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indieHearts mag Dirección | Edición Judith Gómez Machado jude@indiehearts.com
Bárbara Pavan barbara@indiehearts.com
Diseño gráfico Pablo Caro pablocaro0@gmail.com
Fotografía Facundo Gaisler Nadia Guzmán Pablo Caro Jesse Seilhan
Colaboran en este número Emmanuel Patrone Mariano Fiochetta Martín Tejada Eric Olsen Juan Pablo Lima Juan José Méndez Pilar Renau Carla Fumagalli Diego V. Miranda Carolina Figueredo
Ilustraciones Marcos P. M. Zamora Sofía Gatti Pablo Caro Las imágenes utilizadas en las secciones: columnas, entrevistas y news no tienen fines comerciales. En caso de que el autor de alguna de ellas deseara que fuera removida o figurar en los créditos de esta publicación, por favor contactarse a hola@indiehearts.com
indieHearts MAG | nº 05 Noviembre 2011
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Editorial
Trascendencia Por Bárbara Pavan
B
eethoven (debo admitir, un personaje un poco descabellado para incluir en una revista de esta índole) no era solamente un genio musical. También poseía una visión sobre el sonido demasiado trascendental para nosotros, los meros mortales. Según don Ludwig, la música puede comprender a la humanidad, pero el hombre no puede comprender a la música, mediadora entre el mundo sensual y el mundo espiritual, pues es la única puerta de entrada a una esfera superior de conocimiento. La música, en palabras de Beethoven, es una revelación aún más alta y honorable que la filosofía. Lo que nos lleva a nuestro deber de este mes: seleccionar lo que aparece en esta revista es siempre una tarea para alcanzar lo trascendental. Podrá sonar bastante presuntuoso, pero tamaño trabajo (¿deber?) es lo que motiva todo detrás de esta publicación. Creo que no nos limitamos únicamente a escribir y escuchar, sino que con cada nota de cada canción, y cada letra que aparece en indieHearts, es una forma que tenemos (no solamente escribiendo, sino también leyendo) de acercarnos un poco más a ese mundo superior.
Este mes, no han faltado los disertamientos filosóficos. Desde las columnas que coquetean con el arte de las tapas hasta las filosas palabras de Juan Pablo Lima en “Ten, el número perfecto” (estando tan cerca el show de Pearl Jam en Argentina), nuestro fin último es la comprensión. Supongo que por eso también nos gustaron mucho las entrevistas a los juglares Pablo Malaurie y David Montiel, y el acercamiento a ese personaje casi mitológico que es Santiago Motorizado. Y, como siempre, hincamos los dientes en algunos de los lanzamientos más interesantes de la temporada, discos que se perfilan como los mejores del año: los 107 Faunos, Washes Out, normA, Justice, y Bombay Bicycle Club, entre otros. Esperamos que disfruten leyendo este número tanto como disfrutamos componerlo. Sí, componerlo, porque escribir es, así como la música, esa búsqueda de un instante de entendimiento supremo. Quizás, esta vez, logramos alcanzarlo.
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SUMA REVIEWS Shows De guerreros y asesinos: el renacimiento de Illya Kuryaki
pág. 6
COLUMNAS Bárbara Pavan Gracias, Thom
pág. 24 Carla Fumagalli
Guillemots en Samsung Studio: íntimo y real
Juzgar la tapa
pág. 10
pág. 28
Clásico y moderno: Les Mentettes Orchestra en La Trastienda
pág. 12 Portishead en The Shrine: humanizar la música
pág. 14
Discos Björk, normA, 107 Faunos, Washed Out, Kasabian, Justice entre otros...
pág. 16
NEWS! Foo Fighters y Arctic Monkeys en Lollapalooza Chile 2012 David Lynch presentó su disco Crazy Clown Time
pág. 40 Se revela la causa de la muerte de Amy Winehouse
De música distópica: un tríptico aleatorio
Magazine lanza su primer disco en 30 años
pág. 32
pág. 41
Juan Pablo Lima Ten, el número perfecto
pág. 36
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ARIO ENTREVISTAS iH Exclusivo Bárbara Pavan Pablo Malaurie: el filo de lo delicado
pág. 42 Judith Gómez Machado David Montiel: “me gustaría volverme más loco que John Lennon”
pág. 44 Carolina Figueredo Santiago Motorizado: “No hay nada que envidiarle a ninguna escena mundial”
pág. 46
indieHearts Concert: nuestro corresponsal Diego V. Miranda capturó imágenes de los recitales que más se destacaron durante octubre en la ciudad de Los Angeles.
pág. 48
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ante Spinetta y Emmanuel Horvilleur fueron la gran revelación de la música alternativa a principios de los ’90. Enredándose entre algunas de las melodías más arrojadamente excéntricas y de las letras más inteligentes de la segunda década infame, Illya Kuryaki And The Valderramas fue la banda que rompió los esquemas (si no cuadrados, trapezoides) del rock nacional. Tras diez años de ausencia –amores, reclamos y dinero de por medio– los locos atrevidos retomaron el camino que habían creado hace veinte, para demostrar(se) que hoy están más vigentes que nunca. Está claro que los escépticos no esperaban presenciar lo que se vivió esa noche: Spinetta y Horvilleur estuvieron en forma, interpretaron sus viejos temas de manera impecable y por poco más de una hora nos sumergieron íntegramente en su jugo (sólo ciertas poses y momentos remitieron al ídolo pop y al brotha hip-hopero).
. 8 / reviews / shows / illya kuryaki and the valderramas
Desde las lágrimas en el grito inicial de Chaco hasta la explosión en Abarajame, pasando por Expedición Al Klama Hama –a mi parecer, uno de los puntos musicales más altos de su carrera–, los Kuryaki –con talentosísima banda renovada– no bajaron la intensidad épica ni un segundo. Todo fue perfecto bajo el cielo porteño, vitoreado por el público a pedido de Horvilleur. En Puerto Madero todo olía a nostalgia, embarrada y sexy noche limpia tras la lluvia de los últimos días que supo hacerse a un lado ese glorioso jueves del regreso. Emmanuel volvió a un corte de pelo similar a sus tiempos de bailarín frenético y Dante aggiornó su blingbling a una murguera vestimenta negra. Los añejos Virgen De Riña y Mi Chevy Y Mis Franciscanas (pogo incluido) sonaron deliciosos hacia la mitad del set, junto a una suerte de mini rap-popurrí con el continuado Fabrico Cuero/ Es Tuya Juan/ No Way José para dejar de panza llena a los primeros fanáticos. Si bien estuvieron presentes los altos momentos bailables con los hits Jugo, Jennifer Del Estero y Coolo, los Kuryaki se dieron el lujo de bajar los decibeles y abrir el juego al trance psicodélico en los bises con Ruégame –a cargo de Spinetta y el regreso de su dulce voz junto a su poderoso hacha– y Abismo –hermoso momento mantrático a cargo de Horvilleur–. El set, impecable por donde se lo mire, estuvo acompañado por grandiosas visuales grindhouse (cuyo imaginario claseB-ninjaexplotation había sido eternamente revisitado por el dúo antes de que se volviese cool) y culminó con Remisero –mención especial para el “asesino del ritmo” Matías Rada (hijo de Rubén)– y el anunciadísimo Abarajame.
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Illya Kuryaki And The Valderramas fueron dos rara avis en su tierra: aclamados por momentos, defenestrados en otros, y finalmente elevados por la crítica retrospectiva al podio de leyendas de la música latinoamericana. Lo que hoy hace grande y relevante a esta banda, motivo por el cual debemos celebrar su regreso a los escenarios –y, más importante aún, al estudio en 2012– es su fusión de originalidad vanguardista y valentía descarada. Rock, funk, hip-hop, humor y crítica social… tal vez estos años el grueso del público podrá asimilarlos mucho mejor que hace diez. Hoy hay mucho más con qué digerirlos, es cierto. De todas formas, tras la noche del jueves podemos bailar tranquilos… busquemos en todo el mundo y no vamos a encontrar nada igual.
*Illya Kuryaki And The Valderramas se presentó (en el marco del Movistar Free Music) en el Anfiteatro Lola Mora de Puerto Madero, Buenos Aires el jueves 13 de octubre de 2011.
. 10 / reviews / shows / guillemots
íntimo
real
GUILLEMOTS en el Samsung Studio Escribe: Judith Gómez Machado / Fotos: Pablo Caro
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ientras el telón del escenario de Samsung Studio se abría y las luces azules recorrían la flamante cabellera de Fyfe Dangerfield, el público desconocía su destino como partícipe y testigo de un show digno de perdurar en la memoria melómana. No es que lo compare con la recordada presentación de los Sex Pistols en Manchester –para cuarenta y dos personas– a mediados de los 70, es diferente; pero el aura pasmosa, privada y particular que recorrió la sala de San Telmo en la hora y cuarto de espectáculo, cautivó por igual a los seguidores, invitados y curiosos que se reunieron allí en la noche del miércoles 12 de octubre. A las 21.15, ni bien comenzó a sonar Sea Out, del EP de 2005 I Saw Such Things in My Sleep, algo quedó claro: Guillemots es grande. La voz única de Dangerfield, la guitarra (o mejor dicho los dedos ágiles) del inquieto MC Lord Magrão, el bajo sonriente de Aristazabal Hawkes y la efusión de Greig Stewart en batería, resultaron en melodías con una sensibilidad apta para quienes estuvieran dispuestos a entregarse por completo al cuarteto.
En un ambiente relajado, con casi la totalidad del público sentado, llegaron If The World Ends, durante la cual Magrão manipuló (al mismo tiempo) las cuerdas del cuerpo de su guitarra con una púa y con sus dedos; y Vermillion, que encontró a la voz de Dangerfield rebotando en el techo y regresando cual golpe seco en la nuca. Con un repertorio que incluyó mayoría de canciones de su primer y último disco respectivamente, el único tema interpretado de su segundo LP Red (2008) fue la agitada Kriss Kross, que vino acompañado de un “shit!” y un comienzo doble. Además de highlights como Basket, Trains to Brazil y I Must Be a Lover, el encuentro contó con momentos en solitario del cantante: como I Don’t Feel Amazing Now, que dejó entrever (por primera vez) sus ojos al sincero grito de ‘Oh, take my hand and tell me I’m amazing’.
Hacia el final del show, y antes de los bises Annie, Let’s Not Wait y Yesterday Is Dead, los frenéticos acordes de São Paulo –que al acelerarse transmitían el preámbulo de algo o alguien a punto de estallar– sacudieron y coronaron de post-rock una noche confortante disfrutaAcompañado de dos Fantom-X6, tres guitarras y un da por unos pocos (grandes afortunados). Casio SA-1, Dangerfield no tardó en desenvolverse y amoldar su cuerpo a los diferentes instrumentos y canciones, desplazándose con naturalidad entre unos y otros. Así, tracks como Go Away y Made-Up Love- *Guillemots se presentó en Samsung Studio el miércoles song #43, en principio del EP From The Cliffs (2006), 12 de octubre. trajeron consigo la distorsión y los juegos cuerdasteclados volcados en su aclamado debut Through the Windowpane (2006).
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. 12 / reviews / shows / les mentettes
Escribe: Pilar Renau
Fotos: Nadia Guzmán
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l director de orquesta tiene el poder de manejar a muchas personas. Con un gesto mínimo despierta y anima cualquier instrumento, y puede hacerlo callar con una simple seña o mirada. Todo pasa por él. Para la orquesta, el director representa la obra entera, en su simultaneidad y sucesión, y lo siguen sin ningún tipo de objeción. Esta orquesta que acompaña a la perfección a Les Mentettes confía plena y ciegamente en su director, Manuel “Manuloop” Spina. Sin embargo, hay como una regla tácita entre una orquesta y el público. Hasta que no sale el director el público espera en silencio. Pero esta es una orquesta atípica -clásica y al mismo tiempo moderna- y los aplausos se hacen escuchar cuando salen los encargados de llevar adelante el show, Adrián Rivoira y Eugenia Brusa. El viernes 7 La Trastienda Club recibió a Les Mentettes Orchestra, uno de los proyectos musicales más interesantes del under argentino. Con más de 30 músicos en escena acompañando al line up habitual de Les Mentettes, el recital duró aproximadamente una hora y media, durante la cual sonaron 16 canciones, de los dos discos de la versión orquesta de la banda y la clásica, el sexteto. Después de una introducción para ambientar a cargo de Manza Esaín productor del último disco de LMO, más de 25 músicos con sus respectivos instrumentos se distribuyeron en el escenario de La Trastienda. Un anfiteatro de instrumentos ordenados por género sigue atentamente al director. Todos mirando a Spina, de espaldas al público. Al frente, están los otros dos titiriteros, Rivoira y Brusa. Y una vez que salen, arranca el espectáculo.
