Módulo Respiración 2022

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MÁQUINA Y ORGANISMO Georges Canguilhem*

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ESPUÉS DE HABER ESTADO ADMITIDA DURANTE largo tiempo como un dogma por los biólogos, la teoría mecánica del organismo es celebrada hoy en día por los biólogos que protestan del materialismo dialéctico como una vía estrecha e insuficiente. El hecho de ocuparse todavía de un punto de vista filosófico puede tender, pues, a confirmar la idea bastante extendida de que la filosofía no tiene dominio propio, que es un pariente pobre de la especulación y que está obligada a tomar las vestiduras usadas y abandonadas por los sabios. Uno desearía demostrar que el propósito es más amplio y más complejo, y filosóficamente más importante de lo que se supone al reducirlo a una cuestión de doctrina y de método en biología. Este problema es del mismo tipo de aquellos en que uno puede decir que la ciencia se los apropiaría a pesar de ser un problema, porque, si bien existen ya buenos trabajos de tecnología, la misma noción y los métodos de una «organología» aún son más vagos. De suerte que, paradójicamente, la filosofía indicaría a la ciencia una plaza a tomar, lejos de venir a ocupar con retraso una posición desertada. Porque el problema de las relaciones de la máquina y del organismo no ha sido estudiado más que en un sentido único. Casi siempre se ha buscado explicar la estructura y el funcionamiento del organismo a partir de la estructura y del funcionamiento de la máquina construida; pero raramente se ha buscado comprender la construcción misma de la máquina a partir de la estructura y del funcionamiento del organismo. Los filósofos y los biólogos mecanicistas han tomado la máquina como algo dado o, caso de estudiar su construcción, han resuelto el problema invocando el cálculo humano. Se ha hecho una llamada al ingeniero, es decir, en el fondo, para ellos, al sabio. Engañados por la ambigüedad del término mecánica, sólo han visto en las máquinas unos teoremas solidificados, exhibidos in concreto por una operación de construcción secundaria, simple aplicación de un saber consciente de su alcance y seguro de sus efectos. Ahora bien, nosotros pensamos que no es posible tratar el problema biológico del organismo-máquina separándolo del problema tecnológico que se supone resuelto, el de las relaciones entre la ciencia y la técnica. Este problema es resuelto ordinariamente en el sentido de la anterioridad a la vez lógica y cronológica del saber sobre sus aplicaciones. Pero nosotros desearíamos intentar demostrar que uno no puede comprender el fenómeno de construcción de las máquinas recurriendo a unas nociones de naturaleza auténticamente biológica, sin comprometerse al mismo tiempo con el examen del problema de la originalidad del fenómeno técnico en relación con el fenómeno científico. Así pues, estudiaremos sucesivamente: el sentido de asimilación del organismo a *

Tomado de: Canguilhem Georges. (1976) El conocimiento de la vida. Barcelona: Anagrama

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