista, a través de intervenciones como el proyecto ANDA Mérida, en la ciudad de Mérida Yucatán. Esta experiencia, hecha con el apoyo de la empresa Comex, suma un total de casi 1.300 m2 de área intervenida (equivalentes a tres canchas de basquetbol), incluye diversas actividades de socialización comunitaria para generar el diálogo y fomentar la participación de los habitantes del barrio. Estamos cambiando la manera en como transportamos mercancías, tanto dentro de las ciudades como el transporte de carga, impulsando la renovación de flotas y una logística urbana más sustentable. Tambien fomentamos la integración de la perspectiva de género en la movilidad urbana. Un ejemplo de esto es la «Bici Escuela» en León Guanajuato, donde, en conjunto con organizaciones civiles locales, aumentamos la seguridad, la movilidad y la mecánica dirigida a mujeres, para diversificar el perfil de los ciclistas de la ciudad. En cuanto a la adaptación, trabajamos para que las ciudades estén mejor preparadas para los efectos del cambio climático, a través de la recuperación de los servicios ecosistémicos que se han perdido por los procesos de urbanización, integrando soluciones basadas en la naturaleza e infraestructura verde y azul.

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Diseñamos una hoja de ruta que explica los pasos para implementar soluciones que buscan recuperar los servicios ecosistémicos perdidos debido a la transformación del territorio en las ciudades. En tanto, con contrapartes y aliados, desarrollamos guías, materiales y ofertas de capacitación, como el diplomado de calles e infraestructura verde. En coordinación con la ciudad de Hermosillo, Sonora, el IMPLAN local y la empresa Caffenio, realizamos un concurso para integrar elementos de infraestructura verde en el prototipo del punto de venta de esta empresa. En esta misma línea, actualmente está iniciado el proyecto «Nuestro Barrio Resiliente», un proyecto que suma los esfuerzos del Gobierno de México, el Ayuntamiento de Los Cabos, la sociedad civil y la GIZ México para enfrentar dos de los grandes desafíos de la ciudad de San José de los Cabos: la disponibilidad de agua para sus habitantes y la vulnerabilidad de la ciudad ante ciclones tropicales e inundaciones. La meta es transformar un espacio público con vegetación nativa, zanjas para retener el agua de lluvia y equipamiento adaptado a las condiciones del entorno. En resumen, lo que queremos es aportar con las experiencias mexicanas, alemanas, europeas e internacionales, y así crear una forma diferente de vivir y moverse en la ciudad. Una manera de vivir más amigable con el medio ambiente, atendiendo el reto del cambio climático y generando calidad de vida y bienestar para los habitantes de las ciudades y zonas metropolitanas de México. * Director del Programa de Ciudades y Transporte Sustentable, de la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable en México (GIZ)

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Para más información y referencias los invitamos a visitar la página web de los proyectos de Ciudades y Transporte de la GIZ México: https://ciudadesytransporte.mx/


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LAS EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO EN SALTILLO Gabriela De Valle Del Bosque*

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Para responder a los desafíos del cambio climático, México, al igual que 196 países, suscribió y ratificó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) desde 1993, con ello se comprometió a cumplir con los lineamientos establecidos en ese instrumento y, a partir de 2020, se adhiere al Acuerdo de París, el primer acuerdo universal y jurídicamente vinculante que tiene por objetivo a largo plazo mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C hacia la mitad del siglo; de ser posible, limitar el aumento a 1.5 °C, lo que reducirá considerablemente los riesgos y

el impacto del cambio climático y logrará que las emisiones globales alcancen su nivel máximo cuanto antes. Transformar este acuerdo en acciones conlleva un proceso exhaustivo, de medición, planeación, construcción de escenarios, toma de decisiones, ejecución de tareas y, sobre todo, seguimiento y evaluación constante. Para poder lograr estos objetivos se deben elaborar planes y programas de acción por el clima, pero ninguno de estos se consolida sin antes partir de una base que permita visualizar cuántas emisiones generamos y cuáles son las actividades que más aportan. Entre las tareas a desarrollar y actualizar se encuentran: llevar a cabo un inventario de gases de efecto invernadero para generar información sobre emisiones y así coadyuvar en la toma de decisiones. El Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero es un instrumento que permite conocer cuáles gases se generan por las actividades humanas en un territorio y tiempo determinado. Las estimaciones deben seguir el rigor técnico establecido por el Grupo Intergubernamental de Cambio Climático y considerar los sectores de Energía; Procesos Industriales y Uso de Productos; Agricultura, Silvicultura y Otros Usos de la Tierra; así como Residuos. Normalmente comprende las emisiones de dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbonos, perflourocarbonos, hexafloruro de azufre y, en algunos casos, carbono negro, los cuales se calculan con su paridad en dióxido de carbono equivalente.

