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indieHearts mag Dirección | Edición Judith Gómez Machado jude@indiehearts.com

Bárbara Pavan barbara@indiehearts.com

Diseño gráfico Pablo Caro pablocaro0@gmail.com

Fotografía Planeta del Cangrejo Pablo Caro Diego V. Miranda Celeste Escobar

Colaboran en este número Juan Pablo Lima Emmanuel Patrone Juan José Méndez Nicolás Miranda Carla Fumagalli Martín Bordoy Martín Tejada Pilar Renau Eric Olsen Diego V. Miranda Mariano Fiochetta

Las imágenes utilizadas en las secciones: columnas, entrevistas y news no tienen fines comerciales. En caso de que el autor de alguna de ellas deseara que fuera removida o figurar en los créditos de esta publicación, por favor contactarse a hola@indiehearts.com

indieHearts MAG | nº 01 Julio 2011

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Editorial

Un nuevo comienzo: iH Mag Por Judith Gómez Machado & Bárbara Pavan

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rimero, bocetamos lo que sería indieHearts. Fue en una hoja de papel, con escaso conocimiento de diseño o programación. Eran sólo columnas e ideas en el aire, pero todo fue tomando forma de a poco. Antes de que nos diéramos cuenta, estábamos escribiendo las líneas de nuestras primeras entrevistas y reseñas. Nos juntamos con nuestros colaboradores, con las bandas que se animaron a formar parte de un sitio desconocido, y nuestras computadoras rebalsaron de música nueva. Aunque sólo pasó un año, sentimos que aprendimos cosas nuevas, que inundamos nuestros oídos de melodías y que conocimos a muchas personas interesantes, responsables de crearlas. Pero no podemos ni queremos quedarnos quietas. Por eso, lanzamos indieHearts Mag, un espacio en el que buscamos destacar la producción original que sale cada mes en nuestro sitio. En Internet, el contenido se rige por el momento, las noticias son efímeras, y todo es “para ayer”. No buscamos darles un recuento de los artículos ni mucho menos; sino una pieza coleccionable diseñada especialmente mes a mes. No olvidamos el placer de la lectura de una revista tradicional y creemos que es algo más que podemos ofrecerles. Si bien no contamos con los recursos para editarla en papel, esperamos que algún día puedan tener en sus bibliotecas los primeros

ejemplares de iH Mag. Dentro de la revista, encontrarán las mejores columnas, reseñas y entrevistas de junio acompañadas de imágenes originales, además de una breve selección con las noticias más reelevantes de los últimos treinta días. En este primer número, tenemos el placer de contar con reseñas de los magníficos shows de Cut Copy en MSTRPLN y Flaming Lips (Los Ángeles), entre otros, y con entrevistas a artistas emergentes de la escena internacional. También, ofrecemos una amplia selección de reseñas de discos degustadas por los oídos intrépidos e insaciables de nuestros colaboradores. Asimismo, descubrirán imágenes exclusivas del backstage de nuestra segunda indieHearts Sessions, junto al venezolano Ulises Hadjis, que nos deleitó con una tarde de música en una terraza del barrio de Caballito. Esta sesión estará disponible en el sitio dentro de los próximos días, pero nuestros lectores tendrán la oportunidad de espiar parte del resultado. El futuro depara muchas cosas para indieHearts. No sólo lo deseamos, sino que confiamos en ello y trabajamos a diario para lograrlo. Les pedimos que nos acompañen en esta nueva etapa y, sobre todo, deseamos que disfruten de esta revista, leyéndola donde más quieran, acompañados de su vicio favorito. En nuestro caso, la música.


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SUMA REVIEWS Shows

COLUMNAS Nicolás Miranda

Extraña nostalgia del futuro: Cut Copy en Buenos Aires

Una modesta revolución: MC5 – Kick Out The Jams (Elektra, 1969)

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pág. 24

Flaming Lips @ Hollywood Forever Cemetery: el lado flameante del rock

pág. 10 Juegos y besos: Mompox + Cosmo en Ciudad Cultural Konex

Carla Fumagalli El bluesólogo del rap: Gil Scott-Heron (1949-2011)

pág. 30

pág. 15 Juan Pablo Lima

Discos Eddie Vedder, Artic Monkeys, Battles y más...

pág. 18

The Libertines, una leyenda 2.0

pág. 34

NEWS! No habrá reunión de The Stone Roses, según John Squire Radiohead estrena tema en From The Basement

pág. 39 Morrissey presenta tres nuevas canciones Nevermind de Nirvana tendrá una reedición por su aniversario

pág. 40 Detalles sobre el futuro de Damon Albarn

pág. 41


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ARIO ENTREVISTAS iH Sessions Judith Gómez Machado Helado Negro: un viaje al universo de Roberto Lange

pág. 42

Bárbara Pavan Bellowhead: la nueva tradición inglesa

pág. 46

Luego de la indieHearts Sessions con Violeta Castillo, llega la segunda entrega con el músico venezolano Ulises Hadjis. A pocos días de que puedan verlo en nuestra web, les adelantamos imágenes del backstage y compartimos algunas sensaciones de nuestro encuentro con el cantautor en una casa del barrio de Caballito.

pág. 50


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Extraña nostalgia del futuro:

Escribe: Juan José Méndez Fotos: Ma. Celeste Escobar


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CUT COPY en Buenos Aires

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odo parecía una caverna transatlántica. El suelo de la rave que había comenzado a calentar el argentino Dj Zuker comenzaba a impacientarse mientras se vivaba cada falso inicio en el que los técnicos chequeaban que todo esté en orden. Cronometrada, la fiesta dio inicio no antes de que las luces se apagaran por completo y el público -de alto corte extranjero- supiese con certeza que los austra-

lianos abanderados del mejor synthpop de los últimos años habían entrado en escena. Un barbado Dan Whitford comenzó a entonar con su característico agite de brazos y piernas el díptico continuado que conforman Visions y la maravillosa Nobody Lost, Nobody Found. “Muchas gracias, we’re Cut Copy” y el público se encontraba a salvo. Por la


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Cut Copy se present贸 el mi茅rcoles 8 de junio en Crobar, Buenos Aires


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próxima hora y media el timón era de ellos y la tierra en movimiento había zarpado. Yendo y viniendo entre Zonoscope (2011) e In Ghost Colours (2008), la lista de temas elegidos para su debut argentino -prácticamente el mismo que vienen llevando de gira con su último disco- marcó la versatilidad y la bella esquizofrenia de los cuatro músicos, nuestros conductores designados. A los pocos minutos del recital es entendible cuáles fueron las razones para que artistas de la talla de Daft Punk, Franz Ferdinand y Bloc Party los hayan elegido para acompañarlos en sus giras. Cut Copy escapa de la media por lejos. Hay que indefectiblemente catalogarlos en el actual movimiento del 80s revival, pero sin duda alguna en su cima. El manejo rítmico y la presencia escénica que la banda de Whitford despliega sobre el escenario ondulando entre el synthpop, la new wave y por momentos el funk es asombroso. Separados por pocas palabras, los sonidos fueron disparados hacia todos los corazones. Estuvo presente tanto la seducción onírica -mucho menos oscura- de como el maravilloso funktronick heredado de Talking Heads en Take Me Over -que, por cierto, deslumbra en vivoy el hipnotismo shoegaze de So Haunted, donde el adrenalínico guitarrista Tim Hoey se luce por demás. El baile casi obligado devino irresistible hacia Lights And Music y el dance madchesteriano de Hearts On Fire -ambas de In Ghost Colours (2008)-, pero fue Sun God la que desestructuró a todos:

un verdadero I Am The Resurrection para la segunda década del nuevo milenio, que comparte una estructura reverberante muy similar (aunque a base de sintetizadores y sampleos) con el himno de The Stone Roses -cuya influencia directa también está marcada en el sonido britpop de Where I’m Going-.

Separados por pocas palabras, los sonidos fueron disparados hacia todos los corazones. Su más reciente hit Need You Now abrió el par de bises y cuando Out There On The Ice cerraba el recital, de repente todo se había convertido en una rave maniática con el actual bajista Ben Browning haciendo sus bases funk y Hoey dando con fuerza a los platillos, mientras sobrevolaba la batería de Mitchell Scott. Whitford se despidió agradeciendo nuestra calidez y nosotros, absortos y llenos de ecos, anclábamos los pies en una tierra que ya había cambiado. Tras el mágico contagio de Cut Copy sentíamos una extraña nostalgia por haber rediseñado exitosamente sonidos que se generaban 30 años atrás y euforia contenida por un show que nos había enseñado el futuro.

