Tomo I | La belleza llegará después

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LA BELLEZA LLEGARÁ DESPUÉS

BORIS VISKIN



“-¿No es hermosa? - Hermosa es- contestaba Gaspar. - ¿Tan secamente? ¿Tan seriamente? -No sé enseguida si es hermosa- observó Gaspar, siempre con profunda seriedad-; lo hermoso viene al final…” Jakob Wassermann - Gaspar Hauser o la indolencia del corazón



PRÓLOGO Una de las prioridades del Museo de Arte Moderno (MAM) es desplegar su colección permanente, con el objetivo de poner al alcance del mayor abanico de públicos las obras que la componen, en la medida en que éstas son emblemáticas de los capítulos decisivos en la historia del arte de nuestro país durante el siglo XX: la Escuela Mexicana, el surrealismo, la abstracción principalmente, así como los movimientos que vinieron a desempolvar, bajo el mote de “arte joven”, la plástica en la época inmediatamente anterior a la globalización. Varias han sido las exposiciones recientes del MAM que analizaron aquellos fenómenos de cambio en las artes visuales durante las décadas de 1980 y 1990; entre ellas, recordemos las que dedicó a autores que lograron pasar la prueba del tiempo, desde su condición de “artistas emergentes” hasta su actual consolidación en plena madurez. Éste fue el caso de Alfonso Mena, Roberto Turnbull y de Germán Venegas. Hoy corresponde recapitular la trayectoria de otro multipremiado compañero de este contingente nacido en los años 1960, miembro activo de “Zona”, uno de los ahora míticos “espacios alternativos” administrados colectivamente por los mismos artistas: Boris Viskin, quien sin asomo de duda cuenta entre los más relevantes de esta camada. Empecemos por un aparente dilema. ¿Es Boris Viskin un pintor acaso minimalista o alegórico? Ambos marbetes me parecen venirle bien, en la medida en que este artista reduce la economía formal a su solución más sucinta, se concentra en un elemento esencial con miras no sólo al impacto expresivo sino también para permitirnos aprehender y saborear la imagen con mayor acuidad perceptiva. Teresa del Conde, crítica consumada de esta generación, así lo aquilató hace más de veinte años: “Las figuras ocupan una parte discreta si no es que mínima de la composición, dado lo cual


las áreas amplias y abiertas están tratadas como si las pinturas fueran cuadros abstractos y se sostuvieran únicamente a través de las gradaciones de color y los límites de contraste.”1 Con estas palabras, no sólo valora ella una factura desde entonces singular, sino que olfatea los indicios de una propensión a la síntesis que se radicalizaría más tarde en un lenguaje orientado a la geometría y a la desmaterialización de la imagen, así como a emanciparse del formato tradicional del cuadro. En los años 1990, la relación espacio-figura todavía gobernaba los óleos sobre tela o madera de Viskin. Éstos evocaban vastos paisajes yermos en que operaba como contrapunto una diminuta silueta abocetada o una solitaria palabra manuscrita, acompañada en ocasiones por algún collage de objeto (un minicaballete, una goma de borrar, una botella de vino tinto). Nos maravillaba el tratamiento pictórico de esos páramos desolados, a manera de campos cromáticos de calidad cerosa, untuosa o traslúcida. De cerca, el ojo distinguía las capas superpuestas, los densos empastados, o bien los efectos de transparencia lechosa conseguidos a base de pinceladas cruzadas al aplicar los pigmentos en veladuras sutiles o jaspeadas. “Sus grises son gustosos y están armados de muchos colores, pueden ser cálidos, cargados, ligeros, mortecinos o luminosos. A veces parecen estar mezclados con azul, produciendo entonces efecto de pizarra verdosa, en otras ocasiones se encuentran matizados con delicados tonos malva, un tanto apagados. No hay colores primarios en la paleta de este pintor, todos sus pigmentos están compuestos, a veces se diría que ensuciados propositivamente, como si un dejo de melancolía o de nostalgia los impregnara”2, extrapolaba Teresa del Conde. Se solía interpretar esta desproporción de la figura respecto de la escala del cuadro, como símbolo del desamparo del individuo y su insignificancia ante la naturaleza y el cosmos. Una voz tan autorizada como la de Olivier Debroise discernió otro factor en sus series pictóricas de la vuelta del siglo: “una


abstracción geométrica que continuamente se refiere al espacio habitable. Directamente, en los ‘Templos’ y las ‘Escaleras’, en que arquitecturas monumentales parecen implicar una presencia. Implícitamente, en los ‘Petates’, en que utiliza componentes diversos, materiales de construcción, madera, tapices orientales o astroturf”3. En efecto, Viskin viraba hacia lo tridimensional, al ir estructurando sus composiciones en cuadrículas más o menos rigurosas para las que no sólo la urdimbre del petate o los componentes de una silla desmembrada, sino su materialidad misma, concretaban la factura bruta de la obra. Cuando la red cobraba forma bajo el trazo del pincel, éste conservaba el pulso imperfecto de la mano que yerra, resbala o tiembla. “Un paisaje naturalista del siglo XX y una pintura de Mondrian tienen en común el trabajo de pulir y cuidar la imagen de la pintura para eliminar las evidencias de la mano creadora. Boris Viskin crea la imagen, se regodea con la pintura como mancha y gesto, además de permitir la clara expresión del pincel”, observó Guillermo Samperio con motivo de la exposición “Petates” en el Museo de la Ciudad de México (2000). A esas alturas, el simple ensamblaje de huacales no era ya para Viskin la elaboración de un ersatz de pintura, sino una pieza autónoma cuyas características físicas proveían una metáfora de lo pictórico, esto es, de la aptitud de crear imágenes y una lógica formal que es propia de la pintura. Coherencia y continuidad ha demostrado este artista en la prosecución de su carrera. Erudición y sentido del humor, también -un humor más cándido que paródico. Nos ha acostumbrado a que busquemos en su repertorio iconográfico, casi como reflejo condicionado, una referencia a la cultura moderna, y la tratemos de descifrar como si fuera un rébus, siguiendo la pista que nos sugieren sus títulos. Abundan sus tributos a la pintura (Brueghel, Corot, Van Gogh, Vicente Rojo), a la literatura (Hermann Broch, Maugham, Albert Camus, Paul Bowles, Dino Buzatti, Imre Kertész,


