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indieHearts mag Dirección | Edición Judith Gómez Machado jude@indiehearts.com

Bárbara Pavan barbara@indiehearts.com

Diseño gráfico Pablo Caro pablocaro0@gmail.com

Fotografía María Pirsch Pablo Caro Sofía Gatti Renee Barrera

Colaboran en este número Juan Pablo Lima Emmanuel Patrone Juan José Méndez Nicolás Miranda Diego V. Miranda Gustavo Ariel García Carla Fumagalli Martín Bordoy Fernando Mujica Martín Tejada Pilar Renau Eric Olsen Mariano Fiochetta Florencia Colacito

Las imágenes utilizadas en las secciones: columnas, entrevistas y news no tienen fines comerciales. En caso de que el autor de alguna de ellas deseara que fuera removida o figurar en los créditos de esta publicación, por favor contactarse a hola@indiehearts.com

indieHearts MAG | nº 02 Agosto 2011

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Editorial

It’s All About Soul Por Judith Gómez Machado

C

uando se acercaban los días para cerrar el material que incluiríamos en el número de agosto de iH Mag, el (maldito) número 27 volvió a ser parte de los titulares de las publicaciones musicales con la sorpresiva muerte de la cantante inglesa Amy Winehouse. En lo personal, sentí alivio por la paz que finalmente alcanzó y que, asumo, tanto buscó (a su manera). Este es un número que intenta contagiar algo similar; “la música es un lenguaje que transmite humores y sentimientos”, dice el crítico inglés Simon Reynolds y no podría estar más de acuerdo. Aunque añadiría que también es vocera de la pesadilla interna que una persona puede llegar a atravesar; ese alarido tan perfecto y tan sentido que nos dice que el sufrimiento se recompone al expresarlo a través de una melodía. Ya sea la “armonía etérea” del sueco Sondre Lerche en Los Ángeles o la “sensibilidad cotidiana” de Sebastián Rubin en Buenos Aires, el mensaje perdura: la musicalidad de las emociones no conoce lugar, tiempo ni espacio. Es y siempre será en sí misma. Por eso, rescatar “Heroes” (1977) de David Bowie, Is This It (2001) de The Strokes o Grand Prix (1995) de Teenage Fun Club cobra sentido, por aquello que cada uno trae consigo. Son bienvenidos, también,

aires nuevos como los de Sun Airway –showgaze/dreampop desde la ciudad de Philadelphia–, las chicas del mugre-popinfantil Trueno Blanco y la “experiencia libre” de Nite Jewel. En esta segunda entrega, además de sumergirnos en algunos de los álbumes que más llamaron nuestra atención en las últimas semanas, recordaremos las confirmaciones de los shows de Pearl Jam y The Strokes en el país, así como la reunión de The Racounteurs y la posibilidad de que el clásico de la TV británica Top of The Pops tenga su regreso en la pantalla chica. Grata información que se podría asemejar al exquisito equilibrio que produce una canción de Cocteau Twins al final de una ardua jornada laboral. Al fin y al cabo, como dice un amigo platense, la música es amor y el amor es todo.


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SUMA REVIEWS Shows Armonía etérea: Sondre Lerche en El Rey Theatre

pág. 6 El último jueves.srt: Rubin y Los Subtitulados + La Perla Irregular en el C.C. Matienzo

pág. 10 Varias Artistas: las mujeres somos todas una

pág. 12

Discos Metronomy, Julian Aznar, Explosions in the sky, Kaiser Chiefs y más...

COLUMNAS Nicolás Miranda Héroes e idiotas, parte I: “Heroes”, de David Bowie (RCA, 1977)

pág. 22

Carla Fumagalli Nostalgia adolescente: Grand Prix (1995), de Teenage Fanclub

pág. 28

NEWS! Vuelve The Racounteurs Pearl Jam en Argentina

pág. 38 The Strokes en Argentina Top Of The Pops podría volver al aire

pág. 39 A los 27, fallece Amy Winehouse Llega Complete, el boxset de The Smiths

Florencia Colacito Faith No more

pág. 31

pág. 14 Juan Pablo Lima 10 años de “Is This It”

pág. 34

pág. 40


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ARIO ENTREVISTAS iH Sessions Judith Gómez Machado Trueno Blanco: “no tenemos la actitud de rockera mala”

pág. 41

Gustavo García Sun Airway: de García Márquez a My Bloody Valentine

pág. 42

Bárbara Pavan Nite Jewel: “mis canciones son una experiencia libre”

pág. 46

Luego de la indieHearts Sessions con Ulises Hadjis, llega la tercer entrega con el músico platense Javi Punga. A pocos días de que puedan verlo en nuestra web, les adelantamos imágenes del backstage y compartimos algunas sensaciones de nuestro encuentro con el cantautor en su casa de La Plata.

pág. 48


. 6 / reviews / shows / sondre lerche

Armonía etérea:

SONDRE LERCHE en El Rey Theatre Escribe: Diego V. Miranda

Fotos: Renee Barrera


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E

l Rey Theatre es uno de los teatros más exquisitos que tiene Los Angeles: desde afuera no llama mucho la atención más allá de sus dos enormes marquesinas de letra de molde, pero una vez dentro es un pequeño palacio, con tres arañas majestuosas colgando del techo. Eso sí, que ni se te ocurra detenerte en los pasillos que rodean el exterior de la pista, a no ser que te guste ser encandilado por 3 guardias de seguridad al mismo tiempo para que te muevas. Fui temprano para tratar de ver a los teloneros. Primero fue Kishi Bashi, de quién pude escuchar los últimos dos temas de su set. Bueno, el último tema y medio, en realidad, pero con eso fue suficiente: este muchacho, parado frente al micrófono y empuñando un violín, casi me hace llorar. La canción Manchester es una obra de arte, y el efecto que logra en vivo sampleándose a sí mismo infinidad

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de veces es una armonía maravillosa. Kishi todavía no lanzó oficialmente ningún material, pero el puñado de canciones que tiene colgadas en Bandcamp son imprescindibles para el que busque melodías simples y bellas.

se respiraba paz, todo era armonía y comunión entre el público y el escenario

Después vino la banda Nightlands, pero no me causó ninguna impresión demasiado fuerte. Sonaron bien, pero no me transmitieron nada. En realidad fue culpa de Kishi Bashi: semejante golpe imprevisto me había dejado parcialmente anestesiado. Pero el efecto de la anestesia se fue fueron respondidos con un “Don’t get me started, I want como por arte de magia cuando Sondre Lerche subió al to play them all”. Si bien esto hubiera sido una fantástiescenario y se calzó la guitarra: era hora del plato fuerte. ca idea, el setlist tuvo la medida justa: dieciséis canciones, repasando los matices de su extenso repertorio. La primer sorpresa apareció antes de que arrancara la primer canción: el grupo que acompañó al compositor La gente se despertó considerablemente con My Hands noruego estaba conformado en parte por el guitarrista y are Shaking y Airport Taxi Reception, ambas de la bancantante de Nightlands (quien ahora oficiaba de bajista), da de sonido de Dan In Real Life, película a la cuál y el mismísimo Kishi Bashi en violín. Sondre se acercó Sondre le debe en gran parte poder llenar teatros en al micrófono sin decir palabra, y arrancó de su guitarra los Estados Unidos. Como no podía ser de otra malos acordes de Private Caller, tema muy propicio para nera, también hubo lugar para la demagogia: “Los Anponer en clima al habitualmente frío público angelino. geles it’s been the highlight of, I think, almost every tour I’ve done in the past”. De más está decir que muero por “That’s what I’m talking about! Alright!”, exclamó Ler- ver su cara el día que toque en vivo en Buenos Aires… che apenas terminada la primer canción, al percibir la reacción de la gente. Los pedidos de canciones no se Ya sobre el final del encore, sucedió algo que nunca había hicieron esperar (mayormente de voces femeninas), y presenciado en esta ciudad: sentir a la totalidad del público susurrar las líneas de Modern Nature, haciéndole la segunda voz al cantante a la perfección. Se respiraba paz, todo era armonía y comunión entre el público y el escenario, hasta que llegó la frase “People say I should watch my pace”, donde la concurrencia tendría que haber respondido con “what do they know?”… pero nadie parecía recordarlo. Sondre sonrió y dijo “That always happens! Nobody cares about that verse!”, para retomar desde el estribillo.


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Al terminar el recital, me dirigí hacia el puesto de merchandising, para comprarme su último disco en vinilo y una hermosa remera pintada a mano. Salí del teatro con los bolsillos vacíos y el alma contenta… Hasta que me di vuelta, y vi que la gigante marquesina ya anunciaba el próximo recital que sucedería en El Rey: Blonde Redhead. ¡Es carísimo ser adicto a la música en Los Angeles!

Sondre Lerche se presentó en El Rey Theatre de Los Angeles el 29 de junio de 2011.

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El último jueves.srt:

RUBIN Y LOS SUBTITULADOS + LA PERLA IRREGULAR en el C.C. Matienzo

Escribe: Emmanuel Patrone

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Fotos: María Pirsch

ey de la ansiedad, genio de la soledad y uno de Los Campos Magnéticos, Sebastián Rubin –sentado y con guitarra acústica sobre el muslo derecho–, viendo que el comienzo de su set con su banda de apoyo Los Subtitulados se retrasaba por culpa de un problema técnico, se acercó a su micrófono y bromeó: “Este tema se llama ‘Silencio incómodo’”. Eran las 23.50. ¿Podría ser que el último de los recitales dentro del ciclo “Jueves subtitulados” comenzara, irónicamente, en los primeros minutos de un viernes? Por suerte eso no sucedió. Fue cuestión de cambiar el cable del micrófono responsable del inconveniente y que las primeras notas de Del lado del sol empezaran a sonar en el Club Cultural Matienzo.

para las armonías vocales en la casa de tres pisos transformada en entidad cultural del barrio de Colegiales. Frente a un colorido mural y una proyección que indicaba el nombre de la banda, Rubin y Los Subtitulados repasó en su sucinto pero eficaz set 12 canciones incluidas en sus dos álbumes de estudio, Esperando el fin del mundo (2006) y Desayuno de campeones (2009). En la primera mitad, Rubin empuñó la acústica para versiones con el amplificador en volume n moderado de la ya mencionada Del lado del sol, como así también de El rey de la ansiedad, Yo me quiero enamorar, Los encerraditos (sarcástica y kinksiana canción anti-country clubs coescrita con el dibujante Liniers) y Nada, la cual recibió el tratamiento más radical.

En un formato redux –“Acá está faltando una parte de la banda, una parte pelada”, señaló Rubin refiriéndose al guitarrista Alejo Provvidente– y semi-desenchufada, el grupo regaló 45 minutos de pop guitarrero paloy-a-la-bolsa, cargado de sensibilidad cotidiana y apto

Pero fue en la segunda mitad en la que apareció el power de power pop, con Rubin cambiando a la guitarra eléctrica para el cover traducido al español (especialidad del ex Grand Prix) de Flesh Number One (Beatle Dennis) de Robyn Hitchcock & The Egyptians, Adiós


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Torino, Lo que ves es lo que hay y Odio el amor. Uno de los momentos de color fue cuando, al final de Falling in Love With Myself, Rubin reconoció un error (tocó la última parte del tema en una nota diferente) avisando a sus compañeros: “Esta es la versión con un arreglo jazzy del tema, la próxima les aviso”. El ciclo que Rubin y Los Subtitulados llevó a cabo los jueves de julio en el Club Cultural Matienzo terminó cerca de las 00.40 del viernes con No más lágrimas, hitazo de Esperando al fin del mundo, que mutó hacia al final en homenaje a Just Like Honey de The Jesus & Mary Chain. Como en los jueves anteriores, el quinteto convertido en cuarteto ese día, contó con bandas invitadas que se encargaron de inaugurar el evento. El rosarino Matías Barrera, Alvy Singer sin su Big Band y Excursiones Polares fueron los encargados en las ediciones anteriores del ciclo y ese 28 de julio fue el turno de La Perla Irregular. Banda en ascenso y una a la que le viene bien el rótulo de “juventud, divino tesoro” (aquella que tanto añoraba Rubén Darío y a la que un enardecido Luca Prodan aludía en Los viejos vinagres), La Perla Irregular había empezado a entretener a los casi menos de 100 asistentes (varios de ellos sentados frente a mesas con botellas de birra y porciones de pizza) con El sueño que sueño, una de las cuatro canciones que tocaron de su último disco, Rafael, junto a Cielo serás, Sólo jugar y El tren de las diez. Sin mayores sobresaltos y sonando muy ajustados a pesar de su edad, el cuarteto marchó correctamente haciendo su función retro, con ecos del

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mejor rock nacional de antaño, aquel de Almendra, Sui Generis y un distinguido etc. Aprovecharon también para revisitar canciones de sus anteriores discos (La Perla Irregular y La Novena Utopía), algo que –según palabras del guitarrista y cantante Pablo Vidal– no hacían desde hace tiempo. De esta forma, se pudieron escuchar la canción homónima al nombre de la banda, el single De regreso a la fantasía y una versión en portugués de Dos partes, la “rareza” de la lista de temas. Sólo fueron diez canciones en aproximadamente 40 minutos, pero bastaron para demostrar que, si de bandas emergentes se habla, La Perla Irregular está indudablemente entre las más merecedoras de su rol de “grupo promesa”. Un instante particular que se vivió ese jueves (ese jueves de fin de mes, ese último jueves del ciclo), fue cuando, ya casi finalizando el set de La Perla Irregular, Sebastián Rubin subió al pequeño escenario del club cultural para compartir un cover de You’ve Got to Hide Your Love Away, desoyendo el consejo que le dan a Lennon en la canción de ocultar su amor. En este caso en especial, a ese generoso e inmortal coloso llamado “música pop”.

