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Emprendimiento

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Alexia Lam

Alexia Lam

Compras en un click Gamarra Digital

Un tusán y sus tres socios vieron en la pandemia una oportunidad para ayudar a los empresarios de La Victoria a dar el salto hacia las ventas digitales. Una buena idea que va camino a la expansión.

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Escribe Giuliana Lévano

Alexander Chang, graduado en el Reino Unido y con experiencia en el sector turismo, tenía un trabajo seguro y bien remunerado pero también una inquietud por iniciar el negocio propio. Con unos amigos venía madurando un proyecto desde el 2019: digitalizar las ventas en Gamarra. Iban de cuando en cuando a la zona, conversaban con los comerciantes. Parecía una buena idea para emprender.

De pronto vino la pandemia y la consiguiente paralización del comercio. Las 500 mil personas que llegaban diariamente a la zona estaban ahora encerradas en sus casas. Los pequeños comerciantes se encontraban al borde de la quiebra, con la mercadería apilada en las galerías vacías. Era el momento preciso para que la venta digital los sacara del cierre inminente.

Oswaldo Nomura y Alexander Chang, dos de los socios de Gamarra Click, en su elemento. El 2021 fue el lanzamiento de su proyecto.

La pandemia afectó gravemente a los comerciantes que pugnaban por ingresar a sus locales a retirar mercadería.

Los afiliados a la plataforma digital han aumentado sus ventas hasta en 30 % mensual en promedio.

gamarraclick.com

La web permite comprar en Gamarra desde casa con descuentos, ofertas y garantía de devolución.

“Era un ‘ahora o nunca’”, dice Chang. “Me di cuenta de que, si me quedaba en turismo, no iba a hacer nada. Todo el 2020 estuvimos trabajando en esto, haciendo estudios de mercado y hablando con stakeholders, así como con potenciales clientes. Comenzamos a venderles la idea. En octubre uno de los socios, Oswaldo Nomura, se decidió a trabajar a tiempo completo en desarrollar el proyecto”, añade.

Ahora tres de los cuatro involucrados ya dedican la jornada entera a esta iniciativa. “Empezamos con fuerza en enero de este año, en marcha blanca y con 25 socios, para probar que este modelo mínimo era viable. Hoy tenemos más de 250 socios y más de 2 mil ventas. De enero a la fecha hemos incrementado nuestra facturación mensual en más de 900 %”, añade Alex Chang.

Solo con formales

En Gamarra hay entre 40 y 50 mil tiendas, el 60 % de las cuales ya reabrió. Gamarra Click

trabaja solo con los comerciantes formales que tienen RUC y emiten facturas. “Vendemos textiles y calzado para hombres, mujeres, niños y bebés. Lo que limita nuestro crecimiento es que no trabajamos con imitaciones, y buena parte de la producción en la zona es imitación”, dice. “Nosotros no cobramos un fee. Tenemos una comisión fija sobre las ventas”, puntualiza Chang. Según las encuestas que han realizado entre sus socios, las ventas adicionales que estos obtienen al mes con el e-commerce “Lo que limita nuestro crecimiento es que no son de al menos 10 %, aunque el promedio es trabajamos con imitaciones, y buena parte de 30 %. de la producción en la zona es imitación”. Muchos comerciantes de la zona ya venAlexander Chang. dían por el canal digital, promocionándose a través de Facebook e Instagram. El problema con este modelo es que la venta “no termina de ser manual”, como explica Alex Chang. “Las medidas en Gamarra no son estándar: cada productor tiene sus propias medidas. Entonces había mucha ida y vuelta de consultas de los clientes y eso desenfocaba al productor de

sus obligaciones de ir al taller, buscar telas, ver la confección y, encima, atender al delivery. Nosotros detectamos esta oportunidad para darles un servicio end to end, desde el marketing de sus prendas hasta el servicio posventa”, añade.

Sociedad de cuatro

Las cuatro mentes detrás de Gamarra Click vienen de distintas experiencias profesionales, todas las cuales confluyen para hacer de este un emprendimiento bien orientado. Alexander tiene experiencia en e-commerce; Oswaldo Nomura tiene una maestría en Design Thinking, que observa y analiza las necesidades y debilidades del cliente; Luis Granda viene de una familia que trabaja desde hace mucho tiempo en Gamarra y conoce perfectamente ese mercado, y Gerardo Ruiz González, quien se incorporó en marzo de este año, es el responsable de las finanzas. Él se encarga de preparar una ronda de inversiones para levantar fondos en marzo del próximo año.

Esa inyección de capital será clave para el crecimiento de Gamarra Click. Actualmente tienen un equipo de ventas compuesto por solo tres personas. El trabajo de ellos y la publicidad ‘boca a boca’ son su motor de impulso. “La mayoría de socios son gamarrinos jóvenes; es decir, la tercera generación que recién se familiariza con el negocio digital y está más dispuesta a probar”, dice Chang.

