TREBALLS DE LA
SOCIETAT CATALANA DE GEOGRAFIA
SOCIETAT CATALANA DE GEOGRAFIA
INSTITUT D’ESTUDIS CATALANS
articlEs
Las evidencias, lo evidente y lo visible: el uso de dispositivos visuales en la argumentación diplomática argentina sobre la Cordillera de los Andes (1900) como frontera natural1
Carla Lois
Instituto de Geografía. Universidad de Buenos Aires Departamento de Geografía. Universidad Nacional de La Plata CONICET carlalois054@gmail.com
“La noción primitiva de la eficacia de las imágenes supone que las imágenes poseen cualidades de las cosas reales, pero nosotros propendemos a atribuir a las cosas reales las cualidades de una imagen.” (Susan Sontag, Sobre la fotografía, p. 222).
Resumen
La formación territorial de Chile y Argentina comportó el trazado de la línea de división de ambos territorios en los Andes. En un contexto de conflictos y desacuerdos, se pusieron en circulación textos e imágenes que buscaron persuadir a diversas audiencias. Este artículo examina el documento (Evidencia Argentina, 1900) presentado por Argentina ante la corona británica, que arbitraría para el establecimiento de una línea fronteriza. Al margen de la discusión en torno a la legitimidad de las pretensiones de ambos países,
1. Este artículo forma parte del proyecto de investigación “Looking at ourselves through others’ eyes: foreign maps and international networks in Argentinean cartographical institutions and early Argentinean maps, 1853-1955” desarrollado en la biblioteca de la American Geographical Society – University of Madison (Milwaukee) con el apoyo de una beca del McColl Research Program (2009). Agradezco la asistencia de Jovanka Ristic (AGSL) en la búsqueda de materiales, y las lecturas y los comentarios que Perla Zusman, Chet van Duzer y Malena Mazzitelli Mastricchio hicieron a versiones preliminares de este artículo. También a Matthew Edney por la discusión que tuvimos sobre las primeras hipótesis de este trabajo en Madison en febrero de 2009 y por la bibliografía que me facilitó.
aquí se indagan las relaciones entre la argumentación geográfica y el uso de dispositivos visuales en procesos de reivindicación territorial. Para ello se examina el modo en que textos, fotografías y mapas construyeron una fundamentación diplomática basada en argumentos geográficos. Los ejes que se exploran son: qué argumentos empleó la delegación argentina; con qué recursos y cómo lo dijeron; y cómo dispusieron esos recursos para sostener lo que querían decir.
Palabras clave: frontera natural, diplomacia, Argentina, Chile, visualidad, mapas, fotografías
Resum: Les evidències, l’evident i allò visible: l’ús de dispositius visuals en l’argumentació diplomàtica argentina sobre la Serralada dels Andes (1900) com a frontera natural
La formació territorial de Xile i Argentina va comportar el traçat de la línia de divisió d’ambdós territoris als Andes. En un context de conflictes i desavinences, es van posar en circulació textos i imatges que buscaven persuadir diverses audiències. Aquest article examina el document (Evidencia Argentina, 1900) presentat per Argentina davant la corona britànica, que arbitraria per a l’establiment d’una línia fronterera. Al marge de la discussió al voltant de la legitimitat de les pretensions d’ambdós països, aquí s’esbrinen les relacions entre l’argumentació geogràfica i l’ús de dispositius visuals en processos reivindicació territorial. Per a això s’examina la manera com textos, fotografies i mapes van construir una fonamentació diplomàtica basada en arguments geogràfics. Els eixos que s’exploren són: quins arguments va emprar la delegació argentina; amb quins recursos i com ho van dir; i com van disposar aquests recursos per a sostenir allò que volien dir.
Paraules clau: frontera natural, diplomàcia, Argentina, Xile, visualitat, mapes, fotografies
Abstract: The evidence, the evident and the visible: visual devices in the diplomatic argumentation about the Andes (1900) as a natural border
The territorial formation of Chili and Argentine involved the establishment of a line along the Andes to separate the two territories. In a context of conflicts and discords, texts and images were put in circulation in order to persuade both domestic and international audiences. This article examines a document (Argentina Evidence, 1900) presented by Argentine to the British crown, which had been chosen to arbitrate the border. Beyond the discussion of the legitimacy of the claims of both countries, the focus here is on the relations between the geographic arguments and the use of visual devices in processes of territorial vindication. Specifically, the article analyzes the way in which texts, photographs and maps formed a diplomatic document based on geographic arguments. The axes that are explored are: arguments used by the Argentine delegation, visual sources used, and ways of arranging those sources to support the territorial claims in diplomacy.
Key words: natural border, diplomacy, Argentine, Chili, visuality, maps, photographs
Las evidencias, lo evidente y lo visible: el uso de dispositivos visuales en la argumentación diplomática 9
Luego de haber firmado el Tratado de 1881, el Protocolo de 1893 y el Acuerdo de 1896, la Argentina y Chile no lograron acordar la demarcación efectiva de la línea que separaría sus respectivos territorios y siguieron reclamando la rectificación del límite, ambos amparándose en sus propias interpretaciones de las letras jurídicas suscritas. Cuando sometieron al arbitrio de la Corona Británica los puntos controversiales, la Argentina presentó un informe –enteramente redactado en idioma inglés– que llevaba por título Evidencia Argentina2 y en el que ofrecía a Su Majestad Británica las pruebas o evidencias que demostrarían fehacientemente que la posición defendida era la correcta interpretación de los acuerdos diplomáticos celebrados. El valor de este documento no radica en el rol que le cupo durante las negociaciones,3 sino, más bien, en la riqueza de detalle con la que construye la argumentación diplomática con base en afirmaciones geográficas. Evidencia Argentina es una obra compuesta por cuatro volúmenes y un atlas. Los volúmenes compilan textos en los que esencialmente se desarrolla la argumentación diplomática de los reclamos argentinos y se refuta la posición chilena. A lo largo de las 1091 páginas que suman los cuatro volúmenes se reproducen 71 mapas, 182 fotos, 175 fotos panorámicas insertas en láminas plegadas, 12 grabados y 15 croquis.
Con el propósito de ‘facilitar el trabajo’ del árbitro, Francisco Pascasio Moreno4 elaboró una obra que “intentaba reunir todos los datos que permiten apreciar la exactitud y la aptitud de la línea trazada por el experto de la Argentina”. 5
Esos textos aparecen acompañados por diversas imágenes, que son absolutamente subsidiarias de ese texto: subyace la noción implícita de que las minuciosas descripciones técnicas desplegadas a lo largo de miles de páginas resultarían evidentes (es decir, claras) al contemplar las imágenes y, al mismo
2. Título completo en bibliografía (Argentina, 1900). Dos años más tarde se publicó una versión londinense en español, en dos volúmenes: Frontera argentino-chilena. Memoria presentada al Tribunal nombrado por el gobierno de Su Majestad británica “para considerar é informar sobre las diferencias suscitadas respecto á la frontera entre las Repúblicas Argentina y Chilena” á fín de justificar la demanda argentina de que el límite se trace en la cumbre de la cordillera de los Andes de acuerdo con los tratados de 1881 y 1893. Impresa para satisfacer la indicación hecha por el Tribunal en diciembre 21 de 1899. Londres, Impresa para el gobierno de la República Argentina por W. Clowes e hijos, 1902.
3. El 20 de noviembre de 1902 se dio a conocer el laudo arbitral de Su Majestad Británica, Eduardo VII que fijaba un límite ad hoc, una línea que a veces coincidía con la línea de altas cumbres y a veces coincidía con la divisoria de aguas (con la intención de respetar los asentamientos ya instalados). Sobre ella debían establecerse más de 400 puntos medidos en el terreno. La superficie en disputa (alrededor de 90.000 km2) fue distribuida de manera tal que, al final de cuentas, cada una de las partes recibió sumas casi equivalentes.
4. Francisco Pascasio Moreno (1852-1919) fue un naturalista argentino que, desde muy joven, se dedicó a la exploración y al coleccionismo de fósiles. Su intensa trayectoria como explorador de la Patagonia le valió un lugar destacado en las comisiones y las delegaciones argentinas que participación en las negociaciones con Chile y ante terceros. Participó en la elaboración de diversas obras sobre el mismo tema (aunque en muchas de ellas no figura su nombre, como era habitual en los documentos diplomáticos de este tipo). Algunos de esos trabajos son: Records of the proceedings of the Argentine and Chilian experts concerning the demarcation of the boundary-line between the Argentine Republic and Chili (en colaboración con Diego Barros Arana), Buenos Aires: M. Biedma e hijo, 1898. Reconnaissance de la région Andine, de la République Argentine. Notes préliminaires sur une excursion aux territoires du Neuquén, Rio Negro, Chubut et Santa Cruz, effectuée par les sections topographique et géologique. 1897. La Plata: Museo de La Plata.
5. “Desiring to facilitate the work, it has been sought to get together all the data which permit the appreciation of the exactness and fitness of the line traced by the Argentine Expert…” (p. xvi)
tiempo, se asume que la “correcta interpretación” de las imágenes recae en las sentencias que proclama el texto.
El término “evidencia” en el título de la obra abre un prisma de ambigüedades semánticas que, lejos de ser una debilidad argumentativa, es explotado a conveniencia a lo largo de la obra: por un lado, el vocablo “evidencia” remite al valor jurídico que se pretende atribuir al documento como prueba determinante en un proceso; por otro, también activa el significado que tiene este término en el sentido común como “certeza clara y patente de la que no se puede dudar” (RAE, p. 1013).
Sostendremos que el uso que se hace de las imágenes en Evidencia Argentina apunta a reforzar esa ambigüedad porque esa misma solidaridad de sentidos funciona como una fuente de legitimidad argumentativa que permite instalar la idea de que la Argentina propone una línea limítrofe apoyada en datos “patentes, claros e incontestables” que deben ser usados como prueba jurídica. A ello hay que agregar el ocultamiento explícito del autor –que no figura en la portada ni se menciona en la presentación del texto. La pregunta preliminar que se impone es: ¿cuáles eran esas “evidencias argentinas” que harían evidente –demostrarían de una manera clara– la postura diplomática argentina? Eran, básicamente, recursos gráficos6 –mapas, fotos, croquis, perfiles topográficos–que se proponían como el andamiaje visual que mostraría la materialización en el terreno tanto de los puntos acordados entre ambos países como de los puntos en litigio.
En este entramado de texto e imagen se teje una argumentación compleja que hilvana un conjunto heterogéneo de fundamentos (que incluye desde los argumentos de legitimidad histórica hasta la potencia civilizadora de los estados en disputa, la capacidad de gestión territorial y la evidencia o claridad incontestable que impondría la geografía a partir de la observación directa).
Dejando de lado la cuestión de la legitimidad de los reclamos, aquí propongo examinar la naturaleza de la argumentación diplomática en relación con la reflexión geográfica que moviliza y con los dispositivos visuales7 que articula. ¿Qué implicancias tenía esta apoyatura en imágenes? ¿Qué aportaba a la argumentación general? ¿Qué aspectos hacía visibles, cómo y para qué? Al mismo tiempo, ¿qué cosas no se podían ver?
Al intentar responder estos interrogantes, este artículo pretende inscribirse,
6. Utilizaré la expresión ‘recursos gráficos’ para referirme a las imágenes que, independientemente de su género, son interpeladas de una manera específica, que son convocadas a cumplir un rol concreto o una función más o menos determinada como recursos, en un sentido genérico, que viene a resolver una necesidad.
7. Específicamente aquí se recupera la cuestión visual asociada a la categoría foucaultiana dispositivo que Deleuze delineaba en los siguientes términos: “Las dos primeras dimensiones de un dispositivo, o las que Foucault distingue en primer término, son curvas de visibilidad y curvas de enunciación. Los dispositivos son (…) máquinas para hacer ver y para hacer hablar (…). Cada dispositivo tiene su régimen de luz, la manera en que ésta cae, se esfuma, se difunde al distribuir lo visible y lo invisible, al hacer nacer o desaparecer al objeto que no existe sin ella” (Deleuze, 1999, p. 16).
Las evidencias, lo evidente y lo visible: el uso de dispositivos visuales en la argumentación diplomática 11
no en el campo del debate diplomático chileno-argentino,8 sino en el terreno de las indagaciones respecto de las “prácticas y las tecnologías de ‘visualización’ a través de las cuales el conocimiento geográfico ha sido concebido, construido y comunicado” (Schwartz y Ryan, 2003, p. 4). Los dos tipos de registros visuales9 que se analizan en este artículo –las fotos y los mapas- han sido objeto de revisiones teóricas, metodológicas, éticas y políticas durante las últimas décadas. El común denominador de ese conjunto ecléctico de revisiones –que globalmente podríamos denominar postestructuralistas porque así se denominan a sí mismas– es que han pretendido desnaturalizar ciertas asunciones epistemológicas asociadas a la relación entre estos registros, los objetos que representan y las disposiciones de las personas que interactúan con esas imágenes: básicamente han apuntado a desmontar las presunciones de neutralidad, cientificidad y objetividad, entre otras que envestían a tales objetos. La crítica de esas presunciones se hizo extensiva a las respectivas agendas temáticas dominantes (previas a la década de 1970) que, en el caso de la fotografía, procuraba discernir si se trataba de un arte o de una ciencia, o si la imagen fotográfica era icónica o indexal, 10 y en el caso de la cartografía, procuraba reflexionar y perfeccionar sobre sus métodos para reducir y controlar las distorsiones en la producción de mapas. En ambos casos, la renovación postestructuralista venía a poner en cuestión la relación entre las imágenes y lo real.
Curiosamente, ese movimiento crítico tan comprometido con ‘des-cubrir’ a las fotos y a los mapas de esos poderes mágicos, poderosos y hasta autoritarios ha servido también para instalar visiones estereotipadas y simplificadas sobre los modos en que estos dispositivos fueron concebidos y usados en el pasado. Aquí apenas apuntaremos brevemente que gran parte de los ensayos dedicados a deconstruir el efecto de realismo adscrito a las fotos y a los mapas parecen soslayar el hecho de que tal efecto es una de las formas de consumo y no una propiedad intrínseca a los registros mismos. Por lo tanto, tal efecto de realismo (y, en consecuencia, la posibilidad de ser usados para sostener una argumentación o documentarla) no siempre formó parte esencial de esos registros. John Tagg ubica en la coyuntura de la década de 1930 –y no antes– la consolidación de la fotografía como un objeto con carácter documental en el que, por un lado,
8. Aún excluyendo deliberadamente todos los textos que, a lo largo del último siglo y medio, se han publicado para defender una u otra postura, la bibliografía sobre el conflicto limítrofe entre la Argentina y Chile es abundante. La relevancia histórica que ha tenido la cuestión limítrofe entre Argentina y Chile, la prolongada pervivencia de puntos conflictivos y cierta sensibilidad nacionalista que mantiene vigente el tema en la agenda de la opinión pública en ambos países han generado una abundante bibliografía sobre los distintos aspectos implicados. Un exhaustivo estado de la cuestión sobre la cuestión de límites chileno-argentinos, en Pablo Lacoste, La imagen del otro en las relaciones de la Argentina y Chile (1534-2000)
9. Con ‘registro visual’ me refiero a los modos específicos de inscripción gráfica. En este sentido, el mapa y la fotografía son dos registros visuales diferentes, que a su vez también son diferentes del perfil topográfico y de la pintura. A menudo los registros gráficos son identificados y distinguidos según las características técnicas con que son producidos y reproducidos, pero que también se corresponden con prácticas y formas de organización de la información reconocidas por una comunidad (en este caso, profesional o académica) dada.
10. Schwartz y Ryan, 2003, p. 10.
“se le asignaba a la tecnología fotográfica un lugar central y privilegiado dentro de su retórica de inmediatez y verdad” y, por otro, constituía una respuesta estratégica a un momento de crisis en Europa occidental y Estados Unidos –un momento de crisis no sólo de las relaciones sociales y económicas y de las identidades sociales, sino crucialmente de la representación misma: de los medios de realización del sentido que denominamos experiencia social” (Tagg, 1988, p. 15-16). Por otra parte, estudios recientes están comenzando a poner en tela de juicio axiomas tales como que el mapa siempre ha funcionado como un documento en cuestiones jurídicas11 (algo que parecía natural en virtud de sus cualidades de registro neutral, científico y objetivo de lo real). Ese presupuesto sería una de las resonancias que tuvo y tiene el peso de una tradición “instrumentalista” (Edney, 2005), muy propensa a apreciar la precisión de la representación y la codificación del lenguaje cartográfico. Sin embargo, ninguno de estos atributos parece haber sido un rasgo constitutivo, definitorio y excluyente del objeto mapa con anterioridad al siglo xx. No obstante ello, la interpretación sobre las funciones y los usos de los mapas en la vida política y, en particular, su función documental en litigios parece fuertemente impregnada de estos presupuestos, que se fueron haciendo extensivos –en forma imprecisa y tal vez demasiado ligera– hacia el pasado.
Sin perjuicio de estas consideraciones, es de notar que diversos documentos diplomáticos decimonónicos, especialmente aquellos vinculados a disputas territoriales de diverso orden, incluyeron fotos y mapas. Entonces parece pertinente preguntarse en qué términos esas imágenes participaron de la argumentación.
Este artículo analizará, en primer término, la argumentación geográfica de la diplomacia argentina, con especial énfasis en los criterios de demarcación del límite sobre la cordillera. En segundo lugar, se examinarán los recursos puestos en juego para sostener la argumentación, atendiendo especialmente a la evaluación que el propio informe hace de los materiales puestos sobre la mesa de negociación. Y finalmente, se analizarán los modos en que esos recursos gráficos (sobre todo, mapas y fotos) se dispusieron y se articularon para darle eficacia a la estrategia persuasiva12 que se perseguía en el informe.
11. Lee (2005) demuestra que los mapas han comenzado a ser utilizados como prueba prima facie en las cortes de justicia norteamericanas sólo en los últimos treinta años y sugiere que esa tendencia está en sincronía con una tendencia similar en el ámbito del derecho internacional. “First, American courts accept today that, an original map, over thirty years old, found in proper custody, authorized or recognized as an official document, and free on its face of suspicion, is admissible in evidence as an ‘ancient document’ to prove the location of a boundary line. In addition, as long as a map is properly authenticated as to accuracy, reliability, and completeness, courts can admit it into evidence to enable the adjudicator to visualize and better understand and apply the evidence in the case. American courts use map evidence in several categories of cases: (1) cases involving rights to and title in as well as uses of real property; (2) cases involving the rights and liabilities of the owners and possessors of tracts of land vis-a-vis persons on the land and neighboring landowners; and (3) accident cases involving vehicles and pedestrians.”
12. La intención persuasiva del informe no está limitada a su intención explícita de influenciar sobre la opinión del árbitro sino que incluye una serie de estrategias de puesta en circulación de esta obra en ámbitos más amplios. Por ejemplo, el ejemplar consultado para esta investigación fue un obsequio del Gobierno argentino a la American Geographical Society, entregado el 12 de diciembre de 1901, es decir, casi en simultáneo con la publicación de la obra y antes de la resolución del litigio (fig. 5).
1. La posición argentina: “la cordillera es una frontera natural”
Toda la ‘evidencia argentina’ parte de un dato que no es sometido a discusión: tanto la Argentina como Chile han heredado de España los territorios que poseen. Si bien como principio jurídico parecía fácil de suscribir por los plenipotenciarios americanos en las reuniones celebradas en los primeros años luego de la disolución del vínculo colonial con España en torno a 1810, la enorme complejidad que suponía la tarea de dar vigencia y legitimidad a documentos que habían sido pensados para establecer separaciones internas dentro de un mismo imperio en el nuevo proceso de delimitación de territorios de estados nacionales13 fue uno de los escollos diplomáticos más persistente entre Chile y Argentina. Por un lado, es cierto, el principio del utis posidetis fue útil para clausurar la discusión sobre las provincias cuyanas.14 Por otro, sentó la base de otro acuerdo fundamental: la ratificación de que la Cordillera de los Andes es el límite entre los territorios de ambos estados ‘nuevos’. Ese consenso se apoyaba en el mutuo reconocimiento de que todos los documentos de todas las épocas “antiguos y modernos, públicos y privados” habían referido uniformemente y sin discrepancias a la Cordillera de los Andes como la frontera este de Chile.
Pero a lo largo del siglo xix, intrínsecamente a los procesos de formación territorial de los estados modernos, se asiste a la progresiva reconceptualización de la propia idea de límite, que pasa de ser concebido como una franja o zona a ser pensado como línea discreta y cartografiable.15 Mientras que durante siglos la capacidad diferenciadora de la Cordillera misma –como cadena montañosa–había sido operativa, estas redefiniciones no tardarían en instalar la inexorable discusión acerca de cómo demarcar una línea sobre los Andes.
13. Sobre los problemas metodológicos que tuvo la diplomacia para recurrir a esos documentos como forma de legitimar sus pretensiones, véase Lacoste, 2003, p. 32-33.
14. “Without considering the exceptional jurisdiction over the provinces of Cuyo until the erection of the Virreinato del Río de la Plata, to which that province was incorporated, no Chilean authority ever existed to the east of the high Andean crest, until the occupation of the Strait of Magellan in 1843” (p. 532).
15. “El término límite deviene del latín limes-itis, concepto empleado para denominar la línea fortificada que separaba a los romanos de los pueblos bárbaros. Contrariamente a lo que se suele afirmar, el limes no era una línea delgada y recta. Tal como ha señalado Duroselle, el limes era una franja ancha, un espacio articulado por puestos avanzados, fortificaciones principales y secundarias, y calzadas de retaguardia para casos de frontera” (Lacoste, 2003, p. 10). Claude Raffestin (1980) también afilia la propiedad lineal del concepto de límite al surgimiento de los estados modernos, pero agrega que el otro factor indispensable para la consolidación de esa resemantización fue la “vulgarización de un instrumento de representación: el mapa. El mapa es el instrumento privilegiado para definir, delimitar y demarcar la frontera. (…) Se trata, en el fondo, el pasaje de una representación ‘vaga’ a una representación ‘neta’ inscrita en el territorio La línea frontera no es verdaderamente establecida sino a partir de la demarcación en el lugar. ‘Verdaderamente establecida’ significa que no está sujeta a contestación de ninguno de los Estados parte que tienen esa frontera en común. Con la demarcación se elimina un conflicto –si bien el conflicto general, en todo caso se elimina un conflicto en el que la frontera podría ser un pretexto” (Raffestin, 1980, p. 150-151). En cualquier caso, hay que remarcar que esta tendencia hacia la linealidad no implicó necesariamente la desaparición de ciertas prácticas de frontera más compatibles con la noción medieval de frontera-zona o lugar híbrido sin límites netos (Zusman, 2001) y que incluso la demarcación estricta de esos límites en el terreno tampoco se tradujo en todos los casos en una diferenciación cultural o social concreta.
El documento Evidencia Argentina organiza toda su argumentación a partir de esta idea clásica de la Cordillera como límite y la reactualiza conceptualizándola como una frontera natural. Este planteo así formulado anclaba en sustratos teóricos que gozaban de gran consenso por ese entonces: el célebre tratado Geografía Política (1897), de Friedrich Ratzel, dedicaba un capítulo entero al concepto de frontera natural16 en el que argumentaba que el hecho “de trazar una frontera política [por ejemplo, sobre la cresta de los Alpes] no es sino la puesta en valor de una ruptura natural, presente [en el terreno] de todas formas” (Ratzel, 1988, p. 349). No era la primera vez que los elementos físicos o naturales se utilizaban para diferenciar unidades geográficas (Lois, 2008) o políticas (Pounds, 1951). Sin embargo, lo peculiar de este contexto es el modo en el que los conceptos teóricos desarrollados en el campo de la geografía se imbrican con la teoría política internacional (Lacoste, 2003).17
El documento argentino “Evidencia Argentina” se preocupa por demostrar no sólo que la noción de frontera natural es un criterio demarcatorio por demás corriente, aplicado en diversos países y sujeto a las leyes internacionales sino que, sobre todo, insiste en las propiedades defensivas que ofrecen las montañas en particular:
“International law regards mountains as the best possible boundaries, and considers that one of their advantages is that the States who adopt them are arcifinious. The arcifinious boundary of a State is, as is well known, one of which is suitable for national defense” (p. 464-465).
Esa capacidad defensiva parecía desprenderse de una de las cualidades de las fronteras naturales: la difícil o incluso imposible accesibilidad del elemento geográfico en cuestión, cuya ‘función natural’ es recortar y delimitar naturalmente la expansión de los asentamientos humanos (Ratzel, 1897, p. 349-350). Esta manera de concebir la frontera natural hacía hincapié en los atributos que 16. “La frontera natural es la puesta en obra del dominio natural, en su sentido biogeográfico más amplio y bajo todos sus aspectos, en el interior de la geografía política” (Ratzel, 1988, p. 349). El índice analítico del capítulo de Ratzel sigue los siguientes ítems. Capítulo 18: Las fronteras naturales. 253. La frontera natural en tanto que límite natural. Líneas fronterizas naturales. 254. Meridianos y paralelos como fronteras. 255. Fronteras zonales y otras fronteras naturales. 256. La frontera costera. 7. Frontera continental. Frontera de estepa y frontera desértica. 257. Los ríos fronterizos. Talweg. El río, frontera y vía de circulación. 259. Fronteras lacustres. 260. Fronteras montañosas. 261. Fronteras naturales y dominio natural. 262. Fronteras naturales y fronteras artificiales. La frontera étnica. 263. Buenas y malas fronteras. Fronteras de países grandes y pequeños. 264. La frontera como protección y la defensa de la frontera. 265. Concepción geográfico-militar de la frontera. La vecindad de un país neutro.
17. Stephen Jones, retomando a Pounds, sostiene que el origen de la doctrina de los límites naturales fue producto de la Era de la Razón y del nacionalismo moderno, y que en ese contexto fueron los filósofos franceses quienes apelaron a la Naturaleza como “guía, al menos cuanto era conveniente” a sus intereses (Jones, 1959, p. 248). Peter Sahlins (1990) reconoce que, aunque la noción de frontera natural puede rastrearse hasta el siglo XII, los primeros antecedentes del uso de esta idea en los proyectos políticos imperiales debe datarse en el siglo XVII. Sin perjuicio de ello, Sahlins analiza la consolidación de esa doctrina y los diferentes sentidos que la misma idea de frontera natural tuvo a lo largo de la historia moderna de Francia (desde una fundamentación histórica para justificar las políticas de expansión hasta la delimitación clara de un territorio que sería un símbolo de la unidad estatal). Al narrar el proceso en el que las frontières naturelles se transformaron en limites naturelles, en consonancia con los efectos revolucionarios sobre la idea moderna de un estado territorial, Shalins reconoce que la potencia gráfica de las fronteras naturales ha sido explotada con éxito en libros educativos y en obras de divulgación para construir e instalar ciertas ideas sobre la ‘francesidad’.
Las evidencias, lo evidente y lo visible: el uso de dispositivos visuales en la argumentación diplomática 15 transformaban un cordón montañoso en una forma de protección.18 En el contexto de una disputa entre dos estados que estaban en conflicto, la amenaza de la expansión territorial del vecino parecía algo palpable. En ese contexto, la idea de frontera natural pensada como barrera no podía ser más oportuna: una cadena de altas montañas –“las más altas elevaciones”– ofrecerían una contención estratégica que era altamente apreciada y valorada. El documento argentino remarca también el interés estratégico que tiene esa barrera natural en virtud de su capacidad para funcionar como una contención defensiva frente a enemigos:
“What the Argentina Republic upholds is that the artificious boundary should be respected, that the limit fit to keep the enemy out should be preserved, and that in the line of greatest elevation shall be sought the watershed” (p. 465, cursiva del original)
Al mismo tiempo, la ponderación de esa idea de obstáculo redundaba en insistir que los asentamientos humanos ubicados a uno y otro lado de la cordillera tenían lógicas propias devenidas de esas condiciones naturales
18. Hay que aclarar que la frontera natural también ha sido interpretada como un desafío, como un obstáculo a atravesar. Sobre esta forma de concebir las fronteras naturales en ciertas coyunturas políticas específica en diferentes momentos de la historia de Francia (Sahlins, 1990).
Figura 1. Plate VII Detalle(que definían, por ejemplo, los flujos comerciales y el abastecimiento de los pueblos). El hecho de asumir que un elemento natural generaría “naturalmente” semejantes diferenciaciones humanas llevaba a suponer que dicho elemento debía ser fácilmente reconocible en el paisaje. Ambas presunciones –una cadena montañosa infranqueable y claramente visible– fueron glosadas como encabezado de algunas de las fotos incluidas en Evidencia Argentina, incluso entre comillas (aunque la frase entrecomillada no es atribuida a nadie en particular):
“A natural feature, to make an efficient frontier boundary between States, should fulfill the following two main conditions: it should be easy to distinguish and it should be difficult to cross” (plate VII, fig. 1, la cursiva es nuestra).
Estos dos principios recaían sobre concepciones teóricas y estratégicas que, en términos generales, eran compartidas por los expertos argentinos y chilenos: ninguna de las partes se oponía a convalidar la idea de que la cordillera de los Andes podía funcionar como un elemento geográfico diferenciador para delimitar los territorios de ambos países. El punto crítico, sin embargo, siguió siendo cómo demarcar exactamente la línea divisoria.
La controversia puede resumirse en pocas palabras: mientras que la Argentina pretendía que la línea se trazara siguiendo la línea de las más altas cumbres, Chile sugería que se dibujara siguiendo la línea que dividía las aguas según la vertiente pacífica y la atlántica. La Argentina promovía lo que llamaba ‘el criterio orográfico’ y Chile, el ‘hidrográfico’. Huelga decir que cada uno de los países sostenía un criterio cuya aplicación se traduciría en una ganancia de superficie territorial para sí mismo en detrimento del otro.
En cierto sentido, era un problema inesperado: se suponía que la línea de altas cumbres y la línea divisoria de aguas coincidirían. Ratzel había contemplado incluso el caso en el que en la “arquitectura del relieve la dirección de la partición no sea lo suficientemente clara, la línea divisoria de aguas viene al socorro, y el derecho internacional admite, en caso de duda, la frontera sobre cadenas montañosas deba ser definida de esa manera” (Ratzel, 1897, p. 356). Pero eso suponía que la línea de altas cumbres no fuera visible o reconocible (y no que fuera diferente).19
La Argentina sostendría que el criterio orográfico se ajustaba claramente a lo que habían expresado tantas fuentes diversas (relatos de viajeros, mapas, descripciones geográficas, etc.) y todos los acuerdos diplomáticos anteriores: en Evidencia Argentina se afirma, con cierta ironía, que cuando esos textos dicen que la ‘Cordillera de los Andes’ es un límite se refieren a algo que por cierto ‘no es agua’ sino montañas.
19. El propio Ratzel da una serie de contraejemplos en los que la ‘frontera montañosa’ no divide dominios naturales o no se ajusta al principio expuesto, pero eso no impugna los presupuestos generales.
“The examination already made of the rules of International Law governing this subject has demonstrated that, according to the unanimous opinion of writers –before and after the Treaty of 1881– those countries which are separated by mountains extend their rights of property along the entire slope facing them, as far as the culminating line; that when those writers referred to the watershed, they have done so in the sense of locating, within the crest, the precise points through which the line crosses; that no one, absolutely no one, has spoken even incidentally of the continental divide; that still less have they insinuated that the orographic boundary could be transformed into a hydrographic boundary, and that it is the contrary to their views and doctrines, when dealing with a chain, to abandon that chain and descend to distant plains in search of sources. It is not necessary to revert to this point, although the Chilean Representative insists upon it” (p. 464).
El documento argentino plantea que todos los antecedentes diplomáticos habían ratificado el criterio orográfico que está implícito en decir que la cordillera de los Andes es una barrera natural porque ese enunciado supone que su línea de más altas cumbres es la línea divisoria. Reivindica que todas las cláusulas del Tratado de 1881 refieren a la orografía y que “such limit will remain at all events ‘immovable’ between the two Republics” (p. 475). Más todavía, en Evidencia Argentina se sostiene que el Protocolo de 1893 reafirma los términos del Tratado de 1881 –que ya había consagrado a la cordillera como límite- y que, por lo tanto, lo que está en discusión no es un criterio demarcatorio sino la forma en que se llevarán las prácticas de demarcación en el terreno (que terminarían evidenciando o haciendo patente el criterio ya acordado). Y, también, que el Acuerdo de 1896 se basa exclusivamente en criterios orográficos. Finalmente sugiere el criterio propuesto por los chilenos es relativamente reciente20 y deja entrever que se trata de un reclamo caprichoso y malintencionado.
Desde un ángulo estrictamente geográfico, la argumentación argentina busca impugnar el criterio propuesto por Chile diciendo que “a divortium aquarum is not a permanent line” (p. 490). Y se insistirá en la existencia de “geographical facts which entirely support the Argentine line” (p. 529). ¿Cómo transformar esos hechos geográficos en evidencias?
2. La visión como forma de experimentar el terreno
La argumentación de la Argentina también consiste en diseñar un campo de batalla a la medida de sus necesidades, que incluye una caracterización conveniente de los actores contendientes. Entonces, en Evidencia Argentina se polarizan las posiciones de ambos: por un lado, afirma una y otra vez que Chile quiere poner en discusión el criterio jurídico de la frontera (hidrográfico
20. “During the whole course of the negotiations which preceded the Treaty of 1881, the advisability of a hydrographic limit was never mentioned” (p. 476).
vs orográfico), independientemente de los ‘hechos geográficos’. Esta idea se usa para enfatizar el carácter ‘poco tangible’ o material de la argumentación chilena.21 Por el otro lado, la Argentina pretende anclar su posición en bases materiales, visibles, tangibles y constatables (una concepción que entraña ciertas asunciones epistemológicas afines a la idea de que existe una realidad que no puede ser rebatida). Esto que es afirmado en el plano argumentativo es reforzado en el plano visual, sobre todo a partir de la exhibición de fotografías. Aunque las fotografías no parecen haber sido el resultado de una serie sistemática obtenida ad hoc, el uso que se hace de las fotografías apunta a hacer encarnar esas propiedades comunicativas del registro fotográfico en la argumentación propiamente diplomática de la delegación argentina, es decir, procurar que la evidencia argentina resulte realista, material y aprehensible desde los sentidos.
Cualquier reflexión sobre el uso de estos materiales gráficos debe ser encuadrada en una asunción generalizada: en esta época, en el ámbito de la jurisprudencia “las palabras son suficientes”. En las batallas legales se asume que las “opiniones escritas tienen [en estos contextos] un aura de dignidad, y que ofrecen una oportunidad para la explicación y la reflexión” (Dellinger, 1997, p. 1704). Sin embargo, no es extraño encontrar presentaciones judiciales acompañadas por una batería de imágenes. Más todavía, diversas memorias oficiales y también los libros publicados para instalar estos temas en la opinión pública solían explicar didácticamente que incluían ‘documentación escrita’ y ‘documentación gráfica’.22 Pero poco se dice sobre el valor estrictamente probatorio de ese arsenal gráfico. Lee (2005) demuestra que los libros y los mapas antiguos, si bien no eran completamente excluidos, eran tenidos en cuenta siempre y cuando no contradijeran otras pruebas verbales (no sólo escritas: también se le daba preferencia al testimonio oral de un testigo vivo).
Congruentemente, se ha señalado que la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos ha admitido “fotografías, mapas o ambos” como prueba en los casos judiciales por disputas entre dos estados a causa de desacuerdos en asuntos de trazado de límites sólo ocasionalmente (Dellinger, 1997, p. 1705) y que esto
21. “Such a survey would have been totally unnecessary for studying the question in the form in which it has been placed before the Tribunal by the Representative of Chile, since the Chilean Expert himself has affirmed that the line which he proposed to the Argentine Expert is wholly independent of the exactness on the maps. If a mere principle of delimitation-viz. the orographic (that of the summit line of the Cordillera), or the hydrographic (that of the Continental divide) should have been submitted to Arbitration, the decision could have been arrived without any particular knowledge of the ground.” (p. xi; la cursiva es nuestra)
22. Por ejemplo, en La frontera Argentino-Chilena. Demarcación General, 1894-1906 . Oficina de Límites Internacionales. Tomos I y II. Buenos Aires. Talleres Gráficos de la Penitenciaría Nacional. 1908. “La documentación escrita comprende todas las actas que levantaron y firmaron los Jefes de las Subcomisiones Mixtas que han intervenido en aquella operación, las actas aprobatorias de las mismas subscriptas por los Peritos y las que se refieren a resoluciones importantes adoptadas por estos en cumplimiento de su cometido. La documentación gráfica, en la que se cuentan once mapas generales de las secciones demarcadas, varios diagramas, croquis, etc., informa sobre la situación relativa de los hitos y el consiguiente emplazamiento de la línea divisoria, y se reduce en cuanto a la frontera respecta, a la representación de una extensión limitada de terreno a uno y otro lado del límite, abarcando, además de las zonas en que actuaron las Comisiones arriba mencionadas, todas aquellas en que la Comisión especial enviada por el Gobierno Británico ha materializado la línea definitivamente establecida en el Laudo de 20 de noviembre de 1902” (p. 1).
Las evidencias, lo evidente y lo visible: el uso de dispositivos visuales en la argumentación diplomática 19
es congruente con la tendencia que se registra en el ámbito internacional –donde los mapas han sido aceptados como pruebas solo recientemente (Lee, 2005).
Estas consideraciones llevan a reencauzar los interrogantes acerca del uso de las imágenes en este documento diplomático. Si las fotos (al igual que otros materiales gráficos) tenían una participación tan marginal en el proceso estrictamente jurídico, debería explorarse las motivaciones justificaron la incorporación de esos materiales en dichas presentaciones. Dicho en otras palabras, parece oportuno formular esta cuestión como un interrogante preciso: ¿cuáles son las propiedades (culturales, podríamos decir) de la fotografía que se recuperan en relación con la argumentación diplomática?
En primer lugar, la ‘esencia mimética’ (Dubois, 1983, p. 20) entre la foto y su referente que marcaba la clave de interpretación de los objetos fotográficos hacia fines del siglo xix privilegiaba la noción de semejanza entre ambos, en tanto el ojo ‘natural’ podía percibir analogía entre la foto y lo real. Esta dualidad de la experiencia visual (que no termina de desdoblar la experiencia visual sujeto / objeto real y sujeto / objeto fotografiado) está en la base del efecto de realismo de la fotografía, que se transfiere como experiencia de constatación de la existencia del objeto fotografiado. Además, en el contexto de la obra aquí analizada, la foto, una imagen mecánica necesariamente tomada por alguien que estuvo ahí, certifica la accesibilidad –cuanto menos, visual. No era un detalle menor, en un contexto en el que la accesibilidad histórica y actual formaba parte de los argumentos para sostener el reclamo de soberanía territorial.23
En segundo lugar, en relación con el texto, la foto no solo aporta realismo sino que también supone cierta objetividad, entendida aquí como una distancia prudente entre el objeto representado y el sujeto que mira. Así la foto instala un velo de protección frente a la subjetividad, hace visible una distancia física entre el fotógrafo y lo fotografiado pero también una distancia intelectual respecto de la opinión que expresa la letra escrita así como de las imprecisiones deliberadas o intencionadas del trazo del cartógrafo. Susan Sontag sintetizaba esta idea con estas palabras: “la fotografía tiene poderes que ningún otro sistema de imágenes ha alcanzado jamás porque, al contrario de los anteriores, no depende de un creador de imágenes. Aunque el fotógrafo intervenga cuidadosamente en la preparación y guía del proceso de producción de las imágenes, el proceso mismo sigue siendo óptico-químico (o electrónico) y su funcionamiento automático, y los artefactos requeridos serán inevitablemente modificados para brindar mapas aún más detallados y, por lo tanto, más útiles de lo real” (Sontag, 1973, p. 222).
23. “Besides this possible strategial point of view, those lands, as in the case with many others, are, must be repeated, valueless and useless to Chile, as they cannot have easy communication with the actual territory of Chile, viz. that of the western slope of the Andes; but on the other hand, they are useful and continuation of her dominions, and a portion of the eastern slope of the Cordillera, all of them being al all times within easy reach of the Argentine centres of commerce and activity. Manufactories, railways, roads, ports –every Argentine channel of life and progress can easily reach them, or can be reached by them, whilst they are entirely cut off from all the Chilian channels of life and progress, for Nature has interposed between them the snowy range” (p. 528-529).
En tercer lugar, la visión y la vista deben ser entendidas, en este contexto, como la acción y el efecto de un acto de conocimiento a través de la posibilidad de objetivación y de posesión a través de la posibilidad de intelección. Si esta aproximación epistemológica es extensible a diversos dominios,24 hay que resaltar que es particularmente cara a la representación de la topografía (entendida como una práctica fundada en las acciones de ver, comprender y organizar25 en la que la vista forma parte tanto del descubrimiento como del conocimiento). En este sentido, la certificación de una experiencia in situ, incluso desde la distancia que suponen las tomas fotográficas, pueden ser la prueba del conocimiento del terreno que se invoca como clave para la posesión de esos territorios.
3. Las evidencias y lo evidente: poner la cordillera ante los ojos con mapas y fotos
La Evidencia Argentina no sólo incluye un atlas sino que está plagado de mapas reproducidos entre el texto así como insertos en hojas intercaladas en el libro. Sin embargo, en diversos pasajes se expresa enfáticamente que los mapas no darían ni quitarían derechos por sí mismos. En particular, se relativiza el peso que pudieran tener los mapas históricos para apoyar cualquier reivindicación.
Si esta sanción sobre la cartografía histórica por parte de la delegación argentina es fruto de la inconveniencia que presentaba la mayoría de los mapas antiguos respecto de la reivindicación argentina, es algo que todavía debería examinarse detenidamente (y que, por la naturaleza de la indagación que requeriría, queda fuera de los límites de este trabajo).26 Pero, sin perjuicio de ello,
24. Existe una amplia bibliografía sobre la relación el sentido de la vista y la capacidad de ver, de la que sería imposible dar cuenta dentro de los límites de este trabajo. Sin embargo, algunos de esos textos han sido claves para pensar los interrogantes de este artículo. Aquellos que, centrados en analizar la capacidad de los instrumentos para alterar la facultad de visión del ojo humano (Schickore, 2007), proporcionan pistas para indagar los modos en que las imágenes permiten acceder y “poseer” objetos que de otro modo serían inimaginables. La cuestión de los usos de la fotografía en relación con la producción de conocimiento geográfico ha recibido una creciente atención por parte de los. especialistas: véase la colectánea de artículos reunidos en Schwartz y Ryan, 2003. Sobre las cuestiones de la visualización, la producción de imágenes científicas y la capacidad de intervención social y política que esas imágenes facilitan: Latour, 2006. Sobre los modos de visualidad, conocimiento y dominio político: Penhos, 2005.
25. «Représenter la topographie avait toujours été fondé sur trois actions: voir (appréhender par la vue, aussi bien que découvrir, c’est-à-dire prendre connaissance), comprendre (s’approprier par le raisonnement la chose vue) et organiser (reporter sur la carte un schéma correspondant à la réalité du terrain). La pensée intelligente et scientifique assimila et transcrit la connaissance perceptive (et les mesures), pour organiser l’espace fictif de la carte» (BousquetBressolier, 1995, p. 9).
26. Carlos Sanz (1985) argumenta que la mayoría de los que Chile recuperaba para defender sus reivindicaciones eran mapas producidos en la Argentina. En respuesta a ello, el Ministro de Relaciones Exteriores Estanislao Zeballos procuró explicar esa situación apelando a la nacionalidad extranjera de los cartógrafos de esos mapas (aunque muchos de esos cartógrafos habían producido los mapas en el marco de sus compromisos para con el gobierno argentino y habían sido remunerados por él). El resultado de ello fue una intervención sostenida (a veces silenciosa, a veces muy explícita) del gobierno sobre la cartografía cuya función principal sería determinar cuáles eran mapas oficiales y cuáles no.
Las evidencias, lo evidente y lo visible: el uso de dispositivos visuales en la argumentación diplomática 21
no puede negarse que la estrategia argentina consistió en sacar la negociación de la arena cartográfica e instalar el tema a debatir en el terreno propiamente dicho. En este sentido, la ‘barrera natural’ debía ser objeto de una constatación más que de una negociación. La Cordillera es un ‘hecho geográfico’ que no es pasible de ser contradicho por ningún mapa. La oposición entre hecho geográfico (o realidad) y documento (o mapa) llevaba a sostener que la barrera natural es una realidad y los mapas –que no son la realidad- son buenos sólo si muestran esa realidad.
“Neither Argentina nor Chile, when agreeing to the boundary on the edge of the Cordillera de los Andes, have looked on maps: the frontier was imposed itself. The limit along the mountain range was not arrived at as a consequence of cartographical work: the law of nations and the patrimony of the two countries pointed to it, as other better division of the inheritance from Spain could be sought for. Maps were used only as helps to appreciate certain features of the range, but never have the indications contained in them preponderated over the traditional natural boundary” (p. 556).
Sin reparar en la falacia argumentativa que entrama ese criterio de validación/ invalidación de los mapas, el mismo criterio se hace extensivo a los cartógrafos: los mapas que muestran el límite en la divisoria de aguas demuestran que sus dibujantes no estaban lo suficientemente familiarizados con el “verdadero carácter físico” de la cordillera, mientras que los otros mapas que muestran los ‘water-gaps’ revelan que sus cartógrafos tenían un mejor conocimiento del terreno.27
Por lo tanto, en Evidencia Argentina se aduce que es completamente inútil que los chilenos sigan “buscando mapas que prueben algo que es contrario a los hechos geográficos (en los que se apoya completamente la línea argentina)” (p. 556). Cuando se acusa al experto chileno y a su consejero técnico de tener una “fe incuestionable sujeta a mapas erróneos” (p. 556) apunta que dichos mapas “no tienen una base geográfica confiable”.
El mapa es mostrado como un dispositivo manipulable y, de hecho, manipulado (por los chilenos, naturalmente):
“Recently, owing to the active propaganda on the part of the Chilian geographers in favour of the boundary line in the continental divide, some cartographic publications have modified the traditional boundary, [pero reconoce que] although not always in complete agreement with the Chilian ideas”.
En el horizonte de la argumentación jurídica, un ‘mal mapa’ no solo no podrá ser una prueba diplomática sino que será usado para demostrar que las evidencias del oponente están corrompidas.
27. “This coincidence only proves the complete unaquaintance of the cartographers who drew those maps with the true physical character of the range, while other maps showing the water-gaps in the same reveal that their draughtsman had more knowledge of the ground” (p. 556).
Aunque se dedica un capítulo entero a abundar en “la inutilidad de mapas imprecisos”,28 no se acierta a dar ningún criterio metodológico-epistemológico sobre la precisión de la cartografía. Todo parámetro queda sucintamente restringido a la condición del “apego al hecho geográfico”. Pero el remate de ese capítulo termina de clarificar los límites de la validez de los mapas que podrían participar del grupo de ‘evidencias’: son los mapas oficiales los únicos pasibles de ser discutidos en este referéndum. El carácter documental de la cartografía sería una prerrogativa de los mapas oficiales.29 Algo que, bien entendido, nos aleja de cualquier ‘hecho geográfico’ y nos ata a un conjunto intrincado de intereses que no siempre tienen que ver con las formas del terreno.
Por eso, para descalificar la argumentación chilena se dice que: “it is to be found in the lack of geographical information and in the erroneous views as to the elements characterizing the traditional natural boundary” (p. 535; la cursiva es nuestra).
¿Cómo evitar una visión errónea? Se requiere de una combinación oportuna (cuando no oportunista) de estrategias de visualización.
Sabiendo que la tarea del arbitraje británico iría necesariamente a materializarse en una demarcación física y en una imagen cartográfica, la Argentina elabora y publica un mapa (fig. 2, 3 y 6).30 Como es de esperar, el mapa representa elementos que demostrarían la administración efectiva de esos territorios por parte del Estado argentino (fundamentalmente, infraestructura: asentamientos y carreteras), así como también varias líneas limítrofes: la línea propuesta por la Argentina según registro del 1 al 3 de septiembre de 1898, la línea propuesta por Chile según registro del 29 de agosto de 1898 y la línea internacional según registro de octubre de 1898.
28. 8. Inutility of inaccurate maps
29. “These words which are strictly applicable to the present question, deprive erroneous maps of any value, where dealing with the geographical lines proposed by the two Experts. Of what avail are the maps commented upon in this and the previous chapters –the map of Napp, those attributed to Burmeister, and Siemiradzky, the map of Brackebusch, quoted in the Chilian statement in support of the theory maintained by Señor Barros Arana, etc.? Further, what force can maps have for that purpose, which do no bear an official character? The maps have no reliable geographical basis, and neither the Argentine nor the Chilian Government have accepted them as an evidence to define the common boundary. The only ones which bear that character are the official maps published in reference to this question” (p. 562).
30. Título: “Preliminary Map of the South-Western of the Argentine Republic. Showing the different points from which Photographs, reproduced in the “Argentine Evidence” have been taken”. Pie de imprenta: Drawn on stone and lithographed by W. & A. K. Johnston, Limited, Edinburgh and London, 1901.
Lo interesante es que ese mapa no es utilizado sólo para trazar la o las líneas del límite. En ese mapa se articulan las fotos de un modo original. Hay que empezar por decir que el título y las referencias proponen esa articulación: el título completo del mapa es South-Western Region of the Argentine Republic / showing the different points from which Photographs reproduced in the ‘Argentine Evidence’ have been taken. Pero el mapa no ubica los puntos de toma de las fotos sino los arcos que definen el campo visual de cada una de ellas. Luego hay que remarcar que los arcos eluden las zonas en blanco inscritas como territorio “inexplorado” (fig. 3).
Figura 3
Si bien el arco marca un reconocimiento visual que no implica necesariamente una exploración del terreno, tampoco se hace una diferenciación explícita; en cambio, se hace implícita una asunción general: territorio visualizado es igual a (o al menos, no es diferente de) territorio explorado. El hecho de que esa correlación funcione como presupuesto de lectura o de observación ante el mapa no puede separarse del modo visualización implícito en la experiencia de la fotografía (en tanto la foto es entendida como el registro del acto de ver que ha dejado una huella material producida a través de procedimientos técnicos, químicos y mecánicos). La distancia sujeto/objeto que se le atribuye a la práctica fotográfica (cuyos procedimientos técnicos son, en principio, concebidos como algo independiente de la subjetividad del ojo humano31) combinada con la oportuna ubicación de casi todos los arcos de visión al este de la línea
31. “Lo que se escribe de una persona o acontecimiento es llanamente una interpretación, al igual que los enunciados visuales hechos a mano, como las pinturas o dibujos. Las imágenes fotográficas menos parecen enunciados acerca del mundo que sus fragmentos, miniaturas de realidad” (Sontag, 1973, p. 17).
4. Foto 746
propuesta por la Argentina hacen extensivo aquella correlación territorio visualizado-territorio explorado a la idea de territorio apropiado. Si “fotografiar es apropiarse de lo fotografiado” (Sontag, 1973, p. 16), este andamiaje visual debería resultar contundente para reclamar la soberanía sobre esos territorios.
Las fotos en cuestión aparecen intercaladas en el texto y, cuando sus grandes dimensiones lo requieren, insertas y plegadas entre las páginas de los volúmenes de la obra. Desde el mapa son ‘llamadas’, ya sea a partir de la mención de sus respectivos números (arábigos) de páginas (en los casos de las fotos de menor tamaño; fig. 4) o a partir de la indicación de sus respectivos números (romanos) de plates (reservado para los mapas insertos desplegables, de mayor tamaño, y numerados en orden sucesivo; fig. 5).
La correspondencia entre mapa y foto se reafirma, así, en ambos registros. Sin embargo, incluso para el ojo entrenado, no siempre es sencillo reconocer en la foto la supuesta ‘evidencia’. La evidencia no siempre es tan evidente como parece que debería ser: si el objetivo trasversal de todas las fotografías es mostrar una línea de altas cumbres que debía ser evidente, eso no es siempre posible, a veces a causa de la baja calidad de la imagen, a veces debido a la falta de referencias y otras veces por la desconexión entre el texto que acompaña a la foto (títulos que proclaman derechos o principios generales) y lo observable en la imagen. No obstante ello, la imagen sigue operando en la argumentación como un recurso de respaldo a la reivindicación argentina. Por un lado, en términos más generales, la mera presencia de la fotografía parecería saldar esa opacidad: debido a las propiedades físicas intrínsecas al registro fotográfico, la foto aparece para garantizar la veracidad de la afirmación y, por tanto, la legitimidad de la reivindicación. Funciona como un dispositivo demostrativo, sobre todo frente a aquellas “trampas” que, como bien se sabía, podía entrañar el mapa. Las fotos que acompañan el mapa son llamadas a dar más confiabilidad al mapa que acompaña esta Evidencia. Pero por otro lado, muchas fotos son apuntaladas con elementos cuasi cartográficos que establecen referencias toponímicas, coordenadas geográficas, georreferenciación y otras marcas que invitan a reconocer aspectos puntuales de la imagen (fig. 5), a mostrar lo que hay que ver, apelando a habilidades de lectura propias del registro cartográfico.
5. Plate LX
Con esta red de imágenes se pretende construir la evidencia jurídica a partir de “hechos geográficos” que serían evidentes o, lo que en este contexto es igual, visibles.
Conclusiones. Hacer de algo visible algo evidente
Algunos autores clásicos sostenían que “en sus orígenes históricos, la frontera no era un concepto legal ni un concepto político o intelectual (al menos, no lo era esencialmente). La frontera era, más bien, un fenómeno de ‘hechos de vida’, una manifestación de la tendencia espontánea en el crecimiento del ecumene” (Kristof, 1959, p. 270). A fines del siglo xix, esa frontera tomó cuerpo en teorías científicas que, en el marco de los procesos de formación territorial de los estados modernos y de la mano de la difusión –o vulgarización, en palabras de Raffestin– de la cartografía, la hicieron traducible al lenguaje gráfico bajo la forma de líneas cartografiables.
Figura 6. Área del mapa con foto 746 (fig. 4) y plate LX (fig. 5)
En ese contexto debe entenderse la disputa argentino-chilena por el trazado de la línea que dividiría los territorios de la Argentina y de Chile. Al optar por tomar como referencia un documento diplomático con el objetivo de indagar las relaciones entre la argumentación geográfica y el uso de dispositivos visuales he debido renunciar a la tarea de contrastar documentos de ambos países o de comparar la evolución de las formas en que la Argentina defendió sus pretensiones territoriales ante la comunidad internacional. Esto, sin duda, acota los alcances de estas conclusiones. Sin embargo, cuando ya mucho se ha dicho sobre la función legitimadora de los saberes geográficos y de las instituciones geográficas a los proyectos imperiales y estatales, aquí se ha propuesto un punto de arranque para revisar los vínculos entre geografía y diplomacia desde un ángulo poco examinado todavía: la cuestión de la visualidad y los dispositivos visuales como modo de producción y legitimación de saberes geográficos para la reivindicación territorial por parte de los estados.
Si se prefiere, se trata de una indagación de corte metodológico que indaga esencialmente las formas y las estrategias de argumentación geográfica en un caso de disputa territorial entre dos países a partir de la examinación de los registros articulados en dichas argumentaciones. A partir del documento Evidencia Argentina he procurado centrarme en: qué es lo que quería decir la posición argentina respecto al trazado de la línea limítrofe entre la Argentina y Chile; con qué recursos y cómo lo dijeron; y cómo dispusieron esos recursos para sostener lo que querían decir.
La documentación argentina pretendió entrelazar los argumentos de ocupación histórica y el dominio efectivo de los asentamientos andinos (incluyendo lo que se presentaba como los más recónditos rincones andinos) con las más modernas teorías geográficas sobre las fronteras naturales. Para ello articuló fotos, mapas y textos que dialogaban entre sí. La intención de hacer prevalecer el ‘criterio orográfico’ por parte de la diplomacia argentina se prestaba con cierta facilidad a una apuesta por darle primacía a lo visible, sobre todo frente al ‘invisible’ criterio hidrográfico (que requería ciertas mediciones y observaciones sistemáticas que no podían constatarse sólo a partir de la experiencia visual registrable, por ejemplo, en una foto).
La polivalencia del vocablo ‘evidencia’ evocado en el título de la obra condensa las aristas que se reúnen en este documento. En primer lugar, el contexto del documento sugiere que una de las significaciones en cuestión remite al valor jurídico en carácter de prueba concluyente a favor de la proposición (en este caso, la proposición formulada por la diplomacia argentina). Esta idea, a su vez, está anclada en una larga tradición filosófica según la cual el concepto de evidencia juega un rol clave en nuestra comprensión del conocimiento y de la racionalidad: la validez del conocimiento depende de la naturaleza y de la solidez de la evidencia, pero también de su adecuación
evidencias, lo evidente y lo visible: el uso de
visuales en
diplomática 27 a un sistema de juicios.32 Los sentidos son una fuente primaria de evidencia (junto a la memoria, el testimonio de los otros y la razón) y en la construcción del conocimiento científico moderno e ilustrado, la visión ha primado entre todos ellos. Ahora bien, el título evidencia argentina también activa el significado que tiene este término en el sentido común como “certeza clara y patente de la que no se puede dudar”. Esta noción última asume implícitamente que “los objetos físicos, tales como un cabello o una gota de sangre, cuentan como evidencia”.33
Al adoptar el término ‘evidencia’ se activa una resonancias de sentidos que cruzan diferentes niveles de significación: por un lado, el carácter probatorio de la ‘evidencia’; por otro, la connotación de racionalidad; pero también, la contundencia de la existencia física y material de un objeto y, por propiedad transitiva (aunque posiblemente falaz), de las propiedades que se le atribuyen. Todo ello reafirmado con premisas que interpelan el sentido común básicamente a partir del hecho de que se trata de una proposición que puede ser ‘visualizable’ en el terreno.
La evidencia jurídica juega con aquello que, por visible, debería ser evidente. Esa estrategia es posible no sólo por el texto verbal y argumentativo que hilvana las imágenes sino también por la maqueta o el escenario que provee el mapa y por las referencias que actúan como ‘prótesis’ de aquello que se mira pero no se ve en la foto.
En este contexto, el mapa era un terreno de escritura que sólo en ciertos casos podía ser investido como documento jurídico. Justamente por su carácter de escrito no podía ser eximido de la cuestionable esfera de las opiniones subjetivas, a no ser que fuera acompañado por otras pruebas que lo confirmen. No había nada en la naturaleza propia del mapa que lo convirtiera en una prueba per se. No obstante ello, el mapa era un dispositivo útil para transformar el conflicto en un teatro de operaciones y en un teatro de exhibición por su poder de dar visibilidad a un conjunto de variables diversas que tienen también distinto grado de visibilidad.
La fotografía, en cambio, hace recaer en su naturaleza mecánica y en la semejanza mimética que propone respecto de lo real la clave de confiabilidad que todavía no tenían los mapas. Como la imagen sola no parece garantizar el efecto buscado, las fotos tienen títulos, epígrafes, frases célebres, números que remiten a su georreferenciación, topónimos, cotas altimétricas. Si la foto es el registro de una experiencia visual parece que puede ser usada como una evidencia cuando lo visible es “guiado” para ser leído como algo evidente, anulando ambigüedades y polisemias. Por otro lado, la inexorable restricción
32. Una afirmación basada en evidencia adecuada pero no suficientemente sólida no alcanzaría el estatus de conocimiento puede ser tomada por ‘creencia racional’.
33. Tomado de la entrada ‘evidence’ de The Cambridge Dictionary of Philosophy. Audi, Robert (ed.) Cambridge University Press, 1995 [1999], segunda edición. Páginas 293-294. Traducción propia.
de la escala del campo de visión que ofrece una foto puede ser contrarrestada a partir de la combinación de varias fotos que, apoyadas en la maqueta cartográfica, generan un escenario visual, mucho más amplio, que prácticamente recorre toda la Cordillera y pone ante la vista de quien quiera ver la evidente barrera natural andina.
Figura 7
Bibliografía y fuentes
Argentina (1900). Argentine-Chilian Boundary. Report presented to the Tribunal appointed by her Britannic Majesty’s to consider and report upon the differences which have arisen with regard to the frontier between the Argentine and Chilian (sic) Republics to justify the Argentine claims for the Boundary in the summit of the Cordillera de Los Andes, according to the Treaties of 1881 & 1893. Printed in compliance with the request of the Tribunal, dated December 21, 1899. Londres: Printed for the Government of the Argentine Republic by William Clowes and Sons, Limited. Stamford Street and Charing Cross.
Bousquet-Bressolier, Catherine [ed.] (1995). L’œil du cartographe et la représentation géographique du Moyen Âge à nos jours. París: Comité des Travaux Historiques et Scientifiques.
Broek, Jan O. M. (1941). “The problem of ‘natural frontiers’”. Frontiers of the Future. Berkeley y Los Angeles: University of California Press, p. 3-20.
Cosgrove, Denis (2008). Geography and Vision. Seeing, imagining and representing the World. Londres y Nueva York: IB Tauris.
Deleuze, Gilles (1999). Michel Foucault, filósofo. Barcelona: Gedisa. Dellinger, Hampton (1997). “Words are enough: the troublesome use of photographs, maps, and other images in Supreme Court Opinions”. Harvard Law Review, vol. 110, núm. 8, p. 1704-1753.
Dubois, Philippe (1986). El acto fotográfico. De la representación a la recepción. Barcelona: Paidós Comunicación.
Edney, Matthew H. (2005). “Putting ‘Cartography’ into the History of Cartography: Arthur H. Robinson, David Woodward, and the creation of a discipline”. Cartographic Perspectives, núm. 51, p. 14-29.
Las evidencias, lo evidente y lo visible: el uso de dispositivos visuales en la argumentación diplomática 29
Jäger, Jens (2003). “Picturing nations: landscape, photography and national identity in Britain and Germany in the Mid-Nineteenth century”. En: Schawrtz, Joan; Ryan, James. Picturing Place. Photography and the Geographical Imagination. Londres y Nueva York: Routledge. Jones, Stephen B. (1959). “Boundary concepts in the setting of place and time”. Annals of the Association of American Geographers, vol. 49, núm. 3, [Part 1], sep., p. 241-255.
Kitchin Rob; Dodge, Martin (2007). “Rethinking maps”. Progress in Human Geography, núm. 31(3), p. 331–344.
Kristof, Ladis K. D. (1959). “The nature of frontiers and boundaries”. Annals of the Association of American Geographers, vol. 49, núm. 3, [Part 1], sep., p. 269-282.
Lacoste, Pablo (2003). La imagen del otro en las relaciones de la Argentina y Chile (1534-2000). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Latour, Bruno (2006). “Les ‘vues’ de l’esprit. Une introduction à l’anthropologie des sciences et des techniques”. En: Akrich, Madeleine; Callon, Michel. Sociologie de la traduction. Textes fondateurs. Presses de l’École des Mines de Paris, p. 33-70.
Lee, Hyung K. (2005). “Mapping the law of legalizing maps: the implications of the emerging rule on map evidence in international law”. Pacific Rim Law & Policy Journal, núm. 14, p. 159-88.
Lois, Carla (2008). “America quarta pars: ¿isla o continente? El debate conceptual sobre el estatus geográfico del Nuevo Mundo”. Fronteras de la Historia [Instituto Colombiano de Antropología e Historia], núm. 13:2.
Oficina de Límites Internacionales (1908). La frontera Argentino-Chilena. Demarcación General, 1894-1906. Buenos Aires: Oficina de Límites Internacionales, 2 vol.
Penhos, Marta (2005). Ver, conocer, dominar. Imágenes de Sudamérica a fines del siglo xviii Buenos Aires: Siglo XXI.
Raffestin, Claude (1980). Pour une géographie du pouvoir. París: Libraires Techniques (LITEC) [Géographie Economique et Sociale].
Ratzel, F. (1988). Géographie politique. Lausanne/Géneve: Editions Régionales Européenes. Ed. original de 1897. Traducción de Pierre Rusch y Charles Hussy.
Rebert, Paula (2001). La Gran Línea: Mapping the United States-Mexico boundary, 18491857. Austin: University of Texas Press.
Sahlins, Peter (1990). “Natural frontiers revisited: France’s boundaries since the Seventeenth century”. The American Historical Review, vol. 95, núm. 5, dic., p. 1423-1451.
Sanz, Luis Santiago (1985). Zeballos. El tratado de 1881, Guerra del Pacífico. Un discurso académico y seis estudios de historia diplomática. Buenos Aires: Editorial Pleamar.
Schickore, Jutta (2007). The Microscope and the Eye: A History of Reflections, 1740-1870. Chicago: The University of Chicago Press.
Schwartz, Joan; Ryan, James [ed.] (2003). Picturing place. Photography and the geographical imagination. Londres y Nueva Cork: I.B. Tauris.
Scott, James C. (1998). Seeing like a State: How certain schemes to improve the human condition have failed. New Haven: Yale University Press.
Sontag, Susan (1976). Sobre la fotografía. Buenos Aires: Alfaguara. Tagg, John (1988). El peso de la representación. Barcelona y México: Editorial Gustavo Gili. Zusman, Perla (2001). “Entre el lugar y la línea: la constitución de las fronteras coloniales patagónicas (1780-1792)”. Fronteras de la Historia [Instituto Colombiano de Antropología e Historia], vol. 6, p. 37-60.
Les petjades mítiques a Catalunya: una geografia gairebé inexplorada1
Francesc Roma i Casanovas Doctor en Geografia fromac@gmail.com
Resum
Aquest article estudia les petjades mítiques que es troben a Catalunya, entenent per petjada mítica qualsevol forma del medi natural que sigui vista com la marca del peu d’algun personatge mític sobre alguna superfície natural, normalment la roca. Normalment, aquestes petjades han estat atribuïdes a sants, verges, al mateix déu i als dimonis, sense oblidar els casos d’altres personatges més o menys històrics. Moltes vegades donen lloc a referents toponímics i en tots els casos estudiats algun tipus de narració llegendària explica la seva aparició. Aquest estudi se centra en les primeres manifestacions que s’han pogut documentar i només tracta de manera esporàdica alguns casos referenciats un cop arribat el segle xx. S’ofereix, per primera vegada, un intent d’explicació de la diversitat d’orígens que ha donat lloc a unes formes més o menys semblants sobre la nostra geografia i a les llegendes que les expliquen.
Mots clau: petjades mítiques, geografia mítica, cultura popular, folklore
Resumen: Las huellas míticas en Cataluña: una geografía casi inexplorada
Este artículo estudia las huellas míticas que se encuentran en Cataluña, entendiendo por huella mítica cualquier forma del medio natural que sea vista como la marca del
1. Agraïments: a totes aquelles col·laboracions que la xarxa ha fet possible, especialment a Joan Arimany, Albert Domènech, Jordi Casamajor, Carles Fígols, Josep Sánchez i Nora Vela.
pie de algún personaje mítico sobre alguna superficie natural, normalmente la roca. Normalmente, estas huellas han sido atribuidas a santos, vírgenes, al mismo dios y a los demonios, sin olvidar los casos de otros personajes más o menos históricos. Muchas veces han dado lugar a referentes toponímicos y, en todos los casos aquí estudiados, algún tipo de narración legendaria explica su aparición. Este estudio se centra en las primeras manifestaciones que se han podido documentar y sólo trata de manera esporádica algunos casos referenciados una vez llegado el siglo xx. Se ofrece, por primera vez, un intento de explicación de la diversidad de orígenes que ha dado lugar a unas formas más o menos similares sobre nuestra geografía y a las leyendas que las explican.
Palabras clave: huellas míticas, geografía mítica, cultura popular, folklore
Abstract: Catalonia mythical foot prints: an almost unknown geography
This article studies the mythical footprints found in Catalonia. We call mythical footprints forms and marks appeared in the natural environment, especially in rocks that are considered as the traces of a mythical character. Usually, those traces are believed to be the traces of Saints, Virgin Mary, or even Good or devils, but also from other characters more or less historic. Sometimes, these legends have become toponymic references, and in all the cases analyzed here, there is a narration that explains the reason for that name. This paper focuses on the first documented cases and in a few cases there are also exams from the twentieth century. For the first time, this paper presents an explanation of the diversity of origins and the commonalities of forms and geographies, and of the legends that explain them.
Key words: mythical footprints, mythical geography, popular culture, folk culture
Què s’entén per petjada mítica?
En aquest article s’entén per petjada mítica un ecosímbol per mitjà del qual es desplega l’existència humana sobre el nostre planeta (Berque, 2000). Més concretament, amb aquest concepte fem referència a qualsevol forma del medi natural que sigui vista com la marca del peu, calçat o no, d’algun personatge mític sobre alguna superfície natural, normalment la roca. Hi incloem també les marques dels peus d’alguns animals, normalment cavalls, associades a alguns personatges mítics. Aquestes marques sobre la superfície natural poden tenir diferents orígens, de manera que tant poden ser elements naturals (resultat dels processos d’erosió o dissolució, per exemple) com elements produïts per éssers humans amb diferents finalitats (per exemple, inscultures de l’època prehistòrica). De tota manera, en aquest article, més que la seva vessant física ens interessa treballar sobre la seva realitat simbòlica, partint de la idea que aquestes petjades participen en el procés d’institucionalització de la realitat i de socialització dels nous elements de la societat que les ha produït. Això vol
dir que, malgrat la seva diversitat, sempre tenen en comú el desig de deixar constància d’alguna idea o valor per a altres persones.
Malgrat la seva extensió, que podríem dir que és pràcticament universal, només han estat estudiades en comptades ocasions. Segurament hi ha contribuït el fet que gairebé sempre els investigadors i investigadores interessats en aquesta matèria s’han trobat davant d’un gran buit documental i la impossibilitat d’una datació mínimament fiable.
Hi ha qui ha considerat que aquestes petjades podrien ser reminiscències de cultes pagans i les ha fet remuntar fins a la prehistòria (Barrowclough i Hallam, 2008), però també hi ha qui no ha dubtat a afirmar que es tracta de realitats del segle xvii (Satué, 1991 i 2002). En el nostre cas, encara som lluny de poder-ne dir res en ferm, tot i que sembla que ens trobem davant d’un conjunt format per elements datables en períodes ben diferents, molts dels quals serien històricament molt propers als nostres dies. D’altra banda, ja fa anys que Stephen McKenna (1938) va posar de relleu que l’església havia prohibit el que Martí de Braga anomenava “Pedem observare” per considerar que aquestes eren pràctiques supersticioses. Segons aquest autor, el concili d’Auxerre de l’any 590 hauria prohibit l’ús d’imatges en forma de peu en el mateix moment que es prohibia el culte a les fonts i arbres sagrats (Canons, 1989, vol. 2, p. 489).
Alguns casos ben coneguts
Si es pot dir que aquesta mena de petjades no ha estat massa estudiada, cal matisar que no són rars els casos de petjades mítiques de què es tenen referències històriques. A Amèrica del Nord, Bushnell (1913) va recollir en un breu article diferents petroglifs que correspondrien a les petjades que ens interessa estudiar, algunes d’elles esmentades a les primeres dècades del segle xviii. Aquell treball es limitava a fer una relació dels casos coneguts en aquell moment i, malauradament, no hi apareixia cap intent d’estudiar-ne el significat. Només excepcionalment es feia referència a algun tipus d’interpretació; fins i tot l’autor acaba el seu article dient “The writer would be pleased to learn of all such specimens” (Bushnell, 1913, p. 15).
A Amèrica del Sud, Antonio Ruiz de Montoya, un missioner nascut a Lima al 1585, explicava que quan s’acostaven a alguns poblats indígenes, la gent rebia aquests missioners amb mostres d’afecte i eren obsequiats amb diferents coses per menjar. L’explicació d’aquest comportament es troba en una antiga creença segons la qual Pay Zumé o Pay Tomé (suposadament l’apòstol sant Tomàs) havia passat per allà en el seu procés evangelitzador. Segons va recollir Ruiz de Montoya, pertot el Brasil es creia que el sant havia començat la seva evangelització a l’illa de Santos, on es veien les marques de les seves petjades en una gran roca. Montoya diu no haver-les vist, però explica que terra endins hi
havia el camí de Sant Tomé i a la ciutat d’Asunción es veien dues petjades, en forma de sandàlies, que recordaven el lloc on l’apòstol havia predicat. També explica que el bisbe de Lima va anar a venerar aquestes petjades i que hi va fer construir una capella per guardar aquesta mena de relíquia. L’editor de la Historia Argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata escrita per Ruy Díaz de Guzmán al 1612 en una nota indica que els indis Peabeyú rebien aquest nom a causa d’una franja de terra coberta d’herba petita i baixa, molt diferent de la que creix al seu costat, que es creia que era el camí que sant Tomàs havia seguit en el moment de predicar l’evangeli en aquesta regió. L’editor anota també que, segons el pare Cataldino, es podia veure el camí fressat tot i que els indis no el fessin servir i les petjades del sant impreses en una penya (Díaz de Guzmán, 2001). The Cambridge illustrated history of préhistoric art (p. 10-11) també explica que en la història de Nostra Senyora de Copacabana del pare Alonso Ramos (1621) s’esmenten tres llocs on hi havia petjades atribuïdes a missioners molt anteriors al seu temps, en alguns casos identificats amb sant Tomàs. En la mateixa font s’esmenta que cap a 1638 Antonio de Calancha reproduïa un petroglif en una roca propera a Lima en què es veia una petjada d’un peu esquerre que es creia que era de sant Agustí. Uns articles de Sergio Fritz (2008) identifiquen aquesta roca amb un símbol del mateix sant Tomàs. Oreste Plath, en la seva obra Geografia del mito y la leyenda chilenos (Grijalbo, 1994), fa referència a la Patada del Diablo i la Pata del Diablo, dues petjades atribuïdes al maligne en aquest país. A Mèxic també es tenen referències a petjades ja als anys 1579 i 1649; unes altres de 1694 també haurien estat atribuïdes a sant Tomàs (Ramírez Almaraz, 2007, p. 218).
Aquesta sèrie de petjades sud-americanes han estat interpretades per Jacques de Mahieu (1977, p. 101) com marques d’origen escandinau que indicaven la direcció a seguir en un camí: “Una o dos plantas de pies grabadas o pintadas en una roca bien visible eran, para los vikingos, el equivalente de las flechas de nuestra señalización caminera”. En altres casos s’ha cregut que eren el resultat del pas d’una raça humana gegantina en temps prediluvians (Fonck, 1976).
Una altra sèrie de petjades ben conegudes fa referència a les que va deixar Buda en el seu pas pel nostre món. Segons Mark Schumacher (2009), durant quatre segles després de la mort de Gautama (aprox. 483 aC) les llegendes i els fets sobre Buda i els seus ensenyaments només es varen conservar en la memòria dels monjos i dels seus seguidors, perquè els budistes primitius creien que el coneixement religiós era massa sagrat per ser escrit o gravat sobre la pedra o la fusta. Per això no se’n troben registres escrits ni representacions artístiques. En aquest context, quan les representacions de la imatge del Buda eren tabú, el vehicle artístic principal per simbolitzar la presència del Buda era mostrar “la petjada de Buda.” Aquestes empremtes es troben per tota Àsia.
D’altra banda, el món occidental de l’edat moderna va repetir diverses vegades el tòpic de les petjades d’Adam a l’illa de Ceilan (Sri Lanka). Així, en el capítol 35 de la Curiosa filosofía y tesoro de maravillas de la naturaleza examinadas en
varias questiones naturales de Juan Eusebio Nieremberg (Madrid, 1639), es parla de l’illa de Ceilan, on en el pic d’Adan “dizen que està la figura de la estampa de su pie de dos palmos”. Un segle i mig més tard, Benito Jerónimo Feijoo també en parlava en el seu Teatro critico universal (1773): “En una Roca de la Montaña de Colombo muestran una huella, que dicen ser del pie de Adán; y de un Lago de agua salada, que está cerca, afirman, que fue formado por las lagrimas que vertió Eva por la muerte de Abél”.
En el mateix context, també es parlava de les petjades de Jesús al Mont de les Oliveres, que els creients musulmans atribuïen a Mahoma. Aquest tema el tractarem més endavant per facilitar la comprensió de la tesi que volem demostrar en aquest treball.
En el mateix sentit, era força habitual la referència a la capella romana del Domine quo Vadis, en la qual es creia que hi havia una pedra “sobre la qual Christo Nuestro Señor dexò los señales de sus sacrosanctos pies, quando apparecio à S. Pedro, que huya de Roma” (León, 1729, p. 42). Al 1821 Collin de Plancy recollia aquesta petjada i les del mont de les Oliveres en el seu Dictionnaire critique des reliques et des images miraculeuses (t. 2, p. 76-78) i, a més a més, donava notícia de la petjada del peu de Crist a l’església de Sant Denís, d’una pedra que es guardava a l’església de Sant Llorenç de Roma amb una altra petjada en el moment que Jesús sortia de la tomba i d’una pedra de Terra Santa, a la casa de Simó, on hi havia una altra petjada del peu esquerre de Jesús. A França, Collin de Plancy esmenta les petjades de Jesucrist que es conservaven a Soissons, Arles, Poitiers i Reims. A Roma, a l’església de Sant Jaume in Borgo hi havia una pedra damunt la qual Jesús havia estat circumcidat, on es veia la marca d’un dels seus talons (t. 2, p. 49-50); a la mateixa ciutat, a la basílica de Santa Maria d’Ara Coeli hi havia les petjades d’un àngel (t. 2, p. 440; vegeu també Felini, 1610, p. 163).
En el cas francès, al segle xix, J.-G. Bulliot i F. Thiollier (1892) varen recollir les petjades de sant Martí i el seu ase en la geografia francesa en un treball dedicat al sant de Tours. En aquest país, Paul Sébillot va constatar que Martí era el personatge sant a qui s’havien atribuït més petjades, fins al punt que creia que: “Un nombre aussi considérable ne permet plus de les regarder comme de purs accidents, il faut leur trouver une raison, saisir le lien qui les unit”, sentit que varen trobar en algun tipus de culte semblant al de les grans roques o els megalits (Sébillot, 1982, p. 200; Sebillot, 1904, p. 403). A finals del segle xviii, a França també es parlava de diverses petjades del dimoni (Courtépée, 1781, p. 301; Bourrit, 1781, p. 102).