Isaac Bashevis Singer, Bernhard), a la filosofía (Schopenhauer, Nietzsche), al cine (Fellini, Resnais, Tarkovski, Angelopoulos)... A este gusto por la glosa, se ha añadido en fechas recientes le necesidad de reflexionar sobre la religión -el judaísmo, el cristianismo, el Islam, el buddhismo-, un apremio quizá motivado por el desencadenamiento de los fundamentalismos en el mundo entero. La especie humana tiene una capacidad excepcional para no darse por enterada de su aniquilación inminente, parece querer decirnos ahora. Una preocupación que encuentra ecos en parte considerable de la creación contemporánea: sólo pensemos en la más reciente novela de Salman Rushdie, Dos años, ocho meses y veintiocho noches, una fábula sobre el fanatismo en que la guerra entre la luz y la oscuridad librada por los yinn (“genios” o criaturas invisibles, diabólicas o benévolas, de la mitología árabe) es pretexto de una meditación agridulce sobre los equívocos de la fe. ¿Acabaremos “exterminados paradójicamente por nuestra propia certidumbre de que es verdad una ilusión que nosotros mismos hemos creado de forma colectiva”4?, pregunta Rushdie. “Ésta es la gran prueba a la que nos enfrentamos: nuestro mundo, sus ideas, su cultura, sus conocimientos y sus leyes, está siendo atacado […] por el monstruo sobrenatural que nosotros mismos hemos desatado. […] Este dios no es un liberador, sino un destructor.5” Al miedo, “que es lo único que lleva a los pecadores hacia Dios (…) el miedo es el eco de Dios, y que siempre que se oye ese eco los hombres caen de rodillas e imploran piedad”6; al miedo, tanto Rushdie como Viskin y muchos otros humanistas oponen la razón, la creación y el amor. Si bien Viskin apela a medios o fórmulas diversas en su trabajo, la alegoría le abre sin cesar campos de experimentación en que puede renovar sus obsesiones y su talento. Al abordar un tema de manera oblicua, la alegoría procede de manera “diferida”, pero también puede volverse explícita, conferir a la crítica un tono ácido o trazar paralelos elocuentes. Viskin


convoca toda una gama de asociaciones culturales, al barajar registros tan variados como el mito y la historia, lo sacro y la ficción, las películas de autor, el arte universal, lo mismo que insinuaciones sexuales o dichos populares. La alegoría es juego del espíritu, atajo visual y elipsis semántica a la vez. Al transmitir por la imagen una idea primordial, Viskin continúa una tradición plástica ancestral que le permite evocar cualquier contenido por medio de un código cultural compartido. Este registro formal de la alegoría, en virtud de que rebasa la descripción narrativa, le deja amplio margen para traducir sus emociones, sus fantasmas personales, su imaginario secreto. El diario íntimo de Viskin se ha aderezado con “inútiles confesiones” autobiográficas. Hoy los recuerdos de la infancia (el padre, la colonia Roma, la sinagoga, el descubrimiento hipnótico de la imaginería cristiana, el Colegio Israelita, el primer documental sobre el Holocausto, el amanecer en Jerusalén escuchando el eco del canto del Muecín) reverberan en una cavilación contemplativa sobre el dogma, el inconsciente, la trascendencia, los arquetipos, la supervivencia, la venganza… En suma, sobre la experiencia de lo inefable y lo profano, sobre el encuentro perpetuo de la vida y la muerte. Él mismo así lo expresa: “Desde entonces (sus mocedades) lo divino y el arte están ligados para mí de manera indisoluble. Por más mundano que sea el tema, si me conmueve, esa emoción la vivo como una iluminación, como una aparición.” Esta facultad de comunicar revelaciones, que no ha abandonado a Boris Viskin a lo largo de su carrera, es la que desea compartir el MAM en esta exposición. Sylvia Navarrete Directora del Museo de Arte Moderno 1 T. del Conde, “Boris Viskin: pinturas recientes”, La Jornada, 3 abril 1993 | 2 Idem | 3 O. Debroise, “Nuevas geometrías variables”, Reforma, 28 febrero 2001 | 4 S. Rushdie, Dos años, ocho meses y veintiocho noches, Barcelona, Seix Barral, 2015, p. 164 | 5 Idem, p. 123 | 6 Idem, p. 180


a Diana, Mila y Dante...