Rubin y Los Subtitulados y La Perla Irregular se presentaron el jueves 28 de julio en el Club Cultural Matienzo.


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VARIAS ARTISTAS:

las mujeres somos todas una Escribe: Bárbara Pavan

I

nnumerables, como partículas hay en el universo: así son las voces de las mujeres. Las hay en diferentes tonalidades, más graves, más agudas, más elevadas o más susurrantes, de todos los colores, pero las hay. Y sin embargo todavía hay quienes piensan que “las mujeres somos todas una, mi amor”, e ignoran la cantidad de variedad de voces femeninas que existe. Pero para eso llegó el proyecto de las “bebas infartantes” de Lucas Martí y Ezequiel Kronenberg, ese secreto a voces increíble que es Varias Artistas. La troupe de féminas tomó por asalto el escenario de la fiesta MSTRPLN, el viernes 29 de julio, antes de que llegaran las tres de la mañana. Y su público, una mezcla de party-goers que se dejaron sorprender por las canciones y fan devotos que se quedaron despiertos hasta tarde para verlas, comenzó a engancharse. Noelia Mourier fue la primera encargada de salir al escenario, con stilettos y una pollera de lentejuelas, para interpretar en vivo su canción Se Puede (Pac Man) del último disco. Mourier fue sólo la puerta de entrada a un set corto y vigoroso, con múltiples cambios de cantantes que asumieron diferentes roles. Pasaron todas: la madre, la santa, la puta, la hermana. El estereotipo femenino lo tiene sin cuidado a Martí, principal compositor de las canciones, y el ex A-Tirador Láser se pasó todo el show bailando, cantando por lo bajo, y mirando a sus “bebas” mientras las acompañaba en guitarra. Kronenberg, por su parte, es una especie de Graham Coxon más sutil, que se pasea entre múltiples instrumentos con aún más energía que su coequiper.


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Fotos: Sofía Gatti y Nadia Guzmán

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Varias Artistas se presentó el viernes 29 de agosto en MSTRPLN (Crobar).

Cuando los ánimos ya estaban elevados por la canción homónima al disco, Emme siguió el orden de la lista de temas e interpretó El Día del Zarpado, con una voz que dejó mudos a más de uno por su potencia. Hasta ese momento, sólo dos de las mujeres de Martí habían tomado el escenario, pero con No se usa más (0 600 Vos), Julieta Brotsky se hizo cargo de la canción originalmente cantada por Deborah de Corral, ausente en este show. Aquí las canciones y las voces comenzaron a mezclarse.

demostraron también por qué forman parte de las increíbles bebas. Brotsky y López Chaplin se hicieron cargo de las canciones más animadas, así como sucede en el disco, como 0 600 Vos y No No No. Mourier, la flaquísima frontwoman de Coco, regresó al escenario como corista pero también para interpretar Supermal. Y aunque Javiera Mena, la chilena, no pudo estar presente, Emme le hizo honor con una interpretación impecable (y, nos atrevemos a decir, superior), de IOA.

Las dos grandes figuras del disco, de la noche y de la escena musical argentina, María Ezquiaga y Juliana Gattas, nunca pisaron el escenario en solitario. Después de Convoy, la canción de Daniela Herrero, interpretaron todas sus canciones acompañadas la una de la otra, y después sumaron a más damas. Patrullero fue seguida de Diario Íntimo, canción que aprovecharon para subir las ocho al escenario y cantar al unísono, ante un público que si bien estático ya estaba compradísimo. Después de diez temas, sólo bastó que Gattas y Emme hagan sus respectivos “ch-ch-ch” frente a sus micrófonos para que todos se quedaran con ganas de más.

El repertorio de varias artistas saltó entre Papá, su primer trabajo de estudio, y Se Puede. Las canciones se acoplaron a la perfección y Lucas Martí comprobó que tiene un engranaje bien aceitado de juglares femeninas capaces de transformar sus canciones en algo más. Los nombres más relevantes que quizás levantaron las cejas en este segundo disco, como Julieta Venegas, no estaban presentes esta noche para salvar un acto fallido. Afortunadamente, Varias Artistas demostró ser una de las maquinarias musicales más perfectas y divertidas de la música argentina.

Aunque estos tres personajes fueron las mujeres más “deseadas de la noche”, al menos con más canciones, también Julieta Brotsky y Jimena López Chaplin


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DISC

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– Julian Aznar – Early Singles (2011)

Como si los inicios de la electrónica y el disco se fusionasen por primera vez en mucho tiempo. Como si la onda retro de sintetizadores apagados volviesen a encenderse después de varios años en Argentina. Como si Giorgio Moroder se diese la mano con los miembros de Neu! y Lou Reed estuviese junto a Marc Bolan para presenciarlo. No sé si sobredimensiono y no sea un evento tan importante. No sé si este será o no un nuevo (viejo) camino para la nostalgia y la aventura musical, pero algo de eso hay. No es casual que Daniel Melero sea parte de este recorrido. No es casual ese arte de tapa, Sally. Early Singles (2011) está escrito, interpretado y arre-

glado por una sola persona, a excepción de la guitarra de Josh Druckman y el saxo de Malena Graciosi y Esteban Lett en ciertos pasajes del mismo.

Compuestos entre 1999 y 2007, los temas elegidos por Aznar para debutar en las bateas no son azarosos. En un disco creado y maquinado (en todo sentido de la palabra) con mucho tiempo por un artista plástico, escritor, músico y melómano -que además fue post-producido por un avezado erudito como Melero- la referencia constante a las influencias de este “nuevo” artista (con diez años de trayectoria) son inevitables. “I’m in love but alone”. Year Of The Dog -tras su inicio y base krautrockera- abre el álbum llevando el espíritu inconfundible de la distorsión en las voces y las melodías en el saxo y la guitarra de Diamond Dogs (1974), tal vez el LP más personal y solitario de David Bowie. Aznar homenajea esta fascinante obra conceptual desde el título mismo de la

canción que abre su debut y realza la idea que el Duque Blanco presentaba casi 40 años atrás: un solo hombre frente al mundo.

Los sintetizadores ochentosos de Electric Gigolo nos pasean de Can a Devo en menos de cinco minutos, llevando el compás pegadizo en seguida superado por la melodía pop de 2001 Man y su letra como panfleto definitivo del nuevo milenio: “’cos this is the beginning of the doves… ‘cos this is the end of the world.” Hacia la mitad del disco, You Are So Dark gira más aún hacia un synthpop puro y oscuro, que recuerda por momentos a los mejores tiempos de Heaven 17. Debede, el único cover del disco, sorprendentemente encaja perfecto en la corta sumatoria de tracks, reflejando un primer Sumo que, desde la conducción de Luca Prodan, quiso ser el Joy Division argentino y manejó esa compleja y oscura esencia, potenciada -o mantenida- por la reversión incluida en este álbum.

Sisters & Brothers lleva la impronta setentosa de Moroder con soltura, volviendo al electropop clásico del segundo tema marcado por los sintetizadores inmejorables de este eterno DJ. Love At First Sight cierra el álbum con baile. Como un Gary Numan sudamericano, Aznar demuestra que su arte puede ser expresado en pocos minutos y plasma sus deseos y virtudes en un disco prácticamente impecable. Un hombre solitario del futuro que señala al sonido del pasado. – JJM.

– Metronomy – The English Riviera (2011)

Desde Inglaterra, los poperos de Metronomy vienen evolucionando con cada disco


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COS

REVIEWS

desde 2006. Después de que un par de versiones remixadas de sus primeros temas se difundieron en internet, su segundo disco, Nights Out (2008), aterrizó con unas expectativas servidas y oídos curiosos y ansiosos por pop bailable. Este año, la banda vuelve con un nuevo line-up y un tercer disco que encabeza la gran mayoría de las listas de lo mejor del año.

A medida que la banda fue progresando desde sus comienzos, fueron perdiendo esa excentricidad que los hicieron novedosos pero concentrándose en una visión más amplia del sonido que querían tener. The English Riviera es un gran paso en el largo camino de Metronomy a la creación del pop perfecto, trabajando arduamente en la composición de canciones y confiando más y más en sus habilidades para instrumentar estas canciones y menos en lo que la producción podría llegar a agregar al disco. En su mejor momento, la banda demuestra un talento

infinito en crear capas y capas de orquestación, un elemento que venían explotando desde su primer disco instrumental pero de una manera mucho más minimalista. En un lado opuesto, la banda sabe exactamente como sonar precisa en el momento justo, con cada sonido sumando y manteniendo una estabilidad instrumental tremenda. El primer ejemplo que llega a los oídos es We Broke Free, canción que abre el disco después de una breve introducción con sonidos de playa. Este tema sirve como punta del iceberg, demostrando que tan bien pueden sonar unos beats y un bajo mientras cada sintetizador, guitarras eléctricas y limpias, y voces que rebotan, se suben al viaje. La primera mitad del disco es la que se encarga de pulir estas ventajas que tiene Metronomy sobre varios trabajos pop que salieron este año. Dentro de una experimentación limitada pero entretenida, la banda suena redonda y concreta, excepcionalmente ecualizada para lograr lo que se proponen.

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Fe de erratas: en la edición anterior (#01), la reseña de Panda Bear fue escrita por Eric Olsen (EO).

Desde que arranca el disco, hasta The Bay, the English Riviera abre y cierra puertas al mismo tiempo en que mantienen una ambientación concisa y concentrada.

tremendo punto de referencia para la banda.

Para el último tercio del disco, la banda se aleja del fuerte del disco, que definitivamente es la composición desde cero. Se siente como si the English Riviera hubiera sido un maratón, y en los últimos kilómetros tuvo que buscar soporte y descansar en la producción del disco, quién podría haber hecho un mejor trabajo, por lo menos en esta última parte. Las últimas dos canciones del disco, se encargan especialmente de crear fuertes sonidos pop orquestales, casi sonando como improvisaciones bien practicadas. Para muchos, estas canciones funcionarán como puntos de anti-climax, mientras que para otros puede ser que suenen como un crescendo final. Sea cual sea el gusto o la opinión, lo que deja en claro el disco cuanto termina, es que este es un disco muy bien pensado, y un

– María Francisca – Mis Regalos (2011)

– EO.

Una pequeña biografía de introducción nos informa que María Francisca es una intérprete chilena que se inicia en el mundo de la música en su infancia. Esa misma biografía nos dice que a los nueve años comienza una formación en piano docto, nutriéndose en el camino de compositores y músicos clásicos, como Frédéric Chopin y Claude Debussy. Otro dato clave que se puede arrojar en la presentación de la artista es su acercamiento definitivo a la música popular a la edad de 19 años, que la empuja a


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empezar a escribir sus primeras canciones en formato de piano y voz. Ese enlace entre la instrucción académica de géneros clásicos (barroco, romanticismo, minimalismo) y la educación sentimental de intérpretes de música popular (María Francisca acusa influencias de Fiona Apple y –cómo no, si estamos hablando de una chica cantando frente a su piano- Tori Amos) es la que definitivamente se vuelca en Mis Regalos, el disco debut de la cantante chilena. Acompañada en varios temas por batería y bajo, María Francisca logra envolver a las 11 canciones que conforman Mis Regalos a partir de un encantamiento sutil. El minimalismo de los arreglos deja en descubierto la voz de la cantante, que en casi todo momento suena frágil y emocional pero que no recurre –por lo menos no asiduamente- a piruetas melodramáticas. Es en esa decisión de no ir por lo estruendoso lo que magnifica a varias canciones del álbum, entre ellas Muñeca de Trapo y Querían Salir. El hecho antes mencionado de que María Francisca haya pasado gran parte de su vida frente a un piano no se transforma en un dato menor. La cantante trasandina no es una improvisada frente al instrumento, y eso se nota en temas en los que introduce adornos melódicos que agregan algo especial a la composición, como por ejemplo esa coda de un minuto en Sinfonía o la atmósfera submarina que caracteriza a Latidos. En los

momentos en los que el piano tiene compañía, el bajo y la batería se encargan de ensalzar con dramatismo algunos pasajes, como en la ya mencionada Sinfonía, No Sientes (tal vez el momento más Tori Amos de todo Mis Regalos) o Tu Canción (en esta el bajo se vuelve inesperadamente funky). Las letras se mecen entre lo personal y lo enigmático, con algunas dosis necesarias de romanticismo: “Tengo derecho a conservar las cosas que me hacen sentir bien”, canta María Francisca con calma desesperación en el track que bautiza al disco. Más tarde, en Tu Canción, se lamenta por tragar las versiones de su (¿ex?)amado y transformarlas en verdades. El tiempo es otra cuestión que aparece reflejada en algunas letras, especialmente en Tiempo y Querían Salir, en la que canta “Hoy desterré el presente y el futuro que querían salir de mí”. Esperemos que sólo lo cante y no pretenda hacerlo en serio: María Francisca logra en Mis Regalos explotar todo lo aprendido para crear un disco personal, que marca un buen punto de partida y debería ser del agrado de cualquier amante del género “chicas sensibles cantando frente a un piano”. *María Francisca comparte su disco debut Mis Regalos. Pueden descargarlo gratis haciendo click aquí. – EP.