Lazy Boy es lo primero que suena, marcando en cierto sentido la temática del resto del recital. Los chicos la pasan bien, pero en ningún momento se descuidan. Sus canciones están llenas de sarcasmo y crítica social pero en ningún momento dejan de ser respetuosos (SGYMTC le pega a la religión, por ejemplo).A veces en clave folk, a veces más rockeras, las canciones de Les Mentettes Orchestra se mueven entre situaciones reales y fantasías. Son muchos, pero en ningún momento dejan de ser organizados, prolijos y delicados. Más de 25 músicos que no se pierden, no se pisan, no se desconcentran. Al contrario, se siguen y sólo con un par de miradas se entienden. La complicidad de todos los músicos se ve en escena canción tras canción, y hasta en los detalles. Por ejemplo, chasquidos de dedos al mismo tiempo en Fairy Tale, uno de los clásicos de la agrupación.
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en La Trastienda
El recital sigue siempre la misma línea. Con Eugenia Brusa interactuando un poco, lo justo y necesario, con el público y con un Adrián Rivoira un poco más tímido entre canción y canción. El resto de la banda, espera y acompaña. La orquesta, firme, aguarda instrucciones. Todos de blanco. Así se escucharon canciones como Weird Days, Stardust, Tide y Dust In Space. En el medio, pasaron por el escenario Facundo Cruz y su sitar para acompañar a la banda en Suzanne, uno de los temas de Songs for an Imaginary Film, el tercer disco de Les Mentettes. También visitó a la orquesta Pablo De Caro, productor indie e integrante de Cosmo para hacer Flor de Regalo, el único tema en castellano de la noche. “Es la primera vez que van a poder hacer pogo con una orquesta”, fueron las palabras de Eugenia Brusa an-
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tes de Suzanne. Pero fue recién con Kusse, uno de los highlights de la noche, que el público se soltó un poco y empezó a bailar. Otro de los momentos más disfrutables fue la segunda canción del bis, Tell Me, previa invitación de la partenaire a “tirarse un paso”. Con bailecito caprichoso de Adrián incluido, entre el público hubo varios que siguieron el consejo de Eugenia. Y cuando pensábamos que el recital iba a terminar como cualquier otro, los músicos empezaron a levantarse y bajar del escenario mientras seguían tocando, ignorando el concepto clave del teatro de mutis por el foro. Una fila de instrumentos y sus respectivos dueños siguiendo a los integrantes de Les Mentettes, coreando cuasi a capella una de las joyas del último disco, Cosmic Sidewalks. Un gran final para una gran noche. Les Mentettes Orchestra son la prueba visible, y audible, de que multitud no es desorganización y que más de 30 personas al mismo tiempo pueden sonar armoniosas. Y el viernes a la noche volvieron a demostralo.
*Les Mentettes se presentó en La Trastienda Club el viernes 7 de Octubre
. 14 / reviews / shows / portishead
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hace otra cosa que jugar a favor a la banda, reflejando aún más en profundidad el sentimiento con el que Gibbons pronuncia cada palabra.
The Shrine es un depósito enorme con techo de chapa. Oscuro. Sombrío. Con una acústica que roza lo mediocre. Tiene un patio igualmente enorme donde el gran pueblo hipster angelino tuvo oportunidad de fumar su ceremonial cigarrillo, comer algo, y salir corriendo cuando la icónica P mayúscula apareció proyectada y los concurrentes que esperaban frente al escenario estallaron en aullidos y gritos.
No hubo diálogo con la gente. Escuché varias veces que Gibbons le tiene cierta fobia a la exposición pública, lo cual tiene bastante sentido. ¿Se la imaginan tocando en Buenos Aires, con la camiseta de la Selección Argentina puesta, y haciendo un despliegue de demagogia? Yo tampoco.
ener noticias de Portishead no es cosa de todos los días: es muy raro que salgan de gira, mucho más aún que saquen un disco, y es virtualmente imposible ver a Beth Gibbons con una sonrisa de oreja a oreja dando una nota en televisión. Es por esto que no sorprende en lo absoluto que la banda haya vendido completamente su primera función en cuestión de horas, para después anunciar una segunda fecha. ¿El lugar? The Shrine, uno de los recintos más horribles para ver y escuchar una banda en vivo en Los Angeles.
Doña Gibbons siempre viste igual: su uniforme arriba del escenario es jean y remera. Otra de las cosas que no cambian es su postura, con las rodillas levemente flexionales y dejando colgar su cuerpo con las dos manos sobre el micrófono. Estos dos factores me hicieron preguntarme durante parte del show si las imágenes de la banda tocando en vivo que eran proyectadas sobre el fondo del escenario habían sido grabadas previamente o no. Quizás nunca lo sabré.
Cada intervención en las bandejas de Geoff Barrow acentuó aún más la sensualidad que el grupo es capaz de destilar en vivo. El show, intenso a más no poder tuvo la duración justa: 15 canciones. Una lista conformada mayormente por canciones del primer y tercer disco, haciendo el lógico lugar para los clásicos como Glory Box, Cowboys o Wandering Star.
Escuché los dos últimos temas, Roads y We Carry On mientras hacía la cola para comprarme una remera de la banda: cien por ciento ecológica, hecha con tela producida en base a botellas sacadas de basureros, y por la módica suma de 35 dólares. Salí pensando que sólo queda esperar el tan ansiado cuarto disco, el cuál dicen empezarán a bocetar cuando terminen esta pequeña gira. Así que ya saben: si tenemos suerte, en 4 años más podremos revitalizar a nuestro reproductor de mp3 con una nueva dosis de Portishead.
La banda, esta vez aumentada de un trío a un sexteto, sonó ajustadísima. No escuché ninguna secuencia pregrabada, y todos los sonidos fueron disparados desde arriba del escenario golpeando pads. ¡Hasta la base de *Portishead se presentó en The Shrine de Los Angeles Machine Gun! Esta humanización de las máquinas no el 19 de octubre de 2011.
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. 16 / reviews / discos
DISC
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– North Sea Radio – Orchestra – I a Moon (2011)
de tirarle un pedal de distorsión a su cabeza al grito de “volvé al conservatorio, ñoño”.
cionales Morpheus Miracle Maker, The Earth Beneath My Feet y When Things Fall Apart.
¿A quién podría importarle, salvo a ratones de biblioteca modernos –si es que esa especie existe- o posmodernos pretenciosos un conjunto orquestal que toca en iglesias y le pone música a poemas de escritores ingleses del siglo XIX? ¿Y quién se cree que es Craig Fortnam, creador, compositor principal y director de esta North Sea Radio Orchestra, que reúne violines, guitarras acústicas, pianos, oboes y clarinetes para una propuesta que mezcla minimalismo, música de cámara del período romántico y folk de tradición británica? “Quiero escribir música que no tenga percusión, que no sea ruidosa y que pueda tocarla en lugares donde la gente se sienta y no hable”, declaró que alguna vez pensó Fortnam y a alguno seguro le dieron ganas
Seguramente a Fortnam no le importan estos cuestionamientos. De todas formas, después de dos discos de armonías majestuosas de corte bucólico, el líder de NSRO decidió darle un retoque a la fachada de su creación para el tercer trabajo, I a Moon. No vamos a decir que decidió “modernizar” a su proyecto. Si bien la obra remite inevitablemente a tradiciones antiguas del arte musical, había algo en ella difícil de especificar que la ubicaba definitivamente en estos tiempos movidos. El primer cambio decisivo fue en la lírica. Adiós, poetas legendarios. Hola, versos de puño propio. “Soy una luna orbitándome a mi misma”, entona de forma ensoñadora Sharron Fortnam, esposa y vocalista de Craig en la canción que bautiza al álbum. La referencia astronómica sirve para señalar una de las tantas inquietudes interiores diseminadas a lo largo de la lista de temas, como en las igualmente emo-
Intercaladas, se hallan composiciones puramente instrumentales, que exhiben arreglos que son toda una novedad en la orquesta. Auxiliada por una batería metronómica y un sintetizador vintage, Berliner Luft –quizás la vedette de I a Moon– congrega a las tradiciones germánicas del romanticismo y del rock experimental de los 70’s en algo que termina siendo delicioso al oído pero nada sencillo de explicar. ¿Schubert zapando con NEU!, quizás? ¿Y qué es Ring Moonlets? Si uno quisiese ser desubicadamente rebuscado, lo podría describir como una nave espacial de una película de ciencia ficción de los 50’s chocando en un bosque de un cuento de hadas. Pero con I a Moon es mejor dejar los prejuicios y la búsqueda de explicaciones enredadas en un cajón aparte y dejarse seducir por las diez piezas serenas, cautivantes y –por qué no usar esta pala-
bra- bellas que componen el trabajo; por esas melodías que, antes que evocar paisajes pastorales de una época perdida, nos logra introducir en las calles asfaltadas de la querida Londres de Fortnam en un día gris y lluvioso. – EP.
– Björk – Biophilia (2011)
Tan extraño como diverso puede ser el elemento inspirador de un artista, que llega un punto en que nosotros, simples mortales, vemos como común cualquier cosa que este elija como musa. Además, con la explosión de las comunicaciones, Internet y todo lo que ya sabemos, los músicos buscan distintas formas de acercarse a los fans y de entregar
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COS
REVIEWS
su material, su arte. Björk y su Biophilia (2011) reúnen estas dos características.
en la página que nos dan ganas de incursionar en el octavo disco de estudio de la vocalista.
Siempre con las de ganar de su lado, gracias a la excelente trayectoria que ha sabido cosechar desde su ya lejano Debut (1993) y anteriormente con su inicial agrupación The Sugarcubes, esta vez la cantante islandesa se lanza hacia una exploración musical y extramusical por el mundo de la ciencia y de la naturaleza. El proyecto va más allá que la mayoría de los lanzamientos musicales convencionales, con la inclusión de aplicaciones para celulares y iPads, juegos electrónicos, fotografías, espectáculos en vivo y demás elementos que todavía no son totalmente revelados.
Diez temas componen el álbum, cada uno con un nombre de algún elemento de la naturaleza y el espacio y su correspondiente subtítulo. Musicalmente más cercano a Vespertine (2001) por sus silencios y minimalismo, pero con algunos loops y baterías que nos recuerdan a Medulla (2004), el LP logra abrirse paso bajo su propio concepto, conjurando realmente la idea de relacionar la música con la naturaleza y la tecnología. La cantante ya sacó algún que otro single, pero sería un error tratar de realzar algún tema por separado, ya que no entenderíamos de qué se trata verdaderamente Biophilia.
Este pequeño universo ha sido dirigido por el gran Michel Gondry, y es uno más de los tantos conceptos que ha analizado Björk en su carrera, aunque claramente es el más ambicioso. Desde la entrada a su sitio oficial empezamos a participar de toda la idea general, con un diseño interactivo
– MF.