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TH FLAM LIP

Escribe Diego V. M


HE MING PS

/ Fotos: Miranda

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THE FLAMING LIPS @ HOLLYWOOD FOREVER CEMETERY: EL LADO FLAMEANTE DEL ROCK


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er un recital en un cementerio no es algo habitual… salvo que vivas en Los Angeles, claro. El Hollywood Forever Cemetery, además de honrar su nombre por tener entre sus ocupantes permanentes a varios de los astros de la época dorada de Hollywood, es testigo de varios conciertos al año, como así también de la proyección de películas clásicas. Tuve la suerte, por ejemplo, de ver Trainspotting mientras disfrutaba de un picnic con amigos, para minutos después ver un exquisito recital de Belle & Sebastian hace pocos meses. Los alrededores al escenario tuvieron una producción que nunca antes vi en este lugar: un ovni hecho de bolas de espejos, un árbol cubierto con luces de led blancas que me hicieron desear haber tomado ácido, y una pelota iluminada que flotaba haciendo las veces de luna artificial –muy apropiado, teniendo en cuenta que la banda había anunciado que tocaría el clásico de Pink Floyd, The Dark Side of the Moon–. Convengamos además que los tipos se tomaron el trabajo de planear el show justo el día en el que debía suceder un eclipse lunar. Nunca me enteré si el eclipse lunar ocurrió o no: el mismo Wayne Coyne preguntó en el medio del recital si alguien lo había visto, y pidió un minuto para ir a fijarse tras bambalinas si la luna estaba o no. Tal como sucedió en Buenos Aires en la apertura del Quilmes Rock 2011 –y en tantas otras de sus presentaciones–, el escenario estaba adornado con una pantalla gigante circular que proyectaba la imagen desde una microcámara ubicada sobre el micrófono principal, mostrando una versión no muy agraciada del muy agraciado frontman. Los Lips no tocaron solamente The Dark Side of the Moon, ya que mezclaron los clásicos de este disco con temas de El Mago de Oz. Y claro, trajeron toda la parafernalia que acostumbran usar: un ejército de niñas vestidas como Dorothy, ubicadas estratégicamente a los costados del escenario, pirotecnia, toneladas de papel picado, al frontman flotando sobre la gente en una pelota de plástico, y luego sosteniendo un par de manos de utilería gigantezcas… No por nada esta es

“Antes poníamos papel picado adentro de los globos, pero ahora pusimos dinero, motherfuckers. No sé cuán desesperados estén, pero no quiero que se lastimen”


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una de las 50 bandas que uno debe ver antes de morir, según la revista Q. La invitada sorpresa de la noche fue Peaches, quien se despachó con una hermosa versión de The Great Gig in the Sky. Para cuando llegó el momento de Money, Coyne se acercó a la audiencia con una pelota gigante, y dijo: “Antes poníamos papel picado adentro de los globos, pero ahora pusimos dinero, motherfuckers. No sé cuán desesperados estén, pero no quiero que se lastimen”, antes de tirarla. Y resulta ser que los angelinos están mucho más desesperados de lo que muchos sospechan.

tan preponderante como Breathe, es una lástima que el tipo haya pifiado tanto. Y alguien debería avisarle a Coyne que en ciertas partes del show, en la pantalla pasaron las letras de las canciones, con lo cual quedó muy en evidencia que mezcló algunas partes. Más allá de estos dos detalles, fue uno de los mejores shows del año, por lejos. Me alejé pidiéndole perdón a gente que no conocía y que había muerto hacía décadas por tomar un atajo y pisar sus tumbas, ya que se hacía muy tarde y era miércoles.

Después de terminar el ensemble Pink Floyd-Mago de Oz, interpretaron un encore de éxitos a prueba de balas: She Don’t Use Jelly, Yoshimi Battles the Pink Robots y The Yeah Yeah Yeah Song, entre otras. En resumen, dieron un show de la puta madre, con todas las letras. Sí, ya sé que algunos dirán que esas palabras no se usan en la mesa, pero no he encontrado ningún manual de estilo para escribir reviews de eventos, y si existe alguno, no se gasten en avisarme porque no pienso comprarlo. Un par de cosas a tener en cuenta: en un tema en el cual el bajo tiene un papel

The Flaming Lips se presentó el 17 de junio en el Hollywood Forever Cemetery, Los Angeles.


reviews / shows / mompox + cosmo

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JUEGOS Y BESOS: MOMPOX + COSMO en Ciudad Cultural Konex

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Escribe: Emmanuel Patrone

Fotos: Anita Filipponi

lrededor de las 23.40, sobre el escenario de la sala B de Ciudad Cultural Konex descansaban muñecos y objetos varios: un megáfono en un extremo, un patito inflable en otro y por allí una rana de juguete sobre un sintetizador. Entre humo, luces y una pantalla con visualizaciones, el escenario esperaba a Mompox, la primera parte de una doble función junto a Cosmo, que se inscribe dentro del Ciclo de música en junio en la ex aceitera ubicada en la calle Sarmiento al 3100. Unos minutos después, unas 150 personas vieron a las primeras protagonistas

en pisar las tablas: un dúo de chicas vestidas con tops plateados con lucecitas en los pechos y calzas rosadas, que gran parte del show pedalearon sin parar sobre bicicletas fijas, aunque más tarde se dedicarían también a correr alrededor del escenario, bailar junto a un robot de cuerpo de cartón envuelto en papel aluminio y ojos de compact discs y moverse como si fueran las profesoras de una clase de aerobic retrofuturista. Finalmente, subieron los siete miembros de Mompox y se abrió definitivamente el costado estrictamente musical del espectáculo.


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Si alguien fue al recital de Mompox sólo habiendo escuchado anteriormente su debut Mompox & The Big Umbrella (2010), seguramente se llevó una pequeña sorpresa. El septeto presentó casi exclusivamente canciones de su segundo álbum, que aún se encuentra en pleno proceso de grabación y, si el trabajo llega a reflejar lo escuchado esa noche de viernes en el Konex, nos espera una arremetida de cajas de ritmo, sintetizadores, ocasionales destellos rockeros y mucho baile lisérgico. Hasta The Sisters Klein, uno de los números acústicos de Mompox & The Big Umbrella, apareció maquillada según la lógica electro de las canciones con las que compartió la lista de temas. La hora de show de Mompox se dividió entre arengas (“Come on everybody” incitaba uno de los temas), canciones con arreglos instantáneamente pegadizos, un

público acompañando con palmas y una divertidísima puesta en escena que resultó quizás demasiado enérgica para la sala, que organiza a los asistentes en asientos y sinceramente no ayuda bastante a la predisposición para el baile. Las cortinas se cerraron por primera vez cerca de las 0.45 del sábado, dando fin al primer set, que había dejado un buen sabor de boca. 20 minutos más tarde, las cortinas se abrieron nuevamente y Cosmo comenzó su mitad de la doble presentación. Ya nada de ranas sobre sintetizadores ni chicas con calzas rosa ni imágenes moviéndose en el fondo del escenario. Sólo este otro septeto, que estaba allí para presentar las canciones de su disco debut homónimo. La presentación de Cosmo, más austera y sencilla,


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Mompox y Cosmo obsequiaron un suculento combo de baile y melodía, de psicodelia y romanticismo.

curiosamente no desentonó con la primera función. Es más: se podría señalar que sirvió como un complemento ideal de la fiesta intergaláctica de los Mompox. Esa austeridad también potenció la fuerza de las canciones, que exhiben un gusto romanticón, a veces ingenuo, otras veces lleno de ansiedad. La encargada de dar inicio al set de Cosmo fue Big Bang todo, esa balada que anuncia un amorío al filo del fin del mundo y una de las destacadas de la placa del grupo.

durante los 45 minutos que Cosmo estuvo sobre el escenario de la sala B del Konex, en especial durante el dúo conformado por Nena y Sorpresa y el single Cazador, disfrutar de canciones como 20.000 besos y Amor es diversión, que se lucieron gracias al impecable sonido ofrecido por la sala y conocer dos temas nuevos “que no tienen nombre”, según informó De Caro.

Diez minutos antes de las 2 de la madrugada, la doble función llegó a su culminación, después de las últimas Un punto alto en la presentación se relacionó con el notas de El dueño del sueño. Sólo quedaba a los asistenanuncio del cumpleaños de Pablo De Caro, líder de la tes reencontrarse con el nocturno frío otoñal, con la banda, a quien sus compañeros dedicaron Flor de rega- certeza de que Mompox y Cosmo habían obsequiado lo para mí, que porta versos tan ideales para la ocasión un suculento combo de baile y melodía, de psicodelia y como “Hoy es tu cumpleaños, igual que todos los años. Pero romanticismo, de juegos y besos. ahora estoy yo y eso me hace feliz”. Los asistentes también tuvieron la chance de mover la patita en el asiento Mompox y Cosmo se presentaron en Ciudad Cultural Konex el viernes 10 de junio en el marco del “Ciclo de música en junio”.


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DISC

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– My Morning Jacket – Circuital (2011)

Evil Urges (2008) es uno de mis discos favoritos. Sólo hace falta mirar mi Last.fm y darse cuenta la cantidad de scrobbles que tiene. Cuando este año me enteré que el fabuloso quinteto de Louisville preparaba su sexto álbum, me emocioné enormemente. Ni hablar de cuando al escucharlo dejé que me volara la cabeza una y otra vez, replanteando todos los discos que hasta ahora consideré “buenos” en este 2011. Jim James, autor de todas las canciones del disco, cantante, guitarrista y líder de la banda es uno de los grandes músicos de nuestra era. Victory Dance (que por cierto aparece en un momento clave en los capítulos culmines de la última temporada de House MD)

es desde ya la mejor carta de presentación que un disco podría llegar a desear. Desde la emoción en aumento, las guitarras dislubrantes, sus coros, su final violento y sobre todo su letra perturbadora (Hey there, I’m flying up above / Looking down on the tired earth / And I can see, I can see potential / Speaking through you, speaking to you / From all of heaven’s possibilities) hacen que esta canción respire perfección. Ahí, luego de primer tema ya te compró. Ahora sigue el plato fuerte. Circuital, track que da nombre al disco y primer single, tiene el mismo juego que su antecesora: empieza tranquilita pero después te hace platearte tu vida entera. En esta canción podemos admirar aún más las influencias country (e inclusive R&B) que la banda hizo estallar en sus anteriores trabajos. Hacía mucho tiempo que no sentía tantas emociones distintas a causa de un disco y eso que iba sólo por la segunda canción. The Day Is Coming siento que tiene la influencia musical de

Thank You Too! (tal vez una de las canciones más bellas que jamás existieron) de su anterior disco. Sin embargo aunque es una increíble pieza carece de la poesía única que “Thank You” tiene. Lo contrario ocurre “Wonderful (The Way I Feel)” dónde predomina la guitarra acústica (Eddie Vedder style pero sin olvidar el country) sobre la instrumentalización pero reina una hermosa (y breve) letra cuyo coro obliga a la reflexión y el romanticismo (I feel so wonderful, wonderful / Wonderful the way I feel). “They told me not to smoke drugs, but i wouldn’t listen / Never thought I’d get caught and wind up in prison” dictamina el comienzo de Outta My System. La canción es una narración de un drogadicto que cuenta que bien se siente luego de sacar las drogas de su sistema. Escritica originalmente por James para una película de Los Muppets, pero finalmente rechazada. Holding on to Black Metal un himno gospel disfrazado de canción rock es, sin duda

algúna, la mejor canción del disco. Una irónica oda que ridiculiza al “metal oscuro”, teniendo en cuenta que su estribillo cuenta que con el apoyo de un coro de niños y su letra (Black metal lead to and your teenage pop / You’re just all tired and all grown up (…) Getting exhausted from Lucifer’s speech / Oh black metal you’re so fat and old). El disco continua con su magia desplayada en First Light y You Wanna Freak Out, sin embargo ambas sufren la maldición de estar a continuación de una canción de la reputísima madre como lo es Holding On…. El final con Slow Slow Tune y Movin Away es lo más flojito del disco. Toda la fuerza de la primera mitad no se sostiene con estas 2 canciones lentas.