– Gomez – Whatever’s on Your – Mind (2011)

En los papeles, Gomez no presenta las condiciones necesarias para ser una banda caracterizada como “consistente”. O, mejor dicho, sus características particulares parecerían atraer la propensión a la irregularidad, con trabajos con sus altos y sus bajos, nunca llegando a lograr un todo completamente acabado. Si a la multiplicidad de influencias (rock, blues, electrónica, música experimental) y el distintivo de tener cuatro compositores se le agrega que en los últimos años sus integrantes están separados geográficamente -repartidos entre Estados Unidos e Inglaterra-, el combo no se presenta alentador. Pero así y todo, una seguidilla de seis buenos (y a veces excelentes) discos certifica lo contrario, como así también su nuevo álbum, Whatever’s on Your Mind. El nuevo trabajo del quinteto británico no va a deslumbrar a los que ya conocen parte de su inventario discográfico. Los Gomez saben cuál es su juego y en lo suyo son verdaderos cracks: la mezcla de instrumentos acústicos y eléctricos, los ganchos poperos, la delicada riqueza en los arreglos y tres cantantes tomando turnos en el micrófono son marcas que se pueden enumerar

de su catálogo y que también aparecen en Whatever’s on Your Mind. Otra característica común que comparte Whatever’s on Your Mind con las creaciones anteriores de la banda es su variedad. Por ahí aparece una cancioncita pop simpaticona (el single Options), por allí baladas para alzar encendedores (el track que da nombre al disco y Our Goodbye, temas que cuentan además con las rasposas cuerdas vocales de Ben Ottewell) y en otro rincón, una pieza que se anima a hacer más barullo (Equalize). No obstante, se puede distinguir en el séptimo disco de estudio de Gomez una cierta vuelta (o más bien un mayor acento) en el costado experimental. Si bien How We Operate (2006) y A New Tide (2009) habían hecho los suficientes méritos como para destacarse, se sentían planos y poco arriesgados, al menos en comparación con álbumes sobresalientes como Bring It On (1998) e In Our Gun (2002). Whatever’s on Your Mind, en ese sentido, recupera ese nervio por lo insólito. Así es como Song in My Heart apunta sus flechas al electro-pop, antes de fundirse en un estribillo catártico o aparece en The Place and the People ese break inesperado y caótico. Con casi 15 años de carrera a sus espaldas, los Gomez no pierden la frescura y Whatever’s on Your Mind está casi a la altura de sus mejores trabajos. “Ten cuidado con no despertar al monstruo”, advierte Ottewell en Equalize.


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Tal vez para Gomez valdría otro consejo: por favor, no dejen dormir a estas bestias, así tenemos más para disfrutar de este intrigante (y ridículamente ignorado) quinteto inglés. – EP.

– Explosions In The Sky – Take Care, Take Care, – Take Care (2011)

Uno de los principales representantes contemporáneos del mundo del rock mudo y las guitarras progresivas, Explosions in the Sky, sacó su sexto disco de estudio después de una gira y un descanso de cuatro años. En estos casos, la pregunta que inevitablemente juega en nuestra cabeza es ¿valieron la pena estos cuatro años de espera? Con un soundtrack y cinco discos detrás, la banda aprovechó el tiempo entre su quinto trabajo y Take Care, Take Care, Take Care para empujar y romper las barreras del post rock (aunque la banda no se sienta identificado con el término) a alturas increíbles. Con una base de oyentes creciente, es increíble que una banda instrumental, de una discográfica independiente, y de una escena under, haya logrado tanto reconocimiento. El cuarteto de Texas sabe exactamente con qué tipo de

rock instrumental se siente cómodo: a diferencia de varias bandas instrumentales de art rock, Explosions in the Sky se encarga de llenar oídos y pulmones con rock de tres guitarras, una batería, y un poco de bajo. Trabajando con la misma fórmula desde hace 10 años, es difícil en cierta manera sentirse decepcionado por Take Care. La banda sigue buscando belleza en la textura sonora cueste lo que cueste, en un disco de seis canciones que llega a los 46 minutos. Explosions in the Sky conoce de memoria las ventajas de su música y no tiene miedo en demostrar la capacidad de doblar la estructura tradicional de la canción para desplegarse en crescendos y decrescendos. Sin embargo, no se puede decir que la banda no hace de todo para mantener la propuesta interesante: la experimentación dentro del concepto instrumental se da en Trembling Hands, canción en la que hacen uso de un sampler con voces repitiendo “ha ha ha”. De cualquier manera, el disco se sintetiza como más de lo mismo, pero ejecutado con un talento increíble, en un escenario en el que el baterista Chris Hrasky trata de robar protagonismo luciéndose con terribles juegos rítimicos. Los fanáticos de la banda van a notar un cambio dentro de lo qué estaban acostumbrado a escuchar de la banda, especialmente en canciones como Last Known Surroundings y en otras con un leve uso de guitarras acústicas o violines. Mientras tanto, los demás que no estén muy familiarizados con otros discos post rock tie-

nen que preguntarse si están de humor para escuchar un disco instrumental o no. – EO.

– Thurston Moore – Demolished Thoughts (2011)

El anunciado cuarto disco solista del guitarrista de Sonic Youth ya está en las calles. Bajo la producción del genial Beck Hansen, el músico vuelve a las bateas después de haber aparecido con su banda original hace algunos meses con el soundtrack de la película francesa Simon Werner a Disparu. En formato acústico, con la compañía de su guitarra y de una serie de cuerdas y otros instrumentos orquestales que aclimatan el álbum, Thurston Moore nos entrega 9 canciones ( y una más como un bonus track de atunes) que no son las típicas de un LP acústico de un músico de grupo de rock. ¿Cómo es esto? Demolished Thoughts tiene la esencia de la agrupación noise norteamericana, con lo que con solo decir esto distancia a la placa de cualquier otro álbum acústico. Dentro de las estructuras convencionales del formato canción, Thurston (y la mano de Beck en los controles también es culpable) se las

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arregla para recrear atmósferas solo posibles en el imaginario de Sonic Youth, con ese toque disonante que siempre los caracterizó. Pero no se limita únicamente a eso, sino que va más allá, llegando a pasajes realmente majestuosos, dignos de un soundtrack de película épica o algo por el estilo. Los fraseos del cantante también son moneda corriente para los amantes de la banda insignia del movimiento alternativo de fines de los ’80 y principios de los ’90. Temas clave como Orchard Street o Illuminine son prueba de ello, de forma tal que llegan a parecer temas acústicos de esa agrupación. El aúrea solemne que recorre los casi 47 minutos le da otra imagen a la música, con lo que el nativo de Florida se reafirma como un excelente compositor e intérprete. En definitiva, un punto alto en la carrera de Thurston Moore, que lo deja bien parado para el posible y esperado próximo disco de Sonic Youth. – MF.

– Sondre Lerche – Sondre Lerche (2011)

Sondre Lerche, noruego de 28 años con 5 discos de estudio, está parado en la encrucija-


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da de quedar en el pasado o redefinir su carrera. Luego de un excelente disco debut (Faces Down del 2002) nunca volvió a recrear semejante éxito y adoración por parte del público. El miedo a fallar debe existir en él, sin embargo en este último disco homónimo redefine su estilo, refuerza sus influencias e invita a aquel que no lo conoce a recorrer su historia y al que si a redescubrirla. Ricochet, la primera canción, recuerda en su estructura, forma y tono de voz a su cover de Bluish, de Animal Collective. Está canción, sentencia el mood del disco: sin abandonar su pop-folkish característico, el noruego demuestra un enorme crecimiento como compositor y cantante, con influencias de jazz y blues inclusive. Más pop, alegre y up-beat (al mejor estilo Paolo Nutini) Private Caller, uno de los singles, hace lo imposible para que bailes un poquito o por lo menos marques el tiempo con el pie. Nada que ver con Red Flags, siguiente canción, que es más lenta e introspectiva y que recuerda algunos trabajos de Junip (la banda de sueco José Gonzalez). Go Right Ahead, que parece sacada de un disco de Death Cab for Cutie, propone la lírica más interesante (y tal vez pegajosa) del disco: “Anybody wanna try now / You go right ahead now / I don’t wanna waste your time / Anybody wanna try me / You go right ahead / We’re gonna wanna change our minds”. Pareciera que Sondre está llamándonos y provocándonos, a dejar de juzgar su pasado y disfrutar su excelente presente. Coliseum Town, es un evidente

homenaje a The Beatles. Desde su guitarra a lo Blackbird, el tono de voz a lo John Lennon y las variaciones en la melodía del coro. Es imposible escuchar está canción y pensar forma parte de Rubber Soul. Una bellísima canción, desde dónde se la vea. Lo mismo ocurre con Tied Up to the Tide y cierto parecido con How Do You Sleep? del difunto Lennon. Nevermind the Typos, Living Dangerously y Domino, otro de los singles del disco, me hicieron notar el excesivo uso de agudos que utiliza Sondre al cantar. Un recurso que agota escuchando a un noruego canchero o escuchando a Shakira. Sin embargo rescato el final enquilombado y cuasipsicodélico de Domino, al re palo. Cierre a todo trapo, con la que seguramente es la mejor canción. Desde el punto de vista musical y emocional, When the River, nos deja con ganas de más, algo que todos los discos deberían lograr. Desde los coros de voces, que provocarían estallar a un estadio, desde los rasgueos de guitarra y los teclados psicodélicos al final. Un temón, que sobresalta entre todo el disco. Sondre entrega un gran disco, no inventó la pólvora pero si recuerda y homenajea a aquellos que la inventaron de la mejor manera. Las letras, los arreglos, la producción y la música te lleva a recorrer distintas emociones y a jugar un poco. – MB.

– Varias Artistas – Se Puede (2011)

Un disco que reúne artistas tan disímiles como Julieta Venegas, María Ezquiaga, Emme, Javiera Mena, Jimena López Chaplin, Mariana Baraj, Flopa y más, llama la atención. Y más todavía si fue concebido y puesto en escena por un músico tan talentoso como Lucas Martí. Se Puede es la segunda parte de Varias Artistas, un proyecto que Lucas Martí y Ezequiel Kronenberg de Rosal armaron allá por 2007, cuando al hermano de Emmanuel Horvilleur se le ocurrió escribir canciones y convocar a distintas cantantes femeninas del ambiente under, y no tan under, nacional e internacional para interpretarlas. Así nació Papa (2007), la primera versión, y ahora Se Puede (con la participación de diecisiete ”infartantes bebas”), un poco más eléctrico y sin la presencia de Martí en lo visible de las canciones, sólo voces femeninas. “Yo se que se puede, aunque nadie me lo explique”, es quizás la frase que resuma este proyecto, a simple vista, complicado. La frase, en la voz de Noelia Mourier de Coco, es parte de Se Puede (Pac-Man), la canción que abre el disco, que sigue con Emme cantando “Mujeres Asesinas me cambió la visión, ahora la cocina

es el lugar indicado” en El día del zarpado, uno de los temas más bailables del disco. Siguen temas bien divertidos, como No No No, una especie de cumbia electrónica declamada por Jimena López Chaplin, Actues como un hombre, con una Julieta Venegas deseando que el hermano le pegue al hombre a quien le habla y la cumbia de Mariana Baraj, Consejos Negros, una oda a los amores violentos y asesinos. Tres canciones que hacen referencia al girl power, más allá de haber sido compuestas por un hombre. También aparecen, por un lado, Déborah del Corral sonando sorpresivamente bien en No Se Usa Más (0-600 Vos), una canción sobre lo poco cool que es el amor en los tiempos que corren y Julieta Brotsky cantando 100%, un psuedo ska que va sumando en porcentajes las cosas que hacen a su relación (“10% de ilusión, otro 10 es seducción, 25 estar con vos y sólo 5 distracción. 10% hablar de vos, 30 mi televisor, 5% para verte, 4 de quererte y 1 por si oculto temerte, darte hasta aplastar y romper tú corazón”). La variante más romántica está presente en Cursos de corrupción, tema a cargo de la frágil y al mismo tiempo potente María Ezquiaga, Ya No Quieras Comprenderlo Todo con la trasandina voz de Javiera Mena y No Importa Tu Edad, de la ex Entre Ríos, Isol. Una de las sorpresas de Se Puede es la gran interpretación de Convoy que hace la ex estrellita adolescente Daniela Herrero, ahora ya


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más madura e interesante. Que Fuerte, uno de los temas, casualmente, más potentes del disco, con las voces de Flopa, Florencia Ruiz y Ayelén Zuker, cierra el disco. En el medio están Naila Borenzstein (No Lo Soporto) haciendo Carne Humana, un tema bastante perturbador y turbulento, Tren, un tecno pop que entona Anita Álvarez de Toledo y Paula Meijide con Tu Momento, en este mismo género. Lucas Martí tiene esa capacidad de crear infinidad de frases que se pegan y sirven para, casi, cualquier sentimiento, situación y emoción. Y además elige casi a la perfección voces que hacen aún más atractivas esas frases. Estilos y géneros tan distintos como las artistas que los interpretan, dentro de un mismo disco, cortesía de Lucas Martí. – PR.

