5 minute read
Presentación
Desde su constitución histórica como comunidad nacional y sobre todo como comunidad de cultura, las migraciones han ocupado un papel articulador en la trayectoria histórica dominicana. En sus orígenes el Santo Domingo colonial se expande en virtud de oleadas migratorias españolas y africanas, tras el comercio de esclavos hacia el Caribe en el siglo XVI. Definida la sociedad propiamente dominicana a finales del siglo XVIII y en el inicio de la modernidad en la segunda mitad del XIX y en el XX, las migraciones acrisolaron procesos que enriquecieron la personalidad cultural de la nación dominicana.
Españoles, judíos, norteamericanos, chinos, japoneses, haitianos, árabes, turcos, italianos, venezolanos, puertorriqueños y alemanes, por solo referir las nacionalidades más importantes, enriquecieron la vida nacional.
Advertisement
Conscientes de la importancia que tiene para el país el fenómeno migratorio, el Instituto Nacional de Migración de la República Dominicana (INM RD) y el Banco de Reservas (Banreservas) han articulado esfuerzos e impulsado un proyecto editorial tras el cual se persigue ofrecer a los lectores dominicanos y, en general, a los estudiosos del fenómeno migratorio, un conjunto de estudios fundamentales para el conocimiento del papel de las migraciones internacionales en la historia del pueblo dominicano.
La colección Clásicos de la Migración Dominicana ofrece al lector estudios de alta calidad académica donde se puede apreciar el fenóme-
no migratorio en su diversidad de orígenes nacionales y culturales, en la multiplicidad de orientaciones de los flujos de inmigración y emigración y los diversos problemas envueltos en este proceso, como es el caso de los propios del mercado laboral, el plantacionismo azucarero, la dinámica de la emigración y el surgimiento y evolución de la diáspora dominicana, la dinámica de inclusión/exclusión, las transformaciones culturales, entre otros asuntos cruciales.
Esta colección inicia con la publicación de nueve volúmenes de respetados autores nacionales y extranjeros escogidos entre las obras más representativas sobre este tema en los últimos 50 años: Colonización y política: Los japoneses y otros inmigrantes en la República Dominicana de Valentina Peguero; Garveyismo y racismo en el Caribe: El caso de la población cocola en la República Dominicana de Humberto García Muñiz y Jorge L. Giovannetti; De Baní a Boston: construyendo comunidad a través de fronteras de Peggy Levitt; Presencia judía en Santo Domingo de Alfonso Lockward (editor); Entre dos islas. La migración internacional dominicana de Sherri Grasmuck y Patricia R. Pessar; Migración internacional y economía cafetalera. Estudio sobre la migración estacional de trabajadores haitianos a la cosecha cafetalera en República Dominicana de Wilfredo Lozano y Franc Báez Evertsz; Braceros haitianos en la República Dominicana de Franc Báez Evertsz; La política de inmigración del dictador Trujillo. Estudio sobre la creación de una imagen humanitaria de C. Harvey Gardiner, y La inmigración española a República Dominicana de Juan Manuel Romero Valiente. Más adelante se irán incorporando otros textos y autores.
En sus ochenta años de existencia, el Banco de Reservas se ha caracterizado por su serio compromiso con la cultura y resulta notable, especialmente, su labor editorial, la cual ha permitido dotar al pueblo dominicano de importantes obras de autores nacionales. En esta ocasión, se une al Instituto Nacional de Migración –como ha hecho a lo largo de estos años con prestigiosas instituciones gubernamentales de diferentes ámbitos– para rescatar textos clásicos sobre el tema migratorio, algunos de ellos publicados por el Banco de Reservas en su primera edición.
Ambas instituciones coinciden en el propósito de rescatar y divulgar estos relevantes estudios que apoyarán a la formación de jóvenes investigadores y el fortalecimiento de las ciencias sociales en el país y fomentarán estudios comparados sobre las principales comunidades de inmigrantes
radicadas en República Dominicana, así como la de dominicanos residentes en otros países y su evolución e impacto en la vida nacional.
Esta colección permitirá apreciar la complejidad y riqueza del fenómeno migratorio, sus momentos culturales y contribuciones sociales y económicas más significativas, su trayectoria histórica en suelo dominicano y, sobre todo, fortalecerá la formación cultural de nuestro pueblo, propósito final de este empeño conjunto.
El Banco de Reservas y el Instituto Nacional de Migración aspiran, con esta colección de libros clásicos, a realizar una modesta contribución al conocimiento de nuestra historia contemporánea en ese fascinante capítulo de la construcción de la nación y la modernidad dominicana que son las migraciones.
Samuel Pereyra Rojas Administrador General Banco de Reservas de la República Dominicana Wilfredo Lozano Director Ejecutivo Instituto Nacional de Migración de la República Dominicana
A la memoria de mi entrañable amigo y maestro, el Dr. Darío Solano
Oiga usted, señor agrimensor: el señor Klamm es un señor del Castillo, ya esto de por sí, aun dejando de lado, por completo, la posición restante de Klamm, significa un rango muy elevado. En cambio, ¿qué es usted?[…]. No es usted del Castillo, no es usted de la aldea, no es usted nada. Pero, por desgracia, es usted sin embargo algo: un forastero, uno que resulta supernumerario y está siempre ahí, molestando […].
Creció el pánico cuando los emigrantes se multiplicaron en las carreteras […]. Y los hombres de los pueblos y de los campos suburbanos se unieron para defenderse; y se tranquilizaron con el pensamiento de que ellos eran buenos y los invasores eran malos (los hombres siempre deben hacer esto cuando se aprestan a luchar). Dijeron: «Estos malditos okies son ladrones. Lo robarán todo. No tienen sentido del derecho de propiedad». Y aquella gente que se aprestaba a la defensa dijo: «Traen enfermedades, son malolientes. No podemos aceptarlos en las escuelas. Son de otra casta […]. El país es nuestro, no podemos consentir que estos okies nos lo arrebaten […]». El empleado pensaba: «Gano quince dólares a la semana. ¿Y si uno de esos malditos okies se contentara con doce? […]». Los salarios bajaban y los precios se mantenían al mismo nivel […]. Los caminos se poblaron de hombres codiciosos por un trabajo, capaces de asesinar por conseguir trabajo […]. Las grandes compañías ignoraban que es muy delgada la línea que separa al hombre de la ira […]. Y la ira comenzó a fermentar.
Franz Kafka, El castillo
John Steinbeck, Las uvas de la ira