Más allá del defecto de las últimas 2 canciones, la conclusión es contundente: Circuital es, en lo que va del año, lo mejor que salió en este 2011. Amén. – MB.


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COS

REVIEWS

– Cosmo – Cosmo (2011)

Cosmo está integrada por ex y actuales integrantes de diversas bandas de este lado del Río de la Plata: hay dos ex Mataplantas (Pablo de Caro y Maximiliano García), un ex Interama (Ayar Sava), un Mompox y Brian Storming (Andrés Ravioli), un Les Mentettes (Pablo Font) y un ex Juana La Loca y DJ (Diego Chamorro). Una superbanda, una reunión de amigos que tomó forma de grupo; vaya uno a saber cómo describir al septeto, que se completa con Ricardo Balado. También es difícil de describir la oferta musical de Cosmo. Tal vez el nexo más obvio sea Mataplantas, no sólo por compartir el principal compositor (De Caro), sino por las inquietudes melódicas y

la aparición de prácticamente las mismas influencias: psicodelia sesentosa, pop guitarrero y algo de electrónica sensible. La mayor diferencia se ve en las letras. Mientras que en Mataplantas siempre quedaba la puerta abierta para historias fantásticas sobre las hijas del mendigo de un circo y viajes por las estrellas, en el debut discográfico de Cosmo se hace hincapié en algo más terrenal: el amor.

Aunque esa línea temática parece haber sido inspirada por el origen de muchas de las canciones (como banda sonora de una película de Sebastián De Caro, el hermano de Pablo), estas diez canciones ayudan a caracterizar a Cosmo como “la banda que le canta al amor antes del fin del mundo”, tal como declaró el ex cantante y guitarrista de Mataplantas en una reciente entrevista. La balada preapocalíptica Big Bang todo, que aparece promediando el álbum, parece ahondar en este punto, pero algunas de las otras canciones toman un camino aparentemente más

naíf como Flor de regalo para mí o Amor es diversión.

En un recorrido que incluye diez canciones en poco más de media hora, en el debut homónimo de Cosmo (que pueden descargar gratuitamente desde su página web) hay paradas en el pop azucarado y bonachón, algunos temas con tics propios del country (las muy buenas Nena y Sorpresa), baladas desesperadas (“Vos sos la peor canalla que conocí” canta De Caro en Vos siempre te olvidás) y un magnífico single que provocará que más de uno se desnuque intentando clasificarlo (Cazador). Todo orquestado con detalles ínfimos que sin embargo se hacen sentir, desde sintetizadores hasta palmitas, pasando por trompetas como las que decoran El dueño del sueño. En este último sentido, la maqueta que ilustra la tapa del álbum refleja lo que hay adentro: partecitas que en una primera vista rápida parecen desencajar pero que finalmente se unen armoniosamente, como haciendo honor a aquel

viejo principio gestáltico transformado en cliché que señala que “el todo es más que la suma de las partes”. Y si se tiene en cuenta que cada parte de este disco es inmensamente disfrutable, estamos ante uno de los debut más redondos del rock argentino en lo que va del año. – EP.

– Is Tropical – Native to (2011)

Si durante los barrocos ‘80s el pop se abasteció de la estética glam y una legión de teclados inflados como melenas con spray, para luego perder un canon de referencia entre tanto bichito noventoso de laboratorio discográfico, en los últimos años se dieron las condiciones para que una parte del género se ampare


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en la new rave. Una era donde ya casi no quedan puristas y todos apuntan a un sonido globalizado, de fusión, con distinta suerte, bajo el riesgo de terminar haciendo un… “enchastre” sonoro. Luego de una serie de singles y lados-b lanzados (de manera unitaria, como Tan Man) el trío inglés Is Tropical se puso los pantalones largos y lanzó su primer disco de estudio Native To. Piezas infecciosas de electro-dance que mutan entre guitarras sucias y prolijas programaciones, es decir, la estructura casi por default de cientos de bandas actuales, donde es la capacidad artística la que termina teniendo la última palabra y salva de la condena del olvido –o no- a todas ellas. Entre una atmósfera de mucho eco y reverb, y latentes aires de dream-pop, el álbum se inicia con la soleada South Pacific, donde como si ya no bastase con tantas insinuaciones flotando uno puede rememorar a Joy Division durante los primeros treinta segundos de la canción. Una versión demasiado colorida para la escala de grises de Curtis, pero efectiva para demostrar que éstos muchachos son ingleses a pesar de que el efecto Cut Copy lo esté viralizando todo (Think we are alone). The Greeks, por otro lado, es otra nave insignia del disco que comanda el pulso de hit con empuje donde todo suena percusivo, y se contrapone a los altibajos de los lapsos un tanto artificiales donde la responsabilidad cae en

las computadoras. Sobre el final, el sonido heterogéneo de Zombies y Seasick mutiny recobran el equilibrio y la oportunidad de incluirlos en esos playlists ‘música nueva’, creados en nuestros reproductores amigos.

voz clara de Silberman. Sin embargo, es la segunda mitad del disco, sin el peso de Hospice sobre los hombros, la que logra explayarse infinitamente sin dejar de lado la temática nostálgica y la desesperación endeble.

– MT.

Una de las estrategias principales de Burst Apart parece ser la de crear un ambiente cómodo para que la voz de Silberman pueda llorar y rogar tranquilamente. Por lo menos este objetivo se cumple perfectamente, con una producción justa y capas mimetizantes de instrumentación profunda. Aunque la intención de hacer resaltar la voz de Silberman no podría ser más acertada, siendo uno de los instumentos más notorios de la banda, la densidad de la que se ocupa de crear esta producción puede llegar a jugar desfavorablemente por momentos. Por un lado, la banda se esfuerza intensamente en crear un escenario que se mimetize con las letras, mientras uno está esperando con ansías a que termine la canción.

– The Antlers – Burst Apart (2011)

El cuarto disco de The Antlers, Burst Apart, salió sobre la ola de la sobre expectación después de sacar un tremendo disco hace dos años, Hospice. Peter Silberman había sacado dos discos antes de este tercero, aunque fue su mirada poética y su facilidad por relatar una historia continua y desgarradora lo que lo despegó de estar grabando discos desde su sótano a buscarse una banda y sacarse el tag de “lo-fi”. La primera mitad del disco está interesada en complementar el sentimiento nostálgico y abandonado del disco anterior, intentando ser, de alguna manera, un estilo de respuesta a lo vivido en Hospice. I Don’t Want Love no podría abrir mejor el álbum, ampliando el sonido lo-fi en el que se había posicionado la banda hace dos años y rompiendo los oídos con guitarras claras y resonantes, bajo la

Lo que definitivamente me parece interesante del disco es el sentimiento de transición: canciones que suenan como transformaciones y recorridos entre temas mucho más concretos y directos. Mientras el posicionamiento de canciones en el disco anterior se encargaba de contar una historia líneal y continua, el patrón de orden en Burst Apart está intencionado a hacernos sentir que estamos en un viaje turbulento pero bien direccionado. Y aunque no conocemos ni entendemos

completamente el destino, el placer está en el camino. – EO.

– Eddie Vedder – Ukulele Songs (2011)

Solo cuatro años pasaron para que el líder de Pearl Jam volviera con material en solitario. Esta vez, y a diferencia de su anterior y primer lanzamiento como solista (Into the Wild, 2007, la banda de sonido de la película homónima), Eddie Vedder entrega un disco con, como dice el nombre, todas canciones hechas e interpretadas en un ukulele. Con el agregado del lanzamiento de un DVD con filmaciones de su gira en 2002, el año del cantante se viene movido. En medio de los festejos del 20° aniversario de Ten, el primer álbum de los PJ, sumado al festival organizado por la banda, un supuesto nuevo álbum y la consiguiente gira, el autor de Better Man encontró un espacio para aparecer en las bateas con más canciones. Dieciséis son los tracks que integran Ukulele Songs, entre versiones de su propio grupo (Can’t Keep, que abre el disco), temas nuevos y clásicos de la música popular de su país, más la compañía de la


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gran Cat Power en Tonight you Belong to Me. Nada más que un ukulele, la voz de crooner melancólico de Vedder y un cello en Longing to Belong embellecen el LP, en lo que es uno de los trabajos más delicados y emocionales del vocalista y guitarrista. Una atmósfera de frescura recorre el álbum, en la que las armonías del estadounidense encajan a la perfección con las sutilezas del pequeño instrumento, del cual exprimió sus posibilidades al máximo. Un disco corto a pesar de la cantidad de canciones (treinta y cuatro minutos), pero que se disfruta de punta a punta, emociona y nos pinta un paisaje bucólico maravilloso. – MF.