LA BELLEZA LLEGARÁ DESPUÉS

BORIS VISKIN


Veracruz | ensamblaje y óleo / madera | 244x366 cm | objeto en piso 60x60x40 cm | 2015 (pág. siguiente)


VERACRUZ Inicialmente mi exposición estaba planeada para la sala de arriba, aquella donde Francisco Toledo presentó su serie “Duelo”. Varias veces visité la sala con la intención de vivir su espacio y pensar mi obra en él, pero invariablemente las piezas de cerámica de Toledo acaparaban mi mente relegando mi proyecto a un segundo plano. Con esa energía, ese dolor, esa tristeza, surgió esta pieza. ¿Porqué “Veracruz”? Alguna vez Daniel criticaba el que todos se volcaran sobre Ayotzinapa y Tlatlaya olvidando al resto del país ahogado en los demonios de la violencia; Al azar solté mi dedo sobre el mapa de la república y “el ganador” fue Veracruz. Veracruz fue el puerto al que mis abuelos arribaron de Lituania, con mi padre de un año en brazos. Y también, por la canción de Agustín Lara. Las franjas horizontales de madera son las olas que van a hacer su nido, ahora a un rinconcito de sangre.





LA TRISTEZA DE JERUSALÉN Una semana después de pintar de blanco y cambiar la iluminación del baño de mi padre me dijo sonriendo: “¡ahora voy a cagar con lentes oscuros!”. Y pensé en Jerusalén; Tenía once años al verla por primera vez y lo primero que me viene a la mente es su resplandor. Su piedra blanca es un gran espejo de sol; la luz es su bienvenida; y bajo la luz; la historia: Acá murió el Rey David, a unos metros se sirvió La Última Cena, más arriba subió Mahoma al cielo. En himnos y poemas la nombran “Ciudad de la Paz”; nombre tan incongruente como el de Villahermosa, más fea que Toluca. En el imaginario israelí es la capital eterna e indivisible del pueblo judío pero en la cotidiana realidad es una ciudad dividida no solo por murallas de siglos y muros de meses; Sus grietas traspasan almas. “Toda la historia, tan poco santa, de la ciudad, es una ilustración del poder destructor de la fe, del fracaso de la tentativa del hombre por llegar a un acuerdo con Dios, y de lo desagradable de la unión resultante entre lo mortal y lo divino. Es esta conciencia de la derrota, recalcada por el altivo silencio del desierto, de los torrentes secos y de las rocas áridas lo que causa la Tristeza de Jerusalén.”

Arthur Koestler- Autobiografía

Jerusalén | mixta / madera con alambre de púas | 200x160 cm | 2015



MÁSCARA VS CABELLERA “¡Moriré con los filisteos!” - grita Sansón y las columnas del templo semejan las torres gemelas. - “¡Caramba Boris, esto parece una oda al terrorismo!”. - “Para nada; Lo único que digo es que cada acción causa una reacción. Aquel 11 de septiembre, cuando salí del vapor del Junior club y en la pantalla de los vestidores el segundo avión impactaba la torre sur, recuerdo pensar en kamikazes japoneses vengando Hiroshima y Nagasaki”. - “¿Eso que tiene que ver?” - “Lo que quiero decir es que no puedes andar por el mundo tirando bombas y esperar que nadie reaccione”. - “¡Murieron 3000 personas!” - “¡Lo sé y me aterra! Hubiese sido igual o más efectivo raptar una avioneta y estrellarla contra la Estatua de la Libertad, pero no soy Bin Laden. Lo que te digo es que hay que cuestionar no solo los métodos rebeldes sino también sus causas”. - “Eso me suena al Sub-Comandante”. - “Bueno, igual por eso mi luchador en vez de la cabellera de Sansón trae máscara” - “La máscara del Santo”. - “Una metáfora sobre nuestro propio país que se nos viene encima” -“¿Está medio mal hechota la pieza, no?” - “Que le vamos a hacer: Siempre fui más rudo que técnico”.

Máscara contra cabellera | madera, cemento y objeto de resina pintado | 250x40x30 cm | 2015



KATRINA (AMERICAN DREAM)

Santos de Nueva Orleans flotando en la cruz De madera que brota del fango del blues. Imperio torcido, cual temerosa avestruz Catrina gabacha silba Bitches Brew.

New Orleans | encáustica y collage / madera | 100x120 cm | 2003



ESPERANDO A LOS TÁRTAROS En la sala de espera del dentista una versión instrumental de “Bésame mucho” se mezcla con el ruidito del taladro perforando una muela. Pienso en el paciente allá dentro, acostado boca arriba y boca abierta. Dejó su saco en el perchero y desde el fondo de uno de los bolsillos suena el celular. Ninguno de los tres presentes, el doctor, la enfermera o el paciente, dan muestras por contestar. ”Pásame la amarilla” Y la enfermera le pasa al doctor la pinza con el mango amarillo. Al paciente se le junta la saliva. Emite sonidos guturales para llamar la atención de la enfermera. Hojeo la revista: “Líderes”. No estoy entre los 100 artistas más influyentes. El Secretario de Turismo opina que fue el mejor año de la historia de México. El chef del Suntory sartén en mano, con la leyenda: “La comida es lo mejor de la vida”. El nuevo entrenador de la selección “¡Va por todo!”. Caras y caras sonrientes de gente bien vestida, bien bañada, bien peinada.

