LOS ROPAJES QUE ME DIO EL TIEMPO
JOSÉ ÁNGEL CARBAJAL ABAL
Agradeciendo, en primer lugar, la gran acogida que tuvo mi primer libro de poemas "Caminos entre la niebla", publicado en el año 2006, por parte de ustedes, hoy les presento éste mi segundo libro "Los ropajes que me dio el tiempo". En él recojo, a mi modo de ver, una selección de los poemas que he pensado que más definen ese espíritu de lucha que siempre he querido plasmar en mis poesías, centrándome sobre todo en aquellos años en que éstas empezaban a adquirir una fuerza propia. A las personas que me apoyaron La poesía es compromiso... Cada persona tiene una manera de ver y de sentir la vida que unas veces moja nuestro ser como el agua y otras no está de acuerdo con el camino que nos lleva a través de inquietudes. Yo, como una manera de empujarme y de vivir aferrado a las hiedras que formaban el camino, empecé un diálogo con ese niño que latía dentro de mí con el fin de sentirlo y salvar ese sueño que brotaba y que quería conocerlo todo: que quería vivir como los demás, que quería ser como ellos. Y ese niño estaba en la realidad, en cada espacio de la realidad... y él me enseñó a mí a sentir a través de lo que él sentía y a ver a través de lo que veía él. Y me enseñó también a hablar con el agua, con el aire, con las nubes... con la vida. Y me enseñó a aprender. Con los años fui recogiendo todo lo que comprendí y también lo que no comprendí, todo lo que me hizo disfrutar momentos inolvidables junto a él en poemas, que eran sueños para mí. Por eso vosotros, los que me conocéis y aún los que no me conocíais, pero habéis estado ahí, conmigo... vosotros también me habéis estado apoyando prestándome vuestro silencio. Gracias. Es verdad que el hombre de hoy está más preparado que antes y tiene en sus manos más adelantos. Es verdad también que puede buscar más fuentes de conocimiento que en otras épocas... pero el reto del hombre del siglo XXI está en saber aprovechar y distribuir los recursos que tiene a su alcance y no malgastarlos, los recursos que le da la misma tierra que él pisa y pretende superar muchas veces con sus inventos. ...puede que entonces esas fuentes de conocimiento sean de verdad fuentes de sabiduría. Pero con el tiempo, yo he visto torres que los hombres levantaron con sus manos, y que esas mismas manos abatieron
después... y tengo miedo, que al final, sea el hombre, quien dicte la justicia. ...porque no le veo preparado.
LOS ROPAJES QUE ME DIO EL TIEMPO Un incendio ¡Alerta!. Humo en el bosque. Humo entre los verdes pañales de un monte. Gallego. ¡Es fuego! -gritan. Es fuego. El gran señor del manto rojo se levanta amenazante. nace arrasador, sepultador y carnicero. Ese cruel destino de Galicia amenaza tempestuoso su destrucción El paisaje se rompe. El campo deja su expresionismo a un lado porque muere. Galicia pierde un hijo. Ella le cuida. Ella le baña. Ella le viste. ahora la abandona. ¡Ayúdame! Aún podemos evitarlo! ¡Agua! Sólo una gota! Un riego del corazón que surge. Galicia muere. Su gigantesco manto verde va dejando de existir. Galicia pierde su campo. Galicia se va y yo me voy con ella. (1981)
Místicamente Latiendo en cada naufragio y a punto de disolverse en el mar; sin miedo, sin desilusión, sin haber conocido la traición. Un suspiro, un aliento invisible existente en cada realidad. El místico entorno de una palpitación olvidada todavía musita tu nombre. No quiere que desaparezcas de su presencia; cogerte, estrecharte en sus brazos,
quiere llevarte en alma con ella. Aquellos silencios entregados por tus manos al vacío volverán para agradecerte el haberles enseñado la soledad. Y tú, secreta e íntimamente, seguirás viviendo en cada obra. (1983)
Tanto tiempo anduve soñando con lo que haría cuando fuese mayor, que mi vida se fue yendo más deprisa sin tener en cuenta esta realidad. La vida se iba endureciendo poco a poco y yo soñaba para cuando tuviese más edad. No quería vivir el presente, era muy cruel... y un día llegaría a ver todos mis sueños hechos realidad. No sé si lo hacía por evadirme, por crear un mundo nuevo o simplemente porque siempre había sido un soñador, quizás un poco de todo. Tanto tiempo anduve soñando... que hoy me doy cuenta que ya he vivido los años que aún no han pasado y he perdido los que si eran en realidad. Tengo que hacer algo nuevo, lo demasiado grande siempre acaba por destruirse. (1984)
Cuando hablabas como el mar, cuando rompías como el mar y tus susurros me olían a mar, yo te elegí. Cuando te veía correr sobre la arena de la playa: atravesando el viento, contemplando el sol. Te elegí fundiéndome en el mar, como tú, y bebiendo de las rocas que brillaban y parecían ojos de azul marino. Cuando saltabas sobre las olas que estallaban sobre ti y te dibujaban el cielo.
Eras el semblante más profundo del firmamento, cuajado de espuma y de libertad. Yo te elegí, pero no por tu belleza. Cuando sonreías en el agua con esos movimientos casi salvajes que parecían envolverme, cuando eras azúcar y nube en el seno de las profundidades te elegí. A mí me parecías un dibujo en el mar tan grande como el destino. (1986)
El tiempo de la noche es quizás el más bello que existe. A lo alto, la lejanía, la inmensidad del cielo que nos embruja: parece un mar, un mar limpio y puro, dulce. Y viene la Aurora... pronto se romperá el equilibrio del día. Pero nada tememos. (1988)
Su destino era ser navegante, pero quedó en tierra. Marinero de noches dulces de verano, silueta inmortal... No sé si él quiso marchar alguna vez de allí, la aurora le decía que se iría con él. Pero no quiso: el agua clara a ras del suelo era un mundo. él se enamoró muchas veces de esa noche que conocía. Navegante, marinero de la noche, compañero del cristal azulado. desde el parque contempló la mar, feliz. (1988)
Quise ser como la luna: alto, pero me dijeron que la luna era más grande
de lo que yo me imaginaba, que estaba muy lejos, que nadie me la traería. Me imaginaba que era un lago, un lago inmenso en el fondo de un destino... pero me dijeron que no tenía agua, que no era un lago. Entonces quise ser amuleto, despertar, cofre en la ventana... sería como ella: alto, grande, emprendería el viaje más alto del infinito... cada noche un cielo inmenso, profundo. Poco a poco fui haciendo mía aquella luna, aquella luna bella, cada noche junto a mí. Ya el cielo se había apagado... solos ella y yo. (1988) Serena, ahogada tu imagen sobre el río de mi mente que tantas veces atravesé desnudo y solo Muchas veces yo deseé ser río y sentirte. Serena tú, ahogada tu cuerpo movía al compás de las olas. No te podía coger;¡oh, Dios!, no podía cogerle, se alejaban más y más. ¡Cuántas veces deseé que el ruido se parase y pudiera verte allí... desnuda y sola como ella! Serena, ahogada... sobre el río de mi mente. (1988)