– Arctic Monkeys – Suck It And See (2011)

La mejor banda de los últimos 6 años ha vuelto a las bateas, esta vez con su ya cuarto disco. Que los chicos de Sheffield lancen nuevo material nunca ha pasado ni va a pasar desapercibido, desde que en 2006 rompieron todos los récords con su debut Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not, logrando superar en Reino Unido la marca de álbumes más vendidos en la primera semana.

Suck It And See llegó con la sorpresa de su sugestivo nombre y de su primer tema que fue conocido, Brick By Brick, que mantenía de alguna forma el cambio de sonido logrado en Humbug (2009) pero con una letra por demás simplista, alejándose de lo que la gente esperaba. Sin embargo, el manto de dudas que el grupo británico traía con este disco de a poco se disipó. Más pop y digerible que su antecesor (como anticipó Matt Helders, el baterista, en una entrevista), el disco resulta realmente un resumen de toda su carrera. En los doce tracks se siente la madurez de Arctic Monkeys, que en poco tiempo se han logrado consolidar y conseguir un verdadero sonido propio. Con más baladas que temas potentes, podría decirse que es el LP más suave de los ingleses. Pero no es tan así. La frenética batería de Matt nos engaña y confunde, con una gran base detrás de los dóciles acordes que lanzan los dos guitarristas. La influencia de Lou Reed y Bowie que mencionaron en reportajes los miembros del grupo se escucha en temas como The Hellcat Spangled Shalala o en Reckless Serenade. Se nota que su idea ha sido lograr el sonido de rock inglés más clásico, aunque siempre con las particularidades de su propia agrupación. La participación de Josh Homme en All my Own Stunts hace que todo se torne (obviamente) más stoner, que con sus coros y su solo guitarra sobre

el final logra que lo que sirvió de influencia en el anterior disco (fue el productor) se concrete aquí. Es claro que el recorrido empezado en parte por el líder Alex Turner en The Last Shadow Puppets y continuado grupalmente en Humbug es ya un camino de ida. La seriedad con la que han encarado sus siguientes proyectos es notable, siempre en busca de nuevos sonidos y estilos con los que experimentar. Por suerte, todo esto se refleja en la música, y nosotros somos algunos de los beneficiados con esto. – MF.

– Black Lips – Arabia Mountain (2011)

Después sacar un buenopero-no-tan-gratificante quinto disco, 200 Million Thousand (2009), el cuarteto de Atlanta supo que tenían que cambiar algo para atraer atención a su próximo trabajo. Entonces, con la intención de sofisticar su sonido crudo y distorsionado, los garageros Black Lips consiguieron que Mark Ronson les diera una mano en la producción del album. La noticia se difundió por todos lados ya que era la primera vez en mucho tiempo en la que la banda no iba a figurar como únicos produc-

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tores de su disco. Además, revisando la lista de discos en las que colaboró Ronson (artistas que van desde Lilly Allen, Adele, Amy Winehouse, Robbie Williams), se esperaba cualquier otro productor menos él. Arabia Mountain llega como una colección interesante de dieciséis temas rápidos de la banda, como bien conocíamos en Good Bad Not Evi (2007). La gran mayoría no tardan mucho en pegarse e incrustarse en la cabeza, especialmente cortos como Raw Meat o Modern Art. Cuando en los discos anteriores se predecía una dirección extensivamente experimental y psicodélica, esta estrategia queda temporalmente ausente, por lo menos hasta You Keep On Running, el último tema del disco, en la que se sacan las ganas de usar punteos ácidos, y abriendo y cerrando en una misma canción, un ambiente bien stoner y lisérgico. La producción de Ronson actúa de una manera muy pasiva sobre el disco, puliendo el potencial del disco como un conjunto más que ocuparse de cada canción en particular. La idea de sofisticar el flower punk de los Black Lips, y salir con un sonido mucho más limpio y digerible fue un camino tomado y pensado por la banda, por lo que Ronson sabe mantenerse al margen en términos de composición pero saber cómo reforzar sin influir. La incorporación de un productor no implicó un cambio tan drástico y significativo como se esperaba. En com-


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paración con lo que veníamos escuchando de la banda, se puede distinguir el uso de solos psicodélicos y otro tipo de instrumentación que enriquecen el disco y marcan un punto de alejamiento del lo-fi característico de la banda. A pesar de esto, la nueva sofisticación trajo algo que no es del todo cómodo: antes existía un balance cómodo entre la precariedad de las letras y la indiferencia en la calidad de sonido. Ahora que la banda se anima a entregar una articulación más honesta, las letras quedan expuestas al rojo vivo, sin ningún pobre truco fidélico que las respalde. – EO.

– Maryland – Get Cold Feet (2011)

Encaré Get Cold Feet de Maryland sin conocer nada sobre ellos, es más, descubrí que eran españoles luego de la primera escucha. A primera instancia encontré una banda madura y que tenía un sonido distintivo, como si tuviesen años tocando juntos. Sin embargo, leyendo descubrí que este es su segundo trabajo (luego de Surprise, de 2009). Una banda pop rock, con todo lo que ese género implica, que logra conmover o hacerte agitar la cabeza, creando buena música a través de sus once canciones.

Hoy en día hay muchos grupos que cantan en inglés aunque su idioma madre sea el castellano. De la misma “madre patria” recuerdo a Dover o incluso a los Utopians. Este hecho no es menor en una banda, es toda una postura frente a lo que quieren lograr y la propuesta artística que tienen. Usualmente, la falta de un “buen” acento en inglés se distingue en una mala producción, pero Maryland pasa la prueba con creces. Es más si no me lo decían nunca hubiese sospechado que no eran ingleses o estadounidenses. Un inicio con órganos y lento que explota en mil pedazos logra que Red Boots, track inicial del disco, se convierta en una puesta en escena que convence hasta al más crítico. Sus melodías y guitarras distorcionadas recuerdan al Weezer de los años 90 o a The Ataris. Esto incrementó mi incredulidad a la hora de descubrir que eran de Vigo. Atom Bomb, cuarta canción del disco, me recordó enormemente a aquellos primeros discos de Placebo. A continuación It Works! y 25 Springs bajan un poco los decibeles pero sin perder la potencia y ese tinte pseudo grunge, algo que podría denotar una influencia de Pulp. For Me Today y Little Miss Sunshine, las canciones más lentas del álbum muestran un poco la versatilidad musical que tienen, ya que de guitarras punk pasan a canciones más emotivas similares a lo que nos tiene acostumbrado Snow Patrol.

En conclusión, mientras que el mundo trata de ser “indie” o “electro” da gusto que algunos recurran a géneros no tan viejos pero complemente olvidados como el pop rock. Aunque, por mi pasado y mi fascinación por los años 90, me es inevitable realizar comparaciones odiosas, Maryland está marcando su camino de forma individual y brillante. – MB.

– Battles – Gloss Drop (2011)

Hace cuatro años, el conjunto de Nueva York Battles confirmó con su disco debut Mirrored que en una década fértil para los proyectos que el mundo del periodismo de rock llama “indie”, había espacio para esbozos inclasificables, en los que la técnica está un peldaño más arriba de la búsqueda de la melodía perfecta, de la exhibición del sentimiento desnudo y de los rasguidos de guitarra nostálgicos de una era más básica. Los encasillaron dentro del math rock, ese submundo tan difuso de sonidos procesados y estructuras enredadas. Sin embargo, había algo en Mirrored que diferenciaba al grupo de otros proyectos instrumentales similares. Se sentía un dejo de alegría, de total liberación, aunque efecti-

vamente cada nota y compás estaba debidamente calculada. De allí que haya salido Atlas, un single tan absurdo como pegadizo, una canción pop que parece transmitida desde otra galaxia por extraterrestres con ADD. Casi un lustro y con un integrante menos después (Tyondai Braxton, considerado parte importante del sonido de los primeros EPs de la banda como de Mirrored), el segundo álbum de los norteamericanos, Gloss Drop, se enmarca dentro de los límites establecidos en Mirrored, con el mismo virtuosismo matemático y soniditos repetitivos. Y es por eso que la ausencia de Braxton no se nota: el trío restante sale airoso del desafío. Por esto, no sorprende que en Gloss Drop se metan en incursiones instrumentales complejas pero altamente satisfactorias, como Futura, Inchworm y Wall Street. Entretienen hasta en piezas instrumentales más breves, como con el sonido metálico y vagamente caribeño de Dominican Fade. Más allá de que las composiciones instrumentales acaparan más de la mitad del disco, las piezas cantadas por intérpretes invitados (el príncipe del electro-pop Gary Numan, el chileno Matías Aguayo, Kazu Makino de Blonde Redhead y el fundador de Boredoms, Yamataka Eye) resultan ser las que más brillan en el firmamento de Gloss Drop. Ice Cream, el primer single, se vale de un mantra contagioso cantado en español por Aguayo (“Como un helado derritiéndose”) y


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superó a Atlas como lo más cercano a una canción pop que Battles hizo en su carrera; Sweetie & Shag, hechiza con un riff de guitarra circular y una performance audaz de Makino; y Sundome, el tema en el que hace su aporte Eye le da un cierre desconcertante a Gloss Drop. Lo que aporta este segundo álbum de Battles es otro necesario sacudón para los que piensan que el rock cerebral y técnico no puede ser eficaz sin ser frío y distante. Gloss Drop demuestra, al mismo tiempo, que el rock experimental de delantal y púa en mano puede irrumpir -si lo desease- en cualquier pista de baile. – EP.