A la Itàlia del segle xvii es parlava del santuari de Sant Miquel Arcàngel, en el qual aquest personatge s’havia manifestat mitjançant una petjada: “pues dexò en señal de su Celestial presencia, impressas en una roca las huellas de sus plantas” (Sobrecasas, 1681, p. 192). A Portugal, per justificar la filiació de sant Vicenç es parlava de la “piedra en que San Vicente puso sus pies, con la huella que á la manera que si fuera de cera, dexó en ella impresa” (Mariana, 1817, vol. 3, p. 154).
William Christian (1981) planteja un parell de casos castellans en els quals les petjades de la Verge varen servir per donar a conèixer on s’havia de construir algun temple. És el cas de Nuestra Señora de las Cruces, patrona de Daimiel (Extremadura), en el qual un document de 1574 deia que les petjades de la Verge i unes espelmes havien servit per confirmar que la seva aparició havia estat real. El segon cas és una llegenda que s’explicava sobre la vida de sant Ildefons, segons la qual a aquest bisbe de Toledo se li va aparèixer la Verge dins de la catedral. La Mare de Déu li va donar una casulla que tenia grans poders, tal com es pot llegir en un text anterior al segle xv (Beneficiado, 1854, p. 329330; Lozano, 1727, p. 72). Tot i que aquesta idea ja es troba en els miracles de la Verge de Gonzalo de Berceo, sembla que no va ser fins més tard que es va començar a parlar de la pedra en què la Verge havia posat els peus quan va fer la seva aparició. A Aragó, Enrique Satué (1991, p. 2002) ha estudiat amb deteniment aquest fenomen i, com s’ha dit, l’ha fet recular fins al segle xvii. Al País Valencià, a principis del segle xvii es va col·locar en un nínxol de l’ermita de Sant Vicenç Ferrer de Catí (Alt Maestrat) una pedra on aquest sant hauria deixat marcada una creu suposadament en la seva visita de 1410.
Al costat d’aquestes relíquies, algunes obres de gran difusió durant el període estudiat feien referència a la marca del cos de sant Jaume a Galícia (Garcia de Caralps, 1617, p. 145; Erce, 1648, p. 101), a les empremtes de diferents sants contingudes en el Flos Sanctorum de Ribadeneira (1645, p. 116-117, 213, 488.) i al seient de sant Fiacrio (De Jesús, 1687, p. 532-533).
Més a prop nostre tenim el cas de les petjades de Jaume I a les Illes Balears, que han estat recentment recopilades per Valriu i Vibot (2005), entre les quals cal esmentar Ses Potadetes (Esporles), Sa Potada des Cavall (Banyalbufar), Sa Potada des Cavall del Rei en Jaume (Sóller), Sa Roca del Rei en Jaume (Campanet) i Sa Pota del Rei (tres indrets amb el mateix nom). Això sense comptar altres topònims i lloc que fan referència a aquesta figura però que no es refereixen a petjades. Cosme Aguiló (2002, p. 65-68) dedica tot un capítol a parlar d’aquest tipus de marques a les Illes i la seva relació amb la toponímia i esmenta les petjades dels cavalls de sant Jordi o del rei en Jaume, les del dimoni d’Esporles i Montuïri, les de sant Cristòfol i les d’alguns gegants.
També cal destacar el treball del doctor Anton Erkoreka (1995), que recull totes les petjades mítiques del País Basc, una mica més d’una cinquantena, i n’estableix una classificació tipològica que més endavant comentarem.
Els casos coneguts a Catalunya
Encara que avui dia no estem en condicions de fer un inventari complet d’aquestes petjades, algunes referències permeten intuir l’extensió que aquest fenomen hauria pogut tenir i el moment històric en què se’n comença a parlar,
tot i que sigui amb un alt grau de provisionalitat. Iniciem en aquest apartat la descripció dels casos catalans, classificats per ordre de datació cronològica. Cal remarcar que aquesta relació no pretén ser un inventari complet (aspecte aquest que haurem d’encarar més endavant i que provisional intentem recollir en el nostre web www.francescroma.net/petjades) i que s’atura als primers anys del segle xx.
1. En el límit dels municipis de Lloret i Vidreres es troba la Petja de Sant Martí. Es tracta d’un conjunt d’inscultures de molt difícil datació que ja va ser descrit per Joan Amades l’any 1919 quan va recollir una llegenda de boca de mossèn Planes que deia que “Sant Martí féu juguesca amb el Diable de qui faria un salt més llarg. El Diable, en saltar, caigué al mig de l’estany de Sils i sant Martí anà a caure a l’Esparra. Per fer un salt tan gran hagué de prendre molta embranzida i deixà marcades les petges arran del cingle” (Amades, 1936, p. 61).
2. A Claret (Torà, la Segarra), la llegenda dels Sants Màrtirs de Cardona afirma que els clots que hi ha a redós d’un pedró amb la data de 1761 serien les petjades dels cavalls dels sants que van saltar d’una muntanya a l’altra en el curs d’una persecució dels sarraïns (Coberó, 1982, foto 1), tot i que en alguns casos hem sentit atribuir aquesta petjada a sant Jaume i que el document que s’esmenta més avall posa els jueus com a perseguidors. Un altre pedró de característiques força semblants indicaria el lloc on va acabar el salt del cavall dels màrtirs (Coberó, 1982). Sobre aquesta petjada, l’any 1594 Salvador Pons escrivia: “Alguns volen dir que los Gloriosos Màrtirs eren molt Amichs del Senyor de Sallers y axi fugint dels Jueus saltaren ab sos Cavalls en la terra de Sallers de una montanya, a altra, y ab un Salt pasaren més de doce[nt]es pases; Segons vuy dia se veu en les pitjades dels cavalls q resten en perpetua memoria esculpides en la terra” (Pons, 1594, p. 48). En el segon pedró, una inscripció diu “Joseph Pexes prio”, fet que ens podria fer pensar en un cas d’etimologia popular com els que Fèlix Bruguera ha estudiat en el cas d’Osor. Un estudi arqueològic signat per Montserrat Casas i Immaculada Ollich (1981, p. 189 i 208) conclou que es tractava de “pedres de terme o fites que indicaven el límit de les possessions del monestir”, com a mínim als segles xviii i xix, idea en què coincideix Andreu Galera (2000, p. 23), qui recull un text de l’any 1899 escrit per mossèn Josep Mas i Margineda: “Está situat dit oratori en la serra de ma dreta sobre una roca bastant gran y plana, y en ella hi ha una sola petjada ó forat redó del ample de una pota de animal y tres quarts fondo, qual forat ó clot no l’ considero natural de la roca, perque no n’hi ha cap més, sino que l’ considero ó miraculós, ó artificial y l’hem de tenir per miraculós atenent á la tradició”.
3. A Veciana (Anoia), segons un document de 1772 atribuït a Pere Pasqual Cabanach, franciscà i ecònom de Veciana, un pastor estava “desahogant sa corrent naturalesa” sobre una pedra sota la qual hi havia un rètol que deia “Sant Gabriel”. En fer això, va quedar lligat de peus i mans a la roca i només se’n desféu gràcies a l’ajut del sant. En vista del prodigi, els habitants de Veciana hi anaren en processó i decidiren dur la pedra a l’església parroquial, fet que no fou
possible malgrat intentar-ho dues vegades, perquè cada cop es desencadenaven fortes tempestes. Aquest document explica que la pedra es va utilitzar com a ara i apunta que “en la qual Pedra, ô Mesa están pintats, ô estan los clots, ô Senyals dels dits de las mans, y allí tambe estan estampats los peus del mateix Pastor; y tambe se repara, q en dita Pedra los Pastors hi esmolaban los ganivets.”2
4. A la confluència dels termes d’Osor, Anglès i la Cellera es parla de la Petja de Sant Martí (foto 2), on una llegenda explica l’origen d’aquest topònim i d’un de proper conegut com la Cadira del Dimoni. L’exhaustiu treball de toponímia històrica fet per Fèlix Bruguera permet fer recular aquest nom de lloc fins a 1711, sota la forma de Petxa (sic) de Sant Martí, i al 1889 quan se’l descriu com el “Mojón número 1 situado en la Petja de San Martí” (Bruguera, 2007, p. 709). La llegenda va ser recollida en el costumari de Joan Amades (v, 686) i en un article de J. Gomis Llambrias escrit al 1922, que reprodueix Bruguera (2007, p. 1064-1065).
Aquestes són les referències més antigues que tenim de petjades mítiques a Catalunya, i encara cal fer notar la dificultat de datació que presenta la primera d’elles.
5. Potser es podria incloure en aquest bloc de petjades amb referències anteriors al segle xix el cas de la Ditada de Sant Martí de Corilha (Vall d’Aran). De tota manera, un document de finals del segle xviii no en parlava tot i els detalls que hi apareixien (Roma, 2002, p. 42).
6. El Peu de la Verge de Dorres, a la Cerdanya (foto 3), ha estat datat per Lucette Martinaggi-Germa (2007, p. 136-138) en temps de la Revolució Francesa, just quan la Mare de Déu de Bell-lloc va ser transportada miraculosament fins a un forat de la roca.
La prudència ens aconsella de no intentar treure cap mena de conclusió sobre la cronologia d’aquesta mediança al nostre país. Això no treu, però, que puguem dir que, en funció de les dades que disposem avui dia, es pugui plantejar la hipòtesi d’una datació al voltant dels segles xviii i xix, tal com es va manifestar un estudi fet a l’Alt Aragó (Satué, 2002), per a l’autor del qual es tractaria d’una realitat del segle xvii vinculada al nou clima contrareformista. De tota manera, som conscients que, per poder establir alguna conclusió en ferm en aquest sentit, caldran encara moltes hores de recerca en els arxius del nostre país.
El que sí sembla clar, però, és que es produeix un procés de (re)descoberta de moltes d’aquestes petjades al segle xix, coincidint amb l’interès per la cultura popular manifestat per alguns intel·lectuals i lletraferits catalans.
7. Encara que no contingui cap petjada, cal parlar aquí de la pedra sobre la qual havia estat resant sant Ignasi de Loiola al santuari de la Salut, a Viladordis, als afores de Manresa. Malgrat l’esforç esmerçat, no se n’ha pogut trobar cap referència històrica moderna, encara que Fidel Fita (1872, p. 57) i altres autors
2. “Memorias, y antiquedats del Glorios Archangel St Gabriel...”. Arxiu i Biblioteca Episcopal de Vic, Arxiu Parroquial de Veciana, AP P/1/2.
com Roig i Jalpí (1692, p. 345-346) transcrivien un text de 1632 que deia que el sant freqüentava el santuari, però que no feia cap referència a la pedra. Així la referència més antiga es troba en una visita pastoral de 1828 en què es mana “que quede dentro de ella la piedra de S. Ignacio; pero en el mismo sitio que aora tiene sin moverla.”3
8. Antoni de Bofarull (1846, p. 45) parla de la petjada de la Reina Móra de Siurana (Cornudella, el Priorat) i diu que: “Inmediato al castillo, y á cuatro pulgadas solamente del precipicio, se halla en la peña un hueco semejante al que dejaria la pata de un caballo al pisar el barro.” A més, continua aquest autor, el temps no havia pogut “borrar ó extinguir el hueco ó señal que dejó estampado con la pata, desde la juntura al sobrepié, el caballo de la excelsa fugitiva” (Bofarull, 1846, p. 48). En una nota es diu que la llegenda tenia un fort contingut popular, que era coneguda per la gent de la contrada i que ja en aquell moment havia estat publicada (Bofarull, 1846, p. 131). Manuel Milà i Fontanals també en va parlar en la seva obra Observaciones sobre la poesía popular, publicada al 1853 (p. 96, nota 11): “y se muestra todavía la huella del casco del bruto y el sepulcro de la reina, que así se llama un grande ataud arribado á su antiquísima iglesia bizantina”. Cal remarcar que aquest mateix topònim també el trobem al castell de Verdera, a prop de Port de la Selva (Alt Empordà), però en aquest cas no sabem que existeixi cap petjada per justificar la llegenda (Pla, 1946).
9. Segons Josep Berga (1994 p. 67-93) la Petjada del Diable del Capsacosta (Ripollès) havia estat publicada per primera vegada al 1877 i “formava una corba de ferradura d’uns vuit palms de diàmetre, en pedra foguera blanca i greixosa (sílex), que es destacava sobre una penya esquistosa”.
10. L’Àlbum històrich, pintoresch y monumental de Lleyda y sa província, publicat entre 1880 i 1883 sota la direcció de Josep Pleyan de Porta i de Frederic Renyé, recull que a l’estret de Susterris, prop de Talarn (Pallars), hi havia quatre forats coneguts com les Potades del Diable, potades que eren el resultat de la lluita cos a cos entre el dimoni i sant Antoni (Amades, 1936, p. 59): “Consisteixen en quatre forats de figura oval prolongada, parescudas al contorn de la planta del peu de un púber, y que mideixen 16 centímetros de llargaria, per 7 d’ample y altres tants de profunditat, ab la circunstancia de que’l fondo afecta la forma de una quilla” (Mir, Moner i Pleyan, 1996).
11. L’any 1883, un escrit al butlletí de l’Associació d’Excursions Catalana esmenta per primera vegada la Petja del Diable (foto 4), als afores de Sant Hilari Sacalm (la Selva): “la Roca de la petjada del Diable, hont la tradició atribuheix uns sotets que s’ véuhen en la pedra á la petjada del Dimoni” (Osona, 1883, p. 153). Aquesta petjada apareixerà més tard en l’obra del cartògraf militar Julio Serra (Tarrés i Rams, 2002, p. 121).
3. Apuntes de cosas mandad. en la visita de este Obispado por el Illmo, Señor Corcuera. Arxiu i Biblioteca Episcopal de Vic, AEV 1242/2. Fol. 2v.
12. Vicenç Plantada, en una excursió que va fer al castell de Brocà (Berguedà) l’any 1887, recull que sant Marc: “ab una gambada va pujar als Castellassos, y ab un’altra á Sant Marc. Va apretar tant lo peu als Castellassos, que encara la roca guarda lo clot” (Pérez, 1998, p. 114). També Cèsar August Torras fa referència a aquesta petjada en la seva guia del Berguedà (1905).
13. L’any 1890 va aparèixer la primera referència que coneixem a la Petja de Sant Salvi (foto 5), al límit municipal entre Arbúcies i Sant Feliu de Buixalleu (la Selva). Segons l’obra Las Guillerías, publicada per Julio Serra al 1891, es tracta de: “cierta huella que la tradición asegura haber sido dejada por el caballo de cierto santo que anduvo por estos sitios, y algún punto de certeza será el dicho, pues á este sitio lo conocen en el país por el nombre de Petja de san Salvi.” Segons la llegenda, sant Salvi es trobava amb el dimoni a cada pas i, per treure-se’l de sobre, li va proposar de provar qui tenia més poder, “arrojándose desde la altura en que en aquel instante se encontraban hasta el fondo del abismo que á sus pies se abría; aceptó el otro, dejóse caer san Salvio y cayó intacto sobre esa piedra donde quedó impresa la pisada del caballo que montaba, dejóse caer el diablo y sobre ella se estrelló, quedando del santo la victoria” (Tarrés i Rams, 2002, p. 80).
14. Julio Serra també parla d’unes petjades de Sant Miquel dels Sants, que per facilitar la nostra exposició tractarem en un apartat especial dedicat a analitzar únicament aquestes petjades.
15. L’any 1893, a Vilafranca del Penedès, es publicaven uns Recorts de la infantesa. Fets histórichs y qüentos tradicionals de la meva terra escrits per Pere Alagret. En parlar de l’ermita del Sant Sepulcre, al costat d’Olèrdola, es diu: “que no’ns es posible avuy tot pujant pel dret, posar la nostra planta en lo peu de Sant Cristófol, petjada que al passar per eix lloch deixá enmotllada tal sant, segons la tradició, qual idéntica forma desaparesqué al obrirse no fa molt las modernas pedreras que per banda y banda del camí se afondeixen.”
16. Abans de l’any 1909, Pau Bertran recollia les Petjades i el Llit de Fra Garí a Montserrat i deia que: “sobre la roca viva hi va quedar marcat el pes del seu cos, i els seus passos també van quedar estampats pertot arreu, que s’enfonsava amb el pes del seu pecat” (Serra, 2003, p. 273-275; Bertran, 1989, p. 159). Cal esmentar que al segle xvii el lloc que es vinculava a aquesta llegenda no eren les petjades sinó la cova on s’havia retirat aquest ermità (just al davant del monestir de Montserrat) (Descripción..., 1696 o Argaiz, 1677, p. 29-35).
D’altres casos, com la petjada de sant Martí de Sant Sadurní d’Osormort (Mestres, 1933), i altres de desaparegudes, com la de sant Miquel a prop de Rupit (Grup, 1984, p. 186-187), encara en tenim menys referències cronològiques. També cal dir que moltes de les petjades que es coneixen avui dia han passat inadvertides en obres escrites o només han aparegut en moments molt recents. És per això que caldria fer-ne un estudi més aprofundit que inclogués, entre altres coses, un inventari de tots els casos coneguts, aspecte aquest que depassa el marc concret que es proposa aquest article.
El caldo de cultiu: l’ascensió al cel
S’ha dit que una petjada és un ecosímbol i en aquest sentit s’ha d’entendre que és una realitat en la qual la cultura i la natura es troben, es fusionen i es fan indestriables. Això vol dir que aquestes petjades degueren aparèixer en moments històrics concrets, lligats a la cultura de certs grups socials que en parlar-ne varen instituir així la realitat de petites parts del seu medi ambient. Al segle xix, aquesta idea va dur Jacques Gabriel Bulliot i Felix Thiollier (1892, p. 7-8) a parlar d’una mnémonique historique, un “mode traditionnel, le plus ancien de tous, de tracer l’histoire sur des pierres” utilitzat pel cristianisme per atribuir sentit a diferents parts del medi ambient. Encara que aquests autors veien en les petjades de sant Martí una realitat de l’edat mitjana, en el nostre cas moltes d’elles varen aparèixer al final de l’edat moderna o durant els primers decennis de la contemporània. Per això convé fer un repàs de quins elements socioculturals hi havia en aquell moment que poguessin servir com a referents analògics d’aquestes realitats.
En primer lloc sabem que existien unes estampes que eren venudes en alguns santuaris que reproduïen el peu d’algun personatge sant i que se suposava que en conservaven la mida original. Rebien el nom de mides i, com explica Albert Domènech (2009), aquest tipus de ‘relíquies’ estaria relacionat amb la justa mesura del peu de la Verge que havia sortit de la sabata que es conserva al santuari de Loreto.4 Joan Amades en reprodueix dues en el seu costumari. La primera fa referència al santuari de la Mare de Déu de Rocaprevera (Torelló, Osona), on era venuda als fidels el dia de l’aplec, amb la intenció de ser utilitzada com a plantilla per guarir mals dels peus o no cansar-se (Amades, 1985, v, p. 156-157). Uns goigs publicats al 1879 i 1881 deien: “En tot treball ampareu al qui adoria vostre peu ab una fe verdadera”. En el mateix sentit, Amades (1985, vol. iv, p. 843-844) reprodueix una estampa amb la mida i la forma de la sola que els devots de la Verge de Bellpuig compraven perquè es creia que feia miracles. També cal parlar del costum ripollès recollit en el llibre de Ramon Bonet Vida i culte de Sant Eudald (1984) l’origen del qual es troba en una nota folklòrica signada amb les sigles R. i M. que apareix a la pàgina 7 del número 110, del 9 de maig de 1916, de La Veu Comarcal:
“Antany, per a calçar les criatures, era molt freqüent portar-les, sense dir res a ningú, a l’església de Sant Eudald, de Ripoll, i allà se les hi canviava el vestit i se les calçava, fent-les-hi donar els pimers passos davant l’imatge del Sant, tot dient: Gloriós Sant Eudald, feu que dongui els passos bé i no en dongui cap de mal i, al mateix temps se li demanava que no fossin garrells ni camatorts” (Bonet, 1984, p. 169).
4. Potser podria ser significatiu el fet que unes petjades del diable prop de Sant Miquel de Campmajor (Pla de l’Estany) estiguessin no massa lluny de l’única capella de la diòcesi de Girona dedicada a la Mare de Déu de Loreto (Solà, 2003, p. 102).
De tota manera, la sèrie més present durant la història moderna de Catalunya varen ser les marques que Crist va deixar en el mont de les Oliveres en el moment de la seva ascensió. Aquestes empremtes apareixen en relíquies, documents escrits i també en obres d’art religiós, fet que els donava una dimensió més propera a la cultura popular.
Un element interessant en aquest sentit són algunes relíquies que corresponen a pedres relacionades amb les petjades de Jesucrist. Així, en un manuscrit de Pere Serra i Postius (vers 1738) s’esmenta una: “Piedra de la piedra en que dexò el Señor impresos sus pies al subirse al Cielo: una en la Catedral de Vique; otra en Poblet”. El cas de la catedral de Vic era anterior a 1660 i feia referència a dues pedres: “De lapide ubi Dominus plantas pedum tenebat quando ad coelos ascendit” i “De lapide in quo posuit Dominus plantas pedum quando ad coelos ascendit”. Un document de 1721 que fa referència a Santa Maria de Besora parla: “De la pedra hont JesuChrist puya com sen volgue pujar al Cel”. Fortià Solà (1948, p. 309-310) també esmenta diferents pedres contingudes en l’arqueta de sant Joan, de la parròquia de Torelló, entre les quals una relíquia de la “pedra on Crist posà els peus en l’Ascensió”, que Solà suposa portada en aquest poble pels croats que també haurien dut el cos de sant Fortià.
En el mateix sentit, l’any 1623, Pere Alsina, un frare franciscà, porta a Guissona diverses relíquies de Jerusalem, entre elles el Peu de Crist, que la documentació descriu com “la forma y planta del peu de Cristo quan sem pujá lo dia de la Senció lo Sel i la qual deixá emprentada a la montanya del monte Oliveti [...] una forma i pitjada del peu de Cristo, la cual dona asi a Nostra Senyora del Claustra de Guissona”(Camps & Santaeulària, 1982, p. 317).
En el camp de la literatura culta, cal explicar que en les llegendes dels sants contingudes a la llegenda àuria ja apareix un gravat en què les marques dels peus són ben visibles i que també se’n troba un de semblant en el que es considera el primer gravat català a la talla dolça fet pel dominic Francesc Domènech al segle xv. Més endavant, el síndic de la universitat de Cervera, Pere Giscafre (1634, cap. 1, fol. 2), parla de les “señales que quedaron impressas de los pies sagrados de Christo, en el monte Olivete, quando de alli se subio a los Cielos”. Igualment, l’any 1654 el predicador apostòlic Antonio del Castillo va publicar a Madrid la seva obra El devoto peregrino. Viage de Tierra Santa, on es parla del mont de les Oliveres i de la capella de l’Ascensió amb la petjada esquerra de Crist; l’autor afirma que la dreta era atribuïda a Mahoma pels musulmans i per aquest motiu els turcs la traslladaren al temple de Salomó (Castillo, 1654, p. 110). Aquestes petjades també varen aparèixer en el llibre del beneficiat Antonio Lobera (1760, p. 579-581). Més tard, en la Vida de Nuestro Señor Jesucristo y de su santísima madre escrita per Jean Croisset (1862) es diu: “Dignóse el divino Salvador dejar sus sagradas huellas impresas en la roca, y hundidas milagrosamente hasta dos á tres pulgadas de profundidad”.
En un llibre publicat a Barcelona l’any 1832 es troba una referència fins a cert punt sospitosa. Es tracta de la Iglesia de Christo desde Adam fins a nosaltres
del dominic Jaume Pontí. Segons ell, “Desde que Christo sen pujá al Cel, nos deixá en la montanya de las Olivas un poderós testimoni de la veritat de nostra Religió, en las suas petjadas que imprimí en la viva roca, cumplintse la profecia de Zacharias ( c. 14. v. 4. ) stabunt pedes ejus in die illa super montem Olivarum” (Pontí, 1832, p. 70). El que fa sospitosa aquesta obra és que la referència que fa a Zacaries és falsa, perquè la Bíblia no parla d’aquesta petjada, si més no en el passatge que refereix, i que atribueix a sant Jeroni unes visites dubtoses a aquest temple.
Pel que fa a les obres artístiques, sense haver-ne fet una anàlisi exhaustiva, hem trobat representada l’escena de l’ascensió de Crist al Museu Diocesà i Comarcal de Solsona, en el retaule de la Mare de Déu del Roser de la parròquia de Sant Martí de Riner, obra atribuïda a Pedro Fernández entre 1625 i 1640, on es veuen perfectament les seves petjades sobre el terra del mont de les Oliveres. Al Museu Diocesà de Tarragona es conserva una part d’un retaule procedent d’Alcover, cobrat per Jaume Ferrer segon al 1457, on es veuen els peus de Jesucrist en el moment d’enfilar-se al cel. El MNAC també guarda el Retaule del Conestable, on es reprodueix la mateixa escena (Pradell, 2008), que també apareix en el retaule del Roser de Vallmoll (datat al 1580) (Torell, 2003, p. 140).
Si les petjades de Jesucrist al mont de les Oliveres, com s’ha vist, apareixen en obres escrites o artístiques, cal dir que també se’n parlava en actes i rituals religiosos. En aquest sentit, l’any 1764 es va fer un acte d’acció de gràcies a la Mare de Déu de la Serra de Montblanc per haver remeiat la sequera. En coincidir amb el dia de l’Ascensió, el mercedari Sebastià Coll va introduir el tema de les petjades al mont de les Oliveres: “Quiso [Crist] tan perene su memoria, que dexó impresas sus pisadas en la peña en que puso ultimamente sus pies: mas con tanta firmeza, que hasta ahora, ni han podido borrarse, ni deshacerse, ni con boveda cubrirse” (Relacion, 1764, p. 38). De les obres religioses en què es fa ressò d’aquest tòpic, per la difusió que tingué, interessa ressaltar el catecisme publicat per Antoni Marsal, rector de Sant Fèlix de Constantí, al 1727. En la plática xvii, dedicada a comentar l’article Subió a los cielos, &C”, Marsal explica el viatge a Terra Santa d’un cavaller que: “Adorava alli las dos Sacras pisadas, que dexaron impressas sus Divinos pies (...)” (Marsal, 1727, p. 105).
En aquest mateix bloc caldria parlar d’una obra publicada l’any 1703 sobre santa Bàrbara, en la qual es diu que la santa va fer el senyal de la Creu sobre una columna i s’afegeix que aquesta creu havia quedat impresa en el marbre com si hagués estat esculpida “y que hasta las huellas de los pies de Barbara quedaron impresas milagrosamente en una lapida” (Ferrer, 1703, p. 66). L’autor, el franciscà alcoià Jaume Ferrer, hi afegia que:
“Y persuadome tambien, que el quedar impresas las huellas de Barbara en la piedra, fue; porque quizo (sic) su Esposo Christo asemejarla à si en esse prodigio cuyas rodillas quedaron estampadas en la peña del huerto, donde orò: en el sitio
del mar de Galilea, donde se apareciò à sus Dicipulos (sic), y les dixo: Teneis alguna vianda, que comer? Estampó en una piedra tres vestigios de su pie: las plantas de sus pies, en el monte Olivete, quando subiò al Cielo: y en la Iglesia de S. Sebastian en Roma ay una piedra llamada, Domine quò vadis, sobre la qual el mismo Christo dexò tambien las señales de sus sacratissimos pies, quando apareció à San Pedro que huia de Roma” (Ferrer, 1703, p. 66).
Aquest passatge en què santa Bàrbara deixa la creu gravada en la columna també era present en la comèdia que li va dedicar el Rector de Vallfogona, tot i que aquí no apareix el tema de les petjades (Massip i Massep, 1987, p. 93).
El mateix Ferrer deia que un episodi de la vida de la santa tenia paral·lelismes interessants amb sant Francesc d’Assís i amb Jesucrist. En el primer sentit, a santa Bàrbara, fugint del seu pare, se li hauria obert una penya per permetre que s’escapés, episodi que ja es troba en la vida de sant Francesc i que va donar lloc a una concavitat a la paret del temple de Sant Damià (Ferrer, 1703, p. 140-141 i 146). En el segon sentit, el fet que la santa fos amagada per una penya també es trobava en la vida de Jesucrist quan fugia de la gent de Natzaret: “se escondió [Jesús] dentro de una peña [...] à manera de cueva, en la qual quedaron señales impresos de su cuerpo, y vestigios de sus plantas sagradas” (Ferrer, 1703, p. 142).
Tot i que les petjades de què s’ha parlat fins ara només apareixen en discursos, retaules o llibres, segurament formaven el caldo de cultiu ideològic que havia de permetre la seva materialització sobre alguns elements geogràfics. Cal dir també que en conjunt s’intueix un increment de documents d’aquest estil cap al segle xviii, però no es pot afirmar que no es tracti d’una distribució històrica desigual de la documentació conservada.
Intent d’interpretació i conclusió
A l’hora d’intentar interpretar aquests ecosímbols, la primera cosa que volem ressaltar és que no n’apareix cap referència en una obra prou important i exhaustiva com és el Jardín de María de Narcís Camós. El seu treball de camp, que va durar més de dos anys (1651-1653), hauria d’haver detectat alguna d’aquestes petjades, suposant que en el seu moment haguessin existit. De tota manera, cal tenir present que la consideració d’aquest tipus de realitats com a supersticioses podria haver induït a aquest desconeixement. En el mateix sentit, algunes de les petjades de què s’ha parlat més enrere només apareixen referenciades en moments molt recents. En general, en fer-ne el seu estudi, es té la sensació que primer hi hauria hagut la llegenda i després aquesta s’hauria materialitzat sobre l’espai geogràfic (vegeu la idea del caldo de cultiu que hem exposat abans).
En aquest sentit, el cas de les petjades de Sant Miquel dels Sants és molt interessant, perquè les obres anteriors al segle xix no donen cap referència concreta
45 a la cova o coves on es va retirar el sant en la seva primera anada al Montseny. Se sap que eren dues coves, que es trobaven al Montseny i que tenien una indicació amb el nom del futur sant i el seu acompanyant, però enlloc no es fa referència a Sant Segimon. És cert que en una segona fugida sí que es dirigia a aquest santuari, però tampoc no hi arribà, perquè uns àngels l’en feren desdir en passar per Espinzella. Malgrat això, Jaume Almera, en la seva descripció del Montseny (1884 p. 175-176), parla del santuari de Sant Segimon i diu que sant Miquel, segons la tradició popular: “en sa infancia vingué á estas soledats per fer vida eremítica en una cova que porta son nom y en la qual está afigurat al viu, amb imatges regulars, lo acte de ser descubert per son pare lo inclit fill de Vich” El procés culmina quatre anys més tard, quan Julio Serra, en passar prop del santuari de Sant Segimon, parla d’unes petjades atribuïdes a sant Miquel dels Sants i de la cova on aquest s’hauria retirat.
“Apretando, pues, el paso, todo lo que consentía la áspera bajada, dejamos junto á nosotros la cueva de San Miguel, cuyo nombre debe al glorioso San Miguel de los Santos, patrón de Vich, que por el siglo xvi hizo en ella, según es fama, vida ascética y hubo de milagrear abundosamente, al parecer, por el Montseny y sus contornos. Y digo esto, porque en distintos puntos de la comarca he oído contar la misma tradición, con la sola variante del lugar en que se supone acaecida. Era el caso, al decir de las gentes, que persiguiendo el santo buenas obras, recorría sin cesar toda la sierra, y siempre hallaba al diablo estorbando sus designios; en pugna con él mediaron entre ambos cien secretos desafíos, y ora arrojándose á una sima tenebrosa, ora saltando un profundo precipicio, siempre era vencido el segundo, que se estrellaba entre las rocas ó se aplastaba contra el fondo, mientras el santo salía ileso de la prueba mostrando cuánto gozaba el favor de Dios contra las malas artes del demonio; y la imaginación popular, dando vida á la leyenda, quiere ver en cada piedra las huellas de la lucha problemática, cuando no las señala con la configuración misma del terreno ó las supone bajo el agua de los ríos” (Tarrés i Rams, 2002, p. 112).
Per l’extensió del discurs, no sembla que estiguem davant d’un lapsus de l’autor del document que comentem. Val la pena dir, però, que per a la tradició popular estava força acceptat que sant Miquel: “Solia anar sovint cap a les muntanyes del Montseny a fer oració i a vegades s’hi passava uns quants dies, sense menjar, i ningú no sabia on era” (Roviró, 2000, p. 102), fets que, com s’ha dit, no tenen cap base històrica documentada.
Tot fa pensar que l’aparició d’aquestes petjades estaria en relació amb la canonització del sant l’any 1862. El 8 de maig d’aquell any, el periòdic vigatà El Ausonense publicava una carta anònima en què l’autor explica que volia visitar la cova on havia fet penitència Sant Miquel, però que ningú no li’n sabia donar raó: “Y aun una persona anciana me ha contestado con singular enfado –no vino aquí el B. Miguel; yo soy de la comarca y nunca oí hablar de tal cosa”. Però el cronista no va parar fins a trobar el que buscava: el masover de can Gat es va oferir a acompanyar-lo i així va poder trobar la cova:
“La cueva que me ha dicho ser del Beato está poco distante de la de S. Segismundo; mas el camino, si es que merezca tal nombre el sendero por donde hemos pasado, es muy malo y asaz espuesto: la cueva es doble, una arriba y otra abajo sin comunicacion entre sí; la de arriba que parece una de tunel tiene siete metros de profundidad por uno de altura y de diámetro; la inferior es mas ancha y menos profunda... A esta traen los cerdos la temporada que pastan en la montaña”.
L’escrit acabava amb un consell que era alhora una premonició: seria desitjable que els devots donessin a la cova la veneració que es mereixia, “poniendo alli alguna cosa que recordase aquel paso admirable de su vida y facilitando el camino á los peregrinos”. Encara no un mes més tard, Marià Fàbregas anunciava en el mateix periòdic l’obertura de l’ermitatge durant aquella temporada i recordava l’article anterior explicitant que a poca distància del santuari hi havia la cova i demanant que s’endrecés el camí que hi duia. Les festes de la canonització del sant foren ben sonades i segons El Ausonense al carrer de Gurb de Vic s’havia representat una escena amb el sant a la cova del Montseny, quan el seu pare el va trobar agenollat davant la creu. L’anada a Sant Segimon ja era un fet i la premsa la va donar posteriorment per acceptada; d’aquí a localitzar-hi les seves petjades, només hi havia un pas.
Analitzant el conjunt de petjades del cas català sembla confirmar-se la hipòtesi que aquestes apareixen en el mateix moment que es produeix la descoberta de la cultura popular, ja que sembla que només se’ls va fer atenció a partir del segle xix. A més a més, els coneixements de què disposem hores d’ara no permeten saber si era un element que formava part de la cultura popular o bé si va ser una invenció de l’elit que es dedicava als primers estudis folklòrics.
Un segon aspecte que cal tractar és la relació que es produeix entre el vessant físic i el simbòlic d’aquestes realitats, perquè en diferents casos dels que s’ha estudiat es veu perfectament que la llegenda que acompanya la petjada serveix per explicar una forma que existia sobre el lloc i l’origen de la qual era desconegut. És més, fins i tot es podria dir que la creença que era una petjada era suposada a partir del desconeixement del sentit originari del lloc, de manera que es produiria una interpretació cultural del que és natural o d’algunes parts que, no sent d’origen natural, havien perdut el seu sentit amb el pas del temps.
Un cas força clar en aquest sentit són les potades del diable de Sant Miquel de Campmajor (foto 7). Joan Amades (1936, p. 59) recull una llegenda que li havia explicat mossèn J. Casassa que diu que: “El diable es proposava fer una grossa muralla per contenir l’aigua del riu i inundar el poble de Sant Miquel de Montmajor [sic]. El diable treballava de nit i sant Martí de dia li desfeia la feina. A les tres o quatre nits de treballar, el diable, enfurit, abandonà l’empresa i de ràbia deixà marcades les petjades en la pedra. Tenia un peu de gall i l’altre de boc”. La localització d’aquestes petjades, gràcies a la informació proporcionada per Joan Pontacq, ha permès establir que l’origen eren les marques deixades
sobre el llit del riu dels punts d’ancoratge d’una presa per contenir o recollir la seva aigua o d’una passera. D’aquesta manera s’observen dues fileres paral·leles de forats rodons –que podrien semblar un rastre de peus humans– que travessen el curs del riu Set. En el cas de la petjada i la Cadira del Diable d’Osor, el treball de camp dut a terme l’any 2009 ens ha portat a identificar la primera amb una fita que separa els termes d’aquest municipi i d’Anglès. És possible que antigament s’hagués fet referència a un altre lloc més a prop del curs del riu, però els documents històrics i el nostre treball de camp deixen clar que es tracta de la fita de terme.
En un altre lloc hem proposat la hipòtesi que algunes d’aquestes empremtes se situen en els límits municipals (parroquials?) o del bisbat i que podrien correspondre a alguna fita que delimités aquestes comunitats. En aquest sentit, l’empremta del diable del Capsacosta, la de sant Miquel de Rupit, la petja de Sant Salvi, la de Sant Martí d’Osor, la pedra de Sant Gabriel de Veciana i les dues empremtes dels cavalls dels Sants Màrtirs al monestir de Cellers es troben justament en els límits del bisbat de Vic. En aquest cas, tampoc no podem aportar cap explicació més consistent, tot i que sembla que tenim al nostre favor un escrit d’un agrimensor romà d’inicis de l’era cristiana, Latinus Togatus, que deia “Terminus si ungulam equi sculptam habuerit, terminum cursorium significat, et usque in fontem mittit, et ipse fons trifinium facit”, que traduït, més o menys vindria a dir que si una pedra de terme té gravada una ferradura, és una pedra amb símbols i vol dir que hi ha una font en forma de trifinium (punt on concorren tres límits territorials) (Blume, 1848, p. 309).
En altres casos, com a la Petjada de Sant Martí, entre Vidreres i Lloret, segurament es tracta de la presència d’unes inscultures de difícil datació que varen haver de ser interpretades a partir del que suggerien a la mentalitat de l’època.
Els Peus de Déu de Bagà (Berguedà) o la Cadira del Diable de Nagol (Andorra) originàriament eren contrapesos o quintans de premses de vi d’origen medieval, peces que presenten un forat central que recorda la forma d’una petjada (Martzluff i Mas, 1992). Segurament la Petja del Moro d’Alpens hauria tingut el mateix origen. En aquest sentit, es produiria un procés invers al que descriu Jordán (2001) a El Tolmo de Minateda (Albacete).
A Sant Feliu de Guíxols hi ha una pedra sobre la qual l’apòstol sant Jaume –segons la tradició– va deixar gravada l’empremta del seu peu mentre predicava a la gent del lloc. Segons ens informa Josep Auladell, de l’Arxiu Municipal de Sant Feliu de Guíxols, la primera referència escrita apareix en un llibre de Joaquim Pla i Cargol publicat el 1947 (Tradiciones, santuarios y tipismo de las comarcas gerundenses, p. 62). La hipòtesi més plausible del seu origen es vincula a la construcció d’un lloc de guaita militar durant el segle xix, perquè la roca apareix referenciada en un atac carlí contra Sant Feliu (1872) quan els homes d’en Savalls es retiren sense poder entrar a la ciutat i perden un oficial prop d’aquesta roca.
Anton Erkoreka (1995) va establir una tipologia de les petjades mítiques basques en què apareixien alguns casos diferents dels que s’han trobat a Catalunya, alhora que alguns dels que s’han vist en aquest treball (els contrapesos o quintans o la presa al riu Set) no eren presents al País Basc. La seva classificació se centra en sis tipus, tot i que caldria descartar un tipus que només fa referència a un únic cas. Així, les petjades basques i catalanes fan referència a cavitats o cassoletes d’origen natural, excavacions o escultures fetes per picapedrers, forats o cassoletes arrodonides sense llegendes associades o roderes produïdes per les llantes d’un carro (cas no conegut a Catalunya). La semblança entre ambdues classificacions ens porta a remarcar que, malgrat els diferents tipus descrits, dins d’aquesta geografia mítica hi ha una important diversitat d’orígens, una certa uniformitat formal i algunes coincidències en les llegendes i elements culturals que n’explicaven l’etiologia.
Després del que s’ha vist en aquest article, la mínima prevenció metodològica porta a concloure que, excepte casos concrets, es tractaria de realitats molt recents. Si se’ns demanés de plantejar alguna hipòtesi sobre aquestes petjades, en aquest moment apostaríem per un origen com a molt antic del segle xviii vinculat a la millora de la posició social de la pagesia benestant. En aquest sentit, la petjada de la Mare de Déu de Santa Margarida d’Ardola (foto 8), que segons la llegenda va aparèixer quan aquesta va passar per aquest indret del Collsacabra un dia de calor que tenia molta set (Roviró, 2005, p. 90), durant els anys quaranta del segle xx, era visitada davant la necessitat d’aigua.5 En un sentit semblant, un document del segle xviii explica que després de la construcció de l’ermita de Sant Martí de Gessa (Vall d’Aran), associada a una ditada d’aquest sant, el poble va quedar protegit “contra las furias del aquilon, que hasta entonces havia frequentemente experimentado con truenos, rayos, granizo, y avenidas formidables de aguas que le havian inundado, y tenian puesto en condonacion” (Roma, 2002, p. 42). Igualment, la llegenda del peu de la Verge de Dorres (la Cerdanya) diu que aquesta capella es va construir sobre una creu o estàtua dedicada a sant Marc, que era el protector contra les intempèries i els llamps. Un dia, un picapedrer la va trossejar i, a partir d’aquell moment, varen començar les pedregades. Per solucionar-ho, el poble va fer el vot que si s’acabaven farien la capella en honor al sant. En el mateix sentit, al poble d’Aspa, a les Garrigues, hi ha una pedra marcada amb la mà del diable, el qual, per guanyar ànimes condemnades, va provocar un període de temps en què se succeïren ventades, sequeres, nevades, pestes i finalment una gran tempesta d’aigua i llamps. En comptes de fer perdre els habitants del lloc, el que va passar va ser que, trobant-se el diable a la vora del riu Set, el va atrapar la tempesta en el moment que un llamp feia desprendre’s la pedra. Per tal que no li caigués al damunt, la va haver de deturar amb la mà i així hi quedaren els seus dits gravats (Bellmunt, 1987).
5. Informació personal facilitada per Xevi Roviró el 21 de maig de 2009 després de parlar amb un informant de nom Pere.
Les petjades mítiques a Catalunya: una geografia gairebé inexplorada 49 ¿N’hi ha prou, amb aquestes dades, per suggerir una relació entre les petjades i el control atmosfèric? ¿Tenia raó Amades (1936, p. 57) quan deia que aquestes petjades eren restes de cultes solars, vinculats a la gestió de la fecunditat? La veritat és que, si més no de moment, res més no en podem aventurar. El que sí sembla és que probablement ens trobem davant d’un conglomerat de fets diferents, que responen a orígens també diversos, que l’única cosa que tindrien en comú seria que la seva forma recorda, d’una manera més o menys evident, una petjada humana o de cavall. Si és així, fins a quin punt no estem sobreinterpretant una realitat que ens és, en la seva part més important, desconeguda?
Bibliografia
Aguiló , Cosme (2002). Toponímia i etimologia . Barcelona: Publicacions Abadia de Montserrat.
Ainaud de Lasarte, Josep M. (2000). “Un sant popular”. En: Sant Ramon de Penyafort. Nadala 2000 de la Fundació Carulla. Barcelona: Fundació Jaume I. Amades, Joan (1936). La terra. Tradicions i creences. Barcelona: Biblioteca de Tradicions Populars.
Anònim (s.d.). Padre Antonio Ruiz de Montoya. http://www.gratisdate.org/nuevas/arquetipos/ ruizmontoya.htm [consultat 16-11-2010].
Argaiz, Gregorio de (1677). La Perla de Cataluña. Madrid: Andrés García de la Iglesia.
Barrowclough, David A.; Hallam, John (2008). “The Devil’s Footprints and Other Folklore: Local Legend and Archaeological Evidence in Lancashire”. Folklore, núm. 119, p. 93-102.
Beneficiado de Úbeda (1864). “Vida de San Ildefonso” En: Poetas castellanos anteriores al siglo XV. http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=27101 [consultat 16-112010].
Berga i Boix, Josep (1994). Llegendes de la comarca d’Olot. Olot: Llibres de Batet. Original de 1914.
Berque, Augustin (2000). Médiance de milieux en paysages. París: Bélin.
Blume, Friedrich (1848). Die Schriften der römischen Feldmesser. Berlín: Georg Reimer.
Bofarull i Brocà, Antonio de (1846). Hazañas y recuerdos de los catalanes. Barcelona: Juan Oliveres.
Bonet i Llach, Ramon (1984). Vida i culte de Sant Eudald patró de la Comtal Vila de Ripoll. Olot: Imp. Bonet.
Bourrit, Marc-Théodore (1781). Description des Alpes Pennines et Rhétiennes. Ginegra: J. P. Bonnart.
Bruguera i Ligero, Fèlix (2007). Onomàstica osorenca. Toponímia pretèrita i present dels termes municipal i parroquial d’Osor (La Selva). http://www.tesisenxarxa.net/TDX/TDX_UdG/ TESIS/AVAILABLE/TDX-0213107-124144/ [consultat 16-11-2010].
Bulliot, J.-G.; Thiollier, F. (1892). La mission et le culte de Saint Martin d’après les légendes et les monuments populaires dans le pays éduen. Étude sur le paganisme rural. Autun i Paris: Dejussieu.
50 Treballs de la SCG, 70, 2010 Francesc Roma i Casanovas
Bushnell, David (1913), “Petroglyphs representing the imprint of the human foot”. American Anthropologist, núm. 15, 1, p. 8-15.
canons des conciles mérovingiens (Vie-VIIe siècles), Les (1989). París: les Editions du Cerf. Casas i Nadal, M.; Ollich i Castanyer, I. (1981). “El Monestir de Sant Celdoni i Ermenter de Cellers: estudi històrico arqueològic”. Acta Historica et Archaeologica Medievalia, núm. 2. Castillo, Antonio del (1654): El devoto peregrino. Viage de Tierra Santa. Madrid: Imprenta Real.
Christian, William A. (1981). Apparitions in Late Medieval and Renaissance Spain. Princeton: University Press. http://libro.uca.edu/christian/apparitions.htm [consultat 16-11-2010].
Coberó i Coberó, Jaume (1982). Història civil i religiosa de la vila de Torà. Lleida: l’autor. Courtépée, Claude (1781). Description générale et particulière du duché de Bourgogne, précédé de l’abrégé historique de cette province. París: Delalain.
Croiset, Jean (1862). Vida de Nuestro Señor Jesucristo y de su santísima madre. Barcelona: N. Ramírez.
Descripcion del sitio de Monserrate, aviendo subido el marquès de Salmeròn, à adorar su Santa Imagen, y pedirle la salud del Rey N. Señor (que Dios guarde). Romance de Arte Mayor. Dedicado al excelentissimo Señor Duque de Alva, su Señor, por el dicho Marquès, con este Soneto [s. d., cf. 1696]. cf. Saragossa.
Díaz de Guzmán, Ruy (2001). Historia Argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata. http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra. html?portal=12&Ref=6185 [consultat 25-9-2009].
[Domènech, Albert]: De peus i relíquies virtuals a partir del Peu de Rocaprevera http://piscolabislibrorum.blogspot.com/2009/03/de-peus-i-reliquies-partir-del-peu-de.html [consultat 16-11-2010].
Erce Jiménez, Miguel de (1648). Prueva evidente de la predicacion del Apostol Santiago el Mayor en los Reinos de España. Madrid: Alonso de Paredes.
Erkoreka, Anton (1995). “Catálogo de ‘huellas’ de personajes míticos en Euskal Herria”. Munibe, núm. 47, p. 227-252. http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/munibe/aa/1995227252.pdf
Felini, Pietro Martire (1610). Tratado nuevo de las cosas maravillosas de la alma ciudad de Roma. Roma: B. Zannette.
Ferrer, Jaime (1703). Historica, y predicable trialpha de la Gloriosa Santa Barbara. Barcelona: M. Gelabert.
Fonck Sieveking, Oscar (1976). Construyamos arcas. Los enigmas del pasado. Buenos Aires i Santiago de Xile: Editorial Cruz de Sur. Fritz Roa, Sergio (2008). El enigma de las huellas humanas en las roca y los antiguos habitantes de la costa central chilena. http://geografiasacra.blogspot.com/2008/12/el-enigma-de-lashuellas-humanas-en-las.html [consultat 16-11-2010].
Garcia de Caralps, Juan (1617). Historia de S. Oleguer. Barcelona: S. Mateuad.
Gascons i Bassas, Salvi (1982). Tossa i el seu pelegrí. Barcelona: Selecta. Girbal, Enrique C. (1884). Tossa. Noticias sobre la historia, tradiciones y costumbres de esta villa y su término. Girona: P. Torres.
Giscafre, Pedro (1634). Triunfo del Santo Mysterio de la Vera Cruz de la villa de Cervera. Barcelona: S I. J Mateuad.
Grup de Recerca Folklòrica d’Osona (1984). El folklore de Rupit i Pruit. Vic: Eumo. Jesús, Diego de (1687). Annales de la religion de la Santissima Trinidad, redempcion de cautivos christianos. Fundada por los santos patriarchas san Juan de Mata, y san Felix de Valois. Madrid: Antonio González de Reyes.
Les petjades mítiques a Catalunya: una geografia gairebé inexplorada 51
Jordán Montes, Juan Francisco (2001). “¿Petroglifos o prensas de aceite?: un problema de interpretación arqueológica en el Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete)”. Al-Basit: Revista de estudios albacetenses, núm. 45, p. 5-14.
[León, Pedro] (1729). Cosas maravillosas de la santa ciudad de Roma. Roma: Pedro León. Lobera Abio, Antonio (1760). El porque de todas las ceremonias de la iglesia, y sus misterios. Barcelona: Sierra y Martí.
Lozano, Cristoval (1727). Los reyes nuevos de Toledo. Madrid: A. Marín.
Mahieu, Jacques de (1977). La agonía del Dios-Sol. Los vikingos en el Paraguay. Buenos Aires: Hachette.
Mariana, Juan de (1817). Historia general de España. Madrid: Imp. L. Núñez.
Martzluff, M.; Mas, S. (1992). Premses i vinyes d’Andorra. Institut d’Estudis Andorrans. Marsal, Antonio (1727). Cathecismo explicado, y predicado. Barcelona: I. Veguer. Martinaggi-Germa, L. (2007). Dorres. Granit et eau. Sant Esteve: Les Presses Littéraires.
Mir, A.; Moner, J. M. de; Pleyan de Porta, J. (1996). Àlbum històric, pintoresc i monumental del Pirineu (1880). Tremp: Garsineu.
Osona, Artur (1883). “Excursions particulars per la regió occidental de la provincia de Girona”. Butlletí de la Associació d’Excursions Catalana, núm. V, p. 153.
Pérez i Gómez, Ferrran (1998). Obres completes de Vicenç Plantada. II Monografies i altres escrits. Barcelona: Institut d’Edicions de la Diputació de Barcelona.
Pons, Salvador (1594). Llibre de la vida y miracles dels gloriosos martyrs S. Madrona, cos sant de Barcelona; y de S. Celdoni y Armenter, cossos sants de Cardona. Tarragona: F. Robert. – (1593). Llibre de la vida y miracles dels gloriosos sants, Sancta Eularia patrona de Barcelona, y S. Ramon de Penyafort del orde de Predicadors. Barcelona: N. Baresson.
Pontí, Jaume (1832). Iglesia de Christo desde Adam fins a nosaltres. Barcelona: Vídua i fills A. Brusi.
Pradell i Ventura, J. (2008). “Restauració d’una taula de Jaume Huguet: les escenes de l’Ascenció de Crist i la Dormició de la Mare de Déu del Retaule del Conestable”. Butlletí del Museu Nacional d’Art de Catalunya, núm. 9.
Ramírez Almaraz, Jesús Gerardo (2007). “El mito cataara y los petrograbados en forma de huellas de pies. Un anàlisis estructural”. En: Murray, William Breen. Arte rupestre del Noreste. Monterrey: Fondo Editorial de Nuevo León, p. 207-238.
Relacion de las fiestas que a Nuestra Señora la Virgen Maria de la Sierra dedicó la Real Villa de Mont-blanc, en los dias 3 y 4 de Junio del presente año de 1764... [1764]: Barcelona.
Ribadeneyra, Pedro de (1645). Flos sanctorum, de las vidas de los santos. Madrid: J. Ibarra. Roma i Casanovas, Francesc (2002). Llegendes de la natura. Itineraris pel nostre patrimoni cultural. Tarragona: Edicions El Mèdol.
Roviró, Xevi (2005). “Llegendes”. El Butlletí, núm. 250, p. 83-95. Vic: Unió Excursionista de Vic.
Satué Oliván, Enrique (1991). Religiosidad popular y romerías en el Pirineo. Huesca: Instituto de Estudios Altoaragoneses. – (2002). “Las huellas de santos y su uso didáctico”. Serrablo, vol. 32, núm. 125.
Schumacher, Mark (2009). Footprints of the Buddha in early buddisht art. http://www.onmarkproductions.com/html/footprints-bussokuseki.html [consultat 16-11-2010].
Sebillot, Paul (1904). Le folk-lore de France. Tome 1. Le ciel et la terre . París: E. Guilmoto. – (1982). Le folklore de France. La terre et le monde souterrain. París: Imago.
Sobrecasas, Francisco de (1681). Ideas varias de orar evangelicamente: con reglas para la forma y eleccion de libros para la materia. Saragossa: Hereus de P. Lanaja.
52 Treballs de la SCG, 70, 2010 Francesc Roma i Casanovas
Solà, Fortià (1948), Història de Torelló. Monografia basada en els arxius parroquial i municipal de la vila. Barcelona: Gráficas Marina, SA. Vol. II.
Solà i Colomer, Xavier (2003). El Santuari de la Mare de Déu de la Font de la Salut. Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat.
Torrell Pareta, J. M. (2003). “El retaule del Roser de Vallmoll”. Quaderns de Vilaniu, núm. 43, p. 131-146.
Valriu, Caterina; Vibot, Tomàs (2005). El Rei en Jaume I : un heroi històric, un heroi de llegenda. Palma de Mallorca: La Foradada.
Fotografia 1.
Petja dels Sants Màrtirs (Claret,Torà, la Segarra)
Juny de 2008
Fotografia 2.
Petja del Diable d’Osor (la Selva)
Abril de 2009
Treballs de la SCG, 70, 2010
Fotografia 7.
Potades del Diable (Sant Miquel de Campmajor, Pla de l’Estany)
Juliol de 2009
Fotografia 6.
Creu atribuïda a Sant Ramon de Penyafort (Tossa de Mar, la Selva)
Desembre de 2008
Fotografia 8.
Petjada de la Mare de Déu de Santa Margarida d’Ardola (Folgueroles, Osona)
Maig de 2009
Totes les fotografies són de l’autor de l’article, Francesc Roma
A propòsit de la dimensió espacial dels noms de lloc. Algunes reflexions teòriques
Joan Tort i Donada Universitat de Barcelona
jtort@ub.edu“El Americano se detuvo y abarcó en un gran gesto aquel agreste paraje donde el Gallo desemboca en el Tajo al pie de Alpetea. Su mano señalaba accidentes y detalles; su voz acariciaba cada monte o cada senda con el sonido de un nombre. Parecía estar recontando las cosas de un mundo como si al aludir a cada elemento lo fuera colocando en su sitio.”
(José Luis Sampedro, El río que nos lleva)
Resum
Duem a terme una aproximació teòrica a l’estudi dels noms de lloc, o toponímia, considerant en particular la seva dimensió espacial. El treball és organitzat en tres apartats. Al primer, fem un plantejament general de l’anàlisi i abordem les qüestions de caire terminològic i conceptual. Al segon incidim en les diferents maneres en què el paràmetre ‘espai’ s’involucra amb la noció de topònim. Al tercer, proposem una interpretació de la toponímia com una modalitat de ‘llenguatge del territori’.
Paraules clau: Llenguatge, espai, toponímia, noms de lloc, descripció geogràfica
Resumen: A propósito de la dimensión espacial de los nombres de lugar. Algunas reflexiones teóricas
Desarrollamos una aproximación teórica al estudio de los nombres de lugar, o toponimia, considerando en particular su dimensión espacial. A este fin, el artículo comprende tres
56 Treballs de la SCG, 70, 2010 Joan Tort i Donada niveles o apartados básicos. En el primero hacemos un planteamiento general del tema y abordamos las cuestiones de tipo teórico y conceptual. En el segundo abordamos las diferentes maneras en que el parámetro ‘espacio’ se implica con la noción de topónimo. Finalmente, en el tercer apartado proponemos una interpretación de la toponimia com una modalidad de ‘lenguaje del territorio’.
Palabras clave: Lenguaje, espacio, toponimia, nombres de lugar, descripción geográfica
Abstract: On the spatial dimension of place names. Some theoretical reflections
We develop a theoretical approach to the study of place names, or toponymy, especially considering its spatial dimension. To this end, the article includes three basic levels or sections. In the first general approach we tackle the topic and theoretical issues and conceptual. In the second we discuss the different ways in which the parameter ‘space’ is related with the notion of place-name. Finally, in the third section we propose an interpretation of toponymy as a kind of ‘language of the territory’.
Key words: Language, space, toponymy, place names, geographical description
1. Els noms de lloc i l’espai geogràfic:
uns conceptes en interacció
1.1. L’estudi geogràfic dels noms: d’una visió taxonòmica a una visió explicativa
Proposem una reflexió en sentit ampli sobre una temàtica vocacionalment geogràfica però difícilment encasellable en una línia concreta d’estudi: la relació entre els noms i l’espai geogràfic.1
No és un tema senzill ni fàcil; sobretot, a causa de les múltiples connexions de la mateixa noció de nom, i de l’acte d’anomenar, respecte a qualsevol camp del coneixement. Un geògraf que ha dedicat una part important de la seva tasca científica a qüestions de toponímia, Vicenç M. Rosselló i Verger, resumeix el problema de fons –la intangibilitat dels noms– a l’inici d’un article seu que gosem qualificar de canònic:
“En un passatge del Gènesi l’home pren possessió dels animals anomenant-los, com també devia fer amb els arbres i la terra dels quals fruïa. Donar nom als llocs, als objectes, fet i fet, és establir-hi un vincle, una mena de possessió. Fa 2.400 anys Plató, en el seu diàleg Cràtil, discutia ‘com es deien les coses’ amb
1. Parlem, a la pràctica, de forma indistinta, d’“espai geogràfic” o de “territori”.
una òptica semblant. El topònims, però, són de més a més noms únics. Encara que innombrables, s’arrapen al solar i transmeten la màgia de la terra amb el solatge centenari o mil·lenari d’autèntics fòssils, fòssils culturals. Si en geologia un fòssil és la resta petrificada d’un planta o ‘un animal, és a dir, un testimoni d’un quadre vital, els nostres mots són un testimoni històric d’una cultura.” (Rosselló, 2004, 52) [La cursiva és de l’autor]
D’entrada recordarem que la interacció entre els noms i el territori, i, en especial, el tractament que han de tenir els noms dins la disciplina geogràfica, han estat qüestions presents d’una forma constant al llarg de la història d’aquest coneixement que anomenem geografia. Tot i que no és l’objecte de la nostra investigació traçar un quadre evolutiu d’aquesta interacció al llarg del temps, pensem que val la pena reportar, al respecte, les consideracions que va fer el geògraf grec Estrabó (64 a.C – 25 d.C) a propòsit de l’obra d’Homer, a qui considerava com a iniciador del coneixement geogràfic; crida l’atenció en aquest sentit, com remarca Estrabó, l’èmfasi que posà Homer en les seves descripcions en aspectes com ara els llocs i les localitzacions i la utilització dels noms per a precisar els uns i les altres. Així, al capítol primer del Llibre I de la seva Geografia, 2 Estrabó indica explícitament el següent:
“[Homer] no solament va destacar sobre tots els autors que el van precedir i els que el van seguir pel valor de la seva poesia, sinó segurament també pel coneixement de les coses de la vida civil, amb l’ajuda del qual no solament es va interessar per conèixer el major nombre de fets i llegar-los a les generacions següents, sinó també per tot allò que es refereix als llocs, tant els que es troben en alguna regió propera com els de qualsevol punt de la Terra habitada i del mar (...). A més, va anomenar pel seu nom unes regions, i d’altres les va fer conèixer a través d’alguns senyals.”3 (Estrabó segons I. Granero, 1980: 6) [La cursiva és nostra].
Val la pena subratllar que Estrabó valora la dimensió geogràfica de l’obra d’Homer no simplement pel fet de parlar de llocs i de regions, i de citar-los pels noms, sinó sobretot pel seu afany d’exactitud, de veracitat, d’escrupolositat a l’hora de referir els dits llocs, a través dels respectius noms:
“Així mateix, com que els poetes, i especialment Homer, no ho inventen tot, sinó que afegeixen a les seves narracions molts fets fabulosos, la persona que examina què hi han afegit els antics no investiga si aquests fets han succeït realment, sinó que busca sobretot la veritat en relació amb els llocs i la gent (...). Només quan llegim el ‘Triptòlem’ de Sòfocles o el pròleg de ‘Les Bacants’ d’Eurípides, i ho comparem amb la cura que posa Homer en la descripció geogràfica, arribem a percebre la notòria diferència que hi ha. Perquè, quan cal procedir amb ordre respecte als llocs que es mencionen, Homer té cura d’aquest ordre, tant en allò que
2. Convé recordar que els dos primers llibres de la Geografia d’Estrabó són coneguts com els “Prolegòmens” i que, a diferència dels altres, no són dedicats a la presentació de països sinó més aviat a qüestions de caràcter teòric i general.
3. La traducció al català és nostra, a partir de la versió en castellà.
58 Treballs de la SCG, 70, 2010 Joan Tort i Donada es refereix als llocs de l’Hèl·lade com als llocs situats a les regions remotes.”4 (Estrabó segons I. Granero, 1980, p. 50-51) [La cursiva és nostra.].
La noció d’‘ordre’, reportada per Estrabó en referir-se a l’obra d’Homer, és un concepte clau, al nostre entendre, en relació amb el tema que ara ens ocupa. Senzillament pensem que es tracta de l’‘encadenament natural’ de les coses i dels fenòmens; una cosa així com l’‘estructura lògica subjacent’ que ha estat sempre present en les formulacions més reeixides de la geografia de totes les èpoques, des d’Homer fins a l’actualitat. Una ‘estructura lògica’ que, en qualsevol cas, ha tingut sovint com a contrapunt la visió ‘estaticista’ o ‘enciclopedista’ de la realitat circumdant. Voldríem remetre’ns, en aquest punt, a un paràgraf de Pau Vila (d’un text publicat inicialment el 1922, en el qual l’autor comenta la situació dels estudis de geografia a Catalunya a la primeria del segle), com a resum explícit de la contraposició a què acabem de fer esment.
“La geografia, desgraciadament, no ha tingut conreadors a Catalunya (...). La nostra manca d’interès geogràfic ha fet que aquesta disciplina, dins tots els graus de l’ensenyament, servés uns conceptes i uns mètodes netament vuitcentistes. La vella geografia de noms i de números impera encara.” (Vila, ed. 1978, p. 86) [La cursiva és nostra.]
En el mateix sentit s’expresa el geògraf francès Jean Brunhes, quan assenyala que “la geografia moderna s’adreça a la comparació i a la classificació dels fenòmens, i tendeix a ser una explicació en el sentit més ampli del mot (...) No és pas un inventari, és una història. No és una enumeració, és un sistema.” (Brunhes, 1947, p. 15) [La cursiva és nostra.]. I encara Vidal de la Blache va més enllà d’aquesta consideració quan especifica que és la noció d’ordre allò que pot permetre transcendir l’estadi simplement “enumeratiu” del coneixement geogràfic i passar a un estadi ‘sistematitzador’ i ‘explicatiu’:
“Se’ns permetrà considerar com a indiscutible, en principi, que la geografia ha de ser tractada a l’ensenyament com una ciència i no com una simple nomenclatura (...) Si aquest ensenyament s’entén com una nomenclatura (...), el millor mètode serà el millor memoràndum. Però per a la persona que pretengui, contràriament, tractar la geografia com una ciència, la qüestió canvia d’aspecte: els fets s’aclareixen segons l’ordre amb el qual s’agrupen. Quan se separa allò que s’hauria d’aproximar; quan s’uneix allò que més aviat s’hauria de separar, es trenca qualsevol relació natural: és aleshores impossible reconèixer el fil conductor que lliga els fenòmens dels quals s’ocupa la geografia, i que de fet constitueix la seva raó de ser científica.”5 (Vidal de la Blache, 1888-1889 p. 1) [La cursiva és nostra.]
Conseqüents amb el plantejament de la geografia que acabem d’esbossar, considerem que les recerques sobre els noms de lloc fetes des d’aquesta discipli-
4. Ibid.
5. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en francès.
na han de rebutjar, per principi, els plantejaments que signifiquin, en darrera instància, la construcció de simples taxonomies o inventaris de denominacions. Més enllà de qualsevol vel·leïtat en aquest sentit, el nostre compromís amb una geografia fonamentada en unes bases rigoroses ens porta a adoptar la noció de l’‘ordre subjacent’, tal com ha estat enunciada per Brunhes i Vidal de la Blache, com un principi metodològic irrenunciable.
1.2. La paraula, eina bàsica de la descripció i l’anàlisi geogràfiques
Hem tingut ocasió de veure que entre els noms i la geografia es dóna una interacció permanent, l’abast de la qual és prou difícil de definir i precisar, a causa de la seva mateixa subtilesa. De fet, a pesar de la diversitat d’interpretacions que suscita la interrelació entre els noms i el territori, una cosa sembla innegable: que la paraula (o el nom, si ho preferim) és un mitjà necessari per a la tasca del geògraf, sigui quina sigui la dimensió significativa que es vulgui atorgar a aquest mitjà dins el propi discurs. A criteri nostre, la geografia de les darreres dècades s’ha caracteritzat, a nivell internacional, pel desenvolupament de branques molt diverses i, correlativament, de mètodes i tècniques d’estudi molt específics; però malgrat aquest desenvolupament temàtic i metodològic, la paraula continua sent en geografia un mitjà d’expressió fonamental. I això no ho afirmem sense més ni més, sinó a partir d’una constatació elemental: que mentre la descripció i l’anàlisi del territori continuïn sent unes activitats (entre altres) pròpies del geògraf, la ‘paraula’, i tot allò que faci referència al seu domini i la seva utilització, serà un instrument bàsic i insubstituïble dins el seu treball. Sobre aquesta qüestió, subscrivim plenament allò que escrivia cinquanta anys enrere el geògraf francès Baulig, i que en el seu sentit essencial considerem que continua essent vàlid del tot:
“La descripció geogràfica recorre amb freqüència a la imatge visual, al mapa, al dibuix, a la fotografia, a la pel·lícula; gairebé es podria pensar que tracta d’enregistrar sons, músiques naturals, sorolls de la ciutat o de la fàbrica. Però el seu mitjà d’expressió habitual segueix sent la paraula. Es podrà observar que, a diferència de les geografies generals, la descripció regional no té vocabulari tècnic. Utilitza el llenguatge de tothom, en certa manera perquè s’adreça a tothom, però també perquè invita el lector a una participació directa activant la seva memòria i la seva imaginació: més que descriure, tracta d’evocar. En el seu grau de perfecció, la bellesa de la forma no fa una altra cosa que expressar la plenitud, la riquesa oculta del pensament (...). Arribats en aquest punt, la distinció entre art i ciència s’esvaeix del tot: de la mateixa manera que en determinats escrits filosòfics pensament i forma estan indissolublement units; o de la mateixa manera que en algunes obres pictòriques la puresa de la línia recorda les harmonies matemàtiques.”6 (Baulig, 1948, p.10-11) [La cursiva és nostra.]
6. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en francès.
Cal subratllar que un plantejament com l’exposat, i que hem insistit a voler compartir, no és privatiu d’una manera determinada d’entendre la geografia per part d’un autor o d’un grup d’autors concrets: més aviat creiem que aquesta manera de pensar i d’interpretar el coneixement geogràfic, amb una projecció que gosem qualificar com a universalista, apareix en autors de tots els països del món, i amb independència de l’evolució cronològica de la disciplina i de la respectiva filiació acadèmico-ideològica. Ens sembla significatiu, en aquest punt, referir-nos a un autor que va fer del llenguatge, i concretament de la terminologia geogràfica aplicada a les formes del paisatge físic, un dels seus eixos de reflexió: el nord-americà Carl Sauer. Aquest geògraf, que en un dels seus treballs teòrics més coneguts (The Morphology of Landscape, de l’any 1925) afirmava que “la terminologia popular és una garantia força fidedigna del significat de les formes”,7 defensà explícitament la conveniència d’aprofundir en l’estudi dels noms d’origen popular (tant els noms comuns com els noms propis) com a base per a la construcció d’una geografia rigorosa i sistemàtica:
“La geografia com a descripció explicativa de la Terra fixa l’atenció en la varietat dels trets distintius terrestres i els compara pel que fa a la seva distribució. D’alguna manera és sempre una lectura de la cara de la Terra. Els professionals no hi som perquè hàgim descobert una línia d’investigació o perquè coneguem alguna tècnica especial, sinó perquè els homes sempre han necessitat el saber geogràfic, l’han acumulat i l’han classificat. Els noms que a nivell professional apliquem als elements o a les formes que identifiquem, o fins i tot als processos que descrivim, provenen generalment, i d’una forma lògica, de noms vulgars. Nosaltres els organitzem en un vocabulari de més clara i més àmplia intel·ligibilitat. Sovint, els llenguatges de pobles primitius i els dialectes de les nostres mateixes cultures ens subministren termes més significatius que la llengua literària (...). A més d’anomenar categories geogràfiques, tant físiques com culturals, a partir de la llengua popular, aconseguim un coneixement retrospectiu de situacions del passat a partir de l’estudi de noms propis geogràfics. En particular, el vocabulari geogràfic local i la toponímia de cada idioma formen un substrat de saber que encara ha de ser explotat, tant per a la identificació de varietats dels fenòmens que estudiem com per a visions culturals comparatives.”8 (Sauer, 1956, p. 290) [La cursiva és nostra.]
2. Consideracions sobre la base espacial dels topònims
En aquest epígraf volem aprofundir en la noció d’espacialitat entesa com la base genètica del topònim: és a dir, com a ‘referent d’espai’ o ‘fonament geogràfic’ consubstancial a qualsevol nom de lloc. L’espacialitat (o, si ho preferim, territorialitat) és una condició necessària per a poder parlar de topònim, ja que
7. Sauer, Carl (1925). “The Morphology of Landscape”; versió catalana de Montserrat Cuxart (“La morfologia del paisatge”), dins Treballs de la Societat Catalana de Geografia, núm. 43, 1997, p. 168.
8. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en anglès.
sense un referent d’espai, el topònim perd la seva raó de ser.9 I aquesta condició manté la seva virtualitat amb independència de l’escala en què ens moguem. En forma d’exemple: des de la perspectiva de la geografia, dos topònims relatius a àmbits territorialment molt dispars, com ara Sibèria (nom d’abast quasicontinental) o el Parc de Samà (nom d’una finca del terme municipal de Cambrils) acompleixen una mateixa funció identificadora; tots dos es comporten funcionalment com a topònims, per més que les realitats geogràfiques a què fan referència no siguin comparables en sentit estricte.
2.1. L’espai com un ‘tot’. Un apunt sobre el problema filosòfic del ‘tot’ i les ‘parts’
La consideració de l’espai com a base genètica del topònim té unes implicacions epistemològiques que convé no deixar de banda. En realitat, parlar del territori i dels elements que l’integren és equiparable al fet de parlar, en termes filosòfics, de la relació entre el tot i les parts. Per tant, en aquest punt, per més que els nostres arguments pretenguin ser essencialment geogràfics, no ens podem sostreure al fet que fem referència a unes qüestions que tenen també una càrrega filosòfica indubtable. D’altra banda, hem de tenir present també que la qüestió apuntada ha estat objecte de reflexions molt profundes per part dels autors que posen les bases de la geografia moderna; particularment, Kant i Humboldt. Per aquests motius, ens sembla convenient de referir-nos-hi abans d’introduir qualsevol altre argument. Centrem-nos, d’una banda, en el geògraf i filòsof Immanuel Kant.10 Per a aquest autor, la clau de la qüestió está a concebre el ‘tot’ com un sistema, més que no pas com el resultat de la suma de les parts:
“El món és el substrat i l’escena en el qual opera el joc de les nostres destreses. És el nivell en el qual el nostre coneixement s’adquireix i s’aplica (...). A més, hem d’entendre els objectes de la nostra experiència com un tot, de manera que el nostre coneixement no formi un conglomerat sinó un sistema: en un sistema, el tot és abans que les parts, mentre que en un conglomerat són primer les parts.”11 (May –citant Kant–, 1970, p. 257)12 [La cursiva és nostra.]
9. Des d’aquesta perspectiva és defensable que la territorialitat, entesa com a “mitjà través del qual l’espai i la societat s’interrelacionen” (Sack, 1986, p. 5), esdevé una noció ontològicament essencial per a poder parlar de topònim (o de nom de lloc). O sigui, un concepte indefugible quan abordem la toponímia des de l’òptica de la geografia.
10. Immanuel Kant (Königsberg, 1724-1804), figura cabdal del pensament i la cultura contemporanis, ha passat a la història com el filòsof que va inaugurar la modernitat. De fet, tot i que la seva figura brilla essencialment en el camp de la filosofia, al qual va dedicar pràcticament tota la seva obra escrita, i sense negar que la major part de la seva influència es projectà en el terreny filosòfic, té una faceta com a geògraf menys coneguda però d’una rellevància que cal tenir en compte, sobretot pel que fa a la seva concepció de la geografia com a ‘fonament’ del coneixement. Val la pena de veure, al respecte, May (1970) i Berdoulay (1988). El primer, particularment, és un estudi completíssim sobre el concepte de geografia segons Kant, i sobre la seva relació amb la geografia moderna; inclou la transcripció de la “Introducció” de la seva Geografia física, en la qual, segons May, hi ha continguda l’essència del pensament geogràfic kantià. Les cites de Kant que transcrivim més endavant, precisament, han estat extretes d’aquesta transcripció.
11. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en anglès.
12. Val la pena notar que aquesta idea de ‘sistema’ exposada per Kant és sensiblement coincident amb la que reportàvem a l’epígraf 1.2, a propòsit de Vidal de la Blache i Brunhes.
Al seu torn, Alexander von Humboldt –autor que Nicolás Ortega considera, al costat de Carl Ritter, com a fundador d’allò que ell anomena la tradició geogràfica moderna13–, a les pàgines introductòries del primer volum del Cosmos ens dóna unes pautes complementàries per abordar, sense perdre de vista els fonaments apuntats per Kant, la comprensió de la interrelació entre el ‘tot’ i les ‘parts’ com dos conceptes complementaris i plenament oberts a la subjectivitat; és a dir, a la participació activa de l’observador (o ‘subjecte que coneix’):
“La Naturalesa, considerada mitjançant la raó -és a dir, sotmesa en conjunt a l’acció del pensament-, és la unitat en la diversitat dels fenòmens, l’harmonia entre les coses creades i que es diferencien per la forma, per la constitució i per les forces que les animen; és el Tot mogut per un alè de vida. L’assoliment més important d’un estudi racional de la Naturalesa és arribar a captar la unitat i l’harmonia que hi ha dins aquesta immensa acumulació de coses i de forces; arribar a assumir amb el mateix interès tant els resultats de les descobertes dels segles pretèrits com els resultats de les investigacions d’avui dia, i ser capaç d’analitzar els trets bàsics dels fenòmens sense deixar-se arrossegar per la seva massa. (...) L’intent de descompondre la màgia del món físic en els seus diversos elements comporta grans riscos, perquè el caràcter fonamental d’un paisatge i de qualsevol quadre de la Naturalesa deriva de la simultaneïtat d’idees i dels sentiments que suscita en l’observador. El poder de la Naturalesa es manifesta, per dir-ho d’alguna manera, en la connexió d’impressions, en la unitat de sentiments i d’emocions que es produeixen d’una forma simultània. Si se’n volen detectar els orígens parcials, caldrà descendir mitjançant l’anàlisi a la individualitat de les formes i a la diversitat de les forces...”14 (Humboldt, 1874, I, p. 2-3)
Aquesta ‘obertura’ vers la subjectivitat, aquesta consideració del subjecte com a figura protagonista en el procés de coneixement –veritable ‘principi’ i ‘final’ del procés–, s’inscriu del tot dins les coordenades del romanticisme, moviment dins el qual cal situar les aportacions geogràfiques tant de Humboldt com de Ritter. I la invocació a la subjectivitat, dins aquest context, no es fa des de plantejaments limitats o parcials, sinó en el sentit de posar en joc les capacitats del subjecte en tota la seva amplitud. Com ha assenyalat Nicolás Ortega, “la concepció romàntica del coneixement és inseparable de la subjectivitat (...). I no només hi prenen part la raó i la intel·ligència: també cal posar en joc el sentiment, la imaginació o la capacitat creadora, que esdevenen per al romanticisme vies de coneixement, de comprensió i d’estudi de les coses” (Ortega, 1987, p. 40).
Des de la perspectiva d’un coneixement de gran espectre com la geografia, la idea filosòfica del tot posada en un primer pla pel romanticisme es converteix en una idea clau, en la mesura que la pretensió bàsica dels geògrafs romàntics
13. Vegeu especialment Gómez, Muñoz, Ortega (1982, p. 19-47) i Ortega (1987, p. 35-44).
14. La traducció al català és nostra, a partir de la versió en castellà.
és explicar el món d’una forma unitària i coherent. Novament recorrem a paraules d’Ortega per a explicitar-ho:
“L’estudi geogràfic ha de fer intel·ligible l’ordre de l’univers, descobrir el conjunt de relacions (...) que permeten entendre unitàriament la realitat. La geografia està interessada a conèixer, en paraules de Humboldt, el ‘tot animat per una onada de vida’, un tot que expressa ‘la unitat en la diversitat dels fenòmens’ i l’ ‘harmonia entre les coses creades’. Es tracta de comprendre els nexos que permeten veure la realitat geogràfica com una unitat analògica, sense dissociar els lligams existents entre les parts que la componen”. 15 (Ortega, 1987, p. 40) [La cursiva és nostra]
En qualsevol cas, aquesta idea del tot no fa referència a una ‘entitat’ exterior a l’home, sinó que, necessàriament, l’ha d’incloure:
“L’home forma part d’aquesta unitat geogràfica, que participa de l’ordre del Tot romàntic. Entre l’home i allò exterior a ell -la terra, la naturalesa, el medi geogràfic- hi ha una relació profunda i contínua. No és només un lligam material, biològic o ecològic: afecta també les seves qualitats interiors. L’home és solidari d’un ordre natural que li pertany plenament; que li pertoca com a ésser viu, però que alhora el compromet en termes intel·lectuals, ètics i estètics”.16 (Ortega, 1987, p. 40).