Te vi en sus brazos, en sus labios, en su boca... luego te fuiste con él. Y te busqué sin cesar a mi alrededor, pero no te encontré Entonces me alejé de allí y me entregué a otros mundos diferentes... Te pude olvidar. (1989)
Fuese de oro Mi cuerpo se hizo llama por dentro penetrando poco a poco por mis pies, hizo brillar mi estera como si fuese de otro. Y pronto comprendí que era a mi hijo al que buscaba en el fuego, por eso me dejé llevar porque mi fe tenía fuerzas suficientes. Dejé que llevara mi alma, mi creencia y me llevara a mí también en aquellos sentimientos tan niños. Se despertó mi habla y lo comprendía. Me dejaba llevar. Conocía el amor. (1990)
Camino por una ciudad de pasado sobre el lienzo de mis papeles. Me detengo a olvidar no puedo resistir el peso de los años en mi piel, que hoy son siglos porque están escritos con letras ancianas y débiles. Camino sin saber a quién llevo detrás de mí que me obliga a descansar sobre el suelo. Pero le respondo que no, que no quiero descansar, que la corriente es muy fuerte por estos lugares y ha de llevarme a donde ya no olvide. (1990)
Podría conquistar su corazón cerrado y ser dueño del destino que abrasa su alma, penetrar en su hogar deshabitado y darle vida. Podría reconquistar su espíritu y hacerlo mío
y crear un mundo para ella. Tú... que has venido a matarle para romper su alma. Ella es mi felicidad. (1990)
¿Qué buscas dentro de mi alma cuando todavía la copa vierte mi vida dentro de ti?. Busco el olvido, la añoranza... aunque sé que no he de conocerla totalmente. No es el alcohol de mis pasos el que me embriaga, el licor de mis caminos: no intentes ahogar este instante que me duerme. Beberé la vida a sorbos... prolongados y lentos, beberé la ausencia que dejas junto a mí. Tu libertad sin medidas. (1990)
Te busqué en el mar profundo de mi vida. Te busqué en la sangre que otros esparcían sobre las aguas y la sal. Pero tú no eras de carne y hueso, no eras pasión como nosotros. (1990)
Cuando eras pequeña tu mirada frágil se hincaba en mí como el cristal que sentía al tocarte entre mis dedos. Pánico a mirarte como la flor que envejece lentamente sin vida. Pánico a romperte, esa tu voz trémula que no me pedía nada a cambio. Cuando tú eras pequeña sentía tanto miedo y tanta furia, que era tu asombrosa serenidad mi aliento y mi fuerza. Yo no quería verte dolida por los senderos difíciles que se abatían sobre ti. Y opté por marcharme. Para comprenderlo. (1990)
Por amor me entrego Amo la armonía, esta soledad que a veces me aturde, pero me embriaga desde muy adentro y me conmueve. Y por amar me entrego a este mundo que es incienso y es barro... amo este barro que es parte de mí y parte de ti, que me ennoblece. Soy fruto del tiempo... pero sus notas, sus silencios: ésos sólo son parte de mí. (1991)
Un día más invento el recuerdo... Miro la calle, esa calle vacía que tantas veces fue mi cama, pero ya no quedan los sonidos de ayer ni las voces. Tengo que inventar el pasado y rehacer mi vida... Y los días son sombras que se añaden a mis palabras. Siempre me olvido de sentir. (1991)
Y a escondidas he buscado tu reino... aunque ya no me sabía ni a polvo ni a dolor. Olvido el ancestral camino que me conduce a tu dios impuro... Sólo el viento y el temporal eran dulces. (1991)
Me tengo por el más sabio del mundo... y no me doy cuenta que tú lo eres más que yo. Tú que tienes sabiduría de estrofa, de lumen. Yo todavía adolezco de un camino por el que arrastro el cuerpo y la carne. Y vivo prisionero de esta frontera que nubla la senda. Yo aún vivo sensaciones inolvidables guardadas en mi interior y en mi boca. Adolezco de orgullo, de sangre y lo reconozco porque sé que tú me perdonas todavía. Y cuando me tenga por el más puro... tú sabrás que no lo soy: que es el barro del que fui hecho. (1991)
He transcendido por fin a tus ansias de inmortalidad infames. A esa omnipotencia que era el licor amargo que nunca bebí. Tu cuerpo deformado sobre el claro del agua, la agridulce agonía de los días que pasan: he transcendido al ser que me imponías, deforme. Y a su transparencia, que no tenía nombre. Sé que mi justicia no es la verdadera, pero porque sé creer tengo un Dios y mi identidad se hará polvo para confundirte. (1991)
He esperado durante toda mi vida a que llegase un día de tormenta como hoy, pero ahora me sobrecoge, me intimida. Y sé que eres tú,
pero tengo miedo, miedo de mí mismo y de ti, porque te huía y te amaba a la vez. La fe en el paso del tiempo ya no existe ni me obliga... pero me hace nacer y me hace sufrir. (1991)
Podría desnudarte si quisiera... Quedarme a tu lado y ver el velo que ostentas... hasta llegar a quitártelo también. Y en tu cuerpo encontrar yo el mío, en tus entrañas... pero no enjaularte ni mentirte, que no debo. Convertir mi sequedad en angustia para ser mortal, como tú. Puedo ser virgen, desnudado por primera vez en la vida... Morirte. (1991)
Se que en algún sitio se arrancará el vendaje de mis mentiras que tanto tiempo mis labios usaron y compartieron. Pero no me arrepiento, quiero no retroceder jamás. Ese espíritu que era mi fuerza y mi rostro. Los días me han hecho envejecer poco a poco: veo realidades que antes no conocía y ahora si. No me siento más sabio, pero sé que en algún sitio la pasión me obliga. (1991)
Yo siento y tú viajas
por el interior de un mundo desconocido e inmenso hasta mí. Luego palpito... y tú te exprimes de la fragua que hay entre mis dedos para mojar mi piel... Llega el nuevo día, mis palabras te revestirán arrancando la desnudez de tu adolescencia. sólo el perfume de tu alcoba redimirá mi vida... ya no serás vergel nunca más, sino tierra. (1991) Me sorprende cuando callas... es tu vieja estrofa solitaria, mi silencio. Luego vuelves a la vida escuchando en el licor de mi alma mi salvación. Me sorprende cuando sueñas, cuando escucho en tus poesías mi esencia latir, mi lecho. miro tus ojos grises y escapo de todo el ruido que me enloquece y me rompe. Cuando callas y desde alguna ventana del cielo me quemas. y luego te quedas en mi muerte como queriendo resucitar mi parte de espíritu, creándome. (1991)
Quiero ser alondra en la cumbre de tus alas, ser simiente en la cumbre de tus manos, dolor. Quisiera ser hiedra en el suelo que tú pisas, ser duende en los labios que te aman desde lo más oscuro. Quiero haberte poseído cuando el batir de mis dedos se convierta en estrofa y en pesebre.