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Saltillo ya cuenta con el primer Inventario gracias a la colaboración de la Secretaría de Medio Ambiente que facilitó la información estimada a nivel municipal derivada del Inventario Estatal de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero para Coahuila, con año base 2016. Las emisiones totales de Gases de Efecto Invernadero en Saltillo fueron de 3,684.82 Gg de CO 2e con año base 2016, esto representa el 4.96 % de las emisiones totales de Coahuila. El sector que mayores emisiones genera es Energía con 2,910.06 Gg de CO2e, el cual representa el 76 % del total de GEI en la ciudad. En segundo lugar, el sector residuos genera el 17 % de las emisiones totales con 634.37 Gg de CO 2e. Los procesos industriales y los 26 ESPACIO PÚBLICO

usos de productos emiten 235.66 Gg que representan el 6 % del total de gases. En lo que respecta al sector Agricultura, Silvicutura y Otros Usos de la Tierra (AFOLU) la contribución de la categoría de Ganado registra 50 Gg y Fuentes agregadas y distintas al CO2 producen 17.38Gg que representan menos del 1 % del total de emisiones en Saltillo. En Saltillo, dentro del sector Energía, la categoría de Autotransporte genera el 50% de las emisiones con 1,443.35 Gg de CO 2e. La categoría de Equipo de Transporte es el segundo contribuyente de mayores emisiones con 762.89 que representa el 26 %. Las categorías de Hierro y Acero, Minerales No Metálicos y Residencial son el tercer grupo que más contribuye con emisiones en este sector.


Esta información es la base para la toma de decisiones para que Saltillo haga frente a los impactos del cambio climático. Sin lugar a duda, alcanzar un desarrollo social y económico neutro en carbono requiere una reconversión de la planeación de las ciudades, de los procesos productivos, de los hábitos y forma de hacer las cosas para reducir el consumo de combustibles fósiles e incrementar la resiliencia. El mayor reto e impacto se centra en los sectores de energía y transporte, es ahí donde se deben centrar los esfuerzos para aumentar la eficiencia energética y la generación de energía renovable. Dar continuidad a esta labor, requiere de trabajo coordinado y estrecha vinculación con los sectores público, privado, educativo y social, para generar sinergias que permitan mejorar la disponibilidad y calidad de la información, no sólo de los inventarios, sino también en la alineación y diseño de estrategias de mitigación y adaptación de nuestra ciudad al cambio climático.

Saltillo ya cuenta con el primer Inventario gracias a la colaboración de la Secretaría de Medio Ambiente Los inventarios, nacional y locales, constituyen la base para desarrollar políticas públicas y programas de adaptación y mitigación del cambio climático en los diferentes sectores de la actividad económica y dar cumplimiento al Acuerdo de París, pero sobre todo a reducir los impactos, riesgos y la vulnerabilidad de las ciudades que afectan directamente la competitividad y reducen el bienestar y las oportunidades para una mejor calidad de vida para las personas. * Coordinadora de Sustentabilidad y Cambio Climático, IMPLAN Saltillo

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Las ciudades juegan un papel fundamental en la lucha frente al cambio climático, porque es en su territorio donde vive la mayoría de la población, donde ocurren los procesos que generan mayores emisiones y consumo energético; es donde se enfrentan, en mayor escala, los riesgos y vulnerabilidades derivadas del calentamiento global que se traducen en daños a la salud de la población, deterioro de los ecosistemas y afectación de la infraestructura; en general se afecta la economía, bienestar y el desarrollo de la sociedad. Por tal motivo, enfrentar el cambio climático se convierte en un desafío prioritario para los municipios. Las iniciativas a nivel internacional contra el cambio climático se asentaron en el Acuerdo de París en 2015, donde 195 países acordaron reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a través de la mitigación, adaptación y resiliencia. Si bien, el Acuerdo no se signa a nivel municipal, el verdadero reto está en traducir esos compromisos en acciones locales que den resultados.

La planeación del desarrollo, la competitividad y la calidad de vida no pueden estar separadas del compromiso por mitigar y adaptarse al cambio climático. Ahora se vuelve prioritario implementar políticas públicas transversales, crear mecanismos de transferencia y procurar financiamiento para la infraestructura ambiental. La elaboración y publicación del Plan de Acción Climática Municipal es la base para poder tomar decisiones en este sentido y lograr implementar acciones de mitigación y adaptación en Saltillo. Saltillo es un municipio de alta competitividad y fuerte crecimiento que basa su economía predominantemente en el sector industrialmanufacturero, las actividades secundarias componen el 83 % de la actividad económica municipal; de este sector, la industria manufacturera representa el 97.3 %. El desarrollo industrial ha sido el principal detonante para el crecimiento poblacional y la expansión urbana. Las emisiones totales de Gases de Efecto Invernadero en Saltillo fueron de 3,684.82 Gg de CO2e con año base 2016, esto representa el 4.96 % de las emisiones totales de Coahuila. El sector Energía es el que genera mayores emisiones con 2,910.06 Gg de CO2e, que representa el 76 % del total de GEI en la ciudad. En segundo lugar, el sector residuos genera el 17 % de las emisiones totales con 634.37 Gg de CO2e. Los procesos industriales y los usos de productos emiten 235.66 Gg que representan el 6 % del total de gases. En lo que respecta al sector Agricultura, Silvicutura y Otros Usos de la Tierra (AFOLU) la contribución de la categoría de Ganado registra 50 Gg y Fuentes agregadas y distintas al CO2 producen 17.38Gg, que representan menos del 1 % del total de emisiones en Saltillo. La vulnerabilidad y riesgos que son percibidos en Saltillo como los más críticos impactos del cambio climático se resumen en la siguiente tabla:

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Principales riesgos y vulnerabilidades en Saltillo Riesgos

Nivel de Riesgo

Problemática principal

a) Escasez de agua y sequías

Muy alto

La disponibilidad anual de agua para Saltillo sería de alrededor de 119,3 m3 / cap cuando se considera una población de 860.000 (Instituto Fraunhofer de Ingeniería Industrial IAO et al.2021).