És important de fer ressaltar, en el context descrit –i reprenent, en aquest punt, l’argumentació que fèiem a l’inici de l’epígraf– que aquesta consideració integradora i omnicomprensiva del saber geogràfic no és exclusiva d’una visió o d’un plantejament generals de la geografia, sinó que s’estén de forma indistinta als plantejaments particulars o regionals d’aquest coneixement: “La consideració del ‘tot’ és compatible amb la de les diferents ‘parts’ (...) que és possible distingir en el seu si. Des d’aquesta perspectiva la geografia és, en definitiva, articulació unitària d’unitats articulades. El nivell general i el nivell regional es presenten i entenen com a manifestacions complementàries i inseparables de la unitat geogràfica” (Ortega, 1987, p. 41).
2.3. La “mirada” vers el territori: l’especificitat de la geografia
Si hem posat sobre la taula la qüestió del problema filosòfic del ‘tot’ i de les ‘parts’, i hem fet un èmfasi específic en el caire que pren aquest problema des del punt de vista de la geografia (i, en particular, en plantejar-nos la significació geogràfica dels noms de lloc), és perquè pensem que la qüestió del coneixement del món -objecte final de la geografia- no és en absolut aliena a un debat que ha preocupat els pensadors de tots els temps. La relació entre el ‘tot’ i les ‘parts’,
15. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en castellà. 16. Ibid.
entre allò que és ‘unitari’ i allò que és ‘divers’, és una qüestió present també en els plantejaments de nombrosos geògrafs, i particularment dels inserits dins l’enfocament regionalista. Com assenyalen Gómez, Muñoz i Ortega, es tracta d’una actitud intel·lectual afavorida per la incorporació a la geografia de les perspectives filosòfiques intuïcionistes o vitalistes, i en particular, del pensament de Henri Bergson;17 un pensament en el qual la intuïció és ponderada com la facultat intel·lectiva fonamental:18
“Perquè el pensament bergsonià considera, entre altres coses, que només la intuïció permet captar la ‘combinació indefinible d’allò múltiple i d’allò unitari’, i captar la veritat particular de ‘les existències individuals’; en canvi, el pensament positiu presenta la realitat analíticament parcel·lada, o bé, en altres casos, quan tracta d’elevar-se mitjançant l’abstracció cap a la generalització, i ‘creu que s’encamina cap a la unificació de les coses’, en realitat ‘actua per extinció gradual de la llum que feia ressaltar les diferències entre els matisos, fins a confondre’ls del tot en una foscor comuna’”19. (Gómez, Muñoz, Ortega, citant Bergson, 1982, p. 67)
La valoració de la intuïció com a eina bàsica per al coneixement geogràfic no s’ha d’entendre com una possibilitat metodològica més, a sumar a totes les altres, sinó que, d’acord amb els arguments que aporten els tres autors acabats d’esmentar, comporta una ‘forma general’ d’entendre la geografia en la qual aquest saber és concebut més com un art que no com una ciència;20 d’una manera prou explícita, la qüestió és resumida al paràgraf següent:
“La influència bergsoniana pren, a més, una importància particular en el si d’una perspectiva regional francesa cada cop més propensa a entendre la seva pròpia pràctica cognoscitiva com un art dedicat a evocar descriptivament la vida de les regions. D’aquesta manera pot arribar Pierre Birot a afirmar (...) que ‘si les geografies generals físiques i humanes són ciències naturals, (...) la geografia
17. Vegeu també, en aquest sentit, Horacio Capel, 1981, p. 344-345.
18. “Intuïció: Coneixement directe i immediat obtingut sense discurs reflexiu” (Diccionari de la llengua catalana Barcelona, Enciclopèdia Catalana, 1983, p. 896). Assenyala Coromines que és un terme “pres del llatí tardà intuitio, -onis, ‘imatge’, ‘mirada’, que en el llatí escolàstic va pendre el sentit filosòfic; derivat d’intueri, ‘mirar’, ‘contemplar’.” (DECat, IV, p. 860). Sobre el paper de la intuïció com a eix central del pensament de Bergson, vegeu l’antologia de textos d’aquest autor, a càrrec de Gilles Deleuze, publicada en castellà amb el títol de Memoria y vida (Madrid: Alianza, 1977).
19. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en castellà.
20. En relació amb la possibilitat de considerar la geografia, des del punt de vista epistemològic, com un art, val la pena de tenir presents les reflexions que alguns autors moderns han fet a propòsit de la perspectiva artística com una determinada manera d’abordar la complexitat del món. Són especialment interessants, en el nostre context, les aportacions que fa el físic Jorge Wagensberg a Ideas sobre la complejidad del mundo (Barcelona: Tusquets, 1985) i a Ideas para la imaginación impura (Barcelona: Tusquets, 1998). L’autor parteix de la base que hi ha tres grans formes d’apropar-se a l’estudi de la complexitat del món, que són la ciència, l’art i la revelació mística, i que totes tres, mitjançant mètodes diferents, coadjuven a una mateixa finalitat, que és el coneixement entès en sentit ampli. Respecte de l’art, en concret, Wagensberg dóna una definició prou sintètica: “L’art –ens diu– és una forma de coneixement el mètode de la qual es basa en un únic principi: el principi de la comunicabilitat de complexitats inintel·ligibles.”
(Wagensberg, 1998, p. 90)
regional és un art que tendeix a evocar autèntiques individualitats’.”21 (Gómez, Muñoz, Ortega, 1982, p. 68) [La cursiva és dels autors.]
De fet, la circumstància que la perspectiva geogràfica regional mostri una particular afinitat per abordar allò que globalment podem anomenar la ‘complexitat del territori’ (o bé, d’acord amb les paraules citades de Bergson, “la combinació indefinible d’allò múltiple i d’allò unitari”) fa que, a l’efecte de la nostra recerca, valgui la pena parar-hi una atenció particular. No ens passa per alt, en aquest sentit, que en el context internacional de la geografia, “després d’una etapa d’abstracció i d’una certa desorientació, els geògrafs tornen a allò concret; deixen l’espai abstracte per aterrar al territori, un territori que té accidents geogràfics i els topònims que utilitzem per a nominar, delimitar i analitzar l’espai geogràfic” (Oliveras, 1992, p. 531). I, d’altra banda, no perdem de vista que Nicolás Ortega assenyala que “la geografia regional parteix d’una voluntat epistemològica que, en voler explicar i comprendre les coses, no pot donar-se per satisfeta si només freqüenta una sola via cognoscitiva; explica –científicament– quan actua, però això no vol dir que renunciï a comprendre el significat del món” (Ortega, 1987, p. 46).
Sobre l’anomenada perspectiva regional ens interessa, particularment, fer unes consideracions en relació amb allò que s’ha qualificat com el seu ‘nucli vertebrador’: el concepte de regió. Aquest concepte, definit genèricament com una “àrea de la superfície terrestre diferenciada per les seves característiques específiques”,22 ha suscitat sovint entre els especialistes problemes d’interpretació; però no pas en relació amb l’essència del concepte, sinó en relació amb les seves variants o derivacions.23 A nosaltres, en la tessitura de l’estudi dels noms de lloc, ens interessa d’una forma molt especial aquest concepte perquè el creiem equiparable, en el pla del territori, al concepte lingüístic del ‘camp semàntic’: des d’aquesta òptica, no pensem que estigui fora de lloc considerar la regió com un “àmbit espacial al qual uns trets determinats doten d’una individualitat concreta, expressada a través d’un nom (propi) específic”. Diríem que és una caracterització conceptual que fa una atenció prioritària a la cohesió interna d’aquest àmbit espacial; cohesió interna que, d’acord amb els arguments que aporta Vilà Valentí, es manifesta en tres plans o nivells:24
21. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en castellà.
22. Monkhouse, 1978, p. 388. Val la pena d’assenyalar que els diccionaris generals de la llengua, a l’hora de definir el terme regió, solen posar èmfasi en l’‘homogeneïtat espacial’ i, en canvi, deixen de banda la qüestió de l’‘extensió’, que implícitament es considera com un factor variable (i, per tant, aleatori). Coincideixen, en aquest sentit, els diversos diccionaris que hem consultat: el Diccionari de la llengua catalana (IEC), el Diccionario de la Lengua Española (RAE), el Diccionario ideológico de la lengua española (Casares), el Diccionario de uso del español (Moliner), el Grand Larousse de la Langue Française i el Vocabolario della Lingua Italiana
23. Monkhouse, per exemple, al seu diccionari de termes geogràfics, dedica una entrada a cadascun dels nou tipus diferents de regió que considera: regió de planejament, específica, formal, funcional, genèrica, morfològica, natural, geogràfica i nodal (Monkhouse, 1978, p. 389-390).
24. Vegeu, en aquest sentit, Vilà (1983), i en particular el capítol “La geografía regional” (p. 244-267), on l’autor fa unes consideracions força àmplies sobre el concepte de regió, i les acompanya de nombroses referències bibliogràfiques.
a) Una homogeneïtat que confereixi personalitat o originalitat geogràfica a l’àmbit en qüestió.
b) Una certa uniformitat d’aspectes de conjunt.
c) Una unitat derivada de l’especial combinació dels factors físics, biogeogràfics i humans.25
D’una forma resumida, els arguments que hem anat desenvolupant al llarg d’aquest epígraf els podem expressar en la proposició següent: la geografia és un coneixement implicat específicament amb el territori; dins el camp general de la geografia, la perspectiva anomenada ‘regional’ (perquè té la regió com a concepte clau) porta aquesta implicació al grau de desenvolupament més alt posible. En conseqüència, i atesa la importància que té el ‘factor territori’ en toponímia, podem concloure que els conceptes, els mètodes i les categories d’anàlisi propis de la geografia regional poden ser d’una gran utilitat en la recerca toponomàstica.
2.3.1. ‘Identificació’, ‘percepció’ i ‘consciència’ del territori
Dins la geografia, un dels camps on s’ha posat de manifest d’una forma més evident la relació entre el territori i la toponímia és el de la detecció i identificació d’àrees diferenciades (dites habitualment ‘regions’). Diguem-ho d’una altra manera: l’estudi geogràfic regional, entès a la manera clàssica, ha tingut en allò que podríem anomenar la ‘identificació dels territoris’ (més petits o més grans) una de les seves facetes més habituals i més conegudes. D’aquesta pràctica s’ha derivat una certa propensió, per part del geògraf regional, a expressar (tant en el pla de la reflexió teòrica com al nivell de la cartografia) la seva opinió sobre els ‘límits idonis’ d’un determinat territori, com també sobre les discordances que sovint es donen, dins un mateix àmbit espacial, entre la seva delimitació merament física i la que té en compte també altres aspectes, com ara els històrics, els políticoadministratius o els culturals. Sense anar més lluny, obres clàssiques de la geografia regional catalana com ara La Cerdanya de Pau Vila (1926), La Plana de Vic, de Gonçal de Reparaz (1928) o El Priorat. L’extensió de la comarca natural, de Josep Iglésies (1930), han dedicat algun apartat –en alguns casos, com el de l’obra d’Iglésies, gairebé la major part de l’obra– a la qüestió específica de la delimitació, entesa com un dels problemes més rellevants a elucidar. I això, com a geògrafs, no ens estranya: discutir o reflexionar sobre els límits d’un territori concret, més enllà dels aspectes merament anecdòtics, és acarar-se a un problema d’una transcendència filosòfica innegable; és, en el fons, plantejar-se la relació entre ‘continent’ i ‘contingut’ respecte a una determinada cosa. Es podria dir que
25. Ens permetem apuntar que aquesta caracterització del concepte de regió, basada sobretot en criteris de “cohesió interna”, és força afí al significat originari del terme, pres del llatí REGIO, -ONIS (‘direcció’, ‘regió’) i emparentat amb REX, REGIS (‘rei’) i amb REGERE (‘regir’, ‘governar’). L’afinitat la veiem sobretot en el sentit que es fa referència a un espai ‘regit’ o ‘governat’ per una determinada persona; un espai, doncs, subjecte a una determinada forma de govern i dotat, per aquest motiu, d’una certa ‘cohesió’. Vegeu, al respecte, Coromines DECat, VII, p. 211-220, article rei
preguntar-se sobre un territori i els seus límits és interrogar-se sobre la seva essència més íntima; una cosa així com la ‘raó de ser’ de l’àmbit en qüestió. En qualsevol cas, la qüestió apuntada té una transcendència pràctica que va molt més enllà del nivell de la ‘percepció (subjectiva) del territori’, que és bàsicament el que ara ens interessa tractar. Afinant una mica més, podríem dir que aquesta qüestió té una dimensió política especialment rellevant, que ha estat objecte d’estudi per part de la geografia política i que, des d’aquesta perspectiva concreta, ha donat peu a l’elaboració d’un concepte específic: el de ‘consciència territorial’. Per veure fins a quin punt aquest concepte té similituds amb el de ‘percepció del territori’, transcrivim a continuació la definició que fa Henri Dorion de la ‘consciència territorial’, des de l’òptica –insistim– de la geografia política:
“La consciència territorial és bastant més que una relació de coneixença entre el territori i el seu ocupant, tot i que aquesta relació en constitueix sovint un prerequisit. La consciència territorial expressa la mesura en què s’assumeix, pels membres d’un grup, pel conjunt d’aquest grup i per l’autoritat que el dirigeix, la identificació de tal grup amb un territori donat.”26 (Dorion, 1972, p. 517)27
Tot i la independència que hi ha, doncs, entre els dos conceptes esmentats –força relativa, val a dir-ho, si ens atenim a la definició transcrita–, val la pena notar que l’un i l’altre concepte poden resultar distorsionats per allò que se sol anomenar les ‘interferències políticoadministratives’; és a dir, pels diferents nivells d’estructuració políticoadministrativa del territori que ‘a vegades’ condicionen seriosament la percepció de les realitats geogràfiques (i, eventualment, la formació d’unes determinades ‘consciències territorials’). Per aquest camí pot arribar a sorgir, si se’ns permet l’expressió, una veritable ‘esquizofrènia geogràfica’: una cosa així com una ‘visió escindida’ del territori, arrelada en la impossibilitat de conciliar la realitat territorial amb la realitat políticoadministrativa (la primera, caracteritzada per una lògica interna que facilitaria la seva percepció com una ‘unitat natural’ i permetria el sorgiment d’una denominació específica; la segona, caracteritzada per la seva vigència com a estructura política reconeguda).
A criteri nostre, la consciència d’un possible conflicte entre la realitat geogràfica (tal com és percebuda) i la seva configuració políticoadministrativa explicaria, en el procés de discussió de la divisió comarcal catalana dels anys 30, la insistència de Pau Vila a buscar fórmules integradores d’organització territorial. Insistència que queda prou explícita en alguns dels seus escrits a propòsit de la dita divisió:
“Entenem que s’han d’agermanar les divisions politicoadministratives amb els fets naturals i humans que donen fesomia pròpia a un territori, i que hem
26. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en francès.
27. La definició transcrita és inclosa en un article titulat “Définition et portée de la conscience territoriale en géographie politique”, que és especialment recomanable com a ampliació de la qüestió comentada.
de presentar-los relligats per un nom popular i, a manca d’aquest, amb el més adient possible a les terres delimitades. (...) Noves realitats en l’esdevenidor no deixaran d’imposar delimitacions més ajustades a les necessitats que es presentin. Volem dir amb això que cap divisió que es faci serà immutable, com no ho han estat en el temps les demarcacions d’aquesta índole; i és deguda a aquesta variabilitat de termenals la dificultat que trobem en voler definir les comarques tradicionals o històriques.” (Vila, ed. de 1979, p. 98-102)
En el mateix sentit, pensem que val la pena reportar unes consideracions d’un altre autor clàssic, Omalius d’Halloy, escrites el 1835 a propòsit de la interacció entre els noms, el territori i les “interferències políticoadministratives”. Unes consideracions que creiem que, d’alguna manera, compendien tot allò que hem tractar d’exposar i de raonar al llarg d’aquest epígraf:
“(...) perquè si una denominació no emparada per cap disposició del poder ha pogut establir-se o mantenir-se tan sols a través de l’ús popular, és que satisfà una necessitat, en el sentit de proporcionar un mitjà de designació més fàcil o de formular una divisió més natural que la consagrada per les denominacions o les demarcacions polítiques.”28 (Omalius d’Halloy, citat per Faucher, 1941, p. 292)
2.3.2. La perspectiva de la ‘geografia del lloc’
Volem referir-nos ara a l’aportació que representa, per a la nostra anàlisi, la perspectiva de la denominada ‘geografia del lloc’.29 Una perspectiva que s’insereix en el corrent de la geografia humanista, 30 i dins la qual les reflexions sobre la significació i el sentit precisos del lloc, i sobre la idea de territorialitat, han estat especialment rellevants. El fragment que transcrivim a continuació, a càrrec d’Anne Buttimer, és prou il·lustratiu en el sentit expressat:
“Les significacions atribuïdes al ‘lloc’ tenen dimensions molt diverses: simbòliques, emocionals, culturals, polítiques i biològiques. Per regla general, la gent no té solament una concepció intel·lectual, imaginària i simbòlica del ‘lloc’, sinó que també s’estableixen amb ell unes associacions personals i socials basades en esquemes d’interacció i afiliació. Com molts altres éssers de la biosfera, els humans desenvolupem també unes pautes de territorialitat molt clares.”31
(Buttimer, 1980, p. 168)
28. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en francès.
29. Per a una caracterització més àmplia d’aquesta perspectiva, vegeu Nogué (1985, p. 50-71 i 1989), Massey (1990) i Albet (1991).
30. Sobre la gènesi i el sentit d’aquest corrent es pot consultar Capel (1981, p. 442-447), Estébanez (1982), Garcia Ramon (1985, p. 217-226) i Nogué (1985, p. 29-38). Volem fer notar, de la nostra part, que el mateix nom amb què s’ha identificat aquesta línia (geografia ‘humanista’ o ‘humanística’) és per si mateix indicatiu del grau d’allunyament respecte als fets humans assolit per determinats plantejaments de la geografia acadèmica a les darreres dècades; allunyament que podem situar a la base de la reivindicació explícita del qualificatiu d’humanista per a caracteritzar una determinada manera d’abordar l’estudi de la geografia.
31. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en anglès.
En el context de la geografia catalana, una de les aportacions més rellevants a l’estudi del lloc, des de la perspectiva referida de la ‘geografia humanista’, ha estat la de Joan Nogué. En particular, en el seu documentat estudi sobre el paisatge de la Garrotxa,32 Nogué fa esment dels principals autors del món anglosaxó que han reflexionat sobre el tema, entre els quals destaca els noms de Tuan, Relph i Godkin. A partir dels seus arguments, Nogué arriba a dues conclusions que creiem significatives: d’una banda, que “els llocs tenen clarament una dimensió existencial; donen caràcter a l’espai, l’‘humanitzen’” (Nogué, 1985, p. 50); d’altra banda, que “el lloc no té escala. La casa, la plaça, el poble, la comarca o la regió on es viu poden esdevenir llocs, després d’un temps determinat de freqüentació, d’interacció, de coneixement íntim” (Nogué, 1985, p. 51). A més, tot remetent-se en particular a Relph, explora els conceptes (contraposats) d’exterioritat i interioritat existencials, bàsics a l’hora de considerar la particular relació de l’ésser humà amb l’espai; el primer al·ludiria més aviat a una relació distant, externa i escassament implicada de la persona amb el “lloc”, mentre que el segon faria referència a una veritable ‘comunió’33 entre el ‘subjecte’ i el seu entorn:
“La interioritat existencial és la més íntima experiència, allò que ens permet comprendre per què el lloc pot ser una dimensió essencial de la vida i de l’experiència humanes. La interioritat existencial és una immersió total en el lloc... La persona es converteix en part del lloc i aquest en part de la persona.” (Relph, citat per Nogué, 1985, p. 52)
Encara, un altre aspecte del treball de Nogué que ens ha cridat l’atenció és la referència a la perspectiva semiològica; en concret, a allò que l’autor anomena l’‘antropomorfisme del paisatge’:
“El vocabulari, el lèxic que fem servir per referir-nos al paisatge és sovint anatòmic: paisatge esquelètic, descarnat, engorjat, escabellat (camps de blat), un coll, el peu de la muntanya. Per altra part, l’espectador del paisatge estableix sovint certes associacions paisatge/cos: duna de sorra i pit de dona, determinades formes rocoses o pics amb el penis masculí (cas de l’illot ‘Carall Bernat’ de les illes Medes o del ‘Carall Bernat’ de Sant Llorenç del Munt (...), pedres i penyes amb formes i siluetes de cares (...). Analitzant aquestes associacions, o simplement la toponímia, hom pot distingir clarament quins paisatges estan més afectats de ‘feminitat’ i quins de ‘virilitat’». (Nogué, 1985, p. 61)
Respecte d’aquesta darrera aportació, volem remarcar tan sols el gran interès que podria tenir una anàlisi en profunditat de les correlacions que l’autor
32. Fem referència a la tesi doctoral de l’autor, publicada el 1985 i amb un títol prou significatiu: Una lectura geogràfico-humanista del paisatge de la Garrotxa (Nogué, 1985).
33. Volem subratllar que, etimològicament, el terme ‘comunió’ (derivat per via culta del llatí COMMUNICARE) al·ludeix precisament a la idea de ‘compartir’, ‘posar en comú’. Vegeu, al respecte, Coromines, DECat, II, p. 852-853, article combregar
esmenta, partint dels materials lingüístics i etimològics de què avui es disposa (si més no, al nivell de la llengua catalana), i sobretot tenint en compte el gran llegat de Joan Coromines.
Ens hem estat referint a la importància que ha tingut la noció de lloc dins el corrent de la geografia humanista, però no voldríem tancar aquest epígraf sense fer-nos ressò d’algunes altres interpretacions que s’han suscitat sobre aquest concepte, dins del panorama general de la geografia. En particular, un autor com Abel Albet ha plantejat una reconsideració –que creiem molt interessant i que subscrivim plenament– sobre el concepte de lloc, des d’una perspectiva oberta i inserida, específicament, en el context de la tradició geogràfica catalana:
“Vist des d’una perspectiva catalana, i ja sigui degut a les especials circumstàncies socials, polítiques i econòmiques viscudes al nostre país des de començaments de segle o bé a la indiscutible influència exercida pel mestratge de Pau Vila, el cert és que tant la producció geogràfica com la didàctica feta a Catalunya mai no han perdut l’excepcionalisme, la sensibilitat pel lloc, fins al punt que l’extensa producció d’estudis locals i comarcals ha esdevingut un notable i valuós patrimoni científic, cultural i intel·lectual d’aquest país. (...)
A Catalunya, doncs, la recerca geogràfica ha inclòs sempre la dimensió local, comarcal, metropolitana, no només perquè han estat les realitats geogràfiques més directament conegudes i viscudes, els territoris més necessaris, els espais de lluita i conflicte, sinó perquè sempre ha existit una profunda i decidida preocupació abstracta per la dimensió local (...). En general aquest interès pel que succeeix a escala local no ha esdevingut un tractament simple i localista (...), ans ha estat una anàlisi meditada, documentada, contextualitzada.” (Albet, 1991, p. 7-8) [La cursiva és nostra.]
En qualsevol cas, tot i les consideracions fetes al llarg de l’epígraf sobre l’interès que pot tenir l’aprofundiment en la noció de lloc (i sobre la perspectiva local en general), no ens passen per alt els problemes i les dificultats que pot comportar un tal estudi, i, molt en particular, els problemes que es poden derivar d’una operació com el canvi d’escala. Compartim amb Joan Nogué allò que indicàvem més amunt, que “el lloc no té escala”; però també pensem que l’estudi del lloc a una escala, per exemple, internacional, és extraordinàriament problemàtic, tant a nivell metodològic com conceptual. En aquest sentit, coincidim també amb l’autor quan, a propòsit d’una reflexió sobre els aspectes territorials del nacionalisme, remarca les greus dificultats que pot significar per al geògraf abordar amb profunditat i amb amplitud de mires una qüestió tan complexa com aquesta. Unes dificultats que el porten a concloure que, després de tot, és imprescindible assumir el repte:
“Definitivament, la comprensió de les complexes dinàmiques territorials i socials del món contemporani –entre elles els nacionalismes– passa per la comprensió d’aquesta dicotomia –aparentment contradictòria– entre internacionalisme i localisme.” (Nogué, 1993, p. 196)
3. La toponímia com a ‘llenguatge del territori’: contribució a una comprensió integradora dels problemes geogràfics
Tot al llarg de l’article hem tractat d’argumentar una idea fonamental (que uns cops haurà resultat més explícita que altres, però que en qualsevol cas pensem que sempre ha estat subjacent): que la toponímia és l’expressió lingüística de les realitats del territori. I que com a ‘forma d’expressió’ que en essència és, pren com a referent el territori en un sentit ‘integral’ i no pas ‘particional’ o ‘sectorial’. A criteri nostre, i d’acord amb els raonaments que hem anat desenvolupant, la relació entre toponímia i territori s’ha d’enquadrar en el pla general de la comunicació (entesa com una activitat humana d’arrel intel·lectiva i sensorial, de projecció multidimensional i adreçada a una ‘intel·ligibilitat global’ del món i de l’experiència humana);34 per tant, des d’aquesta perspectiva pensem que seria desencertat, des del món de la geografia acadèmica, voler circumscriure l’estudi de la toponímia dins un camp concret de la disciplina geogràfica. Entre toponímia i territori hi ha un vincle que remet constantment a la idea filosòfica del tot, al qual entenem que és possible aproximar-se des d’una visió ‘global’ del coneixement geogràfic; és a dir, des d’una visió específicament comprensiva, 35 més que no pas analítica.
En definitiva, considerar els noms de lloc com l’expressió lingüística de les realitats del territori ens porta, per simple encadenament lògic, a reivindicar la toponímia com a ‘llenguatge del territori’. I aquesta reivindicació, que volem deixar formulada amb claredat, no la fem des d’una presa de posició ‘exclusivista’ o pretesament original. Ben al contrari: la volem situar en el context de la revaloració general que està tenint el paràmetre ‘territori’, en el mateix si de la geografia i a una escala internacional. Una revaloració de la qual Josefina Gómez Mendoza es feia ressò, l’any 1990, amb unes paraules que creiem prou eloqüents i ponderades:
“Amb el progressiu ensorrament de les grans veritats (...), amb el desdibuixament de fronteres científiques que fins fa poc semblaven inamovibles, i amb la convicció de la necessitat de reintroduir la subjectivitat en qualsevol procés de coneixement, reapareix també dins la geografia la preocupació pel nivell particular, per la diferència, per fer intel·ligible i conferir significat a un món complex i plural. D’aquesta manera, tornar a parlar de geografia regional, de paisatges, de llocs, de territoris, s’emmarca dins la discussió sobre la crisi de la modernitat; en allò que, de forma equívoca però també intencionada, s’ha batejat com a postmodernitat.” (Gómez Mendoza, 1990, p. 51) [La cursiva és nostra.]
34. Comunicació: Substantiu format sobre el verb comunicar (vegeu, al respecte, les consideracions de la nota anterior).
35. En el sentit recte del terme; o sigui, d’acord amb el sentit expressat al diccionari, com a derivat de comprensió (“facultat de comprendre o de copsar amb el pensament”). Comprendre: “Copsar, abraçar, el sentit, la natura, la raó (d’alguna cosa)” (Diccionari de la llengua catalana. Barcelona: Enciclopèdia Catalana, 1983, p. 395).
No s’acaben aquí les consideracions de Josefina Gómez a propòsit d’una actitud dins la geografia que apunta cap a un ‘retrobament’ amb el territori; en el mateix article, unes planes més endavant, situa també aquesta manera d’entendre el coneixement geogràfic en el context de la comunicació, en la línia d’allò que indicàvem més amunt:
“La consideració textual i narrativa de la geografia necessita assentar-se damunt representacions geogràfiques que transcendeixin els mons personals (...). El discurs de la geografia regional ha d’assentar-se en aquesta interacció comunicativa, en aquest diàleg obert i plural amb les representacions geogràfiques de tot tipus.” (Gómez Mendoza, 1990, p. 53) [La cursiva és nostra.]
La ‘interacció comunicativa’ a què fa referència l’autora, conforma, al cap i a la fi, el terreny idoni per a una disciplina de síntesi (en aquest cas anomenada ‘geografia regional’, com també podria dir-se, simplement, geografia), capaç d’integrar, en el pla d’un mateix discurs, coneixements de naturalesa diversa: científics, tècnics, culturals, populars.36 Tal com diu la mateixa autora:
“L’estudi i l’escriptura de la geografia regional ha d’aprofitar-se, segons la meva opinió, de la posició privilegiada que està en condicions d’ocupar entre els coneixements científics i tècnics, les representacions culturals i els sabers comuns o populars de la naturalesa i el paisatge, i també dels comportaments que els homes hi desenvolupen.” (Gómez Mendoza, 1990, p. 60)
Els arguments desenvolupats per Josefina Gómez tenen molt en comú amb les aportacions de diversos autors que a les darreres dècades s’han expressat en el mateix sentit, i que han tingut un ressò prou significatiu. Ens han cridat particularment l’atenció les de John F. Hart, de 1982, i la de D.R. Stoddart, de 1987, totes dues en la línia de reivindicar la geografia com una forma de comunicació. Hart, particularment, comença el seu escrit-proclama afirmant que “la societat ha adscrit la responsabilitat de l’estudi d’àrees a la geografia; aquesta responsabilitat és la justificació de la nostra existència com a disciplina acadèmica” (Hart, 1982, p. 1). Sobre aquesta base, l’assoliment d’allò que ell anomena una ‘comunicació efectiva’ (particularment a través de l’escriptura) es converteix en un dels objectius irrenunciables del geògraf, dins una concepció general de la disciplina emparentada amb l’art, més que amb cap altra forma de coneixement.37 Stoddart, al seu torn, emmarca el seu discurs dins una es-
36. En aquest sentit ens permetem fer notar que la geografia, com a coneixement de síntesi, podria jugar en el futur un paper importantíssim, en el context d’una societat cada vegada més necessitada d’un ‘coneixement de connexió’ capaç d’interrelacionar visions especialitzades. El cas és que des de diverses perspectives de la ciència s’insisteix en la conveniència de potenciar aquest tipus de coneixement. Segons el psicòleg Howard Gardner, el físic teòric Murray Gell-Mann, premi Nobel el 1969 per la seva investigació sobre les partícules elementals, ha arribat a dir que “el segle xxi l’habilitat més important serà la de la síntesi, atesa la gran quantitat d’informació de què es disposarà.” Vegeu l’entrevista a Howard Gardner publicada a La Vanguardia el 12 de febrer de 1999.
37. Cal subratllar que l’article de Hart, que en el seu moment va ser el discurs presidencial de la 77 Trobada Anual de l’Associació de Geògrafs Americans, porta el significatiu títol de The highest form of the geographer’s art (o sigui: “La forma més elevada de l’art dels geògrafs”).
tratègia ‘reformuladora’ de la geografia, que en certa manera ja és recollida al títol de la seva reflexió: “To claim the high ground: geography for the end of the century”.38 I dins aquesta estratègia és també significativa l’al·lusió al vocabulari geogràfic, com una de les eines que ens fa ser ‘capaços de comunicar-nos’, que ens permet “conèixer el món en què vivim” o “assenyalar la diferència entre els llocs” (Stoddart, 1987, p. 331-332).
Tot i això, no creiem que el missatge de Hart i de Stoddart, com el d’altres autors contemporanis, sigui un missatge nou. Les seves idees, posades en el context global de la història de la geografia, es configuren en essència com l’actualització d’anhels i d’aspiracions presents en les formulacions de la millor tradició de la disciplina. Uns anhels i unes aspiracions que, a través del temps, poden adaptar-se a les circumstàncies. Però que, en qualsevol cas, contenen un denominador comú basat en el coneixement integrat, en la percepció unitària del món i de la ciència, en el desig d’assolir una ‘comprensió global’ de la realitat. Un denominador comú que el geògraf anglès Halford J. Mackinder va deixar expressat en un fragment d’un article escrit el 1887, però que podria perfectament dur la data actual:39
“És hora que aparegui la persona que, adoptant el punt de vista geogràfic com a punt de vista central, consideri amb el mateix interès tant les parts de la ciència com les parts de la història que tenen a veure amb la seva investigació. El coneixement, després de tot, és únic, però l’especialització extrema de l’actualitat sembla amagar aquest fet per a moltes mentalitats. Com més ens especialitzem, més necessitat hi ha d’estudiosos que tinguin com a objectiu constant posar de manifest les relacions entre temes especialitzats. Una de les mancances més grans, en aquest sentit, és la que hi ha entre les ciències naturals i l’estudi de la humanitat. És tasca del geògraf construir un pont sobre un abisme que, en opinió de molta gent, està trencant l’equilibri de la nostra cultura.”40 (Mackinder, 1887, p. 149-150)
38. Que es podria traduir literalment com “Reivindicar l’alt nivell: geografia per al final de segle”. Val a dir que la traducció d’aquest títol al castellà ha estat “Altas miras para una geografía de fin de siglo” (Gómez, Muñoz, Ortega, 1982, p. 531-545).
39. Titulat On the scope and methods of geography, que equival a “Sobre l’objectiu i els mètodes de la geografia”.
40. La traducció al català és nostra, a partir de l’original en anglès.
Bibliografia
Ahrens, Wolgang; embleton, Sheila; lApierre, André [eds.] (2009). Names in MultiLingual, Multi-Cultural and Multi-Ethnic Contact. Toronto: York University. [Publicació en CD].
Albet, Abel (1991). “El pensament geogràfic i la importació de nous conceptes: l’estudi del lloc, per exemple.” en: SocietAt cAtAlAnA de GeoGrAfiA, Primer Congrés Català de Geografia, vol. IIIa, Comunicacions, p. 3-11.
bAuliG, Henri (1948). “La géographie est-elle une science?”, Annales de Géographie, LVII, núm. 305, pp. 1-11. Hi ha traducció al castellà a J. Gómez et al. (1982, p. 303-310).
berdoulAy, Vincent (1988). Des noms et des lieux. La dynamique du discours geógraphique. París: editions CNRS. brunhes, Jean (1947). La géographie humaine. edició abreviada, a cura de J. Brunhes Delamarre i Pierre Deffontaines. París: P.U.F. buttimer, Anne (1980). “Home, reach and the sense of place.” en: buttimer, Anne; seAmon, David [eds.]. The Human Experience of Space and Place. Croom Helm, p. 166-187. Hi ha traducció al castellà, de Joan Nogué, a M. Dolors Garcia Ramon (1985, p. 227-241).
cApel, Horacio (1981). Filosofía y ciencia en la Geografía contemporánea. Una introducción a la Geografía. Barcelona: Barcanova. coromines, Joan (1979-1991). Diccionari etimològic i complementari de la llengua catalana. Barcelona: Curial edicions – Caixa de Pensions, 9 vol. Abreviatura: DECat. dAveAu, Suzanne (1998). “A ‘Terra’ dos Homens, uma palavra carregada de sentidos”. Cadernos de Geografia, núm. 17, p. 61-64. Coimbra: F.L.U.C.
dorion, Henri (1972). “Definition et portée de la conscience territorial en géographie polítique”. en: International Geography [Toronto], vol. 1, p. 517-571. estébAnez, José (1982). “La geografía humanística”. Anales de Geografía de la Universidad Complutense, núm. 2, p. 11-29.
fAucher, Daniel (1941). “Des pays aux régions”. Bulletin de l’Université et de l’Académie de Toulouse, núm. 8, p. 285-301. Hi ha traducció al castellà, a cura d’I. Pérez-Villanueva, a J. Gómez et al. (1982, p. 280-288).
GArciA rAmon, Maria Dolors [ed.] (1985). Teoría y método en la geografía humana anglosajona. Barcelona: Ariel.
GenerAlitAt de cAtAlunyA (1933). Divisió territorial. Estudis i projectes. Nomenclàtor de municipis. Barcelona.
Gómez mendozA, Josefina (1990). “Per una geografia regional renovada”. Traducció d’Anna Ribas. Treballs de la Societat Catalana de Geografia, núm. 21, p. 51-71.
Gómez, Josefina; muñoz, Julio; orteGA, Nicolás (1982). El pensamiento geográfico. Madrid: Alianza Universidad.
GrAnero, Ignacio [ed.] (1980). Estrabón: Geografía. Prolegómenos. Madrid: Aguilar. hArt, John Fraser (1982). “The highest form of the geographer’s art”. Annals of the Association of American Geographers, núm. 72, p. 1-29. hellelAnd, Botolv (2009). “Place names as a means of landscape identity”. en: JordAn, Peter; berGmAnn, Hubert; cheethAm, Catherine; hAusner, Isolde. Geographical Names as a Part of the Cultural Heritage. Wien: Institut für Geographie und Regionalforschung der Universität Wien. Kartographie und Geoinformation, p. 25-31.
humboldt, Alexander von (1874-1875). Cosmos. Ensayo de una descripción física del mundo. Traducció de B. Giner i J. de Fuentes. Madrid: Imprenta de Gaspar y Roig. 4 vol. edició original: 1845-1862.
JordAn, Peter (2009), “Place names as ingredients of space-related identity”. en: JordAn, Peter; berGmAnn, Hubert; cheethAm, Catherine; hAusner, Isolde. Geographical Names as a Part of the Cultural Heritage. Wien: Institut für Geographie und Regionalforschung der Universität Wien. Kartographie und Geoinformation, p. 33-39.
JordAn, Peter; berGmAnn, Hubert; cheethAm, Catherine; hAusner, Isolde (2009). Geographical Names as a Part of the Cultural Heritage. [Wiener Schriften zur Geographie und Kartographie, vol. 18] Wien: Institut für Geographie und Regionalforschung der Universität Wien. Kartographie und Geoinformation.
KAdmon, Naftali (2001).Toponymy – the lore, laws and language of geographical names. New York: Vantage Press.
mAcKinder, Harold J. (1887). “On the scope and methods of geography.” Proceedings of the Royal Geographical Society, vol. IX, p. 141-160. Hi ha traducció al castellà, de Josefina Gómez (1982, p. 204-216).
mAssey, Doreen (1990). “L’estudi de localitats en geografia regional.” Traducció d’Abel Albet. Treballs de la Societat Catalana de Geografia, núm. 21, p. 73-87.
mAy, J.A. (1970). Kant’s concept of geography and its relation to recent geographical thought. Toronto: University of Toronto Press.
molchAnovA, Olga (2007). From Words to Altai Place-Names. Topography Cognition and Semantics. Szczecin: Uniwersytet Szczecinski.
monKhouse, F.J. (1978). Diccionario de términos geográficos. Vilassar de Mar: OikosTau.
noGué, Joan (1985). Una lectura geográfico-humanista del paisatge de la Garrotxa. Girona: Col·legi Universitari de Girona–Diputació de Girona.
– (1989). “Espacio, lugar, región: hacia una nueva perspectiva geográfica regional.” Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 9, p. 63-79. – (1993). “La dimensió territorial del nacionalisme.” Treballs de la Societat Catalana de Geografia, 35, p. 193-201.
nyström, Staffan (2007). Place names and the Heritage Conservation Act. The interpretation and application of good place-name practice. Stockholm: National Heritage Board. oliverAs, Josep (1992). “Crisis y resurgimiento de la Geografía Regional”. en: Aportaciones en homenaje al profesor Luis Miguel Albentosa. Tarragona: Universitat Rovira i Virgili, p. 517-534.
orteGA, Nicolás (1987). Geografía y cultura. Madrid: Alianza Universidad.
rAffestin, Claude (1980). Pour une géographie du pouvoir. París: Libraires techniques. rosselló, Vicenç M. (2004). “De la toponímia a la geografia”. En: Toponímia, geografia i cartografia. València: Universitat de València, p. 51-65.
sAcK, Robert David (1986). Human territoriality .Its theory and history. Cambridge: Cambridge University Press.
sAuer, Carl (1956). “The education of a geographer.” Annals of the Association of American Geographers, núm. 46, p. 287-299. Hi ha traducció al castellà, de Maria Dolors Garcia (1985, p. 38-53).
sperlinG, W. (2005). “Geographische Namen – ein Thema für Geographen“. en: Namenkundliche Informationen, Leipzig, núm. 87-88, p. 56-87.
stoddArt, D.R. (1987). “To claim the high ground: geography for the end of the century.”
76 Treballs de la SCG, 70, 2010 Joan Tort i Donada
Transactions of the Institute of British Geographers, New Series, 12, p. 327-336. Hi ha traducció al castellà, de Josefina Gómez (1982, p. 531-545).
tort, Joan (1999). Els noms de lloc i el territori. Una interpretació geogràfica de la toponímia del Baix Camp (tesi doctoral, dirigida pel Dr. V. M. Rosselló i Verger). 2 vol. Barcelona: Universitat de Barcelona. – (2006). “Els noms de lloc i el territori. La toponímia des de la geografia.” En: mAllorquí, elvis et al. [ed.]. Toponímia, paisatge i cultura. Els noms de lloc des de la lingüística, la geografia i la història. Girona: Associació d’Història Rural de les Comarques Gironines–Universitat de Girona-Documenta Universitària, p. 69-99. – (2007). “El repte de la perspectiva transversal. L’onomàstica, un camí a la interdisciplinarietat”. XXVIII Col·loqui de la Societat d’Onomàstica (Maó-Ciutadella de Menorca). Butlletí Interior de la Societat d’Onomàstica, núm. 104-105, p. 39-52.
united nAtions (2007), Ninth United Nations Conference on the Standardization of Geographical Names. New York, 21-30 August 2007. New York: United Nations. vidAl de lA blAche, Paul (1888-1889). «Des divisions fondamentales du sol français». Butlletin Littéraire, núm. II, p.1-7 i 49-57. Hi ha traducció al castellà, d’Isabel PérezVillanueva, a J. Gómez et al. (1982, p. 243-249).
vilA, Pau (1978). La geografia i els seus homes (Selecció d’escrits de geografia - III) Barcelona: Curial.
– (1979). La Divisió Territorial de Catalunya (Selecció d’escrits de geografia - I). Barcelona: Curial.
vilà-vAlentí, Joan (1983). Introducción al estudio teórico de la geografía. Barcelona: Ariel.
CONFERÈNCIES
Vers una nova organització territorial de Catalunya. Les lleis de vegueries i de l’Àrea
Metropolitana de Barcelona1
Jordi Ausàs i Coll Conseller de Governació i Administracions Públiques
Com massa bé sabeu, l’organització territorial ha estat sempre un debat viu i acalorat. Un debat d’aquells que desperta passions identitàries més enllà dels continguts reals que representa. Un debat obert i no tancat en el temps, en bona part, per les disfuncions que ha presentat el model existent fins ara de superposició d’estructures polítiques i administratives, amb confusió de competències i provisionalitat de continguts competencials d’algunes institucions.
Un debat obert i no tancat en el temps, fruit de la complexa estructura administrativa de Catalunya. Els municipis catalans es caracteritzen per la seva petita dimensió, tant des del punt de vista geogràfic com poblacional. Catalunya és l’antepenúltima comunitat autònoma pel que fa a la grandària dels seus municipis. Aquesta fragmentació es confirma des de la perspectiva demogràfica: 646 municipis de Catalunya no arriben als 2.000 habitants.
I al mateix temps, un debat –el de l’organització territorial– obert i no tancat en el temps, també en bona part, per la impossibilitat d’assolir, per part del catalanisme polític, la superació d’un ordenament administratiu imposat i aliè a la realitat nacional catalana.
Ho sabeu perfectament, la divisió provincial decretada per Burgos és essencialment la mateixa que l’actual. Catalunya va quedar dividida en quatre províncies
1 Conferència del polític d’ERC, exalcalde de la Seu d’Urgell i llavors conseller de Governació, celebrada a la seu de l’IEC el 13 d’octubre de 2010, en l’acte de presentació del número 67-68 de Treballs de la Societat Catalana de Geografia, monogràfic sobre organització territorial editat amb motiu del 75è aniversari de la SCG.
que han restat inalterades, immòbils i petrificades fins als nostres dies. La divisió provincial va suposar un model altament centralitzador, aliè a la realitat catalana. L’etapa republicana en va proposar una superació però en cap cas es va pensar que la comarca o la vegueria es configuressin com a entitats locals, sinó com a divisió administrativa de l’organització de l’Administració de la Generalitat. Aquest no és un fet de menor importància perquè hi ha plausibles arguments de simplicitat administrativa i, per tant, de gestió pública eficaç en un territori de petita extensió com el català que fan incompatible l’existència de nombroses demarcacions superposades. Sobre això hi tornarem més endavant.
Tots sabeu que la situació actual és de màxim reforçament del fet provincial. Es consagra la província amb la perversa doctrina de la garantia d’existència de determinats ens locals que impossibilita la reordenació dels nivells locals en el nostre territori, convertint la nostra autonomia en més aparent que real per la impossibilitat continuada de redistribuir el sistema de poders públics al nostre territori.
No obstant això, el catalanisme polític ha seguit apostant per la superació d’aquest model amb fórmules diverses. La que en la meva modesta opinió representa un pas més real i plausible és la proposta de l’Informe sobre la revisió del model de l’organització territorial de Catalunya, conegut com a Informe Roca.
La Comissió reflexionava sobre el model d’organització territorial i deia el següent: “ha de tenir unes bases clares i amb voluntat de permanència en el temps; però la seva aplicació en el territori pot ser gradual i, sobretot, s’ha de saber adaptar als canvis propis de la realitat econòmica i social del país. (...) ha de permetre de fer-hi revisions puntuals, compatibles amb el manteniment del sentit d’identitat que personalitza el món local. I també, com s’ha dit, un model gradual. No és necessari que tot es faci de cop, però tot el que es faci ha de ser en la línia del model”. Aquestes reflexions de Miquel Roca Junyent, Jesús Burgueño, Robert Casadevall, Enric Lluch, Xavier Rubio, Jordi Bonet, Tomàs Font Llovet i Josep Maria Franquet Bernis expressen prou clarament el marc en el qual s’ha de plantejar qualsevol perspectiva normativa: des de l’assimilació d’un procés gradual.
El camí iniciat pel Departament de Governació i pel Parlament de Catalunya amb l’aprovació de la Llei de vegueries és el mateix que exposa el senyor Burgueño en el darrer número de la revista Treballs de la Societat Catalana de Geografia quan cita les jornades organitzades per l’Associació Catalana de Ciència Regional el gener de 1983, i les paraules allí del polític i jurista Miquel Roca: “per la via del doble joc d’una llei del Parlament català, i d’una llei del Parlament espanyol, a proposta del Parlament català, podríem perfectament estructurar la realitat catalana en vegueries substituint el fet provincial”. I precisament això és el que hem intentat. Aquest és el camí que hem volgut iniciar. Però amb molts límits i amb moltes restriccions que cal destacar per entendre el contingut de la llei i el futur que se’n pot derivar.
L’Estatut vigent conté un precepte específic atributiu de competències a la Generalitat en matèria d’organització territorial: la competència a l’article 151. L’Estatut del 2005 no assenyala cap límit a aquesta competència. L’Estatut del 2006 assenyala com a límit el respecte de la garantia institucional de municipis i entitats provincials. Es retorna així, aquest cop de forma explícita i manifesta, a la perversa doctrina de la garantia d’existència de determinats ens locals que impossibilita la reordenació dels nivells locals en el nostre territori.
Els apoderaments d’aquest article 151, ja de per si restringits, ho són encara més, d’acord amb el conjunt de preceptes que conté l’Estatut que incideixen en les possibilitats d’actuació de la comunitat autònoma. En aquest sentit, s’ha de posar l’atenció en els articles 90 i 91, ordenadors de les vegueries; l’article 160, relatiu a les competències en matèria de règim local, i les normes estatutàries, sobre finances de les entitats locals, en particular, els articles 218 i 219.
Així doncs, després d’esmentar la vegueria com a ens bàsic de l’organització territorial de Catalunya, l’Estatut dedica els articles 90 i 91 a la regulació d’aspectes molt significatius de la nova entitat. Ens interessa la reserva de llei de l’article 91.4. D’una banda, assigna al Parlament la creació, la modificació i la supressió i també el “desplegament del règim jurídic”. Per entendre l’abast d’aquest enunciat, “desplegament del règim jurídic”, cal fer notar que el precepte es repetirà per a les entitats comarcals, si bé amb una matisació. Mentre per a aquestes darreres es preveu que la llei autonòmica n’estableix el règim jurídic, en el cas de les vegueries se li assigna a la llei el desplegament del règim jurídic. Aquesta diferent dicció no estava inclosa a l’Estatut del 2005, que es referia a l’establiment del règim jurídic en ambdós casos.
En conseqüència, es reprèn la divisió competencial entre legislació bàsica i legislació de desplegament. Per esbrinar l’àmbit material d’aquesta competència de desplegament cal anar a l’article 160 EAC, regulador de les competències en matèria de règim local. I la nova configuració d’aquest article ens remet de nou a les bases estatals. És a dir, s’interioritza estatutàriament que la competència de la Generalitat en matèria de règim local només s’estén a la regulació de l’organització i el funcionament dels ens locals que no tenen garantia constitucional i només es permet la regulació completa dels òrgans complementaris.
En la redacció de l’Estatut del 2005, la competència s’estén a la determinació dels òrgans de govern de tots els ens locals, i altres òrgans complementaris, el funcionament i el règim d’adopció d’acords de tots aquests òrgans, de les relacions entre ells i d’un estatut especial per als càrrecs locals electes, respectant el principi d’autonomia local. La diferència és manifesta i l’adopció de la legislació bàsica com a límit estatutari és un exemple més del pas enrere respecte de l’any 1979.
Pel que fa al règim electoral, l’article 160 del text del 2005 disposava la competència compartida en aquesta matèria pel que fa als municipis i la competència exclusiva per a la resta d’ens locals. L’article 160.3 del text del 2006 disposa el següent: “Correspon a la Generalitat la competència exclusiva
en matèria de règim electoral dels ens locals que crea, a excepció dels que són garantits constitucionalment”. L’abast d’aquest apoderament queda definit pel darrer incís, que mitjançant l’al·lusió a les entitats amb garantia constitucional exclou els municipis i la província de l’àmbit de la competència. La capacitat de configuració dels òrgans de govern per part del legislador autonòmic es troba fortament limitada per l’excepció de l’article 160.3 de l’Estatut del 2006. I es pren com a opció vàlida, de nou, estatutàriament, la legislació bàsica continguda en la Llei orgànica del règim electoral general, Llei 5/1985.
Pel que fa a les finances dels governs locals, si bé l’article 218 reconeix que la competència de la Generalitat pot incloure la capacitat legislativa per establir i regular els tributs propis dels governs locals, l’article 222 de l’Estatut del 2005 era molt més ambiciós. En aquest cas, el precepte no tenia la dicció ”pot incloure” sinó “inclou, en tot cas”.
És important posar en relleu l’article 219. El segon apartat d’aquest article es refereix expressament al vessant financer de la reforma territorial, en allò que implica participació local en fons estatals, defineix acuradament la competència autonòmica i fixa directrius per al mateix legislador estatal per evitar el buidatge de contingut que ja va patir l’article homònim a l’Estatut del 1979. Aquest precepte, el 219.2 EAC, és, sense dubte, l’únic article –en matèria local– que millora l’Estatut del 1979.
Aquesta comparativa, com he dit, serveix per entendre els límits i l’abast de la Llei de vegueries. Com a conseqüència d’aquests límits, massa sovint el debat de continguts no ha avançat alhora amb la discussió dels continents. El ressò del debat se centra en qüestions locals, i deixa el terreny lliure als detractors de la proposta. I efectivament, vistos els antecedents, amb l’Estatut del 30 de setembre de 2005 hauríem arribat molt més lluny, al mateix temps que hauríem pogut ser molt més ambiciosos. Tot i així, hem establert les bases del sistema, el guió del camí que cal seguir properament, l’horitzó d’aquest model gradual. Tot plegat, exprimint l’Estatut actual amb les màximes aspiracions i objectius possibles.
Primer objectiu: l’equilibri territorial. Un territori sense administració és un territori sense veu, sense defensa dels seus interessos, que s’empobreix i a la llarga claudica davant d’aquells que caminen del bracet d’una administració propera i eficient en la defensa de les necessitats socials, econòmiques i territorials. La vegueria és un esglaó més en el procés de reconeixement i desenvolupament territorial amb òrgans de gestió i de representació política.
Un model que aconsegueix uns àmbits territorials que recullen una forma d’entendre el país no radial fent de Catalunya un país multipolar amb una xarxa de territoris amb potencial econòmic, polític i social, en contra del sistema vigent fins ara, que projectava una gran metròpolis en detriment del territori.
El segon objectiu pretensiós d’aquesta reforma territorial és la simplificació. El legislador estatutari ja era conscient de la necessària simplificació administrativa
i en conseqüència va optar per vincular territorialment l’organització perifèrica de la Generalitat amb l’ens supramunicipal de cooperació local.
La creació de les vegueries hauria de dur, també, a una seriosa reflexió sobre el paper d’altres ens locals intermedis com els consells comarcals. Com he dit al principi, hi ha plausibles arguments de simplicitat administrativa i, per tant, de gestió pública eficaç en un territori de petita extensió com el català que fan incompatible l’existència de nombroses demarcacions superposades. Aquesta reflexió ha de trobar resposta amb la Llei de governs locals. Segons com estructurem territorialment l’Administració, la simplificació pot ser encara molt més radical i molt més absoluta.
Per exemple, si recuperem les reflexions del catedràtic Enric Argullol sobre el sistema indirecte d’organització administrativa, on a cada nivell territorial una entitat pública en alguns casos porti a terme funcions pròpies, i en uns altres casos, els seus òrgans siguin l’instrument utilitzat perquè altres entitats territorials desenvolupin funcions de les quals són titulars, assolirem una perfecta comunió entre consells comarcals i consells de vegueria. És a dir, l’òrgan territorial consell de vegueria ha de poder valer-se de l’estructura del consell comarcal per desenvolupar les seves tasques i les pròpies de l’ens comarcal. En altres paraules, el consell comarcal ha de ser el braç executor i el capital humà de l’ens públic veguerial, fet que permetrà evitar una inflació dels recursos humans, contràriament al que recurrentment els detractors de l’avantprojecte han volgut fer creure o explicar. Aquest argument és encara més vàlid si buidem de tota representació política l’estructura comarcal per facilitar que les comarques responguin essencialment a la voluntat de col·laboració i associació dels alcaldes, en representació dels municipis que la integren. Construiríem, des d’aquesta perspectiva, una intermunicipalitat vinculada a la idea de xarxa. Aquesta mateixa concepció del sistema de govern local és la que es recull al Llibre Blanc per a la Reforma del Govern Local, document sorgit del Ministeri d’Administracions Públiques que diu textualment: Al conjunt de governs locals hem convingut denominar-lo “el sistema local”. Es tracta de preveure la promoció dels poders locals potenciant un conjunt d’ens que, cooperant de manera concertada, siguin capaços de donar resposta a la demanda dels municipis. En definitiva, es tracta de concebre el conjunt dels ens locals intermedis com una xarxa que gira a l’entorn dels municipis per guanyar en eficiència, simplificació administrativa i proximitat.
Finalment i per acabar, només vull dir que el camí iniciat és fràgil davant la sentència sobre el recurs d’inconstitucionalitat contra l’Estatut presentat pel Partit Popular el 31 de juliol de 2006. Perquè aquesta sentència estanca encara més el vell problema: la federació en matèria local. Per tant, essent així, també en matèria local només hi ha una sortida democràtica i l’evidència que: Catalunya no té altre horitzó positiu que la independència.
Los dibujos de trabajo de campo en la Escuela francesa de Geografía (Paul Vidal de La Blache y Pierre Deffontaines)1
Roland Courtot
UMR Telemme, Maison Méditerranéenne des Sciences de l’Homme Université de Provence (Aix-en-Provence) courtot@mmsh.univ-aix.fr
Resumen
La Escuela francesa de Geografía ha desarrollado el croquis de terreno y el dibujo de perfiles, bloques diagramas y croquis panorámicos como herramientas eficaces para el análisis del paisaje y particularmente de las relaciones entre las sociedades humanas y su entorno físico. Paul Vidal de La Blache, precursor en este campo, ha practicado un dibujo simple y constructivo, pasando de un inventario topográfico a un análisis complejo del paisaje. Emmanuel de Martonne ha sido el fundador de una escuela de cartografía en la Universidad de la Sorbona y el pedagogo de los ejercicios gráficos canónicos del geógrafo. Pierre Deffontaines ha seguido sus lecciones y producido una obra grafica inmensa, muchas veces utilizada para ilustrar sus publicaciones. Después de un declive causado por la introducción del análisis cuantitativo y del ordenador, el croquis de terreno vuelve con la relectura de los maestros anteriores y la vuelta del paisaje y de la sensibilidad en el ámbito geográfico.
Palabras clave: historia de la Geografía, Escuela francesa de Geografía, iconografía, dibujo de paisaje.
1. Conferència pronunciada a la seu de l’IEC el 14 d’abril de 2010 pel Professeur émérite de Géographie Jean Courtot. El text ha estat revisat per Josep Oliveras.
Resum: Els dibuixos de treball de camp a l’Escola francesa de Geografia (Paul Vidal de la Blache i Pierre Deffontaines)
L’Escola francesa de Geografia ha desenvolupat el croquis de terreny i el dibuix de perfils, blocs diagrames i croquis panoràmics com a eines eficaces per a l’anàlisi del paisatge i particularment de les relacions entre les societats humanes i el seu entorn físic. Paul Vidal de La Blache, precursor en aquest camp, va practicar un dibuix simple i constructiu, passant d’un inventari topogràfic a una anàlisi complexa del paisatge. Emmanuel de Martonne ha estat el fundador d’una escola de cartografia a la Universitat de la Sorbona i el pedagog dels exercicis gràfics canònics per al geògraf. Pierre Deffontaines va seguir les seves lliçons i produí una obra gràfica immensa, moltes vegades utilitzada per a il·lustrar les seves publicacions. Després d’un declivi causat per la introducció de l’anàlisi quantitativa i de l’ordinador, el croquis de terreny torna amb la relectura dels antics mestres i el retorn del paisatge i de la sensibilitat al camp de la geografia.
Paraules clau: història de la Geografia, Escola francesa de Geografia, iconografia, dibuix de paisatge.
Résumé: Le dessin du paysage á l’École française de Géographie (Paul Vidal de La Blache et Pierre Deffontaines)
L’École française de géographie a développé le croquis de terrain et le dessin de coupes, blocs diagrammes et croquis panoramiques comme outils efficaces de l’analyse du paysage et en particulier des rapports des sociétés humaines avec leur environnement physique. Paul Vidal de La Blache, précurseur de ces méthodes, a pratiqué un dessin simple et constructif, qui est passé de l’inventaire topographique à l’analyse complexe du paysage. Emmanuel de Martonne a été le fondateur d’une école de cartographie à la Sorbonne et le pédagogue des exercices graphiques canoniques du géographe. Pierre Deffontaines a suivi leurs leçons et produit une œuvre graphique immense, souvent utilisée comme illustration dans ses publications. Après une éclipse liée à l’introduction de l’analyse quantitative et de l’ordinateur, le croquis de terrain revient avec la relecture des anciens maîtres et le retour du paysage et du sensible dans le champ de la Géographie.
Mots clé: histoire de la Géographie, École française de Géographie, iconographie, dessin du paysage.
Abstract: The field trip drawings of the French School of Geography
(Paul Vidal de La Blache and Pierre Deffontaines)
The French school of geography developed all kind of tools such as field diagrams, and drawings of profiles and of the scenery for the analysis of the landscape and particularly for the understanding of the relationship between human societies and their physical environments. Paul Vidal de La Blache was the pioneer in this field, practicing a very simple and constructive drawing, from topographic records to complex landscape analysis. Emmanuel de Martonne was the founding father of the cartographic school of the Sorbonne University in Paris, and a geography pedagogue using his canonic graphic
exercises. Pierre Deffontaines followed De Martonne lessons and produced an enormous graphic legacy, often used in his publications. After a decline in these techniques caused by the introduction of the use of quantitative analysis and computers, field drawings is coming back with a new reading of the old masters, and by the renewed interest on landscape and a more sensible geography.
Key words: history of Geograhy, French School of Geography, iconography, landscape drawings.
Señoras y señores, colegas y amigos, estoy honrado de presentarme delante de vuestra asamblea para compartir unos momentos dedicados a la Geografía, en un lugar tan privilegiado, y con motivo de su invitación. Honrado y al mismo tiempo inquieto de ponerme al nivel que el acto requiere. Como geógrafo, no desconozco Catalunya, y particularmente Barcelona, donde hice mi primer ensayo de estudio geográfico en España, antes de empezar una tesis doctoral francesa sobre las huertas de Valencia. El dibujo ha sido una de mis preocupaciones pedagógicas, al darme cuenta de su interés para descubrir e interpretar paisajes nuevos, desconocidos, como eran para mí los paisajes españoles, cuando llegué por primera vez en el camino de mi tesis.
El dibujo, el paisaje, el terreno van a ser los centros de nuestra preocupación en esta tarde, a través de las obras de dos maestros conocidos, Paul Vidal de La Blache y Pierre Deffontaines. El primero porque está considerado como uno de los padres fundadores de la Escuela francesa de Geografía, y el segundo porque fue quizás el más prolífico de todos los geógrafos franceses en dibujos de campo (la Biblioteca de Catalunya alberga más de 5.000 dibujos en el fondo Deffontaines, depositado por su familia en 1995). Los dos han conocido y dibujado Catalunya. Vidal quizás una sola vez, cuando hizo un viaje de estudios a España en el año 1906; en cambio, Deffontaines lo hizo durante muchos años, desde que llegó como director del Instituto Francés de Barcelona y fijó en esta ciudad su lugar de residencia principal, desde 1939 hasta 1975 (se jubiló de su cargo en 1964); y por eso no pienso que sea necesario presentarle ante una asamblea de geógrafos catalanes.
Introduciré en el debate otro geógrafo francés, Emmanuel de Martonne, otra figura de la Escuela francesa de Geografía, que actúa de puente entre Vidal y Deffontaines en el tema del dibujo de campo. Así pues, mi conferencia tendrá tres apartados:
- Paul Vidal de La Blache, el precursor
- Emmanuel de Martonne, el pedagogo
- Pierre Deffontaines, el dibujante incansable
1. Paul Vidal de La Blache (1845-1918), el precursor
Ya es conocida, por otra parte, la larga historia de la representación gráfica del paisaje, desde los cuadros del Renacimiento hasta los impresionistas del siglo xix , pasando por los acuarelistas ingleses del siglo xviii . En el campo científico uno tendría que hacer referencia a figuras como Humboldt, Darwin, etc., que dibujaban o eran acompañados por artistas, o a las expediciones militares que tenían un trasfondo científico Un ejemplo emblemático fue la famosa expedición francesa de 1798-1801 a Egipto, y la monumental publicación que de ella se deriva. Entre los geógrafos franceses se puede citar más directamente a Élisée Reclus, a su primo Franz Schrader y a Jean Brunhes, como director del fondo fotográfico “Les archives de la planète” 2 patrocinado por Albert Khan. Pero los dibujos de Vidal pueden considerarse como los primeros croquis hechos a mano para tomar nota de informaciones geográficas en el terreno, sin ninguna pretensión estética y por un científico que no tenía costumbre ni práctica de dibujar. Los encontramos en algunos de los 26 cuadernillos que fueron descubiertos en los años 1970 entre los papeles de su yerno De Martonne, y atribuidos correctamente a Vidal por Marie-Claire Robic (Loi, Robic, Tissier, 1988, p. 309). Este archivo ha permitido después seguir a Vidal en sus numerosos viajes a Francia, países de Europa y de otros continentes, y ver cómo almacenaba información directa para nutrir después sus numerosos estudios, reflexiones y publicaciones geográficas, sentando las bases de una ciencia que era, al final del siglo xix y principios del xx , una disciplina universitaria nueva, joven, y que debía independizarse paulatinamente de la Historia.
Por eso sus viajes, sobre todo por ferrocarril (utilizando la nueva red de caminos de hierro extendida sobre Europa en la segunda mitad del siglo xix ) fueron numerosos y casi continuos; y sobre todo, en el caso de Francia, en los años 1880-1902, porque fue encargado por el historiador Ernest Lavisse de redactar el primer volumen de su Histoire de France , publicado en 1902 bajo el titulo de Tableau de la géographie de la France y considerado después como uno de los libros canónicos de la geografía francesa (Vidal de La Blache, 1902 y 1979; Robic, 2000).
A través de los viajes y estudios de Vidal en la región francesa de Provenza, podemos seguir la trayectoria de su manera de dibujar a mano alzada en el campo (Courtot, 2007). Hizo en total nueve viajes, de 1888 hasta 1907 (fig. 1), y tenemos así un intento de inventario geográfico a través de unos cuadernillos de trabajo de campo. Hasta el último de ellos, los cuadernillos llevan sobre todo texto y pocos croquis, que no son más que
2. www.albert-kahn.fr/archives-de-la-planete/
bocetos topográficos, de localización y situación, con algunas notas y símbolos de ocupación humana. Por ejemplo, en el cuadernillo 15, durante un viaje en abril 1892 (aprovechando las vacaciones universitarias de Pascua), dibuja el valle del río Bléone, un afluente del río Durance, aguas abajo de Digne (Alpes del Sur). Es un croquis panorámico para situar los principales relieves y cumbres, los pueblos y casas diseminadas, la naturaleza de las rocas y la ocupación agrícola del suelo (fig. 2).
Si pasamos ahora al viaje de abril de 1907 en los Prealpes de Grasse (Alpes-Marítimos), nos damos cuenta de que los dibujos son bastante diferentes. Con ocasión de una excursión a pie en el frente montañoso y las gargantas del río costero Siagne, siguiendo un itinerario turístico recomendado por las guías de la época, Vidal dibuja con mucha más atención en el cuadernillo 26 la vertiente límite de la montaña sobre el ante-país de Grasse (post país del litoral de Cannes) en el municipio de Cabris (fig. 3). El paisaje es una gran solana orientada hacia el sureste, con el pueblo pegado a la cumbre y las vertientes cubiertas de cultivos en bancales, sobre todo olivos, mientras que el otro lado del anticlinal es un altiplano calcáreo casi desnudo y desierto. El mismo escalonamiento de los terrazgos y cultivos, Vidal lo dibuja poco después (en el mismo cuadernillo, p. 54) 10 kilómetros más al oeste de Cabris, con una orientación inversa. La manera de dibujar el paisaje ha cambiado profundamente. Vidal ha pasado de un simple croquis de situación, con alguna información natural y humana, a un inventario mucho más completo de los hechos físicos y humanos. El análisis gráfico y textual del paisaje permite una reflexión muchos más profunda de las relaciones entre el medio físico y el hombre, a través de las distintas maneras de ocupar el espacio.
Podemos situar la transición de una manera de dibujar a la otra si estudiamos la primera parte del mismo cuadernillo 26, cuando Vidal viaja por España en la primavera de 1906, según un circuito en ferrocarril que va de la frontera francesa de Cerbère a la de Hendaya, pasando por Barcelona, Valencia, Madrid, Segovia y Valladolid (fig. 4). En Barcelona, los croquis hechos durante una excursión a Montserrat son esquemáticos pero se nutren de información textual (fig. 5). En Valencia, volvemos a un texto ilustrado por algún croquis, como en el caso de las barracas (fig. 6). Pero en El Escorial, Vidal hace a la vez un perfil y un croquis panorámico más explicativo, con anotaciones del paisaje vivido: “rebaños con pastores, una campesina y su enorme falda amarilla, rígida como una campana” (fig. 7).
Comprobamos así que Vidal no tenía una práctica ni continua ni fácil del dibujo, pero se da cuenta al final de que un esquema podía resultar más eficaz que varias páginas de texto, y podemos considerar algunos dibujos de su último cuadernillo como el análisis gráfico de los paisajes geográficos que tenia ante sus ojos.
2. Emmanuel de Martonne (1873-1955), el pedagogo
Al contrario de Vidal, De Martonne era un buen dibujante, practicaba mucho y tenía agilidad y facilidad para hacerlo. Quizás porque su dedicación principal hacia la geografía física le obligó a estudiar en los paisajes su geología, su geomorfología y por eso pensar en perfiles y volúmenes. De Martonne tenía que interpretar la disposición de las rocas, de los macizos y de las cuencas sedimentarias para definir los distintos tipos de relieves. Entonces se orientó muy tempranamente hacia obras gráficas relacionadas con esa finalidad y que vinieron a ser ejercicios canónicos de su enseñanza en la licenciatura de historia y geografía: los perfiles, los croquis panorámicos y los bloques-diagramas. Fue en este campo el primer fundador de una escuela de cartografía en el Instituto de Geografía de la Sorbona en París, en el año 1934 (Tissier, 1996).
El croquis panorámico de la figura 8, publicado en la propia tesis de De Martonne sobre Valaquia (ensayo de monografía geográfica publicado en 1902) es una vista panorámica del valle de Teleajna donde dos expresiones del título llaman nuestra atención (De Martonne, 1902, p.170):
- primero, la notación de la doble terraza del río indica la búsqueda, por parte del geógrafo, de los distintos niveles de depósitos fluviales que permiten seguir los ciclos de erosión, una ilustración de la teoría del geógrafo estadounidense William Davis (Davis, 1899);
- segundo, el croquis es un “dibujo del natural”, muy próximo a los panoramas dibujados por los oficiales del ejercicio militar (para estudiar las posiciones del enemigo, o preparar un tiro de artillería) y difiere del uso posterior de Vidal de hacer dibujos a partir de fotografías. Así el panorama de la figura 9 da una imagen más precisa y llamativa de los montes de Fogarash en Valaquia, y permiten visualizar las formas del relieve mejor que en una foto desfavorecida por la poca calidad de los papeles de imprenta en esa época. Esta técnica fue utilizada hasta la mitad del siglo pasado para ilustrar guías turísticas de viaje, como la guía verde de Michelin, copiando fotos de geógrafos como De Martonne y Demangeon, para ilustrar tipos característicos de paisajes en Francia (fig. 11).
El bloque diagrama fue el otro dibujo canónico para De Martonne, porque la visión oblicua introducía las tres dimensiones del espacio para conjugar la geología y la topografía en una presentación de la geomorfología del relieve: en la figura 12, el paisaje presenta los elementos característicos del relieve apalachiense en el valle del río Vilaine, en Bretaña (De Martonne, 1939, Baudelle et al., 2001, p. 247). Este dibujo sirvió después para introducir el concepto de modelo gráfico que daba una imagen de síntesis de un tipo de relieve, sin hacer referencia a un espacio real sino construyendo un paisaje virtual que reunía en sí mismo todos los elementos geomorfológicos del relieve apalachiense, plegado o fallado, que podían encontrarse en algún sitio.
Por eso comprendemos cómo el croquis de terreno fue generalizado en la Escuela francesa de Geografía, a través de la obligación para los maestros de organizar excursiones y enseñar a sus estudiantes el dibujo de campo y varias herramientas gráficas para analizar el paisaje.
3. Pierre Deffontaines (1894-1978), dibujante incansable
Pierre Deffontaines estaba directamente relacionado con la enseñanza de Vidal, de Demangeon, y sobre todo de Brunhes, el cual fue su director de tesis doctoral. Pero a pesar de que no utilizó el dibujo en su tesis, ilustrada con expresivas fotos (Deffontaines, 1932), se puso después a dibujar en el campo, y nunca dejó de hacerlo hasta el final de su vida (fig. 12). Deffontaines dejó así una obra gráfica monumental, en relación continua con su labor inagotable en múltiples campos:
- La investigación y exploración geográfica de terrenos todavía poco conocidos (como por ejemplo en Brasil o Canadá).
- La publicación de sus resultados y la dirección editorial de colecciones (Géographie universelle, Atlas aérien de la France).
- La creación de nuevos cursos académicos de geografía y la transmisión pedagógica de su saber a través de unos métodos de observación del paisaje donde el trabajo de campo y el dibujo tenían un sitio de primer plano (Deffontaines, 1938 y 1980).
De los dibujos que Deffontaines ha dejado, un cierto número es ya conocido a través de sus publicaciones, pero muchísimos quedan por descubrir en la Biblioteca de Cataluña. Para él, el dibujo ha sido una manera de observar el terreno, de registrar los hechos característicos que dan información, plantean preguntas, y una manera de producir una imagen que funciona como un archivo del paisaje, al mismo tiempo que fue seguramente para él un placer estético.
Una observación transversal de su archivo de dibujos enseña que ninguna escala, de lo más próximo a lo más lejos, ha escapado a sus ojos. Deffontaines tuvo, junto con su formación de geógrafo, formación en etnología y antropología. Se interesó mucho en los modos de vida, tipos de casa, trabajos de hombres y mujeres en el campo. Estas realidades fueron temas inagotables para él. Los dibujos de pozos y de técnicas de riego (fig. 13), de árboles y huertos, de bancales (fig. 14) y de cosechas (fig. 15), de casas y pueblos (fig. 16) marcan su atención continua hacia el mundo rural (Deffontaines, 1960). Si la industria y el interior de la ciudad rara vez llaman su atención, las nuevas urbanizaciones del turismo en la costa del Mediterráneo español cubren numerosas hojas de sus cuadernos (fig. 17). Al parecer, el croquis panorámico de largo ángulo y horizonte lejano es uno de sus ejercicios gráficos preferidos: por ejemplo el croquis del pueblo catalán de Sant Feliu de Codines (fig. 18) o el de la ciudad
de Barcelona vista desde el Tibidabo (fig. 19) (Deffontaines, 1964). Algunos de esos croquis necesitan varias hojas, pegadas unas a otras, para formar una cinta que puede medir hasta más de un metro (Huerta, 2009). Su afán de dibujar grandes espacios fue favorecido, durante sus viajes por avión, por la menor velocidad y altura de vuelo de la época. Cuando era director del Instituto Francés de Barcelona, sus viajes aéreos a Madrid fueron varias veces ilustrados de esta manera (fig. 19).
Pero Deffontaines no intentaba esquematizar ni modelizar, se quedaba en un dibujo más próximo a la realidad, aunque a veces adoptaba unas formas simplificadas como un boceto. Sus imágenes, muy realistas y estéticamente valorizadas, necesitaban e ilustraban, en sus publicaciones, comentarios explicativos más o menos largos (Deffontaines, 1964, p. 10). En este caso, el dibujo era una memoria visual, un modo de recordar y situar los hechos geográficos principales que el autor quería enfocar.
Conclusiones
Indudablemente, el dibujo de terreno como medio de memorización, primero, y como medio de análisis y entendimiento de la relación hombre/paisaje, segundo, ha tenido práctica y éxito entre los profesores y alumnos de la Escuela francesa de Geografía durante mas de medio siglo, hasta los años sesenta. La geografía cuantitativa en el campo conceptual, y después el ordenador en el campo técnico, han desvalorizado en una cierta manera la mano, el lápiz y el papel. El dibujo ha perdido, con la cuantificación de la información geográfica y estadística y la profusión de imágenes fotográficas, su papel de información e investigación directa en el terreno.
Pero, después de varios años de una menor dedicación a los trabajos gráficos a mano alzada en la Geografía, se notan al final del siglo xx y comienzos del xxi signos de renacimiento. Varias causas operan a favor del dibujo a mano en la Geografía:
- El auge de la modelización gráfica, favorecida paradójicamente por la reflexión teórica impulsada por la Geografía cuantitativa. La traducción francesa del hecho puede encontrarse en la labor de Roger Brunet, fundador de la coremática y de la revista Mappemonde. 3
- La introducción de la ciencia del paisaje como nueva disciplina universitaria, para la cual los paisajistas se inspiraron en los trabajos de los geógrafos clásicos. Podemos subrayar que el hijo de Deffontaines, Jean-Pierre, cursó la carrera de agrónomo, muy próxima a la Geografía y al estudio del paisaje (Deffontaines, 2001).
3. mappemonde.mgm.fr/
- La reintroducción de los elementos sensibles, del paisaje vivido en las investigaciones geográficas sobre el territorio, y el estudio de las relaciones posibles entre Arte y Geografía (fig. 21, 22 y 23).
- El estudio renovado de las imágenes acumuladas y utilizadas por los geógrafos de la Escuela francesa durante más de un siglo. En Francia, la versión universitaria de la nueva corriente se expresa en las investigaciones del equipo Histoire et Epistémologie de la Géographie (Mendibil, 2001), y la versión para el gran público cuenta con la creación de una página web le dessin du géographe en el sitio café-geo.net.
Más aún, el dibujo a mano alzada continúa siendo el único medio personal y no ayudado para producir construcciones gráficas a partir de la realidad geográfica observada. Y sobre todo es el único medio, no sólo de ver el paisaje, sino de mirar con cuidado su realidad y reflexionar sobre él. Todavía sabemos que con un lápiz y una hoja de papel se puede dibujar el mundo en el cual vivimos, una potencia científica que no debemos dejar desaparecer.
Figura 1. Mapa de los itinerarios en Provenza por Vidal de 1888 a 1907
Fuente: Courtot (2007)
Figura 2. Vidal de La Blache. El valle de la Bléone, aguas abajo de Digne: la vertiente norte vista desde la ribera izquierda.
El antiguo pueblo fortificado es el de Hautes Sieyes, el caserío fortificado el de Courbons. Los árboles que cubren las vertientes son olivos, las pequeñas casas hasta la tercera parte de la cuesta pertenecen a vecinos de Digne, y las cumbres y vertientes desnudas cubiertas de pastos son, de izquierda a derecha: el pico d’Oise, la Clapière Alta, el Martignon (1.430 m) y el Andran. En primer plano, las calizas negruzcas con fracturas y vetas de cuarzo, unas pequeñas cercas con frutales y jardines, la carretera, el río Bléone y la vía férrea en la ribera derecha.
