Semana de la literatura de misterio. Biblioteca del IES Goya (Zaragoza).- Del 24 al 28 de octubre de 2011
Ahora soy una vieja: pero la noche que llegué a Applewale House tenía trece años recién cumplidos. Mi tía era allí ama de llaves, y una especie de carricoche de un caballo bajó para recogernos a mí y a mi equipaje en Lexhoe, y subirnos a Applewale. Al llegar a Lexhoe me encontraba un poco asustada y, cuando vi venir al vehículo y el caballo, me dieron ganar de volverme otra vez a Hazelden, con mi madre. Cuando entré en el shay —que así solemos llamar a esa clase de coche— iba hecha un mar de lágrimas, y el viejo John Mulberry, el cochero, que era muy buen hombre, me compró un puñado de manzanas en El León de Oro, por ver si así me iba consolando (…). Era una bonita noche de luna, y me comí las manzanas mientras miraba por la ventanilla del shay.
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Es una vergüenza que unos caballeros disfruten metiendo miedo a una pobre niña ignorante como era yo. A veces pienso que, en realidad, lo hacen en broma. Pero el caso es que hubo dos de ellos sentados junto a mí en la diligencia que me había llevado hasta Lexhoe, quienes, después de caída la noche, cuando salió la luna, empezaron a preguntarme adónde iba. Bueno, pues yo les contesté que iba a servir a casa de la señora Arabella Crowl, de Applewale House, cerca de Londres.
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—¡Anda, Dios! —dijo uno de ellos—. Entonces no durarás allí mucho tiempo.
Así comienza el inquietante relato titulado “El fantasma de la señora Crowl”, escrito por Joseph Sheridan Le Fanu (1814-1873). Nosotros queremos proponerte un juego, o un reto: escribir una historia de miedo a partir de este comienzo. Entrégasela a tu profesor o profesora de Lengua y Literatura, y si te esfuerzas, quizá tu relato sea uno de los seleccionados para aparecer en el próximo “Cuaderno de biblioteca”. ¿Te gustaría? Pues ponte a trabajar.
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