– normA – a (2011)
Después de unos segundos de feedback, la voz de Chivas Arguello –cantante y guitarrista de normA– irrumpe febrilmente dando inicio a Fetal: “Un sonido nuevo para comunicarse”. Y de repente se unen todos los instrumentos y, como si fuese el resultado de una explosión de riguroso planeamiento, transportan al tema dentro del torbellino autodefinido como “rock 2 tonos” made in La Plata. Pero ese “sonido nuevo” sobre el que canta Arguello es algo que se conectar a lo que ofrece a (así, en minúscula), el tercer disco de este cuarteto de la ciudad de las diagonales. Ya desde sus anteriores creaciones se puede deducir la fascinación de la banda por la simpleza. No sólo desde lo musical, en donde
se considera más pertinente colgarse en dos o tres acordes y repetir versos impenetrables e irónicos ejecutados robóticamente de principio a fin que encauzarse en estructuras embrolladas, sino, al mismo tiempo, en la forma en que titulan sus temas (más de una palabra es pecado) o en la duración acotada de las obras. En a, normA sigue firme en su ley, aunque buscando más que nunca exprimir y servir ideas para servirlas en frasco chico. En otras palabras, hacer con lo sencillo, con lo simple, algo lujoso. Ya nombrar a Wire en la misma oración que a normA es casi un cliché (si hasta le dedicaron al grupo británico el tema Cable, incluido en su segundo álbum), pero es en esa exploración de la riqueza a partir de la sencillez que la banda comandada por Colin Newman exhibió sobre todo en sus tres primeros discos donde se pueden encontrar los más claros antecedentes de lo que se escucha en a. Las incondicionales detona-
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ciones de “punk expresionista” de menos de dos minutos que desfilaban en los trabajos anteriores dicen presente en a. Y cumplen con creces, hasta tal punto que dos de ellas, Grises y NDI, son de las canciones más pogueables de la discografía de normA. Pero son apenas aperitivos comparados con los instantes más interesantes del álbum, en los cuales la banda, sin realizar cambios verdaderamente drásticos, demuestra con elegancia su intento de expandir su menú sonoro. Y entonces los climas se enrarecen, con un montón de guitarras amontonadas prolijamente en constante diálogo con el bajo y la batería o un moog generando tensión (como en Pañuelo, una de las canciones más originales jamás grabadas sobre familiares de desaparecidos). También existe una tendencia a dejar que los temas se desplieguen con soltura, aunque sin llegar a estirarlos innecesariamente. Canciones como Rosa, Freezer o, fundamentalmente, Mentes (en la que colabora el conciudadano y leyenda del under Gustavo Astarita) son perfectos ejemplares de que no sólo en la urgencia arty y controlada los normA se sienten cómodos. Y si en esta “situación de mentes que están cambiando”, el cuarteto demuestra tales destellos de madurez, no podemos más que aguardar entusiastamente –como ha sido hasta ahora- sus próximos pasos. – EP.
– 107 Faunos – El Tesoro que Nadie – Quiere (2011)
Es interesante ver cómo las bandas se metamorfosean y cambian constantemente. Afortunadamente, dentro de la oferta local contamos con los caballitos de batalla de 107 Faunos, que generalmente no decepcionan ni con sus lanzamientos ni con sus enérgicas presentaciones en vivo. Después del brillante Creo que te amo, del año pasado, la banda de La Plata ahora nos presenta un brevísimo y efectivo EP que apenas supera los quince minutos de duración. El Tesoro que Nadie Quiere, su último esfuerzo, es una colección de ocho canciones que simboliza un proceso de transición para la banda. Las críticas van a ser siempre las mismas: la voz de Gato no es idónea, las canciones no duran lo suficiente y no tienen un hilo… Tanto fundados como infundados, los dardos contra los Faunos, podemos esperar, no van a cesar nunca jamás, pero es mejor que se hable de ellos, porque son una de las mejores agrupaciones independientes que la música local tiene para ofrecer. El Tesoro que Nadie Quiere es una muestra de que la banda está madurando en su sonido, y aunque no termina de cerrar el aglomerado de canciones, cada una de ellas es un gérmen de progreso.
El Tigre de las Facultades es la canción que abre el EP, y ciertamente los muestra más sensibles y abiertos al pop clásico. Pero otros esfuerzos más experimentales como Panchito en Hawaii y la suave La Luz de las Antenas nos acercan a un sonido extraño y atrayente. Los escuchas de la primera hora seguramente preferirán canciones viscerales como Boxeador Mexicano y Cachorros. Es justamente la posición errática que tiene El Tesoro que Nadie Quiere que lo vuelve algo volátil y poco comprensible como un todo. Sin embargo, cuando comprendemos que este EP es simplemente un adelanto de lo que vendrá, podemos pensar el disco como un compendio que tenemos que analizar por separado. En este caso, el todo no es más que la suma de sus partes, y aún menos cuando en un disco como El Tesoro que Nadie quiere cada canción es una entidad con derecho propio. Las ansias de un nuevo disco de los Faunos pueden calmarse con este esfuerzo, pero seguramente se verán incrementadas al darnos cuenta que, al fin y al cabo, la banda tiene muchísimo más para ofrecer y está haciendo un viraje más que interesante. – BP.
– Moris - Antonio – Birabent – Familia canción (2011)
Después de años (más bien, una vida) de respirar la misma música y de infinitos actos de camaradería en shows y colaboraciones los Birabent, Mauricio (Moris) y Antonio, sellaron su primer legado artístico en conjunto. Y si bien Moris, ese prócer imprescindible del cancionero nacional, llevaba más de quince años de silencio la sangre fue más fuerte. Familia canción (2011) define, a la perfección, desde la simpleza del título los dos componentes centrales que delimitan al disco: una misma vertiente, segmentada en dos generaciones, abocada a la fabricación de canciones. Están ese mestizaje entre tango y rock, fundado por el mismo Moris en Mi querido amigo Pipo (1973) y la simbiosis electroacústica de la obra de Antonio en una comunión natural, como la de un disco que fue ensayado cientos de veces en zapadas, arreglos y letras que no tenían un destino fijo. En cuanto a la temática, se cae de maduro que “ciudad” podría ser el tercer elemento incluido en el nombre del disco. Las diez canciones, compuestas y musicalizadas por ambos, son pequeñas crónicas en retazos, precisas y actuales, sobre la vida
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urbana y suburbial a partir de situaciones mínimas. O gigantes e inclusivas como la de Civilización que abre el álbum con una declaración estoica de guitarra al hombro aún “cuando la visión distante, rompa el instante de la sinrazón” y “las ciudades caigan”. Una canción a la que nadie debería importarle sino alcanza el status de hit ya que entra en la historia reciente como la puerta por la que uno de los padres del rock nacional regresa a dar cátedra de interpretación. En Thomas y Lacroze, Antonio indaga en la mística de una esquina y el misterio que se agazapa en los nombres de esas personas que le dan nombre a las calles “y por qué se juntan justo ahora”. Asombra la meticulosidad con la que la dupla observa y describe los rincones de Buenos Aires y se va, incluso, hasta allá al fondo, por avenida España en Costanera Sur, donde duermen los camiones y la ciudad termina en Brasilero y guaraní. El disco emerge como una serie de manuscritos en verso cantados a dueto, con arreglos que orbitan el pop, el folk-rock y hasta cierta rítmica de bossa-nova, ideal para trajinar por esa otra ciudad de guitarras callejeras. – MT.
– Lola Arias & Ulises – Conti – Los Que No Duermen – (2011)
“Dicen que el mundo se divide entre los que tienen miedo a la oscuridad y los que no”, anuncia Lola Arias en Los Que No Duermen (2011), su segundo disco junto al productor y multi instrumentalista Ulises Conti: un disco pseudo temático acerca de la noche, sus paisajes oscuros y almas nocturnas que no pueden cerrar el ojo. El dúo argentino había trabajado hace tres años en la banda de sonido de la obra de teatro El Amor es un Francotirador (2008), disco que los llevó a tocar en varios festivales de Sudamérica y Europa, para tener más tarde su edición y presentación alemana en el 2010. En el medio, Arias lograba intercalar sus roles de actriz, traductora, directora, y cantautora para sacar su colección de relatos, Los Posnucleares. No es difícil imaginarse a Arias como una persona desvelada. El libro de la noche sirve como una introducción hablada, Arias pasa de confesar sus miedos infantiles acerca de la noche a describir con quiénes se encuentra cuando no puede cerrar el ojo: los que no duermen. La musicalización de parte de Conti provoca la inexacta primera impresión de mantenerse estática
y pasmada en un segundo plano, aunque reconoce darle un mayor protagonismo a la escritora, o por lo menos en la primera mitad del disco. Los Que No Duermen también impone contraste frente al anterior El Amor es un Francotirador, desarrollándose inocente y paralelamente, tanto musical como líricamente. El disco toma mucha influencia de la sonoridad de los años 50 al igual que varios dúos contemporáneos, desde She & Him (con quienes seguramente se ganarán mayor comparación) hasta Angus & Julia Stone. Al igual que ambos dúos, la cantautora discierne efectivamente su rol como escritora, alternando entre primera y segunda persona de manera consustancial, mientras el músico percibe estratégica y delicadamente dónde poner sus fichas.
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damente en cada una de ellas, con la versátil y cautivadora sonoridad de Conti atrapando a su compañera incluso cuando las voces llegan a mostrar cierta fragilidad. Más allá de lo atrapante e íntegra que resulte la habilidad de Arias por reincidir melodías sin sonar insistente, dan ganas de volver a escuchar Los Que No Duermen gracias al trío de canciones habladas que sirven como introducción, intervalo y final. Kilómetros se interpone con su progresión blusera de notas y su aura violentamente gris, en donde Conti tiene la oportunidad de jugar todo lo que se guardó en varios de los temas del disco. Diario de una mujer policía liquida el disco con sus amplias cuerdas y teclados en crescendo que terminan abruptamente. ¿Habrá podido finalmente dormir? – EO.
El disco se mantiene conceptualmente dentro del sonambulismo, los laberintos urbanos, aunque Arias logra alcanzar sus puntos de honestidad máxima cuando deja de lado la temática trasnochada y confía acerca de desamores inoportunos (Nadie va a saber), no querer desprenderse de la figura de su padre (Padre), y la alienación inevitable dentro de la familia (Lazos de familia). Varias de estas historias suenan más que familiares una vez leído su más reciente libro. Y si bien en estas confesiones, la ciudad y el insomnio dejan de ser motor de las canciones, asoman disimula-
– Jane’s Addiction – The Great Escape Artist – (2011)
Ya era momento de que lo hicieran. O no: podrían haber seguido girando eternamente y nunca entregarnos nuevo material de estudio. Por suerte para nosotros y para la vitalidad de la banda, Jane’s Addiction tiene un
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disco con canciones nuevas después de ocho años. Parece que en la cabeza de Perry Farrell siempre hay lugar para más. Satellite Party, Lollapalooza USA, Chile y ahora Brasil, giras mundiales con Jane’s Addiction, etc. ; y encima tiene el espacio para reunir a la banda para componer, soportar otro cambio de bajista (el ex Guns N’ Roses Duff McKagan duró 6 meses) y seguir adelante. Con diez flamantes tracks se despachan los californianos, en un LP que apenas se demoró de su fecha inicial y que mantuvo la expectativa un tiempo largo, ya que su primer single salió en marzo y era el único que tocaban en su momento en vivo. Esta vez la agrupación norteamericana eligió sumar más complementos electrónicos y teclados a su sonido habitual, lo que genera que The Great Escape Artist mantenga ese costado psicodélico–esotérico clásico de la banda, y además vuelva a innovar como lo hicieron allá a fines de los 80’, cuando Jane’s Addiction fue uno de los padres del rock alternativo de esa época. Para destacar, podemos nombrar a Twisted Tales, con una melodía pegajosísima (detalle que se repite en un muchos pasajes del disco) o Words Right Out of my Mouth, que cierra la placa. De todos modos, la noticia es que los comandados por Perry Farrell y Dave Navarro lo volvieron a lograr. – MF.
– Washed Out – Within and Without (2011)
El multi-instrumentalista Ernest Greene comenzó sacando un par de EPs, siendo el casero Life of Leisure (2010) el que recién llegó a alcanzar la atención de la crítica. Varios no tardaron en notar similitud entre las canciones dependientes de sintetizadores y beats provenientes de este segundo EP de Greene bajo el nombre Washed Out, y la ambientalización de teclados y efectos electrónicos con los que venían jugando bandas como Toro y Moi, Neon Indian, o Small Black. Blogs y críticos no tardaron en terminar de armar el rompecabezas para nombrar al género que hoy se está dando a conocer como chillwave. Sin embargo, al igual que con tantos géneros en la historia de la música, varios de estos artistas trataron de escapar del aura que ejerció el estilo que ellos mismos habían creado. Mientras que bandas como Memory Tapes o Teen Daze prefirieron mantenerse dentro de los límites de una etiqueta floreciente, otros virtuosos no dudaron en emprender una búsqueda de identidad sonora: Toro y Moi, por un lado, no tardó en influenciarse por el rock psicodélico contemporáneo, mientras que Neon Indian se concentró en experimentar con un shoegaze electrónico.
