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indieHearts mag Dirección | Edición Judith Gómez Machado jude@indiehearts.com
Bárbara Pavan barbara@indiehearts.com
Diseño gráfico Pablo Caro pablocaro0@gmail.com
Fotografía Nadia Guzmán Facundo Gaisler Pablo Caro María Pirsch Anita Filipponi (Planeta del Cangrejo) Renata Vignati
Colaboran en este número Juan Pablo Lima Emmanuel Patrone Nicolás Miranda Juan José Méndez Eric Olsen Martín Tejada Pilar Renau Mariano Fiochetta Carolina Figueredo
Ilustraciones Sofía Gatti Pablo Caro Las imágenes utilizadas en las secciones: columnas, entrevistas y news no tienen fines comerciales. En caso de que el autor de alguna de ellas deseara que fuera removida o figurar en los créditos de esta publicación, por favor contactarse a hola@indiehearts.com
indieHearts MAG | nº 04 Octubre 2011
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Editorial
Vivir o morir por la fuerza de la música Por Judith Gómez Machado
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n el documental Pearl Jam Twenty (2011), del director Cameron Crowe, el líder de la banda de Seattle Eddie Vedder resume la fascinante incertidumbre de quienes se zambullen al descubrimiento de un instrumento, o de su propia voz, por la mera pasión musical: “Cuando estás solo en tu cuarto tocando la guitarra no te preocupás por ser exitoso, porque no va a suceder. Simplemente, no va a suceder”. Ahora bien, lo que sí irrumpe y llega para todos es aquel momento de inflexión, revelación (o como se lo quiera citar), frente al destino artístico. El hombre de las botas negras puntiagudas, Tom Waits, quien en 1968 trabajaba como vigilante en el club The Heritage de San Diego, tuvo el suyo al presenciar el show de un artista que tocaba canciones de su autoría; “en aquel momento supe que aspiraba a vivir o morir por la fuerza de mi propia música”, comentó Waits a Rolling Stone once años más tarde. Un elemento igual de importante en ambas instancias (que pueden darse en conjunto o no) es la seguridad, la confianza propia; ya sea como escritor, músico (arriba y abajo del escenario) o compositor. Y aquí es a dónde quería
llegar. Este número tiene un hilo entre los artistas que completan sus páginas, y es que cada uno de ellos cuenta con la certeza necesaria para innovar. Ya sea tomando canciones ajenas y reinventándolas (Alvy, Nacho y Rubin interpretan a Los Campos Magnéticos); nutriéndose de sus raíces (Do Amor, Tie, Tulipa y Lucas Santtana) o bien escapando de los sonidos manipulados hasta el hartazgo (French Horn Rebellion, Guillemots). En este sentido, tuvimos la oportunidad de charlar con uno de los grupos locales emergentes con más convicción frente al público: 107 Faunos. Tanto ellos como varios de los músicos del sello Estamos Felices –que celebraron en septiembre los 7 años del sello–, comparten el apetito por despabilar a la audiencia y a sus colegas. Además, podrán leer sobre el paso de Primal Scream y los rayos de sol de Screamadelica por Buenos Aires, los veinte años de Nevermind y hasta una desafiante reflexión sobre la importancia de álbumes icónicos por sobre sus intérpretes. Pónganse cómodos y disfruten.
Perlita: imágenes de las primeras presentaciones del nuevo álbum de Wilco, The Whole Love (2011), en Boston y en Nueva York.
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SUMA REVIEWS Shows
COLUMNAS Juan José Méndez
Primal Scream en GEBA
Nevermind (Nirvana)
pág. 6
pág. 24
Brasil Ao Vivo 2011: Alegría, alegría
pág. 8 Festival y fiesta: 7° aniversario de Estamos Felices en Niceto Club
pág. 10
Juan Pablo Lima La Obra Vs. El Artista
pág. 28 Florencia Colacito Covers, originales y el síndrome de los hipsters
pág. 34
Discos Javi Punga, Red Hot Chili Peppers, Girls, Richard Coleman, The Drums, entre otros...
pág. 16
NEWS! Kings of Convenience en Argentina Se separó R.E.M.
pág. 36 Interpol regresa a la Argentina Broken Social Scene en La Trastienda Club
pág. 37
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ARIO ENTREVISTAS iH Exclusivo Judith Gómez Machado La amistad primero: 107 Faunos
pág. 38 French Horn Rebellion: hermandad musical
pág. 42 Mc Lord Magrão de Guillemots:
pág. 46 Bárbara Pavan Amor Elefante: Psicodelia absurda y melodías sobrias.
pág. 40
Wilco: The Whole Love Imágenes exclusivas de las primeras presentaciones en los Estados Unidos de su nuevo disco
pág. 48
DAMAGED: UNA VISIÓN SOBRE PRIMAL SCREAM EN GEBA Escribe: Juan José Méndez
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os escenarios laterales del Pepsi Music traían, como es habitual, nuevas luces al espectro musical encandilado por los artistas que adornan las marquesinas mayores del festival. Minutos antes de que Bobby Gillespie y su troupe desplegaran uno de los mejores shows del año en el escenario principal, bandas como Cliché Alarm, la nueva formación detrás de Abril Sosa –ex Catupecu Machu y Cuentos Borgeanos– que muy pronto comenzará una pequeña gira por Buenos Aires, inauguraban en vivo los primeros acordes de su flamante repertorio.
Fotos: Facundo Gaisler
creación de esa suerte de submundo –sin pecar de pretencioso– nos cubrió a unos pocos de un aura de inmortalidad, una transacción de fanatismo y surrealismo impregnada en las retinas y los tímpanos.
Para varios de los que sentimos los primeros segundos de Movin’ On Up como un estallido de alegría concentrada por siglos, la noche del 28 de septiembre en GEBA discurrió, en definitiva, en una metamorfosis que sólo decayó hacia el fin de Come Together y el inicio de los bises (que, a pesar de presentar el mismo setlist de todo el tour, en nuestro país no fueron preCasi media hora más tarde de lo anunciado, los escoce- sentados como tales). ses Primal Scream –luego del show de los zaragozanos Jarabe De Palo– rompían con la atmósfera liviana del Para la mayoría de los asistentes, sin embargo, tener festival para evocar por una hora la lisergia cargada de frente a sus ojos a Primal Scream, entre ellos al mennostalgia de inicios de los noventa. cionado –gran– frontman Gillespie y a la leyenda basshero de Mani Mounfield (ex The Stone Roses), sólo Ahora bien, cabe detenernos aquí para aclarar que, significó una pausa extraña –según palabras de varias para nosotros –en el sur del continente americano–, personas: incomprensible– previo al show de sus coteesta nostalgia es un sentimiento claramente creado. rráneos Snow Patrol. Algunos, esa diáfana noche de septiembre sentimos la famosa lesgilated nostalgia de Douglas Coupland: El “Come on, I know you can do better than that!” ante la por algunos minutos nos transportamos, nos sen- casi nula respuesta del público, sumado a los incontatimos parte de un movimiento sucedido veinte años bles problemas de sonido durante la preciosa Damaged atrás, en un lugar y tiempo que no transitamos. La y el ¿rockero? fuck you de Mani en la despedida, opaca-
ron un show con todos los méritos de convertirse en una de las grandes presentaciones del año, un show que fue mal concebido desde el inicio –ubicados por los organizadores en un line-up que no les pertenecía ni merecían– y por el que no se puede culpar a un público por momentos inerte. Espasmódico, arengador, enérgico, Gillespie fue una máquina de bailar y transpirar durante toda la hora que duró el show. Screamadelica (1991) –como el actual tour aniversario lo indica– fue interpretado casi en su totalidad y de una manera impecable. Creo que todos coincidimos en el profesionalismo y el increí-
espasmódico, arengador, enérgico, gillespie fue una máquina de bailar y transpirar durante toda la hora que duró el show. ble tratado de las reversiones en vivo. Movin’ On Up y Don’t Fight It, Feel It para mover el esqueleto, la malograda Damaged y I’m Comin’ Down para elevarse y Come Togheter para llorar de alegría. Si bien estuvo el tríptico hitero Country Girl-Jailbird-Rocks hacia el final, Argentina se perdió de la brillante Inner Flight, una canción demasiado exiliada para un público que esperaba y no buscaba. El carisma pop de Gary Lightbody junto a grandes canciones (Run, Chasing Cars) y otras algo pasajeras (Take Back The City, Just Say Yes), de parte de una banda en indiscutible alza como Snow Patrol, cerraron una noche imperfecta y saturada de emociones encontradas, euforia y enojos. Pensar que hay públicos menores o mayores es menospreciar el poder unificador de la música, la conglomeración de grandes masas que se unen con un propósito casi idéntico para completar el recorrido de su vida con experiencias originalmente ajenas, que luego se hacen carne mediante una ósmosis decibélica. La música es una experiencia, una de las mejores experiencias que podemos adquirir a lo largo de nuestra vida. Disfrutémosla.
*Primal Scream se presentó junto a Snow Patrol, Jarabe De Palo y otros el 28 de septiembre en el marco del Pepsi Music 2011
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n el marco del BAFIM y como parte de una oleada de músicos y artistas brasileños que Buenos Aires ha recibido en este último tiempo , el festival Brasil Ao Vivo presentó, en el mes de Brasil en la Argentina, un combinado de bandas y solistas del circuito independiente del país vecino, que contó con una selecta formación en la fecha del jueves 15 de septiembre. Cuando ya pasaron Moreno Veloso con Pedro Sá y se vienen los Reggae Brasil All Stars, Macaco Bong y CeU, ese día fue el turno de las cantantes Tie y Tulipa Ruiz, junto a Do Amor y Lucas Santtana. Las primeras demostraron por qué estan consideradas como dos de las cantantes más prometedoras del Brasil joven: Tie, prolija y delicada, ya tiene una proyección internacional que la ha llevado por Europa y New York, además de dos discos que ya han dejado su impronta sobre cómo se supone que suena la música brasileña en el siglo XXI. Tulipa por su parte se compró al público (que para entonces ya era más numeroso que el que le tocó a Tie en la apertura, un tanto tempranera) con su simpatía, su derroche de carisma y su voz diáfana para el “pop florestal” que ejecuta junto a su banda. Guitarra, bajo, batería y ocasionales teclados para armar canciones bonitas que son coronadas por el registro dulce de Tulipa, quien también puede comandar a sus músicos hacia zonas más rockeras que terminan con ella en el piso, gimiendo y levantando la temperatura del show. No sorprende que la Rolling Stone brasileña haya ele-
gido su disco Efemera como el mejor de 2010. La propia banda de Tulipa, aún desde el rol de soporte de la artista, apuntó lo que es una fija en muchos músicos alternativos brasileños (al menos, los que tienen más entrada y circulación en nuestro país): ajustadísimos, hiperprofesionales, dedicados multi-instrumentistas que priorizan la belleza sonora y el preciosismo armónico sin perder un ápice de frescura, ritmo y baile. El plato fuerte sin embargo estaba por llegar todavía, cuando el foco dejó de estar puesto en las voces femeninas y cancioneras y se subieron dos bandas tremendas (que fue prácticamente una y una versión aumentada de sí misma). Primero Do Amor: los inclasificables, eclécticos, enérgicos cariocas que deben estar entre las contadisímas bandas del mundo que pueden comenzar una canción como carimbó nordestino y terminarla con una suite noise como si Sonic Youth viviera en el estado de Para. En su segunda visita del año (ya habían estado en el mismo escenario en abril) se despacharon con todo su arsenal, que incluyó esta vez canciones de su disco homónimo, alguna versión de algun lado B de Gilberto Gil y la andanada de música viva e inquieta que brota de las guitarras de Bubú y Benjao y de la base rítmica de Ricardo Días Gomes y Marcelo Callado. Tropicalismo aggiornado a los géneros que surgieron luego del movimiento original de los 60’, mezclas impensadas entre las polirritmias tradicionales del folklore brasileño con sonoridades de avanzada, olores dub, gusto a
samba, distorsión feliz en olas. Si el tango tenía a la Biblia al lado del calefón, los caras de Río tienen a Dorival Caymmi sentado al lado de The Damned, con Devo y Fela Kuti mirando. A los Do Amor nada del buen humor les es ajeno, de la misma manera en la que experimentación y baile no estan divorciados en su propuesta única.
reggaetón si el mundo fuera perfecto), Lucas y su banda bailaron y tocaron (muchas veces, a la vez) llevando al público de Niceto al clímax mientras el repertorio repasaba sobre todo canciones de su último disco, Sem Nostalgia, o clásicos como Amor em Jacuma en un set compacto y divertido.