Esperándo a los tártaros | óleo, madera y objeto / madera | 48x60 cm | 2010 Colección particular, cortesía galería Le Laboratoire



LLAMANDO A ASTROBOY “Llamando a Astroboy”/Oculto bajo las cobijas, aterrado de enfrentar el mundo. “¡Llamando a Astroboy!”/“Los malos ganan la batalla y el Dr. Mireles sigue preso.” “¡Llamando a Astroboy!”/“Un líder que convoque a los valientes.” “¡Llamando a Astroboy!”/“…el número que ha marcado no funciona o está fuera del área de servicio…”

Llamando a Astroboy | ensamblaje de madera | 250x240 cm | 2015



EL VALLE DE LA CRUZ

“Cuando el hombre se sacrifica a sí mismo supera durante unos momentos al mismo Dios; pues, ¿cómo puede un Dios, infinito y omnipotente, sacrificarse? Lo más que puede hacer es sacrificar a su único Hijo.”

W. Somerset Maugham- Al filo de la navaja

El valle de la cruz | martillo, acrílico y clavos | 30x30x30 cm | 2015



CEMENTERIO DE DIBUJOS Los jueves hay tianguis en la colonia y Don Ramón tiene su puesto de chacharas. Me gusta visitarlo pues trae los objetos usados más extraños. El otro día me lleve una bolsa entera de gomas de borrar, de reglas de 30 cms., lápices y sacapuntas de plástico de distintos colores. Sentí en cada uno de estos objetos al niño que dibujó y borró. Repaso todos mis libros de Bashevis Singer. (De Isaac, al que le dieron el Nobel, no de Israel Yehoshua, el hermano mayor que fue el exitoso por tantos años hasta que su hermanito lo rebasó por la derecha, enterrándolo en el olvido). Alguna vez titulé una exposición: “Objetos culpables” por una hermosa frase de él y no la encuentro. Hablaba sobre el poder de los objetos inermes. La presencia de un ladrillo, de una bota, de una llave. Sé que le vendría como anillo al dedo a este cuadro. En vez de ella aparece en “Los herederos” este diálogo: “- ¿Te llamé lacayo en mi carta? - ¿Lo has olvidado? - ¡Totalmente! - ¿Lo ves? Todos olvidamos. Sí, pero te voy a decir un viejo refrán que me parece muy certero: El hacha no puede borrar lo que la pluma escribe”.

Cementerio de dibujos | óleo y gomas de borrar / madera | 100x122 cm | 2015


Hiroshima mon amour (a M. Duras y A. Resnais) | óleo, esmalte y collage / madera | 200x270 cm | 2009 Cortesía galeria le laboratoire


HIROSHIMA MON AMOUR

We’ll probably die without ever seeing each other again.

Hiroshima mon amour | dirección: Alain Resnais | guión: Marguerite Duras | 1959



NEO POST CONSTRUCTIVISMO DADÁ, ROMÁNTICO HUMANISTA

- “¿Y dime Boris, tu qué tipo de cuadros pintas?” - “Pues mira: algunos son espacios abstractos otros son paisajes naturales o urbanos, habitados por líneas o formas geométricas otras veces por figuras concretas, a veces hechos con materiales tradicionales como el óleo y la encáustica otras veces con resinas, maderas de construcción o materiales de desperdicio hallados en la basura, a veces son totalmente planos otras veces tienen volumen, a veces hay una historia un mensaje otras es Pintura pura, a veces son poéticos otras totalmente conceptuales, a veces son muy pequeños otras muy grandes…” - “¡Ah!”

Neo post constructivismo dadá romántico humanista | técnica mixta | 60x50 cm | 2015



MI ABUELITA DE KLIMT Ya cansada mi abuela esperaba la muerte en Av. de las Fuentes 24. - “¿Quién eres?”, preguntaba invariablemente cuando entraba a visitarla. - “Bobe, soy Boris, el hijo de tu hija Anita.” - “¡Ah! ¡Claro! Pásame esa cajita de kleenex, Sergio.” Y sin embargo el pasado remoto de su juventud parecía más claro que nunca. - “Éramos tres hermanas y cuando mi padre decidió que Frida la mayor tendría que viajar a América, hallar marido y mandar por los demás, a Frida le entró un ataque de pánico y no me quedó de otra más que tomar su lugar. Con el poco dinero que le quedaba a la familia viajé en trenes y barcos hasta llegar a México. Aquí me casé con tu abuelo, con la condición de que trajera a la familia. Él cumplió y así sobrevivimos a Hitler.” Recogía un par de lágrimas con el kleenex, me miraba con sus ojos lechosos y decía: - “No sé si te conté que dejé a mi novio en Polonia. Estábamos muy enamorados. Él no sobrevivió.” Yo tomaba su mano, huesos y piel corrugada, mientras ella suspiraba y cerraba los ojos. - “Apaga la luz, Sergio.”

Mi abuelita de Klimt | óleo, esmalte, hoja de oro y collage / madera | 262x148 cms | 2015 Colección Michael Nyman



BAR MITZVA EN ACOLMAN Al cumplir los trece años el niño judío deviene en hombre. (Niño adulterado). Los “tefilin” forman parte fundamental de la ceremonia. Son dos cajitas de plástico con dos tiras de cuero que serpentean desde su interior. Ocultas, como en las galletas chinas, hay frases bíblicas bendecidas por un rabino. En la fotografía semejo un unicornio mochado con un transmisor en el brazo izquierdo para llamar a Astroboy. --------------------------------------------------------------En Acolman se reúnen el Viejo y el Nuevo Mundo bajo un sincretismo fascinante. La figura prerenacentista española se desprende de su rigidez medieval rodeada por patrones geométricos prehispánicos que resaltan su nueva expresividad. Al toparme con esta greca prehispánica, serpiente minimal de peluquería francesa, el cuero de mis tefilin entró al baile llevando el sincretismo del muralismo colonial hasta el mismísimo muro de los lamentos en Jerualén.