b) Fuertes lluvias e inundaciones de aguas pluviales

Muy alto

La precipitación extrema puede causar inundaciones y daño a la infraestructura; la magnitud de las inundaciones aumenta debido a los recientes patrones de urbanización y al cierre de canales naturales. La construcción de nuevas viviendas y conjuntos edificatorios en sitios no autorizados ha sido identificada como una causa para la obstrucción del flujo de aguas pluviales de forma natural y el bloqueo intensificado de canales con residuos sólidos.

c) Incendios forestales

Alto

El número de incendios y el área afectada en Coahuila han aumentado en la última década, en parte debido a sequías y heladas prolongadas que han alterado las condiciones ambientales, modificando la disponibilidad de combustibles y creando períodos de riesgo más largos e intensos.

d) Aumento de la temperatura e islas de calor urbano

Media-Alta

Debido a las condiciones climáticas calientes semiáridas de Saltillo, así como los patrones de urbanización, el aumento de la temperatura y las islas de calor urbano representan importantes riesgos que se intensifican con el cambio climático. Además, las islas de calor generan una mayor demanda de agua y electricidad aumentando el consumo de energía de la ciudad.

e) Nevadas y heladas

Medio

La presencia de nevadas es muy puntual durante el año y su severidad es escasa. Sin embargo, en cuanto a las heladas, su probabilidad y frecuencia es mayor, provocando algunos daños materiales, principalmente a los cultivos.

f) Cambio en el entorno biológico

En su mayoría se desconoce por falta de información

El aumento de la temperatura y los episodios de frío intenso provocan pérdidas o degradación de las cosechas. Los cambios en el sistema biológico debido al cambio climático también generan competencia entre las especies nativas y las invasoras, a veces las invasoras desplazan a las nativas, provocando su desaparición.

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1.

Plan de Acción Climática

Saltillo está comprometido a avanzar con pasos firmes para hacer frente al cambio climático y reducir las emisiones de dióxido de carbono, por ello, conforme a los lineamientos del Acuerdo de París, a las sugerencias y opiniones de expertos y a la participación de la ciudadanía se conformó el siguiente plan de acción.

3.1 Visión Ser una ciudad con una economía neutra en emisiones de carbono en la segunda mitad del siglo, que cuenta con una adecuada gestión y prevención de los impactos del cambio climático.

3.2 Medidas de Mitigación para Saltillo 3.2.1 Objetivo General Reducir las emisiones de CO2, en los sectores que más generan, a través de estrategias de eficiencia energética y generación de energía renovable para conseguir la neutralidad climática entre 2050 y 2070.

Industrial Impulsar la construcción de parques industriales sostenibles. Promover el uso de las mejores prácticas y la implementación de sistemas de control de emisiones en instalaciones industriales provenientes de procesos productivos y de combustión. Fortalecer el monitoreo de emisiones, la inspección y vigilancia en industrias ubicadas dentro del municipio. Diseñar e implementar incentivos fiscales para el uso de energía limpia y eficiencia energética. Generar un «Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes Municipal». Promover un premio anual a la empresa que logre mayor ahorro en su consumo energético.

3.2.2 Estrategias Promover la eficiencia energética y las energías renovables. Promover reformas a leyes estatales y reglamentos municipales para una edificación de bajo consumo de energía. Impulsar un Programa de Economía Circular en el sector industrial, de comercios y servicios. Fomentar la eficiencia energética en los servicios públicos y promover el uso de focos ahorradores en la población. Promover la construcción sustentable, con materiales y diseño que reduzcan el consumo de energía por temperaturas extremas.

Transporte Promover la movilidad alternativa no motorizada con base en un análisis de origen destino y conectado a la red de transporte público que incluya el aumento de ciclovías y espacios para caminar, no sólo para uso deportivo y recreativo, si no como alternativa de movilidad intraurbana. Diseñar el «Plan de Movilidad Municipal» para promover la movilidad alternativa y las estrategias específicas sobre transporte.

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Fortalecer el «Programa de Verificación Vehicular Obligatoria» con diferenciación de acciones para transporte público, taxis y particulares. Contar con un Sistema de Monitoreo de la Calidad del Aire. Elaborar el «Plan Integral de Movilidad Urbana Sostenible (PIMUS)» para la mejor toma de decisiones y seguimiento a acciones sustentables. Construir un tranvía de alta velocidad para conectar la ciudad con los parques industriales de la Zona Metropolitana. Elaborar un programa de rediseño de las rutas de transporte público y actualizar su tecnología con autobuses eléctricos o alternativas de consumo eficiente.

Agricultura, Silvicultura y Otros Usos de la Tierra Fortalecer y ampliar las áreas naturales protegidas en el municipio, sobre todo aquellas que tienen relación con la protección de bosques, la recarga de acuíferos y arroyos. Desarrollar un programa continuo de reforestación, considerando la vinculación y la participación interinstitucional. Impulsar una gestión sustentable de la ganadería y la agricultura, así como implementar tecnologías para mejorar la gestión del estiércol. Fortalecer el monitoreo y la vigilancia para reducir la deforestación.