En su debut, Washed Out se desprende de la línea de bandas sencillas y, con la ayuda del productor Ben Allen –pionero en Merriweather Post Pavilion (2009)–, Within and Without promete ser uno de los discos más relajados del año. Desde el principio, Eyes Be Closed nos invita a recorrer un mar de sintetizadores atmosféricos y beats baratos: un pasaje no muy distante de lo que se venía admirando en los EPs anteriores. Sin embargo, la voz de Greene no tarda caer a la mezcla de la mano de Allen, cuya firma en la producción se hace notar cada vez que las voces logran envolvernos en su reverb etéreo. Se vuelve medianamente difícil de entender con claridad las vocales debido a los litros de efectos y ecos que tienen encima, más teniendo en cuenta la poca modulación con la que Greene acostumbra a cantar (¿pequeño consejo de Allen después de trabajar tan cerca de Panda Bear capaz?). A pesar de esto, canciones primerizas como Echoes y Eyes Be Closed pueden llegar a llamar la atención durante las primeras vueltas al disco, aunque terminan siendo opacadas y dejadas de lado al carecer de una estructura sólida que no permita hacerlas sonar repetitivas e insípidas. Afortunadamente, temas como Amor Fati o Far Away suenan como transiciones sin agotar los oídos: evidencia de lo que una clara línea de bajo y unos sintetizadores a la par de unas baterías reales pueden llegar a hacer. A lo largo del disco, la lírica se
permite tocar temas acerca de cómo ni el verano ni el fuego del amor duran para siempre. Temas lentos como You and I relatan en primera persona una relación enfermiza en la que ninguna de las partes tiene fuerza como para terminarla. Lo que resulta mucho más apreciable es el delicado uso de samples sobre una batería y una línea de bajo medio reggae. El final A Dedication es fácilmente una de las canciones más directas del disco: Ernest Greene pausa todos los tipos de trucos electrónicos con los que supo jugar desde el principio, para confesarse en una balada limpia de piano y batería. No les voy a mentir, los sintetizadores también aparecen, pero definitivamente no son la idea principal del tema. Una de las cualidades más ventajosas del disco toma forma al mantener el disco en repeat y darse cuenta de lo ligero que puede sonar, incluso después de analizar cómo pesa una producción brillante sobre una docena de sintetizadores. Incluso cuando las progresiones de acordes o los estribillos pueden llegar a sonar similares en más de una canción, Within and Without no está para nada tratando de escapar de sus raíces para ser algo que simplemente no es. El primer trabajo entero de Washed Out debe ser tomado por lo que en realidad es, dejando de lado cualquier tipo de sellos y apodos insípidos. – EO.
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– Rusos Blancos – Sí a todo (2011)
La bebida preferida de Jeffrey “The Dude” Lebowski en The Big Lebowski (1998) era el White Russian: una mezcla de vodka, licor de café y leche condensada o nata líquida. Un “drink” para tomar después de comer, para una sobremesa de charlas amenas o la eterna competencia por contar la historia personal más sorprendentemente cotidiana. En cierta forma, así es como los madrileños Rusos Blancos miran la vida, con los ojos de quien reflexiona tras una satisfactoria comida. Por algo, su debut Sí a todo (2011) –editado por Ernie Producciones–, nos recibe con la delicada ilustración de dos pares de piernas acariciándose debajo de una mesa rústica. Javier Carrasco (guitarra eléctrica, coros), Iván Jávega (guitarra acústica, guitarra eléctrica, coros), Manuel Rodríguez (voz), Elisa Pérez (batería) y Laura Prieto (bajo y coros) son los ideólogos de un disco que recorre con un optimismo implícito elaboradas canciones (en apariencia) afligidas. El grupo –que está formado por actuales o ex integrantes de bandas ibéricas como La Costa Brava, Cosmen Adelaida o Templeton– grabó el álbum entre diciembre de 2009
y junio del año pasado con la colaboración de Jorge Ibáñez (“que también fue ruso durante una buena temporada”), producción de Paco Loco y masterizacón de Joaquín Pascual en el Puerto de Santa María. ¿Qué tiene de particular esta banda indie-pop de suaves melodías? Sus temas no sólo se destacan desde sus títulos (Hombre enamorado, deprimido ante la crisis hipotecaria, Carrera de lesbianas, Novia depresiva y Comida para gatos, entre otros) sino que se arriesgan a la más sencilla honestidad. “Prefiero no salir, no tengo dinero y la vida no es fácil”, se lamenta la voz de Manuel en Hombre enamorado, deprimido ante la crisis hipotecaria. Una novia depresiva que solía disfrutar hacer el amor escuchando a Nick Drake (Novia depresiva), la nítida descripción de la nena hipster que baila sin mover la piernas (Supermodelo) o las relaciones clandestinas que martirizan por dentro –Tus padres, tu novio, tú y yo; (Todo esto es tan) Teenager–. Situaciones que pudimos haber experimentado o de las que, al menos, fuimos espectadores (en primera fila). Folk, electrónica, ukulele, guitarra/batería y muchos, pero muchos, coros pegadizos. Es más, mientras que algunos pasajes recuerdan a Jens Lekman o Summer Camp (Normandía; Tus padres, tu novio, tú y yo), otros trasladan directamente a bandas locales como 107 Faunos, Javi Punga, Fotos del Otoño o Excursiones Polares (Carrie, Primera
vez, Comida para gatos). En definitiva, Sí a todo es un disco con texturas y capas, por lo cual, no esperen que todo sea color de rosa a la primera escucha. A no entrar en pánico: esto lo hace especial y mucho más rico cada vez que se le da play. –JGM.
– Les Mentettes – Songs For an Imaginary – Film (2011)
¿Qué condiciones debe presentar una banda de sonido para ser efectiva? ¿Debe simplemente acompañar las imágenes en pantalla, servir como fondo de las escenas, ya sea un beso apasionado bajo la lluvia o un tipo pegándole un corchazo a otro en el estómago? ¿O, por el contrario, debe saber trascender el dispositivo cinematográfico y constituirse en una obra que se pueda mantener independientemente? Songs for an Imaginary Film (2011), tercer disco de Les Mentettes, es –como bien indica el título– un soundtrack de una película inexistente, pero que bien podría acomodarse a cualquiera de las dos posibles situaciones. Estas diez canciones para una película imaginaria –cantadas en un exquisito inglés con acento rioplatense– apro-
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barían con éxito el desafío de ambientar escenas de amor no correspondido, sin importar el género al que estén circunscriptas. Los planos podrían describir algún lugar abandonado y polvoriento del Lejano Oeste (Ballad of Desperate Love), o bien transportarnos a algún lugar colorido en la década de los 60’s (la lisérgica alla Brian Wilson, Ghost Girl) o meternos en medio de una de las aventuras transnacionales de James Bond (It’s Over), y esas canciones estarían lejos de desentonar. La variedad de emociones que se recorre, esa misma diversidad que uno puede encontrar en cualquier relación amorosa zigzagueante, es la que caracteriza al álbum. Los 60’s y los 70’s sirven como punto de partida para ejercicios más cercanos al pop psicodélico en algunos trayectos, otros que viran más hacia lo orquestal y algunos otros números más modestos. Estos últimos, como por ejemplo Bird Song (con la voz vistosa de Eugenia Brusa) se acoplan con los que desde una primera escucha se destacan como los más claves de esta banda sonora ficticia, entre los que podemos contar (y que ya no hayamos mencionado) a Don’t Make Me Over, el cual traslada el paisaje otoñal canadiense de los Arcade Fire a los aislados bosques porteños aunque sin el dramatismo exacerbado al que ocasionalmente caen los creadores de Funeral; Broken Dream, inspirada en la fase orientalista de los rockeros ingleses de los 60’s (con sitar
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y todo); y el pop de tecladitos y coros agridulces de Suzanne. Quizás la película imaginaria a la que el título hace mención terminaría siendo un terrible pastiche de géneros en el remoto caso de concretarse, pero ese eclecticismo –moderado, por cierto– en vez de perjudicar al disco, le da una uniformidad especial a Songs for an Imaginary Film. Si ya están armando su lista de mejores discos nacionales para fin de año, sería un error no guardarle su merecido espacio. –EP.
– Kasabian – Velociraptor! (2011)
Tras su gran debut Kasabian (2004) y el relativamente liviano Empire (2006) –directamente afectado por la expulsión por diferencias creativas de su principal compositor, Christopher Karloff– la banda de Leicester había pasado “la prueba del tercer álbum” con el psicodélico West Ryder Pauper Lunatic Asylum (2009). Luego de dos años de espera y la mirada de los fanáticos puesta sobre el ahora quinteto –que, con cierta arrogancia madchester, elevaba a su inminente cuarto trabajo de estudio a la altura de OK Computer (1997)–, arribó Velociraptor! (2011).
Primero, no hay duda alguna que el nuevo disco de Kasabian es el mejor de la banda. En menos de 10 años, Kasabian aprendió de su potente estampa –resignificando pegadizas melodías à la Club Foot– y se redireccionó encontrando nuevas y hermosas capas musicales. Velociraptor! es un disco ambicioso que sale victorioso por acentuar las marcas y las melodías adecuadas. Days Are Forgotten, acaso uno de los mejores aciertos del álbum, es un claro ejemplo: si bien los primeros minutos son un calco de Processeed Beats en ralentí, la canción se convierte en un himno superior a medida que la guitarra de Pizzorno prácticamente pinta un cuadro en el estribillo y la voz de Tom Meighan busca la perturbación emocional en el último puente “I am not here, I’m just a silhouette…”. Tanto la alegre Goodbye Kiss como la balada lennon-barretiana La Fée Vette coquetean –desde la voz y la cadencia instrumental– con armonías oldies, imprimiendo el inicio del disco con una brillante (y nunca mejor posicionada) nostalgia con aroma a lluvia. Editado como un film de Tarantino, el tema que da nombre al álbum irrumpe sin pedir permiso, casi marcando el compás con la voz y el ritmo con batería electrónica, en una suerte de Bowie en línea britpop. Otro díptico, I Hear Voices y Re-Wired, son la presencia cifrada de los 80s en el disco: la primera espejando al primer Depeche Mode y la segunda revisionando a Gary Numan
con las herramientas orquestales de Daft Punk. Hacia el final del álbum, Neon Noon también recupera sonidos del gran legado post-krautrock con una base synth digna de Kraftwerk y voces melancólicas con una lírica metafísica hipnótica (“Enter the void, leave no trace where you’ve been…”) para dar cierre a los que sinceramente podrían ser los mejores cincuenta minutos del año. Aquí hay The Beatles y The Stone Roses, hay Primal Scream y Radiohead. Velociraptor! se mueve en el terreno de los grandes y con facilidad se convertirá en un clásico. No hay errores en el cuarto disco de los chicos malos de Leicester, ya que en la búsqueda de autosuperación supieron encontrar el camino que los elevó para siempre, revelando la delgada línea secreta que diferencia la venganza eufórica y fresca contra uno mismo de un sonido estanco y olvidable. Los gritos primitivos –explícitos en Days Are Forgotten y Switchblade Smiles– se abrazan con la vanguardia artística de las capas sonoras del post-rock. El rock de estadio se metamorfosea con escena alternativa sin perder sus ventajas. Los velociraptores, recordemos, fueron los dinosaurios más inteligentes a la hora de capturar sus presas. Inmersos en un mundo salvaje, pero estando lo suficientemente adelantados para crear estrategias y sobresalir entre el resto, los “ladrones veloces” tuvieron todo para ser los verdaderos reyes de la selva. –JJM.
– Justice – Audio, Video, Disco (2011)
Pasados cuatro años desde aquel cimbronazo a las pistas de baile que fue † el dueto francés, conformado entre Gaspard Augé y Xavier de Rosnay, parece haber fijado su atención en los tiempos donde el tridente analógico del audio, el video y el disco –como objeto y género– se comía crudo a los moldes digitales que vendrían más tarde. Apartados de esas distorsiones funkie corroídas por bases del house más contagioso que los situaron en la cima del limbo french-groove, Justice apuesta ahora a las escaleras al cielo tejidas entre guitarras por el rock progresivo a fines de los ‘70s. Sin embargo, ahí siguen los beats, el pulso dance y los sintetizadores al frente combinados a una métrica sonora menos epiléptica y auspiciada por lapsos instrumentales mid-tempo. Desperdigados por todo el disco hay sampleos de Black Sabbath, The Who y Queen; guiños y pequeñas referencias encubiertas que se vuelven notorias en el mismo trazo de las canciones. Ohio es una pieza con vestigios de psicodelia gobernada por una línea de bajo y un sampleo que parece evocar a ¡la épica Hotel California de los Eagles!, con Vincenzi Vendetta (Midnight Juggernauts) en voces. Canon
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carga a cuestas con una matriz de hard-rock sintetizado predispuesta para sonar y sonar en algún Guitar Hero menos ortodoxo mientras que Newlands es, en palabras del manager de Justice, hijo de Chris Cornell (Soundgarden) y Rick Davies (Supertramp). Brianvision, por su cuenta, es sencillamente el paradigma del álbum, con un solo de guitarra alla Steve Vai. La apuesta, audaz, aunque no implique un salto al vacío dado la legitimidad que el grupo supo ganarse, mantiene la identidad y suma puntos en lo que sería una ‘escala de moral del artista’ donde la valentía y la voluntad del cambio están por encima del conformismo y la repetición. Quizás todavía amenazados por el fantasma de las comparaciones con Daft Punk, quizás situados bajo la guillotina del éxito súbito lo que prevalece, más allá de las especulaciones, es el espíritu de la búsqueda exhaustiva y el bautismo de un nuevo sonido. –MT.