Bar Mitzva en Acolman | óleo, tefilin y madera / madera | 175x140 cm | 2015 Colección Rodrigo Barbera



LA ÚLTIMA TENTACIÓN Línea vertical que corta la mirada, dos horizontales: Tierra y Cielo. Posar la tela blanca entre ellas es colocar la ofrenda en un altar, preparar al condenado para subir al cielo. ¿Se rendirá la pintura ante las garras de la materia que la atan al suelo? O por el contrario, ¿logrará desprenderse de ella y tomar vuelo?

Crucifixión | caballete y óleo / tela | 195x50x30 cm | 2015 Colección particular



SILLA MIRANDO SUS PARTES

Una silla mira sus partes. Miro a la silla mirando sus partes. Me miro a mi mismo mirando a la silla mirando sus partes. ¿Y tu? ¡¿Qué miras?!

Silla mirando sus partes (entre Platón y Heidegger) Instalación | cuadro 200x240 cm | silla 80x40x50 cm | 2008



ADÁN Y EVA

De niño observaba el Adán y Eva de Durero: “¿Porqué carajos puso esas hojas?” ------------------------------------------------------------------------------- “El artefacto largo (fálico) que se introduce al agujero (vaginal), es una de las bases de la civilización moderna; el tornillo a la tuerca, el plug del sonido a la entrada del buffer, el taquete al agujero en la pared, la botella de coca-cola a la boca, el módulo de mando del Apolo 13 a la cápsula lunar, la agujeta al agujero del zapato, el corcho al vino, el dedo al anillo de compromiso, el tren al túnel, la punta de la hebilla al agujero del cinturón, la manguera de la gasolina al tanque, la llave a la cerradura, el anzuelo a la boca del pez, el proyectil al cañón, el eje al centro de la rueda,…” En todos estos casos hay una “hembra” y un “macho”. -“Es algo vulgar todo esto, no crees?” - “Pues si: imagínate; Con el lápiz y el sacapuntas es un caso de pasión asesina. La hembra se come al macho en el coito; ¿Hay unos insectos así, no?” - “Si; la Mantis Religiosa” - “Religiosa tenía que ser…”

Adán y Eva | óleo y collage / madera | 120x100cm | 2014



TESOROS DEL RIJKSMUSEUM En el verano del 2010 viajé a montar un grupo de piezas en Basilea, Suiza. Para descansar del montaje salí a caminar. Eran tiempos del mundial y esa tarde jugaba Suiza contra España; las calles lucían desiertas cual película apocalíptica de terror. De vez en cuando, gritos y suspiros colectivos salían de los bares abarrotados, añadiendo al panorama un toque surrealista. En una esquina una tienda de libros usados llamó mi atención. Entré y a los pocos minutos aparecieron estas fabulosas cajas de reproducciones de grabados antiguos, que aceleraron mi pulso cardiaco justo en el momento que Suiza metía su primer gol. Suiza ganó 1-0. España fue campeona del mundo.

Tesoros del Rijksmuseum | óleo y collage / madera | 137x112 cm | 2012


María trabajando | Muerte | Cuadrado negro | Estudio de dos figuras* | La mano de Dios | Columbine (En flor)* De la serie Tesoros del Rijksmuseum | collage / reproducción | 36.5x29 cms | 2012-2014 | Colección particular*


Dos ciegos | Estudio de mujer | Estudio de cabeza | Plat贸n de Arist贸teles* | Retrato de hombre negro | Conejo a la Campesina De la serie Tesoros del Rijksmuseum | collage / reproducci贸n | 36.5x29 cms | 2012-2014 | Colecci贸n particular*



CIUDAD PERDIDA Sería la una de la mañana cuando un tremendo ruido nos levantó de la cama. “No es la bomba de agua de los vecinos”, exclamé. Salí al patio de la casa y sentí una brisa extraña. Un helicóptero, no sé qué modelo, parecía aterrizar en nuestra azotea. Alcancé a reconocer el casco, los Ray Ban y el M-16 del policía que vociferaba en un altavoz: “Manos en la nuca, manos en la nuca”. “Desalojan la ciudad perdida”, le dije a Diana. “No salgas”, me dijo. Salí a la calle con Eco, mi perro. Tenía curiosidad. Entre la maraña de los vecinos curiosos en pijama vi hileras de jóvenes acostados pecho tierra sobre el asfalto de la calle. Los gritos de mujer (sus madres, sus novias, sus hermanas) casi opacaban el ruido del helicóptero cuyos potentes proyectores otorgaban a la escena una luz de película apocalíptica. Decenas de granaderos, con escudos de acrílico anti-balas, formaban una barrera que contenía a las mujeres. Niños lloraban. Perros ladraban. Olía a caca de caballo. Recordé que a la semana de habernos mudado unos judiciales intentaron llevarse a Efrén, del 102. En menos de dos minutos ya estaba la calle bloqueada por los habitantes de la cuadra y los judiciales tuvieron que negociar su retirada. Ahora nadie protestaba; incluso alcancé a oír una ronca voz que decía: “Ya era hora”. Al otro día se publicó en los medios que en el lugar se erigiría un Centro Cultural o un Centro de Apoyo para Jóvenes Adictos. Han pasado ocho años del desalojo de la Ciudad Perdida o “El Picadero” -como otros le llamaban- y Mario, el policía encargado de la custodia del terreno, no sabe para cuándo. Lucy, su perra, que siempre peleaba con Eco, murió.