Finalmene, cerró Lucas Santtana, probablemente el artista independiente brasileño que mejor capta la sensibilidad musical global de la era internet desde una perspectiva periférica (que les viene al pelo a estos artistas antropofágicos, en el viejo sentido de apropiación total del tropicalismo), el que mejores críticas recibe de los medios especializados europeos y americanos (que lo asocian, en su intento de interpretarlo, con una mezcla de Tom Ze, Thom Yorke, Beck, Four Tet y Afrika Bambaata). El hecho de que The New York Times lo eligiera hace un tiempo como uno de los diez mejores artistas independientes de la década pasada (¡en el mundo!) habla tal vez menos de la calidad de Santtana que de la fascinación que la crítica del primer mundo tiene por el redescubrimiento del espíritu de la tropicalia, en clave exótica. Pero Santtana no es Vampire Weekend: con tres cuartos de Do Amor acompañándolo (Ricardo en bajo y teclados, Marcelo en bateria y Benjao en guitarra) más un sintetizador y un disparador de efectos y mixer en escena, su música hablo por sí misma sin recordar a nada y a muchas cosas a la vez: con toques de MPB, ritmos africanos, hiphop, música electrónica con potente base de banda y hasta funky carioca (lo que escucharíamos en lugar de
Si uno viene acostumbrado a los intentos de sofisticación de algunas bandas independientes locales mediante sus acercamientos a la electrónica, los sintetizadores, la pista de baile o un low fi que pareciera esconder (pero deja al descubierto) cierto amateurismo embolante y una relación forzada con esos elementos, ver artistas que tienen este nivel de sensibilidad, apertura y musicalidad, pasma. La escena alternativa brasileña parece estar a siglos luz de distancia (probablemente la comparación es injusta), pero la diferencia no es sólo el viento a favor de la snobisima crítica de Uncut o NY Times o que pertenecer a un mercado mayor amplia sus chances de formación, ruedo y llegada, sino que la primer cosa de la que estos artistas decidieron ser independientes fue de los corsés creativos y las poses clicheras. No reniegan de ninguna tradición, toman todo lo que circula y lo hacen propio, hablan un lenguaje universal sin abandonar su particularismo. Y todo, claro, con naturalidad y sincera “alegría, alegría”.
*Brasil Ao Vivo 2011 se llevó a cabo el jueves 15 de septiembre de 2011 en Niceto Club.
reviews / shows / 7º aniversario de estamos felices
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ientras el Indio Solari, bandera de la autogestión, declara por éstos días que la batalla contra el mercado podría firmar el acta de defunción de su carrera ante el espinoso camino de la independencia, una paradoja más grande que los estadios que supo exorcizar se camufló, hace algunos días, en goce y celebración. La del séptimo aniversario del sello Estamos Felices, conmemorado la noche del viernes 16 de septiembre, sobre y bajo los escenarios de Niceto. La hija de la lágrima del ‘rock sensible’ que el productor cultural Martín Mercado decidió fundar, allá por 2004, en una alegoría al ‘do it yourself ’ a partir de su interés personal por la escena musical alternativa. Desde entonces, Estamos Felices se ha vuelto una de las escuderías clave entre las órbitas domésticas a partir de un catálogo ejemplar y disímil que, probablemente, haya musicalizado –al menos– algún momento de nuestros años recientes. Por lo que, naturalmente, ésta fiesta alcanzó a ser un generoso muestrario de todos esos estilos, envases y colores que el sello ampara bajo sus brazos para redistribuir la alegría. Como un guiño a la historia, la grilla se inició, a partir de las 20.30, con Jackson Souvenirs cuyo debut Pista cero fue el lanzamiento que comenzó a escribir la historia de la discográfica. Sobre el pequeño e intimista escenario Lado B, que apunta a la calle Humboldt, el binomio formado por Javier Diz y Norman McLoughlin se apropió de la atmósfera con una sesión de post-rock hecho y derecho: un ovillo de paisajes instrumentales con el poder de espesar el tiempo entre cambios de tiempos y texturas. De la bruma a la aurora boreal entre guitarras y sintetizadores.
Jackson Souvenirs
Coiffeur
Media hora después, sobre el escenario principal, llegaría el turno de las sensitivas canciones de Coiffeur y su capacidad de artesano en eso de capturar situaciones y detalles cotidianos. Aliado a su guitarra acústica, el cantautor sumó durante parte del set colaboraciones en guitarras y teclados para dotar sus piezas de pequeños arreglos que le bastan para adueñarse de ellas. En Amor-On, sin embargo, el oriundo de Morón se apropió, por sí solo, de ese trance bipolar (Me duele verte / me encanta verte), para luego cerrar con una versión up-tempo de Al oído que llevó a mover la patita (Salgamos a bailar / El beat nos va a ayudar). A continuación, estaba pautado el show del multifacético Juan Stewart quien por razones personales que no se informaron canceló su presentación, para ser reemplazado por el Señor Faraón (también percusionista de los uruguayos Hablan por la espalda). Un avatar al que podríamos rotular como “trovador charrúa modelo 2000” que se despachó con aires folkies y bluseros inserto en un clima de fogón distorsionado, con gente sentada en el piso y postales de taberna y cámaras réflex. Grata revelación accidental para oídos desprevenidos con una serie de interpretaciones entre las que se destacó la erizante Piel de culebra. Para las 22, llegó el turno de uno de los platos fuertes de la noche, encarnado en El Robot Bajo el Agua y su gabinete de psicodelia lo-fi (llevado a su máxima expresión hasta en las visuales montadas en vivo entre ‘gatitos chinos’ y juguetes de culto). El lapso propicio para navegar entre los mares de esas guitarras desamparadas y sintetizadores magnéticos que discurren letras fragmentadas capaces de citar a Iorio (Sé vos lo más / sé vos lo más / dame un beso y vámonos de este lugar para no
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buscan exorcizar desde la edición del álbum Macumba como una re-fundación de su identidad sonora. En sintonía con la secuencia de decibeles por el techo, durante el tramo final, Humo del Cairo se encargó de hacerlos rebotar contra las paredes a partir de la “psicodelia pesada, narcótica y orgánica” bajo la cual se auEl show “sorpresa”, develado algunas horas antes, que- todefinen. Cargados de una energía stoner-rock, que dó en manos de un set los hermana un tanto con altamente electrónico y Los Natas, el power-trío preciso de Bicicletas con estiró la vista con un sonitemas reversionados y do expansivo que se pierpercusión de octapad en de en espirales valvulares lugar de batería. Y aunque y hasta recuerda a Color el tiempo programado era Humano. escueto eso no impidió que el quinteto encontraEl último eslabón de la cara en Corre el lapsus ideal dena se cerró, pasada la para recrear su propia fiesmedianoche, con los geta comprimida con pandenios del dub Nairobi y una reta y maracas incluidas. oferta musical que excedió los patrones, casi congelaAntes de las once, y dos, con los que el resto del sin respiro entre show reggae argentino se mueve y show, los orientales desde hace años. Entre onHablan por la espalda terminaron de quitar todo dulantes líneas de bajo y beats persuasivos el vocalista Ivi el aire con esa mezcla aplanadora concebida entre el Lee se encargó de clausurar una celebración a las buenas hardcore noventoso de sus inicios, la psicodelia y esa costumbres de la escena independiente. curiosa vertiente que bautizaron como candomblus. Lo de esa noche sólo fue una parte de la euforia para Un septeto con los años de historia y antros recorridos seguir estando felices. suficientes como para emerger, definitivamente, de los círculos tribales y las maldiciones del pasado que regresar). Escuchar a los Kramer y compañía hace que no sea tan disparatado preguntarse qué hubiese sido de las canciones apocalípticas y de amor enfermo de bandas como Él mato un policía motorizado, junto a la obra cosechada desde los días de Jaime Sin Tierra.
estamos felices se ha vuelto una de las escuderías clave entre las órbitas domésticas a partir de un catálogo ejemplar y disímil
Faraon
El Robot Bajo el Agua
*El Festival Estamos Felices (7° Aniversario) se llevó a cabo el viernes 16 de septiembre en Niceto Club.
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Nairobi
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omos unos zarpados”. Ya habían sonado ocho canciones en el ND/Ateneo, ocho versiones en español del amplio repertorio de Stephin Merritt cuando Sebastián Rubin (33,3 periódico por ciento de Los Campos Magnéticos) lanzó esa afirmación. Su compañero Alvy Singer contó brevemente la historia de este proyecto a la concurrencia, que casi llenó el teatro de la calle Paraguay: “Al principio lo pensamos para hacer un par de recitales en Cusic –un cálido restaurante en el barrio de Palermo–, pero nos cebamos, grabamos discos y acá estamos”. ¿Cómo fue que esto se les fue de las manos? ¿Y cómo es que ocurrió tan rápidamente? No vamos a hacer una investigación exhaustiva buscando razones. Podemos, sin embargo, inferir algunas cuestiones. El poder del “boca en boca”, de la curiosidad de fans de los Magnetic Fields por estas impecables versiones en castellano y de la aparición de seguidores propios que descubrieron la magnífica obra pop de Merritt gracias al trío, atraídos por la universalidad de esas canciones depresivas, románticas y en ocasiones bañadas de sarcasmo, podrían deducirse como los factores fundamentales para que la situación que Alvy Singer, Nacho Rodríguez y Sebastián Rubin creían bajo control se haya desbocado, para placer y disfrute de todos.
palmas… es como We Will Rock You pero nada que ver”) y deconstrucción de la convención del bis (“Era re obvio que íbamos a volver”, ironizó Nacho Rodríguez después de regresar al escenario hacia el final del show). A volumen moderado y apenas un par de luces iluminando el escenario, Los Campos Magnéticos dejaron que las melodías del pequeño gran compositor estadounidense adaptadas por ellos deslumbraran sin demasiada ayuda. Aparte de los variados instrumentos que dejaron flotando sus notas en la sala durante la hora y monedas que duró el espectáculo (guitarras acústicas, ukelele, cello, caja peruana, etc.), sobre las tablas brillaban tenuemente un par de lámparas para mesa de luz. Ese gesto decorativo bien podría señalar que, así como en un teatro repleto de fans afectuosos –que aplaudieron, cantaron y festejaron cada canción–, este trío podría sin esfuerzo destacarse cualquier noche en el living de tu casa. La lista de canciones se desenvolvió sin pasos en falso importantes, dejando la certeza de lo ajustado de las versiones pero muy lejos de amagar a convertirse en interpretaciones frías como la de cualquier banda tributo que imita nota por nota y compás por compás cada pieza homenajeada. Abrió el concierto –minutos después de la medianoche– Loco de atar, la adaptación en plan chacarera de Absolutely Cuckoo, la canción que inicia la chef d’ouvre 69 Love Songs, la cual se vio acompañada por palmas transformando, sólo por un instante, al ND/Ateneo en una insólita peña indie. Y siguieron más de esas piezas sobre el amor que Merritt creó hace ya 12 años traducidas al idioma de Cervantes.
Pero tocar en un lugar espacioso como el ND/Ateneo no le impidió al trío –vestidos de forma elegante para la ocasión– contagiar la armonía y el aire a camaradería que hicieron a sus mini recitales en Cusic (y otros lugares de Capital Federal igual de modestos) tan esperados, por lo que aparecieron bromas con gente conocida sentada en los palcos del teatro, pedidos de participación del público (“Golpean así con la pierna y así con las Piezas contradictorias (Ya no te quiero más), algunas
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sobre corazones rotos (No creo más en el sol) y otras puramente ingeniosas en su visión del romance (No me quiero olvidar de vos, una de las más celebradas de la noche junto a ese hit que es El galán de La Paternal). Canciones de amor que le escapan a los clichés grasas a los que suelen caer sus semejantes (o que bien juguetean con esos mismos clichés) y que parecieron concordar con la noche otoñal de primavera que gobernaba afuera, si bien adentro de las puertas del teatro se pudieron divisar noviecitos chapando entre temas y hasta una dedicatoria por parte del trío a una pareja que cumplía su primer aniversario.
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da a “hacerlo como conejos hasta desfallecer” fue el ingrediente necesario para terminar en un punto alto con un espectáculo que significó indudablemente un punto inolvidable para los miembros de uno de los proyectos más atractivos y (tal vez paradójicamente, considerando que se tratan de covers) frescos del pop independiente local. Por una noche, Stephin Merritt (o al menos una parte fundamental de él) sacudió al Microcentro porteño. Sigan zarpándose de esta manera, muchachos.
Hubo sorpresas también, como el estreno de la adaptación de Two Kinds of People y la participación en El libro del amor de Lisandro Aristimuño, quien se presentó en solitario sobre el mismo escenario apenas unas horas antes y cuya mención fue previsiblemente alabada de forma efusiva. Tampoco faltaron los fieles invitados de cada recital de Alvy, Nacho y Rubin. Eugenia Brusa encantó con su presencia y puso su entrenada voz al servicio de Volvé de San Francisco, protagonizó el “momento Pastor Giménez” con el combo La plegaria de la monja/Bésame con ganas y se unió junto a Rubin para ese pedazo de humor negro melodramático llamado Sí, oh sí. También estuvieron firmes junto al trío otros invitados recurrentes, como Pablo Font en metalofón, Facundo Cruz en bajo y Alfonso Barbieri en acordeón (presentado como “uno de los mejores tituladores de discos que existen”, algo cierto considerando que nombró a su último trabajo Valses eróticos del Río de la Concha de tu Madre). Después de tantos versos agridulces, cerrar cerca de *Los Campos Magnéticos se presentaron el sábado las 2 AM con la canción que invita a la persona ama- 24 de septiembre en el ND Ateneo.
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– Javi Punga – El Amor es Todo (2011)
En la versión digital de El amor es todo (disponible para descargar gratis en la página web del sello virtual Mamushka Dogs), Javi Punga regala un fanzine en formato PDF plagado de dibujos hechos a mano, anexados con fórmulas lógicas, insólitos desguaces de palabras y aforismos trasnochados que discuten la relación entre el amor, el infinito y la música, entre otras cosas. “El amor es la canción del universo” declara una de las frases. Ese enfoque soñador, filosófico e inclusive esotérico se expone de la misma forma en el track que le da título al trabajo, en el que vuelve a insistir con esa noción: “El amor es todo de lo que está hecho todo”. De esta manera, fragmentos de discursos amorosos copan, previsiblemente, gran parte de El amor es todo.