– William D. Drake – The Rising of the – Lights (2011)

Aunque su nombre suene al de un novelista británico de la era victoriana, William D. Drake es, en realidad, el ex tecladista de Cardiacs, banda inglesa de culto y, según los periodistas de rock con afición

al encasillamiento, gestores del género en aspecto paradójico “punk progresivo” (úsese “pronk” para ahorrar tiempo). Aunque haya dejado la banda en 1992 (aunque contribuyendo esporádicamente en trabajos posteriores de la agrupación y abocándose a otros proyectos), su carrera solista apenas despegó en 2003 cuando, alentado por Tim Smith –líder de Cardiacs–, sacó su primer disco solista. A partir de allí, apareció un álbum compuesto de piezas instrumentales (Yews Paws) y otro de un estilo más cercano al del grupo de Smith (Briny Hooves, de 2007), con canciones de pop psicodélico potenciadas por arreglos de piano más volteados hacia lo barroco y lo épico, pero con escasos rasgos de rimbombancia altanera. The Rising of the Lights –llamado a partir no de un manifiesto iluminista sino de una extraña enfermedad mortal del siglo XVIII– es el cuarto álbum solista de Drake y uno más en el que mezcla algo de música medieval, rock progresivo y melodías pegadizas y surrealistas. Mientras la historia de Cardiacs se ve cada vez más cerca de su final (Tim Smith sufrió una serie de paros cardíacos –oh, la ironíaque lo dejaron incapacitado para tocar), Drake se esfuerza para mantener el modesto pero firme legado de la banda. Es más: The Rising of the Lights empieza con dos canciones compuestas para The Sea Nymphs, proyecto paralelo de Drake con Smith. Super Altar es la encargada de comenzar, un tema imprevisi-

ble, con un ritmo revoltoso y un intervalo con falsettos a lo Queen. La siguiente canción, Ant Trees, se ocupa de mostrar en menos de dos minutos el virtuosismo de Drake frente al teclado y su gusto por la psicodelia aniñada más inglesa que el té de las cinco y la pasión colonizadora. En The Rising of the Lights, además de los pianos y teclados ejecutados por Drake, también aparecen flautas, guitarras acústicas, xilófonos y minimoogs generando una atmósfera particular. Aunque haya varios momentos en los que los trazos inquietos y lisérgicos se hacen más que evidentes (como en el guiño a Gentle Giant de The Mastodon, el funk progresivo de Song in the Key of Concrete o ese tema con aire a “los siete enanitos de Blancanieves tocando con Syd Barrett” que es Wholley Holey), hay otros instantes en los que a Drake se lo escucha “desbordando de alegría y dolor” (como él mismo canta en Ornamental Hermit) y el asunto se vuelve emotivo aunque con un perseverante aura de misterio. En este punto, se destacan las preciosas In An Ideal World, Laburnum y Me Fish Bring. Para el final, Drake se reserva una épica de nueve minutos titulada Homesweet Homestead Hideaway, que empieza con el verso “Te amamos, dragón sexy”, dejando en claro que el ex Cardiacs no piensa declinar su surrealismo británico. The Rising of the Lights es, en general, un disco que parece ignorar las tendencias contemporáneas. Se puede argumentar que sus influen-

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cias de la escena de Canterbury o del pop empapado en LSD de finales de los 60’s y comienzos de los 70’s lo harían un trabajo “retro”, pero ni siquiera eso sería correcto. Sería más atinado plantear que es un disco que crea exitosamente su propio mundo con sus propias reglas; un mundo excéntrico y sensible a la vez. Puede llegar a ser difícil entrar a él y acostumbrarse rápidamente al entorno, pero con un poco de afán explorador es sencillo adecuarse. *William D. Drake comparte The Rising of the Lights para escuchar completo en Bandcamp. Pueden escucharlo haciendo clic aquí. – EP.

– The Dodos – No Color (2011)

La historia se repite una y otra vez. La banda saca su primer disco consagrándose como la nueva revelación, el disco que será recordado hasta que se separen como “el primero”, “el único”, “el fresco”, “el original”. La banda saca un segundo disco y al no poder alcanzar las expectativas, se van de a poco marchitando en el olvido. ¡Pero no desesperéis! Si los egos de la banda no aguantan la tensión y disuelven la banda, siempre podemos contar con el gran regreso después de un


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tiempo de recapacitación y reconectarse con sus raíces. The Dodos se mantuvo en repeat constante con su primer disco (pasando por alto el disco proyecto que grabó el cantante Meric Long solo) Visiters (2008), en donde se presentaban como una propuesta folk medianamente atípica. El mismo año en que Fleet Foxes sacaba aclamado debut homónimo, The Dodos nos mostraba la otra cara del folk, bastándose en percusiones, una guitarra acústica furiosa y unas eléctricas ocasionales para crear un ambiente crudo y agresivo (bueno… agresivos para ser folk). La simpleza en el sonido de la banda se vio afectada cuando agregaron un tercer miembro para su segundo disco, encargado de sumar xilófonos o teclados. Fue así como salió Time to Die (2009), disco en el que la banda también se apoyó en la producción de Phil Ek, quién había trabajado ya con Band of Horses, y Built to Spill. Ek, a pesar de hacer un gran trabajo puliendo el sonido de la banda y ayudándolos a experimentar con un diferente punto de vista, Time to Die sonaba a la par de bandas como The Shins o Fleet Foxes (ambas producidas también por Ek), y volvía muy fácil de confundir a the Dodos con cualquier otra banda pop de esa gama saturada. No Color promete rescatar los elementos carecterísticos y ventajosos de The Dodos desde la primera canción: Black Night abre el disco añorando el sonido de una banda directa y efectiva, sin miedos de jugar con un sonido levemente más

oscuro esta vuelta. Sin embargo, No Color no es un borrón y cuenta nueva: la banda supo con qué quedarse de su segundo disco para adaptarlo y personalizarlo en una manera que cumpla con el objetivo del tercero. The Dodos suenan mucho más estructurados y menos espontáneos que antes, síntoma de la maduración que los llevó a hacer un disco más oscuro y muy coherente. La banda demuestra más que nunca que su fuerte es ser directo: si quieren crear tal tipo de ambiente agresivo no tardan en hacernos sentir en medio de una guerra acústica. Es cuestión de repetir tanto simbólicamente como literalmente las premisas para entender la desesperación en las letras de Sleep, y las esperanzas en Companions. No Color puede no tener esa espontaneidad que nos mantenía alertas de cada cambio de ritmo en las primeras canciones, pero es definitivamente un paso adelante en la historia de una banda que, al parecer, aprendió sus fuertes pero sigue con ansías de experimentar. – EO.

– Pablo Dacal – El Progreso (2011)

Fuera de sintonía y desinformado inicia Pablo Dacal el

relato hecho canción de “El Progreso”, su tercer disco de estudio. Un diagnóstico exquisito que hecha luces sobre la brumosa modernidad en una atmósfera despojada de las instancias barrocas de la Orquesta de Salón que lo acompañó en sus obras solistas anteriores. Sin embargo, bajo la producción de Ezequiel Cutaia, el disco mantiene ese costado anacrónico que Dacal ha cultivado entre la floreciente generación de cantautores de la última década. Es música para cualquier era, aunque en Intenso momento creativo se pregunte ‘¿Quién oirá lo que cantamos hoy?’. Dentro de su característico estilo de crítica sarcástica acoplada a pequeñas historias, Lo que está sonando (con Fito Páez de invitado, en piano y voces) es un sutil alzamiento contra la música impersonal y descorazonada. Mientras que Mi voz transpira melancolía en las percusiones y el bandoneón de Fernando Samalea. Se apunta alto, bien alto; por lo que ahí también están las letras de Pipo Lernoud en Nada en la tv y la impronta vocal de Palo Pandolfo en la destacada Nazarena. Balada para un hombre alto legitima, por su cuenta, todas las bondades de Dacal como crooner alucinado mientras La Respuesta es una pieza íntimamente desgarradora. También son meritorios los aportes en la composición de su esposa Tálata Rodríguez, que se destaca en Desorientado y una línea ejemplar como Decidido a soltar el pasado / me persigue lo que no recuerdo mientras que Cutaia, por su parte,

induce un lapsus instrumental de misterio en Psicomagia. Algunas de las fijaciones recurrentes del cantante (el canto optimista, el tiempo, los detalles mínimos) se condensan sobre el final en Canción de hoy como una declaración de principios, más de vida que artística. Mientras haya mundo, habrá melodía. Y vaya si Dacal lo tiene en cuenta y lo demuestra. – MT.

– Kaiser Chiefs – The Future is Medieval – (2011)

Los chicos de Leeds están de vuelta con un nuevo LP. Esta vez, y para no ser menos con los últimos lanzamientos fuera de lo común (un pedazo del master original en las cajas de Wasting Light de Foo Fighters, un periódico con la versión deluxe de The King of Limbs de Radiohead), decidieron armar algo especial. The Future is Medieval, lo nuevo de Kaiser Chiefs, contiene 20 canciones, aunque no es así. El disco que se encuentra en las bateas tiene 13 temas, pero si uno lo compra virtualmente – y a través de una simpática aplicación web, puede elegir cuáles de los 20 tracks producidos para esta ocasión van a entrar en estos trece lugares, además de per-


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sonalizar la tapa del mismo. Lo interesante no va solo de la mano de la originalidad de la comercialización. El quinteto británico no suena como antes. Más maduros y comprometidos, han profundizado cada una de sus principales vetas que los caracterizaban y han ido por más. Quizás, al salir a la luz veinte temas, no salen tan bien parados, ya que hay canciones que parecen de relleno y son verdaderamente desechables, pero hay por lo menos 15 de éstas que son muy buenas, y superiores a gran parte de su carrera. Producidos por Tony Visconti (T.Rex, David Bowie, Morrissey), suenan más new wave, más post punk y hasta más pop. Momentos como los de Back in December o Little Shocks (el primer single) son excelentes. Lejos del súper quemado Ruby, los ingleses se sienten seguros y compactos, producto de los ya 14 años en ruta. En definitiva, vale la pena volver a escucharlos. – MF.

– Gang Gang Dance – Eye Contact (2011)

al escuchar Eye Contact (y los discos que lo anteceden). Porque montados en una estructura aceitada (voz, synths, y percusión) estos neoyorquinos se propusieron llevar las melodías fuera de órbita a un plano de vanguardia. Algo así como la world-music que podría incluirse en un compilado donde se representen los sonidos terrícolas para oídos sideralmente extranjeros. La mayor novedad es el encuentro con una estructura que se acerca al formato de canciones un poco más tradicionales, con la excepción de la inicial Glass Jar que se convierte en un agujero negro de casi doce minutos. Lo que sigue por delante son instancias, divididas por tracks minimalistas, donde se conjugan ritmos tribalesorientales que descienden por un camino dream-pop hasta desembocar en una oda hindú a las percusiones de ritual. Todo junto da lugar a una combustión espesa de teclados espaciales y psicodelia, guiados por las voces de Liz Bougatsos, una devota practicante de la escuela de canto enajenado e hipnótico alla Björk que por momentos también recuerda a M.I.A. Sin volverse del todo accesibles, pero con un ánimo de renovación sonora, los Gang Gang Dance supieron reconvertir sus inquietudes avantgarde en un estado de gracia, que esperemos, continúe.

Es una fija que los integrantes de Gang Gang Dance creen en la vida extraterrestre. O al menos, una teoría no muy errática que se nos puede presentar

– MT.