Favela | madera y metal | 340x30x30 cm | 2010 Colección Julién Cuisset y Paulina Fosado



LA APARICIÓN DEL ARTE MODERNO Mi primer encuentro con el arte fue a través de la religión católica. En el librero de la sala, “al fondo a la derecha”, se erguían en fila una decena de libros, altos, gruesos y pesados, en su mayoría sobre el arte del Renacimiento. Tendría yo unos diez años, pero bien recuerdo las horas hojeando lentamente las páginas, absorto por las imágenes. ¡Los pliegues de la ropa! ¿Cómo le hizo para hacer esos pliegues? ¡Las hojas de los árboles! ¡Podría contarlas! Y sobre todo: ¡¿Cómo logró despegar esa nariz de la planicie del rostro?! ¡¿Cómo se logra la profundidad a través de lo plano?! (O sería mejor preguntar: ¿atravesando lo plano?) Mis preocupaciones eran estéticas, formales. El tema me era irrelevante. Quería descifrar el proceder del mago sin tomar en cuenta el truco en turno. Como un fan del Barza que no es catalán. Sin embargo: ¡el tema estaba ahí! Las anunciaciones, los bautizos, las resurrecciones, las crucifixiones. Incluso en los retratos de reyes, reinas o cardenales había un elemento religioso: fuera tangible (un cuadro al fondo de una anunciación, una virgen pintada en el amuleto, un crucifijo colgando del cuello) o intangible (algo en la atmósfera, en la mirada, en el tipo de iluminación celestial). Desde entonces lo divino y el arte están ligados para mí de manera indisoluble. Por más mundano que sea el tema, si me conmueve, esa emoción la vivo como una iluminación, como una aparición.



La aparición del arte moderno | óleo / madera | 190x366 cm | 2015 Colección Familia Rahn



TROYA “Quien pisa huellas ajenas no deja huella.” Pero son más bien las huellas ajenas las que me pisan a mí, me entierran. Bacon, Giacometti, Matisse, Picasso, Gironella, García Ponce, Torres García, Klee, Piero, Giotto, Monet, Manet, Vincent, Courbet, Masaccio, Jean Auguste Dominique, Diego, Orozco, Louise, Philip, El Greco, Marcel, William, Mark Rothko… ¡No logro respirar! ¡Apártense de mí! ¡Déjenme en paz! Ah! Ah! -“¿Tuviste una pesadilla?” -“Creo que sí.”

Troya | óleo y collage / madera | 190x145 cm | 2011 Colección Black Hall


Paul Klee | Giorgio Morandi* | Vincent Van Gogh | Francis Bacon | Caspar David Fridrich* | José Guadalupe Posada Óleo y collage / madera | 2011 | Colección particular*


William Turner | El Greco | Piero della Francesca* | Mark Rothko | Alberto Giacometti | Philip Guston Óleo y collage / madera | 2011 | Colección particular*


Mondrian mon amour | óleo / madera y collage | 90x90 cm | 2006


MONDRIAN MON AMOUR



COROT

Un niño, al ver la pieza exclamo: “Ya entendí: ¡C O R O T está hecho de O R O!“

Corot | hoja de oro / tela y óleo / madera | 160x150 cm | 2005 Colección Julia Newman



MONUMENTO AL CABALLITO

“Corren los caballitos, los grandotes y los chiquitos…” Crí-crí

Monumento al caballito | metal, caballito y resina | 254x30x30 cm | 2003



LA RESURRECCIÓN DE LA PINTURA

- Psst, psst. - ¡¿Qué pasa, qué pasa?! - ¿Estás viva? ¿Estás despierta?

La resurrección de la pintura | hierro, neón, tierra y óleo / madera | 270x225 cm | 2007



AUTORRETRATO CONSTRUCTIVISTA HABLADO Disertaciones sobre la Identidad del Yo: Venancio invita a Manolo después de una tarde de copas; “Ésta es mi casa, pásale! Ésta es mi sala, éste: mi sillón favorito; Éste es el baño, ésta la cocina. Ésta es mi recámara, ésta es mi cama. Ella es mi esposa y el que duerme a su lado: ¡soy yo!” -----------------------------------------------------------------Venancio llega a visitar el apartamento de Manolo. Toca el timbre del interfón. - Manolo: “¿Quién??” - Venancio: “!Yo!” - Manolo: “!¿Yo?!!”

Autorretrato constructivista hablado | óleo / madera | 200x160 cm | 2013



PETATES REMIXED

Horizontes de pie, verticales dormidas, entrelazan un Petate ancestral. Gran idea el tejido: sin pegamento, soldadura o clavos de por medio, crea un muro flexible que atrapa, cobija y envuelve al muerto también. Obvia geometría que no persigue magia alguna y sin embargo es sensual, orgánica, visceral. No puedo más que evocar a Colin Clive, el legendario Dr. Frankenstein, gritando: “¡It´s alive!”



Petates remixed | hule y resina / madera | 3x200x122 cm | 2009 Colección Particular



BLANCO CONSTRUCTIVISTA O EL OSO DE LOS CAÑOS Un cuento que les gusta a los chamacos es “El oso de los caños” de Julio Cortázar, sobre un oso que recorre las tuberías de un edificio, limpiándolas con su pelaje. Ahora siento que el oso de los caños se ha mudado a este cuadro y recorre y limpia el interior de los marcos que rodean la tela. Ante un mundo ordenado y aparentemente feliz no puedo dejar de pensar en los drenajes llenos de aguas negras, en las ratas y ratones, en los demonios y alacranes que circulan en aparente caos pero bajo un impecable orden, debajo de él. Es como ver al diputado trajeado en Gucci y vislumbrar en sus bolsillos esos fajos de billetes “que ahí le mandó el ingeniero”.