(1991)
Tu fe me cala hasta lo hondo de mi vida y vuelves a ser el germen de mi cuerpo otra vez. Y si hay dolor... o miedo... Quiero en los días de tormenta reconvertirte. (1991)
Si la dulzura La dulzura de otros labios te cerca y de algún modo empiezas a sospechar del silencio que hay en mí, no has de dejar el amor en el camino de otros cuerpos diferentes... Y si se te estremece el alma cuando del monte despunten las hojas primeras no he de desangrarte, no, ni borrar el sendero por donde tu luz camina. (1991)
Te amaré como si me llevaras la vida en cada momento, en cada promesa. Sin necesidad de comprendernos, te amaré, sin necesidad de comunicarnos, igual que se vive a dios sintiéndote, te amaré sin necesidad de explicarme, de explicarte... aunque de repente te metieras en mi vida tú te amaría. Para saciarme, para saciarte. (1991)
Soledad del ser que aún no vive y ya siente, cambio el nombre de tu ausencia por la mía, lo único que me hace sentir la verdad. Por eso busqué una copla de alma como prenda futura de plenitud. Y hoy me encuentro rasgando en los sentimientos otra vez, conociendo, madurando. Y agradezco esas muestras de placer que a veces me hacen sufrir. (1991)
Las raíces que un día salpiqué de universo y recompuse, hoy las siento. Me faltan las horas, los versos, escribo sin querer y al tiempo me impulsan las velas que son las redes de este hogar roído de silencio para mí. (1991)
Porque tal vez la lluvia me impida pronunciar tu nombre y el ahogo de mis labios me obligue a detenerme, hoy cambio mi soledad por la tuya, porque tal vez la ausencia me sepa a olvido, que un paso más me haría dudar de ti, extrañar que soy un ser vivo en tus manos. (1991)
Por tu forma de desnudarme
siempre en la soledad del tiempo, por tu forma de sacar de mí mi instinto más primitivo y arcano, por tu forma de creer y de amar. Porque sin querer me desnudo y lo hago pensando en ti, porque me entiendes y así me conozco. Me esculpen en el silencio un haz de fuerzas externas que me amamantan. Y sé que soy fuerte, inmortal, puedo amar y odiar a un tiempo. Por tu forma de existir. (1991)
Desvistes la primera nota del teclado. Como una sierpe tú esparces el sonido, esencias misteriosas que en tu alma arden. Desvistes la segunda nota del teclado. Tus manos no son tus manos y en el fondo un mismo precipicio que nos une. Y la tercera eres tú, por eso no la desvisto ni la toco. (1991)
Sentiré placer cuando deposite mi mano sobre la cepa y le devuelva a mi infancia su cáliz. Cuando en mis manos el polen me confíe la tierra y me retenga un reino inalcanzable y me seduzca... sentiré placer.
(1991)
Camino bajo la lluvia y no me quejo de haber socorrido la tarde que languidecía lentamente ni el otoño que se agolpaba, no me quejo. Ni de haber enjuagado mi vientre con el frescor pensando en otro vientre más virgen que me daba la vida. No me quejo ni de haberme escondido bajo los pórticos porque temía desfigurar mi ausencia y tu ausencia. Camino bajo la lluvia. (1991)
A veces tengo defectos que me vencen y terminan por derrotarme ante un deseo más fuerte y más profundo que el tuyo. me evado... porque soy débil o me dejo llevar y en un momento te rompo y vuelvo a crearte... Y a veces por esconderme escribo porque es muy dulce el cáliz de una tempestad profunda. No he conseguido superarlo... me escondo para sobrevivir. voy detrás de lo que desconozco, que no me obliga. (1991)
Nunca beberemos del todo el deseo que es mayor el deseo de estar vivos que la fuerza y de todo lo que he creído hasta ahora, mi oración.
Llegará el día en que convoque a mi pasado como lengua viva y le otorgue al ser un dios que nadie conozca. Enterraré mi guerra y buscaré la verdad. (1991)
Quedan muchas cosas por descubrir tras la palabra desnuda: la amarga soledad del precipicio, la tierra que a nuestros pies deja un rastro que no ha de detenerse. Quedan muchas cosas por descubrir en la ofrenda del don sagrado y perpetuo. Mi fe más que este pasado inquieto para dar descanso a tus dedos escarnecidos. (1991)
En un intento por adentrarme más en la sustancia que es el hombre me aferré de nuevo a la vida y busqué otra imagen más perfecta que me diera equilibrio. Pero hoy recojo todo este diario que había forjado sobre mí el delito y revivo mi ser consecuente. No sé si puedo continuar contigo, si es el silencio el que destruye mi dolor. (1991)
El licor que nace del tiempo nos devuelve la piel. Lentamente empezamos a ordenar la juventud, su espíritu nos ha ido transformando en seres. El breve espacio queda atrás. (1991)
Apoyo mi cuerpo en tu espalda como una simiente. Redimida tú, pero sin ser mujer ni esencia. Con la plenitud de mi estancia herida, sagrada, pero con mi libre voluntad apoyo mi hiel en tu boca reclamando el honor que me queda. Y no dejo de luchar por la vida. (1991)
Los ropajes que me dio el tiempo tal y como me los revistió un día, me desprendo de ellos como si fueran míos, como si alguna vez fueran míos. Viví, es verdad, viví y tuve... pero era mi derecho. (1991)
El ser humano abarca el fin de la cadena por encima de toda frontera y potestad. Creemos en algo interminable, un aliento, un dios. El ser humano se crea un dios para sobrevivir. (1991)
un viento helado sobre mí desata la pasión: es el espíritu. Reconvierto mi profundidad y mi gloria, mi estirpe se hace humanidad, me guían sus pasos,
¿adonde llegará este rumor? Mi mansedumbre es un fuego encendido, la brasa de cuando el tiempo mata. un viento helado sobre mí. (1991)
He cambiado, sí, pero nada ha cambiado conmigo. Me arrepiento de no haber vivido lo bastante o de no haber madurado lo suficiente. De no haber saciado mis venas con tu seno. De no haber cambiado por dentro, me arrepiento de amarte como te amaba antes, sin darme cuenta que el amor también cambia y se transforma. (1991)
Sigue escribiendo aunque tu pluma sea el mundo y sea la carne. Aspiro a creerte en la gruta de mi espacio y de mi era, a veces me miento con el afán de sobreponerme a todo. (1991)
Pequé cuando te deseaba, siempre quise romper el hielo que me mantenía unido a esta carne y confesarte que a veces no lo quise. Pequé porque aparecías como un ser nuevo y hermoso, siempre quise romper el cristal
que me mantenía unido a esta carne. Y lo hice por ti, porque necesitaba confesarme. Decir que te violé sin saberlo, que esculpí tu rostro. (1991)
Apenas he podido vivir el tiempo que me resta de vida, capturo el que me toca, me sirve. Sobre el pavimento gris que mis pasos esculpen la vida, sin fuego ni corola, sin cuerpo, sola. Más allá de donde el tiempo acaba. Sin prisas. (1991)
Necesito estar fuera de mí para saber que no he cambiado, que no me he transformado en nada, necesito estar fuera de ti. El malestar de las horas perdidas necesito conseguir, como helechos sesgados abismo el semblante y por fin tú, desnuda. Necesito estar fuera de mí para saber un poco más de mí. (1992)
Mi reino por un Cristo indiano que me rija. En mi alma guardo lienzos de otros dioses... ausentes pergaminos clavados por doquier como símbolo de la inmortalidad. Puedo morir, sí, lo sé... pero a un ser divino
mi pecho renace. Mi reino por un Cristo indiano que en sus andanzas me detenga y me consagre, mi reino por un dios justo, de pan y trigo consagrado. (1992)
La epístola de un hombre se transformó en vino. Y de él bebió hasta hartarse, hasta que su hartura alcanzó las cimas profundas y ciegas. Y en ellas plantó su vida, en la epístola sagrada donde creyó nacer, pero moría. (1992)
No me destruiría por tu causa. Ni por tu causa siquiera ni por tu seno, ni por el licor de tus palabras me dejaría seducir,. Ni por tus razones ni por las razones ocultas de otros cuerpos más infames. Ni por tu soberbia, ni por tu cáliz... (1992) Aunque quede. Me desnudo muy fácilmente y tú me ves desnudo, sujeto a este intervalo inconstante que es la carne. Abrigo mis palabras a un reino y me desnudo aún queden espacios que se enfrían en mi mente. Me desnudo muy fácilmente sin saber
que esta vida ha de ganarse a pulso y necesita del ser ajeno y maduro. (1992)
Seguimos construyendo abismos por su nombre. De nada valió que un Cristo echara las calderas de su templo y la levita de su persona fuera ofrenda. De nada valió que destruyera los muros que nos esclavizaban y se cernían sobre nosotros, seguimos construyendo abismos en su nombre y a ellos nos doblegamos. (1992)