Fuente: Bibliothèque de l’Institut de Géographie de Paris. Paul Vidal de La Blache, cuadernillo núm. 15, p. 54, 14 abril 1892
Figura 3. Vidal de La Blache. El frente de los Prealpes de Grasse al este de Cabris (visto desde la carretera de St. Vallier-de-Thiey).
Predominio de los olivos de arriba abajo de la ladera, formando bosques o en bancales y partes de bosque. Pedazos de bosque en las fuertes pendientes (encinares y robles blancos subrayando un contacto climático). El pueblo encaramado y rodeado de bancales de cultivo. Los páramos de calizas duras formando el frente Prealpino y mesetas calcáreas en su revés.
Fuente: Bibliothèque de l’Institut de Géographie de Paris. Paul Vidal de La Blache, cuadernillo núm. 26, p. 52, abril 1907
Figura 4. Mapa del itinerario de P. Vidal de La Blache en España (abril 1906)
Fuente: Elaboración propia Courtot-Pentsch
Figura 5. Vidal de La Blache. El monasterio de Montserrat, el valle del Llobregat y los Pirineos hacia el N-NE
Fuente: Bibliothèque de l’Institut de Géographie de Paris. Paul Vidal de La Blache, cuadernillo núm. 26, p. 8, abril 1906
Figura 6. Vidal de La Blache. Un texto ilustrado, las barracas en la Huerta de Valencia.
Anotaciones: de la región de Valencia y Alicante, desde Cartagena, parten los emigrantes hacia Argelia; sistema de arrendamiento de los arbitrios, de la administración de rentas del tabaco, etc. y su peso en las contribuciones; croquis de barracas, tipo arcaico de casas cubiertas de paja, construidas en tapia, casi sin ventanas, largas y bajas, con la puerta a un lado; una cruz en el caballete.
Fuente: Bibliothèque de l’Institut de Géographie de Paris. Paul Vidal de La Blache, cuadernillo núm. 26, p. 15, abril 1906
Figura 7. Vidal de La Blache. Un dibujo anotado, vista de El Escorial hacia el SE. Anotaciones: grandes horizontes al Sur en las cuencas; lomas rocosas laciniadas; valles en el lado S. del Guadarrama (con praderas en el fondo); algunos cultivos en las laderas; algunas praderas; bosque en El Escorial por debajo de la estación (923 m); monasterio de El Escorial; al bajar, encuentro con grandes rebaños de borregos; pastores con antiparas y delantales de cuero; una chica ataviada con una enorme falda amarilla, rígida como una campana; cf. Murillo.
Fuente: Bibliothèque de l’Institut de Géographie de Paris. Paul Vidal de La Blache, cuadernillo núm. 26, p. 29, abril 1906
Figura 8. Emmanuel de Martonne. Vista perspectiva del valle de Teleajna, desde el Clabucetu enseñando la doble terraza característica de la zona de lomas. Dibujo del natural.
Fuente: De Martonne, 1902, p. 170
Figura 9. Emmanuel de Martonne. Panorama de los montes de Fogarash. Dibujo a partir de una fotografía tomada de la cumbre de Musatoia.
Fuente: De Martonne, 1902, fig. 24
Figura 10. El desfiladero del río Borne, macizo Prealpino de las Bornes. Croquis panorámico dibujado a partir de una fotografía de E. de Martonne.
Figura 11. Emmanuel de Martonne. Bloque-diagrama de un relieve apalachiense.
Figura 12. Pierre Deffontaines dibujando
Fuente: Deffontaines, 1980. Boceto del pintor y dibujante catalán Ramon Rogent (1920-1958).
Fuente: Guide Vert Michelin, La Savoie, 1951-52, p. 9
Figura 13. Pierre Deffontaines. Pozo con balancín para riego. Talamanca (Bages) 28 de septiembre de 1961
Figura 14. Pierre Deffontaines. Parte baja de les Escaldes (Andorra). Secaderos de tabaco, 22 de septiembre de 1955
Figura 16. Pierre Deffontaines. Orpesa (Plana Alta)
18.
Figura 15. Pierre Deffontaines. Guimerà (Urgell)
Fuente: Deffontaines, 1964
Figura 17. Pierre Deffontaines. Croquis panorámico de cultivo en bancales en la Cerdanya
Oriental)
Fuente: Deffontaines, 1964
Figura 19. Pierre Deffontaines. Barcelona vista subiendo al Tibidabo, diciembre de 1972
Figura 20. Pierre Deffontaines. Los meandros del Ebro en Flix, aguas arriba de Tortosa, croquis desde un avión, 25 de marzo de 1955
Figura 22. Roland Courtot. El valle de Achaoud en la vertiente sur del Alto Atlas (Marruecos, 2005)
Figura 21. Roland Courtot. Arrozales en un valle cárstico con mogotes cerca del pueblo de Likyao (provincia de Guyang, China, 2007)
Figura 23. Roland Courtot. El Valle de Alcudia (Ciudad Real, España, 1994)
Bibliografia
Baudelle, Guy; Ozouf-Marignier, Marie-Vic; Robic, Marie-Claire [dir.] (2001). Géographes en pratiques (1870-1945). Le terrain, le livre, la Cité. Presses universitaires de Rennes. Courtot, Roland (2006). “Un voyage de Paul Vidal de La Blache en Espagne dans la huerta de Valence (1906)”. Cybergeo, núm. 354. http://193.55.107.45/articles/354res.htm – (2007). “Les paysages et les hommes des Alpes du Sud dans les carnets de Paul Vidal de La Blache”. Méditerranée [Aix-en-Provence], núm. 109, p. 9-15. Davis, William (1899). “The geographical cycle”. Geographical Journal, vol. 14, p. 481-504. De Martonne, Emmanuel (1902). La Valachie, essai de monographie géographique. París: Librairie Armand Colin. – (1939). Abrégé de géographie physique. París: Librairie Armand Colin.
Deffontaines, Jean-Pierre (1932). Les hommes et leurs travaux dans les pays de la Moyenne Garonne (Agenais, Bas Quercy). Revue de Géographie alpine, núm. 20-4, p. 828-833.
– (1964). «L’activité humaine au long de la bordure septentrionale du Valles en Catalogne ». Méditerranée, núm. 1, p. 3-12.
– (1980). Petit guide du voyageur actif. París: Presses d‘Ile-de-France.
– (2001). Les sentiers d’un agronome. París: éditions Arguments (Parcours et paroles).
Huerta, Antoine (2009). “Une ascension, une œuvre: la baie de Rio de Janeiro vue du Corcovado par Pierre Deffontaines”. Confins, núm. 5. http://confins.revues.org/index5645. html (consultat 29-abril-2010).
Loi, Daniel; Robic, Marie-Claire; Tissier, Jean-Louis (1988). “Les carnets de Vidal de La Blache, esquisses du Tableau”. Bulletin de l’Association de Géographes français, núm. 4, p. 297-311.
Mendibil, Didier (2001). “Dessinez-moi ce paysage…”. L’information géographique, [París], núm. 2.
Robic Marie-Claire [dir.] (2000). Le tableau de la géographie de la France par Paul Vidal de La Blache (dans le labyrinthe des formes). París: Comité des Travaux Historiques et Scientifiques (Mémoires de la section de géographie physique et humaine, 20).
Tissier, Jean-Louis (1996). “Martonne (Emmanuel de)”. A: Juillard, Jacques; Winock, Michel [dir.]. Dictionnaire des intellectuels français. París: Seuil, p. 758-759.
Vidal de La Blache, Paul (1979). Tableau de la Géographie de la France. París: Taillandier.
Multiplicant els riscs per a la salut i el benestar: els costos inadmissibles de la globalització1 /
Multiplying risks to Health and Well-being: the unacknowledged costs of Globalisation
Ray Hudson Durham UniversityLa Globalització no és un fenomen nou. Des dels inicis del capitalisme s’anaven constituint processos de desenvolupament combinat i desigual que van portar un sistema de relacions desiguals a diferents parts del globus. Hi ha nombroses explicacions de les successives formes de la divisió internacional del treball, dels diferents models socioespacials que la globalització comporta (vegeu, per exemple, Hirst i Thompson, 1995). El meu enfocament aquí, tanmateix, no se centra en aquesta geografia històrica de la globalització, sinó que em preocupa la seva darrera fase neoliberal i aquells trets característics que tenen implicacions per a la salut i el benestar de la gent en diferents parts del món.
Ara com abans, i malgrat aquelles afirmacions en contra del fet que la globalització portaria la fi de la geografia (O’Brien, 1992), la geografia de la globalització contemporània encara manté unes profundes desigualtats en el desenvolupament, caracteritzat per aguditzades desigualtats socioespacials, mentre que al mateix temps el models d’economia política del neoliberalisme s’han anat convertint en els dominants en el discurs i la pràctica política dels principals estats nacionals, així com d’organitzacions internacionals, com ara el Banc Mundial o el Fons Monetari Internacional.
1. Traducció de Montserrat Cuxart i Antoni Luna. El professor Ray Hudson va impartir la seva conferència a la seu de l’Institut d’Estudis Catalans el 19 de novembre de 2009.
Aquest canvi neoliberal perceptible en la regulació de les economies ha ocasionat un èmfasi considerable de mesures per tal d’alliberar les forces del mercat nacional i l’obertura de les economies nacionals i sotsnacionals i dels seus mercats de treball a les forces que disciplinen els mercats internacionals. Aquests són canvis amb conseqüències directes en l’augment dels riscs de la salut i el benestar de milions de persones, encara que els seus efectes s’han experimentat de forma desigual en diverses parts del món, a causa en part de la desigual difusió de les pràctiques neoliberals. En aquest article intento explorar aquests temes i plantejar les qüestions sobre les implicacions a llarg termini que aquests canvis poden tenir per a la salut pública i el benestar humà. Abans d’examinar aquests temes amb més detall, primer analitzo aquelles característiques de la globalització neoliberal contemporània que actuen com elements generadors d’aquests riscs.
Que hi ha de nou en la globalització neoliberal contemporània?
Un efecte important de l’adopció de posicions polítiques neoliberals és que molta més gent en les seves activitats diàries viu actualment en entorns cada vegada més perillosos i insalubres. A més a més, també experimenten elevats riscs de desocupació i atur i en conseqüència sovint ens veiem forçats a agafar noves feines que perjudiquen la nostra salut i benestar. Hi ha diverses raons que expliquen perquè això és així.
En primer lloc, i potser el més important, és el predomini de les forces de mercat en general i les dels mercats globals en particular com els principals mecanismes per dirigir i disciplinar les economies, ja siguin nacionals, regionals o corporatives. Això, per damunt de tot, ha afavorit la intensificació de la globalització del capital, que és al cor de la darrera fase del desenvolupament desigual. És important entendre, no obstant, que aquestes forces de mercat no són de cap manera naturals, sinó més aviat el producte de les formes amb què s’han construït i regulat políticament els mercats pels estats poderosos. Irònicament, són aquests estats nacionals els que sovint tenen les estructures reguladores més estrictes per gestionar l’impacte ambiental i els riscs per la salut i la seguretat dins dels seus propis territoris nacionals. El resultat d’aquesta paradoxa és que la construcció política de mercats per mitigar els riscs a casa pot tenir l’efecte de generar espais de risc a altres llocs. Ben aviat, per tant, aquests riscs per a la salut i el benestar es desplacen en l’espai.
Aquest èmfasi predominant de les forces de mercat ha tingut diferents conseqüències. En primer lloc, hi ha hagut una ampliació significativa dels mercats, se n’han creat allà on abans no n’hi havia cap, amb dues implicacions importants. Per un costat, hi ha hagut una reformulació dels límits entre els sectors
103 privats i públics. L’expansió d’aquest procés de mercantilització ha comportat la substitució de la provisió estatal (de feines, allotjaments, béns i serveis), com un dret dels ciutadans, per la provisió de mercats per a clients – encara que, no tothom se’ls pugui permetre. Per un altre costat, el sistema de mercadeig ha penetrat en àrees de la vida privada i de la comunitat, i també en l’esfera de la societat civil, on tradicionalment havia estat exclòs per diferents pràctiques i tradicions. Aquests canvis han reforçat encara més la lògica per la qual molta gent busca tenir la condició d’assalariat per tal d’obtenir accés a béns i serveis que són fonamentals per a la salut i el benestar en la seva vida quotidiana. En certs casos, tenir una feina és una condició sine qua non per accedir a serveis d’assistència per sobre del que es considera el límit mínim de seguretat. Això pot passar, o bé directament amb l’accés a les assegurances d’assistència sanitària, o bé indirectament com a determinant a l’hora de decidir on viure.
En segon lloc, la reestructuració dels mercats ha reduït la capacitat de pronosticar el seus canvis i ha disminuït també la certesa de les transaccions, introduint un major grau de incertitud per a aquells que depenen dels mercats per a la provisió de treball i de serveis. La característica interconnexió d’aquests mercats, i de com el fracàs d’un pot provocar un efecte en cascada a tots els altres es va poder comprovar amb l’esfondrament dels mercats ‘subprime’ dels Estats Units al 2008 i el posterior col·lapse dels mercats financers, bancs i asseguradores de les grans economies capitalistes durant el període 2008-2009, que va comportar la socialització de risc financer mitjançant la seva nacionalització de facto. Dins d’aquest context altament interconnectat i cada vegada més incert, el treball s’ha tornat cada vegada més precari i provisional (per exemple, vegeu Beck, 1992), quan abans d’això, era segur i a llarg termini. A més d’aquest problema, també han augmentat les desigualtats espacials que existeixen en termes d’accés a feines i serveis.
En tercer lloc, hi ha hagut una incorporació selectiva d’aquests nous principis de mercat al sector públic residual, expressat en l’augment d’una cultura de la desconfiança en l’auditoria i el control. El resultat és un ambient organitzatiu marcat per noves preocupacions i prioritats. Aquestes inclouen, entre d’altres, l’establiment i consecució d’objectius (molts dels quals no es refereixen a l’actuació del servei bàsic que s’ha d’oferir ); una gamma de criteris de pseudorendibilitat que s’han introduït a les agències de servei públic; i la redefinició de la línea divisòria entre sector públic i privat de manera que la distinció qualitativa entre la provisió de serveis entre el sector públic i el privat s’ha erosionat significativament.
Aquests processos s’han produït de forma més intensa en certs països, molt poques regions del món han pogut evitar els seus efectes. La influència creixent dels mercats com a nous sistemes d’assignació, juntament amb la tendència de les forces de mercat i de les lleis de contractació que afavoreixen els empresaris i a certes categories d’empleats, ha donat lloc a un augment dels nivells d’inseguretat i dels riscs de pèrdua de feina per la gran majoria. Aquest èmfasi creixent
de les forces de mercat globals ha posat de relleu la importància crítica de les estratègies competitives de grans empreses multinacionals; el desplegament de combinacions diferents d’estratègies competitives ‘dèbils’ i ‘dures’, sovint implica noves formes de relacions de cooperacions entre diferents firmes i aliances estratègiques, i noves geografies de producció i treball que es creen mitjançant processos de outsourcing i/o offshoring2 a causa de l’acceleració creixent dels moviments de capital (Hudson, 2001). Com a conseqüència, la dinàmica per la qual el capital es desvalora en alguns llocs que abandona per penetrar i establir-se en altres s’ha incrementat tant a les ciutats i regions del ‘Sud’ global com a les perifèries del ‘Nord’3. Fa trenta anys Damette (1974; traduït 1980) va definir el nou terme “hipermobilitat del capital” per a descriure aquesta mobilitat accelerada del capital que ha provocat que el temps de la seva fixació s’hagi reduït i es perdi i s’amortitzi en períodes de temps cada vegada més curts –un bon recordatori que aquests processos no són nous absolutament. Els moviments accelerats de capital tenen altres implicacions a causa de l’augment de la competència entre diferents llocs i treballadors per un treball remunerat i això augmenta els riscs que els treballadors d’un lloc en concret es converteixin de cop en superàvit de mà d’obra. Per tant, el treball es torna cada vegada més precari, i fa augmentar els riscs de desocupació, ja que les feines desapareixen d’un lloc per establir-se en qualsevol altre. Aquests canvis tenen també importants implicacions per a la salut i benestar de treballadors i de la gent que en depèn. Tenint en compte els coneguts lligams entre treball, identitat i benestar, aquest processos comporten encara més riscs per aquells que reincideixen en aquest cercle viciós. Com que el benestar econòmic d’un lloc s’erosiona, llavors l’habilitat dels governs per finançar programes de salut i benestar basats en ingressos fiscals també es deteriora. En aquests llocs es presenta una doble dificultat a causa de la combinació de l’augment dels problemes de salut que provoca la manca de treball i l’empitjorament gradual dels sistemes d’assistència sanitària.
Així com canvien el mercat i els llocs del treball, el gir neoliberal també afavoreix l’aparició de nous mercats internacionals per als residus i els contaminants. A mida que els habitants dels països més desenvolupats van comprenent
2. Outsourcing: contractació de mà d’obra que no pertany a l’empresa. Offshoring: en paradisos fiscals. (N. dels T.).
3. A la resta d’aquest article, faig referència al contrast, però també a la similitud, dels canvis que s’han produït al ‘Sud’ i al ‘Nord’ globals. Ho faig, en part, per simplificar l’exposició, però també perquè hi ha diferències significatives en el desenvolupament del ‘Nord’ i del ‘Sud’. De totes formes, en aquest punt, vull deixar clar que aquesta dicotomia binària és una simplificació excessiva. Els moviments globals de capital i persones han comportat elements característics del ‘Sud’ al ‘Nord’ i a l’inrevés . Per exemple, moltes de les economies locals i regionals del Nord depenen de forma crítica de l’arribada d’immigrants del Sud. Una vegada més, amb el creixement de les economies de l’Índia i la Xina (Engardio 2007; Walker and Buck 2007) i l’adquisició de companyies del ‘Nord’ per capitals basats en el ‘Sud’ (per exemple, Corus per Tata i Acelor per Mittal) el significat d’aquests dos termes és cada vegada més imprecís i les relacions entre el ‘Nord’ i el ‘Sud’ són cada vegada més complexes a l’hora que emergeixen noves formes de desenvolupament desigual. També és important dir que ja que el desenvolupament capitalista és intrínsicament desigual i combinat, no hi ha cap garantia perquè la Xina i l’Índia continuïn sent els centres del creixement accelerat i d’acumulació de capital, per tal que aquest procés acostuma a erosionar les condicions del lloc on ha tingut èxit.
els perills que comporten els contaminants més nocius, les normes mediambientals es tornen més estrictes, cosa que fa que moltes de les industries més contaminants es traslladin a altres zones del ‘Sud’. L’accident de Bhopal al 1984 és un recordatori emotiu de com certes empreses multinacionals exportaven tant processos industrials perillosos com els seus productes. En aquest cas, la planta índia era de disseny ‘similar’ a la que la mateixa empresa tenia als Estats Units, però els sistemes de manteniment eren molt menys rigorosos que els que es permetien als EUA o a la UE . Així, es va acusar Union Carbide de fer un doble joc per haver permès aquestes pràctiques a una de les seves filials. Amb tot, aquesta companyia va aconseguir que molta d’aquella culpa recaigués únicament a la seva filial índia.
En altres casos, els residus del ‘Nord’ que resultaven cars per ser dipositats en un ambient altament regulat, també s’exportaven vers el ‘Sud’. L’escala d’aquestes exportacions ha augmentat excessivament, de manera que un segon tret essencial de l’era neoliberal ha esdevingut la globalització creixent dels fluxos de deixalles i les seves formes noves de comerç en els mercats globals. Per exemple, les regulacions estrictes sobre reciclatge s’introduïen a Alemanya durant els anys noranta. Recollir residus per a classificar i per a reciclatge és una tasca intensiva, poc pagada i d’escàs reconeixement social. Per tant, s’exporta a parts perifèriques de l’economia global, i així es justifica la creació de feina allà! Un exemple especialment sorprenent del comerç nou de residus són les restes i el reciclatge de vaixells a les platges de Bangladesh (Chittagong: vegeu Buerk, 2006) i Índia (Alang). Tot i que els acords reguladors i de comerç internacionals han frenat alguns dels pitjors excessos del comerç de residus nocius, no ha pogut aturar-los del tot. Conseqüentment, el ‘Nord’ global encara descarrega els seus residus al ‘Sud’.
No obstant això, el comerç internacional en matèries contaminants i en residus és encara més complex en aquells casos que es transporten a les zones perifèriques del ‘Nord’. Per exemple, els residus provocats per la indústria de l’acer a Anglaterra i País de Gal·les es transporten amb vaixell a les zones perifèriques d’Alemanya i Itàlia per ser rehabilitats, mentre que els residus nuclears s’envien amb vaixells del Japó a Sellafield al nord-oest d’Anglaterra per reprocessar-los allà, així com vaixells de guerra abandonats dels Estats Units i de França, replets de gran varietat de substàncies nocives (fins i tot amiant i PCBs: BAN, 2003) han estat traslladats a Hartlepool, al nord-est d’Anglaterra, per ser desmuntats i reparats.
Exportar aquest tipus de residus resultava més econòmic que tractar-los a casa, i es feia més fàcil quan s’enganyava els països receptors sobre la naturalesa dels residus i/o tenien governs autoritaris que o no ho sabien o no podien ocasionar costos polítics, com el moviment NIMBYism (Not In My Back Yard...o “no al costat de casa meva”) i l’oposició de les comunitats locals a que els residus siguin tractats al “seu pati del darrera” (Smith 1991; Smith i Blowers 1991). No obstant això, les comunitats locals tenen diferents capacitats per resistir, com
il·lustren els exemples de Hartlepool i Sellafield. Els residus nuclears han estat reprocessats a Sellafield durant uns cinquanta anys, amb problemes persistents sobre els efectes dels accidents i de l’exposició dels treballadors i els residents a la radiació. Tanmateix, Sellafields es localitza en una regió perifèrica, amb poques oportunitats de llocs de treball, com és el cas de Hartlepool. Aquest procés d’activitats nocives localitzades a àrees amb una economia dèbil i baix poder polític, i per tant amb poca resistència, no és un fenomen nou (Smith, 1990).
En efecte, les comunitats més pobres tant al ‘Nord’ com al ‘Sud’ s’han enfrontat en guerres d’ofertes, mirant d’esdevenir una destinació per a residus arriscats a canvi de retribucions monetàries. Alguns països són tan pobres i amb una necessitat tan desesperada de moneda estrangera (per comprar importacions o reposar el deute extern) que les elits dominants impulsen qualsevol negoci per generar guanys, sense consideració dels riscos al medi ambient i la salut de la seves poblacions (una qüestió tractada més avall).
El tercer tret del diagnòstic neoliberal és la creixent globalització dels fluxos corporis, de la mobilització de la població en una varietat de papers. Aquests inclouen moviments poblacionals, com els fluxos internacionals de treballadors amb diversos nivells de qualificació en els mercats laborals segmentats globalment. Molts dels que arriben com emigrants il·legals es veuran abocats a tenir una existència precària i de forta explotació en els seus països de destinació. D’altres arribaran com refugiats mancats de drets ciutadans i també probablement seran tractats com emigrants il·legals i altres inclús arribaren com turistes. Els processos de comprensió i convergència temps/espai han possibilitat moviments més ràpids i més freqüents sobre grans distàncies. Mentre l’àmplia majoria de fluxos de població roman en els límits nacionals i a relativament curtes distàncies, hi ha hagut, tot i així, un tremend creixement de moviments a través dels límits nacionals. Per exemple, el 1950 hi havia 25 milions d’arribades de passatgers internacionals; actualment n’hi ha més de 600 milions cada any, i està previst que l’escala dels futurs moviments augmenti notablement. El nombre d’emigrants internacionals s’ha més que duplicat durant el període 1965-2000 a 175 milions (Organització Internacional per a l’Emigració, 2003). Des de la perspectiva de transmissió de malalties, la naturalesa de les societats contemporànies altament connectades té impactes considerables sobre la seva expansió, com l’epidèmia de la SARS (síndrome respiratòria aguda greu, o pneumònia atípica asiàtica), o el potencial de pandèmia de la grip aviar.
La quarta característica rellevant de la globalització neoliberal és el predomini de l’escassesa d’aliment i de la fam. Això és el resultat de molts factors fortuïts que es combinen en l’espai-temps per a generar problemes. Per exemple, l’escassesa d’aliment pot ser induït pel canvi climàtic i també a causa de les malvestats dels sistemes de distribució, més que per una absoluta escassesa d’aliment per se (Sen, 1983). També pot haver ocorregut a causa de la proliferació del ‘fracàs’ o dels ‘estats fràgils’ i com a producte d’haver recorregut a la violència física i la guerra
com una manera de tractar amb qüestions polítiques. Tot plegat porta a la mort i a la destrucció de les vides de la gent en una escala massiva (com és evident des dels esdeveniments Afganistan, Eritrea, Irak i Zimbabwe), a voltes actuant com a causa major de corrents de refugiats. Hi ha alguns debats de com definir estats ‘fracassats’ o ‘fràgils’4, però pel DiFD (2005, p. 7) ‘estats fràgils’ són el que “el govern no pot o no vol lliurar funcions essencials a la majoria de la seva gent, inclosos els més pobres”. La frase “no pot o no vol” és significativa, posant un element diferenciador clau entre aquells estats en què les seves elits dominants podrien, si més no, escollir de no lliurar funcions essencials com l’assistència sanitària i per un altra banda aquelles que són simplement massa pobres, per les quals dotar aquests serveis no és una possibilitat factible. Aquest grup d’‘estats fracassats’ no es limita només a aquells estats devastats pels conflictes interns i guerres civils, sinó que inclou aquells on els problemes de corrupció del govern porta a reduir gradualment els recursos de la salut i de assistència sanitària.
Quines són les implicacions per l’augment de riscs per a la salut i al benestar?
Hi ha un nombre de qüestions per tractar sobre aquest tema, algunes de les quals ja han estat al·ludides de passada. Primerament, hi ha una evidencia ben establerta que una combinació de treballs amb una forta demanda psicològica, un nivell de control baix de les tasques a fer, especialment en aquells treballs que requereixen poca qualificació, i el risc percebut (i normalment real) de la possibilitat de pèrdua de treball condueixen a un augment de l’estrès laboral i subseqüentment a generar alts percentatges de malalties físiques i psicològiques (per exemple, vegeu Benach, 2002; Benach i Muntaner, 2007; Benavides 200; Vries i Wilkerson, 2003; Dooley, 1987; Muntaner, 1998; Wegge, 2006). Tot i que és difícil desenredar els impactes del treball insegur i els trets estructurals d’un ‘treball precari’ a partir dels efectes més generals de l’estatus o posició socioeconòmics (Adler i Newman, 2002), aquests efectes adversos a la salut mental i física i al benestar han esdevingut endèmics, ja que la pressió competitiva s’ha intensificat en l’era de la globalització neoliberal. El gran rendiment net de les fàbriques de gran producció flexible (high volume flexible production o HVFP) que es troben a les perifèries del ‘Nord’ ofereix sovint l’única ocupació industrial predominant en aquestes regions. Hi ha diferents interpretacions sobre la natura d’aquests treballs. S’ha proclamat que
4. Per exemple, el Banc Mundial centra en 30 “països de renda baixa sota pressió” (Banc Mundial, 2004), mentre que el Departament de Desenvolupament Internacional del Govern del Regne Unit reconeix 46 països en una llista més extensa de “països fràgils” que contenen 900 milions d’habitants o el 14% de la població global (DiFD, 2005). Entre el 1990 i el 2002 les rendes d’aquests estats estaven estancades (comparat a l’1,2% del creixement anual d’altres països desenvolupats –poc espectacular, però, si més no, creixent).
són millors que els de la producció en sèrie Taylorista, emfatitzant el control de la qualitat, i la resolució de problemes, en comptes del manteniment de la maquinaria i torns de treball llarg. No obstant, al mateix temps, les companyies que practiquen les estratègies HVFP requereixen un compromís addicional dels seus treballadors de diverses maneres. Això es manifesta en requeriments com: una flexibilitat més gran en la distribució dels horaris del temps dels treballadors, un ús considerable de multifeines i multiaptituds per assegurar que les fàbriques i les màquines produeixin béns durant el màxim temps possible dins dels límits reglamentaris.
Per tant, els crítics suggereixen que aquestes formes de producció i d’organització del treball augmenten el ritme de treball i es caracteritzen per més i nous mètodes subtils de control, explotació i inspecció, augment del procés de treball i estrès dels treballadors (Okamura i Kawahito, 1990). Un inspector de l’empresa Nisson de Washington del nord-est d’Anglaterra, en entrevistar a futurs treballadors de plantes industrials comentava que: “Diem clarament que el treball és dur, que probablement no han treballat mai abans en un de tan dur” (Tighe, 1998). Conseqüentment, el ritme intens de treball deixa danys físics, com fatigues reiterades i desordres musculars (Leslie i Butz, 1998) mentre que la necessitat de mantenir la qualitat estàndard i els nivells de producció genera estrès psicològic a aquells que ocupen aquests treballs –sovint es consideren afortunats de poder realitzar-lo en regions arruïnades per l’atur, el sous baixos i el treball precari.
Al ‘Sud’ global la proliferació de ‘maquiladoras’ o plantes d’acoblament en una cadena de béns de consum industrials, amb empleats que treballen moltes hores amb poca llum i en entorns poc ventilats, sovint entre materials nocius i amb poca autonomia o control sobre el seu lloc de treball, també planteja serioses qüestions sobre la salut i la seguretat dels treballadors i sobre l’explotació infantil (reconeguda en campanyes sobre la responsabilitat social del ‘Nord’ per millorar coses del ‘Sud’: vegeu, per exemple, Hughes, 2004, 2006). Hi ha molts problemes sobre l’ús de materials i processos contaminats en moltes zones industrialitzades del ‘Sud’ (vegeu, per exemple, Engardio, 2007; Walker i Buck, 2007) en part relacionats amb la recol·locació allà de processos contaminats des de llocs del ‘Nord’, que evoquen imatges de les “obscures fàbriques satàniques” dels primers temps de la industrialització capitalista (Thompson, 1969).
A mode d’il·lustració, considereu el cas de Schenzen, una ‘boom town’ al sud de la Xina i el centre més gran d’acumulació de capital de la primera dècada del segle xxi. S’ha fet famosa per la producció de joguines, ornaments de Nadal i arbres artificials per als mercats occidentals. No obstant, hi ha un punt fosc en aquest creixement per tal com la salut dels treballadors ha estat malmesa a causa d’haver de treballar amb materials verinosos i sovint sense la protecció d’un equip o roba adequats (August, 2002). A les fàbriques que produeixen ordinadors i equipament relacionat al delta el riu Pearl, els treballadors s’exposen freqüentment a materials químics perillosos (CAFOD, 2004). Els treballadors
sovint –incloent’hi les joves solteres que són arrossegades des de les àrees rurals per treballar a les fàbriques– viuen en allotjaments precaris que també suposen un risc per la seva salut i benestar (vegeu, per exemple, Lynch, 2007).
A punts, tant del ‘Nord’ (per exemple, nord-est d’Anglaterra, Brandenburg a Alemanya i Cape Breton al Canadà) com del ‘Sud’ (Bangalore, a l’Índia) la proliferació d’oficines de suport, de processos empresarials i centrals telefòniques –el sector serveis equivalent a les plantes d’articles manufacturats del Taylorisme– ha portat noves formes de riscs per a la salut dels que hi són empleats. Principalment es tracta de riscs relacionats amb problemes mentals, a causa de l’estrès del treball en ambients estretament supervisats en què la productivitat dels treballadors està estrictament controlada per sofisticats algoritmes informatitzats. Els que fracassen en arribar als objectius requerits saben massa bé que es troben en risc de perdre un lloc treball, i que d’altres estan més que desitjosos d’agafar-lo, ja que no existeixen altres possibilitats treball (Houdson, 2006).
En segon lloc, gran part de l’agricultura del ‘Sud’ s’ha reestructurat lluny de la producció de subsistència per al consum domèstic i s’ha centrat en el conreu comercial orientat a l’exportació cap als mercats del ‘Nord’, produint fruita ‘exòtica’, verdures i flors per vendre’s allà, i més endavant per conrear productes biològics. Sovint aquests canvis són el resultat de les pressions de les organitzacions internacionals, com la del Banc Mundial i els seus programes de canvi estructural –i tenen un fort to neocolonial que evoca el passat colonial. Com a resultat, es produeixen problemes de mutació, fam i inanició, ja bastant comuns al ‘Sud’ global –el 50% de la població treballadora està mal alimentada de forma crònica i gran part d’aquesta majoria són residents del ‘Sud’– que s’ha anat empitjorant.
En tercer lloc, els riscs per la salut i el benestar han augmentat per la manca de treball i la desocupació resultant, concretament a les regions del ‘Nord’ com a resultat de la lluita pel capital industrial. Això ha tingut efectes importants sobre la salut mental i física en aquells que han perdut els seus treballs anteriors i no poden trobar un treball assalariat cosa que fa augmentar els riscs de noves malalties. El ‘desgast’ general de cossos subjectes a un treball físic continuat i a feines perilloses s’afegeix als efectes de les malalties laborals i industrials (per exemple càncer de pulmó i malalties respiratòries), que ha suposat que en indústries com les mines de carbó, acer, construcció de vaixells i indústries pesades, i les àrees on s’han concentrat estiguessin associades a problemes musculars i perjudicis industrials (vegeu, per exemple, Walsh et al., 2008). En els llocs on s’havien concentrat aquestes industries hi queda un llegat d’efectes sobre la salut de les persones. Cal afegir que viure en paisatges industrials envoltats de deteriorament i restes de factories contaminades i instal·lacions industrials a llocs obscurs té un efecte deteriorant en la salut i el benestar de les comunitats locals. A més a més, l’elecció de l´estil de vida ha portat a moltes d’aquestes àrees al consum de tabac i alcohol cosa que també ha contribuït considerablement als efectes perniciosos de l’entorn econòmic i social.
Al mateix temps, i no sense ironia, aquest tipus de llegats han estat recoberts per nous problemes de salut i de malalties que resulten de l’absència de treball remunerat. Així, a més del llegat de malalties físiques a causa del treball, ara la gent pateix els efectes de la poca salut mental i les malalties derivades de la manca de treball i les conseqüències que això comporta referent a la identitat i a l’autoestima. Aquesta espiral descendent en termes de malaltia també genera la demanda de considerables sistemes d’atenció que poden ser incapaços de proporcionar la qualitat de servei professional com a d’altres àrees més riques.
En quart lloc, el desenvolupament a gran escala del ‘Sud’ s’associa a l’emigració urbana de les regions interiors i rurals en una escala sense precedents experimentada molt recentment a la Xina (Walker i Buck, 2007), amb una sèrie de conseqüències devastadores per al medi natural i la salut humana. En molts casos, l’afluència de gent no pot encabir-se en esquemes urbanístics planificats i, per tant, el resultat és la creació del ‘barraquisme’ –amb els subsegüents problemes de sanejament, condicions ambientals pobres i malalties. Fins i tot allà on hi ha una bona planificació urbanística el pur volum de trasllats a àrees urbanes ja esdevé un problema. L’entorn urbà es fa contaminat amb gran varietat de matèries contaminants a causa de l’explosió de la producció industrial, amb demanades d’electricitat produïda pel carbó i gran part pels canvis dels esquemes de l’estil de vida i consum, especialment per l’augment de cotxes privats. Això ha hagut de difondre els efectes sobre la salut pública, ja que la creixent contaminació atmosfèrica i les demandes d’aigua potable es veuen amenaçades (de manera espectacular a Xina, però no només allà: per exemple, vegeu Engardio, 2007). Les conseqüències del medi ambient no desitjat pel creixement econòmic i la industrialització varien entre i dins dels països: la pol·lució és espai/temps específica (cal reconèixer que els efectes intergeneracionals són possibles), els impactes desiguals en espais on la gent viu i treballa, en la seva salut i benestar i en les taxes de mortalitat.
En cinquè lloc, la recol·locació de les naus industrials ‘perilloses’ i altament contaminants de les zones del ‘Sud’ i algunes perifèries del ‘Nord’ poden posar en perill la salut i el benestar. No obstant això, la sensibilització pública sobre els risc de la contaminació ha augmentat i també la preocupació per aquests temes, val a dir que sovint generen conflictes polítics concrets localment (vegeu, per exemple, Smith, 1990, 1991). Vist que els efectes contaminants d’algunes activitats (per exemple, la mina) són necessàriament localitzats, algunes companyies dedicades a altres activitats tenen més llibertat a l’hora d’escollir un lloc. I així, poden situar les indústries contaminants en espais on hi ha menys resistència –des de zones del ‘Sud’ global a regions perifèriques i al centre de les ciutats al ‘Nord’. Com David Harvey (1996,368) va observar “un dels millors indicadors de la localització de dipòsits de residus tòxics als Estats Units és una concentració geogràfica de gent de color i amb rendes baixes”. Per exemple, el sud-est de Chicago està plegat de nombroses indústries contaminants, residus comercials perillosos i dipòsits de residus tòxics. En
Multiplicant els riscs per a la salut i el benestar: els costos inadmissibles de la globalització 111
conseqüència, es tracta d’un dels índex més alts d’incidències de càncer dels Estats Units (Bullard,1994, p. 279-80).
Tot i que no han desaparegut del tot de les perifèries del ‘Nord’, ara aquest fets hi són relativament rars. En un marcat contrast, són només massa comuns a la majoria de regions i ciutats industrialitzades del ‘Sud’. Mentre el coneixement popular del risc per la salut de les empreses contaminants ha augmentat al ‘Nord’ global, al ‘Sud’ global les elits dominats i estats nacionals han prioritzat descaradament –i segueixen prioritzant– el creixement econòmic i l’ocupació per damunt del medi natural i la salut i el benestar humans. En conseqüència, moltes companyies han pogut desplegar feines perilloses i tecnologies de producció contaminant que serien inadmissibles en un altre lloc de treball. Per exemple, el desembre de 1984 cinc tones de gas metil isocianat de la Union Caribe of India Ltd. es van filtrar als pesticides de plantes a Bhopal, matant més de 3.000 persones i danyant-ne desenes de milers (vegeu, per exemple, Hazarika, 1987; Shrivastava, 1987; Lapierre i Moro, 2002; Smith i Sipika, 1993). Cap al 1999 el nombre de morts excedia els 6.0005, amb una pol·lució substancial, i en alguns llocs greu de les terres i de l’aigua potable per metalls pesats i contaminants orgànics. Els residents d’aquestes àrees continuen estan exposats als riscs de danys químics diàriament. Hi haurien molts més exemples d’accidents de treballs que duen a la mort, per bé que a una escala menys dramàtica.
Una alternativa per exportar indústries contaminants és exportar-ne els seus contaminants o deliberadament o per equivocació dins dels acords globals, en gran part il·legals, sobre l’atmosfera i els oceans (German Advisory Council on Global Change, 2002). En altres casos, els residus exportats deliberadament s’envien a destinacions de zones perifèriques. Per exemple, Yeartley (1995) informava que l’illa de Kassa, a certa distància de la costa d’Àfrica, va esdevenir recipient d’un incinerador altament contaminant de cendres de les potents estacions de Philadelphia. Una dècada més tard, Houoveld (2006) informava que un vaixell de nacionalitat grega, llogat per una companyia alemanya, havia descarregat alguns centenars de tones de deixalla altament tòxica, residus d’una mescla perillosa de petroli i detergents, dels seus tancs a Abidjan, a la Costa d’Ivori. El fang el retirava una companyia local i el va abocar a deu llocs al voltant d’Abidjan. Això va provocar que milers de persones haguessin de ser hospitalitzades, a més d’unes quantes morts.
L’exportació de residus pot ser problemàtica pels exportadors, ja que els impactes de la pol·lució poden tornar a malmetre la salut i el benestar de la gent en els seus llocs d’origen. Per exemple, les fàbriques reubicades des dels Estats Units a la zona fronterera de Mèxic com a reacció, inter alia, a les regulacions
5. El número de víctimes mortals d’aquest accident ha estat contínuament tema de debat. La tradició de cremar els cossos immediatament després de morir, la manca d’un cens efectiu de la població que viu en ciutats-barraques i ´’impacte de les morts latents, tot plegat ha contribuït a aquesta incertesa.
mediambientals menys rigoroses hi han exportat, subseqüentment, aire contaminat, aigües residuals i aliment contaminat tornat als Estats Units ja que la “devastació ecològica no reconeix fronteres” (George,1992, p. 6)6.
Finalment, la provisió de serveis sanitaris per la via del mercat, relacionada amb la introducció del criteri de pseudomercat en el sector sanitari públic romanent ha incrementat les desigualtats d’accés a la sanitat i els seus resultats. Això ha augmentat els riscs de mala salut i malalties per a molts refugiats que necessiten tant els diners per comprar medecines com els drets polítics per accedir a la ciutadania. Al mateix temps l’enorme augment dels volums de mobilització de la població està incrementant els riscs de pandèmies globals de malalties infeccioses. El nombre creixent de viatgers internacionals pot incrementar la transmissió de malalties infeccioses com la SARS i la grip porcina (Comissió per la Macroeconomia de la Salut, 2001, 76).
A més hi ha altres efectes sobre la salut i el benestar com a resultat del creixement de la migració internacional. En moltes parts d’Europa per exemple, els sistemes sanitaris han arribat a dependre dels immigrants d’altres parts del món. L’emigració a Europa de doctors, infermers i personal sanitari de llocs d’Àfrica, del Carib i d’Àsia està ben establerta i sovint vinculada amb les primeres colònies. La tendència creixent recent a països del ‘Nord’ a usar els del ‘Sud’ com a font de mà d’obra especialitzada, per trobar treball en ocupacions crítiques sobre la sanitat via immigració, ha engrandit i generalitzat aquest model de corrents migratoris. Sovint, però, aquests moviments migratoris han conduït a fomentar “una fuga de cervells” neocolonial de persones amb talent provinent de països com Egipte, Índia o Sri Lanka. Encara que això és més una qüestió de reforçament de tendències ja existents que l’establiment de noves, ja que molts d’aquests països tenen assumit des de fa temps el seu rol com a proveïdors internacionals d’emigrants i mà d’obra especialitzada, en altres casos, aquesta emigració de treballadors sanitaris especialitzats ha estat promoguda activament per estats, com el de les Filipines, formant part d’una estratègia per generar moneda estrangera per pagar les importacions (Bach i Solomon, 2008).
A vint països africans, més del 35% dels nacionals amb educació universitària viuen a l’estranger (Comissió de Macroeconomia i Salut, 2001, p. 76-6). L’emigració estrangera d’especialistes sanitaris és particularment problemàtica ja que té un efecte massiu sobre l’actuació dels sistemes sanitaris als països del ‘Sud’ els quals encara es troben sobrecarregats pels problemes de malalties i salut pública. Això presenta un dilema permanent. Mentre es permet els particulars implicats incrementar la seva salut, benestar i estil de vida i adquirir feines més ben remunerades dins dels mercats globals de treball de feina ben qualificada,
6. No obstant, és important mantenir el sentit de la proporció i mantenir el tema de la pol·lució en la perspectiva pròpia en termes de salut i benestar, suspenent la producció de totes les toxines, residus perillosos i materials radioactius que podrien tenir conseqüències desastroses per a la salut pública i per al benestar de milions de persones. (Harvey, 1996, 400).
el corol·lari és que les regions originàries perden un grup gent especialitzada que no es poden permetre perdre (com a mínim, la de l’assistència sanitària).
Cosa que té implicacions importants del desenvolupament i implicacions per la salut i el benestar d’aquells que han de romandre necessàriament en els seus llocs d’origen.
Els problemes més grans de mala salut es troben el països amb ‘estats fràgils’ o ‘fracassats’, amb els ingressos i el PIB per càpita més baix i sovint més esgotats per l’emigració de personal qualificat. Quasi la meitat de nens nascuts en aquests ‘estats fràgils’ moren abans dels cinc anys, cosa que suposa que la mortalitat infantil és gairebé dues vegades i mitja més alta que en altres països pobres. Fins i tot, on el conflicte intern (o extern) com a tal no suposa una solució, existeixen qüestions clau de prioritat política i governamental que afecten la distribució dels problemes de salut: en poques paraules, què és prioritari les armes o l’assistència sanitària? És més prioritària la producció de flors o els aliments per al consum diari? En una situació en què una majoria de la població mundial està mal alimentada i amb poc o cap consum de calories suficients per tenir un cos saludable, sembla obscè que la producció d’aliments no sigui altra cosa que la primera de les prioritats. Són progressives o regressives les polítiques de distribució dels impostos i les rendes? Sembla evident que alguns –tants com cinquanta– governs nacionals del ‘Sud’ imposen tarifes o taxes altes sobre els medicaments importats com una manera d’augmentar els ingressos. Aquestes accions compensatòries intenten persuadir les companyies farmacèutiques de subministrar medicament a baix preu a aquells països. La decisió de l’Organització Mundial del Comerç, el 2003, de permetre els països pobres, que no tenen una indústria farmacèutica ni poden produir fàrmacs, acordar amb d’altres països la producció de fàrmacs genèrics que encara estan protegits per patents. Com a resultat, els preus han pujat i molta gent no pot assumir-los. Igualment, els impostos de la renda sobre articles com l’aliment quotidià serveix per reduir el consum d’aliments entre els sectors més pobres de la societat i, per tant, augmentar la seva vulnerabilitat a les malalties i defuncions (Bate et al. 2005). En resum, una sèrie d’eleccions econòmiques i politicosocials tenen efectes crítics sobre les taxes de mortalitat, els problemes de salut i la qualitat de vida i el benestar d’aquells que sobreviuen.
Conclusions
Els efectes combinats de canvis de prioritats politicoeconòmiques i la deliberada intensificació del desenvolupament desigual que ha tingut una part integral del ‘projecte’ neoliberal sens dubte ha incrementat les desigualtats socioespacials sobre la salut i ha eixamplat els problemes de malalties i mala salut. Amb més del 50% de la població mundial mal alimentada crònicament, no hi ha dubte
de
SCG, 70, 2010
Hudson que molta gent pateix de mala salut i malalties cròniques i de mort prematura. La idea que hi ha una sensibilització dels efectes de la globalització neoliberal sobre l’augment de riscs de salut pública i les exorbitants desigualtats en la salut, la qualitat de vida i l’accés a l’assistència mèdica, esdevé poc certa.
No obstant, més enllà d’això hi ha cada vegada més una apreciació dels efectes perniciosos de les activitats humanes sobre el clima i el sistema socioecològic en general i els nous riscs que plantegen a la salut i al benestar. Mentre hi ha un coneixement creixent que l’activitat humana està accelerant el canvi climàtic i que això planteja més riscs per la salut pública, en canvi, pel que fa a la distribució desigual a través del planeta no existeix un consens per fer alguna cosa radical per tal de millorar els riscs que això planteja a la salut i al benestar. Hi ha una creença innocent, i de per si commovedora, que d’alguna manera la ingenuïtat humana prevaldrà i sorgirà una solució tecnològica (en general sobre temes com: poder nuclear segur, recollida de carbó, energia renovable barata, una economia basada en l’hidrogen, i semblants). El significat real d’aquesta creença continuada sobre solucions tecnològiques és que també anuncia la necessitat decisions polítiques dures i una veritable estratègia d’innovació transformadora, uns canvis sistèmics radicals tant a l’economia, com a la societat i als estils de vida que reconfigurarien “la manera normal de fer les coses” (Steward, 2009, p. 5) i s’ha de fer d’una manera que augmenti la justícia mediambiental i socioespacial en comptes d’eixamplar la rasa entre els que gaudeixen de bona salut i benestar i els marginats condemnats a una vida de malaltia, de mala salut i mort prematura.
* * *
Introduction
Globalisation is not a new phenomenon. From the outset capitalism was constituted via processes of combined and uneven development that brought scattered parts of the globe into systemically unequal relationships with one another. There are numerous accounts of the successive forms of the international division of labour and changing socio-spatial forms of globalisation (see, for example, Hirst and Thompson, 1995). My concern here, however, is not with this historical geography of globalisation but, instead, with the latest neo-liberal phase of globalisation, its defining features and their implications for the health and well-being of people in different parts of the world.
Now as before –and despite assertions to the contrary about globalisation heralding ‘the end of geography’ (O’Brien, 1992)– the geography of contemporary globalisation remains one of profound combined and uneven development, characterised by sharpened socio-spatial inequalities as the political-economy of neo-liberalism and neo-liberal thought have become increasingly dominant in the policy discourse and practices of the leading national states and international organisations such as the World Bank and IMF.
The perceptible neo-liberal shift in the regulation of economies has resulted in a considerable emphasis on the ‘freeing up’ of market forces nationally and the opening the national and sub-national economies and labour markets to the disciplining forces of international markets. These are changes with direct consequences in terms of enhanced risks to the health and well-being of many millions of people, although their effects have been experienced to differing degrees in different parts of the world, in part because of the uneven diffusion of neo-liberal practices. In this paper I seek to explore these issues and to raise questions about the long-term implications that these shifts may have for public health and human well-being. Before examining these issues in more detail, I first examine those facets of contemporary neo-liberal globalisation that serve as the driving force behind the generation of these risks.
What’s new about contemporary neo-liberal globalisation?
A crucial effect of the adoption of neo-liberal policy positions has been that in the course of their daily lives many people live in increasingly risky and unhealthy environments. In addition, they also experience increased risks of unemployment and worklessness and often have to undertake forms of employment that militate against good health and well-being. There are several reasons as to why this is so.
First, and perhaps most importantly, the pre-eminence attached to market forces in general and the forces of global markets in particular as the prime mechanism for steering and disciplining economies –whether national, regional or corporate– has been decisive and defining. This, above all else, has enabled the enhanced globalisation of capital which lies at the heart of the latest phase of combined and uneven development. That said, it is important to appreciate that these are by no means natural market forces but rather a product of the ways in which markets have been politically constructed and regulated, not least by powerful national states. Ironically,
it is these national states that often have the most stringent regulatory frameworks in place to manage environmental impact and limit risks to health and safety within their own national territories. The resultant paradox is that the political construction of markets to mitigate the effects of risk “at home” may have the effect of generating risky environments abroad. In short, risks to health and well-being are displaced via a spatial fix.
This greater emphasis upon the role of market forces has had a number of consequences. First, there has been a significant extension of the commodity form, creating markets where previously there were none, with two important implications. On the one hand, there has been a re-drawing of the boundary between private and public sectors. Expanded commodification has led to the replacement of state provision (of jobs, housing, goods and services) as an entitlement of citizens with provision via markets to customers –not all of whom, of course, are able to afford them. On the other, the commodity form has penetrated into areas of private and community life, and into the sphere of civil society, from which it was previously excluded by customary practices and tradition. These changes have further emphasised the importance for many people of obtaining waged work in order to gain access to the goods and services that are central to health and well-being in the course of everyday life. In certain cases, access to waged work is a precondition for accessing effective health care provision at a level above that of a ‘safety net’. This can either be directly, in terms of access to health care insurance, or indirectly as a function of being able to choose where to live.
Secondly, the re-structuring of markets has reduced the predictability and certainty of transactions, introducing greater risk and uncertainty for those reliant upon markets for the supply of employment and provision of services. The interconnected nature of these markets and the manner in which a failure in one market can cascade through to others was illustrated by the collapse of the sub-prime market in the USA in 2008 and then of major finance houses, banks and insurance companies there and in other major capitalist economies in 2008/9, leading to the socialization of financial risk via their de facto nationalisation. Within this highly interconnected and increasingly uncertain context, employment has become increasingly precarious and temporary (for example, see Beck, 1992) where before it was secure and long-term. In addition to this problem, the spatial inequalities that exist in terms of access to jobs and services have also been amplified.
Thirdly, there has been a selective incorporation of these new market principles into the residual public sector, expressed in the erosion of trust and growth of a culture of audit and monitoring. The result is an organisational environment marked by new concerns and priorities. These include, amongst others, the setting and meeting of targets (many of which do not relate to core service performance); a range of pseudo-profitability criteria that have been set for public service agencies; and the re-working of the public-private sector divide so that the qualitative distinction between public and private sector provision has been significantly eroded.
These tendencies have been seen to operate more strongly in some countries than others but few parts of the world have escaped their effects. The growing influence of markets as allocation mechanisms coupled with the tilting of market forces and
Health and Well-being: the unacknowledged costs of
117 laws of contract in favour of employers and selected categories of employees has been accompanied by increasing levels of insecurity and risk of job loss for the (much greater) majority. This enhanced emphasis on global market forces has in turn highlighted the critical significance of the competitive strategies of major multinational companies, the deployment of different mixes of ‘weak’ and ‘strong’ competitive strategies, often involving new forms of inter-firm co-operative relationships and strategic alliances, and the new geographies of production and work that these create via processes of out-sourcing and/or off-shoring as the pace of capital movement quickens (Hudson, 2001). As a result the pace at which capital is devalorised in some places and abandons them and penetrates and is fixed in others has accelerated both in the cities and regions of the global ‘South’ and in parts of the peripheries of the global ‘North’7. Over thirty years ago Damette (1974; translated 1980) coined the term ‘hypermobility of capital’ to describe this accelerating mobility of capital as the turnover time of fixed capital is progressively reduced and capital is written-off and amortised over shorter time periods –a salutary reminder that such processes are by no means new.
Accelerated movement of capital in turn has implications for intensified competition between places and workers for waged work and increases the risks of people in a particular place becoming part of a surplus population. Waged work becomes increasingly precarious, leading to greater risks of unemployment and worklessness as jobs disappear from one place to be re-located elsewhere. These are changes with important implications for the health and well-being of workers and those people who are dependent upon them. Given the known close links between work, identity and well-being, this carries obvious risks for those who become redundant in the process. As the economic well-being of a place is eroded, then the ability of governments to fund health and welfare programmes from tax revenues is also impaired. The combination of increased problems of poor health by virtue of joblessness and the impairment of healthcare provision is a double blow to such places.
As well as changes in labour product and place markets, the neo-liberal turn also led to the emergence of new international markets for pollutants and wastes. As people in more economically developed countries came to understand the dangers posed by noxious pollutants, environmental standards were raised in response and many polluting industries were re-located to parts of the ‘South’. The accident at Bhopal in 1984 was a poignant reminder of the ways in which certain multinational companies exported hazardous processes as well as products. In this case, the Indian plant was of ‘similar’ design to that operated in the USA, but the standards of maintenance that
7. In the remainder of the paper I draw a contrast, but also note some similarities, between changes in the global ‘North’ and ‘South’. I do so partly for ease of exposition, partly because there are significant developmental differences between ‘North’ and ‘South’. At this point, however, I want to enter a qualification, to recognize that this binary dichotomy is an over-simplification. The global movements of capital and people have led to elements of the ‘South’ locating in the ‘North’; and vice versa. For example, many of the successful urban and regional economies of the ‘North’ depend critically upon corporeal movements of migrant workers from the ‘South’. Again, with the rise of the Chinese and Indian economies (Engardio, 2007; Walker and Buck, 2007) and the acquisition of major companies in the ‘North’ by those based in the ‘South’ (for example, of Corus by Tata and Acelor by Mittal), the meaning of these two terms is becoming increasingly blurred and relations between ‘North’ and ‘South’ increasingly complicated as new patterns of combined and uneven development emerge. It is also worth noting, however, that because capitalist development in inherently combined and uneven, there is no guarantee that China and India will continue to be centers of rapid economic growth and capital accumulation as the accumulation process is chronically one that erodes the place-based conditions if its success.
were in operation fell far short of those that would be allowed in the USA or EU. Whilst Union Carbide was accused of double standards in allowing such a practice in one of its subsidiaries, it managed to deflect much of that blame onto its Indian subsidiary.
In other cases, the waste products of the ‘North’, which were expensive to dispose of in a highly regulated environment, were also exported to the ‘South’. The scale of such exports has increased greatly over time so that a second major feature of the neo-liberal era became the growing globalisation of wastes flows and new forms of trade in wastes in global markets. For example, stringent regulations on re-cycling were introduced in Germany in the 1990s. Picking through waste to sort and re-cycle it is labour intensive, poorly paid and of low social esteem. As such, it is exported to peripheral parts of the global economy –and justified as creating employment there! A particularly striking example of the new trade in wastes is the scrapping and recycling of ships on the beaches of Bangladesh (Chittagong: see Buerk, 2006) and India (Alang). Although international regulatory and trade agreements have halted the worst excesses of the trade in noxious wastes, they have failed to stop it. Consequently, the global ‘North’ still offloads its wastes onto the ‘South’.
However, the international trade in pollutant materials and wastes is a complex one, with wastes transported to peripheral locations within the’ North’. For example, wastes produced in the steel industry in England and Wales are shipped to peripheral locations in Germany and Italy for remediation, nuclear waste has been shipped from Japan to Sellafield in north west England for re-processing there and derelict USA and French warships, replete with a variety of noxious substances (including asbestos and PCBs: BAN, 2003), have been moved to Hartlepool in north east England for dismantling and disposal.
Exporting such wastes was cheaper than dealing with them at home, and made easier when recipient countries were misled about the nature of the wastes and/or had authoritarian non-elected governments who neither knew nor cared. Perhaps more significantly, dealing with pollutants at home could entail political costs, because of NIMBYism and opposition by local communities to wastes being treated in “their back yard” (Smith 1991; Smith and Blowers 1991). However, local communities have differential capacity to resist, as the examples of Hartlepool and Sellafield illustrate. Nuclear waste has been re-processed at Sellafield for some fifty years, with persistent worries about the effects of accidents and the exposure of workers and local residents to radiation. However, Sellafield is located in a peripheral region, with few other employment opportunities, as is Hartlepool.
This process of noxious activities being located in areas of low economic and political power, and therefore low resistance, is not, however, a new phenomena (see Smith, 1990). Indeed, poorer communities within both ‘North’ and ‘South’ have engaged in bidding wars, seeking to become destinations for hazardous wastes in return for monetary payments and incomes. Some countries are so poor, and in such desperate need of foreign currency earnings (to buy imports or repay foreign debt) that ruling élites encourage any trade likely to generate such earnings, discounting risks to the environment and the health of their populations (an issue discussed further below).
The third diagnostic feature of neo-liberal globalisation is the increased globalisation of corporeal flows, of the movement of people in a variety of roles. These include
people moving as international migrant workers with varying levels of qualification in globally segmented labour markets, many as illegal migrants who lead a precarious and deeply exploited existence in their country of destination as a result, as refugees (who typically lack citizenship rights and may also be illegal migrants), and as tourists. There are powerful arguments that processes of time/space compression and convergence have enabled faster and more frequent movement over greater distances. While the vast majority of flows of people remain within national boundaries and over relatively short distances, there has nonetheless been a tremendous growth in movements across national boundaries. For example, in 1950 there were 25 million international passenger arrivals; currently there are over 600 million each year, and the scale of future movements is forecast to increase markedly. The number of international migrants has more than doubled over the period 1965-2000 to 175 million (International Organisation for Migration, 2003). From the perspective of disease transmission, the highly connected nature of contemporary societies has considerable impacts on the spread of diseases, as illustrated by the SARS outbreak and the potential that exists for a swine flu pandemic.
The fourth feature of neo-liberal globalisation of relevance here is the prevalence of food shortages and famine. This is a result of many causal factors combining in spacetime to generate problems. For example, food shortages can be induced by climate change and also because of the iniquities of food distribution systems, rather than an absolute shortage of food per se (Sen, 1983). They may also occur because of the proliferation of ‘failed’ or ‘fragile states’ and as a product of the renewed willingness to have recourse to physical violence and war as a way of dealing with political issues. This has led to death and destruction of peoples’ lives on a massive scale (as is only too evident from events Afghanistan, Eritrea, Iraq, and Zimbabwe), in turn acting as a major cause of refugee flows. There is some debate as to how to define ‘failed’ or ‘fragile’ states8 but for DiFD (2005, p. 7) ‘fragile states’ are those in which “the government cannot or will not deliver core functions to the majority of its people, including the poor”. The phrase “cannot or will not” is a significant one, sliding over a key difference between those states in which ruling elites could but choose not to deliver core functions such as healthcare and those that are simply too poor in the first place for this to be a feasible possibility. This group of ‘failed states’ includes but is not limited to those states driven by internal conflict and civil wars, and includes those in which problems of corruption in government lead to the siphoning off resources from health and health care.
What are the Implications for increased risks to health and well-being?
There are a number of issues to address here, some of which have previously been alluded to in passing. Firstly, there is a wealth of well-established evidence
8. For example, the World Bank focuses on 30 “low income countries under stress” (World Bank, 2004), while the UK Government’s Department of International Development recognises 46 countries in a broader list of “fragile countries”, which contain some 900 million inhabitants, or 14% of the global population (DiFD, 2005). Between 1990 and 2002 the incomes of these states were stagnant (compared to a 1.2% annual growth in other developing countries, hardly spectacular but at least growth).
that a combination of high psychological work demands, low levels of task control, especially in jobs that require little skill, and the perceived (and typically real) risk of job loss leads to increased work related stress and subsequently producing higher rates of psychological and physical morbidity (for example, see Benach et al., 2002; Benach and Muntaner, 2007; Benavides et al., 2000; de Vries and Wilkerson, 2003; Dooley et al., 1987; Muntaner et al., 1998; Wegge et al., 2006). While it is difficult to disentangle the impacts of job insecurity and the structural features of ‘precarious work’ from the more general effects of socio-economic status or position (Adler and Newman, 2002), these adverse effects on mental and physical health and well-being have become endemic as competitive pressures have intensified in the era of neoliberal globalization.
The ‘lean’ high performance, high volume flexible production (HVFP) plants found in the peripheries of the ‘North’ often offer the only significant manufacturing employment to be found in these regions. There are divergent views as to the nature of such jobs. It has been claimed that these are better quality jobs than those of Taylorist mass production, with an emphasis on quality enhancement, problem solving rather than machine minding, and longer job-task cycle times. At the same time, however, companies practicing HVFP strategies require additional ‘commitment’ from their employees in a variety of ways. This is manifested in requirements such as: greater flexibility in allocating workers’ time on the line, considerable use of multi-tasking and multi-skilling, increased flexibility in the scheduling of overtime, and the reorganisation of shifts to ensure that factories and machines produce goods for the maximum time possible within regulatory limits.
Critics therefore suggest that such forms of production and work organization intensify the pace of work and are characterised by new and more subtle methods of control, exploitation and surveillance, intensification of the labour process and stress on workers (Okamura and Kawahito, 1990). A supervisor at Nissan’s Washington factory in north east England commented that in interviewing potential shopfloor workers: “We lay it on the line that its hard work, that they probably haven’t ever worked as hard before” (reported in Tighe, 1998). Consequently the intensive pace of work leads to physical injuries, such as repetitive strains and musculo-skeletal disorders (Leslie and Butz, 1998) while the need to maintain quality standards and productivity levels creates psychological stress for those who occupy such jobs –and often consider themselves fortunate to do so in regions blighted by unemployment and a prevalence of low wage, precarious jobs.
In the global ’South’ the proliferation of sweatshops in a range of consumer goods industries, with employees working long hours in poorly lit and poorly ventilated environments, often amidst noxious materials, and with little autonomy or control over their pace of work, also raises serious questions about their health and safety and about the use of child labour (recognised in corporate social responsibility campaigns in the ‘North’ to improve things in the ‘South’: for example, see Hughes, 2004; 2006). There are widespread problems because of the use of polluting materials and processes in many industrialising parts of the ‘South’ (see, for example, Engardio, 2007; Walker and Buck, 2007), in part linked to re-locating polluting processes there from parts of the ‘North’, conjuring up images of the “dark satanic mills” of the early stages of capitalist industrialisation (Thompson, 1969).
By way of illustration, consider the case of Schenzen, a “boom town” in southern China and a major centre of capital accumulation in the first decade of the twenty first century. It has become famous for producing toys, Christmas ornaments and artificial trees for western markets. However, there is a darker side to this growth as the health of workers has been damaged because of having to work with poisonous materials, often without suitable protective clothing and equipment (August, 2002). In factories producing computers and related equipment in the Pearl River delta of China, workers are frequently exposed to dangerous chemicals (CAFOD, 2004). Often workers –including those who are single young women drawn to factory work from rural areas– live in accommodation that is at best basic and also poses threats to health and well-being (for example, see Lynch, 2007).
In parts of both the ‘North (for example, north east England, Brandenburg in Germany and Cape Breton in Canada) and ‘South’ (such as Bangalore in India) the proliferation of back offices, business process and call centres –the service sector equivalent of Taylorist manufacturing branch plants– has brought new forms of risk to the health of those employed in them. These are primarily risks linked to problems of mental ill-health because of the stress of working in closely monitored environments, in which the productivity of individual workers is closely monitored via sophisticated computerised algorithms. Those that fail to meet the required targets know only too well that they are at risk of losing their job in places in which others are more than willing to take them and other sources of employment are absent (Hudson, 2006).
Secondly, over many parts of the ‘South’ agriculture has been restructured away from subsistence-based production for domestic consumption to focus upon cash crop production oriented to the export markets of the ‘North’, producing ‘exotic’ fruits, vegetables and flowers for sale there, and more latterly to producing crops as a source of bio-fuels. Often these changes have resulted from pressures from international organisations such as the World Bank and its structural adjustment programmes –and as such are coloured with a strong neo-colonial hue that echoes a colonial past. As a result, problems of malnutrition, famine and starvation, already rife over much of the global ‘South’ –50% of the world’s population are chronically malnourished and the vast majority of them are resident in the ‘South’– have been further exacerbated.
Thirdly, there are increased risks to health and well-being because of loss of work and resultant worklessness, especially in parts of the ‘North’, as a result of the global flight of industrial capital. This has important effects on the mental and physical health on those who lost their former jobs and cannot get new waged work, increasing the risks of new forms of ill-health. The general ‘wear and tear’ on bodies subjected to working continuously in physically demanding and dangerous jobs , coupled with the effects of occupationally and industrially specific illnesses (for example, cancers and lung and respiratory diseases), meant that industries such as coal mining, steel, shipbuilding and heavy engineering, and the areas in which they were concentrated, were traditionally associated with problematic musculoskeletal conditions and industrial injuries (for example, see Walsh et al, 2008). The health legacies of working in such industries remain. Added to this, living in derelict industrial landscapes, surrounded by the decaying and polluting remains of factories and industrial facilities on brownfield sites, has a deleterious effect on the health and well-being of local communities. In addition, the ‘lifestyle’ choices made in many of these areas around alcohol and
tobacco consumption have also compounded the damaging effects of the wider economic and social environment.
At the same time, and not without deep irony, these legacy issues are overlaid by new problems of poor health and ill-being that result from an absence of waged work. Thus in addition to the legacy of poor physical health as a result of working, people now suffer the effects of poor mental health and ill-being resulting from a lack of work and the consequences that this has for concepts of identity and self-worth. This downward spiral in terms of poor health also generates considerable demands on healthcare systems that may be unable to provide the quality of service experienced in other, more affluent areas.
Fourthly, large scale industrial development in the ‘South’ is typically associated with internal inter-regional and rural to urban migration on an unprecedented scale, most recently experienced in China. The result of this influx of people is urbanisation on an unprecedented scale (Walker and Buck, 2007), with a range of devastating consequences for the natural environment and human health. In many cases, the influx of people cannot be accommodated within planned housing schemes and therefore results in the development of shanty ‘towns’ –with their associated problems of sanitation, poor environmental conditions and disease. Even where there are welldeveloped planned housing schemes the sheer volume of people moving into urban areas becomes problematic. The urban environment becomes contaminated with a variety of pollutants because of booming industrial production, surging demand for electricity produced from carbon fossil fuels and major changes to lifestyle and consumption patterns, especially the growth of private car ownership. This has had widespread effects on public health as atmospheric pollution increases and potable water supplies are threatened (most spectacularly in China but by no means only there: for example see Engardio, 2007). The unwanted environmental consequences of economic growth and industrialisation vary between and within countries: pollution is time/space specific (while recognising that inter-generational effects are possible), impacting unevenly upon spaces in which people live and work, on their health and well-being, and on death rates.
Fifthly, the (re-)location of ‘risky’ and highly polluting plants to parts of the ‘South’ and some parts of peripheries in the ‘North’ can endanger health and well-being. As public understanding of the risks of polluting production has increased, then so too has the concern expressed about these issues, often generating particular political conflicts at the local level (see, for example, Smith, 1990, 1991). Whereas the pollutant effects of some activities (for example, mining) are necessarily localised, companies engaged in other activities have greater freedom of locational choice. As such, they can site polluting industries in spaces of least resistance –from parts of the global ‘South’ to peripheral regions and inner cities in the ‘North’. As David Harvey (1996, 368) observed, “one of the best predictors of the location of toxic waste dumps in the United States is a geographical concentration of people of low income and color”. For example, Chicago’s southeast side is plagued by numerous pollutant industries, commercial hazardous waste landfills and toxic waste dumps. Consequently, it has one of the highest rates of incidence of cancer in the USA (Bullard, 1994, 279-80).
While not unknown in the internal peripheries of the ‘North’, such events are now comparatively rare. In sharp contrast, they are only too common over much of the
Multiplying risks to Health and Well-being: the unacknowledged costs of Globalisation 123
industrialising cities and regions of the ‘South’. As popular environmental awareness of the risks to health of polluting industries grew in the global ‘North’, in the global ‘South’ ruling élites and national states unashamedly prioritised –and continue to prioritise– economic growth and employment over the natural environment and human health and well-being. Consequently, companies have been able to deploy dangerous working practices and polluting production technologies that are inadmissible within workplaces elsewhere. For example, in December 1984 five tons of poisonous methyl isocyanate gas leaked from the Union Carbide of India Ltd pesticides plant in Bhopal, killing more than 3,000 people and injuring tens of thousands (see, for example, Hazarika, 1987; Shrivastava, 1987; Lapierre and Moro, 2002; Smith and Sipika, 1993). By 1999 the death toll exceeded 6,0009, with substantial, and in some locations severe, pollution of land and drinking water supplies from heavy metals and organic contaminants. Residents of these areas are exposed to the risks of hazardous chemicals on a daily basis. There are many more examples of accidents at work leading to deaths, albeit on a less dramatic scale.
An alternative to exporting polluting industries is to export their pollutants, either deliberately or inadvertently into the largely unregulated global commons of the atmosphere and oceans (German Advisory Council on Global Change, 2002). In other cases, exported waste products are deliberately targeted at destinations in peripheral spaces. For example, Yearley (1995) reported that Kassa Island, off the coast of Africa, became the recipient of highly-polluted incinerator ash from power stations in Philadelphia. Over a decade later, Houveld (2006) reported that a Greekregistered ship, chartered by a Dutch company, had discharged several hundred tons of highly toxic wastes, a poisonous mix of petrol wastes and cleaning agents, from its tanks at Abidjan, in the Ivory Coast. The sludge was then taken away by a local company, and dumped at ten sites around Abidjan. This led to thousands of people being hospitalised and several deaths.
Export of wastes can be problematic for exporters, however, as the impacts of pollution may return to blight the health and well-being of people living in their spaces of origin. For example factories re-located from the USA into the maquiladora border zone in Mexico in response, inter alia, to less stringent environmental regulations there subsequently exported air pollution, sewage and contaminated food back to the USA as “ecological havoc recognises no boundaries” (George, 1992, p. 6)10.
Finally, the provision of health care services via the market, allied to the introduction of pseudo-market criteria within the remaining public health sector, has increased inequalities in access to health care and in health outcomes. This has increased the risks of poor health and ill-being to many –not least refugees who lack both the money to buy health care and the political rights to access it via citizenship. At the same time the greatly increased scale of the movement of people is increasing the risks of global pandemics of infectious diseases. Growing numbers of frequent international
9. The death toll from this accident has always been the subject of some debate. The tradition of burning the bodies soon after death, the lack of an effective census of the people living in the shanty towns and the impact of latent deaths have all contributed to this uncercertainty.
10. It is, however, important to keep a sense of proportion and keep the issue of pollution in its proper perspective in terms of health and well-being, Ceasing to produce all toxins, hazardous wastes and radio-active materials would have disastrous consequences for public health and the well-being of millions of people (Harvey, 1996, 400).
travelers may magnify the transmission of infectious diseases such as SARS and swine flu (Commission on the Macroeconomics of Health, 2001, p. 76). While this may be true, there are other effects on health and well-being as a result of the growth in international migration. In many parts of Europe for example, health care systems have come to rely upon immigrants from other parts of the world. The migration to Europe of doctors, nurses and medical professionals from parts of Africa, the Caribbean and Asia is well-established, often linked to former colonial ties. The recently growing tendency for countries in the ‘North’ selectively to use those in the ‘South’ as sources of skilled labour, to meet labour shortages in critical occupations in health care via immigration, has both added to and generalised this pattern of migration flows. Often, therefore, these migratory movements have led to accusations of promoting a neo-colonial “brain drain” of talented people from countries such as Egypt, India or Sri Lanka. Although this is more a question of reinforcing existing trends rather than establishing wholly new ones as these countries have long-established roles as providers of skilled international migrant labour, in other cases such migration of skilled health workers has been actively promoted by states such as the Philippines as part of a strategy to generate foreign currencies to pay for imports (Bach and Solomon, 2008).
In 20 African countries more than 35% of nationals with a University education are living abroad (Commission on Macroeconomics and Health, 2001, 75-6). The migration abroad of medically trained staff is particularly problematic as this has a massive effect on the performance of health care systems in ‘Southern’ countries that are already over-burdened with problems of disease and general public health. This registers an enduring developmental dilemma. While enabling the individuals involved to enhance their health, well-being and life style and acquire more highly remunerated employment within globalised labour markets for highly qualified labour, the corollary is that the origin areas lose people with skills that they can ill-afford to lose (not least, in health care). This has important developmental implications and implications for the health and well-being of those who must of necessity remain in those origin areas.
The greatest problems of ill-health and ill-being are to be found in countries with “failed” or “fragile states”, with the lowest per caput GDP and incomes and often further depleted by the out-migration of qualified personnel. Nearly half of all the children who die before the age of five years are born in these “fragile states”, with child mortality almost two and a half times higher than in other poor countries. Even where internal (or external) conflict as such is not an issue, there are key questions of political and policy choices and priorities, which affect the distribution of health outcomes: in short, is the priority guns or health care? Is the priority production of flowers for export or food for domestic consumption? In a situation in which a majority of the world’s population are under-nourished and lack a sufficient calorie intake to reproduce the body healthily, it seems obscene that food production is anything other than number one priority. Are taxation and income redistributive policies progressive or regressive? There is evidence that some –as many as 50– national governments in the ‘South’ impose high tariffs and taxes on imported drugs as a way of raising revenue. Such actions off-set attempts to persuade pharmaceutical companies to provide drugs at lower cost to these countries and the decision by the WTO in 2003 to allow poor countries which lacked a domestic pharmaceuticals industry and pharmaceuticals
production capacity to arrange with other countries to produce cheap generic versions of drugs still protected by patents. As a result, prices of drugs are driven up and many people cannot afford them. Equally, sales taxes on items such as food invariably serve to reduce food consumption amongst the poorer sections of society and thereby increase their vulnerability to illness and disease (Bate et al., 2005). In short, a range of economic and social policy choices have critical effects on mortality rates, health outcomes and the quality of life and well-being of those who survive.
Conclusions
The combined effects of changing political-economic priorities and the deliberate deepening of uneven development that have been an integral part of the neo-liberal ‘project’ have undoubtedly increased socio-spatial inequalities in health and amplified problems of ill-health and ill-being. With over 50% of the world’s population chronically malnourished, there is no doubt that many people suffer chronic ill-health and ill-being and die prematurely. The extent to which there is an appreciation of the effects of neo-liberal globalisation in increasing risks to public health and exacerbating inequalities in health, quality of life and access to health care remains much less certain.
Beyond this, however, there is now a growing recognition of the deleterious effects of human activities on climate change and the socio-ecological system more generally and the further risks that these pose to health and well-being. While there is a growing acknowledgment that human activity is accelerating the rate of climate change, and that this poses growing risks to public health, albeit unevenly distributed across the globe, there is nothing resembling an effective consensus to do something radical to ameliorate the risks this poses to health and wellbeing –indeed survival. There is a continuing naïve and, in its own way touching, belief that somehow human ingenuity will prevail and a technological fix will emerge (largely around such issues as: safe nuclear power, carbon capture, mass produced cheap renewable energy, a hydrogen-based economy, and the like). The significance of this continuing belief in technological fixes is that it averts the need for hard political and policy choices and “transformative innovation”, radical systemic changes to economy, society and lifestyles that would fundamentally reconfigure “the normal way of doing things” (Steward, 2009, 5) and do so in a way that increased environmental and socio-spatial justice rather than further widening the gap between those who enjoy good health and well-being and those condemned to a life of ill-being, poor health and premature death on the margins.
Bibliografia
Adler, N. E.; Newman, K. (2002). “Socioeconomic disparities in health: pathways and policies”. Health Affairs, núm. 21, p. 60-76.
August, O. (2002). “Workers abused in sweatshops of China’s economic miracle”. The Times, 24 December.
Bach, J.; Scott Solomon, M. (2008). “Labors of globalization: emergent state responses”. New Global Studies, núm. 2, 2, p. 1-19.
Basle Action Network (BAN) (2003). Needless risk: the Bush administration’s scheme to export toxic waste ships to Europe. BAN, Basle, 63 pp.
Bate, R.; Trend, R.; Urbach, J. (2005). Taxed to death. AEI-Brookings Joint Centre for Regulatory Studies.
Beck, U. (1992). Risk society. Towards a new modernity. London: Sage.
Benach, J.; Muntaner, C.; Benavides, F. G.; Amable, M.; Jodar, P. (2002). “A new occupational health agenda for a new work environment”. Scandinavian Journal of Work, Environment and Health, núm. 28, p. 191-6.
Benach, J.; Muntaner, C. (2007). “Precarious employment and health: developing a research agenda”. Journal of Epidemiology and Community Health, núm. 61, p. 276-277.
Benavides, F.G.; Benach, J.; Diez-Roux, A. V.; Roma, C. (2000). “How do types of employment relate to health indicators? Findings from the Second European Survey on Working Conditions”. Epidemiology and Community Health, núm. 54, p. 494-501.
Buerk, R. (2006). Breaking ships. New York: Chamberlain Books.