Residuos Diseñar un programa integral de gestión de residuos sólidos urbanos que considere la reducción, la separación, reciclaje y educación ambiental. Fortalecer la generación de energía alternativa en el relleno sanitario y las plantas de tratamiento de aguas residuales.

Transversalidad Promover una capacitación transversal sobre la política del cambio climático y educación ambiental en las diferentes áreas operativas de municipio.

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Promover la capacitación y la búsqueda de financiamiento de proyectos ambientales y de cambio climático. Crear mecanismos de revisión para garantizar la congruencia y alineación entre ordenamientos e instrumentos de planeación del desarrollo y de la gestión ambiental y del cambio climático a nivel municipal. Actualizar el Inventario de Gases de Efecto Invernadero cada cuatro años, promoviendo la vinculación interinstitucional con los sectores público, privado, académico y de la sociedad civil.

3.3 Medidas de Adaptación para Saltillo 3.3.1 Objetivo General Aumentar la capacidad de adaptación y resiliencia local a través de medidas y acciones que permitan reducir la vulnerabilidad en los sectores más afectados. 3.3.2 Estrategias a) Escasez de Agua y Sequías Contar con un «Plan Maestro del Recurso Hídrico», como el principal instrumento de planeación que contenga una estrategias de infraestructura verde y azul para la conservación de zonas de recarga. Implementar, en los nuevos desarrollos habitacionales, tecnologías verdes y ecotecnologías. Ampliar la infraestructura para la conducción de aguas tratadas que haga posible su reutilización en áreas verdes, públicas, privadas y en el sector industrial. Crear un programa especial de educación ambiental para el cuidado responsable del agua.

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b) Fuertes Lluvias e Inundaciones de Aguas Pluviales Impulsar el diseño de proyectos de infraestructura verde y azul. Fortalecer el Sistema de Alerta Temprana y Gestión de Riesgos. Revisar las autorizaciones de cambios de uso de suelo con base en riesgos y vulnerabilidades. Elaborar un estudio hidrológico para cada nuevo desarrollo urbano y aumentar el coeficiente de absorción del suelo en los programas de desarrollo urbano y hacer una revisión para verificar que se cumpla y se respete este coeficiente. c) Incendios Forestales Fortalecer la capacitación, los recursos humanos, técnicos y financieros destinados a incendios forestales. Impulsar sanciones al incumplimiento de la veda de fuego y promover una campaña intensiva sobre zonas vulnerables a incendios. Realizar acciones de prevención con el manejo de combustible vegetal y mantenimiento de brechas cortafuego.

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d) Aumento de la Temperatura e Islas de Calor Urbano Promover la arborización e instalación de vegetación en áreas de estacionamiento, plazas y espacios donde se cuente con gran extensión de concreto. Fortalecer la normatividad, sanciones y vigilancia para el cumplimiento de áreas verdes en construcciones comerciales, industriales y residenciales. Diseñar un programa específico para reducir las islas de calor considerando: Identificar espacios públicos o lugares que estén desprovistos de vegetación o que presenten condiciones de abandono. Aumentar áreas verdes y parques urbanos, dando prioridad a la cobertura vegetal sobre el concreto. Realizar consultas públicas y conversaciones con los habitantes de las comunidades aledañas a los parques para identificar sus necesidades. Crear diseños para cada parque que incluyan elementos de resiliencia urbana.


e) Nevadas y heladas Promover programas de capacitación, prevención de riesgos y aseguramiento de cultivos ante nevadas y heladas. Fortalecer la tecnología e investigación en los sistemas para la predicción de heladas y su seguimiento. f ) Cambio en la Biodiversidad Vinculación con universidades y centros de investigación para crear un diagnóstico base sobre los impactos y afectaciones del cambio climático en la biodiversidad local a fin de identificar los puntos críticos de atención. Diseñar una estrategia de conservación de la biodiversidad con especial atención en aquellas especies de flora y fauna endémicas de la localidad y generar indicadores para su monitoreo.

3.4 Gobernanza Climática Crear el marco legal municipal en materia de cambio climático alineado al Acuerdo de París y a las metas nacionales. Crear y desarrollar capacidades en los funcionarios municipales y de los representantes de los diversos sectores respecto al proceso de adaptación al cambio climático Elaborar el Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio y garantizar que se cumpla la alineación con otros instrumentos de planeación municipal. Actualizar y aplicar tecnología en el Atlas de Riesgos Municipal y alinearlo con otros instrumentos de planeación. Crear el Sistema de Información para el Cambio Climático en coordinación con instituciones académicas y asociaciones civiles. Crear el Fondo Municipal de Cambio Climático con un presupuesto anual. * Coordinación de Sustentabilidad y Cambio Climático, IMPLAN Saltillo. ESPACIO PÚBLICO 35


EL ENFRIAMIENTO RESPETUOSO CON EL CLIMA PUEDE RALENTIZAR EL CALENTAMIENTO GLOBAL* Durwood Zaelke**, Mario Molina***

* Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos Artículo original publicado en: https://www.project-syndicate.org/commentary/ cooling-systems-that-slow-global-warming-by-durwood-zaelke-and-mariomolina-2020-09/spanish?