– Bombay Bicycle Club – A Different Kind – of Fix (2011)
Bombay Bicycle Club empezó siendo uno de los tantos revivals del rock británico de guitarras de la NME allá por 2009
con su debut I Had the Blues But I Shook Them Loose. El mismo título lo llevó a ganarse el escepticismo de gran parte de la prensa aunque, si bien una primera escucha de varios bastó para descartarlo como una de las infinitas bandas inglesas que las chicas escuchan para sentirse “indie”s, dejó a más de uno enganchado (admito que por lo menos a mí sí). El 2010 los recibió con un disco acústico: Flaws sirvió como una ejercitación unplugged en la que, aunque se escuchaba del otro lado a una banda mucho más madura con técnicas de composición más que creativas, dejó a varios semi-insatisfechos por distorsión y semi-dormidos. Un año después, el pequeño porcentaje de ilusionados que se habían quedado a pesar de la decadencia, llegan a conocer A Different Kind of Fix, tercer y más reciente disco del cuarteto. Con la ayuda de los productores Jim Abbiss (conocido por haber trabajado ya con los chicos en su debut, además de haber producido el debut juvenil de los Arctic Monkeys) y Ben Allen (productor de Merriweather Post Pavilion), la banda se las arregló para firmar el trabajo final de los bocetos que significaron los años anteriores, con un disco variado. Abriendo con How Can You Swallow So Much Sleep, acústicas y coros sampleados preparan el mantel para que Jack Steadman entre cantando muy seguro. Las baterías rápidas y los bajos entrecortados no tardan en llegar e irse, en una canción que, al igual que la gran parte del
disco, no termina de culminar en ningún tipo de climax. Otros temas como el single Shuffle son el mejor ejemplo de la dirección que Bombay Bicycle Club decidió tomar al contratar a Allen para retocar el disco: toda la canción en base a un sample de teclado, mientras la lírica se centra en el miedo al compromiso. Por más que se haya pulido el sonido del disco a más no poder, varias canciones se sienten como ideas sin terminar: cada cuatro minutos de música sirve como excusa para que el cuarteto salga a mostrar y lucir sus nuevos sonidos e instrumentalizaciones sin ningún tipo de sentimiento ni esperanza honesta. Es así como el disco puede funcionar como reflejo anímico de uno mismo. Si se lo escucha con ganas de experimentar el indie rock adolescente con el que la banda comenzó, no van a tardar en sacarlo antes que termine. Mentalizados a dejarse llevar dentro de los mismos límites pop que los ingleses se marcaron al grabarlo, más de uno puede llegar a llevarse una sorpresa. Donde el debut de Bombay Bicycle Club será recordado como el rockero primerizo, y Flaws como el disco acústico, A Different Kind of Fix va a quedar como el popero. El trabajo y la experimentación sumada al disco quedan omisos a la hora de llegar a conclusiones sintéticas. Fijando el objetivo hacia la expansión de su propio sonido sin molestarse en pisar y pasar por arriba del pasto dejando atrás todo menos creatividad, la banda
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está mucho más concentrada en ampliar su propio estilo más que desarrollarse fuera de géneros. Lleno y sobre producido, el tercer disco de los ingleses podría haber sido un mejor trabajo si tuviera algo que decir detrás de todo eso. –EO.
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E
n Fausto (no solamente la obra de Goethe sino también la leyenda alemana), el personaje, un intelectual inquieto pero poco satisfecho, hace un trato con el demonio para poder adquirir una de las aspiraciones más grandes del Iluminismo: la razón absoluta. Aquello solamente reservado a Dios ahora abría sus puertas a la humanidad, que poseería las capacidades para poder hacer frente a las amenazas de la naturaleza. ¿Quién necesitaría de santos y dioses cuando la razón del hombre todo lo puede?
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“las canciones de radiohead son, en definitiva, aquello por lo que fausto, quizás, habría dado su alma: ese instante de comprensión suprema.”
Hace exactamente 43 años naciá en Northamptonshire Thom Yorke, vocalista de Radiohead. Cuando nació, su ojo derecho estaba totalmente cerrado sin posibilidad de alguna vez abrirse; los doctores diagnosticaron que su ojo estaba paralizado, y que nunca podría solucionarse. Un especialista, sin embargo, sugirió remediar la situación: Yorke experimentó cinco operaciones oculares diferentes antes de cumplir seis años. Como Fausto, la visión del mundo de Yorke no era igual a la de los demás. La familia de Yorke se mudaba constantemente, y con cada nueva escuela a la que llegaba, el pequeño Thom (sin intenciones de chistes) sufría las mismas bromas de sus crueles compañeros. Pero a la edad de siete años, Brian May le cambió la vida: ver una performance de Queen marcaría la vida de Yorke para siempre. Brian May es el Mefistófeles de Yorke, que quizás nunca venga a reclamar su alma, pero estará siempre presente como una estela en la vida del cantante. No vamos a incurrir en más detalles históricos de la vida de Yorke, porque no hacen a la persona. El creep más grande de todos firmó con Parlophone desde el comienzo de la banda y con la salida de Pablo Honey, se haría historia. Por una preferen-
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cia personal voy a decir que el verdadero Yorke nace para mí con la salida de OK Computer, una mezcla entre rock clásico, pop sensiblón, y experimento supremo. Todas las canciones del tercer disco de la banda, editado en 1997, son una muestra épica de la batería composicional de la que es capaz Yorke. Los logros de Radiohead, y de Yorke como su compositor fundamental, son quizás una de las mejores muestras de la música de las pasadas tres décadas. No se trata de un extremismo ni de una elección arbitraria: las obras de Radiohead son camaleónicas, impresionantes, más grandes que la vida. Como Fausto, son un desafío a la razón humana y una apuesta a la emoción desconocida, esa que pica detrás de la garganta como una molestia inclasificable, atemorizante. Las canciones de Radiohead dan rienda suelta a aquello que la
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razón no puede contener ni explicar. Las canciones de Radiohead son, en definitiva, aquello por lo que Fausto, quizás, habría dado su alma: ese instante de comprensión suprema. El hombre, desde hace centenares de años, ha tratado de encontrar aquello que le quite el miedo. Para Fausto, era el conocimiento de todo, era acercarse a ser un Dios en la Tierra. Para Yorke, el miedo y dolor se fue con la música. Y a muchos de nosotros la alegría de la emoción a rienda suelta nos contagió. Que el cumpleaños de Yorke nos sirva como motivo para celebrar aquella vez, hace muchos años, que tomamos algún disco de Radiohead, cualquiera haya sido el motivo, y nuestra vida cambió para siempre. Sé que para mí, fue así.
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S
pinal Tap tiene una clásica discusión con Fran Drescher: ¿Qué ponemos en la tapa del disco? La banda ya tenía una elegida, pero a la discográfica no le gustaba que en Smell The Glove hubiera una mujer con un collar de perro. La tapa de un disco puede, o no, hacerle justicia al contenido. De todos modos, es parte inherente al objeto álbum, es decir que sin el arte de tapa, la música sería unisensorial, cuando, todos lo sabemos, recorre todos nuestros sentidos. Hay clásicos que siempre van a aparecer en la charla de “la mejor tapa de un disco” como Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967), London Calling (1979), Phisical Graffiti (1975), Aladdin Sane (1973), The Velvet Underground and Nico (1967), Nevermind (1991), Hail To The Thief (2003) y muchísimas otras. No me interesa comenzar esta interminable discusión en donde es imposible escindir el contenido musical de los discos de su arte de tapa, arte que –podemos decir– está volviéndose obsoleto. No sólo por el argumento de la llamada “era digital”, sino porque la industria musical y artística ha evolucionado de forma tal, que los discos ya no pueden traer sólo una hermosa o polémica fotografía o ilustración en su portada, sino que deben aportar algo más, algo nuevo e inesperado a lo que es la experiencia de comprar y abrir un disco.
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Tampoco podemos olvidar la revolución del box set. Si una banda tiene una carrera musical considerable, es muy improbable que no tenga un box set de sus mejores producciones remasterizadas, re-editadas, recortadas, lados b, fotos nunca antes vistas, booklets re-impresos y todo re-masticado. No es que odie los box set. De hecho, la remasterización más dvd de Led Zeppelin en Mothership (2007) es uno de los mejores regalos egoístas que le hice a mi viejo. Mi pregunta es, ¿cuánto hay de recuperación artística a manos de un curador coherente y crítico y cuánto de reactualización del clásico apelando a lo visual para atraer nuevos compradores? Por otro lado, el arte de tapa es tan importante en la industria, porque –convengamos– lo esencial es lo visible a los ojos, que se entregan Grammys al mejor diseño. Este año, los nominados fueron The Black Keys con Brothers (2010) –que fue el ganador, con una tapa estéticamente poco comprometida, pero en donde, entiendo, hay algo diferente recuperando tipografías sencillas con títulos irónicamente aclarados–; Oh No Ono con Eggs (2009); Anaïs Mitchell con Hadestown (2010); Devendra Banhart con What Will We Be (2009) y Chip Taylor con Yonkers NY (2009). En cuanto a las novedades en la industria musical, bandas como R.E.M. en Part Lies, Part Heart, Part Truth, Part Garbage: 1982-2011 (2011), Coldplay en su single Christmas Lights (2010) o Bootsie Collins en Tha Funk Capital Of The World (2011) desafiaron al comprador con una tapa animada en su versión digital. Otros como Big Fresh han incluido un juego de mesa en su disco Moneychasers (2011) o el disco III (2011) de Chickenfoot contiene anteojos 3D para ver en la tapa ya sea el logo de la banda o el nombre del álbum o mensajes encriptados en el booklet. Kaiser Chiefs, por su lado, dejaron el arte de tapa a sus fans. Crearon una página especial para que el comprador seleccionara diez de veinte temas y alguna de las tapas preseleccionadas y comprara su propio custom made The Future Is Medieval (2011). No sólo la industria musical está viviendo una subida de la apuesta en la estética lúdica. La editorial también está gestando un movimiento de libros objeto, libros que provocan algo más en el lector al abrir sus tapas que encontrarse con texto. La editorial Eloísa Cartonera ya es un clásico en este sentido: editan libros clásicos cuyos derechos de autor ya no corren o contemporáneos argentinos en tapas de cartón que un grupo de cartoneros recolecta por la ciudad. El arte es en témpera y la encuadernación con hilo o lana. Por
la industria musical y artística ha evolucionado de forma tal, que los discos ya no pueden traer sólo una hermosa o polémica fotografía o ilustración en su portada, sino que deben aportar algo más, algo nuevo e inesperado a lo que es la experiencia de comprar y abrir un disco.