– Unknown Mortal – Orchestra – Unknown Mortal – Orchestra (2011)

Después de haber escuchado y visto cómo se difunden como una especie de virus, estos años no dejan de traer bandas cuya intención parece ser usar todas las técnicas de grabación necesarias para hacernos sentir especialmente en los ’90s, aunque también en los ’80s, ’70s y ’60s. Unknown Mortal Orchestra es la última propuesta de este conjunto de bandas retrógradas del año, aunque no hay que escuchar muy detenidamente para saber qué es lo que tienen ellos que no tiene Yuck o Smith Westerns. En un collage que incluye la técnica de No Age para sonar setenteros, elementos distantes de Ariel Pink, un poco de Captain Beefheart por acá y un poco de funk por allá, no es describir el disco debut de los neozelandeses en un solo párrafo y abarcar cada aspecto que brinda. Tomando Ffunny Ffrends por ejemplo, que abre el disco con una batería rapera ligera, un punteo de guitarra juguetón que no termina de sonar a No Age cuando empieza a rasguear en un efecto psicodélico acompañando a la voz nasal de Ruban Nielson. El punteo vuelve para reforzar la melodía del estribillo y una vez más al final de la canción dejándose llevar por el fade-out.

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El disco avanza y, sin darnos cuenta, estamos escuchando Thought Ballune, que si bien comparte la misma técnica de grabación que Ffunny Ffrends y que todo el disco, se encarga de meter un poco más de distorsión en el bajo pero pop en las voces. Sobre toda esta combinación, existe una manta psicodélica encargada de envolver cada instrumento y sonido para convertirlo en algo único. De vuelta la guitarra queda jugando en un riff que se va con el fade-out, patrones que se repiten sin molestar a lo largo del disco. Lo que hace a Unknown Mortal Orchestra una banda no fácil de descartar harto de tantas bandas retrógradas presentes, es la dificultad de saber con exactitud a qué tiempo nos están tratando de llevar. Muchos se sienten cómodos pensando en los discos McCartney y McCartney II (los primeros dos discos del Beatle como solista) cómo las principales fuentes de influencia pop y experimental, mientras que otros no dejan de repetir nombres como Syd Barret y The Kinks. Personalmente, prefiero asociarlos con una versión mecánica y de alguna manera tétrica de los Jackson 5… pero bueno. Es cuestión de escucharlos y sacar vuestras propias conclusiones. – EO.



Escribe: Nicolás Miranda Ilustraciones: Sofía Gatti

E

n 1977, mientras el rock progresivo se estancaba en virtuosismos innecesarios e interminables y el punk dejaba sólo los huesos de la canción de rock e intentaba volver a lo básico, David Bowie inventaba un mundo sonoro con “Heroes”, uno de esos discos que obligó a repensar cuál es la hechura y el color de la música rock. Como mucho de su producción durante el mentado período berlinés de su carrera (Low, “Heroes” y Lodger, pero también The Idiot y Lust for Life de Iggy Pop) hay cierta insularidad en esta música, a veces abismal y otras inconclusa, reflejos de un artista fragmentario e indefinible. El universo de “Heroes” posee el espíritu de entidades tan disímiles como las novelas de Christopher Isherwood sobre el Berlín decadente de los 20’, un gigantesco estudio de grabación al lado del Muro visible desde sus ventanas, la pintura expresionista de Erich Heckel y un mazo de naipes con “estrategias oblicuas” para usar al azar. Para 1976, Bowie ya había sido mod con los Mannish Boys y folkie psicodélico à la Barrett en su primer disco, intentado la canción perfecta en Hunky Dory y agotado el glam rock con Ziggy Stardust y Aladdin Sane. Luego viró hacia el plastic soul con Young Americans e incorporó el influjo kraut en Station to Station. Había encarado agotadoras giras europeas y americanas, protagonizado una película (The Man Who Fell to Earth), despedido dos managers y adquirido una adicción a la cocaína que lo tenía al borde de la insania. Tras el último show en los Estados Unidos del Station to Station Tour, en


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Los Ángeles, un amigo en común le presenta a su admirado Isherwood. Ante el entusiasmo del joven músico, necesitado de un escape de sus fantasmas y de otra reinvención artística, el novelista le advierte enérgicamente que el Berlín sitiado y dividido de entonces no tiene nada que ver con la libertina ciudad-cabaret romanticizada por sus libros de entreguerra. Dos meses después Bowie y su compañero de urgencias, Iggy Pop –recién salido de un psiquiátrico, adicto a la heroína y con su carrera a la deriva– se tomaban un tren desde Copenhague a la capital alemana, para instalarse allí juntos, con sus demonios, en un departamento a metros de donde había vivido el novelista. Con un esquema que al principio consistía de dos días de indulgencia en sustancias, dos días de recuperación y el resto “para cualquier otra actividad” por semana, fueron recuperando el ímpetu: grabaron The Idiot primero (Bowie compuso toda la música, tocó varios instrumentos y produjo el disco), Low después y finalmente Lust for Life (en el que el Duque Blanco co-produjo y co-compuso la mayoría de las canciones) antes de llegar a “Heroes”. Para ese entonces, Bowie había recuperado algo de su semblante respecto del joven pálido y consumido que se ve en las tapas de Station to Station y Low. Gracias a haber pasado más de un año instalado y respirando la atmósfera de la ciudad al momento de grabarlo, “Heroes” es el único álbum verdaderamente berlinés de la trilogía (Low es un álbum de llegada, grabado en París, y Lodger fue registrado entre New York y Montreal), el único que referencia ese clima en su ambiente y en sus letras. No es de extrañar si tenemos en cuenta exactamente dónde fue grabado. Cuando en julio de 1977 comenzaron las sesiones, Bowie reclutó a la tropa que encararía esta aventura, cuyo verdadero inicio es Low, pero éste es su punto cúlmine: George Murray en bajo, Dennis Davis en batería y el guitarrista

Ni la psicodelia más experimental podría haber soñado con un rock así diez años antes.


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Carlos Alomar formaron la base sobre la cual el invitado especial Robert Fripp –guitarrista y líder de King Crimson–, el mago del sonido Brian Eno y el propio Bowie le dieron rienda suelta a sus instintos musicales. La producción, generalmente atribuida de manera errónea a Eno debido a su influjo conceptual e interpretativo sobre el disco, quedó a cargo de Tony Visconti. El lugar: la sala 2 de los estudios Hansa, un ex salón de fiestas utilizado por los nazis con capacidad para una orquesta de 100 piezas. Mucho de la profundidad y reverb del disco son naturales, capturadas por un micrófono ambiente puesto por Visconti en un rincón de la sala, y tal vez también algo del clima sombrío pudo haberse colado al grabar mientras por las ventanas se veían apostados, rifle en mano, los guardias de la frontera hostil. Menos experimental y gélido que su antecesor, “Heroes” comparte con aquél la división de sus caras en un lado A con cinco canciones –no del todo convencionales– y un lado B con suites instrumentales que asemejan una banda de sonido para una película sin imágenes, además de cierto ánimo introspectivo propio de un artista sufriendo una transformación en una ciudad extraña. Hay en comienzo un clima más rockero en las canciones (sobre todo en Beauty and The Beast, Joe the Lion y Blackout), si entendemos por esto que todavía priman las guitarras y el uptempo enérgico, mientras que la canción que da nombre al álbum es una balada sobre dos amantes desencontrados por el muro y un clásico que exime de mayores comentarios, salvo que es probablemente la mejor performance de canto en la carrera de Bowie. Sin embargo, una característica de éste álbum y sus hermanos es que si bien no abandonan del todo la instrumentación tradicional, sí representan el viraje de Bowie hacia una faceta más “europea” en su música, en contraposición con el

rock potente todavía deudor de las estructuras de rythm & blues o sus coqueteos con el disco/soul del pasado, ambos de origen americano. El trabajo sobre las texturas, los elementos electrónicos/ambientales, el sobreprocesamiento de los instrumentos (fundamentalmente las delirantes guitarras de Fripp, quien grabó todas sus partes para el disco en seis horas y…¡sin escuchar las canciones previamente!) revelan la arquitectura de Eno y la sombra de artistas como Kraftwerk, Faust, Neu! o Giorgio Moroder. Los sintetizadores y el vocoder entran en escena y con ellos las oscilaciones de frecuencias, disonancias y cacofonías de las guitarras procesadas. Ni la psicodelia más experimental podría haber soñado con un rock así diez años antes. Estas innovaciones tecnológicas ayudaron a que el disco esté plagado (sobre todo en el lado B) de espacialidad y cinetismo, una dimensión de metáforas auditivas en la que pueden percibirse los lugares y movimientos de los sonidos, sean cohetes (Sense of Doubt), aviones (V-2 Schneider), el viento,

Bowie y su compañero de urgencias, Iggy Pop, se tomaban un tren desde Copenhague a la capital alemana, para instalarse allí juntos, con sus demonios.


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Japón (Moss garden, con Bowie tocando el koto) o el Muro (“Heroes”), sin perder el pulso orgánico de la base rítmica, tocada en vivo por seres humanos en lugar de caer en la tentación del loop maquínico. Eno colaboraría, además, con sus “estrategias oblicuas”, cartas diseñadas por él mismo con indicaciones para salir del atasco creativo. Éstas se emplean completamente al azar, a veces generando tensiones internas a los tracks debido a órdenes contrarias: es notorio por ejemplo que en Sense of Doubt, Eno y Bowie parecen ir en direcciones opuestas, dado que la carta de uno sugería “enfatizar las diferencias” y la del otro “tratar de hacer todo similar entre sí”. Pero aún a pesar de crear espacios sonoros habitables, del dinamismo pujante de los temas más rockeros y de las interpretaciones vocales de Bowie alcanzando un punto máximo de dramatismo, “Heroes” es un disco sobrio y analítico, oscuro y contemplativo. Sin llegar al minimalismo de Low, es de todas maneras un álbum en blanco y negro, que denota un proceso de recuperación pero está muy lejos de la alegría. La foto de tapa, al igual que la de The idiot, está inspirada en el cuadro Roquairol de Erich Heckel, que grafica al artista rígido, serio y quebradizo. Sin embargo “Heroes” es también el punto en el que la carrera de


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Bowie (y su persona) abandonan el estado de catatonia para alcanzar una cima de innovación y definir el sonido de toda una década, que precisaba de un pantallazo del futuro para salir de la crisis del rock de guitarras tradicional. La onda expansiva de esta transformación sonora fue tan grande que conmovió hasta los cimientos musicales del supuestamente rudimentario, salvaje y primitivo Iggy Pop, hasta entonces todavía recordado como líder de The Stooges. Pero Berlín y el renacer creativo de su concubino de entonces contribuyeron a salvar la vida y la carrera de la Iguana. De ello nos ocuparemos en la segunda parte de esta nota.


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NOSTALGIA AD

GRAND PR de Teenag p or

C A RL

M

uchas de las cosas que escribo tienen que ver con el pertenecer; con la definición obsesiva del mundo en el que vivimos, con esas ganas de poner en categorías lo que nos pasa, de preguntarnos qué es tal cosa antes de siquiera haberlo visto o escuchado. Pensar de oídas, ése es el mal del siglo XXI.

bro compuso un tercio de cada canción) por Norman Blake, Raymond McGinley y Gerard Love. Fue número siete en los charts ingleses. Su lista de canciones es lo suficientemente inocente y Por eso quise volver un poco en mi propia biografía. lo mínimamente compleja Quería entender qué categorías estaban operando en como para atraer a un ammi playlist. No sabía qué escribir y me puse a revisar los plio público. Arrancamos gigas de música en busca de un destello, una pista que con About You y una gran me dijera: “Acá está, esto sos”. Me encontré con un disco palabra que signa el resto del disco: “I”, es decir, “Yo”. No hermoso, que cada vez que lo escucho me hace sentir la hay nada que importe más mientras estamos creciendo emoción que sentía a los trece años cuando veía al chico que este pronombre. que me gustaba. Ese vértigo tan puro que sólo se siente en contadas oportunidades. El disco es Grand Prix de Es cierto que para algunas personas esto no cambia, pero Teenage Fanclub. para el resto, a medida que pasa el tiempo las relaciones con otros se profundizan a tal punto que hay veces en Teenage Fanclub es una banda nacida en Glasgow en que logramos no ser egoístas. Este disco, y esta banda, 1989. Dicen que Kurt Cobain dijo que era la mejor ban- son un poco así. El nombre mismo lo indica: Teenage da del mundo. Dicen que Noel Gallagher dijo que era Fanclub “club de fans de adolescentes”. La construcción la segunda mejor banda del mundo (después de Oasis). tiene un significado doble: son los adolescentes los que Yo digo que no es la mejor banda del mundo, pero vale componen el club de fans y entonces nos preguntamos la pena darle la oportunidad de que entre en sus vidas. ¿de qué son fans?; o, por el contrario, es un club de fans Grand Prix es un álbum de 1995 compuesto en colabo- de la adolescencia. Y creo que es este último sentido el ración (y quiero decir, exacta colaboración; cada miem- más fértil para recorrer el disco en cuestión.