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as ironías del cambio climático suelen ser crueles. Por ejemplo, en nuestro mundo que cada vez se calienta más, la demanda de aire acondicionado (AC) y refrigeración crece explosivamente, y de manera especial en los países en desarrollo. Sin embargo, una mayor cantidad de unidades de aire acondicionado conduce a un mayor calentamiento, causado tanto por los productos químicos refrigerantes que contienen, como por la electricidad que utilizan. A nivel mundial, la refrigeración puede representar hasta la mitad de la demanda máxima de electricidad durante la temporada de calor, que cada vez se está haciendo más larga.

equipos de refrigeración. De lo contrario, las emisiones de este sector, por sí solas, podrían agotar el «presupuesto de carbono» restante para limitar el calentamiento global al umbral «seguro» de 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales.

Un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Agencia Internacional de Energía (AIE), basado en los datos recopilados por un equipo que copresidimos, muestra que la transición a un enfriamiento eficiente en energía y respetuoso con el clima, mediante el uso de refrigerantes que supongan una menor amenaza para el calentamiento global, es técnica y económicamente factible. La adopción de las mejores tecnologías que hoy en día están disponibles, tanto con respecto a refrigerantes como a eficiencia energética, podría eliminar el equivalente de hasta 460 mil millones de toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono hasta el año 2060, una cantidad equivalente a ocho años de emisiones globales de gases de efecto invernadero. Hasta el año 2030, se evitarían emisiones equivalentes a aquellas producidas por las casi 1.600 plantas de energía de tamaño mediado que se utilizan para abastecer la demanda durante períodos de demanda pico.

A su vez, el Protocolo de Montreal ha hecho más a favor de reducir la amenaza climática que cualquier otro acuerdo al evitar el calentamiento en una cantidad equivalente a la causada por todo el dióxido de carbono emitido durante el siglo XX, misma que representa más de la mitad de todo el calentamiento. Estos gases fluorados también son potentes gases de efecto invernadero, o también llamados súper contaminantes climáticos, con miles de veces más potencia de calentamiento por molécula en comparación con el CO 2. Al eliminarlos, el Protocolo de Montreal no sólo puso la capa de ozono en camino hacia su recuperación, sino que también ralentizó significativamente el avance de la crisis climática.

Es fundamental eliminar los refrigerantes «supercontaminantes» conocidos como hidrofluorocarbonos (HFC), al igual que aumentar la eficiencia energética de los

En este punto, el tratado ambiental más exitoso del mundo, el Protocolo de Montreal, es una fuente de inspiración. El protocolo, que se celebró en el año 1987 y entró en vigor en el 1989, abordó con éxito la primera gran amenaza a la atmósfera terrestre: los refrigerantes de clorofluorocarbonos y gases relacionados estaban destruyendo la capa de ozono protectora de la Tierra.

La medida obligatoria más reciente del Protocolo de Montreal es la Enmienda de Kigali de 2016, cuyo objetivo es eliminar los HFC, utilizados principalmente como refrigerantes, y evitar un calentamiento de hasta 0,5 °C hasta el año 2100. El calendario inicial de la enmienda garantiza que se alcanzará aproximadamente el 90 % de este objetivo.

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Con la Enmienda de Kigali, las casi 200 partes en el Protocolo de Montreal (incluidos todos los miembros de las Naciones Unidas) también reconocieron la importancia de mejorar la eficiencia energética de las unidades de aire acondicionado y otros equipos de refrigeración durante el cambio de los HFC a refrigerantes más respetuosos con el clima. Las ganancias en cuanto a eficiencia pueden más que duplicar los beneficios climáticos de la Enmienda de Kigali para mediados de siglo, al mismo tiempo que pueden reducir los costos de generación y transmisión de energía en casi

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3 miles de millones de dólares. También reducirán las facturas mensuales de electricidad de los consumidores, crearán empleos para el personal de instalación y mantenimiento y, al reducir la contaminación atmosférica, protegerán la salud pública y la productividad agrícola. En el informe del PNUMA y la AIE se destacan diez políticas que ayudarían a obtener estos beneficios. Entre dichas políticas se incluyen: la ratificación universal de la Enmienda de Kigali (el hito de 100 países firmantes se alcanzó en el mes de julio), planes de acción

nacionales para la refrigeración, medidas de eficacia demostrada como normas mínimas de rendimiento energético y códigos de construcción, y agregación de la demanda de refrigeración sostenible a través de clubes de compradores y adquisiciones a granel. Esto ayudaría a desarrollar cadenas de frio sostenibles para reducir la pérdida de alimentos y garantizar la amplia y eficaz distribución de vacunas. También es esencial mejorar el servicio y el mantenimiento, al igual que


evitar que las unidades de aire acondicionado ineficientes sean vendidas a precios deslealmente bajos en países en desarrollo. El enorme crecimiento de la demanda de refrigeración significa que debemos actuar con rapidez. Hoy en día, se estima que se utilizan 3.600 millones de unidades de aire acondicionado, refrigeradores y aparatos relacionados; para satisfacer las necesidades de refrigeración del mundo, ese número se triplicará con creces, alcanzándose las 14.000 millones de unidades de refrigeración hasta el año 2050. El acceso a la refrigeración ya se está convirtiendo en uno de los temas de primer orden en materia de clima y justicia social en todo el mundo, especialmente en los muchos países asiáticos, africanos y sudamericanos que están sujetos a temperaturas cada vez más inhabitables y que ya padecen de pobreza, escasez de agua y otros problemas relacionados. Por ejemplo, hoy en día sólo