"Todo esto te daré si me quemas". Y el lago miró al cuerpo de un azul inmenso y se zambulló en sus aguas que para él eran sagradas. "Todo esto será tuyo". Y el lobo bebió a sorbos la estela, la cálida oración. (1992) Es ésta mi plegaria Estoy entendiendo mi desaliento, mi deformación, estoy encubriéndome todo porque temo que la luz me cubra a mí tras un muro que al final me sepulte y me ciegue. Ésta mi plegaria sin fondo, sin lacra alguna, muerta. (1992)
Transforma No da la sabiduría la experiencia... y tampoco la experiencia te hace sabio. Hace falta sufrir... sacrificio de la juventud que nos da la vida y nos transformara. (1992)
Mi casa es un templo a pesar de que otros vientos han querido abatirla y romper los cristales que le daban calor. A pesar de que la seda haya querido ensuciarla con trajes de lama que eran falsos. Mi casa es un templo. A pesar de que el musgo que traen los nuevos tiempos sea tan diferente al que ayer encontraba en los caminos. Mi casa resiste al viento, al huracán. Mi casa es un templo que se crió desde niña con sus nubes de azabache y sus cielos de algodón. Yo le di mis leyes y le di mi nombre. Por eso es mi casa y es mi templo... y es mi sangre. (2002)
Si la tierra es firme bajo tus pies te mantendrás erguido sobre ella. Y no habrá viento ni marea que puedan tumbar el río férreo, el muro gris, no habrá cerro ni flecha que puedan ahuyentarlo. Si la tierra es firme
bajo tus pies ni un huracán siquiera podrá romper sus cimientos. (2003)
Muchos han estado bordeando el lago, pero nadie entrará en sus aguas si no es para siempre, en el lago del bien y el mal. Nadie se ha acercado a sus orillas, a beber de su aroma, a recibir el frescor sobre la piel, pero todos lo han conocido, adorado quizás. Todos lo han presentido alguna vez en lo blanco de sus aguas. Pero nadie aunque se sienta invadido por dentro, habitado. (2003)
Tiene una respiración pausada. Le oigo respirar cuando se acuesta a mi lado, yo duermo... pero estoy tranquilo, sé que mañana despertaré de nuevo, aunque se repitan otros días, muchos... pero vale más la pena que se repitan. Tiene una respiración lenta, serena y me hace estar en paz a mí también. Su cara es vieja pero es sabia, ya me gustaría conocerlo como te conozco a ti. Pero le siento y eso me basta. Creo que duerme conmigo. (2003)
En una orilla hay árboles, árboles y frutos, inmensos bosques que pueblan la ladera
hasta el monte. las semillas que derraman esos árboles, semillas diferentes para cada espacio de tierra diferente. Y en la orilla hay caminos, caminos que surcan los bosques. Y hay reinos también, reinos en la orilla. Reinos que no rebasan las aguas, que no pueden. En la otra orilla está el hombre y el hombre necesita árboles donde cobijarse, aguas donde nadar. Y necesita también la semilla, que es la edad primera en donde el silencio desaparece y se abre; la semilla que es aliento. Y necesita montes que escalar, muros que construir, espacios donde habitar. Pero tal vez no lo entienda. (2003)
Me duele verte sangrar sobre la hierba como una manera de dejar que te arrebaten la identidad y la frescura, de permitir que te arranquen los perfumes sin reservas. Me duele verte recrear los huracanes como una imagen indolente sobre el espejo que confunde si no penetras en ella y la desnudas por ti misma. Sentirte verter gota a gota de la sangre que corre por tu cuerpo y comprender que cada gota puede ser un poro de tu piel. Me duele verte perdida entre los ecos continuos que se escuchan a tu alrededor y te confunden, pero que no llegan a llenarte del alma que quisieras. Me duele verte llorar. (2003)
Vives en la yema de tus dedos, en el polen de tu piel. Y una caricia puede ser más de lo que una caricia aparenta. Y una perla puede ser más... porque sientes en la esencia de tus dedos igual que el volcán al verter el cáliz de sus entrañas: que se deja llevar y contempla las hojas que vibran, la estancia. Y te haces vida en todo lo que te toca y respiras por él. Vives en el roce, en el cuerpo que se desnuda y queda sobre el agua, sintiendo las manos que abrasan a su alrededor. Porque éste puede ser el último aliento del cuerpo desnudo y la suave brisa puede ser lo que más evoque, lo que más entregue. Vida en lo eterno de un susurro, en lo profano de un susurro y de un espacio... donde el silencio se haga carne. (2003)
Pide vivir, pero no olvides que tu camino es un desierto, que tu camino está cuajado de emblemas y señales, que te puedes equivocar. Y a pesar que te equivoques un día pide vivir porque unas señales son más bravas que otras y más puras. Pide vivir y no te detengas aunque sientas que el ruido te destrone a sus pies y se hunda y después renazca de sus cenizas siendo lago. Debes vivir... a pesar de que el grito evapore las aguas claras
que han dejado tus manos al pasar. (2003)
Estamos perdiendo todos, la batalla se forma en las calles, unos y otros afilan sus sables sin saber dónde ni de qué modo. Y el fragor de las mareas es lo que conforma los cielos grises, estamos perdiendo todos, nunca nos sentiremos libres. Y la razón de tan imprecisa lo justo y lo en un mar que
cada batalla es como impotente, injusto se mezclan no se entiende.
Estamos perdiendo todos, la batalla se forma en las calles, unos y otros son los rivales, nadie sabe qué hay en el fondo. (2003)
Amor en las trincheras Vivimos para enfrentarnos a un cruel desenlace, a nadie le importa nuestro amor enemigo, y por más que yo piense en ti no consigo olvidar el fuego que tengo delante. Pienso en ti y escribo sobre la arena mensajes y el fuego está como único testigo, me agota el tiempo que llevamos dormidos en esta batalla sin final ni equipaje. Me atraen las balas que disparo, el aire oscuro, el cielo ensombrecido... vivimos para enfrentarnos a un cruel desenlace, a nadie le importa nuestro amor enemigo. (2003)
Alguien mata al poeta que vive dentro de mí. Porque sus hojas están vacías, su lecho, su cúspide también está vacía y sola. No hay nieve en las altas cumbres ni hay sol: alguien sabe lo que está sucediendo en los ecos sordos de antaño, pero no lo dice. Y sabe por qué resuenan en su mente, por qué no se han ido. Alguien acalla la voz concebida de hiedra y polen. (2003)
Se me escapan los años... y me parece que estoy perdiendo un tiempo en mi vida que me va a ser imposible recuperar. Se desliza por mis dedos como el agua, como el mismo licor que yo bebo: que a veces ni me da tiempo a saborear y ya lo he bebido, como el aroma que deja. Se me escapan los años a pesar que voy recogiendo con la edad a pequeños sorbos la vida y me hago fuerte. Es una sensación extraña ver cómo el tiempo pasa y tú... tú no puedes hacer nada. Es como una hermosa dama de oro que recorre la orilla en silencio, esa misma orilla que otras veces recorrió y estaba viva. Se me escapa el río que en un tiempo pude cruzar y no lo hice, que en un tiempo pude amar y no lo amé, que en un tiempo pude... Pero hoy rebosa en hojas de polen mientras yo... espero; sólo espero. A un final sin guerra. (2003)
Si en el escribir se me va la vida... quisiera aprovechar esta última que me queda a sorbos lentos y dulces y que el humo que deje mi lapicero al escribir sobre la tierra me envuelva de esos inmensos aromas desconocidos que un día yo bebí. Si en el escribir se me va la vida... quisiera la más corta para mí y la más larga para ella, que aparece erguida sobre el culmen más alto y más bello del mundo. Yo ya lo conseguí y he compartido su herencia a mi alrededor. Si en escribir se me va la vida y es la vida más corta, pero la más profunda... que sea por amor. Que no he de vulnerar impunemente su cuerpo. (2003)
A veces me imaginé el futuro en un instante y no previne el largo camino que había de recorrer luego. Hoy me siento solo y quisiera tocar con mis manos tus cabellos de diamante sobre este atardecer, luces que aparecen y desaparecen con las sombras, /pero que están ahí, inmersas, que son parte de este universo desconocido. A veces corrí sin ganas y me infundí de vida; no pensaba en fracasar. Era tan niño, tan dulce... (2003)
Me estoy haciendo viejo y sé que apenas he comenzado a vivir la vida.