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supuesto, el valor es mucho menor al libro original y el gesto es mucho más político que estético. Otra editorial que está apostando a la creación de libros-objeto es Clase Turista. Tienen una colección artesanal en donde cada libro tiene un diseño directamente relacionado con su contenido. Por ejemplo, una antología de poesía iraquí contemporánea encuadernada como un paquete papel madera con estampillas y cables de bomba como señaladores. Arriesgan no sólo con el estereotipo, sino con el poder de la palabra. U otra antología de poesía africana contemporánea llamada ¡Salvad a Copito! está forrado con piel blanca y parece un pedazo de gorila albino. Imaginen ese libro en su biblioteca. Lo pienso y sonrío. Lorena Iglesias, Iván Moiseeff y Esteban Castromán son los responsables de la editorial y, en una entrevista con Página/12 en mayo de este año, aclararon que sus producciones son de tiradas muy cortas, 200 ejemplares aproximadamente, pero los precios no superan los 50 pesos, un promedio mucho menor a los que editoriales monstruosas como Alianza o Tusquets ya ni consideran. Moiseeff explicó que sus libros “no son no son de primera clase; lo nuestro es clase turista. Pero está a la vez el encanto que tiene para la clase turista viajar en avión: la alegría de estar volando con los otros.” En los libros o discos-objeto hay un doble movimiento. Por un lado la re-especialización de dos industrias que vivirán eternamente en competencia con su etérea e imperdurable versión digital, una nueva apuesta al corazón del coleccionista proveyéndole de partes del rompecabezas que no podrá encontrar de ninguna otra
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manera. Y por otro una vuelta a lo artesanal, a lo preindustrial incluso, en donde la relación del hombre con los objetos abarcaba desde la mera utilidad a la profunda conexión con esa forma inanimada. En simultáneo, está recuperando el aura que Walter Benjamín vaticinó en su imperdible texto La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. En la reproducción interminable de una obra de arte, al modo de una cinta fordista, se pierde su aura, su esencia de objeto único creado por una única persona (o personas) en un aquí y un ahora. De todos modos, la democratización cultural que supone el avance de la tecnología en la reproducción masiva del arte no es algo malo. Lo interesante es que vivamos en un campo cultural en donde conviven libros y discos objeto, únicos, desde y contra la industria cultural.
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“Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, imagina una bota aplastando un rostro humano… incesantemente”. George Orwell, 1984
E
n 1948 George Orwell, escritor inglés cuyo verdadero nombre era Eric Arthur Blair, publica una de las novelas más fértiles que se hayan escrito jamás: 1984. Fértil porque los conceptos acuñados en esta ficción distópica (como opuesta a una utópica, es decir una ficción que crea, no un mundo ideal, sino uno “pesadillesco”) han sido recuperados por muchísimos otros artistas de distintas disciplinas. El contexto histórico que la rodea, es claro. Hacía sólo tres años, Hitler estaba dominando Europa. El totalitarismo debía ser combatido constantemente, sino triunfaría de nuevo, y la novela se encarga de ilustrar uno de los escenarios posibles. Se sitúa en el futuro (para ese entonces) 1984 en Inglaterra. Orwell construye un mundo alternativo similar al mundo en el que vivía (y vivimos). Un mundo en donde las dictaduras han ocupado el globo, cambiado el mapa, la historia, la vida. El mecanismo utilizado fue el lavado de cerebros, el control y la vigilancia de las mentes de los habitantes. Todo aquel medianamente inteligente o con personalidad corre el peligro de ser “desaparecido”. El líder absoluto inglés es el Gran Hermano que todo lo ve, lo controla y lo sabe. Los di-
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ferentes ministerios toman nombres tan increíbles como el del Amor (donde se monitorea y captura a los disidentes para torturarlos hasta que sientan el amor por el partido) el de la Paz (el mundo vive en perpetua guerra, por lo que un ministerio de guerra sería algo obsoleto y redundante) el de la Verdad (que regula la información) y el de la Abundancia (que controla raciones de bienes y servicios).
riales evidentes más que la satisfacción de un deseo, el llenado de un vacío, la expresión de una saturación. Elegí tres canciones de tres bandas o intérpretes que han sabido correrse de lo que se esperaba de ellos.
El mundo creado por Orwell es una maquinaria tan compleja y profunda que incluso, con los años, las dictaduras han ido modificando y economizando el idioma para prevenir otras formas de pensamiento no permitidas: “Si no se puede decir, no se puede pensar y no existe”. La vigilancia alcanza niveles mentales. La figura del crimen del pensamiento es creada y ya no es la acción lo que delimita lo permitido de lo prohibido, sino que con el sólo hecho de pensar algo vedado, corre uno la suerte de un delincuente. La sexualidad ha sido completamente transformada en un ineludible y desagradable medio para la perpetuación de la especie dentro del matrimonio. El ideal es la virginidad y la asexualidad absoluta. Una persona frustrada e ignorante es más fácil de controlar que una satisfecha. Incluso se habla de suprimir el orgasmo, una energía vital desperdiciada que podría ser utilizada en la adoración al Gran Hermano.
La primera es 1984 de David Bowie. Formó parte del (gran) disco Diamond Dogs de 1974. Esta obra fue pensada por Bowie como un musical acerca de la novela, pero nunca fue producido por diferentes inconvenientes con los herederos de Orwell. Faltaban todavía diez años para la profecía autocumplida, y aunque habían pasado diecinueve años de guerra, faltaba aún uno para que los Estados Unidos retiraran sus tropas vencidas de Vietnam. La sociedad estadounidense, y su juventud principalmente, estaba viviendo el poder de un gobierno que ante los pedidos de un pueblo hacía oídos sordos. La derrota ante el avance del comunismo, la violencia ininterrumpida, las masivas fatalidades y el alza de las protestas sociales, ya no de flores en fusiles, sino de autos incendiados, hacían de 1974 un año de gran malestar cívico. La lírica de esta canción propone una imagen de una violencia inusitada, pero en consonancia con los tópicos que el disco que la rodea bosqueja: “Beware the savage jaw of 1984”. La mandíbula salvaje de un año que se comerá crudos a sus habitantes con sus cráneos llenos de aire e indiferencia, porque ya no queda nada por hacer: “You’ll be shooting up on anything, tomorrow’s never there”. El poder de un “ellos” distante sobrevuela la canción que acumula ironía y destila apatía “We played out an all night movie role/You said it would last, but I guess we enrolled/In 1984 (who could ask for more)”.
Este somero bosquejo del mundo creado por Orwell es solamente lo que enmarca el argumento de la novela. Sin embargo, no es la historia de los personajes lo que me interesa recuperar, sino, justamente, el mundo en el que viven. 1984 ha sido retomado miles de veces por diferentes artistas. Quizás porque el hacer arte siempre fue aquella actividad díscola, sin objetivos mate- La segunda canción es de 1996 y nacional, 1984
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Bush en los Estados Unidos en el año 2000. Thom Yorke se ha encargado de desmentir la vinculación argumentando que, en realidad, el contexto político en que se inspiraron era mucho más vasto. Volviendo a la referencia a 1984 de Orwell, el título de la canción se remite al final de la novela (spoiler alert) cuando la mente del protagonista es lavada y termina diciendo que, en efecto, si Gran Hermano dice que dos más dos son cinco, entonces no podrá ser de otro modo.
de Massacre. El track es el sexto del glorioso álbum Juguetes para olvidar, contenedor de una joyita como El taxidermista. El tema en cuestión está inspirado en la novela de Orwell y es el viaje psicodélico del disco con un duración de unos ocho minutos aproximadamente. La letra es, como la mayoría, críptica. Habla de un hombre que en silencio y sin aire intenta avanzar en soledad escapando de un pasado que lo persigue y que finalmente lo mata.
El tema abre con una frase que resume el título y subtítulo (lukewarm quiere decir indiferente): “Are you such a dreamer?/To put the world to rights?/I’ll stay home forever/Where two & two/always makes up five”. El mismo llamado de atención que leíamos en las letras de las otras dos canciones se repite, ahora, con insistencia: “It’s the devil’s way now/There is no way out/You can scream & you can shout/It is too late now/Because You have not been paying attention”.
Decir cosas sin sentido es lo de menos; dos más dos son cinco o enero trae lluvias de abril. La verdadera tragedia está en la apatía, en la desidia y, principalmente en la inercia de creer todo lo que nos dicen. Vivimos en un mundo en donde el tercer poder es muchísimo más eficaz y pujante de lo que queremos creer porque es inasible, invisible e inalcanzable. Ya lo decía Orwell hace sesenta y tres años hablando del manejo que de Esta referencia a la novela es mucho más lejana que la los libros de historia hacía el Partido: “Quien controla de Bowie. Sin embargo retrata, a mi entender, de una el presente controla el pasado y quien controla el pasado forma mucho más introspectiva, las sensaciones que controlará el futuro”. el texto produce en el lector. Me refiero a esa desesperación del protagonista para poder escapar de la nebu- David Bowie, Massacre y Radiohead son sólo algunos losa de órdenes y controles que es su vida, intentando de los exponentes musicales que se han subido al teencontrar un espacio. En boca de Walas: “Escondió su cho y han agarrado el altavoz para decirnos a todos los vida /Esperando renacer…/Y al revisar su plan gastado/ que estamos escuchando que, aunque sintamos que no De las esperanza se olvidó/Y avanzado paso a paso su podemos cambiar el modo en el que el mundo gira, la cuerpo/Abandonó…/Levitando… en el trayecto…/Y des- manera en que somos controlados y estamos atados a pertando en otro lado/Otro aire, otra visión…/Y el espa- formas de actuar que no elegimos, seamos conscientes cio tan ansiado/¡Finalmente apareció!”. Vivir caminando de esto y tengamos la libertad de, entre tanta informacon las manos, canta Massacre, es nuestra distopía ción, poder escoger la verdadera, si es que eso existe. durante los noventa. Vivíamos un liberalismo pleno, Si no se trata de encontrar la verdad, se trata de saber pero la misma ironía que leíamos en Bowie es rescrita que estamos en la búsqueda. Y esa consciencia es la por nuestro rock nacional en forma de un pasado sin que ningún poder va a poder quitarnos nunca. futuro. Otra profecía autocumplida o de cómo nos fue en el 2001. Por último, viajamos hasta el año 2003 para escuchar 2+2=5 (The Lukeworm) de Radiohead. La canción abre el disco Hail To The Thief, uno cargado de simbolismo político e histórico. Se ha repetido en numerosas ocasiones la coincidencia entre la salida del disco titulado de esa manera tan sugerente y la elección de George
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s evidente que 1991 además de ser un año inigualable en la historia de la música en cuanto a lanzamientos discográficos –prácticamente no hay disco editado en aquel año que no tenga en la actualidad su reedición 20º aniversario-, también significó el año de la explosión definitiva del grunge, subgénero musical del rock alternativo que alcanzó una masividad impensada, en una época dominada por el dance, el pop, y el glam metal. Pero reiteradamente se suele citar a Nevermind de Nirvana –disco revolucionario, de enorme influencia sociocultural si los hay– como la piedra basal de aquel movimiento surgido en Seattle, y se incurre en el error de dejar en un segundo plano a una obra que en muchos aspectos, es el referente absoluto del grunge, tanto en términos estéticos como sonoros. El disco merecedor de tal calificativo no puede ser otro que Ten de Pearl Jam. Visto en perspectiva, la opera prima de Pearl Jam es portadora del ADN originario del sonido grunge, y al mismo tiempo es su síntesis mas perfecta. Ten no se gestó entre marzo y abril del 91’ como nos relata la historia oficial. Su verdadero origen se remonta previo a la existencia de la banda. Un año antes Mother Love Bone lanzó su LP debut Apple (1990), una grabación con notables influencias de sus conciudadanos Green
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River y Mudhoney, que impulsó la popularidad del grupo dentro del circuito under de Seattle, pero su proyección se vio truncada con la temprana muerte por sobredosis de su líder, Andrew Wood. Sin embargo, este episodio trágico traería aparejado consecuencias positivas por partida doble: en primer lugar Jeff Ament y Stone Gossard –bajista y guitarrista de Mother Love Bone (y ambos ex Green River)– decidieron continuar haciendo música y empezaron a cranear una nueva agrupación, y en segundo lugar porque Chris Cornell (líder de Soundgarden) tuvo la iniciativa de realizar un disco en homenaje a su difunto amigo Andrew Wood, y para tal fin convocó a sus ex compañeros de banda Ament y Gossard, completando la alineación con los aportes del guitarrista Mike McCready, el baterista de Soundgarden Matt Cameron y un novato Eddie Vedder (recientemente aceptado como vocalista para el proyecto que estaban forjando Ament y Gossard) en voz y coros. El resultado de este esfuerzo se llamó Temple of The Dog, un álbum imprescindible para cualquier amante del sonido de Seattle. Pero no solo eso, TOTD aportó los últimos ingredientes que faltaban para delinear el futuro sonido de Ten: McCready y el ingeniero de sonido Rick Parashar.