Eso no significa que Javi Punga se haya puesto en modo “ser de luz” y sus letras amplíen aún más el complejo entramado de relaciones antes expuesto. Después de todo, el cantautor platense ha demostrado ser en los últimos años, principalmente, un orfebre de canciones con aura de hit de estructuras tradicionales. Y uno especializado en el rubro. Allí descansa el dato no menor de que El amor es todo es el segundo disco de estudio del muchacho, aunque contiene composiciones que datan de su época de grabar de forma casera y compartir toda su obra en CD-R. Todo el transfondo conceptual termina siendo un tanto engañoso finalmente. Las cosas simples (o la complejidad detrás de las cosas simples, se podría argumentar) son las que parecen ocupar primordialmente la mente del compositor. El detonador de las melodías puede ser el recuerdo de un viejo amor, en un tiempo en el que “estaba bien comer paté de foie” (Ahora
soy vegetariano); el compartir un postre con alguien querido (Chocotorta); o bien la dedicación romántica a “la más bonita del barrio de las chicas lindas” (Tanta belleza). En esta colección de diez canciones pop “queridas y amigas entre sí” (como las denomina el mismo intérprete) los acordes de guitarra son las que parecen dirigir cada palabra y melodía entonada por Punga, quien en ocasiones emplea una voz fisurada que está a tono con los versos salidos de su boca. Pero también se escuchan armónicas como en El centro del mundo o alguna batería electrónica que invita a tirarse un paso (Sueña) o un tímido violín (Mariana), enseñando que en menos de media hora se pueden construir diez canciones simples y agradables pero que, con el aporte de diversos elementos, se manifiestan aún más lujosas. Brindemos por ellas, entonces. Y por el carácter ubicuo del amor también, por qué no. – EP.
– The Drums – Portamento (2011)
Después de ser una de las bandas más novedosas del año pasado, es difícil no haber escuchado o leído sobre The Drums. El cuarteto sacó un EP y un par de singles de ahí, pero la cosa se puso seria cuando sacaron su primer single Let’s Go Surfing hace dos años. Desde entonces, la banda se vio en una extensiva gira por Estados Unidos y Europa, grabaron su aclamado debut homónimo, experimentaron la partida de uno del guitarrista Adam Kessler, y agregaron un par de guitarras y percusionistas para sus recitales. Y es así, como después de un poco más de un año, la banda vuelve con Portamento. La nube sutil de reverb que significó el primer disco de The Drums atrapó a varios con su surfer pop. Cuatro de
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cada cinco textos hablando sobre la banda y su debut los asimilaban como una versión juvenil, rápida y soleada de New Order, o a Joy Division después de haber escuchado a los Beach Boys por semanas. De ahí, Portamento no mueve piezas específicas para sacarse el hype de encima, calculando estribillos pegadizos aunque no tan inmediatos, y ampliando el portfolio de instrumentos notablemente. El disco también muestra rastros de una banda que evolucionó líricamente: canciones que hablan sobre pérdida de fe, existencialismo, pero mayormente, Jonathan Pierce se encuentra siempre hablándole y suplicándole a una “ella” en segunda persona. Auras de soledad y frialdad son alcanzadas perfectamente en canciones como If He Likes It Let Him Do It, con sus teclados oscilantes como theremin y el reverb que hace a la banda existir. Por el otro lado, guitarras a contratiempo de la batería se repiten exhaustivamente los 45 minutos del disco, ecualizadas
sutilmente de fondo para que no agoten si no se les presta mucha atención (aunque el deja-vú se hace presente con la seguidilla de Money y Hard to Love especialmente).
Searching for Heaven puede ser que sea una de las canciones más llamativas o experimentales de parte de la banda, con Pierce cantando con un efecto de teclado solo atrás. Incluso cuando puede ser que no sea el sonido característico de la banda ni lo que esperábamos escuchar, no resta el hecho de que el quinteto siga buscando las piezas para no estancarse en un mismo plano. Incluso para los que se habían encariñado un poco demasiado con el debut y el sonido simple y veraniego del primer disco, van a encontrar su lugar en canciones como Book of Revelations o How It Ended que abren y cierran el disco respectivamente, aunque seguramente les convenga encerrarse en una burbuja y seguir escuchando el primer disco. Muy parecido al caso Oracular
Spectacular/Congratulations, la banda abandona el single inmediato o las canciones de publicidad para profundizar y pulir su sonido en una producción bastante limpia y madura. Y al igual que con MGMT, puede ser que una primera vuelta a Portamento no alcance para crear opiniones válidas y mucho menos atraparnos como su anterior. Personalmente, una vez superadas las primeras impresiones y escuchándolo con la mente y los oídos bien abiertos, es un disco que respeto mucho más que el primero, y no cabe ni la menor duda que The Drums se dirige en la dirección acertada. – EO.
– Red Hot Chili Peppers – I’m With You (2011)
Casi veintisiete años exactos han pasado desde del primer lanzamiento de los Red Hot Chili Peppers, con su LP homónimo. Eso es mucho tiempo y, después de un lustro sin pisar un estudio, los californianos vuelven para entregarnos su décimo disco. Con todo, I’m With You también significa el primer disco después de la segunda partida de John Frusciante, por lo que las dudas eran muchas y las expectativas también. En su lugar, Josh Klinghoffer (Beck, PJ Harvey y Warpaint), quien había participado en la parte final de la gira de Stadium Arcadium (2006), y que además es amigo de Frusciante, se hizo cargo de las guitarras. No es menor que una banda
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de la envergadura de los Red Hot Chili Peppers lance nuevo material. Sus temas sonarán constantemente en la radio y, como ha sucedido siempre, la mayoría de sus singles quedarán en el imaginario musical como clásicos. Asimismo, y como verdaderos representantes de una generación, que empezó con los éxitos de Blood, Sugar, Sex, Magik (1991), tienen sin que ellos quieran, una presión importante en cada lanzamiento. El resultado es que los chicos decidieron jugársela y, como dijo el baterista Chad Smith, son “una nueva banda”.
Peppers). El tiempo se encargará de posicionarlo en algún ranking, pero, por lo pronto, no nos queda otra que disfrutar de este excelente álbum.
Es envidiable la frescura con la que suenan estos tipos que superan los 40 (menos Klinghoffer). Sin despegarse totalmente de ese sonido funk rock con el que conquistaron los Estados Unidos y el mundo a principios de los años 90, los autores de Scar Tissue encuentran la forma de reinventarse a pesar de haber pasado tanto tiempo.
Canciones que remiten a la melancolía con dientes apretados. Canciones que estallan. Crudas y viscerales. Por estas aguas navegan los sonidos en formato power trío que supieron conformar músicos de vasto recorrido en el under argentino. Señores y señoras, se presenta en sociedad Mugre, el esperado debut discográfico de Acorazado Potemkin, que reúne en sus filas a Juan Pablo Fernández en voz y guitarra (Pequeña Orquesta Reincidentes), Federico Ghazarossian en bajo (Don Cornelio, Los Visitantes, Me Darás Mil Hijos) y Luciano Esaín (Valle de Muñecas, Motorama, Flopa Manza Minimal) en batería y voces.
El aporte del nuevo guitarrista y la química de Smith y Flea en la base marcan el camino. Klinghoffer es preciso y estructurado cuando quiere, pero por momentos muestra unos toques de psicodelia y groove que nunca habían tenido los estadounidenses. Las sorpresas son Even You Brutus, que es algo así como una canción soul-rapera con el sello de los Peppers, Did I Let You Know, con un arpegio exquisito de Josh, Happiness Loves Company y Police Station, con un piano de relleno (¡¿alguna vez hubo un piano en algún tema de Red Hot Chili
– MF.
– Acorazado Potemkin – Mugre (2011)
Coqueteando con la oscuridad del post-punk y del rock más desprolijo, dejaron de lado el control y la rigurosidad que suponía la acumulación instrumental de sus anteriores bandas y se animaron a subir al fino equilibrio de la contundencia y lo mugroso. Lo que termina manifestándose en una atmósfera de guitarras
penetrantes que se intensifica con la base bajo-batería y la lírica intacta de Fernández. Él siempre ha sabido transmitir la sensación de frustración (material o sentimental) de situaciones cotidianas, con un vuelo que impacta en lo profundo del corazón. “Sueño el mismo sueño, vos sabés / Que nos explota en las manos”, reza el estribillo de Desert, track 2. Mugre arranca con Algo, riff de guitarras metálicas y potencia que preanuncia casi una hora de inmediatez musical, pesadez lírica y coros ahogados. Le siguen Desayuno y La Carbonera (homenaje a lo conurbano en clave acorazada). En La Mitad colabora en coros Flopa Lestani, madrina espiritual del grupo, y Juan Ravioli, quien también aparece en Lengua Materna (donde despuntan sus vicios más tangueros en el contexto de una canción dark). El dream team del sello Oui Oui Records grabó a fines de enero en ION, un mítico estudio de Buenos Aires elegido en los años ´60 y ´70 por grandes del tango como Osvaldo Pugliese. En tan sólo dos días registraron los catorce temas del disco, y lo distintivo es que lo hicieron los tres juntos totalmente en vivo. Otra de las particularidades de Mugre es que se lanza a través del sitio de la banda para su descarga gratuita, con una declaración de principios en la que explican cuál es su forma de concebir la música y el “derecho a disfrutarla sin intermediarios”. Promediando el disco, Gloria comienza con la base del bajo
y la batería bien al frente: “La Gloria, fue esa prostituta que me dio su nombre verdadero”. Parecen hablar de ellos y su pasado de culto ‘glorioso’; y de su volver a empezar desde cero. Caracol y Quiero forman parte de este retorno: dos canciones punk en cinco minutos. En la antesala del final está el llamado a ser himno de la banda, Los Muertos, elegido por ellos -y el públicopara cerrar los shows: crítica punzante, irónica y existencial de los comportamientos humanos, quienes envidian a los muertos porque ellos “No trabajan, no se cansan, no les duele más la panza. No se olvidan, ni lastiman”. Despiden este primer disco Perrito y Unos Versos (que pertenece a la artista brasileña Adriana Calcanhotto), donde la poética se vuelve a encontrar con la Mugre para cerrar una de las producciones más esperadas de una escena que estos marinos fueron construyendo en cada alzamiento. Desde el under de los ’80, lo alternativo en los ’90 y ahora, Acorazado Potemkin, una banda indie. – CF.
– St. Vincent – Strange Mercy (2011)
Podría parecer superficial empezar hablando de Strange
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Mercy mencionando la belleza de Annie Clark, la mente maestra detrás del nombre St. Vincent. Pero en ese look refinado, en el rostro huesudo en el que sobresalen esos ojazos verdes, hay algo indescriptible que resalta como extravagante, como fuera de lo común. Casi se podría hacer un paralelo con los anteriores álbumes de la texana, Marry Me (2007) y Actor (2009). Ambos discos exhibían rasgos de delicadeza y fragilidad pero también había varios instantes en los que se palpaba un soplo de intranquilidad, tanto desde las letras o a partir de algunos sonidos que se distinguían como amenazantes entre la voz dulce de Clark y los arreglos preciosistas. En ese tironeo entre lo delicado y lo siniestro, en Strange Mercy parece triunfar lo segundo, lo cual ayuda a que Clark logre expandirse a expresiones más personales no sólo en el ámbito lírico, sino también en lo referente a lo musical. Esto se traduce a un mayor enfoque en las texturas electrónicas sombrías y en más guitarras eléctricas inquietantes. En consecuencia, se traduce a que este tercer álbum resulte el menos accesible de la cantautora estadounidense hasta el momento, a pesar de los claros indicios de una mayor madurez creativa, algo alentador considerando lo inventiva que mostró ser Annie en sus dos discos precedentes. Lo dicho anteriormente no significa que no haya canciones que golpeen instantáneamente. Sin demasiadas vueltas, el primer corte de
difusión, Cruel, es quizás la canción pop más redonda que haya aparecido bajo el alias St. Vincent, con esa batería electro-disco y piezas pegadizas de teclados. Pero el resto del trabajo no es tan inmediato, y es necesario escarbar para descubrir los numerosos tesoros que guarda el trabajo, ya sean la conmovedora declaración de independencia que es Cheerleader, la taciturna Strange Mercy o los furiosos ataques de guitarra en Chloe in the Afternoon. Con respecto a lo último mencionado, es en este disco en el que Clark finalmente se anima a mostrar debidamente sus dotes en la viola, que no habían sido explotados al máximo salvo en escasas ocasiones (como en el solo monstruoso al final de Now, Now, primer track de Marry Me) y que en esta oportunidad emergen de las más diversas maneras, tanto con el perfil de delicados relámpagos (Surgeon) o de pequeños e imponentes riffs (Northern Lights). Sacándole jugo a su guitarra o no, Annie Clark, con Strange Mercy, logra ensanchar su paleta sonora hacia flancos más difíciles de aprehender, al menos en un primer acercamiento. Pero quien no se rinda fácilmente encontrará una obra que, detrás de su máscara poco accesible, desborda de ideas y melodías cautivantes. – EP.
– Primus – Green Naugahyde (2011)
Muchas cosas se pueden pensar de una banda que saca un nuevo LP después de doce años. Que querían recuperar la fama perdida; que querían saciar un poco más sus bolsillos; que lo único que les había salido bien era sacar discos con su grupo original; o que simplemente se reunieron, y se dieron cuenta que era un buen momento para hacer nueva música. Este es el caso de Primus y su Green Naugahyde. La agrupación comandada por el gigante Les Claypool fue una de las más innovadoras de los 90’s. Con su mezcla de funk, metal y otros infinitos géneros, siempre interceptados por la magia de las cuatro cuerdas del líder, lograron crear un sonido único, en gran parte por la destreza de Claypool. El año pasado había llegado gratuitamente un EP con versiones de temas antiguos interpretados en los ensayos de la banda, pero ya era hora de nuevas canciones. Es el séptimo álbum de estudio de los norteamericanos, y la innovación sigue intacta. Con la primacía del bajo por sobre el resto, y éste a veces totalmente lleno de efectos, hace que el disco tome en ciertos momentos un aspecto psicodélico no tan visto en otros lanzamientos, pero manteniendo la esencia rápida
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e instantánea del trío. La extravagancia del grupo ha vuelto, y nos lo demuestran en 50 minutos que no aburren nunca. Hay grandes temas, como Last Salmon Man, Lee Van Cleef o Moron TV, pero lo que vale la pena es escuchar el álbum entero, y disfrutar la gran vuelta de una de las bandas emblemas del rock alternativo de los 90’s. – MF.