Me apena sentir el tintineo de las horas que escucho en el reloj: que pasan una tras otra, como un ritmo inalcanzable que no puede volver atrás... que nunca podrá volver atrás. Y siento que voy dejando mi aliento en todo lo que vivo como si fuera algo que me sobrase, pero no es así: lo necesito; lo necesito más que nunca. Pero pasa... y mi aliento pasa con él. Me estoy haciendo viejo y apenas me quede una vida, para mí. Me escapo de la realidad para sentirla cerca y entonces me encuentro a gusto. Me estoy haciendo viejo... pero no por ella si no por una prisión llamada espacio. (2003)
Y en el espacio que me dejes sembraré la palabra y la fuerza. Y sembraré también la espada y el arcón en el espacio que me dejes, como un símbolo de lo que pude ser con el tiempo pero no fui porque me retiré. dejaré la palabra escrita que me mantuvo con vida para que otros terminen dándole forma, como yo tanto quise. Quiero huir de este espacio porque siento que estoy expuesto a dos fuerzas, a dos fuerzas rivales. En el espacio que me dejes libre me encontrarás, me añorarás... Y estaré desnudo, como la palabra. (2003)
No preguntes quién fue el culpable de la batalla, a todos nos queda un mal sabor de boca pensar que no fuimos capaces de detenerla,
que no podíamos, que nuestras manos parecían entumecidas a la hora de coger un fusil y defenderse, a todos nos sabe mal el pasado. No preguntes dónde estuvo la herida, tú no puedes contener el tornado por mucho que siembres bosques donde antes había desiertos. Tal vez nadie sepa. (2003)
La noche me envuelve de nieve y de sueños... sus piernas son como azúcares danzando al son de las estrellas y en cada nota se llenan de una luz que no me atraviesa, pero me seduce: la noche es magia a través de mí y es el cauce nuevo la señal: empieza el día. La luna desnuda, allá en lo alto, con su jubón de luz y de acuarela: es grande para mí la luna hermosa, la noche blanca... y el rocío moja mis zapatos mientras la persigo. (2003)
Hojas de mar que me envuelven en sonidos de radiantes colores, se rompen en un estruendo amargo llenándome de sensaciones. Hojas de mar que se mezclan con el viento que transforma mi ventana, unas tras otras, como diademas, que nadie puede atraparlas. Son hojas del mar, tan pequeñas que se van posando dulcemente y huelen a mar, a mar libre, y despiertan sueños que se escuchan en mi mente.
Hacia ellas las miradas desoladas, hacia ellas las ilusiones rotas, sus estrellas juegan con las nubes como serpientes de cascabel, hermosas. Hacia ellas mi mirada perdida, hacia ellas mi sensación callada, hacia ellas mi voluntad herida desde esta orilla del alma. (2003)
La brisa mueve los cristales de algodón como una noria y en medio de esa paz me encuentro yo que estoy a solas y /siento frío. Es tan honda la noche que quisiera romperme en mil pedazos... Y hay cofres de azahar que se desprenden de cada rayo, que llegan hasta el suelo y envuelven la ausencia de un frenético aroma a amanecer. No arderán los cascabeles alumbrando el camino como un silencio profundo que apenas bañe la flor con esponjas de jazmín y de gardenias. Un viento huracanado ascenderá por la torre en miles de espejos y la luz aislada secará la angustia, retendrá su sol. Sigo viendo luces sobre mí que me acompañan como lanzas de polvo, como lunas de amor, ojalá no me faltes tú cuando yo te necesite, luna sagrada, ojalá no te falte yo. (2003)
No mires atrás cuando cierres la puerta de tu cuarto. Porque te parecerá poco lo que has luchado, lo que has sangrado... no mires atrás si atrás te queda la renuncia y el desaliento. No eres tú quien pierde, quien ha dejado en el camino los granos de polen desnudos y sin forma; no eres tú la razón.
Arderán de nuevo los maizales para destapar el camino que cubrieron con sus pisadas. Arderán de nuevo las sensaciones por el bien del río, las aguas violentas y crudas que no pudieron llegar hasta la orilla. No. No mires atrás si de esta forma se quiebra tu alma. (2003)
Prefiero el viento frío de esta noche al aire corrupto y seco de tu gran ciudad. Prefiero las nubes espesas a ésas otras de plomo que invaden tu templo, prefiero mis aceras de musgo, mi cobre en carne viva a ese tuyo que está dañado por el fuego y por el ruido. Prefiero mis días heridos a los tuyos que están teñidos por la sangre y el azufre. Prefiero mi silencio... prefiero mis días gélidos a esos tuyos que están salpicados por el oro y la seda de las paredes grises, sin forma. Prefiero no verte, prefiero mi mundo de coral y agua, sin embargo a escondidas he buscado tu trono... (2004)
Me quitan el sol y es como si me quitaran la sombra también. Me quitan la lluvia y se llevarán el suelo que hay a mis pies con ella. Me quitan la voz y es como si me quitaran las nubes. Pero sí me quitan el alma se llevarán la senda por la que camino y destila mi vida a cada paso. Me quitan los ojos y me quitarán la belleza de poder ver otros ojos y otras pupilas ante mí. Me quitan las manos
y me llevarán la necesidad de sentir las suyas acariciándome. Me quitan el pelo y ya no podrá besarlo ella cuando atraviese mi alma, mi tez. Pero si me quitan su aliento, se me irá la estrella última del universo, la que yo amaba. (2004)
La en la la
luna me aguarda en su traje de seda sábanas blancas y en suave candor, luna se viste de semen de cielo, luna presiente mi fuego, mi ardor.