alrededor del 7 al 9 % de los hogares de la India tienen acceso a aire acondicionado, en comparación con el 60 % en China y el 90 % en Estados Unidos. Únicamente en India, la demanda de aire acondicionado crecerá en más de mil millones de unidades en las próximas décadas. Durante este tiempo, será fundamental que la refrigeración sea menos contaminante. También será beneficioso reducir el costo, como lo ha hecho India a través de su innovador programa de adquisiciones a granel. Más que mediante cualquier otra medida, todos deberíamos infundirnos del valor derivado del éxito del Protocolo de Montreal en cuanto la reparación de la capa de ozono y la mitigación de un mayor calentamiento proveniente de los gases de efecto invernadero. Hoy en día todos los países deben adoptar iniciativas de sentido común para que la refrigeración sea más eficiente, menos intensiva en emisiones y más asequible para los consumidores. Lo que es más urgente, debemos prestar atención a la comprensión más reciente sobre la sensibilidad del planeta a las emisiones continuas, y reconocer que sin una acción rápida, el arrollador cambio climático será mucho más difícil de prevenir. **Presidente y fundador del Instituto de Gobernanza y Desarrollo Sostenible y Co-Director del Programa de Gobernanza para el Desarrollo Sostenible en la Universidad de California, Santa Bárbara. ***Premio Nobel de Química en 1995, fue Profesor en la Universidad de California, San Diego y en la Universidad Nacional Autónoma de México.

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LA POLÍTICA DE

FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO Felipe I. Arreguín Cortés*

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El Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático: Bases Físicas, IPCC (2021), afirma que «Es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra...» y que «Han ocurrido cambios generalizados y rápidos en la atmósfera, el océano, la criósfera y la biósfera...». Señala que la influencia humana probablemente ha aumentado la posibilidad de eventos extremos compuestos desde la década de 1950. Esto incluye incrementos en la frecuencia de olas de calor y sequías simultáneas a escala mundial, un clima de incendios en algunas regiones de todos los continentes habitados e inundaciones compuestas en algunos lugares; vale la pena señalar que los eventos extremos compuestos son la combinación de múltiples impulsores y/o peligros que contribuyen al riesgo social o ambiental (por ejemplo, una marejada ciclónica en combinación con lluvias extremas y/o flujo del río). Recientemente amplias regiones de América del Norte y Sudamérica, el Este de África, el Norte de la Península Arábiga, el Norte y el Este de Europa, Asia, China, Malasia e Indonesia han padecido fuertes incendios forestales. En el otro extremo muchas ciudades de Europa, Asia y América han sido afectadas por grandes inundaciones, y ya no sorprende ver inundado el metro de Nueva York, Londres o el de Zhengzhou, China. Sin duda estos fenómenos, aunados al crecimiento poblacional, al desorden territorial, a la inequidad económica, a la mala administración y a muchos otros factores, harán más complicado el futuro de toda la humanidad y de cada uno de nosotros en nuestra comunidad.

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Uno de los elementos más amenazados por el cambio global es el agua, por eso es fundamental establecer la Seguridad Hídrica, como una política nacional, aunque actualmente lo correcto sería hablar de una política regional o global. Pero, ¿Qué es Seguridad Hídrica?. Varias instituciones de la Organización de Naciones Unidas, y de universidades reconocidas, la definen como aquella que garantiza una disponibilidad de agua en cantidad adecuada y calidad aceptable para preservar un clima de paz y estabilidad política; para sostener y proteger el abasto de agua para todo ser viviente y toda actividad social, económica y ambiental; que brinde a los seres humanos la capacidad de mitigar y adaptarse a niveles aceptables y manejables ante los fenómenos naturales y antropogénicos que ponen en riesgo a la población, la economía y al medio ambiente; y que permite acceder, explotar, usar y aprovechar las aguas de forma sostenible, y gestionar, planificar, manejar y administrar de manera integrada las interrelaciones e intervenciones entre los diferentes sectores asociados a los recursos hídricos. La seguridad hídrica se basa en cuatro ejes rectores:

Gobernanza.

Es decir, la Seguridad Hídrica debe ser eficaz para preservar un clima de paz, estabilidad política y protección, con base en la institucionalidad, la gestión integrada de los recursos hídricos, la mediación, negociación y construcción de acuerdos por conflictos por el agua; la coordinación multisectorial, la participación social, la comunicación efectiva, la gestión de la información, los sistemas de apoyo a la toma de decisiones, la medición y monitoreo del ciclo hidrológico, la regulación de la administración y manejo del agua, la protección civil y prevención de desastres, la rendición de cuentas y combate a la corrupción.

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Social.

Debe garantizar el abasto de agua para el bienestar social y la calidad de vida mediante la reducción de la pobreza y de la carencia de agua, el empleo de tecnologías apropiadas para el desarrollo rural, la eliminación de la desigualdad y discriminación, la garantía de la salud y calidad del agua, el respeto a los derechos humanos, la provisión de servicios de agua y saneamiento eficaces, el desarrollo urbano sostenible y el ordenamiento territorial.

Económico.

Debe incrementar la productividad del agua para el crecimiento económico mediante la economía circular, el manejo sostenible y conjunto de aguas superficiales y subterráneas, el uso óptimo del suelo, agua y clima, la generación de energía limpia, el turismo y la recreación; el desarrollo regional, el reúso del agua y el intercambio de aguas de primer por segundo uso.