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Krusen fue contratado para unirse a Pearl Jam, nombre definitivo del proyecto ideado por los ex Mother Love Bone. Con la formación completa, en marzo del 91’ la banda entró al estudio para iniciar las sesiones de grabación de Ten con la ayuda del productor musical Rick Parashar (también responsable de la mezcla de Temple of The Dog). Las once canciones que formaron parte del disco fueron compuestas casi en su totalidad por el binomio Ament-Gossard (a excepción de Porch que lleva la firma de Vedder), en su mayoría se trataban de composiciones instrumentales a las que Eddie Vedder se encargó de ponerles letra, labor a la que se dedicó desde el primer momento en que ingresó a la banda. Para finales de abril del 91’, y habiendo empleado tan solo un mes de trabajo en el estudio, Ten estaba finalizado.
Todos los componentes de este proceso vertiginoso estallan desde los primeros acordes de Once. De eso se trataba esta encantadora música surgida desde las tranquilas tierras de Seattle. Desde Green River a Temple of the Dog, la evolución del grunge alcanzó su punto de ebullición en Ten. Riff de guitarras repletos de distorsión, harmonías pesadas influenciadas por el hard rock de los años 70 –que evocan inmediatamenLuego de aprobar una audición, el baterista Dave te a Led Zeppelin– pero sin descuidar aspectos fun-
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damentales en toda canción pop como lo son los estribillos y los coros. Monumentales bases rítmicas de bajo y batería. Las clásicas y rendidoras power ballads, popularizadas en la década del 80 por bandas como Mötley Crüe y Whitesnake, empalidecen ante la nueva dimensión sonora que alcanzan temas como Black y Oceans, con sus melodías apacibles sustentadas en el sonido estridente de las guitarras de McCready y Gossard. Al margen de su notable estilo vocal, el aporte lírico de Eddie Vedder resultó fundamental para redondear el concepto de Ten: sus letras abordaban cuestiones personales, tal es caso de Alive, tema visceral que afronta el dolor que significó para Vedder conocer la verdad sobre su padre biológico (“Your real daddy was dyin’/sorry you didn’t see him/but I’m glad we talked”). Como así también preocupaciones sociales y políticas, además de los infaltables tópicos recurrentes de la generación X como la depresión, la soledad, y la violencia, todo ese combo está presente en el hit Jeremy (“Daddy didn’t give affection/And the boy was something mommy wouldn’t wear/King Jeremy the wicked, ruled his world”). Ten lo tenía todo para ser el gran álbum grunge de la época, el mejor exponente del género, pero terminó siendo mucho mas que eso.
septiembre del mismo año, un álbum que cambiaría las reglas del juego para siempre. A partir de Nevermind el rock independiente se volvería mainstream, sonaría en todas las radios, ocuparía espacios en la portada de la mayoría las revistas y alcanzaría los puestos mas altos en los rankings de todo el mundo. Y Pearl Jam supo acomodarse mejor que nadie ante los nuevos vientos de cambio. Contando con una placa como Ten, eligiendo los cortes de difusión correctos, acompañados por la alta rotación de sus videos en la cadena televisiva MTV, las ventas del disco finalmente despegaron a mediados de 1992 (al día de hoy se trata del disco más vendido en la historia de Pearl Jam).
A veinte años de su lanzamiento, el legado de Ten es enorme por donde se lo mire. En épocas donde el rock de guitarras parece estar atravesando la última etapa de una larga agonía, resulta fructífero poder mirar hacia atrás y encontrarse con un álbum de rock pesado que todavía sigue sonando fresco, a pesar del paso de los años. De aquel movimiento surgido en Seattle a finales de la década del 80, Pearl Jam es el último de los mohicanos, la única banda que pudo trascender a la moda, perdurar en el tiempo, mantenerse fiel a un estilo y alimentar una leyenda que crece día tras día. Por todo lo mencionado, porque el origen de esta legenEl disco fue publicado en agosto del 91’, no llegó a ser daria agrupación tuvo un debut soñado, no es osado un suceso comercial inmediato pero cosechó excelen- afirmar que Ten sea la obra más perfecta que nos dejó tes críticas. Por supuesto, como ya todos sabemos, el el grunge. panorama musical dio un vuelco de 180º cuando una banda comandada por un tal Kurt Cobain editó en
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News! Foo Fighters y Arctic Monkeys en Lollapalooza Chile 2012
David Lynch presentó su disco Crazy Clown Time
La segunda edición del festival Lollapalooza Chile contará con la participación de Foo Fighters y Arctic Monkeys como actos principales.
El genial director David Lynch ha develado, finalmente, lo que será su gran proyecto musical: un disco titulado Crazy Clown Time, que finalmente pudimos escuchar en streaming online.
Los organizadores del festival anunciaron que las bandas que lideran Dave Grohl y Alex Turner visitarán el suelo chileno en ocasión del festival, que tendrá lugar en el Parque O’Higgins en Santiago de Chile el 31 de marzo y 1 de abril del año que viene.
Este disco simboliza el primer lanzamiento oficial por parte de Lynch, quien ya se ha sumergido en la música en otras oportunidades. A fines de noviembre pasado, pudimos escuchar dos canciones pertenecientes a la usina del director, y hace algunos días conocimos Pinky’s Dream, la canción para la cual colaboró con Karen O de Yeah Yeah Yeahs.
Otros nombres que están sonando hace algún tiempo son Morrissey, MGMT, Big Audio Dynamite, TV On The Radio y Cage The Elephant, pero hasta ahora no hubo ningún tipo de declaración oficial sobre esto. Este año Lollapalooza Chile contó con la participación de The Flaming Lips, The Killers, Kanye West, The National, The Drums y Cat Power, entre muchos otros. Ahora redoblan la apuesta y confirman a Foo Fighters y Arctic Monkeys, mientras siguen en tratativas por más bandas. Hace algunas semanas Foo Fighters anunció una posible visita a la Argentina. Ahora hay que esperar que tanto Arctic Monkeys como el resto de bandas que integrarán en lineup de Lollapalooza Chile 2012 aprovechen la cercanía y nos visiten.
Crazy Clown Time fue escrito, interpretado y producido por Lynch, con la ayuda del ingeniero de sonido Dean Hurley. Será editado este 8 de noviembre a través del sello Sunday Best.
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Se revela la causa de la muerte de Amy Winehouse
Magazine lanza su primer disco en 30 años
Después de más de cuatro meses sin la extraordinaria cantante Amy Winehouse, se reveló, finalmente, que la causa de su muerte fue envenenamiento por alcohol.
Después de una sequía de 30 años, se reunió Magazine –legendaria banda británica de postpunk– y lanzarán un nuevo álbum de estudio, el quinto de su carrera, titulado No Thyself.
La forense Suzanne Greenaway dio el veredicto de “muerte accidental”, argumentando que Amy tenía en su cuerpo cinco veces la cantidad de alcohol permitida en Inglaterra para conducir. Según la patóloga Suhail Baithun el porcentaje de alcohol en sangre era de 0.4 por ciento, cantidad suficiente para interrumpir su respiración y ponerla en coma. Este fallo fue la continuación de una autopsia inicial que probaba de manera no concluyente que Amy Winehouse había muerto a causa de los síntomas provocados por la abstinencia del alcohol.
Esta grabación reúne al líder de la banda Howard Devoto -quien fundó el grupo en 1977 luego de su salida de Buzzcocks- con sus primeros colaboradores John Doyle (batería) y Dave Formula (teclados), así como los relativamente novatos John White en bajo y Apollo 440′s Noko (aka Norman Fisher Jones) en guitarra.
La multipremiada cantante había peleado muchas veces contra su adicción. La pérdida de esta batalla se refleja en las tres botellas de vodka vacías encontradas en su habitación. “La consecuencia involuntaria de estos, potencialmente fatales, niveles de alcohol fue la repentina e inesperada muerte” dijo Greenaway. Sin embargo, y contra todo pronóstico, no fueron encontrados trazos de drogas ilegales en su cuerpo. Su médica, la Dra. Christina Romete, dijo que la cantante había vuelto a tomar alcohol días antes de su muerte. Antes de esto, había estado sobria por casi un mes. Sus idas y venidas entre el síndrome de abstinencia y el abuso del alcohol fueron bien conocidas por el público. La doctora agregó que Amy jamás habló de suicidio y que incluso había hablado acerca de su próximo cumpleaños. Su disco del 2006 Back in Black fue declarado el disco mejor vendido en lo que va del siglo XXI y es el mejor legado que Amy Winehouse podría haber dejado al mundo de la música.
El álbum saldrá a la venta el 21 de noviembre en Norteamérica y resto del mundo a través de Wire-Sound. Mientras tanto la banda estará realizando una breve gira en Reino Unido para presentar el disco durante el mes de noviembre. Listado de canciones de No Thyself: 1. Do The Meaning 2. Other Thematic Material 3. The Worst Of Progress… 4. Hello Mister Curtis (with apologies) 5. Physics 6. Happening In English 7. Holy Dotage 8. Of Course Howard (1979) 9. Final Analysis Waltz 10. The Burden Of A Song 11. Blisterpack Blues*
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PABLO MALAURIE: el filo de lo delicado Por: Bárbara Pavan
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as cosas más delicadas pueden ser un arma de doble filo. Mientras que su exterior las pinta débiles y evasivas, su interior, abierto a la interpretación, abre nuestra perceptividad, afina nuestros sentidos y nos deja en jaque, muchas veces, sin nada para decir. Es así como los diamantes se usan en la industria: delicados y únicos, también son afiladas máquinas de corte. Así también las canciones de Pablo Malaurie, con una estética despojada y sencilla, toman por asalto las esferas más profundas de nuestro ser y nos extraen a corte limpio una reacción.
bién lo llevo hace algunos meses a Nueva York, donde el cantante dio una breve pero exitosa gira. “Fue una intensa gira de 10 conciertos en 2 semanas. Hubo shows impresionantes, noches de doblete y amigos para siempre. Hubo muy buena respuesta y planeo volver pronto”, cuenta ahora sobre la serie de shows. El Festival del Beso también cautivó al rumano Catalin Mitulescu, que lo convocó para interpretar el soundtrack, pero también actuar, en su película Loverboy. Malaurie habló con indieHearts sobre su pasado y su presente y ofreció algo más de conocimiento sobre su música. Para aquellos que quieran experimentar, por primera o enésima vez, El Festival del Beso, Malaurie se presentará el próximo viernes 14 de octubre en la Sala Mediterránea de la Ciudad de Buenos Aires. Sin más, con ustedes, Pablo Malaurie.
Malaurie, quizás conocido por muchos por ser el guitarrista de Mataplantas, se despachó en 2009 con El Festival del Beso, una colección de diez canciones que se aventura en la complicada tarea de la fusión musical de géneros, saliendo airoso con una mezcla entre world music, sensibilidad pop y meloindieHearts: ¿Pensás que El dismo criollo. Este disco además expresó una nueva Festival del Beso fue influenciado de alguna manera faceta del cantante, la del artista autogestionado, dado por tu carrera en Mataplantas? que aún hoy “sigue cortando cartón” para armar el packaging del LP, un esfuerzo totalmente casero. Pablo Malaurie: Bueno, soy las dos cosas. Quizás está influenciado por la necesidad de hacer otra cosa que no sea El Festival del Beso se propagó rápidamente por justamente Mataplantas. Pero formar una banda es una el mundo y, además de valerle una sesión para rueda donde vos das y recibís y te transformás. ProbableLa Blogothéque con el director Vincent Moon, tam- mente hay elementos que Mataplantas me dió y que en un
contexto nuevo formaron El Festival del Beso. iH: ¿Cómo fue el diseño de la estética “casera” del disco? PM: Por un lado estaba la pintura que William Bouguereau hizo en 1873 para la tapa del disco y que por suerte nos llegó sana y salva. Por otro lado, la necesidad de optimizar tiempo y costos. En cuanto a los costos, lo logramos; en cuanto al tiempo, definitivamente no. Sirvió para tener unas cuantas copias al momento de viajar a Europa, pero es al día de hoy que sigo cortando cartón. Por otro lado está la postal interior donde se lee la data técnica del disco y una bienvenida de puño y letra del autor. Después, el accidente de que no tenga lomo hizo que la gente lo ponga de frente en sus discotecas. iH: ¿De dónde surge la idea de filmar tu documental Romanza? PM: El año pasado fui convocado para componer música para la película rumana Loverboy, dirigida por Catalin Mitulescu. Para eso viajé por Rumania durante 60 días ya que tuve que actuar también en el film. La peinadora Andrea Dumitrescu me prestó su cámara con la que estuve filmando en Bucarest, Harsova, Cernavoda y Constanza. Mi documental es en realidad un soundtrack con imágenes. Compuse unas cuantas piezas para Loverboy para llegar a Phantoms que es la que usamos para el comienzo del film. El resto de las canciones está en Romanza, que cuenta cómo no entendí nada en Rumania. iH: ¿Cómo fue la composición de las canciones que aparecerán en el documental? PM: En su mayoría son canciones compuestas en Rumania, en el orfanato donde nos hospedábamos. Algunas in-
cluso tienen letra en rumano, ya que compuse unos versos en español que fuimos traduciendo con Bianca Oana, guionista de Loverboy. iH: ¿Cómo fue tu primer acercamiento a la música? PM: En la cama de mis padres, tocando monofónicamente la criolla de mi viejo mientras flasheaba con las chicas de Benny Hill. Es un viernes a la noche. iH: ¿Cómo te inspirás para componer? PM: No trabajo mucho con inspiración. A veces hay una frase que capitanea la cuestión. Lo que siempre me funciona es trabajar duro, a veces sale al principio y a veces después de unas cuantas horas. Otras, cae al día siguiente en el colectivo.