Esta campaña navideña, la primera para Gamarra Click, viene fuerte y comenzó ya a fines de octubre. Así como para las grandes tiendas la Navidad representa el 30 % de la venta del año, se espera que en el circuito victoriano haya un repunte que puede estar entre el 20 y 30 %. “Estamos lanzando

un piloto de entregas en 72 horas, que en realidad serán 48 horas o menos. Queremos que los compradores confíen en que recibirán sus productos a tiempo para la Nochebuena”, "La mayoría de socios son gamarrinos asegura Chang. La vena emprenjóvenes; es decir, la tercera generación dedora le viene a Alex que recién se familiariza con el negocio digital y está más dispuesta a probar". de su padre, quien es comerciante en la galería El Dorado, del centro de Lima. “Yo soy Chang Li, así que soy tusán por ambos lados”, dice. “Mi abuelo paterno vino de Cantón y formó una empresa distribuidora de alimentos. Mi bisabuelo por línea materna también llegó de China. Mi papá siempre está inclinado a emprender negocios, y quizás eso es lo que me ha llevado a apostarlo todo a Gamarra Click”.

Por: Humberto Rodríguez Pastor

Cañete: Chinos en la Guerra del Pacífico1

Cuarta entrega de la serie ocurrencias y situación de las comunidades chinas asentadas en provincias peruanas entre 1850 y 1930

Poco después de las batallas de San Juan y Miraflores durante la Guerra del Pacífico, en el verano de 1881, en el valle de Cañete se produjeron desórdenes ocasionados por los pobladores pobres –a los que llamaban plebe– que habían recibido apoyo de montoneros que luchaban a salto de mata contra los chilenos.

El detonante fue un hecho circunstancial que generó una pelea entre un chino y varios negros. A partir de ese instante la persecución a los chinos fue masiva y descontrolada. La turba, compuesta por “negros” y “cholos”, persiguió a los chinos y llegó a matar a mil de ellos e incendió los cañaverales de las haciendas, “una por una”.

El numeroso grupo de culíes, acompañados de dependientes (empleados) de los fundos, tuvo que atrincherarse apresuradamente en la hacienda Casa Blanca, en el distrito de San Luis. Allí opusieron resistencia durante cuatro meses;los sitiadores trajeron un cañoncito, lo montaron con grandes precauciones y al primer disparo... reventó. Por lo tanto, fue abandonado.

Los sitiados se defendían activa e ingeniosamente. Los tubos de los alambiques y las cañerías los convirtieron en armas de fuego. Efectuaban así algunos tiros a los sitiadores; también los amedrentaban lanzándoles botellas llenas de pólvora y fragmentos cortantes, a las que ponían una mecha encendida. Con una especie de cañonazo que lograron crear, hicieron tres víctimas en el campo enemigo.

Los chinos buscaron el apoyo de sus connacionales de fuera de la región. Con ingenio hicieron llegar hasta el puerto de Cerro Azul un cajón de naranjas en cuyo fondo iba escondido uno de ellos, quien llevó la noticia a Lima “...de los apuros en los que estaban sus paisanos...”. Así fue como los jefes militares chilenos –ya bien instalados en la capital peruana– se enteraron de ese asedio.

Por su parte, los hacendados ofrecieron un buen pago y consiguieron que una fuerza chilena fuese a Cañete a controlar esa contienda local. Recién el 15 de junio de 1881 una división de las fuerzas chilenas, con 500 hombres armados, llegó al puerto de Cerro Azul.

Después de la Batalla de Miraflores se produjeron desórdenes que detonaron la persecución a los chinos.

Las tropas chilenas pusieron fin a la situación de los sitiados liberando a 3,000 chinos parapetados en la hacienda Casa Blanca. Y así empezó el éxodo de los asiáticos: una procesión de fantasmas, de espectros lívidos, de hombres desfigurados por el hambre, los sufrimientos y el terror.

El siguiente éxito logrado en el intento del apaciguamiento fue en la hacienda Montalván, luego se dirigieron a Cañete y de allí a Imperial. Esta última aldea fue reducida a cenizas, pues, según una de las varias explicaciones, fueron los montoneros, junto con los pobladores del lugar, los que habían matado a 1,086 chinos posiblemente como represalia por su colaboración con los chilenos.

Los chinos liberados suplicaron que no los abandonaran. Los chilenos les permitieron partir a Pisco y para que se defendieran les entregaron 100 fusiles.

Un mes después el diario “La Situación” (Nº 39, Lima, 21 de julio de 1881, p.2) daba la siguiente noticia sobre los culíes del valle de Cañete:

“...hartos y repletos de las pasadas experiencias, en número como de dos mil... habían emprendido camino hacia Pisco... [lo hacían porque, añade el diario con ironía e irrespeto]... los zambos se habían propuesto liberarlos de su dura peregrinación sobre la tierra, para enviarlos en un santiamén al paraíso del opio inextinguible y de los pericotes eternos”.

1 Mucho de este artículo se debe a la siguiente información: ARONA, Juan. La Inmigración en el Perú. Academia Diplomática del Perú, 1972, Lima. Así como de fuentes chilenas.

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