Y mientras la luna adivina lo que en mi alma nace y se adentra en mi cuerpo su resplandor, me hace sentir la luz de infinito tan plena como pueda sentir su voz. Adelante, luna! No te rezagues, si es el deseo de otro ser mirarte como te miro yo, no te cubras con tu espeso velo negro, luna de enero, porque éste es mi amor. El sentir del deseo, los desnudos cipreses, las cumbres en carne viva por el ardor del sol, el cáliz dulce del silencio ardiente, las sombras de plata que palpitan calor. La luna me aguarda en su traje de oro y en el iris de sus pupilas yo dibujo la luz y hay un espacio en calma entre mis dedos fríos en donde guardo sueños del universo azul. La luna se viste de semen de cielo y en su diadema de polen se desnuda la flor, y la cubro de besos y ella me besa el alma y le doy mis vestidos y le entrego mi amor. (2004)
Hoy beso el agua
y noto un aroma a salitre entre mis manos como si fuera la noche. Y es el agua blanca síntoma de que aún me aguarda la vida y es el continuo ir y /venir de las ondas, senderos entre la niebla y la escarcha que me hacen huir de este silencio impenetrable y negro. Quisiera rasgar las sábanas como síntoma de vida igual que ellos, quisiera besar las hojas que se mecen sobre el mar. Y que su espalda desnuda... fuera el único modo de /encontrarme ausente. (2004)
Hai carraxe na miña alma, hay poutas no meu peito, e hai un sufrimento inxusto ó que eu non estou afeito. Berros de rabia que oio, berros de pranto que esquezo, a porta alguén deixouna entreaberta para que entrasen os xeos. Quizáis haxa un recuncho prateado no cumio deste cuarto inquedo onde resoen as bágoas no hermetismo do tempo. Coas mans entrelazadas e o corazón ergueito, as verbas feitas de lume e o ánimo mais ermo. Oio ruidos nos cristais e tal vez non sexa o vento, son as voces dos meniños que latexan en silencio. Hay carraxe na miña alma para proseguir esperto sentindo as neves escuras que se achegan ó meu peito. Berros de rabia que oio,
berros de pranto e desprezo; cala, meniña!, non sexa que esta túa dor teña un prezo. (2004)
Las estrellas me salpican de espejos de nube y en sus ojos siento paz. Su sombra me recubre de un solaz manto de esponja al escuchar mis pasos... Quisiera guardar de este momento los insonoros ruidos que alguna vez me hicieron dudar, pero que me permitieron ser más fuerte y más intenso. Quisiera grabar las sombras que me permitieron estar alerta a lo que pudiese transformar mi espacio. Y que todo esto fuera... lo que me hiciese sentir más joven, más niño. (2004)
Sonidos que lejos de mí retumban... hoy los siento tan cercanos que el frágil ruiseñor se hará piel de cordero entre las sombras de la calle. Recogería el último sonido que escuchase si ese último sonido te diera la vida de alguna forma, pero sé que se hará tarde al despertar. Primero un grito... después ¿quién sabe?, tal vez las voces de los que viven todavía, de los que están ausentes... propaguen el silencio en la gélida oscuridad. Las memorias indolentes se escriben en los gritos de agonía que se rompen poco a poco sobre el cristal opaco teñido en sangre y en cólera. 11-03-2004 (después de los atentados de Madrid)
Deshojo tu cuerpo bajo esta lluvia que me desviste y a la vez me arropa como una ofrenda... y siento el crepúsculo que se aleja de mí con paso tenue. Deshojo tu piel de vidrio y de ausencia como una forma de sentirme inmortal al estar viviendo y rasgar así la oscuridad; tu cuerpo... que está hecho de cera y de alba, traspaso su imagen porque es para mí más que un icono de esta senda por la que camino y a la que me entrego. Y mientras deshojo el espacio que marca mi anhelo y mi ansia, siento un halo abrasador que me sosiega de una forma íntima, blanca. (2004)
Recibes la mañana desnudo de fragancias las luces de la calle repiten en tu honor que el cielo azul es cielo para todo el continente, que hay estrellas blancas en cada ruiseñor. Una luna verde se esconde entre las nubes, ¡qué grande es su corola!, tan grande como el sol, desnudo de sentido, desnudo de emociones me aferró a las paredes buscándote en la voz. Y repito tu nombre en breves pensamientos, el mundo está vacío, no existe alrededor y hay una vela blanca que en mi lecho enciende historias que en su día quise con dolor. Es muy fácil ver el cielo blanco y pensar que todo ha sido blanco, mirar la vida como en el alma se ha creído mirar... tocar su pelo rubio y sentirla tan cerca que vibras a su lado como en el agua la mar. Pero si despiertas, pide que no estés dormida porque las aguas pronto te han de devorar, y verás la vida de otra manera a como en un principio la podías mirar. Si te despiertas, pide que estén desnudas las mañanas
porque tal vez así tú encuentres una razón... y verás el sueño blanco sobre las hojas húmedas, verás la paz inmensa y tal vez eso sea el amor. (2004)
Quisiera que no me abrasase la noche con su aliento sordo sobre mí. Quisiera que sus nubes no me desnudaran, que su alcohol no me desnudara antes que mi ser se hiriese de /impotencia y de sinrazón. Que su luz no me ahogase, ni sus flechas, quisiera, si pudiese, morir antes yo que el río errante, el río seco. Y que no me alcanzase el arco iris aunque el arco iris fuese lo único hermoso de este día gris y marchito. Volvería a llorar por ella aunque no me lo pidiese... Quisiera que no me abrasase nunca... pero sé que la noche es inaccesible y distante y sus redes son como arcos de acero y de lama. Me abrasará, sí, lo sé, me abrasará porque le temo y le venero a la vez y alguna vez he creído surcar sus venas... aunque estaba dormido. (2004)
Silencios en el mar y silencios en la tierra me invaden de sueños y de silencios. Los espacios se tiñen de otro espacio y de otra sed: sólo el viento es más fuerte que este espacio y este silencio... sólo el viento. Hoy la luna deforma su aureola de hielo y escarcha sobre mí; no quiero, no, que los silencios se apaguen
sobre el eco de las hojas: no quiero que aniden sombras sobre los viejos tejados de arena. (2004)
Si mis pies tocaran tu agua... también yo sería gaviota erguida o junco en flor, si mis pies tocaran tu piel medrosa y suave... Si mis pies tocaran tu arena encallarían sobre la playa como encallan los corales en el mar. Si mis labios sólo besarte, si mi cuerpo sólo mecerte. Si mi alma pudiera beber de tu brisa... (2004)
¿De dónde vienes tú, con las sienes dulces de la mañana al tiempo que la niebla serpentea en las cumbres sus nubes de cristal? ¿De dónde, que los páramos salvajes apenas guardan entre sus hojas el olor al desierto y a la arena? ¿Cómo llegarás a mí cuando la vertiente atraviese el gris acantilado cubierto de espuma? Tal vez te reconozca, si, cuando el manantial de tus aguas penetre en mi cuerpo desnudo y se haga vida. Tal vez te sienta respirar... (2004)
Aldeas en las que se ponía la luz del sol... aldeas de paredes blancas y limpias, de mañanas claras. Hoy ya tienen calles, avenidas, cauces por los que navegar y pisar la tierra
que les rodea. Calzadas, caminos... el olor a sierra ya sólo permanece en el polvo y es todavía un olor salvaje. Hoy la luz duerme en cada cuneta que bordea el cemento de las paredes. Hay vida, sombras... pero no hay luz; pueblos que veían el amanecer limpio desde sus tierras de labor y no se daban cuenta de que ese amanecer era puro y sus colores eran puros también. Hoy ya son cauce de nuestra ciudad enorme, se han dejado amenazar por el gris del viento... Y yo no sé si hemos hecho bien. (2004)
Me he desnudado para ti bajo los espíritus alados que destilaba el universo como un todo: me he desnudado en silencio junto a ti. he dejado que los sueños fuesen mi paraíso más plácido y más profundo. Tus vestidos eran la inocencia y mis sueños el despertar: los besé intensamente. la humedad de tu cuerpo mojó las sábanas blancas al tiempo que mis labios te buscaban en la inmensidad del incienso y de la lluvia. Yo bebía de tu aliento... tú me dabas la vida. (2004) Tal vez la cal Lloran sobre la fuente las azaleas de flores blancas, mansas sobre el agua que discurre muda, abanicos de coral entre los pinos le llenan la voz. Tal vez la cual haya endurecido demasiado pronto, su masa, y no haya dejado al cóndor alzar su nido.