A


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DOLESCENTE:

RIX (1995), ge Fanclub

MAG A FU

ALLI

Estábamos con About You y habíamos dicho que con esta canción, el disco entero quedaba signado por el egoísmo adolescente. De hecho, la letra de la canción habla de encontrar el camino propio en frases súper simples arriba de una melodía de bajo que da, creo yo, el toque de adultez necesario como para despegarse de la canción boba. El segundo tema, Sparky’s Dream es tan sencillo que uno se atreve incluso a pensar, “pero si lo podría haber compuesto yo”. Bueno, no, melómano querido, no podrías haberlo hecho. Una mezcla de Billy Corgan y Brian Wilson que da como resultado una melodía sencilla pegadiza con cortes indies y melancólicos, es decir un tema indie de los ’90.

gún esta innoble columnista: Verosimilitude. El planteo de la letra es bastante interesante, teniendo en cuenta el resto de los temas. El estribillo dice: I don’t need an attitude/Rebellion is a platitude/I only hope the verse is good/I hate verisimilitude. Si habíamos dicho que el disco hablaba de ser fans de la adolescencia ¿qué hacen cantando que la rebelión es un lugar común? Creo que éste es el centro del disco. Algo que Arcade Fire con Lo mismo vale para Mellow Doubt. La guitarra acústi- The Suburbs también logra. Crear un puente de sentido ca y sólo la voz susurrándome al oído “nothing is greater entre los sentimientos adolescentes que motorizan muthan to be with you” terminan de asentar el tono del dis- cha de la música indie desde un lugar de descreimiento co: tengo trece años y MTV pasa música, no reality TV. y madurez que sólo la edad y el trabajo dan. Por eso no Navegamos hasta la más lograda canción del disco, se- podemos decir que Teenage Fanclub es una banda para


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crear un puente de sentido entre los sentimientos adolescentes que motorizan mucha de la musica indie desde un lugar de descreimiento y madurez que solo la edad y el trabajo dan. adolescentes. Es una banda que supo, en Grand Prix por lo menos, usar la mística que trae un concepto como la expectativa del que tiene por vivir y la desilusión del que ya ha visto muchas cosas. La canción siguiente sustenta mi hipótesis, se llama Neil Jung. Una combinación entre Neil Young y Carl Jung hablan de una pareja que se separa y él le dice “no pudiste llevarte el dolor y lo dejaste ahí”; algo así como: “¿Qué le diría Carl a Neil acerca de su música?”. Tears me hace acordar mucho a Cake, quizás por el uso de los instrumentos de viento, y sí, lo voy a decir, tiene algo de The Beatles. Los siguientes temas tienen frases como: They think they know us/But they don’t know us (“I’ll make it clear”) We’ll know/The things you can’t recall/And life’ll/ seem too small/To say no. (“Say No”) o Tried to find what was left unfound/ It’s funny how it lets you down (Going Places). Termina siendo obvio que, aunque hablan de experiencias juveniles, lo hacen mirando desde aquel lugar del que recuerda con cariño su banda en el garage pero hoy no cambiaría su estudio por nada. El disco termina con una incógnita de un minuto cuarenta y ocho segundos: Hardcore/Ballad. Veinticinco segundos de hardcore y después una balada de amor. Es imposible no leer esta estructura de la misma forma: los ataques de ira y de amor tan característicos de ese momento que la música ha sabido adueñarse desde diferentes lugares. Teenage Fanclub con Grand Prix lo hace desde una melancolía que sólo puede encontrarse en el indie de la primera hora: Distorsión, distorsión, distorsión. Y corte.


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A

todos nos toca –tarde o temprano– un momento en la vida donde se nos nubla la vista y pensamos que no hay lugar a donde ir más que más abajo en la vida. No importa qué o quién detone esta sensación, una vez que llega la ex banda de Mike Patton es difícil sacudir la sensación de pesimismo absoluto a menos que nos inyectemos auditivamente dosis interminables de The Beach Boys, Captain and Tenille, The Shirelles o algo igualmente optimista, y aún es imposible comprobar que algún sentido de esperanza vuelva a aparecer. Escribe: Florencia Colacito

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en la magia y algunos de nosotros encontramos algo parecido a la fe con lo que aprendimos en las películas, los discos, el teatro o cualquier audiovisual que sea tan convincente, tan directo y tenga suficiente empatía para creer que hay algo por lo que esperar.

Si Elton John, con todo su talento y sus múltiples pares de anteojos cantaba I Want Love, ¿cuáles eran mis posibilidades reales si no sé ni siquiera hacer malabares y tengo un par de Wayfarer truchos que me salieron 25 pesos en la calle?. Y es como dicen: You´re nobody until somebody loves you. No importa cúan alta sea el autoestima, es difícil no cantarle Lovefool al que nos rechaza. Ese es el tema con la fe. Nadie sabe cómo adquirirla ni No es fácil mantener la frente y la fe en alto cuando un cómo hacerla aparecer cuando se la necesita. Cada uno desfile de idiotas te pasan por alto. Es complicado pocree en lo que cree: hay gente que se aferra a la reli- der seguirle la corriente a George Michael y creer que gión, otros tienen un ídolo terrenal, otros eligen creer teniendo fe eventualmente las cosas suceden. Porque


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si uno no tuviera metas y se conformara con nada, no necesitaría fe, ni se enojaría con sus propias expectativas de la vida y llegaría al punto de escuchar Perfect Day de Lou Reed con las persianas bajas y los brazos cruzados. Y seamos honestos: It’s a Hard Knock Life. Los tiempos se vuelven casa vez más difíciles para los soñadores. Si los años ochenta fueron una década llena de canciones de desamor y fiesta interminable, ¿qué nos queda ahora más que volver a John Waite, a New Order, a Depeche Mode y a las canciones que parecen salmos para los descorazonados? Me refiero a que si hace 30 años la gente sufría y no tenía internet, ¿qué nos queda a nosotros, intentando conectarnos con fotos de perfil en blanco y negro? ¿Cómo se llega a hacer las paces con la idea de un final feliz cuando no hay motivos palpables?

si los años fueron un llena de c de desamo intermina nos queda que volve waite, a ne a depeche las canci parecen sa los descora

Me considero una gran pesimista que se pelea constantemente con su aun más grande optimismo (ustedes se preguntarán a dónde guardo todas estas emociones, yo creo que están en las caderas, al lado de un par de combos y la falta de ejercicio). A mi me encanta creer que las cosas mejoran y que uno encuentra el amor y la comprensión en otra persona, que se cantan mutuamente Above You Below Me de Badly Drawn Boy


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mientras construyen bases sólidas, que se van a buscar a aeropuertos al sonido de Up Where We Belong y que viven felices para siempre. Pero por otro lado, esa fé y esas ideas tuvieron que soportar muchas humillaciones, unos cuantos rechazos, y un par de cuernos y cuando llegó el momento de festejar ya estaba bastante deteriorada. Michael Stipe lo puso en las palabras correctas con Losing My Religion. No queda nada en que creer más que en lo que uno cree y está demasiado arraigado.

s ochenta na década canciones or y fiesta able, ¿qué ahora más er a john ew order, e mode y a iones que almos para azonados?

Supongo que ese es el otro tema con la fe. No es fácil adquirirla pero menos aún sacársela de encima. Cuando uno realmente cree, yo creo que eso vuelve convertido en algo tangible. En palabras de Phil Coliins, “no se puede apurar al amor” pero aunque se tome su tiempo, como dice Florence and the Machine “los días de perro se terminan”. Y volviendo a Elton John, que maravillosa es la vida ahora que estás en el mundo. Pero tiene este gusto, ese gusto de realización y gusto cumplido porque ya sabemos que sea lo que sea que esperemos, tarde lo que tarde, llegue para irse o para quedarse, mientras haya algo en qué creer, tenga miles de seguidores o sólo se haya editado en vinilo, vale la pena quedarse a ver qué pasa.

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de

” t I s i h T “Is Escribe: Juan Pablo Lima

E

l paso de los años suele enaltecer el valor simbólico de algunas producciones culturales. Por lo general, lograr cuantificar de manera fehaciente el impacto real de una obra, es algo que implica mantener cierta distancia con el fenómeno a analizar, una distancia que solo se adquiere con el transcurrir del tiempo. El envejecimiento es un proceso que está asociado al deterioro, a la vulnerabilidad y a la incapacidad para mantener una estructura sin alteraciones. Pero por supuesto, siempre existen excepciones, y en determinados casos envejecer también significa evolucionar: es así como el añejado de ciertos vinos da como resultado exquisitos elixires, algunas mujeres se vuelven más bellas en su madurez, hay relaciones que se hacen más fuertes a través de los años, y un puñado de discos se convierten en clásicos absolutos de todos los tiempos. A ese selecto grupo pertenece Is This It (2001).

que no superaban los 100 espectadores, sistemáticos rechazos de compañías discográficas y frustradas sesiones de grabación donde no podían hallar el sonido deseado, la desilusión y los replanteos sobre su carrera no se hicieron esperar. Ni más ni menos que los mismos dilemas que atraviesan el 99% de las bandas que buscan la gloria. Y cuando todo parece estar destinado al fracaso inexorable, el azar, en uno de esos giros tan inexplicables como sorprendentes, hace llegar a manos de Geoff Travis, fundador de Rough Trade Records (hogar de The Smiths, The Libertines, Babyshambles, Belle and Sebastian y un infinito etc), un demo que contenía 3 canciones de la banda liderada por Casablancas, y que inmediatamente fue publicado por el sello británico bajo el nombre The Modern Age EP. A partir de ese momento, la vida de The Strokes cambiaría radicalmente, y por supuesto, las nuestras también.

Pero mucho antes de que el álbum debut de The Strokes saliera a la luz en aquel imborrable 30 de julio de 2001, hubo una historia (porque siempre hay una historia): Julian Casablancas, Albert Hammond Jr, Nick Valensi, Fabrizio Moretti y Nikolai Fraiture eran 5 chicos ensayando en un garage de Nueva York, soñando con formar la mejor banda de rock del planeta. Luego de decenas de conciertos para audiencias

Sin embargo, en los primeros meses de 2001 el panorama del rock alternativo no era muy alentador: las tendencias dominantes de la época eran el llamado nu metal, comandado por Limp Bizkit, P.O.D. y Linkin Park, y la nueva oleada de cantautores y bandas “sensibles” procedentes de Gran Bretaña, con Travis, Coldplay y Starsailor como sus máximos exponentes. En ese contexto, resultaba muy poco atractivo para la industria discográfica


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tratar de imponer en el mercado, a un grupo cuyas principales influencias estaban ancladas en el rock experimental de The Velvet Underground, y el proto-punk de Television. No obstante, la discográfica RCA Records quedó impresionada con el EP y decidió apostar por los neoyorquinos, llegando a un acuerdo con la banda para la grabación de su álbum debut. En un primer momento, la producción del disco estuvo a cargo de Gil Norton (productor de Pixies, Foo Fighters y Throwing Muses entre otros), sin embargo los resultados obtenidos no dejaron para nada conformes a Casablancas y cia: el sonido alcanzado en las sesiones de grabación era demasiado limpio, plagado de adornos estéticos, lo cual se alejaba bastante del adorado lo-fi que pretendía la banda. Finalmente Gordon Raphael –el mismo responsable de la mezcla de The Modern Age EP– fue quien logró cristalizar ese sonido áspero marca registrada de The Strokes.

la secuencia de una caja de ritmos), y el segundo un auténtico prodigio de las 4 cuerdas, sobre las melodías de su bajo se construyeron varias de las canciones del disco. La cereza del postre la aportó la voz de Julian Casablancas, poseedor de un estilo vocal notablemente influenciado por Lou Reed, de quien también se inspiró para componer y escribir las Quedará para la anécdota que el 30 de letras del álbum. julio de 2001 hizo su debut Is This It en el mercado australiano, aprovechando la Varios días después el disco desembarcó gira que la banda estaba realizando en en Reino Unido (27 de agosto de 2001) dicho país. El mítico álbum se conformó y aún mas tarde en Estados Unidos (9 de de 11 adictivas canciones, que sintetiza- octubre). El lanzamiento en tierras norban a la perfección el sonido crudo de la teamericanas había sido programado escena musical de Detroit de finales de para el 25 de septiembre, pero el atentalos 60 y principios de los 70 –con The do al World Trade Center producido el Stooges y MC5 como principales estan- día 11 modificó los planes de la banda. dartes– sonido que rápidamente se po- No solo se retrasó la salida del álbum, pularizo bajo la etiqueta garage rock. sino que también se alteró su listado de Una de las claves del LP se hallaba en sus canciones: la canción New York City Cops maravillosas armonías, producto de los fue reemplazada por When It Started, descollantes diálogos de guitarra entre para no herir la susceptibilidad del DeValensi y Hammond Jr, acompañados partamento de Policía de Nueva York. de frenéticos y repetitivos punteos, cuyo Y por si fuera poco, también se cambió el gen puede rastrearse en Tom Verlaine y arte de tapa: la icónica fotografía tomasus Television (grupo que supo alimen- da por Colin Lane (la mano enguantada tar la leyenda del CBGB en los años 70). apoyada sobre la cadera desnuda de una A su vez, Moretti y Fraiture constituían mujer) fue reemplazada por una imagen la base rítmica ideal para el desempeño tomada por un microscopio de la Orgade las violas: el primero demostrando nización Europea para la Investigaser un auténtico “metrónomo huma- ción Nuclear (CERN). Desgraciadamenno” (en Hard To Explain, la precisión de te, la edición norteamericana es la que los golpes de su batería es semejante a se comercializó en Argentina. Mas allá