Bullard, R. [ed.] (1994). Unequal protection: environmental justice and communities of color. San Francisco: California.
CAFOD (2004). Clean up your computer: working conditions in the electronics sector. London: CAFOD.
Commission on Macroeconomics and Health (2001). Macroeconomics and health: investing in health for economic development. Geneva: WHO.
Damette, F. (1980). “The regional framework of monopoly exploitation”. En: Carney, J.; Hudson, R.; Lewis, J. [ed.]. Regions in crisis: new perspectives in european regional theory Beckenham: Croom Helm, p. 76-92.
De Vries, J.; Michielson, H.J.; Van Hech, G. L. (2003). “Assessment of fatigue among working people; a comparison of six questionnaires”. Occupational and Environmental Medicine, núm. 60, supplement 1, p. i10-i15.
Department of International Development (2005). Why we need to work more effectively in fragile states. London: DfiD.
Dooley, D.; Rook, D.; Catalano, R. (1987). “Job and non-job stressors and their moderators”. Journal of Occupational Psychology, núm. 60, p. 115-132.
Engardio, P. [ed.] (2007). CHINDIA: How China and India are revolutionizing global business, McGraw hill, New York.
George, S. (1992). The debt boomerang: how Third World debt harms us all. London: Pluto Press.
German Advisory Council on Global Change (2002). Charging the use of global commons Berlin: WBGU.
Harvey, D. (1996). Justice, nature and the geography of difference. Oxford, Blackwell.
Hazarika, S. (1987). Bhopal. The lessons of a tragedy. New Delhi: Penguin Books (India). Hirst, P.; Thompson, G. (1995). Globalization in question, Cambridge, Polity. Houveld, K. (2006). “Toxic fumes unleash panic in the Paris of Africa”. Sunday Times, núm. 16, September, 26.
Hudson, R. (2001). Producing Places. New York: Guilford.
– (2006). “From carboniferous capitalism to call centres: the case of Cape Breton”.
Multiplicant els riscs per a la salut i el benestar: els costos inadmissibles de la globalització 127
Research Paper 2, Centre for the Study of cities and Regions, Durham University, 47 p. http://www.dur.ac.uk/resources/cscr/papers/researchpaper2.pdf
Hughes, A. (2004). “Accounting for ethical trade: global commodity networks, virtualism and the audit economy”. En: Hughes, A.; Reimer, S. [ed.]. Geographies of commodity chains. London: Routledge, p. 215-232.
– (2006). “Learning to trade ethically: knowledgeable capitalism, retailers and contested commodity chains”. Geoforum, núm. 37, p. 1007-1019.
International Organisation for Migration (2003). Annual world migration report http://www.iom.int [consultat 11-V-2005].
Lapierre, D.; Moro, J. (2002). Five past midnight in Bhopal. New York: Warner Books. Leslie, D.; Butz, D. (1998). “‘GM suicide’: flexibility, space and the injured body”. Economic Geography, núm. 74, p. 360-78.
Lynch C. (2007). Juki girls, good girls: gender and cultural politics in Sri Lanka’s global garment industry. Ithica: Cornell University Press.
Muntaner, C.; Nieto, F. J.; Cooper, L.; Meyer, J.; Szklo, M. (1998). ·Work organization and atherosclerosis: findings from the ARIC study”. American Journal of Preventative Medicine, núm. 14, p. 9-18.
O’Brien, R. (1992). Global financial integration: the end of Geography. London: Pinter.
Okamura, C.; Kawahito, H. (1990). Karoshi. Tokyo: Mado Sha. Sen, A. K. (1983). Poverty and famines: an essay on entitlement and deprivation. Oxford: Oxford University Press.
Shrivastava, P. (1987). Bhopal. Anatomy of a crisis. Cambridge: Mass, Ballinger Publishing Company.
Smith, D. (1990). “Corporate power and the politics of uncertainty: risk management at the Canvey Island complex”. Industrial Crisis Quarterly, núm. 4, p. 126.
– (1991). “The Kraken wakes the political dynamics of the hazardous waste issue”. Industrial Crisis Quarterly, núm. 5, p. 189-207.
Smith, D.; Sipika, C. (1993). “Back from the brink - post-crisis management”. Long Range Planning, núm. 26, p. 28-38.
Steward, F. (2009). “Breaking the boundaries: transformative innovation for global good”. Provocation 07. London: National Endowment for Science, Technology and the Arts. Thompson, E. P. (1969). The making of the English working class. Harmondsworth: Penguin.
Tighe, C. (1998). “Nissan shows the way in the drive to boost productivity.” Financial Times, núm. 24 November.
Walker, R.; Buck, D. (2007). “The Chinese road”. New Left Review, núm. 46, p. 39-68.
Walsh, D.; Taulbut, M.; Hanlon, P. (2008). The aftershock of deindustrialisation: trends in mortality in Scotland and other parts of post-industrial Europe. Glasgow Centre for Population Health and NHS Scotland.
Wegge, J.; van Cick, R.; Fisher, R.; Wecking, C.; Moltzen, K. (2006). “Work motivation, organizational identification and well-being in call centre work”. Work and Stress, núm. 20, p. 60-83.
World Bank (2004). Evaluation of World Bank support to low-income countries under stress. www.worldbank.org
Yearley, S. (1995). “Dirty connections: transnational pollution”. En: Allen, J.; Hamnett, C. [ed.]. A Shrinking World? Oxford: Oxford University Press, p. 143-82.
Evolució, justificacions i propostes de la gran obra hidràulica a les conques de la Muga i del Fluvià (1850-1980). La irrigació com a protagonista1
David Pavón Gamero Departament de Geografia Universitat de Girona david.pavon@udg.edu
Resum
Als darrers 150 anys, les grans infraestructures hidràuliques, per acció o per omissió, han jugat un paper destacat però força desconegut a les conques hidrogràfiques gironines de la Muga i del Fluvià. Així, s’efectua, a continuació, una reconstrucció retrospectiva i comparada de les propostes de gran obra hidràulica (embassaments, canals complementaris...) que, en aquest període, han estat ideades i en el seu cas executades, a ambdues conques. S’atorgarà una atenció especial a les justificacions, finalitats, discursos i agents socials que han inspirat la seva concepció i les causes que han conduït al seu èxit o al seu fracàs. Tot plegat es contextualitza dins dels plans, les polítiques i la legislació hidràulica estatals. Aquí s’afegirà la influència del proper riu Ter, a partir de la dècada de 1950-59, des del moment en què es decideix l’abastament parcial amb els seus cabals a Barcelona i a la seva zona d’influència.
Paraules claus: rius Muga i Fluvià, infraestructura hidràulica, irrigació
1. Adaptació de la conferència pronunciada a la seu de l’IEC el 25 de novembre de 2010 sota el títol “Gran obra hidràulica i territori a les conques de la Muga i del Fluvià: dels projectes a les realitzacions (1850-1980)”.
Resumen: Evolución, justificaciones y propuestas de la gran obra hidráulica en las cuencas de los ríos Muga y Fluvià (1850-1980).
La irrigación como protagonista
En los últimos 150 años, las grandes infraestructuras hidráulicas, ya sea por acción o por omisión, han jugado un papel destacado, pero bastante desconocido, en las cuencas hidrográficas gerundenses de los ríos Muga y Fluvià. Así, se procede, a continuación, a una reconstrucción retrospectiva y comparada de las propuestas de gran obra hidráulica (embalses, canales complementarios...) que, en dicho período, han sido ideadas y en su caso ejecutadas, en ambas cuencas. En este proceso se otorga una atención especial a las justificaciones, fines, discursos y agentes sociales que han inspirado su concepción y a las causas de su éxito o su fracaso. Todo ello se contextualiza dentro de los planes, las políticas y la legislación hidráulica estatales. Cabrá añadir aquí la influencia del cercano río Ter, a partir de la década de 1950-59, cuando se decide el abastecimiento parcial con sus caudales a Barcelona y zona de influencia.
Palabras clave: ríos Muga y Fluvià, infraestructura hidráulica, irrigación
Abstract: Evolution, justifications and proposals of great hydraulic works in the basins of Rivers Muga and Fluvià (1850-1980): the central role of the irrigation
During the last 150 years the great hydraulic works, by action or by omission, have played an outstanding paper although quite unknown in two Catalan Mediterranean river basins: the Muga and Fluvià (province of Girona). With the aim to go more in its study now we make a retrospective and comparative reconstruction of large hydraulic works proposals (reservoirs, associated channels,...) that in this period have been designed and, if implemented, in both basins. The analysis gives special attention to the justifications, purposes, rhetoric, and social agents that have inspired its design and the causes that led to its success or failure. All this is framed in the planning, policies, and hydraulic legislation pertaining to the state. Here is added the influence of the neighbouring River Ter when is decided the partial supply with its flow to Barcelona and its influence zone in the decade 1950-59.
Key words: Rivers Muga and Fluvià, hydraulic works, irrigation
1. Introducció
Les conques hidrogràfiques gironines de la Muga i del Fluvià compten amb una llarga i desconeguda història pel que fa a la pretensió de construir grans infraestructures hidràuliques al seu territori. Un dels elements que ha motivat la recerca de la qual es deriva aquest article és, justament, la mancança d’un estudi que, de manera unitària, analitzi aquesta qüestió. Les conques esmen-
tades, des de la perspectiva de les infraestructures hidràuliques, sembla que hagin d’aportar pocs elements rellevants si es compara amb d’altres conques del país; més encara si es pren en consideració la seva dimensió modesta. Aquesta primera apreciació aparent és refutada sense ambages per la recerca. L’escassa execució material que han tingut les propostes de gran obra hidràulica, especialment a la conca del Fluvià, no té res a veure amb la intensa activitat que s’ha donat des de l’òptica de la proposta al llarg del darrer segle i mig. Serà justament la manca de realitzacions fins a èpoques molt tardanes (mitjan s. xx) el que farà que caiguin en l’oblit els seus antecedents, fins i tot amb la generació d’alguns mites els quals es nodriran del seu desconeixement i que no s’adiuen gens a l’autèntica dinàmica dels fets. Les propostes posades damunt la taula són el reflex del context, del neguit, dels discursos, de les aspiracions, de les mancances pròpies del període en què es varen formular. La història dels grans aprofitaments hidràulics a les comarques gironines ha estat fortament condicionada per les possibilitats, a les diverses escales, que han ofert i ofereixen els cabals del riu Ter. En efecte, el paper preponderant d’aquest curs fluvial en la geoestratègia hidràulica d’un territori que comprèn, fins i tot, part de l’àrea metropolitana de Barcelona ha deixat, en un segon lloc, als dos germans petits del Ter, el Fluvià i la Muga.
2. Marc geogràfic de les conques de la Muga i del Fluvià
Les conques de la Muga i del Fluvià drenen la major part dels 1.342,43 km2 de la comarca de l’Alt Empordà (fig. 1). Ocupa l’extrem nord-oriental de la península ibèrica, a l’angle format entre els Pirineus, amb elevacions que superen els 1.000 metres d’altitud, i la mar Mediterrània. Ambdues conques comparteixen un traçat predominant d’oest a est, com a conseqüència dels episodis tectònics alpins, de manera que, seguint la disposició de les unitats estructurals, recullen les aigües, fonamentalment, dels Pirineus més orientals i dels Subpirineus. Tot i que els seus respectius naixements disten força l’un de l’altre (34 km en línia recta), acaben convergint vers dos punts pròxims de la plana del golf de Roses i separats, únicament, per 4 km de costa. Al seu curs final, en plena zona de llacunes, el pas d’una conca a l’altra té uns límits poc definits i difícils de fixar. L’orografia descrita i la presència d’una façana litoral pròxima sense interrupcions orogràfiques, han contribuït a la formació d’una plana al·luvial d’aptituds agronòmiques molt favorables. Dit d’altra manera, la convergència del litoral mediterrani, amb una disposició nord-sud, amb la serra pirinenca, amb una orientació est-oest, a l’extrem nord-oriental de la península Ibèrica, han dibuixat els grans eixos físics que marcaran el desenvolupament d’unes activitats socioeconòmiques en les quals les infraestructures hidràuliques jugaran un paper gens menyspreable. La configuració de tota una
xarxa hidrogràfica que drena el relleu, que travessa la plana, que fertilitza el sòl amb els seus al·luvions i que desemboca al mar –com pot– proporcionarà subterràniament o superficial el recurs que incentivarà les transformacions. Complementàriament, l’existència d’uns congostos al curs mitjà d’ambdós rius, poc abans d’endinsar-se a la plana, facilitarà la possible construcció d’uns embassaments, de dimensions considerables, per a l’acumulació i regulació dels cabals fluvials. Tan sols faltarà conduir-los en la forma i en la mesura que convingui d’allà on es troben fins on interessa que arribin. Res tan ràpid de dir com complex de dur a terme.
Figura 1. Context territorial i divisió administrativa de les conques de la Muga i del baix Fluvià
Font: Bayés (2003) i elaboració pròpia
3. La gran obra hidràulica durant el s. xix: de l’efervescència al fracàs de la iniciativa privada
La pretensió per millorar les aptituds agronòmiques de la plana mitjançant obres d’irrigació serà recollida per diversos autors, com a mínim, des del s. xviii. Un dels primers a explicitar-ho de manera inequívoca serà l’erudit Jaume Caresmar (1717-1791). Ho farà mitjançant la seva reconeguda obra Discurso sobre la agricultura, comercio e industria del Principado de Cataluña, elaborada
el 1780.2 Al discurs s’esmenta una idea que, de manera recorrent, s’emprarà als segles posteriors per a justificar l’expansió del regadiu: la d’afavorir la formació de prats artificials amb els quals incrementar l’alimentació de la ramaderia i, per tant, de la cabana de bestiar per obtenir carn. De retruc, es generarien més adobs per fertilitzar les terres i millorar els rendiments agronòmics. Més enllà de Caresmar, la difusió del regadiu propiciaria, també, l’augment del nombre de treballadors per ser, els seus conreus, més exigents en mà d’obra. A més a més, l’augment de produccions i del valor de la terra permetria a l’Estat obtenir uns majors ingressos per fiscalitat. En definitiva, es percebia el regadiu com a desencadenant d’un “cercle virtuós” amb múltiples beneficis i, per tant, susceptible d’atreure l’interès de les inversions ja fossin públiques o privades.
S’ha de dir, però, que l’existència del regadiu no era nova a l’Alt Empordà i, des de l’edat mitjana estarà associat a sèquies que seran capaces d’atendre zones no massa extenses, generalment d’horta, un cop havien atès els molins pels quals s’havien construït. Un bon indicador d’això serà l’existència de diversos recs o sèquies “del molí” denominats encara així a la comarca: “Rec del Molí” de Cabanes i Peralada; “Rec del Molí d’en Dorra” amb origen al riu Àlguema; “Rec del Molí” de Castelló d’Empúries, derivat de la Muga, a Vilanova; o el “Rec del Molí” de l’Armentera, tot aprofitant un antic braç del Fluvià. L’origen medieval d’alguns d’aquests regadius o dels del baix Ter l’han descrit autors com Compte (1963), Barbaza (1966) o Famoso (2000).
Al llarg del s. xix, a la plana de l’Empordà es produiran canvis en el sistema de conreus que, de retruc, estimularan una actitud més favorable a la irrigació.
En primer lloc, s’assistirà a una consolidació dels conreus d’orientació ramadera més exigents en nutrients i en aigua com el blat de moro, primer, i l’userda, posteriorment. En segon lloc, el corrent sistema cereal d’hivern-guaret es reformula i es passa a un de nou en què el conreu primavera-estiu es va fent un lloc. De forma complementària, es confia que els nous conreus farratgers, amb l’ajut d’adobs animals, contribueixin a superar una etapa limitada en produccions a causa de la inclusió de guarets (fonamentals per permetre la recuperació del sòl). Al panorama anterior, se sumaran alguns esdeveniments propicis a la introducció d’innovacions agràries a l’àrea com la creació d’una societat d’agricultura el 1845. La Sociedad de Agricultura del Ampurdán, promoguda fonamentalment per propietaris agrícoles, editarà publicacions periòdiques com “El Bien del País” (1845-1849), posteriorment convertida en “La Granja” (1850-1855) per difondre les seves propostes. Els seus membres s’interessaran per les millores en els conreus, els avenços de noves tècniques i maquinària i perfeccionar els coneixements del camp. Un altre fet en la mateixa línia, serà la creació d’una granja-escola a la comarca, el 1855, entesa com la via per a posar en pràctica les millores anteriors pels futurs agricultors (Gifre, 1991).
2. En paraules de l’economista Ernest Lluch, aquest document serà considerat “el text econòmic més important del set-cents català” (pròleg a: Junta de Comercio de Barcelona, 1997).
L’abril de 1848, en el context propi de la consolidació de l’estat liberal, es promulga la creació de les Juntes Provincials d’Agricultura.3 La seva pretensió fonamental, com a òrgan consultiu, serà la promoció del desenvolupament de l’agricultura de cada província. Al cas de la de Girona, el desembre de 1850, emetrà un informe relatiu a l’estat i les obres de regadiu existents en aquest territori.4 En ell es reconeixerà, explícitament, el foment dels regadius i de les obres hidràuliques associades, com a mitjà per a incrementar la riquesa del país. Es diu que, per la disposició geogràfica dels seus rius i de la seva orografia només és viable l’expansió de grans obres d’irrigació a la plana de l’Empordà. A tal efecte es recomanarà la constitució d’una companyia general de regadius per executar-les.
Els factors descrits semblaven confirmar una voluntat de modernització en el camp empordanès. En aquests anys centrals del s. xix s’ha de sumar la redacció d’una primera tongada de projectes hidràulics que tenen la pretensió de fer realitat, gràcies als avenços de la ciència i de la tècnica, algunes de les formes com promoure l’agricultura comarcal. Si una de les alternatives era l’expansió dels prats artificials que permetés augmentar la cabana ramadera, promoure el regadiu podia ser un dels camins per portar-ho a cap. Els discursos que van perfilant-se favorables a la introducció de reformes, aspectes com l’emergència d’una zona industrial relativament propera com Barcelona o la revolució del transport ferroviari (arriba a la zona el 1877) seran els ingredients que faran de la plana altempordanesa un indret prou atractiu com per arriscar en determinades iniciatives (veure figura 2). S’ha de tenir en compte que, en aquestes dècades, l’arròs, que havia estat el conreu de regadiu per excel·lència, si bé circumscrit fonamentalment a la plana baixempordanesa, estava prohibit per motius sanitaris des de 1838. Per tant, cal pensar, que excepte els regadius locals associats a recs de molins fariners, la resta havia de ser de l’absolut domini del secà. Com a fet afegit, les calamitats que tenallaran el sector agrari empordanès a la segona meitat del xix i que tindran la seva màxima expressió en la plaga fil·loxèrica a partir de 1879, estimularan el foment d’un discurs que veu en les grans obres de regadiu l’única alternativa per a superar una situació de marasme.5 Les propostes de projectes hidràulics partiran en aquesta època, sense excepció, de la iniciativa privada i prendran la forma de companyies promogudes per uns socis capitalistes amb el recolzament ineludible de l’enginyer corresponent per fer els estudis i projectes preceptius.6 Els peticionaris demanaran a l’administració la sol·licitud per realitzar els estudis i, a partir d’aquí, s’encetarà
3. Establertes per mitjà del R. D. de 7 d’abril de 1848.
4. La Granja, Periódico de la Sociedad de Agricultura del Ampurdán, año II, núm. 4, Figueres: abril de 1851, pp. 69-76.
5. Es pot llegit, en aquest sentit, l’article “Decadencia del Ampurdán” que, a mode d’editorial es publicà, en dues parts, a la portada del periòdic “El Ampurdanés” (Figueres), els dies 18 i 25 de juny de 1882.
6. Amb la R. O. de 14-III-1846 s’exigirà la presentació de memòries facultatives amb plànols i que el projecte d’aprofitament tingui la corresponent publicitat per mitjà del butlletí oficial de la província.
una complexa tramitació legal administrativa. Això a part de vèncer obstacles tècnics, financers, socials, etc. Òbviament ens referim als grans projectes d’obra hidràulica i no a concessions reduïdes per aixecar un modest canal o resclosa. En algun moment puntual, fins i tot, entraran en disputa diversos projectes alhora que aspiraran a cobrir les mateixes zones.
Figura 2. Elements que atrauran la iniciativa privada als projectes d’irrigació a l’Empordà (2a meitat del s. xix)
A l’àrea d’estudi, al llarg de la segona meitat del s. xix, s’intentarà executar un mínim de tres propostes principals de gran infraestructura hidràulica per a la irrigació i empeses des de la iniciativa privada; totes tres acabaran, però, en un rotund fracàs. Aquestes tres propostes seran conegudes popularment pel nom dels promotors que les van impulsar o dels enginyers que les van redactar. Així hi haurà: el projecte Borrell, denominat “Canal del Norte de Cataluña” (1857); el projecte Pinilla (1866) i, finament, el projecte Felip, conegut com “Canal del Alto Ampurdán” (1882).
La nul·la execució dels grans projectes decimonònics d’irrigació d’iniciativa privada a l’Alt Empordà contrasta amb el desenvolupament que, no sense problemes, assoliren d’altres conques hidrogràfiques catalanes. Variada és la literatura sobre la tasca de projecció i execució que s’impulsa a les terres de Lleida, amb els exemples paradigmàtics del canal d’Urgell i del canal d’Aragó i Catalunya; a les terres del delta de l’Ebre, amb el canal de la Dreta, primer, i el de l’Esquerra, posteriorment; o al Baix Llobregat, amb els canals de la Infanta i de la Dreta (Carsi, 1937-38; Latorre, 1995; Aldomà, 2007). Mentre que més de 150.000 hectàrees es posaren en reg entre l’últim terç del s. xix i el primer del xx a les anteriors àrees geogràfiques, a l’Alt Empordà ni una sola hectàrea ho aconseguirà malgrat les seves aptituds potencials i la formulació de
propostes no menys atrevides. Aquest fet convertia l’Alt Empordà en l’únic gran àmbit territorial de la regió catalana amb possibilitats d’irrigació a on, a inicis del s. xx, encara no s’haurà encetat ni una sola de las propostes en la matèria que partiren de la iniciativa privada. La complexitat dels projectes descrits, la inversió pressupostària que representaven i les tarifes que podien acabar pagant els regants contribuiran a explicar el seu fracàs. Al costat d’això, la resistència als canvis, la necessitat de noves adaptacions i de despeses complementàries associades als nous regadius, dissuadirà part de la propietat a implicar-s’hi. Tanmateix, la implantació secular del petit regadiu, que cobreix part de les exigències d’aigua, i la falta d’una cooperació suficientment activa per part de l’Estat, afegiran nous ingredients per a entendre la falta d’èxit de les propostes fetes des de la iniciativa privada.
Les propostes fetes, no obstant, serviran per a legitimar i reivindicar noves iniciatives de grans regadius durant les dècades posteriors. Així, deixaren un pòsit profund a la societat local respecte la necessitat d’impulsar els regadius sistematitzats de grans dimensions com a via per a desenvolupar la producció agrícola i, a la seva vegada, la d’altres sectors econòmics. També va ser útil per fomentar o per animar l’aparició d’algunes entitats associatives que, independentment dels seus resultats, esdevingueren una mostra dels esforços fets per aconseguir unes aspiracions que, tot i no ser unànimes, se sentiran com a col·lectives (Pavón, 2007).
4. La gran obra hidràulica al primer terç s. xx: la centralitat de la Cambra Agrícola de l’Empordà
4.1. El pla d’obres hidràuliques de 1902 i la creació de la Cambra Agrícola de l’Empordà
El s. xx s’enceta amb la confecció per part de l’aparell tècnic de l’Administració del primer pla d’obres hidràuliques d’àmbit estatal (aprovat provisionalment l’abril de 1902). Al marge de les seves crítiques i dels seus resultats, la inclusió de dues grans infraestructures hidràuliques a les conques del Fluvià i de la Muga, suposarà un reconeixement oficial a favor de la seva execució i servirà per legitimar el discurs d’aquells qui apostaven pel seu impuls. En la mesura que se succeeixin els anys sense cap resultat pràctic positiu, el sentiment de greuge en les institucions defensores de les obres anirà en augment. El Pla de 1902 obre les portes a que la pràctica totalitat d’iniciatives de planificació hidràulica posteriors adoptades per l’Estat mantinguin els projectes inicials encara que sigui amb reformes; unes reformes que aniran en consonància amb els progressos tècnics i científics (major capacitat d’embassament, augment de la superfície irrigable, etc.).
Per altra banda, el Pla de 1902, marca l’inici d’una cooperació més decidida, encara que tímida i insuficient, per part de l’aparell de l’Estat d’acord amb la línia ideològica i política que es desprenia de les disposicions legislatives promulgades en aquells anys. Aquesta intervenció permetrà, si més no, gaudir d’un major nombre de dades sobre les conques hidrogràfiques de referència, encara que siguin superficials i molt dirigides a valorar on es poden construir les grans infraestructures. La creació d’una divisió hidràulica específica per a les conques internes de Catalunya, separada de la de l’Ebre, com la del Pirineu Oriental (1908) suposarà que l’Estat es dota d’un organisme tècnic hidràulic específic per a aquest àmbit territorial, si bé, poc dotat de recursos humans i materials.
Si a la segona meitat del s. xix el protagonisme quant a la iniciativa dels projectes respon a particulars, a inicis de s. xx, després del pla de 1902, passarà a recaure en l’Administració de l’Estat per bé que amb la pressió que s’exercirà per un sector de la societat civil organitzada. Mentre que a la segona meitat del xix els tres principals intents, tots fracassats, són patrocinats per particulars, en tombar el s. xx les apostes d’aquests particulars desapareixen sense que l’Administració de l’Estat sigui capaç de sostenir, amb la seva acció, el nivell d’iniciatives que s’havia donat especialment entre 1855 i 1885.
En la transició d’aquest procés serà cabdal l’enginyer empordanès Rafael Coderch. Ell, amb els seus dos informes preliminars de 1900 (per a la Muga i per al Fluvià), que es presentaren per al pla de 1902, recull i valora les tres grans propostes prèvies dels particulars; llavors les reformula i, presenta a l’organisme oficial competent, la seva pròpia posició al respecte. Dels informes emergiran els dos projectes, un de principal al Fluvià (l’embassament de Crespià) i un de secundari a la Muga (embassament de Mas Joer) que seran els que apareixeran en el Pla de 1902. Amb posterioritat, a les dècades següents, els enginyers dels organismes hidràulics treballaran sobre reformes i actualitzacions d’aquests projectes.
Si aquesta és la pel·lícula dels fets tècnics i administratius, no menys interessant és la dels esdeveniments socials. I aquí el paper més rellevant li pertoca a la Cambra Agrícola de l’Empordà (CAE), creada el 1900. Sense aquesta entitat no es podria entendre el recorregut que faran els projectes de gran infraestructura hidràulica durant el primer terç del s. xx a l’Alt Empordà. La CAE, organitzada com a institució corporativa per a promoure el desenvolupament de l’agricultura a la comarca, situarà entre les seves prioritats i, des de l’inici, l’impuls de les grans obres necessàries per a fer factible la transformació i millora dels regadius. Molt particular serà la dedicació del seu únic president, durant més de 30 anys, l’agrarista empordanès Eusebi de Puig (1863-1933). La Cambra promourà actes divulgatius favorables a l’embassament de Crespià i a la xarxa de canals complementària, farà campanya entre el sector agrari, instarà l’aparell tècnic de l’administració hidràulica perquè no abandoni la realització dels estudis previs necessaris i demanarà a les autoritats provincials perquè facin de
mitjanceres amb el govern de l’Estat. La seva capacitat d’influenciar sobre el personal polític de l’època sembla fora de dubte.
Com a mitjà de difusió preferent de l’entitat hi haurà el seu propi butlletí, el qual sortirà a la llum mensualment, per incloure escrits d’opinió, informar d’actes diversos, divulgar coneixements agrícoles entre la pagesia, analitzar l’evolució dels conreus, interpretar qüestions legislatives, anunciar ofertes sobre compravenda d’utillatge i productes del camp, etc. A falta d’altra documentació de l’entitat, com les actes de les reunions o memòries internes, el seguiment del butlletí fa possible la presa del pols constant a la marxa de cada iniciativa a favor de les obres. Seran freqüents els editorials i els articles d’opinió obertament partidaris, sobretot en moments en què es té la percepció d’assistir a avenços significatius. Per exemple, vers el 1910, quan es fan els sondeigs o durant els intents per fer rutllar el sindicat de regs o, el 1911-13, durant els tempteigs del projecte Casamor.
4.2. Els anys 30: de la formació de les confederacions hidrogràfiques a la paràlisi de la Guerra Civil
L’apatia i l’estancament que havia tingut la tramitació dels projectes d’infraestructures hidràuliques als anys 20, es veuran desplaçats per una nova embranzida a partir de la dècada dels 30. Si la dècada dels 30 és un període de canvis i convulsions en el terreny polític i social, també l’àmbit de les iniciatives lligades amb la projecció de les obres hidràuliques viurà un dinamisme a la comarca, com no es recordava des dels anys 80 del s. xix. Malgrat aquesta vigoria, la traducció a nivell de resultats pràctics serà del tot escassa, purament simbòlica. No ens mourem, encara, de la fase del projecte; si bé, el grau d’empenta, demostrarà una voluntat de voler anar més enllà, no sense obstacles ni dificultats.
El primer element per entendre les mutacions que s’operaran vindrà de la mà de la creació de la Confederació Sindical Hidrogràfica del Pirineu Oriental (CSHPO), l’any 1929. Aquest organisme serà la manifestació, en l’escala més pròxima, de l’esperit de reforma i de cooperació d’interessos amb què varen néixer, com a ens jurídic, tres anys abans. Les confederacions, conceptualment parlant, pretendran la racionalització dels aprofitaments hidràulics per a estimular el desenvolupament de les conques, amb la participació corporativa i cooperativa dels sectors implicats (agricultura, indústria, hidroelèctriques, abastaments urbans...). Per tant, contribuiran, també, a superar els problemes que, en el passat, havien frenat l’execució de les infraestructures hidràuliques. Això, sense perdre de vista la necessitat que l’Estat recolzés la tasca de les confederacions, tot dotant-les d’un personal tècnic i administratiu adequats, d’un finançament suficient i amb la redacció i realització dels projectes pertinents. Idèntic objectiu es perseguirà a les conques estudiades amb la constitució de la nova CSHPO, continuadora de la tasca de les antigues divisions hidràuliques.
La CSHPO era conscient de la conveniència d’executar les infraestructures d’irrigació associades al Fluvià (molt menys en el cas de la Muga). L’embassament de Crespià s’arribarà a presentar com a exemple de la inoperància i de l’escassa capacitat de culminació dels grans projectes hidràulics d’irrigació a les conques litorals de Catalunya durant dècades. No serà estrany, doncs, que la redacció del primer projecte de gran embassament que faci el personal de la Confederació sigui el del Fluvià, menys d’un any després de la seva constitució. Aquest fet suposava, també, la primera vegada que en el conjunt de les conques de la Muga i del Fluvià es disposava d’un projecte redactat acabat per a un embassament. El projecte de l’embassament de Crespià de 1930 és el primer que s’ajustarà als paràmetres facultatius moderns exigibles a aquest tipus d’infraestructures (memòria i annexos, plànols, pressupost, plec de condicions, informes recolzats pels enginyers en cap, estadístiques sobre règims fluvials i precipitacions...). En definitiva, els aspectes propis del que qualificaríem com a projecte racional i no merament intuïtiu (figura 3).7
El redactat del projecte d’embassament es veurà ampliat, poc després, per un de constructiu de la presa. En sentit contrari, al llarg de la dècada dels 30, no s’arribarà a concloure els complementaris i indefugibles, tant del canal principal, com el de la xarxa de reg. D’aquí una certa percepció de disposar d’un projecte coix mancat de les obres que havien de fer factible portar les aigües des de la presa i fins els camps.
La culminació del redactat del projecte d’embassament de Crespià (gener de 1930), la seva aprovació tècnica (juny de 1930) i l’autorització per fer la informació pública (juliol de 1930) seran un al·licient, sobretot per a la CAE, que encapçalarà una intensa campanya informativa a favor d’ell. Les al·legacions presentades al projecte, molt escasses, no seran un obstacle perquè pugui ser aprovat definitivament, poc temps després, pel Ministeri de Foment (abril de 1931). Disposar d’un projecte aprovat pel govern significava obrir les portes per obtenir la corresponent dotació pressupostària si es complien certs requisits.
La documentació aplegada en els projectes i a les cròniques dels actes públics permeten temptejar els objectius i beneficis que s’esperaven de les infraestructures hidràuliques. D’entre els beneficis més recurrents s’esgrimeixen: augment dels rendiments i del valor econòmic de les produccions; augment de la riquesa pública representada per l’increment de la densitat de població i per la major necessitat de mà d’obra; assegurar segones i terceres collites; impuls de la producció ramadera mitjançant la plantació de farratges i de la generació d’adobs orgànics; neutralització de l’efecte dessecador de la tramuntana; augment dels valors del preu de la terra i de la recaptació impositiva de l’Estat; augment de la generació hidroelèctrica (Díaz i Cuesta, 1933).
7. Caldria conèixer, però, quin fou el grau d’assoliment i els documents que integraren la proposta feta per l’enginyer Victorià Felip, mig segle abans. Aquella proposta, a diferència de la de 1930, constava d’una presa molt més petita però, en canvi, incorporava el canal principal de reg fins a la plana de l’Alt Empordà. Malauradament, no s’ha pogut localitzar cap vestigi material d’aquest projecte que no siguin referències indirectes.
Figura 3. Zona regable segons el projecte d’embassament de Crespià (1930
Àrea teòrica regable dins l’Alt Empordà (8.700 ha.) del projecte d’embassament a Crespià (riu Fluvià) que va ser redactat per l’enginyer de la CHPO Mariano González Salas. Inclou una imatge del congost de St. Miquel, punt on s’hauria d’haver aixecat la presa. Elaboració pròpia sobre base cartogràfica de l’ICC.
Entre les facilitats que ja presenta l’agricultura de la plana per consolidar els regadius hi haurà, en primer lloc, la inexistència de latifundi que farà menys costoses les tasques de colonització per tenir més agricultors assentats al territori i explotacions més reduïdes. Segonament es trobarà l’existència del regadiu tradicional; per tant l’ús de l’aigua, no és desconegut. En darrer terme es subratllarà com a qüestió favorable les bones comunicacions i la posició geogràfica estratègica dels nous regadius (Díaz i Cuesta, 1933).
El procés que va anar des de la redacció del projecte fins a la seva aprovació definitiva per part del govern (un any i escaig) fou ràpid si es compara amb el rodatge de dècades que ja arrossegava. Ara bé, calia acomplir una segona condició igual de necessària i que era la de la constitució de la comunitat de regants, d’acord amb la normativa legal (llei de grans regadius de 1911), que garantís el compromís econòmic dels beneficiaris per sufragar les despeses. Aquesta tramitació no fou senzilla. Va caldre formar la Junta Social del pantà (octubre de 1930), aprovar la redacció de les ordenances del sindicat i comunitat de regants (recolzada per la representació mínima de la propietat, el desembre de 1931), fer la informació pública a tots els municipis afectats (gener de 1932), que l’expedient fos aprovat per l’administració hidràulica (abril de 1932) i pel Ministeri d’Obres Públiques (gener de 1933). Finalment, es procedí a l’assemblea constituent de la comunitat i sindicat de regs (abril de 1933).
Aquest segon procés cronològic es va cavalcar amb un altre de simultani i que fou el de la progressió del complex panorama polític. En efecte, enmig del procés de tramitació de la comunitat de regants, es proclama la II República (abril de 1931) amb una successió de governs força efímers i de color polític ben contrastat. Hem de pensar el clima d’incertesa que va propiciar, en els sectors implicats, les modificacions en l’organització i la retallada en les atribucions de l’administració hidràulica. Caldrà afegir, a més a més, l’aprovació de l’Estatut d’Autonomia de Catalunya pel parlament espanyol (setembre de 1932) i el previsible traspàs de competències a la Generalitat. L’expressió més clara d’aquest extrem fou la confecció del primer Pla d’Obres Públiques d’un govern autònom català (any 1935) i que contemplava ambicioses actuacions infraestructurals hidràuliques en l’àmbit de l’Empordà. Aquest Pla proposarà unes transformacions que, pel que fa a les seves dimensions, no s’allunyarangens de les plantejades a l’etapa següent sota un règim polític diametralment antagònic. Igualment, es defensaran sense embuts solucions que, posterior
Figura 4. Regadiu i propostes hidràuliques a l’Empordà segons el Pla d’Obres Públiques de la Generalitat republicana (1935)
Al mapa s’indiquen les ambicioses execucions hidràuliques que proposava per a l’Empordà el Pla d’Obres Púbiques de 1935. S’incloïa la construcció de 5 grans embassaments (amb Sau) per atendre 55.000 hectàrees de reg a la plana. Es contempla ja, igualment, el transvasament del Ter cap a Barcelona des de Sau. Les pretensions per fer realitat grans infraestructures d’aquesta tipologia a les tres conques hidrogràfiques gironines és, per tant, anterior a l’etapa franquista; les seves xifres teòriques no diferiran massa. Elaboració pròpia sobre base cartogràfica del Pla d’Obres Públiques (Muñoz, 1935).
ment, aixecaran molta polseguera, com un transvasament amb aigües del Ter per abastar la ciutat de Barcelona i les seves rodalies (fig. 4).
Amb els dos esculls superats (projecte tècnic aprovat i comunitat de regants constituïda) caldrà vèncer encara problemes com els de resoldre algunes expropiacions o assegurar el finançament de l’obra d’acord amb els requisits de la llei de 1911. Això sense oblidar que no desapareixien, totalment, algunes incerteses d’ordre geològic. Amb aquest estat de coses s’arriba a l’estiu de 1935 quan, en un acte més propagandístic i mediàtic que no pas efectiu i pràctic, s’assistirà a la col·locació de la primera pedra del complex d’obres de l’embassament, al Pla de Martís.
L’esclat de la Guerra Civil, el juliol de 1936, representà l’ajornament de les obres; caldrà esperar a l’acabament del conflicte, ja dins el franquisme, per a reactivar-les. En aquest sentit el nou règim aprofitarà la feina ja desenvolupada durant els anys 30. Tots els antecedents tècnics i, les inversions fetes, obligaran de manera gairebé inexcusable a que l’embassament de Crespià sigui inclòs al nou Plan General de Obras Públicas (ultimat el 1941) i a que la seva construcció es declari com a prioritària. El cert és que el canvi de règim s’emportà quelcom de decisiu per a la seva marxa i que fou la tasca realitzada, durant més de 30 anys, per una entitat capdavantera com fou la CAE, així com la xarxa de complicitats i d’influències socials que havia anat teixint. En el seu lloc, el protagonisme el prendran les institucions oficialistes enquadrades dins del nou règim.
5. La gran obra hidràulica al període 1940-1960: la revaloració de les conques de la Muga i del Fluvià davant l’abastament del Ter a l’àrea metropolitana de Barcelona
L’etapa que va des d’inicis de la dècada dels 40 fins a l’eclosió del desarrollismo, vint anys després, vindrà definida, pel que fa a la gran obra hidràulica de les conques de la Muga i del Fluvià per dos fenòmens. D’una banda, l’elecció del riu Ter, a la dècada dels 50, com una de les fonts d’abastament d’aigua de la ciutat de Barcelona i de part de la seva àrea metropolitana (AMB). De l’altra, l’abandonament, per motius d’ordre geològic, a inicis de la dècada dels 40, de la ubicació escollida per a construir l’embassament de Crespià, al riu Fluvià. Ambdós esdeveniments faran variar substancialment el paper que havien de jugar les grans infraestructures hidràuliques d’ambdós rius i les finalitats a les quals s’havien d’adreçar.
5.1. Transvasament d’aigües del Ter a l’AMB i dinàmica a la gran obra hidràulica a la Muga i el Fluvià a mitjan s. xx
La portada de les aigües del Ter cap a Barcelona no era cap proposta nova i les pretensions per fer-la realitat es documenten ja durant la segona meitat del
s. xvi (Voltes, 1966). A diferència de llavors, ara s’estarà en condicions de tirarla endavant. Les seves implicacions seran clares per a les grans infraestructures hidràuliques de les dues conques estudiades; més encara de les que es podrien haver esperat del Plan General de Obras Públicas del Estado de 1939/41. En primer lloc, el transvasament trenca el principi de relació entre obra hidràulica projectada i conca hidrogràfica destinatària. Aquest fet arrossegarà, per proximitat, les dues conques veïnes estudiades amb les següents repercussions:
a) Intent de planificació unitària amb els recursos hídrics de les tres conques com si es tractés d’una de sola.
b) Les propostes constructives que es formularan tant a la Muga com al Fluvià es fan pensant d’alliberar els màxims cabals del Ter per poder ser adreçats, amb garanties, a l’AMB. Pel motiu anterior, ambdues conques adquireixen un valor estratègic que va molt més enllà de l’escala local (com havia passat fins llavors).
c) L’orientació teòrica que prendrà tot el sistema d’infraestructures hidràuliques per a la irrigació de l’Empordà en relació a les zones beneficiàries bascularà cap al sud. Així, al riu Ter se’l voldrà descarregar, en la mesura del possible, de les hectàrees que hauria irrigat al seu curs baix. El Fluvià quedarà parcialment alliberat de satisfer les necessitats hídriques de la seva conca baixa per atendre part de les del baix Ter. Finalment, el riu Muga haurà d’atendre part de les demandes d’irrigació que s’haurien de satisfer al baix Fluvià.
En segon lloc, el transvasament del Ter a Barcelona, paradoxalment, servirà per reactivar la construcció d’obres hidràuliques a les altres dues conques, en part com a via per a compensar el greuge que representava la portada d’aigües i, per tant, com a forma d’apaivagar el sentiment de rebuig i neutralitzar l’oposició social al respecte que es generava a les terres de Girona. L’Ordre Ministerial del 22 de juliol de 1957, per la qual s’aprovava tècnicament el projecte de transvasament, a la vegada, donava llum verda a la redacció urgent d’una bateria d’estudis facultatius tant de grans embassaments com de les seves respectives àrees de regadius: Esponellà (Fluvià), Boadella (Muga), Amer (Brugent) i Ginestar (Llémena). S’havia d’afegir la culminació del de Sau (Ter). També els projectes d’irrigació per a 39.000 hectàrees que anaven des del Gironès a l’Alt Empordà.
Sense el Fluvià ni la Muga, probablement, mai s’hauria plantejat la Solució Ter cap a Barcelona, no tan sols per una freda qüestió de cabals, sinó perquè no hauria existit cap mena de “coixí” capaç d’absorbir la pressió en contra del projecte que es va generar. L’argument de l’aprofitament hidràulic màxim tant del Fluvià com de la Muga permeteren oferir una bona coartada per fer més suportable el transvasament. Front a la pretensió de la portada d’aigües del Ter cap a l’AMB, es generarà una oposició força àmplia que intentarà justificar la necessitat que tots els cabals del riu s’han de quedar a Girona, fonamentalment per a les futures expansions en irrigació i en aprofitaments industrials. És a dir, per a satisfer totes les expectatives que hi ha creades i que s’exacerbaran per tal que el transvasament arribi a ser improcedent, fins i tot a nivell legal. Les
contrapropostes fetes des de les institucions gironines, en la línia que Barcelona s’abastés amb aigües de l’Ebre, no fructificaran.
La promulgació de l’Ordre Ministerial de 22 de juliol de 1957, amb el que es desprèn d’ella, a més de tota la pressió social creada, ajudarà a entendre per què molt poc temps després, a la ratlla de 1960, ambdues conques disposaran dels respectius projectes d’embassament i dels respectius avantprojectes de les zones regables. Més encara, al cas de la conca de la Muga, amb l’embassament de Boadella, fins i tot ja s’havien iniciat les obres. Així, semblava més a prop que mai l’execució material complerta de les grans infraestructures hidràuliques i dels regadius sistematitzats associats.
Per altra banda, pels antecedents que disposem, l’escenari estratègic que es dibuixa entre les tres conques, arran del transvasament del Ter, a finals dels 50, és factible creure que s’hagués avançat a inicis de la dècada dels 40 o fins i tot a finals de la dècada dels 30 sota alguns supòsits que mai es podran corroborar:
a) L’aprovació de l’esmentat Pla d’Obres Públiques de 1935 amb les previsions de regadius i d’abastaments que s’adjudicaven per als tres rius gironins (incloent el transvasament d’aigües del Ter per Barcelona i el Vallès).
b) La no interrupció traumàtica que va representar la Guerra Civil de 1936-39.
c) El manteniment de les competències hidràuliques reconegudes al govern autònom el 1936.
d) L’absència de la profunda recessió econòmica que va suposar la Guerra Civil i l’aïllament internacional posterior.
Dit d’altra manera, en un hipotètic escenari d’expansió econòmica a finals dels 30 i a la dècada dels 40, és possible que la progressió en l’augment de les demandes hídriques per a Barcelona i la seva àrea metropolitana hagués estat més accelerada (lligades al desenvolupament industrial, a la intensificació agrícola i a uns abastaments urbans que haurien d’haver atès una major diversitat d’usos). Això hauria justificat posar sobre la taula la solució que es va acabar adoptant prop de 20 anys després. En sentit contrari, també ens podríem qüestionar, com podria haver condicionat la marxa dels esdeveniments, el manteniment d’un règim democràtic el qual és d’esperar que hagués gestionat, de diferent manera, l’oposició que es va generar.
5.2. Vicissituds geològiques, inundacions i dinàmica a la gran obra hidràulica de la Muga i el Fluvià a mitjan s. xx
Si el transvasament del Ter fou un factor explicatiu distorsionador de la marxa dels esdeveniments durant l’època, no menys rellevant fou l’altre element pertorbador: l’abandonament de la construcció de l’embassament de Crespià, a la conca del Fluvià, per motivacions d’ordre geològic (aparició d’afloraments guixosos). Els problemes geològics que presenta l’emplaçament proposat per la seva construcció faran que, el 1944, s’hagi de descartar la localització que s’havia proposat des de finals del xix com a òptima per a ubicar la gran obra
hidràulica del Fluvià adreçada a la irrigació (Asesoría Geológica de Obras Públicas, 1944). Això generarà una corrua de conseqüències no menys substantives des del punt de vista de l’evolució i justificació de les grans obres hidràuliques a l’àrea d’estudi (fig. 5 i 6).
5.2.1. La recerca d’emplaçaments alternatius dins la mateixa conca del Fluvià
Al llarg de la dècada dels 50 es plantejaran tres alternatives per intentar superar el repte que representava no poder construir l’embassament del Fluvià al lloc previst. Seran unes alternatives cada vegada més condicionades pel possible transvasament del Ter. La primera alternativa, la del Canal Baix de l’Empordà (1951) no preveu la construcció de cap gran embassament sinó una resclosa de derivació. Justament, la dependència dels cabals d’estiatge, per no disposar d’una gran presa, i el transvasament del Ter faran que quedi desestimada. La segona d’elles, la de l’Avantprojecte de Regulació per al riu Fluvià (1953), és de gran complexitat tècnica i tot un exemple de fontaneria hidràulica entre rius. Implicava una derivació d’aigües des del Fluvià a un tributari seu, el Ser, on es construiria un embassament (el de Sant Miquel de Campmajor), de dimensions similars al desestimat de Crespià. Una part dels cabals servirien per irrigar la plana del baix Fluvià i l’altra, la del baix Ter. Ara bé, els cabals adreçats al baix Ter es dirigirien, mitjançant una nova conducció, fins al riu Llémena (tributari del Ter), amb la possibilitat d’emmagatzemar-los mitjançant un altre nou embassament (el de Ginestar), juntament amb els reduïts cabals del riu citat. Així que s’alliberava a part dels cabals del Ter pels regadius de la plana per adreçar-los a abastar l’AMB. La por a que el vas d’emmagatzematge d’aigües de l’embassament de Sant Miquel experimentés pèrdues subterrànies per filtracions i, la descoberta d’una tercera alternativa més raonable, portaran a que també es desestimi.
La tercera opció que entrarà en joc serà la de l’embassament d’Esponellà (1957). Aquesta darrera possibilitat torna a recuperar el mateix llit del riu Fluvià per construir la presa i tan sols 500 metres aigües avall de l’abandonada de Crespià. La identificació d’una línia de falla intermèdia entre ambdós punts permetrà obtenir un substrat més impermeable i útil per a la construcció de la nova presa. El projecte d’embassament d’Esponellà, malgrat les bones perspectives que propicià la seva aprovació, acabaria entrant en un carreró sense sortida al llarg de la dècada dels 60. Ni la redacció de projectes accessoris a la presa, ni els intents per justificar la seva construcció des del punt de vista de la prevenció d’avingudes, ni la seva inclusió en estudis informatius posteriors seran suficients per desencadenar la seva execució. En sentit contrari, la competència que plantejaran alternatives com l’explotació de l’aqüífer del baix Fluvià diluiran les seves perspectives de materialització. Sense l’embassament d’Esponellà construït, als regadius sistematitzats del Fluvià no els albirava un horitzó gaire més ampli.
Figura 5. Perspectiva des de la vertical on es preveia la construcció de la presa de Crespià (es veu dibuixada pels facultatius).
Just a sota, la resclosa de la central de Martís. Al capdamunt del cingle de conglomerat, l’esvoranc (encerclat) de la capella troglodítica medieval de St. Miquel de la Roca.
Figura 6. Bot en una cavitat amb aigua al subsòl del congost de Sant Miquel i que obligarà l’abandonament de la presa de Crespià (any 1944).
5.2.2. Aposta decidida per la Muga
La desestimació de la proposta per construir la presa del Fluvià i la possibilitat de transvasar l’aigua del Ter, a més a més d’obligar a cercar alternatives a la mateixa conca, farà guanyar posicions a la conca veïna de la Muga. Complementàriament hi haurà un altre fet que acabarà de donar l’impuls definitiu a les grans infraestructures hidràuliques de la Muga i que serà la memorable inundació que es viurà l’octubre de 1940 i, en menor mesura, les significatives crescudes dels anys 1941 i 1942. Ja a les inundacions de 1932 entitats com la Cambra Agrícola de l’Empordà demanaren, amb més força, la construcció d’un embassament a la Muga per mitigar els efectes de les crescudes. Les noves inundacions de 1940, seguides per unes d’inferiors el 1941, suposaran el cop definitiu per decidir no només l’execució de l’embassament de Boadella, sinó de l’endegament del curs final de la Muga (des de Castelló d’Empúries fins al mar) i el de sectors intermedis de la plana. La gravetat dels esdeveniments convencerà l’aparell tècnic que ja no són suficients les actuacions puntuals d’emergència per a la reparació de motes i que la gran obra de regulació al curs mitjà del riu no es pot deslligar de les obres de defensa al curs baix. D’aquí que es concebi un pla d’actuació conjunt per a la prevenció d’avingudes que inclogui tant obres de regulació com de defensa.
En aquesta conjuntura s’entén que l’objectiu prioritari al qual ha de respondre l’embassament és el de la prevenció d’avingudes. No obstant, aquesta prioritat inicial deixarà pas a la del subministrament pels regadius de la plana en acabar
i del
147 l’etapa. Els motius: l’execució de l’endegament final de la Muga, els dubtes geològics de la conca del Fluvià i el creixent interès estratègic de la Muga enfront el transvasament del Ter. A les funcions d’irrigació i de prevenció d’avingudes s’afegiran les de l’abastament urbà de Figueres i la de generació hidroelèctrica. Més enllà d’un mer canvi en l’ordre de prioritats d’objectius de la gran infraestructura hidràulica de la Muga, el que deixarà palès el procés descrit és que les obres hidràuliques de regulació no es poden deslligar de les d’irrigació. El paper de la Muga en la planificació hidràulica, fins i tot passant per davant del Fluvià, es ratificarà el 1959 amb l’inici de la construcció de l’embassament de Boadella. Finalment s’iniciava la construcció de la primera gran infraestructura hidràulica que seria culminada amb èxit (si deixem de banda la de l’endegament del curs final de la Muga). La presa de Boadella (fig. 7 i 8) comportarà una transformació immediata a l’àrea on es construïa. D’una banda, amb totes les actuacions orientades a acollir la logística fonamental per a la seva construcció (obertura de camins, pedreres i formigonat, habitatges per al personal tècnic i per als treballadors, etc.). De l’altra, la inundació d’una vall agrícola com la de l’Arnera amb els masos i les explotacions que li donaven vida. La desarticulació d’aquest microcosmos rural es presentarà com irreversible en benefici d’una plana que modernitzava els seus regadius i que volia participar dels canvis socioeconòmics de l’època del desarrollismo. A més a més dels regadius l’embassament permeté ampliar les dotacions d’aigua a la ciutat de Figueres; de 1980-89 s’afegiren els nuclis residencials i turístics del litoral, no sense ge nerar friccions amb el sector agrari i les dotacions ambientals.
Figura 7. Estat de la construcció de la presa el gener de 1964.
S’observa el sistema bastit pel formigonat. En segon terme, el mot al riu Muga per desviar el seu cabal mentre s’aixeca l’obra. Al darrera terme, la central hidroelèctrica “La Farga”.
Figura 8. L’embassament de Boadella a l’actualitat.
5.3. Sobre els avantprojectes d’irrigació del Fluvià i de la Muga
La redacció dels projectes d’embassaments al Fluvià i a la Muga i, la pressió generada per tot el que representava la portada d’aigües del Ter a l’AMB, propicià la redacció dels primers avantprojectes de regadius. Recordem que, fins a finals de la dècada dels 50, només s’havien confeccionat els projectes de les grans infraestructures hidràuliques de regulació però no dels regadius associats. Com a màxim hi havia ultimats alguns estudis agronòmics que orientaven el perfil que podrien prendre els futurs regadius. Els documents posaran de relleu la pràctica d’uns regadius tradicionals, gràcies a vells recs, però amb una tendència cap a l’expansió, viable per la difusió de motors per aprofitar els nivells freàtics.
Els avantprojectes de regadius de la Muga (1958) i del Fluvià (1960) recolzats, respectivament, en estudis agronòmics de 1955 i de 1957 denoten, encara, un llast important d’una etapa en la qual, des del punt de vista agrari, es va a primar la millora de l’abastament intern mentre que, les produccions per a la comercialització, restaran en un segon terme. En definitiva, són uns estudis que es deixen arrossegar per les vicissituds i les insuficiències pròpies de la fase autàrquica del primer franquisme. Uns bons exemples serien tant el de l’augment de la producció dels rendiments bladers, de manera que la província de Girona sigui autosuficient durant un major nombre de mesos al llarg de l’any (passar dels 7 als 10 mesos), com l’augment de la ramaderia, mitjançant produccions farratgeres, per millorar el consum de productes com la carn i la llet. S’inclou, en aquest context, assegurar una segona collita anual dins la trilogia blat-blat de moro-userda que seria la de l’estiu, fonamentalment blat de moro. Caldria afegir encara la pretensió d’incrementar els rendiments de conreus com els hortofrutícoles davant les bones perspectives de mercat que s’obren tant a nivell intern com de l’estranger i amb la consolidació dels fluxos turístics (Morales, 1955). De fet, la redacció dels estudis agronòmics s’ultima gairebé en la vigília del Pla d’Estabilització i, la dels avantprojectes parcials, poc després. Les propostes de regadius dels 60, conscients del nou escenari que es concreta durant la dècada, introduiran modificacions en aquesta línia.
6. La gran obra hidràulica al període 1960-1980: la incidència dels Planes de Desarrollo i de l’Instituto Nacional de Colonización
La dècada dels 60 i dels 70 suposarà l’impuls definitiu per a l’execució de la gran infraestructura hidràulica, fonamentalment, adreçada al regadiu dins la zona d’estudi. Un cop es certifica que la portada d’aigües del Ter a l’AMB serà una realitat a curt termini, els esforços de les institucions gironines i dels partidaris de l’expansió dels regadius es centraran a assegurar el compliment
de les promeses oficials en infraestructures que s’havien fet des de l’administració de l’Estat. L’exigència anirà en augment en constatar que les actuacions no s’executaven al ritme desitjat, molt contràriament al que sí succeïa amb les obres del transvasament. En la seva acceleració hi intervindran les dues components fonamentals que marcaran el leitmotiv durant els 20 anys de l’etapa. Per ordre cronològic serien:
a) La incorporació de les grans infraestructures de regadiu a les inversions previstes dins els Planes de Desarrollo.
b) La declaració de la zona regable de la Muga, l’any 1966, com de Alto Interés Nacional. Aquest fet obrirà les portes per el finançament parcial de les obres per part del Instituto Nacional de Colonización (INC), reconvertit, el 1973, en Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA).
6.1. Regadius i Planes de Desarrollo
Els Plans de Desenvolupament, els quals havien de contribuir a vertebrar el creixement econòmic espanyol dels 60 i dels 70, tindran una línia rellevant d’inversions i que serà la de millora de regadius. Per tant, les inversions en obres hidràuliques serà una partida incorporada, en bona mesura, dins d’ella.
Des del I Pla (1964-67), tant els regadius de la Muga, com els del Fluvià, com els del Ter seran inclosos alhora de distribuir el finançament previst. No obstant, al cas del Fluvià, quedarà fora a partir del segon dels plans no perquè no tingués un bon posicionament des de la perspectiva de la seva rendibilitat, sinó perquè, a diferència de les altres conques, no disposava d’infraestructures de regadiu ja iniciades.
La inclusió de les obres dins dels plans vindrà precedida, com s’ha dit, per un clima institucional més que favorable a l’impuls de les obres, no només pel que havia de suposar la compensació a la portada de les aigües del Ter a l’AMB, sinó per la conscienciació creixent que la modernització del sector agrari no tenia marxa enrere. El creixement econòmic que es viu fronteres endins però també als països de l’Europa Occidental li obria noves possibilitats d’expansió. No obstant, per aprofitar-les, calien transformacions en l’agricultura que havien de venir, entre d’altres, d’un augment dels rendiments, de la recomposició en les produccions, d’una major tecnificació, d’una millor formació, etc. En la modernització agrària el paper dels regadius no es podia deixar de costat. El posicionament dels tècnics vinculats o no a l’administració, d’organismes com la Cámara Oficial Sindical Agraria (COSA), el balanç de les reunions dels Consells Econòmics Sindicals, etc. així ho posaran de relleu.
Les previsions del I Pla, pel que fa a la transformació en regadius no s’acabaran acomplint. Malgrat que es faran inversions en infraestructures (com la del mateix embassament de Boadella) pitjor serà el balanç quant a la transformació dels regadius. Pel cas de la Muga cap de les 10.678 ha previstes a transformar en el decurs del I Pla entrarà en servei (Muntaner, 1973). El nul compliment
del I Pla, a efectes de transformació en regadius, generarà inquietuds i queixes entre les institucions gironines (COSA, Consell Econòmic Sindical, etc.). Aquestes recordaran als representants de l’administració que mentre que el transvasament del Ter gairebé ja s’ha realitzat, els regadius sistematitzats gironins encara estan per fer. Aquesta situació decantarà l’Administració a declarar la colonització de les zones regables de la Muga i del Ter com d’alt interès nacional l’any 1966.8
Pel que fa a la conca de la Muga, al II Plan de Desarrollo s’assistirà a la culminació de l’embassament de Boadella i a la inauguració de la primera fase dels regadius (any 1969) però caldrà la implementació del III Plan, entre 1972 i 1975, perquè les obres dels canals principals i sèquies adquireixin una major vigoria. Poc temps després de cloure’s el darrer pla de desenvolupament, l’any 1976, es pot dir que 5 dels 7 sectors de reg de la Muga tenien la xarxa d’irrigació finalitzada o pràcticament finalitzada. Això, però, no sense problemes (fig. 9).
6.2. Regadius i INC-IRYDA
L’impuls dels regadius de la Muga tampoc s’entendria, en segon lloc, sense la implicació que tindrà l’INC-IRYDA a partir del moment en què es decideix la declaració de la seva colonització com d’alt interès nacional, l’any 1966. Aquesta declaració suposava que l’execució i funcionament de les obres estaria supeditada a la legislació en matèria de colonització de les grans zones regables. També que es beneficiarien del finançament conjunt entre els ministeris d’Obres Públiques i d’Agricultura. Els efectes pràctics que tindrà aquest fet a l’àrea d’estudi serà desigual atenyent la perspectiva que considerem.
Des d’un punt de vista formal, la futura zona regable de la Muga passarà pels tràmits tècnics i administratius que fixava la legislació en la matèria. Serà un procés que, en números rodons, durarà 10 anys (entre 1967 i 1977). Així, es redactarà un exhaustiu Plan General de Colonización que analitzarà les circumstàncies econòmiques, socials i agràries que travessa la plana de la Muga, en els moments previs a la transformació en regadius, i dels objectius que es proposa aconseguir amb la seva transformació. Establirà les normes relatives a l’explotació de la terra d’acord amb els criteris propis de la política de colonització (dimensió de les explotacions, assoliment d’uns rendiments, distinció entre les terres exceptuades, les reservades i les considerades en excés), així com la possibilitat d’establir-hi colons i de fer-hi habitatges.
Amb el Plan General de Colonización s’arribarà a conclusions com que la plana de la Muga disposa d’aptituds molt favorables per a l’extensió del regadiu per diversos motius: clima benigne (excepte l’efecte de la tramuntana) i terres de
8. Decret 2108/1966, de 21 de juliol (BOE núm. 193, 13-VII-1966).
Figura 9. Projectes constructius parcials en què es divideix l’execució de la zona regable de la Muga i sectors amb independència hidràulica
bona qualitat; topografia planera que estalvia tasques d’anivellament; xarxa de comunicacions bona; elevat nivell cultural del factor humà amb experiència en les pràctiques de regadiu; presència d’indústries als nuclis urbans de les rodalies que té com a conseqüència una mecanització notable de l’agricultura i uns bons mercats; en darrer terme, la concentració parcel·lària no es percep com a problema urgent, com ho demostra el fet que l’extensió de la parcel·la mitjana resultant és d’1,5 ha (INC, 1967). Aquests elements favorables portaven a pensar, per part dels responsables tècnics de l’INC, que els resultats de la colonització no serien tan espectaculars com a d’altres àrees geogràfiques perquè el punt de partida ja era millor.
A part del Plan General de Colonización, es crearà la Comisión Técnica Mixta (entre tècnics de la DGOH i de l’INC) per redactar el Plan Coordinado de Obras que distribuís la manera com s’havien de construir les obres de forma coordinada entre Ministeri d’Obres Públiques i Ministeri d’Agricultura (infraestructura de regulació, canals, sèquies, assarbs, xarxa de camins, anivellaments, endegaments, obres d’urbanització, etc.).
Si, al cas de la Muga, els aspectes formals dels regadius supeditats a les polítiques de colonització s’acomplien, d’acord amb el previst, una qüestió molt diferent succeirà amb la seva implementació pràctica. Des d’aquesta perspectiva algunes de les plasmacions més genuïnament colonitzadores no tindran cap mena d’efecte dins l’àrea d’estudi. Així, no s’assentarà cap colon a les terres classificades
com en excés, ni s’hi faran habitatges per al seu establiment. Tampoc tingué cap incidència significativa el pla de parcel·lació preceptiu ni de redistribució de terres. Ans el contrari, la tendència serà cap a una major concentració de les explotacions fruit dels nivells més elevats de tecnificació. Aquesta manca de repercussió d’algunes de les actuacions insígnia de l’INC, als regs de la Muga, tindrà a veure amb les peculiaritats de la zona. Tanmateix revelaran que ens trobem al final d’una època en la qual la política tradicionalment colonitzadora pateix d’un creixent desajust respecte la realitat. A la zona de la Muga, qüestions com l’estructura del poblament, el nombre d’habitants (densitat) o l’escassa gran propietat faran que no tinguin sentit actuacions com l’establiment de colons o la creació de poblats les quals sí que es desenvoluparen en províncies d’Andalusia, d’Extremadura o d’Aragó, entre d’altres. Però a més a més, és que les actuacions de l’anomenada política de colonització irrompen a la Muga en l’ocàs de la seva trajectòria. Tant, que fins i tot la seva denominació estava en entredit. Poc espai quedava per a la “colonització” de terres en un moment en què l’agricultura es modernitzava i es mecanitzava. La prova és que cada cop es reconeixeran unitats d’explotació de major superfície i que l’extensió susceptible de reserva per a cada propietat sigui més gran. Davant d’aquest panorama, en un context territorial com el de la Muga, a la colonització clàssica només li quedava reformular-se profundament o caure en la més rotunda decadència. Malgrat els defectes constructius en la xarxa de recs, en la nova accessibilitat als camps, etc. que enrariran, en part, la percepció positiva dels nous regadius, els projectes s’acabaran impulsant i, poc després del tancament del III Plan de Desarrollo, l’any 1976, els sectors i, ii, iii, iv i v dels regadius de la Muga tenien la xarxa de reg executada. En canvi, quedaran pendents de realització les dels sectors núm. vi i vii. Així, les 10.000 hectàrees regables inicialment previstes als set sectors quedaran reduïdes a 6.531, si bé alguns aspectes vinculats al creixement urbanístic o a d’altres usos faran que encara es redueixi més aquesta extensió, amb unes xifres que oscil·laran en funció de les circumstàncies de cada campanya de reg. Posteriorment, a finals dels 70 i a inicis dels 80 s’aniran redactant projectes complementaris incloent els que haurien de conduir a l’execució dels dos darrers sectors previstos els quals, com ja s’ha dit, restaran pendents de fer-se realitat. El 1977, després d’unes vicissituds prou complexes, es culminarà la constitució de les dues comunitats de regants que havien d’assumir l’explotació dels regadius.
7. Consideracions finals
La diferent trajectòria que han seguit les grans infraestructures hidràuliques, tant a nivell de plantejament com d’execució, a les dues conques estudiades, han fet que avui dia les seves repercussions siguin també diferents. A la part baixa
del Fluvià no es disposa de la quilomètrica xarxa d’obres pròpia dels recs sistematitzats (resclosa, canals principals, sèquies secundàries, etc.) com sí passa a la de la Muga. La no construcció d’aquesta xarxa de regs sistematitzats, a la plana del baix Fluvià, no ha impedit, però, una progressiva extensió de la superfície irrigada, segons palesen els censos agraris efectuats des de 1962; una tendència que ha estat possible gràcies a la utilització d’aigües freàtiques mitjançant bombeig. Tanmateix, el riu Fluvià, en no disposar de cap gran embassament construït al seu curs ha esdevingut el més important, dins les conques internes de Catalunya, pel que fa a les seves aportacions hídriques anuals, que gaudeix d’aquest privilegi. Des de la lògica de la nova valoració que està rebent l’aigua com a recurs per mitjà de les aportacions fetes des del paradigma sostenibilista o de la “nova cultura de l’aigua”, que el riu Fluvià s’hagi mantingut al marge d’aquestes infraestructures el pot fer guanyar posicions des de l’òptica sòcioambiental. Es pot pensar en punts molt favorables com: la funció de corredor biològic entres espais d’interès natural contrastats, el manteniment de boscos de ribera, el seu règim més o menys natural, els seus valors paisatgístics, la preservació dels aqüífers, l’aportació de sediments i nutrients a la conca baixa,... Això a part de contemplar el ric patrimoni històric i cultural de què disposa. Els esdeveniments exposats al llarg d’aquest escrit constitueixen una mostra de la rica i poc coneguda trajectòria que han tingut el Fluvià i la Muga en el marc de la planificació hidràulica dels rius gironins; una planificació hidràulica que plantejà uns reptes en el passat i que els continuarà presentant, sens dubte, en el futur. En aquest sentit, la incorporació de variables com l’eficiència en l’ús de l’aigua, la racionalitat dels aprofitaments i les demandes o la contemplació dels paràmetres ambientals i patrimonials serà cabdal perquè el balanç resulti suficientment satisfactori.
Bibliografia
Aldomà, Ignasi (2007). La lluita per l’aigua a Catalunya. De l’ús i abús a la gestió integral (1900-2007). Lleida: Pagès editors. Armengol, Dolors (1979-80). “La agricultura en el Alto Ampurdán a mediados del siglo xix”. Annals de l’Institut d’Estudis Empordanesos [Figueres-Girona], vol. 14, p. 13-108.
Asesoría Geológica de Obras Públicas (1944). Informe sobre las condiciones geológicas de la cerrada del pantano de Crespiá. Archivo General de la Administración: Fondo de Obras Públicas, sig. 14.555.
Autoria vària (1940). “Obras Hidráulicas”. A: Plan General de Obras Públicas. Madrid: Ministerio de Obras Públicas, vol. II.
Barbaza, Yvette (1988). El paisatge humà de la Costa Brava. Barcelona: Edicions 62 [tesi de 1966].
Borrell, Feliu (1857). Memoria del canal del Norte de Cataluña. Archivo General de la Administración: Fondo de Obras Públicas, caixa 35287.
154 Treballs de la SCG, 70, 2010 David Pavón Gamero
Burgas, Federico (1888). Canal del Alto Ampurdán: ventajas que ha de reportar á Figueras y su comarca. Girona: Imprenta y librería de Paciano Torres.
Carsi, Alberto (1937-38). Los regadíos en Cataluña. Barcelona: Maucci.
Coderch, Rafael (1900). Plan General de canales y pantanos. Datos relativos a la cuenca del río Fluviá, División de trabajos hidráulicos de la cuenca del Ebro y vertientes de los Pirineos Orientales. Arxiu Nacional de Catalunya: Fons ACA, sig. 448, caixa 38.
Comisión de Transformación de Regadíos (1964). Transformación en regadíos. Anexo al Plan de Desarrollo Económico y Social (1964 a 1967). Madrid: Comisaría del Plan de Desarrollo Económico y Social.
– (1968). Transformación en regadíos. Anexo al Plan de Desarrollo Económico y Social (1968 a 1971). Madrid: Comisaría del Plan de Desarrollo Económico y Social.
Comisión Técnica Mixta (1976). Plan Coordinado de Obras de la zona regable del río Muga (Gerona). Girona: IRYDA - CHPO.
Compte, Albert (1963-64). “El Alto Ampurdán”. Pirineos [Zaragoza], núm. 63-74.
Compte, Juan M. (1958). “Abastecimiento de agua potable a la ciudad de Barcelona y poblaciones de su zona de influencia”. Revista de Obras Públicas [Madrid], núm. 2917, p. 251-267.
Confederación Hidrográfica del Pirineo Oriental (sense data), Pantano Crespiá. Expediente general estudio de terreno y sondeos, caixa 10.770. Arxiu administratiu de l’Agència Catalana de l’Aigua. – (1942). Estado actual de los ríos Ter, Fluviá y Muga y obras de defensa necesarias contra las avenidas. Arxiu Nacional de Catalunya: Fons ACA, sig. 248, caixa 18.
Díaz, Juan; Miguel Cuesta (1933). “Informe agronómico de la zona regable del pantano de Crespiá”. A: González Salas, Mariano. Pantano de Crespiá. Proyecto especial de la presa, desagüe de fondo y aliviadero. Barcelona: Delegación de los Servicios Hidráulicos del Pirineo Oriental. Arxiu Nacional de Catalunya: sig. 288, caixa 23.
Famoso, Salvador (2000). “Breu ressenya sobre la hidrografia històrica dels recs dels molins de Castelló”. El Salner [Castelló d’Empúries], núm. 6, pp. 19-39.
Gete, Antonio (1946). Proyecto de pantano de Boadella. Barcelona: CHPO. Arxiu Nacional de Catalunya: Fons ACA, sig. 499, caixa 44.
Gifre, Pere (1991). “Hisendats i renovació agrícola: la granja-escola de Fortianell”. Revista de Girona [Girona], núm. 144, p. 72-81.
González, Mariano (1930). Pantano de Crespiá. Barcelona: CSHPO. Archivo General de la Administración: Fondo de Obras Públicas; top. 24, caixa 14561.
Instituto Nacional de Colonización (1967). Plan General de Colonización de la zona regable del río Muga. Madrid: Dirección General de Colonización y Ordenación Rural (Ministerio de Agricultura).
Junta de Comercio de Barcelona (1997). Discurso sobre la agricultura, comercio e industria del Principado de Cataluña (1780). Barcelona: Editorial Alta Fulla. Edició amb introducció a càrrec d’Ernest Lluch.
Latorre, Xavier (1995). Història de l’Aigua a Catalunya. Premià: L’Abecedari.
Llauradó, Andrés (1884). Tratado de aguas y riegos. Madrid: Imp. Moreno y Rojas. Lorenzo, Manuel (1993). Plan Nacional de Obras Hidráulicas. Madrid: Centro de Estudios Hidrográficos, MOPTMA [1933].
Mancomunidad Hidrográfica del Pirineo Oriental (1930-32). Expediente de ordenanzas y reglamentos del pantano de Crespiá. Barcelona: MHPO. Arxiu Nacional de Catalunya: Fons ACA, sig. 284, caixa 23.
justificacions i propostes de la gran obra hidràulica a les conques de la Muga i del Fluvià 155
Morales, Ángel (1955). “Estudio agronómico”. A: Pinedo, Eugenio. Proyecto de replanteo del pantano de Boadella. Barcelona: CHPO. Arxiu Nacional de Catalunya: Fons ACA, sig. 800, caixa 68.
Muntaner, Josep Maria [dir.] (1973). Los regadíos de Gerona en el desarrollo provincial. Girona: Servicio de Publicaciones de la Caja de Ahorros Provincial de la Diputación de Gerona. Muñoz Oms, Victoriano [dir.] (1936). Pla General. Secció de regatges i grans obres hidràuliques (Pla hidràulic). Concreció i resultats del pla hidràulic. Pressupostos i possibilitats econòmiques. Barcelona: Obres Públiques. Generalitat de Catalunya. Arxiu Nacional de Catalunya: Fons Generalitat republicana - 1, reg. 807, u.i. 7 (02.03.184).
Ordis, Jaime; Juan Cabot; José M. Noguera; Manuel Vidal (1958). II Dictamen de oposición presentado por la provincia de Gerona en el trámite de vista del expediente administrativo del anteproyecto y proyecto de abastecimiento de Barcelona con aguas del río Ter. Girona: Diputación Provincial, Cámara Oficial Sindical Agraria y Excmo. Ayuntamiento.
Pavón, David (2007). “Antecedentes de los grandes proyectos de irrigación en el llano del Alto Ampurdán. La opción fracasada de los grandes regadíos catalanes del siglo xix”. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales [Barcelona], núm. 229. http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-229.htm – (2009). Gran obra hidràulica i territori a les conques de la Muga i del Fluvià (1850-1980). Figueres: Institut d’Estudis Empordanesos. Pinedo, Eugenio (1951). Anteproyecto de canal bajo del Ampurdán entre los ríos Fluviá y Muga (prov. de Gerona). Barcelona: CHPO. Arxiu Nacional de Catalunya: Fons ACA, sig. 613, caixa 53. – (1958). Anteproyecto de la zona regable del río Muga, Barcelona: CHPO. Archivo General de la Administración: Fondo de Obras Públicas, sig. P-934. – (1960). Anteproyecto de la zona regable del río Fluviá, Barcelona: CHPO. Archivo General de la Administración: Fondo de Obras Públicas, sig. P-934.
– (1953). Anteproyecto de regulación de los caudales de la cuenca del río Fluviá. Barcelona: CHPO. Arxiu Nacional de Catalunya: Fons ACA, sig. 685, caixa 58.
– (1957). Proyecto del Pantano de Esponellá (en el río Fluviá-Gerona). Barcelona: CHPO.
Riera, Jaime (1942). Memoria sobre las avenidas extraordinarias de abril de 1942 en los ríos Muga y Fluviá. Barcelona: CHPO. Arxiu Nacional de Catalunya: Fons ACA, sig. 198, caixa 15.
Riera, Jaime (1941). Proyecto de encauzamiento del río Muga desde Castellón de Ampurias al mar. Barcelona: Delegación de los Servicios Hidráulicos del Pirineo Oriental. Arxiu Nacional de Catalunya: Fons ACA, sig. 4448, caixa 504.
Surroca, Joan (1979). “El conreu de l’arròs a l’Empordà durant el segle XVIII”. Estudis d’Història Agrària [Barcelona], núm. 2, p. 73-94.
Villanueva, Gregoria (1991). La política hidráulica durante la Restauración (1874-1923). Madrid: UNED.
Voltes, Pedro (1966). Historia del Abastecimiento de Agua de Barcelona. Barcelona: Sociedad General de Aguas de Barcelona.
La Societat de Geografia Comercial de Barcelona
(1909-1927)1
José Luis Villanova
Departament de Geografia Universitat de Girona josel.villanova@udg.edu
Resum
Les primeres societats de geografia comercial van néixer a la dècada de 1870, en un context de competència per la cerca de nous mercats per part de les potències industrials europees. A Catalunya, després d’uns efímers precedents al segle xix, es va crear la Societat de Geografia Comercial de Barcelona l’any 1909. L’objectiu principal d’aquesta corporació va consistir a fomentar el comerç exterior d’Espanya, en general, i de Catalunya, en particular. Però també és important assenyalar que la Societat va esforçar-se per impulsar l’ensenyament de la geografia, i que organitzà activitats i elaborà treballs relacionats amb aquesta disciplina, en el sentit més ampli del terme.
Paraules clau: societat geogràfica, geografia comercial, geografia i colonialisme, història de la geografia.
Resumen: La Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona (19091927)
Las primeras sociedades de geografía comercial nacieron en la década de 1870, en un contexto de competencia por la búsqueda de nuevos mercados por parte de las potencias industriales europeas. En Cataluña, tras unos efímeros precedentes en el siglo xix, se
1. Conferència pronunciada a la seu de l’IEC el 17 de desembre de 2009.
158 Treballs de la SCG, 70, 2010 José Luis Villanova
creó la Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona en 1909. El objetivo principal de esta corporación consistió en fomentar el comercio exterior de España, en general, y de Cataluña, en particular. Pero también es importante indicar que la Sociedad se esforzó por impulsar la enseñanza de la geografía, y que organizó actividades y elaboró estudios relacionados con esta disciplina, en el sentido más amplio del término.
Palabras clave: sociedad geográfica, geografía comercial, geografía y colonialismo, historia de la geografía.