Lágrimas de roja pasión vertiéndose sobre la sierra encinta. (2004)
Haz pronto tu nido, gavilán sin rumbo, porque se acercan los fríos de invierno y las cumbres verterán su pijama de hielo sobre ti. Haz pronto tu nido, gavilán, y no permitas que el viento imponente desboque sus fauces sobre tu lecho. Rompe la sombra, rasga la cumbres, pero construye pronto tu hogar en lo alto... porque el día oscurece demasiado deprisa para que lo podamos contener con nuestros sueños. (2004)
Las nubes destilan su pentagrama de notas blancas sobre el azul y es el mar profundo un cúmulo de espumas diáfanas en el cristal oscuro. Corales blancos se extienden por doquier como ánforas de plata y de aguamarina que se enredan entre sí formando lazos. Y es inmenso el sueño azul que se yergue en la colina. Su alma lo sostiene en los versos que alguien sobre ella escribió. (2004)
En la vertiente hay alas de mariposa herida... y en el mar también las hay. El zíngaro abrió su espacio vital en el universo con sus trinos de gorrión y de escarcha. Y sus dedos de cristal son el licor temprano que has de beber... porque mueres.
(2004)
Nunca morirá el río por más que contaminen sus aguas de azufre y de la cal de los caminos... Antes morirá en cada árbol, dormida en cada flor que nazca. Nunca callará el sonido de la libélula parlante que anida en sus aguas, su perfume intenso, azahar... antes penetrará en el semen del poeta para volver a ser poesía. (2004)
Lloraba el amanecer en brazos de un desalmado, herido en sangre lloraba el amanecer en sus brazos. Su aliento... como la tierra misma, como la tierra esclava, confundido entre la niebla se hizo lago, su nombre se hizo llanto en el sendero oscuro. (2004)
La brisa se hace silencio y soledad por un momento. No hay ruido en el espacio, pero yo lo veo todo como si fuese humo: humo y tempestad. La brisa se hace silencio al coronarse y en sus letras de oro se rompe el cristal que hay a mis pies. Me apena no haber sentido lo que tú has sentido ni lo que tú has amado: no haber llegado a tiempo. Me apena no haber llegado a respirarte a través de mí. Y mientras el espacio se hace llaga y la llaga cobre y la brisa me hiela he soñado un ruiseñor de esponja y de azahar que me perseguía.
(2004)
Y dejé caer para sentir y sentir la a través de
mis sueños sobre tu agua como sentías tú libertad ti...
y la cúpula de oro no rompió, se hizo más fuerte y dejé caer mis sueños sobre tu cuerpo de hada... y toqué la brisa que de ti yo bebía como un extraño. Y mis sueños se hicieron luz como tú y tus sueños se hicieron nácar y yo dejé caer mi vida sobre la tuya. Luego besé tu silencio, tu delicada estrofa de alma y en ella vi el mundo... y dejé caer mis sueños sobre tu agua para nacer otra vez y quise sentirlos como los sentías tú... pero no pude: sólo tú conocías la inmensidad. (2005)
Cuando un papel entre las manos es libertad y angustia y los pétalos que caen ausencia, cuando una sombra te enmaraña en gárgolas de rocío y sólo le hallas un sentido, una explicación... tal vez el desierto interior no sea la salida que tú esperas, tal vez sea otra. Cuando un papel quebranta lo que tú deseas y lo que pierdes y el leve intervalo es lo único que queda para ti y te desnuda... no has de volver, no, a los senderos infinitos buscando el deseo que tal vez ya no encuentres ahí... ni en el espacio en el que sueñas. (2005)
Echo en falta la vida... gaviotas sobre el jardín, sueños en las terrazas. Echo en falta mi huerto junto a la tierra y un manantial de aguas que lo llenen. Echo en falta el mundo, su fuerza, la necesidad que tengo por abrir la ventana y sentir el día sobre mi piel. Echo de menos el horizonte, que siempre me ha parecido de infinitos colores pero nunca los he visto. Echo de menos los caminos labrados a fuerza de pulmón, las raíces que brotan. Y sus manos... echo en falta la vida sobre mí. (2005)
Me quiso llevar la mar... atenazando mis piernas, mojando el suelo donde yo pisaba, dibujándome un horizonte más bello. Me quiso arrastrar la mar con su rumor constante de madrépora y delfín... Y lo hubiera conseguido porque yo me embelesaba de aquel aroma, lo bebía, lo besaba con mis labios, aquella fragancia a desnudez y a frío. Me quiso embelesar la mar llenando mi cuerpo de aromas /noctámbulos, deseándome como yo le deseaba a ella. Me quiso embriagar mar adentro, pero yo me así a la brisa y allí permanecí hasta que su ímpetu se hizo más frágil... me quise ir con el mar cuando ya no estaba. Pero me entregué a su silencio... y un viento gélido rozó mi cara al despertar. (2005)
Los caminos se pintan los labios al llegar la noche... y un lucero en el firmamento protege al ser que se engalana con su aliento frío. Hay aullidos que rompen el silencio... y las nubes huyen y el gélido metal resguarda al sol de
plomo que se ha prendido ya de las nieblas. Un feroz guerrero esparce el agua de los manantiales por entre el mosaico de la luna como si fuera una vela endrina. Y es el deseo otra vez... y es el camino que busca su bienestar entre las hadas de la tormenta. (2005)
A veces sentir no es más que descansar sobre las aguas de un preludio, un abismo, un diamante que te funde... a veces sentir no es más que ver el cielo con estrellas. Desear el sol cada día, desear la luz cada día... a veces sentir es más que respirar en la vieja acuarela celeste que te trae aromas rancios del silencio. No es más que llorar, no es más que sufrir... a veces sentir es llenar el universo de luces de algodón... y pensar que en cada una hay un sueño inalcanzable. (2005)
Mi silencio está en mis manos, en mis sueños... mi silencio es una forma de sentir la vida que me rodea. Mi silencio es el mar, el azúcar, los pétalos de polen que también son silencio y mar para mí. Pero mi silencio no abre fronteras, las viste... él no sabe de las sienes de cristal que están erguidas. Mi silencio es tímido... pero desnuda el amanecer en gotas de silencio y sal mientras lo crea. (2005)
Hace frío en esta noche de luna llena... buscarás tu cobijo en el silencio
y en la tempestad de los sonidos que a tu alrededor te dicen que la vida continúa, que no se para. El frío seca tus mejillas de polen y escarcha, pero nada hay tan duro que no se pueda llenar, nada hay tan yerto. Buscarás un cobijo que perdure en los labios de piedra del universo y en la flor... y será el último cobijo posible en donde tú puedas sentirte profundamente amada, profundamente libre. Hace frío en esta noche que empieza y tú esperas el aroma inmenso que llene tu soledad. Te mantendrás despierta esperando la última bocanada del aire tibio que te traiga emociones del ayer. (2005)
Ser madre significa dolor... aguantarse las lágrimas y llorar, mirar adelante... ser madre significa dolor y amanecer... y es un gris ocaso y es un blanco despertar. Ser madre significa perdón... y es como la luz del día que ilumina aunque no esté visible, que ama aunque no haya amor. es el principio de la vida y es el final de la muerte, es la blanca flor que brota en la cumbre del deseo. Ser madre significa libertad y está escondida en el alma del mundo y sus labios son como la savia. es silencio en el vientre y es soledad en su interior... pero es la experiencia más hermosa que se vive; ser madre significa alcanzar la pendiente maravillosa que te da el parto y que da la vida. De alguna forma yo quisiera haber sido mujer como tú y no sufrir cuando ella sufre y no morir cuando ella muere. De alguna forma yo quisiera tocar la cumbre de la montaña que toca ella y saber qué se siente. Sé que ha de ser hermoso, muy hermoso