– Panda Bear – Tomboy (2011)

Tomboy es el último disco de Noah Lennox, mejor conocido como Panda Bear, y como integrante de la banda experimental Animal Collective. Es uno de los discos que más se esperaba de este año, por eso cuenta con tremendas expectativas: El disco solista anterior de Panda Bear, Person Pitch, es considerado una obra maestra y uno de los mejores discos del 2007. Dos años después, Animal Collective sacó Merriweather Post Pavilion, también un dis-

co tremendísimo, y considerado mejor disco del 2009. Muchos llegamos a la conclusión de que el trabajo de Lennox dentro de Animal Collective y en Panda Bear, fue tomar esas canciones experimentales llenas de loops y pobres de instrumentos tangibles, y pasarla a un canal mucho más digerible o por lo menos “amistoso”. Ahora sí bien capaz se esperaba de Tomboy una locura psicodélica y dream pop (más que nada porque fue producido por Pete Kember de Spacemen 3), Panda Bear nos trae un disco mucho más digerible, sin arriesgarse a cambiar la estructura de las canciones como había hecho en su disco anterior. Si hay cosas en las que coincide y no defrauda es en los poderosos reverbs, los loops, los samplers, y cada característica que capaz es difícil darle forma por si sola, pero que si faltara en el fondo, sería algo que sonaría raro (puede pasar con canciones como Drone, con falta de algo percusión que marque el ritmo). Lennox evoluciona como compositor sin querer abandonar los trucos electrónicos repetitivos que lo hicieron quien es ahora. En todo el disco se lo nota inhibido en las explosiones instrumentales que abundan en Animal Collective, y da lugar a fortalecer las melodías inspiradas por bandas como los Beach Boys. Hace bastante se venían sacando varios singles de Tomboy, y todos pasaban sin grandes repercusiones. El álbum es lo mismo que veníamos escuchando de la mano

de Panda Bear, y en importantes aportes en Animal Collective: Tomboy una manera similar de contar una historia diferente. No me gustaría por el momento compararlo con Person Pitch, ya que son dos trabajos distintos, provenientes de una misma cabeza pero en momentos y puntos de vista muy distintos. Sin embargo, Tomboy no deja de ser uno de esos discos en los que es cuestión de cada uno, apreciar cada complejidad y perderse en el sonido. – EP.

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Una modesta revolu

MC MC

Kick Out The Jams (Elektra


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ución:

C5 C5

a, 1969)

Escribe: Nicolás Miranda

N

o podemos hablar de MC5 y de su primer disco, Kick Out The Jams, sin comprender que los Estados Unidos era un país en llamas en 1968 y que la contracultura de ese país viraba hacia su cara más violenta. Hay más de una razón para desconfiar de una teoría estética que plantee el “reflejo” (que a un clima social dado le corresponden necesariamente ciertas formas culturales que se le asemejan, en este caso, una música violenta y enérgica para una época ídem), pero los MC5 no tuvieron mucho problema con corresponder ese fuego con un incendio sonoro que, sin embargo, ha perdido mucho de su

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peligro –pero no todo– envuelto en la misma perorata que le dio vida. En Detroit, la ciudad con el mayor porcentaje de obreros y operarios de EE.UU gracias a la presencia de las grandes automotrices, no hay comunión con la naturaleza como idealizaron los hippies sesentistas: hay humo, fábricas, y una tradición de música cruda, agresiva y de alto vuelo, que comienza con la solitaria guitarra eléctrica de John Lee Hooker y llega hasta los White Stripes, pasando por los Stooges, Amboy Dukes y MC5. La propuesta de éstos últimos amalgamaba dosis de rabia y tensión alimentadas por el desempleo, la violencia racial y la represión policial, que transmitieron a sus instrumentos el 30 y 31 de octubre de 1968 en dos shows memorables cuyas mejores partes componen el disco Kick Out The Jams, editado en febrero del año siguiente. Ya debutar con un recital en vivo era poco frecuente, como lo era aparecer en la tapa de la entonces todavía contracultural Rolling Stone antes de sacarlo a la calle. El desafío cuando se analiza éste disco es enfrentar la intención de los autores, que presentaron su acto artístico como un acto político, con los resultados. Los MC5 fueron a la vez hijos e instigadores de la radicalización de la contracultura sesentista en los Estados Unidos. La historia de ésta es muy compleja y contradictoria como para ser repasada aquí: posee aristas tan diversas como el movimiento los derechos civiles, el hippismo, los Hell’s Angels que retratara Hunter S. Thompson –y el propio Thompson–, los intelectuales de izquierda culturalmente tradicionalistas del Greenwich Village neoyorkino que inspiraron al primer Bob Dylan, la escena del ácido de la costa Oeste (Grateful Dead, Jefferson Airplane, Ken Kesey y los Merry Pranksters, et al) o el legado de los beats (aunque sólo Allen Ginsberg se prestaría a legitimar esa continuidad).


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Pero en 1968, al calor del Mayo francés, nuevos grupos de acción directa como los Yippies o los Up Against the Wall Motherfuckers irrumpían con actos violentos organizados, Martin Luther King era asesinado y los Black Panthers tomaban las armas. Aún si también es el año del Revolution beatle y el Street Fighting Man de los Rolling Stones -bandas para entonces sumergidas en la comodidad y seguridad de su burbuja millonaria-, el enfrentamiento con el statu quo se dirimía menos en canciones que poniendo el cuerpo. Los MC5 aparentaron hacer esto último (las sesión de fotos para el disco los muestra semidesnudos, en sobrio blanco y negro, con sus pins de los White Panthers fundados por su manager y ristras de balas colgando, muy guerrillero look), pero aportaron más, en realidad, desde la música. En la convención del partido demócrata de ese año en Chicago hubo amplias manifestaciones anti-bélicas que fueron ferozmente reprimidas. Como correspondía, los MC5 fueron el único acto musical allí, y no parte de los miles que se peleaban con la Guardia Nacional. Su agitación constante –que se revelaría pronto pura retórica exclamativa– y la persecución de una política del placer (el “total asalto a la cultura por cualquier medio necesario, incluyendo drogas, rock and roll y coger en las calles”) sólo terminó amurallándolos, literalmente en el caso de su manager John Sinclair, preso por un incidente con drogas en 1969. Es curioso que se los identifique como “proto-punks”: en principio el escepticismo, cinismo y en último lugar nihilismo de la rama punk más pistol no tiene mucho que ver con la supuesta militancia y apuesta a la lucha por un futuro que pregonaban los MC5, carácter emulado luego por bandas explícitamente politizadas como The Clash, Manic Street Preachers y Rage Against the Machine. Sin embargo, el hecho de que, aún si es sólo por una ingenuidad infinita, hayan sido una estafa política-

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mente (y tal vez fue éste el verdadero legado conceptual de MC5 al punk, la lección escandalizante que Malcolm McLaren aprendió de memoria) no significa que Kick Out the Jams no fuera un gran disco de rock en directo.

Los MC5 fueron a la vez hijos e instigadores de la radicalización de la contracultura sesentista en los Estados Unidos. El estilo salvaje y enérgico, de guitarras killers y crudos alaridos o falsetes (Ramblin’ Rose) puede engañar respecto de que este disco, editado en vivo para conservar esas características, sea “primitivo”. Es cierto, las canciones tienen la estructura de riff simple que deriva del blues y el primer rock and roll, y no hay mucha proeza técnica en su base rítmica algo monótona. De hecho, el bajo es a veces indiferenciable. Pero basta escuchar la redención de Motor City is Burning, escrita por Al Smith y popularizada por John Lee Hooker, para entender que los MC5 eran extremadamente correctos y prolijos al pasar de las barrenadas de acordes a los licks de guitarras secundando el bajo colocado al frente, como las viejas bandas de blues de Chicago. Hay dos engaños en este álbum, y uno de ellos es positivo: los MC5 nunca iban a hacer ninguna revolución, por supuesto, y que la estuvieran agitando frente a la juventud del país más rico del mundo era ridículo entonces y hoy, pero tampoco eran los trogloditas musicales que aparentaban ser. Tenían una impronta


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de lo que Caetano Veloso llamaría luego “cosmético/caótico”, la fachada de desorden que esconde una trama más densa y elaborada. En un primer momento el disco aparenta un asalto masivo a los sentidos, pero en escuchas más cercanas se distingue la meticulosidad con la que los instrumentos ocupan sus respectivos espacios. El primer indicio de esto llega en Rocket Reducer N° 62: uno imagina un recital incendiado con jóvenes sacados castigando sus instrumentos hasta que sobre el final del tema se desata un crescendo de guitarras paneadas en stereo, y la promesa que la banda hiciera en aquella nota a Rolling Stone se cumple: ¡realmente pueden utilizar sus guitarras como los saxos de su venerado free jazz, de Pharoah Sanders, de John Coltrane! De hecho, los MC5 disfrutaban de esa música que hasta entonces parecía exclusiva de los sectores avant-garde y de la minoría politizada negra que la entendía como la verdadera música revolucionaria de un futuro siempre lejano. Luego, en Borderline, los coros sugieren que la banda intentaba jugar tanto con la verticalidad del añadido de capas como con la profundidad del eco y la cámara. Pero sólo una pieza justifica al disco como poseedor de la música revolu-

cionaria que perseguían como a una quimera. Se trata de Starship, donde los Five ejecutan un poema del inclasificable Sun Ra en un marasmo de distorsión y acople de guitarra que se detiene para el “recitado”, y que exitosamente recrea sonidos espaciales, clusters de guitarra mediante efectos e incursiones en la atonalidad y la improvisación, con el público en estupefacto silencio. El valor diferencial está en que si bien el tratamiento de estudio puede haber limpiado las cintas, el resultado no tiene trucos: los efectos buscados y logrados fueron ejecutados en vivo. Como Velvet Underground y The Stooges, esta canción se nutre de las lecciones de libertad textural, tímbrica e improvisatoria del free jazz, pero con el idioma instrumental y las capacidades técnicas de una banda de rock, una que se basa en el ataque primal a la guitarra como manera de desnaturalizarla sonoramente. Bandas de rock alternativo y noise de fines de los 80 se propusieron luego una empresa similar (Spacemen 3 versionó Starship), al igual que mucho del post-rock, aunque las reconstrucciones de la crítica vinculen más los orígenes de ese género con una rama ambientoespacio-instrumental (Low y Heroes de Bowie, Joy Division o el krautrock), dejando el legado de MC5 sólo para el punk/garage.