Ambiental. La Seguridad Hídrica debe incrementar la sostenibilidad y protección del medio ambiente, garantizar una disponibilidad sostenible del agua en cuencas y acuíferos, el caudal ecológico, el control de los contaminantes emergentes, la garantía de ecosistemas hídricos resilientes, el cuidado de la biodiversidad, la adaptación a los impactos del cambio climático, y el ordenamiento ecológico.

Referencias: IPCC 2021. AR6 Climate Change 2021:The Physical Science Basis. 2021.


Finalmente, no debemos olvidar que vivimos en un mundo interconectado (figura 1), que permite que la tecnología ayude a garantizar la Seguridad Hídrica con una gran cantidad de «datos descendentes» (figura 2) y «datos ascendentes» (figura 3), que mediante tecnologías como la inteligencia artificial, big data o gemelos digitales (figura 4) proporcionan herramientas para fortalecer la seguridad hídrica, poniendo siempre al ser humano en el centro y migrar hacia las ciudades hidrointeligentes.

Figura 1. Un mundo interconectado. Aprovechémoslo.

* Vicepresidente del Colegio de Ingenieros Civiles de México

Figura 2. Obtención de «datos descendentes».

Figura 3. Obtención de «datos ascendentes».

Figura 4. Tecnología de la cuarta revolución industrial. ESPACIO PÚBLICO 43


ENERGÍA Y CAMBIO CLIMÁTICO

LA ECONOMÍA DEL HIDRÓGENO. Rogelio Montemayor Seguy*

En los años recientes se ha aludido cada vez con mayor frecuencia a la transición energética, es decir, al cambio en la estructura de la utilización de energía, según sus fuentes, o el cambio en la matriz energética, específicamente en favor de energías más limpias. Para tener una idea de lo que depara el futuro en este campo cabe hacerse un par de consideraciones. Primero, la acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera ha sido creciente y ha ocurrido principalmente en los últimos cien años y está intensificando ya el cambio climático; está asociada al rápido proceso de industrialización y diversificación económica en una escala global. La segunda consideración tiene que ver con el hecho de que la demanda de combustibles fósiles tiende a crecer como consecuencia del incremento de la actividad económica, de manera que más tarde o más temprano, el precio de estos combustibles aumentaría, lo que haría conveniente poner en marcha desde ahora una transición que redujera el peso de esos combustibles en la matriz energética y acrecentara el de fuentes alternativas de energía. De aquí el notable desarrollo, especialmente en algunas regiones de Europa y Asia –pobres en yacimientos de hidrocarburos–, de energías como la fotovoltaica y la eólica, no obstante 44 ESPACIO PÚBLICO

el inconveniente de estar condicionadas por el clima o la presencia de radiación solar. Pero una fuente de energía especialmente prometedora es el hidrógeno. Es uno de los elementos más abundantes en la tierra; está presente en los hidrocarburos, pero también en el agua, lo que imposibilita que una o un conjunto de naciones ejerzan su dominio sobre este energético; su combustión no da lugar a emisiones de GEI y no contamina. No obstante, transitar a la llamada economía del hidrógeno, es decir, aquella en la que los combustibles fósiles son reemplazados por este elemento, tiene sus dificultades. La primera consiste en que, si bien el hidrógeno es muy abundante, no se encuentra libre en la naturaleza, como sí lo están el petróleo, el gas y el carbón. Para obtener hidrógeno hay que extraerlo de estos combustibles o del agua, y eso tiene un costo. Como se sabe, el hidrógeno es incoloro, sin embargo, se ha adoptado la convención de asignarle distintos colores en función de los efectos de su obtención sobre el ambiente. Así, el hidrógeno gris es el que se deriva del gas y el carbón; azul, el que se obtiene de estos combustibles, pero con tecnología de captura y almacenamiento de carbono; y verde al que se produce con la electrólisis a partir del agua. En principio, el hidrógeno más amigable con el medio ambiente es el verde, pero la electrólisis demanda mucha energía eléctrica, de hecho, esta constituye


alrededor del 70 % del costo de producción del hidrógeno. El impacto ambiental dependería, en última instancia, de cómo se genera la electricidad utilizada. La situación ideal desde esta perspectiva ambiental es alimentar el proceso de la electrólisis con energía producida a partir de fuentes renovables, como la fotovoltaica y la eólica. Dado que el hidrógeno se puede almacenar y transportar, obtenerlo con energía fotovoltaica y eólica mediante la electrólisis equivale a otorgar a estas energías la posibilidad de ser almacenadas y transportadas. En las pasadas dos décadas se ha observado una tendencia clara a la reducción en los costos de generación de energía eólica y fotovoltaica, como también en la producción de electrolizadores, así como un aumento en la capacidad de estos últimos. Ello redundaría en un menor precio del hidrógeno, lo que contribuiría a un uso más generalizado de este e induciría, a su vez, a su producción en escalas mayores y por consiguiente a disminuciones adicionales en el costo de producción. Pero en el trayecto hacia la economía del hidrógeno hay todavía obstáculos muy difíciles de superar, especialmente para adoptar su utilización en el transporte. Uno es la tecnología; los vehículos pueden usar pilas (o celdas) de combustible, con las que se produce electricidad, o motores de combustión interna. La primera opción es más eficiente, pero es considerablemente más cara que la segunda. Los retos son abatir el costo de las pilas y fabricarlas