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Por: Judith Gómez Machado Fotos: Pablo Caro
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n la casa de David Montiel en Maracaibo, Venezuela, abundan los libros, pero “libros que nadie nunca agarra”. Sin embargo hubo uno en particular que llamó la atención del joven cantautor de 25 años; “trata sobre el año 1969 y tiene fotos muy buenas. Una es sobre gente que corre en una maratón y me gustó mucho estéticamente”. Cuando llegó el momento de crear el arte de su álbum debut Corazón de León (2011), editado en julio de este año, no lo dudó: esa sería su portada. Como no tenía un escáner, David le tomó una “foto a la foto” e implementó una técnica de superposición de imágenes y tipografía. El venezolano, quien además es miembro del conjunto de indie-rock Para Llevar desde hace más de cuatro años, se lanzó en solitario porque “no quiere depender de nadie más”. “Es como Death Cab for Cutie y The Postal Service. Este disco lo saco solo para tocar solo, allá (en Venezuela) toco con mi Mac y listo”, explica. Las canciones de David son orgánicas, navegan entre historias propias y ajenas y se mantienen a flote con la ayuda de una variedad de instrumentos: batería, charrasca, guitarra, ukulele, quatro (instrumento folklórico venezolano) y hasta un rayador de queso. Durante una visita a Buenos Aires en el mes de agosto, indieHearts visitó al músico en el barrio de Palermo y charló sobre su nuevo proyecto en solitario, el proceso de grabación de Corazón de León y sus planes para el año entrante (¿vivir en la Argentina?).
David Montiel: Fue algo que siempre estuvo latente, tenía muchas ganas de hacer un disco y no guardármelo para mí. Quise meterme en un estudio, grabar los temas y mostrárselos al público. Llené más de tres libretas de letras y no me gustaba ninguna, hasta que logré todo Corazón de león en 3 meses. iH: ¿Todas las melodías fueron grabadas especialmente para este disco o tenías algunas de antes? DM: Tenía una sola que era de antes, que se llama Quiero Conocerte que canto a dúo con Carla Martínez pero le cambié el tono para que ella se adaptara. iH: ¿Cuándo empezaste a grabarlo? ¿Trabajaste de manera independiente o con la ayuda de alguien? DM: Lo grabé este año en julio, en cuatro días. Fue todo independiente, con una grabadora de periodista grabé la mitad del disco y con eso fui al estudio. Trabajé con mi amigo Andrés Melo, el dueño del estudio Flamante. En dos días grabamos todo, al tercer día llegó Carla y el último día empecé a mezclar. Es un disco 300 por ciento mío, porque yo estaba grabando y Andrés no me decía nada, él simplemente grababa. Yo ya lo tenía todo en la mente, si lo hacía diferente no me iba a gustar. iH: En cuánto a las letras del disco, ¿existe un mensaje lineal?
DM: El disco se llama Corazón de León porque es un concepto. La persona que tenga buen corazón, sea un líder, sea noble, sea amable y sea por sobre todas las cosas en indieHearts: ¿En qué momento decidiste lanzarte el planeta humilde, así sea la persona más adinerada del como solista? ¿Siempre estuvo latente? mundo para mi es una persona con corazón de león. Y en
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les para ser un buen intérprete? DM: Conozco a personas de 35 años que si escuchan algo que no sea metal te van a decir que es una mierda. Yo a todo le veo y le busco lo bueno. Algo que no me pasaba cuando tenía 17 años. Ahora a todo lo que escuche le voy a encontrar lo bueno, excepto el ballenato y el reggaetón. iH: Una de tus canciones se titula En la canción está la imperfección, ¿qué tan importante es ese concepto en tu vida? DM: Muy importante. Las personas perfectas no existen, hay una línea muy famosa que dice que cuando te gustan las imperfecciones de una persona es porque las amas. Si eres imperfecta para mi eres perfecta. Es una canción de amor. muchas ocasiones de mi vida en las cuales no he tenido que ser humilde lo he sido y por eso me considero una persona así. Las letras son un rompecabezas, un cuadro que vas armando y que define mi vida de los últimos 3 años, es un mensaje a cada una de las personas que ha pasado por mi vida en ese tramo. iH: ¿Hubo algún cambio drástico en tu vida durante esos tres años? DM: Hubo cambios radicales en mi vida, sentimentales, con amistades, con mis padres y fueron cosas que me afectaron. Y yo no soy una persona que se lanza a decir todo. Yo lo que hago lo plasmo a través de la música. Pero uno cuando pasa por momento difíciles uno tiene que escribir y escribir y la primera que te salga, esa no va a ser, va a ser una canción de The Cure, muy melancólica. iH: ¿Te considerás una persona melancólica? DM: No, para nada. Creo que no puedo estar serio nunca. iH: ¿Cómo empieza tu relación con la música? DM: Es como un triángulo, viene mi madre, mi tío, mi hermano. Yo aprendí a tocar la guitarra viéndolo a mi hermano y de repente a los 13 años ya tenía mi primer guitarra, que la heredé de él. Hace como dos años decidí agarrar el quatro, me compré un ukulele, me gustaría volverme más loco que John Lennon y tener el instrumento folklórico de cada país que visite, soy muy curioso musicalmente. Citando a Kevin Johansen, soy un degenerado. Es algo que viene de sangre, en mi casa se escucha de todo. iH: ¿Hace falta escuchar diferentes géneros musica-
iH: Dentro de Maracaibo, ¿cómo se maneja la escena independiente? DM: Es muy selectiva. En Maracaibo puede haber máximo tres o cuatro artistas folk y cinco bandas de rock que a la gente le gusten. Allí el público se cansa muy rápido de una banda; aplaudo al grupo que sigue tocando y llevando gente luego de dos años. iH: ¿Cuáles son tus próximos planes? DM: Me compré unos mini equipos para hacer la segunda parte de Corazón de león el año que viene. Me gustaría tocar en cada ciudad de Venezuela. Y en 2013 me vengo a Buenos Aires. Cuando termine de estudiar y junte dinero, vendo todo y me vengo a probar suerte a la Argentina.
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n medio de una avalancha de visitas internacionales a la Argentina, el crédito del indie local El Mató a un policía Motorizado participó por segundo año consecutivo del prestigioso Primavera Sound Festival y brindó una serie de presentaciones por distintas ciudades de España, Francia y Alemania. Durante el fin de semana en el que la banda platense fue invitada a los festejos del Bicentenario uruguayo, indieHearts habló con el cantante y bajista Santiago Motorizado sobre su incursión en el Viejo continente, la grabación del próximo disco y la actualidad de la escena local e internacional. indieHearts: ¿Qué balance podés hacer de la Gira del Nuevo Magnetismo por Europa?
creer, un genio que admiramos mucho diciendo esas cosas, demasiado. iH: ¿Cómo ven a El Mató respecto a las bandas internacionales? SM: Compararnos con la escena mundial de música alternativa es difícil, sobre todo porque las realidades de estructura, y las realidades culturales de donde pertenece cada banda son muy diferentes. Igual no nos achicamos ni ahí, creo también la falta de recursos y las situaciones de crisis son inspiradoras y crean o motivan una energía que no aparece en otros lados. Y no hablo sólo de nosotros, sino de las muchas bandas nuevas geniales que aparecieron en esta última década en Buenos Aires y alrededores, La Plata, Tucumán, el sur, Córdoba, Rosario y en todo el país. Yo estoy muy orgulloso de pertenecer a esta nueva movida, soy muy fan de muchas de estas bandas y creo que hay que cuidarlas más, y darles más espacios en los medios, es algo único, no hay nada que envidiarle a ninguna escena de ninguna parte del mundo, por lo menos la parte creativa y artística.
Santiago Motorizado: Recorrimos bastante, en muchas ciudades tocamos y en todas paseamos. El recorrido incluyó Primavera Sound Festival, Mallorca, Zaragoza, Castellón, Valencia, Madrid, Tarragona, Barcelona semi acústico, Marsella, tres fechas en Burdeos, dos fechas en Berlín y a la vuelta, Barcelona y Madrid. iH: ¿Qué artistas disfrutaron en Europa? iH: ¿Cómo fue estar nuevamente en el Festival Primavera Sound?
SM: A Gusti (Niño Elefante, uno de los guitarristas) le gustó mucho Deerhunter. A mí me encantó ver a PIL. Es súper ácido Rotten, un genio total. Y al chabón de GALAXIE 500. SM: Tocamos mucho en España donde se generó más ex- Fue genial. pectativa para con la banda, obviamente por el idioma y por haber tocado por segunda vez en el Primavera Sound. iH: Están grabando su próximo disco. ¿En qué etapa Nos ayudó mucho que J de Los Planetas es muy fan de la se encuentran? banda y siempre habla bien de nosotros. En medio del festival, con tantas bandas geniales nos decía “que me discul- SM: Grabamos 15 temas de los cuales vamos a elegir los que pen todas las bandas de este festival, pero para mí ustedes más nos gusten, todavía no tenemos nombre y en este moson la mejor banda del mundo”. Nosotros no lo podíamos mento el disco se está mezclando, pero estamos contentos
por cómo está quedando, pronto tendremos más novedades. iH: ¿Qué sonido tiene este nuevo álbum y de qué manera se relaciona con la Trilogía?
“mima” tanto?
SM: Supongo que les gusta y que además de eso ven en El Mató algo fresco y novedoso de qué hablar, y no hablar siempre de algunas bandas que se mimetizan con el lenSM: Algunas canciones son bastante diferentes, y otras guaje común del mainstream, que por cierto artísticamencontinúan un poco con la estética de la trilogía. Igualmente te se ve muy agotado. en el momento de la elección final va a haber un panorama sonoro más claro. Desde el concepto esta vez no hay un tema puntual donde empezamos a girar nuestras composiciones, es más abierto en ese sentido, ya que en la etapa de la trilogía teníamos muchas canciones que nos gustaban, pero que no entraban en la idea general de los discos, entonces esta bueno tener un concepto puntual como ejercicio creativo, pero también en ciertos momentos está bueno que haya libertad total. iH: Con respecto a la formación, ¿van a existir cambios a partir de esta grabación? SM: Lo nuevo es que Agustín, que al principio era invitado, ya es el tecladista. En los anteriores discos tocaron otras personas, pero ahora en el nuevo disco toca él. Lo que hay que hacer son nuevas fotos con él (risas). iH: ¿Cómo sigue el año para ustedes en cuanto a presentaciones? SM: Y ahora estamos en la etapa de la mezcla del disco nuevo. Y siempre nos invitan a tocar. Hace unas semanas estuvimos en Brasil y Paraguay. Estuvo genial, mucha gente esperándonos, nos sorprendió mucho, la pasamos muy bien. Asunción es hermosa, ojalá podamos volver pronto. iH: ¿Por qué creen que la prensa especializada los
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EXCLUSIVO:
IH CONCERT: LOS ANGELES, OCTUBRE 2011 FOTOS: DIEGO V. MIRANDA FILTER COLLIDE FEST (8 y 9 de Octubre)
You Say France I Whistle
You Say France I Whistle
You Say France I Whistle
Clap Your Hands Say Yeah
Clap Your Hands Say Yeah
CSS
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Datarock
. 50 / indiehearts mag / especial
PALLADIUM STADIUM (12 de Octubre)
Washed Out
Washed Out
Cut Copy
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THE FROUM (14 de Octubre)
Foo Fighters
Foo Fighters
Foo Fighters
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