– Girls – Father, Son, – Holy Ghost (2011)
Girls sacó su primer disco hace dos años eternos. El dúo de San Francisco había estado grabando en el garaje de sus padres desde 2007, moldeando y perfeccionando el sonido que dio luz recién en 2009, consagrando al debut Album fácilmente como uno de los mejores discos del año. En 2010 decidieron sacar el EP Broken Dreams Club que los llevó a reencontrarse en la listas de lo mejorcito del año con seis canciones que, si bien mantenían el sonido característico amoroso del ahora quinteto, escuchar la evolución y el nivel de composición llegaba a ser portentoso. Hace unos meses la banda anunció su segundo disco, Father, Son, Holy Ghost, generando una ansiedad auricular hacia un disco que da bastante para hablar.
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Honey Bunny abre con un rasguido similar a Lust for Life en Album, solamente que emprende camino acompañado de una batería y una inmediata segunda guitarra surfera advirtiendo de los nuevos integrantes que se sumaron al tiempo. Christopher Owens les dedica un estribillo a las minas que lo rechazaron por su cuerpo huesudo y su pelo sucio, se le declara a una chica sin antes ir al puente melancólico y recordar como su madre fue la única mujer que en serio lo bancó. Bueno, venimos bien. Alex (las canciones con nombres de mujeres prevalecerán) sigue con un sonido mucho más similar al Girls del ’09, recuperándose de puentes instrumentales (que no me sorprendería si los demandaran por plagiar a Taylor Swift o alguien) con el llamativo golpe de guitarras y el balbuceo de Owens. Die puede llegar a ser una de las mayores sorpresas del disco, como si los hippies hubieran vendido los Hofners y Rickenbackers para cazar unas Ibanez y mandarse solos sobre riff pesado pseudo metalero, y un final a un tempo más reducido, como si fuera una de esas canciones harmónicas de Led Zeppelin o Wolfmother minus machísimo. Definitivamente Vomit es la otra gran sorpresa, con sus versos solitarios, el estribillo explosivo, el solo sangrante, los coros de The Great Gig in the Sky, y el puente bien bien chicloso de la mejor manera posible. Los coros aparecen anteriormente en My Ma, lejos de caer como “una más” y resaltar por su simpleza y sinceridad.
Me gustaría estar completamente confiado de decir que el álbum funciona mejor como una suma de las partes antes que dividido en once, aunque lamentablemente no. Es problable que en total haya más canciones que no terminen completamente convenciendo ni cerrando que de las que llenan la cuota hasta el tope. Temas como Saying I Love You se presentan como una repetitiva y cursi canción country, destinada a la basura si no fuera por los versos sentimentales y sus guitarras oníricas. Magic no tiene retraimiento en mostrar el Queen que tiene adentro y tropezar de manera absurda al lado de canciones tan sinceras como Just a Song.
– Luciano Carlevaris – Hitoploxus (2011)
Muchos pueden irse decepcionados a la hora de escuchar Father, Son, Holy Ghost si es que no están preparados para desprenderse completamente de las telarañas de guitarras y las atmósferas de ruido fidélico que corrían como una de las mayores ventajas de la banda. Por esta misma razón, el disco está lejos de ser lo inmediato que se esperaba, o hasta lo alegre, aunque en cada rincón de las confesiones y los estudios acerca de la soledad humana haya varios mensajes positivos, sin los cuales la temática espiritual y religiosa del disco no tendría sentido. Sin embargo, si hay algo de qué acreditar a Father, Son, Holy Ghost, es de que sin importar cuántos descuidos y dislates nos tuvimos que bancar, nos deja con ganas de un poco más.
Originalmente baterista, Carlevaris despliega como nadie su instrumento madre en diez hermosas canciones que -con letras que acompañan a su musicalidad- dan forma a un álbum debut sólido como la tierra pero extensamente fluido como el mar.
Peces en el agua, pájaros en el cielo, hombres en la tierra y galaxias que giran más allá. El imaginario de Hitoploxus (2011) –título y alter-ego– pregona la naturaleza viva. No es casualidad que Bariloche, la hermosa ciudad que lo gesta de alguna u otra manera, desembarque con este disco sus imágenes multicolores sobre el asfalto de Buenos Aires.
Peces nos guía del río hacia el mar desde el inicio, siendo la batería el instrumento primordial para los sonidos de Hitoploxus (2011) y las capas rítmicas de guitarras el oleaje que distribuye las notas a través de una inmejorable base. Novo Ranch continúa con dicha marca registrada y deslumbra hacia el final con un leve cambio de atmósfera y un arpegio digno de los últimos temas de Radiohead (una de las bandas extranjeras más presentes en este primer trabajo de Carlevaris).
– EO. Las “ilusiones modernas que transmite nuestra ciudad” son
bellos ecos nostálgicos en Desiertos –acaso la canción más melancólica del disco–, cuyo final de guitarras distorsionadas brinda, al igual que el tema anterior, un cierre notable. Hombre De Tierra recorre la misma temática que su antecesora, aunque esta vez con un colchón de bajo inteligentemente acentuado, dando forma a una trova que tranquilamente podría catalogarse como una nocturna canción pop, mientras que 23 Olas acerca cierta lírica y melodía a bandas como Onda Vaga con ecos finales exquisitos. Hacia la mitad del disco, la única canción completamente instrumental de Hitoploxus (2011), Nubes, revuelve el sereno ritmo folk de una manera en que llegamos a resignificar a este talentoso multi-instrumentalista creador de verdaderas atmósferas sonoras. Cuatro minutos después, Descubrir regresa en el comienzo al ritmo crudo de la batería para luego, con unos giros vocales y de guitarras en particular, resonar al primer Babasónicos. Hacia el final, Time –una acelerada y hermosa balada power pop cantada en inglés– nos hace bailar con un ritmo pegadizo que Waiting (con estribillos también en inglés) hace girar en una dirección diferente, para luego concluir en la potente despedida folk Soleado, devolviéndonos una armonía de guitarras combinadas y una frase que resuena y resume el deseo detrás del concepto de este álbum: “No olvidemos la naturaleza y todo lo que da”.
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Carlevaris nos regala con su debut algunas de las más bellas melodías sobre –y acerca de– nuestro suelo. Desde la elección de la portada (obra de su abuelo, el artista plástico Luis Alberto Bianchi) hasta los gloriosos cierres de la mayoría de su decena de canciones, despertamos del estupor, contemplamos las aves, los peces, los insectos, y dirigimos la mirada más allá del mar, hacia el horizonte, cuya inexistencia sólo puede ser conocida a través de estas –nuevas y frescas– melodías. – JJM
– CSS – La Liberación (2011)
Para algunos, las primeras impresiones son las que cuentan. La primera escucha de La Liberación, el tercer disco de los brasileros de CSS, o Cansei de Ser Sexy, no deja mucho. La segunda y la tercera, tampoco. Con La Liberación, los CSS se quedaron entre la adolescencia de Cansei de Ser Sexy (2005) y la psuedo madurez de Donkey (2008). En las 11 canciones que conforman el tercer trabajo de los liderados por Lovefoxxx es difícil encontrar el mensaje. A lo largo del disco se pueden escuchar varios sonidos: reggae, rock, electropunk, afrobeat, algo de funk, algo de punk. En general,
estamos hablando de música que se puede bailar, aunque esto no sea una sorpresa cuando nos referimos a CSS. Las letras, si bien no es lo primero que uno –por lo menos yo– percibe, no perdieron esa despreocupación jovial que los caracteriza, pero es insuficiente, sobretodo cuando aparecen canciones que intentan ser un poco más fuertes, como La Liberación, sobre la violencia de género. Es esta, justamente, la canción más tradicional del disco, musicalmente hablando. Y la sorpresa es que es en español. Un punk rock simple bastante directo, con coros a lo Paquitas de Xuxa (“grita, grita mami, mami mami grita”) con Lovefoxxx sonando, en algunas partes, sorpresivamente gallega. Y listo. En 2.11 no hay mucho más. Hits Me Like a Rock es una de las canciones más bailables del disco, pero no es más que eso. La participación de Bobby Gillespie de Primal Scream la hace un poco más interesante, pero se pierde en el resto del disco. Canciones como City Grrrl y Rhythm To The Rebels pasan totalmente desapercibidas. Cada tanto parece que va a remontar, con temas como Ruby Eyes o Echo Of Love, pero rápidamente se caen y quedan en la nada. Partners In Crime es de los tracks que más entusiasman. Entre letra y sonido levanta bastante el disco, pero en el contexto en el que se encuentra no se aprovecha del todo. En Red Alert, en colaboración con Ratatat, pasa lo mismo.
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Son canciones que entre 3 y 5 minutos tratan de llegar pero no lo logran del todo. Fuck Everything es la última canción y no es casualidad, considerando que el disco se llama La Liberación. Como una moraleja, invitando a la despreocupación que los CSS llevan como estandarte en un disco que se pierde entre las letras que intentan ser comprometidas y las festivas.
espera amontonó, por el paso del tiempo, una amplia serie de generaciones: desde el cuarentón, amante de Fricción, hasta el pibe que empezó a sacar temas en guitarra a partir de Los 7 Delfines. Es la decantación natural de un maridaje servido con cautela durante décadas que envasaron todas las escenas, rutas y estilos por los que transitó Richard Coleman hasta el día de hoy.
CSS queda a mitad de camino entre un disco decente, con canciones como Partners In Crime y Hits Me Like a Rock, y un disco mediocre de canciones como You Could Have It All y I Love You. El problema es que cargan con la responsabilidad de divertir continuamente, y cuando intentan salir de ese eje y hacer cosas más serias, se pierden.
El resultado es una obra notable donde queda a la vista, más bien en un certero golpe de oído, el alto calibre del cantautor para rubricar elegantes melodías con su poesía barroca. Suena potente, variado y contemporáneo sin restar tradicionalidad, con la colaboración de viejos compañeros de ruta (Daniel Castro en bajo, Jorge Araujo en batería y Tweety González a cargo de la producción).
De todas formas, hay que seguir dándoles chances. Los CSS son una banda para el vivo y seguramente La Liberación suene mucho mejor con una Lovefoxxx corriendo por el escenario con una malla de colores y un burbujero en la mano. – PR.
– Richard Coleman – Siberia Country Club (2011)
Siberia Country Club debe ser uno de esos discos cuya
Turbio elixir es una erupción volcánica provista de riffs brotando como lava para que Coleman se reluzca catedráticamente y oficie de preludio a una nueva alianza insoslayable con Gustavo Cerati en Normal, quien aportó sus dotes violeros a lo Blackmore en una colaboración registrada antes de sufrir el ACV en mayo de 2010. Hamacándote es una irresistible balada midtempo que escapa al swing melodramático habitual y revalida las letras sobre relaciones obstinadas que nunca logran inmunizarse del conflicto. Porque recordemos que tratándose del “Duque negro” siempre habrá tapices nihilistas para recubrir las canciones más allá de la vacuidad de los rótulos que históricamente
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se le adosaron y la impostura del discurso que versa sobre el caos. Y aunque en Jamás se vea “tapado por telarañas” y “sumido en la oscuridad” prolifera una melodía que marcha en contra de toda la consternación subrayada con delineador. Por fortuna, se trasluce una intención legítima de cambio que no mezquina ambición y refleja intenciones experimentales, como en Jardines líquidos y Memoria donde el patrón-rock queda chico. Hay lugar, incluso, para que Ulises Butrón, otro aliado incondicional, empeñe su pluma en una perla llamada Escarabajo y corone una obra que salda viejas deudas y colma expectativas. – MT.
– The Rapture – In The Grace Of Your – Love (2011)
Fueron uno de los grandes culpables, durante la década pasada, en eso de reivindicar la pista de baile como un espacio donde se podía mover los pies con algo menos de culpa (más allá de la posible falta de virtud, claro está). En devolverle legitimidad a través de obras entendidas como tales y abandonar fórmulas obtusas para recurrir a las bondades que otros géneros pueden ofrecer. Por eso las
orejas están expectantes al (demorado) tercer trabajo de The Rapture, In The Grace Of Your Love (2011) luego del impasse creativo de cinco años, tras la edición de Pieces Of The People We Love (2007). Y los resultados de dicha pausa suenan a una mutación interrumpida. Algo así como los mismos recursos puestos en función de nuevas formas que actualizan la oferta de los oriundos de Nueva York. Miss You, sin ir más lejos, es una canción de pura cepa rapturiana que reúne todos los ingredientes de su ópera-prima: el bajo como protagonista, una línea percusiva incesante, batido de palmas y un swing contagioso empaquetado bajo las leyes del dance-punk. Cuatro minutos de atemporalidad que se contraponen a lapsos más experimentales como los de Come Back To Me, regida por los cambios de tiempo y una particular base sampleada de acordeón digna de una disco balcánica. Hay intentos sutiles del grupo por quebrar su propia convencionalidad: Roller Coaster le quita por un rato el perfil bajo a las guitarras, It Takes Time To Be a Man exhala puro aire jazzero y Blue Bird suena a una pieza anómala de pop británico de los ‘60s. Quizás como consecuencia del alejamiento del bajista Matt Safer el sonido de The Rapture devino en composiciones que ya no buscan el gancho impactante a partir del contagio espontáneo. Las intenciones se apoyan sobre canciones más extensas, como In the Grace of Your
Love, que se toman su tiempo para lograr el clímax. – MT.