Abstract: The Society of Commercial Geography of Barcelona (19091927)
The societies of Commercial Geography appeared first in the 1870 in a context of high competition among European industrial potencies to develop new markets. In Catalonia, the Society of Commercial Geography of Barcelona was created in 1909 from a pre-existing organization. The main goal of this corporation consisted in encouraging the Spanish external trade, and particularly the Catalan. But the important thing is that the Society strived hard to promote education of Geography, and that it organized activities and made studies related to this discipline, in the broad sense of the term.
Keywords: Geographical Society, Commercial Geography, Geography and Colonialism, History of Geography.
1. Introducció
El centenari de la fundació de la Societat de Geografia Comercial de Barcelona (SGCB) és una bona ocasió per recordar la tasca desenvolupada per aquesta corporació geogràfica catalana que no ha merescut gaire atenció per part del investigadors.
Entre les escasses referències trobades poden destacar-se les breus notes sobre la seva fundació, publicacions i algunes de les seves activitats que va incloure Tomás García Figueras, destacat militar africanista que va ocupar importants càrrecs a l’Administració del Protectorat espanyol al Marroc, a La acción africana de España en torno al 98 (1860-1912); la petita crònica (creació, estatuts, organització, activitats, etc.) de l’historiador i pedagog Alexandre Galí a la monumental Història de les institucions i del moviment cultural a Catalunya. 1900-1936; l’article de l’historiador Òscar Costa Ruibal sobre les relacions entre el catalanisme i l’africanisme a principis del segle xx i la creació de la Societat; el volum d’aquest mateix autor on s’analitzen els àmbits d’actuació, horitzons i perspectives del naixent catalanisme polític a principis del segle passat, i que
recull nombroses referències a l’africanisme a Catalunya i a la SGCB.2 I, des d’una perspectiva estrictament geogràfica, les notes que Francesc Nadal li dedica en les seves aportacions al Primer Congrés Català de Geografia i al 30th Congress of the International Geographical Union, on exposa breument algunes dades sobre la seva creació, objectius, activitats i alguns dels seus membres; i les informacions sobre l’activitat africanista de la Societat que proporcionen José Antonio Rodríguez Esteban a la seva tesi doctoral, i Joan Nogué i José Luis Villanova a dos capítols de llibre i un article.3
Aquesta conferència pretén ser un petit homenatge a la SGCB, l’any del centenari de la seva creació, esmenant d’alguna manera l’aparent oblit a la seva existència en la Sessió inaugural de la Societat Catalana de Geografia (SCG), el 25 de novembre de 1935. En aquell acte, Pau Vila dissertà sobre el tema “Allò que s’havia fet en Geografia a Catalunya des dels temps més reculats fins al moment present”. La intervenció no va ser publicada (Galera, 1975), però La Publicitat va incloure una ressenya del l’acte on es resumí el seu contingut, dos dies més tard. Pau Vila es va referir a les aportacions que s’havien fet a la Geografia a Catalunya des de l’edat mitjana fins el període de la Dictadura de Primo de Rivera però, segons la notícia, en cap moment va esmentar la SGCB; malgrat l’existència d’alguns lligams de caràcter personal entre ambdues societats: Francesc Carreras Candi, l’industrial Lluís Guarro i Casas i l’enginyer militar Josep de Rivera i Juer van ser membres d’ambdues corporacions. Fins i tot, el primer va ser un dels fundadors de la SCG.
2. Les societats de geografia comercial
Al primer terç del segle xix nasqueren les primeres societats de Geografia (París, 1821; Berlín, 1828; Londres, 1830; etc.), però calgué esperar fins la dècada de 1870 per a què apareguessin les societats de geografia comercial, quan a l’interès per les exploracions i el reconeixement territorial del període inicial s’afegeix la preocupació per les qüestions comercials, a causa de l’increment de la competència internacional per trobar nous mercats per a les potències industrials europees. Aquesta circumstància va afavorir el desenvolupament de la geografia comercial, de caràcter utilitari, i la creació de societats centrades en aquest àmbit: París (1873), Lió (1873), Bordeus (1874), Marsella (1876), Berlín (1878), Sant Gall (1878), Milà (1879), etc. (Capel, 1981; Rodríguez, 1996), que van comptar amb una notable presència d’industrials i comerciants entre els seus membres.
2. Veure García Figueras (1966, vol. I, p. 110-111, i vol. II, p. 196-197), Galí (1986, vol. XVI, p. 282-288) i Costa Ruibal (1995 i 2002).
3. Vegeu: Nadal (1991, p. 11-12, i 2004, p. 261-262), Rodríguez (1996, p. 110-111), Nogué i Villanova (1999, p. 211-212) i Villanova (2008a, p. 64-70, i 2008b, p. 73-77).
Els objectius de la primera d’aquestes noves corporacions, la Société de Géographie Commerciale de Paris –que es poden fer extensius a la resta–, consistien a desenvolupar empreses comercials pel món; promocionar la geografia comercial; afavorir els viatges per intentar obrir nous mercats; estudiar les vies comunicació, les riqueses naturals i els sistemes fabricació; promoure l’interès per la idea colonial i interessar-se per la colonització i l’emigració (Lejeune, 1993).
3. Els antecedents de la Societat de Geografia Comercial de Barcelona
La SGCB va néixer l’any 1909 però no va ser la primera societat geogràfica catalana, abans s’havien organitzat la Societat de Geografia Comercial (SGC) i la Societat Geogràfica de Barcelona (SGB); ambdues d’existència efímera i poc actives.
La SGC de Barcelona va ser creada l’any 1884 a Barcelona –era la primera d’aquest caràcter a Espanya–,4 com a un dels fruits del I Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil, celebrat l’any anterior a Madrid per iniciativa de la Sociedad Geográfica del Madrid, i en el qual va participar una important representació dels sectors econòmics catalans: Manuel Feliu i Coma (president de l’Institut de Foment del Treball Nacional), Frederic Nicolau i Condeminas (president de l’Associació de Naviliers de Barcelona), Pere Bosch (president de Foment de la Producció Espanyola), Enrique de Orozco (de l’Institut de Foment de la Producció Nacional), Josep Elías de Molins (de la companyia de crèdits i magatzems de comerç Crédito y Docks), Claudio López (president de la Trasatlántica), el marqués de Camps (president de l’Institut Agrícola Sant Isidre) o Josep Ricart i Giralt (director de Fomento de la Marina) (Congreso Español..., 1884).
El president de la SGC va ser el contraalmirall Jacobo Mac-Mahon, i la composició sociològica de la seva junta directiva (pilots, naviliers, banquers i comerciants), proporciona pistes sobre seus objectius: “estudiar l’estat actual de les nostres colònies, procurar el seu foment i desenvolupament, així com la creació d’altres de noves” (Sociedad Geográfica de Madrid, 1884, p. 125). També es proposava “estimular els exploradors perquè emprenguin viatges amb l’objecte d’obrir nous mercats al nostre comerç” i establir factories comercials al Rif (Ferreiro, 1884, p. 308). Però malgrat els seus esforços no va aconseguir implicar els sectors econòmics, segurament per l’escàs pes dels potencials
4. La Sociedad Española de Geografía Comercial, amb seu a Madrid, va néixer l’any 1885, quan la Sociedad Española de Africanistas y Colonistas –organitzada després del I Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil (1883)– va decidir ampliar els seus objectius a la geografia comercial de caràcter pràctic. Aquesta societat va sobreviure fins l’any 1896, quan es va integrar a la Sociedad Geográfica de Madrid, on es va organitzar una secció comercial (Rodríguez, 1996).
nous mercats i la inestabilitat existent al nord del Marroc, i desaparegué aviat (Costa, 1995).
Els petits passos donats per la SGC no es van perdre totalment, i l’any 1895 es va crear la SGB per iniciativa del navilier, comerciant i financer Miquel Gummà, el publicista Damià Frau i representants del comerç i la indústria agrupats al voltant de Foment del Treball Nacional (Ricart, 1896), on va tenir la seva seu. La nova entitat no incorporà el terme ‘comercial’, però pels seus objectius i l’origen professional dels seus membres es pot incloure plenament en aquest grup. El seu president va ser Josep Ricart i Giralt, director de l’Escola de Nàutica de Barcelona, i a la primera junta directiva es trobaven, entre d’altres: Ròmul Bosch i Alsina (navilier i comerciant), Antoni Torrens i Monner (professor mercantil), Josep Boada i Romeu (comerciant), Miquel Gummà, Frederic Rahola (secretari de Foment del Treball Nacional), Antonio de Mobellán (cap de secció de la Trasatlántica), Pere G. Maristany, comte de Lavern, (industrial i terratinent) i Joaquim Folch (industrial). Però no només hi havia representants dels sectors econòmics, sinó també personatges més o menys relacionats amb la geografia com, per exemple, Rafael Puig i Valls (enginyer forestal del districte de Barcelona), Manuel Escuder i Bartolí (primer director del Servei d‘Estadística de l’Ajuntament de Barcelona), Josep Fiter i Inglés (membre fundador del Centre Excursionista de Catalunya), Eduard Fontserè (primer director del Servei Meteorològic de Catalunya) o Rossend Serra i Pagès (autor de llibres i classes d’economia, geografia i estadística).5
Els objectius de la SGB consistien a estendre i vulgaritzar els coneixements geogràfics, “especialment els que es refereixen a la colonització i al comerç d’Espanya, i procurar despertar l’afecció a les empreses colonials i mercantils, cridant l’atenció del capital cap a elles i demostrant-li els avantatges que pogués treure i els rumbs que per la qual cosa hagués de seguir” (art. 1er. dels Estatutos de la SGB). Alguns del fundadors també manifestaren una viva preocupació pel mal estat de l’ensenyament de la geografia i de la divulgació dels coneixements geogràfics. Per a ells, aquesta era la raó per la qual Barcelona, una ciutat “marítima i comercial”, no comptava amb una societat geogràfica com Marsella, Bordeus, Porto, Le Havre o Anvers, que havien enviat exploradors comercials per tot el món. I consideraven que aquest fet perjudicava seriosament l’economia espanyola (Ricart – Gummà, 1896, p. 1 i 2).
Els objectius de la SGB eren molt ambiciosos, però se’n van materialitzar molt pocs: la publicació del seu butlletí, l’organització de classes de geografia comercial i alguns estudis. La Societat desaparegué en 1897 i el secretari general va fer recaure el seu fracàs sobre els sectors econòmics catalans –que no van acabar d’implicar-s’hi–, i les rebel·lions de Cuba i Filipines i la crítica situació general d’Espanya, que havien descoratjat l’opinió pública (Boada, 1897).
5. Aquestes informacions, així com les referides als estatuts i les reunions de la Junta directiva procedeixen del Libro de Actas de la SGB, que es conserva a la Biblioteca de Foment del Treball Nacional.
Un any més tard, la pèrdua del mercat colonial va mobilitzar els cercles afectats per la contracció demanda, i els fabricants catalans van considerar imprescindible buscar nous mercats (Balfour, 1997). A més del ‘Desastre del 98’, un altre factor va influir decisivament en l’impuls d’aquest moviment: l’ofensiva colonialista sobre el Marroc a principis del segle xx, que es va materialitzar a la Conferència d’Algesires de 1906, on es va acordar l’establiment del règim de porta oberta en aquell país i dues zones d’influència de França i Espanya. En aquest context, Emili Corbella i Guinovart va crear el Centro Comercial Hispano-Marroquí de Barcelona en 1904. Posteriorment es van organitzar d’altres similars a diverses ciutats espanyoles, però el de la Ciutat Comtal va ser el més actiu. Entre els seus membres es trobaven Pere G. Maristany, compte de Lavern, o Rafael Puig i Valls (López García, 1973), que també ho havien estat de la SGB. Els centres organitzaren quatre congressos africanistes entre 1907 i 1910, que comptaren amb una notable presència catalana. Al primer, més de la meitat dels membres de la comissió organitzadora i el 22 % de les entitats adherides procedien de Catalunya. Aquest percentatge va pujar pràcticament al 30 % al II Congreso Africanista, i gairebé al 34 % al tercer (Morales Lezcano, 1976, p. 39-41).
4. La Societat de Geografia Comercial de Barcelona
4.1. La creació
També en aquest context, a finals de 1907 i començaments de 1908, una comissió de la patronal Foment del Treball Nacional va enviar una circular i un qüestionari a comerciants, industrials i homes de negocis catalans demanant la seva opinió sobre la conveniència de crear un “Instituto Catalán de Geografia Comercial”. A la circular, els autors assenyalaven que les societats de geografia comercial havien nascut “de la necessitat de convertir en pràctics i d’utilitat general, els viatges dels exploradors i els treballs d’homes estudiosos que es dediquen a l’Economia i a la Geografia, aplicant-los al desenvolupament de les empreses comercials del seu respectiu país, a tots els punts del globus”. Així mateix subratllaven que aquelles societats propagaven els coneixements relatius a la geografia comercial, afavorien i impulsaven “viatges per obrir nous mercats a l’exportació”, i actuaven com a oficines d’informació per facilitar l’exportació, proporcionant dades relatives a les vies comunicació, despeses, impostos, drets duaners, productes preferits a diferents països, etc. I concloïen assenyalant: “Catalunya en aquests temps de crisi profunda, veu precisament la seva única salvació econòmica, en l’exportació dels seus productes [...], es fa notar la manca d’un organisme on es pugui acudir en demanda de tots els detalls i notícies per facilitar l’exportació directa, a la vegada que per conèixer
els gustos i necessitats dels mercats importadors, i l’oportunitat de lluitar per introduir-se en un país o comarca determinat” (Fomento del Trabajo Nacional, 1907, p. 549).
El projecte va aixecar molt d’interès, però va faltar decisió per tirar-lo endavant en un primer moment. Finalment, el 18 de març de 1909 una junta general d’adherits, reunida als locals de Foment del Treball Nacional, va aprovar els estatuts de la SGCB, en un acte presidit per Lluís Guarro i Casas, vicepresident de Foment. La seu de la nova entitat es va situar a la de Foment, a la plaça de Santa Anna –actualment Portal de l’Àngel–, on li va cedir un espai gratuïtament.6 El seu president, fins a la seva mort en 1925, fou Francesc d’Assís Mas, que seria president de la Fira de Barcelona i que col·laboraria activament amb l’Ajuntament i Foment del Treball Nacional en la creació del Comitè d’Estudis encarregat d’estudiar l’organització d’una segona exposició universal a Barcelona, que finalment se celebraria l’any 1929.
Totes les fotografies procedeixen de l’AH-CCB i són fetes per José Luis Villanova
Els dos primers articles dels seus estatuts establien que l’objectiu principal de la SGCB era “procurar el foment del comerç exterior d’Espanya”, per la qual cosa organitzaria “oficines (on els comerciants i exportadors trobin tota mena d’antecedents respecte als països importadors dels nostres productes i als articles amb els quals s’hagi de sostenir la competència), conferències, ensenyances comercials, viatges d’exploració comercial, estudis de les línies de navegació, publicacions, i tot quan pugui ésser convenient al desenvolupament dels inte-
6. Arxiu Històric de la Cambra de Comerç de Barcelona, en endavant AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Administració 1910-1913... Agraeixo a Maria Pont, responsable de l’Arxiu Històric de la Cambra de Comerç de Barcelona, les facilitats que em va donar per consultar el fons de la Societat de Geografia Comercial de Barcelona.
Luis Villanova ressos generals de la producció nacional” (Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona, 1909, p. 2).
La SGCB va comptar amb 151 socis fundadors que es distribuïen en diferents categories (protectors, corresponents, etc.). Entre els protectors es trobava una notable representació dels industrials i comerciants catalans com, per exemple fabricants de teixits (Güell y Cª, Successors de Pedro M. Calvet, Successors de Pablo Arañó, Sobrinos de Bereguer, Francesc Casas i Font, La España Industrial, Hijos de Marfà, Antonio Pons Enric, Puis y Wiecher), fabricants d’alcohols (Antich i Mateu), propietaris de mines (Folch i Albiñana, Sociedad Hullera Española), industrials paperers (Lluís Guarro), fabricants de ciment (Butsems i Fradera, Potland-Asland), fabricants de perfums (Vicente Ferrer y Compañía), o naviliers (Ròmul Bosch i Alsina –també president de la Junta d’Obres del Port de Barcelona i alcalde de la ciutat en 1905–; Cia. Trasatlántica). També eren socis protectors Salvador Andreu i Grau (fundador dels laboratoris del Doctor Andreu), Pere G. Maristany, Hugo Herberg (director de Barcelonesa de Electricidad), Lluís Muntadas (president de Foment del Treball Nacional), Lluís A. Sedó (que seria president de Foment entre 1911 i 1912) o Josep Bertran i Suñol (president de la Secció de Transports del Círculo de la Unión Mercantil).7
Entre els personatges relacionats directament amb la geografia van ser socis fundadors Francesc Carreras Candi i Rossend Serra Pagès. Més tard es van incorporar altres com, per exemple, Eduardo Pérez Agudo (catedràtic de Geografia política i descriptiva a la Universitat de Barcelona), Lluis Marià Vidal i Carreras (enginyer de mines i geòleg, que va formar força croquis geològics de les províncies de Girona i Lleida, i que, per poc temps, va ser director del Mapa Geológico de España), o Josep de Rivera i Juer (enginyer militar que va dirigir la confecció del Mapa geogràfic de Catalunya a escala 1:100.000 impulsat per la Mancomunitat). A més, entre els socis corresponents es trobaven cinc que també n’eren de la Real Sociedad Geográfica (RSG): Eduardo Cañizares Moyano, Joaquín de la Llave y García, Ricardo Beltrán y Rózpide, Odón de Buen y Pío Suárez Inclán (Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona, 1909).
4.2. Les activitats dels primers anys
Fins l’establiment del Protectorat espanyol al Marroc, l’any 1912, les activitats de la SGCB van ser força escasses a conseqüència, segurament, de les dificultats per implicar l’empresariat català, que desconfiava de les possibilitats del mercat africà a causa de l’estat d’abandonament de les possessions espanyoles del golf de Guinea i a la inestable situació de la Zona d’influència al Marroc establerta a la Conferència d’Algesires.
7. Més tard es sumarien a aquest grup altres importants empreses com La Maquinista Terrestre y Marítima, i Catalana de Gas y Electricidad.
Des d’un un primer moment, la Junta directiva va perseguir el reconeixement públic i oficial de la Societat, i l’expansió de l’ensenyament mercantil. El reconeixement públic el va obtenir establint relacions amb altres entitats econòmiques d’Espanya i Catalunya (cambres de Comerç, Consell Provincial d’Agricultura, Indústria i Comerç, Societat d’Estudis Econòmics, etc.) i amb les més importants societats de geografia espanyoles i estrangeres. Així mateix, va enviar Francesc Carreras Candi, el seu vicepresident, al V Congreso Africanista (1910); on cinc socis de la SGCB van presentar comunicacions: Rossend Serra, Raimon Julià, Joan Porta, Josep Sitjas y Francesc de Torres (Kirchner, 1912). El reconeixement oficial vingué amb la reial ordre de 2-4-1910, del ministeri d’Estat, per la qual els cònsols espanyols i les cambres de comerç havien de contestar les seves consultes i proporcionar-li dades per als seus estudis d’informació comercial i les gestions en defensa de la producció espanyola. Aquest reconeixement es reforçà l’any següent, quan per la reial ordre de 13-5-1911, del ministeri de Foment, la SGCB fou designada “Agencia Corresponsal y Especial para Cataluña” del Centro de Comercio Exterior y Expansión Comercial, annex a la Dirección General de Comercio d’aquell ministeri. D’aquesta manera aconseguia un dels seus objectius; l’article 45 dels estatuts establia que un dels seus principals objectes era obtenir una oficina d’informacions comercials per als seus socis (Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona, 1909).
Com el Centro de Comercio Exterior elaborava estadístiques mercantils, informava sobre comunicacions, tarifes, i transports, i ordenava documents i mostres de comerç, encarregà a la SGCB la realització d’una estadística dels exportadors establerts a Catalunya. La Societat envià 700 qüestionaris i va visitar molts exportadors, però va rebre poques respostes. Les possibles causes d’aquest fracàs van ser: la resistència del exportadors a cooperar amb gestions oficials per recel, que alguns d’ells utilitzaven comissionistes efectuar les exportacions i que l’enviament del qüestionari es va efectuar a començament de l’estiu.8
D’altra banda, per estendre l’ensenyament mercantil va organitzar classes des de 1910 als locals de Foment del Treball Nacional, que van ser considerades com a assaigs abans de crear una escola de comerç, si aquestes activitats tenien un èxit durador, tal com es plantejava a l’article 31 dels estatuts (Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona, 1909). Les matèries impartides van ser: geografia comercial –que posteriorment van ser substituïdes per altres de geografia econòmica–, mercología, dret mercantil i, també, d’àrab vulgar i francès.9 El primer any van assistir 40 alumnes, però en 1911 es van suprimir la major part del cursos (Kirchner, 1911 i 1912), probablement per falta d’alumnes. Per últim, l’any 1911 es va iniciar l’edició de la col·lecció “Publicaciones de la Sociedad Geográfica de Barcelona”, de la qual es van publicar un total de 14 llibres fins 1919. El primer volum va ser Nuestra exportación a Oriente de
8. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Cartes al Centre d’Expansió Comercial. 1911-1913...
9. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Administració 1910-1913...
Francesc Carreras Candi, i entre els altres es poden destacar: Camp d’acció y importancia de la Geografía económica [sic] de Rossend Serra i Pagès, Orientaciones de los Congresos Geográficos hacia la Expansión Económica de Francesc d’A. Mas, Importancia de la Geografía Marítimo-Comercial de Josep Ricart i Giralt, Algunos trabajos de los misioneros jesuitas en la cartografía colonial española del pare Miguel Barquero, Trabajos geodésicos recientes y progresos en los instrumentos y métodos de la Geodesia, Topografía y Cartografía de Josep de Rivera, o La cuestión de Marruecos, on es recollien els estudis i conferències que havia promogut la Societat a finals de 1912, immediatament després de la proclamació del Protectorat espanyol al Marroc. Amb el cicle de conferències, la SGCB tractava de “divulgar els coneixements pràctics que es tinguessin sobre el Marroc, no només els que es refereixen a la situació i qualitat dels terrenys d’aquell Imperi sinó també allò que es podria obtenir i riquesa que podria desenvolupar-se des d’allí” (Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona, 1912, p. 25). Els autors del volum eren Josep Ricart i Giralt; el diputat, propietari agrícola i dirigent de l’Institut Agrari Català de Sant Isidre, Joan Garriga Massó; l’advocat melillenc i agent especial del Centro de Comercio Exterior y Expansión Comercial al Nord d’Àfrica, Manuel Ferrer Machuca; l’advocat, polític i membre de la Junta directiva de l’Institut Agrícola Català de Sant Isidre, Gustau Peyra i Anglada, i Josep Boada i Romeu.
Figura 2. Portada de Nuestra exportación a Oriente, de F. Carreras Candi
La proclamació del Protectorat (27-11-1912) fou l’oportunitat per a què la SGCB rellancés les seves activitats. L’any següent elaborà uns nous estatuts i organitzà l’acte, potser el més important de la seva existència, el II Congreso Español de Geografía Colonial i Mercantil.
Els estatuts de 1913 no eren gaire diferents dels redactats originàriament. Algunes de les novetats eren: l’establiment del vot ponderat per prendre decisions –el de les entitats protectores valdria cinc vots, tres el dels socis protectors, i un el de la resta de socis–, per donar més pes a qui aportava més diners a la Societat; l’ampliació de la Junta directiva en quatre vocals, probablement per col·laborar en l’organització del Congrés que la SGCB projectava per finals de l’any; la creació de seccions de Comerç, Comunicacions i Transports, Tècnica, Ensenyament, o Propaganda; la voluntat d’organitzar noves càtedres de geografia econòmica, mercología, tècnica comercial, matèria aranzelària, i de llengües que no s’impartien a Barcelona, com ara portuguès, rus, holandès i japonès –als estatuts de 1909 s’esmentaven les càtedres de tècnica comercial, comunicacions i transports, i institucions econòmiques, així com les d’anglès i àrab–; o la publicació d’una nota informativa mensual, opuscles amb conferències i un butlletí, sempre que els recursos de la Societat ho permetessin (Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona, 1909 i 1913a).
4.3. El II Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil
Amb l’organització del Congrés, la Societat va intentar posar en pràctica els recursos possibles per cridar l’atenció sobre un programa de mesures per tenir una més gran presència exterior: “es tractava de convocar una plataforma des d’on es pogués exposar el programa i les estratègies que el món econòmic català reclamava amb insistència des del començament del segle” (Costa, 2002, p. 261).
L’any 1911, Francesc Carreras Candi, vicepresident de la SGCB, va proposarne l’organització conjunta a la RSG, que va acceptar la proposta. Però diversos problemes –manca de coordinació entre els membres de la comissió conjunta que es va crear; divergències sobre el finançament, ja que la SGCB considerava que devia anar a càrrec del Govern espanyol, mentre que la RSG opinava que el sector privat devia assumir una gran part de les despeses; intromissió d’altres entitats, com el Comité de Defensa Agrícola de Fernando Poo– provocaren el seu ajornament (Rodríguez, 1996).
Aquesta circumstància provocà que les dates previstes finalment s’apropessin a les del Congreso Geográfico Hispano-Americano que la RSG s’havia compromès a organitzar anteriorment. Aquesta entitat considerà inviable treballar amb dues iniciatives alhora i refusà continuar amb el projecte (Real Sociedad Geográfica, 1913). Per aquesta raó, la SGCB va decidir dur-lo a terme en solitari.10
Aquests fets van motivar que El Noticiero Universal, La Veu de Catalunya i La Cruz de Tarragona publicaren la notícia que ambdues societats havien trencat
10. Veure Actas. Segundo Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil (AH-CCB: Sèrie 3, vol. 2001).
168 Treballs de la SCG, 70, 2010
relacions perquè la RSG no volia admetre l’ús català al Congrés. La comissió organitzadora de la SGCB va desmentir la notícia aclarint que la corporació de Madrid havia pres la iniciativa d’acceptar “totes les llengües espanyoles, entenent-se sempre com a tal el Català”.11 Malgrat tot, la decisió de la RSG va provocar malestar al si de la SGCB i Francesc d’A. Mas lamentà que no s’hagués comunicat abans la resolució i comentà que sospitava que hi havia “un element contrari” de la madrilenya a la celebració del Congrés a Barcelona. Però el desacord no provocà la ruptura entre ambdues entitats: Ricardo Beltrán y Rózpide, Joaquín García de la Llave i Eloy Bullón Fernández participaren al Congrés en representació de la RSG; Marcelo de Azcárraga, president de la RSG, fou membre del Comitè d’Honor; el 1914 la RSG delegà en Francesc d’A. Mas la representació als actes del 150è aniversari de la Reial Acadèmia d’Arts i Ciències de Barcelona; i el 1919 Rossend Serra i Lluís Marià Vidal, en nom de la SGCB, van contribuir amb més de 150 fitxes de termes en català per a un diccionari de veus geogràfiques que preparava la corporació de Madrid.12
El Congrés es va desenvolupar entre el 10 i el 15 de novembre de 1913, als locals de la Cambra de Comerç i Navegació de Barcelona. Hi participaren 546 congressistes, entre els quals es trobaven 67 estrangers provinents d’Alemanya, Anglaterra, Bolívia, Cuba, Filipines, França –inclosos els del Protectorat francès al Marroc i d’Algèria–, Itàlia i Portugal. També hi havia congressistes de 20 províncies espanyoles: Alacant, Àlaba, Astúries, Badajoz, Balears, Barcelona, Cadis, Girona, Huelva, Las Palmas, Madrid, Múrcia, Osca, Terol, Saragossa, Sevilla, Tarragona, Tenerife, València i Valladolid. Els de Catalunya procedien, concretament, de 15 localitats: Barcelona, Begur, Figueres, Girona, Llagostera, Manresa, Palafrugell, Palamós, Reus, Sabadell, Sant Feliu de Guíxols, Terrassa, Tortosa, Tossa de Mar i Vilassar de Mar.13
Entre les 106 corporacions, empreses i societats –15 d’elles estrangeres– representades, cal destacar-ne Tramvies de Barcelona, la Trasatlàntica, la Cambra de Comerç i Navegació de Barcelona, la Cambra d’Indústria de Barcelona, Foment del Treball Nacional, el Círculo de la Unión Mercantil, La Maquinista Terrestre y Marítima, La España Industrial, Güell y Cª, l’Institut Agrícola Català de Sant Isidre, l’Ajuntament i la Diputació Provincial de Barcelona, el Cercle del Liceu, el Centre Excursionista de Catalunya, l’Ateneu Barcelonès, la Reial Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona, o l’Institut d’Estudis Catalans; la presència dels
11. Les Bases del Congrés van determinar que els treballs podrien presentar-se en qualsevol llengua de l’Estat espanyol, però incloent-hi sempre una traducció en castellà.
12. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Administració, 1910-1913...
13. Per a totes aquestes informacions, i totes les referides al Congrés, vegeu: Segundo Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil. Congresistas protectores (AH-CCB: Sèrie 6, vol. 2.240); Segundo Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil. Congresistas corporativos (AH-CCB: Sèrie 6, vol. 2238); Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona (1913b, 1913c); AH-CCB: 6- Societat Econòmica. II Congrés de Geografia Colonial i Mercantil. 1913. Ponències Seccions Econòmica i Colonial. Llistes Personalitats i Entitats; AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. II Congrés de Geografia Colonial i Mercantil. 1912-1913. Programa General...; AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. II Congrés de Geografia Colonial i Mercantil. 1912-1913. Síntesis Seccions...; i Julià (1915).
quals posa de manifest l’interès pel Congrés no només dels sectors econòmics de Catalunya, sinó també de les institucions i del món de la ciència i la cultura. A més, també van assistir-hi representants de les societats geogràfiques de París, Roma, Lisboa, Marsella, Rouen, Montpeller i La Paz, a més de la RSG.
Una altra bona mostra de l’èxit de l’esdeveniment va ser la composició del seu Comitè d’Honor: el president del Consell de ministres, els ministres de Foment, Instrucció Pública i Estat, l’alcalde de la ciutat, el president de la Diputació provincial, el rector de la Universitat de Barcelona, i els presidents de la RSG, Foment del Treball Nacional i la Cambra de Comerç i Navegació de Barcelona. El Congrés es va organitzar en tres seccions, subdividides en diversos apartats: científica –Ensenyament, Normes i Nomenclatura, Geografia física i biològica, i Geografia històrica–, a la qual es van presentar 21 ponències i comunicacions; econòmica –Geografia de la Producció, Geografia del Comerç (Transports terrestres i marítims) i Geografia de l’Emigració–, amb altres 21 aportacions; i colonial –Territoris d’ocupació d’Àfrica del Nord, Possessions de l’Àfrica occidental i Colònies lliures–, amb 12 aportacions. La importància que els organitzadors van atorgar a la Secció científica queda demostrat pel fet que les seves sessions es van desenvolupar al Gran Saló d’Actes de la Cambra.
A les sessions es va insistir en la importància de la geografia i la deficient situació que el seu ensenyament presentava a Espanya, i es van subratllar les virtualitats de la geografia econòmica i comercial, la necessitat de l’estudi de les condicions naturals per efectuar una colonització adequada, la posició d’Espanya en las vies internacionals, l’organització administrativa de las colònies, o l’important paper que podien desenvolupar els missioners i els sefardites en la expansió colonial espanyola.
Entre les ponències i comunicacions presentades a la Secció científica es poden destacar: “La enseñanza de la Geografía en las escuelas elementales”, de la pedagoga Maria Baldó i Massanet, única dona ponent al Congrés; “Estado actual de la ciencia magnética”, del cap de la Secció magnètica de l’Observatori de l’Ebre, pare Joan Ortega; “Descripció geogràfica de la Grècia catalana (segle xiv)”, del president de l’Institut d’Estudis Catalans, Antoni Rubió i Lluch; “Antigüedad de la industria y del comercio revelada por la prehistoria”, de Lluís Marià Vidal; “La geografía histórica en algunos aspectos del desenvolvimiento mercantil”, d’Eduardo Pérez Agudo; “Geografía social Hispano Americana”, del senador i degà del Col·legi de Doctors i Llicenciats, Luis Palomo y Ruiz; “El factor geográfico en la vida de los pueblos”, d’Emili Huguet del Villar; “La Geografía Humana”, de Rossend Serra i Pagès; “La geografia lingüística. El seu estat en les regions de llengua catalana”, de mossèn Antoni Griera, que seria membre adjunt de la Secció filològica de l’Institut d’Estudis Catalans; “Morfología geográfica española”, de l’advocat i geògraf Alfred Gummà i Martí; “Buques escuelas y buques factorías comerciales”, de Josep Ricart; “Los cursos internacionales de expansión comercial como medios de enseñanza de la geografía mercantil”, del primer secretari de la Societat d’Estudis Econòmics de Barcelona, Ramon
170 Treballs de la SCG, 70, 2010
Rucabado i Comerma; “La enseñanza de la Geografía económica”, de Ricardo Beltrán y Rózpide; “Importancia de la geografía y lamentabilísima forma y grave deficiencia de su enseñanza en España”, del catedràtic de geografia i història de l’Institut d’Alacant, Emilio Senante Laudes; i “Historiografía del comercio de España desde principios del siglo xiv hasta finales del xviii en Levante”, de l’explorador Juan Víctor Abargues de Sostén.
A la Secció econòmica es van presentar, entre d’altres: “Clasificación de la empresa agrícola desde el punto de vista geográfico”, de l’advocat, economista i diputat José de Zulueta y Gomis; “Medios de que se valen los pueblos modernos para empujar la exportación”, de Frederic Rahola; “Posibilidades de aumentar nuestra exportación al Extremo Oriente”, del catedràtic d’economia política de la Universitat de Saragossa, Jaime Algarra Postius; “Exploradores comerciales”, del professor mercantil Amadeo Maurel y Miró; “La Marina mercante española”, de Joan Garriga i Massó; “El fomento de los barcos de vela como necesidad comercial”, de Francesc Carreras Candi; i “Corrientes migratorias naturales y su aprovechamiento”, de l’inspector d’Emigració del port de Barcelona i, posteriorment, director de l’Escola de Nàutica, Ramón Bullón Fernández.
Per últim, a la Secció colonial es llegiren, entre d’altres: “Trabajos topográficos en el territorio de Melilla”, de Josep de Rivera; “La Guinea española continental. Su riqueza y medios de acrecentar ésta en beneficio de España”, del negociant Carlos Soujol; “Medios de lograr el desenvolvimiento agrícola de la Guinea española”, d’Emilio Gómez Flores, que seria enginyer cap del Servicio Agronómico de Las Palmas; “Els missioners considerats com informadors comercials”, del futur president de l’Institut d’Orientació de les Qüestions Socials, Marià Vendrell i Sala; i “Nuevas orientaciones que deben tomar los exploradores. Lo que debe practicarse en nuestras colonias”, de l’enginyer industrial Guillermo J. de Guillén García.
Figura 3. Portades del Programa general i del seu Suplemento, del II Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil
Al llarg del Congrés es van organitzar nombroses activitats complementàries: una exposició cartogràfica del segles xiv al xvi, conferències plenàries, diverses visites i actes socials i, en finalitzar, tres excursions. També es va publicar un diari del Congrés, redactat pel periodista Ernest Bach, on es resumien les intervencions de cada dia i notícies referides a les diferents activitats.
A l’exposició cartogràfica es van mostrar documents, reproduccions i reproduccions fotogràfiques de portulans, mapes i plànols relatius al descobriment d’Amèrica, mapamundis i cartes nàutiques, entre d’altres de temàtica diversa; procedents de donacions o que la pròpia SGCB havia sol·licitat a la Bibliothèque Nationale de París i a l’Archivio di Stato de Florència. Entre les conferències plenàries, cal esmentar les impartides per Josep Puig i Cadafalch, “Ampurias”, i Rossend Serra i Pagés, “La cartografía catalana en los siglos xiv al xvi”. Els congressistes també van ser invitats a visitar La Maquinista Terrestre y Marítima, La España Industrial, les obres del port de Barcelona i diverses indústries de Sabadell.
Figura 4. Reproducció fotogràfica del portolà de Guillem Soler, de 1385, que es conserva a l’Archivio di Stato de Florència
L’esdeveniment va tenir una considerable presència als diaris de Barcelona i en altres àmbits de la ciutat. Els participants van ser objecte d’una vetllada d’honor a l’Ajuntament, van poder visitar el Parc Güell i “La Granja Vieja” d’Horta, assistir a una “festa musical catalana” al Palau Municipal de Belles Arts –amb la Banda Municipal, l’Orfeó Gracienc i l’Esbart Folklore de Catalunya– i, l’últim dia, a un sopar a la “Maison Dorée” i una funció de gala
172 Treballs de la SCG, 70, 2010 José Luis Villanova
al teatre Romea. A més, els organitzadors els van aconseguir accés lliure a l’Ateneu Barcelonès i al Laberint d’Horta, i descomptes als tramvies de la ciutat i als ferrocarrils.
Aquests fets demostren que el comitè organitzador va treballar intensament en la preparació del Congrés, que també va disposar de sobres impresos i paper timbrat per a la correspondència, on es va recollir una imatge de l’Atlas Català del segle xiv molt similar al segell de correus que es va elaborar amb motiu del Congrés. Aquest segell recull un dibuix i un petit text al·lusius a la sortida, el 10 d’agost de 1346, del mallorquí Jaume Ferrer cap al Riu de l’Or: “Partich l’uxer [el vaixell] d’en Jacme Feré per anar al Riu del Or al gorn de Sen Lorens, qu’és a x de agost y fo en l’any mcccxlvi”.
Per últim, en cloure les sessions, els congressistes van poder prendre part en excursions a Montserrat, Girona i Empúries, i Palma de Mallorca, organitzades per César A. Torres, Josep Galvany i Gabriel Boada, membres del Centre Excursionista de Catalunya. Durant la preparació del Congrés també es va estudiar la possibilitat d’efectuar una excursió amb vaixell pel litoral marroquí, però es va abandonar el projecte a causa de la inestabilitat provocada pel conflicte que assolava la zona del Protectorat espanyol i l’elevat pressupost.
Una vegada finalitzat el Congrés, es van redactar la síntesi dels assumptes tractats i diverses propostes que la SGCB va trametre al president del Consell de Ministres i els ministeris de Foment, Estat i Guerra (Julià, 1915). Entre les propostes, la Societat reclamava un important impuls a l’ensenyament de la geografia, la promoció de l’acció comercial exterior, reformes administratives al Protectorat espanyol al Marroc i les possessions a l’Àfrica, o el foment de la marina mercant.14 En definitiva, el Congrés va intentar que el govern espanyol
14. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. II Congrés de Geografia Colonial i Mercantil. 1912-1913. Síntesis Seccions...
Figura 5. Segell del II Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantilestablís un programa de mesures necessàries per a que Espanya tingués una més gran presència exterior (Costa, 2002).
Malgrat l’aparent èxit, el Congrés va tenir poques repercussions. El fracàs es pogué deure a l’esclat de la I Guerra Mundial i a l’interès de les elits militars i polítiques espanyoles de desenvolupar una política de caràcter eminentment militar al Marroc (Costa, 2002), que contrastava radicalment amb les propostes redactades. Així mateix, les institucions tampoc van ser gaire receptives i, malgrat el reconeixement com a entitat “de Utilidad Pública” per reial ordre de 10-8-1914, els ministeris d’Instrucció Pública i d’Estat, i l’Ajuntament de Barcelona van denegar reiteradament les sol·licituds de subvenció per editar les actes del Congrés que la SGCB els va presentar entre 1914 i 1918; en la major part de les ocasions, sota el pretext de manca de pressupostos.15
4.4. La lenta decadència després del Congrés
Després del Congrés, i malgrat que la Societat es va mantenir relativament activa fins a l’inici de la dècada de 1920, els seu vigor disminuí gradualment a conseqüència de la seva incapacitat per implicar decididament els grups i sectors econòmics i els poders de l’Estat, i les greus dificultats econòmiques que va patir.
En aquella fase, la SGCB edità fulls informatius amb dades de producció i exportació,16 organitzà dos cicles de conferències als locals de Foment del Treball Nacional durant el cursos 1915-1916 i 1916-1917 (Torres, 1917 i 1918), i continuà amb les classes de geografia econòmica, però el nombre d’alumnes era força reduït –el curs 1917-1918 només s’inscriviren vuit alumnes, dels quals cinc disposaven de matrícula gratuïta–,17 malgrat que cadascuna de les entitats protectores que formaven part de la Societat tenien dret a inscriure gratuïtament tres alumnes, com indicava l’article 35 dels estatuts (SGCB, 1913). Els esforços per incrementar l’assistència donaren pocs resultats i, l’any 1920, la Societat decidí suspendre el curs en matricular-s’hi menys de sis alumnes.18 La SGCB també va realitzar diverses gestions davant les instàncies oficials per impulsar el comerç exterior i l’ensenyament de la geografia i del comerç. En 1915 va felicitar el Ministeri d’Instrucció Pública –i envià còpia del text a institucions polítiques de Barcelona, a societats científiques, econòmiques i polítiques d’aquesta ciutat, i a la RSG– per la reorganització dels estudis de les escoles de Comerç, on s’havia inclòs com
15. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Estudis i temes diversos. Administració 1914-1923. Còpies instàncies a entitats..., i 6. Societat Geogràfica. Registre de correspondència. 1913-1918.
16. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Seccions i Comissions. Comissió Museus. Turquia i Balcans. Centre Comerç Exterior...
17. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Administració, 1910-13. Comptabilitat 1914-1921. Conferències Temes Marítims. Assumptes diversos... 18. Ibídem.
174 Treballs de la SCG, 70, 2010
Luis Villanova a assignatura la Geografia humana. Però també criticava que l’escola de Barcelona no resultés equiparada amb la de Madrid, ja que havia quedat en inferioritat. Com el Ministeri no va prendre cap decisió, la SGCB va reiterar la crítica l’any següent.19
L’activitat més destacada d’aquells anys va ser probablement l’organització del “Ciclo de conferencias sobre asuntos marítimos” que es va celebrar, entre el 20 de desembre de 1917 i el 15 de juny de 1918, a la Cambra de Comerç. Al llarg de 17 conferències es tractaren “totes les qüestions d’interès vital pertanyent a la mar, amb referència a l’exportació, tant des del punt de vista industrial com mercantil, i el especial de tècnica marítima” (Real Sociedad Geográfica, 1918, p. 110). La Societat l’organitzà davant el desequilibri a l’economia mundial provocat per l’important increment dels nòlits a conseqüència de la Gran Guerra. Aquesta circumstància va atreure grans capitals als negocis marítims i la SGCB considerà oportú “fer despertar afecció a l’estudi de la mar en tots els seus aspectes i reunir i conèixer el nombre més gran possible dels que es dediquen a tals estudis, per constituir un nucli que pogués ser la base ferma de noves empreses i treballs” (Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona, 1920, p. 6). Entre els conferenciants, a més de militars de l’Armada i marins mercants, es trobaven: Odón de Buen, director de l’Institut Espanyol d’Oceanografía; Francesc Condeminas i Mascaró, vicedirector de l’Escola de Nàutica; Rossend Serra i Pagès; Fèlix Escalas, vicesecretari de la Cambra de Comerç i Navegació; Joan Maluquer i Nicolau, secretari general de la Junta de Ciències Naturals de Barcelona; Alfredo Saralegui, de la Secció de Pesca Marítima de la Direcció General de Navegació i Pesca Marítima; o Mariano Viada, president de l’Associació de Periodistes de Barcelona.
Finalitzat el cicle, les gestions realitzades davant naviliers, consignataris i institucions van permetre l’edició de les conferències. La Compañía Trasatlántica va proporcionar 500 pessetes i la Trasmediterránea altres 1.000.20
Les escasses activitats que la Societat va organitzar aquells anys van ser conseqüència dels problemes econòmics que va patir, com a conseqüència dels descens del nombre de socis i la manca d’ajuts de les institucions. Una bona mostra d’aquests problemes és el requeriment que la Comissió de govern interior de Foment del Treball Nacional li va dirigir, al novembre de 1916, reclamant els cinc trimestres que devia pel pagament del lloguer del local que ocupava a la seva seu. Inicialment, Foment li havia cedit el local, però a partir de 1913 la SGCB li pagava un lloguer, en haver ampliat la seva seu;21 probablement per necessitats derivades dels treballs preparatoris del Congrés.
19. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Registre de Correspondència. 1913-1918.
20. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Administració, 1910-13. Comptabilitat 1914-1921. Conferències Temes Marítims. Assumptes diversos... Vegeu Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona, 1920.
21. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Registre de Correspondència. 1913-1918.
4.5. La desaparició
Des de 1920, la Societat va quedar pràcticament inactiva, i en febrer de 1925 es va convocar una junta general extraordinària per reformar els estatuts i plantejar noves activitats per revitalitzar-la. Però a la sessió només van assistir nou socis i les propostes no van arribar a materialitzar-se. Finalment, la SGCB va acordar la seva dissolució en una junta general celebrada el 23 de gener de 1927. A la reunió van participar 11 membres: l’enginyer naval i pèrit inspector de vaixell de la British Corporation, Joan Soldevila Cantó –que era el president accidental de la Societat des de la mort de Francesc d’A. Mas en 1925–, Fidenci Kirchner i Catalan, Rossend Serra, Josep Valls i Jordana, Josep Maria Carnet, Sebastià Fusté, Jaume Rovira, Ricard Carbonell, Josep Bougeois i Julià, i delegats de La Maquinista Terrestre y Marítima y la Trasatlántica. Els assistents acordaren, per unanimitat, dissoldre la Societat “per trobar-se impossibilitada per aconseguir els fins que perseguia des de la seva constitució, a causa de l’escassetat dels seus recursos econòmics”, i donar els seus fons bibliogràfic i cartogràfic i el seu arxiu a la Cambra de Comerç i Navegació de Barcelona, “per ser l’Entitat, els fins de la qual s’assimilen més als perseguits per la nostra extingida societat”, i “com a mostra de gratitud pel seu recolzament moral i material que tot el temps li ha prestat”. Des de 1925, la SGCB havia traslladat la seva seu als locals de la Cambra davant la demanda de desnonament presentada per Foment perquè desallotgés l’espai que ocupava, tot argumentant que tenia necessitat per a les seves pròpies activitats.22
Entre les causes de la seva desaparició, a més de la manca de recursos econòmics –l’argument utilitzat a la sessió on es decidí la seva dissolució–, es poden apuntar també: la dificultat per implicar els industrials, financers i homes de negocis catalans –ja fos per desconfiança de les possibilitats dels mercats africans, o per l’actitud d’aquells que “eren incapaços de compondre i entendre el futur fora dels límits del següent balanç” (Galí, 1986, p. 288)–, l’escassa sensibilitat dels governs per les seves propostes, i la situació del Protectorat espanyol al Marroc. No es pot oblidar que l’existència de la Societat coincidí amb els períodes més conflictius de la presència colonial espanyola en aquell país.
De totes maneres, si bé és cert que la SGCB es caracteritza especialment per la seva defensa d’una geografia de caràcter utilitarista, també cal recordar que va esforçar-se per impulsar l’ensenyament de la geografia, i que organitzà activitats i elaborà treballs relacionats amb aquesta disciplina, en el sentit més ampli del terme.
22. AH-CCB: 6- Societat Geogràfica. Estudis i temes diversos. Comissió Museus..., i 6- Societat Geogràfica. Seccions i Comissions. Comissió Museus...
176 Treballs de la SCG, 70, 2010 José Luis Villanova
Bibliografia
Balfour, Sebastian (1997). El fin del Imperio español (1898-1923). Barcelona: Crítica. Boada y Romeu, José (1897). “Junta General celebrada el 20 de mayo de 1897”. Boletín de la Sociedad Geográfica de Barcelona [Barcelona], núm. 4, p. 85-99.
Capel, Horacio (1981). Filosofía y ciencia en la Geografía contemporánea. Una introducción a la Geografía. Barcelona: Barcanova.
Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil. Celebrado en Madrid en los días, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12 de noviembre de 1883). Actas (1884). Madrid: Impr. de Fortanet, 2 vol.
Costa Ruibal, Òscar (1995). “Catalanisme i africanisme durant el moviment de la Solidaritat Catalana. La creació de la Societat de Geografia Comercial”. El Contemporani. Revista d’història [Barcelona], núm. 6/7, p. 40-46.
– (2002). L’imaginari imperial. El noucentisme català i la política internacional. Barcelona: Institut Cambó - Editorial Alpha.
Ferreiro, Martín (1884). “Memoria sobre el progreso de los trabajos geográficos, leída en la Junta general de 6 de mayo de 1884”. Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid [Madrid], núm. XVI, p. 306-358.
Fomento del Trabajo Nacional (1907). “Instituto Catalán de Geografía Comercial. Circular”. El Trabajo Nacional [Barcelona], núm. 393, p. 548-550.
Galera i Monegal, Montserrat (1975). “Bibliografia de Pau Vila”. En: Miscel·lània Pau Vila. Biografia, Bibliografia, Treballs d’homentage. Granollers: Montblanc-Martín, p. 65-86.
Galí, Alexandre (1986). Història de les institucions i del moviment cultural a Catalunya. 19001936. Barcelona: Fundació Alexandre Galí, vol. XVI, p. 282-288.
García Figueras, Tomás (1966). La acción africana de España en torno al 98 (1860-1912). Madrid: Instituto de Estudios Africanos y Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2 vol.
Julià, Raimundo (1915). “Memoria del señor Vocal-Secretario”. En: Pérez Agudo, Eduardo. La situación geográfica y la guerra. Barcelona: Altés y Alabart, p. 3-12.
Kirchner, Fidencio (1911). “Memoria del Secretario”. En: Carreras Candi, Francisco. Nuestra exportación a Oriente. Barcelona: Altés y Alabart, p. 3-7.
– (1912). “Memoria del Secretario”. En: Mas, Francisco de Asís. Ensayo histórico sobre la Metalurgia del hierro y de la Siderurgia. Barcelona: Altés y Alabart, p. 3-6.
Lejeune, Dominique (1993). Les Sociétés de Géographie en France et l’expansion coloniale au XIX siècle. Paris: Albin Michel.
López García, Bernabé (1973). “‘España en África’: Génesis y significación de la decana de la prensa africanista del siglo XIX”. Almenara [Madrid] 4, p. 33-55.
Morales Lezcano, Víctor (1976). El colonialismo hispanofrancés en Marruecos (1898-1927)
Madrid: Siglo XXI.
Nadal i Piqué, Francesc (1991). “El pensament geogràfic a la Catalunya contemporània fins els anys quaranta”. En: Societat Catalana de Geografia [ed.]. Primer Congrés Català de Geografia. Barcelona: Institut d’Estudis Catalans, vol. 2, p. 5-20.
– (2004). “La Sociedad Catalana de Geografía”. En: Garcia Ramon, Maria Dolors et al. [ed.]. La Geografía española ante los retos de la sociedad actual. Aportación española al XXX Congreso de la Unión Geográfica Internacional. Glasgow 2004. Madrid: Comité Español de la Unión Geogràfica Internacional, p. 261-275.
Nogué, Joan; Villanova, José Luis (1999). “Las sociedades geográficas y otras asociaciones en la acción colonial española en Marruecos”. En: Nogué, Joan; Villanova, José Luis [ed.].
La Societat de Geografia Comercial de Barcelona (1909-1927) 177
España en Marruecos (1912-1956). Discursos geográficos e intervención territorial. Lleida: Milenio, p. 183-224.
Real Sociedad Geográfica (1913). “Actas de las Sesiones celebradas por la Sociedad y por su Junta Directiva”. Revista de Geografía Colonial y Mercantil [Madrid], núm. X, p. 103120.
– (1918). “Actas de las Sesiones celebradas por la Sociedad y por su Junta Directiva”. Revista de Geografía Colonial y Mercantil [Madrid], núm. XV, p. 110.
Ricart y Giralt, José (1896). “La Sociedad Geográfica de Barcelona”. Boletín de la Sociedad Geográfica de Barcelona [Barcelona], núm. 1, p. 4-11.
Ricart y Giralt, José; Gummà, Miguel (1896). “Sociedad Geográfica de Barcelona”. Boletín de la Sociedad Geográfica de Barcelona [Barcelona], núm. 1, p. 1-2.
Rodríguez Esteban, José Antonio (1996). Geografía y colonialismo. La Sociedad Geográfica de Madrid (1876-1936). Cantoblanco (Madrid): Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid.
Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona (1909). Estatutos de la Societat de Geografia Comercial de Barcelona. s. l. [Barcelona]: s. e. – (1912) La cuestión de Marruecos. Estudios y conferencias sobre este importante tema, promovidas por la Sociedad de Geografía Comercial y debidos a distinguidos africanistas: Excmo. Sr. José Ricart Giralt, Iltre. D. Juan Garriga y Massó, Sr. D. Manuel Ferrer, Sr. Gustavo Peyra y Excmo. Sr. D. José Boada Romeu, Barcelona: Imprenta de Francisco Altés. – (1913a). Estatutos y Reglamento interior, Barcelona: R. Tobella, impresor.
– [1913b]. Programa General del Segundo Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil, Barcelona: R. Tobella, impresor. – [1913c]. Suplemento del Programa General..., Barcelona: Imp. Bayer Hnos. y Cª. Sociedad de Geografía Comercial [de Barcelona] (1920). Ciclo de Conferencias sobre Asuntos Marítimos. Barcelona: Imprenta Joaquín Horta. Sociedad Geográfica de Madrid (1884). “Miscelánea. Sociedad de Geografía Comercial y Sociedad de Africanistas”. Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid [Madrid], núm. XVI, p. 124-125.
Torres Ullastres, Lluís (1917). “Memoria del señor Vocal-Secretario”. En: Soldevila Cantó, Juan. Pro cultura marítima. Barcelona: Joaquín Horte, impresor, p. 3-11. – (1918). “Memoria del señor Vocal-Secretario”. En: Rivera, José de. Trabajos geodésicos recientes y progresos en los instrumentos y métodos de la Geodesia. Barcelona: R. Tobella, impresor, p. 3-8.
Villanova, José Luis (2008a). “La actividad africanista de la Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona(1909-1927). Revista de Geografia [Barcelona], núm. 5, p. 69-91. – (2008b). “Les societats geogràfiques de Catalunya i els viatges al continent africà”. En: Garcia Ramon, Maria Dolors; Nogué, Joan; Zusman, Perla [ed.]. Una mirada catalana a l’Àfrica. Viatgers i viatgeres dels segles XIX i XX (1859-1936). Lleida: Pagès editors, p. 53-81.
NOtEs i DOcUMENtaciÓ
El plànol topogràfic del regadiu i ciutat de Manresa, de Marià Potó (1867)
Meritxell Gisbert i Traveria Geògrafa meritxell.gisbert@gmail.com
Resum
La Sèquia de Manresa (s. xiv) va permetre a aquesta ciutat establir una zona de regadiu, representada al Plano topográfico y de regadío de la ciudad de Manresa, traçat el 1867 per Marià Potó.
Paraules clau: sèquia, amidament, regadiu, fàbriques
Resumen: El Plano topográfico y de regadío de la ciudad de Manresa, de Marià Potó (1867)
La acequia o canal de Manresa (s. xiv) permitió a esta ciudad establecer una zona de regadío, representada en el Plano topográfico y de regadío de la ciudad de Manresa, trazado por Marià Potó en 1867.
Palabras clave: acequia, medición, regadío, fábricas
Abstract: The topographic map of the system of irrigation of Manresa by Marià Potó (1867)
The irrigation ditch of Manresa or Sèquia (s. xiv) allowed to this city to have an area of irrigation; it was surveyed in a topographical map (Plano topográfico y de regadío de la ciudad de Manresa), by the mapmaker Marià Potó in 1867.
Key words: irrigation ditch, measurement, irrigated land, factories
Introducció
La Sèquia de Manresa és una de las principals obres de canalització i regadiu de Catalunya. Durant els més de sis segles d’existència les obres de construcció, reparació i expansió, així com les tasques d’organització i gestió han anat generant una variada i valuosa documentació històrica, entre la qual destaca un important fons cartogràfic. Una part d’aquesta documentació ha estat analitzada en una sèrie estudis de caire històric, econòmic i paisatgístic (Casas, 2004). Malauradament, no succeeix el mateix pel que fa referència a la documentació cartogràfica, que en el millor dels casos ha estat esmentada o reproduïda, de forma molt parcial, per tal d’il·lustrar diverses publicacions (Oliveras, 1986).
El present treball té com a objectiu principal analitzar el Plano de regadío y de la ciudad Manresa, que va realitzar el mestre d’obres Marià Potó el 31 de gener del 18671. Aquest article s’insereix dins d’una línia de recerca més àmplia sobre la cartografia parcel·lària dels aprofitaments hídrics realitzada a Catalunya durant els segles xviii i xix. Es tracta d’un tipus de cartografia molt comuna aleshores a l’Europa occidental, on algun país com Holanda ja en disposava d’un abundant nombre des del segle xvii (Kain, Baigent, 1992, p. 15). La situació de Catalunya era força diferent, de manera que els primers exemples cal cercar-los a finals del segle xviii amb documents tant interessants com el Plano Ignographico que figura el ambíto del Estanque de Castellon, según su actual estado, y el que tenía el de Rosas..., aixecat el 1763 a escala 1:1.555 pel geòmetra Josep Ribas (Ribas, 2001, p.70).
Serà, però, a partir de la dècada de 1830, quan, arran de la liberalització d’un bé escàs, l’aigua, fins aleshores sota control de les autoritats de l’Antic Règim, i amb l’extensió de la xarxa de regadiu per a usos agraris, industrials i de consum, quan s’assistirà a una autèntica eclosió d’aquest tipus de cartografia. Els plànols parcel·laris aixecats l’any 1836 per l’agrimensor Tomàs Soler i Ferrer del Rec Comtal i, entre 1838 i 1852, amb l’ajut del seu fill Joan Soler i Mestres del Canal de la Infanta constitueixen obres reeixides d’aquest tipus de cartografia (Nadal, Urteaga, Muro, 2006). Una cartografia que, tal com es posa de relleu en aquest treball, no es limità únicament a l’àrea de Barcelona, sinó que afectà el conjunt de Catalunya.
S’ha dividit aquest treball en sis apartats. En el primer es realitza una contextualització geogràfica de la Sèquia (longitud, profunditat, desnivell, situació geogràfica). En el segon, s’exposa una breu història d’aquest canal. En el tercer, es presentarà la informació, principalment cartogràfica, que serà objecte d’estudi. En el quart, s’aborden els motius pels quals es va aixecar l’esmentat plànol, tot i haver-n’hi ja un de parcel·lari del municipi de Manresa, aixecat
1. Tota la documentació relativa a la Sèquia de Manresa ha estat consultada al Centre de Documentació i Arxiu Històric de Can Font. Vull agrair molt especialment l’ajut rebut d’Eva Xaver i Alba Bellido, arxiveres d’aquest arxiu, per la facilitació de tota la documentació necessària.
pocs anys abans (1853). El cinquè apartat estarà dedicat a analitzar, de forma breu, la formació i l’obra del seu autor: el mestre d’obres Marià Potó. El treball s’acabarà amb un apartat de conclusions i un apèndix amb el catàleg de la documentació cartogràfica estudiada.
Marc geogràfic i introducció històrica
La Sèquia de Manresa té un recorregut total de 26,7 quilòmetres amb 10 metres de desnivell total. El seu curs comença al municipi de Balsareny (concretament al castell d’aquest municipi), situat al nord de la comarca del Bages a 300 metres d’altitud. En aquest punt s’agafa l’aigua del riu Llobregat i a través d’un canal estret i poc profund, es fa passar l’aigua pels municipis de Sallent, Sant Fruitós de Bages, Santpedor i, finalment, pel de Manresa, on acaba el seu recorregut a la zona coneguda actualment com a Parc de l’Agulla. L’aigua dipositada en aquest punt, es distribueix pel terme municipal de Manresa mitjançant diversos ramals. Cal destacar, però, que els habitants de Manresa no disposen de tota l’aigua que volen del riu Llobregat, sinó que se’ls va concedir un límit de 1000 l/s. Aquesta limitació ha dut al llarg dels anys, com s’explicarà posteriorment, un seguit de conflictes pel control i ús d’aquesta.
La ciutat de Manresa, es va veure afectada per una gran sequera durant l’any 1336, que es va agreujar a l’inici del següent. A més, l’aigua del riu Cardener, que és el que passa per Manresa i havia de regar els camps, tenia uns nivells molt elevats de salinitat, fet que malmetia les collites regades amb la seva aigua. Davant d’aquesta situació, els consellers de la ciutat, van decidir, que la solució al problema de la sequera podria ser que tots els ciutadans peregrinessin al santuari de Nostra Senyora de Montserrat. La peregrinació es va dur a terme tres dies després, però el resultat va ser nul, de manera que, tal com ho expressa l’historiador Joaquim Sarret: “Les terres continuaven seques, els camps sense cultivar, els arbres fruiters ressecs per ardor del sol, els ceps no donaven raïms...i molts ciutadans van haver d’abandonar la seva pàtria i hisenda buscant refugi a altres poblacions” (Sarret, 1987, p.14). L’esmentat text deixa ben clar que la peregrinació no va suposar cap millora i que la situació era la definida anteriorment, és a dir, deplorable.
Amb l’elecció dels nous consellers, el dia 1 d’abril, com cada any, es modificaren les mesures a seguir. Alguns dels nous consellers, veient que la situació ja era extrema, perquè gairebé no es podien aprofitar les collites més bones, van proposar desviar aigües del riu Llobregat cap a Manresa a través d’un canal, la qual cosa permetria compensar la manca d’aigua que patia la ciutat.
Tenint el projecte en ment, els síndics van buscar mestres en l’art d’anivellar (enginyers), per tal què fessin un estudi del terreny per on calia derivar l’aigua del Llobregat. Al mateix temps, el 29 de maig de 1339, alguns síndics van anar
a Barcelona per tal de presentar el projecte que volien dur a terme. Aquesta mateixa tasca es va fer també quan l’infant Jaume i el bisbe de Vic, vers el juny del 1339, van visitar la ciutat de Manresa. Pocs mesos després, l’agost del 1339, el van presentar al rei Pere III, perquè en donés llicència i diners per tal de durlo a terme. Finalment, el 23 d’agost del 1339, el rei va concedir el privilegi de construcció, juntament amb una reducció dels impostos (Gasol, 1971, p. 28).
La municipalitat de Manresa, amb el privilegi del Rei en mà i amb la possessió de diners per tirar-lo endavant, va escollir, d’entre els mestres d’obra actius a l’època, a Guillem Catà com a màxim responsable (mestre major).
La construcció de la Sèquia no va ser fàcil, ja que al llarg del seu desenvolupament van anar sorgint desavinences sobretot amb el bisbe de Vic, i en un cas, també amb els habitants de Santpedor. Per exemple, tant els uns com els altres no volien pagar els impostos que els tocava si ells no podien tenir accés a l’aigua. A més, el bisbe no volia que cap tram del recorregut passés per les seves terres. El resultat d’això, va provocar petites modificacions en el recorregut i en els contractes o, en el pitjor dels casos, llargues aturades en les obres. Cal destacar, que la paralització de les obres en alguns casos van respondre, també, a l’aparició de l’epidèmia de la pesta, on van morir molts habitants, o la implicació dels manresans en guerres.
Amb tot això, el 1376 encara s’havien d’enllestir els ramals de la Sèquia que distribuïen l’aigua pel regadiu, però un any després es va aconseguir que l’aigua arribés al peu de la muralla, el 1378 ja corria per gran part del terme municipal de Manresa, i finalment, el 1383, entrava a la ciutat de Manresa i es donava per acabada la Sèquia, 47 anys després d’iniciar la seva construcció.
El Plano topográfico y de
regadío i la documentació annexa
Tot seguit passem a descriure, tant des de la vessant cartogràfica com geogràfica, els plànols parcel·laris que va traçar Marià Potó l’any 1867 i que són objecte d’estudi en aquest article. També es descriurà la documentació annexa relacionada amb els plànols esmentats, formada per: la llibreta on s’especifica la superfície i el propietari de cada parcel·la, els plànols referents a l’amidament i reconeixement de la Sèquia, i la memòria descriptiva que acompanya aquests últims plànols. A l’annex que acompanya aquest estudi, el lector trobarà la catalogació detallada d’aquesta cartografia parcel·lària.
El Plano topográfico y de regadío de la ciudad de Manresa està format per un únic full de grans dimensions (92,7 cm x 113 cm), tot i que a la cartel·la o part on apareix la llegenda (primers 31 cm començant pel marge inferior esquerra) el full s’amplia 14 centímetres, arribant a mesurar 127 cm. En aquest espai afegit hi apareix la relació de les partides, el títol, l’escala numèrica (1:5.000) i la gràfica (en metres), i la firma de l’autor. Altres elements cartogràfics, com és
el cas de la llegenda i l’orientació geogràfica, no apareixen en aquesta cartel·la. El nord geogràfic hi apareix inserit fora, mentre que la llegenda és, com en la majoria de mapes parcel·laris catalans de l’època, inexistent. Tot i que hom pot deduir-la de forma indirecta, ja que el seu autor fa servir una trama de colors força convencional i tradicional per representar cadascun dels elements existents: el blau per als rius, el vermell per als edificis i d’altres.
Els elements geogràfics representats es poden englobar en tres grans grups: els hidrogràfics (rius, torrents i el canal), els viaris (carreteres, camins, via del tren) i els de poblament (nucli de població, el poblament dispers). Finalment, cal afegir que aquest mapa, tot i estar representat sobre un full de tela setinada, traçat a mà i en color, es conserva en molt bon estat, ja que està guardat en una carpeta de paper lliure d’àcids.
Aquest mapa va acompanyat d’altres dos documents: una llibreta i un atles amb el conjunt de plànols parcel·laris de les partides. Pel que fa a la llibreta, la qual es conserva en un estat deplorable, conté la documentació complementària del plànol, on són enregistrats els propietaris de cadascuna de les parcel·les representades i quines mides tenien aquestes, expressades en quarteres, quartans i picotins. És d’interès remarcar en aquest treball, que en alguns casos en aquestes columnes, a part de l’amidament, s’hi afegia el tipus de conreu existent en aquella parcel·la (vinya, secà, regadiu o si era un terreny erm). Cal destacar que entre el número de la parcel·la, el nom del propietari i la seva grandària hi havia una relació que, tal com es veurà més endavant, servia per determinar el nombre de vots que li corresponien a cadascun dels propietaris dins la Junta de la Sèquia. Per aquest motiu, a l’esmentada llibreta hi ha una altra columna, que tot i estar en blanc en tots els casos, està dedicada al nombre de vots. A més a més d’aquestes, n’hi ha tres més dedicades a anotar-hi l’adreça dels propietaris, les pessetes i els cèntims que cada propietari havia de pagar per les terres (està buida en tots els casos), i possibles observacions com canvis, errors en algunes de les columnes o d’altres aspectes.
El segon document és un atles parcel·lari, compost per 20 fulls que contenen la representació parcel·lària de cadascuna de les partides que apareixen en el mapa de conjunt. Els fulls d’aquest atles presenten molts aspectes cartogràfics similars als del mapa de conjunt com són: la utilització dels mateixos colors per la representació dels diferents elements geogràfics (més nombrosos en aquest cas); el tipus de material emprat (tela setinada); el nord (geogràfic); i un índex en el qual s’inclouen les parcel·les i altres elements cartogràfics com són les escales numèriques i les gràfiques. A més a més, també se conserva en molt bon estat.
Tanmateix, pel que fa referència a la informació cartogràfica, hi ha una gran diferència: conté una llegenda que indica el significat d’alguns dels colors i formes utilitzats per a la representació dels elements geogràfics de les partides. Però, a part d’aquesta diferència, la resta de característiques cartogràfiques (estat del document, si és manuscrit o no, i si és en color) són idèntiques a les del
plànol de conjunt. Cal afegir, a més a més, que els fulls d’aquest atles no estan relligats, sinó que es conserven tots junts en una carpeta, classificats i separats per fulls de paper en blanc per evitar que s’enganxin. I pel que fa referència a la informació geogràfica cal dir que en la representació dels elements geogràfics se segueix el mateix criteri que l’adoptat en el mapa parcel·lari de conjunt. Així, també els podem classificar en tres grans grups: els hidrogràfics, els viaris i els de poblament.
A més a més d’aquests documents, n’hi ha dos més que també formen part del conjunt de treballs cartogràfics duts a terme per Marià Potó l’any 1867 per a la Junta de la Sèquia: els plànols d’amidament i reconeixement de la Sèquia i la memòria descriptiva que els acompanya. El primer document el formen nou plànols, conservats en un arxivador específic. D’aquests, n’hi ha tres (obres de primer tram, obres del segon tram i obres del tercer tram) que constitueixen traçats de totes les obres d’importància, tenint en compte el seu alçat, secció i planta. Els sis plànols restants fan referència al traçat del canal (perfil transversal) en cadascuna de les sis seccions en què es va dividir l’estudi. D’aquesta manera, es podia amidar i representar gràficament de manera exacta tots els elements que es troben en cada punt del canal. Amb aquest treball s’aconseguiria saber la longitud del canal, fet que s’explicarà més endavant de forma més detallada. Tots els plànols especifiquen, en una part que s’allarga uns centímetres més que l’àrea dedicada a la representació geogràfica, diverses característiques cartogràfiques com: el títol (sector que representen o si són obres), escala numèrica i gràfica (1:100 en els plànols d’obres i 1:2.000 en els del traçat del canal), longitud mesurada en cada secció, data i firma de l’autor. L’orientació geogràfica està expressada mitjançant la representació del nord magnètic i el vertader en el centre de cadascun dels fulls relatius a les diferents seccions. Per la seva part, els elements de caràcter geogràfic representats en aquests plànols es poden classificar en diversos grups. Un podria ser el dels camps de conreu pròxims al canal, que apareixen representats amb diferents trames, cadascuna de les quals deu representar un tipus diferent de conreu. Aquesta és, però, una afirmació que no podem assegurar de forma taxativa, atesa la manca de llegenda en tots aquests plànols. Un altre grup podria ser el dels elements de poblament (fàbriques, cases, etc.). I encara podríem establir-ne d’altres de grups com els viaris (carreteres, camins, etc.) i els hidrogràfics (canal, torrents, etc.). Per últim, podem acabar la descripció d’aquests plànols dient que es tracta d’una cartografia manuscrita en color. Quant a la memòria descriptiva que acompanya aquests plànols i que va redactar el mateix Marià Potó, es tracta d’un document manuscrit que conté una variada i interessant informació sobre la Sèquia de Manresa. En primer lloc, fa referència a la història de la construcció de la Sèquia de Manresa (problemes, solucions, recorregut, etc.). A continuació, conté la descripció i amidament d’aquesta en sis seccions, així com també dels ramals que parteixen de la Sèquia quan arriba al Parc de l’Agulla. Tot seguit hi ha una explicació de les obres que
cal realitzar en certs sectors. Finalment, s’aborda el tema de l’aprofitament de l’aigua pel regadiu o com a força motriu de les fàbriques.
Motius dels plànols
L’existència d’aquesta planimetria parcel·lària planteja diferents qüestions. La primera, és per què existint-hi ja un detallat plànol parcel·lari del terme municipal de Manresa, aixecat l’any 1853, se’n va traçar un altre el 1867 (fig. 1 i 2) (Nadal, Urteaga, Muro, 2006, p. 95- 106). Per intentar resoldre-la, s’ha esbrinat en primer lloc si el plànol de 1867 n’és una còpia o si, pel contrari, es tracta d’un document diferent. El Plano topográfico del regadío y ciudad de Manresa de Marià Potó cobreix només la part nord-est del mapa de 1853, que coincideix amb l’àrea de regadiu de Manresa (fig. 3).
Figura 1. Plànol parcel·lari de Manresa realitzat per Jean-Antoine Laur el 1853
Font: Nadal, Urteaga, Muro, 2006, p. 95- 106.
188 Treballs de la SCG, 70, 2010 Meritxell Gisbert i Traveria
Figura 2. Plano topográfico y de regadío de la ciudad de Manresa, Marià Potó, 1867
Font: Centre de Documentació i Arxiu Històric de Can Font.
Figura 3. Superfície que ocupa el plànol de 1867 respecte el de 1853
Tot i existir una certa similitud entre ambdós plànols, com s’estudiarà posteriorment, la gran diferència que hi ha entre l’un i l’altre és deguda a la finalitat per a la qual es van traçar. El primer, de 1853, atribuït a Jean-Antoine Laur, es va fer per motius estrictament fiscals i és fruit de l’aplicació del nou impost de la contribució d’immobles, cultiu i ramaderia, més conegut amb el nom de ‘contribució territorial’, establert l’any 1845 (Muro, Nadal, Urteaga, 2009). Amb aquest nou impost, els hisendistes liberals intentaven assolir dos objectius: assolir la suficiència financera de l’Estat liberal i reformular, a partir de criteris més equitatius i racionals, els principis del repartiment de la càrrega tributària (Nadal, Urteaga, Muro, 2006, p. 17-60).
Per contra, el plànol de Potó es va realitzar a partir d’un encàrrec cartogràfic que li va fer la Junta de la Sèquia l’any 1856, l’objectiu del qual era fer un amidament i reconeixement de la Sèquia de Manresa, ja que no es feia des del 1815. Aquest encàrrec va quedar fixat en un contracte establert entre la Junta Administrativa de la Sèquia i Marià Potó, signat el 21 de juny de 1856, en el qual es donaven un total de vuit pautes a seguir. Les clàusules establertes no especificaven, en cap moment, que s’hagués de realitzar un plànol parcel·lari de la Sèquia. Però cal pensar que, a causa dels canvis de superfície experimentats per algunes parcel·les, al creixement de la població manresana, a l’augment de les hectàrees de regadiu a la zona del Poal i del Mas d’en Pla, a l’inici de la distribució d’aigua en xarxa el 1865, i als conflictes pel repartiment de l’aigua, en els últims anys, la Junta de la Sèquia es va veure obligada a aixecar un altre plànol parcel·lari, encara que fos molt similar al de 1853. En el contracte signat el 1856 no hi ha cap referència, tal com s’ha esmentat, a l’aixecament d’un plànol parcel·lari del regadiu, sinó simplement a un de caire topogràfic, el qual s’obtindria a partir de l’amidament de la Sèquia. Per aquest motiu, creiem que el plànol parcel·lari va ser una novena condició addicional que es va acordar més endavant arran de tots els canvis geogràfics que s’han esmentat i que s’estudiaran en els següents paràgrafs.
Pel que fa referència al parcel·lari, cal dir que tots dos plànols presenten a la zona de regadiu el mateix nombre de parcel·les, unes 1.500 aproximadament. Però, malgrat mantenir aquestes xifres, en alguns casos les parcel·les pateixen modificacions en la seva forma (taules 1, 2, 3 i figures 4, 5, 6, 7, 8, 9). Aquests canvis en la morfologia del parcel·lari de rústica, sobretot prop les zones d’aigua, molt possiblement fou deguda a la venda de terres o bé al seu arrendament, tot i que en cap dels documents consultats s’especifiqui cap d’aquests supòsits. Tot i això, la numeració de les parcel·les es manté inalterable, ja que en cas de que una parcel·la del plànol de 1853 s’hagi subdividit al plànol de 1867, Potó les hi dóna el mateix número, però a més hi afegeix una lletra A, B, C, etc. (taules 1 i 2).
190 Treballs de la SCG, 70, 2010 Meritxell Gisbert i Traveria
Figura 4
Detall de la partida de les Tortonyes (1853)
p.
106.
Figura 5
Detall de la partida de les Tortonyes (1867)
Taula 1. Comparació de la superfície d’algunes parcel·les de la partida de les Tortonyes (1853-1867)
Font: Documentació annexa als plànol de 1853 i de 1867 (ACA i CDAH Can Font)
Figura 6
Detall de la partida de Sant Pau (1853)
Figura 7
Detall de la partida de Sant Pau (1867)
Font: Nadal, Urteaga, Muro, 2006, p. 95- 106. Font: Centre de Documentació i Arxiu Històric de Can Font
Taula 2. Comparació de la superfície d’algunes parcel·les de la partida de Sant Pau (1853-1867)
Núm. Parcel·la Quarteres Quartans Picotins
Font: Documentació annexa al plànol de 1853 i de 1867 (ACA i CDAH Can Font)
Figura 8
Detall de la partida de Mas d’en Pla (1853)
Figura 9
Detall de la partida de Mas d’en Pla (1867)
Font: Nadal, Urteaga, Muro, 2006, p. 95- 106. Font: Centre de Documentació i Arxiu Històric de Can Font
Taula 3. Comparació de la superfície d’algunes parcel·les de la partida del Mas d’en Pla (1853-1867) 1853
Núm. Parcel·la Quarteres Quartans Picotins Núm. Parcel·la Quarteres Quartans
Font: Documentació annexa al plànol de 1853 i de 1867 (ACA i CDAH Can Font)
Per acabar amb el tema del parcel·lari també cal comentar que la numeració emprada per designar les partides (de la 1 a la 10, la 12 i de la 36 a la 43) només és manté de forma idèntica quan es presenten les partides per separat en els fulls de l’atles parcel·lari que acompanya el plànol de 1867, o quan s’enumeren en la pàgina inicial d’aquest atles, on també apareix la llegenda emprada per traçar-los. Tanmateix, en el plànol de conjunt de 1867 estan numerades de forma diferent: de la 1 a la 19.
El segon fet que es creu que podia empènyer a la Junta de la Sèquia a realitzar un plànol parcel·lari del regadiu al 1867, és el creixement de la població. Aquest fenomen es va produir per la demanda creixent de mà d’obra per part de les indústries que hi
havia a la ciutat. El resultat d’aquest creixement va ser que Manresa passés de tenir 9.302 habitants el 1839, a tenir-ne 15.160 al 1866 (Oliveras, 1985, p. 29-33). Per tant, amb aquest creixement de població, era evident que es necessitaria fer un nou repartiment de l’aigua perquè fos equitatiu a tots els habitants i necessitats.