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una de las claves del lp se hallaba en sus maravillosas armonías, producto de los descollantes diálogos de guitarra entre valensi y hammond jr, acompañados de frenéticos y repetitivos punteos. de estas lamentables decisiones –que significaron una mancha al concepto global de la obra– Is This It logró satisfactorias ventas en sus primeras semanas de vida, convirtiéndose en un suceso comercial en Reino Unido (casi 50.000 copias vendidas en su primera semana, alcanzando así el puesto Nº2 del UK Albums Chart). El álbum fue aclamado unánimemente por la crítica especializada: la revista inglesa NME le otorgó la calificación perfecta, 10/10, y lo definió como el mejor LP debut de una banda de guitarras en los últimos 20 años. Is This It fue elegido por Billboard como el mejor disco de 2001 y fue nominado para mejor álbum internacional en los Brit Awards de 2002 (galardón que se llevó Kylie Minogue por Fever). Los sencillos Last Nite (a estas alturas un himno de la pasada década) y Someday catapultaron la popularidad de The Strokes alrededor del planeta, ¿se puede pedir más? Está claro, Is This It marcó un antes y un después en la historia de la música, y sirvió como punta de lanza para el resurgimiento del garage rock durante el primer lustro del siglo XXI. Allanó el camino a bandas como The White Stripes, Interpol, Black Rebel Motorcycle Club, Kings of Leon, The Libertines y Arctic Monkeys entre otras. Pero no solo eso: el debut de The Strokes demostró una

vez más como un grupo de chicos talentosos, aún en un contexto muy desfavorable, haciendo una música que iba totalmente a contramano de las tendencias y las modas de la época, fueron capaces de revolucionar la escena musical y reinventar la rueda del rock. Hoy, a tan solo 10 años de aquel 30 de julio de 2001, ninguna palabra de elogio a Is This It puede sonar exagerada.

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News! Vuelve The Racounteurs

Pearl Jam en Argentina

Después de un receso de 2 años regresa The Racounteurs, uno de los proyectos del ex White Stripes Jack White.

Después de mucha espera, y de muchos rumores, finalmente se confirmó lo esperado: Pearl Jam tocará en la Argentina, el próximo 13 de noviembre, en el Estadio Único de La Plata, nueva sede para los shows internacionales de gran envergadura.

La banda que completan Brendan Brenson, Jack Lawrence (compañero de White en The Dead Weather) y Patrick Keeler, editó en su breve actividad dos discos: Broken Boy Soldiers (2006) y Consolers of the Lonely (2008). La banda de Michigan anunció que el 17 de septiembre brindará un concierto en la inauguración del MI Fest en la ciudad previamente nombrada, acompañados de otras agrupaciones locales como The Romantics, The Rockets y más bandas del sello de White, Third Man Records. Aún se desconoce si además de este show ya confirmado van a seguir tocando o si se encuentran trabajando en el sucesor de Consolers of the Lonely.

El show fue confirmado por la productora nacional Time for Fun. Han pasado seis años desde la serie de shows de la banda en Ferro, y el grupo de Eddie Vedder presentará las canciones de su más reciente LP, Backspacer. Los de Seattle también están prontos a estrenar, dos meses antes de su visita, el documental sobre su carrera realizado por Cameron Crowe, titulado Pearl Jam Twenty, que repasará veinte años de la banda. Las entradas para el show se pondrán a la venta el 1 de agosto a través de Ticketek. Pueden admirar la lista de precios a continuación (hay para todos los gustos, pero se remarca la tendencia del “campo preferencial”). Campo delantero: $ 460 Campo : $ 400 Campo trasero: $ 250 Platea Preferencial A: $ 485 Platea Preferencial B: $ 485 Platea A: $ 450 Platea B: $ 450 Platea (Visión parcial): $ 150 Cabecera Sur y Campo Trasero: $ 250


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The Strokes en Argentina

La banda estadounidense se estará presentando por segunda vez en nuestras costas en el marco del renovado Personal Fest, el próximo 4 de Noviembre. El rumor de la visita era muy fuerte dado que se presentará en Brasil al día siguiente, 5 de Noviembre, en el marco del Planeta Terra Festival. Aunque la fecha aún no está publicada en la página oficial del grupo, a través de su cuenta de Twitter The Strokes adelantó que estarán tocando en Buenos Aires dentro de cuatro meses. “¡Aquí vamos, Argentina! Estamos emocionados al anunciar que iremos a Buenos Aires para el Personal Fest. 4 de Noviembre”, fueron los escuetos 140 caracteres usados para hacer el anuncio. The Strokes llega a la Argentina para presentar su nuevo disco de estudio, Angles, editado este año después de un largo período de silencio en el que los miembros del grupo se dedicaron a proyectos personales, entre ellos, el disco solista de Julian Casablancas. El primer show de la banda en el país fue en el 2005, en una corta gira que atravesó tres ciudades, en Brasil, Chile y Argentina. En esta oportunidad, regresarán al Personal Fest, cuyo line up se está revelando lentamente. Otros rumores fuertes que protagonizarían la grilla del festival son Arcade Fire, que a principios de año prometieron venir en 2012, y Vampire Weekend, que ya se presentó en Buenos Aires hace algunos meses. Aún no fueron develados los detalles de compra de entradas, ni la ubicación en la que se llevará a cabo el festival.

Top Of The Pops podría volver al aire

El histórico programa de difusión musical de Gran Bretaña podría hacer su regreso triunfal en un futuro cercano, luego de cinco años desde su cancelación. El programa que cada semana presentaba a los artistas musicales que más vendían en Inglaterra desde enero de 1964, canceló sus emisiones en julio de 2006. Hoy los rumores crecen y el ciclo podría cobrar vida una vez más. La conductora de BBC6, Lauren Laverne, dijo: “creo que ahora más que nunca necesitamos que regrese Top Of The Pops”. Por su parte, el presidente de la Industria Fonográfica británica, Tony Wadsworth, dijo al semanario Music Weekly: “no estamos diciendo que regrese TOTP, pero hay un vacío… y la BBC se está equivocando por no tener un show similar” -aduciendo que el programa podría regresar, pero debería adaptarse a las demandas de las nuevas generaciones de televidentes. TOTP nos ha dejado medio siglo de historia, brindando las más memorables presentaciones de los más diversos artistas desde The Kinks y ABBA hasta Blur y Radiohead a lo largo de sus 42 años de duración. Desde mediados de los años 90, el formato se vendió a diferentes partes del globo y aún hoy la RAI italiana sigue trasmitiendo el suyo con gran aceptación.

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A los 27, fallece Amy Winehouse

La cantante inglesa Amy Winehouse fue encontrada muerta en su casa de Londres el 23 de julio cerca de las 16. La vocalista, de tan sólo 27 años de edad, contaba con un conocido historial de abuso de sustancias y rehabilitación. Según declaraciones tempranas de la policía metropolitana, se sospecha que su deceso fue producto de una sobredósis. Winehouse venía luchando contra estas adicciones desde el 2007, cuando declaró públicamente ser adicta a la heroína. Por su parte, el periodista Mark White de Sky News, tomó declaraciones a los paramédicos que asistieron a socorrerla: “Al momento en que llegamos, ya no había más nada que hacer”, dijeron. La causa de su muerte aún no fue confirmada, aunque se la relaciona a sus adicciones al alcohol y las drogas. Su inigualable voz ha llegado a valerle comparaciones con grandes nombres en la historia de la música como Sarah Vaughn y Nina Simone.

Llega Complete, el boxset de The Smiths

El sello inglés Rhino Records tomó la iniciativa que muchos fans del grupo que lideró el gran Morrissey seguramente esperaban hace tiempo: la edición del boxset The Smiths – Complete el próximo 3 de octubre en Inglaterra. Como lo sugiere su título, Complete contará con todo lo que The Smiths lanzó alguna vez: ocho discos de larga duración en CD y vinilo -The Smiths (1984), Meat Is Murder (1985), The Queen Is Dead (1986), Strangeways, Here We Come (1987) y el álbum en vivo Rank (1988)- además de los compilados Hatful of Hollow (1984), The World Won’t Listen (1987) y Louder Than Bombs (1987). Como si esto fuera poco, se completará con ¡25! singles en 7” entre los que se encuentran That Joke Isn’t Funny Anymore / Meat Is Murder (Live), Stop Me If You Think You’ve Heard This One Before / Girlfriend in a Coma, Last Night I Dreamt Somebody Loved Me / Rusholme Ruffians y más. El set también contendrá covers de los discos, un booklet, un poster, descargas en high-quality de sus canciones -remasterizadas por Frank Arkwright y Johnny Marr- y un DVD llamado The Complete Picture, con todos los videos del conjunto. Complete tendrá un valor de 249.99 libras (alrededor de 400 dólares norteamericanos).


entrevistas / trueno blanco

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o n e u O tBrLANC

d u t i t c la a a l s a ma o m e n ocker e t o n de r

Escribe: Judith Gómez Machado

U

n disco dedicado a los “gatos que mueren por culpa de la imprudencia de los automovilistas”, collages y tres chicas sensibles del oeste bonaerense que se miran y se hacen caras cuando tocan en vivo. Trueno Blanco es su “cable a tierra”, su “club” y ese “paso por la vida” que se materializa en canciones “pop triste bailable”. Cuando era chica, Claudia Buttignol (guitarra/voz) sacaba los temas de los dibujitos animados; Eva Victoria Martínez (bajo/voz) creció rodeada de los vinilos de sus papás y de la música que creaban sus hermanos y Mercedes Galcerán (teclado/sintetizador) empezó a estudiar piano a los 13, siempre dispuesta a aprender y absorber nuevos sonidos. Con Eugenia Galcerán lejos de la batería hace un año (aunque sigue siendo parte de la banda y colabora con el vestuario), Claudia, Eva y “Mechu” presentaron oficialmente –junto a su amigo Franco Italiano en percusión– Ya No Tengo Miedo, su disco debut editado en 2009 por Peatón Discográfica, el pasado 21 de julio en La Cigale. “Siempre tocamos invitadas de otras bandas, no son fechas nuestras, y esta vez va a ser un poco eso: una fecha organizada por nosotras, con las bandas y la ambientación que nosotras queramos, va a ser más Trueno”, comentaba Eva, a días de la presentación que resultó ser su “noche más importante”.

Allá por 2007, cuando los proyectos que cada una tenía estaban “caducados” (Star Muerta, Alely y Flip Invaders) se animaron y empezaron de nuevo. Para mediados de 2008 tuvieron su primera fecha junto a Planta. “Yo estaba atrás de una cortina, de costado. Hay una foto en la que sólo se ve mi naríz. La banda era de ellas tres [Eva, Claudia y Bugi] y yo sólo iba a hacer unas introducciones entre tema y tema. Tenía mucha vergüenza y como no era miembro fijo me quería ocultar”, recuerda Mechu. Trueno Blanco tiene algo de épico y de fantasía, como también una dulce dualidad entre el miedo y la rabia que le nace a quien quiere ser escuchado. “Podría ser eterno distinguir lo que es real / Sólo para vos están, tan lleno de voces en la oscuridad” dice Horrible, canción que Claudia y Eva eligen entre los tracks del disco que produjeron junto al guitarrista Leo Ghernetti en Estudio Deforme. Por su parte, Mechu opta por el track 5, Impulsiva. “Me conmueve lo triste, no lo alegre. Y es una canción muy emotiva para mi”, explica. En cuanto a ser una ‘banda de chicas’, Claudia afirma que “tienen otros puntos de vista, temas que tal vez a un hombre no le interesan”. “Tengo influencias de mujeres, pero a ninguna de nosotras le interesa la idea feminista. Sí en lo artístico, pero no en una postura guerrillera”, agrega Eva. “No tenemos la actitud de rockera mala”, concluye Mechu.