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Los MC5 no lograron con su primer disco una “radicalización de la forma y confrontación en el contenido”, al decir de Simon Reynolds, porque apenas atisbaron a la primera en algún que otro tema (para después en su carrera replegarse sobre el rock de estructura blusera y riffs) y en la segunda apelaron a los “slogans que degradan el lenguaje, proveyendo el sentimiento cálido de la confirmación de las propias convicciones”, predicándole a los conversos con consignas vacías.

Pero colaboraron con una vía alternativa que buscó el vuelo cósmico y etéreo de la psicodelia sin resignar energía. No es poco si pensamos que compartieron ese camino con el Are You Experienced? de la Jimi Hendrix Experience o The Who de Sell Out (Come Together es casi idéntica a I Can See for Miles). Esa sería, finalmente, la modesta revolución de la que MC5 sería parte.

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EL BLUESÓLO GIL SCOTT

(1949-

Escr Carla Fu


OGO DEL RAP: T-HERON

-2011)

ribe: umagalli

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pasó su infancia en Tenessee y terminó su vida en Nueva York, donde parece que todo pasa. Escribió su primer libro de poemas a los 13 años y grabó su último disco, I’m New Here, después de 16 años de silencio, un año antes de morir. Es la simbiosis entre estos dos caminos lo que hizo de Scott-Heron alguien inolvidable. Apodado “el abuelo del rap” influenció a innumerables artistas del rap y del R&B, principalmente. No es casualidad que la poesía y la música se unieran en estos géneros, tan laxos a la hora de malear el ritmo y la fluidez del discurso. Este poeta encontró en el spoken word un espacio donde expresar sus ideas políticas en una época en que la raza negra apenas había encontrado el espacio en Estados Unidos para expresarse, no sin grandes repercusiones. Habló de todo y de todos, pero más que nada, habló y cantó de derechos: de la mujer, de la igualdad de razas, de los niños, del hombre. Grabó su primer disco, Small Talk at 125th and Lenox en 1970. El primer track, The Revolution Will Not Be Televised es una de sus más conocidas canciones-poema y, lamentablemente, no pierde vigencia a pesar de algunas referencias fuera de época. Lamentablemente porque significa que aún tiene sentido hablar de revolución y medios. Lamentablemente porque todavía la esperamos. En 1971 grabó Pieces of a Man, con canciones un poco más estructuradas. Una de ellas, Home is Where The Hatred is fue usada como sample en la canción My Way Home del disco Late Registration (2005) de Kanye West (feat. Common), así como We Almost Lost Detroit en la canción The People. A este disco siguieron otros como Free Will, Winter in America (que incluye otro clásico, The Bottle, una seguidilla de macabras escenas relacionadas con el alcoholismo), The First Minute of a New Day o From South Africa

to South Carolina. Con un discurso tan poderoso, Gil Scott-Heron fue una gran influencia para muchos músicos. Dave Chappelle en su film Dave Chappelle’s Block Party revive un poco del espíritu más político y menos gangster del R&B y del rap que Scott-Heron supo legar. Artistas como Mos Def, Common, o los más combativos Dead Prez llevan la marca GS-H. No podemos olvidar a bandas como The Roots o a cantantes como Erykah Badu cuyo trasfondo de música africana también puede rastrearse hasta la generación setentista que comenzó con el género. Coincidiendo con que nunca haya querido hacerse cargo de ese mote, “el abuelo del rap” va mucho más allá de un género musical que mezcla la oralidad del texto narrado y una base rítmica (de hecho, el se llamaba a sí mismo un “bluesólogo”). Lo destacable de su obra es, creo, el poder oculto que el discurso del poeta supo encontrar en el talento del músico.

Habló de todo y de de la mujer, de la ig

Ávido fumador de crack y enfermo de SIDA desde hace veinte años, murió en Nueva York el último 28 de mayo. En una entrevista del 2008 en el film Poet de Ursula Rucker (poetisa y colaboradora de The Roots, entre otros) Gil Scott-Heron define, un poco a su pesar, la palabra “poeta”: “Es alguien que quiere comunicar algo más que una conversación. El interés está en la comunicación de ideas y en la base de las palabras, el lenguaje es algo difícil de decir. Hay dos partes en una persona: el exterior, que quiere explicar; y el interior, que quiere expresar. Nosotros intentamos hacer ambos.”


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todos, pero m谩s que nada, habl贸 y cant贸 de derechos: gualdad de razas, de los ni帽os, del hombre.

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TH LIBER

Una leye

Escr Juan Pab


HE RTINES

enda 2.0

ribe: blo Lima

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L

os conocí a mediados de 2003. Por aquel entonces un amigo con el cual intercambiaba música, me pasó un CD con varios discos en MP3 y me dijo: “a vos, que te gusta tanto The Strokes, prestale atención a The Libertines”. En efecto, en aquel compilado se encontraba Up The Bracket (2002), álbum debut de los londinenses, y después de darle unas cuantas pasadas, confieso que no me volvió loco. Sin embargo había tres o cuatro canciones que fueron a parar directamente a mi reproductor de MP3 (Horrorshow, Good old days, Up the bracket). Pero claro, nunca como para compararlos con los neoyorquinos. Tres años después, las noticias sobre Pete Doherty –colíder de los libs– empezaron a multiplicarse. Excesos varios, prisión, romance tormentoso con Kate Moss, drogas pesadas intravenosas, peleas con su compañero de banda, mas prisión etc etc. Una catarata de información amarillista que lo único que logró –afortunadamente- fue renovar mi interés por la vida y obra de estos músicos. ¿Como? ¿Sacaron un segundo disco? ¿Pero ya no existen mas? ¿Doherty formó una nueva banda llamada Babyshambles? ¿Y ya lanzaron su álbum debut? ¿Y el otro frontman, Carl Barat, también fundó un nuevo grupo? Era el 2006, tan solo habían pasado 4 aceleradísimos años del debut de The Libertines, y sin embargo parecían 10 en la carrera de cualquier otro conjunto. Down in Albion (2005), ópera prima de Babyshambles, significó esa primer cachetada que me obligó a prestarle mayor atención al binomio creativo Doherty/Barat. Y si bien la banda de

Pete Doherty se presentó en sociedad con un disco desparejo y precariamente producido por el ex The Clash, Mick Jones –quien fuera productor de los dos LPs de The Libertines–, también es cierto que albergaba algunas de las mejores canciones que había escuchado hasta ese momento: Albion y Fuck Forever. De repente el Doherty sensible, inspirado poeta y virtuoso compositor, empezó a ganarle la pulseada al personaje heroinómano quemado, estereotipo del rockstar retratado en los medios. Es evidente que ese sujeto tiene un plus: de algún modo su obra logra conectar emocionalmente, a un nivel de profundidad que no está reservado para cualquier artista.

En una carrera de 10 años los libs editaron dos discos fundamentales en la historia del rock británico contemporáneo, sirvieron como fuente de inspiración para infinidad de bandas y dejaron una huella imborrable en los corazones de todos aquellos que amamos el garage rock. Paralelamente, Barat no se quedó atrás y con Waterloo to Anywhere (2006), disco debut de sus Dirty Pretty Things, logró dar forma a uno de esos álbumes que, a mi juicio, mejor supo representar el revival del post punk de la pasada década. Demasiado talento por separado, necesariamente tuvo que tener en conjunto una obra superadora: era el momento de volver a The Libertines.


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Es así como el segundo LP, el homónimo The Libertines (2004) automáticamente se convirtió en una de mis discos preferidos de todos los tiempos. Fue amor a primera oída. Imperfecta, como toda obra que lleva la firma Doherty/ Barat, y al mismo tiempo irresistible: 14 canciones desbordantes de energía y entusiasmo, que beben de las fuentes históricas del rock, el pop y el punk británico, con inspiradísimos pasajes melódicos al estilo Beatles en Music When The Lights Go Out y momentos furiosos que llevan la impronta de los Clash/Pistols en Arbeit Macht Frei, Tomblands o The Saga, sin dejar de lado un costado smithiano en The Ha Ha Wall. Es cierto, hay canciones que parecen grabadas en una sola toma, otras aparentan estar en un estado embrionario, casi demos sin terminar. En definitiva, un diamante en bruto que, de haber sido pulido con la dedicación necesaria, con los arreglos adecuados (si Stephen Street hubiese producido este disco…), estaría rozando la perfección. La caótica grabación de esta placa, mas la aún mas caótica relación entre el duopolio creativo, condujeron al final precipitado de la que, indudablemente, estaba destinada a ser la mejor banda inglesa de la primera década del siglo XXI. Sin embargo, con tan solo dos discos de estudio editados, el camino trazado por The Libertines fue rápidamente continuado por otros conjuntos británicos como Razorlight, Arctic Monkeys, The Rifles, The View, The Kooks, The Courteeners etc etc. Paradójicamente, se podría decir que la mayoría de estos grupos a nivel global lograron una inmediata repercusión, algo que la propia banda liderada por Doherty/Barat ja-

más pudo gozar fuera de los límites del Reino Unido, en su breve y accidentado periodo de actividad. No obstante, con el paso del tiempo y el éxito alcanzado por algunas de las bandas anteriormente mencionadas –Babyshambles incluida– los libs fueron arrastrados hacia su justa reivindicación, aunque de manera póstuma. La creciente popularidad del mito logró desembocar en la edición de un álbum compilatorio en 2007 (Time For Heroes – The Best Of TheLibertines), y en la única y excepcional reunión para los festivales de Reading & Leeds en agosto de 2010, que encendió una pequeña luz de esperanza sobre su regreso definitivo. En el transcurso de este 2011, y mas allá de los vaivenes característicos de los protagonistas de esta historia, la separación definitiva de The Libertines es prácticamente un hecho. Se podría decir que en una carrera de aproxima-

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damente 10 años –con las mencionadas interrupciones– los libs editaron dos discos fundamentales en la historia del rock británico contemporáneo, sirvieron como fuente de inspiración para infinidad de bandas y dejaron una huella imborrable en los corazones de todos aquellos que amamos el garage rock. Es cierto, quemaron etapas a la velocidad de la luz y, por ejemplo, compactaron los treinta o cuarenta años de existencia de The Who o Sex Pistols (con reunión incluida) en lo que dura un suspiro. Pero las leyendas modernas son así. Hoy, a casi 8 años de haber entrado en contacto por primera vez con material de The Libertines –sí, gracias a aquel compilado que mencioné al inicio de esta columna- no tengo reparos en admitir lo siguiente: 1) Tanto The Strokes como The Libertines son los grandes responsables de haber moldeado mis gustos musicales de la pasada década y 2) Deseo una pronta liberación de Pete Doherty (nuevamente en prisión por posesión de cocaína), tanto como el lanzamiento de un nuevo trabajo de Babyshambles.


news!