Per si no n’hi hagués prou amb els fets anteriors per dur a terme el plànol, cap al 1865 es va realitzar una ampliació del regadiu envers la zona del Poal i Mas d’en Pla, la qual es demostra en la següent cita: “ El 1865 se ensancha el regadio de Manresa conduciendose el agua de la Acequia para el riego á los terminos del Poal y Mas d’en Plá, suscitóse un año después entre propietarios y aparceros la violenta cuestión de la rebassa morta (...)” (Fius, 1902, p. 24-25). Per tal d’observar l’abast d’aquesta ampliació s’haurien de comentar els límits del regadiu abans i després del 1865, però fins el moment no s’ha trobat cap document que ho especifiqui. En canvi, sí que es coneixen les hectàrees de regadiu des de principis del segle xviii fins a la segona meitat del segle xx, en les quals es demostra un creixement considerable d’aquestes terres. Segons les dades del cadastre del segle xviii, el municipi de Manresa tenia entre 459 i 479 ha dedicades a regadiu, superfície que va augmentar fins a 620 ha el 1860 i que l’any 1975 va assolir la xifra de 800 ha, segons Ramon Canals, i de 1.000 ha, segons el geògraf Joan Vilà-Valentí (Ferrer, 1987, p. 180-183). Aquest fet es dóna perquè moltes terres de secà passaven a ser de regadiu, ja que d’aquesta manera s’augmentava la renta de la terra i en conseqüència hi havia un augment de plusvàlua. A continuació, es possible veure com a la partida del Poal (fig. 10 i 11) i del Mas d’en Pla (fig. 12 i 13), del plànol de 1867, hi ha una línia traçada (canal de regadiu) que passa per enmig d’elles. En canvi, en el de 1853 aquesta línia és inexistent. Malgrat no haver trobat documents específics que demostrin aquesta ampliació, sí que queda remarcat en aquestes imatges el que va succeir en aquest sentit entre 1853 i 1867.
Figura 10
Detall de la partida del Poal (1853)
Figura 11
Detall de la partida del Poal (1867)
Figura 12
Detall de la partida de Mas d’en Pla (1853)
Font: Nadal, Urteaga, Muro, 2006, p. 95- 106.
Figura 13
Detall de la partida de Mas d’en Pla (1867)
Font: Centre de Documentació i Arxiu Històric de Can Font
El quart motiu pel qual es va decidir tirar endavant el plànol parcel·lari de 1867, és pels canvis urbanístics que s’anaven produint a la ciutat des del 1853, novament com a conseqüència de l’augment de població. El primer canvi va ser l’enderrocament de les muralles, i el segon, la construcció de la primera xarxa de distribució d’aigua potable a la ciutat, la qual va ser possible amb la construcció dels Dipòsits Vells el 1865, obra de Marià Potó. Cal destacar que l’augment de la població i de les seves necessitats va fer que aquests dipòsits esdevinguessin insuficients al cap de pocs anys de ser construïts. Per aquest motiu, se’n van haver de construir uns de nous al 1883.
Finalment, els conflictes derivats del propi aprofitament de l’aigua, podrien ser el factor detonant per a l’aixecament d’un nou plànol parcel·lari. Aquest conflicte va venir donat perquè els pagesos, a mitjan segle xix, havien de compartir part de l’aigua de què disposaven amb el sector industrial i manufacturer. Aquest fet era degut a què la maquinària de les fàbriques, per tal de funcionar, s’havien de valer de l’aigua dels torrents i rius (Solà, 2004, p. 160-166).
Les zones de la ciutat de Manresa on es van establir les fàbriques que funcionaven amb energia hidràulica es trobaven en tres àmbits geogràfics diferents: al voltant del riu Cardener, als ramals de la Sèquia i a l’interior de la ciutat: als torrents dels Predicadors i de Sant Ignasi. Aquests dos torrents es nodrien d’aigües de diferents aportaments hídrics: de les escorrialles directes de les aigües de la Sèquia, un cop s’havien utilitzat a la zona de regadiu, de les fonts originades per filtracions d’aquesta aigua, o bé per l’aigua de pluja.
El riu Cardener portava una quantitat d’aigua molt superior (6,32 m3/s durant el període 1912-1942) a la dels torrents. El cabal del torrent de Sant Ignasi era de 0,5 m3/s, i encara podia ser més minso o inapreciable en èpoques, com l’estiu, en què l’aigua fos escassa.
Tot i aquesta diferència de cabals, el torrent de Sant Ignasi, més important que el dels Predicadors, donava una potència superior a les fàbriques, a causa del gran desnivell que hi havia al llarg dels seus tres quilòmetres. Un desnivell que s’accentuava en els seus darrers cinc-cents metres, els que van de la plaça de Sant Ignasi fins a la desembocadura en el riu Cardener, on el desnivell era de vint metres. Aquesta és la raó per la qual els fabricants manresans estaven interessats a establir-se en aquest torrent, i encara més a la zona del Molí de Salt, on hi havia una alçada de catorze metres per on l’aigua s’escolava amb gran potència.
Durant els inicis de la industrialització, l’aigua de la Sèquia era destinada, principalment, al regadiu, tal i com es pot copsar en la informació de 1857, elaborada pel geògraf Josep Oliveras (taula 4).
Taula 4. Repartiment de l’aigua de la Sèquia a Manresa (1857)
Usos de l’aigua litres/segon
Per regar 1.693 ha a raó de ½ litre per ha 846,5
16.200 habitants a raó de 100 litres diaris 18,5
Augment de població 5
Tints i blanqueigs 21
Aiguardents i sabó (fàbriques) 5
Teuleries i bòbiles 16
Presó, cases de beneficència i hostals 10
Cases de banys 2
Escorxador 1
Arbrat públic 2
Gasòmetre 1
5 fonts públiques 20
Pèrdua per filtracions al llarg dels 26 km de canal 60
Total 1.008
Font: Oliveras, 1986, p. 140
En aquest sondeig de la quantitat d’aigua per sectors, es pot observar com amb l’aigua de la Sèquia (1.000 l/s) no era suficient per abastir-los tots, i menys si es tenia en compte l’ús industrial, el qual necessitava disposar de 448 l/s pro-
vinents, hipotèticament, de les aigües sobrants de regadiu. Per tant, queda clar que no tots els sectors podrien optar a la quantitat d’aigua que necessitaven, provocant que els més avantatjats fossin els que tenien el control de l’aigua. Aquest fet, va provocar l’inici d’un conflicte (pagesos – industrials) per l’ús i control d’aquest bé.
Els primers conflictes entre ambdós grups per aquesta qüestió daten dels inicis mateixos de la industrialització. Així, l’any 1806 el fabricant Cots va informar a l’Ajuntament de Manresa que volia “poner máquinas de torcer seda con otras de hilo y cardar algodón para su propia fábrica de unas casas y tierras que posee junto al torrente llamado Predicadores”. I el consistori manresà li va denegar, segons Josep Oliveras, la seva sol·licitud, al·legant el següent: “sin otro motivo que el de la oposición de los labradores, alegando estos que en tiempos secos y de escasez de aguas, los fabricantes para tenerlas irían a buscarlas lejos para encaminarlas al torrente y se les perjudicaria en el riego de sus tierras cuando estan pagando treinteno de su granos para el logro de este beneficio” (Oliveras, 1986, p. 141).
Per tant, des d’aquest moment comencen les disputes entre aquests dos grups, els industrials i els pagesos, pel control d’un bé tan escàs i necessari com és l’aigua. Cal dir que, fins i tot Marià Potó a l’apartat final de la seva memòria escrita del reconeixement i amidament de la Sèquia, fa esment d’aquestes adversitats.
Tot això es va voler solucionar mitjançant reglaments que establissin una jerarquia justa, i no en funció del capital. Aquest objectiu no es va aconseguir fins aprovar-se el reglament de 1859: Reglamento para el gobierno y administración de la acequia. En ell s’especificava que a la Junta General de la Sèquia no hi hauria només industrials i comerciants, com havia passat fins aleshores, sinó que hi serien presents també tots els propietaris de terres de la zona de regadiu, així com l’Ajuntament en ple. Els pagesos tindrien un vot ponderat segons la superfície de terres que posseïen (un vot per cada 50 àrees de terres de regadiu) i un altre per ser membres de l’Ajuntament.
Amb aquest nou reglament era necessari tenir controlada la superfície de cadascuna de les terres de regadiu, fet que no s’havia tingut en compte en el contracte de 1856, ja que, com s’ha comentat, el reglament data de 1859. És per aquest motiu que es va decidir, posteriorment a la data de contracte, traçar un plànol parcel·lari.
En aquest sentit, es pot dir que l’aixecament del plànol de 1867 no va obeir únicament a raons hídriques sobre el repartiment de l’aigua, sinó que va respondre també a motius polítics. Aquesta és la raó per la qual, a la llibreta, on s’exposen tots els propietaris de cada parcel·la, hi consta una columna dedicada al nombre de vots que li correspon a cada parcel·la. Amb l’aprovació d’aquest reglament, el poder i, en conseqüència, el control de l’aigua, estava a mans dels grans propietaris de terres, els quals eren, en gran part i al mateix temps, industrials o tenien importants interessos econòmics en aquest sector.
L’autor
La decisió de la Junta de la Sèquia de contractar el 1856 a Marià Potó, per tal de dur a terme els treballs d’amidament i cartografia parcel·lària de la Sèquia de Manresa, va obeir a diverses raons. La Junta podia haver intentat contractar el geòmetra francès Jean-Antoine Laur, que era l’autor de l’excel·lent plànol parcel·lari del terme municipal de Manresa de 1853. Però aquesta opció no era possible, ja que l’any 1854 la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando li va denegar l’autorització per poder treballar a Espanya com a agrimensor (Muro, Nadal, Urteaga, 2009). Davant d’aquest fet, se suposa que es va escollir Marià Potó, ja que aquest era, aleshores, un dels principals tècnics de l’Ajuntament de Manresa i un home molt vinculat a la societat manresana de l’època. Cal destacar que s’haurien pogut contractar altres agrimensors de la comarca i del municipi com era el cas de Josep Badul, el qual pagava el impost de la contribució industrial i de comerç com a agrimensor a l’Ajuntament de Manresa.
Marià Potó i Galera, que era d’origen aragonès, havia obtingut el títol de mestre d’obres per l’Escola de Belles Arts de Barcelona el 24 de març de 1855 (Bassegoda, 1973, p. 95). També estava en possessió, com molts altres tècnics de l’època, del títol d’agrimensor i del de director de camins veïnals. Una de les seves principals activitats professionals més conegudes va ser la d’assessorar l’Ajuntament de Manresa com a mestre d’obres, esdevenint el primer d’aquests tècnics titulats amb què va comptar aquest consistori (Oliveras, 1986, p. 202).
Durant un cert temps va col·laborar amb l’arquitecte Antoni Rovira i Trias en tasques arquitectòniques i urbanístiques dutes a terme per l’Ajuntament de Manresa, fins que, durant els anys 1855 i 1863, va passar a assumir-ne la direcció tot sol. Durant aquests anys (1856) i fins aproximadament el 1868, Marià Potó residí a la ciutat de Manresa, concretament al carrer Muralla del Carme número 4 (La contribución industrial y de comercio, 1850-1870).
L’any 1861 va fer una còpia del Plano geométrico de Manresa, traçat el 1847 per A. Rovira i Trias (Oliveras, 1986 i 2008). Més tard, entre 1861 i 1865, va construir els Dipòsits Vells de Manresa. La darrera obra que va realitzar en aquesta ciutat va ser precisament l’amidament i reconeixement de la Sèquia de Manresa, dut a terme l’any 1867. A més d’aquestes treballs, possiblement els més coneguts, en va fer molts d’altres a la ciutat de Manresa, relatius a l’obertura, arrenglerament i eixamplament de carrers, així como a la construcció d’edificis.
El 7 d’abril de 1859 va ser autoritzat, mitjançant una Reial Ordre, a realitzar els estudis del traçat d’una línia de ferrocarril, que connectés les poblacions de Manresa i Sallent, passant per Santpedor (Revista de obras públicas, 1859, p. 112).
També va treballar en el terme municipal de Manresa com a agrimensor, la qual cosa li comportà diversos conflictes de caire professional. La Secció d’Arquitectura de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi va obrir un expedient relatiu a les seves activitats com a agrimensor, arran d’una denúncia presentada
contra ell pels agrimensors manresans Marià Perera i Llibons, i Ignasi Roig (Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, 1850-1866).
D’altra banda, en el moment d’iniciar les seves tasques d’amidament i cartografia parcel·lària de la Sèquia de Manresa, comptava ja amb una certa experiència en treballs vinculats a aprofitaments hídrics. Així, el 17 de març de 1860, va rebre autorització reial, juntament amb Francisco Calvo, per tal d’executar obres sobre el riu Cinca amb la finalitat d’augmentar el cabal d’aigua que portava l’anomenada Sèquia de Pomar (Gaceta de Madrid, 1860, núm. 77).
Les estretes vinculacions de Marià Potó amb la ciutat de Manresa no es limitaren únicament a l’àmbit estrictament professional. Amb el triomf de la Gloriosa, el setembre de 1868, va ser escollit membre de la Junta Revolucionària de la Diputació de Barcelona i diputat de la Diputació de Barcelona en representació del Partit Progressista pel partit judicial de Manresa, càrrec que ocupà fins l’any 1871 (Rubí, 2003, p. 209; Rodon , 2007, p. 222). Després, a partir de 1881, Marià Potó va deixar la capital del Bages i s’instal·là a Barcelona, on va treballar fins l’any 1897 (Bassegoda, 1973, p. 95). De la seva etapa barcelonina sabem que l’any 1890 residia al municipi de Sant Gervasi de Cassoles, on va treballar com a mestre d’obres.
Conclusions
Els treballs i els aprofitaments hídrics han generat, des de ben antic, una gran activitat cartogràfica, que s’ha traduït en un gran tipologia de mapes. Una tipologia en la qual es poden trobar des de mapes topogràfics de canals de regadiu o de navegació, de preses, de conduccions d’aigua potable fins a mapes hidrogràfics relatius al cabal dels rius. Dins d’aquesta extensa família de mapes, el Plano topográfico del regadío y ciudad de Manresa de Marià Potó constitueix un bon exemple d’un determinat tipus de mapes: els de la cartografia parcellària relacionada amb els aprofitaments hídrics.
Aquest tipus de planimetria, de la qual tenim alguns bons exemples a casa nostra durant la segona meitat del segle xviii, va experimentar un gran desenvolupament al Principat a partir de la dècada de 1830. L’eclosió d’aquest tipus de cartografia es va produir aleshores com a conseqüència de la desamortització d’un bé públic com era l’aigua, així com dels creixents conflictes que plantejà, en molts llocs de Catalunya, el seu control i aprofitament.
Si bé aquest treball s’emmarca dins d’una línia d’història de la cartografia de Catalunya, cal assenyalar que el coneixement i anàlisi d’aquesta cartografia parcel·lària pot ser també de gran utilitat per a tots els geògrafs, historiadors, economistes i naturalistes interessats en la història de les transformacions del paisatge rural de la Catalunya contemporània. Per això, no ens hem limitat a explicar qui va ser l’autor del mapa i quins van ser els motius que van portar
a la Junta de la Sèquia a realitzar-lo, sinó que també s’ha elaborat un detallat catàleg de la cartografia parcel·lària estudiada per tal que serveixi de base de dades per a futurs investigadors.
La cartografia parcel·lària del municipi de Manresa va ser traçada al 1867 per Marià Potó, el qual l’any 1856 havia estat contractat per la Junta de la Sèquia per de dur a terme un seguit de treballs cartogràfics com l’amidament i el reconeixement de la Sèquia, entre els quals no constava la realització d’un plànol parcel·lari de l’àrea irrigada per aquest canal. Però, a mesura que anaven avançant les tasques d’amidament, s’anaren produint al municipi de Manresa tot una sèrie de canvis com el creixement de la població, l’augment del nombre de fàbriques prop dels cursos d’aigua (riu Cardener, ramals de la Sèquia o Torrent dels Predicadors i de Sant Ignasi), l’ampliació del regadiu a la zona del Poal i Mas d’en Pla (entre 459 i 479 ha el segle xviii a 620 el 1860) i la implementació de la xarxa d’aigua potable a l’any 1865. Totes aquests fets, no deixen de ser suposicions fomentades a partir del coneixement de l’evolució del municipi manresà en l’època en qüestió. Això és perquè, fins el moment, no ha estat possible trobar cap document que exposés els motius concrets que van empènyer a la Junta de la Sèquia a realitzar aquest plànol parcel·lari que va traçar Marià Potó.
La cartografia parcel·lària del municipi de Manresa, traçada per Marià Potó el 1867, només representa la part nord-est d’aquest municipi, on està situada la principal àrea de regadiu. Pocs anys abans, el 1853, aquesta àrea, juntament amb la resta del terme municipal de Manresa, ja havia estat representada en un altre plànol parcel·lari traçat pel geòmetra francès Jean-Antoine Laur. En un principi, si hom realitza una comparació general entre ambdós documents cartogràfics pot arribar a pensar que el plànol de Potó constitueix una còpia del plànol del geòmetra francès, ja que coincideixen totalment les partides. Però, si hom realitza una lectura més detallada s’observen ja certes variacions d’algunes parcel·les i dels diferents elements representats. Per exemple, la parcel·la número 2491 de la partida del Mas d’en Pla n’és només una al 1853, en canvi al 1867 ja s’havia dividit en dues parts (A i B). Un altre dels canvis, va ser la modificació de les dimensions d’algunes parcel·les, així trobem que la parcel·la número 1990 de la partida de Mas d’en Pla mesura 2 quartans, 9 quarteres i 1 picotí al 1853, en canvi al 1867 la superfície era de 5 quarteres, 8 quartans i 3 picotins. Finalment, l’últim canvi destacable entre aquests dos plànols parcel·laris (1853 i 1867) és que en el segon, apareix l’ampliació del regadiu a la zona del Poal i del Mas d’en Pla. Malgrat totes aquestes variacions, s’ha de destacar que algunes parcel·les no van patir modificacions, com és per exemple, la número 1975 de la partida del Mas d’en Pla. Per tant, queda clar que pels motius suposats anteriorment, hi va haver un canvi en el parcel·lari del regadiu manresà que la Junta de la Sèquia va trobar convenient reflectir en un nou plànol parcel·lari. D’aquesta manera se solucionarien part dels problemes pel repartiment de l’aigua de la Sèquia.
200 Treballs de la SCG, 70, 2010
Bibliografia
Gisbert i Traveria
Alabern, Josep; Virós, Lluís (2002). Al voltant de la construcció de la Sèquia de Manresa. Sant Vicenç de Castellet: Farell.
Bassegoda, Juan (1973). Los maestros de obras de Barcelona. Barcelona: Editores Técnicos Asociados.
Burgueño, Jesús [dir.] (2001). Atles de les viles, ciutats i territoris de Lleida. Lleida: Diputació de Lleida – Col·legi d’Arquitectes de Catalunya.
Casas, Adrià (2004). Les Pedres de la Sèquia: un recorregut pel seu paisatge. Manresa: Centre d’Estudis del Bages – Col·legi d’Arquitectes de Catalunya.
Comisión de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo (1985). Planos historicos de obras hidráulicas. Madrid: Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo.
Ferrer, Llorenç (1987). Pagesos, rabassaires i industrials a la Catalunya central. Segles xviii i xix. Barcelona: Abadia de Montserrat.
Franquesa i Codinach, Teresa (1983). Coneguem La Sèquia. Manresa:Caixa d’Estalvis de Manresa.
Gaceta de Madrid (1860). Madrid, núm. 77.
Garcia, Gal·la (2002). Manresa: Recull gràfic 1876-1956. Barcelona: Efadós.
Gasol, Josep M. (1971). Manresa. Panorama d’una ciutat. Manresa: Gràfiques Montaña, S.A. Kain, Roger J.P.; Baigent, Elizabeth (1992). The cadastral map in the service of the State: a history of property mapping. Chicago: The University of Chicago Press.
Martin Pascual, Manel (1999). El Rec Comtal, 1822-1879. La lluita per l’aigua a la Barcelona del segle XIX. Barcelona: Fundació Salvador Vives i Casajuana.
Muro, José Ignacio; Nadal, Francesc; Urteaga, Luis (2009). “Un geòmetra francès a Espanya: Jean-Antoine Laur (1850-1860)”. Treballs de la Societat Catalana de Geografia [Barcelona], núm. 66, p. 53-73.
Nadal, Francesc; Urteaga, Luis; Muro, José Ignacio (2006). El territori dels geòmetres. Cartografia parcel·lària dels municipis de la província de Barcelona (1845-1895). Barcelona: Diputació de Barcelona.
Nadal, Francesc (2007). “Els atles parcel·laris municipals de la província de Barcelona (1851-1882)”. En: Montaner, Carme; Nadal, Francesc; Urteaga, Luis [eds.]. La cartografia cadastral a Espanya (segles xviii-xx). Barcelona: Institut Cartogràfic de Catalunya, p. 95-106.
Oliveras, Josep (1981). “El Pla geomètric de Manresa, de Rovira i Trias (1847)”. Miscel·lània d’Estudis Bagencs [Barcelona], núm. 1, p. 151-162.
– (1985). Desenvolupament industrial i evolució urbana a Manresa (1800-1870). Manresa: Caixa d’Estalvis de Manresa.
– (1986). La consolidació de la ciutat industrial: Manresa (1871-1900). Manresa: Caixa d’Estalvis de Manresa.
– (2008). Plano geométrico de la muy noble y muy leal ciudad de Manresa levantado por el arquitecto Antonio Rovira y Trias. Barcelona: Institut Cartogràfic de Catalunya.
Pavón, David (2008). Gran obra hidràulica i territori a les conques de la Muga i del Fluvià (1850-1980). Figueres: Institut d’Estudis Empordanesos. Revista de obras públicas (1859). Madrid, vol. 9, p.112.
Ribas, Pasqual (2001). Atles de Castelló d’Empúries (segles xvii al xix). Castelló d’Empúries: Ajuntament.
Rodon, M. Assumpta (2007). “Presidents i diputats de la Diputació de Barcelona”. A: Riquer, Borja de [ed.]: Història de la Diputació de Barcelona. Barcelona: Diputació de Barcelona, vol. 3, p. 180-231.
Rubí, Maria Gemma (2003). El món de la política en la Catalunya urbana de la restauració. El cas d’una ciutat industrial, Manresa 1875 – 1923. Cerdanyola del Vallès: Universitat Autònoma de Barcelona.
Sarret, Joaquim (1987). La Cèquia de Manresa. Manresa: Caixa d’Estalvis de Manresa. Solà, Àngels (2004). Aigua, indústria i fabricants a Manresa, 1760-1860. Manresa: Centres d’Estudis del Bages.
Fonts d’arxiu
- Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi (1850-1866): Expedient d’arquitectes, mestres d’obres i agrimensors.
- Arxiu Històric Comarcal del Bages: La contribución industrial y de comercio de Manresa (1850 – 1870).
- Centre de Documentació i Arxiu Històric de Can Font: Convenio que hizo en 21 de junio del 1856 la Junta de la Acequia con Don Mariano Potó para que este levantara el plano de la acequia o canal de esta ciudad. Registro núm. 2 de los documentos de la caja de hierro de la Junta de la Acequia.
Annex. Catalogació del Plano topográfico del regadío y ciudad de Manresa (1867) i dels documents relacionats
1. Informació general del plànol
Títol: Plano topográfico del regadío y ciudad de Manresa.
Signatura: Mariano Potó
Data: 31 de gener de 1867.
Escala: numèrica (1:5.000) i gràfica.
Mapa: en un full de tela setinada, ms., col.
Mides: 92,7 cm x 113 cm
Nord: geogràfic
Llegenda: al mapa original no n’hi ha, en canvi, com es veurà posteriorment, en la representació de les partides sí.
Arxiu: Centre de Documentació i Arxiu Històric de Can Font.
Observacions cartogràfiques: les mides de conjunt que s’han donat del mapa no són del tot exactes, ja que en els primers 31 centímetres de la part inferior, el mapa fa d’ample 127 cm. Després d’aquests primers centímetres, passa a fer els 113 cm comentats anteriorment. Aquesta part més ampla d’un costat del document és perquè s’hi insereix el títol, l’escala, les seccions que engloba i la firma de l’autor.
Observacions del document: el plànol en qüestió es troba en bon estat de conservació, sense cap tipus de restauració, i està guardat en una carpeta per plànols lliure d’àcids.
2. Informació detallada del plànol de conjunt
Plànol parcel·lari dividit en 19 partides: El Colomer, La Parada, El Guix, Pujada
Roja, El Juncar, Viladordis, Els Trullols, Mas d’En Roca, Micer Mas, La Culla, Sant Pau, La Yrla, Puigberenguer, Les Tortonyes, La Atalaya, Mas d’En Pla, Masterrós, El Poal, Casa Font.
Elements geogràfics a destacar:
Hidrografia: Torrent del Pual
Xarxa viària: Camino de Cardona, Camino de las Torras, Carretera de Cardona, Carretera Puente Nuevo, Camino de Santpedor, Camino de Sallent, Carretera de Vich, Camino de la era de Juvells, Camino del Grau, Camino de Viladordis, estación de ferrocarril.
Poblament: nucli de població i poblament dispers: Puente Nuevo, Puente Viejo, Palanca Moderna, Palanca de Hierro.
3. Informació detallada de les partides del plànol
3.1 Les partides
Número i nom de la partida Límits de termes Hidrografia Xarxa viària
1. El Colomer Sant Iscle
2. La Parada
3. El Guix Sant Fruitós de Bages
4. La Pujada Roja
5. Juncar Viladordis
Poblament
Ctra. Santpedor, Camí del Colomer, Ctra. de Vic, Camí de Sallent
Ctra. de Vic, Camí de Sallent Dispers: El Guix i la Fàbrica del Guix
Ctra. de Vic, Camí de Sallent, Camí del Grau i Camí de la Creu Trencada
Ctra. de Vic, Camí del Grau i Camí de la Creu Trencada
6. Viladordis Viladordis Torrent del Grau Camí de Berga, Camí de les Canals, Camí del Grau
7. Trullols
8. Mas d’En Roca Viladordis
9. Micermàs
10. La Culla
12. Sant Pau
36. Masterrós Joncadella
37. Mas d’En Pla
38. Puigberenguer
Camí del Grau
Camí d’En Roca, Camí de Vilomara
Ctra. Santpedor, Ctra. de Vic i Carrer dels Dos
Camí de l’Era d’en Juvells, Camí d’en Roca, Camí de Vilomara, Camí de Casa Gravat
Ctra. de Cardona, Camí de Cardona, Camí de les Torres
Ctra. Cardona
Torrent del Poal Ctra. Cardona, Camí de Cardona
39. La Irla Viladordis Torrent del Grau Ctra. Cardona
40. El Poal Sant Fruitós de Bages, Torroella
41. Font de la Serra Sant Fruitós de Bages
43. Les Tortonyes Viladordis
Torrent del Poal Camí de les Torres
Torrent del Poal Camí de Santpedor
Torrent del Grau Camí de Cardona, Ctra. de Vic, Camí de Santpedor
Església de Santa Cova, Església de Santa Clara
Dispers: Pont Nou, Fàbrica de Panyos
Dispers: Casa Font, Mina
Dispers: Dipòsits Nous i vells, Telègraf, Castell de Puigterrà
Els plànols de les partides, tots ells molt ben conservats, no es presenten lligats els uns amb els altres, sinó tot el contrari ja que cadascun és independent. Però tot i així, el conjunt de 20 fulls es guarden ordenats en una carpeta lliure d’àcids i amb papers blancs intercalats entre els fulls per evitar que els hi apareguin fongs o s’enganxin.
A la primera pàgina hi ha un índex on s’enumeren cadascuna de les partides de la següent manera: 1. El Colomer, 2. La Parada, 3. El Guix, 4. Pujada Roja, 5. El Juncar (Joncar), 6.Viladordis, 7. Els Trullols, 8. Mas d’En Roca, 9. Micermas, 10. La Culla, 12. Sant Pau, 36. Masterrós, 37. Mas d’En Pla, 38. Puigberenguer, 39. La Yrla, 40. El Poal, 41. Font de la Serra, 42. Atalaya, 43. Tortonyes.
A part d’això en aquesta pàgina inicial, també es pot veure l’escala numèrica (1:5.000), la gràfica i la llegenda utilitzada per representar els diferents elements de les partides.
3.2 Llibreta de dades de les partides
Observacions del document: no es conserva en molt bon estat, fet que provoca que moltes dades no es llegeixin correctament. A més, hi ha informació afegida a posteriori sense indicar-ne la data.
Informació: dividida en general en les deu columnes següents:
Número de orden: és el número assignat a cadascuna de les parcel·les amidades i representades. En tots els casos aquesta relació està omplerta.
Votos: són els vots que té cada propietari en el moment de prendre alguna decisió. Aquests seran depenent de la proporció de terra que es posseeix. Està en blanc en tots els casos.
Nombre y apellidos: s’esmenten els propietaris de cada parcel·la. Aquesta relació està omplerta en tots els casos.
Domicilios: lloc de residència dels propietaris de les terres. Està en blanc en tots els casos.
Cuarteres, cuartanes i picotines: són tres columnes diferents en les que s’expressa, de forma numèrica, la grandària de cada parcel·la. En tots els casos unes o altres estan omplertes, però no sempre hi són totes.
Pesetas i centimos: són dues columnes que expressen la quantitat de diners que el propietari hauria d’abonar per tal d’obtenir l’aigua per a les seves terres. Observaciones: és una columna en la qual s’introdueix qualsevol dada que no s’ha expressat anteriorment, o bé rectificacions de les facilitades en altres columnes.
Excepcions: en alguns casos, s’hi afegeixen tres columnes més sobre mesures (quarteres, quartans i picotins), ja que les que ja s’han indicat abans s’hi esmenten únicament els conreus de regadiu, mentre que en aquestes altres, els d’erm o vinya.
Els valors i el tractament dels arbres al Japó
Josep Gordi Serrat
Departament de Geografia
Universitat de Girona
Josep.gordi@udg.edu
Resum
Aquest article analitza quins són els valors que la societat japonesa atorga als arbres i boscos del seu país. Aquesta anàlisi es fonamenta en l’observació de com són tractats i utilitzats en jardineria, la literatura i l’art, les pràctiques religioses i les celebracions o festes socials. Per dur a terme aquest objectiu, presentarem, en primer lloc, les característiques climàtiques, forestals i de l’evolució forestal del Japó. En segon lloc, comprovarem quin és el paper dels arbres en la jardineria, en les pràctiques religioses així com en les festes socials i en la literatura i l’art. En darrer lloc, presentarem unes conclusions sobre les causes i conseqüències de l’elevat valor dels arbres i boscos pels japonesos.
Paraules clau: arbre, jardí, religió
Resumen: Los valores y el tratamiento de los árboles en Japón
Este artículo analiza cuáles son los valores que la sociedad japonesa otorga a los árboles y bosques de su país. Este análisis se fundamenta en la observación de cómo son tratados y utilizados en jardinería, la literatura y el arte, las prácticas religiosas y las celebraciones o fiestas sociales. Para llevar a cabo este objetivo, presentaremos, en primer lugar, las características climáticas, forestales y de la evolución forestal del Japón. En segundo lugar, comprobaremos cuál es el papel de los árboles en la jardinería, en las prácticas religiosas así como en las fiestas sociales y en la literatura y el arte. En último lugar, presentaremos unas conclusiones sobre las causas y consecuencias del elevado valor de los árboles y bosques para los japoneses.
Palabras clave: árbol, jardín, religión
Abstract: The value and the treatment of trees in Japan
This article analyzes the value that trees and forest has in Japanese culture. This analyses is based on the observation of the ways trees and forest are use treated in gardening, literature, and the arts as well as in religious practices and in celebration and other types of social events. In first place, we will introduce the climatic and forest characteristic, and its evolution in Japan. In second place, we will assess the role they have in different aspects of Japanese culture such, gardening, religion, the arts or literature. Finally, we will present our conclusions over the causes and consequences of the high value that trees and forest have in Japanese culture.
Key words: tree, garden, religion
Introducció
Possiblement el poble japonès sigui un dels que tenen major estima i cura del seus arbres i boscos ja que aquests no només són presents en els paisatges de muntanya sinó que també ens apareixen en tots els jardins públics i privats, és a dir, que són un element molt important en el disseny dels jardins de palaus, castells, temples, santuaris i també en els de les cases particulars que gaudeixen de jardí per minso que sigui.
L’objectiu d’aquest article és explicar, de forma molt sintètica, com són les relacions del poble japonès amb els seus arbres. Per dur-ho a terme esmentarem, breument, els principals tipus de climes i boscos, el paper dels arbres a la jardineria, els arbres dins de l’art i la literatura, els arbres dins la religió i les festes socials al voltant de l’arbre. En darrer lloc, presentarem unes conclusions sobre les causes i conseqüències de l’elevat valor dels arbres i boscos pels japonesos.
Un element que ajuda a entendre l’elevat valor que la societat japonesa atorga als arbres i boscos, és que aquests, malgrat ser fortament explotats per la construcció i per fer funcionar forns de ceràmica entre les èpoques Edo i Meiji, posteriorment es van beneficiar d’importants mesures reforestadores impulsades pel governs de l’època Meiji i com a resultat del notable valor espiritual d’algunes muntanyes i valls lligades a temples van crear-se un important conjunt de boscos sagrats.
Una dada molt important a tenir present de cara a entendre la importància del mantell vegetal és que al Japó, gràcies a la climatologia i a que és un territori força muntanyós i on les planes només representen el 25% del territori, la superfície forestal representa el 68% del territori, cosa que el converteix en un dels països amb un índex de boscos més elevat del món (taula 1). Dels 24 milions d’hectàrees forestals, 8 milions tenen algun tipus de protecció i la meitat d’aquestes se situen dins de parcs nacionals. L’Agència de Medi Ambient del govern japonès encara estima que existeixen 13,6 milions d’hectàrees de boscos naturals.
Actualment els aprofitaments forestals al Japó tendeixen a l’estancament, producte, sobretot, de la reducció de la competitivitat de les empreses forestals japoneses respecte al preu de la fusta provinent d’altres països. En contrapartida, el Japó és un dels grans consumidors de fusta del món i, en conseqüència, és un dels grans importadors mundials. Aquesta realitat genera la següent paradoxa: el Japó, que és un dels països amb un elevat nivell de protecció dels seus boscos esdevé, a la vegada, un dels grans impulsors de la desforestació a nivell mundial, tant de les selves tropicals d’Àsia (taula 2) com dels boscos de coníferes (taula 3).
Taula 1. Principals dades territorials del Japó
Superfície total 37.793.000 ha
Superfície agrícola 4.560.000 ha
Superfície forestal 24.868.000 ha
Font: Imaizum (2005)
Taula 2. Principals països importadors de fusta tropical (1991)
Països % Japó 33,3 Corea del sud 8,6
Font: http://Faostat.fao.org
Taula 3. Volum de fusta serrada de coníferes importada a Japó, per països de procedència
Països
Alemanya
Àustria
Importacions expressades en m3
Canadà 2.635.000
Xile 403.000
Xina 403.000
Estats Units 216.000
Rússia 707.000
Finlàndia 710.000
Letònia 81.000
Nova Zelanda 170.000
República Txeca 45.000
Romania 161.000
Suècia 593.000
Total 6.208.000
Font: http://Faostat.fao.org
El marc teòric i la metodologia
Aquest article s’inscriu dins la Geografia Cultural. Només cal recordar que un dels objectes d’interès d’aquesta branca de la Geografia és l’estudi de les relacions entre els éssers humans i el medi, incloent la percepció social dels elements naturals (Capella i Lois, 2002).
L’estudi de la percepció i el tractament dels arbres i els boscos per la societat japonesa fa recordar les paraules de Nicolás Ortega Cantero (1987): “El punt de vista geogràfic és una modalitat de la cultura i, com a tal, reclama el conreu de la sensibilitat cultural de qui l’aprèn i de qui el practica”.
El paisatge és un dels àmbits de recerca més importants dins la Geografia cultural. Aquesta branca de la Geografia entén que el paisatge és quelcom més que una realitat material ja que dins seu acostuma a atresorar qualitats i valors que no hem de renunciar a entendre (Ortega, 1998); fins i tot quan fan referència a l’associació entre la natura i el cos humà (Cosgrove, 2002) que s’esdevé de gran importància en les societat orientals.
El conjunt de textos consultats per a la redacció d’aquest article es poden agrupar en dos grups. El primer comprèn els estudis sobre les característi-
ques i l’evolució del mantell vegetal, així com de les diferents tècniques que s’utilitzen en la construcció dels jardins. El segon aglutina els treballs que analitzen les relacions culturals i espirituals entre els pobles orientals i el seu paisatge.
Un dels autors europeus que més ha aprofundit en les relacions entre la natura i la societat japonesa és Agustín Berque (1986). Aquest geògraf francès va fer la seva tesi doctoral sobre la colonització de l’illa d’Hokkaido i de les seves estades en terres japoneses en va extreure nombrosos ensenyaments sobre les relacions entre la cultura i el paisatge (Berque, 1999). A. Berque va dedicar un capítol del seu llibre Le sauvage et l’artifice. Les japonais devant la nature a analitzar les relacions entre els vegetals i la societat. Respecte dels paisatges forestals, Berque esmenta que els japonesos distingeixen entre els boscos modificats, anomenats sato yama i els boscos sagrats, anomenats Chinju no mori. Els paisatges forestals del sato yama es caracteritzen per la modificació de la distribució natural de les espècies arbòries. En aquest sentit, un dels grups d’arbres més afavorits ha estat el de les coníferes i, sobretot, el Pinus densiflora. Pel que fa a la protecció dels boscos, durant l’època Edo es van prendre importants mesures per protegir espais forestals i afavorir la reforestació. D’aquesta època daten alguns dels boscos més interessants del Japó, com el bosc de sugis o cedre roig japonès d’Akita, la foresta de xiprers de Kisoo o la magnífica avinguda de sugis dels temples de Nikko, de la qual parlarem més endavant.
Berque també ens explica la importància dels vegetals en la vida dels japonesos, ja que els vegetals dominen bona part de l’estètica tradicional i, per tant, apareixen en la decoració dels quimonos o en la decoració dels murs de les cases; també comenta que el tractament dels arbres té una clara influència xinesa (Berque, 1995) i estableix que a la Xina i sota la dinastia Han es crea, per primera vegada al món, una estètica paisatgística que té concrecions en la literatura, la pintura i els jardins. Aquesta estètica xinesa del paisatge es va estendre als països veïns, com el Japó i Corea.
Pel que fa a la concepció cultural del bosc, al Japó com a Europa, es parteix del mite de la selva primitiva on es dipositen els sabers ancestrals. Ara bé, per als japonesos, el bosc té més atributs ja que té un elevat valor identitari. Segons Berque el bosc que més s’adiu amb aquesta selva primigènia era la laurisilva que s’estenia per les planures centrals del Japó i que, majoritàriament, ha desaparegut producte de la cultura de l’arròs i la urbanització. Respecte de la metodologia utilitzada, cal esmentar que tot l’article es fonamenta en l’observació directa fruit d’un viatge al Japó (estiu de 2010) que ens va permetre observar i gaudir els principals temples així com els seus entorns i jardins de Tokio, Kyoto, Nara, Nikko, Nakone i el de l’illa de Miyajima. L’organització de l’article es focalitza en els arbres i com aquests impregnen moltes de les manifestacions culturals del poble japonès. Per aquest motiu parlem de jardins, religió, literatura i festes populars, amb la voluntat de fer comprendre que el seu paper és molt present en la vida dels japonesos.
Els climes i els boscos
El Japó és un arxipèlag d’illes que s’estenen des de les latituds boreals fins a les subtropicals, tot i que n’hi ha quatre que representen el 99 % del territori: Hokkaido, Honshu, Shikoku i Kyushu.
El clima està influït per l’acció al llarg de l’any de dos tipus diferents de masses d’aire i de dos corrents marins. A l’hivern les illes japoneses es veuen afectades per les altes pressions siberianes i a l’estiu per les baixes pressions asiàtiques, fet que genera uns hiverns força rigorosos i uns estius humits i calorosos. Respecte als corrents marins, el Japó es veu influenciat per un corrent càlid que procedeix del sud i que afavoreix que les terres més meridionals tinguin un règim tèrmic més suau que conjuntament amb l’elevada pluviositat permeten el creixement de la laurisilva. El segon és un corrent fred procedent del Pacífic nord que afecta, sobretot, l’illa de Hokkaido i la zona més septentrional de Honshu. Per tant, les temperatures disminueixen de nord a sud i, en conseqüència, l’hivern és fred, sobretot al nord del país i, en canvi, l’estiu és molt humit i xafogós, sobretot al centre i sud del país. D’altra part, les precipitacions són abundants tot l’any (més de 1.000 mm anuals) i, per tant, no hi ha estació seca en cap sector del territori japonès.
Producte d’aquesta successió climàtica, a les illes septentrionals predominen els boscos de coníferes, al centre les boscanes decídues i a les terres meridionals apareixen les selves temperades de laurifòlies. Cal remarcar que aquestes tres grans sanefes forestals no són pures sinó tot el contrari, és a dir, que ens apareixen nombrosos boscos mixtos. Per exemple, entremig de les fagedes japoneses creix una conífera gegantina. Es tracta del Sugi (Cryptomeria japonica), del qual explicarem, més endavant i amb més cura, les seves característiques, la seva simbologia i utilització ja que és l’arbre nacional del Japó. Cal precisar que pròpiament no es tracta d’un cedre, ja que aquest gegant és un representant de la família de les taxodiàcies. Per tant, és un parent de les sequoies.
Tot seguit, esmentarem amb més detall, seguint la successió latitudinal les principals formacions forestals del Japó.
A les illes més septentrionals del Japó ens apareix el bosc boreal o taigà el qual també creix a les zones muntanyoses fins al centre de l’illa de Honshu. Cal remarcar que la taigà de Hokkaido és una de les més meridionals de l’Extrem Orient. Aquest bosc de coníferes està dominat pels avets (Abies mariesii i Abies veitchii) i les pícees (Picea jezoensis i Picea glehnii).
Les boscanes decídues s’estenen des del sud de l’illa de Hokkaido fins al centre de l’illa de Honshu. Una de les característiques d’aquestes boscúries és la seva riquesa florística. La major part d’aquests boscos caducifolis són fagedes (Fagus crenata i Fagus japonica), en segon lloc ens apareixen les rouredes (Quercus acutissima i Quercus dentata). La varietat cromàtica dels caducifolis a llarg de les estacions fa que aquests arbres siguin molt estimats pels japonesos. Alguns
caducifolis interessants són els següents: el katsura (Cercidiphyllum japonicum) que és un arbre alt, d’uns 25 o 30 m, d’aspecte gràcil, amb un tronc d’escorça clara i capçades esclarissades de branques primes i arquejades que quan surten a la primavera són d’un color rosat brillant, a l’estiu d’un verd profund i a la tardor les seves fulles adopten coloracions entre grogues i vermelloses; en segon lloc, volem esmentar els arbres del gènere Acer, com Acer japonicum, que presentem unes coloracions tardorenques espectaculars.
A les terres més meridionals, sobretot a les illes de Shikoku i Kyushu, les selves temperades laurifòlies ocupaven grans extensions, però, majoritàriament han estat substituïdes per camps de conreu i arrossars i, actualment, només es conserven bons exemples de laurisilves en algunes de les illes més petites i allunyades. La laurisilva és un bosc de planifolis perennifolis que es caracteritza per presentar una gran diversitat d’arbres, entre les quals destaca el camforer (Cinnamomum camphora) i diferents alzines japoneses.
El Japó té una de les cultures silvícoles més antigues del món. Els seus boscos foren els primers a gaudir d’unes lleis que els protegien i en regulaven l’explotació. En concret fa més d’un mil·lenni que la producció de fusta va ser incorporada a les regulacions oficials i a les funcions del govern. Aquest va crear uns organismes anomenats zojishi destinats a la supervisió dels aprofitaments fustaires. Els zojishi (Autoria vària, 1993) davant dels problemes de desforestació que afectaven algunes regions del país van promoure importants plantacions. Des d’aleshores, el sentiment de conservació i respecte pels boscos ha arrelat profundament en la cultura japonesa. Un exemple d’aquesta llarga connexió entre els arbres i el poble japonès ens apareix en el primer llibre d’història del Japó1 escrit el 720 dC on es llegeix que “Totes les plantes i arbres poden dirnos moltes coses”.
Els arbres dins la jardineria
Els japonesos, fortament influïts pels preceptes religiosos xintoistes i budistes i les tècniques vingudes de la Xina, entenen el jardí com un microcosmos del paisatge natural. Com que per als budistes la contemplació és el mitjà per a la superació personal i, per tant, el camí per arribar a la pau interior o nirvana, la casa o el temple i el jardí constituïen una unitat indivisible. En l’evolució del jardí japonès podem establir les següents etapes. La primera fortament influenciada pels principis del xintoisme, parteix del fet que el pati inicialment buit va incorporant els elements primaris de l’entorn natural, és a dir: l’aigua, les roques i els arbres. A continuació apareix el relleu en crear-se en tot el jardí, petits monticles i, més endavant, s’estableix la comunicació entre els
1. Es tracta del llibre Nihon Shoki que sol traduir-se com The Chronicles of Japan
diferents elements del jardí en construir-se els camins i els ponts que creuen els diversos petits estanys i rierols. La segona etapa es caracteritza per la influència del budisme zen i el jardí és converteix en un espai estàtic de contemplació i simbolisme per ser observat des del temple o santuari. Un clar exemple de jardí d’aquesta segona etapa és el del recinte del temple de Ginkaku-ji declarat patrimoni de la humanitat per la UNESCO i situat al peu de les muntanyes que envolten Kyoto (foto 1).
En la tercera etapa, que es desenvolupa dins de l’època Edo (1615-1868), el jardí agafa moviment, és a dir, el jardí passa a ser un espai per ser contemplat des dels camins que hi ha en el seu interior. Un exemple d’aquest nou tipus de jardí és el del palau imperial de Katsura a Kyoto que té un sender amb 1769 pedres simbòliques que, circumdant el jardí, connecta amb el palau. Cal emfatitzar que el passeig per les diferents parts del jardí també pot ser considerat una experiència mística (Jellicoe, 1995).
Fotografia 1. Jardí del temple de Ginkaku-ji a la ciutat de Kyoto
Totes les fotografies són de l’autor, Josep
Es tracta d’un jardí pensat per a la contemplació en el qual el sòl està format per dos elements: el primer és el quars que forma diferents formes geomètriques i que s’ha extret de la llera d’un riu i que no pot ser trepitjat, amb excepció del seu cuidador. En segon lloc apareix la vegetació, majoritàriament arbres i arbustos.
A tall de conclusió podem afirmar que el jardí japonès es fonamenta en tres elements ornamentals: la pedra, l’aigua i l’arbre. Ens endinsarem, breument, en la utilització i la simbologia dels arbres en el jardí japonès, tot i que l’arbre té un paper secundari respecte als dos elements anteriors (Páez de la Cadena, 1998). La importància dels arbres en el jardí radica en tres fets. El primer és que el seu desenvolupament al llarg del temps ens ofereix el simbolisme del pas del temps en les seves clàssiques etapes: joventut, maduresa i senectut. En aquest darrer àmbit els arbres de gran longevitat reben atencions especials i acurades per mantenir-los en bon estat i per afavorir el seu coneixement entre la població. Per enriquir aquesta afirmació presentarem dos exemples. El primer és del jardí de Hama dins de la ciutat de Tokio, el qual va ser construït el segle xvii com a retir d’una família Shogun. Actualment aquest jardí es pot considerar un parc urbà que simbolitza clarament el contrast entre tradició i modernitat a la ciutat de Tokio. Aquest jardí alberga un pi plantat el 1709 on totes les seves branques més baixes es trobem recolzades sobre estructures de fusta per evitar que es trenquin (foto 2). Es tracta, al nostre entendre, d’un encomiable exercici de geriatria forestal. En segon lloc, com exemple de com es pot fomentar el coneixement dels arbres entre la població, volem esmentar el cas d’un arbre monumental situat en el parc que envolta el palau imperial de Kyoto. Al peu d’aquest arbre trobem un cartell que explica la seva vàlua històrica i, a la vegada, dins del cartell hi ha una planxa de metall amb un gravat de la fulla pensat perquè els ciutadans puguin marcar sobre un paper les formes de la fulla (foto 3) i endur-se’l a casa com a record.
Fotografia 2. Pi (Pinus thumbergii) plantat el 1709 al jardí de Hama a Tokio
Cal recordar que els arbres, a més de representar el pas del temps, en el jardí tenen diferents simbologies. Generalment representen la supervivència ja que donen fruits, els quals són la base alimentària de molts animals i, en alguns casos, també són consumits per les persones. També simbolitzen l’univers natural ja que uneixen els tres móns, el subterrani, el terrestre i el celestial i, en conseqüència, són objecte de contemplació i passeig. Alguns arbres producte de la seva longevitat o de la seva situació prenen un valor simbòlic per ells mateixos. Per exemple, dins del recinte del palau imperial de Kyoto i davant de l’entrada a l’edifici dedicat a les audiències de l’emperador ens apareixen dos arbres plantats a cada costat de la porta. En una banda hi ha un cirerer (Prunus sp.) i a l’altra un pi (Pinus densiflora). El primer simbolitza el caràcter efímer de la bellesa, ja que el màxim esplendor estètic d’aquest arbre coincideix amb la seva floració que només dura uns dies. El segon és el símbol de la longevitat ja que els pins poden viure centenars d’anys.
Finalment els arbres i la resta dels vegetals utilitzats en els jardins tenen un clar i contundent valor estètic ja que les seves formes i colors varien al llarg de l’any i el pas del temps. D’altra part, els arbres, per aconseguir representar el seu valor simbòlic dins del jardí, s’ubiquen en els indrets on poden desenvolupar millor el seu port, el seu cromatisme i la seva bellesa, en ocasions jugant amb el seu reflex sobre l’aigua.
Per fomentar el valor estètic dels vegetals es produeix, en ocasions, la seva poda. En canvi en altres casos s’evita el trencament de les branques més baixes recolzant-les en estructures de fusta, tal com ja s’ha il·lustrat anteriorment. Un altre tractament ornamental de l’arbre és la seva miniaturització, és a dir, la seva conversió en bonsai. Aquesta és una tècnica originària de la Xina però molt arrelada a la cultura japonesa. Tant els bonsais com les composicions florals o ikebana tenen un important valor ornamental tant en els interiors de les cases com en els jardins.
Fotografia 3. Detall d’un cartell situat al peu d’un arbre del parc que envolta el palau imperial de Kyoto. Està pensat perquè els ciutadans puguin endur-se un record, dibuixat, de les característiques de la fulla d’aquest arbre.
Els arbres a la literatura i l’art
La figura dels arbres és força present tant en la literatura com en l’art producte del valor sagrat que tenen per als japonesos. Per il·lustrar aquesta afirmació presentarem, simplement, alguns exemples.
En el llibre Makura no soshi (Zhimbiev i Camarasa, 1997) que va ser escrit en el segle x i que podem traduir com Notes de capçalera, una dama de companyia al servei de l’emperadriu fa un repàs de la vida a la cort imperial de Kyoto i, a la vegada, ens deixa una preciosa crònica del paisatge nipó dels voltants de Kyoto. En un dels capítols d’aquest llibre, que fa un referència a un passeig, s’arriben a esmentar una vintena d’arbres diferents fet que ens demostra l’interès que despertava el seu coneixement a nivell popular.
En un altre relat antic, com en el cas del llibre Sarashina nikki que va ser redactat a principis del segle xi, que podem traduir per Diari de Sarashima i que també és un diari femení, s’esmenta que al camí de Kyoto fins al mar i a través de les muntanyes es podia caminar durant cinc dies sota els arbres sense veure el sol.
A nivell artístic l’arbre és un important element de representació tant a les mampares que separaven les estances dels palaus com en els famosos gravats sobre fusta, anomenats Ukiyo-e. Dos dels artistes més consagrats d’aquesta tècnica van ser Hokusai (1760-1849) o d’Hiroshige (1797-1858). Un exemple d’Ukiyo-e que volem destacar és un gravat del segle xvii del període Edo de Hishikawa Moronobu (?-1694) en el qual ens apareix l’escena de la festa del Hamani, on un grup de cortesans seuen sota un cirerer florit tot menjant i bevent i envoltats per teles, tot cercant la màxima comunió entre els cortesans i la bellesa de les flors de l’arbre.
Els arbres i la religió
La religió bàsica i més antiga del Japó és el xintoisme segons la qual les forces sobrenaturals anomenades Kami es veuen personificades en les espècies i elements de la natura. Hi ha tres tipus de Kamis: els que representen la natura, els dels llinatges i els dels individus. Els Kamis de la natura són els més antics i, per tant, els elements de la naturalesa com les muntanyes, les fonts, els rius, els boscos i arbres poden tenir un valor sagrat. Els boscos sagrats s’anomenen chinju no mori i normalment envolten els recintes religiosos. Per tant, al Japó, trobem muntanyes sagrades, com el mont Fuji, illes sagrades com la de Miyajima o boscos i arbres sagrats. Un dels exemples més espectaculars de bosc sagrat el trobem a l’illa de Yaku-shima, on hi ha els boscos de Yakusugi, és a dir: els boscos monumentals de cedre roig japonès. Només cal tenir present que aquests arbres poden arribar a tenir de 3 a 5 m de diàmetre, més de 30 m d’alçada i, majoritàriament són
mil·lenaris. El Yakusugi de més edat que ha estat identificat fa 25,3 m d’alçada, una circumferència a l’alçada del pit de 16,4 m i es calcula que té més de 7.000 anys (Zhimbiev i Camarasa, 1997). Un altre exemple de comunió entre la natura i la societat és el peregrinatge que es fa entre els boscos de la península Kii. També és interessant ressenyar el cas del santuari d’Ise que és el més important dels santuaris xintoistes del Japó on el sakaki, que és un arbre perennifoli de la família de les camèlies, ocupa un lloc central en la distribució dels edificis religiosos. D’altra part les branques del sakaki s’utilitzen en els rituals xintoistes, producte de la seva veneració com a arbre sagrat.
El budisme va ser introduït el segle vi i, tot i que va esdevenir la religió majoritària, va incorporar molts elements del xintoisme. Més endavant el budisme zen va aconseguir molta importància dins del Japó fet que va tenir gran transcendència en el valor dels elements naturals. Cal tenir present que s’arriba al Nirvana després de superar diferents estadis que tenen com a eix la contemplació i la meditació i en aquest sentit l’arbre i el bosc hi tenen un paper rellevant. Hem de recordar que Buda va asseure’s sota l’ombra d’un Pipal (Ficus religiosa) per esperar la revelació divina. En aquest punt convé recordar que Buda deia que el bosc és un organisme únic que és font de gran bondat ja que no demana res i, en canvi, ens ofereix alimentació i protecció. També esmentava que els boscos són els millors llocs per a la contemplació ja que dins seu podem oblidar-nos de les nostres relacions materials i endinsar-nos en l’ordre natural, fet que ens atorgarà una major quietud mental. Per tant, pels budistes, el bosc esdevé un espai de pau i serenitat. Per aquest motiu en molts temples budistes –com el de Nara, on es troba l’estàtua de Buda més gran del món– se situen en el mateix altar i al costat de les estàtues de Buda, arbres plantats en testos de grans dimensions, en un clar acostament simbòlic a la realitat natural.
Producte de totes aquestes consideracions, tots els edificis religiosos, en menor o major mesura, incorporen elements naturals. Si comencem pel tori o pòrtic d’entrada a l’espai sagrat aquest, en moltes ocasions, pot situar-se enmig del bosc, d’un llac o del mar, com és el cas del santuari xintoista d’Itsukushima situat a l’illa sagrada de Miyajima on no es pot tallar cap arbre i on els cérvols circulen lliurement per tots els indrets. Aquest santuari que data del segle ix permet la prolongació de l’edifici sobre les aigües, resultat de concebre que la divinitat se situa entre el cel i la terra. Entre el Tori i l’edifici religiós en moltes ocasions apareix un passeig, en el qual els arbres tenen molta importància, ja que esdevenen veritables columnes situades a banda i banda del passeig que acompanyen el pelegrí. L’exemple més espectacular és l’avinguda d’entrada als santuaris de Nikko, anomenada sugi-namiki, formada per cedre roig japonès o sugi, i que van ser plantats en el segle xvi (foto 4). També el camí que hi ha entre el Tori que hi ha al llac Ashi i el santuari de Hakone està rodejat de majestuosos cedres japonesos. A l’esplanada de davant d’aquest santuari ens apareixen alguns exemplars mil·lenaris (foto 7). Convé tenir present que el sugi és l’arbre nacional del Japó i simbolitza la connexió cultural i religiosa amb la
217 natura. Quan aquest arbre és molt vell s’anomena Yakusugi. El sugi és un arbre perennifoli molt alt ja que en ocasions pot arribar als 70 m d’alçada; posseeix uns diàmetres que sobrepassen els 4 m i la seva escorça grisenca i vermellosa amb tires verticals és realment particular. Com que la seva fusta és força tova no estat massivament utilitzada per la construcció i aquest fet conjuntament amb la seva simbologia ajuda a entendre l’abundància d’aquest arbre en el Japó. La majoria de les pràctiques religioses dels japoneses, tant en santuaris xintoistes com en temples budistes, són individuals; és a dir, les persones arriben i, primer de tot, es purifiquen amb l’aigua i encenen encens també a l’entrada del temple. Tot seguit es dirigeixen davant de l’altar i fan les seves oracions. En ocasions les pregàries que es demanen i que fan, majoritàriament, referència al benestar de la família o al desig d’aconseguir una bona feina es compren ja escrites sobre fusta o paper. Les inscripcions sobre fusta es pengen, en molts casos, al voltant d’arbres (foto 5) i quan són sobre paper es lliguen a les seves branques (foto 6). Aquests paperets de la sort que es venen en els santuaris i porten escrits els desitjos que volen que es facin realitat s’anomenen Omikuji.
En darrer lloc parlarem del reconeixement amb símbols xintoistes dels arbres sagrats producte de la seva edat o dimensions. En els santuaris xintoistes podem trobar arbres venerats que estant rodejats per una corda de palla d’arròs trenada que també és utilitzada per rituals de purificació i s’anomena Shimenawa (foto 7).
Fotografia 4. Passeig de Sugi-Namiki a Nikko.
En aquest passeig podem apreciar la majestuositat del sugi o cedre roig japonès.
Fotografia 5. Pregàries penjades al voltant d’un arbre sagrat al santuari Meiji de Tokio
Fotografia 6. Omikuji penjats en un dels cedres del passeig de Sugi-Namiki que porta als temples de Nikko
218 Treballs de la SCG, 70, 2010 Josep Gordi SerratFotografia 7. Shimenawa que rodeja en un dels cedres del temple xintoista de Hakone
Les festes socials al voltant de l’arbre
La festa del Hamani o de la floració dels cirerers és una festa molt esperada dins del costumari japonès. Al Japó s’ha celebrat des de fa més de 1000 anys l’arribada de la primavera amb la festa del Hanami o de l’observació de flors i coincideix sempre amb el punt àlgid del Sakura o floració dels cirerers. En l’apartat sobre els arbres a la literatura i l’art, hem esmentat un gravat del segle xvi on ja apareix la festa del Hamani, la qual antigament era una activitat de les classes poderoses, però que avui en dia és una festa molt popular.
La curta durada d’aquest fenomen, juntament amb la tradició del sintoisme –fortament lligada a la natura– recorda als japonesos la curta durada de la vida i la conseqüent joia i sentiment de gratitud que s’ha d’expressar pel fet d’estar vius. També té influència en la celebració la tradició del budisme i el seu principi de Mono no aware, un terme utilitzat per a descriure la bellesa, la sensibilitat, l’emoció i el gaudiment per les coses petites o efímeres, la consciència de la caducitat i fugacitat de totes les coses i la lleugera sensació de pena agredolça que implica el seu consum.
Aquesta celebració consisteix en que les famílies japoneses es reuneixen sota els cirerers en flor, per llegir poesia, beure sake, cervesa o te verd i menjar-hi
a sota mentre es gaudeix de l’espectacle que no es podrà tornar a contemplar fins al proper any.
Una altra celebració social que té present l’arbre és la festa del cap d’any. En moltes cases japoneses es col·loquen dos pins al costat de la porta d’entrada. D’acord amb la tradició xintoista les forces divines o kame són dins de les branques dels arbres i d’aquesta manera s’atreuen els kame positius perquè beneeixin la casa.
Conclusions
Al llarg d’aquest article hem repassat les principals relacions o vincles que té el poble japonès amb els boscos i els arbres. Des del nostre punt de vista hi ha dos elements que condicionen el tracte i la consideració que tenen els japonesos vers els seus arbres i boscos.
El primer és que la concepció i la pràctica religiosa està molt entroncada amb la natura. El resultat d’aquest realitat és que els arbres, que formen part dels espais sagrats, són dipositaris de les pregàries de la població i són venerats per les seves dimensions i la seva longevitat. Cal tenir present que els edificis sagrats se situen, majoritàriament, enmig de la natura i les edificacions són de fusta. Per tant, es genera una perfecte harmonia entre els arbres i les edificacions del temple o santuari.
El segon és l’estima que té el poble japonès per la jardineria i la natura que els porta a festejar els canvis estacionals, com és el cas de la sakura o floració dels cirerers, a voler miniaturitzar els arbres i fer-ne bonsais per tenir-los a les cases i/o jardins, o simplement a voler passejar pels parcs de les ciutats i les nombroses muntanyes de la geografia japonesa amb esperit plàcid i contemplatiu. No voldríem acabar aquest text sense tornar a posar de manifest, tal com dèiem a l’inici de l’article, que existeix una clara contradicció entre la notable conservació dels boscos japonesos i el fet que el Japó sigui un dels primers importadors mundials de fusta. Per tant, mentre el país atorga un caràcter sagrat a molts dels seus arbres, boscos i muntanyes, col·labora en la desforestació d’importants boscos tropicals i de coníferes boreals. Tanmateix, cal afegir que també hi ha un problema de rendibilitat de les explotacions forestals japoneses, davant el baix preu de la fusta importada.
Bibliografia
Autoria vària (1997). “Els conflictes de gestió i els problemes ambientals”. En: Folch, Ramon [dir.]: Biosfera. Barcelona: Enciclopèdia Catalana, vol. 6.
Berque, Augustin (1986). Le sauvage et l’artifice. Les japonais devant la nature. Editions Gallimard.
– [dir.] (1994). Cinq propositions pour una théorie du paysage. Editions Champ Vallon. – (1995). Les raisons du paysage de la Chine antique aux environnements de synthèse. Editions Hazan.
Capella, Hugo; Lois González C. (2002). “Geografia cultural: la gran desconocida”. Boletín AGE, núm. 34, p. 11-18.
Cosgrove, Denis (2002). “Observando la naturaleza: el paisaje y el sentido europeo de la vista”. Boletín AGE, núm. 34, p. 63-89.
Jellicoe,Geoffrey & Susan (1995). El paisaje del hombre. Barcelona: Gustavo Gili.
Imaizum, Yuji (2005). Global Forest Resources Assessment. Country Reports. Japan. Roma; FAO Forestry Department.
Nadkarni, Nalini (2008). Between earth and sky. Berkeley: University of California Press.
Ortega Cantero, Nicolás (1988). Geografía y cultura. Madrid: Alianza editorial.
– (1998). “Paisaje y cultura”. En: Paisaje y medio ambiente. Valladolid: Universidad de Valladolid.
Páez de la Cadena, Francisco (1998). Historia de los estilos en jardinería Madrid: Istmo.
Zhimbiev, B.; Camarasa, J. M. (1997). “Les reserves de la biosfera a les laurisilves”. En: Folch, Ramon [dir.]: Biosfera. Barcelona: Enciclopèdia Catalana, vol. 6.
RESSENYES
Treballs de la Societat Catalana de Geografia, 70, 2010, p. 225/236
ArnAu, Xavier; Lluís CAlvo; Álvaro Girón; Francesc nAdAl [eds.] (2007). Ciència i compromís social: Élisée Reclus (1830-1905) i la geografia de la llibertat. Barcelona: Residència d’Investigadors CSIC – Generalitat de Catalunya, (Publicacions de la Residència d’Investigadors, 32), 174 p.
Actualidad y vigencia del pensamiento geográfico de Élisée
Reclus
“Para Nabokov, uno de los rasgos característicos del estudiante norteamericano era que no supieran una palabra de geografía; y la geografía es, entre otras cosas, el soporte físico de la historia: sin tal soporte, la historia se convierte en una especie de juego de azar.” (Luis Goytisolo, «Geografía, historia y mito», El País, 15 de septiembre de 1986, p. 11)
«¿Quién conoce hoy a Élisée Reclus?», se preguntaba hace tres decenios Béatrice Giblin en la recién aparecida revista Hérodote,1 dejando constancia a renglón seguido del olvido académico e institucional en el que había caído ese «gran geógrafo», antaño mundialmente conocido y posteriormente relegado, reducida su memoria casi exclusivamente a los menguados círculos de la militancia anarquista, cuya ideología contribuyó a difundir.
Desde entonces ha sido precisamente esa publicación, subtitulada desde el número 27 «revue de géographie et de géopolitique», la principal responsable de la recuperación de Reclus, al que ha dedicado, además del artículo ya citado de Giblin, dos números monográficos, el 22 (1981) y el 117 (2005), coincidiendo este último con el centenario de su muerte, una fecha que dio nuevo impulso a los trabajos e investigaciones sobre uno de los geógrafos más interesantes del siglo xix al que su compromiso social y su ideología libertaria llevaron por derroteros alejados de los círculos académicos oficiales de la triunfante escuela francesa de geografía, liderada por Paul Vidal de la Blache.
En el marco cronológico del centenario de la muerte de Élisée Reclus se inserta la realización de varios congresos y coloquios, como los celebrados en la Universidad Paul Valéry de Montpellier (4-6 de julio de 2005) o en la Universidad de Lyon (8-10 de septiembre de 2005), entre otros. En el primero compartió protagonismo con Vidal de la Blache, padre de la Geografía francesa, mientras que el segundo, centrado exclusivamente en Reclus, proponía profundizar en la reflexión sobre su figura y su obra, la validez de sus ideas en nuestros días y la necesidad y oportunidad de releer y recuperar sus aportaciones a la luz de la geografía del siglo xxi.
En este contexto cabe destacar el ciclo de cuatro conferencias celebrado
1. Giblin, Béatrice (1976): «Élisée Reclus, géographie, anarchisme», Hérodote, núm. II, p. 30-49.
en Barcelona en noviembre de 2005, bajo el título de «Ciència i compromís social. Élisée Reclus (1830-1905) i la geografia de la llibertat», en la Residència d’Investigadors CSIC-Generalitat de Catalunya y el Institut d’Estudis Catalans. Las conferencias corrieron a cargo de dos geógrafos –la Dra. Teresa Vicente Mosquete, de la Universidad de Salamanca, y el Dr. Philippe Pelletier, de la Universidad de Lyon– y dos historiadores –el Dr. Eduard Masjuan, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y el Dr. Álvaro Girón, investigador de la Institució Milà i Fontanals-CSIC.
Los textos de estas conferencias, publicados en su idioma original (castellano en el caso de Teresa Vicente y Álvaro Girón, francés en el de Philippe Pelletier y catalán en el de Eduard Masjuan) conforman el número 32 de Publicacions de la Residència d’Investigadors, editado en diciembre de 2007 en Barcelona, volumen en el que se incluye, además, un artículo del escritor francés Joël Cornuault, editor de Les Cahiers Élisée Reclus.
Esta combinación de geógrafos e historiadores como autores especializados en Reclus tiene mucho que ver, según Xavier Arnau, editor de la publicación y autor de la presentación, con la concepción que Élisée Reclus tenía de su «geografía social», tal como recoge en el prefacio de su última obra, El hombre y la tierra, de publicación póstuma:
Trazaba yo el plan de un nuevo libro en que se expondrían las condiciones del suelo, del clima, de todo el ambiente en que se han cumplido los acontecimientos de la historia, donde se mostrase la concordancia de los hombres y de la tierra, donde todas las maneras de obrar de los pueblos se explicasen, de causa a efecto, por su armonía con la evolución del planeta.2
En efecto, para él la geografía «no es más que la historia en el espacio, del mismo modo que la historia es la geografía en el tiempo» (El hombre y la tierra, p. 74), unidas ambas por un mismo objeto de estudio, el ser humano, que, a su vez, constituye un elemento integrante de la naturaleza, cuyas leyes está obligado a seguir si quiere alcanzar la libertad y el pleno desarrollo personal.
La primera conferencia que recoge el volumen que estamos comentando, impartida por Teresa Vicente Mosquete, lleva por título «Eliseo Reclus: compromiso social y libertad científica del siglo xix para el siglo xxi». La autora es con seguridad la más destacada especialista española en la vida y la obra del gran geógrafo anarquista y en las relaciones de la ciencia geográfica con el movimiento libertario español. Publicó la primera obra específica sobre Reclus escrita en castellano, tras la recuperación de su figura iniciada por Hérodote a finales de los años 70.3
Su comunicación se centra en el último decenio de la vida de Reclus, cuan-
2. Reclus, Élisée (1905-1908): L’homme et la Terre. Paris: Librairie Universelle, 6 vol. Trad. esp.: El hombre y la tierra. Madrid: Doncel, 8 vol., 1975, p. 69.
3. Vicente Mosquete, Teresa (1983): Eliseo Reclus, la geografía de un anarquista. Barcelona: Los Libros de la Frontera, 304 p.
do éste se traslada a Bruselas para lograr su vieja aspiración de convertirse en profesor de geografía, objetivo que no pudo alcanzar en su país natal, del que estuvo ausente durante dos largos periodos de exilio, entre 1851 y 1857, tras el golpe de estado que implantó el 2º Imperio, y desde 1872 a 1890, tras el fracaso de la revolución de la Comuna de París, en la que participó activamente. El conservadurismo político y académico francés del 2º Imperio y la 3ª República no era nada favorable a la difusión de las ideas anarquistas ni posibilitaba la promoción profesional de científicos o investigadores vinculados a una ideología que propugnaba la destrucción del estado y del capitalismo y la supresión de la ley y la autoridad. A pesar de la pertenencia de Reclus a la Sociedad Geográfica de París, de sus colaboraciones en la Revue des Deux Mondes y de la publicación de dos monumentales obras de geografía,4 que le dieron una gran proyección internacional, su acceso profesional a los medios académicos se veía vetado por su militancia libertaria. Su labor científica en el campo de la geografía fue incluso desacreditada por sus colegas universitarios conservadores, no sólo en vida de Reclus, sino también después de su muerte: en 1908 Vidal escribía a Jean Brunhes: «Vous savez combien la Géographie universelle d’Élisée Reclus a cessé de correspondre à l’état de la science».5 Este juicio, en boca del padre de la escuela geográfica francesa, es sumamente elocuente y esclarecedor del olvido y la marginación a los que fue sometido el geógrafo anarquista en los medios oficiales y académicos de la disciplina.
En los primeros años 90 Reclus reside de nuevo en París, tras su largo exilio suizo, en un ambiente de franca hostilidad y represión institucional contra los anarquistas que se manifiesta en la supresión de publicaciones, las deportaciones a Cayenne (Guayana Francesa) o las leyes de excepción (lois scérélates). La tremenda presión judicial y policial obligó al exilio a numerosos anarquistas.
El rechazo de la Universidad Libre de Bruselas a contratar a Reclus como profesor, incumpliendo un compromiso anterior, debido a su condición de «anarquista militante», agudizó el enfrentamiento entre progresistas y conservadores en el seno de dicha institución, lo que derivó en la escisión del sector progresista y la creación de la Universidad Nueva de Bruselas (UNB), más libre y tolerante. En ella la actividad geográfica de Reclus se desarrollará en tres aspectos:
1. Profesor de la UNB, en la que impartió un curso de geografía comparada en la estela de Ritter, analizando las interrelaciones entre los elementos del medio físico y su repercusión en los grupos humanos, combinando asimismo el medio-espacio (elemento estático) con el medio-tiempo (elemento dinámico); en definitiva, geografía e historia como pilares básicos de la geografía
4. La Terre, description des phénomènes de la vie du globe (1868-1869, Paris, 2 vol.) y Nouvelle Géographie Universelle (Paris: Hachette, 19 vol.)
5. Citado por Béatrice Giblin en «Élisée Reclus: un géographe d’exception»: http://www.herodote.org/spip. php?article148
social reclusiana, sin excluir la participación de la sociología y la etnografía, una ciencia esta última en la que Élisée estaba claramente influenciado por su admirado hermano mayor Elie, anarquista como él.
2. En 1898 fundó el Instituto Geográfico (IG), anexo a la UNB, con el objetivo de lograr una enseñanza geográfica integral, activa y pluridisciplinar, no basada exclusivamente en la clase magistral, sino principalmente en actividades prácticas (destacando especialmente la construcción de mapas y relieves) y el trabajo individual del alumnado. De los cuatro cursos que se impartían en el IG el primero, preparatorio, se cursaba en la Facultad de Ciencias, lo que nos da una idea de la gran importancia que Reclus y otros anarquistas, como Kropotkin, otorgaban a las ciencias naturales como fundamento de cualquier aprendizaje y análisis de la realidad, incluso la referida al ser humano, que no sería en definitiva más que una parte de la naturaleza.
La asistencia a los cursos del IG era libre y gratuita. El numeroso alumnado era mayoritariamente extranjero y no obtenía titulación oficial, ya que el Estado belga no se dignó aprobar un plan de estudios que incluía contenidos tan subversivos como la geografía matemática, el dibujo o la geografía médica.
Élisée Reclus daba una gran importancia a la representación fidedigna de la Tierra, inevitablemente deformada por los mapas, según la proyección elegida. Por eso insistía en el uso de globos terráqueos de diferentes escalas, complementados por discos esféricos de mayor escala para fenómenos y procesos menos generales y mapas en relieve para una representación geográfica más detallada. Destaca en este aspecto su proyecto para la Exposición Universal de París en 1900 de construir un “globo científico geográfico” de enormes dimensiones (160 metros de diámetro) que finalmente no pudo realizarse por problemas presupuestarios.
3. Paradójicamente, el anarquista Reclus se embarcó en la creación de la Société Anonyme d’Études et d’Editions Géographiques Élisée Reclus, empresa capitalista que, según la lógica búsqueda de beneficio que sustenta al sistema, prestaba sus servicios a comerciantes e industriales deseosos de explotar los recursos cuyo conocimiento la geografía ponía a su alcance. No obstante, esta fugaz experiencia empresarial, iniciada en 1898, se extinguió en la bancarrota seis años después, debido, según Reclus, a la falta de honestidad de sus socios capitalistas, cuyos chanchullos financieros hicieron inviable el proyecto.
Un año más tarde, en 1905, moría en Bruselas el «sabio justo y rebelde»,6 geógrafo anarquista, anarquista geógrafo, que tanto contribuyó con su obra a la formación cultural y científica de muchos trabajadores españoles que, alejados de los medios académicos oficiales, acudían en su exiguo tiempo libre a los ateneos libertarios y a las escuelas populares para adquirir las principales armas de transformación social: la cultura y la educación.
La segunda conferencia («La grande séparation à réabsorver: l’orient et
6. Nettlau Max (1928): Élisée Reclus (1830-1905): la vida de un sabio justo y rebelde. Barcelona: La Revista Blanca.
l’occident vus par Élisée Reclus»), correspondió a Philippe Pelletier, geógrafo de la Universidad de Lyon especializado en Japón, organizador del coloquio internacional celebrado poco antes en dicha universidad.
Constata el autor que, aunque Reclus nunca visitó Asia oriental, al final de su vida escribió mucho sobre esa zona, gracias a la colaboración de reputados especialistas de diversas ciencias, llegando a conclusiones innovadoras e incluso proféticas, útiles para comprender las cruciales relaciones actuales entre Oriente y Occidente. Su «geografía social», tan diferente de la «geografía humana» de Vidal de la Blache, no elude la geopolítica, aunque no llegara nunca a utilizar ese término, que hizo su aparición años después de su muerte, y se desmarcara claramente de la «geografía política» de Ratzel, precursora de la Geopolitik alemana de infausta memoria.
Como Ratzel, Reclus participaba plenamente del ambiente científico de finales del siglo xix, caracterizado por la supremacía de las ciencias naturales y del evolucionismo darwinista, que impregnaba también a ciencias sociales como la sociología, la antropología o la geografía. Ratzel concibe a los estados como entidades orgánicas sujetas a leyes cuasi naturales de crecimiento y declive, al tiempo que Reclus hace referencia a las «leyes inmutables de la historia»,7 que para él serían la lucha de clases, la búsqueda del equilibrio y el arbitraje soberano del individuo. Según Horacio Capel, el método inductivo positivista y la influencia de Darwin llevaron a Elisée Reclus a aceptar el determinismo del medio físico sobre el ser humano, postulando la necesidad de que las sociedades humanas se adapten a las exigencias del medio natural.8 No obstante, Pelletier opina que Reclus evitó caer en la trampa determinista, insistiendo en la capacidad de los seres humanos para actuar sobre el medio físico y modificarlo, tal como escribió en El hombre y la tierra:
Al medio-espacio, caracterizado por los mil fenómenos exteriores, ha de añadirse el medio-tiempo, con sus transformaciones incesantes y sus infinitas repercusiones. Si la historia comienza por ser “todo geografía”, como ha dicho Michelet, la geografía se vuelve gradualmente “historia” por la reacción continua del hombre sobre el hombre. (…) Este segundo medio dinámico, unido al medio estático primitivo, constituye un conjunto de influencias en el que es siempre difícil, frecuentemente imposible, reconocer las fuerzas preponderantes, tanto más cuanto que la importancia respectiva de esas fuerzas primeras o segundas, puramente geográficas o ya históricas, varía según los pueblos y los siglos.9
Para Pelletier la obra de Reclus, que Yves Lacoste denomina «geografía glo-
7. El hombre y la tierra, vol. 8, p. 21.
8. En su fundamental obra Filosofía y ciencia en la Geografía contemporánea (Barcelona: Barcanova, 1981) Horacio Capel le dedica cinco páginas bajo el epígrafe «Reclus: un geógrafo anarquista marginado» (p. 301-301, incluido en el capítulo x: «El positivismo y la geografía»).