Blanco constructivista | óleo / tela y marcos | 200x175 cm | 2011 Colección Thierry Cuisset



LIBRERO Por más desordenado que esté un librero no puedo evitar adivinar en él una formación oculta. Los libros erguidos son soldados disciplinados en posición de firmes. Los acostados son ataúdes de soldados que regresan a casa. Y los inclinados son aquellos desmadrosos e insubordinados. Por lo general los ataúdes yacen sobre las cabezas de los erguidos y por extraño que parezca los insubordinados inclinados, mantienen el equilibrio del pelotón. El librero es un retrato de su dueño.

Librero | 244x170 cm | 2000



HUACALES

“Coatlicue posmoderna de madera: Protégenos de Donald Trump, de Abu Bakr al-Baghdadi y de los diputados del verde ecologista. ¡Amén!”

Huacales | 250x215 cm | 2000



40 Y 20 Ó EL BESO DE BRANCUSSI

Hace unos años fui invitado a participar a una muestra colectiva de esas “de chile y manteca”, cuyo único requisito era trabajar una pieza de 40x40 cm. Al contemplar el blanco y cuadrado bastidor me vino a la mente “El beso de Brancusi”. (Googleando la pieza, efectivamente resultó que la pieza es un cubo de piedra de alrededor de 40 cm cúbicos.) Tracé una línea justo a la mitad del bastidor, donde los labios se juntan, y ¡voilà!: nuestra canción de bodas se armó. “Cuarenta y veinte, 40 y 20 (cm) es el amor lo que importa y no lo que diga la gente.”

40 y 20 | técnica mixta | 40x40x40 cm | 2015



AUTORRETRATO CON LENGUA DE FUERA -“A ver Borisín, dí AAAHHH: Grande, grande, saca bien la lengua!” El Dr. Viskin introducía un palito de madera y apuntaba con su lámpara de acero. Recuerdo pensar en el adentro y el afuera mientras mi padre entraba a la cueva de mi ser cual domador a la boca del león. Invariablemente salía de mi garganta proclamando: “Está algo roja, vamos a poner una inyección”. (Con las madres de sus otros pacientes agregaba: “Soy como Pancho Villa: los fusilo y luego averiguo.”) Y pienso: En los misteriosos significados de la palabra “lengua” Órgano fálico flexible y de textura suave; Idioma. ( lengua española, lengua inglesa, lengua materna.) Los taquitos de lengua de Av. Chapultepec en Guadalajara. La lengua del niño Canetti, amenazada por el amante de su institutriz. (Arranque de su autobiografía: La lengua absuelta.) En mi “Autorretrato con lengua de fuera” la lengua es simplemente una ficha al revés. Un pedazo de rostro que se desdobla, como en el famoso retrato de Albert Einstein.

Autorretrato con lengua de fuera | mixta / madera | 25x20 cm | 2002 Colección Herrera Harfuch



FAVELA NORUEGA En 1996 fui invitado a exponer en la galería Rahn en Zúrich, Suiza. Me hallaba trabajando el formato cuadrado así que la exposición se tituló: X2 (X al cuadrado) “Una exposición cuadrada para un país cuadrado”, decía yo. Una vez registrado en mi hotel salí a tomar un café. Era un día soleado (el primer día soleado de la primavera, me enteré después) y Zúrich lucía sus encantos bajo una luz idílica. Ya no había nieve pero olía a nieve, el río parecía transparente, aunque no lo fuese, y como decía el novio del personaje de Betty-Blue (en la película del mismo nombre) describiendo al pueblo al que se mudaron: “Todos los carros sonaban bien afinados”. Me senté en la plaza Z. y ordené “un café au lait avec un croissant”. Parejas de enamorados, hombres haciendo negocios bien vestidos, charlas educadas, REM en el fondo. Mi mirada se posó en un sujeto. No había nada extraño en él pues vestía una gabardina elegante, un corte de pelo moderno con una colita de caballo ad hoc, zapatos boleados, pantalones planchados. Pero algo, algo en él, su postura, su expresión corporal, cautivó mi mirada. (Recordé a mi tía sicóloga cuando me decía en Acapulco: “mira cómo alguien entra al mar, sus primeros pasos, y sabrás si sabe nadar o no…”) Se paró a cinco metros de una gran vitrina de una tienda de ropa justo al centro de la plaza; no se movió por un minuto. Un eco de los maniquíes allá dentro. El tipo introdujo su mano a la bolsa de la gabardina, sacó una piedra del tamaño del puño y la arrojó al centro del vidrio haciéndolo añicos.

Favela noruega | madera y metal | 320x50x50 cm | 2010



HEME

Recuerdo al nacer M. subí a mi Face una foto de su arribo al mundo. Algunos amigos se estremecieron ante la imagen. La ceguera del padre primerizo no veía la sangre que envolvía al nuevo ser. Miraba el milagro de “dar a luz” y no las tinieblas desde las que brotaba. El objeto (la cabeza del muñeco) rompe la membrana de la modelo de Courbet; del “Origen del mundo” brota el origen del Arte Objeto.