mirar el mundo desde allá arriba y sentirlo como lo siente ella. Por eso lloro cuando ella llora, cuando veo que su alma ya no puede soportar el dolor. Y me arrepiento de no haber vivido su espacio ni haber vivido su espera cuando pude. Ser madre significa sufrir, sólo ser madre. Por eso lo que ella ama... nadie más lo puede sentir. (2005)
Te he sentido en la madrugada trepando por las paredes de mi colmena como una nube escapa de las redes del fuego que tejen a su alrededor nidos de cristal. Te he sentido cuando el fragor del tiempo dibujaba sobre mí el instante preciso, la hebra dorada. Pero no sabía quién eras... te he sentido porque tú sentías por mí todo y después me amamantabas en tus pechos de néctar. Te he buscado en las noches blancas, en esa luz que se extendía por mi cuerpo al abrir la ventana... te he buscado infatigable en mi esencia porque en ella debías estar tú... pero no estabas. Te he sentido cuando el frió dibujó ondas sobre mi piel y me vi sueño, te he buscado en el silencio, te he buscado en la palabra que prendías de mi mente al llegar la noche. Y te encontré por fin, si, te encontré... en los pétalos de mi conciencia. (2006)
Un caballo trota sobre nuestras cabezas manchado de miedo y de espuma: se escucha el eco de su armazón como un presagio. El sol de fuego escribe sobre la tierra versos de sangre y sus rayos dibujan antorchas
que se esparcen por doquier. el caballo de fuego agita sus crines al viento y un vendaval que no se puede detener se desboca y el hombre se ve cercado de desaliento y de polvo. su armazón no sirve y su coraza es frágil. el hombre lucha... aunque le ahoguen. 2006 - (Contemplando una Galicia en llamas)
Mi religión está en mi silencio, en mis ganas de levantarme cada día y de luchar, en mi fe. Mi religión está en el alma: en lo que creo y en lo que busco, en lo que vivo. Mi religión no es un espíritu fuerte que respire cuando yo respiro, que ame cuando yo busque amor. Pero es firme: firme y recia. Mi religión es la fuerza que lleva adelante mi vida. Y está escondida en el verso, en el hierro y en la ausencia: mi religión eres tú... aunque no entienda tus vestidos blancos. (2006)
Huele el bosque a amanecer y un olor a incienso penetra en mis pupilas y en mi aliento, sus hojas caen a mis pies como si fueran copos de nieve y son hojas secas que el viento arrastra a ninguna parte: se perderán... igual que me pierdo yo en este sombrío paisaje cubierto de sueños. Me siento niño y no por mi culpa me siento niño en este mundo de color azul. La hojas como si fueran barquillos de papel y de escarcha. Me siento libre y un aroma dulce recuesta mi alma sobre
la arena. Sólo el rumor del agua me hace compañía, sólo el silencio. (2006)
La sonrisa del amanecer es blanca y en mi alma hay un sonoro eco que me detiene a escuchar el ritmo de su quietud. La sonrisa del amanecer es bella y es niña por ser bella y es blanca por ser sereno y puro su reflejo en el cristal. Y las gotas que caen es el ritmo y el ritmo del amanecer apenas tiene voz. (2006)
Fuego somos porque somos hambre. Y como hambre nos juntamos en naciones y hacemos monumentos de piedra como emblemas de otros tiempos. Fuego somos y como fuego cercamos el espacio que nos envuelve con su poder. Agua firme, somos agua que no seca, que no vierte, somos agua que no moja ni se pierde: un espacio más allá. Pero en el fondo no somos nada, o tal vez sólo seamos espacio y viento a merced de la tempestad. 2006 - (contemplando impasible el resultado de las fuertes inundaciones)
No amenaza, pero sus ojos se clavan en el mármol como el acero. Y el mármol es frío y su lecho es frío también y el silencio es frío y angustia porque no lo entiendes. No amenaza, pero pasa y se va...
siempre se va, y tú presientes por qué. Recuerdas los años en que su mirada era fuego, su casa también, recuerdas los años que tú escapabas del silencio para sentir. No amenaza, pero tú le entiendes: siempre le has entendido. (2006)
Mi sueño tiene dos cuerpos: uno de mujer y otro de niño. Mi sueño tiene dos vidas que por instantes parece una y por instantes parecen tres. Pero es una: mi sueño... y a sus paredes me subo con fuerza para que no pueda soltarme jamás. ahora viene la noche con su largo vestido raso y negro. sé que en ella duermes tú. (2006)
El agua se acerca a mí con un rumor de caracola y de nube y se retira. El verano terminó. Junto a ella recorro mares, continentes... y sus pétalos son flores, nenúfares de plata que vienen a mis pies. Quisiera dormir en cada ola del camino y que el amanecer me alcanzase con su voz, quisiera gritar: "Esta tierra es mía" y que nadie me ahogase con dolor. Sólo consigo vagar a través de la noche, a través de este viento que me empuja feroz, y cada vez que respiro un halo de vida que duerme en mi alma, presiento su amor. Las aguas me prestan su imagen de cisne, su estirpe, sus algas, su sentimiento azul, y yo solo en la orilla soñando me quedo mis labios, mi alma,
mis sueños y tú. (2006)
Dijeron que haría frío y lo hizo. Las nubes se dispersaban por la montaña porque iba a despertar el sol a lo lejos. Parecía que llovía... pero era el rocío que mojaba la acuarela con su embrujo y con su magia. El mar que dibujaba luces, la tierra me dibujaba estelas y yo... un halo de frío rebotó en mi cara como lluvia fresca y me dejé traspasar por él. Y lentamente todo se hizo realidad como un sueño. (2007)
el lago se transformó en cristal y de él brotó la inocencia y el deseo. las ninfas del agua se hicieron brisa y se abrigaron en los manantiales que discurrían puros. Y el lago reflejó la vida y la baño de una intimidad misteriosa y mágica a la vez. Nadie podía romper aquel sueño. (2007)
Ella me dijo que amara porque merecía amar, y le respondí: ¿cómo puedo sin contigo encontré la paz? Me dijo que merecía el amor eterno,
y yo le respondí: ¿cómo, si a ti te llevo en mis sueños? Ella lloró conmigo y no lo quería hacer, no fui fuerte, pero ahora sé bien que le esperaré. Porque fue la única que a mí me hizo soñar, que hoy es la única fuerza a la que me puedo agarrar. Ella me dijo que el sueño era más que una ilusión, porque ella es la inocencia de mi corazón. Sólo sólo sólo sólo
puedo puedo puedo puedo
esperarte, creer, adorarte, beber...
de este sueño que me ensueña, que tal vez me hace sufrir, sé que tú no me abandonarás aunque me vieras morir. No sufras, amor, si un día piensas en mí y sueñas, que soy fuerte y te quiero porque tú me has dado fuerza. Sé que porque sé que sé que
no se acaba todo te alejes de mí, los sueños se cumplen, aún nos falta vivir.
Te voy a esperar, porque has creído en mi silencio, y eso es más fuerte que el alba y eso es más fuerte que el tiempo. Porque la promesa que te hice quedó grabada sobre un papel y ahora ya no tengo miedo... (2007)
JOSE ANGEL CARBAJAL ABAL