– Male Bonding – Endless Now (2011)
Male Bonding había tenido la oportunidad de atropellarnos de lleno con su primer disco el año pasado. En menos de media hora, el trio británico producía un despliegue completo de poderoso y ensoñado punk de los ‘90s y en seguida nos dejaba con ganas por más. Cargados de distorsión, con voces escondidas y distantes, los temas rápidos y los ganchos fueron definitivamente el talle que mejor le quedaba. Con Endless Now, su segundo disco, vienen a demostrar que no van a quedar como una banda de un solo álbum, ajustando tornillos flojos donde sea posible. A comienzos del año la banda anunciaba un disco mucho más amplio, tomando el mismo camino que bandas como Black Lips o Smith Westerns, y contratando un tremendo productor para sacarse la etiqueta de lo-fi de encima. Con la ayuda del productor John Agnello (Sonic Youth, Dinosaur Jr., the Kills), la banda se encaminó en profundizar esas influencias llenas de ruido y gasolina, y si bien el resultado no se diferencia mucho de lo
que veníamos escuchando de ellos, ciertamente no desilusiona. Por momentos intentan jugar con un punk un poco más juguetón: muchas de las canciones se sienten como un viejo Blink-182 pero de la mejor manera posible. Por más que nos encante Endless Now de principio a fin, retrospectivamente es algo que juega en desventaja cuando el elemento sorpresa se perdió y ya nos conocemos de memoria las influencias y elementos de Male Bonding. El disco puede sonar mucho menos inmediato que su anterior, pero igual de efectivo en un plazo medio. No creo que se hayan limpiado cada mancha de lo-fi de la cara, siguen escondidos en los efectos de voz ensoñadores. Desde el otro lado, también hay temas como Channelling Your Fears, en los que se esfuerzan por modular y tratar de sacar palabras para que todo el mundo cante el estribillo. Un año no parece haber sido suficiente tiempo como para sorprender a todos con un nuevo sonido. Las voces siguen distantes pero es grato distinguir a las guitarras desarrollarse de una manera mucho más natural y limpia, incluso cuando en las grabaciones son dos guitarras las que suenan. Y está bien, Endless Now no nos va a pasar por arriba con su punk poderoso sobre ruedas como antes, pero esta vez vamos a estar arriba de ese auto, con el aire fresco de la ventanilla soplando dulcemente en la frente. – EO.
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– Wilco – The Whole Love (2011)
Para mucha gente –entre los que me incluyo– Wilco es sinónimo de Yankee Hotel Foxtrot (2002), el fantástico cuarto LP de estudio de la banda oriunda de Illinois. Y es que a pesar de sus casi 20 años de carrera en los cuales exploraron diferentes géneros musicales –desde el country/ folk hasta el rock experimental y psicodélico– aquel álbum de 2002 siempre será una referencia obligada cada vez que se hable del grupo liderado por Jeff Tweedy. No obstante, luego de editar los más que decentes A Ghost Is Born (2004), Sky Blue Sky (2007) y Wilco (The Album) (2009), su última producción titulada The Whole Love promete volver a ubicar a la banda en los primeros planos de la escena musical independiente. Y le sobra material para hacerlo. El álbum pone primera con la sorprendente Art Of Almost, un track que supera los 7 minutos de duración, en el cual la banda transita por los caminos experimentales de Kid A de Radiohead, aunque en su tramo final da un giro de 180º para despedirse con toda la tradición del hard rock, desbordante en guitarras distorsionadas al mejor estilo Led Zeppelin. I Might rompe el clima inicial con una alegre melodía pop, abundante en
teclados Hammond, que le da ese toque vintage, que bien sabrán apreciar los amantes del revival de los 60s. La tríada inicial se completa con Sunloathe, una reflexiva balada folk/psicodélica que bien podría ser una composición inédita de Syd Barrett, sin lugar a dudas uno de los puntos más altos del álbum. Dawned On Me y Black Moon transpiran harmonías folk del Neil Young mas acústico –la referencia a Harvest (1972) es inevitable–. Born Alone recupera la impronta del pop psicodélico sesentoso, con presencia de constantes y cuidadas distorsiones de guitarra. Al llegar a la primera mitad del álbum, la sensación de misión cumplida es inevitable: ya supera ampliamente a su antecesor, Wilco (The Album). El segundo momento álgido de The Whole Love, viene de la mano de otra balada, en este caso se trata de Open Mind; aquí Jeff Tweedy se transforma en un cantautor símil Bob Dylan, y pronuncia una de las frases más inspiradas de toda la placa: “I will throw myself underneath the wheels of any train of thought”, poesía en estado puro. Luego de escuchar la burdelesca Capitol City, Standing O levanta las pulsaciones con las armas que mas utilizó Wilco en todo el álbum: bajo pesado, guitarras distorsionas, y mucho, mucho teclado Hammond. El bloque final nos muestra la misma -y hasta aquí efectivaestructura: balada acústica con Rising Led Lung, pop
dylanesco con Whole Love, y por último la eterna melodía country de One Sunday Morning (Song for Jane Smiley’s Boyfriend), canción que dura 12 minutos, pero que por su estructura compositiva tranquilamente podría continuar horas, incluso días (pero esa excentricidad mejor se la dejamos a The Flaming Lips). En definitiva, The Whole Love logra estar por encima de lo esperado, incluso para una banda cuya garantía de calidad esta fuera de toda discusión. –JPL.
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(Oh well, whatever)
NEVERMIND Escribe: Juan José Méndez Ilustración: Sofía Gatti
“I’m so ugly. That’s OK, ‘cos so are you” – Lithium
C
uando las ideas se agotan surge un clima de incertidumbre, apesadumbrado por no encontrar un lugar en el presente y melancólico por querer recuperar ciertas instancias del pasado. De repente, como si hubiese estado latente, dormido desde el comienzo de los tiempos, surge algo que revoluciona el tiempo y espacio en el momento justo, se vuelve emblema, amor y odio, relevancia y desfase. Tanto en la ciencia como en el arte, el mundo “civilizado” se mueve desconcertado en un espiral a contracorriente en el que por momentos el ser humano se detiene para arrodillarse frente a la genialidad. El 24 de septiembre de 1991 el mundo se detuvo estremecido. Una generación que heredaba los peores vicios de la historia socio-política del capitalismo estadounidense, despertaba del sopor de la anterior, sintiendo que debían ser ellos mismos los que pusieran la voz y las guitarras en alto. En un contexto diferente y muy similar a la vez, la historia de la gestación del punk se repetía quince años después. Jóvenes marginados, inconformistas y rebeldes, reconociéndose unos a otros con el empujón final
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de la cadena MTV para enraizar un cóctel solvente en el –disímil y manipuladísimo– movimiento grunge. Kurt Cobain –tal vez como lo fuera Sid Vicious en su momento– fue a inicios de los 90s el ícono ideal para perpetrar desde el mercado mismo la salida más redituable para la industria, mientras supuraba la putrefacción del sueño americano. Cobain había sabido expresarse como pocos otros a través de la música y, como sucede en estos casos, su actitud, su vestimenta y hasta su personalidad fue tratada de imitar por miles. Si bien su debut Bleach (1989) había sido bien recibido por la crítica y catalogado como un sonido nuevo y un disco que definía perfectamente aquella época, nadie se imaginaba lo que la banda de Aberdeen llegaría a lograr con el segundo.
convirtiéndose en la voz de una generación. Dave Grohl describe esta sensación en Back And Forth, el reciente documental de Foo Fighters: “Después de Nevermind, la atmósfera de los recitales simplemente cambió. Pasó de ser cool, hipster, underground a recibir a deportistas bananas. Eso fue lo primero que me llamó la atención: ¿qué está haciendo este jock aquí, le está gustando nuestra música a la misma gente que me solía pegar en la secundaria?”. Nirvana, Nevermind (1991) y particularmente Smells Like Teen Spirit fue el pivote indeseado o no, que volcó definitivamente hacia el mainstream a la música alternativa.
La batería cronometrada y ametrallante de Grohl traducida por el enérgico bajo de Novoselic a la voz y guitarra de Cobain, se ajustaban a estructuras y acorLos charts radiales y el mundo musical en cuestión, des escalofriantemente poderosos pero ulteriormente dominados hasta entonces por mucho glam metal –y en el mejor de los sentidos– pop. “Bay City Rollers ordinario y héroes del pasado, necesitaban una reno- siendo violados por Black Flag”, fue la conocida frase de vación y un punto de encuentro para una masa cada Kurt acerca del sonido buscado para el álbum. El pegavez más grande que llegaría desde el -ya incipiente- lu- dizo riff y estribillo inicial de Breed metamorfoseado gar menos esperado. Los excluidos, los borderline, los en ese frenético solo de guitarra calza fácilmente con freaks finalmente comenzaban a tener voz hacia fines esta definición. de los 80s –con R.E.M. en Norteamérica y The Smiths en el Reino Unido– y en pocos años esa voz terminó El título original para Nevermind iba a ser “Sheep:
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es indiscutible que desde 1991 todos escuchaban a nirvana, todo el mundo quería ser nirvana… y, para estar en boca de alguien, todo el mundo debía serlo. Because you want to not; because everyone else is” (el de Bleach, “Too Many Humans”). Las letras deliberadamente cínicas e irónicas acerca de la alienación, las bondades y el sufrimiento desgarrador que traen aparejados la amistad y el amor (el fin de la relación de Cobain con la baterista de Bikini Kill, Tobi Vail, fue el tópico principal detrás de muchas de las letras del disco), la pertenencia al espacio imantada a la necesidad de escape y –generalmente en primer plano– la aversión flagrante al machismo imperante en todos los ámbitos de interacción social, imprimen a Nevermind un carácter único que, de todas formas, no debe ser tomado al pie de la letra. “¿Por qué carajo los periodistas insisten en evaluar mis letras con una mirada pseudo-freudiana, cuando el 90% de las veces las transcriben mal?”– decía Hasta el año en que la cadena pudo prescindir de la sarcásticamente el líder de la banda. captación exterior y fabricar sus propios productos (excluyendo rápidamente los espacios alternativos del El dualismo entre la relevancia a ese presente y el sen- canal y resignificando s su favor los “simpáticamente tido de pertenencia al pasado es lo que, a mi parecer, outsiders”) con Britney Spears y Backstreet Boys a define la excepcionalidad del álbum en última instan- la cabeza, Nirvana y los nirvanas –música, actitud y cia. Pixies, Sonic Youth, Anthrax y los ya menciona- moda– fueron exclusivamente su caballito de batalla. dos R.E.M. inspiraron al disco que marcó el pico más alto del Seattle sound sin sentirse completamente parte “Al principio, tocar y componer con Nirvana era lo más de él. Nirvana, únicos entre una marea de análogos, sencillo y agradable del mundo (…) Kurt no quería ser un es la recepción mejor concebida del eco de muchos gran rockstar. Creo que no pudo soportar lo complicado gritos que habían sido exclamados treinta años antes que se volvió todo”– sentencia Grohl en el mencionado y su continuidad está dirigida más por Sex Pistols y documental. T. Rex que por Pearl Jam, Soundgarden, Mudhoney, My Sister’s Machine, Alice In Chains y todos sus con- Quimera y pesadilla, Nevermind fue el disco que en temporáneos de Seattle (bautizado por entonces “el 1991 (el mismo día del gran Blood Sugar Sex Magik de nuevo Liverpool”). RHCP) cambió la música para siempre y viró al mundo por segunda y categórica vez hacia los jóvenes, la masa Es indiscutible que desde 1991 todos escuchaban a Nirvana, que hoy dirige los destinos de la cultura y se convierte todo el mundo quería ser Nirvana… y, para estar en boca de a la vez es su más vulnerable víctima. alguien, todo el mundo debía serlo. Sólo la sobresaturación de nirvanas hacia 1996 condujo a la música hacia otros En pose de teóricos, uno de los álbumes más estética y caminos. Progenitores en primera instancia del emo punk socialmente relevantes de la música o, en pose de fanáque los precedió, Nirvana fue el primer elemento externo ticos, simplemente el mejor disco de la historia del rock. que MTV pudo compactar y vender mediante su recién generada maquinaria reproductiva.
