Candela Mesa y sus alumnos de 5ยบB del CEIP NARIXA (Nerja)
SE BUSCA
VECINO
SE BUSCA VECINO
© Texto: Candela Mesa y los alumnos de 5ºB del CEIP NARIXA (Nerja) © Ilustraciones: Editorial Gunis © Diseño & Maquetación: Editorial Gunis Editorial Gunis info@editorialgunis.com www.editorialgunis.com Reservados todos los derechos.
Candela Mesa y sus alumnos de 5ºB del CEIP NARIXA (Nerja)
SE BUSCA
VECINO Diego Acosta, Jairo Alarcón, Pablo Cádiz, Elsa Carrasco, Sergio Castillo, Aitor Cordero, Carla Díaz, Víctor Díaz, Miguel Gallego, Leire García, Irene González, María Jiménez, Alejandro Márquez, Nadia Moreno, Antonio Ortega, José Daniel Pérez, Antonio Platero, Daniella Rico, Sara Rico, David Román, Adrián Salcedo, Imanol Santiago, Tiago Serrano, Antonio Manuel Urbano, Indara Villalba, Lucía Villasclaras
Érase una vez hace mucho tiempo en un pueblo muy muy lejano vivía una niña llamada Carlota. Carlota tenía 12 años, era alta, morena y con grandes ojos marrones. Tenía el pelo muy rizado, tan rizado que le costaba mucho cepillarse para poder quitarse todos los nudos. Su cuerpo era muy deportista y estaba muy fuerte. Su deporte favorita era el béisbol. Aunque también le gustaba jugar al hockey. Tenía un hermano pequeño muy revoltoso y como era la mayor pues le tocaba cuidarlo casi siempre. Carlota siempre estaba en las nubes imaginando que se comía un donut, una palmera, un helado... ¡Todo de chocolate! Un día mientras Carlota jugaba con sus videojuegos, escuchó un ruido en su armario; no tenía miedo, pero sí curiosidad. Dejó la consola en pausa y fue a investigar. Se dirigió hacia su armario a ver qué era ese ruido.... Cuando abrió el armario se encontró a su hermano pequeño jugando con un chupete. La luz iba y venía, fuera llovía mucho. El hermano de Carlota empezó de repente a llorar, ¡se había producido un APAGÓN!. Carlota lo cogió y lo subió rápidamente al desván para refugiarse. Hacía un viento de 23 kilómetros por hora. El hermano cogió un paraguas del desván y empezó a dar paraguazos a todo jugando nervioso. Carlota al ver a su hermano tan asustado por el apagón, encendió una linterna y se puso a dibujar. Pintaron en el suelo el juego de la rayuela y enseñó a su hermano a jugar para que así se le quitara el miedo. Al rato de estar jugando la luz volvió.
Cuando por fin pudieron verlo todo con claridad, Carlota y su hermano descubrieron que había una ventana en el desván, apartaron las cosas que había frente a la ventana y les dio curiosidad por mirar. Los dos hermanos asomaron la cabeza y unas gotas de sudor recorrieron su frente. Resultó que había un día muy bonito, pájaros revoloteando, perros con sus dueños en la calle y dijeron... -Carlota: ¡Guau! pues al final sí va haber un día espléndido. Ya había pasado la tormenta y había salido el arcoiris. ¡Vamos a salir! dijo el hermano de Carlota. Salieron a jugar con la pelota muy contentos hasta que... Un coche de la policía se detuvo junto a ellos. Les dijeron que tuviesen mucho cuidado porque había un hombre muy peligroso por la zona. Le enseñaron un cartel donde ponía WANTED/SE BUSCA y la foto de un hombre. ¡Carlota y su hermano se quedaron de piedra! El hombre que parecía en el cartel de SE BUSCA era su vecino el Sr. Nebbercracker, que vivía en lo que llamaban el monster house. En el jardín de esta casa, los juguetes de los niños del barrio siempre desaparecían: pelotas, cometas, sticks de hockey, palos de béisbol, chupetes, etc. Todos los niños tenían miedo del Sr. Nebbercracker.
A Carlota no le extrañó mucho que estuvieran buscando a su vecino pues siempre había sido muy huraño y taciturno. Un par de noches antes, Carlota no podía dormir y bajó a la cocina a beber un vaso de agua. Por la ventana vio al Sr. Nebbercracker cavando en su jardín. A Carlota le vino ese recuerdo y se estremeció. Cogió a su hermano de la mano y entró corriendo en casa. Los policías se fueron, llevándose el cartel de se busca sin apenas decir adiós. Los niños entraron enseguida en casa y se pusieron a ver la tele. Después de un rato llamaron a la puerta. Knock, knock, knock ¡ERA EL VECINO! venía a traerles lo que se habían dejado “olvidado” en el jardín. ¡El stick de hockey de Carlota y el chupete de su hermano! El Sr. Nebbercracker se lo entregó todo y se fue, pero se quedó mirándolos fijamente. A Carlota le dio un poco de miedo y cerró la puerta corriendo. ¿Debería llamar a la policía? ¿O serán cosas mías? Pensaba Carlota. Cuando cerró se fue para el jardín por la puerta de atrás y se puso a jugar ella sola a fútbol para despejarse. Su hermano no quería jugar más, estaba cansado y un poco abrumado.
Cuando Carlota se aburrió de jugar sola, entró en casa a buscar a su hermano. No podían estar el uno sin el otro. Lo buscó y lo buscó, pero no lograba encontrarlo por ningún lado... Salió a la calle por la puerta de atrás y se volvió a quedar de piedra. ¡El chupete de su hermano estaba en las escaleras de la casa del vecino! Aquel al que le tenían tanto miedo, al que buscaba la policía. Se armó de valor y se acercó a la puerta con intención de llamar, pero entonces, se dió cuenta de que estaba abierta y de que se escuchaban muchas risas en el interior. Al entrar a la casa Carlota vio como el vecino tenía entre sus manos a su hermano por los aires como si fuera un avión. Carlota estaba perpleja con la imagen que estaba viendo. Carraspeando con su garganta hizo un gesto de presencia pero ellos, inmersos en su juego, no se dieron cuenta. Además de las risas, Carlota empezó a escuchar su nombre con gran fuerza. - ¡Carlotaaaa! ¡Carlotaaaa! Ja,ja,ja,ja. - ¡Carlooooooootaaa!, ¡que te levantes, que tienes que desayunar, llegamos tarde al cole! Era la voz de su hermano. Ella estaba en la cama, dormida. Estaban en casa y su hermano estaba allí a su lado, sano y salvo. Todo había sido un sueño.
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