9. El hombre y la tierra, vol. 1, pp. 158-159.
bal», podría ser definida como «geohistoria», es decir, un estudio geográfico especializado del proceso histórico, una metodología que podemos observar especialmente en El hombre y la tierra. No hace una historia de acontecimientos, sino que, anticipándose a Fernand Braudel, inicia una vía absolutamente novedosa, «une étude de la civilisation humaine dans l’espace et dans le temps, avec ses diversités mais aussi ses convergences», lo que le aleja inexorablemente de la tradición vidaliana, que niega el carácter geográfico de la obra de Reclus, a la que considera, como Jean Bruhnes, más historia y sociología que geografía. Evidentemente, la pluralidad de temas y de aproximaciones de Reclus a la comprensión de los fenómenos territoriales no puede enmarcarse en los estrechos márgenes de la «región», convertida por el posibilismo geográfico en objeto estrella de los análisis espaciales.
Reclus dedicó especial atención a aspectos ignorados por los demás geógrafos, como las identidades culturales, las características de los estados-naciones, las ambiciones civilizadoras y las guerras santas, entre otros. Criticó y desmontó las teorías esencialistas que atribuyen características identitarias opuestas a occidentales (positivas) y orientales (negativas), anticipando en casi 100 años los planteamientos críticos desarrollados por Edward W. Said contra el «orientalismo» como ideología de dominación imperialista occidental sobre el resto del mundo. Ciertamente, podemos cuestionar su benevolente concepción del colonialismo europeo. Como afirman Pelletier y Girón en sus respectivas comunicaciones, Reclus criticaba el imperialismo y sus corolarios (guerra y explotación) y rechazaba la supuesta superioridad racial europea, pero justificaba y defendía (igual que Kropotkin) la difusión mundial de los aspectos positivos de la dominación occidental, especialmente en lo referente al progreso técnico y material y a los avances sanitarios y educativos. Pone como ejemplo de estos beneficios el caso de Japón, que consiguió un alto grado de desarrollo por haber asumido voluntariamente las conquistas materiales y morales de la civilización occidental sin haber perdido su independencia y su libertad política y religiosa. Aunque rechazaba las manidas ideas preconcebidas del etnocentrismo europeo sobre Japón (barbarie oriental, peligro amarillo, etc.) y alababa las virtudes psicológicas y morales de los japoneses, no dejó de denunciar anticipadamente el peligro del militarismo imperialista nipón sobre sus vecinos asiáticos, desgraciadamente confirmado en décadas posteriores.
Los artículos de los historiadores Eduard Masjuan y Álvaro Girón analizan la inserción del pensamiento geográfico de Reclus en el ambiente científico de la época, caracterizado por la difusión del positivismo y el evolucionismo naturalista, así como su influencia en la cultura anarquista española, en el caso del primero, y su relación con su colega y correligionario Kropotkin, en el del segundo.
Deja constancia Masjuan de la gran importancia que para los anarquistas tiene la educación científica como pilar básico de transformación social y de que, aunque una parte de la obra de Élisée Reclus haya sido lógicamente su-
perada por el tiempo, continúa vigente en la actualidad su visión global del mundo, sus planteamientos sobre el urbanismo y su anticipada perspectiva ecológica en cuanto a la necesidad de conservación de los recursos naturales, especialmente del agua.
En el marco de la preocupación pedagógica del anarquismo por la formación intelectual de los obreros, basada en una educación popular científica, laica y progresista, la obra de Reclus gozará de enorme ascendiente en los medios anarquistas españoles, especialmente en Cataluña, gracias a la labor difusora de Odón de Buen y la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia. Sus obras serán traducidas regularmente al castellano (por Anselmo Lorenzo, entre otros) y experimentarán sucesivas reediciones hasta el final de la segunda república, ejerciendo un poderoso influjo a través de escuelas anarquistas, ateneos libertarios, centros culturales y grupos excursionistas y naturistas. Reclus contribuyó como nadie a la difusión del conocimiento científico de la naturaleza, tan caro a los anarquistas.
La filosofía materialista impregna el ambiente científico de la época en que Élisée Reclus desarrolla su actividad geográfica y su compromiso militante. Es el gran momento de auge de las ciencias naturales y del método empírico inductivo, procedente de Bacon (el único verdaderamente científico, según Kropotkin). La gran obra de Charles Darwin (El origen de las especies, 1859) ha revolucionado el pensamiento y generado adhesiones entusiastas en el mundo científico, pero también rechazos radicales desde posiciones políticamente conservadoras e ideológicamente clericales. El evolucionismo trasciende el marco de las ciencias naturales y se extiende a ciencias sociales como la sociología (Comte, Durkheim) o la antropología (Maine, Tylor). Según Girón, los anarquistas asumían la secuencia evolucionista de la antropología cultural en los tres estadios sucesivos de salvajismo, barbarie y civilización. Aunque defendían los valores solidarios y éticos de los primitivos contemporáneos, consideraban a la civilización europea occidental como superior, una meta evolutiva a la que habrían de acceder las civilizaciones inferiores. No obstante, rechazaban la superioridad racial europea y defendían, como Tylor, padre de la antropología cultural, la unidad psíquica del ser humano. Para ellos, en consecuencia, las diferencias evolutivas entre sociedades se deben a razones geográficas (medio físico) e históricas (instituciones).
Materialistas convencidos, Reclus y Kropotkin rechazaban el idealismo y la metafísica, posiciones acientíficas que criticaban –especialmente el segundo- en el “materialismo histórico” marxista, basado en el idealismo de Hegel. Ambos coincidían en interpretar el evolucionismo naturalista desde una perspectiva contraria al darwinismo social (Spencer),10 desde el punto de vista del apoyo mutuo y la armonía, elementos necesarios para la supervivencia de las especies
10. Según Reclus, «hasta el nombre respetable de Darwin ha servido, bien contra su voluntad, para defender la causa de la violencia y de la injusticia» (Eliseo Reclus, Evolución y revolución, Ediciones Júcar, 1979, p. 82.
animales sociales, incluido el ser humano. La competitividad no sería, pues, el único fenómeno que explicaría la evolución. No entendían la “lucha por la existencia” como una lucha entre individuos de la misma especie, puesto que valoraban como más efectiva y adaptada la solidaridad y la cooperación, como el propio Darwin reconocía en El origen del hombre al afirmar que « las tribus que tengan miembros dispuestos a ayudarse mutuamente y a sacrificarse por el bien común podrán triunfar sobre casi todas las demás».11 Kropotkin, siguiendo al zoólogo Kessler, sostenía incluso que «para la evolución progresiva de las especies, la ley del apoyo mutuo tiene mucha más importancia que la de la lucha por la existencia»,12 algo que podemos encontrar mucho después en las teorías de la endosimbiosis y la simbiogénesis de la bióloga estadounidense Lynn Margulis. Para Kropotkin y Reclus, la cooperación y la solidaridad, e incluso las artes y hasta la educación, son características pre-humanas, anteriores a la aparición del homo sapiens. La moralidad ya estaba en la naturaleza antes de la religión, la ley, la propiedad y el estado, instituciones asentadas sobre la explotación y la desigualdad. En el orden de la naturaleza, que los anarquistas aspiran a trasladar a la sociedad humana, no tienen sentido las clases sociales ni el Estado. El método inductivo, heredado de Bacon, propio de las ciencias naturales, sería aplicable tanto a fenómenos físicos y biológicos como humanos, entendiendo en consecuencia la ética como parte de una ciencia natural de la humanidad. El optimismo científico y tecnológico de Reclus le llevó a oponerse a los planteamientos maltusianos, que impregnaron incluso a amplios sectores del movimiento anarquista, pues tenía plena confianza en la capacidad humana para incrementar la producción agrícola y satisfacer sobradamente las necesidades alimenticias de una población incluso muy superior a la de su época: “En la gran familia humana, el hambre no sólo es el resultado de un crimen colectivo; es además un absurdo, puesto que los productos exceden dos veces a las necesidades del consumo”.13
Cierra el volumen un corto artículo titulado «Elisée Reclus sense sanció ni obligació», escrito por Joël Cornuault, editor del boletín Les Cahiers Elisée Reclus, del que ya han aparecido, desde su fundación en 1996, más de cincuenta números y varios especiales. Se trata de una publicación independiente, modesta, sin periodicidad fija, de escasas páginas y poca tirada y que se distribuye solamente entre suscriptores. El boletín está dedicado a los «estudios reclusianos», que incluyen la publicación de textos no disponibles de Reclus y su entorno, acompañados de comentarios documentados, así como la propuesta de nuevas interpretaciones a partir de los interrogantes que se pueden seguir planteando a
11. Colectivo de geógrafos (1980), La geografía al servicio de la vida (antología), Colección Nadir, Barcelona, p. 15.
12. Piotr Kropotkin (1901), «La ciencia moderna y el anarquismo». En Panfletos revolucionarios, Editorial Ayuso, Madrid, 1977, p. 261.
13. Reclus, Elisée (1979): «Evolución y revolución». Madrid: Editorial Júcar, p. 58.
Reclus sobre numerosos aspectos, tanto políticos como geográficos y filosóficos, de su vida y su obra.
Afortunadamente, el reciente centenario de su muerte ha contribuido a poner a Reclus “de moda”, como decía Yves Lacoste. Tenemos que felicitarnos, en el actual contexto de capa caída de la geografía académica, del renovado interés que despierta su figura, como queda demostrado en el ciclo de conferencias del que surgió la publicación que estamos comentando. Es importante que en un momento tan crítico como el que está viviendo la geografía, marginada socialmente como un saber inútil poco competente, aunque con tanto que aportar para el conocimiento de la situación geopolítica mundial, volvamos la vista a un geógrafo que, más de cien años atrás, supo analizar la sociedad de su época con una perspectiva absolutamente innovadora, sin ceñirse a los moldes establecidos. Incomprendido en su época, como todos los genios, fue capaz de aportar aire nuevo a una disciplina que, aunque joven, mostraba peligrosos síntomas de anquilosamiento y conservadurismo. Desgraciadamente, la geografía oficial no supo ni quiso abrir sus ventanas al aire fresco libertario que aportaba un geógrafo que, por anarquista, suponía un reto al supuesto objetivismo y la publicitada neutralidad de una ciencia aséptica y carente de compromiso. Es cierto que muchos de los planteamientos científicos de Elisée Reclus se han quedado anticuados. No podría ser de otra manera, teniendo en cuenta la época en que fueron formulados. Su fe inquebrantable en las bondades de la ciencia y el progreso, su optimismo voluntarista y su arraigada confianza en el género humano se nos antojan demasiado ingenuos desde la perspectiva de estos comienzos del siglo xxi, tan inciertos como poco halagüeños. Nos sorprende leer en su obra que «la historia nos prueba que los elementos de progreso triunfarán sobre los de reacción»,14 desde un contexto como el actual en el que más bien parece que la tendencia sea la contraria, al menos en Occidente. No obstante, también resulta evidente que el futuro de la humanidad no está marcado por ningún designio superior ni obedecerá a leyes teleológicas preestablecidas, sino que será lo que los seres humanos queramos, con nuestra acción individual y colectiva. En este sentido, es interesante volver la vista hacia aquellos sabios que, como Elisée Reclus, supieron analizar la sociedad de su época y buscar alternativas de mejora para el conjunto de la humanidad. En estos tiempos globalizados no estaría de más que retomáramos la idea de mundialización a la que aspiraba Reclus, para quien el anhelado progreso consistiría en la conquista del pan y la instrucción para todos los seres humanos. Más de un siglo después sigue siendo la principal aspiración de nuestra especie.
14. Op. cit., p. 98.
Capdevila i Subirana, Joan (2009). Historia del deslinde de la frontera hispano-francesa. Del tratado de los Pirineos (1659) a los tratados de Bayona (1856-1868).
Madrid: Instituto Geográfico Nacional – Centro Nacional de Información Geográfica, 206 p. + CD.
La fascinació per les fronteres –pels efectes de tota mena que susciten– ve de lluny i continua ben viva a les nostres societats. Tant és així que han estat recreades des d’una gran diversitat de perspectives, des de les purament artístiques, qui no recorda la metàfora de frontera a El ángel exterminador de Luis Buñuel, fins a les rabiosament esotèriques. El context especulatiu del llibre del físic i geògraf Joan Capdevila sobre la història de la frontera hispanofrancesa se situa plenament en el domini de l’estudi científic mitjançant la formulació d’uns objectius de treball clars, l’aplegament exhaustiu i crític de la documentació que fa al cas i la presentació d’uns resultats raonats. Aclarit això, però, cal remarcar que Capdevila toca molt de peus a terra. Si més no, les nombroses fotografies de la seva autoria del rosari de les 663 mollons, piràmides i monòlits que jalonen la línia fronterera, són testimoni d’haver recorregut i inspeccionat detingudament bona part de la línia de demarcació.
En el dos primers capítols s’introdueixen els aspectes metodològics que van guiar la recerca, així com les significacions del terme “frontera” des de diverses perspectives: històriques, lingüístiques, antropològiques, etc., totes les quals reforcen, al capdavall, la transcendència del mot en el sentit que li és més propi, el geopolític. En efecte, les fronteres, i la hispanofrancesa n’és un exemple resplendent, defineixen el límit de l’exercici de la sobirania i és en aquest sentit com seran enteses al llarg de l’obra. És així com les fronteres són fixades per mitjà de disposicions convencionals, negociades entre els estats limítrofs, sobre la base de consideracions de natura, sobretot, política. I és per això mateix que l’autor ha vetllat per mantenir la narració en el context històric general adequat.
D’aquests capítols introductoris i contextualitzadors, convé retenir, en especial, la proposta de periodització de la materialització dels límits fronterers (p. 30-31). La fixació de les fronteres comporten, en general, tres etapes successives en el temps: l’assignació territorial política, normalment formalitzada mitjançant un tractat en el qual els límits només són indicats a grans trets; la delimitació de caràcter tècnic, que concreta la seva disposició sobre el terreny; i l’amollonament, o fitació material del límit fronterer sobre el terreny amb senyals tangibles. Normalment, tant la delimitació com la fitació produeixen documentació escrita i cartogràfica amb abundor.
El tractat dels Pirineus, signat per Felip IV i Lluís XIV el 1659, va oficialitzar la consideració de la carena topogràfica pirinenca com la frontera natural entre els reialmes llurs, contra la vigorosa unitat social i econòmica que fins
aleshores la serralada havia constituït en diversos segments del seu recorregut. Els intercanvis immemorials, amistosos o no, entre les comunitats de les seves valls, esteses a banda i banda de la carena divisòria de vessants, van quedar arraconats en ser imposat un esquema fisiogràfic com a barrera de pas reglamentat entre París i Madrid. Però, vana il·lusió, les successives comissions de límits que hauran de concretar la demarcació de la frontera sobre el terreny, toparan, una i altra vegada, amb els interessos transcareners de les comunitats locals basques, bearneses, gascones, llenguadocianes, aragoneses i catalanes, i, en molt casos, hi hauran d’acomodar el traçat. Així, al capítol 3, en presentar aquesta tensió entre interessos locals i dicteris globals, s’endevina prou bé l’eix que seguirà l’obra en endavant, és a dir, com bona part de les reiterades desviacions dels 685 quilòmetres de frontera estesa des de la desembocadura del Bidasoa fins al cap de Cervera, al Vallespir, respecte la línia de cresta topogràfica i hidrogràfica, es poden explicar per la persistència de les reclamacions de les comunitats de vall.
Així doncs, el gruix de l’obra (capítol 4, p. 69-154) rau en la descripció del traçat efectiu de la frontera en relació amb la línia de carena de la serralada, tal i com va ser delimitada pels treballs de la comissió de límits efectuats entre els anys 1853 i 1868, els quals quedarien oficialitzats en els anomenats Tractats de Límits de Baiona, signats pels estats espanyol i francès en set tongades, corresponents a altres set segments de frontera, entre els anys 1856 i 1868. Val a dir que els intents de demarcació anteriors, un parell del segle xvii, havien quedat en no res. Més enrere encara, el conveni de 1660 que va concretar el repartiment de la Cerdanya i la permanència de l’enclavament de Llívia, no va ser tant de demarcació com d’assignació política de territoris i, d’aleshores ençà, l’assignació espanyola de la Val d’Aran no ha estat objecte de discussió, com tampoc ho ha estat la situació axiomàtica dels Comtats catalans al nord dels Pirineus. En fi, els treballs de la comissió de límits de mitjans segle xix va demarcar la frontera tal i com encara la coneixem avui.
No és ara el lloc per a repassar fil per randa els comentaris que aporta l’autor del llibre per a explicar detingudament les “anomalies” observades al llarg del traçat fronterer efectiu en relació amb el teòric de la línia de crestes. En cada cas assenyala si la comissió va assumir o no els pactes multiseculars de les comunitats de vall dels dos vessants dels Pirineus i, tot sigui dit, és prou clar que va ser més permissiva a oficialitzar anomalies pel sector navarrès que no pas en qualsevol altre. En qualsevol cas, però, aquella comissió es va documentar a bastament sobre els pactes transcareners a cada sector, els quals gairebé sempre es remunten fins a l’alta edat mitjana.
Joan Capdevila ha resseguit la documentació de la comissió amb profunditat i profit exemplars per tal de facilitar-ne resums a l’abast del lector interessat, tant pel que fa als mètodes i tècniques especialitats de delimitació territorial, com de la història dels pactes transcareners pròpiament dits. Bona part d’aquesta documentació, juntament amb els textos legals dels tractats internacionals i
236 Treballs de la SCG, 70, 2010
altres papers, vénen reproduïts en el CD adjunt al llibre. Tot plegat, doncs, constitueix una aportació de primer ordre sobre la història de la delimitació de la frontera hispanofrancesa que enriqueix decisivament el coneixement que se’n tenia fins ara.
Pau AlegrecrÒNica DE la sOciEtat catalaNa DE GEOGraFia
Per la Cerdanya i el Conflent amb el Petit Tren
Groc
Jesús Burgueño
La toponímia sovint ens dóna definicions territorials contundents, inapel·lables i d’una expressió sintètica immillorable. Un exemple és el Conflent. Cap millor definició d’aquesta comarca nord-catalana que l’apressada confluència d’aigües a la Tet, procedents de l’enèrgica capçalera pirinenca: Roc de Madres, 2.469; Puig Peric, 2.810; Bastiments, 2.881; Canigó, 2.784 m... Aquesta estructura confluent de valls explica part de la història de la comarca i en particular de la seva capital històrica, Vilafranca de Conflent, estratègicament situada al congost que és lloc de pas obligat entre la plana del Rosselló i l’enlairada Cerdanya. Vilafranca i la comarca del Conflent van ser objecte de la sortida realitzada per la Societat Catalana de Geografia el 12 de juny de 2010, organitzada per Daniel Paül i qui signa aquesta crònica.
La jornada s’inicià (després d’haver fet nit a Prada) amb una visita al poble de Rià i a les ruïnes del seu castell, tot seguint les explicacions d’Enric Balaguer, president de l’associació cultural Casal de Rià. Si Vilafranca és la cara visible de l’estratègia constructora de Vauban, Rià n’és l’amagada creu, atès que l’enginyer militar ordenà l’aterrament de les fortificacions properes que podien rebaixar la primacia de la vila fortificada i possibilitar un hipotètic setge. Calia en tot cas deixar clar qui era el nou amo d’aquestes terres després del Tractat dels Pirineus (1659) i anorrear tota resistència a l’annexió a França.
El municipi de Rià i Sirac (units el 1822; actualment 1.175 hab.) fou un important centre siderúrgic –i per tant obrer– on es treballava el ferro de la comarca, que fins els anys 50 hi feia cap, en part mercès al Tren Groc.
La visita a Vilafranca (225 hab.) comptà amb el guiatge del nostre consoci Gil Planas. La vila presenta una disposició allargada, d’oest a est, paral·lela
a la Tet i d’acord amb el traçat de l’antiga via confletana que unia Rosselló i Cerdanya. Dos llargs carrers organitzen la trama urbana: Sant Joan (que dóna a la porta d’Espanya) i Sant Jaume (a la porta de França). A causa de la seva important funció militar (fins el 1918) el conjunt urbà resta lliure d’afegits moderns o de destruccions parcials que restin una engruna a l’harmonia del conjunt de la vila closa. Només en ocasions resulta un pèl excessiva la banalització comercial de l’espai urbà, amb profusió de botigues de tota mena sovint menades per forasters que només obren el negoci durant l’estació turística: això és el que resta del dret de mercat concedit el 1075. El monument més destacat –però no pas l’únic– és l’església de Sant Jaume, amb campanar quadrat i una bella i original portalada romànica; aquí i arreu s’emprà com a ornament el característic marbre rosa de la rodalia.
L’annexió dels Comtats a França en virtut del Tractat dels Pirineus atorgà a la capital del Conflent un renovat i destacat paper com a fortificació de frontera, justificant la renovació de les seves muralles i la construcció de baluards defensius sota la direcció de Vauban. Darrerament (2008) les fortificacions del marquès de Vauban (1633-1707) han estat declarades –no sense polèmica a la Catalunya del Nord– Patrimoni Mundial per la UNESCO. Amb tot, les muralles també van contribuir a la decadència de Vilafranca. Mancada de terme municipal més enllà del clos fortificat (la mateixa estació de tren és en terme de Fullà) i sotmesa a les necessitats defensives (fins i tot s’enderrocà el convent franciscà d’extramurs) la ciutat medieval restà condemnada a l’estancament i a la total dependència econòmica respecte de la guarnició que hostatjava. Contràriament, l’oberta i dinàmica vila de Prada (avui 6.356 hab.) aviat superà Vilafranca en població i aconseguí la capitalitat de la vegueria el 1773, essent ratificada com a cap d’ arrondissement amb la Revolució.
Tot passejant pel camí de ronda de les muralles, pel baluard de la Carnisseria i pont de Sant Pere, vam enfilar l’ascensió al castell de Vilafranca o Fort Libèria (nom que vol recordar la denominació fundacional de Vilafranca com a Vila Libera ). Va ser concebut per Vauban l’any 1681 com a refugi inexpugnable i desafiant reforç exterior en la defensa de Vilafranca davant possibles atacs i setges, però sens dubte també, arribat el cas, com a punt des d’on fer front a una insurrecció local, com la produïda el 1674 (l’anomenada Conspiració de Vilafranca ). Al pati d’armes, l’actiu i polifacètic Joel Mené, bomber, restaurador i regidor municipal vilafranquí, ens va fer una excellent presentació de la fortalesa, fent-nos parar atenció en la funcionalitat dels detalls constructius: la ventilació superior de les espitlleres per evitar la concentració de fums tòxics, les baranes que havien de frenar possibles caigudes dels soldats per efecte del retrocés de les armes, el laberint de soterranis, l’ús dels cairons (maons) a les parts superiors per evitar el rebot de les bales... Per tornar del castell al poble vam baixar per la galeria subterrània més llarga d’Europa, anomenada dels mil graons (exactament són 734, però
el recorregut pels soterranis de la pròpia força permet arrodonir la xifra sense gaire exageració) construïda en època de Napoleó III, que permet salvar un desnivell d’uns 180 metres.
Havent dinat vam visitar la Cova de les Canaletes, un bell exemple de tota la panòplia de les espectaculars morfologies pròpies d’aquesta zona càrstica. Per acabar de fer inoblidable l’escenari, la nostra visita coincidí amb l’actuació d’una coral.
El trajecte del Tren Groc entre Vilafranca i Sallagosa fou la cloenda d’or de la sortida, precisament en l’any que se celebra el centenari de la posada en funcionament de la línia. L’objectiu estratègic últim d’aquesta línia ferroviària de 62’5 km de longitud era la plena integració funcional a França de la remota contrada de l’Alta Cerdanya: allò que els geògrafs francesos en diuen una operació de désenclavement (Termcat proposa com a equivalent desaïllament). No és aventurat afirmar que aquesta línia no s’hauria construït mai si la Catalunya Nord hagués romàs dins d’Espanya (val a dir que tampoc tindria el mateix traçat a la Cerdanya si Llívia hagués quedat per a França).
En el seu moment (1903 a 1910) fou una obra d’enginyeria de primera magnitud. Els elements construïts més destacats –coneguts pel nom del respectiu enginyer– són el pont Séjourné, espectacular viaducte granític de setze arcs, i el pont penjant Gisclard, construït amb un innovador sistema de tirants (aquest enginyer morí en un tràgic accident en les proves prèvies a la inauguració del tren, per un problema en el sistema de frenat). La construcció de la línia està estretament lligada als aprofitaments hidroelèctrics de la capçalera de la Tet (construcció de l’embassament de la Bullosa) perquè calia assegurar l’alimentació elèctrica del tren (la qual es fa per rail lateral) i també està en l’origen del nucli turístic de Font-romeu: Le Grand Hotel fou iniciativa de la mateixa companyia de Chemins de Fer du Midi.
L’espectacular ascensió del Tren Groc tot remuntant els feréstecs estimballs excavats per la Tet parla per si sola de l’epopeia que significà la ràpida construcció d’aquesta línia a l’inici del segle xx. Superant pendents de fins al 6%, el carrilet passa dels 427 m de Vilafranca als 1.593 m de l’estació de BolqueraEina, sostre de la xarxa ferroviària pública francesa i també de la peninsular si descomptem el cremallera de Núria. Finalment a Sallagosa, després de fruir de la visió de l’incomparable altiplà de la Perxa, vam emprendre viatge de tornada amb l’autocar. A finals del s. xx el canari va estar a punt de ser clausurat, però mercès al turisme perviu i transporta anualment 200.000 passatgers. El Tren Groc ha esdevingut un símbol d’identitat irrenunciable per a la gent de Cerdanya i Conflent, però és encara més: una demostració de la capacitat de l’enginy humà per a superar les dificultats; compta amb iguals o més mèrits que les fortificacions de Vauban per esdevenir Patrimoni de la Humanitat. Confiem que, tal i com preveu el Consell del Llenguadoc-Rosselló, la celebració del centenari del Tren Groc suposi la definitiva conservació i millora de la línia per a gaudi de les generacions futures.
Explicacions d’Enric Balaguer al castell de Rià, un indret que aplega diversos símbols nacionals catalans. A l’altra banda de la vall, el poble de Sirac. Al fons el Canigó.
Des de la bateria situada a mig camí del Fort Libèria s’obtenen les millors vistes de Vilafranca de Conflent. A la imatge la part occidental de la vila, presidida per l’església de Sant Jaume (campanar quadrat). També hi destaquen les torres de la casa del Veguer, avui ajuntament (torre amb punxa) i de l’Hospital (a l’esquerra). Fora muralla s’observa la via del carrilet i el pont de Sant Pere que dóna accés al castell.
Espectacular morfologia càrstica de la cova de les Canaletes.
Sortida d’estudi al Segre Mitjà.
Cicle Les altres comarques
Jesús Burgueño
Allà on el Pirineu es debat entre ser-hi o abdicar i acotar el cap davant la immensa planúria de la Depressió Central, on el riu Segre juga al gat i a la rata alternant capritxosament plana i muntanya, hi ha una terra que ha provocat més d’un maldecap als estudiosos de les comarques. L’iniciador dels debats comarcals, el geòleg N. Font i Sagué, admetia sense embuts el seu desconcert davant la contrada: Aquí es presenta una dificultat gran, i és que no se sap on incloure l’espai de terrer situat entre el Montsec de Rúbies, lo Noguera Pallaresa i el Segre, puix no pertany ni al Pallars ni al Noguera ni a la Segarra, i per lo tant preferesc posar-la per separat, amb lo nom de Conca de Meià. Per acabar-ho d’adobar (possiblement aquesta és l’arrel del problema) hi manca un centre urbà clar. O més ben dit, n’hi ha dos d’importància similar: Artesa de Segre (la ciutat pròpiament dita compta amb 3.100 hab.) i Ponts (la vila en té 2.750). Ambdues poblacions centren les respectives rodalies amb plena autoritat, atès que no hi ha cap altre nucli de població que superi els 250 habitants. Han estat molts els geògrafs que han gosat a identificar-hi una comarca diferenciada, per a la qual s’han proposat diverses concrecions territorials (sovint incloent-hi Oliana) i denominacions possibles: Ribera de Segre, Mig Segre, Urgell Mitjà...
En la divisió judicial decimonònica aquest àmbit restà migpartit entre Balaguer i Solsona, en tant que el 1936 s’establí l’actual demarcació que situa la totalitat de les dues rodalies a la Noguera, tot i que Ponts reivindicà la creació de la nova comarca, establint una Mancomunitat de Serveis del Mig Segre. Amb tot, la unitat funcional diferenciada de les dues àrees es troba reconeguda en els àmbits sanitari i educatiu. Val a dir que la Noguera és la comarca més
extensa de Catalunya (1.733 km2); de fet alguns consideren que una superfície com aquesta seria suficient fins i tot per a formar una nova vegueria.
El Segre Mitjà resta clarament delimitat per accidents físics en la major part del seu perímetre: al nord el Montsec de Rúbies (1.677 m) i el coll de Comiols (1.100 m); a l’oest les muntanyes de Sant Mamet i serra Carbonera (amb l’impenetrable congost del Mur que separa Alòs i Camarasa); pel sud la serra de Montclar (550 m) i la divisòria d’aigües entre el Segre i el Sió. Per llevant manquen límits orogràfics clars (si de cas caldria anar a buscar-los a Oliana), tant aigües amunt pel Segre com pel Llobregós. Aquest territori comprèn 10 municipis, 67 entitats de població (22 de les quals a l’extens municipi d’Artesa), 745 km2 (una comarca mitjana en el context català) i 8.380 habitants (el 55% a la rodalia d’Artesa). Els minsos efectius demogràfics d’aquest país (11 hab/km2) el fan equiparable a comarques pirinenques com el Pallars Sobirà.
El Segre Mitjà fou objecte d’una sortida d’estudi de la Societat Catalana de Geografia, el 23 d’octubre de 2010, amb la qual, ara per ara, es clou el cicle referit a les altres comarques que hem desenvolupat amb un total de nou destinacions. El recorregut s’inicià amb una detallada visita a la molt refeta col·legiata de Sant Pere de Ponts, comptant-hi amb les amenes explicacions de Manuel Gabriel i Forn, president de l’Associació d’Amics de Sant Pere de Ponts. De la seva mà repassàrem la història i els valors artístics del monument, des de la capçalera trilobada i el magnífic cimbori vuitavat fins a detalls com el sarcòfag del canonge Gilabertus (s. xii) o el significat –sovint gremial– dels símbols gravats a les làpides funeràries de l’entrada. Tot seguit emprenguérem un recorregut per la Baronia de Rialb, amb visita a tres punts d’interès. En primer lloc al mirador de la presa del pantà de Rialb, el més gran de Catalunya (404 hm3 i 4,3 km2 de superfície), destinat a abastir el canal Segarra-Garrigues. Les aigües del pantà han colgat (enguany per primera vegada) les valls del Segre i del Rialb, entre les cotes 360 i 430 m. A tocar del pont de la nova carretera perimetral sobre el riu Rialb s’hi han situat tres elements salvats de les aigües en el tram inferior del riu: el dolmen de Sòls de Riu, l’església de Santa Eulàlia de Pomanyons i l’enigmàtica cisterna doble excavada en una gran la roca que era propera a les ruïnes del castell de Sòls de Riu. D’altres vestigis del passat no tingueren aquesta sort, com ens recordà Anna Borbonet amb el suport d’un reportatge fotogràfic seu, anterior a la construcció de l’embassament. El tercer centre d’atenció fou l’església romànica de Santa Maria de Palau. Centre espiritual d’una de les 11 entitats de població del municipi, el Palau de Rialb és un bon exemple de poblament dispers, històricament molt important al Segre Mitjà. La singularitat d’aquesta parròquia pot tenir alguna relació amb el fet d’haver estat un enclavament del priorat de Meià. L’etnomusicòleg Jaume Ayats ens delectà amb l’explicació de l’antiga ubicació dels fidels dins el temple –tot una geografia social– i de la funció de l’absis com a amplificador acústic de prèdiques i cançons.
Tot voltant l’emblemàtic i solitari cim cònic de Montmagastre, continuàrem el nostre recorregut cap a Vilanova de Meià tot passant per Alentorn, poble dels antics forcaires que treballaven la dúctil fusta del lledoner. Clogué el matí un recorregut pels costeruts carrers concèntrics de l’antiga vila fortificada de Vilanova, fins arribar a l’església de Sant Salvador. Aquesta vila és nova perquè el castell i assentament primitiu són dalt del Puig de Meià, 300 m part damunt de l’assentament baixmedieval.
Havent dinat ens vam dirigir novament cap a Artesa, i amb el guiatge del geògraf artesenc Josep M. Sabartés, vam visitar l’engorjat santuari de Salgar (terme municipal de Foradada), que fou convent carmelità. Des de la cova on hi ha la Mare de Déu s’obté una magnífica vista dels voltants, en particular de la plana regada d’Artesa i de l’encimbellat poblat ibèric d’Antona, situat a l’altra banda del riu. L’indret, al peu d’una esquerpa paret calcària plena de cavitats, té tots els ingredients propis de l’escenogràfica romàntica; el visitant (i més si, com nosaltres, visita el lloc al capvespre) resta colpit per l’atmosfera màgica de Salgar.
Sabartés ens explicà que Artesa obtingué el títol de ciutat el 1927, com a argúcia legal per tal d’obstaculitzar els plans que hi havia de fer una presa al congost de Salgar, atès que la legislació impedia embassaments que afectessin ciutats. Així doncs, Artesa és una de les ciutats més petites de Catalunya (només Gandesa li disputa aquest títol).
Com hem fet al llarg d’aquest cicle de visites a comarques frustrades i polèmiques, el saló de plens de l’Ajuntament d’Artesa acollí, com a cloenda de la jornada, un franc i animat debat sobre la realitat geogràfica i econòmica del Segre Mitjà. Intervingueren Ramon Giribet, en representació de la revista local La Palanca. Publicació d’Artesa de Segre i comarca, i –novament– Manuel Gabriel, per la revista Portaveu del Segre Mitjà, de Ponts. En les seves intervencions tots dos defugiren qualsevol cofoisme localista. D’Artesa es van comentar aspectes com ara l’avantatge comparatiu que avui dia suposa el fet de fer mercat en diumenge, la presència d’una estimable diversitat d’iniciatives industrials (hi destaca una empresa de mobles i la Cooperativa) que ha comportat una significativa immigració, en bona part procedent de Brasil. El representant pontsicà es planyia de no comptar amb una diversificació d’iniciatives semblant i de la forta dependència del comerç respecte de la carretera: la futura construcció d’una variant a la C-14 (es preveu enllestir la d’Artesa l’estiu del 2011) amenaça el futur de Ponts. Un matís interessant es deduí de les dues intervencions pel que fa a l’encaix de les respectives rodalies: per a Artesa, Lleida és ciutat de referència i Balaguer no atreu però no és massa lluny (26 km i 21’); en canvi, Ponts pràcticament ignora Lleida i Balaguer (a 40 km i 32’) i opta per cercar serveis especialitzats a Tàrrega sense oblidar l’opció d’Andorra.
Sobre el debat planava, és clar, la qüestió comarcal i la molt més polèmica de la capitalitat (si no fos per això, sembla que en principi el Segre Mitjà seria
vist amb bons ulls per tothom). Deia Pau Vila en la seva primera proposta de divisió en 29 comarques, elaborada el 1931, que l’Urgell Mitjà (comarca intermèdia a l’Alt Urgell i al Baix Urgell) “sembla que, per ésser més cèntrica i estar emplaçada prop de la confluència del Llobregós amb el Segre, on hi ha un bon enforcament de carreteres, fóra Ponts el lloc més adient per a centrar-hi la capitalitat de l’Urgell Mitjà”. És clar que en aquella proposta (i en altres posteriors) s’hi incloïa també la rodalia d’Oliana, i en canvi hores d’ara els lligams d’aquesta població amb l’Alt Urgell, i per tant amb l’Alt Pirineu, semblen prou ferms. Si amb Oliana, Ponts podia al·legar una major centralitat geogràfica per a presidir el Segre Mitjà, sense ella només una hipòtesi de capitalitat compartida –com suggerí Joan Rebagliato– podria fer factible en un futur la formació d’aquesta nova comarca. Altrament passarà com en ocasions anteriors: la disputa per la capitalitat tallarà de soca-rel la reivindicació comarcal. Artesa de Segre i Ponts, caps de rodalies bessones, rivals properes (a 14 km i 11’) mantenen entre si una relació complexa: sembla que es miren de reüll amb malfiança però alhora també amb enveja mútua. Si algun dia troben la fórmula de construir una realitat compartida plegades, creiem que Catalunya guanyarà en equilibri territorial.
Presa de l’embassament de Rialb, de 99 m d’alçada i 606 m de longitud. L’embassament es trobava al 73 % de la seva capacitat.
L’àrea d’esbarjo on s’han concentrat diversos monuments del tram inferior del riu Rialb, entre ells el dolmen de Sòls de Riu (topònim que justament al·ludeix al curs baix del riu).
250 Treballs de la SCG, 70, 2010
A la taula rodona celebrada a l’Ajuntament d’Artesa de Segre, Jesús Burgueño branda el llibre El problema comarcal de Catalunya, reeditat per la SCG, on Pau Vila propugnava la creació de la comarca de l’Urgell Mitjà amb centre a Ponts. A la seva esquerra Manuel Gabriel i a la dreta Ramon Giribet.
Jesús Burgueño Els tres absis de Santa Maria de Palau.Treballs de la Societat Catalana de Geografia, 70, 2010, p. 251/252
Acta de l’Assemblea General Ordinària anual de la Societat
Catalana de Geografia, 2010
A les sis de la tarda de dimarts 15 de juny de 2010 i en segona convocatòria, es reuní a Barcelona, a la seu de l’Institut d’Estudis Catalans (IEC), l’Assemblea General Ordinària de Socis i Sòcies de la Societat Catalana de Geografia (SCG) corresponent al curs 2009-2010.
Obrí l’acte el president, Francesc Nadal Piqué, que donà la benvinguda als presents i agraí als membres de la Junta de Govern i als socis i les sòcies que hi col·laboren, la tasca feta aquest curs, del qual destacà el nombre d’actes celebrats, la qualitat i el nivell d’assistència assolits. Entre les feines fetes, posà de relleu la celebració del col·loqui internacional Les transformacions territorials a banda i banda dels Pirineus, el passat abril.
Seguidament, explicà el nomenament com a vicepresident interí de Jesús Burgueño Rivero, en substitució del vicepresident Enric Mendizàbal, dimitit el passat maig, per raons personals; així mateix, indicà que aquesta designació s’havia de ratificar en assemblea, amb un mandat d’un any, el temps que restava al vicepresident dimitit. Després el president agraí la dedicació a la Societat dels tres membres cessants de la Junta de Govern: Enric Mendizàbal, Montserrat Cuxart i Vicenç Biete. D’Enric Mendizàbal, destacà la feina d’editor de la revista, durant prop de vint anys. De Montserrat Cuxart, ressaltà la diligència i eficàcia en el càrrec de tresorera, durant el mateix temps; i de Vicenç Biete, ara vocal, però de 1991 a 2000 president, posà de relleu la dedicació posterior a l’edició de llibres de la Societat. A tots plegats els donà les gràcies i els exhortà a continuar treballant per a la SCG.
Finalment, el president pronuncià unes paraules en record d’Yvette Barbaza, membre honorària de la Societat, traspassada a començament de curs.
A continuació, el secretari, Enric Bertran, llegí l’acta de l’anterior Assemblea General Ordinària i presentà la Memòria d’Activitats del curs 2009-2010, que foren aprovades per l’Assemblea. Després, la tresorera, Montserrat Cuxart, presentà l’estat de comptes de l’any 2009 i el pressupost per al 2010, que foren ratificats per l’Assemblea.
Tot seguit es procedí a la renovació dels càrrecs de la Junta de Govern que cessaven reglamentàriament. Un cop feta la votació i comptabilitzats els vots per correu, resultà elegida l’única candidatura presentada, avalada per Àngel Cebollada, Rosa Cerarols, Antoni Durà, Anna Ortiz, David Saurí, Pere Serra, Miguel Solana, Joan Manuel Soriano, i Antoni F. Tulla:
Albert Pèlachs Mañosa, tresorer (55 vots)
Rafael Giménez Capdevila, vocal tercer (60 vots)
Roser Serra Coma, vocal quarta (58 vots)
Alhora, el vicepresident interí, Jesús Burgueño, fou ratificat en el càrrec amb 60 vots.
Finalment, el vicepresident cessant, Enric Mendizàbal, agraí l’honor que per a ell havia representat pertànyer durant vint-i-cinc anys a la Junta de Govern, donà les gràcies a tots els presidents i altres membres d’aquesta junta per haverhi compartit feines i il·lusions, palesà que si hom el podia considerar un intellectual era gràcies a la SCG i encara que li sabia greu haver de plegar, ho feia amb la confiança que el càrrec de vicepresident anava a parar a bones mans. En acabat, l’Assemblea ratificà la gestió de la Junta de Govern durant el curs 2009-2010.
Memòria de les activitats de la Societat Catalana de Geografia (Institut d’Estudis Catalans) del curs del 75è aniversari, corresponent a l’exercici 2009-2010
Assemblea General Ordinària
El 18 de juny de 2009, se celebrà l’Assemblea General Ordinària de Socis i Sòcies de la Societat Catalana de Geografia (SCG), filial de l’Institut d’Estudis Catalans (IEC), corresponent al curs 2008-09. En començar, el president, Francesc Nadal, féu un breu repàs de les activitats realitzades durant l’exercici i en destacà l’edició del núm. 65 de Treballs de la SCG, que aplega tots els materials del Segon Congrés Català de Geografia. En acabat, glossà la personalitat de João Carlos Garcia, que fou nomenat soci honorari.
A continuació, es presentaren i s’aprovaren l’acta de l’anterior Assemblea General Ordinària, la memòria d’activitats del curs 2008-09, l’estat de comptes de 2008 i el pressupost de 2009. Tot seguit es procedí a la renovació dels càrrecs de la Junta de Govern, que restà constituïda així:
president: Francesc Nadal i Piqué vicepresident: Enric Mendizàbal i Riera
tresorera: Montserrat Cuxart i Tremps secretari: Enric Bertran i Gonzàlez
vocal primer: Antoni Luna i Garcia
vocal segona: Mireia Baylina i Ferré
vocal tercer: Jesús Burgueño i Rivero
vocal quart: Vicenç Biete i Farré
vocal cinquè: Xavier Úbeda i Cartañà
vocal sisena: Carme Montaner i Garcia
delegat IEC: Joan Vilà-Valentí
En acabant, l’Assemblea ratificà la gestió de la Junta de Govern durant l’exercici 2008-09.
Activitats científiques
1. Conferències
Dimarts 29 de setembre de 2009, se celebrà la sessió inaugural del curs 2009-10, amb una conferència a càrrec de Ramon Grau, historiador de l’Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona, titulada Contra l’esperit utòpic: Cerdà i el cas de Barcelona.
Dijous 22 d’octubre de 2009, José Antonio Rodríguez Esteban, professor titular de Geografia Humana de la Universidad Autónoma de Madrid, dissertà sobre El estudio del desierto: la cartografía del Sáhara Occidental.
Dijous 19 de novembre de 2009, Ray Hudson, professor de la University of Durham, parlà de The cost of globalization: producing new forms of risk to health and well-being.
Dijous 17 de desembre de 2009, José Luis Villanova Valero, professor agregat de la Universitat de Girona, dissertà sobre La Sociedad de Geografía Comercial de Barcelona (1909-1927).
Dijous 21 de gener de 2010, Montserrat Pallarès Barberà, professora titular de Geografia Humana de la Universitat Autònoma de Barcelona, parlà sobre Com canviar quan els canvis són difícils? Avantatges i desavantatges de la Barcelona competitiva des de l’economia simbòlica.
Dijous 25 de febrer de 2010, Joan Tort i Donada, professor titular d’Anàlisi Geogràfica Regional de la Universitat de Barcelona, dissertà sobre El paisatge en Joan Maragall. (aquesta conferència substituí la programada en començar el curs, a càrrec d’Arlinda Garcia Coll, de baixa maternal).
Dijous 11 de març de 2010, Albert Rovira i Garcia, investigador de l’Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentària (IRTA) a Sant Carles de la Ràpita, dictà una conferència titulada Passat, present i futur del Delta de l’Ebre. Cap a una nova gestió de l’aigua i dels sediments.
Dimecres 14 d’abril de 2010, Roland Courtot, professor emèrit de la Université Aix-en-Provence, pronuncià una conferència titulada Les dessins de terrain dans la géographie de l’École française (Paul Vidal de La Blache et Pierre Deffontaines).
Dimarts 15 de juny de 2010, se celebrà la sessió de cloenda del curs 2009-10, en la qual Josep Oliveras i Samitier, catedràtic d’Anàlisi Geogràfica Regional de la Universitat Rovira i Virgili, parlà De quan mestre Vila conegué el patró Blanchard i de les coses que succeïren. Aquesta conferència, prevista inicialment per al mes de maig es traslladà al juny, en substitució de la conferència programada a càrrec de Manuel de Solà-Morales, de baixa per malaltia.
2. Col·loqui internacional: Les transformacions territorials a banda i banda dels Pirineus
Dilluns 19 i dimarts 20 d’abril de 2010, se celebrà aquest col·loqui internacional, organitzat per la SCG, l’Institut d’Estudis Territorials (IET) i la Casa de Velázquez, amb la col·laboració de l’IEC, la Université de Lyon, l’École Normale Supérieure de Lió i la Société Environnement Territoire (CNRS –Université de Pau et des Pays de l’Adour). El col·loqui fou coordinat per Rafael Giménez-Capdevila (IET), Claire Guiu (Université de Nantes), Jean-Baptiste Maudet (Université de Pau et des Pays de l’Adour), Francesc Nadal (SCG / Universitat de Barcelona) i Guillaume Vergnaud (Casa de Velázquez).
Dilluns 19 d’abril, se’n celebrà la inauguració, amb la presència de Salvador Giner de San Julián, president de l’IEC, Stéphane Michonneau, en representació de Jean-Pierre Étienvre, director de la Casa de Velázquez, Francesc Nadal i Piqué, president de la SCG, i Rafael Giménez-Capdevila, en representació de Daniel Serra de la Figuera, director de l’IET. El col·loqui fou presentat pels coordinadors ara citats. La conferència inaugural fou pronunciada per Oriol Nel·lo i Colom, secretari per a la Planificació Territorial, Departament de Política Territorial i Obres Públiques de la Generalitat de Catalunya.
El primer taller del col·loqui, titulat Organització territorial: divisions i recomposicions, fou moderat per Jesús Burgueño i Rivero, de la Universitat de Lleida, es desenvolupà al llarg del matí de dilluns 19 d’abril i s’hi presentaren les següents comunicacions: Les recompositions territoriales de part et d’autre des Pyrénées: comarcas et intercommunalité, de Sylvie Clarmont, de la Université de Pau et des Pays de l’Adour; En quête de territoires locaux intermédiaires: l’expérience des Pays en Rhône-Alpes et des comarques en Catalogne, de Guillaume Vergnaud, de la Casa de Velázquez; Interessos locals i territori en la creació de les noves vegueries a Catalunya, de Josep Oliveras i Samitier, de la Universitat Rovira i Virgili.
El segon taller del col·loqui, titulat Governança: canvis i resistències, fou moderat per Stéphane Michonneau, de la Casa de Velázquez, es desenvolupà la tarda del mateix dia i s’hi presentaren les següents comunicacions: La formació de la xarxa ferroviària a l’espai França-Península Ibèrica (1850-2010) i la seva implicació en l’accessibilitat de les àrees urbanes, de Laia Mojica i Gasol i Jordi Martí-Henneberg, de la Universitat de Lleida; Territoire contre réseau dans le rapport spatial de l’acteur politique, de Frédéric Tesson, de la Université de Pau et des Pays de l’Adour; Territoires et réseaux: la région métropolitaine de Barcelone, de Mariona Tomàs, de la Universitat de Barcelona; Les territoires de la pauvreté en France: délimiter, mesurer, agir, d’Emmanuelle Bonerandi, de l’École Normale Supérieure de Lió; i Entre el pla i el programa. Acció de govern i reconfiguració territorial, de Josep Antoni Báguena Latorre, de la secretaria per a la Planificació Territorial del Departament de Política Territorial i Obres Públiques de la Generalitat de Catalunya.
El tercer taller del col·loqui, titulat Dinàmiques i construccions transfrontereres, fou moderat per Claire Guiu, de la Université de Nantes, es desenvolupà al llarg del matí de dimarts 20 d’abril i s’hi presentaren les següents comunicacions: Arc Mediterrani i Cooperació Territorial, conceptes inseparables, d’Antoni Durà i Guimerà, de la Universitat Autònoma de Barcelona; Les dinàmiques actuals a les regions mediterrànies frontereres, de Gemma Molleví i Bortoló, de la Université de Bourgogne; L’Eurodistricte català transfronterer: creació del projecte i reestructuració territorial, de Mita Castañer i Vivas, de la Universitat de Girona; Estratègies nacionals en les comunicacions transpirinenques actuals , de Rafael Giménez-Capdevila, de l’Institut d’Estudis Territorials; Ribagorça, la frontera inexistent?, d’Alexis Sancho Reinoso i Joan Tort i Donada, de la Universitat de Barcelona; i Tauromachies et dynamiques transfrontalières, de Jean-Baptiste Maudet, de la Université de Pau et des Pays de l’Adour. El quart i darrer taller del col·loqui, titulat Cultures i temporalitats de la construcció territorial, fou moderat per Francesc Nadal i Piqué, de la Societat Catalana de Geografia i la Universitat de Barcelona, es desenvolupà la tarda del mateix dia i s’hi presentaren les següents comunicacions: Le regard français sur les Pyrénées aragonaises: l´influence de Franz Schrader à l’origine d’un processus de patrimonialisation (fin XIXe début XXe siècle), d’Isabelle Degrémont i Juan Sevilla, de la Université de Pau et des Pays de l’Adour; Les Terres de l’Ebre: quelles temporalités de la construction régionale?, de Claire Guiu, de la Université de Nantes; i Dels conflictes entre col·lectius d’usuaris al conflicte entre territoris. Manifestacions a propòsit de la darrera crisi de la sequera a Barcelona i els transvasaments, d’Ignasi Aldomà i Buixadé, de la Universitat de Lleida.
La suspensió de comunicacions aèries a causa de l’erupció del volcà Eyjafjallajökull impedí la presentació de les següents sis comunicacions, ja que els corresponents autors no pogueren assistir al col·loqui: Reformar la administración territorial, ¿qué barreras? Una visión desde Galicia, de Román Rodríguez González, de la Universidade de Santiago de Compostela; L’acte III de la décentralisation en France: beaucoup de bruit pour rien?, de Martin Vanier, de la Université de Grenoble I; Desenvolupament territorial i governança dels espais oberts a Catalunya, de Valerià Paül i Carril, de la Universidade de Santiago de Compostela; Faire du nouveau avec de l’ancien: les dénominations des territoires de la localité en France (1995-2010), de Marie-vic Ozouf-Marignier, de l’École des Hautes Études en Sciences Sociales, de París; L’histoire au service du projet de territoire: l’exemple du Pays Cathare, de François Aussaguel, de la Université Montpellier III; i La dynamique des jeux temporels dans les projets de territoires: les exemples du Libournais et du Périgord Noir, de Christophe Quéva, de la Université d’Artois. Pel mateix motiu, no se celebrà la conferència de cloenda, a càrrec de Lydia Coudroy de Lille, professora de la Université de Lyon II. La comunicació
Geopolítica y gobierno del territorio en España, de Juan Romero González, de la Universitat de València, no es presentà a causa de circumstàncies familiars del ponent.
3. Cursets i seminaris
Dimecres 17 i dijous 18 de març de 2010, el professor Juan F. Ojeda Rivera, catedràtic de Geografia Humana de la Universitat Pablo de Olavide (Sevilla), impartí un seminari que tractà sobre El paisaje como realidad vivida: claves para una aproximación interdisciplinaria. La sessió del dia 17 es titulà De país a paisaje. Percepciones, representaciones, identificaciones y simbolizaciones; mentre que la de l’endemà, dugué per títol Ambientes y paisajes paralelos en Andalucía y Marruecos.
El mes de maig de 2010 es realitzà el seminari titulat Sequeres i inundacions. Dijous 6 intervingueren Anna Ribas, professora del Departament de Geografia de la Universitat de Girona, que parlà de Les inundacions a Catalunya. Problemes i gestió, i Carles Balasch, professor del Departament de Medi Ambient i Ciències del Sòl de la Universitat de Lleida, que tractà sobre La reconstrucció de les riuades històriques. Millores en l’estimació de risc d’inundacions. Dijous 13 parlà Mariano Barriendos, professor del Departament d’Història Moderna de la Universitat de Barcelona, que dissertà sobre La sequera. Aspectes metodològics i resultats de l’estudi plurisecular.
4. Presentacions de llibres
Dimarts 27 d’octubre de 2009, tingué lloc la presentació del llibre Cartografia històrica dels Països Catalans, de Vicenç M. Rosselló i Verger, catedràtic emèrit de Geografia de la Universitat de València i membre de l’IEC. L’acte comptà amb les intervencions de Carme Montaner, cap de la Cartoteca de Catalunya de l’Institut Cartogràfic de Catalunya, Francesc Nadal, catedràtic de Geografia Humana de la Universitat de Barcelona, Antoni Furió, director de les Publicacions de la Universitat de València i catedràtic d’Història Medieval, i de l’autor del llibre.
Dijous 4 de febrer de 2010, es presentaren dos llibres, Fire Effects on Soils and Restoration Strategies, editat per Artemi Cerdà i Pete Robichaud, i Efectos de los incendios forestales sobre los suelos en España, editat per Jorge MataixSolera i Artemi Cerdà. L’acte fou introduï per Xavier Úbeda, professor del Departament de Geografia Física i Anàlisi Geogràfica Regional de la Universitat de Barcelona, i comptà amb les intervencions dels editors: Artemi Cerdà i Jorge Mataix-Solera. Dimarts 13 d’abril de 2010, es presentà l’obra Atles del turisme a Catalunya i del Visor Cartogràfic, dirigida per Francesc López Palomeque, catedràtic d’Anàlisi Geogràfica Regional de la Universitat de Barcelona. L’acte comptà amb les intervencions de Francesc Nadal, president de la SCG; Josep Huguet, conseller del Departament d’Innovació, Universitats i Empresa de la Generalitat
de Catalunya; Josep Oliveras, catedràtic d’Anàlisi Geogràfica Regional de la Universitat Rovira i Virgili; i el director de l’obra.
Tots els actes ressenyats fins ara se celebraren a la seu de Barcelona de l’IEC.
5. Sortides d’estudi i visites a exposicions
Dissabte 24 d’octubre de 2009, es realitzà una sortida d’estudi al Baix Montseny, dins el cicle Les altres comarques, dirigida per Jesús Burgueño, professor de la Universitat de Lleida. El matí s’esmerçà en una caminadeta fins al castell de Montsoriu, on Gemma Font, de l’Associació d’Amics del Castell de Montsoriu, explicà les característiques arquitectòniques de la fortificació i la seva restauració, i Josep M. Panareda complementà la visita amb una acurada explicació de la geografia de la comarca. En acabat de dinar, hom visità Sant Pere de Vilamajor, amb l’acompanyament de l’alcalde, Josep M. Llesuy, i el centre de la vila de Sant Celoni, amb guiatge de Josep M. Abril, historiador i tècnic d’aquest ajuntament. Com a cloenda, se celebrà un acte acadèmic en aquesta darrera població, amb intervenció de Josep M. Llesuy, Francesc Deulofeu, alcalde de Sant Celoni, i Jordi Mas, regidor de mobilitat de Vallgorguina, que tractaren d’aspectes relacionats amb la col·laboració intermunicipal al Baix Montseny. Dissabte 16 de gener de 2010, la SCG efectuà una visita a l’exposició L’Eixample Cerdà. 150 anys de modernitat, muntada per la Fundació Urbs i Territori a les Reials Drassanes de Barcelona. La visita fou guiada per l’enginyer de camins Francesc Magrinyà, comissari d’aquesta mostra.
Dissabte 17 de març de 2010, tingué lloc la sortida d’estudi titulada El parc fluvial del Llobregat (Berguedà), dirigida per Jesús Burgueño, professor de la Universitat de Lleida. Al matí, després de passar per la colònia industrial de l’Ametlla de Merola, hom féu una completa visita a la Colònia Vidal. Abans de dinar, un féu una caminadeta pel marge esquerre del Llobregat, a l’alçada de la colònia de Viladomiu Vell. A la tarda, els assistents visitaren la Torre de l’Amo de Viladomiu Nou.
Divendres 12 i dissabte 13 de juny de 2010, s’efectuà una sortida d’estudi a la Cerdanya i el Conflent amb el Petit Tren Groc, dirigida pel professor Jesús Burgueño i coorganitzada amb Valerià Paül. La primera part de la sortida consistí en dues visites, al vilatge de Rià i al Fort Libèria, a Vilafranca de Conflent. La segona, a la tarda, consistí en una visita a les coves càrstiques de les Canaletes i un itinerari amb tren, entre aquesta darrera vila i Sallagosa, a través de les gorges de la Tet i el coll de la Perxa.
6. Inauguració de la plaça Lluís Casassas
Dissabte 5 de juny de 2010, al migdia, se celebrà un acte d’inauguració de la plaça Lluís Casassas, situada a Nou Barris, al capdamunt del parc de la Guineueta, amb la presència de la vídua, fills i d’altres familiars de l’enyorat president de la SCG. L’acte, coordinat i presentat per Montserrat Cuxart, inclogué breus parlaments sobre la personalitat de Lluís Casassas i lectures de
textos seus i d’altra autoria, a càrrec de diversos col·legues, deixebles i amistats: Francesc Nadal, Joaquim Clusa, Vicenç Biete, Maria Dolors Garcia Ramon, Jesús Burgueño, Enric Mendizàbal i Enric Bertran. Aquestes intervencions anaren acompanyades d’una introducció, un interludi i una cloenda musicals, seguida d’una copa de xampany.
7. Altres actuacions
Francesc Nadal, com a president de la SCG, participà regularment en les reunions de la SFCS i en el plenari de l’IEC. També representà l’àrea d’humanitats a la comissió de publicacions de l’IEC.
Antoni Luna fou el representant institucional de la SCG al Comitè Espanyol de la Unió Geogràfica Internacional i a les Terceres Jornades de Revistes Científiques, celebrades a l’IEC.
Mireia Baylina representà la SCG a la reunió de Londres de l’EUGEO, associació de societats de Geografia, associacions de geògrafs i altres organitzacions representatives dels geògrafs i de la ciència geogràfica als països de la Unió Europea.
Pau Alegre dissenyà el logotip del 75è aniversari de la SCG, que ha figurat en totes les convocatòries del curs 2009-10 i que es mantindrà en el proper, per commemorar la fundació de la SCG en 1935.
La SCG va donar suport a la campanya Televisió Sense Fronteres: l’espai de comunicació de les llengües catalana, euskera i gallega, per recolzar una proposició de llei presentada com a Iniciativa Legislativa Popular davant les Corts per aconseguir l’aprovació legal i definitiva de la recepció dels programes autonòmics de ràdio i televisió realitzats en alguna d’aquestes llengües en el conjunt dels territoris que configuren llurs respectives comunitats autònomes.
La SCG col·laborà en la presentació de la Guia per a l’elaboració d’una memòria social, organitzada pel Col·legi de Geògrafs i l’Associació de Geògrafs Professionals de Catalunya. L’acte, celebrat a la seu de l’IEC dimarts 3 de novembre de 2010, comptà amb la intervenció de Francesc Nadal, com a president de la SCG.
El febrer, Jesús Burgueño signà l’article d’opinió “Divisions territorials en un món sense límits” a El Butlletí de l’IEC, núm. 139.
La Setmana Santa d’enguany, es féu un viatge a Jordània i Jerusalem, organitzat per ARAC (A la recerca d’altres Cultures), Cultural Travel Association, sota els auspicis de la SCG, guiat pel consoci Pere Andreu.
La SCG donà suport a l’organització de la Segona Conferència Econòmica de la Mediterrània Nord-occidental, que se celebrarà a Barcelona el 2011.
8. Publicacions
Aquest curs 2009-10 s’han editat el volum 66 de Treballs de la SCG, corresponent a 2008, i el llibre El mapa com a llenguatge geogràfic: textos de suport, que aplega una col·lecció de textos de temàtica cartogràfica, de recone-
guts autors d’arreu del món, seleccionats, traduïts al català i prologats per Pau Alegre, en ocasió del Segon Congrés Català de Geografia. Aquestes publicacions han tingut el suport econòmic de l’IEC i de la Diputació de Barcelona, i el segon d’aquests volums, és fruit d’un conveni de col·laboració entre la SCG, mitjançant l’IEC, i el Centro Nacional de Información Geográfica.
Els 65 números de la revista Treballs de la SCG en versió digital estan disponibles a l’Obrador obert, al web de l’IEC, que s’ha encarregat de l’edició de totes les pàgines en format pdf, i al portal Hemeroteca Científica Catalana.
Els consocis Maria Dolors Garcia Ramon i Joan Tort s’han integrat al Consell Assessor de Treballs de la SCG.
9. Premis de la Societat
El VI Premi Joan Palau Vera per a treballs de recerca d’estudiants de batxillerat fou declarat desert en no presentar-s’hi cap treball dins el termini establert.
El 22 d’abril de 2010, fou lliurat el XV Premi Lluís Casassas i Simó a Laia Mojica Gasol pel treball Aportació metodològica a la delimitació d’aglomeracions urbanes. Aplicació a Gran Bretanya. El jurat era format per Antoni Luna, José Ignacio Muro i Anna Ribas.
10. El web de la Societat: l’obrador obert (scg.iec.cat)
L’obrador obert, editat per Pau Alegre, ha continuat informant a través d’anuncis, convocatòries, notícies, cròniques i ressenyes, de tots els actes celebrats a la SCG, així com d’activitats d’altres institucions d’interès geogràfic, com ara conferències, congressos, col·loquis, premis, llibres i revistes. Hi hi ha un centenar llarg de semblances biogràfiques dels membres de la SCG ja traspassats, entre les quals totes les dels 27 socis fundadors i gairebé tots els seus contemporanis. Amb tot plegat, l’obrador obert ha continuat ampliant les seves pàgines, ha seguit diversificant l’autoria dels seus textos i ha arribat a les 350 ressenyes de llibres escrits per membres de la SCG. Des d’enguany, el web ofereix tots els fons de la revista Treballs de la SCG en format pdf.
Les activitats científiques organitzades per la SCG i ressenyades fins aquí han estat possibles gràcies a les subvencions econòmiques de la Diputació de Barcelona i l’IEC.
Obituari
L’octubre de 2009 traspassà Mme. Yvette Barbaza, membre d’honor de la SCG. La relació de la professora Barbaza amb la Societat datava de molts anys, de quan començà a preparar la seva tesi doctoral, Le paysage humain de la Costa Brava (1966).
El maig de 2010 morí José Manuel Casas Torres, antic catedràtic de les universitats de Saragossa i Complutense de Madrid, diverses vegades collaborador de la SCG.
Notes diverses
El consoci Javier Martín Vide, catedràtic de Geografia Física de la Universitat de Barcelona, fou escollit president de l’Asociación de Geógrafos Españoles (AGE)
La consòcia Anna Cabré, catedràtica de Geografia Humana a la Universitat Autònoma de Barcelona i fundadora del Centre d’Estudis Demogràfics, s’incorporà com a membre numerària de la Secció de Filosofia i Ciències Socials de l’IEC.
Nombre de socis i sòcies
En acabar el curs 2009-10, el nombre de membres de la SCG és de 416, dels quals 16 són honoraris i 400 són numeraris (EB).
Enric Bertran i Gonzàlez Secretari de la SCG
Directori de socis de la Societat Catalana de Geografia (desembre 2010)
Agudo Serrano, M. Luisa
Agustí Gallifa, Lluís
Alabart i Pau, Carles
Alba i Luque, Puri
Albet i Mas, Abel
Aldomà i Buixadé, Ignasi
Alegre i Nadal, Pau
Alés i Torrella, Fanny
Alió i Torres, M. Àngels
Alomar i Garau, Gabriel
Alsina i Casas, Gemma
Altés i García, Víctor
Amadó Giró, Jaume
Amigó i Anglès, Ramon
Andreu i Aliu, Pere
Anton i Clavé, Salvador
Argilès i Palomo, Anna Isabel
Armengol i Rabal, Marc
Arnan i Castells, Núria
Arnau i Bofarull, Xavier
Arribas i Quintana, Ramon
Artero i Grivé, Esperança
Ascon i Borràs, Rosa
Avellana i Pla, Lluís
Avellaneda i Garcia, Pau
Àvila i Tàpies, Rosalia
Badia i Cardús, Xavier
Badia i Perpinyà, Anna
Badias Llavall, Alba
Badias Morros, Magda
Báguena Latorre, Josep
Antoni
Baijet i Herrero, Víctor
Barceló i Pons, Bartomeu
Barniol Planas, Núria
Baró Martínez, Gil
Bartoló i Marmi, M. Rosa
Bassa i Llobera, Josep
Batallé i Tremoleda, M.
Dolors
Batlle i Martínez, Xavier
Baulies i Romero, Hèlia
Baylina i Ferré, Mireia
Becat, Joan
Bellet Sanfeliu, Carme
Benach i Rovira, Núria
Benejam i Arguimbau, Pilar
Bertran i Gonzàlez, Enric
Bertrand, Georges
Biete i Farré, Vicenç
Bigas i Bau, Marc
Biyogo Malràs, Sandra
Blasi Sofías, Angelina
Boada i Juncà, Martí
Bolòs i Capdevila, Maria de Borbonet i Macià, Anna
Borràs i Pascual, Òscar
Bosch i Casadevall, Rosa Maria
Bosch i Rovira, Alícia
Bosch Pont, Josep M.
Boter de Palau i Gallifa, Ramon
Bouza i Vila, Jerònim
Bretón i Renard, Françoise
Briansó i Montoro, M.
Àngels
Buil i Pirla, Fina
Buj Buj, Antonio
Burckhart, Kerstin
Burgueño i Rivero, Jesús
Busqué i Barceló, Jaume
Busquets i Fàbregas, Jaume
Busquets Raventós, Jaume
Cabañas López, Néstor
Cabeza i Valls, Joaquim
Cabré i Pla, Anna
Calabuig i Tomàs, Jordi
Calvet i Porta, Jaume
Calvo Romero, Cristina
Calzada i Balcells, Pilar
Campo i Sanz, Francisco
Eduardo
Cànoves i Valiente, Gemma
Cantos i Bové, Víctor
Capdevila i Subirana, Joan
Capel Sàez, Horacio
Carbó Mestre, Dolors
Carbonell i Sebarroja, Jaume
Carbonell Ruiz, Ignasi
Cardona i Hernàndez, Mercè
Carreras i Verdaguer, Carles
Casadevall i Camps, Robert
Casanova i Antonio, Josep A.
Casassas i Marqués, David
Casassas i Ymbert, Anna M.
Castañer i Vivas, Margarita
Castejón i Arqued, Rosa
Castellet i Mestres, Francesc
Castex-Ey, Joan-Francesc
Castillo i Cadena, Arcadi
Català Marticella, Rosa
Cebollada i Frontera, Àngel
Cerarols Ramírez, Rosa
Cerdà Bolinches, Artemi
Cerdan, Rufi
Cervera i Serrano, Montserrat
Clar Monserrat, Bartomeu
Claval, Paul
Clos i Costa, Isabel
Closas Junyent, Joan
Clua i Mercadal, Jordi
Codorniu i Liarte, Francesc
Coll i Vengut, Ramon
Coll López, Miquel
Coma i Guitart, Josep
Comabella i Biosca, Francesc
Xavier
Comas i Forcada, Marcel·lí
Comes i Maymó, Mercè
Compte i Freixanet, Albert
Cors Iglesias, Martí
Cortès i Rodríguez, Jordi
Cosculluela i Ballarín, Josep Lluís
Cots i Gassó, Anna
Cuadrado i Ciuraneta, Sergi
Cuadros i Vila, Ignasi
Cucurella i Fernández, Santiago
Cucurella i Grifé, Ariadna
Cuxart i Tremps, Montserrat
Datzira Masip, Sebastià
De Haro Queral, Antonio
Domingo i Coll, Jordi
Doumenge, François
Durà i Guimerà, Antoni
Estalella i Boadella, Helena
Farguell Perez, Joaquim
Faus Pujol, Carmen
Felip i Fillat, Rosa Anna
Feliu Torrent, Jaume
Fernández i Tatjé, Gerard
Fernández Palou, Josep
Ferrer i Pumareta, Jordi
Flix Barrull, M. Teresa
Font i Garolera, Jaume
Frago Clols, Lluís
Fullà Bombardó, Montserrat
Gade, Daniel
Galera i Monegal, Montserrat
Galobart i Duran, Lluís
Ganau i Casas, Joan
Garcia i Balaguer, Eva
Garcia i Bonada, Neus
García i Casaponsa, Miquel
García i Coll, Arlinda
García i Ferrer, Joan M.
Garcia i Ramon, Maria
Dolors
Garcia i Ventura, Jordi
García Ortiz, Lídia
Garcia, Joao Carlos
Gasset i Argemí, Josep
Gázquez Picón, Antonio
Gensane, Joan Pere
Gil i Alonso, Fernando
Gilabert i Bertran, Núria
Gili i Prat, Josep
Giménez-Capdevila, Rafael
Gimeno i Font, Edmon
Giné i Orengo, Maria Teresa
Giral i Quintana, Eugeni
Gisbert Traveria, Meritxell
Gispert Mata, David
Gómez i Cordero, Teodoro
Gómez Ortiz, Antonio
Gómez Rovira, Pere Pau
González González, Felisa
González Medina, Ana
González Monfort, Erundina
Gonzalo Martí, Àngel
Grau i Fernández, Ramon
Guardia Carbonell, Carlos
Gubern i Hernàndez, Enric
Güell i Mirabet, Armand
Guerrero Lladós, Montserrat
Guilleumas i Brosa, Antoni
Guirado González, Carles
Guitart i Basomba, Jordi
Guiu, Claire
Gurri i Serra, Francesc
Herrero Canela, Maria
Iduarte i Despuig, M. Dolors
Jansà i Grau, Ricard
Jaumot i Bisbal, Miquel
Junoy i Domènech, Francesc
Lafarga i Oriol, Joan
Lahosa i Cañellas, Josep M.
Latorre i Gaia, Roser
Leal i Aguilar, Antoni
Lladó Mas, Bernat
Lleal i Galceran, Francesc
Llevadot i Vilà, Montserrat
Llobet i Martí, Lluís
Lloses Fontich, Guifré
Lluch i Martin, Enric
Lluelles Larrosa, M. Jesús
Llussà i Torra, Rafel
López Bustins, Joan Albert
López Folgueira, CarlosEnrique
López Palomeque, Francesc
López Redondo, Joan
López Sánchez, Pere
López Villanueva, Cristina
Luna García, Antoni
Magrazo Zurita, Carles
Malgosa Montserrat, Marc
Mallol i Soler, Jordi
Manzano i Pérez, Evarist
Marco Egea, Manuel
Marco i Arroyo, Pilar
Marcos Montero, Ricardo
Marín i Ramos, Mercè
Martí Henneberg, Jordi
Martí i Campmajó, Àngel
Martín i Vide, Javier
Martín i Yepes, Jaume
Martínez i Illa, Santi
Masip i Amorós, Maria
Massana i Mas, Sergi
Mateo i García, Miquel
Mateu i Bellés, Joan F.
Mateu i Giral, Jaume
Mateu i Llevadot, Xavier
Maynou i Hernández, Núria
Mayol i Sànchez, Carles
Mendizàbal i Riera, Enric
Mercader i Saavedra, Ignasi
Meseguer Michavila, Mª Luz
Miarons i Serra, Montserrat
Mir i Sala, Albert
Mirabet i Pla, Pere
Miralles Guasch, Carme
Miró i Orell, Manuel de Módenes Cabrerizo, Juan Antonio
Mogas i Sauló, Jordi
Molas i Cardona, M. Alba
Molina i Gallart, David
Molins i Badenas, Modest
Moll i Gómez de la Tia, Juli
Molleví Bortoló, Gemma
Montagut i Sancho, Víctor
Montaner i Garcia, Maria Carme
Monter i Prat, Jordi
Mora i Ticó, Pere
Mora Vidal, Apol·lònia
Morell i Fina, Àngels
Morén i Alegret, Ricard
Moreno Redón, Sergio
Morera i Borrell, Enric
Moreu i Huet, Núria
Morillas Torné, Mateu
Mota Moya, Pau
Muñoz Ramírez, Francisco
Manuel
Muro Morales, José Ignacio
Musachs i Generó, Josep M.
Nadal i Piqué, Francesc
Nadal i Tersa, Jordi
Nasarre Vázquez, Ester
Navazo Lafuente, Màrius
Nel·lo i Colom, Oriol
Nobajas i Ganau, Alexandre
Nogué i Font, Joan
Noguera Corrons, Roser
Noguera i Pujol, Margarida
Oliva i Franganillo, Marc
Olivar i Badosa, Joan
Olivé i Morros, Jaume
Olivé i Vallès, Maria Dolors
Oliver i Frauca, Laia
Oliveras i Samitier, Josep
Oller i Freixa, Montserrat
Orellana Torres, Boris
Oriol i Sabater, Montserrat
Ortega Cantero, Nicolás
Ortiz i Guitart, Anna
Ortuño i Ginestar, F. Vicent
Orviati, Frederica
Pagès Muñoz, Anselm
Palacín i Fàbregas, Samuel
Pallarès i Barberà, Montserrat
Palma i Bartrolí, Marçal
Panareda i Clopés, Josep M.
Parralejo Aragoneses, Juan
Pascual i de Sans, Àngels
Pascual i Ruiz, Jordi
Paül i Agustí, Daniel
Paül i Carril, Valerià
Pedemonte i Catà, Joaquim
Pelachs Mañosa, Albert
Pena i Vila, Rosalina
Perelló Felani, Gabriel Àngel
Pich i Pou, Manuel
Picornell i Bauçà, Climent
Pié i Ninot, Ricard
Pinto i Fusalba, Josep
Plana i Aguilar, Joel
Plana i Castellví, Josep A.
Planas i Beigas, Gil
Pocino i Serra, Santi
Pointelin, Richard
Porcel Montané, Oriol
Prat i Forga, Josep M.
Prats i Serra, Josep Antoni
Priestley, Gerda K.
Puigvert i Solà, Joaquim M.
Pujadas i Rubies, Isabel
Pujol i Estragués, Hermínia
Puntís i Pujol, Lluís
Rabella i Vives, Josep M.
Ramazzini Gobbo, Graziana
Ramoneda Civil, Jordi
Raso i Nadal, Josep Miquel
Rebagliato i Font, Joan
Recaño Valverde, Joaquín
Rectoret i Blanch, Montserrat
Riba i Arderiu, Oriol
Ribas Palom, Anna
Ricart Casadevall, Sandra
Riera i Figueras, Pilar
Riudor i Gorgas, Lluís
Rodellas i Parés, Enric
Roig i Canals, Dolors
Roig i Graells, Alfons
Roma i Casanovas, Francesc
Romaní i Alfonso, Glòria
Roquer i Soler, Santiago
Rosa Trias, Elisabet
Rosaura i Pacareu, Rafael
Rosselló i Verger, Vicenç
Rotllant i Ramon, Elisabet
Rovira i Regàs, Maria Mercè
Rubió i Lois, Montserrat
Rucabado i Franquesa, Narcís
Rueda i Màrquez, Isabel
Rullan i Salamanca, Onofre
Rusiñol i Soler, Josep
Sabartés i Cercós, Delfí
Sáenz i Vallès, Laura
Sahuquillo Sabio, Ester
Saladié i Gil, Sergi
Salamaña i Serra, Isabel
Salvà Capó, Miquel Àngel
Salvà i Tomàs, Pere A.
Salvador i Franch, Ferran
Sánchez Delgado, Daniel
Sánchez i Aguilera, Dolors
Sánchez i Pérez, Joan E.
Sánchez i Sánchez, Esther
Sánchez Serrano, Elicio
Sancho i Andani, Rosa
Sans i Margenet, Jaume
Santiago i Fernàndez, Francesc de Sanz i Gràcia, Santiago
Sau i Negre, Maria Teresa
Sau i Raventos, Elisabet
Sauer Cazorla, Carme
Saurí i Pujol, David
Seguí i Pons, Joana Maria
Serra i Batiste, Josep
Serra i Coma, Roser
Serra i Creus, Joan
Serra i Ruiz, Pere
Solà-Morales i Rubió, Manuel de
Solana i Solana, A. Miguel
Solé i Perich, Lluís
Solviche, Pauline
Soriano i López, Joan Manuel
Sorribas i Ribas, Enric
Suau Sánchez, Pere
Sugrañes i de Franch, Concepció
Sunyer i Martín, Pedro
Takenaka, Katsuyuki
Tarroja i Coscuela, Alexandre
Tello Aragay, Enric
Terrades i Batlle, Montserrat
Tomàs i Abadia, Joaquim
Tomàs i Bonell, Joan
Tomàs i Pla, Pura
Torcal i Escruela, Jordi
Tordera i Roca, Núria
Torremorell i Aguadé, Rosa
Tort i Donada, Joan
Trèmols i Gironell, Maria Àngels
Trepat Deltell, Eduard
Triadó i Esplugas, Immaculada
Tulla i Pujol, Antoni
Úbeda Cartañá, Xavier
Urgell i Martin, Yolanda
Urteaga González, José Luis
Utrilla i Mendoza, Francesc
Valdovinos i Perdices, Núria
Valdunciel i Coll, Juli
Vallès i Runge, Víctor
Valor i Carabús, Marina
Vaqué i Foix, Empar
Velat i Ràfols, Pau
Vera Martín, Ana
Verdaguer, Pere
Vergés i Llistosella, Joan
Vergnaud, Guillaume
Vicente Mosquete, Teresa
Vidal i Bendito, Tomàs
Vidal i Queralt, Anna
Viger i Lopez, Sofia
Vilà i Piguillem, Rosalia
Vilà-Valentí, Joan
Vilallonga Ortiz, Albert
Vilaró i Güell, Miquel
Villanova Valero, José Luis
Villanueva i Margalef, Maria
Viñolas i García, M. Rosa
Vives Tort, Miquel
Zusman, Perla Brigida