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lguna vez tuve un contrapunto con un profesor de la Universidad, por un ensayo que debía entregar para su materia. Básicamente, el conflicto surgió cuando traté de explicarle que mi composición no era el fiel reflejo de mi pensamiento, sino que éste se tuvo que amoldar a la consigna de trabajo establecida. La respuesta que recibí fue tajante: “no te preocupes por eso, uno es lo que escribe, siempre”. Renegué entonces y reniego ahora de esa sentencia. ¿Cómo que uno es lo que escribe? Yo soy yo, y lo que escribo, es lo que escribo. Desde mi punto de vista, lo único que conecta al creador con su obra es el proceso creativo, pero luego ambos son seres independientes. Y estoy convencido de que este tipo de razonamiento se aplica perfectamente a la música. Por ejemplo, mientras redacto esta columna, Roger Waters está confirmando su octavo River Plate. Perdón, me corrijo, The Wall está rompiendo todos los records de asistencia a un espectáculo de rock en Argentina. Porque convengamos que Waters ya vino de visita al país en un par de oportunidades y “a lo sumo” llenó un estadio Vélez en 2002 y dos River en 2007. Pero una vez que fue anunciada la próxima visita del ex Pink Floyd para ejecutar su obra cumbre, automáticamente se desató la watersmanía. O la thewallmanía. La pregunta surge sola: ¿quién tiene más seguidores, Waters o The Wall? ¿Es el artista o es su obra?. No hace falta aclarar que The Wall es un espectáculo único e irrepetible, pero vale recordar que su artífice, el hombre que estará parado sobre el escenario del Estadio Monumental de Núñez durante ocho –casi consecutivas– noches de marzo de 2012, también es el autor de Amused to Death (1992). ¿Qué porcentaje del público asistente
habrá escuchado algo de Waters solista? Lo único verdaderamente importante es que durante esas ocho noches el creador pasará a ocupar un segundo plano, y toda la atención estará puesta en la ejecución de su obra cumbre. También cabe preguntarse cuanto entusiasmo tendrá Waters durante su quinto o sexto The Wall (ya ni pensemos en el octavo). Paralelamente, aquellas bandas de estadio, con cierta trayectoria sobre sus espaldas, están atravesando un fenómeno similar. Antes, cuando un grupo tocaba en vivo íntegramente alguno de sus discos clásicos, el acontecimiento no dejaba de ser un guiño para sus fans mas acérrimos, una curiosidad, un hecho anecdótico y nada mas. Pero ahora el “disco en vivo” se está posicionando por sobre la banda. En ese sentido, la última edición del festival de Reading & Leeds fue testigo de la presentación en vivo de Origin of Symmetry (2001) -interpretado por Muse, por supuesto- desatando un fervor inusitado. Y los ejemplos se multiplican en los ultimo meses: en agosto pasado Weezer realizó el Double Memories Show, un combo de sus dos LPs iniciales, Blue Album (1994) y Pinkerton (1996). Suede regresó a principios de año tocando en vivo durante tres noches consecutivas, sus tres primeros discos. Actualmente Primal Scream está de gira con Screamadelica Live, celebrando los 20 años del lanzamiento de su memorable álbum. Y hace algunas semanas Noel Gallagher deslizó la posibilidad de un retorno de Oasis en 2015 para interpretar (What’s The Story) Morning Glory? (1995) coincidiendo con el 20º aniversario de su salida. Nunca el álbum como totalidad, como espectáculo en sí mismo, tuvo tanta trascendencia.
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Por supuesto que la interpretación en vivo de un álbum clásico no es ninguna novedad: David Bowie cada tanto revisitaba algunos de sus viejos discos como Ziggy Stardust (1972), Low (1977) y el mas reciente Heathen (2002). The Who tampoco se quedó atrás, y en ocasiones excepcionales llevó al escenario sus dos óperas rock, Tommy (1969) y Quadrophenia (1973), ambos testimonios fueron recopilados en 2005 en un triple DVD –muy recomendable, por cierto– apropiadamente titulado Tommy and Quadrophenia Live. En noviembre de 2002 The Cure se despachó con Trilogy: un combo de tres álbumes –Pornography (1982), Disintegration (1989) y Bloodflowers (2000)– interpretados en vivo uno tras otro, sin alterar el orden de las canciones tal cual figuran en cada LP. La elección de estos tres discos no fue para nada aleatoria, ya que según su líder Robert Smith “los álbumes Pornography, Disintegration y Bloodflowers son indisociables en muchos aspectos”. Pero desde luego, esta clase de ejemplos no son moneda corriente en la historia del rock. Ahora les propongo un ejercicio: pensemos en alguna de nuestras bandas favoritas, que aún sigan en actividad o que al menos la mayoría de sus miembros continúen con vida. Supongamos que elegimos a Radiohead, gente que tiene una larga trayectoria sobre sus espaldas y que ya tuvimos la oportunidad de verlos en vivo hace tan solo un par de años. Yo soy de los que está convencido de que hay mas copias de OK Computer (1997) en las casas de los argentinos que fans de Radiohead. Imaginemos una futura visita del cuarteto de Oxford para tocar, pongámosle, OK Computer Live: estoy seguro de que las 35 mil entradas vendidas en la primera visita de la banda,
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como mínimo, se verían duplicadas. ¿Cuantos –entre los que me incluyo– hemos perdido el entusiasmo con la banda liderada por Thom Yorke desde Amnesiac (2001) en adelante, y cuantos –entre ellos sus fans mas acérrimos– no darían lo que sea por poder escuchar en vivo el que probablemente sea el mejor álbum de la década del 90? Por poner otro ejemplo del mismo calibre, jamás estuve tentado por asistir a un recital de The Rolling Stones, pero, si algún día desembarcaran únicamente para tocar Sticky Fingers (1971) o Exile on Main St. (1972) no lo pensaría dos veces. En estos casos puntuales, el álbum encierra una magia, un aura, que difícilmente volvamos a encontrar en la carrera de estos músicos. Analizándolo más detalladamente, la posibilidad de escuchar un álbum clásico en vivo –aún en detrimento de estar en presencia de un espectáculo totalmente predecible– ofrece algunas aristas interesantes: dejando de lado cualquier tipo de sensiblería nostálgica, se trata de una oportunidad única para hallar el eslabón perdido entre la obra y el artista. Ya no se trata de una banda interpretando sus grandes éxitos, o haciendo un set de canciones pensado para agitar al público (mas los bises). Reproducir un álbum clásico implica poner en escena un concepto, desarrollar la idea y trasmitirla a través de la globalidad de las canciones. Para el espectador, en cierta manera, es lo mas parecido a asistir a una función de ópera clásica: por más que conozcamos de memoria cada uno de los actos de La Bohème o de Tristán e Isolda, su ejecución siempre será única e irrepetible. En otras palabras, el artista/banda pasa a ser un mero interprete, un instrumento destinado a desarrollar en tiempo real su obra mas perfecta. Ahí radica el encanto de todo esto.
Tanto The Wall, como Ziggy Stardust, OK Computer, o el álbum clásico que se nos ocurra, tan solo representan un momento en la historia de su autor. Desde el mismo instante de su salida, uno y otro, creador y creación, dejan de pertenecerse. El paso de los años y la aceptación popular le fueron otorgaron una nueva entidad a cada una de esas obras, logrando opacar en muchos casos la figura de su artífice (que lo diga Roger Waters…). En cierto modo, es como si la obra pasara a formar parte del dominio público mucho antes de que expiren sus derechos de autor. Después de todo, esa es la verdadera esencia del arte.
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COVERS, ORIGINALES Y EL SÍNDROME DE LOS HIPSTERS
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Por: Florencia Colacito
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n la música, tanto como en cualquier otro aspecto del arte y de la vida, la originalidad está puesta como valor agregado y casi inevitable a la hora de criticar una obra. Destaca las buenas y rescata las malas. Sin embargo, gran parte de la música responde a una reformulación propia de un tema existente –a modo de homenaje, gracia o simple robo a mano armada– para hacerlo propio.
¿A alguno de estos artistas le faltaban ideas o una carrera basada en talento propio? No. De hecho, algunos de los nombrados sentaron las bases para nuevas formas de hacer que otros a consideración fueron adoptando, y transformaron temas que les gustaron en otra manera de tocarlos. Lo interesante y positivo es que, si bien se puede pensar que un cover pierde la esencia de un original, el adaptarlo a un gusto diferente lo hace más alcanzable a otros oídos, a personas que tal vez En los conjuntos y solistas amateurs los covers suelen –hundidas en el mismo prejuicio– nunca lo hubieran ser una suerte de empujón para mostrar el talento, sin escuchado. embargo, en bandas bien formadas, novedosas, con una discografía y repertorios amplios, las reversiones Es tal a veces la necesidad de diferenciarse de los demás suelen ser –siempre y cuando estén bien hechas– una a cualquier costo que terminamos siendo todos iguales. reafirmación del talento y justamente, la originalidad Tal vez la mejor manera es, al menos en lo musical, abrir del reversionador. White Stripes, sin ir más lejos, tie- los oídos y la cabeza lo más que se pueda y disfrutar de ne tres covers excelentes y no por no ser de su propia la oferta y las reversiones de esa oferta, que son interautoría desentonan del resto: uno es Jolene, de la le- minables. Cada uno eligirá a quien y qué escuchar, a su yenda del country Dolly Parton (también reversiona- manera. Si vale la pena encerrarse en la idea absurda de da por Whitney Houston en I will always love you), que todos tenemos que ser Cristobal Colón para la múI Just Don’t Know What To Do with myself (original de sica y tenerlo antes de que se contagie. Tommy Hunt y reversionada en los años 60 por Dusty Springfield, y finalmente Walking With a Ghost, de Lo bueno es notar y apreciar la adaptación de algo por Tegan and Sara. alguien a su manera. Y si se lo estaban preguntando, el tema más versionado de la historia es, irónicamenUna de las grandes cualidades de White Stripes siem- te, My way. pre fue que no sonaban iguales a nadie, y el hecho de tener covers incluídos en discos de estudio no atenta contra eso, sino que lo enaltece. Pero estamos en épocas de invasión de hipsters, en las cuales para muchos la copia , fiel o desarmada, cuenta como pecado y todo se reduce a quién fue primero, quién descubrió tres noruegos con un teclado que hacen salsa y quién tiene los marcos de los lentes más gruesos. Se critica por prejuicio al que imite, ya sea como forma de admiración o por pura falta de ideas, antes de ver qué se hizo con lo que se tomó. Si se lo mezcló, si se cambió el estilo, si se dejó igual. Hay un dedo señalador descalificando al mainstream como si fuera un insulto, como si la cultura de masas fuera obsoleta sólo por tener un alcance popular. Como si la exclusividad fuera garantía de talento o las notas sonaran mejor porque menos personas las están escuchando. Otis Redding hizo un cover de Rolling Stones, Nirvana de David Bowie, Iggy Pop de Animals, Jimi Hendrix de Bob Dylan, Aerosmith de The Beatles (la banda más reversionada de la historia), Johnny Cash a Depeche Mode, Billy Corgan a Pink Floyd, The Strokes y Pearl Jam a Ramones, Blondie a The Nerves, y así podríamos nombrar cientos con facilidad.
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News! Kings of Convenience en Argentina
El dúo noruego de indie-folk compuesto por Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe confirmó a través de su página de Facebook que visitará por nuestro país el próximo 6 de diciembre. En el marco de una gira latinoamericana que los llevará también a México, Colombia, Chile y Brasil, Kings of Convenience interpretará sus canciones de su más reciente disco Declaration of Dependence (2009) en La Trastienda Club, la sala de San Telmo que supo recibir a su compatriota Jens Lekman en 2008. Vale recordar que Øye inauguró el ciclo Compass en Niceto Club, allá por 2007, con su proyecto paralelo The Whitest Boy Alive. Si bien aún no hay información respecto al valor de las entradas (o bien cuándo saldrán a la venta), recomendamos estar muy atentos tanto a la Fanpage del grupo como a la del local donde tocarán.
Se separó R.E.M.
Se acabó lo que se daba: la banda liderada por Michael Stipe acaba de anunciar en su página web oficial que ya no formarán un conjunto. R.E.M. abandona la escena después de editar quince discos de estudio, el último de ellos Collapse Into Now, lanzado este año. En la página web oficial, el comunicado reza: “A nuestros fans y amigos: como R.E.M., y como amigos de toda la vida, hemos decidido terminar como banda. Nos alejamos con una sensación de mucha gratitud, de finalidad, y de sorpresa ante todo lo que hemos logrado. A todos los que se sintieron tocados por nuestra música, nuestro agradecimiento más profundo por escucharnos”. Aunque a finales de Julio, Stipe había afirmado que comenzaría a trabajar en un nuevo disco, ahora nos queda bien en claro que no se tratará de un disco de R.E.M. Sobre la separación, Stipe encontró curiosas palabras para describirla: “un hombre sabio una vez dijo: la habilidad en ir a fiestas es saber en qué momento irte. Construimos algo extraordinario juntos. Lo hicimos. Y ahora nos vamos a alejar de eso”. Para calmar a sus fans, también agregó: “espero que nuestros fans entiendan que esta no fue una decisión fácil, pero todas las cosas deben terminar, y queríamos hacerlo bien, a nuestra manera”.
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Interpol regresa a la Argentina
El trío neoyorquino Interpol regresará a la Argentina el próximo 11 de noviembre para brindar un recital en el Anfiteatro de Puerto Madero en el marco del Movistar Free Music. Esta será la tercera edición del festival por el que ya pasaron Jane’s Addiction y Edward Sharp and The Magnetic Zeros, en marzo, y cuya segunda parte será el 13 de octubre con la reunión de Illya Kuryaki and The Valderramas. En este sentido, los tickets se entregarán a los clientes de Movistar en forma exclusiva y gratuita. Interpol, que lanzó su más reciente disco homónimo a fines del año pasado, pisará suelo argentino luego de sus presentaciones en el Gran Rex en marzo de 2008.
Broken Social Scene en La Trastienda Club
Tras cancelar el que sería su primer show en la Argentina en agosto de 2008, el súpergrupo canadiense Broken Social Scene no sólo se tomará revancha con sus fans argentinos con su visita en el marco del Personal Fest, sino que además tendrá su fecha en solitario el próximo 1ero de noviembre en La Trastienda Club. Si bien hace apenas unos días la banda de Kevin Drew anunció definitivamente que se tomará un descanso de la música y que sus miembros se dedicarán a proyectos personales, sus seguidores podrán disfrutar de las canciones de su más reciente disco Forgiveness Rock Record (2010), así como también de algunos tracks de álbumes anteriores. La banda fue formada en 1999 por Drew y Brendan Canning, y desde ese entonces editó cuatro álbumes. Algunos de los artistas que pasaron por el grupo fueron Feist, Emily Haines, los cuatro miembros de Stars y Elizabeth Powell, entre otros. El valor de las entradas, que ya se pueden adquirir a través de TuEntrada, ronda entre los $150 y $190 pesos. La cita con Broken Social Scene será el martes 1ero de noviembre a las 21 en el local de Balcarce 460.