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News! No habrá reunión de The Stone Roses, según John Squire

Radiohead estrena tema en From The Basement

El ex guitarrista de The Stone Roses, John Squire, desestimó la posibilidad de reunir a sus antiguos compañeros de ruta, y además aseguró que la idea de reformar bandas a cambio de una lluvia de dinero es algo “trágico”

Como les alertamos hace algunas semanas, la banda capitaneada por Thom Yorke se pasó hace algunos días por el programa From The Basement, un ciclo de la BBC que, a partir del 1 de julio, nos dejará ver a la banda de Oxford interpretar por primera vez en vivo los temas de su último disco de estudio, The King of Limbs.

En declaraciones para Shortlist, Squire dijo creer que la única razón por la que existen rumores de una posible reunión de The Stone Roses, es simplemente porque sus fans pueden darse el lujo de pagar el alto costo de las entradas. Al referirse a las bandas que vuelven a juntarse luego de un largo período de alejamiento, el guitarrista dijo: “Cuando es solo una reunión por un gran día de pago, y todo el mundo saca sus ropas viejas, eso a mí me parece trágico”. Sobre la posibilidad de reunir a The Stone Roses, Squire agregó: “No veo a estos rumores como algo halagador. Es un síntoma de los tiempos. La gente no puede darse el lujo de perder el dinero en conciertos, ahora que son de una determinada edad, y The Stone Roses debe ajustarse a ello”. También dijo que a pesar de las informaciones que hablan de grandes cantidades de dinero para juntarlos, las negociaciones nunca llegaron a tanto como se dice. Squire aseguró que la oferta “nunca llegó tan lejos. Oigo rumores, pero nadie me llamó y me dijo ‘¿quieres hacerlo por esta cantidad?’”.

Durante esta sesión, además, Radiohead estrenó la canción Staircase, que ya podemos escuchar al final de esta nota. La sesión de From The Basement dura aproximadamente 55 minutos e incluye además material inédito del backstage. Además de The King of Limbs, la banda interpretó otras canciones, aunque aún no sabemos cuál es la lista de temas completa. Para ir palpitando el estreno, la misma banda estrenó Staircase, en la cual además podemos ver a Clive Deamer en percusión. A principios de Junio, la banda de Yorke lanzó al mercado los primeros remixes de The King of Limbs, a cargo de diversos DJs de la escena electrónica británica. Compartimos con ustedes el video para Staircase, intrepretada en vivo por Radiohead: CLICK AQUÍ

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Morrissey presenta tres nuevas canciones

Nevermind de Nirvana tendrá una reedición por su aniversario

Después de casi dos años de espera, finalmente podemos escuchar nuevo e inédito material del icónico Morrissey.

Durante el próximo mes de septiembre se cumplirá el vigésimo aniversario de Nevermind, el icónico y trascendental segundo álbum de Nirvana, y como era de esperarse, la histórica grabación tendrá una reedición de lujo, con muchísimo material nunca antes escuchado.

El cantante inglés de la ya inexistente banda The Smiths, presentó tres temas nuevos en un programa de radio de la BBC: People Are The Same Everywhere, Action Is My Middle Name y The Kid’s A Looker, tres títulos bien smithsianos. Hace unos días Moz anunció en su sitio web que su próximo disco está casi terminado pero que no tiene un sello discográfico para editarlo. Los 3 tracks, grabados en los estudios de Maida Vale de la BBC, serán parte de su décimo álbum solista que por ahora no tiene fecha de lanzamiento. Mientras tanto, Steven Patrick y su banda se preparan para una gira europea que durará un mes y comienza hoy mismo en Perth, Inglaterra. Escuchá los temas: CLICK AQUÍ

A través de un comunicado de prensa en el website de Nirvana, Universal Music confirmó que desatará un paquete monstruoso de 4 CDs/1 DVD que contendrá grabaciones inéditas, rarezas, lados B, apariciones en BBC Radio, mezclas alternativas, inusuales registros en vivo y la totalidad de un concierto inédito en el DVD. Recordemos que esta no será la primera vez que Universal bucea en las profundidades de Nirvana: en 2004 lanzaron un extenso box set titulado With the Lights Out, mientras que en 2009 editaron de forma oficial la clásica actuación que la banda ofreció en el Reading Festival de 1992. La lista de canciones aún no fue revelada, pero si está confirmada la fecha de salida de esta reedición, la cual tendrá lugar el 20 de septiembre en Norteamérica, a tan solo 4 días del lanzamiento original del álbum (24 de septiembre de 1991).


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Detalles sobre el futuro de Damon Albarn

Damon Albarn no se puede quedar quieto. Hace algunos días escuchamos el primer adelanto de lo que será su nueva ópera, Dr. Dee, y el cantante de Blur y líder de Gorillaz sigue revelando más detalles de próximos proyectos. En un perfil publicado en The Guardian, fue publicada más información sobre Dr. Dee, además de novedades sobre una nueva gira de Blur y una nueva banda formada por el británico. El frontman de Blur estrenará su nueva ópera en Manchester, ciudad mítica para la música británica, y luego la llevará a Londres, donde será estrenada en el London Coliseum como parte de la Olimpíada Cultural. Recordemos que la ópera es un recorrido por la vida del personaje británico John Dee, científico, matemático y astrónomo británico del siglo XVI. Además, The Guardian revela los planes de Albarn de viajar al Congo para grabar un nuevo disco experimental, en un proyecto en el cual participarán varios productores y DJs de la escena internacional. La idea es grabar y samplear música típica del Congo, y completar un disco en menos de una semana. Muchos de los fans de Albarn están inquietos sobre el regreso de Blur. El cantante de la banda que marcó un antes y un después en el britpop alentó a sus seguidores a través de varias declaraciones convalidadas también por su guitarrista, amigo y problemático compañero de banda, Graham Coxon. Por el momento, The Guardian coquetea con una posible nueva gira

por Estados Unidos, que marcaría el regreso de la banda a escenarios americanos. Sin embargo, Albarn mantuvo sus reservas sobre nuevas composiciones. Finalmente, el cantante también adelantó algunos detalles sobre la banda que conforma junto a Flea, bajista de Red Hot Chili Peppers, y Tony Allen, baterista de Fela Kuti con quien Albarn ya había trabajado en su proyecto The Good, the Bad, and the Queen. El trío está completando un disco, mayoritariamente instrumental, que aún no tiene una fecha de lanzamiento confirmada. Compartimos con ustedes un video acústico de Apple Tarts, una de las canciones que formará parte de Dr. Dee, y que Damon Albarn interpretó en vivo en la televisión británica: CLICK AQUÍ

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UN VIAJE AL UNIVERSO DE ROBERTO LANGE

Escribe: Judith Gómez Machado

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l primer recuerdo musical de Roberto Lange -más conocido como Helado Negro- son los discos de sus padres que sonaban desde temprano en su casa (“traspasaban las paredes y hacían vibrar mi habitación”). Hijo de inmigrantes ecuatorianos, Lange creció en Miami rodeado de colores, cultura latina y una notable variedad sonora: “Cuando era muy pequeño escuchaba música de los ’50 y de los ’60 que mi madre sintonizaba en la radio; como Sam Cooke y The Troggs. Mi padre, en cambio, ponía Los Iracundos y Julio Jaramillo”. Con base en Brooklyn, el músico de treinta años -quien actualmente se encuentra de gira junto a la banda de José González, Junip- editó su más reciente disco y sucesor de Awe Owe (2009), Canta Lechuza, a través del sello Asthmatic Kitty (sí, el de Sufjan Stevens) a principios de mayo. Así, el álbum de once canciones, que llamó la atención de la prensa en el país que lo vio crecer, invita a quien lo escuche a visualizar sugerentes y atractivos paisajes sonoros que fusionan electrónica y experimental con letras tan secillas y profundas como “regresa acá, mi mujer / ya no puedo más”. Confeso oyente de Pescado Rabioso, Lange visitará a fines de junio la tierra

de sus progenitores para presentar sus canciones por primera vez y brindar una conferencia en el marco del 1er. festival de documentales de Diseño + Música + Arte en Quito y Guayaquil. Y aunque desde el verano boreal el hombre de cabellos rizados confiesa que “quisiera ir a la Argentina”, por el momento tomamos la posta y lo presentamos con aspiraciones a una posible visita suya en el futuro: iH: ¿Cómo surge el pseudónimo Helado Negro? RL: Mi apodo cuando era chico era “Negro” y la comida favorita de mi esposa es el helado. iH: ¿Qué tanto influenciaron tus padres tus gustos musicales? RL: Son mis raíces, hubiera sido difícil que mientras crecía no tuvieran un gran impacto en mi. Mis cimientos son todo lo que escuché gracias a ellos y todo lo que luego se construyó a partir de su influencia. iH: ¿Cuáles fueron las bandas que empezaste a escuchar por tu cuenta?