con las especificaciones de peso, volumen y alcance, exigidas por los fabricantes de vehículos. Otro obstáculo es la disponibilidad de infraestructura para almacenamiento, transporte y distribución. Si la expectativa es que en los próximos años se expanda la producción del hidrógeno azul, será necesario desarrollar una infraestructura similar a la que requiere actualmente el gas natural para transportarlo y almacenarlo. Puesto que el inicio del camino a la economía del hidrógeno no está ausente de incertidumbres y requiere la asignación de volúmenes importantes de recursos, es muy importante el apoyo de los gobiernos, especialmente en los aspectos de investigación y desarrollo, y la creación de infraestructura, ya que parece inevitable la utilización extensiva del hidrógeno en las siguientes décadas. El mundo seguirá dependiendo de los combustibles fósiles todavía por un número incierto de años, pero el uso aún incipiente del hidrógeno fuera de las industrias química y de refinación apunta hacia una era de energía limpia que quizá no está tan lejana, cuyas consecuencias económicas y sociales apenas empezamos a imaginar. *Presidente del Clúster de Energía de Coahuila.

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EMISIONES INDUSTRIALES Y EL CAMBIO CLIMÁTICO Mireya Plata García*

A

nivel mundial los países han entendido la importancia que tiene la mitigación del cambio climático a través de compromisos internacionales como el Acuerdo de Paris de diciembre de 2015. México no ha sido la excepción y, en consecuencia, todos los estados y municipios están con el mismo enfoque y compromiso. Sobre el tema de las Emisiones Industriales, de acuerdo al último inventario de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero con ESPACIO PÚBLICO 47


base 2016 que realizó la Secretaría de Medio Ambiente de Coahuila, éstas reflejan 7,016.9 Gg representando el 9.2 % de emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero para Coahuila. La industria a nivel nacional está regulada y controlada por el sector gubernamental, sin embargo, existe un grupo de empresas socialmente responsables que están más conscientes de su compromiso con las partes que la conforman; por supuesto, disminuir la generación de emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero está en la mira de este sector, siempre buscando la innovación en sus procesos y productos para mitigarlas. Afortunadamente esta cultura de responsabilidad social ha ido creciendo con el paso de los años, principalmente en grandes y medianas empresas que de alguna forma involucran y exigen a sus proveedores adoptarla, generando un círculo virtuoso. Aquí el reto es informar periódicamente a los directivos de las empresas del sector industrial el monitoreo de emisión de gases y compuestos de efecto invernadero de cada empresa para ir realizando mejoras en sus procesos. Existe un recurso importante que es compartir mejores prácticas con aquellos países que han logrado reducir las emisiones de efecto invernadero. En el caso de la industria europea se han producido mejoras en los resultados medioambientales por una serie de motivos, entre ellos, una normativa medioambiental más estricta, mejoras en la eficiencia energética, una transición hacia procesos de fabricación menos contaminantes y regímenes voluntarios para reducir el impacto ambiental. Durante muchos años, la normativa medioambiental ha limitado los efectos perniciosos que presentan las actividades industriales para la salud humana y el medio ambiente. Entre las principales medidas de la Unión Europea (UE), en materia de emisiones industriales, cabe citar la «Directiva sobre las emisiones industriales» que abarca alrededor de 52,000 de las mayores instalaciones industriales, y la «Directiva sobre instalaciones 48 ESPACIO PÚBLICO

de combustión medianas». La industria es un elemento fundamental de la economía de cualquier país; genera empleos, pero también es responsable de más de la mitad de las emisiones totales de algunos de los principales contaminantes atmosféricos y gases de efecto invernadero, así como de otros importantes impactos medioambientales, como la liberación de contaminantes en el agua y el suelo, la generación de residuos y el consumo de energía. La contaminación del aire suele estar relacionada con la combustión de carburantes fósiles. Este es el caso de las centrales eléctricas, pero también de muchas otras actividades industriales que pueden tener su propia producción de electricidad o calor in situ, como la fabricación de hierro y acero o la producción de cemento. Algunas actividades generan polvo, que contribuye a las concentraciones de partículas en el aire, mientras que el uso de disolventes, por ejemplo, para la transformación de metales o la producción de sustancias químicas, puede dar lugar a emisiones de compuestos orgánicos contaminantes.

Contabilización de los costos de la contaminación atmosférica industrial Para contabilizar los costos externos de la contaminación atmosférica, los efectos adversos de cada contaminante individual en la salud humana y el medio ambiente se expresan en una métrica común, un valor monetario que se ha desarrollado mediante la colaboración entre distintas disciplinas científicas y económicas. Las estimaciones del costo de los daños son precisamente eso, estimaciones. Sin embargo, si se consideran junto con otras fuentes de información, pueden servir para respaldar decisiones, centrando la atención sobre las concesiones implícitas en la toma de decisiones, como los análisis de costo-beneficio usados para fundamentar las evaluaciones de impacto y la consiguiente legislación. * Consejera de la Red de Empresas Socialmente Responsables, Red Sumarse


En conclusión, podríamos decir que: La empresa socialmente responsable siempre buscará mejorar su relación con las partes interesadas evitando daño alguno, consciente del compromiso con el medio ambiente. Proporcionar a la industria periódicamente mediciones exactas de las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero de su sector, para que puedan generar mejoras en sus procesos. Normativa medioambiental más estricta, con supervisión constante.

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Saltillo

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