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Por: Judith Gómez Machado
Fotos: Pablo Caro
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l billar San Bernardo, “coloso” del barrio de Villa Crespo, tiene las mesas de pool y de ping pong estratégicamente ubicadas al final de un amplio y clásico salón que bien podría pertenecer a la escenografía de un film noir. La edad de quienes lo concurren varía al extremo; hay niños, hay hombres que rondan los cincuenta años y hay muchachos de veinte y tantos. Mientras que los más jóvenes se desafían en interminables partidas, otros prefieren la tranquilidad del murmullo colectivo acompañado de una cerveza helada y un cigarrillo. A los lejos, en una mesa larga y compuesta de tres superficies diferentes, están los Faunos junto a sus amigos festejando un cumpleaños. Podría decirse que se trata de una ocasión especial, ya que están presentes casi todos los integrantes de la banda platense cuyo cantante y compositor principal es Javier ‘Gato’ Sisti Ripoll. Gato se acerca y convoca aparte a la tecladista Mora Sánchez Viamonte (‘Morita’) y a su hermano y bajista del grupo, Félix Sisti Ripoll. “Hicimos una banda de rock para tener nuestras propias reglas y hacer lo que quisiéramos”, afirma el cantante. “Ya tuvimos nuestra época en que tuvimos que explicar por qué nos parecía bien no tener que atarnos a determinada estructura de lo que se consi-
dera el arte, o la academia en realidad”, completa Félix. ¿Sonar bien? ¿Qué es ‘sonar bien’ al fin y al cabo? Eso ya no es tema de discusión. “Que una banda como nosotros tenga público significa que las cosas están cambiando y nosotros estamos contentos con eso”, comenta sonriente Gato. El aura y la pasión que rodea a los 107 Faunos los convierte en una suerte de superhéroes musicales, cuasi invencibles, que luchan a diario “en contra de las industrias viles que viven a costa del trabajo de la creación”. Según Morita, aquello que más los une es “la amistad y el mismo interés en cuanto a la música y el arte, que también lo compartimos con las otras bandas de Laptra”; Gato compara su relación a la de “los viejos que juegan juntos al básquet hace 20 años” y que observa los miércoles por la noche cuando juega a ese deporte con su padre. “Se cagan a puteadas, se pelean, pero siempre juegan juntos, se mantienen siempre unidos. Lo que nos mantiene unidos a nosotros es la combustión y la intensidad”, reflexiona. “Por eso más allá de los suplentes que podamos tener, con los Faunos encontramos una dinámica flexible en la que si vamos a tocar y falta el baterista o el bajista, tenemos a alguien que pueda suplantarlo (pero a la vez nos extrañamos y decimos ‘che, faltaste vos’)”, confiesa Morita. “Últimamente estuve pensando que hay un espíritu, lo más importante es mantener la banda unida y tocar”, remata Félix.
Tras una oleada de elogios, ternura y shows (y película incluida) con Creo que te amo (2010), en agosto de este año llegó El tesoro que nadie quiere (2011), el más reciente y tercer disco de la banda, editado por Laptra y disponible para su descarga gratuita desde su web oficial. “Las canciones son heterogéneas y diferentes entre sí; no tiene un hilo conductor como los primeros dos álbumes sino que es más aleatorio. El espíritu de las canciones es más independiente”, explica Gato. En cuanto a la estética del álbum, Morita opina: “la idea era hacer un cambio y por eso elegimos una foto, buscábamos un recorte de algo muy natural. La foto la sacó Val, la novia de Félix, en un parque en Londres. Era un desafio ver como adaptábamos esta nueva imagen a los dibujos de Gastón (Olmos, batería) y míos. Una foto es más fría, pero estamos conformes con el resultado.” A esta altura de la conversación, se sienta entre Morita
y Félix Juan Pablo Bava, percusionista de los Faunos. Con su llegada, la conversación gira hacia recuerdos musicales de la adolescencia (“escuché Peligrosos Gorriones por primera vez cuando un chico me pasó un cassette. Él tenía un walkman y se lo robé todas las vacaciones), colecciones de discos –el Gato saca a la luz que decidió apoderarse de la ‘colección fallida’ de su hermano porque “él no iba a seguirla”–, y a la ya conocida admiración del súper-grupo por Guided By Voices, el conjunto de Ohio liderado por Robert Pollard. “Que sientan lo mismo que yo sentía cuando escuchaba a Robert (Pollard) y decía ‘este tipo me está ayudando en algo, me está enseñando a ver las cosas de otra manera’ es increíble. Por eso tenemos admiración por nuestros seguidores. Estamos muy agradecidos a las personas que sienten lo mismo que nosotros sentimos por nuestro héroes. Nadie está subido a un caballo“, dice Félix. Entre los próximos planes de los 107 Faunos, además de su ferviente deseo de ser parte del Primavera Sound Festival el año que viene, está la grabación del disco Dorado, sucesor de El tesoro…y que, si todo sale bien, verá la luz a principios de 2012. “Gato tiene cerca de 10 temas, yo tengo otro tanto, tambien Gastón (Olmos, batería) y Miguel (Ward, guitarra). La idea es hacer un disco de 20 temas. Tampoco somos de esas bandas que hacen varias maquetas. Tratamos de que el disco tenga variedad y que no se caiga nunca”, adelanta Juan Pablo. Luego de un silencio de reflexión, entre risas y bebida, Gato completa la idea de su hermano Félix y finaliza el diálogo con la columna vertebral del sentimiento Fauno: “que una persona se sienta menos mal en este mundo horripilante a través de tu música es lo mejor que te puede pasar.”
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amor elefante Psicodelia absurda y melodías sobrias
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s posible que si escriben por primera vez “Amor Elefante“, confundan esta segunda palabra por “elegante”. Quizás no se trate demasiado de una confusión, sino más bien de un acto fallido: las canciones de esta novel banda argentina oriunda del sur de Buenos Aires tienen un cierto tinte de elegancia en sus composiciones, acompañado de una psicodelia absurda y melodías sobrias pero despampanantes. Por: Bárbara Pavan
Formada hace apenas algunos años en el Conurbano Sur, la banda ya se hizo camino gracias a algunos enérgicos y divertidos shows por todo Buenos Aires. Y ya sacaron su primer LP, del cual algunas muestras podemos escuchar en la página de BandCamp del grupo. Y “camp” nos sirve también para describir un poco esta estética jocosa que también se ve reflejada no solamente en sus divertidas respuestas a esta entrevista, sino además en los tiernos animalitos que ilustran la tapa del disco.
Amor Elefante: Yo, Roki, puedo contar que nos conocimos cuando el micro MERCO BUS se demoró en la terminal de Avellaneda. Estaba aburrida haciendo ruidos con las manos (estilo búho, paloma en celo), y al toque una chica se acerco (Ine) y me dijo que le re copaba mi onda y mi musicalidad; ella llevaba una guitarra junto con su bolso y se puso a acompañarme… Así pasamos el tiempo rápido. A Ine le toco el asiento 24, y al lado de ella una chica morocha se le puso hablar (Rochu) y formaron una banda. Juanchi era ex novio de una prima de la mejor amiga de Ine. Lo llamamos y se acoplo con el bajo, así de loca es la vida. Rochu cuenta que un día en su corrida diaria de 10 kilómetros la chocó un auto. En el iban un chino, dos árabes y Roki e Ine. Después de arrollarla se fueron todos al Gandulfo donde finalmente deciden formar un conjunto musical, a los 2 meses el chino y los 2 árabes abandonan la agrupación y las chicas deciden reclutar al Juanchi de Padua. La historia de Ine dice que nos conocimos en el coro Kennedy. Desde chiquitas que nos mandaban a cantar, pero fue recién hace unos años cuando nos fichamos en el tren camino a un ensayo, llevábamos puestos esos chalequitos multicolores divinos. Nos fuimos de viaje a la península de Valdés con el coro a un concurso internacional, y allí nació Amor Elefante. En el salón principal del Hotel Provincial de Madryn dimos nuestro primer mini concierto para un grupo de casi 60 jubilados.
Amor Elefante es una de esas bandas nuevas a las que hay que estar atentos. Primero, porque ya están demostrando un sonido maduro pero que seguramente con el correr del tiempo experimentará una evolución asombrosa. Segundo, porque sus canciones son adorables, excelentemente compuestas. Y finalmente, para no extendernos en motivos, porque son raras las iH: ¿Cuáles fueron sus primeras influencias musicales? bandas que transmiten tanto placer por la música. Sin más, les presentamos las palabras de Amor Elefante. AE: Nuestras grandes influencias son Entel, Mic y Mouse, Xuxa, Gilda, La Danza Árabe, DJ Deró, Coro iH: ¿Cómo se conocieron y comenzaron a tocar juntas? Kennedy, La Negra Sosa, Shakira… Eso básicamente, y todas las otras bandas del mundo menos los Beatles.
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iH: Sus canciones tienen un sonido muy distintivo y fresco, de música infantil, como Xuxa (legendaria, ya), ¿cómo ha¿cómo lograron alcanzarlo? ¿Es un trabajo bien aceitado o cen para insertar estas características en su música? surge más bien espontáneamente? AE: Las influencias de Xuxa se dan más que nada en lo AE: Siempre procuramos usar productos de primerisi- que es nuestro look arriba del escenario, tratamos de ma calidad, evitamos enlatados, congelados, transgé- usar trajes de pastoras que mandamos a confeccionar nicos y derivados de la mayonesa. En cuanto al aceite, especialmente a lo de Susana nuestra modista. Y volpreferimos de oliva y aceto balsámico a gusto. viendo a lo de Xuxa tenemos muchas córeos que remiten a ella y a sus pastoras. iH: ¿Cómo es el proceso de composición de las canciones? AE: Generalmente alguno sueña con Susana Giménez, ella en los sueños, nos transmite acordes, letras, palabras, a veces poesías, a veces silencios, después tratamos de plasmar todo eso en la sala de ensayo o en Plasma. iH: ¿Cuál es el próximo lanzamiento que tienen pensado? AE: Justo nos acaban de dar nuestro primer disco, que grabamos felizmente en Oídos Contentos, bajo la magia di il Manu, y que presentamos el sábado 13 de agosto en Plasma (piedras 1856) junto a los festivos Fujimoris y de paso festejamos también que cumplimos dos años tocando. iH: ¿Qué piensan de la escena independiente actual en Buenos Aires? AE: Creemos que hay mucha gente muy genia que hace muchas cosas muy maravillosas y eso nos llena de alegría. Todo lo independiente nos hace bien, porque quiere decir que atrás de eso hay una persona o un grupo de personas que hacen lo que quieren y eso esta buenísimo. iH: Chusmeando por ahí encontramos algunas influencias
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FRENCH HORN REBELLION: hermandad musical.
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on muchas las canciones que describen las disímiles relaciones entre hermanos: Highway Patrolman, de Bruce Springsten –que hasta llegó a la pantalla grande como la película The Indian Runner (1991)–; Neighborhood #2 (Laika), de The Arcade Fire; Two Sisters de The Kinks y (He Ain’t Heavy) He’s My Brother, de The Hollies, entre muchas más. Por: Judith Gómez Machado
Robert y David Perlick-Molinari nacieron y crecieron en Milwaukee, Wisconsin, en el seno de una familia con gran afinidad por la música clásica. A los 5 años ambos comenzaron a tomar clases de piano -uno de los recuerdos más vívidos de David sobre su infancia incluye a su madre tocando ese instrumento desde otra habitación mientras él jugaba con ladrillos de plásticoy a partir de allí la música siempre estuvo presente en sus vidas.
mismos hermanos que alguna vez tuvieron vergüenza de escuchar hip-hop en su casa, comenzaron un viaje de experimentación musical en conjunto que los llevó a compartir su sonido por todo el mundo. En medio de una breve gira por América Latina (que incluye paradas en Chile, Colombia y Brasil) con su disco debut The Infinite Music of French Horn Rebellion, Robert y David charlaron con indieHearts sobre sus primeros contactos con la música, la grabación de su disco, sus procesos de creación y la dinámica de sus presentaciones en vivo. indieHearts: ¿Cómo empezó su relación con la música?
Robert Perlick-Molinari: Creo que los dos empezamos más o menos al mismo tiempo. Nuestra mamá nos anotó en clases de piano cuando teníamos 5 años. Tres años después empecé a tocar la trompa por mi hermano mayor (hay otro hermano además de David). Ahí supe que quería ganarme la vida haciendo música. Fui a la univerAsí, mientras David fue co-productor e ingeniero ori- sidad para tocar el corno francés (french horn), y hasta ginal del single Time to Pretend de MGMT, Robert fui sustituto en la Orquesta Cívica de Chicago. Por esa recibió la oferta de ser corno francés principal de la época fue cuando David y yo decidimos empezar a tocar prestigiosa Orquesta Sinfónica de la Universidad de juntos como French Horn Rebellion. Northwestern. Pero el destino hizo su jugada y esos
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David Perlick-Molinari: Al estar en una familia con mayoría masculina, creo que nuestra madre tenía miedo de que ninguno de sus hijos estuviera interesado en el arte o la música; así que de a poco nos fue influenciando para envolvernos en ese mundo, creo que su plan ha fracasado (risas).