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RL: En el secundario escuchaba Tortoise, Aphex Twin y Wu- Tang Clan. Cuando empecé la facultad me di cuenta de que podía hacer cualquier cosa con la música. Empecé a escuchar compositores avant grade como David Tudor y Pierre Henry. Me interioricé con ese tipo de música lo más que pude durante ese tiempo y fui una verdadera esponja. En términos de compositores contemporáneos, Arnold Dreyblatt se convirtió en uno de mis artistas favoritos por un largo tiempo. iH: ¿Cuándo decidiste que había llegado tu momento de hacer música? RL: Comencé a coleccionar LP’s y a hacer samples con ellos y luego a hacer música con samples. Creo que los fragmentos de discos que usé para samplear fueron la mayor influencia para empezar. Escuchar una parte una y otra vez en loop creaba un fino microscopio que construyó un vocabulario totalmente nuevo para mi. iH: ¿Cómo describirías tu sonido para quiénes no escucharon tus discos? RL: Un amigo mío una vez dijo: “esto suena como música de un país que no existe”.

iH: ¿Qué diferencias encuentras entre tu anterior disco Awe Owe y Canta Lechuza? RL: Awe Owe fue más “comunidad” y gente involucrándose para hacer el álbum. Fue construido como una casa con ayuda de amigos; cada uno con su propia manera de trabajar y así tener una casa intereante y diferente. Canta Lechuza fue una casa construída por mi ladrido por ladrillo con muy poca ayuda de mis amigos, así que mi atención al detalle fue más obsesiva y centrada. iH: Además de músico llevas adelante diversos proyectos artísticos relacionados al estudio del sonido, ¿qué es lo que más disfrutás hacer? RL: Me gusta la idea de explorar lo que yo llamo “vehículos para la música”, lo cual es tratar de descubrir diferentes maneras de que la música y composiciones sonoras vivan en otras situaciones más allá de un disco tradicional y su lanzamiento en los formatos de la industria actual. iH: ¿Cómo solés componer tu canciones? RL: La música es diferente según de dónde surja. En mi caso nunca es desde

en el secundario escuchaba tortoise, aphex twin y wu-tang clan. cuando empecé la facultad me di cuenta de que podía hacer cualquier cosa con la música.


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el mismo lugar. Si trabajo en algo por meses y me estanco, tiendo a deconstruirlo y crear una idea totalmente nueva a partir de eso. La mayoría de las veces cuando abstraigo mis asociaciones previas puedo crear algo que me lleva a cosas nuevas. iH: ¿Qué encuentras de interesante en escribir tus canciones en español? RL: Cantar en español es más facil para mi porque tengo menos asociación de ideas en ese idioma, ya que la mayoría de mis experiencias se formaron acá en los Estados Unidos en inglés. Siento que tengo más libertad en ese idioma y que puedo expresar las ideas más facilmente. iH: ¿Cómo suelen ser tus shows en vivo? RL: Con el nuevo álbum simplemente soy yo cantando y controlando la consola al mismo tiempo. Mi instrumento es mi voz.

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BELLOW

LA NUEVA TRAD

Escribe: Bárbara Pavan

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quellos fanáticos de la música inglesa seguramente habrán escuchado, al pasar o con fervor, las dulces melodías de Bellowhead. Una banda con una década de antigüedad y, sin embargo, tan sólo tres discos de estudio. Las canciones de Bellowhead no tienen nada nuevo que ofrecer bajo el sol de la composición: se basan en melodías tradicionales inglesas. Es el talento en la interpretación lo que los destaca en un mundo de grupos de música celta y nativa. Su música, y sus interpretaciones en vivo, capaces de despegar al espectador más cansado de su silla y unirse al baile. Bellowhead comenzó hace diez años de la mano de John Spiers y Jon Boden, dos amigos que se juntaron para interpretar las canciones de su Inglaterra natal. Al poco tiempo, las canciones (y sus instrumentos) le quedaron chicos. Así fue como empezaron a sumar más músicos a su proyecto, hasta formar lo


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WHEAD:

DICIÓN INGLESA

que es Bellowhead hoy, un conjunto de once músicos en el estudio y sobre el escenario. Dice Spiers, uno de los miembros fundadores: “el proyecto de Bellowhead comenzó como una extensión de Spiers & Boden, un dúo folk donde tocaba con Jon Boden, cantante principal. Nuestro repertorio estaba hecho de tradicionales canciones de folk porque esa es la música que amamos y que ha continuado con Bellowhead aunque el estilo se haya transformado en algo no tan tradicional”. La música de Bellowhead fue descubierta por el público durante su primer show en vivo, hace siete años. La inusual energía de la banda despertó las pasiones de los miembros de la audiencia, que se vio casi obligada a bailar por las melodías del violín: “los shows en vivo y la danza son cosas que están en el corazón de la música inglesa tradicional, así que siempre nos hemos concentrado en tener un show muy físico y vivaz. La


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nuestra música está basada en las melodías tradicionales inglesas. las despedazamos, las masticamos, las escupimos,y las rearmamos para formar algo atrevido, funky, y a veces anárquico, sin perder el corazón de la tradición pero renovándola para el siglo XXI

reacción a nuestro primer show, en el festival de Folk de Oxford del 2004, nos tomó por sorpresa; sin querer, muchas personas saltaron de sus asientos y comenzaron a bailar. Hemos tratado de mantener ese espíritu con la audiencia, aunque algunos de nosotros nos estamos poniendo más viejos, y menos móviles”, confiesa Paul Sartin, encargado de hacer vibrar las cuerdas de ese violín que desespera a los fans. Burlesque (2006) fue su primer trabajo de estudio, en el cual agregaron su propia vuelta de tuerca a las canciones tradicionales de Inglaterra. Los miembros de la banda llevan sobre sus hombros la responsabilidad de la tradición, pero decidieron modificarla para poder actualizarla a los tiempos que corren. Así, las clásicas canciones inglesas tienen un giro más funky, jazzero o rockero, dependiendo de la canción, sin olvidar los clásicos instrumentos que le dan el espíritu a la música. “Nuestra música está basada en las melodías tradicionales inglesas. Las despedazamos, las masticamos, las escupimos, y las rearmamos para formar algo atrevido, funky, y a veces anárquico, sin perder el corazón de la tradición pero renovándola para el siglo


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XXI. Es algo pretencioso, ¿no?”, pregunta Sartin. Más tarde llegará Matachin, en 2008, que terminó de consagrarlos.El año pasado, fue lanzado su tercer trabajo discográfico, Hedonism, una celebración del tiempo libre y de los excesos. Explica Spiers que, al revisar la lista de temas que conformaría su LP, la banda notó que la mayoría de las canciones tratan sobre sexo, bebida, y pasarla bien. Consideraron que era un título más que adecuado para su disco. En Hedonism, trabajaron junto a John Leckie, quien también produjo a popes del rock británico como Radiohead y Muse, y se adentraron en las famosas profundidades del estudio Abbey Road, donde grabaron, entre otros, los Beatles y Pink Floyd. Para la banda, fue una experiencia intimidante, pero divertida y gratificante. Según Sartin, Leckie “hizo bien en crear una atmósfera relajada pero bien enfocada. Hicimos la mayoría de las grabaciones juntos y en vivo, así que esperábamos que él lograra que el disco no sonara como algo estéril de estudio sino como uno en el que estamos tocando como una banda”. Spiers también le da mucho crédito a Leckie por el nuevo sonido de la banda, que en este

disco adquiere proporciones más épicas y sonoras: “mucho del nuevo sonido se lo debemos a John, el productor, que realmente sabe lo que hace cuando se trata de tomar música inusual y hacerla popular”. Para Spiers, el nuevo sonido también se debe a la naturaleza siempre cambiante de la banda, que tiene que lidiar con el carácter musical de once miembros. Hedonism llevó a Bellowhead a Glastonbury, y también al festival Latitude, durante la temporada de festivales de verano del hemisferio del norte. La banda también tiene planeada una gira por Gran Bretaña a principios de noviembre, pero no descartan una posible visita a estos lares del sur: a pesar de su agenda ocupada, Spiers bromea que “seguramente hay lugar para un viajecito a la Argentina si alguien nos quiere llevar”.

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INDIEHEARTS SESSIONS #2: Ulises Hadjis

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ara muchos, Caballito es único. No sólo es uno de los lugares más poblados de Capital Federal, sino que también guarda ese dejo “barrial” -valga la redundancia- que hipnotiza a quien recorra sus calles. Y así fue como en la terraza de una casa frente a las vías del Sarmiento, capturamos las melodías del venezolano Ulises Hadjis. Si bien el músico vive en Maracaibo y dicta clases allí, el corazón lo trae seguido a Buenos Aires, en donde aprovecha para presentar sus canciones en cada visita.

les de un asado muy artístico (cuando llegamos Rubín se estaba yendo, y arriba estaba el español Xoel López), Hadjis nos habló y mostró algunos de sus objetos más preciados, para luego interpretar un cover de The Magnetic Fields, y dos temas propios pertenecientes a su disco Cosas Perdidas (2010). A continuación, compartimos algunas fotografías del backstage de la iH Session #2: Ulises Hadjis; en pocos días podrán disfrutar del video online en el sitio.

Para la segunda iH Sessions, su amigo Nicolás Arévalo nos abrió las puertas de su hogar un frío domingo a fines de mayo. Luego de que se retiraran los comensa-

indieHearts Sessions es una realización de indieHearts & Beh! Labs


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Fotos: Pablo Caro

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