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SUN

AIRWAY: DE GARCÍA MÁRQUEZ A MY BLOODY VALENTINE

Escribe: Gustavo García Desde la histórica Filadelfia, en los Estados Unidos, aterrizan las reverberantes melodías de Jon Bathmus y Patrick Marsciell, más conocidos como Sun Airway, un dúo difícil de clasificar, que no esconde su amor por The Beatles y Brian Eno y que combina elementos de psicodelia, shoegaze y dream pop a base de sintetizadores. Nacido hace un par de años a partir de la necesidad de los dos músicos por expandir sus horizontes musicales, Sun Airway surge de las cenizas de su anterior banda, The A-Sides, un conjunto típicamente rock basado en guitarras. Bathmus recuerda el momento, el click, en el que sintió el llamado para iniciar un proyecto distinto: “Estaba sobre el escenario con mi vieja banda de gira en Phoenix, Arizona. Me calcé la guitarra y simplemente sentí rechazo. Estaba tan cansado de tocar la guitarra y llevar adelante

ese tipo de banda tan estándar. Sentía que podía hacer mucho más”. Así las cosas, Bathmus reclutó a su amigo Marsciell para llevar adelante sus nuevas composiciones que flotaron durante meses de trabajo y recalaron, primero, en el EP Oh, Naoko (nombre, además, de una de sus canciones más sobresalientes, un homenaje al personaje de la novela japonesa Norwegian Wood), y luego en su primer LP Nocturne of Exploded Crystal Chandelier, editado en octubre del año pasado. En el trayecto, los músicos se hicieron tiempo para remezclar algunos temas de otros artistas -como Stay Close de los españoles Delorean o Sun del canadiense Caribou- y de esa forma se hicieron un nombre en el bullicio de la siempre burbujeante blogósfera. indieHearts: ¿Cuáles son los lugares o situaciones


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JB: Islandia es muy hermoso. Si tuviera más tiempo y dinero, me encantaría volver allí y trabajar en nueva música frente a ese paisaje. Me encanta viajar y creo que cualquier lugar al que voy influye en la música. Antes de Islandia, fue Marrakech (en Marruecos) y el año pasado estuve en India. Todos estos lugares tienen esa música y cultura viva que trato de absorberla toda y espero que halle su lugar en la música. iH: Las visuales son una parte realmente importante en sus shows en vivo. ¿Cómo fueron concebidas? JB: Todas fueron creadas a posteriori por nuestro amigo Ricardo Rivera de que mejor te inspiran o que te llevan a Klip Collective. Son mayormente sus componer de forma más creativa? interpretaciones visuales de la música. Nos juntamos para discutir de anteJon Bathmus: Usualmente me inspiro mano cómo serían, pero él tenía ideas en buenas películas o libros, en un clima geniales así que le di vía libre para que cálido de paz y calma. Me resulta más continuara con ellas. Sólo quería agrefácil escribir sin pudor e intensamente garlas a la experiencia general, tener cuando estoy más contenido. También algo visual para acompañar la música. trabajo mejor cuando tengo a mano un buen piano. Necesito conseguir uno iH: Muchas críticas relacionan su trapara nuestro espacio de prácticas. bajo directamente con Merriweather Post Pavillion de Animal Collective, en iH: Hemos leído que amás un famoso sentido positivo y negativo también. libro de Gabriel García Márquez. ¿Qué ¿Cómo se sienten al respecto y cuál es su es lo que te atrajo de esa novela? opinión? JB: Me encantó Cien Años de Soledad… Me pareció constantemente caprichosa y sorprendente, pero siempre una gran historia. A pesar de que se vuelve ridícula por momentos, de alguna manera luce dentro del reino de lo posible. iH: Estuviste en Islandia. ¿Esa experiencia influyó de algún modo tu trabajo artístico?

JB: Entiendo las críticas y la gente en general necesita tener algún punto de referencia. Me encanta Animal Collective, así que supongo que es halagador. No veo el parecido, para ser honesto; realmente pienso que estamos haciendo cosas completamente diferentes, incluso con algunos cruces que hay en las paletas sonoras en cierto punto. Nuestro próximo disco no sonará para nada como

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ellos, así que esperemos que la gente supere eso y se dé cuenta de que estamos haciendo algo propio. A lo largo de las 10 canciones que componen Nocturne Of Exploded Crystal Chandelier, pueden apreciarse las dedicadas horas de trabajo para experimentar con varias capas de sonidos e intrincados arreglos electrónicos, y lograr texturas ensoñadoras que convierten al disco en ideal para acompañar un viaje sin destino. No es casual entonces que el grupo aspire a tocar en lugares exóticos. Sin ir más lejos, hace poco tocó en El Santuario de la Primera Iglesia Unitaria de Filadelfia, por donde también pasó The Antlers. Pero sus deseos son más ambiciosos: “Tengo ganas de tocar en todos lados. Japón estuvo número en mi lista por mucho tiempo, es terrible ver lo que ha pasado allí recientemente; aún me encantaría tocar allí algún día. Sería genial llegar a Sudamérica, también. ‘Make it happen!’. Y para mencionar un lugar realmente exótico, digamos que me gustaría dar un show en las Islas Canarias.” El valor de las melodías de Sun Airway ha quedado probado en alguna que otra sesión acústica. Sin embargo, Jon tiene claro que no apelará a estos trucos


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para sus nuevos temas: “No tengo planes de hacer grabaciones acústicas por el momento, pero quién sabe. Siempre me gusta asegurarme de que cada proyecto sea diferente al anterior. Quizás lo haga en un futuro, pero no para el próximo álbum”. Para lo que queda del año, Jon espera seguir trabajando a fondo en nuevo material, para tener listo otro álbum el próximo año: “Tengo un montón de ideas pero aún es muy temprano para poder decir cuál será la dirección… Seguramente estará fuertemente orquestado, con muchas cuerdas”. Haber dado a conocer su música al mundo ha significado también someterse a las comparaciones, de las buenas y de las otras. “Un montón de gente me ha dicho que mi voz suena exactamente como Chris Martin, lo cual es un poco exagerado. Alguien dijo Owl City y me dieron ganas de golpearlo. Las mejores comparaciones que he recibido son cuando la gente se esfuerza un poco más y menciona My Bloody Valentine, Brian Eno o Spiritualized”. Esos tres mismos artistas surgen de inmediato cuándo le preguntamos cuáles son las cinco bandas de su vida. Pero antes, The Beach Boys. Y antes que todos, The Beatles.

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Nite Jewel: “mis canciones son

una experiencia libre”

Escribe: Bárbara Pavan

U

nos beats electrónicos acompañados de una misteriosa figura femenina de nombre Ramona Gonzalez. Esa es la fórmula de Nite Jewel, una novel banda de electrónica experimental que viene haciendo bastante ruido gracias a su segundo EP, Am I Real?, que les valió giras con Deerhunter, Little Dragon y Panda Bear. La estética de bedroom pop de sus canciones, complementada por el sombrío y enigmático tono de sus letras, se unen en una experiencia musical onírica y electrónica. La banda comenzó como una forma para que Ramona expandiera sus horizontes creativos. Pronto, Nite Jewel se populó de otros músicos, que aportaron lo suyo a las composiciones de Gonzalez, que sin embargo no perdieron ese aire de pop do it yourself que caracteriza a las canciones. La historia de la frontwoman con la música se remonta a su infancia y a su casa, nacida casi de un paraíso o fantasía de cualquier artista: “nací en una casa muy musical. Mis padres siempre estaban escuchando música y había

muchos instrumentos en la casa: guitarra, piano, tambura, instrumentos de percusión, y hasta una trompeta. Cuando cumplí cinco años mi mamá me comenzó a dar clases de canto, y lecciones de piano poco después. Toqué y canté todo el tiempo, era una gran parte de mi vida cuando era niña”. Este temprano entrenamiento motivo a Ramona a adentrarse aún más en el mundo de la composición. En el vertiginoso mundo musical de Los Angeles, Ramona conoció a su principal colaborador, Cole MGN, y también a otros artistas que usaron la sensibilidad de la ciudad para sus expresiones: “cada persona que conocí ahí terminó haciendo algo increíblemente creativo, ya sea arte o música. La ciudad está inundada de buena música en estos momentos”. La cantante pronto tuvo listo su primer EP, Good Evening, que fue lanzado de forma independiente. No fue hasta la edición de su segundo EP, Am I Real?, que los radares de los expertos se despertaron ante


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y quedé impresionada. Ofrecí esa canción como una de las que podían ser usadas para un tratamiento audiovisual. A ella se le ocurrió el concepto de una historia de sirenas, pero retorcida”. El clip es una combinación más que interesante entre los sonidos vanguardistas del grupo y una vuelta de tuerca a una historia tradicional.

la presencia de esta gema experimental. Sin embargo, no hubo una variación musical significativa entre los dos esfuerzos discográficos, elaborados de forma casera. “Good Evening fue algo bastante limitado, y para cuando terminé de grabar la mitad de Am I Real? ya era capaz de usar diferentes tipos de equipos de grabación. Igual, muchas de las canciones del último EP se escribieron poco después de Good Evening y todavía pertenecen, en cierto sentido, a ese período de mi música. Creo que me sentí mucho más segura con cantar con menos efectos para cuando terminé de grabar Air. Más allá del equipo, no creo que haya diferencias sustanciales entre los dos”. La música de Ramona, inicialmente un proyecto local, se expandió gracias al poder de Internet, y llegó a Holanda, donde un festival financió la grabación de un clip para We Want Our Things: “La idea del video vino de Ola Vasiljeva, el artista que lo hizo. Fue costeado por el Impakt Festival en Holanda. La gente del festival me mandó algo del trabajo de Ola

Después de sus prometedores EPs, la banda está trabajando en su primer larga duración, que aún no tiene una fecha concreta de lanzamiento. Como inspiración, el grupo tomó las experiencias que adquirió gracias a sus múltiples giras con las bandas más importantes de la escena electrónica internacional. “Disfruté mucho salir de gira con Times New Viking y Deerhunter, hay gente de calidad en esos grupos. Me encantó abrir para Little Dragon, son unos intérpretes increíbles. Creo que nuestro sonido está más adaptad para bandas “de verdad” y no grupos solamente electrónicos. Hay algo en una banda formada que no puede ser reproducido en vivo por gente parada con una mesa y sampleos. Nos inspiramos en esas bandas para las cuales abrimos porque tienen una muy buena dinámica”. El nuevo disco también trajo algunas experiencias nuevas en cuanto a composición. Ramona está intentando nuevas formas de escribir, sin dejar de lado la libertad individual que busca obtener a través de cada una de sus canciones. “Mis canciones son una experiencia totalmente libre. Si trato demasiado en hacer algo en particular, suena mal. Creo que lo mejor para mí es tener todos los instrumentos que necesito en un espacio creativo seguro donde puedo seguir con eso. Eso es lo que estamos intentando en este nuevo LP, lo estamos dejando fluir”, dice. Podemos esperar el nuevo disco para fines de nuestro invierno, y mientras tanto, acurrucarnos junto a la estufa para disfrutar de las melodías de Am I Real?, una de las muestras más relevantes de la electrónica experimental del momento.


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INDIEHEARTS SESSIONS #3: Javi Punga Escribe: Judith Gómez Machado

Fotos: Pablo Caro

E

l amor es todo (2011), el más reciente álbum del cantautor Javi Punga –que editó en formato físico por Laptra (107 Faunos, SUB, Los Reyes del Falsete) y compartió de manera gratuita a través del netlabel Mamushka Dogs Records a mediados de julio– fue la excusa perfecta para que la crew de indieHearts se trasladara a la ciudad de La Plata y emprendiera una nueva aventura en el marco de la tercera entrega de las iH Sessions. Tras una breve odisea para avistar la diagonal 80, Javi –quien nos recibió en su hogar rodeado de luces, plantas, cuadros y objetos de la infancia– interpretó las canciones Asalto Comando, La casa en el mar y Tanta Belleza, así como también habló –con la sencillez que lo caracteriza– sobre el significado detrás de su filosofía musical.

“El árbol de la vida (2010) fue un disco necesario para encontrar mi seguridad como productor, por eso pude hacer este nuevo álbum que estuvo producido mi”, afirmó el músico platense. “Al principio se iba a llamar Enamoren todo, con la idea de proyectar la energía del sonido pero como también buscaba la claridad, me pareció que tenía que poner algo más sincero y quedó El amor es todo”, agregó. Si bien para Javi el “universo es sonido y es música”, aquellos objetos que lo acompañan de cerca en el día a día son: su colonia Pibe, la trilogía de Star Wars (“siempre quise ser un Jedi y hacer el bien”) y el tetragrama que le regaló su padre (“es un símbolo que sirve para meditar en relación a la energía y a la fuerza”). A continuación, compartimos algunas fotografías del backstage de la iH Session #3: Javi Punga; en pocos días podrán disfrutar del video online en el sitio.

indieHearts Sessions es una realización de indieHearts & Beh! Labs


indieHeartsmag#02

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