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emociono cuando toco Come Together intensamente. iH: ¿Cuál fue su reacción cuando empezaron a entrar en contacto con otros géneros musicales más libremente?
RPM: Amo todos los géneros musicales. Eso se evideniH: Robert, ¿cuál fue tu primera impresión del cor- cia en nuestro último disco, nos gusta incorporar difeno francés? rentes sonidos en nuestra música. En The Infinite RPM: Los primeros años Music of French Horn fue muy difícil lograr soRebellion usamos de nidos con los que estuvietodo, desde electro-glitch ra satisfecho. Realmente hasta rock alternativo noes muy difícil tocarlo. En ventoso. Es muy divertilas últimas semanas me do fusionar géneros que estuve “entrenando” pornunca antes habían sido que voy a tocar en el casaunidos. miento de David. En los DPM: Iba a suceder en shows lo hago muy fuerte algún momento, viviendo y desprolijo y no puedo con tanto a nuestro alcanhacer eso en una boda. ce es difícil no verse inTocar el corno se asemeja fluenciado por los nuevos mucho a ser un corredor sonidos. de maratones, pero en vez de entrenar tus habilidaiH: ¿Cómo era un día des físicas, entrenás tu en sus vidas antes de boca para zumbar correcFrench Horn Rebellion? tamente. RPM: Antes de la banda iH: En una reciente enestaba muy dedicado a trevista contaron que mis estudios musicales. sus padres siempre fuePracticaba horas y horas. ron grandes amantes de Fue en estos ensayos en la música clásica y que solitario que soñaba con artistas como The Beach hacer algo más, encontar Boys o The Beatles los ayudaron a conectarse con un espacio en donde componer música. ellos. ¿Hay algún momento o anécdota que resuma su relación con ellos? DPM: Para mi fue bastante parecido. Siempre traté de trabajar en proyectos que me inspiraran. Fue una travesía RPM: Nuestros padres nunca fueron fans de la música bastante loca hasta este momento y hemos tenido que pop. Para ellos, la música clásica siempre ha sido el gé- sacrificar mucho para seguir con French Horn Rebellion. nero musical más válido. Esta es la principal razón por Espero que al final haya valido la pena. Aunque si seguila cual yo empecé a tocar el corno en orquestas. Quería mos expresándonos de una manera única y continuamos que estuvieran orgullosos y tocar Mahler 5 sin equivo- siendo honestos con lo somos –que implica contar histocarme. David es el que más disfruta de The Beach Boys rias fieles– no veo como no valdría la pena. y The Beatles, él puede hablar más sobre eso. iH: ¿Pueden describir el proceso de grabación de DPM: The Beatles y The Beach Boys era el tipo de mú- The Infinite Music of French Horn Rebellion? sica que podía compartir con mis padres. Creo que me daba vergüenza escuchar otras cosas de chico porque RPM: The Infinite Music…, fue el resultado de difenuestros ellos lo consideraban raro o molesto. Al día rentes versiones. En 2007, antes de lanzar nuestro de hoy mi álbum favorito es Abbey Road, todavía me primer single, tuvimos la idea de hacer un disco con-
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ceptual. Sabíamos que queríamos que fuera un viaje épico de ópera del siglo XXI, una combinación de Pink Floyd, Wagner y Daft Punk. Desafortunadamente, estamos muy lejos de ese calibre y el resultado cayó por debajo de lo que esperábamos lograr. Así y todo, el álbum es muy interesante, y demuestra que todo puede ser fusionado. Así que, con eso en mente, nos las ingeniamos para crear canciones que encajaran en el contexto de la idea que teníamos de un viajero que va hacia la Antártica y después llega a los límites del universo, donde conoce a un extraterrestre. El proceso general de grabación consistía en que yo escribía y grababa un demo de una canción y se lo mostraba a David. Desde ahí, él la tomaba y trabajaba sobre ella con equipos analógicos, grababa baterías, guitarras y las pistas. Después nos volvíamos a juntar para un arreglo final y David mezclaba todo junto. DPM: Es muy divertido cuando hay un desafío que de alguna manera encaja en sensibilidades que me resultan misteriosas. Pienso que nuestro proceso de grabación sucede en conjunto con la creación y el resultado no siempre es lo que esperamos pero es interesante en su propia forma. A veces me gusta ver a través de la idea con un objetivo muy claro desde el principio y el trabajo lleva a que esa vision se haga realidad. Es muy entretenido crear, lo más diíficil para mi es organizar los horarios para hacerlo. iH: ¿Cómo describirían su álbum debut en pocas palabras? RPM: Una épica y moderna discoteca electrónica. DPM: Una aventura para encontrar el lugar donde mi mente y mi espíritu se chocan. iH: ¿Las canciones del disco fueron escritas especialmente para el mismo o rescataron temas anteriores? RPM: La mayoría de las canciones fueron escritas para el disco y su concepto. Otras canciones fueron escritas antes de que concibiéramos la idea del álbum y fueron insertadas en la secuencia. Por ejemplo: Body Electric, Broken Heart y Up All Night fueron escritas antes. El resto fue meticulosamente hecho para contar la historia del álbum. iH: ¿Quién es el encargado de escribir las canciones? RPM: Para The Infinite Music… la mayoría de la música y letra fueron escritas por mi, con ayuda de David.
“tuvimos un gran espectro de reseñas, fuimos llamados ‘salvadores de la electrónica’ por algunos y ‘bolsas de basura hipster sin alma’ por otros”
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iH: ¿Leyeron algunas de las críticas del disco en re- RPM: Los singles que editamos son una combinación vistas y/o blogs? de electrónica, disco y pop. Mientras que el álbum es un viaje orquestal y electrónico. RPM: Leí gran parte de las reseñas del disco. Sólo entiendo inglés y francés así que solo pude entender las DPM: Tiene que ver con divertirse y nada más. escritas en esos idiomas. Fueron difíciles de leer aunque fueras buenas. Tu corazón late muy fuerte y tus iH: ¿Podrían contarnos sobre sus shows en vivo? ojos recorren la página como dardos. Tuvimos un gran ¿Qué canciones eligen tocar? ¿Disfrutan cambianespectro de reseñas, fuimos llamados “salvadores de la do los setlists e improvisando en el escenario? electrónica” por algunos y “bolsas de basura hipster sin alma” por otros. RPM: Claro que sí. El show en vivo es una extravagante e impredisible mezcla de baile y desastres. A veces DPM: No sé si es una buena o una mala idea leer críti- es difiícil darse cuenta si el show fue acorde al plan inicas. En algunos casos nos da mucha intriga. cial. Algo que parece suceder en cada uno de nuestros shows es que se transforma en una feroz y salvaje fiesiH: ¿Cuál consideran que fue su mejor decisión como ta de baile. banda y cuál la peor? DPM: Definitivamente me gusta mucho improvisar y RPM: Es muy difícil pensar en términos de buenas y espero poder hacerlo más y más en el futuro. La creamalas decisiones como banda. Creo que todas las bue- ción espontánea me hace muy feliz. nas decisiones son simplemente decisiones que tendríamos que haber tomado desde un principio, mien- iH: No pueden negar que estuvieron por casi todo el tras que las malas decisiones son cosas que deseamos mundo. ¿A dónde se sintieron más ‘como en casa’ y a poder no haber hecho. Sin duda nuestra mejor deci- dónde creen que dieron su mejor show? sión es que nuestros shows en vivo sean una verdadera fiesta para bailar. RPM: No hay lugar como casa. ¡Extraño mucho Wisconsin! DPM: La mejor, continuar aprendiendo constantemente y estar abiertos a los cambios. La peor, no to- DPM: Me sentí más como en casa cuando estuvimos mar decisiones (o comunicarlas mal) y quedarnos atas- en Suiza en el Emmaboda Festival pero creo que nuescados en el barro. tros mejores shows fueron en Asia. iH: En más de una oportunidad les deben haber preguntado qué se siente estar en la misma banda con tu hermano. ¿Se imaginan formando una banda con otro miembro de la familia? RPM: Sería muy difícil estar en una banda con otro miembro de nuestra familia. Nuestros parientes son muy cerrados musicalmente y tampoco creo que les gustaría viajar por el mundo y hacer a la gente bailar. Tenemos unos primos que escuchan rock clásico (Laurie y Mark), así que creo que serían mi primera opción sin contar a David. DPM: Nuestro hermano mayor que es abogado, tocó algunos shows con nosotros. Hizo duos de corno con Robert en Milwaukee. Le compramos una campera de cuero y unos jeans que le quedaba muy bien. Creo que funcionó bastante bien. did iH: ¿Cómo describirían su sonido para quienes aún no escucharon sus canciones?
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Mc Lord Magrão de
GUILLEMOTS “Somos una banda que se mantiene siempre unida” Por: Judith Gómez Machado
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odríamos decir que el enigmático pájaro negro de las frías costas inglesas decidió, finalmente, emprender su camino hacia el sur; o bien, que la banda de indie rock Guillemots liderada por el multifacético músico inglés Fyfe Dangerfield, visitará por primera vez el país en octubre para hipnotizar con sus agridulces melodías a sus fieles seguidores. En el marco de las Quilmes Sessions en Samsung Studio, el sólido grupo que completan Mc Lord Magrão (guitarra), Greg Steward (percusión) y Aristazabal Hawkes (contrabajo), traerá consigo las canciones de su más reciente disco Walk The River, editado en abril de este año. Previo a sus presentaciones en Brasil y Argentina, Magrão habló con indieHearts sobre la visita de la agrupación a Buenos Aires, la grabación de su último álbum, el sonido que buscaron alcanzar para su tercer CD y sus peculiares elecciones de instrumentos sobre el escenario.
cos, algunos lados B y tal vez algo del nuevo material en el que estamos trabajando actualmente. iH: ¿Son de seguir ciertos patrones a la hora de componer? MCLM: Escribimos de diferentes maneras; en general improvisamos por horas y grabamos. Después lo volvemos a revisar entre todos y encontramos sonidos que nos gustan o hasta canciones enteras. También solemos traer a discusión ideas o canciones individualmente y las transformamos en “canciones Guillemots” una vez que cada uno agrega su parte e interpretación de las ideas. iH: En cuánto a Walk The River (2011), ¿consideran que las letras y la totalidad de las canciones alcanzaron un mayor nivel de madurez respecto a sus anteriores elepés (Through the Windowpane de 2006 y Red de 2008)?
indieHearts: ¿Cómo se preparan para su primera MCLM: No realmente. Trabajamos de la misma manevisita a la Argentina? ra que con nuestros discos anteriores. La única diferencia es que esta vez quisimos capturar más el sonido MC Lord Magrão: No podemos esperar a llegar a Amé- “como banda”. Creo que en cierto modo es más madurica Latina. Cuando vivía en San Pablo tenía muchos ro a medida que vamos envejeciendo nosotros. amigos de Argentina y siempre me pareció un lugar muy interesante para visitar, pero desafortunadamen- iH: ¿De qué manera lograron alcanzar ese sonido te nunca tuve la oportunidad o el dinero para ir. Tengo más grupal? muchas ganas de comer dulce de leche hasta explotar. MCLM: Fuimos a una granja en Wales y pasamos un iH: ¿Qué podés adelantar sobre el show para los se- mes entero juntos en un studio, sin distracciones y guidores argentinos? sólo enfocados en grabar y desarrollar nuevas ideas. Con los álbumes anteriores, el proceso fue diferente, MCLM: Vamos a tocar canciones de nuestros tres dis- más lento y con varias sesiones separadas.
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iH: ¿Por qué creés que a veces es difícil para los fans trumento musical” para hacer música. Muchos objetos asimilar cuando sus bandas favoritas deciden ex- tienen sonidos únicos y propios; eso es algo que siemplorar nuevos sonidos? pre ha captado mi atención. Además tengo una gran influencia de músicos como Tom Ze y Hermeto Pascoal. MCLM: No lo sé, creo que si esperás que cada disco suene igual, lo mejor va a ser que escuches el que más iH: ¿Podrías contarnos más sobre sus presentaciote gustó en primer lugar y listo. Para mi el arte y la nes en vivo? ¿Suelen improvisar? música siempre tienen que moverse hacia adelante y explorar nuevos territorios. MCLM: Los shows en vivo son siempre una sorpresa, hasta para nosotros. Amamos improvisar y tocar caniH: ¿Cómo describirías la sensación de ser parte de ciones que hace bastante que no tocamos. Está bueno Guillemots? ir cambiando constantemente. MCLM: Es genial porque puedo hacer lo que amo con iH: ¿Cuáles son sus planes para lo que queda del la gente que amo y respeto. Somos una banda que se año? ¿Grabarán nuevo material? mantiene siempre unida. Nuestra química es muy fuerte en lo a la música respecta. MCLM: Después de América Latina vamos a empezar una gira por Inglaterra y el mes que viene también voy iH: ¿Cuál es tu mayor influencia, sea o no musical? a estar grabando mi próximo corto. Hay mucho material Nuevo que ya empezamos a grabar pero no estaMCLM: Crecer en San Pablo es la mayor influencia que mos seguros de cuándo serán lanzados. tengo, en todo los aspectos de mi vida. iH: ¿Recuerdas cuál fue el primer álbum con el que te obsesionaste? MCLM: Blood Sugar Sex Magik (1991) fue enorme para mi. iH: ¿De dónde proviene tu elección por usar en los shows instrumentos-objetos como, por ejemplo, máquinas de escribir? ¿La experimentación es una pieza fundamental de Guillemots? MCLM: En lo personal siempre me interesó la música experimental. No considero que sea necesario un “ins-