Heme | óleo / madera y collage | 25x20 cm | 2011



SONATA PARA UNA NOCHE CÍCLICA En la “Edad de la inocencia” de M. Scorsese, Daniel Day-Lewis entra a la sala de espera de su amada y recorre con la mirada una marina pintada . El cuadro real no es tan grande pero el fotógrafo, Michael Ballhaus, logra dar la sensación de que fuese un paisaje muy largo por el cual Daniel Day- Lewis camina. “Me encantaría lograr una pieza así” – pensé al ver la escena – “Un Long shot pictórico.” Años después me encontraba trabajando una pequeña pieza de 25x20 cm sobre un cerezo en flor. La pieza rehusaba convertirse en “joyita” individual así que coloqué dos bastidores del mismo tamaño conformando un tríptico. Pronto el tríptico no bastó y una vorágine de imágenes de distintas épocas de mi pintura y mi vida se sumó al viaje. Caminaba en promedio cuatro cuadritos al día tomando reposo en espacios olvidados por mi mente; A veces bajo un sol infernal, otras en el frío profundo. Por lo general la gente era buena conmigo, ofreciéndome comida o llevándome en su carro, aunque no puedo olvidar al camionero que intentó violarme en su cabina o al compañero de hostal que se robó la cartera escondida en el calcetín. Después de tres meses y como suele ocurrir en estos viajes en fuga, arribé al lugar de mi partida.



Sonata para una noche cíclica Políptico de 124 piezas | óleo, resina, encáustica y collage / madera | 25x20 cm | 2006



VELADORAS DE COCA COLA Es casi un cliché; cuando sale el tema de la Iglesia de San Juan Chamula hay un consenso de que es una de las iglesias con mayor carga espiritual en el mundo. Raro: pues es bastante fea; Comparada a cualquier Iglesia gótica o del renacimiento italiano es un mero cuchitril. De entrada el piso tapizado de hierba; (“Diego: ¿Qué planta es?!”) Luego los santos tapados con mantas, otros con espejos y un par (¿habrá sido alucinación mía?) decapitados a machetazos. Lo que más llamó mi atención fueron las botellas de coca cola convertidas en veladoras, las lucecitas de a 10 pesos el metro y las cajas de cartón con ofrendas. Quisiera que mis cuadros fuesen así: materiales feos creando magia. ----------------------------------------------------------------En otras iglesias en mi viaje con el Monroy por la Sierra Tarahumara me llegó esa misma vibra, a saber: no entras a la Iglesia de Cristo sino al Templo de Quetzalcóatl.

Veladoras de Coca Cola | de la serie Sonata para una noche cíclica Óleo, resina, encáustica y collage / madera | 25x20 cm | 2006


Samurai frente a bomba atómica | de la serie Sonata para una noche cíclica Óleo, resina, encáustica y collage / madera | 25x20 cm | 2006


SAMURAI FRENTE A BOMBA ATÓMICA

Yukio Mishima | escritor



LA ESTRELLA QUE DEVORÓ UNA SWÁSTICA Cuarenta años después aún recuerdo el escalofrío que recorrió mi ser cuando en quinto año de primaria, (Colegio Israelita de México) fuimos llevados a la sala de proyección y de la oscuridad brotaron montones de pelo, dientes, anteojos, zapatos y huesos. Tardé en reconocer dentro de esa carnicería no solo el alma humana sino mi propia alma. Mi legado, mi herencia. Vivo con un hambre que jamás he sentido, con un miedo eterno e indestructible. Paralelamente, la imagen del soldado nazi, ese ser negro con cabeza redonda de metal, inundo mi ser infantil de extraños pensamientos contradictorios; repulsión pero también admiración. Quería tomar un rifle y descargarlo sobre él. Quería ser él para matarlo… “No tiene ningún sentido que el asesino sobreviva al asesinado. Ambos (a solas, en la más estricta intimidad, en unas circunstancias que solo pueden repetirse si dos personas viven una misma experiencia dos veces), el uno como sujeto activo, el otro como sujeto pasivo, comparten un secreto que los une para siempre. Sus destinos son inseparables.”

Thomas Mann

La estrella que devoró una swástica | de la serie Sonata para una noche cíclica Óleo, resina, encáustica y collage / madera | 25x20 cm | 2006



LA CULMINACIÓN DEL ERROR “Con todo, un verdadero edificio de errores, apropiadamente complejo, puede convertirse en una morada para el alma, un trono del libre significado, una estructura cada vez menos dependiente de los prototipos, una versión de las cosas liberada de los dictados del naturalismo; en resumen una nueva versión de la realidad opuesta a ella. Está claro que la culminación del error es un sistema filosófico.”

Stanislaw Lem - El castillo alto

La culminación del error | dibujos y metal | 340x120x120 cm | 2009


LA BELLEZA LLEGARÁ DESPUÉS / BORIS VISKIN Museo de Arte Moderno / 12 de marzo – 14 de agosto 2016 Paseo de la Reforma y Gandhi s/n, Bosque de Chapultepec Textos | Sylvia Navarrete | Boris Viskin Diseño | Carlos Villajuárez / Insensato Design Lab Fotografía de Obra | Gerardo Landa, Raya García / Zevra Visuales Carpintería, bastidores y apoyo técnico | Fidencio Garduño Este catálogo se terminó de imprimir en mayo de 2016 en los talleres de Grupo Fogra. El tiraje fué de 1000 ejemplares. Impreso en papel bond de 120g, forros en cartulina mohawk de 216g y guardas en papel manila de 70g. Se utilizó la familia tipográfica Agenda y Champagne & Limousines. Ciudad de México, 2016




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